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 La razón de este creciente interés por el estudio de la alexitimia se debe al hecho de que

dicho rasgo comporta diferentes y variados “síntomas” sobre los individuos que lo
presentan.
 una de las diversas variables que se ha relacionado con la alexitimia ha sido la cultura.
 en este capítulo, considerando necesario que el lector vea factible esta relación, se
pretende realizar un estudio acerca de la relación ‘Alexitimia-Cultura’.
 Para ilustrar este tipo de razonamiento se reflexionará en virtud de ñas influencias
culturales en las dimensiones que caracterizan principalmente a la alexitimia:

(a) La dificultad para identificar sentimientos y diferenciarlos de las sensaciones corporales o


fisiológicas que acompañan a la activación emocional;

(b) La dificultad para hablar sobre las emociones; y,

(c) Un estilo de pensamiento orientado hacia lo externo, así como el malestar afectivo.

Dicho de otro modo, observaremos:

a) Qué dimensiones culturales se asocian al hecho que algunas naciones se caractericen por la
expresión somática de las emociones, mientras que otras lo hagan por una expresión mental o
psicológica;

b) Qué sociedades se vinculan a la alta o baja expresión emocional;

c) En qué medida todas estas diferencias se asocian al malestar emocional.

En este caso no se tiene en cuenta que en muchas culturas el lenguaje emocional es corporal y
no existen conceptos emocionales mentales diferenciados del cuerpo

Igualmente, es importante destacar que también se procederá a realizar una comparación


entre las diferentes naciones. Las caracterizaciones de las culturas suelen ser diferentes de las
de los individuos.

A través de una encuesta realizada a los empleados de IBM de 53 naciones y regiones del
mundo recopilada en los años setenta, estableció cuatro dimensiones, a través de las cuales
pueden ordenarse los valores dominantes de las diferentes naciones, y que Hofstede las
denominó ‘Distancia de poder’, ‘Individualismo-Colectivismo’, ‘Masculinidad-Feminidad’ y
‘Evitación de la Incertidumbre’, siguiendo el modelo de los cuatro problemas de Inkeles y
Levinson.
Asimismo, la investigación antropológica ha descrito culturas simples en las que el lenguaje
(léxico o vocabulario) está muy poco desarrollado sobre cierta emociones. Así por ejemplo,
tanto los 'Inuit' (denominados despreciativamente esquimales o comedores de carne cruda
por las tribus vecinas) como los Tahitianos disponen de pocas palabras y escasas frases para la
emoción de tristeza. En estas culturas algunas emociones, como la tristeza, están "hipo-
cognitivizadas" o sub-desarrolladas. Otras emociones, en cambio, están "hiper-cognitivizadas"
o sobre-desarrolladas, es decir, se habla mucho sobre ellas y existe un rico y abundante
vocabulario que permite una fácil diferenciación de estas emociones

Así, confirmando que el mayor desarrollo lingüístico occidental sobre la culpa va a reforzar la
vivencia psicológica de ésta, una investigación de psiquiatría trans-cultural (Oatley y Jenkins,
1996) encontró que los atributos internos, además de la culpa, son más frecuentes y
relevantes en pacientes deprimidos occidentales que en otros países (el 68% de los pacientes
canadienses y suizos experimentaban sentimientos de culpa, mientras que solamente el 32%
de los pacientes iraníes deprimidos decían sufrir sentimientos de culpa).

Todo ello hace que, tanto entre los Tahitianos como entre los Inuit, cuando alguien sufre una
pérdida o un fracaso, se vivencie tal estado sintiéndose enfermo, fatigado y/o desmotivado.
Las personas de esas culturas son incapaces de articular claramente sus sentimientos y de
asociar sus reacciones físicas con dicha pérdida o fracaso. Además, la falta de léxico emocional
en la cultura y el evitar hablar sobre ciertas emociones lleva a que éstas se expresen
somáticamente y de forma poco articulada.

podemos concluir que la falta de expresión verbal provocaría no sólo una expresión somática,
sino también una baja intensidad emocional. Sin embargo, también puede ocurrir que
emociones consideradas problemáticas, como el enojo que amenaza la cooperación entre los
Tahitianos, estén "hiper-cognitivizadas", es decir, que haya un rico vocabulario, una gran
cantidad de metáforas y frases referidas a ella, y al mismo tiempo se produzca su supresión, es
decir, se minimice su intensidad y se intente reemplazar esta emoción por otra. En este caso el
hiperdesarrollo lingüístico y cognitivo produciría una inhibición en la frecuencia e intensidad
de la emoción de enojo en el caso de los Tahitianos (Levy, 1984). Concluyendo, estudios
etnográficos y de psiquiatría transcultural sugieren que se da una asociación cultural entre el
sub-desarrrollo lingüístico de una emoción y su expresión somática, aunque también un hiper-
desarrollo lingüístico podría estar vinculado con la inhibición de la intensidad emocional.

Por todo ello, se ha argumentado que el carácter colectivista de la cultura china desviaría la
atención y desvalorizaría la vida interna del sujeto, orientándolo hacia los aspectos
interpersonales, lo cual explicaría la baja elaboración psicológica de las emociones.
Las culturas colectivistas subrayan la importancia de las relaciones interpersonales. Los roles
sociales y la pertenencia grupal constituyen la base de la identidad personal.

Las culturas colectivistas subrayan la importancia de las relaciones interpersonales. Los roles
sociales y la pertenencia grupal constituyen la base de la identidad personal.

Esta argumentación se ve apoyada por investigaciones que muestran que la experiencia


emocional es percibida y expresada más intensamente en las culturas individualistas que en
las colectivistas; los sujetos de culturas individualistas informan de más reacciones
emocionales mentales o subjetivas que los de culturas colectivistas, por lo cual, podemos
suponer que hay menos dificultades en ellas para diferenciar entre sentimientos y sensaciones
físicas

Desde el punto de vista del aspecto verbal de las emociones, existen algunas culturas que son
muy expresivas, mientras que otras lo son mucho menos. Así, el Individualismo, la Baja
Distancia de Poder, la Femineidad Cultural y a nivel interpersonal la subcultura del género
femenino, se han asociado con una mayor expresión verbal de las emociones.

ilustran como en esta cultura se desaprueba el hablar en exceso (Chen, 1995). Ahora bien, el
colectivismo y la expresión verbal poco elaborada de las emociones no son sólo específicos de
las culturas asiáticas, sino que también caracterizarían a las clases populares de las sociedades
occidentales

Las clases altas de las sociedades occidentales presentan un lenguaje psicologista y se


caracterizarían también por presentar un mayor individualismo sugiriendo que los años de
aprendizaje en la escuela y educación superior proveen literalmente a las personas del
vocabulario necesario para expresarse psicológicamente y hablar mejor sobre las emociones

El hecho de hablar de uno mismo con franqueza, es más valorado en las culturas
individualistas que en las colectivistas.

Probablemente, los déficits para expresar o revelar las emociones, se producen en mayor
medida en las sociedades colectivistas. Por el contrario, las culturas individualistas, enfatizan y
valoran los sentimientos internos. Los atributos internos e individuales constituirían la base de
la identidad, por lo que se promueve o fomenta la introspección y se valora la comunicación
verbal de los estados internos, tal como la experiencia emocional íntima. En contraposición, en
las culturas colectivistas, no se valora el sí mismo interno y privado. Por otra parte, las
reacciones verbales y no verbales ante las experiencias emocionales son más fuertes en los
países individualistas, puesto que en estas culturas se necesitan más estos indicadores para
orientar nuestra interacción con otros, mientras que, en los países colectivistas, el rol y el
contexto externo son indicadores más importantes para orientar la interacción

Es decir, hay evidencia sistemática que demuestra que el individualismo se asocia a mayor
expresión verbal, mayor aceptación de las emociones y mayor intensidad de la vivencia
afectiva.

Las emociones, en muchas culturas colectivistas como puede ser el caso de China, no servirían
para obtener fines sociales, ni tampoco serían necesarias para legitimar el orden social, En
definitiva, lo que importa es lo que la persona hace y como lo hace, y no lo que siente.

la poca expresión verbal y una respuesta subjetiva poco elaborada ante situaciones
emocionales parece caracterizar a la cultura china.

En conclusión, la intensidad y frecuencia emocional en China son bajas en comparación con


otros países del mundo Una sociedad de supresión emocional más que de represión, que no
focaliza la atención en los aspectos internos de la vida social, incluyendo con ello también a las
emociones.

se enfatiza en la interacción y comunicación en China (por ejemplo, el amor es raramente


verbalizado y se manifiesta o demuestra por conductas de cuidado y ayuda al otro). La falta de
expresividad puede ser debida a que los chinos han sido ‘socializados’ de una forma que no se
les permite expresar sus emociones personales.

Otra dimensión cultural que puede afectar la expresión verbal de las emociones es la distancia
de poder, término referido a la forma en que cada cultura supone y acepta cómo se reparte o
se distribuye desigualmente el poder en la sociedad.

Así, en las culturas con alta distancia de poder, existiría una distancia emocional importante
que separa a los subordinados de las autoridades. Y, por el contrario, el respeto y la deferencia
formal hacia los individuos de mayor status social

En las culturas de alta distancia de poder se pueden expresar emociones negativas hacia
personas de menor status. se ha observado que, en Japón, jefes de departamento expresaban
enojo a los empleados de menor status y evitaban expresarlas hacia personas de alto status
como el gerente. Sin embargo, en EEUU las diferencias de status estaban menos marcadas y
los jefes de departamento trataban a los empleados como iguales

las culturas de alta distancia de poder y colectivistas asiáticas, donde el silencio es una forma
de expresión de la armonía familiar y social (Kirmayer,1987).

Es decir, el grado de individualismo era menos relevante, y lo que se asociaba específicamente


a la intensidad y a la aceptación social de las emociones positivas y negativas era la distancia
de poder.

confirmaron que las personas socializadas en culturas con alta distancia de poder (p.ej. la
cultura mexicana), puntuaban más bajo en las reacciones internas derivadas de las emociones
negativas, lo cual implicaría un perfil de baja intensidad afectiva y una cultura emocional más
“estoica” (Páez y Vergara, 1995). Matsumoto (1989), confirmando que la distancia de poder se
asociaba también a una percepción sesgada hacia la minimización de las emociones, encontró
que las personas de culturas con alta distancia de poder, otorgaban o atribuían menor
intensidad a las emociones negativas (miedo, cólera-enfado y tristeza) expresadas por una
persona en una fotografía, que los sujetos pertenecientes a culturas con baja distancia de
poder.

Los resultados generales y las descripciones etnográficas apoyan la idea de que las culturas de
alta distancia de poder desenfatizan la experiencia emocional por medios normativos:

La distancia de poder está también relacionada con la baja intensidad de las emociones, es
decir, no sólo se piensa que la idea de expresar abiertamente la emoción será rechazada, sino
que también las personas de culturas de alta distancia de poder dicen vivenciar de forma
menos intensa privadamente y en su interior las emociones:

por lo que podemos decir que las culturas de alta distancia se caracterizan por un ‘ethos’
alexitímico

La dimensión de feminidad- masculinidad cultural hace referencia al énfasis relativo a la


armonía y comunión interpersonal que caracterizaría al género femenino, en oposición al
logro individual y a la asertividad que caracterizaría al género masculino.

La expresión emocional en las culturas masculinas es aceptada para las mujeres, mientras que
se supone que los hombres encubren o disimulan su emocionalidad, con la excepción de las
emociones de cólera-enfado y soberbia.

Un estudio transcultural comparando muestras de América (México y Chile) y Europa (Bélgica


y España), confirmó que las personas de sociedades catalogadas como femeninas (Chile y
España), hablaban más sobre sus emociones que las personas de culturas masculinas (Bélgica
y México) (Páez y Vergara, 1995).

Por tanto, los resultados anteriores ponen de relieve que las diferencias de género se podrían
asociar a ciertos aspectos de la alexitimia,
las mujeres presentan un déficit importante, mientras que los hombres detectarían los
cambios fisiológicos de forma más acertada que las mujeres, y utilizarían los síntomas
fisiológicos internos para determinar cómo se sienten

En general, las mujeres presentan más dificultades para diferenciar sensaciones físicas y
emociones, lo que es coherente con las investigaciones que demuestran que las mujeres
atienden menos y de forma menos exacta a los síntomas físicos que los hombres.

Las personas de bajo status también están mas motivadas a "leer”, percibir y comprender los
indicadores contextuales y las conductas de los otros, más que sus estados internos, ya que el
contexto social y las acciones de los otros pueden tener mucha influencia sobre su destino y
conducta (Martin y Ruble, 1997).

Confirmando esta idea, una investigación transcultural utilizando el TAS-20 con muestras de
ocho países confirmó que las mujeres muestran mayores dificultades para diferenciar
sensaciones físicas y sentimientos que los hombres. introspección, así como la menor
importancia de las variables contextuales para identificar y conducirse emocionalmente (Páez,
Martínez-Sánchez y col.,1999).

Con respecto a la dificultad para hablar y describir los sentimientos, la literatura sobre el tema
plantea que los hombres presentan un mayor déficit. Las evaluaciones narrativas confirman
que la mujer es más expresiva públicamente que el hombre

En las culturas colectivistas y de mayor distancia de poder, como la India, las diferencias entre
hombres y mujeres se minimizaban o invertían, siendo las mujeres quienes mostraban una
menor capacidad para comunicar verbalmente sobre las emociones.

Conclusiones

Enfoque teórico transcultural

a) Estudios etnográficos y de psiquiatría transcultural sugieren que el "sub-desarrollo"


lingüístico de una emoción se asocia a su expresión somática. Aunque, también un "hiper-
desarrollo" lingüístico se puede asociar a la inhibición de la intensidad emocional.
b) Existen elementos que apoyan la idea de una asociación entre colectivismo y una menor
capacidad para identificar y diferenciar los sentimientos internos y un déficit de
elaboración cognitiva sobre ellos
c) En lo referente a la asociación entre colectivismo con el déficit marcado para describir y
hablar sobre las emociones, hay datos parciales que confirman la asociación entre
individualismo y mayor expresión verbal de las emociones. Interculturalmente, hablar
sobre las propias emociones está más valorado en las culturas individualistas anglosajonas
que en las colectivistas asiáticas. El individualismo cultural se asocia con una mayor
expresión verbal de las emociones de tristeza, alegría y enojo
d) Hay algunos datos que confirman que las personas pertenecientes a culturas con alta
distancia de poder, hablan menos sobre sus emociones, lo cual se explicaría en parte por
tener normas de rechazo de las emociones negativas y positivas
e) La masculinidad cultural se asocia a algunos rasgos de la alexitimia tales como la menor
expresión verbal, las reacciones psicológicas menos marcadas y el malestar afectivo. Así, el
pensamiento orientado hacia lo externo es más típico de la sub-cultura del género
masculino, y el déficit en la identificación y diferenciación de los estados internos lo es de
la subcultura femenina. La diferencia entre hombres y mujeres no es sistemática en
f) expresión verbal de las emociones y la ‘superioridad’ femenina en la comunicación verbal
de las emociones se invierte en las culturas de alta distancia de poder y más colectivistas
como la hindú.

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