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UNIVERSIDAD NACIONAL AUTÓNOMA DE

MÉXICO

FACULTAD DE ESTUDIOS SUPERIORES ACATLÁN

HUMANIDADES (FILOSOFÍA)

MONOGRÁFICO DE PLATÓN

MARIO ANTONIO CORONEL ÁVALOS


La segunda apología de Sócrates

La defensa de Sócrates ante sus amigos y discípulos resulta ser una defensa
de la filosofía como el mejor modo de vida posible, de la filosofía como una
preparación para la muerte y de ésta como el camino hacia la
bienaventuranza.

Así, pues, a lo largo de la defensa y atravesando cada uno de los


argumentos aludidos para ésta, hay múltiples supuestos que no son puestos en
duda y sobre los cuales descansará la susodicha apología. Estos supuestos
son: la idea del hombre como compuesto cuerpo-alma y su separación tras la
muerte; la existencia de un mundo suprasensible en donde habitan las formas
o eidos y la tendencia de la naturaleza y las acciones humanas hacia el Bien.

Ahora bien, antes de comenzar con el desarrollo de los argumentos


expuestos en el diálogo pongamos en relieve el contexto que se desarrolla
dentro del drama que, a mi parecer, es muy importante y nos puede aportar un
cariz adecuado para la comprensión del texto. En éste, pues, Sócrates
pretende defender su actitud ante su inminente muerte frente a hombre que
considera como sus más íntimos amigos. Por esta razón, Sócrates contesta de
este modo ante el reproche de su amigo Cebes:

“Es justo lo que decís—dijo él--. Pues creo vosotros decís que me es preciso
defenderme1 contra ese reproche como delante de un tribunal. 2

Más adelante dice

“¡Vamos, pues! Trataré de hacer mi apología ante vosotros más


persuasivamente que ante los jueces. En efecto, yo, Simmias y Cebes, si no
creyera que voy a presentarme, en primer lugar, ante otros dioses sabios y

1
Apologesastai <<hacer mi defensa>> o <<pronunciar mi apología>>
2
Platón. Fedón. Editorial Gredos. España, 2010. Pág. 618
buenos, y, luego, ante personas ya fallecidas mejores que las de acá,
cometería una injusticia no irritándome de mi muerte” 3

Conque vemos, por un lado, la brecha que separa la apología de Sócrates ante
el tribunal, cabe el pueblo ateniense, y la defensa pronta a pronunciarse ante
sus amigos y discípulos; y, por otro, la diferencia entre el discurso extenso ante
la muchedumbre y el diálogo entre hombre interesados por la filosofía. Así,
Sócrates pone en manifiesto que la filosofía no sólo se puede dar entre
hombres afines sino que también tiene una forma de expresión determinada, a
saber, el diálogo. Mediante el cual, como sabemos, es que se puede llegar a
dar a luz a la verdad. Método conocido como mayéutica e identificado siempre
con la persona de Sócrates.

Ahora bien, en estas líneas que citamos observamos también que una
parte esencial del diálogo busca defender que la vida filosófica es una ascesis,
una preparación para la muerte, que sólo es la separación del alma del cuerpo.
Ahora surge una importante interrogante, ¿cómo se puede sostener
racionalmente la creencia de un alma que tras la muerte se mantiene intacta,
es decir, cómo sostenemos que el alma es inmortal?

Por esta razón, Sócrates, arguye los siguientes argumentos.

Origen, compensación y alternancia de los contrarios

Existe un principio que dice que los contrarios se originan de los contrarios. La
importancia de este principio se alude casi desde el comienzo del diálogo,
después que los once magistrados desatan de los grilletes a Sócrates. En esta
circunstancia él mismo nos dice al respecto:

“Es cosa singular, amigos míos, lo que los hombres llaman placer, y ¡Qué
relaciones maravillosas mantiene con el dolor, que se considera como su
contrario! Porque el placer y el dolor jamás se encuentran en un mismo tiempo,

3
Ibídem, pág. 618
y sin embargo, cuando se experimenta el uno es preciso aceptar el otro, como
si un lazo natural los hiciese inseparables “ 4

Más adelante, Sócrates planteará el argumento de este modo: existen


contrarios como lo mayor y lo menor; lo justo y lo injusto; el dormir y el estar
despierto. Observamos que cada uno de estos nace de su contrario. Así, por
ejemplo; el mayor se hace mayor desde el menor; el justo se hace justo desde
lo injusto; el estar despierto se deriva del dormir y viceversa. Examinándolo
detenidamente nos damos cuenta, también, que entre los pares de contrarios
existen de igual modo dos procesos géneticos, de lo uno a lo otro por un lado y
luego de nuevo de lo otro hacia lo anterior. Así, pues, del dormir al estar
despierto el proceso genético es el despertarse, el proceso genético contrario
sería el dormirse . Ahora bien, Sócrates pregunta, ¿hay algo contrario al vivir,
como lo es el dormir al estar despierto? Sí, el estar muerto. Por lo tanto existen
dos procesos genéticos correspondientes, a saber, el morir y el revivir, por lo
cual es necesario que las almas existan en algún lugar, de donde luego nazcan
de nuevo. Así, pues, el subsiste aun después de la separación cuerpo-alma.

El argumento de la reminiscencia

Platón nos traerá en boca de Cebes el conocido argumento que propone que el
conocer no es sino recordar. Así, pues, de este mondo nos lo dice el autor:

“También es así – dijo Cebes tomando la palabra—de acuerdo con ese otro
argumento, Sócrates, si es verdadero, que tu acostumbras a decirnos a
menudo, de que el aprender no es realmente otra cosa sino recordar, y según
éste es necesario que de algún modo nosotros hayamos aprendido en un
tiempo anterior aquello de lo que ahora nos acordamos, y eso es imposible a
menos que nuestra alma haya existido en algún lugar antes de llegar a existir
en esta forma humana. De modo que por ahí parece el alma inmortal” 5

4
Ibídem, pág. 614
5
Ibídem, pág. 632
Ahora bien, ¿cómo podemos comprobar el argumento? Según Sócrates
partiendo de la experiencia y de una observación meticulosa sobre los objetos
que decimos son iguales nos percatamos que no lo son de forma exacta sino
que lo son de manera imperfecta. Entonces, como no podemos observar a la
igualdad en su perfección ni derivar su idea de lo sensible, es necesario que la
hayamos conocido en el mundo suprasensible y al estar encerrada el alma en
el cuerpo sólo le llegan pequeños atisbos de la idea en sí misma, conocida ya
de antes, a partir de la experiencia sensible de objetos semejantes entre sí.

El argumento sobre la simplicidad del alma

Lo compuesto de varios elementos se destruye por las dispersión de los


mismos ,o bien por la fuerza, o bien por desgaste a causa del tiempo. La
postura de Platón es que las realidades o entidades que están fuera del
mundo sensible son inmutables, no están sujetas al devenir. Entonces todo lo
que es simple tiene que ser inmutable, imperecedero, inmortal e indestructible.
Y el mundo de lo que verdaderamente es se reduce al conjunto de las ideas o
formas y al alma.

El mito final

BIBLIOGRAFÍA

Platón, Fedón, Editorial Gredos. España, 2010.

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