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MÉXICO
HUMANIDADES (FILOSOFÍA)
MONOGRÁFICO DE PLATÓN
La defensa de Sócrates ante sus amigos y discípulos resulta ser una defensa
de la filosofía como el mejor modo de vida posible, de la filosofía como una
preparación para la muerte y de ésta como el camino hacia la
bienaventuranza.
“Es justo lo que decís—dijo él--. Pues creo vosotros decís que me es preciso
defenderme1 contra ese reproche como delante de un tribunal. 2
1
Apologesastai <<hacer mi defensa>> o <<pronunciar mi apología>>
2
Platón. Fedón. Editorial Gredos. España, 2010. Pág. 618
buenos, y, luego, ante personas ya fallecidas mejores que las de acá,
cometería una injusticia no irritándome de mi muerte” 3
Conque vemos, por un lado, la brecha que separa la apología de Sócrates ante
el tribunal, cabe el pueblo ateniense, y la defensa pronta a pronunciarse ante
sus amigos y discípulos; y, por otro, la diferencia entre el discurso extenso ante
la muchedumbre y el diálogo entre hombre interesados por la filosofía. Así,
Sócrates pone en manifiesto que la filosofía no sólo se puede dar entre
hombres afines sino que también tiene una forma de expresión determinada, a
saber, el diálogo. Mediante el cual, como sabemos, es que se puede llegar a
dar a luz a la verdad. Método conocido como mayéutica e identificado siempre
con la persona de Sócrates.
Ahora bien, en estas líneas que citamos observamos también que una
parte esencial del diálogo busca defender que la vida filosófica es una ascesis,
una preparación para la muerte, que sólo es la separación del alma del cuerpo.
Ahora surge una importante interrogante, ¿cómo se puede sostener
racionalmente la creencia de un alma que tras la muerte se mantiene intacta,
es decir, cómo sostenemos que el alma es inmortal?
Existe un principio que dice que los contrarios se originan de los contrarios. La
importancia de este principio se alude casi desde el comienzo del diálogo,
después que los once magistrados desatan de los grilletes a Sócrates. En esta
circunstancia él mismo nos dice al respecto:
“Es cosa singular, amigos míos, lo que los hombres llaman placer, y ¡Qué
relaciones maravillosas mantiene con el dolor, que se considera como su
contrario! Porque el placer y el dolor jamás se encuentran en un mismo tiempo,
3
Ibídem, pág. 618
y sin embargo, cuando se experimenta el uno es preciso aceptar el otro, como
si un lazo natural los hiciese inseparables “ 4
El argumento de la reminiscencia
Platón nos traerá en boca de Cebes el conocido argumento que propone que el
conocer no es sino recordar. Así, pues, de este mondo nos lo dice el autor:
“También es así – dijo Cebes tomando la palabra—de acuerdo con ese otro
argumento, Sócrates, si es verdadero, que tu acostumbras a decirnos a
menudo, de que el aprender no es realmente otra cosa sino recordar, y según
éste es necesario que de algún modo nosotros hayamos aprendido en un
tiempo anterior aquello de lo que ahora nos acordamos, y eso es imposible a
menos que nuestra alma haya existido en algún lugar antes de llegar a existir
en esta forma humana. De modo que por ahí parece el alma inmortal” 5
4
Ibídem, pág. 614
5
Ibídem, pág. 632
Ahora bien, ¿cómo podemos comprobar el argumento? Según Sócrates
partiendo de la experiencia y de una observación meticulosa sobre los objetos
que decimos son iguales nos percatamos que no lo son de forma exacta sino
que lo son de manera imperfecta. Entonces, como no podemos observar a la
igualdad en su perfección ni derivar su idea de lo sensible, es necesario que la
hayamos conocido en el mundo suprasensible y al estar encerrada el alma en
el cuerpo sólo le llegan pequeños atisbos de la idea en sí misma, conocida ya
de antes, a partir de la experiencia sensible de objetos semejantes entre sí.
El mito final
BIBLIOGRAFÍA