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Sirve para todo. Por ejemplo, para no comerse las uñas. Hay que impregnarse la punta de los
dedos con la pulpa del aloe vera y listo. Su gusto tan amargo y su contextura babosa provocan
repulsión. Pero otras personas, convencidas de que es algo así como la poción mágica de la
belleza y juventud, parten sus hojas carnosas al medio, las untan con dulce de leche y se las
tragan sin respirar en el desayuno. Entre recetas caseras de efectividad no comprobada y
cosméticos que cuentan con el visto bueno de la ciencia, el aloe mantiene a través de los siglos
su buena fama y utilidad.
Hoy se hace con esta planta cremas para el cuerpo, cara, manos, champús y geles para
después de afeitarse. Abundan los post solares y las lociones, las máscaras, los desodorantes
y las ceras depilatorias (ver recuadro). En el mercado de la cosmética sus usos son múltiples.
"El aloe vera es la llamada planta de la salud y la belleza. Pertenece a la familia de las
asfodeláceas. Existen unas 350 variedades que se utilizan en heridas, quemaduras e
irritaciones. Posee efecto cicatrizante y descongestivo", dice el profesor Dr. Ricardo Galimberti,
jefe de Dermatología del Hospital Italiano. Pero enseguida pone paños fríos al entusiasmo
reinante. "Su uso prolongado puede provocar reacciones alérgicas y la aplicación directa de la
planta, irritaciones", alerta, aunque algunas variedades comercializadas por la industria
farmacéutica merecen su confianza. "Sus efectos cutáneos están dentro de la categoría C, con
lo cual las evidencias científicas son poco claras. Faltan estudios", dice.
"Yo lo uso hace 20 años -declara Leticia Refojo, del Servicio de Dermatología del hospital
Rivadavia-. Los laboratorios tienen plantaciones de aloe para realizar productos junto con
ácidos retinoicos, muy buenos para la prevención de arrugas o el tratamiento de las más leves,
y daños provocados por el sol. Sirve también contra el acné, las rosáceas, lesiones post
peeling, paspaduras, quemaduras e irritaciones", recomienda.
Desde los laboratorios de cosméticos, el aloe goza de fama irreprochable. "De ninguna manera
está todo dicho. Sobre esta planta queda mucho por descubrir, tanto sobre los activos como de
otros posibles efectos beneficiosos. El genuino poder terapéutico del aloe es lo único que no
está en duda -dice tajante Jelena Nadinic, directora técnica de Natura Cosméticos-. Dado que
el gel está constituido principalmente por agua y una gran cantidad de glicoproteínas y
polisacáridos, evaluar su calidad resultó siempre difícil. Por eso se creó, con el auspicio de
todas las compañías productoras, un Concejo Científico Internacional de Aloe (IASC), que
establece pautas para normalizar los procedimientos de análisis y brinda certificaciones de
calidad a los productores. Los cosméticos que tienen esta certificación son los que aseguran
pureza y actividad biológica constante", informa Nadinic.
"Nunca incorporar el gel de aloe que sacamos del jardín dentro de un producto porque
perdería, casi de inmediato, su actividad y generaría la descomposición de la fórmula. En la
industria cosmética estabilizamos el aloe antes de incorporarlo a la fórmula para garantizar sus
propiedades", advierte.
"Actúa en las capas superficiales y profundas de la piel, gracias a su gran contenido de lignina.
Posee todas las vitaminas, los minerales y aminoácidos que necesita el organismo. Es un
regenerador del tejido, ayuda a eliminar las células muertas, estimula el crecimiento celular,
disminuye los queloides de cicatrices antiguas y es inhibidor del dolor", se entusiasma Helena
Guevara Lynch, esteticista de Forever Living Products, empresa que incorpora aloe a casi
todos sus productos, incluso en maquillaje.
"Se utiliza localmente para el tratamiento de úlceras y quemaduras de sol porque logra un
rápido alivio y acelera la regeneración del tejido afectado. Tiene poder humectante gracias a su
alto contenido de azúcares y un pH cercano al de la piel, por lo que se lo usa mucho en
protectores solares y post solares", pondera Ahedo.