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DERECHO Y DEMOCRACIA:
¿CONCEPTOS ANTAGÓNICOS?:
REVISANDO CENTROAMÉRICA
MARCO F. FEOLI VILLALOBOS*
Recibido: 23/02/2009 • Aceptado: 16/10/2009
Resumen
El texto explora las concepciones sobre democracia y Estado Constitucional de Derecho. Intenta explicar
las posibles diferencias entre ambas expresiones y sus puntos de encuentro. Recurre tanto a doctrina de
ciencia política como de derecho constitucional.
Se sostiene la conveniencia científica, desde una perspectiva también histórica, de hablar de estado cons-
titucional de derecho entendido como una categoría más exacta de lo que debe entenderse como forma de
acceder al poder y proteger los derechos fundamentales.
Finalmente, se hace un análisis de la situación actual de Centroamérica y se relaciona aquella con la
existencia real de estados constitucionales de derecho en la región.
.
Palabras clave: democracia, Estado Constitucional de Derecho, constitución, derechos fundamentales.
Abstract
The article analyzes on the concepts about democracy and rule of constitutional law. It aims to explain the
possible differences and coincidences between these notions throughout the political sciences and consti-
tutional law. From an historic view, it points out to the scientific convenience and correctness of the term
‘constitutional rule of law’, understood as a more precise category of what it must be defined as a means to
access the power and the protection of fundamental rights.
Finally, the article examines on the current situation of the Central American region emphasizing on
whether these states embrace a true constitutional rule of law.
* Costarricense. Licenciado en Derecho por la Universidad de Costa Rica con una Maestría en Derechos Hu-
manos y Educación para la Paz de la Universidad Nacional; actualmente realiza un programa doctoral de
Derecho Constitucional y Ciencia Política titulado ¨Estado de Derecho y Buen Gobierno¨ de la Universidad
de Salamanca, España. Labora para el Poder Judicial costarricense desde el año 2000.
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Sin duda alguna, uno de los términos que descubrimos un primer elemento: la de-
a diario se utiliza en diferentes espacios – mocracia no siempre estuvo tan bien pon-
medios de comunicación, universidades, derada como en nuestros días. Pero, como
movimientos sociales, partidos políticos, segunda cuestión, pareciera entonces in-
etc.– es precisamente el de democracia. Se controvertible que la democracia primi-
asume casi como dogma de fe que hay que genia nacida en Grecia no es la misma –o
ser democrático; pero y ¿qué es democra- al menos no se funda en los mismos crite-
cia? Junto a este concepto se utiliza tam- rios– que la democracia de los últimos si-
bién otro con similar o mayor frecuencia: glos y menos aún la de los siglos XX y XXI.
estados constitucionales de derecho; lo
dicho nos hace de nueva cuenta cuestio- El autor, que ahora citamos, plantea otras
narnos si sus significados son antagónicos diferencias entre los conceptos de demo-
o complementarios. cracia antigua y democracia moderna.
En concreto:
a. ¿Y qué es democracia?
• Concepto de soberanía popular: para
Sartori con una claridad magistral explica los griegos no había diferencia entre
los intrincados caminos que ha recorrido titularidad y ejercicio del poder. En su
la democracia desde sus orígenes hasta lle- visión, la soberanía era todo y lo con-
gar a su concepción moderna. El término sumía todo, pues se ejercía directamen-
aparece por primera vez –nos dice el pro- te –aunque con las particularidades de
fesor italiano– en Herodoto y significa (del que no todos eran ciudadanos, claro.
griego) poder del pueblo. Desde el siglo Luego en el Medioevo, en un contex-
III a.C. hasta el siglo XIX ha habido una to de despotismo, surgió la teoría de la
enorme evolución del concepto que estu- soberanía popular.
diamos. Hubo pensadores como Aristóte- • El principio de la mayoría: igualmente
les que lo consideró una de las formas equi- desconocido, hasta Locke se mantuvo
vocadas de gobierno –de este modo el la idea de la unanimidad, mayoría se
gobierno de uno se desdobla en monarquía veía como desunión. Los sistemas elec-
(buena) y tiranía (mala); el gobierno de torales llegaron del Medioevo de ór-
pocos: aristocracia (buena) y oligarquía denes monásticas.
(mala) y el gobierno de muchos: oligar- • El individuo-persona: para la concep-
quía y democracia (mala) y politeía (bue- ción griega, el hombre completo era el
na)–. En suma, la democracia no fue siem- ciudadano que servía a la polis. La
pre un sistema bien valorado. Más aún, visión moderna considera que el indi-
durante milenios –afirma este autor– el viduo no sirve al Estado. Sí había li-
régimen político considerado óptimo fue bertad, pero a su manera. Ese plantea-
la república –res pública: cosa pública–. De miento de todo para el Estado de los
lo que no cabe duda es que la democracia griegos será después el caldo de culti-
de los modernos no es la democracia de vo para la justificación del Estado to-
los antiguos (Sartori, 1992:27). Con esto, talitario (Sartori, 1992:34-38).
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Así las cosas, con este panorama resulta acercan más o menos al concepto de po-
ocioso insistir en que la democracia más liarquía, según haya un mayor o menor
allá de su origen etimológico es un con- desarrollo de las dimensiones propuestas
cepto que se ha ido construyendo a lo lar- en la obra del profesor norteamericano.
go de la historia de la humanidad. No re- Podríamos suponer que el concepto de
viste, pues, mayor importancia –al menos Dahl no ha superado el ser una construc-
para los efectos de esta exposición– conti- ción doctrinaria que no logró sustituir en
nuar explorando sus rasgos definitorios el argot popular el uso del término demo-
originales. Basta con que tengamos la no- cracia, pero evidencia algo de suyo funda-
ción de esas diferencias y su naturaleza mental, la dificultad –sino imposibilidad–
como producto de la creación y la razón de encontrar una definición lo suficiente-
humanas. Sartori entiende que la demo- mente amplia y completa de democracia.
cracia es ante todo: 1. un principio de le- En ese sentido, la incorporación de nue-
gitimidad –postula que el poder deriva del vos conceptos, que nos acerquen al ideal
demos– 2. un sistema político llamado a democrático, es útil y conveniente porque
resolver problemas de ejercicio del poder facilita la comprensión al poder acome-
–la democracia directa podía ser útil en terla ya no sólo en esa dimensión etimo-
Atenas pero Sartori es categórico al afir- lógica, que nos dice tan poco.
mar que en las democracias en grande lo
único funcional es la democracia represen- Hay que entender que democracia es más
tativa por más que haya instituciones como que el poder del pueblo –su interpretación
el referéndum o el plebiscito– y 3. un ideal literal–. Esa visión reduccionista impide
–la única democracia que hoy puede lla- visualizar la enorme cantidad de variables
marse tal es la democracia liberal– (Sar- que intervienen en un sistema democráti-
tori, 1992: 28). co. Se trata finalmente antes que concep-
tualizar, contextualizar de qué hablamos
Para Dahl, las democracias modernas se al referirnos a la democracia.
encuentran cruzadas por dos coordenadas:
el debate público y el derecho a partici- Sartori reconoce dificultades para dar una
par. En este punto, el autor considera que definición; en consecuencia, no es posi-
las democracias se convierten más en sis- ble llegar a diferenciaciones maniqueas de
temas ideales que se persiguen a partir de todo o nada, de sí o no. En los últimos 50
aquellas dos coordenadas. Por eso, propo- años, prácticamente todo se ha definido
ne el término poliarquías “…regímenes como democracia.2 La pregunta correcta
relativamente –pero no completamente– entonces no sería en esa perspectiva ¿qué
democráticos (…) las poliarquías son sis- es democracia? Sino ¿cuánta democracia?
temas sustancialmente liberalizados y po-
pularizados, es decir muy representativos 2
Señala eso sí que probablemente el principal ne-
a la vez que francamente abiertos al deba- gativo de democracia es la autarquía –si el princi-
pio democrático es el poder conferido por el pue-
te público…” (Dahl, 1989:19). La mayo- blo y autarquía la autoinvestidura la contradicción
ría de países, en este planteamiento, se es evidente– (Sartori, 1992: 60).
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O ¿cuánta democraticidad? Las respuestas Las obras analizadas, sin embargo, coinci-
en mucho, dependerán del enfoque y la den en algunos elementos esenciales como
prioridad que se les dé a sus componentes constitutivos de los paradigmas democrá-
–igualdad, participación, principio de ticos. En el caso de Sartori, podríamos re-
mayoría, etc.– y Sartori que propone– una sumir tres grandes vectores o fuerzas mo-
especie de análisis de casos (Sartori, 1992: toras de la democracia:
60-61).
• Libertad: no se trata de una libertad
Llegados a este momento, ya podemos ir moral sino de una libertad frente al
vislumbrando una primera respuesta a la Estado. Es una libertad protectora de
pregunta original. Una respuesta un poco los poderes de los ciudadanos necesi-
decepcionante, especialmente para nues- tados porque son fáciles de oprimir.
tro pensamiento occidentalizado que di- • Iguales tratamientos e iguales resulta-
cotimiza el conocimiento, y nos hace creer dos: si en cuanto a la libertad hay cier-
que las cosas son o no son. Digámoslo sin ta claridad en el término de la igual-
ambages: no hay una definición de demo- dad la cuestión se complica. Ya
cracia concluyente, porque ésta antes que Aristóteles hablaba de igualdad aritmé-
nada es un modo de vida que tiene que tica –lo mismo para todos- y propor-
ver con una visión compartida del mun- cional –lo mismo para los mismos-.
do; y eso necesariamente está trasversali- Sartori reduce las propuestas a dos cri-
zado por un contexto histórico, sociológi- terios para definir la igualdad propor-
co, cultural, etc. Lo que la cuna de la cional: 1. a cada uno en razón de sus
democracia estimaba democrático se ale- méritos, capacidades y talentos y 2. a
ja y en mucho de lo que nuestra sociedad cada uno en razón de sus necesidades.
considera hoy como expresiones de la de- Hay diferentes tipos de igualdad: jurí-
mocracia. En nuestro entorno más inme- dica –isonomía-, social, y de oportuni-
diato se habla de tres etapas en las que los dades. Esta última se presenta como
países han ido avanzando hacia la demo- algo complejo; ¿porque oportunidad
cracia -si hablamos en clave poliáquica-: qué es? ¿Oportunidad como igual ac-
1. los acontecimientos del siglo XIX, 2. ceso u oportunidad como igual punto
finales del siglo XIX hasta la Primera Gue- de partida? Igual acceso quiere decir
rra Mundial y 3. desde 1960 que se empie- igual reconocimiento e igual capacidad
zan a articular demandas de grupos –sobre y en consecuencia promueve una me-
todo los jóvenes– hasta nuestros días3 ritocracia. Igual punto de partida es
(Dahl, 1989: 21). Las sociedades que lle- igualdad de condiciones iniciales de
varon ese camino podrían entenderse hoy competición. Iguales tratamientos no
como las democracias más avanzadas llevan necesariamente a iguales resul-
(Dahl, 1989: 23). tados por lo que se requieren leyes sec-
3
toriales y discriminatorias compensa-
En forma similar, Ferrajoli sitúa en la post segunda
guerra mundial el surgimiento de la democracia torias. Queda una interrogante, pues
de nuestros días (Ferrajoli, 2008: p. 26). entre libertad e igualdad puede haber
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Otro trabajo muy interesante que intenta como la capacidad de respuesta continua
medir las democracias y dar pistas sobre del gobierno a las exigencias de sus ciuda-
qué condiciones debe tener una sociedad danos quienes a su vez asumen la capaci-
para calificarse como tal es el del politólo- dad de manifestar sus necesidades (comu-
go norteamericano Robert Putnam “Para nidad cívica) y articularlas (capital social).
que la democracia funcione”. La cuestión
medular es: ¿Qué diferencia a las regiones Con este variopinto menú de definiciones,
con éxito del norte de Italia de las que no propuestas, estudios, investigaciones, etc.
lo tienen del sur? El autor centra su estu- tenemos que empezar a delinear una res-
dio en dos posibilidades como determinan- puesta, si bien no hay –ya lo adelantába-
tes para la formación de democracias efi- mos- una, concluyente al menos una
caces: la modernidad socioeconómica (los aproximación habrá que dar. A mayor
resultados de la revolución industrial) y la abundamiento, como bien advierte el pro-
comunidad cívica (los patrones de parti- fesor Manuel Alcántara, el punto medu-
cipación ciudadana y de capital social). lar está en clarificar a qué nos referimos al
hablar de democracia y para eso, visto lo
En cuanto a la primera posibilidad, Put- indicado líneas arriba, se requieren aspec-
nam deja claro el hecho de que una de- tos evaluativos que nos ayuden a medir la
mocracia eficaz está correlacionada con la calidad de una democracia. Dicho de la
modernización socioeconómica. Afirma el manera más simple, no hay una “defini-
estudioso que “…el más importante desa- ción de diccionario” que nos satisfaga so-
rrollo social y económico registrado en la bre democracia. Esa es una tarea imposi-
sociedad occidental durante los últimos ble; e innecesaria. Lo que sí se requiere es
siglos ha sido la Revolución Industrial y tener claridad sobre cuáles son los elemen-
sus consecuencias…” (Putnam, 1993: tos constitutivos de una democracia; y so-
p.102)5. En cuanto a la segunda posibili- bre eso si bien tampoco habrá unanimi-
dad, Robert Putnam relaciona la idea de dad –la democracia tampoco lo es de todas
comunidad cívica con el pensamiento re- formas– si un cierto acuerdo que será el
publicano y con la idea maquiavélica de punto de arranque para calificar y medir
que el éxito o el fracaso de las institucio- las diferentes experiencias democráticas.
nes libres dependía del carácter de sus ciu-
dadanos, es decir, de su virtud cívica Lo anterior es fundamental porque la ca-
(www.iigov.org/gbz/article.drt?edi consul- lidad puede tener diferentes significados y
ta hecha el 21 de julio de 2007). En la obra en ese sentido dependiendo de ellos los
bajo examen, siguiendo a teóricos de la juicios variarían. El profesor salmantino,
ciencia política, democracia se define en un artículo publicado en la Revista
Electoral costarricense, reseña:
5
Este es un factor que se minimiza en “Para que la …en efecto, la calidad puede estar vin-
democracia funcione”, aunque se advierte que hay
un sustrato histórico que marca una diferencia a culada a un procedimiento por el que
considerar. un producto de calidad es el resultado
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serio podría entenderla fuera de un Esta- sión y la separación de poderes (check and
do Constitucional de Derecho. Verbigra- balances), la protección de una serie de
cia Sartori, considera que la democracia derechos entendidos como fundamentales
liberal que es la democracia que según su –a partir básicamente de una actitud de
criterio prevalece en la actualidad6 se de- abstención del estado para evitar intromi-
fine por la protección jurídica de la liber- siones que afectaran la libertad de los ciu-
tad individual mediante un estado consti- dadanos– que no es cosa distinta a la pro-
tucional (Sartori, 1992: 43). En igual tección a través de la positivización
sentido, Ackerman entiende que los prin- normativa de los derechos humanos y por
cipios democráticos solo adquieren senti- último la supremacía de la ley. Por eso, se
do cuando están asentados sobre un esta- habla de un estado legal.
do de derecho en el que “…el imperio
de la ley refuerce la agencia humana Para entender qué es un estado constitu-
efectiva de todos sus ciudadanos…” cional de derecho, necesitamos previa-
(PNUD, 2004: 87)7. mente tener claridad sobre qué entende-
mos por constitución. La construcción del
Esto nos obliga no solo a definir qué es un término que manejamos en la actualidad
estado de derecho sino también en qué tiene su origen en el siglo XVIII. Podría-
reside la distinción con un estado consti- mos definirlo, por las dificultades que de
tucional de derecho. El estado de derecho por sí entraña -desde una perspectiva fun-
nace entre los siglos XIX y XX. Se cimienta cional y no ontológica- como el conjunto
sobre tres pilares fundamentales: la divi- de normas que crean -o sostienen- un Es-
tado y que limitan el ejercicio del poder y
6
Sin embargo ya hay autores como Ferrajoli que garantizan los derechos fundamentales8.
cuestionan ese término. Aducen que ha distorsio- Evidentemente aquella definición es solo
nado su significado –que es el que recoge Sartori-
pues hoy “…se entiende democracia liberal como una aproximación, que para los efectos de
la ausencia de límites tanto a la libertad del mer- este trabajo resulta útil.
cado como a los poderes de la mayoría, y en conse-
cuencia la convergencia de dos absolutismos: el ab-
solutismo de la política y el absolutismo del A diferencia del estado de derecho, el es-
mercado…” (Ferrajoli, 2008: 26-27) y ya no como tado constitucional de derecho constitu-
el establecimiento de límites al poder y la garantía
de los derechos individuales y las garantías funda- ye una invención de la segunda mitad del
mentales. Esta cuestión evidencia una vez más la siglo XX. Gira en torno a tres ideas: la di-
“vulnerabilidad” del concepto de democracia. Has-
ta hace muy poco tiempo, existía un cierto con-
visión y separación de poderes (check anda
senso en que la democracia del siglo XXI es la de- balances), la protección de los derechos y
mocracia liberal; pero vemos como ya hasta eso la prevalencia de un texto jurídico por
provoca debates. Lo anterior deja aún más latente
la pregunta que nos planteamos al inicio de nues-
8
tro trabajo, ¿qué es democracia? Aunque autores como Comanducci y García Pe-
7
Lo señalado que se presenta como una especie de layo nos adelantan lo complejo que resulta definir
síntesis de los autores leídos guarda gran similitud un concepto constitución, lo cierto es que ambos -
con lo que en opinión de la Comisión de Dere- para citar solo dos ejemplos- coincidían en que los
chos Humanos de la ONU constituyen los dere- rasgos definitorios de cualquier constitución son
chos democráticos (PNUD informe la democra- precisamente los señalados. (Comanducci, 2003:
cias en América Latina, 2004: 46). 76-77 y García Pelayo, 1984: 33-34).
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En esto está el secreto para que la demo- ba Jaime Ordóñez con crudeza hace unos
cracia tenga sentido, si la entendemos en meses: “…los avances en Centroamérica
una dimensión antropocéntrica y esto han quedado desafortunadamente reduci-
inexorablemente lo explica el estado cons- dos a democracias electorales o sufragis-
titucional. Lo dicho supone una enorme tas. Salvo el acto de votar cada 4 ó 5 años,
interrogante para Centroamérica porque poco se puede hacer para influir en el ma-
es evidente que en muchas áreas la capa- nejo del Estado y el ejercicio de la demo-
cidad de articulación de demandas y la cracia. Este es, desdichadamente, otro sig-
operatividad de las respuestas es práctica- no del subdesarrollo pendiente de
mente nula, lo que también tiene que ver resolver…” (www.nacion.com/ln–ee/
con instituciones aún débiles. Al decir 2005/octubre) reto que superado, permi-
esto, por supuesto estamos cuestionan- tirá en palabras de Putnam que nuestra
do los basamentos fundamentales del sis- democracia funcione y que por fin, luego
tema democrático regional. Aquí enton- de seguir un camino que a veces ha sido
ces reside el principal reto de cara al estrecho y hasta resbaloso, Centroaméri-
futuro centroamericano. ca dé el salto definitivo hacia estados cons-
titucionales, expresión indisoluble de la
Es nuestro criterio que requerimos un ver- democracia que se busca en nuestro día.
dadero diálogo entre los grupos de la so-
ciedad; deben dejarse al margen las dife-
rencias ideológicas y desarrollar una
agenda que responda a la pobreza, la vio-
lencia, la corrupción, las desigualdades, la
ingobernabilidad, etc. que golpean sin mi-
sericordia a Centroamérica. Junto a los go-
biernos, cuya responsabilidad es indelega-
ble, deben actuar algunos sectores que
gozan de apoyo y confianza entre los cen-
troamericanos, como las iglesias, los me-
dios de comunicación, las ONG, las Uni-
versidades, etc. para que siendo vigilantes
del poder público, aporten también solu-
ciones. Se ocupa más que la siempre ne-
cesaria crítica; requerimos de acciones
concretas, de voluntad y compromiso. En
pocas palabras, que soñar que nuestra re-
gión sea más justa, inclusiva, igualitaria y
próspera deje por fin de ser solo eso: un
sueño, y se transforme en una realidad. La
realidad será siempre que haya más demo-
cracia. El reto es superar lo que denuncia-
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