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María Magdalena

La Prostituta Sagrada de Cristo


Categoría: Liber Haeriticorum, Texto 1, vídeo 1
Canal Arcana Sapientiae Duración: 00:00:00/Salida:00.00.2019
Introducción
Cuando pasó el día de reposo, Ma-
ría Magdalena, María la madre de
Jacobo, y Salomé, compraron es-
pecias aromáticas para ir a ungirle.
2
Y muy de mañana, el primer día de
la semana, vinieron al sepulcro, ya
salido el sol.

3
Pero decían entre sí: ¿Quién nos
removerá la piedra de la entrada
del sepulcro?

4
Pero cuando miraron, vieron remo-
vida la piedra, que era muy grande.
5
Y cuando entraron en el sepulcro,
vieron a un joven sentado al lado
derecho, cubierto de una larga ropa
blanca; y se espantaron.
6
Mas él les dijo: No os asustéis;
buscáis a Jesús nazareno, el que
fue crucificado; ha resucitado, no
está aquí; mirad el lugar en donde
le pusieron.

7
Pero id, decid a sus discípulos, y a
Pedro, que él va delante de voso-
tros a Galilea; allí le veréis, como
os dijo.

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Y ellas se fueron huyendo del se-
pulcro, porque les había tomado
temblor y espanto; ni decían nada
a nadie, porque tenían miedo.

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Habiendo, pues, resucitado Jesús
por la mañana, el primer día de la
semana, apareció primeramente a
María Magdalena, de quien había
echado siete demonios.
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Yendo ella, lo hizo saber a los que
habían estado con él, que estaban
tristes y llorando.

Ellos, cuando oyeron que vivía, y


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que había sido visto por ella, no lo


creyeron.

Cristo cenaba en casa de un fariseo


donde la pecadora se presentó y al
momento se arrojó al suelo frente
al Señor, se echó a llorar y le en-
jugó los pies con sus cabellos. Des-
pués le ungió el perfume que lle-
vaba en un vaso de alabastro. El fa-
riseo interpretó el silencio de Cristo
como una especie de aprobación
del pecado y murmuró en su cora-
zón. Jesús le recriminó por sus pen-
samientos. Le preguntó en forma
de parábola cuál de dos deudores
debe mayor agradecimiento a su
acreedor: aquél a quién se perdona
una deuda mayor, o al que se per-
dona una suma menor.

Estos son dos de los pasajes bíbli-


cos más estentóreos donde apa-
rece la enigmática figura de María
Magdalena. Una mujer considerada
por muchos una pecadora y sin em-
bargo ha sido canonizada por la
iglesia ortodoxa como Santa, su fi-
gura histórica se confunde con
otras dos mujeres de mismo nom-
bre, con las cuales ha conformado
una especie de trinidad el nombre
de María Magdalena se ha confor-
mado de este modo en un símbolo,
envuelto en el misterio de la sexua-
lidad sagrada y de la comunión es-
piritual.
María Magdalena parece la antítesis
de la madre de Cristo, la encarnación
del elemento sexual totalmente erra-
dicado de la naturaleza de la virgen.
En el nuevo testamento hay varias
mujeres llamadas María y no queda
claro cuál es María Magdalena. El
evangelio de Lucas la identifica nomi-
nalmente como una de las personas
que acompañó a Jesús cuando partió
de la casa del fariseo Simón y de la que
había expulsado 7 demonios. Se suele
equiparar a Magdalena con la peca-
dora regañada por Simón por cubrir
los pies de Cristo con ricos ungüentos,
pero esta mujer sólo se nombra en el
evangelio de Juan, que la describe
como María de Betania, hermana de
Lázaro.
El teólogo Orígenes distinguió entre
María de Betania, María Magdalena y
la pecadora anónima y la iglesia orto-
doxa griega atribuyó una festividad
distinta a cada una de estas mujeres.
A partir del siglo sexto, la iglesia occi-
dental ha combinado a las tres con el
nombre de María Magdalena y cele-
bra su fiesta el 22 de julio.
Marcos afirma que Cristo resucitado
se apareció, en primer lugar, ante Ma-
ría Magdalena, de la que había arro-
jado siete demonios. Juan también
dice que fue la primera persona que
vio a Cristo cuando abandonó el se-
pulcro, si bien al principio lo confun-
dió con un hortelano. Tal vez se trata
de los primeros indicios de que Mag-
dalena entró en el cristianismo desde
una tradición más antigua en la que
había sido diosa. La mesopotámica In-
nana e Istar atravesaron los siete por-
tales del infierno en su entrada y sa-
lida del mundo de los muertos y hor-
telano era el título corriente del hijo y
amante de Innana cuando retornó de
la tierra de los difuntos.
Geoffrey Ashe, estudioso del siglo 20,
cita antiguos textos coptos en los que
Magdalena se aparece a alguien que
duerme y le dice que ella y la virgen
son una, por lo que esta pareja repre-
senta aspectos distintos de una María
compuesta, que combina la dualidad
de virgen y ramera de la misma forma
que Istar, Innana y muchas diosas
más.
En la imaginación popular María Mag-
dalena está imborrablemente vincu-
lada al pecado carnal. Supongamos
que los siete demonios exorcizados
representan su sexualidad y los evan-
gelios siempre la nombran como en-
carnación de la apasionada arrepen-
tida.
Según Jacob de Vorágine -hagiógrafo
italiano del siglo 13- , María significa
“lágrimas amargas” y Magdalena
“culpa perdurable”. Es la sexualidad
prohibida la que convierte a Magda-
lena en una figura tan impactante
para el pensamiento cristiano. Jesús la
amó precisamente por sus terribles
pecados más que a pesar de ellos y, en
tanto compañera habitual, despertó
la envidia de los apóstoles. La tradi-
ción post bíblica la cita como acompa-
ñante inseparable de la virgen María
hasta que navegó a la deriva y llegó a
la costa francesa, en la que tuvo una
ilustre carrera como misionera, pletó-
rica de conversiones y milagros. En
1279 su cuerpo apareció milagrosa-
mente en la cripta de la iglesia de Sant
Maximin en Aix-en-Provence.
María Magdalena no sólo es recor-
dada por su renuncia a la sexualidad.
En la Leyenda Áurea. Jacobo de Vorá-
gine la describe como madre de reyes
y los merovingios los cuales eran go-
bernantes de Francia anteriores a Car-
lomagno, reivindicaron que descen-
dían de ella. Dado que también creían
que era consorte de Cristo, en reali-
dad están dando a entender que des-
cendían de Dios.

María Magdalena para los gnósticos


era una de las figuras fundamentales.
En tanto que ramera arrepentida,
Magdalena estaba versada en los co-
nocimientos mundanos y como confi-
dente o, según algunas tradiciones,
consorte de Cristo, era el receptáculo
de la sabiduría espiritual. Epifanio -
azote de los herejes durante el siglo
cuarto- sostenía que determinadas
sectas escindidas del cristianismo in-
cluían a María en una trinidad sexual,
junto a Jesús y a otra mujer a la que el
Mesias había producido de un cos-
tado de su cuerpo. En el texto egipcio
Pistis Sophia, redactado en el siglo
tres, Jesús no deja de alabar la com-
prensión de María y sostiene que Ma-
ría Magdalena, Juan y la Virgen desco-
llarán sobre todos mis discípulos y los
hombres que recibirán los misterios
del Inefable.
Cada una de las sesenta o más sectas
gnósticas daban su propia explicación
de la creación, la caída y la redención,
aunque en general los gnósticos in-
tentaban unirse con Dios mediante un
aprendizaje intensivo y una apasio-
nada devoción equiparable al amor
sexual, de donde viene la condena de
la veneración de la cópula por parte
de los padres de la iglesia. Para los
gnósticos, cuantos aspiraban a lo di-
vino eran espirituales y buenos y
quienes buscaban placer físico como
fin en sí mismo, materialistas y malos.
El individuo con mayor potencial espi-
ritual se acercaba a lo divino a través
de la experiencia física y Magdalena
representaba el arquetipo de esta
búsqueda.
MÚSICA EN ESTE VÍDEO
Canción O vis aeternitatis
Artista Sequentia
Con licencia cedida a YouTube por
SME (en nombre de RCA Red Seal); LatinAutor - UMPG, UNIAO BRASILEIRA DE
EDITORAS DE MUSICA - UBEM, LatinAutor, Public Domain Compositions y 7 so-
ciedades de derechos musicales

FUENTE DE LA INFORMACIÓN
Shahruskh Husain, La Diosa. Creación, Fertilidad y Abundancia Mitos y Arquetipos
Femeninos

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