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Divisiones de la pedagogía

RESUMEN: SISTEMA Y DIVISIONES DE LA PEDAGOGÍA


Establecer el sistema de la pedagogía es hacer una división, ordenar sus aspectos y ramas
jerarquizándolos conforme a determinados cánones o principios directrices. El criterio que se
toma para sistematizar o dividir la pedagogía, es el que emerge del doble carácter de la
pedagogía como teoría y tecnología o como disciplina simultáneamente descriptiva y normativa.
Si nos limitamos a señalar los elementos y factores de la educación, hacemos pedagogía
descriptiva y si trazamos un conjunto de normas para la actividad educativa, entonces hacemos
pedagogía normativa; aunque nada impide a la pedagogía describir la educación como dato y
regularla o dirigirla como acto. Por ello tanto la pedagogía descriptiva como la normativa son
necesarias y se complementan. Los dos enfoques sirven de apoyo para la ordenación o división de
las partes de la pedagogía.
De acuerdo a Luzuriaga, la pedagogía descriptiva estudia los factores: biológicos, psicológicos, y
sociológicos de la educación y la pedagogía normativa, se divide en teleológica y tecnológica; la
primera incluye los ideales y fines de la educación; la segunda la integran los métodos
pedagógicos, la estructura de la educación, la organización educativa y las instituciones
escolares.
Aplicando el criterio de coexistencia de lo teórico con lo tecnológico se da una división de la
pedagogía en teórica y tecnológica. La pedagogía teórica contiene el conjunto de conocimientos
y de reflexiones sobre el hecho y el proceso educativo en su evolución histórica y en su estado
presente. Incluye la pedagogía general y la pedagogía histórica.
La pedagogía general se encarga de las cuestiones generales y universales de la educación; su
objeto son los elementos que constituyen el fenómeno educativo como hecho y como actividad
humana, dentro de ella se encuentran la filosofía de la educación y la ciencia de la educación. La
filosofía de la educación es el conjunto de reflexiones sobre el hecho y el proceso educacional;
comprende una fenomenología de la educación (como objeto), una axiología y teleología
pedagógicas (valores e ideales de la educación) y una epistemología pedagógica (naturaleza y
estructura de un sistema de pedagogía). La ciencia de la educación es el resultado de la
investigación positiva y empírica del proceso y hecho educativo, su objeto son los factores reales;
se apoya en las ciencias auxiliares y por ello no existe una ciencia de la educación sino ciencias
de la educación (biología, psicología y sociología pedagógica).
La pedagogía histórica sigue el hecho y el proceso educativo a través del tiempo, comprende la
historia de la educación y la historia de la pedagogía.
La pedagogía tecnológica comprende los medios, recursos o instrumentos que sirven a las
necesidades y a los fines de la educación sistemática. Se divide en metodología y en organización
educativa. La metodología educativa es el conjunto de normas relativas a los métodos de la
educación sistemática; abarca los principios de esos métodos, sus tipos y formas de realizarlos.
La organización educativa reúne los medios materiales al servicio de la tarea pedagógica en dos
aspectos: político (legislación y administración escolar) y pedagógico (ciclos, instituciones,
planes, programas, horarios, etc). La inclusión de lo político en las tareas escolares lleva a la
definición de política educacional, misma que se logra de la comparación con la pedagogía
política. Esta es una disciplina teórica, cuyo objeto es el estudio de las relaciones del estado con
la educación; también es una acción por la cual el Estado regula y estimula la actividad educativa
y cultural de la comunidad.
Publicado por Mtra. Martina Milagros Robles Sánchez en 12:25   

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Pedagogía crítica
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A partir de diferentes movimientos sociales, políticos y económicos es que nacen las


pedagogías críticas. La pedagogía crítica surge como una rama de la pedagogía ligada a la
discusión política, económica y social, donde la educación tiene un papel clave en términos de
liberación y transformación del entorno social. Paulo Freire es uno de sus principales
representantes y considera que "desde la educación se puede contribuir al logro de
significativas transformaciones políticas y culturales". 1
Se trata de un conjunto de prácticas que proponen una relación constante entre esta y la
teoría para alcanzar un pensamiento crítico que implique un actuar similar en la sociedad.
La Pedagogía Crítica pone el centro en el estudiante, buscando que transforme su entorno
inclusive yendo más allá de lo que conoce de manera cercana: "la pedagogía se considera
una forma de práctica social que surge de las condiciones: históricas, contextos sociales y
relaciones culturales. Se arraiga en una visión ética y política para tratar de llegar a los
estudiantes más allá del mundo que conocen" 2
Asimismo, se dice que guarda relación con lo que se conoce como educación popular,
encuadrándose en principios como la democracia y la ética: "comparte con la educación
popular una apuesta ética y política. Ética sustentada por fines de reconocimiento,
empoderamiento y democracia de sujetos que se reconocen desde sus diferencias y
desigualdades en condiciones de género, de clase, de etnia, de sexo y en condiciones de
subalternidad" 3
Según Dermeval Saviani, las pedagogías críticas se entienden a partir del criterio de criticidad:
esto es, serán teorías críticas aquellas que puedan percibir los condicionantes objetivos que
atraviesan a la educación. De allí, el autor trabaja con las Teorías Críticas Reproductivistas
(tales como la de violencia simbólica de Bourdieu y Passeron como la de Aparato Ideológico
del Estado de Althusser).
El modelo crítico orientado para “guiar por la pasión y el principio, para ayudar a los
estudiantes a desarrollar la conciencia de la libertad, reconocer tendencias autoritarias, y
conectar el conocimiento con el poder y la capacidad de emprender acciones constructivas” 4
fue fuertemente influenciada por la obra de Paulo Freire, uno de los educadores críticos más
aclamados. Según sus escritos, Freire defiende la capacidad de los estudiantes a pensar
críticamente acerca de su situación educativa; esta forma de pensar les permite "reconocer las
conexiones entre sus problemas individuales, las experiencias y el contexto social en el que
están inmersos."5
Hacer realidad la conciencia es un primer paso necesario de la "praxis", que se define como el
poder y la capacidad de tomar medidas contra la opresión, mientras que destaca la
importancia de la educación liberadora. Esta praxis implica participar en un ciclo de teoría,
aplicación, evaluación, reflexión, y de nuevo a la teoría. La transformación social es el
producto final de la praxis a nivel colectivo.
Las ideas de Antonio Gramsci, pensador marxista italiano y político, también influyeron en el
concepto de desarrollo. Sus ideas comenzaron a ser discutidas en Brasil desde la década
de 1970, décadas después de que fueron escritos (entre 1929 y 1937) y publicados en
la segunda posguerra.
El pensamiento gramsciano en la academia brasileña produjo una influencia en la tesis y
disertaciones en la educación, la ciencia política y el trabajo social. Pero hoy en día, Gramsci
es uno de los escritores italianos más citados e influyentes no sólo en Brasil, sino también en
todo el mundo.

Índice

 1Educación
o 1.1La escuela
o 1.2Escritura y pensamiento crítico
 2Pedagogía Crítica en Colombia
o 2.1Fundamento
 3Pedagogía Crítica y democracia: aportes de Giroux y Freire
o 3.1Neoliberalismo, democracia y educación superior en Giroux
 4Véase también
 5Referencias
 6Bibliografía
 7Enlaces externos

Educación[editar]

Paulo Freire

Henry Giroux hace una observación a la enseñanza tradicional, más específicamente a la


enseñanza tradicional de la lectura y la escritura, la cual ha estado dominada por procesos
que la han convertido en una pedagogía puramente procesual y de miras estrechas. Así,
Giroux plantea que la enseñanza de las ciencias sociales refleja un malentendido pedagógico
por parte de los educadores, dado que los estudiantes reciben una exposición sistemática de
temas y acontecimientos seleccionados de la historia y la cultura humana, 6 lo cual no los aleja
de la percepción conductista de estudiante como tabula rasa o vasija vacía. Es a esta
pedagogía alienante a la que Paulo Freire también le hace una serie de críticas y la cataloga
como la “pedagogía de la percepción sin tacha”,7 la cual está en favor de la objetividad y la
universalización de las formas no dialécticas de ver el mundo. Ambos pensadores concluyen
que esta pedagogía de miras estrechas ocasiona una deshumanización de las personas al
infundir en ellas el miedo a pensar críticamente, o peor aún llevándolas a la inhabilidad de
hacerlo.
Para Freire, la educación debe abarcar una comprensión diversa e incluyente del mundo, lo
cual no implica que ésta sea neutra ni que complazca a todos aquellos que tengan una
opinión sobre ella, por el contrario, esta noción de diversidad e inclusión hace que en la
educación se sostenga un diálogo con los puntos de vista divergentes y que a través de esta
tolerancia de seres desemejantes se cree la democracia, dentro de la que se compartan y
construyan pensamientos y opiniones cargados de emociones y saberes diferentes que
enriquezcan el saber pedagógico.
De igual manera, Freire hace un llamado a “la unión de la diversidad”,8 en el sentido de dejar
de lado el espacio que separa a un grupo social y étnico de otro. Freire reconoce la existencia
de las diferencias interculturales definidas por clase, raza, género y nacionalidad, las cuales
generan dos tipos de ideologías: de discriminación por parte de los dominantes y de
resistencia por parte de los dominados, por lo que apela a la reducción de esta brecha entre y
así a la tolerancia y respeto de la subjetividad.
La escuela[editar]
Respondiendo a su necesidad y vocación natural de ser más, el ser humano se encuentra en
educación constante o permanente, pues él, siendo consciente de su finitud y de que es un
ser incompleto, se encamina en una incesante búsqueda de saber el mundo y poder decirlo,
ya que no se trata únicamente de aprender sino de enseñar y dejar un legado que asegure
una especie de inmortalidad de los trazos humanos. Para crear ese legado y responder a la
vocación de ser más, nace la escuela como principal formadora, la cual, sin embargo, se
desvía de su fin último al centrarse, como lo afirma Giroux, en la socialización de los alumnos
para ser aceptados en la sociedad, y no en su formación como seres humanos capaces de
tomar sus propias decisiones, contrariando así el pensamiento kantiano. 9 sobre cumplir la
mayoría de edad.10
De la escuela como institución educativa se desprende la educación popular, destinada a los
adultos. A esta educación se le conoce como popular, debido a que debe ir estrechamente
ligada a las realidades sociales, tanto urbanas como rurales, y así conducir a la
concientización de los educandos al ayudarles a enriquecer su saber empírico previo con uno
más crítico y menos ingenuo, uno que les permita enfrentarse a explicaciones deterministas y
fatalistas del mundo para cuestionarse sobre ellas, tomando así una posición característica del
posmodernismo[2] radical progresista, el cual lucha contra toda certeza muy segura de su
certeza y permite tener una visión verdaderamente dialéctica del mundo y la historia humana.
Escritura y pensamiento crítico[editar]
El pensamiento crítico es la capacidad para deliberar y discernir que desarrolla un sujeto con
el fin de formar un juicio propio sobre distintos asuntos, evitando los dogmas y adoptando una
postura crítica.
La escritura, por otra parte es una herramienta que permite pensar y hacer uso racional en la
construcción de una verdadera democracia, ayudando a los estudiantes a pensar crítica y
racionalmente sobre una determinada materia. Es así, como según Henry Giroux la plantea
como un proceso dialéctico que ayuda a examinar las relaciones entre escrito-materia,
escritor-lector y materia-lector.
Giroux también afirma que la pobreza en el proceso de escritura es un reflejo de la pobreza de
pensamiento, es decir, los errores en las composiciones son errores en el proceso de
elaboración del pensamiento. Es necesario pues concebir la importancia y la estrecha relación
que existe entre escribir y pensar críticamente y que “aprender a escribir es aprender a
pensar” y que estos procesos se plasman en sí, en una mediación entre el sujeto y el mundo.
La escritura y la lectura, según académicos, siempre irán ligadas, afirmando que un buen
escritor es o fue un buen lector, ya que la lectura es el medio más importante de adquisición y
desarrollo del código escrito, es por eso la importancia y relación correspondiente que le
da Daniel Cassany11 al hábito y el placer de la lectura como relacionante de una competencia
de escritura igualmente proporcional.
Es así como diferentes escuelas han hecho un esfuerzo por abarcar el tema de la escritura
con supuestos debatibles. Entre las principales se encuentran la tecnocrática, la mimética, y
la romántica.
La tecnocrática se ha esforzado en proclamar que el proceso de escritura es una habilidad
técnica instrumental, apartada del contenido, la ideación y los esfuerzos normativos. La
escritura es artificial, haciendo énfasis en la gramática formal, la cual, ya es sabido que o no
tiene ningún efecto o tiene un efecto negativo en la escritura. Se preocupa por ordenar y
transcribir pensamientos, mas no en pensar.
La mimética da por sentado que los estudiantes aprenden a escribir a través de la lectura de
obras clásicas y bien escritas que sirven de modelos (Platón, Hemingway, Orwell, etc.), o que
aprenden la escritura por ósmosis, escribiendo por un proceso de asimilación. Si bien este
enfoque ayuda a familiarizarse con las obras más significativas, no garantiza un mejor
pensamiento ni escritura.
En la romántica se establece que hay una relación causal entre el bienestar del autor y sus
habilidades de escritura. Aunque esta escuela ayuda en la exploración de la felicidad y la
voluntad humana, desde un enfoque más positivista, no hay una profundización y análisis en
el contexto socio-histórico que lo rodea, dejando su premisa sin sentido.
En este sentido las escuelas no estarían cumpliendo con el ideal de un ciudadano mejor para
la humanidad, razón por la que fueron creadas, sino que instruye para la aceptación y
reproducción de la sociedad existente.
Incluso si la responsabilidad directa no recae en los docentes, como en las instituciones, estos
deben tener un papel activo en su rol, y replantear y reestructurar la pedagogía de manera
que cumpla con el enunciado categórico de Nietzsche: “una verdad debe ser criticada, no
idolatrada”. Esto implica incluso que no se debe separar la teoría y los hechos, puesto que el
conocimiento no se estudia por sí mismo, sino que es una participación entre el individuo y la
realidad social, esto es, la contextualización de la información.
Dicho de otro modo, los docentes deben garantizar que los estudiantes tengan en cuenta
todos sus antecedentes sociales, históricos, morales e incluso espirituales, con el fin de que
“el conocimiento dé un significado a su existencia”.

Pedagogía Crítica en Colombia[editar]


En el contexto colombiano, debemos pensar en las características mismas de la educación en
el país y configurar las prácticas que supone la pedagogía crítica en este contexto.
En Colombia un país colonizado y con apertura a la colonización, plantearse la educación
centrada en el lenguaje, la lectura del mundo, iniciando por el conocimiento de sí mismo para
entonces concebirse como libre, resulta una tarea compleja puesto que supone una
reestructuración radical de la manera de concebir la educación, desde los entes estatales
reguladores hasta las aulas. En la actualidad, Colombia se encuentra en estado acelerado de
apertura económica, que parece aceptar las propuestas traídas de las grandes metrópolis
europeas y norteamericanas, dándoles casi que un carácter de absoluta realidad y
aplicabilidad, no sólo en los ámbitos financieros sino incluso en los ámbitos académicos en
desconocimiento y detrimento de las necesidades específicas de la educación Colombia.
Plantearse una educación en Colombia, de colombianos para colombianos, pensada desde la
complejidad de la población y pensando en conocerse a sí misma para poder liberarse del
dominio de modelos extranjeros impuestos, configura el objetivo de la pedagogía crítica en
Colombia.
Por otro lado, la pedagogía crítica en Colombia tuvo sus primeros representantes en la
educación superior, en universidades como, la Universidad de Antióquia, la Universidad
Pedagógica de Colombia y la Universidad del Valle. El movimiento pedagógico en Colombia,
es la organización más emblemática en pedagogía crítica. Surgió en 1982 y se constituye
como el acontecimiento más importante, gestado por el magisterio a través de la Federación
Colombiana de Educadores FECODE que reúne más de 200.000 maestros de Instituciones
públicas con Sindicatos Seccionales en todos los Departamentos del territorio nacional. Si
bien tuvo su auge en un momento preciso, podemos ver como ahora esos ánimos de libertad
y renovación se han apagado poco a poco.
Fundamento[editar]
Desde la fundamentación teórica que soportan la pedagogía crítica en Colombia, encontramos
a Paulo Freire, quien es el precursor de la pedagogía crítica en Latinoamérica después de sus
estudios en la Escuela de Fráncfort.
Con los siguientes textos podría esbozarse los planteamientos de la pedagogía crítica en
Colombia.
La Pedagogía del Oprimido (1970), plantea una renovación total de la sociedad partiendo del
desconocimiento de un solo ser apoderado del conocimiento, sino que el conocimiento se
gesta desde la interacción social. En este aspecto el objeto de la pedagogía es el contacto
social, la interacción con el otro, el conocimiento de sí y no existiría educación sin sociedad ni
hombre que pueda ubicarse fuera de ella.
La Importancia del acto de Leer (1984), plantea el reconocimiento de las experiencias como
fuente del conocimiento desde que se es niño y la significación de estas vivencias en la
configuración de un lector de realidades sociales y no de realidades impuestas.

Pedagogía Crítica y democracia: aportes de Giroux y


Freire[editar]
Tal y como ha sido planteado por Freire (1969), la pedagogía debe ser una práctica que
promueva la libertad y la democracia; en ese orden de ideas, es esencial pensar en la
pedagogía crítica como facilitadora para alcanzar dichos objetivos que cambian realidades
sociales. Así, cuando se habla de crítica nos referimos a la formación de
una consciencia crítica,12 la cual a su vez, involucra una actitud reflexiva y dinámica frente a
los acontecimientos socio-históricos que nos describen como sujetos. De este modo,
la pedagogía debe ser formadora de personas responsables social y políticamente; se trata de
estar en un constante análisis del contexto, comprensión y solución de problemas en aras de
evitar posiciones quietistas,12 esto pensando en que la crítica y la acción son los rasgos
fundamentales de la mentalidad democrática.
Dando por sentado que cada ser humano tiene derecho a la educación, siendo muchos de
ellos pobres o no; es cuestionable pensar en la realidad de la educación actual en donde,
dependiendo de las condiciones socio-económicas de las personas, éstas son formadas de
una manera u otra y en muchas ocasiones afectando la calidad de su preparación y su
manera de actuar frente al mundo. Es decir, la educación para la clase oprimida forma
individuos con mentalidad básica y precaria, mientras que la educación para la clase
opresora apunta hacia la toma del poder y a una mayor productividad. Para Freire (1969), la
expresión de la democracia es nula en este ámbito siendo la educación generalmente un
beneficio de pocos, es por eso que este pedagogo aboga por una educación equitativa y
democrática en la cual todos tengan acceso a una buena formación académica que facilite el
verdadero cambio social que solo puede darse a través de la concientización[3] de las masas
sobre su realidad.
Paulo Freire habla de dos tipos de educación; por un lado, la educación bancaria y por otro la
educación problematizadora12 o liberadora. La primera entiende que el educando es una
suerte de recipiente vacío en el que se depositan saberes y contenidos elegidos por el
educador y luego se “mide” en función de la memorización/ repetición de los mismos, por lo
que oprime y genera una invasión cultural. La educación problematizadora, en cambio, parte
de la idea que solo es posible conocer a partir de un diálogo en el que el educador reconozca
al educando a partir de su propio “universo vocabular”  (esto es: sus códigos lingüísticos, pero
también sus temas y prácticas culturales). Entonces, necesariamente para que exista
educación tiene que haber diálogo y comunicación, con el objetivo de liberar el pensar
mediante la acción de rehacer y transformar el mundo 13.
Asimismo, Freire plantea la pedagogía como una herramienta que hace cada vez más viable
una realidad democrática y equitativa, esto es, que los educadores deben mostrarle a la
comunidad oprimida su realidad cultural frente a la comunidad opresora para que los primeros
sean conscientes de que están creciendo en una sociedad que los obliga a vivir pasivamente
dentro de estructuras alienantes sin tener derecho a una participación con miras a la
formación de una realidad mucho más alentadora. La pedagogía, entonces, conforma un
factor esencial para fortalecer e incrementar el pensamiento emancipador en los estudiantes.
Esto pues, se hace brindándoles a los estudiantes las herramientas lingüísticas y cognitivas
que no se limiten al desarrollo de habilidades como la lectura y escritura, sino que les permitan
llegar a ser actores en los procesos de cambio social, así como plantear y liderar diálogos
críticos. "Delante de la injusticia, la impunidad y la barbarie, necesitamos de una pedagogía de
la indignación."14
Neoliberalismo, democracia y educación superior en Giroux [editar]
Henry Giroux considera a las universidades como esferas públicas democráticas, un espacio
para aprender a pensar y actuar de manera cívica. La universidad es un espacio de
deliberación política, de investigación crítica y comprometida con valores democráticos. Esta
propuesta es amenazada, en los Estados Unidos de América, por las propuestas neoliberales
que impulsan la mercantilización de los servicios públicos, donde la enseñanza debe ser
utilitaria y funcional al mercado laboral.
El neoliberalismo y su concepción individualista, mercantilista y privatizadora, va pulverizando
los servicios y espacios públicos, con lo que la vida en común se disuelve, se generan
conflictos y polarización social. En ese sentido Giroux reivindica a la educación superior como
una esfera pública relevante en defensa de la democracia.
"La educación superior tiene una responsabilidad no sólo en la búsqueda de la verdad, no
importa adónde pueda conducir, sino también de educar a los estudiantes para que hagan
que la autoridad y el poder sean política y moralmente responsables" 15.
A las opiniones desordenadas y estallidos emotivos debe responderse con argumentos
fundamentados y razonamientos lógicos. Al peligro del neoliberalismo hay que responder
ampliando las esferas públicas y, en especial, las universidades.
"La educación superior es uno de los pocos espacios que quedan en los cuales pueden
crearse identidades, valores y deseos democráticos. Si el futuro de los jóvenes importa tanto
como la propia democracia, se trata de una lucha que se tiene que comenzar hoy mismo".1

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