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El poder es un elemento utilizado con frecuencia en las relaciones entre los individuos.

Se dan
relaciones de poder entre padres e hijos, entre los componentes de una pareja y, por
supuesto, también entre los compañeros de trabajo. A menudo los vocablos “poder” y
“autoridad” se utilizan indistintamente, pero como veremos a continuación existe una sutil e
importante diferencia entre ambos. Así, el diccionario de la real academia establece que el
poder es el dominio, imperio, facultad y jurisdicción que uno tiene para mandar o ejecutar una
cosa como uno quiere. Alude pues a cierta habilidad que posee quien lo ejerce. Mientras que
la autoridad es el carácter o la representación de una persona por su empleo, merito o
nacimiento. Dentro de la organización, es el poder formal que tiene una persona por la
posición que ocupa. Las indicaciones de quien posee autoridad se obedecen porque tiene que
ser así.

Por ejemplo, en una jerarquía de autoridad, el director ejecutivo está por encima del director
de ventas, y este, a su vez está por encima de los vendedores. Las propiedades atribuibles a la
autoridad se derivan de su propia definición, y son las que a continuación se enuncian:

* Es consustancial a la posición de una persona. No tiene pues nada que ver con las
características personales.
* Es aceptada por los subordinados. Quien se encuentra en una posición de autoridad la ejerce
y logra el cumplimiento a través en una posición de autoridad la ejerce y logra el cumplimiento
a través del respaldo legal que dicha posición le confiere.
* En la jerarquía de la organización, la autoridad se utiliza de arriba hacia abajo.

En todas las organizaciones existen relaciones de poder entre los individuos, y aunque estas
pueden plantear conflictos, no siempre ocurre así. El conflicto aparece cuando no está
correspondencia entre las necesidades de la organización y las necesidades de los individuos
que forman parte de ella.

El poder puede utilizarse con fines oscuros o egoístas, lo que hace que frecuentemente el
vocablo “poder” tenga connotaciones negativas. Pero también puede utilizarse
adecuadamente, de manera justa y con sentido ético. La utilización que los individuos hacen
del poder no debe confundirse con el poder en sí mismo. De hecho, en las organizaciones, toda
interacción entre sus miembros implica el ejercicio del poder.

Alba Vásquez
Matric. 2018-0320[Escriba texto] Página 1

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