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RELACIÓN HOSPEDANTE – PARÁSITO

Antes de tratar este importante aspecto, es necesario hacer un resumen de lo estudiado hasta este
momento:
1. La planta enferma como objeto central de estudio.
2. La planta mantiene un equilibrio dinámico y cambiante en sus funciones y su respuesta al medio que
la rodea como todo ser vivo. Si este equilibrio se rompe, la planta lo expresa con síntomas. Si el
trastorno morfofisiológico es producido por una causa biótica, puede a la par con los síntomas,
expresar también signos.
3. Existen diversos tipos de síntomas y signos.
4. La planta puede ser afectada o “enfermada” por causas abióticas o inanimadas o causas bióticas.
5. Las causas abióticas son tan diversas como las bióticas: trastornos nutricionales, condiciones adversas
del suelo, ambiente (contaminación ambiental), lluvias ácidas, etc.
6. En el estudio de las causas bióticas empezamos con los seres más simples: los virus, haciendo notar
que en la actualidad ya éstos no se definen como organismos vivos; sino, como entidades infecciosas
de origen ontogenético.
7. Luego se han estudiado los viroides, bacterias, fitoplasmas, nemátodos, protistas, Stramenopilas y
hongos, siendo estos dos últimos los que más tiempo nos ha tomado por lo numerosos que son y la
importancia económica que tienen.
Es importante precisar, que no es posible que una planta se enferme por una causa biótica, si el organismo
no toma contacto con ella. Esto nos remite a establecer una diferencia entre lo que llamamos una relación
ecológica y una relación simbiótica.
La relación ecológica es aquella que se produce cuando dos o más organismos comparten el mismo nicho
ecológico o hábitat, lo cual no nos indica que estos organismos tengan una unión orgánica. Ellos
simplemente están cerca unos de otros y naturalmente sujetos a reacciones diversas ante el medio que pos
rodea según la especie de la que se trate. Si es para bien, se tratará de una relación ecológica sinergética,
y si es para mal, de una relación antagónica. Este tema ha cobrado en los últimos años importancia desde
el punto de vista del control biológico al utilizarse antagonistas bacterianos y fungosos.
Una relación simbiótica implica necesariamente una unión orgánica entre organismos o los simbiontes.
Aquí también la simbiosis puede ser conjuntiva o mutualista, en la que los simbiontes resultan
beneficiados, como sucede con las bacterias fijadoras de nitrógeno del género Rhizobium, que al asociarse
con las raíces de las leguminosas fijan el nitrógeno del aire y lo ponen al servicio de la raíz de la planta, y
éstas toman las substancias elaboradas en la raíz para vivir y reproducirse formando nodulaciones, que
finalmente constituyen síntomas; pero, que en este caso el proceso de patogénesis no grava
energéticamente a la planta como para enfermarla. Lo mismo sucede con los hongos micorrícicos: el
hongo penetra en la raíz (micorriza endotrópica) o puede permanecer sobre la rizodermis (micorriza
ectotrópica) y fija fósforo poniéndolo a disposición de la raíz de la cual vive.
Otro caso totalmente diferente es cuando la simbiosis es disyuntiva o antagónica; aquí hay una unión
orgánica y un simbionte resulta perjudicado. En otras palabras, en este punto llegamos al parasitismo, que
bien podríamos definirlo como un proceso en el cual intervienen dos o más organismos que interactúan
siendo uno o más de ellos como parásito y otros como hospederos.
El parásito es un organismo que vive a expensas de otro taxonómicamente diferente, y ese “otro” es el
hospedero, huésped u hospedante. Esa coexistencia o relación entre hospedante y parásito no
necesariamente puede conducir a una enfermedad: “yo puedo tener un piojo en la cabeza, y eso no
significa que el piojo me va ha enfermar; sin embargo, estoy parasitado por un piojo”.
Los hongos son organismos quimioheterotrófos; es decir, tienen que obtener metabolitos de material
orgánico muerto o de tejidos vivos. En el primer caso, son saprófitos; en el segundo, existe una relación
íntima entre dos organismos, una simbiosis, en la que el hongo es un simbionte.
Como ya se ha indicado, en una simbiosis, se debe distinguir diferentes casos; así, si de los dos
organismos cada uno tiene su ventaja y sobreviven juntos, se trata de un mutualismo; por ejemplo, en el
caso de los líquenes y la mycorrhiza. Si uno vive a costa del otro, hasta el extremo de destruirlo, se trata
de una simbiosis antagónica o parasitismo.
Interacciones de microorganismos (VIDEO)
Los ecologistas microbianos describen las interacciones de los microorganismos de la filoplana como
dañinos y benéficos en la planta de acuerdo a los términos comensalismo, mutualismo y antagonismo.
Comensalismo, es cuando interactúan unas con otras, sin perjudicarse ni beneficiarse los dos
microorganismos.
Mutualismo, cuando los dos interactúan y los dos se benefician; por ejemplo, líquenes, Bacterias
fijadoras de Nitrógeno.
Antagonismo, cuando los dos interactúan y los dos se perjudican
Una característica de la simbiosis antagónica, que supone un contacto íntimo y permanente entre dos
organismos taxonómicamente diferentes, es el intercambio unilateral de metabolitos. En el caso de
mutualismo, los simbiontes solamente pueden funcionar a base de un intercambio bilateral, dado que el
hongo no produce metabolitos inorgánicos, tiene que recibir precursores inorgánicos u orgánicos, que
después metaboliza para ponerlos a disposición de su simbionte.
En las relaciones parásiticas la dirección de los nutrientes es unilateral, del hospedero al parásito; con
estos nutrientes, el parásito se mantiene y en la mayor parte de los casos produce metabolitos que
deterioran el tejido del hospedero.

Parasitismo y patogenicidad
Un parásito es el organismo que vive ya sea fuera o dentro de otro organismo, del cual obtiene su
alimento.
La relación que se establece entre un parásito y su hospedante, se denomina parasitismo.
Un fitoparásito es un organismo que se asocia de manera estrecha con una planta, y que se reproduce o
desarrolla a expensas de ella, provocándole daño en su posterior desarrollo y producción.
En la mayoría de los casos el parasitismo se encuentra estrechamente relacionado con la patogenicidad;
debido, a que la capacidad que tiene el parásito de invadir y establecerse en su hospedante, por lo general,
provoca el desarrollo de una enfermedad en este último.
En algunos casos de parasitismo, como el caso de las bacterias de los nódulos de la raíz de las
leguminosas y la infección micorrizal que se produce en las raíces alimentadoras de las mayoría de las
Angiospermas, hay un beneficio mutuo por el desarrollo de cualquiera de los organismos que intervienen
en la asociación; a este fenómeno, se le denomina simbiosis.
De la gran diversidad de organismos vivos, sólo unos cuantos miembros de algunos grupos parasitan a las
plantas.
Parásitos obligados
Parásitos no obligados
Saprófitos facultativos.
Una vez que el patógeno ingresa en la planta, se puede clasificar en función de las estrategias empleadas
al utilizar a la planta como sustrato:

Necrótrofos: matan a las células de su huésped y descomponen el tejido para utilizarlo en su crecimiento.

Biotrofos: infectan su huésped sin causar muerte celular, ya que necesitan mantenerlo vivo para cumplir
su ciclo de vida.

Hemibiótrofos: mantienen a las células vivas en las etapas iniciales de la infección, pero las matan una
vez avanzada

FORMA QUE ACTUAN LOS PATOGENOS SOBRE LAS PLANTAS


Los patógenos atacan a las plantas porque evolutivamente han adquirido capacidad de vivir de las
sustancias de la planta y algunos dependen de estas sustancias para vivir.
Para que el patógeno alcance las sustancias alimenticias de las células de las plantas se debe tener en
cuenta que:

 Primero debe penetrar las barreras externas, como son las capas de cera, la cutícula, y las paredes celulares
de las células.
 Los contenidos de la célula vegetal que nutren al patógeno, no siempre son encontrados en forma útil, por
lo tanto, deben ser desdoblados a sustancias asimilables antes de ser absorbidos por el patógeno.
 La planta reacciona a la presencia y actividades del patógeno, produciendo sustancias químicas y
estructuras morfológicas que interfieren con el avance y existencia del patógeno.

Por lo tanto, para que un patógeno infecta a una planta, debe ser capaz de:

 Construir un camino hacia las células que lo alimentan y avanzar dentro y a través de los tejidos de la
planta.
 Obtener nutrientes asimilables de las células de la planta.
 Neutralizar las defensas de la planta.

ETAPAS EN EL DESARROLLO DE LAS


ENFERMEDADES: CICLO DE LA ENFERMEDAD
En cualquier enfermedad infecciosa se suceden una serie de eventos sucesivos más o menos diferentes
que propician el desarrollo y la prevalencia de la enfermedad, y del patógeno. A esta cadena de eventos se
le denomina Ciclo de la enfermedad.
El ciclo de una enfermedad incluye los cambios y síntomas que sufre una planta; así como, los que se
producen en el patógeno, y los períodos comprendidos en una estación de crecimiento o al cabo de
estaciones de crecimiento consecutivas.(VIDEO)
Los eventos principales del ciclo de una enfermedad incluyen:
• Inoculación
• Penetración
• Establecimiento de la infección
• Colonización (invasión, crecimiento, reproducción, dispersión y supervivencia del patógeno en
ausencia de su hospedante; es decir, su sobrevivencia a la llegada del invierno o del verano.
Inoculación
• Es el proceso mediante el cual un patógeno y su hospedante entran en contacto.
• Se denomina inóculo al patógeno o los patógenos que llegan a la planta o que de alguna otra forma
entran en contacto con ella.
• El inóculo es cualquier parte del patógeno que puede producir infección.
• En los hongos, el inóculo puede ser: fragmentos de micelio, esporas o esclerocios. En bacterias,
micoplasmas, virus y viroides, el inóculo está representado por todo el cuerpo de estos organismos. En
nematodos, el inóculo puede ser el adulto, las larvas o los huevecillos de ellos. En las plantas
superiores parásitas, sus porciones vegetativas o sus semillas.
• A la unidad de inóculo de cualquier patógeno, se le denomina propágulo.
Tipos de inóculo
• Inóculo primario: aquel que sobrevive al invierno o al verano, y que causa las infecciones originales
en la primavera o en el otoño, y a las infecciones que produce se les denomina infecciones primarias.
• Inóculo secundario: aquel que proviene de las infecciones primarias y que causa las infecciones
secundarias.
Fuentes de inóculo
• En algunas ocasiones el inóculo se encuentra presente en los residuos vegetales o en el suelo del
campo donde se desarrolla un cultivo; en otras, llega al campo con las semillas, transplantes,
tubérculos u otros órganos de propagación, u otras fuentes externas.
Llegada del inóculo
• El inóculo de la mayoría de los patógenos llega a los hospedantes a través del viento, el agua, los
insectos, etc. Y solo una pequeña cantidad de él se deposita en las plantas susceptibles.

Fenómenos de pre-penetración
Germinación de las esporas y semillas
• Todos los patógenos en su estado vegetativo tienen la capacidad de producir una infección
inmediatamente. Sin embargo, las esporas de los hongos y las semillas de las plantas superiores
parásitas deben germinar previamente, para lo cual necesitan de temperaturas adecuadas y humedad
en forma de lluvia o rocío, o bien una película de agua sobre la superficie de la planta o una alta
humedad relativa.
• Para que el patógeno penetre en su hospedante, debe haber un suministro adecuado de humedad;
porque, de lo contrario puede desecarse y morir.
• Cuando una espora germina, produce un tubo germinativo, esto es, la primera parte de un micelio que
penetra a la planta hospedera. La germinación de la espora suele ser favorecida por los nutrientes que
difunden de la superficie de la planta; cuanto mayor es la cantidad de nutrientes (azúcares y
aminoácidos) que exudan de la planta, mayor es el número de esporas que germinan y mayor la
rapidez con que lo hacen.
• Los hongos del suelo coexisten con varios microorganismos antagonistas que causan un ambiente de
inanición y de metabolitos tóxicos. Como resultado, las esporas de muchos hongos que viven en el
suelo pueden ser incapaces de germinar en algunos suelos, y este fenómeno se denomina fungistasis.
Incubación de huevos de nematodos
• Los huevecillos de los nemátodos requieren también condiciones favorables de temperatura y
humedad para iniciar su actividad e incubarse.
• La segunda etapa larvaria es la que llega y penetra a la planta hospedante, o bien pasa por mudas
posteriores que producen los otros estados larvarios y el adulto.
• Una vez que los nemátodos están bastante cerca de las raíces de la planta, son atraídos hacia ellas por
ciertos factores químicos asociados con el crecimiento de la raíz, en particular el CO 2 y algunos
aminoácidos.
Unión de patógeno al hospedante
• Los patógenos como virus, micoplasmas, bacterias vasculares y protozoarios, son llevados
directamente en las células de las plantas por sus vectores y son rodeados de inmediato por el
citoplasma y las membranas citoplasmáticas del hospedante.
• Casi todos los hongos, bacterias y plantas superiores parásitas inicialmente son puestos en contacto
con la superficie externa de los órganos de la planta. Antes de que puedan penetrar y colonizar al
hospedante, deben unirse (adherirse) primeramente a su superficie cuticular.
• En los puntos de contacto con el tubo germinativo, la estructura de la cutícula y de las paredes
celulares del hospedante, suele alterarse, quizá como resultado de las enzimas digestivas contenidas en
la cubierta mucilaginosa (mezclas de polisacáridos, glucoproteínas, polímeros de hexosaminas y
materiales fibrilares, que cuando se humedecen, se tornan pegajosas y ayudan al patógeno a adherirse
a la planta).

Penetración
• Los patógenos penetran en la superficie de las plantas en forma directa, a través de las aberturas
naturales de la planta o a través de heridas.
• Algunos hongos penetran a los tejidos solo mediante un mecanismo; mientras, que otros lo hacen en
más de una.
• En la mayoría de los casos, las bacterias penetran en las plantas a través de heridas, con menor
frecuencia a través de aberturas naturales y nunca en forma directa.
• Los virus, viroides, micoplasmas y bacterias vasculares penetran en las plantas, a través de heridas
producidas por ciertos vectores, aunque algunos virus y viroides entran también a las plantas a través
de heridas producidas por herramientas y otros factores.
• Las plantas superiores parásitas penetran de manera directa en sus hospedantes.
• Los nematodos lo hacen también de manera directa y, en algunas ocasiones, a través de aberturas
naturales.
• La penetración del patógeno no siempre produce una infección. De hecho, muchos organismos
penetran a las células vegetales que no son susceptibles a esos organismos, y no les producen
enfermedades. Estos organismos no pueden seguir su curso más allá de la etapa de penetración y
mueren sin que produzcan enfermedad.
Infección
La infección es el proceso mediante el cual los patógenos entran en contacto con las células o tejidos
susceptibles de un hospedante y en el que se producen nutrientes suficientes para ambos.
Durante la infección, los patógenos se desarrollan y/o reproducen dentro de los tejidos de las plantas, e
invaden a éstas en forma variable. De esta manera, la invasión del patógeno sobre los tejidos de las
plantas, y el crecimiento y reproducción (colonización) de ese patógeno en los tejidos infectados,
constituyen en la realidad dos fases concurrentes en el desarrollo de una enfermedad dentro del proceso
infectivo.
Al intervalo de tiempo comprendido entre la inoculación y la aparición de los síntomas de la enfermedad,
se le denomina período de incubación.
Diseminación del patógeno
Invernación y estivación del patógeno
Los patógenos que infectan a las plantas perennes pueden sobrevivir en ellas durante las bajas
temperaturas del invierno o en el clima seco y cálido del verano o en ambos, a pesar de que las plantas
hospedantes, durante esas estaciones, muestren un crecimiento activo o entren en un período de reposo.
Los hongos han desarrollado una gran variedad de mecanismos para persistir en las plantas de cultivo. En
las plantas perennes, los hongos invernan como micelio en los tejidos infectados (p. ej. como cancros) o
como esporas en la superficie infectada de una planta o cerca de ella, o bien sobre las escamas de una
yema.
Generalmente, los hongos que infectan a las plantas anuales sobreviven al invierno o al verano como
micelio en los residuos vegetales infectados, como esporas de resistencia o de algún otro tipo y como
esclerocios en los residuos vegetales infectados o en el suelo, y como micelio, esporas o esclerocios en o
sobre semillas y otros órganos de propagación, como es el caso de los tubérculos.
Las bacterias invernan y estivan como tales casi de la misma forma como lo hacen los hongos; esto es, al
alojarse en plantas infectadas, semillas, tubérculos, residuos vegetales infectados e incluso en el suelo.
Los virus, viroides, micoplasmas, bacterias vasculares y protozoarios sólo sobreviven en tejidos vegetales
vivos, tales como las puntas y raíces de las plantas perennes, en las raíces de plantas perennes que mueren
a nivel de la superficie del suelo durante el invierno o el verano, en órganos de propagación vegetativa y
en las semillas de algunos hospedantes.
Generalmente, los nemátodos invernan o estivan como huevecillos que se depositan en el suelo, en las
raíces de las plantas o en residuos vegetales.

Peña Rafael ; Paez Jaime . Fitopatología. Material de Apoyo.


https://virtual.uptc.edu.co/ova/fito/archivo/GENERALIDADES.pdf
Peña Rafael; Paez Jaime. Fitopatología. Material de Apoyo. Glosario.
https://virtual.uptc.edu.co/ova/fito/archivo/glosario.pdf

El Progreso de la Enfermedad
https://www.apsnet.org/edcenter/disimpactmngmnt/topc/Epidemiologia/Pages/Progreso
Enfermedad.aspx

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