Gill Mcknight "Little Dip" Garoul V

Traducido
por RDLC. Cuarentena 29/06/2020

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Traducido por RDLC Cuarentena 29/06/2020

Traducido por RDLC. Cuarentena 29/06/2020

Dedicación

Para el Hombre de hojalata,
Espantapájaros, León y
Dorothy, sin olvidar también a
Toto, mis compañeros en el
camino polvoriento, de
confianza y de tierra. Y para
Cate Culpepper, siempre sobre
mi hombro ... molesto.



Expresiones de Gratitud

Muchas, muchas gracias a CK
King por su guía y ayuda con
este libro, y a veces en la vida
en general. A Andi Marquette y
R.G. Emanuelle por su edición
superestrella. Gracias a los dos



Part One
1977



Capítulo Uno
Lost Creep
7 millas

Una ordinaria "p" estaba
sobrepintada en la "k" de
Creek, mientras que un
agujero de bala perforaba
perfectamente la "o" de Lost.
Unos pocos nombres estaban
dibujados en él. La juventud
local obviamente necesitaba
de algo más para entretenerse.
Lost Creek ¡Ale-jodidamente-
luya! Connie dobló su mapa de


ruta y movió a Wilma a la

primera marcha, dejando que
la vieja caravana rodara por el
camino lleno de baches y
ganara velocidad antes de
pasar a la segunda. Tercera
crujió como siempre. Luego
pasó a la cuarta y el torpe
motor de los años sesenta
encontró su marcha y se
asentó en un ritmo
retumbante.
El resto del VW(combi)
púrpura brillante vibró en
armonía. Los limpiaparabrisas
limpiaban el cristal y perdieron


una batalla interminable con la

lluvia. Era una tarde triste y
húmeda en Oregón a
principios de septiembre. Un
mes cuando el paisaje
circundante de montañas,
lagos y bosques interminables
debería ser asombrosamente
hermoso. Excepto que su
calefacción no funcionaba, y
Connie tuvo que dejar la
ventana lateral abierta para
evitar que el parabrisas se
empañara. Estaba con frío,
mojada y de mal humor.


Lost Creek era el pueblo más

cercano a la zona cero, por lo
que sus fuentes en la revista
pudieron contarle. Y estos
tipos generalmente sabían del
clima. Si quedaban algunos de
los Coccyzus Americanus en
Oregón, estaban aquí en el
extremo oriental del Condado
de Wallowa.
El camino de tierra lleno de
baches pronto se aplanó en un
camino asfaltado y liso, y los
bosques a ambos lados se
volvieron insípidos y
manipulados, la mano del


hombre y la industria
maderera pesaron sobre el
paisaje empapado. Poco a
poco, incluso el bosque
comenzó a quedarse atrás a
medida que las granjas con sus
potreros, entradas de
vehículos y parcelas de
vegetales brotaban en los
bordes.
Connie giró despacio en una
curva y allí, de costado, en
medio de la carretera, yacía un
caballo de espaldas a ella, con
su pelaje oscuro y empapado
por la lluvia. El vapor se


levantó de su flanco
distendido. No debería tener
mucho tiempo para que el
calor se elevara.
"Mierda." Ella se detuvo y salió
de la camioneta al frío de la
tarde. Su instinto periodista la
hizo agarrar su cámara.
Connie se acercó al árbol de
Laurel con mucho cuidado.
Unos pocos pasos y ella supo
que estaba muerto. Supuso
que probablemente había sido
atropellado por un automóvil
que luego se dio a la fuga.


Algunas personas eran

simplemente unos bastardos.
A su izquierda, podía ver una
cerca de madera hecha
pedazos por donde la criatura
debió haber saltado de su
prado hacia la carretera. La
barra superior estaba rota por
la mitad. El puntal tuvo que
haber sido golpeado muy
fuerte para romperse así.
Increíblemente fuerte. El
caballo tenía que haber estado
yendo a cierta velocidad.
Un rollo completo de película
más tarde, ella estaba


satisfecha. Macabro pero

interesante. La escena decía
algo sobre el lugar. Los
caminos de tierra, los cielos
bajos y el bosque silencioso
presionaron por todos lados
alrededor del animal muerto.
La luz se estaba desvaneciendo
cuando ella empacó y sacudió
la lluvia de su cabello. Es hora
de seguir adelante. Tenía otras
cosas más importantes que
hacer. Más allá del prado había
una granja. No había vehículos
afuera, ni ninguna otra señal
de vida, pero Connie se sintió


obligada a bajar y decirles que

había habido un accidente.
Como era de esperar, no había
nadie en la granja, y Connie
decidió no dejar una nota. El
granjero vería su caballo
pronto cuando condujera a
casa. Tendría que desviarse
para evitarlo. No había nada
que pudiera hacer allí, así que
condujo hacia la tarde gris.
Lost Creek apareció delante de
ella. El ganado estaba parado
en los campos, con la cabeza
caída y viéndose miserables
bajo el aguacero. Pasó uno o


dos establos, con granjas de

madera en el medio, y, de
repente, alrededor de otra
curva, el camino se ensanchó y
fue recibida por el centro de la
ciudad. Un puñado de
pequeñas tiendas grises se
alineaban sobre una calle
principal que las atravesaba,
animando al viajero a hacer lo
mismo. Algunas ventanas
tapiadas fueron mutiladas con
el graffiti juvenil que había
visto en la señal de tráfico,
junto con un oso medio torcido
que Connie pensó que podría


ser la mascota del fútbol local

o algo así. El lugar era bastante
triste sin un mal arte callejero.
Ella disminuyó la velocidad.
Este triste y pequeño lugar era,
desafortunadamente, donde
tenía que estar y, con suerte,
donde encontraría la
información que necesitaba.
Además, tenían café.
Ella se detuvo ante la tienda
general de Johnston. Parecía
ser el mejor local de los
alrededores, pero, entonces,
se percató que solo había una
manzana. La lluvia que caía de


las tejas, se acumulaba debajo

de los tres escalones hasta la
entrada de la tienda. El edificio
era algo de espíritu pionero al
estilo antiguo, con un exterior
de madera que en su mayoría
era pintura astillada, pero no
de una manera desvaída y
elegante, más bien en una
forma de negligencia total,
como de la forma de quedarse
sin dinero. Alguien ya había
comenzado con una capa de
pintura, solo para abandonar
el esfuerzo de un aficionado.
El parche de pintura nueva a la


derecha de la puerta abatible

azul descolorida solo sirvió
para hacer que el resto de la
fachada se viera desaliñado y
descuidado. Mientras subía los
escalones, se hizo evidente
que la pintura enmascaraba
más graffiti de "oso". Todo el
pueblo era un basurero.
Connie avanzó hacia la
pequeña tienda de abarrotes,
iluminada bajo una línea de
tubos fluorescentes. Los
primeros juegos de estanterías
contenían provisiones
enlatadas y envasadas, luego


venían una fila de

congeladores de carne,
mientras que la pared
posterior estaba designada
para revistas, periódicos y
algunos libros de bolsillo
polvorientos. El mostrador con
el café estaba a la izquierda y
su modelo era parecido al
check out. Se dirigió
directamente hacia él y se
deslizó sobre un taburete de
vinilo rojo.
El chico detrás del mostrador
la había estado mirando con
los ojos entrecerrados desde


que ella había cruzado la

puerta, y él continuó
examinándola con la mayor
suspicacia mientras ella se
encaramaba ante él. Suponía
que tenía unos treinta y tantos
años, su cabello oscuro, poco
tupido en la parte superior y
sus hombros encorvados. Su
energía parecía como una
mezcla de ansiedad y
cansancio terminal. Ella se
sentía exhausta simplemente
sentada frente a él.
"Hola", dijo ella primero, ya
que él parecía poco dispuesto


a dejar de mirar boquiabierto.

"Café por favor. Negro, sin
azúcar.
Buscó la cafetera. "¿Estás de
paso?" Derramó un poco de
café y buscó un poco más, esta
vez buscó un paño húmedo
para limpiarlo. "¿O vienes a
pasar unas vacaciones por
aquí?"
"Mmm". El truco era ser lo
menos sociable posible en
nuevos lugares. El puso una
humeante taza de café delante
de ella. Se sentía maravilloso el
solo poder sostener ambos


lados calientes en sus manos

frías. Ella sorbió. El café estaba
sorprendentemente bueno.
"Excelente café".
“¿Te gustaría tomar uno recién
hecho? Puedo hacerlo ". Arrojó
el café restante al fregadero y
comenzó a preparar uno
nuevo. Realmente era un chico
ansioso. Viejo antes de tiempo,
ella pensó.
"¿De donde eres?" Sus
preguntas continuaron.
"Estado de Washington",
admitió. Esa fue una respuesta
lo suficientemente segura.


"Esta es una pequeña y dulce

ciudad". Era hora de desviar y
tomar el control de esta
conversación antes de que
pudiera continuar con el
bombardeo de preguntas
absurdas. Tomó una mirada
aún más sospechosa.
Obviamente, Lost Creek no era
nada dulce para él. Ella cambió
de táctica de nuevo. "¿Siempre
llueve tanto?"
"Sip. En el otoño se agita por
aquí". Parecía más feliz
difamando el lugar. "También
tenemos algunos días buenos,


pero son muy pocos y

distantes".
¿Alguna inundación? Escuché
que el Silverthread puede
desbordarse. Ella bien podría
dejar que él tenga su
conversación. ¿Quizás podría
descubrir lo que necesitaba a
través de una puerta trasera
conversacional?
Sacudió la cabeza. “No aquí
arriba. Tenemos la elevación.
Cavehill, en cambio suele
inundarse ”, nombró la ciudad
grande más cercana. “Fue
construido en una llanura de


inundación en los años

cincuenta. Una de esas nuevas
ciudades para las fábricas de
madera. Parecía disgustado.
“Se les advirtió, pero
¿escucharon?. Que tontos
fueron. Sus pequeños ojos
castaños se calentaron ante la
tragedia que se desarrollaba.
"Ahora no tienen industria de
molienda, ni tala, ni nada",
como el resto de nosotros.
"Cavehill se inunda cada diez
años más o menos. Usted
compra una casa en Cavehill y
nunca la venderá. Una vez que


se inunda, no puede obtener

ningún seguro. Sin seguro, sin
hipoteca. Estás atrapado ".
Le dirigió a Connie una mirada
severa. Se sintió como un
aviso.
"No quiero comprar en
Cavehill", le informó
rápidamente, en caso de que
ese fuera su problema.
Inmediatamente
tranquilizado, se sirvió un café
y llenó el suyo, preparándose
para una larga conversación.
“Nunca he estado en


Washington. Nunca he estado

fuera de este condado ".
"Es una bonita ciu…"
"Ni siquiera por Vietnam",
continuó. Le sorprendió que él
fuera en esta dirección. "Nam
fue la guerra de veinte años
con la que creció y luego se
manifestó en contra". Una
guerra en la que había perdido
un primo lejano y un querido
tío. Una guerra oficialmente
terminada desde hace unos
años y apenas un tema de
conversación popular. ¿Su
pulsera era POW(Prisioner of


war)? Miró los detalles de MIA

(Missing in action) del tío Larry
que rodeaban su muñeca.
¿Aún su apariencia era como
una Hanoi Jane?(apodo para
Jane Fonda durante la guerra
en Vietnam). Su mano se
movió para agarrarse? su
húmedo cabello rubio. Las
flores habían desaparecido
hace mucho tiempo, junto con
Woodstock y la pintura de la
cara, y, desafortunadamente,
las drogas también. Ella
suspiró y volvió a concentrarse
en el Sr. Coffee. Podía ver que


Nam era importante para él y

que entendía algo sobre él a
través de esa historia.
"Tengo los pies planos", dijo.
"Oh."
"O me hubiera ido".
"Seguro."
"Mi hermano Roy si fue".
"Ok."
"La mayoría de los chicos por
aquí se fueron. Pero yo tenía
los pies planos.
"Esta bien."
Hubo una vacilación en la
conversación, como si no
estuviera seguro de a dónde


iba con el tema. Connie no

pudo seguir el hilo. ¿Le estaba
diciendo que su hermano
había sido asesinado? O sus
amigos? ¿O todos los
muchachos de aquí? Entonces,
ella repitió "Está bien" e
intentó no extrañar al tío Larry,
o a su primo Jake volado en
pedazos. Habría tenido su
edad.
El Sr. Coffee giró la cabeza,
como para captar sus palabras,
y ella se preguntó si tenía un
poco de dificultad para oír.


"Cuando Roy regresó, se fue a

la formación para maestros".
"¡Oh!" Bueno, al menos su
hermano estaba vivo.
"Arriba en Washington". Él la
miró fijamente. "De donde
vienes."
Por fin los puntos se unen. Dios,
pero él era como un conductor
borracho.
"¿Dónde trabaja?"
Movió la cabeza. “Regresó
aquí. Enseña en Cavehill High.
Parecía un poco disgustado.
Connie no estaba segura de si
se debía a la falta de ambición


en su hermano o a la ciudad en
la llanura que se inundaba.
Necesitaba regresar la
conversación a donde quería
que fuera, y eso significaba
noticias locales.
"Había un caballo muerto en la
carretera del oeste". Ella dio
las únicas noticias locales que
tenía.
"¿En serio?" El estaba
interesado. "¿Dónde
específicamente?"
“A media milla de distancia. La
granja era de color verde


oscuro. El caballo era marrón

—concluyó ella dudando.
El chico frunció el ceño. "Ese es
el lugar de McNulty", dijo.
"Dan McNulty cría caballos".
"Bueno, ha perdido uno
ahora". Tomó un sorbo de café
e intentó parecer
despreocupada.
"¿Cómo te llamas?" De
repente extendió la mano
sobre la encimera, llevando la
conversación en una nueva
dirección. "Soy Norman
Johnston. Soy dueño de este
lugar. Ha estado en la familia


Johnston por cuatro

generaciones". Supuso que de
alguna manera había ganado
su aprobación debido a su
espeluznante hallazgo. Los
chismes tenían influencia por
aquí.
Connie extendió la mano y
también se la estrechó.
“Encantado de conocerte,
Norman. Soy Connie. Connie
Fortune.
“Llámame Norm. Todos los
demás lo hacen ". Se limpió las
manos con una toalla.
"Entonces, ¿qué haces?"


Ella asumió que él quería saber

como se ganaba la vida. "Soy
artista y me estoy tomando un
tiempo para pintar la hermosa
vida salvaje que hay por aquí".
En realidad era más que una
artista. Era ilustradora y
fotógrafa. Detrás de ella, en el
puesto que estaba destinado
para los periódicos de la
tienda, había por lo menos tres
revistas que en cualquiera de
ellas podías encontrar su
trabajo. Sin embargo,
Northwest Wildlife Quarterly
fue la mejor apuesta. Era una


revista de alto precio a la que

ella contribuía regularmente.
Las otras eran revistas de caza
y pesca y publicaciones
periódicas de observación de
aves a las que ella se sometía
contractualmente. También
tenía otros contratos,
principalmente de revistas
agrícolas y folletos turísticos.
Le había llevado años, pero su
lista de clientes se había
ampliado hasta que ahora se
sentía bastante cómoda con su
negocio independiente. Pero
hoy quería sonar como una


aficionada feliz de estar de

vacaciones.
"¿Oh? ¿Qué pintas? preguntó.
"Fauna silvestre." Acabo de
decirte.
"¿Como pájaros y nutrias y
eso?"
"Si. Si veo alguna nutria que
me guste. Ella decidió ir por
ese lado. "Hay un pájaro que
realmente me encantaría ver.
Un pájaro raro. Ella trató de
parecer conspiradora.
"Escuché que puedes
encontrarlos por aquí".
"¿Oh? ¿Y cuál es ese?"


"A Coccyz—" se corrigió. "Un

cucú de pico amarillo".
"¿Un coco de qué?" Le costaba
un poco oír. No había duda de
eso. Podría haber tenido pies
de titanio y aún no haber
llegado a Nam.
"Un cucú de pico amarillo", ella
habló más fuerte.
Él parpadeó. Obviamente no
significaba nada para él.
Connie no se sorprendió. La
mayoría de los campesinos no
sabían cuándo estaban
sentados sobre una olla de oro
de la Madre Naturaleza. Solo


podía estar agradecida de que

no hubiera un cucú relleno de
pico amarillo posado en el
mostrador frente a ella, entre
la crema y el servilletero.
"Nunca he visto uno, y escuché
que había algunos cerca de
aquí", dijo, muy amable. Bien,
entonces él no sabía sobre el
pájaro, pero podría ayudarla a
llegar hacia el último lugar
conocido.
"No estoy seguro de saber
siquiera lo que estás
buscando". Los pájaros son
pájaros, en lo que a mí


respecta. Hay patos, gansos y

pavos. Si puedes dispararles y
comerlos, entonces tal vez
pueda ayudarte. Pero si no
puedes comerlos, entonces no
... no puedo ayudarte para
nada".
"Es un cucú. No te los comes ".
Dios, ayúdame a superar esto.
"Entonces, ¿dónde están estos
cucúes?" Estaba intrigado.
Por fin, una pregunta sensata.
Gracias Señor. "Bueno, el
último avistamiento conocido
fue cerca de aquí en un lugar
llamado Little Dip".


El rostro de Norman cambió

por completo. Sus mejillas se
ahuecaron y sus labios se
afinaron, mientras
involuntariamente se chupaba
los dientes. Parecía que se
había tragado un limón entero.
Sus ojos cansados se
oscurecieron y su mirada se
desvió, interesándose
intensamente en las galletas
Graham con descuento en el
estante más cercano.
"¿Dije algo?"
"No. Realmente no." El se
encogió de hombros. "Es solo


que Little Dip es propiedad

privada, y la gente de ese lugar
no es tan agradable". Dudó un
momento y luego prosiguió.
Sus palabras vinieron en una
oleada de culpa. "Quiero decir,
son clientes míos y de todos, y
vienen a Lost Creek
regularmente, pero los Garouls
son un grupo extraño, y todos
tratamos de mantenernos
alejados de ellos, y así todo
funciona bien".
Connie no estaba segura de
qué hacer con esta
declaración. ¿Estaba diciendo


que el valle era un área

prohibida? Bueno, eso no le
importaba a ella. Todo lo que
quería era tomar algunas
buenas fotos de este maldito
cucú y luego irse a casa y
pintarlo con deliciosos
pigmentos de acuarela
Sennelier y ganar mucho
dinero. Ella podría hacerlo
fácilmente si estas personas,
los Garoul la dejaran acceder a
su tierra y encontrar la maldita
cosa. ¿Y si no lo hacían?
¿Le importaban acaso estos
Garouls? No. Ella seguiría


adelante de todos modos. El

trabajo era trabajo y tenía
facturas que pagar.
"Tío Norm, ¿has visto mi
estuche?" Un niño llamó desde
el otro extremo de la tienda.
Connie se volvió para ver a una
niña de unos siete u ocho años
asomando la cabeza por una
puerta marcada como Privada.
Ella asumió que conducía a la
vivienda de los Johnston.
"Lo tengo aquí, Em." Extendió
la mano y agarró la caja de
lápices, dando al contenido un
traqueteo atractivo.


"Necesitaba un marcador rojo

para las ofertas de esta
semana".
La niña entró en la tienda y
bajó por un pasillo para
recogerla. Era una cosita
nerviosa, pelirroja, con gafas,
con un suéter verde de punto
acanalado y una falda de
gamuza con medias de lana
oscura. Lanzó una rápida
mirada a Connie, observando
sus jeans deshilachados y su
abrigo afgano.
“Esta es mi sobrina, Emily. Ella
es la niña de Roy ", dijo. Su


rostro se sonrojó con

adoración de una manera que
hizo que el corazón de Connie
se estremeciera
inesperadamente. Todos los
niños necesitaban un aspecto
así, al menos una vez en la
vida. Ella sintió cariño hacia él
y hacia sus pies planos de
nuevo. Era un viejo buitre muy
extraño. Entonces recordó que
no era viejo en absoluto.
Simplemente desgastado y
rizado en los bordes.


"Gracias." Emily le quitó la

cartuchera y le sonrió
tímidamente a Connie.
"¿Necesitas ayuda con tu
tarea?" Norm preguntó. La
sonrisa de Emily se ensanchó.
“No, gracias, tío Norm. Es
matemática ". Lo dijo como
una broma privada, y Connie
se dio cuenta de que esta niña
tímida probablemente sabía
más sobre cálculo que su tío.
"Bien, porque terminarías
enseñándome", dijo,
demostrando que su
suposición era correcta. Sin


embargo, quería que Connie

supiera lo inteligente que era
su sobrina. Estaba orgulloso de
ella. "La señora aquí es una
artista, Em". Él las presentó.
"Su nombre es Connie, y ella
vino desde Washington para
pintar un cucú".

Emily miró a Connie con
renovado interés. Parecía
hambrienta por lo
extraordinario en su pequeño
mundo. "¿Qué tipo de cucú?"
Connie sonrió ante la
pregunta. Fue buena. “Un cucú


de pico amarillo. Su binomen

es Coccyzus americanus. Ella
usó la nomenclatura científica
en deferencia a la inteligencia
de Emily.
"¿No está ese en la Lista Roja?"
Emily preguntó, citando la lista
de especies en peligro de
extinción.
La sonrisa de Connie se
iluminó. “Sí, especialmente en
los estados del oeste. Hay un
lugar por aquí llamado Little
Dip, y es uno de los pocos
lugares que sabemos que
todavía pasan el rato ".


"Tendrás que preguntarle a

Sylvie Garoul si es que puedes
ir allí", dijo Emily sabiamente.
"Es tierra privada".
Su tío resopló groseramente a
través del mostrador.
"Tengo la intención de
hacerlo", dijo Connie
seriamente. "¿Hay algún lugar
en la ciudad donde pueda
acampar por la noche?" ella se
volvió hacia Norm.
"¿Quieres alquilar una
habitación?" Parecía
preocupado. "No tenemos
muchos lugares para


hospedarse por aquí". La gente

tiende solo a ir de paso ". Pero
ella ya estaba sacudiendo la
cabeza.
“Vine en una caravana. Solo
necesito un lugar para
estacionarme y pasar la noche.
En algún lugar fuera del
camino.
El limón volvió a regurgitar en
su garganta y en su rostro. "Esa
es una mala idea".
Connie estaba acostumbrada a
acampar sobre la marcha, pero
aún así, se sorprendió de que


importara en un lugar tan

alejado como Lost Creek.
"Necesitarás de una habitación
para pasar la noche por aquí",
continuó.
"Estoy cómoda con el VW".
Ella era igualmente de
inflexible. Necesitaba vigilar
sus gastos, por lo tanto, traer
la caravana era su primera
opción. Estaba empezando a
molestarse ahora. Si fuera
necesario, se escabulliría y
acamparía bajo los árboles a
unas pocas millas de la
carretera, pero preferiría estar


más cerca de la ciudad para

obtener provisiones, agua
corriente y, por supuesto, café
gratis. Había vuelto a llenar su
taza. El fue generoso en eso.
"No es seguro por aquí por la
noche", dijo Emily con su voz
tranquila.
"¿Por qué?"
"Osos es el por qué". Norm dijo
de entrometido.
"Ah". Connie recordó el
graffiti. ¿No es la mascota de la
escuela?
"Y los lobos", agregó Emily casi
en un susurro. "Papá no me


deja salir después del

anochecer. Él dice que no es
seguro ".
"No se le permite salir". Norm
le hizo eco, como si su
autoridad sobre el tema le
pondría fin.
"¿En esta época del año?"
Connie estaba sorprendida. El
otoño comenzaba. Un Otoño
jugoso y fértil, cuando todas
las bestias se atiborraban de
nueces y bayas y nacían
salmones, toda la comida fácil
que les preparaba para las
primeras nieves. Seguramente,


Seguramente, ¿ningún animal

debería tener tanta hambre
para merodear por un hábitat
humano? Esta tontería
después del anochecer tenía
que ser un cuento popular
para mantener a los niños más
pequeños bajo control.
Probablemente, toda la ciudad
tenía un toque de queda
incorporado para mantener a
esos jóvenes que destruían la
propiedad pública de forma
segura frente a un televisor
por la noche.
Norm no tenía nada de eso.


"Es peligroso. Está prohibido

acampar. Necesitas alquilar
una habitación.
"Bueno, ¿dónde puedo
encontrar una?" Maldita sea si
es que la asustaban para que
pagara un B&B (Bed and
Breakfast) en una ciudad que
los turistas habían olvidado.
Pero bien podría tranquilizarlo
antes de seguir el camino y
buscar un lugar para acampar.
Sabía por experiencia que el
acampar ilegalmente se lo
hacía mejor al amparo de la
oscuridad.


"No hay ninguno aquí", dijo,

burlando su idea de que todo
esto era una artimaña para
hacer dinero. "Tendrás que ir a
Cavehill". Parecía enfermo
incluso al sugerirlo.
"Construyeron un Holiday
Inn".
De ninguna manera pagaría
por un Holiday Inn, no
mientras tenía a Wilma afuera.
Puede que no sea el
alojamiento más cómodo,
pero Wilma lo era, con mucho,
la más barata.


La luz que entraba por los

escaparates empezaba a
desvanecerse. Había estado
allí durante más de una hora y
había sido el único cliente en el
lugar toda la tarde.
"Mejor me voy, entonces". Ella
trató de sonar alegre y agarró
algunas bolsas de papas fritas,
una caja de galletas y una
botella de agua con gas.
"¿Cuánto te debo?" Dio una
palmada a un billete de diez en
el mostrador.
Norm le dio el cambio. "Fue
muy bueno hablar contigo".


Visítame en algún momento y

dime cómo te fue con esa cosa
del cucú, ¿de acuerdo?.
Parecía genuinamente
interesado. Luego lo descartó
con un: "Si puedes acercarte a
él, esto es".
"Lo haré. Gracias por el café.
Hasta luego, Emily. Salió al aire
húmedo y vaciló en el último
escalón para mirar a lo largo de
Main Street. Al menos la lluvia
había cesado. Mejoró mucho
su estado de ánimo. ¿Qué
debería hacer ella? ¿Volver por
donde había venido y buscar


un lugar para acampar, o

seguir adelante? Decidió
conducir por la calle principal y
salir al otro lado de la ciudad,
que no era más que un claro en
el bosque. Habría muchos
lugares para acampar. Todo lo
que necesitaba era privacidad,
en caso de que hubiera más
Normandos que quisieran
llevarla a que alquile una
habitación de hotel.
Wilma se comportó y comenzó
con la primera marcha. Para un
día brumoso y húmedo, se
comportó excelente. Un buen


presagio que hizo que Connie

estuviera aún más decidida a
salirse con la suya. Norm
podría asustar a los niños de
dos años con todas sus
historias de "no vayas al
bosque después del
anochecer", pero no a ella. Ella
no era una Caperucita Roja ni
una turista crédula. Connie
Fortune se estaba haciendo un
buen nombre por sí misma
grabando vida salvaje en todo
Estados Unidos. Había estado
acampando desde los picos de


Alaska hasta el desierto de

Mojave.
Decidida, seguiría manejando
hasta encontrar un lugar fuera
de la carretera principal. La
radio finalmente encontró una
estación y sonaron los
"Sueños" de Fleetwood Mac.
Ella decidió que este era su
segundo buen augurio para
una noche tranquila bajo un
dosel de estrellas.



Capítulo Dos

El primer aullido la despertó a
un mundo completamente
negro. Ella buscó su reloj para
ver la hora. Las verdes manos
fluorescentes indicaban
débilmente las cuatro y media.
Connie se quedó quieta y se
esforzó por escuchar.
¿Realmente había escuchado
lobos? Claro, ella estaba en el
bosque, pero el aullido había
sonado cerca. Muy cerca. Lo
suficientemente cerca como


para despertarla con

palpitaciones del corazón.
Se puso de rodillas y movió las
cortinas a cuadros para mirar
afuera. La intensa oscuridad no
le permitió ver más allá del
final de su nariz. Otro aullido
sonó aún más cerca y la
mantuvo pegada a la ventana.
Sus ojos se adaptaron
lentamente a la oscuridad, lo
suficiente para que ella
pudiera distinguir patrones en
negro sobre negro. Las ramas
de los árboles temblaban
sobre las sombras encorvadas


y mutadas de los arbustos y la

maleza. El viento silbaba a
través de las ramas de abeto y
sacudía en remolinos las hojas
crujientes y moribundas. Y
poco a poco, lentamente,
pensó que veía el movimiento
de algo a través de los árboles.
Una mancha aceitosa de luz de
luna le atravesaba el pelaje. ¿O
había sido solo su
imaginación?
Connie se reclinó sobre sus
talones, apretando su saco de
dormir contra su pecho. Había
un animal por ahí. Algo grande.


Ella estaba segura de eso. No

tenía idea de qué era y no tenía
intenciones de investigar.
¿Estaba ella en peligro? Parte
de ella estaba horrorizada
porque no había traído un
arma. Otra parte estaba más
horrorizada de que ella incluso
lo hubiera pensado. Ella era
pacifista, por el amor de Dios.
Ella ni siquiera tenía un arma. Y
aún otra parte de ella se
preguntaba si quizás Norm y
Emily tenían razón.
Otra mirada por la ventana
cubrió sus imaginaciones


febriles: solo había un bosque

nocturno que se balanceaba
perezosamente en una suave
brisa. Se sentía tonta por estar
tan nerviosa. Había pasado por
esto antes con serpientes,
escorpiones, varios alces, y una
vez un cocodrilo que se había
acercado demasiado. Sin
embargo, los lobos la pusieron
nerviosa. Los lobos solían traer
amigos.
Un poco más tranquila, se
acomodó e intentó volver a
dormir, pero descubrió que
estaba esperando el siguiente


aullido, esperando
secretamente que estuviera
más lejos que el anterior.
Nunca llegó.
El amanecer comenzó a
colarse por debajo de los
dobladillos de la cortina, y aún
así ella yacía con los ojos
vidriosos y exhausta, molesta
por perder una noche preciosa
de sueño por su hiperactiva
imaginación. Hizo listas
mentales para la mañana
siguiente, mientras el día se
hacía más brillante a través de
las cortinas de la caravana


hasta que ya no pudo

ignorarlo. El bosque ahora era
una cacofonía altísima de
cantos de pájaros
madrugadores, y ella corrió las
cortinas para disfrutarlo. El día
había comenzado a convertirse
en una fresca y soleada
mañana de septiembre. La luz
era brillante y clara, con los
colores del bosque como un
tapiz brillante de verdes, rojos
y dorados.
Connie se puso los vaqueros y
una camisa limpia, luego abrió
la puerta lateral y aspiró los


olores a tierra húmeda y gotas

de lluvia que se secaban en las
hojas. Su espíritu despertó.
Este iba a ser un buen día. Se
puso las botas y se preparó
para salir.
Hasta que miró la parte
delantera de la camioneta y se
convirtió en un día
desagradable y extraño.
Una mancha de color marrón
rojizo justo en el medio del
parabrisas se extendía desde la
parte superior hasta la parte
inferior del vidrio y un pedazo
de piel hecha jirones quedó


atrapado en el
limpiaparabrisas. Las moscas
volaban alrededor,
asqueándola. Después de una
última mirada de precaución al
área circundante, salió a una
hermosa mañana de otoño. El
aire se sentía fresco en su
rostro y el canto de los pájaros
era más fuerte y de alguna
manera reconfortante. Connie
se movió hacia el frente de su
camioneta.
Un conejo. O lo que supuso
que había sido un conejo, ya
que solo quedaba un


fragmento, había quedado

atrapado en el
limpiaparabrisas de la derecha,
con las entrañas colgando
sobre la rejilla del VW. Parecía
que Wilma había golpeado a la
pobre criatura a cien millas por
hora y la había desmembrado
en un instante. Excepto que
Wilma no se había movido ni
una pulgada la noche anterior,
ni era capaz de hacer las cien
millas por hora. Si Wilma
golpeaba a un conejo, se
habría detenido mientras el
conejo cojeaba hasta su casa.


¿Cómo había llegado el conejo

a estar allí? ¿Y cómo iba a
limpiar el desastre? Agarró una
rama para voltear el cadáver
de su camioneta. Caminó hacia
la maleza para dejarlo
convertirse en un almuerzo
afortunado e inesperado para
alguna otra criatura.
Y por mucho que detestara
abusar de esta manera, su
botella de agua con gas
limpiaba el líquido del
parabrisas lo mejor posible. El
limpiaparabrisas podría
encargarse del resto. El cristal


estaría grasiento, pero al

menos ella podría ver.
Algo goteó sobre su hombro.
Era viscoso y rosa y le salpicó
sobre su camisa blanca en un
círculo del tamaño de una
moneda de diez centavos.
Connie frunció el ceño, miró
hacia arriba y se quedó helada.
Las ramas de los árboles que
estaban sobre ella estaban
decoradas con cadáveres de
animales. Varios cuerpos
incompletos de conejos,
mapaches, gatos domésticos, y
lo que parecía ser un perro


pequeño, colgaban del árbol,

con las entrañas enrolladas
como oropel.
Su estómago dio un vuelco y se
inclinó y vació lo poco que
había comido el día anterior, a
centímetros de sus
Timberlands. Al menos eso
salió bien, ¡pero qué mierda!
Cuando terminó, levantó la
vista de nuevo, todavía
horrorizada. Nunca había visto
algo así, bueno, no en los
Estados Unidos. Claro, algunos
grandes felinos en el Serengeti
arrastraban a sus presas a un


árbol para comer en paz, pero

esto era una maldita despensa.
¿Qué demonios había hecho
esto? Su piel se erizó a pesar
del calor que se acumulaba en
el día.
Al menos ella sabía de dónde
habían salido los trozos de
conejo. Y ahora, se dio cuenta
de que el techo de su
camioneta estaba
delicadamente manchado con
pequeñas gotas de sangre
rosadas por la recompensa de
arriba.


Ella agarró su Olympus y

disparó un rollo completo.
Que mierda más rara. Pero los
muchachos en la oficina de
NWQ se quedarían mirando
sobre las fotos de la escena
durante horas discutiendo los
patrones de comportamiento
de los animales y las
tendencias estacionales. Le
dirían qué es lo que
probablemente hizo esto y se
divertirían un poco con el
acertijo que les había traído.
Era el tipo de cosas que la
unían a la revista, a su personal


y, con suerte, a nuevos

contratos. Connie no era
estúpida. Esta era una
oportunidad que no podía
desperdiciar.
"No me importa qué hora es,
Wilma". Volvió a guardar la
cámara en su bolso.
"Volveremos donde Norm.
Podemos sentarnos afuera
hasta que él abra ”, le dijo a la
camioneta, balanceándose en
el asiento del conductor para
volver a bajar por el sendero y
salir a la carretera principal
hacia Lost Creek. "Prometo


lavarte tan pronto como pueda

... después del café". Ella
tranquilizó a la vieja chica y dio
unas palmaditas en el tablero
de vinilo.

“Bueno, mierda. No hay café
para nosotros, Wilma. Las
ventanas de Johnston estaban
cerradas, pero
sorprendentemente, un poco
más abajo en la calle, se
encendieron las luces de la
biblioteca local. “A menos que


la biblioteca tenga una

máquina de café. ¿Qué
piensas?
Curiosa, se bajó de la
furgoneta y siguió avanzando
hasta lo que parecía un viejo
edificio estable de tiempos
pasados. El edificio ocupado y
resistente tenía marcos en
madera y estaba pintado en un
nuevo esquema de color
blanco y gris. Las puertas
batientes se abrieron después
de un empuje. Muy contenta,
Connie entró en un suave
interior de madera de pino.


Los pasillos de las estanterías

se extendían a lo largo,
atrayéndola más adentro. A su
izquierda, el mostrador estaba
vacío, pero un abrigo cubría el
perchero cerca de una puerta
entreabierta, marcada como
"Oficina". Más allá de eso,
podía escuchar el borboteo de
una tetera y el tintineo de la
vajilla.
"¿Hola?" ella llamó. La vajilla
dejó de tintinear, y una mujer,
tal vez de unos treinta años,
delgada, vestida y con gafas,
apareció en la puerta.


"¿Si?" Pareció sorprendida de

ver a Connie allí.
"Hola, ¿está abierto? ¿Estaría
bien si puedo pasear? Connie
se sintió un poco extraña
preguntando, pero la
biblioteca era cálida y alegre
con el olor a café recién hecho,
incluso si no fuera el suyo, y
cientos de libros para
amortiguar el mundo y todas
sus tonterías.
"Es una biblioteca. Por
supuesto que puedes pasear.
La respuesta podría haber sido
cortante, excepto que vino con


una sonrisa tensa y poco

practicada que hizo que
Connie se sintiera menos
estúpida, solo porque la mujer
de enfrente estaba tan
incómoda como ella.
Impulsivamente, ella extendió
su mano. "Gracias. Soy Connie
Fortune ", dijo. "Estaba de
paso y pensé que tu biblioteca
se veía preciosa, así que tenía
que echar un vistazo". Su mano
fue tomada en un agarre frío
pero firme. "Soy fanática de
las bibliotecas".


"Señorita Vivian Crosier", fue

la respuesta bastante formal.
Luego se relajó un poco. "Ese
es un nombre poco común.
¿Puedo preguntar si eres la
Connie Fortune que hace las
ilustraciones de la vida
silvestre? "
"Sí, esa soy yo", dijo Connie,
gratamente sorprendida.
"¿Oh?" Vivian parecía
desconcertada por haber
acertado. “Bueno, entonces,
excelente. Es maravilloso
conocerte en persona .


Soy una gran fan. Soy una

ornitóloga, así que, por
supuesto, he visto tus
ilustraciones ". El entusiasmo
en su voz rompió mil sonrisas
incómodas y apretones de
manos. "¿Estás aquí para
trabajar con George
Brookman?"
"¿George Brookman?"
"Si. George vive cerca.
"¡En las afueras!" Esto era una
noticia de hecho. Brookman
era esencialmente un
ilustrador botánico, no un
hombre de la vida salvaje, sino


uno de los héroes de todos los

tiempos de Connie.
"Me encanta su trabajo".
Estaba encantada de estar
cerca del hombre, sin importar
dónde viviera.
“Puedes encontrar a George
afuera y por todas partes
trabajando. Le gusta grabar las
Russulas.
"¿Hongos?" Connie hizo una
suposición educada.
Personalmente, ella no sabía
nada de ellos fuera de una
tortilla, pero Brookman había
publicado algunas buenas


guías sobre botánica

estadounidense.
"Si. Es un entusiasta
micólogo". Vivian señaló por el
pasillo hacia la sección de
Historia Natural. “Tenemos
una colección dedicada de
Brookman. Por favor, siéntase
libre de echar un vistazo ".
"Gracias." Connie se movió
para hacer precisamente eso,
contenta con el repunte de los
eventos de la mañana. El
conejo disecado y todos sus
amigos de la despensa del
árbol jugaban menos en su


mente ahora que estaba en un

entorno familiar. ¿Qué podría
salir mal en una biblioteca?
Mientras tanto, echar un
vistazo a una muy buena
colección de Brookman y saber
que el tema, así como el
artista, era local, fue una
excelente forma de comenzar
el día.
Estaba metida de nariz en un
clásico de George Brookman,
Primeras Heladas de Glencoe,
Illinois, que apenas notó que
había entrado alguien hasta
que Vivian Crosier habló.


"Buenos días, Jefferson".

Había un tono en su voz que le
indicaba a Connie que estaba
hablando con un amigo. Un
buen amigo. El olor a café flotó
más fuerte por el pasillo e hizo
retumbar el estómago de
Connie. Suertudo Jefferson
tenía su brebaje preparado y
esperando.
"Y buenos días para ti también,
Vivian". El tono ronco en su voz
estaba cubierta de coqueteo.
Oh-ho, amor en la biblioteca. Y
ni siquiera en la sección de
romanticismo. Connie estiró el


cuello para mirar. Era un

hombre grande y barbudo, tan
corpulento como su voz,
vestido con pantalones
oscuros y camisa azul. Una
simple corbata azul marino le
rodeaba el grueso cuello y lo
hacía ver fuera de tono. Su
gran cuerpo era como para
usar un tartán de leñador y con
botas gruesas, no el alfiler por
corbata que lucía.
Su leve movimiento llamó su
atención. "¿Recibiste una visita
temprana, Viv?" preguntó con
leve sorpresa.


Connie volvió a guardar su

libro en el estante y salió al
encuentro. No tenía sentido
seguir curioseando . Vivian y el
recién llegado Jefferson
estaban de pie junto al
escritorio, con tazas de café en
la mano.
"Un visitante eminente",
respondió Vivian. “Jefferson,
esta es Connie Fortune. Ella
hace las ilustraciones en esas
revistas de caza y pesca que
devoras. ¿Probablemente ya
conoces su nombre?


"Si, me está sonando su

nombre, claro que lo
recuerdo". Él vino a su
encuentro tendiéndole la
mano. Connie se dio cuenta de
que estaba mintiendo, pero
tenía modales para seguirle el
juego. Vivian seguía
hablándole sobre su trabajo.
Había desenterrado una
revista vieja con un bolígrafo y
en toda la página y a tinta
estaba dibujada la Avefría
Sureña. Connie recordó el viaje
a Maryland, hace tres años,
cuando lo había dibujado.


"¿Puedo ser totalmente cortés

y pedirte que firmes esto?"
Vivian preguntó.
"¿Es una copia de la biblioteca,
Viv?" Bromeó Jefferson. "¿No
es eso dañar propiedad
pública?"
"Oh tú." Ella le dio un
manotazo juguetón en el
brazo.
"Estaría feliz de hacerlo, si no
es un crimen", Connie se unió
a la broma y garabateó su
nombre a lo largo del borde
blanco debajo de la impresión.


"Solo para que conste, esta es

mi propia copia". Vivian
parecía encantada con la
firma. "He leído y releído mis
revistas de observación de
aves", le comentaba a Connie y
echó un vistazo a la portada.
"¿Ves? Este tiene casi tres
años".
"Hola, Jeff. ¿Listo para cerrar y
cargar? Otro hombre entró en
la biblioteca. Un hombre más
delgado, más pequeño, y
demasiado parecido a Norman
Johnston para no ser su
hermano, Roy, el veterano y


maestro. Se detuvo en seco

cuando vio a Connie.
Jefferson tomó un maletín
maltratado y se tragó el café
hirviendo en dos tragos. "Sí,
estoy listo", dijo. "Otro día,
otro dólar." Le guiñó un ojo a
las damas como si hubiera sido
increíblemente ingenioso.
“Roy, ella es una visitante de la
ciudad. Déjame presentarte a
Connie Fortune. Es una
ilustradora, como George ".
Vivian presentó al hombre que
todavía miraba a Connie de un
modo tan concentrado que era


casi espeluznante, aunque

Connie fue la única que pareció
darse cuenta. El hermano de
Norm era tan extraño como lo
era Norm.
"Eres la muchacha que quiere
ir a Little Dip y encontrar un
cucú o algo así". Roy dijo sin
rodeos, confirmando que
Norm era un bobalicón. Su voz
fue modulada
cuidadosamente para no sonar
grosera, pero Connie podía
sentir el trasfondo.
Los pequeños pelos en la parte
posterior de su cuello se


agitaron con la palabra

"muchacha", y estaban listos
para un "Levantémonos ,
hermanas", si este tipo
pensaba por un segundo, que
podría decirle qué hacer.
"Esa no es una buena idea",
dijo, inmediatamente
retomando el tema de su
hermano.
Estos hermanos Johnston
realmente apestan para
fomentar el turismo. "Estoy
siguiendo una pista de
trabajo", dijo, insinuando que
ese era el final de la discusión.


Ella era una mujer trabajadora.

Una reconocida trabajadora.
Incluso el bibliotecario de la
ciudad sabía quién era ella, y a
menos que él fuera a dibujarle
un mapa a Little Dip, su opinión
le sería de poca utilidad.
"Tiene que haber otros lugares
a los que puedas ir". Era como
si nunca la hubiera escuchado.
"Un pájaro es un pájaro,
¿verdad?"
Jefferson resopló en silencio, y
ella lo miró fijamente, insegura
de si se estaba riendo de la
seriedad de ella o de la actitud


de Roy. Él le dirigió una sonrisa

alegre que lo mantuvo
firmemente neutral.
"Little Dip es un lugar peligroso
para pasear", continuó Roy.
Ella se encogió de hombros
ante esto como si el peligro no
tuviera ninguna consecuencia,
aunque se escapó de la
intención de descubrir qué
demonios era tan peligroso
que los Johnston eran capaces
de perder la razón.
"Trabajo es trabajo." Golpeó el
bolígrafo sobre la revista de
pájaros en el mostrador de


Vivian. "Te veré de nuevo

alguna vez, Srta. Crosier. Me
gustaría venir y echar un
vistazo a tu colección
Brookman. Es genial." Ella
deliberadamente usó "Srta."
respaldada con una sonrisa
pícara.
Vivian parpadeó hacia ella, y
fue lo suficientemente
inteligente para captar las
buenas vibras en el ambiente,
pero sin conocimiento
suficiente en la política
feminista actual como para
saber qué hacer con aquello.


Connie había visto esta mirada

muchas veces y no se
compadeció de ella. En
cambio, se sorprendió de que,
considerando su trabajo,
Vivian Crosier no se hubiera
ordenado material de lectura
decente. La liberación de las
mujeres preocupaba a todos.
Tal vez valga la pena enviarle
una lista de lectura más tarde,
pensó mientras caminaba
hacia la salida.
En la calle, le complacía
encontrar el día mucho más
cálido. Pasó junto a una


camioneta Ford estacionada

cerca de las puertas de la
biblioteca y le devolvió el
saludo a Emily, que la saludaba
tímidamente desde el asiento
trasero. Su padre debe llevarla
a la escuela y, en algún lugar
del camino, dejar a Jefferson
en su trabajo.
Johnston estaba abierto, así
que se dirigió, ya concentrada
en interrogar a Norm sobre el
extraño árbol despensa.
Detrás de ella, podía escuchar
a Roy y Jefferson riéndose
mientras salían de la


biblioteca. Las puertas del Ford

se cerraron de golpe y el motor
volvió a la vida. El auto pasó a
su lado y Jefferson hizo un
gesto casual. Ella lo ignoró. Ella
todavía estaba molesta. Para
ser una ciudad tan pequeña, la
gente tenía mucho que opinar.
Un Jeep Wagoneer de 1960
con paneles de madera estaba
aparcado junto a Wilma. La
carrera de la mañana en Lost
Creek había comenzado.
Connie subió los escalones y
entró, ansiosa por el café y su
comida matutina.


Lo primero que notó fue el

enorme hombre parecido a un
oso, lo suficientemente alto
como para que su cabeza y
hombros fueran visibles sobre
la parte superior de los
estantes. Sus hombros eran
tan anchos que tendría que
haber entrado de lado por la
puerta principal. Llevaba
bigotes oscuros y varoniles que
lo hacían parecer un villano de
Vodevil(obra de teatro años
80). La negra uniceja como el
hollín afirmaba su villanía. Él la
miró con enormes ojos


oscuros, luego inclinó la

cabeza y avanzó lentamente
por el pasillo. Le tomó un
momento darse cuenta de que
estaba hablando con alguien
mucho más pequeño que él y
escondido de su vista detrás de
la estantería.
Connie se dirigió al mostrador
donde estaba el café, Norm
estaba ocupado limpiando la
encimera mientras lanzaba
ocasionalmente una mirada de
desaprobación, pero
moderada, a sus clientes.
Efectivamente, ahora que


estaba en el otro extremo de la

tienda y podía mirar a lo largo
de los pasillos, vio a una mujer
pequeña, ligeramente
encorvada, de cabello blanco y
edad indeterminada que
guiaba al hombre alto detrás
de ella como un comprador
personal. Examinó cada
posible compra en detalle,
sosteniendo la lata o la
etiqueta del paquete a
centímetros de sus lentes con
montura de alambre y leyendo
cuidadosamente los
ingredientes. Su sufrido


compañero llevaba una cesta

de compras sobrecargada
detrás de ella, esperando que
la llenara lentamente. Connie
notó cuatro cestas más
completamente llenas
colocadas en el suelo junto al
mostrador a la espera de ser
pagadas.
"¿Quiénes son?" le preguntó a
Norm.
"Sylvie Garoul y su sobrino
Claude", contestó un poco a
regañadientes.
"Es enorme". Había pensado
que Jefferson era un hombre


grande, pero este Claude era

una montaña.
"Todos son así, los Garouls.
Mitad indios, mitad franceses,
mitad desgraciados.
"Esas son muchas mitades".
Ahora que lo había
mencionado, Connie podía ver
la herencia de los nativos
americanos. Se veía a través
del color oscuro y la estructura
ósea elegante y fuerte. Una
especie de alteridad distante
que no podía traducir del todo.
Y en cuanto a la altura, ¿tal vez
esa fue la parte francesa?


Connie no podía estar

segura."La pequeña dama
mandona no es tan alta",
señaló.
"Sylvie Garoul tiene otras
maneras de compensarlo", dijo
Norm siniestramente.
"Bueno, parece que te están
comprando". Connie bajó la
mirada hacia las canastas
llenas junto al mostrador.
Mientras tanto, Claude Garoul
estaba dejando otra cesta
medio llena. "No te puedes
quejar de eso".


"Nop. Supongo que no puedo".

Aunque Norm actuó como si le
hubiera gustado poder
hacerlo. Una mirada aún más
triste se apoderó de su rostro.
"Eso servirá por ahora,
Claude". La nítida dicción de
Sylvie Garoul se deslizó por el
pasillo. Regresó al mostrador,
con Claude detrás, y abrió un
enorme bolso de cuero.
"Pagaré por esto y saldaré la
cuenta de este mes, por favor,
Norman".
Norman ya tenía su libro de
cuentas abierto y esperando.


Este fue un negocio bien

organizado. Rápidamente
contó las cifras en el libro de
contabilidad, luego contabilizó
las compras en las cestas. El
total que sonó en el registro
escandalizó a Connie. ¡Esta
mujer debe alimentar a una
familia de miles! No es de
extrañar que a Norman no le
importara una tienda vacía un
viernes por la tarde si su
hipoteca se cancelaba
efectivamente a la mañana
siguiente.


Connie miró a Sylvie Garoul

con renovado interés. Su idea
inicial de ofrecer un dólar o dos
para ir a ver a su cucú se
esfumó. Tendría que esperar
que la anciana Garoul fuera
una entusiasta de la vida
salvaje y, con suerte, una
fanática. Ella ya había tenido
suerte con Vivian Crosier. En la
primera pausa en la
conversación entre Sylvie
Garoul y Norman, Connie
extendió la mano.
"¿Cómo está, Sra. Garoul?”,
dijo. Al otro lado del


mostrador, Norman se puso

rígido. Su mano fue ignorada, y
Connie se encontró atrapada
en su asiento por una mirada
aguda y astuta que la
diseccionó hasta el hueso. Se
sentía como estar nadando
alrededor de una placa de Petri
bajo una luz brillante. Sylvie
Garoul tenía iris negros, tan
oscuros que parecían tragarse
la luz. Sus ojos no brillaban con
el sol de la mañana. En cambio,
brillaban como el acero y
perforaban con una aguda


inteligencia que dejó a Connie

tartamudeando.
"H-hola. Mi nombre es Connie
Fortune ”, continuó ella
juguetonamente. “Trabajo
para Northwest Wildlife
Quarterly, y yo ... me
preguntaba si podría ... um ...
seguir una pista que tengo
sobre el cucú de pico amarillo.
Supuestamente ha habido
varios avistamientos en ... um
... Little Dip, y esperaba ...
"¿Quién hizo estos
avistamientos?" La pregunta


atravesó su solicitud,
silenciandola de golpe.
"Um ..." Connie buscó en su
cabeza el nombre del chico de
la revista que juró que él ... el
nombre no lo recordaba.
Norman se agachó, fingiendo
estar ocupado, aunque
obviamente se mantenía cerca
para alcanzar a escuchar.
Claude se movió en su sitio,
aburrido e incómodo.
"No puedo recordar". Connie
se recuperó. "¿Realmente
importa?"


“Me importa si alguien está

invadiendo las tierras Garoul.
El valle es privado. No
queremos que la gente ande
por ahí ". La respuesta fue
tajante y no admitió ninguna
discusión.
"Pero esta es una revista
científica", saltó rápidamente
Connie.
Sylvie Garoul cerró su bolso
grande con un chasquido
revelador. Las compras ya
estaban hechas. Claude
recogió gran parte de las
bolsas de papel marrón con un


solo movimiento de sus brazos

y se dirigió a la puerta, seguido
por su tía. Detrás de ella vino
Norman con las últimas bolsas.
En un movimiento absurdo,
Connie se bajó de su asiento y
los siguió, la última en la
procesión hablando con la
parte posterior de la cabeza de
Norm. "El cucú de pico amarillo
está en la Lista Roja y ..."
"Entonces es más seguro si se
lo deja solo, ¿no crees?" Sylvie
Garoul no se volvió para
responder.


Claude llegó al Wagoneer y

puso los sacos de comestibles
de Norm y los de él en la parte
de atrás. Luego se paró junto a
la puerta abierta del pasajero
como un chofer. Sylvie Garoul
bajó los escalones de la tienda
y se sentó en el asiento del
pasajero señalando a Claude
que mantuviera la puerta
abierta por un momento más.
Connie siguió hablando. Más
rápido ahora que el tiempo se
acababa. "Creo que a muchas
personas ... a tantos


entusiastas de las aves les

encantaría ..."
"No, señora Fortune", dijo.
“¿O es señorita? Así es como
ustedes, señoritas, quieren
llamarse hoy en día, ¿no es así?
" Ella frunció el seño. Parecía
ser una pregunta genuina sin
sarcasmo asociado.
"La mayoría de las mujeres
modernas prefieren el uso de
la señorita a la señora",
confirmó Connie con rigidez.
"¿Está usted segura de que no
lo reconsideraría ? Esta es una


gran noticia para nuestra

comunidad ornitológica ...
“Veo cualquier visita no
autorizada a mi tierra como un
allanamiento y la trataré en
consecuencia. Espero que se
entienda ".
Se entendió. Connie retrocedió
y se enfureció. Claude cerró la
puerta y se dirigió hacia el lado
del conductor, y el Wagoneer
se retiró lentamente de su
lugar de estacionamiento, giró
a la izquierda y se alejó. Todo
ese tiempo, Connie se dio
cuenta de que Sylvie Garoul la


evaluaba cuidadosamente
mientras Connie se colocaba
en el escalón inferior de la
Tienda General de Johnston.
"Te dije que era difícil". Las
palabras de Norman le
llegaron tan pronto como el
auto se perdió de vista. "No
obtendrás nada de los Garouls.
Son muy reservados y por una
buena razón.
"¿Que razón?" Acababa de
obtener su caja registradora
llena de "nada", por lo que
tenía que haber algo más que
lo molestara en el fondo de su


mente. Regresaron a sus

puestos anteriores en la barra
de café. Los ojos de Norm
brillaron, y ella supo que iba a
tomar un café recién hecho
mientras él la regalaba con
rumores, chismes y su propio
razonamiento. Efectivamente,
él volvió a llenar su taza.
¿Alguna posibilidad de
tostadas francesas? Agarró el
menú y empujó su suerte.
"¿Quieres tocino con eso?"
Ella se relajó y sonrió. Este día
de montaña rusa estaba yendo
hacia arriba nuevamente.


Norm arrojó la última tostada

francesa en su plato.
"Entonces, digo que son
brujas, magia negra y cosas
así". Había estado hablandole
durante los últimos cuarenta
minutos sobre el vudú de los
Garouls. Había escuchado
cortésmente, aunque solo
fuera porque él estaba
preparando su desayuno.
“Deberías escuchar los gritos
que salen de ese lugar algunas
noches. Orgías, misas negras y
cosas por el estilo. Su cabeza
asintió con aprobación propia


como un perro de adorno

porfiado en un largo viaje.
Connie estaba tomando su
tercer café. Tenía los nervios
de punta, no tanto por
escuchar como por tratar de
atravesar este desastre de un
monólogo para encontrar algo
que pudiera serle útil.
"Que Sylvie Garoul es una
bruja, como si alguna vez he
visto una", dijo Norm.
"Pensé que se veía bastante
elegante". Esto lo dejó
ofendido. Él la fulminó con la
mirada y ella se apresuró a


enmendar: "Por aquí, quiero

decir".
Sylvie Garoul puede ser una
mujer delicada, ligeramente
encorvada, pero tenía el ojo de
un halcón para la ropa. Sus
pantalones de tejido de pata
de gallo en blanco y negro y su
chaquetón de lana a medida
eran elegantes y caros. Connie
conocía la marca. El abrigo en
sí costaba la mitad de su
cheque de pago. La dama
estaba vestida como la esposa
de un senador de Connecticut,
con un gusto exquisito y una


chequera abierta. Su
maquillaje había sido ligero, no
más que un poco de polvo y un
poco de lápiz labial, y había
olido a Guerlain Shalimar.
Sylvie Garoul era una gran
dama, y las verdaderas damas
hacían un esfuerzo, incluso
para ir a la tienda de
comestibles de Lost Creek.
"Eso es porque están nadando
en él". Norm dijo. "Son
millonarios. Multimillonarios,
Billonarios tal vez. ¿Quién sabe
lo que tienen? Poseen toda la
tala por aquí, y las tierras, y la


mitad de Portland. Cada

maldita cosa. Perdón por
maldecir ".
"¿Pero parecen compartirlo?"
Connie recordó la gran
cantidad de dinero que Norm
acababa de embolsarse.
Sus mejillas desgastadas se
sonrojaron. "La gente tiene
que comer", murmuró,
"incluso la gente rica". Aunque
parecía un poco molesto.
Connie podía sentir la lucha
dentro de él. Necesitaba a los
Garouls. Mantenían su
negocio, y tal vez incluso esta


ciudad, a flote. Pero, por

alguna razón, había decidido
odiarlos de todos modos, y la
deslealtad lo estaba
devorando. Su descontento
con la misteriosa familia era
absurdo y totalmente fuera de
lugar. Hizo que Connie se
preguntara cuál era la
verdadera raíz del asunto.
Toda esta charla de brujas era
pura tontería. El hocus-pocus
estaba en boca de toda la
gente del pueblo, por lo que
ella podía ver. Si los Garouls
tenían el más mínimo indicio


de que Norm y el resto de sus

compañeros pensaban de esta
manera, entonces no es de
extrañar que se mantuvieran
alejados y reservados.
Sin embargo, Connie no era
local. Tenía buenas y genuinas
razones para localizar a su
bendito pájaro, registrarlo
para la posteridad y cobrar un
grande y jugoso sueldo por
hacerlo. Todos estos chismes
no la disuadieron en absoluto.
Demasiado para Little Dip
siendo un lugar peligroso.
Todo eran chismes estúpidos y


nada más. Su mente estaba

decidida. Ella ya había
traspasado. Con suerte, estaría
entrando y saliendo antes de
que los Garouls supieran que
estuvo allí.
"Dan McNulty vino después de
que te fuiste anoche". Norm de
repente cambió la
conversación. Parecía menos
que feliz. Parecía odiar tener
clientes. “Dice que su caballo
estaba asustado. Se estrelló
directo contra la cerca ”.
"Bueno, con la barra superior".


"¿Lo has visto?" Norm se

centró en ella con avidez.
"Si. Te lo dije, encontré el
caballo.
"¿Viste algunas huellas de
animales?" Norm preguntó.
Connie frunció el ceño. “No en
el camino. Y no entré en el
prado. Entonces no. ¿Está
diciendo que algo fue tras su
caballo? ¿Como un puma?
"Dice muchas cosas, pero sería
el último en decir eso". El
rostro de Norm se oscureció.
“Dice que fueron vándalos.


Muchas cosas malas salen de

Cavehill ".
Bueno, por supuesto, que
tenían que salir de Cavehill.
"Están bebiendo cerveza y
disparando en las señales de
tráfico y hay graffitis por todas
partes". Se estaba preparando
para quejarse con ella, pero
Connie no tenía paciencia para
volver a escucharlo en este
momento. No le importaban
un comino los aburridos
muchachos del campo. Era
hora de seguir adelante con su
propia agenda.


"Voy a tomar algunos

suministros más y luego
seguiré mi camino". Ella se
bajó de su asiento. "¿Puedo
usar tu manguera para lavar la
camioneta?"
"Te vas. ¿Entonces te das por
vencida con el cucú? Él
exudaba aprobación.
"Soy una mujer ocupada,
Norm. Tengo muchas otras
cosas que hacer. Grandes
cosas." Ella sonrió y tomó su
billetera.



Capítulo Tres

Tipos como Norm eran
verdaderos imbéciles para
chicas como Connie. Después
de asegurarle, repetidamente,
que ella no iría a Little Dip,
pero que tal vez le gustaría
conducir y echar un vistazo al
misterioso valle de brujas, le
dibujó un mapa en una
servilleta. Connie
prácticamente dio un salto
hasta su camioneta, agarrando
el débil papel contra su pecho.
Se sintió un poco culpable por


mentirle a Norm, y de
inmediato lo descartó.
Negocios eran negocios, y
Norm estaba tratando de
dictarle lo que debía hacer. Eso
era una situación sin salida.
Little Dip estaba a diecisiete
millas al noreste de Lost Creek.
Sabía por el mapa en la
servilleta que giraba cien
metros más allá de un árbol
enorme que los locales
llamaban Big Jack. Esto la
llevaría hacia el valle a través
de pistas escarpadas y llenas
de rocas, tierra y ramas bajas.


Esperaba que Wilma la

perdonara.
El bosque comenzó a cerrarse,
y el olor acre del follaje
húmedo y tierra seca golpeó
contra sus sentidos y erizo su
piel. Ella estaba en una
aventura. Ella podía sentirlo.
El camino se volvía más oscuro
y claustrofóbico, y ella se
asustó un poco. Hubiera sido
agradable encender la radio y
ponerse a cantar para sentirse
en su zona de confort. Sin
tener que escuchar "Hotel
California" eso quedaría fuera


de tono, podría llamar la

atención no deseada. Sería
imprudente invadir un valle de
brujas con The Eagles a todo
volumen.
Al menos, era consciente que
estaba entrando ilegalmente.
El camino por el que iba en
estos momentos estaba en un
descenso, por lo que supuso
que estaría en un valle.
Esperaba que fuera Little Dip y
no uno de los muchos valles
que habían alrededor de esta
cordillera. El mapa de Norm no
era más que un garabato


ondulante. La mayoría de sus

instrucciones habían sido
verbales, envueltas en
montones de recuerdos y
confidencias que no tenían
relevancia para nada en lo que
Connie estuviera interesada.
Su respuesta llegó
rápidamente con un destello
plateado entre los árboles. El
río Silverthread corría
exactamente donde debería,
según la servilleta. Esto era
Little Dip. Connie lanzó un grito
de guerra por la ventana,
malditas sean las brujas. Ella


sonrió y finalmente cantó

junto con "Hotel California",
aunque en voz baja, mientras
buscaba un buen lugar para
detener a Wilma y acampar.
Encontró un sitio, una pérgola
natural entre un par de arces
de hoja grande con sus ramas
inferiores enganchadas en un
nido de madera.
Proporcionaba un refugio
acogedor con suficiente
espacio libre para el techo de
Wilma, siempre que la
claraboya permaneciera
cerrada.


Contenta con su hallazgo,

Connie estacionó y, sin perder
tiempo, agarró el bolso con la
cámara y su pequeña mochila
con su equipo de dibujo. A
esto, agregó una cantimplora
de agua del refrigerador que
siempre guardaba allí, y
algunas barras de granola,
luego se dirigió a buscar a su
pájaro. O al menos encontrar
el camino de tierra primero,
luego con suerte su pájaro.
Las hojas aplastadas debajo de
sus botas arrojaron la riqueza
del otoño, y el orgulloso


retumbar de Silverthread se
hizo más fuerte tan pronto
como salió de la guarida de su
árbol. Supuso que el río estaría
a unos doscientos metros más
abajo. Genial, así podría
rellenar fácilmente su
cantimplora más tarde.
Ahora que la agitación de su
llegada había desaparecido, el
sonido de los pájaros
regresaron. Ella escuchó
atentamente, seleccionando el
trino de las currucas, los
colirrojos y sus canciones. Su
paso se detuvo ante un susurro


cercano desde la base de un

cerezo de Virginia. Las hojas
rojas y doradas fueron
arrojadas a un lado, y un pájaro
hornero se escabulló,
arrojando tierra y hojas
mohosas en su búsqueda de
larvas. Connie sonrió y siguió
con cuidado. Fué un buen
comienzo.
A su alrededor, el bosque
volvió lentamente a la vida y la
atrajo. Ella usó sus binoculares
para concentrarse en lo que
estaba sucediendo en el dosel
del bosque. Este fue su primer


reconocimiento de lo que
esperaba que fuera una misión
rápida, exitosa y lucrativa.
Estaba en el corazón del país
de los cucúes de pico amarillo,
así que todo lo que debía hacer
era esperar a que aparecieran
los pequeños retoños. Los
siguientes días iban a ser
maravillosos. Este era su
mayor secreto. Estar en un
lugar como este valle, hacer
caminatas, acechar y dibujar,
fotografiar la vida salvaje a su
alrededor y, con suerte,
encontrar un sujeto que llene


su billetera para replicarlo en

papel de acuarela. Pensó que
su vida era a la vez modesta y
fabulosa. No le pagaban tanto,
pero le pagaban lo suficiente
haciendo este maravilloso y
refrescante trabajo. No era
famosa, pero era lo
suficientemente buena como
para ser reconocida por
personas como Vivian Crosier.
Su vida dio un brinco. La vida
no solo estaba siendo buena,
sino que mejoraba
rápidamente.


El día comenzó a alegrarse, y

los rayos del sol se deslizaron
astutamente a través de los
árboles, disparando rayos de
luz a través de la penumbra. El
aire crujió cuando las hojas
secas estaban rompiéndose a
su alrededor, llenándola con el
zumbido de pequeños insectos
aprovechando al máximo el
calor del otoño.
Connie se aclimataba
rápidamente. Sentía el calor,
desplegando sus sentidos,
perdiendo su estrés residual, y
todo al ritmo del bosque.


Tomó un descanso en un
tronco caído y fue
recompensada por una serie
de fotos de una musaraña
tímida que se ocupaba de sus
asuntos. Sobre ella, dos ardillas
se escabulleron en una pelea
perpetua por una ramita de
bayas. Sus travesuras la
divirtieron durante media
hora, mientras ella comía su
barra de granola del mediodía
y se relajaba a la luz del sol.
Al otro lado del río, el chapoteo
de las nutrias que iban tras las
truchas atrajo su atención


hacia las aguas del

Silverthread, que corrían
limpias y correntosas después
de la lluvia reciente. Su
descanso reparador le recordó
su propia sudoración, y se
prometió a sí misma darse un
chapuzón en sus aguas antes
de que el calor de la tarde se
fuera por completo.
Tal vez fue porque estaba
concentrada en el río que
escuchó el débil grito de un
niño. Sonaba lejano. ¿Se lo
había imaginado? Ella escuchó
atentamente y el grito volvió,


casi de inmediato. Un grito de

auxilio, desde el río.
Connie se enderezó. Otro grito
"¡Ayuda!"
Inmediatamente, ella se puso
de pie y corrió hacia el río, su
urgencia la hizo resbalar y
deslizarse sobre las hojas
acolchadas y las piedras
cubiertas de musgo. La hilera
de árboles dio paso a varios
pies de la orilla rocosa del río,
y más adelante, en lo alto de
una amplia curva del río, vio a
un niño agachado en una balsa


de madera que gritaba por

ayuda.
La balsa estaba construida
aproximadamente con ramas y
cordeles. Tenía un asta de
bandera en la que ondeaba un
trapo azul sobre su cabeza, y el
niño estaba sobre sus manos y
rodillas aferrándose a su
querida vida mientras se
sumergía y se sacudía en la
corriente. Su piel brillaba
húmeda y marrón. Era un
pequeño castaño a punto de
ser tragado ante sus ojos.
Connie supuso que se la


tragaría en aproximadamente
un minuto, tal vez menos, la
corriente era tan fuerte. No
había tiempo para detenerse y
pensar. Se quitó las botas. Su
mochila, su bolso con la
cámara y su chaqueta fueron
arrojados en un movimiento
rápido, y ella se zambulló en el
río.
Salió a la superficie casi al
instante con un grito de
asombro, aturdida por el frío.
La balsa la pasó más rápido de
lo que esperaba. Se arremolinó
frente a ella, y se dio cuenta de


que había cometido un gran

error. Un gran, gran error. Esta
cosa era pesada y estrepitosa a
través del agua y venía
directamente hacia ella. Si la
golpeaba, podría matarla. Hizo
una estocada desesperada y la
agarró mientras los
resbaladizos troncos giraban a
su lado. Sus manos se
deslizaron por la madera
mojada y se aferraron a una
cuerda áspera. Metió los
dedos y fue sacudida hacia un
lado, arrastrada bruscamente
por la corriente. Por un


momento insoportable, se
sintió como si le hubieran
arrancado los brazos de las
cuencas. Entonces la punzada
de dolor pasó, y ella estaba
girando a través del agua
tratando desesperadamente
de mantener la cabeza alta y
las vías respiratorias
despejadas.
En la balsa, la niña la miró con
la boca abierta de asombro.
Connie podía ver ahora que era
una niña, no un niño. Una chica
que la miró boquiabierta.


Connie escupió agua de la

boca.
"No te preocupes. Te
ayudare." Sus palabras
salieron como un jadeo
ahogado. No fue muy
tranquilizador ni para ella ni
para la pequeña. Parecía lejos
de ser capaz de rescatar a
nadie, especialmente a sí
misma. Este fue un estúpido
error. Un desastre confuso y
mal concebido. No tenía idea
de cómo subir a la balsa, no
importaba detenerlo. Ahora
ambas estaban en problemas.


Entonces la niña hizo algo

inesperado. Ella abrió la boca y
gritó: “¡Tía Marie! ¡Hay una
mujer extraña que intenta
robar mi balsa! "
Connie se dio cuenta de varias
cosas al mismo tiempo. Habían
más salpicaduras viniendo de
detrás de ella. Muchas más
salpicaduras, y chillidos
infantiles de algunas naves
más que se acercan a la curva
del río. ¿Quizás está niña no
estaba en peligro después de
todo?


También notó que su mano

derecha palpitaba como una
perra por el dolor y estaba
cubierta de sangre. Se las había
arreglado para rasgar la palma
de la mano sobre una uña
expuesta, y ahora su sangre
manchaba el costado de la
balsa y se arremolinaba
dramáticamente en el agua a
su alrededor. La chica la miró
con sus enormes ojos oscuros,
su mirada recorría la mano
ensangrentada que sujetaba
las cuerdas de su balsa al
rostro confundido de Connie.


"¿Que demonios?" Connie

podía ver desde su visión
periférica dos canoas de estilo
indio que la empujaban. Uno
era amarillo brillante y el otro
marrón. Estaban con lo que
parecía una tonelada de otros
niños, todos lloriqueando,
gritando y belicosos, y
totalmente ajenos a que la
estaban arrastrando junto con
la balsa.
"¡Oye! Hay una dama, ¡hey! "
La niña en la balsa saludó
frenéticamente a sus
compañeros de juego. Nadie


pareció darse cuenta, o no

podían maniobrar. "¡Tía
Marie!" ella pidió ayuda a la
orilla del río.
Hubo un poderoso chapoteo
en la orilla, y otra figura se unió
al combate cuerpo a cuerpo en
el río. Esta vez un adulto.
Connie pudo distinguir una
mancha oscura que se
extendía hacia ella bajo las
aguas cristalinas y correntosas.
Entonces la canoa amarilla
chocó con su hombro y la
golpeó con fuerza contra el
costado de la balsa.


Soltó un grito de dolor y la

soltó. El dolor en su mano, y
ahora el golpe en el hombro, le
impedían aguantar más. Se
sumergió bajo el agua,
desorientada y entumecida
por el dolor. La niña de la balsa
probablemente estaba bien. Al
menos, eso esperaba. Connie
era ahora la que estaba en
peligro. Ella salió a la superficie
directamente en frente de la
segunda canoa. Su ropa le
pesaba y le costaba maniobrar.
Su hombro estaba rígido y no
podía mover su brazo para


nadar. Estaba atrapada,

aleteando ante la canoa que
venía hacia ella. Si la golpeara
en la cabeza, estaría perdida.
Estaba justo sobre ella. Connie
cerró los ojos y se preparó para
el impacto.
No vino.
Con centímetros de sobra
antes de la inminente colisión,
una mujer de cabello oscuro
salió a la superficie entre
Connie y la canoa granate y
empujó su proa con tanta
fuerza, que cambió de
dirección por completo y se


dirigió hacia la orilla más

apartada. Connie parpadeó
confundida.
"Leone", gritó la mujer, "sal de
ahí ahora". Luego golpeó el
costado de la canoa amarilla, la
agarró y la desaceleró, si es
que no la detuvo.
"Está bien, mamá", dijo la chica
de la proa con entusiasmo.
"Andre", bramó la mujer al
niño sentado en la canoa
marrón. "Sigue a Leone".
La niña aún sentada en la balsa
parpadeó con miedo, como si
estuviera en algún tipo de


problema. La mujer hojeó sin

palabras la orilla lejana donde
las canoas ya se dirigían, y la
niña se zambulló de la balsa
directamente en el agua y se
fue como una anguila tras sus
amigos. La balsa abandonada
avanzó lentamente.
Bueno, mierda. Connie apenas
había pensado antes de que la
agarraran por la parte de atrás
del cuello de su camisa y la
lanzaran hacia la orilla del río
tras los niños. Abrió la boca
para protestar, pero el agua la
llenó y escupió su ira en el


agua. El agarre de su cuello la

llevó sobre su espalda a través
del agua como un torpedo.
Pronto, sus pies pateando se
arrastraron contra las rocas,
pero aún así seguía siendo
arrastrada, incapaz de
establecerse y ayudarse a sí
misma. Ella golpeó las manos
que la sostenían. "Para.
¿Podrías, por el amor de Dios,
detenerte?
Más arriba, en la orilla
fangosa, la soltaron sin
ceremonias con tanta


brusquedad que se desplomó

sobre su trasero. "Que-dem"
"¿Quién demonios eres y qué
haces aquí?" La furiosa
pregunta cayó sobre ella.
Connie se puso de pie e
inmediatamente se dobló para
aspirar aire. Las náuseas y la
conmoción la sacudieron. Ante
ella estaba una mujer alta,
mojada y muy enojada. Su
largo cabello negro estaba
pegado a una cara fuerte y
hermosa que lograba ser
atractiva, incluso mientras
fruncía el ceño


amenazadoramente. Una cara

que Connie abstractamente
pensó que le encantaría
dibujar en cualquier otra
circunstancia, excepto ahora,
cuando estaba adolorida y
exhausta y era el objeto de esa
mirada amenazadora.
"Tía Marie", dijo la niña en la
balsa.
"¿Bien?" La mujer continuó
preguntándole a Connie.
"¿Qué estás haciendo aquí?
Respóndeme."
"¿Tía Marie?" la pequeña lo
intentó de nuevo. Detrás de


ella, sus amigos se reunían en

un pequeño grupo, lo
suficientemente lejos como
para evitar las consecuencias
de su tía enojada, pero lo
para observar el drama que se
desarrollaba con gran
entusiasmo. Todos eran
espeluznantemente parecidos,
observó Connie
distraídamente. Todos cuerpos
delgados y morenos, y ojos tan
oscuros como su cabello. Se
veían salvajes e indomables y
de muy buen humor ante este


giro inesperado en su aventura

fluvial. Ninguno de ellos
parecía en absoluto necesitado
de rescate. Connie comenzó a
sentirse muy estúpida. Ella
había interrumpido el juego de
unos niños y había revelado su
preciosa cubierta.
"¿Tía Marie?"
"¿Qué pasa, Jolie?" La tía
Marie gritó.
"Se ha lastimado la mano".
Jolie señaló.
La herida en su palma estaba
sangrando más que nunca
ahora que había salido del frío


del agua. Y con el corazón

latiendo con fuerza, la sangre
le empapó la pierna del
pantalón, el costado de la
camisa y todo lo que tocó sin
darse cuenta.
Los labios de la mujer se
adelgazaron con irritación
reprimida por esta última
molestia.
“Me lo hice en la balsa. Estoy
bien." Connie se levantó
beligerante a su altura máxima
para encontrarla
extremadamente inadecuada.
La mujer tenía que medir más


de seis pies de altura. Tampoco

ayudó que el terreno estuviera
embarrado y cubierto de
rocas. Connie se resbaló e
inclinó torpemente, y la mujer
hizo el ademán de agarrarla
como si fuera a derrumbarse.
Connie se encogió de hombros
y torpemente recuperó el
equilibrio.
"Estoy bien." Su hombro dolió
por el simple movimiento, y
tuvo que disfrazar el dolor.
"¿Qué estás haciendo aquí?"
La pregunta le fue lanzada
nuevamente con la precisión


de misil, todo interés en su

bienestar había terminado.
Connie miró vagamente hacia
el río. "Vi a la pequeña en la
balsa y pensé ..."
"Eso no es lo que pregunté".
"Bueno, caramba, pensé que la
pequeña estaba en
problemas".
"¿Qué haces en Little Dip?"
"No estoy seguro de dónde
estoy, salí a caminar y vi que
..."
"Esta es una propiedad
privada".


"Oye, es un país libre. No.

sabía ... "
"Eres esa fotógrafa, ¿no?" La
respuesta fue cortante y con
rabia. “Esa mujer Fortune. La
que molestó a mi madre esta
mañana en Johnston's ".
Ah, mierda! "Soy Connie
Fortune de Northwest Wildlife
Quarterly". Ella nombró la más
prestigiosa de las revistas para
la que trabajó. “Y no molesté a
nadie. No estoy seguro de qué
... "
"Si pensara que podrías lograr
regresar, te arrojaría de vuelta


al río y te haría nadar desde

aquí".
"No te atrevas a amenazar con
maltratarme. Tengo
derechos”, Connie se
enfureció. "Traté de salvar a tu
hija".
“Ninguno necesitaba salvarse.
Mi sobrina es una rata de agua.
Todos ellos lo son. Eres la única
que necesitaba ser rescatada.
Eres la que veo gotear sangre
por todas partes ". Se giró
hacia la chica que estaba junto
a la canoa amarilla, una salvaje
de piel marrón con un largo y


desordenado cabello negro.

Leone, ve a buscar sus cosas y
llévalas a casa. Tienen que
estar tiradas en algún lugar de
la orilla más arriba ".
Un chico alto saltó a su lado.
"Ayudaré."
"Está bien, Andre", dijo Marie.
"Yo también." Jolie se movió
para unirse a ellos.
"No, Jolie". Su tía sacudió la
cabeza. "Ve con los demás y
trae de vuelta la balsa".
Los niños se subdividieron en
grupos con Leone y Andre
remando a través del río y la


canoa amarilla que se dirigía

río abajo después de la balsa
abandonada.
Marie caminó varios pasos, en
sus costosas botas, antes de
detenerse y mirar por encima
del hombro. "¿Bien?"
"¿Bien que?"
Con un suspiro exasperado,
Marie se volvió hacia ella.
"Estás empapada. No tienes
zapatos, ni chaqueta, y te has
lastimado la mano, y también
adivino que te has lastimado tu
hombro. Son casi veinte millas
hasta el siguiente punto de


cruce, a menos que realmente

quieras intentar nadar de
nuevo ". Su rostro era un rictus
de falsa paciencia. “¿Quieres
esperar aquí y congelarte? ¿O
ahogarte tratando de llegar a
la otra orilla ?
"¿A dónde vas?" Connie
preguntó rígidamente,
tratando de ocultar el
castañear de sus dientes.
Estaba helada e insegura sobre
lo que esta mujer
malhumorada estaba
ofreciéndole como opción
para ahogarse.


"Voy a tomar un café". Marie

se volvió y se fue sin mirar
atrás.
Eso fue todo, entonces. Connie
respiro galantemente y se
tropezó, con los brazos
alrededor de su tembloroso
torso, cada paso descalzo era
más doloroso que el ultimo en
el suelo del bosque espinoso.



Capítulo Cuatro

Varios metros más adelante,
Marie se dio cuenta de que
tenía un problema en sus
manos. Su invitado ya venía
rezagado, caminado descalzo
por el bosque tan
delicadamente como un hada
de verano. Marie suspiro. Ella
realmente, efectivamente,
verdaderamente no
necesitaba esto.
Tratando de calmar su
impaciencia, ella se volvió a
regañadientes.


Connie Fortune se asustó y

sofocó un grito. "... castigo sólo
de una mente enferma y
retorcida ..." Su murmullo era
claramente audible para
Marie.
Sus labios se torcieron. Tenía
una mente enferma y
retorcida, pero este no era el
momento ni el lugar para
probarlo.
Connie avanzó de puntillas,
prestando más atención al
lugar donde colocaba su
siguiente paso, más que al
lugar por donde realmente


caminaba. Marie esperó. Unos

pasos más y Connie
inevitablemente la golpeó,
nariz a pecho. La parada
repentina la desequilibró y con
un sobresaltado "¡Oh!" ella
comenzó a caerse. Marie la
agarró por los brazos y la
enderezó. No estaba segura de
por qué había jugado ese
truco. No parecía inteligente
ahora.
Se le estremecieron las fosas
nasales cuando percibió un
aroma dulce y sudoroso, no los
perfumes y el jabón químico


que esperaba de la forastera.

Este era un olor a musgo
conciso, subrayado con capas
de estrés. Un estrés crudo y
triturado, que era tanto físico
como emocional. Sintió una
punzada de culpa. No, ella no
era inteligente en absoluto. De
hecho, estaba siendo más que
un poco perra, pero esta mujer
la había puesto de mal humor.
Las primeras horas de sol
durante todo el fin de semana
finalmente habían sacado a los
niños de estar tranquilos a
arrojarlos al río para jugar, solo


para que algunos fisgones

aparecieran entre ellos y
causaran estragos, además de
perder su precioso tiempo de
trabajo.
Algo tenía que hacerse. A este
ritmo, estarían aquí hasta
mucho después del anochecer.
"Sube a mi espalda".
"¿Perdón?" Connie parpadeó
ante su cortante orden.
Marie pasó el pulgar sobre su
hombro. "Salta o estaremos
aquí todo el día. Ya estás
temblando como una hoja ".


"¿Me vas a llevar en tus

brazos?" Todavía no lo había
asimilado.
"No te voy a cargar como una
novia, si eso es lo que quieres
decir".
"Prefiero arrastrarme".
"Me parece bien. El café está a
una milla río abajo, sigue
avanzando hacia el sureste ".
Marie se alejó pisando fuerte.
"¡Cárgame!" Connie la llamó.
Marie se detuvo y esperó a que
Connie se tambaleara. Sin
decir una palabra, le dio la
espalda y se inclinó sobre las


rodillas. Hubo una vacilación,

entonces Connie saltó
torpemente y se echó sobre su
espalda, agarrándose de los
hombros.
Un escalofrío la atravesó ante
esta nueva capa de humedad
presionada contra la parte
posterior de su camisa ya seca.
Ella rápidamente lo suprimió
cuando su calor corporal
absorbió el frío. Detrás de ella,
podía sentir los músculos fríos
y tensos de Connie contra el
calor de su espalda. Un
pequeño suspiro acarició su


oreja y sus labios se torcieron

en una sonrisa involuntaria.
Ella los presionó en una
delgada línea. No había nada
divertido en Connie Fortune.
Era una fisgona, una intrusa y
una tonta.
Marie se movió casi corriendo
con Connie chocando contra
ella como una mochila suelta.
Era consciente, como lo había
estado todo el tiempo, del
sabor a sangre que aún
manaba de la mano de Connie.
Ahora se filtraba por el
hombro de su camisa, cálida y


pegajosa en su piel. Ella quería

detenerse y lamerlo. Mientras
se precipitaba por el bosque,
zigzagueando y zigzagueando
en piloto automático a través
de la maleza, se preguntó a
qué sabría la sangre de Connie
Fortune.
Sus labios se juntaron de
nuevo. Era un pensamiento
juvenil, ridículo.
"Eres un poco fuerte".
Obviamente, Connie estaba
tratando de combatir su
vergüenza con tonterías.


Marie respondió con un

gruñido adusto y volvió a
concentrarse en el bosque. Ella
no necesitaba una
conversación amistosa. Ella no
necesitaba un amigo.
Connie lo intentó de nuevo.
"¿A dónde vamos? ¿Para que
cafetería, quiero decir?
Marie no respondió esta vez.
Marie no estaba interesada en
las preguntas de Connie. Saltó
sobre un tronco y se sintió
satisfecha con el gruñido de
Connie cuando la golpearon
momentáneamente hacia


arriba y luego hacia abajo

nuevamente.
"Espero que no sea de Norm
Johnston", Connie recuperó el
aliento y se puso furiosa.
"Moriré si llego al local de esta
forma".
"Vamos al complejo". Marie
resopló a regañadientes.
"Ahora cállate."
Hubo un momento de silencio
cuando Connie asimilaba lo
dicho, luego, "¿Te refieres a
complejo, como en un
campamento?"


"Sí", contestó ella. Después

dijo no." ¿Qué parte de
"silencio" no entendía esta
mujer?
"¿Sí No?"
"Es un pueblo, no un
campamento". La irritación era
clara en la voz de Marie ahora.
¿Por qué molestarse en
ocultarlo? "Es donde vivimos".
"¿Quién es" nosotros?"
Sin romper el ritmo, Marie hizo
malabares con Connie un poco
más arriba en su espalda, justo
cuando se cruzaba en el


camino de una rama baja del

árbol La Baya de Saskatoon.
"¡Oye!" Connie se agachó justo
a tiempo.
La mueca de Marie se convirtió
en una sonrisa completa. Tal
vez había entendido su
mensaje ahora. Este no era el
momento para un millón de
preguntas. Ya habría tiempo
suficiente para eso cuando
llegaran a la casa del Alpha y
ella dejara a Connie Fortune en
la puerta de su madre.
"Entonces, ¿quiénes son
nosotros?" Connie preguntó


de nuevo,
independientemente de su
cercano encuentro con un
Saskatoon. ¿Te refieres a los
Garouls? Eres un Garoul,
¿verdad? "
Marie la ignoró.
"Tienes que serlo." Connie fue
persistente. “El hosco familiar
es parecido e inconfundible. Y
todos esos niños en las canoas
... ¡Ack! Las hojas mojadas de
un aliso la atraparon en la cara.
"¿Miras por dónde vas?"
Los restos de hojas se
esparcieron sobre ellas, y las


rodillas de Connie se apretaron

más contra el costado de
Marie, permitiendo que un
pequeño escalofrío de placer
se deslizara a través de ella.
Marie intentó sofocarlo, pero
bajó suavemente por su
vientre.
La gruesa pared de árboles se
terminó y el bosque se abrió
en un amplio claro. Estaban en
el suelo del valle, donde el
suelo se nivelaba y el
Silverthread pasaba,
desviando parte de sus aguas
hacia un arroyo artificial con


un pontón. Aquí, el agua del

arroyo hacía cosquillas a las
canoas, balsas y esquifes
fluviales a lo largo de sus
orillas.
El complejo Garoul yacía ante
ellas. Dos docenas o más
cabañas de diferentes formas y
tamaños se distribuían
alrededor de una gran área
central de barbacoa. Largas
mesas y bancos de madera,
con capacidad para treinta o
más personas, rodeaban una
fogata central. Más adelante,
los tejados de varias cabañas


más estaban escondidos entre

los árboles. Caminaron por el
complejo central. Connie
todavía era llevada a cuestas,
lo que le permitía una vista
completa.
"¿Es aquí donde hacen los
sacrificios humanos?" ella
preguntó con fingida
inocencia.
"Lo descubrirás pronto, una
vez que Sylvie te hable".
Por una vez, funcionó. Connie
guardó silencio y Marie se
preguntó por qué no había
invocado a su madre antes.


Todavía reflexionando sobre el

poder invulnerable de la
matriarca Garoul, cruzó el área
central de comidas hacia una
casa de campo más grande y
más sustancial. El humo se
desprendía perezosamente de
una pila de humo gruesa. El
techo era de tejas de cedro y se
inclinaba hacia un porche lo
suficientemente ancho como
para colocar una mesa y varias
sillas. Sus barandas estaban
adornadas con hierbas secas y
varias plantas en macetas.
Parecía hogareño y


rústicamente acogedor, para

nada formidable como la
viejita que vivía allí.
Un meneo como una anguila
desde atrás la alertó de que su
carga quería recuperar sus
pies. Marie se detuvo y dejó
que Connie se deslizara hacia
el suelo, divertida por la forma
en que su visitante escaneaba
el diseño del complejo,
absorbiendo cada detalle.
"Están bien organizados", llegó
su veredicto. “Este lugar es
genial”.


Marie resopló. ¿Genial? Estaba

orgullosa de la casa de su
familia y, por un momento
fugaz, casi aprobó el
comentario de Connie antes de
darse cuenta de que no quería
aprobar nada relacionado con
Connie Fortune. Nada en
absoluto. Ella la fulminó con la
mirada, poniendo una buena
medida de sumisión en la
mirada. Desconcertadamente,
no tuvo ningún efecto. El
entusiasmo de Connie siguió
fluyendo.
"¿Hacen alquileres?"


"No, maldita sea, no lo

hacemos".
"No es agradable molestar a
los visitantes, querida". La voz
suave y de censura llegó desde
el porche. "Pensé haberte
criado mejor".
Marie se puso rígida, al igual
que Connie, que se encontraba
parada junto a ella.
Sylvie Garoul se levantó de la
mecedora ubicada en una
esquina oscura. Su quietud las
había engañado. Ninguna de
las dos la había visto sentada


allí inmóvil, observando su

llegada improvisada.
"La he estado esperando",
continuó Sylvie. "Leone y
Andre han traído sus
pertenencias conmigo, Sra.
Fortune". O "Srta." sonaba un
poco exhausto, pero no
beligerante ni groseramente.
Más como si todavía fuera
ajeno a la lengua de Sylvie
Garoul.
"Todos los niños están adentro
tomando un trago de limonada
después de rescatar la balsa",
continuó en respuesta al leve


giro de la cabeza de Marie

mientras buscaba a los niños.
Entonces su atención estaba
totalmente en Connie. "Parece
que has tenido toda una
aventura".
Connie se encogió de hombros
y arrastró los pies descalzos.
“Estaba de paso cuando
escuché un grito de ayuda y
pensé que alguien estaba en
problemas. Pero todos
estaban bien. Cometí un
error."
"Sí, lo hiciste más bien". La
aguda mirada de Sylvie


examinó a su invitada de arriba

a abajo de una manera fría y
vagamente intrigada. Ella se
concentró en la mano
lastimada. "¿Estabas" de
pasada? "Ya veo".
Marie no tenía idea de hacia
dónde iría esta conversación.
Había dejado de intentar
adivinar a su madre años atrás.
Lo que sucedía detrás de esos
ojos astutos, viejos y de
párpados caídos era un
misterio para ella. Aun así, las
siguientes palabras de Sylvie la
confundieron.


"Vamos a meterte dentro y

curarte esa mano. Lo ha
cronometrado bien, Sra.
Fortune. La cena está casi
lista".
Marie parpadeó sorprendida.
Había asumido que se llevaría
una severa reprimenda y una
escolta fuera de la propiedad
Garoul para mantener el
orden de las cosas. La vieja
bruja rebelde. Algo sobre esta
joven había llamado la
atención de su madre, y nada
de eso le sentó bien a Marie.
Sylvie podría ser tortuosa.


Connie avanzó hacia los

escalones que conducían al
porche, felizmente aceptando
la invitación. Marie vino detrás
de ella, luchando por ocultar su
consternación. Mientras se
nivelaba con su madre, al estar
dos pasos más abajo les
permitía estar de pie frente a
frente, podía ver un destello de
algo moviéndose en los iris
negro azabache. En un abrir y
cerrar de ojos, ella fue
desconectada.
“Marie, querida, nuestra
invitada necesitará ropa seca.


Al menos hasta que la suya sea

lavada. ¿Puedes traer algo
tuyo para ella? Era una orden,
y sin decir una palabra, Marie
giró sobre sus talones y se
marchó a través del complejo
hacia su propia cabaña. Odiaba
obedecer, pero Sylvie tenía sus
formas y medios, y era el lugar
de Marie para obedecer.
Entonces, ahora resulta que
ella puede usar mi ropa. Estaba
furiosa, aunque insegura de
por qué. Ella solo lo estaba.
Connie Fortune no tenía
derecho a estar aquí, mucho


menos venir a cenar y pedir

prestada ropa. ¡Su ropa!
Connie Fortune necesitaba que
le aclararan un par de puntos
sobre estar fisgoneando en
tierras privadas y ser enviada
de vuelta a casa con sus oídos
tronando por la severa
reprimenda. ¿Qué estaba
pensando su madre? ¿Qué
estaba haciendo la vieja loba?
Marie arrastró bruscamente
los cajones de su cómoda y
sacó su suéter menos favorito
y un par de pantalones de
chándal viejos y con el elástico


de la cintura casi deshilachado.

Eran prendas lamentables que
ella realmente debería haber
dejado hace años, excepto que
era un poco sentimental. Y no
había forma de que su ropa le
quedara al delgado cuerpo de
Connie. Ella era pequeña. Una
pequeña y musculosa
musaraña, toda boca y grandes
ideas. Ella también era
descarada. Demasiado
arrogante para alguien que, sin
darse cuenta, había entrado en
una guarida Garoul.


Se detuvo sobre el cajón de su

ropa interior. Los senos de
Connie habían estado
presionados contra ella
durante más de una hora. Su
tamaño y contorno se
imprimieron más en su
imaginación que en la carne y
los huesos de su espalda.
Molesta, cerró de golpe el
cajón. Connie Fortune no
necesitaba un sostén, tenía
tetas pequeñas y eso fue todo.
El siguiente cajón tenía bragas.
Aquí, a ella no le importó y
agarró el primer par en la parte


superior de la pila. Lo mismo

hizo con los calcetines, aunque
ella sabía que serían
demasiado grandes.
Metió todo en una bolsa de
papel marrón. Una vez hecho
el embalaje, abrió la puerta y
caminó hacia la plaza de
regreso a la casa de su madre.

Connie siguió a Sylvie hasta el
interior de la gran cabaña de
madera. Su anfitrión se había
vestido con jeans y un top de
jersey suave. Con un broche


simple pero de buen gusto en

la garganta y un poco de
colorete en las mejillas,
todavía parecía a cada
centímetro la elegante dama.
Ella intrigó a Connie, que no
podía esperar para ver el
interior de la casa de Sylvie,
incluso cuando otra parte de
ella sentía temor, como si
estuviera entrando en la casa
de pan de jengibre. Oh, cómo
se reiría Norm.
El hogar de Sylvie Garoul en el
interior era tanto un placer
como el exterior, cálida y


encantadora. Las paredes de

madera estaban doradas por el
fuego de la tarde que ardía en
la enorme chimenea de piedra.
Los pisos se suavizaron con
alfombras gruesas de colores
brillantes de Nez Perce. Sus
verdes terrosos, ocres y rojos
vibrantes recogidos en los
colores de las mantas Wallowa
colgadas sobre los respaldos
de los sofás de cuero suave
que se encontraban ubicados a
ambos lados de la amplia
chimenea de piedra.


Las ratas de agua estaban

tumbadas en el suelo ante el
fuego ardiente de leña,
jugando un juego de mesa, y
sus pequeñas disputas
aumentaban constantemente
en decibelios.
"Niños", murmuró Sylvie
Garoul, al pasar por una puerta
que daba a la sala principal. La
simple reprimenda hizo el
truco. Los niños se quedaron
en silencio, con los ojos fijos en
el tablero de juego en muda
obediencia. Connie estaba
impresionada. Ella sabía


mucho sobre niños de esta

edad, y no eran fáciles de
acorralar.
Siguió a Sylvie a una cocina
grande y bien equipada. Los
gabinetes de madera de pino
estaban hechos a mano y
brillaban con un color meloso.
Las encimeras de piedra
contenían frascos de hierbas
secas, mientras que sus
contrapartes vivas florecían en
el alféizar de la ventana. Varias
ollas y sartenes de cobre
estaban ubicados en una gran
cocina, y el pan recién hecho se


enfriaba sobre la mesa de la

cocina.
"Esta noche tendremos
estofado de venado, querida.
Es el favorito de los niños ".
"Huele delicioso, Sra. Garoul".
La boca de Connie se hizo agua
por el rico aroma. Había
pasado mucho tiempo desde
que había masticado su último
snack bar. "Gracias por la
invitación a cenar".
Era un alivio estar caliente al
fin y sentirse bienvenida en la
casa de Sylvie Garoul,
especialmente después del


comportamiento distante de
su hija. La única molestia fue
un vago sentimiento de culpa
al colarse en el espacio privado
de su anfitrión. En segundos,
ella lo desechó. Esto era
trabajo. Necesitaba conseguir
ese cucú, y ahora que estaba
aquí, a nadie parecía
importarle tanto, ¿verdad?. El
problema de privacidad era
solo un alboroto. Si los
lugareños hubieran llamado a
Connie una bruja, y a sus hijos
pequeños vándalos, ella


también querría que todos se

mantuvieran alejados.
"Por favor", dijo Sylvie Garoul,
validando inadvertidamente
los pensamientos de Connie,
"llámame Sylvie y te llamaré
Connie. Parece demasiado
tarde y demasiado formal para
hacer lo contrario ".
Agarró la mano de Connie con
firmeza pero examinó el corte
con delicadeza. Con un sonido
de desaprobación, la condujo
al fregadero y abrió el grifo.
"Mantenlo bajo el agua",
ordenó, luego se alejó y abrió


la puerta de un armario. Los

olores liberados fueron
abrumadores y picantes.
"Guau. ¿Que es eso?"
Preguntó Connie, mirando
desde el fregadero.
“Mi armario de tintura. Soy
una herborista. Hago mis
propios medicamentos a partir
de plantas ". El armario
contenía botellas de vidrio de
pared a pared de varios
tamaños y tonalidades. Sylvie
buscó lentamente entre ellos
hasta que encontró el que
buscaba. "Ah-ha". Sacó una


pequeña botella azul del

estante superior.
Connie había oído hablar de la
herbología. Según sus amigos
botánicos, era el próximo
boom. Incluso había leído
algunos artículos al respecto
en una de las revistas para las
que trabajaba. Sin embargo,
no había usado medicinas
caseras antes, y observó con
ávido interés cómo Sylvie se
acercaba, sacudiendo la
pequeña botella.
Sylvie cerró el grifo y tomó su
mano. "Esto puede doler, pero


limpiará a profundidad el
corte".
"Bueno. Pero qué es ... ¡Ow!
Connie gritó cuando el líquido
blanco lechoso cubrió su
palma y cubrió el corte. Desde
el salón, podía escuchar a los
niños riéndose de sus aullidos
cobardes.
"De verdad, cariño", dijo Sylvie
con leve desaprobación.
"Seguramente no es tan malo".
"Sí lo es. Es muy malo. Se
siente ácido ". Ella abrazó su
mano contra su pecho tan
pronto como se soltó. "Y,


claramente, no soy buena con

el dolor y el sufrimiento",
agregó, un poco
patéticamente. La avergonzó.
"¿Alguna vez hay una buena
manera de sufrir?" Sylvie hizo
un gesto suave y enroscó la
parte superior de la botella. "Si
hubiéramos dejado que ese
corte supure, tendrías pocas
opciones al respecto".
Connie asintió con la cabeza.
Ella empatizaba con los niños,
ahora. Sylvie tenía una manera
de hacerte tomar tu


medicamento, sin importar tu

edad.
“Necesitamos sacarte de esa
ropa mojada. Sígueme." La
condujo fuera de la cocina, de
vuelta al salón, donde los niños
la ignoraron, y hacia un largo
pasillo.
"La tercera puerta a la
izquierda es la habitación de
invitados", señaló Sylvie por el
pasillo forrado de madera.
“Tiene un baño. Dúchate para
que entres en calor. Marie
volverá con una muda limpia
de ropa en cualquier


momento. Tráeme tus cosas

para lavarlas una vez que estés
lista ".
Connie podría haber llorado
por esta amabilidad.
"Tengo tu chaqueta, por cierto.
Está colgada en el porche
trasero y tus botas también
están ahí, junto con las de
todos los demás ". Sylvie le dio
un suave empujón para que se
pusiera en marcha. "Debes ser
rápida. La cena estará lista
pronto ".
La tercera puerta se abría a
una pequeña habitación doble.


Su mochila, bolso de cámara y

binoculares yacían sobre la
colcha de retazos. Fue un alivio
recuperar su equipo. Se había
sentido ansiosa sin ellos.
La única ventana daba a una
pendiente inclinada que
conducía al río. Varios metros a
la izquierda, el bosque invadió
el borde de un camino muy
desgastado que conducía a un
pequeño muelle.
Era tranquilo y pacífico, el
suave atardecer violeta
persiguiendo a las criaturas
diurnas a casa, incluso cuando


sus vecinos nocturnos

comenzaron a aventurarse.
Hubo una pausa que Connie
apreció. Liberó el estrés de sus
huesos y dejó que sus
problemas se escaparan
momentáneamente hasta que
volviera la mañana, cuando se
despertara con energías
renovadas para enfrentar el
mundo una vez más.
Cuidando su mano herida, vio
a una ardilla gris atravesar los
árboles en una serie cómica de
acrobacias. Podría haberlo
observado más tiempo,


excepto que el frío de su ropa

húmeda le hizo doler los
hombros y la llevó a investigar
el baño y la promesa de agua
caliente.
El baño tenía una ducha
simple, y Connie gimió de
alegría ante la avalancha de
calor cuando probó el grifo.
Quitándose rápidamente la
ropa mojada y manchada,
saltó bajo un torrente de agua
gloriosamente caliente y se
deleitó en el calor que la
envolvió y golpeó la rigidez de
su hombro. Enjabonó sus


extremidades frías, frotando

su piel con los lujosos artículos
de tocador que los Garouls
dejaron para sus huéspedes. Es
decir, los que eran invitados.
Otra racha de culpa la
atravesó. Había tenido una
gran oportunidad con estas
personas, y por suerte para
ella, sus buenos modales
innatos habían trabajado a su
favor.
Connie cerró el agua y salió.
Era hora de enfrentar otra
dosis de agua caliente. A pesar
de los buenos modales y la


hospitalidad, no había manera

de que Sylvie Garoul dejara
pasar por alto su infracción.
Ella había invadido
abiertamente sus tierras y
esto tenía que ser tema de
conversación, y sabía que
Sylvie decidiría cuándo y
dónde.
Las toallas de los huéspedes
fueron otra experiencia de
lujo. Cien por ciento suave
algodón turco. Un suspiro de
puro deleite se le escapó.
Envuelta en este capullo de
placer, regresó a la habitación.


Un montón de ropa yacía

sobre la cama.
Connie volvió a mirar por
encima del hombro. La puerta
del baño había estado abierta
mientras ella estaba en la
ducha. Le inquietaba un poco
que alguien, probablemente
Marie, hubiera entrado y
dejado esta ropa aquí mientras
ella estaba a la vista. Connie
estaba lejos de ser una
mojigata, pero prefería
controlar su propia desnudez,
o mejor dicho, quién la veía
desnuda.


Una inspección rápida de la

ropa confirmó que todo era
demasiado grande. Esto no fue
sorprendente. Marie era
mucho más alta y ancha que
ella. Sylvie estaba loca por
pensar que cualquier cosa que
Marie pudiera poseer
encajaría. Se llevó la ropa a la
cara, eran suaves y cálidas con
un aroma picante. Usadas y las
más queridas . Avergonzada
por sus pensamientos, se vistió
rápidamente.
Afortunadamente, también se
había puesto un cinturón de


cuero gastado y eso al menos

mantendría sus pantalones
para poder caminar. Además,
ella siempre podía meter el
suéter de gran tamaño en la
cintura. Los calcetines
pertenecían a pies de payaso,
decidió. Poco podía hacer con
las pulgadas que sobraban de
la punta de los dedos de los
pies.
Su cabello seco y peinado se
convirtió en sus habituales
rizos. Con el pasar de las horas
se domaría, por lo que no se
molestó demasiado en


arreglarlo. Completamente
vestida con su surtido de ropa
de gran tamaño, y llevando las
suyas sucias para lavar, Connie
salió de la habitación y fue
atraída al pasillo por el olor a
estofado de venado. Giró la
esquina hacia el salón e
inmediatamente notó que
Marie hojeaba perezosamente
una revista en la silla más
cercana al fuego. Leone se
sentó en el brazo de la silla,
apoyada contra su madre, con
un pie enganchado en el
reposabrazos y el otro


balanceándose sin hacer nada

mientras leía sobre el hombro
de su madre.
"Floriene, Lucienne, es su
turno de poner la mesa". La
llamada de Sylvie llegó desde
la cocina. Dos chicas
larguiruchas y con cabellos
enredados se levantaron del
suelo. Eran tan
asombrosamente parecidas
que tenían que ser gemelas.
Altas y esbeltas, sus miembros
delgados ya contenían una
gracia y fuerza más allá de su
edad de diez, o quizás once


años. Ambas tenían los ojos

oscuros y los labios hoscos de
una manera que le recordaba a
Connie las tormentas
eléctricas y el aire melancólico
que los precedía.
Durante su catástrofe en el río,
Connie había notado que
todos los pequeños Garoul
eran espeluznantemente
similares, con su cabello negro
azabache y su piel bronceada
en verano. Tenían el aire
salvaje y libre de los niños a
quienes les encantaba correr y
escalar. Niños que saltaron al


agua fría del río sin

preocuparse. Pensó en su
propia sobrina que vivía en la
ciudad. ¿Qué pensaría Amy de
estos niños y de sus veranos
en este maravilloso valle de
juegos?
"Pero lo hicimos la última vez,
abuela Sylvie", el gemelo un
poco más delgado volvió a
llamar con petulancia.
Mientras tanto, su hermana se
mudó estoicamente al viejo
aparador de roble y comenzó a
abrir cajones.


Lucienne, sabes que no lo

hiciste. Hoy te toca a ti y a
Floriene, así que adelante ",
esa fue la respuesta.
Gruñendo, la joven siguió a su
hermana hasta el aparador y
comenzó a poner condimentos
y cubiertos sin gracia sobre la
mesa.
"Andre y Jolie, vengan aquí y
ayúden con la vajilla", otro
comando salió a la cocina. Un
niño y una niña altos
terminaron el juego de mesa y
caminaron pacíficamente
hacia la cocina,


aparentemente felices de
ayudar.
Marie miró hacia donde
Connie que estaba parada en
una esquina de la habitación.
Su mirada se movió
casualmente sobre el nuevo
atuendo de Connie, hasta los
calcetines de payaso. Una
sonrisa astuta y sabia le siguió.
Entonces Marie le dio un
codazo a Leone.
"Ve a buscar la ropa de la Sra.
Fortune y llévala a la
lavandería", dijo. Leone se bajó
de su asiento y sin palabras


sacó el paquete empapado de

las manos de Connie.
Desapareció en dirección a la
cocina, dejando a Connie
parada torpemente junto a la
puerta, preguntándose si
debería tomar asiento junto al
fuego o tal vez ir a la cocina y
ofrecer sus servicios como
voluntaria. Todos los demás
parecían tener un trabajo, y
ella no quería pasar su tiempo
conversando con Marie.
Antes de que ella pudiera
decidir por cualquiera de las
opciones, la puerta principal se


abrió y entró un hombre alto y

larguirucho. Era familiar: su
color oscuro y su aspecto
melancólico lo delataban
fácilmente. Connie supuso que
tenía más de cuarenta años o
principios de los cincuenta. Su
cabello negro estaba muy
cortado y plateado en las
sienes, y las arrugas en su
rostro eran alegres, puestas
por el clima y de demasiado
buen humor. Tenía una actitud
tranquila y sin pretensiones, y
una sonrisa amplia y generosa
que regalaba libremente a los


niños que estaban en la

habitación.
¡Tío Robért! Lo abrazaron. Se
rió de buena gana y sacó una
gran bolsa de dulces del
bolsillo de su chaleco.
"Esto es para después de la
cena, ¿de acuerdo?" dijo,
manteniéndolo fuera de su
alcance. “Y solo para aquellos
que dejen los platos limpios”.
Se dirigió a los niños, pero su
mirada cayó sobre Connie. Su
mirada perceptiva le dijo que
él ya sabía quién era ella y que


había ido a verla por

curiosidad.
"No te preocupes por los
platos limpios", dijo Marie.
"Estuvieron en el río la mayor
parte del día, así que espero
que estén hambrientos y
exhaustos".
"Es bueno sacarlos de la casa,
¿eh?" Puso la bolsa de dulces
en la repisa de la chimenea y se
sentó junto al fuego,
extendiendo sus manos al
calor. Eran grandes, rudas y
muy trabajadoras.


"¿Entonces? Presentame." Él
asintió de manera amistosa
hacia Connie.
"Esta es la Sra. Connie
Fortune". La introducción vino
de la puerta de la cocina. Sylvie
apareció con un enorme y
humeante estofado, que
colocó sobre la mesa. Cómo se
las arregló para levantarlo, sin
importar su peso, Connie no
tenía idea. “Ella es una invitada
improvisada. Ella quiere grabar
algo de la vida silvestre en
nuestro valle ".


"¿Oh?" Robért sonaba

sorprendido. Connie
sospechaba que esto se debía
a que Sylvie se dio cuenta de
que realmente lo estaba
considerando. En sus entrañas,
Connie sabía que era poco
probable que se le permitiera
ir a cualquier parte, excepto a
la carretera de salida. Una
impresión que Robért
compartió claramente.
"Connie", Sylvie continuó con
su presentación, "Este es mi
hermano menor, Robért. Vive
en Little Dip y cuida el


funcionamiento cotidiano del

valle y el complejo ”.
"Hola, Robért". Connie avanzó
y tímidamente le ofreció la
mano. Fue cubierta
completamente por su enorme
y cálida mano, y la sacudió de
una manera gentil y amable.
“Encantado de conocerte,
Connie. Espero que disfrute de
su estancia."
A ella le gustó Robért de
inmediato y al instante pudo
ver que era un hombre amable
y sin complicaciones.


Lucienne se bajó de la silla a su

lado, empujando la cadera
para apartarla. Cuando se
rompió el apretón de manos, le
lanzó a Connie una mirada de
celos rápida pero
inconfundible. Había
desaparecido en un abrir y
cerrar de ojos, pero Connie
logró captarla y se dio la vuelta
un poco confundida. Lucienne,
para su corta edad, era una
pequeña no tan amable.
"Todos a la mesa, por favor",
ordenó Sylvie mientras
organizaba la puesta en la


mesa de dos soperas llenas de

puré de papas y verduras,
traídas a la mesa por Jolie y
Andre. En la locura que siguió,
el juego de mesa fue olvidado
cuando al menos una docena
de jóvenes descendieron sobre
la mesa listos para devorar
cualquier cosa que se les
presentara. Connie los vio
competir por los asientos y
sintió un pinchazo entre los
omóplatos. Miró por encima
del hombro y vio a Marie
estudiándola con expresión
ilegible. Fue un poco


desconcertante pero también

... ¿quizás un poco
emocionante? Ella reprimió
ese pensamiento y esperó para
descubrir qué implicaba una
cena con los Garoul.



Capítulo Cinco

La mesa del comedor era un
largo refectorio con bancos
que permitían a veinte o más
comensales reunirse a su
alrededor. Más, en realidad,
porque la mayoría de los
comensales eran niños flacos.
La única concesión a la
practicidad era una hermosa
silla tallada en roble hecha a
mano en la cabecera de la
mesa. Esto estaba reservado
para la matriarca, y Sylvie lo
adornaba con aplomo real. Sus


pálidas manos acariciaron las

cabezas de lobo talladas en
cada brazo en lo que Connie
reconoció como placer
ritualista al ver a su familia
comer y comer bien. Sylvie
probablemente no sabía que
incluso tenía este hábito.
"Siéntate aquí, Connie".
Golpeó el lugar a su derecha. El
ceño de Marie se frunció, y
Connie asumió que este era su
lugar normal, y ahora estaba
molesta. Marie se movió hacia
el lado izquierdo de su madre,
deslizó una pierna larga sobre


el banco y se sentó sin decir

una palabra.
Los niños se apilaron con
muchos deslizamientos hacia
arriba y hacia abajo,
intercambiando asientos y
discusiones generales sobre
quién se sentaba dónde y junto
a quién. Las lealtades parecían
cambiar con tanta frecuencia
como la disposición de sus
asientos.
Robért tomó su lugar en el
extremo más alejado de la
mesa, aunque esto parecía
más para vigilar a los jóvenes


sentados más lejos que por

cualquier otra razón.
Los niños cayeron sobre la
comida. Había disputas sobre
zanahorias, maíz, papas y
enormes trozos de pan. Connie
nunca había visto apetitos tan
voraces en los niños. En su
casa, cada comida se convirtía
en una lucha para conseguir
algo que coma su sobrina. Amy
tenía terribles hábitos
alimenticios, y a menos que su
cena fuera de un bar de
hamburguesas o de una choza
de pollo frito, no la quería.


Connie culpó a su hermana.

Fliss era una madre perezosa,
sin interés en una dieta
sensata para ella, mucho
menos para su hija. Una vez
que había destetado a Amy,
eran alimentos de
conveniencia hasta el final.
Felicity Fortune no era
cocinera, ama de casa ni tan
maternal. Amy había sido
criada con comida chatarra, a
pesar de que Connie insistía en
la necesidad de una nutrición
saludable para fortalecer sus
huesos, cerebro y dientes


jóvenes. El resultado fue una

niña delgada, pálida y
exigente, demasiado cautelosa
para probar cosas, gustos o
experiencias nuevas. Al ver la
montaña de comida
desaparecer aquí, se dio
cuenta de lo sanos y robustos
que eran los niños Garoul. Sus
apetitos eran tan grandes
como el de los adultos. No es
de extrañar que fueran tan
altos y fuertes. Tampoco es de
extrañar que nadaran como
nutrias. Y no es de extrañar


que comieran como coyotes.

Esta comida estaba deliciosa.
Una rápida mirada alrededor
de la mesa le dijo que el niño y
la niña que Connie ahora sabía
que eran Andre y Leone eran
líderes naturales y habían
dividido a los niños en algún
tipo de equipo. Lucienne se
sentó lejos, junto a su tío
Robért, y ahora discutía
furiosamente con su hermana,
Floriene, sobre el plato de
mantequilla.
"Luc, Ren, tenemos un
invitado", les sermoneó


Robért en voz baja. "Muestren

algunos modales".
Floriene, o más bien Ren, se
retiró inmediatamente de la
pelea, mientras Luc lanzó una
mirada hosca a Connie. Era tan
socialmente elegante como su
tía Marie, cuyas ocasionales
miradas puntiagudas desde el
otro lado de la mesa
empezaban a poner nerviosa a
Connie.
"Entonces, Connie, cuéntame
sobre este cucú". Sylvie
misericordiosamente reclamó
su atención.


"Si. ¿Qué tiene de especial,

señorita Fortune? " Andre
preguntó con valentía. Tenía
un rostro delgado e inteligente
y ojos agudos y oscuros.
Connie ya podía ver al hombre
en él, y él, sería
excepcionalmente guapo y
brillante.
“El Coccyzus americanus, o
cucú de pico amarillo, está
desapareciendo en el oeste de
los Estados Unidos. Tanto es
así que está en la lista en
peligro de extinción. Sin
embargo, recientemente se


descubrió que se encontraba

por aquí, en esta área ”, dijo
Connie. "Mi trabajo es explorar
estos especímenes raros (aves,
animales e incluso plantas) y
registrarlos para las partes
interesadas, como revistas de
entusiastas y revistas
científicas". Allí, eso sonaba
filantrópico y educativo.
¿Quién podría negar la
catalogación de nuestro
patrimonio de vida silvestre
estadounidense?


"Entonces, ¿Little Dip es el

único lugar donde vive este
pájaro?" Andre preguntó.
“En los estados del oeste, sí.
Así parece."
"¿Eso significa que mucha
gente vendrá aquí para verlo?"
La pregunta salió de la boca de
los jóvenes. Podía sentir a
Sylvie Garoul ponerse rígida
delicadamente a su lado. Al
otro lado de la mesa, Marie
mostró una sonrisa de
complicidad. Ella había llegado
a este pronóstico hace mucho
tiempo.


"No. No. En absoluto ", se

apresuró Connie a asegurar a
todos. “Obviamente necesito
proteger mis fuentes para
evitar eso. Demasiada
atención podría asustar al
pájaro para siempre ". Ella
trató de aligerar sus palabras.
"Dios no lo permita,
terminaría en Cavehill". El
chiste fue tan malo. A Norman
se le habría reventado un
intestino.
"Qué problema", dijo Sylvie.
Pero el adelgazamiento de sus
labios desmentía la ligereza de


su declaración. No estaba
contenta de ser parte de este
problema. Era una situación
difícil en la que no podía ver
que Sylvie Garoul tuviera
tiempo o simpatía.
“Palo por si bogas, palo por si
no bogas", dijo Marie
arrastrando las palabras como
en la tonada sureña. Ella le dio
a su madre una sonrisa fingida.
"¿Quién está dando palos?" Un
recién llegado entró por la
puerta de la cocina. Un
hombre mayor y majestuoso,
con una cara suave, barba


plateada y ojos agudos y

azules. Connie parpadeó.
George Brookman entró
casualmente en la habitación
como Jesús caminando sobre
el agua. El corazón de Connie
se llenó de emoción. George
Brookman. George Brookman
está aquí. En realidad aquí. ¡En
la misma habitación que yo! Su
propio superhéroe acababa de
salir de la cocina y entrar en su
vida, como si fuera un ser
humano normal.
"Connie bien podría estar
condenada". Marie movió una


mano casual en su dirección.

"Ella y el Coccyzus americanii
aparentemente están ambos
en la Lista Roja".
“¿Cucú de pico amarillo? Vi
uno de esos el otro día. George
se interesó de inmediato.
Superhéroe, superhéroe.
"¿Dónde?" Chilló Connie. Ella
tosió para aclararse la garganta
e intentó de nuevo, esperando
sonar simultáneamente
inteligente y sensual.
"¿Dónde?"
"Lado norte." Tomó una silla al
otro lado de la mesa, unos


pocos asientos más abajo que

ella, pero mantuvo la
conversación. "¿Y usted es?"
Ella extendió su mano
demasiado rápido. Por el
rabillo del ojo podía ver la
expresión divertida de Marie,
pero decidió ignorarla. Connie
Fortune. Estoy trabajando para
el Northwest Wildlife
Quarterly". Ella esperaba sonar
impresionante, solo un poco.
Él estrechó su mano, sus fríos
ojos azules la evaluaron
rápidamente. "Connie
Fortune". Repitió su nombre,


evaluándola. "He visto tu

trabajo. Es bueno. Muy buen
trabajo."
Ella resopló de placer y le lanzó
a Marie una pequeña mirada
de "chúpate esa". Todo
terminó en un instante, pero
sabía que Marie lo captó.
¿Ves? George Brookman cree
que soy buena. Muy buena.
"Gracias. He sido fanática tuya
desde siempre ". Ella trató de
no sonar aduladora, porque
sospechaba que estas eran
palabras que se había cansado
de escuchar hace décadas.


"¿Estás trabajando en el
cucú?" Esto lanzaría su
contrato fuera de borda si
alguien con el prestigio de
Brookman estuviera
trabajando en una tarea
similar.
Sacudió la cabeza. "No, estoy
aquí para trabajar por cuenta
propia", dijo. “Vivo aquí. Sylvie
tiene la amabilidad de
permitirme un permiso de
residencia”. Él se rió y miró
directamente a su
benefactora. Su boca se torció
irónicamente en respuesta. La


idea de que simplemente era

tolerado se cruzó en la mente
de Connie, y ella no estaba
segura de dónde había surgido
tal pensamiento. George
podría venir a vivir a su casa si
alguna vez necesitara un lugar
donde quedarse.
El comenzó a picar las migajas
que los niños habían dejado en
los platos.
¿Dalia se une a nosotros?
Sylvie lo miró con
desaprobación. Luc y Ren
levantaron la vista ante la
mención del nombre. Habían


ignorado cuidadosamente la
llegada de George hasta que le
preguntaron sobre Dalia.
"¿Viene mamá?" Ren preguntó
esperanzada.
George sacudió la cabeza. "Ella
tiene una migraña. Le cocinaré
algo ligero cuando esté lista
para comer ".
Las gemelas volvieron a caer
en un silencio hosco. Estaba
ocurriendo algún tipo de
política familiar que Connie no
podía entender. Pero,
entonces, ella ya tenía


suficiente de eso con su propia

familia en Seattle.
Captó la mirada de Marie y,
por alguna razón, Marie
parecía obligada a explicar la
situación. ¿Quizás vio la
incomodidad en la cara de
Connie? ¿O tal vez estaba
igualmente incómoda con el
momento emocional
embarazoso de la dinámica
familiar? Connie sospechaba lo
último.
"Dalia es la madre de Ren y
Luc. La estábamos esperando
para cenar.


"¿Ren y Luc son gemelas?"

Connie aprovechó la
oportunidad para preguntar en
voz baja ... solo para su
confirmación. Ella ya había
adivinado que sí. Más
pertinente sería preguntar,
¿cuál era la relación de George
Brookman con Dalia, su
madre? Connie tenía hambre
de saberlo. Él era su ídolo, y
ella quería saber todo lo
posible sobre él.
"Sí, lo son", respondió Marie.
"Andre y Jolie también lo son,
excepto que son dicigóticos,


mientras que Ren y Luc son

monocigiticos".
Connie la miró sin
comprender.
"Marie es obstetra y asume
regularmente que el resto de
nosotros sabemos de qué está
hablando". El tono de Sylvie
era una reprimenda suave. “Lo
que quiere decir es que Luc y
Ren son gemelos idénticos,
mientras que Andre y Jolie
obviamente son mellizos o
gemelos fraternos. El resto de
esta chusma también son mis


nietos. Todos están aquí para

unas vacaciones cortas ".
"Ah". Marie era doctora?
Connie esperaba nunca
necesitar de su forma de tratar
con pacientes, ya que podría
provocar una congelación.
"Entonces, ¿este grupo son
primos?" Ella miró a la
revoltosa prole al final de la
mesa. Eso explicaría mucho.
Todos tenian ojos negros,
estaban hechos de la misma
vaina ruidosa.
Sylvie asintió con orgullo.
"Nuestra futura generación se


sienta ante ti, peleándose por

la última papa".
"Dios nos ayude", murmuró
Marie.
"¿Dónde están sus padres?"
Connie preguntó. Los padres
serían algo muy bueno en este
momento. Era tarde y los
jóvenes se estaban poniendo
somnolientos y nerviosos
después de su gran banquete.
"Algunos están aquí en los
alrededores de Little Dip. Otros
aprovechan el receso escolar
del fin de semana por el Día
del Trabajo para deshacerse de


sus pequeños mocosos,

dejarlos aquí y tener sus
propias vacaciones en otro
lugar ”, dijo Marie. Parecía
cansada, y Connie se preguntó
si había recibido la peor parte
del receso escolar.
"Algunas familias viven aquí
durante todo el año y reciben
educación desde el hogar",
interrumpió George. "Dalia y
yo decidimos hacer eso".
Entonces, la curiosidad de
Connie fue respondida. George
y Dalia eran una pareja. Aún
así, no podía ver a Luc y Ren


como su descendencia. Eran

indiferentes con él.
Como si hubiera leído su
mente, George dijo: "Luc y Ren
son mis hijastras".
Eso explicaba su convivencia
con los Garouls. Se había
casado con ellos y con este
maravilloso valle.
Un pensamiento cruzó en ese
momento. Si bien tenía una
compañía tan ilustre, bien
podría preguntar sobre el árbol
de despensa. Todavía la estaba
molestando.


"Vi algo curioso hoy

temprano", dijo. Anoche
instalé un campamento al este
de Lost Creek. Estaba oscuro,
así que no me di cuenta hasta
la mañana siguiente, que los
árboles en el área, bueno, un
árbol, había sido utilizado
como una especie de despensa
para el almacenamiento de
alimentos ".
George la miró fijamente.
“Me refiero a la carne, no a las
nueces o las bayas o cosas así.
Algo había estado cazando y
escondió su carga en un árbol.


Había conejos y topos y tal vez

incluso un ... ¿perro? Se
detuvo, consciente de que
ahora era el foco de atención
de todos los adultos en la
habitación. Ella se aclaró la
garganta. “¿Alguna vez has
oído hablar de un
comportamiento así antes?
¿Sabes qué animal podría
almacenar su comida así?
"Um, no", dijo George sin
rodeos. A su lado, Marie
compartió una mirada fugaz
con su madre, aunque no lo
suficientemente rápido como


para que Connie se la perdiera.

¿Qué había dicho ella? La
temperatura había bajado
varios grados.
"Qué trabajo tan interesante
tienes", dijo Sylvie como si
fuera una señal. “Moverse por
el país y descubrir pequeñas
cosas extrañas como este árbol
de despensa. Ahora, ¿quién
quiere pastel?
Hubo un rugido de aprobación
por parte de los niños, y la
conversación fue enterrada
como un hueso podrido.
Connie lo dejó pasar, pero


colocó un memo en el fondo

de su mente para tratar de
averiguar más. Las extrañas
reacciones a su pregunta solo
subrayaron su resolución de
investigar.
Connie se ofreció a ayudar a
limpiar la mesa, mientras que
los niños fueron distribuidos
en grupos y Marie y Robért se
los llevaron para encontrar a
sus padres, o los adultos
responsables que estaban en
la residencia ese fin de
semana.


George se levantó y reunió a

Ren y Luc para irse.
"Me encantaría hablar contigo
sobre el trabajo alguna vez",
dijo Connie rápidamente antes
de que él saliera de su vida
para siempre. Quería mucho
mantener abierta esta
conexión. "Tengo algunas
tarjetas de visita en mi
billetera". Se dirigió hacia el
pasillo que conducía a la
habitación donde había dejado
sus cosas.


"¿Te vas tan pronto?" George

se sorprendió e intercambió
una mirada confusa con Sylvie.
“Connie se queda con nosotros
esta noche. Se tiene que
levantar temprano en la
mañana ”, dijo
diplomáticamente.
Connie se sintió aliviada y
decepcionada al mismo
tiempo. Aliviada de no tener
que caminar todo el camino de
regreso a su casa rodante esta
noche con calcetines de
payaso gigantes, y
decepcionada de que le


dijeran, aunque fuera

dulcemente, que su tiempo
robado en Little Dip había
terminado.
Debió de mostrarse en su
rostro, porque George se
ofreció galantemente como
voluntario: “Antes de que te
vayas, ¿por qué no pasas por
mi estudio y ves lo que Marie y
yo estamos haciendo? Yo
también soy madrugador ". El
lo hizo sonar como si fuera su
propia idea estar despierto al
amanecer.


Su corazón dio un salto de

emoción. Entonces cayó en
cuenta de las palabras.
¿Trabajo con Marie? Pero
Marie era una obstetra. ¿Qué
podrían estar haciendo como
proyecto junto a Marie?
Connie quedó
inmediatamente intrigada.
Una euforia vertiginosa la
atravesó. Algo podría ser
rescatable de todo este fin de
semana lamentable. Vería a
George Brookman en su propio
estudio. Ese sería un gran
material para presumir dentro


de los círculos en los que

frecuentaba. "Me encantaría.
Realmente me encantaría ".
“Busca una pequeña cabaña al
otro lado del arroyo. A esa
hora de la mañana, saldrá
humo de la chimenea y
prometo que habrá una
cafetera en la estufa ". Él
sonrió y se dirigió a la puerta
con sus chicas siguiéndolo
detrás de él. "Digan buenas
noches a su abuela y a la Sra.
Fortune", les reprendió.
Sylvie y Connie recibieron un
cansado y entre dientes


"b.noches", y finalmente
estuvieron solas.
“George ciertamente te ha
acogido. Nadie excepto Marie
está permitido en su estudio ”,
dijo Sylvie y levantó una pila de
platos para llevarlos de vuelta
a la cocina. "Ven a ayudarme a
cargar el Frigidaire".
El Frigidaire era el lavavajillas
más grande que Connie había
visto. Pero, recordó que los
Garouls eran una vasta y
extensa familia que usaba
mucha vajilla. Mientras
colocaban la vajilla para llenar


a la bestia, Sylvie explicó que

en el complejo vivían durante
todo el año, ella misma,
Robért y algunas otras familias,
mientras que la mayoría de las
cabañas eran utilizadas en las
visitas familiares por las
vacaciones. Garouls venían de
todo el país durante las
vacaciones, y siempre eran
ocasiones alegres y llenas de
energía.
Con los platos cargados y la
mesa despejada, Connie
decidió que era hora de
conversar. "Necesito


disculparme por venir aquí

cuando me dijiste que no lo
hiciera", dijo. "Es solo que
estaba pasando, y se veía tan
hermoso, y-"
"Y el encanto de los cucúes y
las brujas es muy fuerte, ¿no es
así?" Sylvie la sacó de su
mentira, confirmando que
sabía sobre las quejas
fantasiosas de la gente del
pueblo, y presumió que Connie
ya había sido informada.
“La disculpa es genuina. Has
sido muy amable ". Connie se
encogió de hombros. La habían


atrapado, ¿qué más podía

hacer? "No quería
desperdiciar la oportunidad
cuando salí de Wallowas". Eso
fue verdad. Si se hubiera
pasado el giro de Big Jack,
habría llegado a la carretera
principal que la llevaría a casa.
Afortunadamente, el mapa
garabateado de Norm la había
dirigido y ella había terminado
aquí. Justo donde quería estar,
pero no estaba permitido.
"¿De dónde vienes?" Sylvie
preguntó, de repente
desviando la conversación.


"Seattle".
"Eso es un largo trayecto en tu
pequeña camioneta. Este debe
haber sido un proyecto
importante para ti ”.
“Todos mis contratos son
importantes. He viajado a lo
largo y ancho de América, así
como a México, por mi
trabajo ". No podía mantener
el orgullo fuera de su voz y no
le importaba. Ella trabajó duro
en lo que era esencialmente un
campo dominado por
hombres, y estaba
comenzando. Su reputación


estaba en alza. Incluso el

elogiado George Brookman
sabía de su trabajo.
Sylvie la miró por unos
instantes en profunda calma.
Luego pasó el momento y ella
se dio la vuelta. "Encontrarás
ropa de dormir en el cajón
superior de la cómoda. Solo
hay camisetas y pantalones
cortos, pero creo que te
quedarán bien ", dijo por
encima del hombro. "Tu propia
ropa está en la secadora".
Señaló una puerta adyacente a
la cocina que Connie pensó


podría ser la lavandería.

"Estarán secos para ti por la
mañana. Buenas noches,
Connie.
Buenas noches, Sylvie. Y
gracias."

Connie tenía una rutina
nocturna. Después de vestirse
para ir a la cama y cepillarse los
dientes, siempre revisaba su
equipo, especialmente si
estaba en el campo. Encontrar
un problema lo antes posible
ahorraba tiempo en la mañana


cuando el problema podría

solucionarse antes de que se
perdiera demasiado tiempo de
trabajo. Había aprendido esto
de la manera difícil en uno de
sus primeros viajes de trabajo.
Se sentó en el borde de la cama
cerca de la lámpara de la
mesilla de noche y comenzó a
revisar sus maletas. Era un
hábito compulsivo. Abrió el
estuche donde guardaba la
cámara y sacó la Olympus
OM-1, su orgullo y alegría. La
había comprado de segunda
mano a un amigo que


trabajaba para una revista de

astronomía. Había sido su
cámara de respaldo más
barata, pero luego se
comprometió y necesitó
dinero para un depósito en un
nuevo departamento. Connie
amaba la Olimpo tanto como
amaba a Wilma. Las tres eran
un equipo. Tenía una Pentax
K2 de respaldo, pero la había
dejado en casa.
Después de revisar sus rollos
de película y varias lentes,
dirigió su atención a los
suministros de arte en su


mochila. Estos eran básicos y

era todo lo que realmente
necesitaba para este viaje. Dos
blocs de dibujo de diferentes
tamaños con una pequeña lata
de acuarelas, un par de lápices
2B y una vieja lata de caramelo
llena de carbón completaron el
paquete. Usualmente
trabajaba a partir de
fotografías, pero si el tema lo
permitía, también le gustaba
preparar algunos bocetos
preliminares. Podría trabajar
rápido si fuera necesario,
entrenada como estaba. Había


pasado varios años en varias

escuelas de arte americanas,
dos fabulosos años estudiando
en Londres y Berlín, y ahora
trabajaba en el estudio de su
casa.
Su práctica habitual era salir al
campo y reunir suficiente
material sobre el tema, luego
completar su proyecto en casa.
Cada caminata le presentó
múltiples oportunidades para
grabar el mundo natural que la
rodeaba. Le encantaba su
trabajo, y secretamente
esperaba poder enganchar


todo lo que pudiera de la vida

silvestre de Little Dip antes de
ser expulsada de las
instalaciones. Tenía toda la
intención de llevar su cámara
con ella cuando fuese a buscar
la cabaña de George. Cualquier
tiempo que pasara aquí
debería proporcionar un tema
interesante.
Con todo revisado y
reempacado, se estiró y
bostezó, finalmente
relajándose de su cansancio.
Con cuidado, ella flexionó sus
dedos. El remedio de Sylvie


funcionó rápido. Su mano

estaba prácticamente libre de
dolor. Había sido un día largo y
de aventura. Demasiado
aventurero. Se metió debajo
de las sábanas y reflexionó
sobre ello. Desde el árbol de
despensa y su contenido
sangriento hasta casi ser
asesinada por una canoa, este
sería un día que recordaría por
mucho tiempo. Los Garouls
eran un grupo extraño cuando
los veías de cerca. Guapos,
pero totalmente locos. Sin
embargo, amaba su hogar. Y ...


conoció a George Brook ... man

...

Al principio, Connie no estaba
segura de qué la había
despertado. Ella claramente se
había quedado dormida y
ahora estaba completamente
despierta y en alerta.
La habitación estaba quieta, el
silencio era inquietante
después de acostumbrarte al
ruido en las noches de la
ciudad. La luz de la luna


plateada arrojó sombras a

través de las paredes, y ella se
relajó de nuevo en el silencio y
la comodidad del pesado
edredón. Estaba a punto de
quedarse dormida de nuevo
cuando los escuchó: los
aullidos. Eso fue lo que la
despertó, se dio cuenta. Y
anoche también. Tal vez Norm
había tenido razón al tratar de
llevarla a un Holiday Inn.
¿Cuántos lobos había en
Oregon, juguetones en la
oscuridad de la noche?


Soñolienta sintonizando los

diversos aullidos que
resonaban en el suelo del valle,
sintió un curioso consuelo al
estar escondida en el interior y
en el calor de una cama limpia
y suave, segura detrás de
gruesas paredes de troncos. Se
sentía mucho más seguro que
Wilma con sus cerraduras
defectuosas y paneles de acero
prensado.
Es un sentimiento primitivo,
reflexionó. Mis antepasados
de la cueva lo aprobarían.


Se quedó un rato escuchando

las llamadas de lobos distantes
y esperando que el sueño la
reclamara, excepto que no fue
así. En cambio, las llamadas
comenzaron a fascinarla. Ella
descubrió que podía
diferenciar entre los lobos
individuales. O, al menos,
imaginaba que podía. Ella
comenzó a idear historias. El
profundo aullador barítono le
preguntaba a su esposa qué
llevar a casa para la cena. La
devolución de llamada más
alta y más temblorosa fue una


orden de comida china para

llevar y que no se olvide de
pasar recogiendo la ropa
lavada en seco.
Connie se rió, disfrutando de
su juego sin sentido, pero
deseando poder dormirse en
su lugar. Estaba cansada hasta
los huesos. Le dolía mucho
menos la mano, no tenía dolor
en el hombro en absoluto,
pero mientras su cuerpo
ansiaba descansar, su mente
volaba y estaba sobreexcitada.
Iba a ver a George Brookman
en el trabajo mañana, a


primera hora. No importaba el

cucú, ella siempre tendría eso.
Ahora todo lo que necesitaba
era un sueño reparador, así
que estaba lista para la
experiencia. Cerró los ojos y
quiso dormir. Como si fuera
una señal, su vejiga se metió en
el acto y exigió atención.
Con un suspiro, Connie se
quitó las mantas y fue al baño.
Una vez que estuvo de pie, el
sueño huyó para siempre.
La sed la hizo decidir salir de su
habitación y dirigirse a la
cocina y revisar ese enorme


refrigerador por agua fría. Tal

vez ella podría recoger su ropa
seca. Avanzó de puntillas por el
pasillo, siguiendo la línea de luz
de la luna proyectada a través
de la ventana. El pasillo
conducía directamente al
salón. Allí se detuvo. Había
voces procedentes de la
cocina. El suave murmullo de
conversación entre Marie y su
madre.
"Ella necesita irse a primera
hora de la mañana", la voz
profunda y gutural de Marie
era como el hierro envuelto en


terciopelo. La piel de gallina se

alzó sobre los brazos desnudos
de Connie, haciéndola frotar
distraídamente, como si
estuviera de pie en una
corriente de aire. “No pierdas
el tiempo con George. Ya
estamos atrasados ".
"¿No crees que ella está
conectada con la otra cosa?"
Sylvie preguntó.
"No." La sorpresa en la voz de
Marie era evidente. "¿Por qué?
¿Tú crees que si?"
"No estoy segura, pero fue una
forma extraña de invadir una


propiedad privada, tirarse así

al río y asustar a Jolie. Es como
si quisiera ser notada ", dijo
Sylvie. "En una conversación,
se presentó como una joven
excepcionalmente inteligente
y decidida".
"¿Oh? Me dio la impresión de
que era excepcionalmente
obstinada.
Connie dejó escapar un suspiro
y de inmediato lo contuvo. Los
espías nunca eran buenos
escuchando hablar de sí
mismos. ¿Qué más esperaba
ella de Marie Garoul?


Ella comenzó a retroceder, ya

no estaba interesada en un
vaso con agua, cuando Marie
dijo algo que la detuvo en seco.
"Iré a ver a Claude ahora. Mira
lo que tiene que informar.
Robért está patrullando el lado
norte esta noche. Ahí fue
donde sucedió anoche ".
“¿Hay algún peligro?
¿Necesitaremos más de
nuestra familia aquí? Sylvie
preguntó.
"Aún no. No alarmemos a
nadie hasta que sepamos a qué


nos enfrentamos, ¿de

acuerdo? "
Deberíamos mantener a
nuestra invitada aquí un poco
más?"
"Dios mío, no". Marie estaba
impaciente. “Deshazte de ella
y así tenemos un problema
menos. Especialmente antes
de que George enturbie el
agua. Ya sabes cómo es él ".
La conversación estaba
terminando y Connie se retiró
a su habitación, confundida.
Bien, entonces querían que
ella se fuera, no habían nuevas


noticias allí. Pero, ¿qué tenía

ella que ver con el trabajo de
George Brookman? ¿Y de qué
peligro estaba hablando
Sylvie? ¿Qué había sucedido
en el lado norte del valle la
noche anterior? Todo era muy
misterioso.
Con la mano en la manija de la
puerta, Connie hizo una pausa.
Una tabla del suelo crujió
detrás de ella, y se volvió para
encontrar a Sylvie Garoul
parada a menos de tres pies de
distancia, con una taza de té
humeante en la mano.


"Caray, me asustaste". Su
mano voló a su corazón. La
viejecita era una bruja después
de todo. ¿De qué otra forma
podría haberse escondido
detrás de ella tan rápido y en
silencio?
"Te has levantado, Connie".
Sylvie simplemente dijo.
¿Todavía te duele la mano?
Connie le dirigió una rápida
mirada a su mano izquierda.
No se había herido tanto desde
... desde ... ¿cuándo dejó de
doler? No podía recordar el


dolor que se sintió en su

momento.
"No. Es genial. Las cosas que le
pones realmente funcionan.
¿Qué pasa?
"¿No puedes dormir?" Sylvie
preguntó. Luego empujó la
taza hacia adelante. “Aquí,
toma mi té de hierbas,
funciona de maravilla. Me
puedo hacer otro ".
"No, no, no quiero ..." Pero de
alguna manera la taza ya
estaba en sus manos, y Sylvie
se dirigía hacia el pasillo.


"Es de valeriana. Un poco

amargo al primer sabor, pero
pronto te acostumbras ”, dijo
por encima del hombro.
"Buenas noches querida.
Felices sueños." Luego dobló la
esquina y desapareció.
Perturbada y sintiéndose un
poco culpable por robar la
bebida nocturna de la anciana,
Connie volvió a su habitación y
dejó la taza a un lado.
El mundo nocturno exterior la
atrajo. Se estaba volviendo
más loco allá afuera. Búhos,
murciélagos e insectos corrían


en abundancia en el claro
entre su ventana y el
Silverthread. La vista desde su
asiento junto a la ventana era
tan buena como cualquier
programa de televisión.
Durante unos minutos,
observó a la luna coquetear
con nubes con bordes de
peltre, mientras los
murciélagos revoloteaban y
bajaban por el horizonte. No
hubo más aullidos. Los lobos
habían conseguido su comida
china y estaban a salvo en casa,
sin duda.


Con una sonrisa y un enorme

bostezo, Connie se deslizó
debajo del edredón. La taza de
té en la mesita de noche llamó
su atención. Todavía estaba lo
suficientemente caliente para
beber. Se recostó contra la
cabecera y, tomando la taza
con ambas manos, tragó su
contenido de un trago. Sylvie
había tenido razón. Fue
amargo, pero no tan terrible.
Con la bebida terminada,
Connie se acurrucó más y dejó
que el cansancio la atravesara,
pesada como plomo fundido.


Las camas gemelas con sus

colchas azules brillantes se
ubicaban a ambos lados de la
habitación divididas por una
cómoda y una alfombra de
nativos americanos que cubría
las tablas del piso. Las cortinas
se cerraron con fuerza para
que ni siquiera un rayo de luz
de luna pudiera pasar. La luz de
la luna les hacía tener sueños a
los niños, y ellos necesitaban
una buena noche de descanso.
Leone y su hermano, Jori, ya
estaban fuera de combate, en
ese sueño profundo en el que


caían todos los cachorros bien

alimentados después de un
gran día lleno de aventuras.
Nada, a menos que sea una
bomba atómica los despertaría
ahora. Satisfecha, Marie cerró
la puerta de la habitación que
compartían sus hijos y caminó
por el pasillo hasta su propia
habitación. Tenía que
prepararse para una excursión.
Se estiró en el camino,
levantando los brazos por
encima de la cabeza para
solucionar las torceduras en el
cuello. Había estado tensa


desde que saltó al río para

rescatar a "su invitada" de ser
arrastrada por una canoa.
Marie bufó. Como si una
pequeña como Connie Fortune
pudiera salvar a alguien.
Aunque tuvo que admitirlo,
fue valiente de su parte saltar
al río e incluso intentarlo.
Valiente y estúpido.
Todo lo que había hecho era
desperdiciar la mayor parte del
día de Marie, y ahora tenía que
reunirse con Claude cuando
prefería ponerse al día con el
trabajo que había echado de


menos antes. Los almanaques

no se escribían ellos mismos.
Echó una mirada triste al
pequeño nicho que servía de
oficina. Su cabaña era
pequeña, pero solo la
necesitaba para las vacaciones,
a pesar de lo que a Sylvie le
hubiera gustado.
La vida de Marie era muy
ocupada, haciendo
malabarismos con dos niños y
una consultoría en el
Northwestern Memorial
Hospital, de Chicago. No había
tiempo para la política de la


manada, y Sylvie tuvo que

aceptarlo, sin importar cuán
renuente fuera. Y a su manera,
su madre lo hizo, salvándola de
sus decretos reales y las
demandas de las cosas
realmente serias. De las cosas
que sabía y que harían que
Marie regresara corriendo a
Little Dip.
El bendito almanaque no era
una de esas razones, Dalia
debería estar haciendo eso, si
pudiera dejar el acto del cisne
moribundo por un minuto y
hacer que su flaco trasero


trabaje. Siempre la sorprendía

a Marie, el modo Lázaro que
hacía que su prima se
levantara de su lecho de
muerte cuando se le mostraba
una tarjeta de crédito
combinada con un viaje de
compras.
Malhumorada, Marie salió al
porche y cerró la puerta
firmemente detrás de ella.
Dejó caer los pantalones y los
pateó a ellos y a sus zapatos.
Arrojó su camisa a la esquina
junto con su sostén.
Gloriosamente desnuda, se


estiró nuevamente, esta vez

hacia una luna casi llena y
murmuró una rápida
bendición a la diosa Luna. La
carne en sus antebrazos se
onduló. Fue una sensación
deliciosa, pero solo duró un
momento antes de que los
musculos comenzaran a
agruparse y llegaran los
calambres. Luego vino el dolor.
Era diferente para cada Were.
Marie sufrió estoicamente. Su
umbral de dolor era alto. Otros
Garouls podían cambiar en un
abrir y cerrar de ojos y partir


felices para explorar la noche.

Estos eran los purasangres, los
primos, donde la línea entre
lobo y humano estaba
bellamente controlada. Marie
no fue tan bendecida. Había
una línea de sangre humana en
su familia, delgada, pero lo
suficiente como para causar
una fracción de segundo de
dolor paralizante.
Había visto a muchos amigos y
familiares rodando por el suelo
en agonía durante varios
minutos antes de que se
enderezaran en su majestad de


hombres lobo de ocho pies.

Como era de esperar, estos
siempre fueron los hombres
lobo de mal genio con apetitos
voraces y sentidos apagados.
Los que pasaban
inmediatamente en busca de
comida para reabastecer su
energía agotada. Este tipo de
Were vivían completamente
en el mundo de los lobos
cuando cambiaban. Atados a
los caprichos del ciclo lunar,
corriendo toda la noche, solo
para colapsar exhausto al


amanecer y volver lentamente

a la forma humana.
La mayoría de los Garouls
estaban demasiado
evolucionados para este
comportamiento animal.
Generación tras generación
había proporcionado una
sofisticación a sus genes lobos.
Manejaron su cambio con
fuerza de voluntad y un
instinto innato. La noche les
sirvió, no al revés, y en
agradecimiento adoraron a
Luna (en la mitología Romana),
la diosa lunar.


Los huesos en sus pies

comenzaron a romperse. El
metatarso y las falanges se
fusionaron. Los pequeños
huesos en sus manos tomaron
forma de gancho, y los dedos
se fusionaron en enormes
garras. Los poros de su piel se
hicieron gruesos cuando la piel
brotó de todo su cuerpo hasta
que estuvo vestida con una
gruesa piel negra. Marie
estaba a cuatro patas,
forzando el cambio. Le llevó
menos de dos minutos


levantarse, enorme, feroz,

renovada y hambrienta.
Echó la cabeza hacia atrás y
dejó que un aullido vacilante
estirara los músculos de su
garganta. Se sentía bien cantar
a la noche y a las estrellas, a la
luna a medio formar, y
especialmente al bosque y a
sus hermanos y hermanas ya
escondidos dentro de él.
Varios gritos le devolvieron la
llamada y le dieron la
bienvenida al mundo del
cazador, al mundo del lobo.


Marie saltó del porche,

aterrizó a varios pies de
distancia en una nube de tierra
seca, y luego comenzó a
correr. Atravesó el complejo
Garoul, instintivamente, se
quedó cerca del borde de la
sombra de la arboleda antes
de entrar al bosque
circundante en busca de
presas. Sus cachorros estaban
bien protegidos en su guarida,
y su manada la rodeaba por
todos los lados del valle. Marie
Garoul estaba en casa.


Una hora después, bien

alimentada y más feliz, captó el
olor de Claude y lo siguió por la
pared del valle norte hacia el
límite que terminaba en el
parque nacional.
Claude estaba arrancando las
raíces de un álamo. Ella se
acercó con cuidado, hasta que
él se dio cuenta de su
presencia. Luego se adelantó
con más determinación para
ver qué estaba investigando.
Orina. De otro depredador, y
no de un Garoul. Su visitante
había venido de nuevo, y esta


vez quería ser visto. Las visitas

anteriores no habían pasado
desapercibidas, pero, por
orden de Sylvie, los Garouls
decidieron jugar a esperar.
"Dejen que nuestro amigo se
muestre en su propio tiempo",
había dicho. "Déjenlo creer
que es un depredador superior
y que no lo hemos detectado.
Atraerlo para que nos
subestime, entonces veremos
con lo que realmente estamos
tratando ”.
El pronóstico astuto del viejo
Alfa había sido perfecto. De


repente, su visitante estaba

más que ansioso de que lo
noten, y eso decía mucho.
Hablaba de vanidad y
debilidad.
Satisfecha, Marie se enderezó
y con un gruñido fuerte y
retumbante a Claude, le
ordenó que continuara su
patrulla, se dio la vuelta para
caminar varios kilómetros de
regreso al complejo e informar
estos últimos hallazgos a su
madre.
Para llegar hacia la casa que
estaba en lo alto del bosque


tenía que pasar por el

complejo en la parte baja del
valle. A mitad de camino, se
detuvo para tener una visión
general del vecino pueblo. Los
rayos de luz de luna se
deslizaron por los techos de
tejas de las cabañas. El
Silverthread brilló. El humo
moribundo de las chimeneas
ascendía directamente hacia la
quietud del aire nocturno.
Todo estaba en paz y Marie
permitió que una profunda
satisfacción la inundara, dando
gracias por esto.


Un movimiento atrapó su
rabillo del ojo y detuvo todo
pensamiento. Una mancha de
color perturbó las sombras. Era
difícil de descifrar, pero
mientras observaba, distinguió
a alguien o algo que acechaba
en el porche de su madre,
escondiéndose detrás de un
poste vertical.
Sus orejas temblaron y sus
labios se curvaron en un
gruñido tembloroso. Reprimió
el impulso de aullar
furiosamente y arrojarse por
los últimos cien metros al río,


saltar a la orilla y correr hacia

el porche. Le tomó mucho
esfuerzo, pero ella sofocó la
necesidad de atacar.
En cambio, ella observó,
parada inmóvil, juzgando la
naturaleza de esta amenaza.
Su velocidad y fuerza la
llevarían allí en minutos si el
intruso se movía una pulgada
hacia su madre, su Alfa.
Excepto que no era una
amenaza. La superior visión
nocturna de Marie comenzó a
desarmar lo que estaba viendo
y reorganizarlo en información


sensible. Connie Fortune,

parcialmente vestida, estaba
parada con la cabeza atrapada
en un arbusto junto a un poste
del porche. ¿Qué?
Las orejas de Marie se
crisparon molestas. Connie
Fortune era un enigma. Marie
podía oler el desastre en ella
como un perro huele el mal
aire semanas antes de que un
volcán explote. ¿Qué estaba
haciendo merodeando en el
porche de Sylvie? ¿Estaba
confabulada con el intruso
meando en todo el perímetro


norte, o realmente estaba en

una misión propia por algún
pájaro estúpido? ¿Y qué tipo
de cucú salía por la noche de
todos modos?
Con sus pensamientos
agitados, Marie se deslizó por
la pendiente y avanzó
silenciosamente por el
complejo, bordeando la
cabaña más grande y
dirigiéndose directamente a la
suya. Le tomó menos de un
minuto volver a la forma
humana y ponerse algo de
ropa.


Luego, corrió por el complejo

para encontrarse a una Connie
Fortune con aroma a jazmín y
mirando las estrellas
deambulando por la guarida
de la manada de hombres lobo
más grande de América del
Norte en nada más que sus
pijamas y sus pies descalzos.

Es solo un sueño.
Ella estaba afuera en el porche
trasero. Descalza en
pantalones cortos y camiseta.
Sin embargo, no tenía frío. En


cambio, estaba fascinada por

la forma en que la luz de la luna
se deslizaba sobre las tablas
del piso de pino para hacerle
cosquillas en los dedos de los
pies. Los movió y se rió, y se dio
cuenta de que se sentía
bastante drogada. Era
delicioso. El aire nocturno se
sentía fresco y acariciaba sus
brazos y piernas.
El jazmín se entrelazaba
alrededor del poste del
porche, la protección del valle
le permitió florecer bien hasta
el Otoño. Presionó su rostro


contra sus flores lechosas e

inhaló profundamente. Los
sonidos del bosque llegaron a
ella ligeramente amplificados,
como si su audición fuera
súper aguda. Y los olores, oh,
los aromas gloriosos. Ella
estaba enamorada de todos
ellos. Es solo un sueño.
Un sueño que estaba decidida
a disfrutar. Salió del porche y
sintió el cosquilleo seco de la
tierra bajo sus pies. Ella hundió
los dedos de los pies más
profundamente, disfrutando
de la floración del olor a tierra


de sembrado que liberaba. No

fue suficiente. Quería caminar
descalza por el bosque,
sentirlo a través de las plantas
de los pies. Tocar los árboles y
comulgar con las pequeñas
bestias escondidas en los
rincones y grietas de la
corteza. Para sentir la agitación
del aire bajo el batir de alas
frágiles.
Se movió a través del
complejo y apenas estaba a
medio camino cuando se
escucharon los pasos que
venían de atrás. Un fuerte


agarre en la parte superior de

su brazo la hizo girar.
"¿Qué demonios haces
vagando por aquí?" Espetó
Marie.
Ugh. Su sueño acababa de
tocar fondo. Connie se esforzó
por restaurarlo. "Tienes que
irte".
"¿Qué?" Marie frunció el ceño.
"Tienes hecho una mierda el
pelo. ¿Qué has estado
haciendo?" Ella comenzó a
tirar restos de plantas del
cabello de Connie. "Esto es
jazmín ... y algunas arañas".


Connie apartó las manos de un

golpe. “Para y vete. Lo estás
estropeando. Quiero ir al
bosque ".
"Maldita sea, no irás. Venga."
Marie intentó darles la vuelta,
pero Connie clavó los talones.
"¡No!" El trino infantil hizo que
Marie vacilara. Se inclinó más
cerca hasta que sus rostros
estuvieron a solo centímetros
de distancia y miró a los ojos
de Connie con leve
preocupación.
Connie podía ver el remolino
de tinta en sus iris donde la luz


de las estrellas reflejaba

pequeños destellos de
deliciosa maldad. Marie olía a
humo de fuego y especias
exóticas, a antiguos bazares y
vientos cálidos del desierto.
Había olido este aroma antes,
cuando vestía la ropa vieja y
cutre de Marie. El olor le hizo
agua la boca. Connie quería
lamerla. Sueño raro, extraño.
Se dio la vuelta para
concentrarse en otra cosa.
Algo más. Ah, el rio. "Voy a
buscar ranas. Puedo
escucharlas. Escucha."


El agarre de Marie sobre su

brazo se relajó, pero no la
soltó. "¿Por qué no te llevamos
de vuelta a la cama? Creo que
a mamá esta noche se le ha ido
un poco la mano con la pócima
para dormir.
Ella comenzó a guiar a Connie
en la dirección opuesta. "Pero
las ranas ..."
"Estarán allí por la mañana".
"Pero yo quiero-"
“Por la mañana, mi pequeño
rayo de luna drogadicto.
Cuando tengas la resaca del
infierno, me aseguraré de ir a


buscarte y llevarte a las

encantadoras y ruidosas ranas.
Connie arrastró los pies,
molesta porque su hermoso
sueño había sido secuestrado.
"¿Quieres que te lleve otra vez
a cuestas?" Marie preguntó.
"No. Quiero el bosque ". Ella
trató de alejarse y recuperar el
control, pero en cambio el
mundo giró. Las estrellas se
arremolinaron locamente, y se
dio cuenta de que había sido
sacudida y acunada contra el
pecho de Marie. Era como si
ella no pesara nada.


"Supongo que tengo que

llevarte como una novia
después de todo", murmuró
Marie y alargó su paso de
regreso a la cabaña.
"Estás arruinando mi sueño",
protestó Connie.
Marie soltó una carcajada.
"Esperemos que todavía
pienses eso por la mañana".
El calor de su cuerpo y el
rápido balanceo de su zancada
eran relajantes, y por mucho
que Connie quisiera patear y
luchar, un enorme bostezo
llegó y la abrumó. Se percató


que su cabeza y la oreja

estaban presionadas contra el
algodón de la camisa de Marie.
Mientras la llevaban por los
escalones del porche, lo último
que Connie apenas vagamente
consciente notó fue escuchar
las palpitaciones del corazón
de Marie Garoul.



Capítulo Seis

La resaca del infierno la estaba
esperando cuando abrió los
ojos a la mañana siguiente.
Junto con un sabor atroz en la
boca. La Valeriana sabe a las
suelas del diablo. Le dio a la
taza de té vacía en la mesita de
noche una mirada asesina y
arrastró los pies para una
ducha que le salvaría la vida.
No era así como había querido
comenzar su día. Ella quería
brillar y estar alegre, y lo


suficientemente descansada
como para disfrutar
plenamente de su visita al
estudio de George. Unos ojos
enrojecidos le devolvieron la
mirada en el espejo. Su cabello
era un nido de arpía y ... ¿qué
era eso? Levantó la mano y
sacó una ramita del frizz. Una
ramita? Sacó otra y se quedó
mirándola. ¿Me senté a cenar
anoche con las ramitas en el
pelo? ¿He estado tratando de
impresionar a George
Brookman con la mierda que
me sale del pelo? Ella no podía


entenderlo. ¿De dónde habían

venido?
La respuesta estaba más allá
de ella, y arrojó los artículos
ofensivos a la basura. El
tiempo avanzaba y necesitaba
ir a buscar el estudio al otro
lado del arroyo. El que tiene
una estufa encendida y, por
favor, Dios, café recién hecho.
Su ropa lavada estaba doblada
en una pequeña pila ordenada
afuera de la puerta del
dormitorio. Alguien se había
levantado temprano.


Connie estaba impresionada.

La cabaña estaba tranquila, y
no había escuchado a nadie
moverse, especialmente cerca
de su habitación. El sol apenas
había salido y había asumido
que era la única persona
despierta. Obviamente, Sylvie
también era madrugadora. Sin
embargo, fue agradable volver
a usar su propia ropa, y estaba
agradecida de que sus
anfitriones se hayan esforzado
por llevárselos. Recordó que su
chaqueta y botas estaban


guardadas en el porche trasero

y fue a buscarlas.
No había nadie en la cocina
cuando pasó, aunque la tetera
había sido usada
recientemente.
Afuera, en el porche trasero, la
mañana era fresca y fría. Una
fina neblina se cernía sobre el
Silverthread , cubriendo el otro
lado de la orilla del río en una
bruma lechosa. Los abetos
surgieron de la niebla y
atravesaron el cielo azul fresco
de arriba. Todo estaba quieto,
excepto el distante y rítmico


sonido de alguien cortando

leña en el otro lado del río.
Connie se subió la cremallera
de la chaqueta y se fue en
dirección al muelle. Nadie le
había dicho cómo cruzar, pero
había notado varias cabañas
esparcidas por el bosque al
otro lado, por lo que asumió
que tenía que haber un cruce
en alguna parte. Todo lo que
tenía que hacer era, con
suerte, caminar en la dirección
correcta y encontrarlo.
Un chapoteo suave seguido de
otro, y luego otro, sonaba


sobre el agua. Connie se paró

al borde del muelle y miró
hacia la niebla que ya se estaba
dispersándose cuando el día
comenzaba a calentarse.
Observó, una canoa que se
abría paso en la niebla y se
deslizaba por la superficie
vidriosa del arroyo. La única
ocupante se abría paso
lentamente hacia el río.
"Hola", llamó suavemente y
saludó.
La piragüista se detuvo por una
fracción de segundo, lo
suficiente como para desviarse


de su ritmo, luego remó de

nuevo y se alejó.
"Disculpe", llamó Connie un
poco más fuerte. Podía ver
claramente a Jolie, la hermana
gemela hosca de Andre.
"¿Jolie?"
Jolie continuó alejándose a un
ritmo un poco más rápido
tratando de parecer casual.
Ella decidió ignorar la llamada
de Connie.
"Puedo verte, sabes". Connie
lo intentó de nuevo con más
filo en su voz. Estos niños
pueden parecer salvajes y


libres, pero supuso que fueron

criados con precisión militar
para responder a los fuertes
comandos adultos.
Funcionó.
Con un resoplido claramente
audible y frustrado, Jolie giró
en semicírculo y se dirigió
hacia el muelle.
"Hola", la saludó Connie
mientras la canoa se acercaba.
"Se supone que debo visitar a
George esta mañana. ¿Cuál es
su estudio? Miró las cabañas
que estaban en la orilla lejana.
"El que tiene el techo rojo".


Había al menos tres con techos

de chapa roja. "¿Pero cual de
ellas?"
"El mas pequeño."
Connie suspiró. O Jolie estaba
siendo deliberadamente
obtusa o ella era una pequeña
tonta. Bien, entonces sabía
que estaba buscando una
pequeña cabaña con techo
rojo. Entonces, ¿cómo hacía
para cruzar el río?
“Me preguntaba cómo llegar al
otro lado. ¿Hay algún puente
en alguna parte?
"No."


"¿No? Pero seguramente debe

haber, ¿cómo lo cruza alguien
entonces? Hay muchas
cabañas por allá ".
Estaba perdiendo la paciencia
porque no quería arruinar su
cita con George. ¿Cómo
diablos hace la gente para
cruzar? Seguro que no
nadaron, ¿verdad? Miró la
canoa con inquietud.
Jolie señaló hacia un recodo en
el río donde estaba
parcialmente desviado hacia
un arroyo artificial. Servía
como puerto natural para los


esquifes y las canoas

esparcidas que estaban
colocadas por el muelle en el
que se encontraba Connie.
"Puedes saltar por allí", dijo
Jolie.
Al manipular hábilmente su
remo, mantuvo su nave a unos
metros de Connie,
manteniendo su posición
fácilmente en el agua. Lo
para conversar sin gritar, pero
no tan cerca como para que
Connie pudiera alcanzarla.


Connie revisó la brecha. Era un

salto imposible de varios
metros. Bueno, imposible para
cualquiera que no sea un atleta
haciendo el triple salto. "No
seas ridícula. Tiene que haber
otra manera."
Jolie se encogió de hombros.
"Todos saltamos".
"¿Qué? ¿Incluso tu abuela?
Connie se burló.
"La abuela Sylvie salta", dijo
Jolie con enojo, no le gustaba
la broma.
"Bueno, la abuela Sylvie debe
ser una ex olímpica, entonces",


dijo Connie, con la paciencia

colmada. "Dile que salude a
Dick Fosbury de mi parte".
Jolie la fulminó con la mirada,
claramente sin comprender.
Connie le indicó que se
acercara. “¿Puedes llevarme?
Tengo que ir a ver a George ".
Si tenía que sentarse en una
canoa, que así fuera, pero se
negaba a perder su cita.
"¿Qué? ¿En esto?" Jolie
parecía horrorizada.
"Bueno, no voy a saltar . Creo
que ya he estado en el
Silverthread lo suficiente este


fin de semana. ¿No puedes

llevarme? " ella preguntó,
luego agregó, "¿Por favor?"
Jolie se dio la vuelta,
obviamente buscando una
excusa. Derrotada, se acercó,
su rostro era una máscara
obstinada y sombría.
Cuando se acercó, Connie dejó
la bolsa de la cámara a su lado
en el muelle y se agachó hasta
que se sentó con los pies
colgando sobre el agua. Jolie se
acercó lo suficiente como para
aferrarse a la repisa de madera


mientras Connie se acercaba a

la canoa.
"¡No pises allí!" La advertencia
de Jolie llegó demasiado tarde.
"¡Oh Dios!" Connie se
tambaleó. La canoa se meció.
Jolie intentó frenéticamente
mantenerse al pie del muelle,
pero la canoa se volcó,
llevándolas a ambas al río con
un chapoteo estruendoso .

"Eso fue algo peligroso".
Sylvie se encogió de hombros
elegantemente y murmuró


desde detrás del borde de su

taza de té Earl Grey: "No puedo
ver por qué estás tan
preocupada". Entonces, ella
estaba comportándose como
una lunática. No es nada
nuevo".
Marie sabía que su madre se
estaba cubriendo por la forma
en que se negaba a mirarla a
los ojos. No era frecuente que
tuviera a Sylvie contra las
cuerdas, y tan triunfante como
se sentía, también tenia un
poco de inquietud. Marie


estaba segura de que ella

estaba siendo engañada.
"Estaba más que trastornada
por la luna, estaba fuera de sus
cabales".
"Realmente no había nada más
que valeriana".
Marie bufó. Había mucho más
que valeriana en el té que
Sylvie le había dado a Connie.
Suficiente para que ella salga
por la noche descalza y medio
desnuda. La valeriana cubrió
un cóctel de alucinógenos con
su propio sabor horrible. Marie
conocía los trucos de Sylvie.


Marie puede ser una obstetra

registrada y no una herborista,
pero había comenzado la
medicina a una edad temprana
y aprendió las propiedades
farmacéuticas de las plantas en
la rodilla de su madre. Fue uno
de los muchos deleites por ser
la primera hija de una mujer
lobo Alfa. Eso le hizo pensar en
Leone con facilidad. Estaba
decidida a que su primogénita
al menos tuviera una infancia
antes de que todo el peso de
su herencia Garoul cayera
sobre ella.


No iban a estar de acuerdo en

esto. Marie lo sabía. Sylvie
tenía planes para Connie, y a
menos que Connie estuviera
envuelta en este otro asunto
en la cara norte del valle,— y
Marie no creía que lo
estuviera,— entonces era
mejor deshacerse de ella lo
antes posible.
"Ella no va a reemplazar a
George, si eso es lo que estás
pensando", murmuró.
Sylvie la miró bruscamente.
“¿Qué quieres decir? George


es bienvenido aquí mientras

esté con Dalia ".
"Apenas tiene elección,
¿verdad?" No era como si
Sylvie dejara que George
Brookman se marchara
conociendo todos sus
secretos.
"George se preocupa
profundamente por Dalia y sus
hijas", dijo Sylvie.
Marie no estaba tan segura.
Sus sospechas eran que
George, como tantos
humanos, estaba cautivado
por la licantropía y demasiado


deslumbrado con las

consecuencias de la
transmutación en el cuerpo
humano. La mayoría de los
adeptos no sobrevivieron al
cambio de humano a Were, y
George no era un hombre
joven, ni muy en forma. Eso no
impidió que Sylvie le diera
esperanzas de vez en cuando.
Cayeron en un silencio bien
practicado, sorbiendo su té en
el porche delantero y viendo el
día florecer a su alrededor.
Cualquiera que sea el interés
de Sylvie en Connie Fortune,


Marie nunca lo sabría. Siempre

era mejor sentarse y esperar a
que todo se desarrollara en sus
muchas capas maquiavélicas.
Estaba segura de que estaba
conectada al almanaque. A
Sylvie no le gustaba depender
de un extraño, y no importa
cuán elogiado fuera George
Brookman, siempre sería
"otro" para la vieja lobo gris
sentada a su lado. Tampoco se
podía confiar en Dalia de
ninguna manera para cumplir
con sus deberes y
responsabilidades de la


manada, simplemente estaba

demasiado débil, demasiado
drogada. Entonces, ¿cómo
encajaba Connie Fortune?
Su madre estaba sumida en sus
propias reflexiones. Si tan solo
pudiera separar a esa vieja
astuta y mirar dentro y ver qué
estaba pensando ...
El chillido del río las hizo
ponerse de pie a ambas en un
instante. Luego se detuvieron y
escucharon, mirándose
misteriosamente, con las
cabezas ladeadas, los ojos
entrecerrados y alertas. El


segundo chillido era

estridente, femenino. Un ruido
inusual en el mundo gutural de
Little Dip.
Sylvie la miró con una ceja
levantada. "Señorita Fortune,
supongo. Esta vez, ella arrastró
deliberadamente la palabra
"Srta." "Ella parece estar muy
atraída por nuestro río". Se
acomodó en su silla y continuó
tomando su té. Se había dado
la orden, y Marie salió del
porche y se dirigió hacia el río
para ver qué daño se había
hecho ahora su huésped.


Jolie estaba parada en el agua

hasta la cintura junto a su
canoa volcada, frunciendo el
ceño a la mujer que agitaba los
brazos alocadamente a unos
pocos metros de ella. Connie
parecía no darse cuenta de que
solo tenía unos tres pies de
agua debajo de ella.
Marie disminuyó la velocidad.
Esta fue una emergencia por la
que no debió habérsela
molestado. Para cuando
avanzó los últimos metros,
Connie había encontrado el
suelo y estaba caminando


furiosamente hacia la orilla

mientras Jolie valientemente
trataba de voltear su canoa en
posición vertical.
"Tráelo aquí, Jolie", llamó
Marie, dirigiéndose a la orilla
del agua para ayudar a voltear
la nave. Lo arrastró hasta el
montículo de arena y le dio una
rápida ojeada a Jolie. Ella
estaba bien. "Vuelve a casa y
quítate esa ropa", le dijo.
Jolie se alejó, chorreando agua
con cada paso malhumorado
que daba. Le dio a Connie la


última mirada enojada de

reojo.
"Aquí." Marie le ofreció la
mano mientras Connie se abría
camino a tierra con una cara
aún más oscura de ira que la de
Jolie.
Al principio, la oferta de Marie
fue ignorada cuidadosamente,
pero cuando Connie se resbaló
en un sitio cubierto por musgo,
agarró la mano ofrecida y se
aferró con fuerza.
Cuidadosamente, Marie la
arrastró hacia la orilla para


pararse a su lado. ¿Viste las

ranas?
"Oh, Callate." Connie parecía
increíblemente molesta. "Me
perdí mi cita con George". Ella
estaba abatida.
"Bueno." Marie había estado
albergando un dilema en su
cabeza. ¿Escoltar a Connie de
regreso a casa de Sylvie y
seguir la misma rutina que
anoche, o tomar el atajo e ir
directamente a su propia
cabaña? De cualquier manera,
la Srta. Fortune iba a terminar
en su ropa. “Mi cabaña está


justo allí. Te traeré ropa seca y

te llevaré a ver a George ".
"¿Lo harás?"
"Igual iba a ir de todos modos".
Esto fue recibido con un leve
asentimiento, luego, "Gracias
por la ropa ... otra vez".
Marie se volvió en dirección a
su cabaña. "Se está
convirtiendo en un mal
hábito".
Connie chasqueó detrás de
ella. "¿Habrá elástico en los
pantalones esta vez?"
"¿Te mereces alguno?"
Connie suspiró. "Será mejor."


Leone levantó la vista

sorprendida desde la mesa del
desayuno cuando Marie y su
invitada entraron por la
puerta.
"Pensé que ibas a la casa de la
abuela", le dijo a su madre.
"Me distrajo la energía
matutina que había en el
estanque". Ella asintió hacia
una Connie goteando en la
puerta detrás de ella. "El baño
está justo ahí". Ella apuntó.
"¿Que pasó?" Leone preguntó
después de que Connie cerró la
puerta del baño detrás de ella.


"Ella logró atrapar a Jolie esta

vez". Marie agarró el
trapeador y limpió el rastro de
agua de Connie a través de los
tablones de pino.
"¿Cuándo se va?" Leone
preguntó, en tono seco.
"Mas tarde, hoy. La llevaré a
ver a George primero ".
"Quizás también podrías atarla
a una balsa y dejarla flotar a la
deriva".
"Modales, jovencita".
"Si. Modales." La llamada vino
de detrás de la puerta del


baño. Entonces la ducha de

agua caliente se hizo cargo.
"¿Ves?" Marie levantó una ceja
hacia Leone. "No eres la única
por aquí con orejas grandes y
peludas".
En su habitación, buscó en su
tocador ropa para prestar. Los
zapatos iban a ser el verdadero
problema.
"Leone". ¿Puede Connie tomar
prestado un par de tus botas
de senderismo?
"Bueno." Fue una respuesta a
regañadientes. "Voy a ver a
Andre. Hoy iremos de


excursión con el tío Claude ".

Un momento después, la
puerta trasera se cerró de
golpe.
Marie regresó a la cocina con
un puñado de ropa seca para
encontrar las botas junto al
mostrador. Golpeó
suavemente la puerta del
baño. La ducha de agua se
detuvo de repente.
"Srta. ¿Fortune?" Entonces, se
corrigió a sí misma. "Uh,
Connie? Tengo algo de ropa
seca aquí. Me gustaría que me


dieras tus ropas húmedas para

meterlas a la lavadora ".
La cerradura se desbloqueó y
la puerta se abrió. Connie salió
envuelta en una nube de vapor
con aroma a jazmín y envuelta
en una de las toallas de baño
más grandes de Marie. Su
cabello rubio colgaba
alrededor de sus hombros y su
piel brillaba rosa y saludable.
Ella se veía hermosa. Marie
parpadeó, confundida.
¿Hermosa?. Esa no era una
palabra que usaba
normalmente en su


vocabulario. ¿Y desde cuándo

había artículos de tocador con
aroma a jazmín en su baño?
Connie la miraba expectante.
Le arrojó la ropa limpia,
nerviosa y esperando que
Connie no se diera cuenta.
"Puedes pasar por allí y
cambiarte". Dirigió a Connie a
su propia habitación.
Connie aceptó el paquete con
un tenue "Gracias".
Marie sintió su abatimiento.
Aunque la conocía hace poco
tiempo, supuso que Connie
solía poner una cara arrogante


a las cosas, pero en

retrospectiva, este no había
sido un buen fin de semana
para ella. Por otra parte,
invadir la tierra de los Garoul
no terminaba bien para nadie.
Connie pasó, su hombro
desnudo rozó el brazo de
Marie. Una chispa recorrió los
hombros y el pecho de Marie.
Fue como una leve descarga
eléctrica, pero más agradable.
Su piel palpitaba alegremente
y estaba casi inclinada a perder
el tiempo con la emoción, por
extraño que fuera.


En cambio, se sacudió la
extraña sensación, se dio una
bofetada mental y entró al
baño para recoger la ropa
desechada de Connie y llevarla
a la lavandería. Una revisión
rápida de los estantes lo
confirmó. Ella no poseía
ningún producto con aroma a
jazmín.

La habitación de Marie era
bonita y ordenada, casi sin
estilo, excepto por el magnífico
olor de las especias


levantinas(del mediterráneo)
que Connie había asociado con
ella. La ropa que ofreció esta
vez era mejor. Aún era ropa
deportiva, ya que eso era todo
lo que le quedaría, o casi le
quedaría. ¿Sin medias de
payaso? Bueno, ella podría ir
descalza. Pero al menos los
pantalones se ajustarían solos
con la ayuda de otro cinturón
de cuero suave y elástico de
trabajo.
El cuarto de servicio compartía
una pared, porque podía
escuchar el arranque de la


lavadora y estaba agradecida,

una vez más, con los Garouls
por sus buenos modales y
cortesía innatos. Necesitaba
trabajar mejor en sus modales.
Después de todo, ella había
invadido sus tierras. No tenían
que ser tan amables con ella.
Había un anexo al dormitorio
de Marie que se usaba
claramente como oficina. Un
pequeño escritorio lleno de
resmas de papel y varios
bocetos le llamaron la
atención. Fue grosero
fisgonear, pero incluso desde


esta distancia, y al revés,

reconoció el trabajo de George
Brookman. Se acercó
sigilosamente un poco más
cerca, ella quedó cautivada por
sus hermosas ilustraciones de
la vegetación local. Estas
ilustraciones fueron
acompañados por copiosas
instrucciones medicinales
escritas a mano.
Una tos seca la sobresaltó.
Marie estaba apoyada contra
la jamba de la puerta. Connie
se sonrojó. La habían pillado
con las manos en la masa. Este


era un fin de semana muy

desfavorable para su
integridad moral.
"¿Eres una herborista como
Sylvie?" ella preguntó. Salió en
un tono vergonzoso.
Marie se enderezó y entró más
en la habitación, colocándose
casualmente entre Connie y el
escritorio, bloqueando
efectivamente su vista. "Soy
obstetra", dijo, "pero mi
madre quiere
desesperadamente que
trabaje con las plantas".


"¿Está planeando hacer un

libro?" Era algo obvio. Connie
ya había visto que el texto de
los documentos hacía
referencia a las diversas
ilustraciones.
Marie dudó por una fracción
de segundo, luego llevó a
Connie a la sala principal a una
estantería llena de volúmenes
encuadernados en cuero.
"Es un poco más que un plan",
dijo, y sacó un gran volumen
con 1968 en relieve en la
columna vertebral. Todos los
libros estaban en orden


secuencial por año,

comenzando a fines del siglo
XIX.
"El almanaque Garoul", dijo
Marie. Ella puso el libro en los
brazos de Connie. Era tan
pesado como una Biblia
familiar. “Producimos uno
cada año. Es una publicación
privada que sale cada Navidad
para los miembros de la
familia".
Connie lo llevó a la mesa,
donde podía sentarse
cómodamente y examinarlo.
Abrir las pesadas cubiertas era


como abrir una puerta a un

mundo secreto. La emoción
hormigueó a través de ella.
"Esto es hermoso." Las
planchas(se usa para
impresión en serigrafía)
Brookman prácticamente
saltaron de la página, sus
colores y detalles excelentes.
El contenido textual que hacía
referencia a cada planta era
intrigante, pero antes de que
Connie pudiera sumergirse
totalmente, Marie lo retiró
suavemente de la mesa y lo


devolvió a su lugar en el
estante.
"¿Estás diciendo que Sylvie y
George hacen estos
almanaques?" Connie
preguntó.
"Lo hicieron, pero ahora mamá
quiere retirarse y quiere que la
reemplace".
Para Connie, trabajar con
George Brookman era un
sueño hecho realidad, incluso
si ella solo quitaba la nieve de
su camino, y sin embargo,
Marie parecía menos
entusiasmada.


"Pero ... ¿preferirías ser una

obstetra?" Esperaba no estar
entrometiéndose demasiado,
sólo quería saber. En realidad,
quería saber más que eso
sobre Marie, aunque no estaba
segura de por qué. No era
como si se llevaran bien.
"Es para lo que entrené y
trabajé durante más de once
años. La herboristería tiene su
lugar en mi vida, supongo. No
lo estoy descartando por
completo ", dijo Marie
encogiéndose de hombros.


"Pero resulta que tengo mi

propia vida".
"Lo entiendo. Sylvie te está
pidiendo que hagas un gran
cambio ", dijo Connie.
"Tendrías que vivir y trabajar
aquí, y tengo la sensación de
que realmente no es lo tuyo.
También tendrías que mudar a
toda tu familia aquí ". ¿Dónde
estaba el padre de Leone y
Jori? Marie no llevaba anillo de
bodas. “Sin embargo, para
serte sincera, este es un lugar
fabuloso, especialmente para
los niños. Tengo un poco de


envidia ". Su secreto guardado

salió a la superficie y apareció
con todo su intento de
diplomacia.
Marie le ofreció una sonrisa
seca. “Cada uno a lo suyo,
supongo. Ahora, vamos a
llevarte donde George. Leone
te dejó unas botas y, con
suerte, medias. Creo que te
quedarán".

Jolie había señalado la cabaña
correcta. Una pequeña
construcción de madera con


un techo de chapa roja. La luz

del día inundaba las ventanas
de doble aspecto. Frascos de
acuarelas y limpiador de
brochas se alzaban sobre los
alféizares en filas brillantes.
Las paredes estaban cubiertas
de estantes cargados con cajas
de tubos de pintura, pinceles,
tizas y carbón. Parecía la tienda
de suministros de un artista,
pero olía a trementina y tabaco
de pipa.
En todas partes se apilaban
resmas de papel de calidad
para acuarela. La mayoría


estaban en blanco y sin usar,

mientras que otros llevaban
proyectos abandonados y
esperaban que los pintaran y
volvieran a usar. La mesa de
trabajo de George Brookman
se encontraba en el centro de
la habitación y, a pesar de la
abundante luz del día que la
inundaba, un foco potente
iluminaba su superficie. Una
enorme lupa se sujetaba al
borde de la mesa para su
trabajo más detallado. Fiel a su
palabra, George tenía una


cafetera calentándose en la
estufa.
"Si Marie ya te contó sobre el
almanaque, te mostraré las
últimas planchas para este
año". Le indicó que se acercara
a un escritorio que
predominaba sobre la
pequeña cabaña y le indicó
que examinara un juego
completo de planchas. “Estas
están listas para ir a la
imprenta. Los enviamos a
Vancouver. Tenemos una
empresa de impresión familiar
en Canadá ".


"Estos son maravillosos", dijo

Connie con asombro. Le
entregó una lupa para un
examen más detallado, lo que
solo la hizo murmurar aún más
apreciativamente.
"Reconozco el apio y la garra
del diablo, pero ¿cuál es este?"
George miró por encima de su
hombro. "Euphrasia officinalis,
o como le suelen decir Ojo
brillante".
“Qué detalle. Es simplemente
increíble."
"La ilustración botánica exige
detalles sobre las minucias",


dijo tratando de sonar realista.

Pero había placer en su voz.
“¿Alguna vez lo has
considerado? He visto tu
trabajo de ornitología, y
muestra una gran precisión, así
como un conocimiento del
tema. Podrías pasarte
fácilmente a la ilustración
botánica ".
"He incursionado", admitió.
"Pero ahora que he visto estos,
estoy avergonzada de mis
esfuerzos".
"Es una pena que no te quedes
más tiempo. Podríamos haber


salido juntos a una excursión

por plantas ”.
Connie podía sentir su cara
caer. Se deslizó por su frente y
se acumuló a sus pies, dejando
su decepción al descubierto
para que todos la vieran.
George debe haberse dado
cuenta de su error, porque
miró hacia otro lado y
comenzó a juguetear con
varias hojas de papel de
acuarela.
"¿Quizás te gustaría esto? Ya
terminé con ellos ". Comenzó a
colocarlos casualmente en una


carpeta manila. "Son bocetos

nuevos. Borradores de un
trabajo. Pero uno de ellos es el
de la Eufracia que te gustó.
Connie apenas podía creer lo
que oía. Los originales de
George Brookman, ya sean
borradores o terminados, se
vendían por miles. No es que
ella alguna vez los vendiera.
"¿Estás seguro?" Su garganta
se cerró con emoción. "Sabes
que valen una fortuna".
Él sonrió. "No tanto como
piensas. Y supongo que están a
salvo contigo ".


"Puedes apostar". Ella tomó la

carpeta de manos de él
agradecida.
Marie lo vio todo desde el otro
lado del estudio. Una curiosa
sonrisa se dibujó en sus labios,
como si la reacción de Connie
al regalo la divirtiera. Parecía
tan sorprendida por la
generosidad de George como
Connie.
"La señorita Crosier de la
biblioteca te lo quitará de las
manos", dijo Marie
secamente. "Ella recibe los
desechos de George".


"Casi desechados". El agarre

de Connie se apretó.
"Me gusta ayudar a Vivian a
expandir su colección de la
biblioteca", explicó George. "Si
estás de paso, puedes ir y
mostrárselos. Ella está muy
bien entendida en el tema".
"Podría hacer eso". Le había
gustado Vivian, y ahora que
había conocido a George, otra
mirada a la sección Brookman
de la biblioteca podría ser una
buena manera de terminar su
fin de semana. La desilusión
que había sentido al perder la


oportunidad de fotografiar el
cucú de pico amarillo había
sido reemplazada por una
mayor recompensa.
"Será mejor que sigamos
nuestro camino", dijo Marie.
Connie aceptó lamentando
que su maravillosa visita al
estudio de George estuviera
llegando a su fin.
George le estrechó la mano
cálidamente. “Encantado de
conocerte, Connie. Que tengas
un viaje seguro de regreso a
casa." Levantó una tarjeta de
negocios de un soporte


plateado en su escritorio.
"Aquí. Ten esto. Nunca sabes."
Su sonrisa era dulce y su
corazón se rompió un poquito
más.
Siguió a Marie fuera de la
cabaña y por el sinuoso camino
que atravesaba por otras
cuantas cabañas en el camino
de regreso al río. Marie la
ayudó a subir al esquife que
habían traído. La cosa era
amplia y de fondo plano se
sintió mucho más estable que
la canoa de Jolie, y Connie
estaba agradecida por eso y


segura de que no volvería a

nadar. Especialmente con
Marie en los remos. También
haría todo lo posible para
mantener a salvo sus
Brookman originales.
"Dejaste muy buena impresión
allí", dijo Marie casualmente,
mientras usaba los remos para
empujarlas hacia aguas más
profundas.
"Siempre dejo una buena
impresión". No siempre buena,
pensó, pero le dirigió una
sonrisa a Marie.


Marie sonrió . "Oh, eso ya lo

creo". Con unas pocas
remadas, habían cruzado el
arroyo y ella las guiaba
suavemente contra el muelle.
"Si vas directamente a casa de
mi madre, te traeré tu ropa.
Solo necesito revisar a los
niños. Están en casa de Claude
y Patrice esta mañana ".
"Es como un campamento de
vacaciones". Connie suspiró
melancólicamente, deseando
que Amy fuera el tipo de niña
que vacacionara en un lugar
como este.


"No lo es para los adultos".

Marie la sacó del bote y la llevó
a tierra firme. "Una vez que
hayas empacado, te llevaré a la
carretera principal. ¿Supongo
que estás estacionada en algún
lugar allá arriba? "
Connie se enrojeció. "Puedo
salir por mi cuenta".
Marie negó con la cabeza.
"Sylvie querrá que te escolte
todo el camino, me temo".
Maldición. Ahora Marie vería a
Wilma escondida en su glorieta
y sabrían hasta dónde había
llegado al invadir sus tierras.


"¿Por qué? ¿Qué pasa?"

Preguntó Marie, fijando una
dura mirada en las ardientes
mejillas de Connie.
"Estoy estacionada en el valle",
murmuró. "Justo arriba del
Silverthread, cerca de donde
me lance para salvar a Jolie".
Marie la miró por un segundo.
"¿Hiciste todo el camino?"
Algo parecido a la
consternación revoloteó por
su rostro, luego lo ocultó. "Eso
fue peligroso", dijo. "Y
estúpido."


“Era trabajo. A veces tengo

que quebrantar las reglas para
alcanzar mi objetivo ”, dijo, a la
defensiva. “Quiero decir, todo
lo que quería era tomar una
foto de un pájaro para poder
dibujarlo y pintarlo. No revelo
dónde encuentro las cosas ".
"Deberías saber mejor que es
lo que sucede al entrar
ilegalmente en tierras
privadas", dijo Marie
suavemente. "Especialmente
en el oeste rural".
Connie comenzó a replicar,
luego se detuvo. No haría


mucha diferencia. Los Garouls

eran hospitalarios cuando
tenían que serlo, pero en
realidad, ella no era una
ladrona. Estaban exagerando.
¿Seguramente, las personas
que poseían esta cantidad de
tierra deberían tener algunas
preocupaciones sobre la
conservación y el peligro de las
especies locales? ¡Estaban del
mismo lado, por el amor de
Dios! ¿No lo estaban ellos?.
Reprimió su irritación y
decepción y se volvió hacia la
cabaña de Sylvie, negándose a


encontrarse con la mirada

severa de Marie y pensándolo
mejor con una mirada
altanera.

"Te caíste de nuevo". Sylvie
echó un ojo fulminante sobre
el conjunto de Connie.
"La canoa se volcó". Ella tiró de
su parte superior. “La última
vez que entré
deliberadamente al río. Pensé
que uno de los niños estaba en
problemas, ¿recuerdas? En
otras palabras, podría haber


muerto intentando salvar a tu

nieta. Eso debería hacerme
una buena persona.
“Ah, sí, el juego de la balsa a la
deriva. Es un favorito entre los
niños". Sylvie sonrió, pero no
había mucha calidez. "Veo que
tienes una actualización en
cuanto a ropa de reemplazo".
“Marie tuvo que lavar mi ropa.
Ella las traerá ". Trató de sonar
como si nada, pero sabía que
había fallado. Su mal humor
con Marie manchó su tono y
provocó una mirada aguda de
Sylvie. Por otra parte, Sylvie


era el tipo de mujer que no se

perdía nada.
"¿Y George te dio un regalo de
despedida?" Sylvie asintió con
la cabeza hacia la carpeta
escondida bajo el brazo de
Connie.
“Me dio algunos borradores.
Son hermosos." Connie
acarició la carpeta. "Tengo
mucha suerte de tener esto".
Sylvie señaló la mesa de la
cocina. "Toma asiento y te
prepararé un sándwich antes
de que te vayas", dijo. "¿Te
gustaría algo de té?"


"Um ... siempre que no sea

valeriana. No creo que eso se
lleve conmigo ".
"¿Seguro, querida? Que
inusual." Levantó un carrito de
té. "Esto es solo té regular de
China".
Connie suspiró aliviada y se
sentó en la mesa mirando a
Sylvie preparar su merienda.
Poco tiempo después, había
tomado su último bocado de
ensalada de huevo cuando
Marie regresó con su ropa
limpia. Puso el paquete sobre
la mesa de la cocina y miró la


tetera, dándole a su madre una

mirada dura. Sylvie le dedicó
una sonrisa y se apresuró por
entrar en la cocina, limpiando
los restos del almuerzo.
“Gracias por el sandwich. Voy a
cambiarme ". Connie llevó su
ropa a la habitación de
invitados, preguntándose por
el pequeño drama que
acababa de presenciar. Marie y
su madre eran raras. Podía ver
el por qué de los rumores
sobre brujería. Un montón de
tela que cortar.


Con la mochila bien revisada y,

la bolsa de la cámara colgada
de su hombro, se encontró a
regañadientes con Marie en la
puerta principal. Le tendió la
mano a Sylvie. Formal como
era, se sentía que hacerlo era
lo correcto.
"Gracias de nuevo por tu
hospitalidad, Sylvie", dijo
sinceramente. "Y si alguna vez
cambias de opinión sobre ese
cucú, por favor llámame". Ella
le dio una tarjeta de visita.
"Fue un placer conocerte,
Connie", respondió Sylvie


formalmente también,
mirando la tarjeta con gran
interés. "Voy a considerar lo
del cucú. Es lo menos que
puedo hacer."
Connie sintió que Marie
temblaba a su lado. Fue el más
mínimo estremecimiento,
pero suficiente para que
Connie detecte su sorpresa
ante las palabras de su madre.
Sin embargo, le dio poca
importancia. Marie sostuvo la
puerta abierta y la acompañó
al porche.


"Puedo salir por mi cuenta",

intentó de nuevo, pero Marie
sacudió solemnemente la
cabeza.
"Iré contigo. Lidera el camino.
Agitó la mano para que Connie
la precediera por la puerta.
Con un suspiro, Connie colocó
su mochila en su lugar y salió.

No mucho después de que
comenzaron a caminar por el
sendero, Marie tomó la
delantera. Parecía que no
podía caminar detrás de nadie,


en ningún lado. A Connie no le

importaba. Le permitió
desacelerar deliberadamente y
mirar alrededor una última
vez. Dejando que se adelante a
la que se encontraba en la
parte trasera hizo que fuera
más fácil establecer el ritmo y
no tener a Marie Garoul
respirándole en el cuello.
Aunque ese pensamiento llegó
con una extraña emoción. Lo
descartó rápidamente porque
la dejó nerviosa, pero no de
manera aterradora.


No tardó mucho en ver un par

de águilas pescadoras que se
deslizaban sobre el
Silverthread. Arrojó sus
maletas y sacó su cámara.
"¿Puedes parar por un minuto
mientras tomo algunas fotos?"
Se había desabrochado la
bolsa de la cámara antes de
preguntar.
"No. Necesitamos ... Marie se
volvió en señal de protesta y
guardó silencio. Fue muy
tarde. Connie estaba en pleno
trabajo. Con un suspiro
irritado, Marie se acomodó en


cuclillas junto a un árbol y

observó a Connie trabajar. Su
mirada era oscura e intensa y
vagamente inquietante.
Connie mantuvo la cara
pegada al visor y actuó de
manera informal, aunque era
plenamente consciente del
escrutinio, y su cuerpo se erizó
bajo la inspección, lo que la
molestó tanto como el
sufrimiento de Marie.
Odiaba el efecto que Marie
tenía en ella. Su habilidad para
ponerle los pelos de punta a
Connie sin la menor


provocación la enojó, y odiaba

que Marie tuviera acceso a
este maravilloso valle y que se
lo negara a ella. De hecho, ella
no parecía apreciarlo en
absoluto. ¿Cómo podría
alguien no apreciar lo hermoso
que era aquí? Connie alejó los
malos pensamientos. Ella
quería que sus últimos
momentos en Little Dip
estuvieran llenos de buenos
recuerdos.
"Estos dos se están
abasteciendo antes de emigrar
hacia el sur", dijo, mientras


escaneaba el remolino de
águilas pescadoras.
"Dios, son hermosos". Un
pájaro se apartó y se lanzó
hacia el río desde una altura de
treinta pies. Momentos
después, se elevó nuevamente
con una gran trucha en sus
garras. Ella siguió su ascenso
con la lente de su Olympus, y
su obturador hizo clic
interminablemente debajo de
la punta de su dedo.
"Eres muy afortunada de vivir
aquí". Connie miró a Marie.
Todo el tiempo, había sido muy


consciente de que Marie la

había estado observando a ella
y no a los pájaros. ¿Pensó que
Connie iba a salir corriendo?
Eso fue una locura. Ella sabía lo
fuerte que era Marie. La
perseguiría en un instante. La
idea, aunque desconcertante,
también fue un poco
emocionante. Se aclaró la
garganta y tomó algunas fotos
más.
"Venga." Marie se puso de pie
y volvió a golpear. De mala
gana, Connie la siguió, con la


cámara lista para la próxima

oportunidad.
Para cuando llegaron al tramo
del Silverthread donde se
había lanzado tras Jolie, ya
había gastado cinco rollos de
película. Las nutrias, los ciervos
de cola negra, una variedad de
pájaros y un joven alce toro
habían retrasado su viaje. Cada
vez, Marie había resoplado y
resoplado y Connie la había
ignorado.
"Bueno. Entonces, ¿a dónde
iremos desde aquí? Marie
preguntó bruscamente.


Parecía harta de sus deberes

de escolta, y Connie estaba
especialmente contenta al
respecto. Las águilas
pescadoras solas podrían
pagar este viaje si ella pudiera
encontrar el comprador
adecuado. Además, disfrutaba
poniendo a Marie en su lugar
por una vez. Si esta fuera su
última vez aquí, lo
aprovecharía muy lentamente.
Marie solo tendría que
esperar.
"Allí arriba." Connie señaló
vagamente hacia la ladera.


Wilma todavía la esperaba en

su frondosa glorieta. Ahora
Connie tomó la delantera,
ansiosa por estar con su
camioneta y libre de Marie,
por lo menos. Había estado
rondando a su alrededor como
una nube de lluvia melancólica
toda la tarde. Sería un alivio
dejar atrás la sombría cara de
Marie.

Varios cientos de metros de
marcha cuesta arriba dejaron a
Connie sin aliento, aunque


Marie apenas parecía cansada.

Pronto, su pequeño refugio
apareció a la vista.
"Por aquí", resopló. A unos
pocos metros, era obvio que
algo andaba muy mal. Connie
se detuvo y miró el cojín de
color naranja brillante que
estaba hecho jirones a sus pies,
sin darse cuenta al principio de
lo que había sucedido. Todas
las puertas de Wilma estaban
abiertas de par en par y su
contenido estaba esparcido
por el suelo del bosque.
Cojines, mapas, guías,


materiales de arte, ropa,

incluso su cepillo de dientes.
Todo fue destrozado.
“Qué demonios, ¡oh no!
¡Wilma! Connie arrojó sus
maletas y comenzó a correr,
pero Marie la agarró por el
abrigo y tiró de ella hacia atrás.
"Déjame ir primero", ordenó.
Connie se soltó y siguió
adelante. “¿Qué demonios
pasó? ¿Quien hizo esto?" Su
voz temblaba de ira.
Marie la agarró de nuevo. Esta
vez su agarre era más fuerte, y


Connie descubrió que no iba a

ninguna parte.
"Quédate aquí, por favor". Su
voz era cortante y tensa,
totalmente controlada, y
exactamente lo contrario de la
aguda consternación de
Connie. Se dirigió hacia la
furgoneta y Connie se quedó
como Marie le había pedido,
pero estaba furiosa y molesta.
“¿Por qué debería quedarme
aquí? Quien hizo esto se fue
hace mucho tiempo.
Bastardos. Ella decidió seguir
los pasos de Marie y corrió


para enterarse que había

pasado. "Espera. ¿Qué haces
olfateando mi camioneta?
¿Por qué estás olisqueando mi
camioneta? ¿Que demonios?
Todos estos Garouls eran
jodidamente raros.
“Por favor, vete o cállate. Solo
por un minuto. ¿Crees que
podrías hacerlo?
"Esta es mi camioneta y ..." Fue
levantada físicamente y
arrojada sobre sus pies a varios
metros de distancia.
“Dame un momento para
comprobarlo. ¿Está bien? No


sabemos lo que sucedió aquí, y

puede que quede algo que
proporcione pistas. Déjame
comprobarlo primero. La cara
de Marie estaba seria y sus
ojos brillaron con advertencia.
"Son vándalos", gritó Connie
detrás de ella, furiosa por ser
sacudida, pero
completamente ansiosa ahora
porque Marie, generalmente
distante y sin compromiso,
parecía preocupada. "Son
jóvenes locales que hacen
cosas estúpidas y cosas de
mierda", dijo, pero no estaba


segura de si estaba tratando de

convencerse a sí misma o a
Marie. "Como tirar las señales
de tráfico y destruir la
propiedad de otras personas".
O tal vez asustando a los
caballos hasta que salían
corriendo a la carretera. Si
hubieran hecho eso, ella
personalmente los atraparía.
Ella trató de organizar sus
pertenencias esparcidas,
colocándolas juntas. Ollas,
sartenes, cojines rasgados, un
zapato, un tenedor ...


"Pequeños bastardos",
murmuró enojada.
"No se trata de jóvenes
locales", dijo Marie con voz
dura.
Connie observó su paso
alrededor de Wilma antes de
que desapareciera en la parte
de atrás. Una vez que estuvo
fuera de la vista, Connie
avanzó lentamente. Ella quería
ver la extensión del daño por sí
misma.
"¿Puedo verla por favor?"
Asomó la cabeza por la puerta
empujando a Marie con el


codo. El interior era basura.

Todo lo movible había sido
arrancado y arrojado. Los
rasguños y las laceraciones
profundas estropearon cada
superficie. Incluso el tapiz del
techo había sido arrancado.
"Oh Dios mío. ¿Que es ese
olor?" Connie se tapó la nariz
con los ojos llorosos. "Huele a
mofeta putrefacta…"
"No, no es eso".
"—Envuelto en estiércol de
caballo".
"El único estiércol que huelo es
tu drama". Marie se alejó y


comenzó a examinar el suelo

del bosque. Se movía lenta y
pacientemente, y siguiendo un
patrón.
"En cualquier otra
circunstancia, te preguntaría si
estas buscando un arete".
Sabía que el sarcasmo no era
útil, pero estaba enojada y, si
era honesta consigo misma,
asustada. Si los Garouls no
hubieran estado con esa
mierda de no dejarla venir a
sus tierras para fotografiar un
cucú, ya estaría en casa, con
una Wilma intacta.


En cambio, a ella la habían

agarrado del brazo llevándola
a la fuerza (está bien, a
cuestas) al complejo de los
Garoul y sometida a ... bueno,
está bien, así que cenó y se
tomó un tiempo libre con
George Brookman en su
estudio. Su mal genio se
desinfló y se sintió estúpida.
Solo ella tenía la culpa. Ella
había invadido y puesto en
peligro a la bella Wilma.
Ella palmeó la pintura
polvorienta y púrpura. "Lo
siento, Wilma".


"¿Qué?" Marie levantó la vista.

"Estoy hablando con mi
furgoneta". Dejó caer su
mochila en el asiento del
pasajero y buscó la bolsa de su
cámara. La adrenalina que
bombeaba alrededor de su
sistema le decía que debía
ponerse en marcha. Después
de toda la basura que había
sucedido el día anterior, ella
había terminado con Little Dip.
El viaje había terminado como
había comenzado: con un
moretón.
"¿Wilma?" Marie preguntó.


Los pelos de Connie se

erizaron. Ella comenzó a tirar
todas sus pertenencias rotas,
todo lo que pudo encontrar, en
la parte trasera de la
camioneta. Lo revisaría en casa
y decidiría qué era necesario
reemplazar, todo, por lo que
podía ver.
"Sí, Wilma. La llamo Wilma.
¿Tienes algún problema con
eso?" ella gritó de vuelta.
"Si Wilma no lo tiene, ¿por qué
debería tenerlo?" Marie se
encogió de hombros y siguió
registrando el suelo.


"¿Qué estás buscando?"

Connie pisoteó para ver qué
era tan fascinante en la tierra.
Marie sostenía la bolsa de su
cámara y se la arrebató
posesivamente. "No puedo ver
nada".
"Eso es porque no hay nada".
Marie se dio la vuelta. “Creo
que deberíamos regresar.
Puedo enviar a Claude a buscar
... a Wilma ... y traerla de
vuelta al complejo. Tiene un
camión y ...
"No necesito un remolque".
Connie se subió al asiento del


conductor y activó el
encendido. Arrancó a la
primera, algo raro en Wilma,
pero tal vez ella también
quería irse de aquí. Bajó la
ventanilla y miró a Marie,
arrogante. "¿Ves? Arrancó a la
primera. No necesitamos un
remolque ".
Marie se acercó a la ventana
del conductor. "De todos
modos, prefiero ..."
Connie aceleró el motor y la
ahogó.
"¡Oye!" Marie puso sus manos
en la puerta y la sostuvo como


si pudiera sujetar físicamente

el vehículo en su lugar.
"Connie. En serio, realmente
creo que ...
Connie la miró fijamente y algo
ardió en su interior. Algo malo
pero extrañamente delicioso.
"Esto es lo que pienso". Una
extraña y loca compulsión la
alcanzó, y la adrenalina estalló
dentro de ella, descontrolada y
buscando venganza por Wilma
y por sus propias humillaciones
de este fin de semana. Y antes
de que ella supiera lo que
estaba haciendo, extendió la


mano, colocó su mano

alrededor de la nuca de Marie
y la atrajo hacia un beso feroz
y abrasador.
Connie sabía besar. Le gustaba
pensar que era una maestra de
los besos sensuales y
seductores. Ella era una chica
salvaje. Había tenido muchas
amantes mujeres. Había
recorrido los campos de
festivales, playas y praderas,
en flagrante delito con una
amante en sus brazos. Se había
puesto flores en el pelo, se las
había puesto en la cama, las


había esparcido en su sofá y en

la alfombra frente a ese sofá, y
las amantes habían venido
como abejas al néctar.
Connie sabía lo que estaba
haciendo. Le enseñaría a Marie
Garoul un nuevo juego: su
juego, un juego en el que
Connie era la jugadora, y esta
vez, Marie, la presa fácil.
Excepto que no funcionó así.
Se encendieron chispas con sus
párpados cerrados. Sus nervios
gritaron. Era como si un rayo
golpeara en su pecho. Su
corazón latía tan fuerte en sus


oídos que pensó que el sonido

venía del exterior. Y, Dios mío,
ese olor de nuevo. Oscuro y
picante como soles calientes y
dunas del desierto, y
totalmente alucinante.
La boca de Marie estaba dura
contra la de ella pero sabía
dulce. Connie pudo sentir esa
primera instancia de
conmoción en el cuerpo firme
y delgado de Marie, seguida de
una instancia de resistencia
que en realidad no era más que
un endurecimiento de sus
hombros, una tensión en los


músculos a lo largo de la nuca.

Y luego, se derritió casi de
inmediato. Marie cumplió, y la
emoción de la conquista llenó
a Connie. Había aplastado a la
arrogante Marie Garoul y la
había debilitado con un beso.
Marie se echó hacia atrás,
claramente aturdida. Sus ojos
oscuros eran amplios y
salvajes, y estaban llenos de
emociones que Connie no
podía leer, aunque estaba
extremadamente satisfecha
con el resultado de su loco
capricho.


Con una sonrisa petulante,

mantuvo el contacto visual
mientras empujaba a Wilma a
la primera marcha. Luego salió,
con el sonido de explosiones y
recorriendo todo el camino
que la sacaría de Little Dip y la
llevaría a la carretera cerca de
Big Jack. Mantuvo un ojo en el
espejo retrovisor y observó a
Marie Garoul mirarla hasta que
Wilma giró y Marie
desapareció de la vista.



Capítulo Siete

Wilma no estaba tan alegre
cuando llegaron a Lost Creek
casi una hora después. Hubo
un claro hipo a su ronroneo. El
olor apestoso de la mofeta en
el interior había desaparecido
al abrir todas las ventanas y
dejar que el viento hiciera su
trabajo. Si bien esto hizo que el
estado de ánimo de Connie
mejorara un poco, la falla del
motor la preocupó. A ella
también se le habían agotado
la sensación de los besos y se


dio cuenta de que le gustaría

volver a repetirlos con Marie
Garoul. Lo que debería haber
sido completamente extraño,
pero no lo fue.
Había pasado la última hora
pensando cada minuto de su
estancia en Little Dip. El
complejo de los Garoul, el
estudio de George Brookman,
los niños salvajes y su
oportunidad perdida con el
contrato del cucú. Eso todavía
dolía, pero seguía volviendo a
Marie Garoul. Todavía estaba
muy satisfecha con el beso.


Marie era un gran trozo de

distanciamiento sexy, y había
sido divertido sacudir sus
líneas inflexibles y duras. Pero
Connie también fue lo
suficientemente honesta
como para admitir que había
disfrutado el beso,
especialmente el poder que le
dio, aunque solo fuera por
unos segundos.
El motor volvió a dar
trompicones, trayéndola de
vuelta a la situación presente.
La última vez que había pasado
por Lost Creek, había notado


un pequeño garaje. Se detuvo

ante el edificio achaparrado de
ladrillo rojo con su señalización
de estaño y bombas de gas
oxidadas y apagadas, y se
sorprendió al ver a Jefferson
desplegarse debajo del capó
de una Chevrolet Blazer.
"Hola", la saludó, como si la
hubiera conocido de toda su
vida.
"Hola." Ella salió de la
furgoneta y se acercó. "¿Este
es tu negocio?" Era tan
pequeño que tenía que ser el
negocio de un solo hombre .


"Si." Miró alrededor del

concreto manchado de aceite
con orgullo bobo. "Lo heredé
del tío de mi madre. Vine de
Wisconsin para mirar el lugar y
algo así como que caí
enamorado”. Él sonrió
tristemente.
Connie también sonrió. Ella
entendió totalmente cómo los
Wallowas podrían atraerte.
"¿Cuál es el problema?"
preguntó.
"Wilma tiene calambres
femeninos".


Las cejas de el se alzaron. "Tal

vez necesitas de un
farmacéutico?"
Connie volvió a sonreír.
"Wilma. Mi camioneta Ella está
haciendo este pequeño y
divertido ruido de eructos ".
"Bueno. Déjame mirar."
"¿No estás ocupado?" Ella
asintió con la cabeza al Chevy.
"Puedo esperar un momento y
tomar una taza de café".
"¿Ocupado? ¿Aquí?" Jefferson
se echó a reír. "Ese es mi
propio auto. Compro coches
siniestrados en la subasta de


automóviles y los arreglo para

venderlos. No hay forma de
que este lugar pueda
sobrevivir como un garaje en
funcionamiento. Aqui no.
Todos van a Cavehill para lo
que necesiten ". Agitó una
mano en la calle tranquila.
"Lost Creek es un pueblo
fantasma en estos días".
"Bueno, me gusta tu Blazer".
Connie le echó un vistazo
apreciativo.
"Se me fue la cabeza en
comprar este, pero puedo
arreglarlo", dijo Jefferson.


“Pero solo porque lo obtuve

por casi nada. Así que la mano
de obra es mucha , pero la
venderé por un buen precio ".
Sonaba alegre.
"Bien por ti." Connie se acercó
con él a Wilma y encendió el
motor.
"Debio ser una gran fiesta".
Ella se giró para ver lo que él
comentaba. Estaba mirando
por las ventanas traseras.
"Los vándalos irrumpieron",
dijo con disgusto. “Lo
destrozaron. Pero no falta


nada que lo pueda

reemplazar".
"Pequeños bastardos",
respondió con simpatía.
"Parece como si le hubieran
clavado las uñas". El notó las
profundas laceraciones por
dentro y por fuera.
El motor se apagó y luego
eructó. "¿Ves?" Dijo Connie.
"Calambres. Ella se queja ".
“Tienes un fallo en el
encendido. ¿Puedes dejarlo
conmigo por un momento? Ve
a buscar ese café o algo así.


"Eso puedo hacerlo con

felicidad". Agarró su mochila,
le dio unas palmaditas en la
nariz a Wilma y le dijo: "Sé
buena chica con el buen
doctor", y se alejó hacia
Johnston's.
Vivian Crosier la recibió en la
terraza. Estaba saliendo por la
puerta cuando Connie subió el
primer escalón. “Hola, Connie.
Pensé que te habías ido ".
"Nop. Regresé y tengo algo
que mostrarte ". Ella señaló su
mochila. "Solo iba a tomar un
café y saludar a Norm".


Vivian levantó el cartón de

leche en la mano. "Estoy a
punto de hacer café. Únete a
mí en su lugar.
"Por supuesto." Ella se puso a
la altura de Vivian y se
dirigieron a la biblioteca. “Mi
camioneta está con Jefferson.
Está fallando. Él lo va a
arreglar ". Le lanzó una mirada
para ver si decir su nombre
tenía algún efecto en ella.
"Entonces está en buenas
manos. Ese hombre puede
arreglar cualquier cosa ”, dijo
con un leve interés en su tono.


Abrió la puerta del interior

oscuro de la biblioteca. "¿No
me digas que viniste hasta aquí
solo para arreglar tu
camioneta?"
"Nunca me fui", admitió
Connie. "He estado en Little
Dip. Conocí a George
Brookman.
Vivian mostró una cortés
sorpresa, pero no preguntó
cómo había sucedido esto, y
Connie se sintió reacia a
mencionar el pequeño asunto
de su intrusión.


"¿No es George fantástico?"

Vivian desapareció en su
oficina para encender la
cafetera. “¿Encontraste tu
pájaro? Norm me lo contó
todo.
"No encontré mi cucú",
continuó Connie. "Pero George
me dio algunos bocetos".
Exponía el borrador de las
ilustraciones en el escritorio de
Vivian.
"Oh Dios mío." Vivian salió de
su oficina para unirse a Connie.
“Estos son maravillosos. Es
muy bueno ". Cogió uno y lo


sostuvo a centímetros de su
nariz para inspeccionar cada
detalle. "Hay rumores de que
estos van a un libro
especializado. Un almanaque
Son altamente coleccionables
y extremadamente raros ".
“Vi los almanaques. Cientos de
ellos datan año tras año desde
el siglo XIX ".
Vivian la miró asombrada. "Me
moriría por ver un almanaque
de los Garoul".
Connie lamentó no haberle
prestado más atención. Nunca
había oído hablar de los


almanaques Garoul antes de

este fin de semana. Marie no
los había mencionado como
algo especial. Pero, entonces,
Marie había sido reacia a
compartir en lo que estaba
trabajando junto con George.
El humor de Connie se
oscureció ligeramente. No
había querido que Connie
sostuviera los almanaques
durante más de unos
segundos. Era como si
lamentara haberle enseñado el
artículo terminado. Connie
deseaba haber tenido más


tiempo para examinarlos,

especialmente después del
entusiasmo de Vivian.
Gran parte del fin de semana
había sido apresurado y mal
manejado. Sintió como si solo
hubiera arañado la superficie
de algo más grande y mucho
más intrigante, y ahora había
terminado antes de que
realmente comenzara.
Vivian interrumpió sus
pensamientos señalando los
particularmente hermosos
pétalos de estrella azul de la
planta de borraja y pasaron la


siguiente media hora tomando

café y hablando sobre las
acuarelas en minucioso
detalle.
"Soy tan fan", dijo Vivian.
"¿Fan de quien?" Jefferson
preguntó desde la puerta.
Entró en el vestíbulo y se unió
a ellas junto al escritorio. "No
estabas en la tienda, así que
supuse dónde estarías", le dijo
a Connie. “El mejor café de la
ciudad”. Le dio a Vivian un
guiño torpe y ella se sonrojó
horriblemente, para disgusto
de Connie. Realmente


necesitaba recomendarle una

lectura feminista a Vivian.
"George Brookman le dio a
Connie estas ilustraciones
botánicas". Vivian
rápidamente le preparó un
café a Jefferson.
"Son muestras recientes de
bocetos en los que estaba
trabajando para un
almanaque", le dijo Connie.
"¿Oh, en serio?" Jefferson se
inclinó para mirar más de
cerca. "Ellos se ven bien. Oye,
¿estabas en Little Dip?



"No vi a mi cucú, pero los
Garouls fueron los anfitriones
perfectos".
Jefferson y Vivian
intercambiaron una mirada de
complicidad.
"¿Qué?" Preguntó Connie,
perpleja.
"Sería mejor no decirle a Norm
o a Roy dónde estabas", dijo
Jefferson.
"Ni tanto a Norm", se apresuró
a añadir Vivian. "Es a él al que
no se lo mencionaría".


"¿No mencionarle a quién?"

Connie preguntó.
"A Roy", dijo Jefferson con
pesar.
"Norm no quería dejar que se
vaya Roy", dijo Vivian. "Roy
tiene un secreto sobre los
Garouls".
“¿Esa cosa de brujas? "Porque
Norm ya cree en eso".
"No", Jefferson se rió y se
inclinó para examinar un
boceto más de cerca. Parecía
cohibido. "Las cosas de brujas
están en la cabeza de Norm. Es


su forma de defender a su
hermano contra los Garouls ".
"Está caminando sobre una
línea muy fina allí", dijo Vivian.
“Esta ciudad necesita a los
Garouls. La única forma en que
esta biblioteca permanece
abierta es porque la
financian”, le dijo a Connie. "La
familia Garoul son nuestros
benefactores".
"¿Pero por qué Norm tiene que
cuidar de su hermano?"
Connie miró a Jefferson y luego
a ella.


Los dos intercambiaron otra

mirada y de alguna manera
Jefferson fue el elegido para
explicar. "No me
malinterpretes", comenzó,
"Roy es un buen amigo para
mí. Me lleva a las subastas de
autos en Cavehill todas las
semanas, y salimos juntos. A
los dos nos gusta cazar ”, dijo.
"Pero Roy tiene algunas ideas
chifladas sobre Little Dip y los
Garouls".
"Creemos que es una cosa de
Vietnam", explicó Vivian. "Una


especie de trastorno de
posguerra".
Connie frunció el ceño. "¿Y?"
“Jura que los Garouls están
escondiendo un Sasquatch en
su valle. Dice que lo ha visto y
todo ", dijo Jefferson.
"¿Un Sasquatch?" Connie casi
se rió antes de darse cuenta de
que hablaban en serio.
"Es inflexible ante esa idea.
Dice que ha sucedido más de
una vez ". Vivian comenzó a
reorganizar los bolígrafos y
sellos en su escritorio. “Me
siento mal incluso hablando de


eso. Él tiene buenas

intenciones. Y Vietnam ... Ella
fue guardando silencio.
"Pero él tiene a toda la ciudad
encendida", dijo Jefferson. "A
la mayoría de la gente de aquí
no le gustan los Garouls, pero
necesitamos que se mantenga
a flote la ciudad. De lo
contrario, este lugar estaría
muerto.
"Es como Dan McNulty", dijo
Vivian. “Cuando su caballo
murió recientemente, Roy
salió y declaró que encontró
rastros de un enorme animal


que podría haber perseguido al

caballo hasta que saltó la cerca
y murió. Por supuesto, Dan
negó esto.
"Dan no es fanático de las
ideas de Roy de todos modos",
dijo Jefferson. "Eso siempre iba
a suceder, sin importar lo que
Roy dijera".
"¿Ha visto un Sasquatch?"
Connie repitió. "¿Cuándo lo
vio?"
"Estábamos cazando", explicó
Jefferson. “No en Little Dip,
sino cerca. Roy estaba quizás a
doscientos o trescientos pies


de mí cuando lo escuché gritar.

Cuando fui a mirar, estaba
todo emocionado. Dijo que vio
una enorme bestia caminando
sobre dos pies. Dijo que tenía
unos tres metros de altura.
"¿Tú has visto algo?" Connie lo
miró fijamente,
preguntándose qué demonios
podría haber sido.
Jefferson sacudió la cabeza.
"Por supuesto que no. Luego,
dos semanas después, sucedió
nuevamente. Roy dijo que tuvo
otro avistamiento y eso fue


todo. Nunca ha dejado de

hablar de eso ".
"Está obsesionado", dijo
Vivian. "Siempre le estoy
ordenando libros sobre el
tema". Ella sacudió su cabeza.
“Y debido a que el comenzó
toda esta difamación, los
Garouls se enojaron. No
quieren que las personas
inunden sus tierras en busca
de un Bigfoot ".
Por supuesto que no, pensó
Connie. Ni siquiera querían
que la gente buscara cucúes.


"Y eso hizo que Roy decidiera

que los Garouls ya debían de
saberlo y protegerlo". Vivian
suspiró. "Y así comenzó la mala
propaganda".
"¿Pero un Bigfoot en tu puerta
no atraería a muchos
visitantes? ¿Y dinero?" Connie
preguntó. Lost Creek
necesitaba una inyección de
efectivo y el dinero de los
turistas haría exactamente
eso. Por otra parte, pensó en el
cucú y su peligrosa existencia.
¿Qué otras especies podrían
volcarse si este lugar se


volviera loco por la llegada de

los turistas?
"Lo último que quieren los
Garouls son turistas", dijo
Jefferson. "Y estoy de
acuerdo". Sonaba triste. “Sé
que a Norm y Roy les
encantaría un aumento de
ingresos, pero vine aquí por la
paz y la tranquilidad. El turismo
puede desfigurar un lugar.
Mucha gente que vive de la
agricultura por aquí está de
acuerdo conmigo. Como
McNulty, por ejemplo.


“Nadie quiere vender

parafernalia pegajosa de
Bigfoot a los turistas. Ni
siquiera Norm, la verdad sea
dicha, pero hay que verlo
cuando se trata de apoyar a
Roy ”, dijo Vivian. "Lo que
realmente necesitamos es una
reactivación económica
adecuada, y la industria
maderera necesita liderar el
camino, no inventos tontos".
"¿Algunas personas piensan
que los Johnston están
creando ese escándalo del
Bigfoot para atraer turistas?"


Connie preguntó. “Porque ese

cucú de pico amarillo podría
estar aún más en peligro si
mucha gente viniera a echar un
vistazo a algún monstruo
extraño. Cuando tienes toda
esta naturaleza con especies
en extinción, debes cuidarla ".
"La mayoría de las personas
con influencia no están
interesadas en las
divagaciones de Roy, como los
McNultys y los Garouls, por
ejemplo".
"Desafortunadamente, Roy
realmente cree en su


monstruo", dijo Vivian. “Los

Johnston están sufriendo por
todo esto. Norm ha perdido
clientes porque nadie quiere
tratar con Roy y sus desvaríos.
Tiene suerte de que los
Garouls sean tan indulgentes.
Si compraran en otro lugar,
estaría tan arruinado. Y en
cuanto a Emily, me parece que
la pasa muy mal en la escuela.
Los niños se burlan de ella sin
piedad por su padre loco ".
Eso sonó muy triste. Connie
frunció el ceño.


"Si Roy no se queda tranquilo,

pondrá en peligro su trabajo en
la escuela". Jefferson fue
elocuente. "Ya estamos
plagados de jóvenes
gamberros que vienen aquí
debido a esta historia de
Bigfoot. Somos una burla para
todos en Cavehill.
Era una imagen deprimente.
Connie ya había visto el graffiti
y la pobre Wilma se había
convertido en víctima de la
delincuencia adolescente. La
mascota del oso escolar que
había visto rociada al azar en


los edificios probablemente

era Bigfoot, se estaba dando
cuenta ahora. Ella guardó las
ilustraciones.
"Todo suena realmente
extraño". No había mucho más
que ella pudiera decir. "Pero si
alguna vez atrapan un
Sasquatch, déjame ser la
primera en fotografiarlo, ¿de
acuerdo?" Era una broma de
mal gusto, aunque hizo su
trabajo y eliminó cualquier
culpa que tuviera por hablar
tan abiertamente a espaldas
de Roy y su obsesión.


"¿Cuál es el diagnóstico para la

camioneta?" le preguntó a
Jefferson, cruzando los dedos.
Ella no necesitaba malas
noticias o una gran factura.
"Una bujía nueva y estará
cantando con el coro". Él
sonrió, contento de que la
conversación hubiera
cambiado y no seguir hablando
del estado mental de Roy.
"Excelente. ¿Cuánto te debo?"
"Esta vez va por la casa". La
acompañó hasta la puerta y
esperó mientras ella


intercambiaba despedidas y
direcciones con Vivian.
"Creo que tal vez me saltaré el
ver a Norm esta vez", dijo
Connie, un poco triste cuando
ella y Jefferson regresaron a
Wilma. Estaba cansada y
realmente debía irse a casa.
Era un viaje largo, y Norm era
un conversador aún más largo.
Y ahora que estaba al tanto de
su deprimente historia
familiar, necesitaba un poco de
espacio para digerir la nueva
dinámica.


"¿Crees que podrías volver?"

Jefferson preguntó, captando
la promesa en sus palabras.
"Creo que sí. Este es un bonito
rincón del país.
Probablemente no volveré a
tener un pase gratis a Little Dip
nunca más, pero ciertamente
puedo encontrar mucho para
mantenerme interesada en
otro lugar ". El recuerdo de
besar a Marie volvió a aparecer
en su cabeza y la dejó
extrañamente vacía al
recordar que probablemente
nunca la volvería a ver.


"Bueno, ven en cualquier

momento". La acompañó a su
camioneta y esperó hasta que
ella la pusiera en marcha.
Rugió como una leona.
Con una sonrisa y un saludo, lo
dejó a él y a Lost Creek atrás y
se dirigió hacia la carretera
oeste, por donde había
entrado. Pasó la granja de
McNulty y el lugar donde había
encontrado el caballo muerto.
Otros caballos pastaban en el
prado delantero. La cerca
había sido reparada y parecía
idílica, como si nunca hubiera


ocurrido nada desagradable.

Ciertamente no había sido un
Sasquatch persiguiendo a un
caballo hasta su muerte.

"¿Cómo fue todo ?" Sylvie dejó
su pluma estilográfica Philippe
Patek junto al papel de vitela y
le prestó toda su atención a
Marie.
Un puñado de latas de
películas cayeron al escritorio.
"No muy bien." Marie sintió
picazón y se dio cuenta de que
se notaba. Se arrojó en el


asiento de enfrente. "Ella va a

estar cabreada".
"Lenguaje, querida".
"No hay otra palabra para
eso". Era consciente de que su
madre podía ver a través de
ella, a través de su
incomodidad.
Su sangre aún vibraba por el
regalo de despedida de Connie
Fortune. Pequeña perra
sabelotodo. Bueno, Marie
también tenía una sorpresa
para Connie para cuando ella
abriera la bolsa de su cámara.


“Estaba tomando fotos

descaradamente camino a su
camioneta. Que, por cierto, la
había conducido directamente
al valle ". Marie no pudo
superar su flagrante descaro.
Ella jamas hubiera imaginado
que un intruso entrara de
puntillas en su tierra y,
condujera una autocaravana
de color púrpura brillante y
luego saltase al río.
“Su furgoneta había sido
saqueada. Parecía culpar a los
jóvenes de la localidad. La dejé
mantener ese pensamiento.


Sylvie la miró con astucia.

"Pero ella está en camino a
casa ahora". Ella miró los rollos
de película . "¿Crees que ella
volverá?"
"Será mejor que no". Se dijo
con demasiada venganza, y
Marie recibió una mirada
aguda a cambio. Ella modificó
su tono. Odiaba bajar la
guardia. "Ella recibió
borradores de los bosquejos
desechados de George. Todos
estuvimos de acuerdo en que
esa sería su recompensa. Estos
... Ella agitó una mano en el


escritorio. “Estos son el

equivalente a un mal día en la
oficina. Estoy segura de que la
Sra. Fortune lo superará ".
"Si tú lo dices, querida". Sylvie
tomó su pluma y volvió a
escribir su carta. "Usted es la
experta".



Part Two
1977, Seattle



Capítulo Ocho

"Hey, he vuelto." El sonido de
dibujos animados en la
televisión y la alegre llamada
de Amy de "¡Tía Connie!" le
dieron la bienvenida. Amy vino
a saludarla en el pasillo y la
abrazó con fuerza. "Te extrañé.
Y obtuve una A en arte ". Su
voz se amortiguó en algún
lugar alrededor del abdomen
de Connie.
"Eso es fantástico. ¿Qué hay de
tus otras materias? Connie le
devolvió el apretón,


relajándose en su fuerte
abrazo. Una vez que las
extremidades delgadas y
angulosas de Amy se volcaban
alrededor de su cintura,
siempre recibía los mejores
abrazos del mundo. "¿Donde
esta tu mamá?" Miró a su
alrededor buscando a Fliss.
Amy ignoró la pregunta.
"Obtuve una C en inglés y una
B en ciencias".
"Bien, pero trabajemos un
poco más en inglés. ¿Y las
matemáticas?


Amy se alejó de ella. "Odio

Matemáticas."
"Amy, necesitas matemáticas
si vas a la universidad. Te dije
esto antes. Connie mantuvo su
tono gentil. "Hablaremos más
tarde sobre matemáticas.
Ahora, muéstrame como
obtuviste esa A. Eso es
bastante impresionante. ¿Y
dónde está tu mamá? "
En cambio, Amy se apresuró
hacia una gran carpeta de
cartón en la mesa del
comedor. Era del tamaño de
un póster, y Connie la había


ayudado a crearlo el año

pasado cuando se tomó en
serio la idea de mantener su
obra de arte segura e intacta.
"Aquí. Dos piezas. Un paisaje
en acuarela y un collage. El que
está en acuarela es del Monte
Hood. Lo copié de una postal.
Trajo dos hojas de papel de
dibujo para que Connie las
mirara.
Connie notó cómo Amy omitió
su pregunta sobre el paradero
de Fliss por segunda vez. "Hey,
escluinca, estos son muy
buenos". Ella estaba en verdad


impresionada. La llenó
intensamente de satisfacción
saber que Amy había
heredado algo de ella aparte
de una cabeza llena de rizos
rubios. El gen artístico era sano
y fuerte en la familia Fortune y
al menos estaría prevaleciendo
en otra generación.
"Me gusta la pincelada aquí".
Ella señaló el área relevante.
“Practicamos eso la última vez.
Me alegra mucho verte
utilizarlo y que lo hayas usado
para el resultado final ". Ella
sonrió. "Todo está en la


técnica, amiga. ¿Cuándo

volverá tu madre?”. Ya se
había dado cuenta de que Fliss
no estaba en casa. La
verdadera pregunta ahora era
cuánto tiempo llevaba Amy
sola.
Ella se encogió de hombros.
"Luego." Volvió a colocar su
obra de arte en la carpeta y
evitó cuidadosamente el
contacto visual.
"¿Quieres venir a mi casa a
cenar?"
"¿Que vas a preparar?" ella
preguntó con cautela.


"Iba a hacer risotto de

hongos".
Amy hizo una mueca.
"Bueno. Pizza, entonces —
concedió Connie. Quería que
Amy se quedara con ella, al
menos hasta que Fliss
apareciera y viniera a buscarla.
"Ve a buscar tu abrigo". Ella
apagó la televisión. "¿Has
hecho tu tarea?"
"Algunas."
"Entonces trae tu mochila y
terminaremos más tarde, ¿de
acuerdo?" Había un rotulador
y un trozo de papel sobre la


mesa de televisión, por lo que

rápidamente garabateó una
nota para Fliss.

Querida Fliss, me robe a tu
hija.
Sinceramente,
Charles Manson. X.

"¿Podemos comprar la pizza
en el lugar de Benny?" Amy se
llevó la mochila al hombro.
"Por supuesto." Connie las
condujo a ambas por la puerta,
luego la cerró y su enojo con


Fliss también. No tenía sentido

incomodar a Amy.
"¿Y podemos dibujar juntas?"
Amy abrió el camino desde el
apartamento del segundo piso,
sus pasos eran rápidos y
ansiosos.
"Puedes apostarlo". Sus voces
resonaron en la escalera.
El departamento de Connie
estaba a tres cuadras de
distancia. Primero se había
mudado al área de Fremont y
Fliss la había seguido. Aunque
la verdad era que Connie había
hecho todo lo posible para que


Fliss y Amy vivieran más cerca.

Había encontrado el
departamento, había inscrito a
Amy en una escuela local y
había pagado por el depósito
del departamento. Fliss estaba
feliz de que alguien más le
hubiera despejado el camino
para ella. Había sido el mejor
dinero que Connie había
gastado porque le daba paz
mental saber donde se
encontraba Amy.
Ella amaba a su rara hermana,
pero tuvo que admitir que
alguien tan egocéntrica como


Fliss nunca debería haber

tenido una hija. A pesar de que
ella era la hermana mayor,
Fliss todavía tenía mucho que
hacer y claramente no tenía
prisa por hacerlo. Connie
pensó en cómo los niños
Garoul corrían libres por el
valle, pero siempre había
adultos responsables
alrededor. No cabe duda que
por primera vez, deseó poder
regresar. Y tal vez llevar a Amy.
Pero ella sabía que eso era un
sueño.


El departamento de Connie
estaba sobre un market chino
en Union Street, y los
propietarios vivían
directamente debajo de ella.
"Hola, Sra. Yong", dijo Connie
cuando pasaron junto a su
casera en el camino.
"Hola, Connie. Hola Amy. La
Sra. Yong sonrió y se hizo a un
lado para dejarlas pasar. Me
alegro de verte de vuelta,
Connie. Puse tu correo al lado
de tu puerta.
"Gracias." Connie abrió la
puerta y dejó entrar a Amy. Le


encantaba vivir en esta parte

de Seattle, la zona
estrambótica y bohemia de la
ciudad, a solo unos minutos de
la academia de artes Big Bang,
donde podía pasar el rato con
personas como ella.
Compañeros artistas que
hablaban su lenguaje sobre
arte, política y vida. También
era un colectivo de trabajo
donde podía experimentar con
tecnologías más sofisticadas
de las que podía ofrecer el
pequeño cuarto oscuro en su
propio hogar.


Su apartamento se abría
directamente a la sala de estar.
Su habitación estaba a la
izquierda, y al lado, el baño.
Ella también tenía un cuarto de
almacenamiento que usaba
como un pequeño cuarto
oscuro.
Amy se quitó la chaqueta y
Connie la puso en el perchero
junto con la suya. "Tomemos
un poco de té mientras ordeno
la pizza".
Esta era una de sus formas
furtivas de darle algo que no
fuera efervescente y lleno de


azúcares para Amy. A Amy le

gustaba el té de hierbas. Fliss,
sin embargo, nunca recordaba
comprarlo. Connie a menudo
compraba cajas con sabor a
menta o jengibre, pero una vez
que se terminaban, el armario
permanecía vacío. Fue otro de
los descuidos negligentes de
Fliss.
"Y ahora te voy a contar todo
sobre este fantástico valle que
fui a ver este fin de semana y
te voy a mostrar algunas
ilustraciones originales de
Brookman".


"¿George Brookman?"
"¿Quién más, nena?" Connie
había hecho todo lo posible
para inculcar sus pasiones en
su sobrina desde el primer
momento en que Amy pudo
sostener un crayón y anunció
que quería ser una artista
como su tía Connie. "Lo conocí
y fue genial".
"Guau. ¿Como era el?"
"Espera y te lo diré en un
momento". Durante los
siguientes veinte minutos, se
sentaron con la cabeza
tocando los borradores de


George Brookman mientras

Connie explicaba las diversas
técnicas que empleaba en su
trabajo. Llegó su pizza y se
sentaron durante otra hora
comiendo y bebiendo té de
menta helado mientras Amy
practicaba nuevas técnicas
bajo el ojo experimentado de
Connie. Entonces llegó el
momento del trabajo escolar.
El timbre del teléfono
interrumpió la sesión de
tareas, en la que Connie
explicaba pacientemente las
fracciones matemáticas a una


recalcitrante Amy. Ella adivinó

quién era.
"Connie, soy yo". Había una
corriente subyacente
acusatoria en la voz de Fliss.
"Hola. ¿Encontraste mi nota?
"Si. Muy divertida. Todavía
tengo una sutura en mi
costado. Mira, llegué tarde al
regresar del trabajo ”, Fliss
trabajaba en una gran tienda
de departamentos en el piso
de cosméticos. "Gracias por
llevarla a tu casa".
"¿Tarde de copas para el After-
Work?" Connie conocía bien lo


que hacía. Era martes, y las

chicas en el piso generalmente
iban al bar a la vuelta de la
esquina para tomar cócteles a
mitad de precio en mitad de la
semana. Fliss nunca podría
perderse esa salida, a pesar de
que Amy estuviera sola en
casa. Una niña que llegaba a
casa de la escuela y entraba
con su propia llave. Una niña
que estaba sentada haciendo
su tarea sin ayuda, comiendo
comida chatarra hasta que su
madre apareciera con más
comida chatarra.


Connie se mordió la lengua.

Este era una vieja discusión.
Además, Amy estaba cerca y,
aunque solo era una niña,
estaba tan cansada de las
discusiones como Connie.
"Amy está cenando conmigo.
Ella trajo sus libros escolares
con ella, así que si quieres, ella
puede quedarse. Sería bueno
para mí ponerme al día con
ella".
"Bueno ..." Fliss sonaba
dubitativa, pero sonaba como
una artimaña. "Te perdiste el
fin de semana festivo con ella".


Connie se erizó. "Yo estaba

trabajando. Tu sabías sobre
eso." La indiferencia en las
palabras de Fliss la enfureció.
Significaba que Fliss había
tenido sus propios planes de
fiesta para el fin de semana, y
Connie no estuvo cerca para
hacer de niñera y cuidarlas. Sin
embargo, su hermana nunca lo
admitiría, así que Connie lo
dejó pasar. Detrás de ella, Amy
comenzó a inquietarse y
Connie se preocupó de no
haber podido mantener el
sarcasmo fuera de su voz.


"Veré que ella llegue a la

escuela mañana. Tengo una
muda de ropa aquí para ella.
Esto era solo un eufemismo,
ella tenía dos cajones llenos. La
ropa de Amy que se quedaba
luchaba con su propio armario
por espacio. Cada vez que ella
venía, algo se quedaba.
Guantes, pijamas, calcetines.
La lista era interminable y
suficiente para vestir a un niño
de ocho años durante varias
semanas. Se habían
desempacado demasiadas
bolsas de viaje y nunca se


habían vuelto a empacar por

completo, pero la ropa que se
quedaba era un regalo del cielo
en noches como esta. Connie
estaba totalmente equipada
para poder mantener a Amy en
cualquier momento, como lo
era muy a menudo.
"Oh, genial. Eso sería genial ”,
acordó Fliss ansiosamente
antes de consultar a su hija.
“Mi grupo de amigas iban a ir a
La Laguna. Ahora puedo
unirme a ellas.
Una comprobación rápida
sobre su hombro, y Connie vio


que Amy aprobaba la idea. Ella

se animó de inmediato y le
lanzó a Connie una gran
sonrisa. Era la sonrisa más feliz
que Connie había visto en todo
el día.
"Amy dice que sí", dijo Connie
a su hermana, para
impresionarla de que se
trataba de un acuerdo a tres
bandas.
"Bueno. ¿Quizás te vea
mañana? Fliss ya estaba
ausente, probablemente
planeando lo que se pondría
para su noche inesperada.


"¿Quieres decir buenas noches

a Amy?" Connie preguntó en
voz baja.
"Dale un beso mío antes de
dormir". Fliss colgó.
Connie frunció los labios. Colgó
el teléfono, compuso su rostro
y volvió con Amy.
"¿Terminaste la tarea? Oye,
qué tal si vemos que hay en la
caja ".
Amy encendió el viejo RCA.
"Doctor Dolittle", dijo
encantada.
Se acomodaron en el gran sofá
que luego sería la cama de Amy


y vieron la película con más té

de menta y un brownie de
chocolate cada una. Una hora y
media después, Connie envió a
Amy a que se cepillara los
dientes mientras pasaban los
créditos.
Además de un par de cajones
en la cómoda, Amy también
tenía medio estante para sus
artículos de tocador. Su pasta
de dientes con sabor a cereza
Dino el Dinosaurio se sentó al
lado del lugar habitual de
Connie. El champú Fred
Flintstone y el baño de


burbujas Bam-Bam ocupaban

el estante más bajo del mueble
de baño. La obsesión de Amy
con The Flintstones había
ayudado a nombrar como
Wilma, a la autocaravana.
Mientras Amy usaba el baño,
Connie sacó las mantas y la
almohada de repuesto de la
parte superior de su armario y
convirtió el sofá en una cama
acogedora. No tenía cortinas
que correr, prefería la luz
difusa de la calle para iluminar
la habitación durante toda la
noche. Union Street era una


mezcla funky de tiendas y

bares asiáticos. Si hubiera
estado sola, Connie se estaría
relajando en su pequeño
balcón en este momento con
los pies en las barandillas y un
porro en la mano, mirando el
inagotable mundo que pasaba
por debajo. Le encantaba el
tapiz de neón de la bulliciosa
calle, el ruido del tráfico y el
zumbido constante de las
personas que iban de compras
a altas horas de la noche o
simplemente cruzaban la acera
para ir al bar. Era anatema para


los lugares tranquilos y

pacíficos que su trabajo la
llevaba a conocer, y
honestamente sentía que
necesitaba de ambos mundos
para ser una persona
completa.
Amy se puso el pijama de
franela que le quedaba y
Connie dobló su ropa
cuidadosamente en una silla
del comedor. "¿Qué te
pondrás mañana para la
escuela?" ella preguntó.
“¿Puedo usar los mismos
pantalones pero con el suéter


rojo? ¿El que dejé aquí la

última vez?
"Por supuesto. Lo voy a sacar ".
Se inclinó y besó la frente de
Amy. "Dulces sueños,
calabacita".
Connie se cepilló los dientes y
pensó que era algo bueno que
tuviera compañía esta noche y
que no estuviera en el balcón
drogándose. Estaba cansada y
una buena noche de descanso
haría sus maravillas.
Sacó el suéter rojo de Amy y la
ropa interior y calcetines
limpios, y se acostó en la


cama. La Canción de Salomón

de Toni Morrison estaba en su
mesita de noche, pero no
estaba dispuesta a leer. Todo
lo que ella quería era dormir.
El grito de Amy la sobresaltó.
Connie miró las manecillas de
su despertador cuando sus
pies ya habían tocado el suelo.
Eran las 2:17 de la mañana. Ni
siquiera se había dado cuenta
en que momento se había
quedado dormida. Entró en la
sala de estar, con el corazón
latiendo a mil por segundo,
aunque Amy a veces tenía


pesadillas. Efectivamente,
estaba erguida en el sofá
agarrando las mantas contra
su pecho.
"Hay un hombre en el balcón",
dijo Amy, con los ojos muy
abiertos.
"¿Un hombre?" La piel de
gallina le erizó la piel. Se acercó
a la puerta cerrada que daba al
balcón y miró hacia afuera,
pero no vio nada. "¿Un
hombre? ¿Estás segura?"
"Si. El era peludo. Como un
monstruo." Su labio inferior
tembló. Connie se mordió el


labio. El hombre ahora era un

monstruo peludo. Mejor eso
que un intruso. Ella sabía a
quien no quería en su balcón.
También sabía que sería
imposible que un ladrón
trepara por la cara del Emporio
de Alimentos de Yong. Sería un
momento King Kong - Fay
Wray(actríz película King Kong
1933), y sería difícil no ver algo
así desde la concurrida calle de
abajo. No es la forma más
inteligente de entrar en un
apartamento.


“Fue un sueño, cariño. Solo un

mal sueño. Un segundo vistazo
por la ventana a su balcón la
convenció de que no había
merodeadores. "Ves. Nada. No
hay monstruos.
“Corrió cuando grité. Estaba
empujando la puerta”.
Eso fue escalofriante. Amy rara
vez era tan descriptiva sobre
sus pesadillas. "De ninguna
manera podría entrar un
monstruo aquí". Se sentó en el
borde del sofá e instó
suavemente a Amy a que se
acostara. "No con las


cerraduras del Sr. Yong. Son a

prueba de monstruos, traídas
desde China. Y China tiene
muchos dragones. Los has
visto cada año nuevo bailando
en la calle, ¿recuerdas? " Un
pensamiento se le vino a la
mente. "¿La película te
molestó?" Amy era propensa a
la sobreexcitación.
"¿Puedo ir a dormir contigo?"
Esta era una vieja artimaña y
Connie la amaba cada vez más.
Qué diablos, se suponía que
era una fiesta de pijamas.
Mientras Amy durmiera lo


suficiente para que estuviera

fresca para ir a la escuela al día
siguiente, entonces estaba
bien para Connie el lugar
donde sea que ella quisiera
dormir .
"Por supuesto." Retiró las
mantas y dejó que Amy
pateara el resto. "Ven
entonces. El último en
acostarse recibe la almohada
grumosa”.

Amy fue a la escuela en
autobús público desde Union


Street. Connie la acompañó

hasta las puertas de la escuela,
la despidió con la mano, luego
tomó una taza de café del
Fremont Diner y volvió a viajar
en otro autobús. Este era un
día de trabajo y estaba ansiosa
por ver su película de los
Wallowas. Había tomado
muchas fotos antes de poner
un pie en Little Dip porque
toda el área estaba llena de
vida salvaje. Era como si
hubiera encontrado un tesoro
secreto, y ya estaba planeando
otra visita tal vez la próxima


primavera o verano. Oye, ¿por

qué no ambos, si puedo
conseguir un contrato?
Y, una vez más, los
pensamientos sobre Marie
Garoul entraron en su mente
sin ser invitados. Ese había sido
un beso muy acalorado. A
veces, cuando lo recordaba,
todavía sentía chispas desde
las plantas de los pies. Sin
embargo, se arrepintió,
porque probablemente
molestó a Marie y, por lo
tanto, arruinó sus


posibilidades de volver a Little

Dip. Oh,que bien.
Podría haber ido al Big Bang,
pero hoy tenía ganas de
trabajar desde casa. No había
dormido bien después de que
Amy se metió en la cama a su
lado y se sintió como una luz,
ocupando casi todo el espacio.
Dormir no había sido fácil para
Connie después de su
crispante llamada para
despertarse, y aquí estaba, a
media mañana, y ya estaba
desfalleciendo. Aunque el café


era fuerte, no le daba el ánimo

que necesitaba.
En Union Street, pasó por su
restaurante local y se compró
su segunda taza, luego abrió la
puerta verde al lado del Food
Emporium de Yong y subió el
tramo de escaleras hasta su
apartamento.
Limpió los platos del desayuno
y limpió rápidamente las
encimeras porque ella
funcionaba mejor cuando el
resto de su mundo estaba
organizado. Tenía algunas
costras de pan sobrantes para


las aves, y entre su comedero

para pájaros en el balcón y la
planta baja de los Yongs, los
gorriones y bullfinches locales
de Union Street estaban bien
alimentados.
Pero cuando salió a su balcón,
se quedó congelada. Se habían
caído varias macetas de
plástico y se habían derramado
plantas y tierra por todas
partes.
"¿Que demonios?" Se quedó
mirando el desastre por unos
momentos, con pequeños
escalofríos helados corriendo


por su espalda mientras los

pensamientos sobre el mal
sueño de Amy volvían a surgir.
Finalmente, dejó las migas de
pan, limpió las cosas y replantó
sus geranios. Nada más parecía
fuera de lugar, por lo que
podría haber sido el viento. O
tal vez palomas grandes,
gordas y codiciosas, o incluso
un gato merodeando, trató de
convencerse a sí misma. Fue
un poco desconcertante
encontrar este desastre
después de que Wilma habría
pasado por algo igual, pero


estaba segura de que no tenía

nada de qué preocuparse.
Algún gato probablemente
derribó los maceteros y tal vez
eso fue lo que despertó a Amy.
Sonó el timbre y se limpió las
manos en los pantalones.
"¿Quién es?"
"Tu amigo perdido de hace
mucho tiempo, Marcus".
Ella rió. "Vamos sube."
Llegó con dos botellas de Coca-
Cola y una gran sonrisa para
recoger a Wilma. Marcus era
un compañero artista que creó
enormes collages de telas.


Había sido aprendiz en la

tienda de tapicería de su tío
hace muchos años y había
prometido restaurar las
vísceras destrozadas de Wilma
por un excelente precio.
"Dejaré a Wilma casi como
nueva. Mientras te guste el
terciopelo marrón. Esa es la
tela más barata que puedo
conseguir y que aguantará en
una caravana ".
"¿Marrón?" Connie suspiró.
"No es la mejor combinación
con la pintura púrpura, pero
viviré".


"Simplemente arroja unos

cojines de colores sobre él".
Metió la mano en el bolsillo
trasero y sacó un brochure
enrollado. "Mira."
"Hola, la exposición de
fotografía de los Grandes
Lagos". Connie había estado
palabreando sobre ir, y luego,
antes de darse cuenta, se había
mudado a la siguiente gran
ciudad y se lo había perdido.
“Mira las aves. Ordenado,
¿verdad?
"Hombre, desearía haber ido.
No me di cuenta de que


tendrían una sección

ornitológica ". Ella hizo una
mueca, un poco celosa.
Marcus no distinguía un
cuervo de un flamenco y tenía
este hermoso catálogo con
aves del espectáculo.
"Quédatelo." Hizo un gesto
expansivo.
“Solo quiero mirarlo por un
tiempo. Te lo devolveré ".
"Nah. Quédatelo. De Verdad."
"Esto es genial. Gracias. Y
conozco a alguien a quien le
encantaría. Ella le contó sobre
Vivian y la biblioteca de Lost


Creek con su colección

Brookman, y luego sobre su
visita al estudio del gran
hombre. Ella mantuvo otros
puntos pertinentes sobre su
visita a Little Dip para sí misma,
lo cual fue sorprendente. De
alguna manera, ella se había
ido con la sensación de tener
un momento
inesperadamente único y
quería mantenerlo como suyo.
Marcus vació su Coca-Cola y
extendió la mano para buscar
las llaves de la furgoneta.
“Déjame comenzar con esto.


Algunos de nosotros vamos a

comer sushi el jueves ”. Se
dirigió hacia la puerta, ansioso
por continuar con sus asuntos.
"Estaremos en casa de Naoki
después de las nueve. ¿Por qué
no te pasas? "
"Tal vez. Gracias Marcus.
"Sí."
Prácticamente voló por las
escaleras, sus largas piernas
tomaban tres a la vez. La
puerta exterior se cerró de
golpe y el edificio quedó en
silencio nuevamente. Tiró las
botellas de Coca-Cola a la


basura y recogió la bolsa de su

cámara. Su cabeza estaba lista
para el trabajo. Metió la mano
en el compartimento donde
guardaba sus rollos. Estaba
vacío. Le tomó un segundo
luchar antes de abrir la bolsa
de lona para mirar dentro.
No estaban los botes de
película.
Sacó su cámara y volcó la bolsa
al revés. Ella revisó el interior
otra vez. Ella pasó la mano por
el forro. No hay botes.
En pánico, levantó su Olympus
y abrió la parte de atrás. No


había nada. Un trozo de papel

blanco estaba escondido
detrás del carrete. Ella lo
arrancó. Lo leyó. Lo siento.
M.G.
"¡Perra!" ella gritó. "¡Mierda,
que te jodan, maldita perra!".

Los siguientes días fueron
igualmente deprimentes. La ira
de Connie se calmó, un mezcla
de odio e impotencia. Maldijo
el día en que había puesto los
ojos en los Garouls y, en


particular, en la zorra ladrona

de Marie. Todo ese puto
trabajo. Todas esas fotos.
Mierda. Además, se incumplió
un contrato de trabajo
prometido y Marcus regresó
con malas noticias sobre la
reparación de Wilma. Incluso
la tela marrón cruda era
demasiado cara para su
presupuesto.
Marcus regresó con una buena
oferta, y eso la animó un poco.
Esa noche, fue a su balcón por
una pitada y encontró una
paloma muerta junto a la


puerta. Simplemente yacía allí,

como si hubiera volado contra
el cristal y se hubiera quedado
atónita.
"Yuck". Connie lo metió en una
bolsa de basura y lo llevó hasta
el contenedor de basura en la
calle. Después de subir las
escaleras y volver a su balcón,
se acomodó en su silla con su
pequeña caja de parafernalia,
expertamente armando su
porro. Connie se recostó en el
sillón y encendió una cerilla. El
resplandor atrapó las sombras
desunidas sobre la puerta de


su balcón. Dos palomas

muertas más estaban
atrapadas en la canaleta
directamente encima de ella.
El fósforo se extinguió, su
porro estaba apagado.
"¿Qué demonios?" Estas dos
aves fueron en parte
devoradas.
Con otro viaje al contenedor
de basura, necesitaba de su
porro más que nunca.
Entonces, había un gato
merodeador suelto que
causaba estragos en sus
macetas y en la vida de las aves


locales. Recostada en su
tumbona, Connie encendió el
porro y observó la espiral de
humo que subía
perezosamente hacia las
estrellas mientras dejaba que
la droga relajara su mente y
sus músculos. Un maullido
vacilante desde la azotea de al
lado reveló a un gato
rechoncho y marrón
deslizándose por las tejas.
Estaba gordo y era demasiado
confiado para ser un felino que
no era tan ágil en la azotea
resbaladiza. Su curiosa mirada


amarilla la buscó en busca de

golosinas.
"Oye, panzas, ¿eres el hijo de
puta que esconde tu cena en
mi balcón?" ella le preguntó.
"Esta es mi casa, no tu
despensa".
Su maullido sonaba demasiado
presumido y, por un momento,
pareció que se uniría a ella.
"Oh, no, no lo harás". Ella lo
ahuyentó. "Fuera, Sasquatch".
Fue un gran nombre para la
bola de manteca. Él se alejó,
como si hubiera sido idea suya
todo el tiempo, dejándola


mirar a las estrellas y

preguntarse qué equipos
disuasivos para gatos
funcionaban mejor.
Unos días más tarde, llegó una
carta de Vivian,
agradeciéndole efusivamente
por el catálogo de la exposición
de los Grandes Lagos. También
hubo algunas noticias locales.
Dan McNulty había perdido
otro caballo, y ahora la policía
de Cavehill estaba involucrada.
Y Emily había ganado un
premio escolar en ciencias. La
carta la animó y la hizo pensar


en su corto tiempo en Lost

Creek y, por supuesto, en Little
Dip. Lo que luego la hizo
molestar una vez más por
Marie y sus películas.
"¿Connie?" El Sr. Yong llamó a
su puerta.
Ella la abrió. "Hola. ¿Qué
pasa?"
“Tengo hombres arreglando el
toldo de la tienda, así que ten
cuidado con la puerta de la
calle. Hay escaleras en la acera.
"Gracias. ¿Que pasó?"


"Dañar." Él se encogió de
hombros tristemente. "Gran
rasgadura hacer anoche".
Se alejó arrastrando los pies y
Connie salió a su balcón a
echar un vistazo.
"Maldición", murmuró. Se
habían volcado más macetas.
Sasquatch había regresado.
Era un torpe hijo de puta. Con
un poco de molestia, enderezó
cada una y miró por encima de
la barandilla para ver a los
muchachos quitando el toldo
de los Yongs. Había una gran
rasgadura en la tela amarilla, y


aunque sus propias macetas

habían sido derribadas, estaba
segura de que esto no tenía
nada que ver con el daño.
Parecía que los comederos de
pájaros en su balcón, así como
en los Yongs, tenían un
visitante felino. Sasquatch, el
gato torpe, había vuelto a
hacer sus trucos.
Esa tarde llegó más correo,
pero no a través del servicio
postal. En cambio, un
mensajero le entregó un
pesado sobre manila que tenía
que firmar. Después de


hacerlo, abrió el sobre y miró

dentro.
"¿Qué demonios ..."
Docenas de fotografías
cayeron sobre la mesa. Ella se
sentó y las miró
estúpidamente. Eran las que
ella había estado
fotografiando por todo Lost
Creek y en Little Dip. Sus
manos hormiguearon con
sorpresa.
Un trozo de papel suelto yacía
enterrado en el colorido
montículo. Connie lo sacó.


Disculpas por la demora, pero

tuve que mirar esto primero.
Marie Garoul.
La ira y el alivio la inundaron.
Tenía su trabajo de vuelta,
pero ¿por qué fue censurado?
¿Y de una manera tan grosera
y poco clara? Toda la familia
Garoul estaba locamente
paranoica. Quizás Norm tenía
un punto sobre ellos después
de todo.
La devolución de su propiedad
no resolvió nada. Sin embargo,
sí significaba que podía


continuar con sus

ilustraciones.
Bien, entonces ella no tenía un
cucú de pico amarillo, pero
había material nuevo en el que
podía trabajar y con suerte
vender. Esos fotos de la águila
pescadora, por ejemplo, eran
basura.
Connie examinó la pila de
fotos, separando la escoria de
las gemas reales. Algunos
faltaban. Su árbol de despensa
y el caballo muerto. Eso fue
extraño. ¿Por qué Marie se los
había quedado? Ella le


escribiría a esa perra una carta

infernal sobre todo esto.
Luego sacó uno de Norm que
se encontraba en los escalones
de su tienda, y otro de la
biblioteca con un cielo
particularmente luminoso de
septiembre reflejado en sus
ventanas. Era una impresión
bonita y decidió enviárselos a
Vivian. No había daño en
mantener una buena
conexión. En el reverso de la
foto garabateó la fecha y el
lugar, y recordando las
aventuras en su balcón,


bromeó con Vivian de que un

pequeño y gordo Sasquatch la
había seguido a su casa.



Capítulo Nueve

"Connie, hay una llamada para
ti", gritó Marcus desde el
pequeño espacio de oficina en
la esquina del piso del almacén
de Big Bang. Connie se separó
de una animada conversación
sobre Alice Cooper y cómo su
actuación en el escenario era
una ópera intrínsecamente de
heavy metal.
"¿Si?" ella dijo en el receptor.
"Connie, es Fliss".
"¿Qué pasa? ¿Amy está bien?
Fliss nunca la llamaba al


trabajo, por lo que algo

horrible debió haber sucedido.
Ella se puso tensa.
"No pasa nada malo con Amy".
Fliss sonaba sorprendida y un
poco molesta. "Te quiero pedir
un favor inmenso".
"¿Qué tan inmenso?"
"Realmente inmenso". La
emoción en la voz de Fliss
preparó a Connie para una
nueva extravagancia en la que
su hermana necesitaba un
préstamo. Repasó
mentalmente su último


extracto bancario para ver

cuánto tenía .
"Tengo la oportunidad de
conseguir un boleto para el
concierto de Neil Diamond
esta noche ..."
"Ooo, y quieres que te hable
de eso?"
"No todos podemos ser
hippies. ¿Podrías quedarte con
Amy por mí? Volveré tarde ".
"¿Ya compraste el boleto?" Ella
contuvo su irritación. Fliss
tenía la costumbre de arrojarle
basura de última hora, y
especialmente cuando se


trataba de Amy, Connie no

podía decir que no. Aún así,
esto significaba que tendría
que cancelar sus arreglos para
cenar con Marcus. "Multa.
Estaré en casa alrededor de las
seis. ¿Debería ir a buscarla o
quieres que yo ...?
"Oh, me voy directamente del
trabajo. Le dije a Amy que
fuera directamente a tu casa
después de la escuela. Pensé
que estarías allí ". Esta última
parte fue un poco acusatoria.
"Traté de llamarte antes".


"Maldita seas, Fliss". Connie

miró su reloj de pulsera. "Ya
estará allí".
"Relájate. Le dije que fuera a
pedirle a los Yongs que la
dejaran quedarse en la
escalera. Ella estará a salvo
allí".
¿El hueco de la escalera?
¿Hablaba en serio? Se dio
cuenta de algo.. “¿Cuándo le
dijiste todo esto a Amy si solo
compraste el boleto recién?
¿Cómo sabías que diría que sí?
Fliss, al menos debes darme ...


"Estoy en mi descanso, tengo

que irme", dijo Fliss
apresuradamente. "Gracias
Connie, eres la mejor". Ella
colgó.
Connie casi gruñó de
frustración cuando agarró su
abrigo y se disculpó con
Marcus por su cancelación
tardía antes de irse.
¿Qué demonios, Fliss?. Connie
corrió de regreso a Union
Street en Wilma, que aún
esperaba la nueva espuma del
asiento. Pero Amy podría estar
sentada sola en la escalera, y


eso la preocupaba. Esperaba

fervientemente que los Yongs
no estuvieran tan ocupados
que no pudieran dejarla
sentarse en silencio con ellos.
Amy no era una molestia, y si
podía encontrar un rincón
apartado, se sentaría a leer
durante horas.
Preocupada y con dolor de
cabeza, Connie maldijo el
tráfico hasta que finalmente
encontró un lugar de
estacionamiento a pocas calles
de distancia y prácticamente
corrió hacia la calle Union. Se


acercó al emporio de los Yong

y notó con consternación que
parecía muy ocupado.
"Hola, señor Yong", llamó al
mostrador por la fila de
clientes que esperaban pagar.
"¿Vino Amy?"
El asintió. “Le abrí la puerta
lateral. Está esperando en la
escalera con tu amigo ".
Connie frunció el ceño.
¿Amigo? La línea se precipitó
delante de ella y el Sr. Yong se
involucró en una transacción
de cupones de comida, por lo
que se fue y abrió la puerta de


la escalera con fuerza. Dos

vuelos más arriba, podía
escuchar a Amy hablando con
alguien.
“Pero, ¿por qué necesito las
matemáticas cuando todo lo
que quiero ser es un pintor?
Tía Connie me dice que
necesito matemáticas para ir a
la universidad de arte, pero
¿por qué?
Ella dio los pasos de dos en
dos. ¿Quién demonios era este
extraño hablando con su
sobrina? ¿Y qué demonios
pasaba con los Yongs, dejando


entrar a quien fuera? Llegó a la

última curva en el hueco de la
escalera justo cuando Amy
obtuvo una respuesta a su
pregunta, y la voz que la
respondió envió un escalofrío
por la columna vertebral de
Connie. Pero no podía ser.
¿Cómo era eso posible?
"Necesitas matemáticas si vas
a ser un artista que trabaja.
¿Cómo podrías hacer tus
declaraciones de impuestos, o
incluso cobrar por tu trabajo y
tiempo, si no puedes hacer
cálculos matemáticos simples?


No se vería muy profesional si

no supieras cómo negociar
contratos o completar
facturas, ¿verdad? "
"Oh. Creo que entiendo lo que
quieres decir ", respondió
Amy.
Connie patinó hasta
detenerse, asombrada. No
solo era posible, sino que
estaba sucediendo. Amy se
sentó lado a lado en el último
escalón fuera de su puerta con
su misteriosa amiga, cuya
oscura mirada se cruzó con la
de Connie.


"Tienes unas grandes botas

que llenar si vas a seguir los
pasos de tu tía Connie". Es una
mujer muy inteligente ". La
mirada de Marie Garoul era
impenetrable y se tragó a
Connie en un abrir y cerrar de
ojos.
Oh, mierda. Seguramente sería
una noche muy larga.

¡Pensarías que estaban unidas
por la cadera!
Connie lanzó otra mirada a
Marie y Amy, y aunque solo se


habían visto hace veinte

minutos en la calle frente a la
puerta lateral de los Yongs,
habían entablado una amistad
inmediata.
Preparó en su pequeña cocina
un camote y una col rizada al
curry. Maldita sea con la
comida chatarra de Amy, ella
va a comer lo que Connie
cocinará esta noche y comería
bien por una vez. Otra olla
estaba hirviendo en la estufa.
"¿Necesitas ayuda con eso?"
Marie preguntó después de
que un sonido metálico


sonara. Sus ojos estaban muy

atentos e inocentes y no
lograron ocultar el brillo de la
alegría en sus profundidades.
Ella sabía el efecto que estaba
teniendo. Connie se esforzó
por no arrojarle un colador a la
cabeza.
"No, no la necesito", espetó
ella. Luego agregó
dulcemente, "Gracias", cuando
Amy levantó la vista hacia su
tono. Terminó su preparación
y dejó la olla a fuego lento.
Amy y Marie se sentaron
juntas a la mesa, mirando a


través del montón de

fotografías que Connie había
clasificado en varias pilas. Ya
había eliminado los del águila
pescadora y había comenzado
sus bocetos preliminares. Le
molestó un poco que Marie
también los estuviera mirando.
"Estos son excelentes". Marie
levantó el boceto del primer
pájaro que se abalanzó sobre
el Silverthread mientras su
compañero se elevaba muy
alto, observando la caza.
“George tenía razón sobre ti.


Después de que te fuiste, no

pudo dejar de elogiarte ".
Connie emitió un murmullo
que podría haber sido un
"Gracias" o un "Jódete", y
volvió a la estufa.
"Algo seguro huele bien".
Marie continuó su charla
ligera, y Connie estaba segura
de que la estaba molestando,
jugando juegos. Como Amy
estaba aquí, Marie sabía que
se comportaría bien.
"Tengo muchas ganas de
cenar. ¿Tu tía es buena
cocinera, Amy?


Connie apretó los dientes.

"Um ..." Amy dudó. "Sí, pero a
veces ella cocina cosas que no
me gustan. Cosas verdes,
principalmente.
"Bueno. Tu comida es el
combustible para tu cerebro y
tu cuerpo ”, dijo Marie. "Si tu
tía Connie come cosas verdes y
la hace trabajar así", indicó el
bosquejo del águila pescadora,
"entonces tal vez también
necesites considerar cosas
verdes". Tiene que haber un
enlace.


Amy consideró este nuevo

punto de vista. "Bueno. Tal vez
lo intente por una vez ".
La irritación de Connie
aumentó. Había estado
hablando, acosando,
sobornando a Amy con poco
éxito durante los últimos ocho
años, desde que había dejado
de comer comida para bebé,
de hecho. Y ahora Marie
Garoul llega tan fácilmente con
una frase y Amy dice: "Está
bien, tal vez lo intente".
“A mis hijos les encanta esa
comida. No puedo llenarlos lo


suficientemente rápido ",

continuó Marie. "Queman
toda su energía nadando en el
río y corriendo por el bosque".
"¿Tienes hijos?" Amy
preguntó, cautivada.
“Leone es la mayor. Tiene diez
años y es muy alta para su
edad y le encantan los
deportes. Su hermano menor
se llama Jori. Él es el callado. El
tiene siete años. Le encanta
pescar y le gusta construir
casas en los árboles donde
pueda sentarse y observar las
aves ”.


"Casas en los árboles", repitió

Amy, cautivada y llena de
emoción. "No puedo nadar,
pero quiero aprender. Tía
Connie dice que me enseñará".
"Es bueno poder nadar. Leone
y Jori saben nadar.
"¿Dónde está su papá? ¿Nada
con ellos y hace casas en los
árboles? Amy preguntó.
“Murió cuando Jori era un
bebé. Tenía lo que se llama
adenocarcinoma. Ese es un
tipo de cáncer ".
Connie estaba espiando tanto
que había dejado de moverse.


El olor a cebolla picada la

devolvió a sus sentidos.
Apresuradamente comenzó a
cocinar de nuevo. Entonces,
Marie era viuda. Eso respondió
esa pregunta.
"Nunca conocí a mi papá". Amy
estaba compartiendo ahora.
“Mamá lo conoció en un
festival, y nueve meses
después, ella me tuvo. Eso es lo
que ella dice, de todos modos.
Ella cree que se llamaba Mike.
Connie apretó los dientes.
¿Qué demonios, Fliss? Qué
cosas son esas para decirle a


un niño. ¿Qué clase de droga

usaba su hermana en estos
días? Y en cuanto a Marie
Garoul: deja de ser
condescendiente con mi
sobrina, vaca astuta,
manipuladora y ladrona de
películas.
"¿Quieres que limpie la mesa?"
Marie preguntó. Ella estaba
parada directamente detrás de
ella. Connie se sobresaltó y los
pequeños pelos de su cuello se
alzaron para llamar su
atención. Lo que la enojó aún
más.


“Primero, ¿por qué estás aquí?

Y segundo, ¿desde cuándo te
invité a cenar? ella espetó en
un susurro bajo.
Marie se encogió de hombros,
con un toque de diversión en
los ojos. “Estaba en la ciudad y
quería asegurarme de que
tengas tus fotografías. De
hecho, encontré algunas más
que olvidé enviar por correo.
Levantó un sobre de papel
manila, y Connie dejó la
cuchara a un lado y miró
dentro, notando que su caballo
muerto y las huellas en los


árboles de la despensa estaban

en el sobre.
"Entonces, ¿qué es
exactamente tan especial
acerca de estas fotos?" Ella
resopló para mostrar que no
estaba impresionada por la
generosidad.
Marie frunció el ceño. "Nada.
Algunas películas se develaron
en un momento diferente, eso
es todo ". El ceño era
demasiado profundo, su
mirada demasiado penetrante.
Connie no le creyó. Marie
estaba tratando de ser


indiferente con una cara que

no acompañaba esa emoción.
"Me robaste mi trabajo e
intentaste censurarlo".
"Entrar ilegalmente tampoco
está bien".
Connie la fulminó con la
mirada. “Ya me hiciste perder
un contrato y luego te robaste
mi película, cerrando
efectivamente cualquier otro
potencial de ganancias. No es
comparable ".
"Te los conseguí lo más rápido
que pude", respondió, y al


menos siguió el ejemplo de

Connie y mantuvo la voz baja.
“¿Por qué tenías que
examinarlos? Te dije que todo
lo que quería hacer era
fotografiar un cucú. Y cualquier
otra vida salvaje interesante
que pudiera encontrar.
"Porque somos reservados".
Ella la fulminó con la mirada. “Y
nos hiciste públicos
traspasando nuestras tierras
después de que
específicamente se te dijera
que no lo hicieras. Así nada
más, eres condenadamente


grosera. No teníamos
obligación de hospedarte por
un día ".
Connie cerró la boca de golpe.
Odiaba que Marie tuviera
razón. Aún así, quedarse con
sus fotos también era una
mierda. Con una mirada furtiva
a Amy, Connie decidió dejarlo
ir, por ahora. Ella podría unir
sus propios puntos. Sabía que
los Garouls tenían intrusos
además de ella porque había
escuchado a Sylvie y Marie
hablar de eso. Visitante del
lado norte del valle, podría ser


Roy Johnston en su extraña

búsqueda de un yeti, o lo que
sea. De todos modos, ella no
iba a comenzar una escena con
Amy en la habitación. Y al
menos tenía todas sus fotos de
vuelta, para poder continuar
con su trabajo.
"Si esto es demasiado
incómodo, puedo irme", dijo
Marie, con expresión hosca,
pero muy bajo, Connie
escuchó una vocecita que
indicaba que no quería
hacerlo. Lo cual fue raro. Por
otra parte, tampoco estaba


segura de querer que ella se

fuera. ¿Que demonios?. Ella
consideró la situación. Había
tenido una excelente
hospitalidad por parte de los
Garoul, así que le debía mucho
a Marie. Además, la
conversación sobre por qué los
Garouls necesitaban examinar
su trabajo estaba lejos de darla
por terminada. Decidida, ella
asintió con la cabeza hacia un
cajón.
"Las cosas para la mesa están
ahí, y encontrarás tenedores y
cucharas en el cajón de arriba".


Marie se movió rápidamente

para obedecer. Demasiado
rápido. Hubo un alivio en todo
su cuerpo mientras se abría
camino desde el mostrador de
la cocina hasta la mesa del
comedor. Connie la miró por el
rabillo del ojo, contemplando
que, como siempre, había algo
más escondido debajo de la
superficie. Algo de lo que ella
nunca estaría al tanto.
Cuando la cena estuvo lista,
Amy había completado su
tarea bajo la supervisión de
Marie y estaba tan ansiosa por


impresionar a su visitante que

se comió su curry sin una
palabra de protesta. Connie
tuvo que admitir que fue
agradable que ella comiera
una comida decente.
"Estuvo rico, tía Connie". Su
sincera proclamación
normalmente habría
levantado las cejas de Connie,
pero podía ver que era
genuina.
"Fue muy exquisito", agregó
Marie. "Veo que tus talentos
van más allá del arte".


Connie se encogió de
hombros. "Gracias. Sin
embargo, cocinar también es
una especie de arte ".
"Sylvie dice lo mismo".
Amy miró a Marie y luego a
Connie. "¿Quién es Sylvie?"
"Mi madre", dijo Marie. "Tal
vez algún día la conocerás".
Connie decidió dejarlo pasar y
comenzó a limpiar la mesa.
Marie se encargó de llenar el
fregadero con platos sucios.
Pero Connie trazó la línea en su
lavavajillas. "Lo haré más
tarde", dijo con una


determinación tan cortante

que incluso Marie escuchó. Ella
levantó las manos en señal de
rendición.
"Bueno. Entonces, en mi
camino, noté que hay un
pequeño parque a una cuadra.
¿Qué tal si vamos a caminar?
Es una noche tan
encantadora".
"¿Podemos?" Amy abordó la
conversación. "Hice toda mi
tarea".
De hecho, era una hermosa
tarde de otoño. El sol había
brillado todo el día y todavía


hacía algo de calor en las

últimas horas del día. Sería lo
suficientemente agradable
para dar un paseo por el
pequeño lago en Union Park.
"Necesitaremos chaquetas",
admitió Connie. Se le ocurrió
que esta era probablemente
una última oportunidad para
una conversación sincera con
Marie. Amy sin duda iría a la
zona de juegos. Tal vez ese fue
el plan de Marie todo el
tiempo, sin embargo. Se
aseguró de que Amy tuviera
una chaqueta y salieron.


Union Park era pequeño para

los estándares de la ciudad y
rodeaba un lago artificial que
albergaba una colonia de
gansos canadienses gordos y
perezosos que eligieron vivir
en Seattle durante todo el año.
Connie y Marie deambularon
por los sinuosos senderos
bañados por los rojos ocres del
follaje de otoño, realzados por
una débil pero rosada puesta
de sol. Como se predijo, Amy
pidió ir al patio de recreo.
Connie la dejó y terminó con


Marie en un banco cercano

para vigilarla.
Unos cuantos gansos curiosos
se acercaron para ver si tenían
cositas, e inmediatamente
perdieron el interés y se
alejaron cuando se hizo
evidente que no.
"¿Qué demonios estabas
buscando en mi película?"
Connie salió con el tema.
"Quería ver lo que estabas
haciendo". Marie fue igual de
franca y Connie se sorprendió
un poco.
"¿Podrías ser más específica?"


“No mucho. Hemos tenido una

serie de intrusiones, y tú fuiste
una de ellas. Al menos contigo,
pudimos ver lo que estabas
haciendo una vez que
revelamos tu película ".
"Te estabas preguntando si
había tomado una foto del
Sasquacht de Roy Johnston,
¿no?" Ella sonrió. "Es verdad,
¿no? Estás aquí porque
bromeé con Vivian al
respecto".
Marie la miró. "En realidad
estoy en Seattle por negocios
familiares. Pasé por cortesía


para darte la última de tus

fotos. Ella sonaba cortante. "Y
no hay tal cosa como Bigfoot".
Su rostro se asentó en líneas
firmes pero familiares. "Lo que
no queremos es un montón de
tontos corriendo por toda
nuestra tierra buscando uno".
¿Crees que Roy es una
amenaza?
“Creo que Roy tiene la mitad
de Lost Creek riéndose de él y
la otra mitad preocupada por
su estabilidad mental. Está
molestando a mucha gente de
cualquier manera ".


"¿Cómo a Jefferson y Dan

McNulty?"
Marie parecía ligeramente
sorprendida. "Alguien te
mantiene al día. McNulty tiene
a la policía involucrada ahora.
Ha perdido dos caballos, el
último una yegua preñada.
Está enojado y no le interesan
los pensamientos salvajes de
Roy, ni quiere que pasee por
sus potreros en busca de
evidencia ". Ella citó con los
dedos la última palabra.
"Tía Connie, Marie, mírenme".
Amy gritó desde lo alto de las


barras de los monos y se puso

boca abajo. Connie comenzó a
levantarse, pero Marie
extendió una mano para
detenerla.
"Déjala ser temeraria por un
rato", murmuró, y le dio a Amy
una sonrisa tan libre y
alentadora que Connie sintió
que su corazón se contraía. La
mano de Marie permaneció
descansando sobre la de ella.
El calor se filtró en su carne y la
piel de su antebrazo
hormigueó deliciosamente.


"¡Bien hecho!" Marie le dijo a

Amy una vez que se enderezó.
Connie sonrió y saludó con la
mano libre, extrañamente
reacia a romper el contacto.
"Además, quería disculparme".
Marie se volvió para
concentrarse completamente
en Connie. “Odie haber
tomado tus películas, pero
necesitaba ver qué había en las
fotos. Te los devolví lo más
rápido que pude.
“Es algo horrible lo que hiciste.
Podrías haber preguntado,
¿sabes?


"¿Y me los hubieras

entregado?"
"No. Pero podría haberte
dejado ver los impresos.
Marie parecía pensativa.
Luego dijo: “Creo que me
habrías dicho a dónde ir. Y no
hubiera sido agradable ".
"Ahí sí le has atinado. Este es
mi medio de vida con el que
estaban jugando ". Connie se
estremeció y retiró la mano.
Estaba haciendo frío y la luz
comenzaba a desvanecerse.
"Deberíamos regresar". Llamó


a Amy y la niña saltó, cansada

y contenta.
Marie se puso a caminar con
ellas a través de Farthing y
hacia Union Street. Connie
frunció el ceño. Estaba
oscureciendo, así que ¿Marie
no debería regresar a su hotel
o donde sea que pasara la
noche? ¿O solo estaba siendo
caballerosa y escoltándolas a
casa?
En la puerta verde al lado de la
tienda de los Yongs, Connie
dejó que Amy entrara primero.


Se volvió hacia Marie y le

tendió la mano.
"Bueno, fue un placer verte de
nuevo", dijo formalmente.
"Más o menos", agregó con
una sonrisa. Sería una
desgracia si le agradeciera por
devolver lo que había robado.
Marie la miró de reojo. Al
anochecer, sus ojos brillaban,
como el carbón húmedo. Por
una fracción de segundo,
Connie pensó que iba a ignorar
su saludo de despedida, luego
tomó la mano de Connie entre
las suyas y la acercó. Marie era


alta y, en la oscuridad que

rodeaba la puerta, era
intimidante. Connie se inclinó
hacia atrás, insegura. La otra
mano de Marie se deslizó
alrededor de la nuca de Connie
y la sostuvo en su lugar
mientras su boca cubría la de
Connie. Fue un beso duro y sin
educación y que quemó hasta
los pies de Connie.
Se apartó abruptamente, con
la cara en llamas y los ojos muy
abiertos por la sorpresa. Una
rápida mirada sobre su
hombro le aseguró que Amy


había llegado al segundo piso y

no había visto nada.
"¿Qué demonios crees que
estás haciendo?" susurró,
enojada porque sus palabras
salieron con fastidio .
"Así es como sueles decir
adiós, creo recordar".
"Connie? ¿Marie? La llamada
de Amy venía por la escalera.
"Ya voy, cariño", respondió
Connie. "Marie solo dice
adiós".
"¿Marie se va?" Hubo un ruido
de pasos bajando las escaleras
con desesperada prisa. "Pero


quiero decir adi—". Sus

palabras se rompieron en un
gemido cuando tropezó y cayó.
Connie corrió hacia las
escaleras solo para sentir el
roce de Marie deslizándose
junto a ella, subiendo la
escalera de tres en tres.
Connie la siguió y se quedó
atrás rápidamente. Marie
subió las escaleras a una
velocidad increíble.
En el último giro a su piso,
Connie estaba sin aliento, su
corazón latía con fuerza en su
pecho, solo para encontrar a


Amy acurrucada en el regazo

de Marie. Estaban sentadas a
unos pasos de la puerta de su
departamento. Amy tenía la
cabeza enterrada en el
hombro de Marie, llorando en
silencio. Su rodilla derecha se
había raspado y estaba
sangrando. Marie la cubrió
con un pañuelo.
“Sé que duele, cariño. Creo
que eres muy valiente ", dijo
Marie suavemente. "¿No es
una locura cómo puedes colgar
boca abajo como un mono en
el parque y luego tropezar con


tus propios cordones de los

zapatos en la puerta principal,
eh? Lo bueno es que los monos
no usan zapatos ".
Amy soltó una carcajada triste.
Connie se unió a ellas y buscó a
Amy, que voluntariamente
dejó los brazos de Marie y se
fundió con los suyos.
"Aquí." Le pasó las llaves de su
puerta a Marie y tomó a Amy
con más fuerza en sus brazos.
Ella trató de ponerse de pie,
pero con su disnea combinada
con el peso de Amy, era
demasiado.


La puerta se abrió con un clic y

Marie regresó
inmediatamente recogiendo a
Amy y llevándola a la sala de
estar como si fuera tan ligera
como una pluma.
Cinco minutos después, Amy
estaba sentada en el sofá
tomando una taza de
chocolate caliente mientras
Connie le ponía crema
antiséptica en la rodilla.
"Pica pero eso significa que
está funcionando". Connie
volvió a enroscar la tapa en el
tubo de la pomada. A un lado,


podía ver a Marie en su balcón.

Asumió que les estaba dando a
ella y a Amy un poco de
espacio al contemplar la
escasa vista de Fremont que el
balcón ofrecía. Connie trató de
recordar si había dejado
alguna parafernalia allí afuera
de la pequeña sesión de calada
de la noche anterior. Marie
parecía estar oliendo mucho el
aire.
Amy dejó su taza vacía en la
mesa auxiliar y bostezó.
"Tienes que ir a la cama,
señorita", dijo Connie. "Ha


habido suficiente aventura por

un día y mañana tienes
escuela". Vio a Amy ir al baño y
decidió dejarla dormir con ella
esta noche.
"Tus pijamas de Scooby-Doo
están en la cama, Amy", llamó
por la puerta del baño.
Dejando la luz encendida, salió
de la habitación en busca de
Marie.
La encontró en el balcón,
mirando a la ciudad. "¿No
tienes frío?" Connie se acercó
a ella y se reprimió un
escalofrío.


"No. ¿Cómo está ella?

"Ella está bien ahora.
Preparándose para la cama.
Sin embargo, creo que le
gustaría que dijeras buenas
noches. Si no te importa
quedarte un poco más de
tiempo ".
Marie le dirigió una mirada
inescrutable. "¿Usas mucho
este balcón?" El giro en la
conversación sorprendió a
Connie con la guardia baja.
"Me siento aquí y leo a veces".
Una rápida mirada le dijo que
no había evidencia


incriminatoria. Por lo que

podía ver, no había ceniceros
rebosantes de colillas de porro
o algún revelador pedazo de
cartulina.
"¿Oh? ¿Eso es todo?" La mujer
debe tener una nariz como un
sabueso. "¿Te quedaste
encerrada?"
"¿Huh?"
Marie indicó marcas de
arañazos alrededor de la
cerradura de la puerta. Connie
se acercó para examinar el
daño. No era tan malo, pero
estaba siendo molesto.


“Bueno, mierda. Yo no hice

eso. El señor Yong estará
enojado. Se preguntó si podría
retocar las marcas con un poco
de pintura y de relleno. Estaba
segura de que no habían
estado allí la otra noche,
cuando se había consentido
con una pizca de hierba que
Marcus había llevado y
compartido con ella.
"¿No los hiciste?" Marie se
acercó para examinar los
rasguños. Su brazo rozó el
hombro de Connie.


"No, a menos que robe en mi

sueño". Connie se alejó tan
casualmente como pudo.
“Deben haber sido los
trabajadores que repararon el
dosel del taller. Tendrán que
venir aquí al final ". Le
molestaba que hubiera habido
daños que tendría que
explicarle al Sr. Yong. Ella no
había notado las marcas antes,
pero luego el clima se había
vuelto más frío y no tenía
razón para merodear en el
balcón por mucho más tiempo
que por una pitada rápida.


"A menos que sean ardillas".

Era impertinente, pero estaba
cansada de que Marie
husmeara en cada maldita
grieta de su vida. "Entran
después por los comederos de
pájaros, y los gatos entran
después de ellas".
"¿Ardillas?" Marie sonaba
dudosa.
"Las ardillas de la ciudad
pueden ser descaradas".
"Debe ser un hábito de la
ciudad".


"¿Puedo decirle a Marie

buenas noches?" Amy llamó,
ya vestida para la cama.
"Claro", dijo Connie. Marie la
siguió desde el balcón,
asegurándose de cerrar la
puerta con llave.
Aunque todavía estaba un
poco molesta por el espionaje
de Marie, apreciaba el cuidado
extra que parecía estar
tomando.
Buenas noches, Amy. Dulces
sueños, y espero que tu rodilla
no te duela demasiado
mañana ". Marie atrajo a Amy


en un suave abrazo. “Dormir es

muy sanador. Consigue mucho
de eso”.
Buenas noches, Marie. Gracias
por ayudarme con mi tarea e ir
al parque con nosotros ". Amy
intentó sin éxito ocultar otro
gran bostezo.
"Buenas noches", dijo Marie.
"Fue bueno conocerte."
"Vamos, monstruo". Connie le
pasó un brazo por los hombros
y la condujo de vuelta a la
habitación. Amy se metió en la
cama sin murmurar. Connie
volvió a la sala de estar y


descubrió que Marie se había

acomodado en el sofá.
"Mira", dijo Connie con un
suspiro. "Ha sido un día largo y
estoy cansada. Simplemente
no tengo tiempo para tus
experimentos con el
lesbianismo ". El comentario
fue dicho para molestar.
Connie necesitaba hacer mella
en la engreída seguridad de la
Garoul. Marie no contrajo un
músculo y su mirada
permaneció nivelada e
impenetrable como siempre,
pero algo incalculable se había


alterado entre ellas. Para

Connie fue incómodo haberlo
dicho imprudentemente. Dos
mujeres sexualmente atraídas
entre sí. Y ella lo sabía, pero
esto era lo último que
necesitaba en su vida en este
momento. Excepto que no
podía quitarle los ojos de
encima.
Lentamente, Marie se levantó
y se acercó. Connie tragó
saliva, pero se mantuvo firme.
Marie se movió directamente
hacia ella hasta que unas pocas
pulgadas las separaban, y


Connie pudo sentir el calor

irradiando de su cuerpo. Era
como si su propio cuerpo
estuviera magnetizado, y
anhelaba caer hacia adelante y
conectarse. Aún así ella se
mantuvo firme. El silencio se
alargó, arrastrando los nervios
de Connie junto con él.
"Entonces, ¿es este otro
adiós?" Marie finalmente dijo.
Lenta y deliberadamente
levantó la mano para acunar la
mejilla de Connie, y de nuevo,
Connie se estremeció. Cada
terminación nerviosa en su


cuerpo vibró. Se balanceó

sobre sus pies, pero se
mantuvo firme. Tenían que
dejar de jugar este juego de
despedida en el que se
involucraban. Ni siquiera le
gustaba Marie. O eso intentó
convencerse a sí misma.
Con una inclinación de cabeza,
apartó la mejilla de la palma de
Marie y rompió el contacto. Su
cuerpo gritó para que se
derritiera de nuevo, excepto
que no podía. O no lo haría. El
sentido común ganó. Dormir
con esta mujer sería una


locura, sería peligroso. Marie

Garoul era una amenaza para
su vida bien ordenada, y en
cierto nivel, la conciencia
empañada de feromonas de
Connie lo sabía. Ella no caería.
Ella se negó a caer. Ella respiró
hondo y se alejó.
"Esta vez digamos au revoir".

La esquina era pequeña. Ella
estaba apretada. Había
aplastado su enorme cuerpo
peludo en los rincones más
alejados del balcón hacía casi


dos horas y ahora tenía las

piernas entumecidas. Durante
la mayor parte de ese tiempo,
Connie había lavado los platos
de la cena, luego, sentada de
espaldas a las ventanas del
balcón, comenzó a trabajar en
sus bocetos. Marie la había
observado, sabiendo que
Connie se había transportado a
un mundo diferente, el lugar al
que van las personas creativas
donde el tiempo no significa
nada y la realidad da paso a lo
fantástico.


Observó el encorve de sus

hombros y la curva de su
columna. Connie llevaba horas
sentada inmóvil. Seguramente,
¿debe sentirse tan apretada
como yo? Marie movió las
orejas, recogiendo el rasguño
de la pluma sobre el papel y la
respiración suave y regular de
la artista perdida en su propio
mundo.
Se movió ligeramente,
rascándose una picazón en el
hombro. Otro recorrido del
balcón no produjo nada nuevo.
Los trabajadores del Sr. Yong


habían usado algún agente

químico de enlace barato que
enmascaraba cualquier olor
antiguo. Todo lo que podía oler
era la droga de Connie, como si
eso pudiera ser un secreto.
Marie resopló groseramente y
en silencio ante la idea.
Estaba encaramada en el
rincón más oscuro que podía
encontrar, su piel manchada
de tinta negra se mezclaba con
las sombras. Este lugar le dio
una vista completa de la sala
de estar y de Connie
trabajando en su mesa.


Era un apartamento pequeño,

el espacio del piso era un
campo de batalla de muebles
de segunda mano y plantas en
macetas. También era un lugar
muy querido, junto con una
gracia estética por la que
Marie se esforzó, pero que
nunca pudo lograr entender.
Sus hogares siempre fueron
elegantes, bien ordenados
pero austeros. Espartano,
supuso que sería la palabra
correcta. A pesar de sus
interacciones tempestuosas,
había disfrutado de su visita al


departamento de Connie y se
había relajado de una manera
que rara vez hacía cuando se
encontraba en lugares nuevos
y extraños. Le gustaba estar
cerca de Connie, y todo lo
relacionado con Connie. Sería
una tonta si lo negara.
¿Y cuánto de eso fue la
intromisión de Sylvie? Sabía
que su madre tenía un interés
especial en Connie y que Marie
estaba involucrada de alguna
manera en sus planes. Ella
también se había entrometido.
Por ejemplo, el olor a jazmín. El


que baña este balcón en este

momento cuando no había
una planta de jazmín en
kilómetros. Eso fue de la bolsa
de trucos de su madre. Sylvie
quería que se enamorara de
Connie Fortune. Enamorarse
perdidamente.
Y Marie estaba jugando con la
idea.
Dentro, Connie tapó sus
plumas y se estiró. Se acercó a
la ventana y miró hacia el cielo
nocturno. Marie se maldijo a sí
misma. Había estado tan
perdida en el ensueño que no


había notado las señales

iniciales de que el trabajo de
Connie para la noche estaba
llegando a su fin. Ahora era
demasiado tarde para retirarse
del balcón. Si Connie decidiera
salir a tomar un último soplo
de aire, o más probablemente
una fumada astuta, vería a un
enorme monstruo
merodeando en la esquina y
enloquecería.
Afortunadamente, Connie fue
al baño en su lugar.
Era hora de irse. Marie se
levantó a toda su altura,


sacudió las torceduras de su

enorme cuerpo de hombre
lobo y se acercó a la ventana.
Tenía curiosidad por ver en
qué había estado trabajando
Connie. ¿Las águilas
pescadoras tal vez? George
tenía razón. Connie era una
excelente dibujante.
Con la nariz presionada contra
el cristal, miró el cuaderno
abierto sobre la mesa
esperando ver ilustraciones de
animales salvajes. Se
sorprendió al encontrar una
representación perfecta del


complejo Garoul como se ve

desde el lugar al otro lado del
arroyo, cerca del estudio de
George. Connie lo había hecho
de memoria.
Marie estaba desconcertada y
curiosamente contenta de que
el lugar la intrigara lo suficiente
como para vivir así en su
mente. Y luego, en la esquina
inferior, vio un boceto parcial.
Un retrato de cabeza y
hombros. Estaba incompleto
con solo la línea de la
mandíbula, el cabello y parte
de la frente dibujada con algún


detalle. El resto era solo un

espacio representativo para
ser completado más tarde.
Pero era inequívocamente
Marie. Connie la había estado
dibujando.
Marie dio una bocanada de
placer que empañó el vidrio.
Llegó un nuevo calambre
ahora, en su pecho. Se apartó
de la ventana y se obligó a
permanecer estoica. Podría
significar cualquier cosa. El
dibujo de mañana podría
revelar una daga que sobresale
de su cabeza, o un hacha. Ella


podría tener los ojos

entrecerrados y una nariz
bulbosa. ¿Por qué leer algo en
un garabato a medio terminar
de una mujer que
alternativamente amontonó
desprecio y luego besos
desgarradores en ella?
La puerta del baño se abrió y
esta vez Marie se deslizó. Ella
fluyó con gracia sobre las
barandas del balcón, en
movimientos que desmentían
su tamaño, para pasear por los
parques de la ciudad y explorar
la noche. Ella trató de no


pensar en el calambre en el
pecho, o que Sylvie Garoul
estaba a millas de distancia de
las dos.



Part Three
1978



Capítulo Diez

Sonó el timbre. "Firmar para la
entrega". La voz del mensajero
salió por el intercomunicador.
Connie corrió escaleras abajo.
Este era el paquete que había
esperado toda la mañana, las
impresiones aprobadas de
Canada Wildfowl. Si pudiera
traer este contrato, tendría un
sueldo considerable para su
asediada cuenta bancaria.
Afuera, el día de marzo era
agradablemente brillante y
ventoso. La luz del sol moteada


presionó a través de las nuevas

hojas del árbol de Liquidámbar
fuera de su edificio. La
primavera había llegado todo
en un día, y todos los que
pasaban tenían una sonrisa en
la cara.
Connie firmó por un gran sobre
blanco. De vuelta en su
habitación, lo abrió. No era de
Canadá Wildfowl, aunque
contenía algunas fotografías,
pero no profesionales. Estos
eran borrosos, esfuerzos de
aficionados tomados desde
muy lejos con una cámara


simple. Una Kodak Instamatic,

supuso. Sin embargo, el tema
era identificable. Connie
estaba mirando un cucú de
pico amarillo.
Volvió a comprobar el sobre y
encontró doblado un papel
escrito a mano.
Querida Sra. Fortune,
Mi nieto Jori tomó estos.
Parece que lo has influenciado
para fotografiar la vida de las
aves que le encanta mirar. Me
dice que este es el pájaro por el
que estaba interesada. Quería


que supiera que está bien y

seguro.
Saludos cordiales, Sylvie
Garoul
Connie se mordió la uña y
reflexionó. Eres una vieja
tramposa y astuta. ¿Cuál es tu
juego?
Fue a la cocina, se preparó
café, sirvió una taza y luego
levantó el teléfono. Sonó
varias veces antes de que una
voz ronca respondiera.
"Northwest Wildlife". "Hola,
Bruce", dijo. "¿Todavía estás


interesado en ese artículo del

Coccyzus americanii?.

"La cordillera Wallowa se
extiende desde el noreste".
Connie señaló la majestuosa
cordillera a través de la
ventana del lado del pasajero
de Amy. "Es un estímulo de las
Montañas Azules".
"Puedo ver nieve". Amy miró,
paralizada.
"Puedes ver nieve allí todo el
verano", le dijo Connie, feliz de
que la niña se interesara por el
campo que la rodeaba. Estas


fueron las primeras vacaciones

de Amy fuera de la ciudad, y
Connie estaba emocionada de
llevarla en su misión de
reconocimiento al condado de
Wallowa.
Amy se giró en su asiento para
mirar hacia atrás y consideró el
diseño de Wilma. "Es muy
pequeño para dormir, tía
Connie. ¿Dónde están las
camas?
“Los asientos se pliegan. Y
podemos cocinar en la estufa
Primus afuera si hace buen
tiempo ". Levantó la vista hacia


el cielo azul de arriba. El clima

está bueno. Va a ser una
hermosa Pascua.
Cuando se ofreció a llevarse a
Amy para las vacaciones de
primavera, Fliss prácticamente
las había empujado a ambas
por la puerta.
"Es hora de que conozca más
del país", había razonado
Connie.
"No podría estar mas de
acuerdo. ¿Qué nomás necesita
llevar Amy?" Fliss había
saltado de su asiento para


comenzar a empacar en ese

minuto.
"No iremos sino hasta la
próxima semana", dijo Connie
con un comentario. “Solo toma
algunas cosas cálidas. Puede
que haga frío por la noche.
Ahora, aquí estaban,
recorriendo por las carreteras
secundarias arboladas. Wilma
estaba de buen humor, y eso
significaba que Connie
también estaba de buen
humor. Estaba ansiosa por
llegar a Lost Creek y comenzar


de nuevo con su contrato del

cucú.
A pesar del atractivo de Sylvie,
esta vez no iba a acercarse a
los Garouls. Su estómago dio
un vuelco. Especialmente no
iba a buscar a Marie Garoul ni
a ninguno de sus melancólicos
familiares. Este era un viaje de
trabajo y vacaciones familiares
combinadas. Quería abrir los
ojos de Amy a la maravilla de
América y a la naturaleza en
general. Si la niña quisiera ser
una artista como Connie
cuando creciera, entonces


tendría que amar el aire libre

tanto como ella lo hacía.
Llegaron a Lost Creek a la hora
del almuerzo y se estacionaron
frente a Johnston's.
"Vamos, pequeña". Connie se
deslizó del asiento del
conductor, complacida de
estirar las piernas. "Hacen
buena comida aquí".
"¿Que tipo de comida?" Hubo
casi un gemido en la voz de
Amy.
"Amy", le advirtió Connie. "Lo
prometiste." Había sido una
condición del viaje, que Amy al


menos intentara expandir más

comida a su dieta. Aunque,
para ser honesta, sospechaba
que Norm haría una
hamburguesa mala si se lo
pidieran.
"Hola ahí extraña." El saludo
de Norm la animó. Se levantó,
rígido y lento, desde donde
había estado arreglando un
estante bajo y sacudió las
manos sobre las piernas de sus
pantalones antes de sacar una
para darle un apretón de
manos.


"Es bueno verte de nuevo,

Norm." Ella estrechó su mano
cálidamente y se dio cuenta de
que era verdad. Fue bueno
verlo de nuevo.
"Supongo que mejor preparo
el café". Entornó los ojos a
Amy que acechaba detrás de
ella. "¿Y quién es ella?"
“Esta es mi sobrina, Amy. Amy,
conoce al Sr. Johnston. Esta es
su tienda.
Amy se puso al frente y al
centro. "Hola, Sr. Johnston",
dijo ella, muy cortésmente.


"Hola, Amy. Llamame Norm

Todos por aquí lo hacen ".
Levantó una barra de caramelo
del estante superior y se la
ofreció. "Bienvenida a Lost
Creek".
"Gracias, señor ... Norm". Amy
tomó el dulce con un rubor
encantado y Norm sonrió,
aunque Connie contuvo un
suspiro. Ella estaba tratando
de sacar a Amy de esas cosas.
"Síganme." Las condujo a su
barra de café. Connie tomó el
taburete rojo en el que se
había sentado la última vez


que estuvo en la ciudad y

ayudó a Amy a subirse al suyo.
Todo se sentía tan familiar,
como si solo se hubiera ido
hace cinco minutos. Eso tenía
que ser una buena señal.
"Entonces, ¿cuál es la primicia,
Norm?" ella preguntó.
Su rostro se nubló. Cuándo él
tendría buenas noticias?, se
recordó.
"Dan McNulty y Roy tuvieron
un problema por sus caballos".
Connie ya sabía esta historia.
Vivian la había mantenido al
tanto de la situación.


"Y Sylvie Garoul lo atrapó

invadiendo su casa e involucró
a la policía, y ahora tiene que
pagar una multa".
Eso si era noticia. "¿Oh?"
"No es como si él hubiera
lastimado a alguien". Su
indignación salió a flote. "Ese
valle es enorme y ni siquiera
estaba cazando".
"¿Que estaba haciendo?"
Connie preguntó. ¿Buscando
Sasquatches?
Norm, aturdido por la
pregunta, decidió ignorarla.
"No quieren a nadie cerca


porque no están haciendo

nada bueno", dijo.
Connie lanzó una mirada de
reojo a Amy, que Norm
agradeció antes de que él se
lanzara a hablar de brujas y
magia negra y asustara a su
sobrina.
"¿Qué tienes para dos viajeras
hambrientas?" Ella cambió de
tema.
"¿Para qué estás de humor?"
Parecía complacido de cambiar
de táctica también. "Oh hola."
Golpeó la ventana y saludó con


la mano. "Es Em". Él le indicó

que entrara.
La puerta de la tienda tintineó
y Emily entró, tímida, pero
interesada en los recién
llegados, especialmente en
Amy.
"Emily, mira quién regresó
para una visita. Es Connie
Fortune, y ella trajo a su
sobrina, Amy ".
"Hola. Me alegro de volver a
verla, señorita Fortune. Emily
estaba un poco más tímida y
menos segura que Amy.
Connie notó el prefijo "Srta." y


sonrió con más calidez. Emily

había estado haciendo su
tarea. Se preguntó cómo Norm
haría frente a una joven
feminista en ciernes en su
hogar.
Me alegro de verte, Emily.
¿Qué tal la escuela?" Sabía que
la escuela le había otorgado
premio tras premio a esta niña
inteligente. Para su
consternación, un destello de
algo doloroso barrió la cara de
Emily antes de que pudiera
contenerlo.


"Está bien", lo dijo

incómodamente.
"Este es el primer viaje de Amy
fuera de Seattle". Connie se
apresuró en cambiar de tema.
Funcionó.
"Yo nunca he estado en
Seattle". Miró expectante a
Amy. "O cualquier ciudad
importante, para el caso".
Amy se encogió de hombros.
"No es la gran cosa. Yo voy al
parque a ver árboles y flores y
lo que sea, pero tú estas
rodeada de todo eso. Creo que
me gusta más estar aquí ”,


respondió diplomáticamente y
le devolvió la sonrisa.
Connie se maravilló de la
comunicación abierta e
inmediata que poseían las
niñas. Estas dos tuvieron una
comprensión instantánea con
solo unas pocas palabras
intercambiadas.
"¿Por qué ustedes dos no se
sientan en el porche y les
llevaré algo de cola y un
sándwich?" Norm sugirió.
Parecía complacido de que
Amy y Emily se hubieran


llevado bien. "Me dieron pavo

con salsa de arándanos".
Amy se alegró al reconocer el
menú. Le dio a Connie una
rápida mirada para pedir
permiso para salir y Connie
sonrió.
"Sé buena y avísame si quieres
ir a algún lado, ¿de acuerdo?"
"Lo prometo." Amy se bajó del
taburete y siguió a Emily. Ya
estaban hablando de La Colina
de Watership , de Julie y los
lobos y de cualquier otro libro
que habían leído o les gustara.


"Tenemos la mejor biblioteca

aquí", explicaba Emily. "Está
justo al otro lado de la calle y
..." la puerta se cerró detrás de
ellas.
Norm las vio irse con
aprensión. "Ella ha tenido un
año difícil", murmuró.
"¿Cómo? Vivian me comentó
que Emily había ganado
muchos premios escolares ".
Connie recordó la sombra de
dolor en los ojos de Emily.
“Es correcto, ella los ganó.
Aprender es fácil para mi Em ”,


dijo. "Pero la molestan

mucho".
"¿Porque ella es inteligente?
¿O porque su padre es
maestro? " ¿O porque es un
loco obsesionado de Bigfoot?
"Eso no la está ayudando a ella
para nada", fue la respuesta, y
lo más cercano que Connie
supuso que Norm llegaría a
condenar a su hermano. “Los
niños en Cavehill son unos
vándalos. Sus padres necesitan
inculcarles algunos modales ".
Y así, la culpa cambió.


Preparó los bocadillos para las

chicas y otro para Connie,
olvidando preguntar si quería
pavo y arándano. Su mente
estaba claramente en otras
cosas.
"Se los llevaré a ellas". Connie
agarró las servilletas y los
platos y salió.
Las dos chicas estaban
sentadas una al lado de la otra
en el pórtico superior, con las
cabezas inclinadas sobre una
revista compartida en sus
regazos.


"Almuerzo, señoritas". Connie

dejó los platos y el refresco en
una pequeña mesa cerca de la
puerta principal. "¿Qué tienes
allí?"
"Emily tiene una revista sobre
las Cascadas, y parte de tu
trabajo está en ella", dijo Amy
con orgullo. Connie miró por
encima de sus hombros. Era un
diario en el que había
trabajado hace más de dos
años.
“Recuerdo esa asignación. Fue
genial."


"Quiero ser como la tía Connie

cuando sea grande y ser
ilustradora", le dijo Amy a
Emily.
"Quiero ser una científica
como Marie Curie".
Amy parecía claramente
impresionada.
Connie las dejó en su
floreciente amistad con un
recordatorio final. “Pongan
toda la basura en el tacho”.
Estaba a punto de regresar a la
tienda, cuando un familiar
Jeep Wagoneer dobló la
esquina hacia la calle principal


y entró en un espacio de
estacionamiento frente a
Johnston's. George Brookman
salió y abrió las puertas para
Sylvie Garoul y otra mujer.
"Connie", dijo con una sonrisa
mientras subía los escalones
para saludarla. Él tomó su
mano entre las suyas y la
sostuvo.
"Bienvenida nuevamente.
¿Qué misterio del mundo
natural te atrajo de vuelta a
nosotros?
"Escuché que había un hongo
tan grande". Ella liberó su


agarre y mantuvo sus manos a

unos tres pies de distancia y lo
vio parpadear incrédulo.
Se dio cuenta de que ella
estaba burlándose de él, le dio
una palmada en el brazo,
riendo. "Mostrando un poco
de cortesía profesional".
"Connie. Que bueno verte de
nuevo." Sylvie se unió a ellos.
Ella no ofreció su mano ni hizo
ningún tipo de contacto. Su
mirada intensa e inquisitiva
clavó a Connie en el suelo de la
terraza. "Desearía que me


hubieras hecho saber que ibas

a venir".
Connie alzó las cejas. Sylvie
probablemente estaba
enojada porque no tendría
tiempo para ponerle
cerraduras al valle. "Buenos
días, señora Garoul". Mantuvo
su rostro frío, todavía enojada
por las películas que le habían
robado.
“Por favor, llámame Sylvie,
cariño. Como antes." Ella le
devolvió la sonrisa, para nada
perturbada por la rígida
actitud de Connie.


El segundo pasajero del Jeep se

unió a ellos. Era rubia y
esbelta, usaba un bonito
vestido de verano y un
cárdigan de cachemira en
colores pastel. Al igual que
Sylvie, su elección de ropa era
informal y elegante. Connie la
ubicó entre los cuarenta y
tantos años, pero fácilmente
lograba parecer casi una
década más joven.
George la presentó. “Esta es
Dalia. La madre de Luc y Ren ".
"Buen día." Dalia ofreció un
apretón de manos flojo y


desinteresado. Su agarre era

frío y desapegado, su enfoque
ya se movía sobre el hombro
de Connie hacia los oscuros
confines de la tienda.
Obviamente tenía poco tiempo
para la presentación, irradiaba
el desdén de lo delicado que
generalmente venía envuelto
en privilegios y costoso
perfume francés.
"Debes llamar y visitarnos
pronto", dijo Sylvie, aunque
sonaba más como una orden
que como una solicitud.
Connie se puso rígida. No había


estado en la ciudad cinco

minutos y ya los Garouls la
estaban poniendo nerviosa. La
mirada de Sylvie se posó en
Amy, que compartía
felizmente su almuerzo con
Emily, sin preocuparse por lo
que los adultos aburridos
estuvieran haciendo.
“Ah, esta debe ser tu sobrina.
Marie me dijo que se parecía
mucho a ti.
"Si. Amy se está tomando sus
vacaciones de primavera
conmigo. Ella no se ofreció
para presentársela a Sylvie.


Amy había conocido a Marie

Garoul solo una vez y aun así,
meses después, nunca dejaba
de hablar de ella. Sólo Dios
sabía qué impresión haría la
matriarca del clan.
Sylvie sonrió cortésmente y
entró en la tienda después de
Dalia. George se quedó.
"Escuché sobre tus películas",
dijo en voz baja. "Sylvie puede
ser un poco exagerada cuando
cree que está protegiendo la
propiedad familiar. Me alegré
cuando Marie me dijo que te
había enviado las copias ".


hombros, sin comprometerse.
Entonces, ¿Sylvie le había
ordenado a Marie que robara
sus rollos? ¿Se había
encargado Marie de devolverle
las fotos reveladas, o era eso
parte de sus órdenes iniciales
de todos modos? Si George
hubiera estado involucrado,
ella estaría decepcionada de
él. Ella decidió creer que él solo
había oído hablar de eso
después del hecho.
"Por favor, no dejes que eso te
desanime para visitarnos. Me


encantaría mostrarte algunos

de mis últimos trabajos ",
continuó George, sin registrar
su silencio. Ahora eso era un
cebo real. Connie lo consideró
y decidió morder el anzuelo.
"Esa es una oferta que no
puedo rechazar", dijo.
"Estamos aquí por una
semana, y me encantaría venir
y mostrarle Little Dip a Amy y
tal vez presentarle tu trabajo
de cerca. Ella quiere ser artista
algún día ".
Le entregó una tarjeta de
visita. "Sé que te di una la


última vez, pero aquí hay otra,

en caso de que hayas perdido
la primera".
Como si eso fuera a pasarle. La
tarjeta original estaba alojada
en su billetera. Al lado de mi
pequeño blandito corazón.
Pero ella no iba a decirle que
estaba enamorada de él.
"Gracias." Ella tomó la tarjeta y
vio como él desaparecía
siguiendo a sus compañeras.
La tienda sería claustrofóbica
con tantos Garouls
deambulando, así que decidió
que ahora era un buen


momento para saludar a

Vivian. Ella podría tomar su
emparedado más tarde.
El camino a la biblioteca le
permitió una mirada a lo largo
de Main Street hacia el taller
de reparaciones de Jefferson.
Estaba cerrado. Se preguntó si
lo encontraría en la biblioteca
con Vivian. No tenía idea si el
mecánico y la bibliotecario
tenían un romance o
simplemente una fuerte
amistad. De todos modos, no
era asunto suyo y ella se
mantendría al margen.


Encontró a Vivian sola y

encantada de verla. "Llegas
antes de lo esperado", dijo con
una sonrisa. Su abrazo fue
rápido y ligero y un poco
tímido. Su amistad, que surgió
del interés mutuo y de una
fuerte correspondencia,
necesitaba prever el hecho de
que Vivian era una persona
extremadamente reservada.
Un abrazo de ella fue una gran
hazaña.
“Amy vino conmigo, así que
fuimos a Johnston primero
para almorzar. Ella está allí


ahora formando un club de

lectura de dos con Emily ".
Vivian sonrió ampliamente.
“Envíalas por aquí. Tenemos
una fantástica sección de
lectores jóvenes ". Luego dijo:
"Me alegra que Emily tenga
alguien con quien hablar,
aunque sea por un corto
tiempo".
"Norm dice que la está
pasando mal en la escuela".
Vivian asintió con la cabeza.
“Roy está pasando más y más
tiempo corriendo como un
loco detrás de esta bestia


suya. Está descuidando

totalmente a Emily y, según he
oído, incluso su trabajo.
Jefferson está con él ahora.
Creemos que no debería irse
solo. Hay tantos lugares donde
se le ha prohibido entrar y aún
así eso no lo mantiene
alejado".
Eso explicaba por qué el taller
de Jefferson estaba cerrado en
medio de un día de trabajo.
"Escuché que recibió una
multa por invadir la tierra de
los Garoul", dijo Connie.


"Si. Y, créeme, los Johnston no

pueden darse el lujo de pagar
extras como ese ". Vivian infló
su desaprobación ante la
imprudencia de Roy. "Mientras
más personas lo juzgan, más
refuerza sus teorías de
conspiración de que todos
están escondiendo a esta
bestia".
"¿Qué más hay de nuevo?"
Connie preguntó.
"Los Skinner tuvieron una
niña".
Connie frunció el ceño,
pensando. "No los conozco".


"¿Oh? Bueno, esas son todas

las noticias que hay, me temo.
Es un lugar pequeño, como
sabes ".
"Cierto. ¿Quieres escuchar mis
noticias?
"Por supuesto."
"Estoy de vuelta en el camino
de mi cucú, y George Brook-
man me invitó a ver sus nuevos
trabajos. ¿Quizás pueda
conseguirte algunos regalos
para la biblioteca?
"Al diablo con la biblioteca,
estoy pensando en mi retiro.
¿Cuándo viste a George?


Connie asintió con la cabeza

hacia la calle, "Está en el local
de Johnston".
Vivian agarró su bolso. "En ese
caso, si me disculpas, tengo
que ir a comprar más leche y
ser una buena fan. Volveré en
un momento y nos prepararé
un café ".
"Claro, daré una vuelta ".
La sección de ficción llamó su
atención esta vez. Habría
muchas noches para irse a
dormir temprano con Amy al
remolque, por lo que un buen
material de lectura nocturno


podría ser una buena idea.

Estaba considerando releer un
favorito, Enterrar Mi Corazón
en Wounded Knee, cuando se
abrió la puerta de la biblioteca
y entró alguien. Miró
alrededor de los estantes para
ver a Roy Johnston
revoloteando junto al
escritorio.
"Vivian fue a buscar leche",
dijo.
Parecía aturdido y desaliñado,
y tal vez un poco desorientado.


"¿Roy?" Ella volvió a poner el

libro en un estante y se acercó
a él con cautela. "¿Estás bien?"
“Lo volví a ver, señorita
Fortune. Vi al Sasquatch. Su
rostro brillaba y sus ojos tenían
una mirada febril. "Lo vi, y no
me importa lo que digan, es
real. Es tan real como el
corazón latiendo en mi pecho".



Capítulo Once

"Voy a ser rico. ¡Voy a ser un
maldito millonario, un
multimillonario! "
"¿Qué viste exactamente?"
“Todas esas personas que me
llaman tonto a mis espaldas.
¿Quién es el tonto ahora? Voy
a ser famoso Estoy-"
"Roy. ¿Qué viste?"
“Un Sasquatch. Fue así de
grande ". Levantó una mano a
una altura ridícula. "Y así".
Repitió el gesto a lo ancho.


"Estaba tan cerca de mí como

tú ahora".
"¿Te vió?"
Se rio estridentemente.
"¿Crees que estaría aquí de
una pieza? Esa cosa podría
destrozarme como un pañuelo
Kleenex. Mira cómo destrozó a
la yegua de McNulty. Y se
comió el maldito potro.
"Vi el primer caballo", dijo
Connie cuidadosamente. "No
había marcas en él".
"Eso es porque se escapó.
Había muchas marcas en el
prado antes de que la lluvia lo


limpiara. Los vi ". Parecía

agresivo, un hombre que había
tenido esta discusión
demasiadas veces y había
preparado sus respuestas sin
pensarlo demasiado. “El
veterinario dijo que Bay murió
de shock, y sé por qué. Fue
acosado hasta la muerte por
un monstruo.
Connie frunció el ceño. Las
fotografías que los Garouls
habían guardado inicialmente
eran del caballo muerto y el
árbol de la despensa, las únicas
huellas relevantes para esta


alocada conversación. ¿Habían

tenido que censurarlos por
culpa de Roy? Tenía un
pensamiento extraño, y
aunque estaba un poco
incómoda con eso, preguntó
de todos modos. "¿Crees que
la criatura podría almacenar su
comida en los árboles?"
Parecía interesado, y ella
inmediatamente lamentó su
pregunta. Ella había arrojado
gasolina sobre su fuego.
"¿Qué quieres decir?"


De mala gana, ella le contó lo

que había visto, con la menor
cantidad de detalles posible.
"¿Donde estaba esto?" exigió,
ansioso por cualquier cosa que
pudiera agregar más evidencia
a sus teorías.
¿Te pregunté dónde viste a
Bigfoot? Las fuentes son
secretas, Roy.
Su rostro adquirió el mismo
aspecto de enojado que Norm
solía hacer a menudo. “Esto
vale millones para mí. No
puedo revelar dónde lo vi.
Porque, eres un periodista de


moda, podrías robarme esto.

Usaré tu información cuando
tenga mi evidencia irrefutable
y un abogado inteligente ".
Como ilustradora de
Northwest Wildlife Quarterly,
Connie estaba a un millón de
millas de ser una periodista de
moda. Ella se encogió de
hombros. Déjalo soñar. "Lo
suficientemente justo. ¿Dónde
está Jefferson? Vivian dijo que
estaba contigo.
"Se fue a su casa a guardar su
rifle".


Notó el descuidado rifle de Roy

apoyado en la puerta como un
paraguas mojado. Descuidado,
y reflejaba su estado mental.
No la hizo relajarse más a su
alrededor. "¿Jefferson vio lo
mismo que tú?" ella preguntó.
El limón en su rostro se volvió
mucho más amargo. La cara de
Roy prácticamente invertida.
“Estábamos en diferentes
lugares. Estaba a un par de
cientos de metros más
adelante.
No hubo más explicaciones,
por lo que Connie lo consideró


un "no". Jefferson no había

visto al Sasquatch ... otra vez. A
pesar de la alegre agitación de
Roy, estaba realmente de
vuelta en la casilla uno como el
único testigo.
"¿Entonces?" él dijo. "¿Me vas
a mostrar este árbol despensa
con toda la comida?"
Ella suspiró y se arrepintió de
nuevo diciendo algo al
respecto, pero por otro lado, si
ella lo llevaba, tal vez él
concentraría todas sus
energías en eso y dejaría a


todos los demás en paz por un

momento.
Norm estaba feliz de que Amy
pasara un rato más con Emily,
mientras que Connie condujo a
su hermano a un lugar donde
se había estacionado sin
saberlo debajo del árbol de la
despensa hace varios meses. Él
fue una bola de emoción todo
el camino, y la puso aún más
nerviosa.
Roy salió por la puerta de la
furgoneta y recorrió el terreno
antes de que ella apretara el
freno de emergencia. "Oye.


Conozco este lugar. Vengo

aquí regularmente, y no he
visto nada extraño ". La miró
con desilusión.
"Ha pasado un tiempo desde la
última vez que estuve aquí".
Ella lo siguió, observando
cómo su mirada giraba
primero hacia los árboles y
luego hacia el suelo y
viceversa. "Me refiero a meses
y meses", dijo. "Puede que no
quede nada para ver".
En el fondo de su mente, ella
notó lo extraño que era que
algo tan asqueroso como el


árbol de la despensa estuviera

cerca de un área donde los
humanos frecuentaban. Otra
pregunta para los muchachos
en la revista. Les mostró sus
fotos una vez que las recuperó,
pero nadie sabía qué animal
almacenaba su comida de esa
manera. Sin embargo, las fotos
habían generado mucho
interés y muchas teorías locas.
Algunos casi tan locos como los
de Roy.
"Estoy harto de los nada que
ver", dijo Roy. “Sé que estas
cosas son reales. ¿Cómo puede


algo tan malditamente grande

permanecer tan secreto a
menos que haya una colusión
en alguna parte? "
Connie no tenía respuesta para
eso, pero tenía razón en que
los árboles habían sido
despojados de todo excepto
del crecimiento de la
primavera. La tierra no tenía
rastro de que Wilma hubiera
estado allí. Realmente no
quedaba nada por ver, y por
una fracción de segundo, ella
supo lo que era ser Roy,
persiguiendo pruebas


cuantificables y termina
agarrando las sombras.
Se giró hacia ella de repente.
"Si puedo llevarte a una de
estas cosas, mostrarte alguna
evidencia, ¿podrías
fotografiarla?"
Mientras los Garouls no roben
los negativos. "Tal vez. ¿De qué
estás hablando, Roy? ¿Qué
implica? Ella fue cautelosa.
Interesada pero cautelosa.
Respiró hondo y depositó toda
su confianza en él. "Nosotros,
yo", porque Jefferson nunca ve
la maldita cosa,


principalmente la
encontramos en la frontera
entre el parque nacional y
Little Dip. Como si hubiera
salido de allí, y ahí es donde
regresa si se asusta ".
Connie estaba lejos de
sorprenderse cuando
mencionó Little Dip. El lugar
era inquietante. Hermoso pero
inquietante.
"Pasé el rato allí tanto como
pude para los avistamientos,
pero esa vieja perra llamó a la
policía y me multaron", se


quejó Roy. "Sin embargo, ella

no me detendrá".
¿Crees que los Garouls lo están
ocultando? Esta era su
pregunta de un millón de
dólares, y su respuesta
determinaría la dirección que
tomarían sus vacaciones de
trabajo.
"No." Sacudió la cabeza con
certeza. "Tienen hambre de
dinero. Si lo tienen en sus
manos, lo explotarán como lo
hacen con toda la tierra y los
recursos de por aquí. Se trata
de "formar una línea


ordenada, solo efectivo, por

favor".
¿Y "solo efectivo, por favor" no
era parte de su plan también?
Sin embargo, esto la satisfizo.
La bestia estaba en la cabeza
de Roy, una enfermedad triste
y traumática que estaba
viendo cada vez más en las
calles de Seattle. Hombres que
habían vuelto a casa de la
guerra tan dañados que no
podían hacer frente a las
realidades de la vida cotidiana
después de los horrores de
Vietnam. Y a través de su


compasión inicial llegó un

aleteo familiar. La parte
profesional de su cerebro
estaba completamente
comprometida. Ella estaba a
bordo con esta aventura.
Estaba trastornado, claro, pero
una "búsqueda de un
monstruo estadounidense"
podría ser vendible. Una línea
como esa se vincularía
maravillosamente con los
comentarios sociales sobre los
veteranos de guerra y sus
problemas psicológicos
desatendidos.


Ella ya tenía una idea de los

problemas que esta cruzada
loca de un solo hombre trajo a
una pequeña comunidad. La
ira de los terratenientes y
agricultores locales, el ridículo
de los que están al margen y
las pequeñas empresas
ansiosas de explotarlo para
una posible inversión, todo
descansando en la palabra de
un hombre claramente
traumatizado. Era una
situación push-pull (estrategia
marketing) y equivalía a una
buena historia.


"Puedo fotografiar cualquier

cosa que me muestres", dijo,
sabiendo que cualquier cosa
que resulte ser, sería un
artículo interesante y tocaría
una injusticia social muy
querida en su corazón. La
diversificación de carrera
tampoco estaría de más.
Levantó la vista hacia su
despensa vacía, sintiéndose
extremadamente satisfecha.



"¿La viste en Johnston's?" El

cuero cabelludo de Marie se
erizó. Ella mantuvo su rostro
como una máscara, o pensó
que sí.
Sylvie era bastante indecorosa
para mirarla entretenida ante
sus esfuerzos. "Si. Con su
sobrina Un gen sucesor si
alguna vez vi uno. Ese cabello
... oh cielos.
"¿Cuánto tiempo dijo que
estaría aquí?" Le dolió un poco
que lo hubiera descubierto de
esta manera, de segunda
mano a través de Sylvie. Por


otra parte, ¿cómo más podría

haberlo descubierto? Su única
postal enviada como un
intento de abrir las
comunicaciones había sido
ignorada. Sabía que Connie
tenía una buena relación con
amigos por correspondencia
como Vivian Crosier, y Marie
era demasiado orgullosa para
intentarlo de nuevo. Se había
mantenido dentro de las reglas
de comportamiento amable, a
excepción de los besos, y eso
fue suficiente. Si Connie
esperaba una persecución


cortesana, podría pensar de

nuevo. Aunque la idea le hizo
un nudo en el estómago. A
Marie le encantaría
perseguirla y morderla ...
"¿Perdón?"
"Ella está aquí para las
vacaciones de primavera con
Amy", repitió Sylvie con
reproche, y le dirigió a Marie
una mirada censuradora. Con
una rápida olida, volvió a
revolver el sartén sobre la
estufa. Marie no tenía idea de
qué se trataba la mirada severa


y no estaba dispuesta a
preguntar.
"Si ella nos visita, no debes
darle té nocturno, ¿de
acuerdo? Ese último lote casi la
tuvo en el río buscando ranas.
Ella hizo su propia crítica.
¿Cuándo estuvo ella alguna vez
fuera del río?
Touché Connie tenía toda la
elegancia de una jirafa recién
nacida que nació en una
pendiente.
"La he invitado", dijo Sylvie.
"¿Y?"
"Ella no vendrá".


"¿Ella dijo que?" El nudo en su

estómago se estaba
convirtiendo en granito.
"No", dijo Sylvie con
determinación. "Ella no dijo
eso, pero sé que no vendrá
porque le pregunté, así que
tienes que atraerla".
"¿Qué?"
“Encanta, seduce, encanta,
cualquier conjunto de
habilidades que tengas que es
lo opuesto a tus habituales. Y si
no puedes hacer eso, organiza
una fiesta infantil ".


"¿Una qué?" Marie estaba

perdida. "¿Puedes por favor
explicar qué estas pensando
bajo ese corte de pelo de cien
dólares?"
"Se acerca el cumpleaños de
Leone. Haz una fiesta e invita a
Amy. Sabes que le gustas a la
niña. Connie apenas podrá
decir que no.
"No puedo explotar a un niño".
"Oh, por favor, lo hemos
estado haciendo desde
Caperucita Roja".
Ella frunció el ceño. "¿Qué
estás planeando?"


"No estoy planeando nada.

Voy a invitarla aquí a buscar su
bendito cucú. Le debemos
mucho a ella.
Marie frunció el ceño. No era
como que Sylvie fuera
generosa, especialmente con
Little Dip. “¿Es eso prudente?
¿Especialmente con Roy
Johnston corriendo por ahí con
un arma? Va a terminar
lastimando a alguien ".
"Esa multa debería mantenerlo
bajo control, o al menos hacer
que Norman lo mantenga a
distancia y lo encierre", dijo


Sylvie. "Siento simpatía por las

víctimas de traumas de guerra,
pero Roy está destruyendo a
su familia y su comunidad y
tendrá éxito a menos que él
pueda obtener ayuda
psiquiátrica".
"No estoy segura de que eso
vaya a suceder". Marie negó
con la cabeza. "Parece estar
bastante obsesionado".
Sylvie suspiró y dejó la cuchara
a un lado. "Roy se está
convirtiendo en un problema
mayor de lo que imaginaba".
Se limpió las manos en un paño


de cocina. "Llegará el
momento en que tendremos
que tratar con él de una vez
por todas". Desechó la tela y se
volvió para mirar a Marie con
una sonrisa seca.
“Mientras tanto, un problema
a la vez. Vamos a tener a la Sra.
Fortune para la cena ".

"Pensé que tenías más sentido
común, Connie". El rostro de
Jefferson se oscureció y se
escondió debajo del capó,
prefiriendo fruncir el ceño al


motor destartalado de un
Pinto.
"Es un concepto interesante, y
no me importa acompañarlo
en una de sus excursiones".
Ella se encogió de hombros.
Sabía que tendría que
defenderse de Jefferson y
Vivian, y eso apestaba.
También sabía que estaba
siendo cobarde al acercarse a
Jefferson primero para evaluar
la disposición de la tierra antes
de regresar a la biblioteca y
Vivian.


"Sabes que está invadiendo y

te arrastrará junto con él".
Jefferson trató de inculcar algo
de sentido. "Te multarán.
Pásame la llave inglesa.
"Solo quiero ver lo que está
haciendo". Miró a su alrededor
buscando la herramienta.
"Podría ser un buen artículo".
Algo de cromo brilló en el
camino. Ella hizo un
movimiento para alcanzarlo.
"¡No ahí!" él dijo. “Mantente
alejada de la rampa. Está rota."
La rampa del automóvil se
elevaba a unos seis pies de


altura. Lo suficiente como para

meterse debajo y trabajar en la
base del motor del Dodge que
tenía encima.
"No toques ese poste". Señaló
un poste de andamios que lo
sostenía todo.
"No estaba cerca de eso", dijo
Connie con un resoplido.
"Mantén la calma amiga". Miró
a su alrededor buscando la
llave inglesa.
"Ahí, al lado de tu pie". Señaló
la herramienta y volvió a sus
preguntas, su pequeño
momento de preocupación


había terminado. "¿Qué

quieres decir con" un buen
artículo "? La gente se ríe de él.
No lo empeores ".
"No voy a empeorar las cosas.
Esto es algo de interés
periodístico. Tiene un proceso
". Ella le entregó la llave
inglesa.
"¿Realmente crees que ha
visto un Sasquatch?" Jefferson
la miró escéptico.
"Creo que él lo cree",
respondió ella. "Y esta es una
visión fascinante de los
traumas mentales y


emocionales para muchos de

nuestros veteranos después
de’ Nam ".
Jefferson resopló. "Sí, ponle
una bonita cinta".
"¿Qué quieres decir?"
"Es periodismo, directo y
simple. No lo disfraces como
una especie de altruismo.
Perderá su trabajo si sigue
manteniendo esta mierda. Y en
cuanto a su hija ... bueno, tiene
suerte de que sea buena e
inteligente y más inteligente
que él ". Levantó la llave
inglesa en su mano mientras


pensaba en sus siguientes

palabras. “Mira, Connie, en lo
que respecta a los veteranos,
Roy fue uno de los
afortunados. Llegó a casa de
una pieza con una familia que
lo quería. Tomó un curso de
capacitación docente gratis y
consiguió un trabajo, que
decidió hacer mi ... Jefferson
corrigió sus modales.
"malgastar”. Necesita
estabilizarse. No puedo ver
que esto que quieres hacer
vaya a ayudarlo".


"Jefferson, no estoy
explotando a Roy", dijo
Connie. “Se trata de alguien
que tiene una aventura propia,
en la naturaleza, en la
naturaleza de los Estados
Unidos. Eso es lo que hago yo
también. Es mi trabajo. De
acuerdo, entonces la aventura
de Roy es un poco más loca
que la mayoría de las personas,
pero eso es porque está
enfermo, y me siento obligada
a registrar lo que está
sucediendo con él como un
comentario sobre lo que está


sucediendo con todos nuestros

veteranos ".
Jefferson permaneció en
silencio, por lo que ella
persistió. “Esto me fascina en
muchos niveles, y solo voy a
hacer una caminata con él y
observar qué demonios cree
que ve. No voy a lastimarlo, ni
a hacer de él y su familia un
hazmerreír ni nada. Relájate."
Respiró y volvió a meter la
cabeza debajo del capó.
"Vivian se va a enojar", dijo,
todo intento de modales se
fue.


Ella lo tomó como su

aceptación y suspiró. Uno
menos, solo queda la
bibliotecaria. Era tarde ahora,
y repasar todo esto
nuevamente con Vivian podía
esperar hasta mañana.



Capítulo Doce

Le tomó otra hora discutir con
Norm, esta vez sobre dónde
debería pasar la noche, antes
de que pudiera salir a acampar.
Lost Creek y sus habitantes la
habían agotado hoy.
El Cavehill Holiday Inn fue
mencionado más de una vez,
pero finalmente tuvo que
aceptar que se trataba de unas
vacaciones de campamento
para ella y Amy. Terminó
dirigiéndola a un sitio decente
con instalaciones básicas al


borde del parque nacional. Ella

se negó a pagar por los más
elegantes.
Connie llamó a Amy desde la
habitación de Emily, donde las
chicas admiraban la colección
de fósiles de Emily. Después de
más despedidas llenas de
promesas de pasar al día
siguiente, dieron la vuelta a
Wilma y salieron de Lost Creek
en la carretera oeste. Con el
recuerdo del árbol de la
despensa en el primer plano de
su mente, Connie se alegró de
estar conduciendo en la


dirección opuesta, hacia la

granja de McNulty.
Fue fácil encontrar el desvío
del camino hacia el
campamento. Se dirigían a un
área de picnic que Norm había
marcado en el mapa. En el
papel, no parecía más que un
parche oblongo despejado en
el borde del bosque a orillas
del Silverthread. Sin embargo,
tenía un ícono para el agua
dulce.
Ella lo encontró fácilmente. Si
hubiera estado ocupado,
podría haber albergado tal vez


una docena de pequeñas

caravanas. Para su deleite,
tenían todo el lugar para ellas
a pesar del receso escolar, tal
vez porque había un lugar más
agradable a varias millas de la
carretera con duchas y un
restaurante.
Sin embargo, esto estaría bien.
Su nuevo hogar consistía en
varias mesas de picnic y un
espacio de estacionamiento
cubierto de hierba con una
suave pendiente hacia el río. El
ícono de agua dulce resultó ser
una plataforma de lavado con


un grifo de agua fría

solamente, pero eso fue más
que suficiente para sus
necesidades. Al otro lado del
río, el bosque se volvió más
denso y se arrastraba por las
laderas para dominar el
horizonte con una corona
puntiaguda de abeto oscuro.
La corona puntiaguda de
árboles atravesó un cielo
violeta que contenía el primer
destello de las estrellas de la
tarde.
Estacionaron a Wilma lo más
cerca posible del agua. El aire


estaba limpio y fresco y

comenzaba a enfriarse
rápidamente. El río murmuró
en voz baja, como si se
asentara por la noche. Connie
estaba decidida a que Amy
experimentaría su primer baño
en el agua fresca y clara a la
mañana siguiente.
La cena fue sopa enlatada con
los panecillos que había
comprado en la tienda de
Norm. Fácil de preparar y
limpiar. Cuando terminaron, ni
siquiera eran las ocho en punto
y todavía había una delgada


cinta de luz rosa colgada en la

cresta de la montaña. Pero ya
Amy estaba bostezando.
"Está bien, estropajo". Connie
arrugó los rizos de su sobrina.
"¿Qué tal si nos preparamos
para la cama y leemos un poco
hasta que queramos dormir?"
Amy miró a su alrededor, un
poco asustada por el bosque
que estaba a su alrededor
cuando cayó la noche.
"Estamos a salvo aquí, ¿no?"
“Totalmente seguras. Esto es
acampar a la manera
americana, Amy. Se aseguró de


que no hubiera basura tirada

para atraer a los osos, pero no
compartió esa información con
Amy. Al menos no por el
momento. Esta fue una
operación delicada. Día a día,
dejaría que su conocimiento y
amor por el aire libre se
desarrollara y, con suerte, lo
inculcara en su sobrina.
Se tumbaron una al lado de la
otra en sus pequeñas camas
leyendo con una linterna y
escuchando el ruido suave del
Silverthread. Pronto, los
sonidos de la respiración de


Amy cambiaron cuando se

durmió. Connie tomó
suavemente el libro de sus
manos, colocó las mantas a su
alrededor y apagó la luz.
Algún tiempo después,
profundamente dormida, sus
sueños comenzaron.
El suave murmullo del río se
transformó en el resoplido de
un tren de vapor que llegaba a
una estación. Connie y Amy se
pararon en la plataforma. Iban
de viaje pero Connie no sabía
dónde. En su sueño, el vapor
del tren las envolvió y Amy


desapareció de la vista. Una

punzada de pánico se alojó en
el pecho de Connie. Luego vino
el grito, un grito metálico
agudo, y estaba buscando
desesperadamente a Amy,
hasta que se dio cuenta de que
el grito provenía de los frenos
del tren y no de la niña. Los
chillidos se detuvieron y
Connie se relajó. Poco a poco,
el vapor se disipó y Amy estaba
de pie a su lado donde siempre
había estado y todo volvió a la
normalidad. Sus ojos se
abrieron con alivio cuando la


luz lechosa del amanecer se

deslizó bajo las cortinas de
algodón.
Connie extendió la mano para
rascar los rizos despeinados de
Amy, "Buenas", cabeza
adormilada ", dijo, antes de
quitarse las sábanas. Estaba
llena de energía y lista para
enfrentar un nuevo día. Se
puso de rodillas y abrió la
puerta lateral, mientras que
Amy se levantaba lentamente
de su propia cama.
Connie salió al exterior,
sintiendo la alegría de colocar


sus pies descalzos sobre la

hierba húmeda. El cielo
brillaba lentamente a un azul
intenso. Los pájaros volaban a
través de él, cantando en voz
alta en el nuevo día. El bosque
arrojó un millón de tonos de
verde, todos vibrantes y
rebotando en sus ojos y
llenándola de placer. Respiró
hondo y estiró todas las células
de su cuerpo al aire fresco de
la mañana. Te amo, planeta
Tierra. YO-
"Necesito orinar." El gemido
de Amy vino detrás de ella.


Salió de la furgoneta y se
estremeció, buscando las
instalaciones inexistentes.
"Bueno. El último en llegar al
río es una barriga maloliente.
Connie agarró algunas toallas y
se fue al borde del agua.
"¿Vas a orinar en el río?" Amy
preguntó con cara de asombro
y escalofrío.
"Puedes apostarlo." Connie
dejó caer su ropa de dormir y
se metió al agua, decidida a
reprimir un chirrido. Hacía
muchísimo frío. Si Amy
pensaba que el agua estaba


fría, pasaría dentro de la

camioneta hasta que su vejiga
explotara antes de venir al río
y hacer pis. De mala gana, Amy
la siguió por la ladera de hierba
hasta la orilla del agua, sin
parecer impresionada.
"¿Emily hace pipí en el río?"
ella preguntó.
"Si está acampando a millas de
distancia de su casa, sí, lo
hace".
Amy arrojó sus propias pijamas
en el banco junto a los de
Connie y avanzó lentamente
por el pasto hacia el agua.


"Vamos, es genial". Connie

chapoteó un poco y se agachó
hasta la barbilla en un
chapuzón rápido y chirriante
para demostrarle a una
sospechosa Amy, lo divertido
que era.
Amy no se dejó engañar. Ella
sumergió un dedo del pie en el
agua y miró a su tía
acusadoramente. "¡Está
helado!" Luego chilló cuando
Connie la atacó
juguetonamente con un toque
de agua .
“Vamos, Amy. Entra."


Aun así, Amy estaba

temblando y Connie temía que
el ímpetu se le estuviera
escapando. Nunca la llevaría al
río a este ritmo.
"Hola, rata de agua". Marie
Garoul cruzó el área de picnic
como si fuera suya.
Connie tuvo que mirar dos
veces. Y tal vez dejarla a Marie
mirar un poco más de lo
necesario en ella.. ¿Qué
demonios estaba haciendo ella
aquí?
"¡Marie!" Amy volvió a llamar
alegremente, sin preocuparse


en lo más mínimo porque

estaba temblando en el borde
de un río tan desnuda como el
día en que nació.
"¿Vas a nadar tan temprano en
la mañana?" Marie preguntó
alegremente.
"No puedo nadar,
¿recuerdas?" La cara de Amy
se cayó.
Connie observó cómo se
desarrollaba la conversación,
hasta el cuello en agua helada,
preocupada
desesperadamente porque
ella también estaba tan


desnuda como el día en que

nació.
"Bueno, comencemos la
lección número uno ahora, ¿de
acuerdo?" Y sin más
preámbulos, Marie Garoul se
quitó las zapatillas y se quitó
los jeans y la camiseta. Le
tendió la mano a Amy y juntas
se alejaron lentamente de la
orilla hacia el río.
El agua del río se metió en la
boca abierta de Connie. Se
tragó un poco y comenzó a
ahogarse. Marie Garoul tenía
un cuerpo magnífico. Su


musculatura bronceada y sus

largas y delgadas lineas eran
hermosas. Connie quedó
atrapada entre un ataque de
tos y una punzada de lujuria
incontenible, y la mirada que
Marie le dirigió, llena de risas
silenciosas, la hizo sonrojar,
una extraña sensación en el
agua helada. Marie rió. Era
hermosa cuando sonreía, y de
repente Connie se dio cuenta
de que lo había sabido todo el
tiempo pero que lo había
estado ignorando.


"Y buenos días a usted, Srta.

Fortune", dijo Marie, poniendo
énfasis en "Srta."
"Hola." Mierda. Ella no podría
alcanzar su toalla sin salir
completamente del agua.
Delante de Marie. "Va a ser un
buen día", agregó, tratando de
no sonar incómoda.
"Ya lo es". Marie guiñó un ojo
cuando Amy felizmente la
siguió al agua, jadeando en
estado de shock pero
continuando, paso a paso con
su héroe. Se detuvieron
cuando Amy estaba a la altura


de la cintura. Entonces Marie

le dijo que se salpique agua en
el torso así. Y sumérgete hasta
la barbilla así. Y mueve los
brazos en círculos a través del
agua. Amy siguió todas las
instrucciones sin quejarse.
"Bueno. Nadar se trata de
sentirse cómodo en el agua ".
Marie agarró a Amy por la
cintura. "Esperaré, ¿de
acuerdo? Créeme."
"Está bien", dijo Amy, sonando
un poco preocupada.
"¿Lista?"
"Si."


"Aquí vamos. Levanta los pies

del fondo y estírese. Siente
cómo reacciona tu cuerpo. Hay
un pequeño momento en el
que el agua quiere abrazarte
tanto como yo. ¿Lo sientes?"
"Lo hago. Lo siento." Amy
sonrió y asintió con
entusiasmo.
“Tienes que aprender a confiar
en el agua. Y la única persona
que te impide hacer eso eres
tú. El agua quiere sostener tu
cuerpo. Tu cuerpo quiere ser
sostenido. Los dos pueden
trabajar juntos. Es tu mente la


que te traiciona y te hace

olvidar eso. Así que aprende a
confiar en el agua y en cómo se
siente tu cuerpo ".
"Bueno."
"Y no te preocupes si no lo
consigues en la primera vez. Si
lleva un tiempo, está bien ".
Connie se deslizó hacia un
lado, insegura de su lugar en
todo esto. No era así como
había imaginado la primera
clase de natación de Amy,
aunque tenía que admitir que
disfrutaba de ver a Marie
desnuda. Ella llamó la atención


de Marie. Su mirada era suave,

divertida y cálida, incluso.
Marie alzó las cejas, buscando
tardíamente permiso para la
improvisada lección. Connie se
encogió de hombros y observó
a Amy moverse, siguiendo las
instrucciones de Marie y
lentamente ganando confianza
a un ritmo que Connie sabía
que nunca podría inculcar.
"¿Está bien si orino ahora?"
Amy preguntó con timidez, de
nuevo en pie. "Tía Connie dice
que está bien orinar en el río".


Marie rio. "Ve río abajo y

mantente alejada de mí". Ella
señaló a unos metros de
distancia. Amy se alejó y Marie
se volvió hacia Connie. "¿Es
seguro acercarme o estoy
interrumpiendo tu cuarto de
baño?"
"Ja, ja", dijo Connie, pero ella
sonrió.
Marie caminó hacia ella,
hundida hasta la cintura, y ya
no era gracioso. Más bien, fue
emocionante y vergonzoso, y
Connie apartó los ojos de los
senos firmes, redondos y de


punta oscura y se interesó

increíblemente por los árboles
en la orilla opuesta.
Marie llegó hasta ella. Se
quedó mirando confundida el
río que le rodeaba las caderas
y le salpicaba el ombligo.
"Pensé que era más profundo
por aquí". Ella frunció el ceño y
avanzó hacia donde Connie, se
agachó, casi haciendo una
genuflexión, ocultando la
mayor parte de su cuerpo bajo
el agua.
Sintiéndose muy tonta, Connie
apretó los dientes y se puso de


pie con los pechos desnudos

junto a Marie, cuyos labios se
torcieron en una sonrisa, y
Connie supo que la habían
engañado.
"Me estoy congelando. Voy a
salir ". Sus palabras sonaban
mal, pero a ella no le
importaba. Marie Garoul se
puso nerviosa. "Amy", llamó.
"Tiempo para secarse y
desayunar".
"Pero hay peces por aquí. Un
montón de pececitos
diminutos. Amy quedó
paralizada por este nuevo


mundo bajo la superficie del

agua. Ahora que había perdido
su miedo inicial al río, era
reacia a abandonarlo. "¿Son
bebés?"
"No estoy segura, déjame ...
¡Ack!" El pie de Connie se
resbaló y se hundió. Un fuerte
agarre en la parte superior de
su brazo la levantó casi de
inmediato, solo para
presenciar el grito de risa de
Amy ante su percance.
"La tercera es la vencida",
murmuró Marie. "Todo lo que
parezco hacer es sacarte del


río". Dirigió su atención a Amy.

“Esos son los alevines, Amy.
Eventualmente crecerán más
de 30cm de largo. Los adultos
tienen una cresta ósea en la
mandíbula inferior. Por eso se
llaman chiselmouths ".
Comenzó a caminar hacia la
orilla, dejando a Connie
tambaleándose por el
equilibrio. "Vamos, escuchaste
a tu tía, vamos a desayunar".
¿Se acaba de invitar a sí misma
para otra comida? Connie
chapoteó detrás de ella de
manera desgarbada, con el


ceño fruncido. ¿Por qué

siempre se sentía
desequilibrada cuando Marie
estaba cerca? Connie se
consideraba una persona
alegre, incluso encantadora. A
la gente le gustaba hablar con
ella, y la personalidad y las
buenas habilidades de
comunicación eran parte de su
trabajo. Sin embargo, Marie
sacaba infaliblemente su
grosería y desconfianza. Había
una lucha de poder entre ellas,
una que fue profunda, y ella no
quería ceder ni un centímetro


en esta lucha. Instintivamente,

ella sabía que no podía
permitírselo.
Ella miró ceñuda la espalda
ancha de Marie, salpicada de
gotas de agua, su largo cabello
oscuro, húmedo en los
extremos hasta la cola, pegado
a sus hombros. Se encontró
hipnotizada por una peca y,
más abajo, una pequeña marca
de nacimiento en forma de hoz
en la llamarada de su cadera.
Quería extender la mano y
tocarlo, y lamer el agua que
goteaba por la columna de


Marie. Y, simultáneamente,
Connie se dio cuenta de que
podía hacer estas cosas. Marie
la dejaría, le daría la
bienvenida. Y por razones que
apenas podía entender, eso la
hizo enojar aún más ante la
deliciosamente espalda
húmeda.
Connie agarró la toalla que
había dejado en la arena y,
después de un rápido masaje,
estaba a punto de ofrecérsela
a Marie. Pero Marie se había
puesto la ropa sobre el cuerpo
empapado y parecía no verse


afectada por el frío de la

mañana. Se acercó a la
furgoneta, dejando a Connie y
Amy para vestirse en privado.
Por el rabillo del ojo, Connie
vio a Marie pasearse por la
parte delantera de Wilma y
luego detenerse
abruptamente. Todo su cuerpo
se tensó, como una presa
detectora de depredadores.
Connie se envolvió con su
toalla y se acercó para ver qué
había causado tal reacción.
Marie se había movido al otro
lado de la camioneta y estaba


pateando la tierra, con el ceño

fruncido en su rostro.
"¿Qué pasa?" Preguntó
Connie, mirando para ver qué
estaba raspando Marie con la
suela de su zapatilla. Entonces
vio el daño a Wilma. "Oh."
Wilma tenía un rasguño en
todo el lado del pasajero.
Comenzó detrás de la puerta
principal y terminó cerca de las
luces traseras.
"Mierda." Frunció el ceño,
tratando de recordar si se
había golpeado contra algún
árbol al entrar, pero la ruta


hasta el área de picnic había

sido bien mantenida, con la
vegetación podada. Claro,
había muchos pequeños cortes
y rasguños en toda la pintura
de Wilma porque Connie
arrastró a la pobre camioneta a
todo tipo de lugares para
trabajar. Pero este rasguño fue
profundo y parejo, y parecía
que se había hecho
deliberadamente.
"Hombre, Wilma y yo no
podemos seguir con esto",
dijo, mirando el rasguño.
"Alguien me debe odiar en Lost


Creek". Pero incluso para sus

propios oídos sonaba ridículo.
No había habido vándalos
culpables. De hecho, a pesar
de todas las protestas de
Norm, nunca había visto a un
gamberro de Cavehill
merodeando por Lost Creek.
Sus hombros cayeron. Pobre
Wilma. Esta era la segunda vez
que había metido en
problemas a la pequeña
furgoneta.
"¿A que le estabas pateando?"
Miró hacia el suelo y los pies de
Marie.


"Hormigas".
"¿Hormigas?" Ella miró hacia
abajo incrédula. “¿Qué te
hicieron las hormigas? Es cruel
aplastar a pequeñas cosas
como esas ".
"Mira." Marie habló
bruscamente, obviamente
pensando en el movimiento de
tierra. "¿Por qué tú y Amy no
se visten y todos vamos a mi
casa a desayunar?"
"¿Qué?" Connie agarró su
toalla con más fuerza y estaba
a punto de quejarse por el


secuestro de su mañana
cuando Marie se apresuró.
"Es solo que los niños están
aquí para el receso escolar y
realmente me gustaría que
Amy los conociera".
En ese momento, Amy rodeó la
furgoneta, envuelta en su
toalla, con los dientes
castañeteando. ¿Puedo, tía
Connie? ¿Puedo ir a ver a
Leone y Jori?
Connie estaba muda de
sorpresa de que Amy
recordara sus nombres.


"Y Jori está tan emocionado

que quiere mostrarte dónde
encontró el cucú". Marie dio el
golpe asesino. Fue una gran
concesión. Connie podía sentir
la resistencia exudarse de ella.
Ella ya no estaba sincronizada
con su día. Marie acaparó la
introducción de Amy a la
natación en el río, el daño a la
camioneta, las hormigas
aplastadas, ahora el desayuno
en Little Dip. Nada tiene
sentido. Algo estaba
sucediendo debajo de su nariz,
y si se estabilizaba y seguía la


corriente, podría ver las cosas

tal como eran.
"Bueno, está bien." A
propósito, relajó los hombros e
intentó ser cortés . "Vamos a
pasar por Little Dip. Gracias
por la invitación."
Marie sonrió y Connie juró que
estaba aliviada. Amy se metió
en la camioneta y comenzó a
vestirse. Connie estaba a
punto de seguirla, pero vaciló.
"¿Cómo has llegado hasta
aquí?" ella preguntó. "¿Y cómo
sabías dónde estábamos?"


“Estaba caminando y vi la
camioneta. El color se
distingue a leguas".
Connie aceptó esto, ya que no
había razón para no hacerlo,
pero aún sospechaba. Marie
tenía la costumbre de aparecer
en los momentos más
interesantes. Una parte de ella
lo disfrutaba, pero otra parte
se preguntaba si de alguna
manera estaba jugando de
nuevo. "¿Eso significa que
necesitas un aventón?"
preguntó ella, guardando sus


otros pensamientos para sí

misma.
"Gracias. Eso sería
encantador." Marie sonrió y
Connie sintió que había sido
superada en astucia de nuevo.
Esto se estaba convirtiendo en
un juego de ajedrez, donde se
sentía más como uno de los
peones que como un jugador
real.
"Bueno. Danos algunos
minutos para prepararnos. Ella
entró a cambiarse, y unos
minutos después, todos
estaban en la camioneta, Amy


en la parte de atrás y Marie

ocupando una cantidad
excesiva de espacio en el
asiento del pasajero de la
pequeña cabina. Connie
cambió a primera marcha. Fue
incómodo y lento, pero se las
arregló para convertir a Wilma
de tal manera que no
atropellara las huellas de su
llegada anoche. Ella quería ver
por si misma el suelo alrededor
de su camioneta. Marie
observó sus torpes intentos de
cambio con recelo. Una vez
que estuvo más adelante,


Connie fingió mirar su espejo

lateral.
"Un momento, basura." Saltó
de su asiento y salió por la
puerta antes de darle a Marie
la oportunidad de registrar lo
que estaba haciendo. Ella sacó
un pañuelo de su bolsillo y
fingió levantarlo del suelo,
mientras exploraba el área que
Marie había estado barriendo
deliberadamente.
Lo que sea que estaba
escondiendo, lo había hecho
con éxito. Hormigas, mi
trasero. Y entonces ella lo vio.


O parte de eso. Una gran

huella de pata, o más bien la
parte de atrás, el talón. Pero
era enorme y lo que sea que lo
haya hecho se había quedado
junto a su camioneta. Sus
dedos picaban por agarrar su
cámara. Al mismo tiempo, un
escalofrío le recorrió la
espalda.
Pensó en su sueño y en el
chirrido del tren que entraba
en la estación. El chillido había
sido el rasguño del costado de
su camioneta que se infiltraba


en su agitado sueño, estaba

segura.
"¿Qué es?" Marie estaba a su
lado, demasiado cerca para
sentirse cómoda. ¿No había
oído hablar la mujer del
espacio personal?
Connie parpadeó. La
desconfianza la inundó. Ella
era hábil con eso. "Una
servilleta." Lo sostuvo como
evidencia, pero pudo ver que
Marie no fue engañada por su
acto. Connie se volvió, incapaz
de mirarla a los ojos.


Marie la tomó de su brazo pero

terminó sosteniendo su mano.
"Hablaremos", dijo. "Lo
prometo."
Connie no respondió. En
cambio, caminó de regreso a
su caravana y agarró su
cámara. Volviéndose, vio a
Marie limpiando las últimas
marcas en la tierra. Le dirigió a
Connie una mirada audaz y de
rostro duro, luego se dirigió
hacia la puerta del pasajero.
"¿Olvidamos algo?" Amy salió
del asiento trasero. Connie


volvió a meter la cámara en su

bolso y miró a Marie.
"Solo basura, cariño", dijo
Connie con falso brillo. "No
queremos dejar un desastre
atrás, ¿verdad?" Pero alguien
ya lo había hecho, y habría un
infierno que pagar si Marie no
le daba ninguna respuesta.



Capítulo Trece

Conducir hasta Little Dip se
sintió extraño. Si no fuera por
el cucú, y su compromiso de
traer ese contrato a casa,
Connie habría mandado a
Marie a tomar por culo en el
área de picnic. Pero explicarle
a Northwest Wildlife Quarterly
por segunda vez cómo se había
equivocado sería demasiado
vergonzoso. Además, ella
necesitaba el dinero. Las cosas
estaban un poco apretadas.


Marie la dirigió a la pista

principal que las llevó
directamente al complejo y a
un área de grava donde
estaban estacionados varios
camiones y automóviles.
Connie reconoció al Wagoneer
escondido en un rincón. Se
detuvo junto a él y apagó el
motor.
"Pasaremos por Sylvie de
camino a mi casa. Sé que ella
estará feliz de verte ". Marie lo
disfrazó como una solicitud,
pero en realidad era una
orden, y Connie lo sabía.


Tenían que consultar primero

con la matriarca. Además de
las instrucciones, esta fue la
primera vez que hablaron en el
viaje de diecisiete millas. Había
sido un viaje incómodo
aliviado solo por Amy
cantando junto a la radio, de
señal chirriante y todo.
"Por supuesto. Por qué no."
Connie estaba más allá de
preocuparse por lo que esta
extraña familia estaba
haciendo, aunque le gustaría
obtener algunas respuestas
sobre que demonios había


estado cerca de la camioneta.

Y quería asegurarse de que
esta vez, podría buscar su
cucú.
Una reunión con Sylvie
siempre sería inevitable, por lo
que bien podría terminarlo
más pronto que tarde. Su
intención era salir de esta
visita con una foto de este
maldito cucú de pico amarillo
de una vez por todas. Todo lo
que necesitaba era que alguien
la señalara en la dirección
general del ave y estaría bien.
Luego, el resto de su estadía en


Lost Creek podría ocuparse de

Roy y su obsesión con el
Sasquatch. Ese sería el bono.
Ese fue un artículo que sus
tripas le dijeron que podía
vender por algo de dinero real.
Si manejaba bien las cosas, se
alejaría de estas vacaciones
con dos cheques de pago.
"Hola mamá." Leone y Jori
corrieron a saludarlos y se
detuvieron en seco cuando
Amy salió cautelosamente de
la parte trasera de la
camioneta.


“Hola, ustedes dos, esta es

Amy. Ella es la sobrina de
Connie y está pasando el rato
en Wallowas para el receso
escolar ", dijo Marie. "Saluden
a Connie".
"Hola, Srta. Fortune", ambos
rimaban obedientemente. Jori
le dedicó una sonrisa tímida.
Marie continuó las
presentaciones: “Y, Amy, estos
dos reprobados son Leone y
Jori. Después del desayuno, te
mostrarán los alrededores si
quieres. Tienen alrededor de
quince primos que se


quedarán con ellos este fin de

semana, por lo que el lugar
será un manicomio ".
Leone no pudo apartar su
mirada del cabello de Amy. Su
mirada parpadeó entre Connie
y el exuberante frizz rubio de
Amy.
"Me gusta tu cabello",
finalmente le espetó a Amy.
Luego se sonrojó,
comprobando furtivamente
con su madre para asegurarse
de que no había sido grosera.
"Gracias", respondió Amy
cortésmente, aparentemente


un poco abrumada por la

atención de la chica más alta.
"¿Quieres ver mi canoa?"
Leone preguntó.
"¿Tienes una canoa?" Amy
estaba muerta de curiosidad.
Leone asintió ansiosamente.
"Tenemos un montón, pero la
mía es la más grande y es
amarilla. Mamá me la
construyó el verano pasado.
Vamos a verla."
Amy miró a Connie para
pedirle permiso, y Connie
señaló la gran cabaña que se
encontraba en el centro de


donde estaban paradas. “Diez

minutos, ¿de acuerdo? Estaré
allí visitando a la abuela de
Leone ".
Leone agarró a Amy de la
mano y tiró de ella. "También
tenemos una balsa. Y una casa
en el árbol y una cueva.
"Guau." Y luego quedaron
fuera del alcance del oído
cuando se dirigieron al arroyo.
"¿Construiste una canoa?" La
pregunta de Connie salió antes
de recordar que no quería
entablar una pequeña
conversación. "Leone sabe que


no debe sacar a Amy en esa

cosa, ¿verdad?"
"Ella lo sabe, y difícilmente se
va a hundir porque yo la
construí". Marie se dio la
vuelta murmurando
sombríamente, "Aunque
pensándolo bien, podría, si tú
te metes en ella". Se dirigió a la
cabaña de Sylvie con pasos
largos y decididos, como si
quisiera terminar con esta
reunión.
Mientras subían los escalones
del porche, la puerta principal
se abrió y la matriarca del clan


pequeña y canosa se paró

delante de ellas. Su leve
inclinación y sus delgados
hombros desmentían la firme
determinación en sus ojos
negros como el carbón. Sin
embargo, fuera de su abrigo
pesado, parecía más delgada
de lo que Connie recordaba.
"¡Connie! Qué sorpresa tan
encantadora. Y tan temprano
en el día. Le lanzó a Marie una
mirada vacilante e inquisitiva y
luego toda su atención volvió a
Connie. "¿Quizás has estado en
el río otra vez?"


Ambas Connie y Marie

comenzaron con un giro
irónico en sus labios, Sylvie
extendió la mano y
desenganchó una astilla de
algas de los rizos húmedos de
Connie. "No es una suposición
descabellada".
Connie fulminó con la mirada a
Marie y se pasó los dedos por
el pelo para desalojar
cualquier otro residuo alojado
allí.
"No me di cuenta", dijo Marie
a la defensiva.


"Al menos dime que has

alimentado a nuestro
invitado", Sylvie hizo un gesto
a su hija.
"Nos dirigíamos a mi casa para
el desayuno", dijo Marie,
demasiado rápido.
Sylvie agarró a Connie por el
codo, un gesto amistoso con
un pellizco bastante
incómodo. "Disparates. Tengo
café en la estufa y un lote de
panqueques preparado para la
plancha. ¿Comes tocino,
Connie? Tantos jóvenes se han
vuelto vegetarianos en estos


días ". Ella suspiró

profundamente, las elecciones
dietéticas de la próxima
generación eran una carga
obvia para ella. "Es una
tendencia alarmante. ¿Cómo
demonios esperan obtener su
proteína?
Connie fue maniobrada
hábilmente por la puerta antes
de que pudiera responder sí o
no al café, a los panqueques o
a las tendencias dietéticas
modernas. Marie las siguió
detrás, claramente no del todo
satisfecha con el giro de los


acontecimientos, lo que hizo

que Connie decidiera dejar que
Sylvie se saliera con la suya.
"Sangre por sangre, es lo que
siempre digo". Sylvie continuó
su lamento.
"Creo que eso tiene más que
ver con los lazos familiares que
con la nutrición", respondió
Connie, un poco
desconcertada. Ella conocía a
Sylvie lo suficientemente bien
como para sentir un motivo
oculto detrás de la
conversación espuria.


George Brookman estaba

sentado a la mesa de la cocina,
con una taza de café y un plato
vacío frente a él.
"¿Connie?" Parecía tan
sorprendido de verla como ella
de verlo, y tan encantado.
Una bocanada de ira detrás de
ella le dijo que Marie no estaba
tan feliz. Se preguntó cuál era
el problema de Marie con él, y
le dio la bienvenida en
consecuencia dándole un
abrazo amistoso, consciente
de que Marie se había
endurecido por el contacto


cercano. Me alegro de verte de

nuevo, George.
Sylvie comenzó a romper
huevos y agregar tocino a la
plancha. “Qué sorpresa tan
inesperada. Dos visitantes en
una mañana. Sonaba alegre
ante la casualidad. Marie
frunció el ceño y se dejó caer
en un asiento en el extremo
opuesto de la mesa. Tan
pronto como se hubo
acomodado, Sylvie volvió a
ponerse de pie.


“Marie, sírvele jugo a todos,

por favor. Hay algunos recién
exprimidos en el refrigerador".
Sylvie miró por la ventana de la
cocina, que daba una buena
vista del río y su muelle. "Veo
que has traído a tu sobrina.
Encantador —dijo ella, un poco
distraída. “Ella y Leone
parecen llevarse bien y en tan
poco tiempo. Que agradable."
Connie se puso de pie con ella
y observó a Amy y Leone correr
a lo largo de las aguas poco
profundas del río, lanzando
grandes y deslumbrantes


salpicaduras de agua en el aire.

Nunca había visto a Amy tan
animada. Estaba descalza y
aullaba de risa, cualquier
temor o duda sobre el río se le
había olvidado para siempre.
Este viaje ya era un éxito.
Connie sonrió ampliamente,
imaginando las cosas que
tendría que informar a Fliss
cuando regresaran.
George habló, tirando de ella
hacia la mesa. "¿Has venido a
visitar el estudio?" Había un
rastro de inquietud en sus
palabras.


"Oh no. Lo habría arreglado

contigo de antemano —le
aseguró ella. George
Brookman tendría un horario
preciso y plazos ajustados.
Nunca presumiría llegar sin
una invitación. “Créeme, esta
es una visita completamente
improvisada. Me topé con
Marie antes.
"Encontré a Connie y Amy
acampando en la parte de
atrás de la casa de McNulty",
dijo Marie. "En esa vieja
parada de picnic".


¿Cerca de los potreros

traseros? George preguntó.
Sus cejas se alzaron. "¿Cómo
encontraste ese lugar?" Se giró
hacia Connie.
"Norman Johnston lo
seleccionó en el mapa para
mí", respondió ella, un poco
perturbada por ser el foco
repentino de los tres.
Marie frunció el ceño
sombríamente, George hizo
una mueca, mientras Sylvie los
miraba a todos con una
intención ansiosa, casi
fantasmagórica.


"Um. Le dije que tenía que ser

libre y realmente tranquilo.
Quiero que Amy disfrute de
sus primeras vacaciones en
camping ".
"Norman Johnston es un
cabeza de chorlito", dijo
George con desdén. "Ese lugar
no es seguro en absoluto".
La vehemencia de George la
tomó por sorpresa. "¿Oh?"
"Maldita sea, si eso es
tranquilo. Nadie va allí desde
los ataques de osos”, continuó,
sin darse cuenta de la mirada


dura que Marie le dirigió desde

el otro lado de la mesa.
"¿Osos?"
Así que Marie había estado
limpiando huellas de osos. Ella
debió haberle dicho. Los osos
no la habrían alarmado. Osos
era con los que ella podía
lidiar. "¿La gente dice que los
osos atacaron los caballos de
McNulty?" Esta historia se
estaba volviendo cada vez más
extraña. Osos, vándalos y
Sasquatches. Lo siguiente
serían los ovnis. Estas personas
creerían cualquier cosa.


Nadie dijo nada.

"Norm culpa a una pandilla de
niños de Cavehill por disparar
al lugar y asustar a los
caballos", agregó Connie,
obligada a defenderlo. Cabeza
de chorlito o no, de ninguna
manera las enviaría a ella y a
Amy al peligro. ¿No había
abogado para que vayan al
maldito Holiday Inn todo el
tiempo?
"Los chicos no comen carne de
caballo cruda", dijo George
definitivamente.


"Aparentemente, todos son

vegetarianos", murmuró
Connie, mirando como George
finalmente notó la mirada
fulminante de Marie, y se
quedó callado.
Todo fue muy peculiar e
incómodo. Connie miró
alrededor de la mesa,
observando las diferentes
posturas. George estaba
jugueteando con el vaso.
Marie tenía una cara de
histeria, y Sylvie movía la masa
de panqueques
pensativamente, siguiendo


con su mirada enigmática de

un lado a otro entre George y
Marie. Levantó la vista y miró a
Connie. Algo se movió en las
profundidades de sus iris
oscuros.
Un destello de brujería. Una
idea que trajo un hoyuelo
rápido a su mejilla antes de
que volviera a caer en una
línea impecable. Connie no se
había dado cuenta de que
Sylvie tenía hoyuelos.
Los muestra las veces que me
sonríe. O a cualquiera, de
verdad.


"Connie", dijo Sylvie. Un picor

hormigueó a lo largo de la nuca
del cuello de Connie. "Creo que
tú y tu querida sobrina
deberían quedarse aquí en
Little Dip".
Marie en realidad se
estremeció. Connie lo vio por
el rabillo del ojo. La mujer se
estremeció. ¿La idea de estar
cerca de ella era tan
desagradable? ¿Después de los
pequeños momentos cargados
que habían compartido entre
sus tramos de irritación la una
con la otra?


"Tenemos varias de las

cabañas más pequeñas sin usar
en este momento", continuó
Sylvie. "Las más grandes han
sido ocupadas por grupos
familiares", explicó.
"¿Oh?" Connie estaba
desconcertada. Esto no era lo
que ella esperaba. "Pero ..."
¿Pero qué? Ella no tenía un
"pero".
"Te daría la oportunidad que
necesitas para encontrar tu
pajarito". Sylvie estaba
consolidando su decisión. Se
giró hacia la ventana. "Y tu


sobrina ... Amy, ¿no? Se

divertiría mucho con los otros
niños mientras trabajas ".
Connie ya estaba delante de
ella. Todos los aspectos
positivos pasaron por su
mente en un instante. Tendría
acceso a su cucú y a todo el
valle. Podría tomar varias
fotografías de este lado que
limita con el parque nacional y
que podrían ser útiles más
tarde para su artículo de Pie
grande. La tercera bendición
fue la vida salvaje en este valle.
El lugar abundaba. La


fotografía del águila

pescadora sola había logrado
hacerla sobrevivir un invierno
con soporte económico.
Ahora, podría tomar toneladas
de fotos y bocetos, lo
suficiente como para darle una
referencia de trabajo para los
próximos años.
Y lo mejor de todo, Amy
tendría amigos de su edad para
jugar. De acuerdo, pequeños
amigos y feroces ratas de agua,
pero por una vez, Amy podría
ser una feroz rata de agua
también, antes de regresar a


Seattle y su vida protegida en

la ciudad. Ciertamente le
darían a Amy algunos
recuerdos.
De todos modos, Sylvie le
debía algo por robar sus botes
de película, y tal vez esta era su
forma de compensarlo.
"Um". Ella jugó por un
momento. ¿Sería gratis? Este
lugar parece caro. Es mejor
que sea una buena oferta para
compensar.
Marie la miraba fijamente. La
luz del sol que brillaba a través
de las ventanas de la cocina


arrojó su rostro en un relieve

de sombras y planos dorados.
Tenía un brillo salvaje en los
ojos. Una locura y un hambre
que pusieron nerviosa a
Connie, y luego el brillo fue
tragado por nubes y sombras
cambiantes, y Connie se sintió
tonta cuando se quedó sola
con sus imaginaciones.
"Di que sí", dijo Marie. Su tono
era sensato y práctico. "Tiene
sentido." Y como si hubiera
leído la mente de Connie,
agregó: "Serías nuestra
invitada, por supuesto".


"Gran idea", acordó George,

aunque parecía más apurado
por apaciguar a Sylvie que
darle la bienvenida a Connie.
"De esa manera, puedes venir
al estudio en cualquier
momento".
Ella sabía que esto era un
compromiso por su descuido
más temprano al hablar sobre
los osos.
"¿Cómo puedo rechazar una
oferta tan generosa?" Connie
respondió con adecuada
humildad y gracia. "Muchas
gracias, Sylvie".


"Oh, es un placer, cariño",

respondió Sylvie. "Será todo un
placer".

Amy estaba encantada con la
noticia cuando subió a toda
velocidad los escalones del
porche con Leone y Jori a
cuestas, y Sylvie estaba más
que feliz de interpretar a la
abuela cariñosa mientras
repartía panqueques, tocino y
jarabe de maple.
Amy comió como un caballo. A
su lado, Leone tomó su


segundo desayuno del día,

mientras Jori mordisqueaba un
panqueque. Era tímido y dulce,
y estaba más preocupado en
contarle a Connie todo sobre el
escondite de su árbol desde
donde espiaba al cucú que lo
que estaba comiendo. Las
chicas eran pequeñas
demonios, riendo y viendo
quién podía meterse más
comida en la boca, hasta que
Marie regañó a Leone por ser
desagradable. A Connie le
agradó enormemente ver a
Amy tan sana y feliz. Estaba a


un millón de millas de distancia

de la joven quisquillosa y
cautelosa que se quedaba en
casa. Los Wallowas realmente
la habían abierto en solo unos
días.
"¿Me mostrarás tu escondite,
Jori?" Connie preguntó. Él
asintió con entusiasmo.
Supuso que estaba
acostumbrado a estar a la
sombra de su hermana mayor
y más gregaria, y esta era su
oportunidad de brillar. Se
hinchó como un pequeño
gallo.


"Puedo mostrártelo ahora

mismo, si quieres".
“Más tarde, soldado. Primero
tengo que llevar a Connie y
Amy a su cabaña ”, dijo Marie,
revolviendo su cabello oscuro
sobre sus ojos. “Esto necesita
ser cortado. Creo que más
tarde deberás visitar al
barbero de Cave-hill ".
"Me encantaría que me
mostraras cuando estés listo,
Jori. ¿Está lejos de aquí?" Amy
preguntó.
"Cuando regresemos,
podemos ir todos juntos", dijo


Marie con firmeza, reforzando

su control sobre el evento. El
corazón de Connie se cayó.
Este fue el compromiso. Ella
debía ser vigilada durante toda
la visita.
Con el desayuno terminado,
Sylvie rechazó rotundamente
la oferta de ayuda de Connie
para limpiar la mesa o lavar los
platos. "También podrías ir y
acomodarte en tu cabaña",
dijo, volviéndose hacia el
lavabo. Sobre su hombro, le
dijo a Marie: "Llévalas a las
Green Shingles".


Marie vaciló. ¿Estaba

pensando en la cabaña de
Creek Cottage? Es más
central".
"No. Robért tiene planes para
esa. Algo sobre las tuberías de
agua. Sylvie era sutil pero
inamovible, y Marie lo
reconoció con tanta gracia
como pudo.
Connie sintió renuencia
cuando ella y Amy cruzaron el
complejo detrás de ellas hacia
los confines, donde la línea de
árboles se volvió invasiva y las


cabañas se dispersaban y se
aislaron más.
Green Shingles era una
pequeña cabaña revestida de
pinos con las tejas pintadas de
verde, según su apodo.
Consistía en una habitación
principal con una plataforma
para dormir sobre la cocina. El
baño estaba situado en un
pequeño anexo al que se
accede a través de la cocina.
Una estufa de leña, un sofá
acogedor y una pequeña mesa
para cenar completaron el
paquete. Era perfecto.


Connie y Amy tendrían que

compartir una cama, pero les
daba mucho más espacio que
meterse en Wilma juntas.
"Esto es genial", dijo Connie.
"Gracias."
"Se pronostica que las noches
serán más frías, por lo que
puedes encender la estufa si lo
deseas", dijo Marie. "Hay una
pila de madera atrás". Miró a
su alrededor un poco distraída,
mientras Amy, Leone y Jori
subían la escalera hasta la
plataforma de la cama.


"Es genial aquí, tía Connie",

dijo Amy. "Al igual que en una
casa del árbol".
"Casi puedes ver mi casa",
señaló Leone por la ventana
del ojo de buey que dejaba
entrar la luz en el área para
dormir. "¿Ves? Detrás de los
árboles, puedes ver la parte
superior de nuestro techo.
¡Somos vecinos!"
¿Era por eso que Marie había
estado tan malhumorada,
porque ahora eran vecinos?
No es que a Connie le
importara un comino . Ella


estaba aquí para trabajar, no

para pedir prestado azúcar.
"Me dirijo a Cavehill para unos
negocios bancarios", dijo
Marie. "Si me das una lista de
compras, traeré provisiones".
"No es necesario", respondió
Connie bruscamente. "Voy a
ver a Norm y me abasteceré
allí".
Se alegró al notar que a Marie
no le gustaba este plan. "Está
bien", admitió. "Jori, ven
conmigo, nos vamos a la
barbería. Leone, quédate cerca


del complejo y hazle saber a tu

abuela lo que estás haciendo ".
"¿Puede Amy quedarse y jugar
conmigo?" Leone llamó hacia
abajo.
"¿Puedo?" Amy clamó.
"Tienes que venir conmigo",
insistió Connie. "Prometiste
visitar a Emily esta mañana, y
tenemos que hacer algunas
compras".
"Oh. Bueno." Amy bajó
corriendo la escalera, un poco
decepcionada por tener que
abandonar su nueva casa de
juegos, pero se iluminó ante la


idea de ver a Emily. "No puedo

esperar para contarle sobre la
cabaña".
Leone la siguió por la escalera,
luciendo triste pero resignada
al no salirse con la suya, y
finalmente llegó Jori, subiendo
por la retaguardia.
"Te veré más tarde, entonces".
Marie llevó a sus hijos.
"Estaré cerca", respondió
Connie con la mayor
indiferencia posible. Tenía que
hacerlo, si Marie iba a dejar
que Jori le mostrara dónde
encontrar un cucú. Y en algún


momento, esperaba que Marie

le contara un poco más sobre
lo que podría estar sucediendo
en los bosques más allá de
Little Dip.



Capítulo Catorce

Norm odiaba la idea de la
cabaña. Él frunció el ceño. Él
suplicó. Sobornó. Él resopló. Él
concedió y arrojó una caja de
galletas gratis en su bolso de
compras.
Connie estaba agradecida de
haber tenido la gracia de
hacerlo mientras Amy y Emily
estaban en la biblioteca. Vivian
las había atraído con su nuevo
y colorido rincón de lectores
jóvenes, completo con
asientos bajos de color naranja


vibrante y una mesa de

plástico blanco. Connie se
preguntó cómo iba a
convencer a Amy de irse. Le
agradaba que, si bien tenía a
los niños Garoul para correr y
jugar, habría una Emily
tranquila y estudiosa para
equilibrar los otros intereses
de Amy.
Ella guardó sus compras en la
parte de atrás de Wilma y se
dirigió a la biblioteca. Un
nuevo camión Ford F-250
estaba estacionado afuera, y


ella se preguntó si Jefferson

estaba haciendo una visita.
No era la camioneta de
Jefferson y ella debería
haberse dado cuenta de que él
nunca hubiera podido
permitirse algo tan elegante.
Resultó ser de George. Él y
Dalia estaban en el escritorio
hablando con Vivian. Estaba
devolviendo una pila de libros
de tapa dura, mientras que
Dalia tenía uno para llevar.
"Me gustó especialmente El
Resplandor de Stephen King",
decía. “Ese tipo puede contar


una historia para morirse de

miedo. Tenía los pelos de
punta.
"Voy a recomendarte el último
de John Irving, El mundo según
Garp. Lo adoro ". Vivian
revolvió varios libros en un
carrito detrás de su escritorio.
Ella estaba en su entorno.
Connie aprobó su elección y
espió casualmente la selección
de Dalia, burlándose
interiormente de La historia de
Oliver.
"Hola, Connie". La brillante
bienvenida de Vivian atrajo la


atención de todos hacia ella.

George se enderezó y sonrió, y
un destello de reconocimiento
cruzaron los rasgos patricios
característicos de Dalia.
"Hola amigos." Ella saludó
alegremente, luego se volvió
hacia Vivian. "He venido para
tratar de sacar a mi sobrina".
"Las encontrarás allí abajo, en
el extremo derecho. Sigue el
silencio. Vivian señaló.
"¿Has leído a Stephen King?"
George preguntó, retrasándola
un poco. "Acabo de
descubrirlo".


"Si. Es espeluznantemente
entretenido, pero estoy de
acuerdo con Vivian sobre
Irving. Es muy peculiar.
Además, prueba también Toni
Morrison, Anaïs Nin y Erica
Jong. Son unos de los grandes
favoritos míos ". Le dio una
rápida mirada de reojo a Dalia
y, como era de esperar, los
nombres no significaban nada
para ella. A su izquierda, Vivian
asintió sabiamente.
"Acabo de descubrir a Jong
después de que la


mencionaras en una de tus

cartas", dijo.
"¿Estás buscando material de
lectura, Connie?" George
preguntó. Levantó su copia de
The Shining. "Acabo de
terminar esto. Me asustó
muchísimo.
"No estoy seguro de tener
tiempo para leer ahora que
puedo quedarme en Little Dip.
Aprovecharé al máximo la
oportunidad y trabajaré día y
noche ". Ella ya había leído el
libro, de todos modos.


"¿Te vas a quedar en Little

Dip?" Vivian estaba
sorprendida y un poco dudosa.
Si hubieran estado solos,
Connie estaba segura de que
obtendría otra conferencia
muy parecida a la que había
tenido en Johnston's.
"Durante unos pocos días. Lo
siento, no puedo quedarme y
hablar. Necesito volver pronto.
Miró hacia el pasillo donde
Amy estaba instalada. “Jori
prometió llevarme a su
escondite donde vio el cucú. Es


un buen comienzo como

cualquier otro ".
"Oh, puedo ayudarte con eso",
dijo George ansiosamente,
invitando a una mirada
molesta de Dalia que parecía
aburrida con toda la
conversación. Sigue el
Silverthread hacia el este.
Estás en un ascenso lento todo
el camino, hasta que llegas a
un árbol quemado extraño. La
mitad de su tronco está en el
río y la otra mitad cuelga de la
orilla. Desde allí, diríjete hacia
arriba, al noreste, durante


aproximadamente una milla.

He visto varios Coccyzus
americanii en esa área. No te
puedes perder el árbol. Fue
alcanzado por un rayo hace
décadas. Los Garouls lo llaman
Two Tree, ya que se divide casi
a la mitad ".
"Gracias." Connie se preguntó
si esta era el mismo lugar
donde Jori la llevaría.
En una extraña simetría,
George respondió a su
pregunta silenciosa y agregó:
“Llevé a Jori allí alrededor de


Navidad. Ahí fue donde lo vio

por primera vez ".
Feliz porque ahora sabía el
camino al lugar sin tener que
esperar a que Marie y Jori
regresaran, Connie fue en
busca de Amy. Encontró a las
chicas al fondo del pasillo, con
las cabezas inclinadas sobre
sus respectivos libros. "Hora
de ir a casa, escuincle", dijo en
voz baja.
La cara de Emily mostró
desilusión. "Esperaba que Amy
pudiera quedarse a almorzar",
dijo en voz baja.


"¿Puedo? Ambas estamos

leyendo el mismo libro y
acordamos detenernos al final
de cada capítulo y hablar sobre
ello. Tenemos siete más por
delante.
"Guau. Es un club de lectura
muy estricto ". Connie
consideró la solicitud. "¿Tu tío
sabe sobre este plan?" le
preguntó a Emily.
Si Norm estaba dispuesto a
hacerlo, dejaría a Amy
felizmente en Lost Creek y se
iría a buscar el marcador Two
Tree por su cuenta. Le


ahorraría mucho tiempo no

tener que arrastrar a Amy.
A Norm le encantó la idea y
estaba hablando de
hamburguesas y dos bolas de
helado antes de que Connie
saliera por la puerta. La
ventaja, se recordó a sí misma
mientras volvía a Little Dip, era
que Marie aún no volvería, así
que no habría policías Garoul.
Había asumido que, ni por un
minuto, Marie dejaría que Jori
la escoltara por el bosque. No
tenía tanta suerte. Marie los
acompañaría por cada


centímetro del camino, y

Connie no necesitaba ni quería
eso. Sería bueno alejarse de
ella y ponerse a trabajar en sus
propios términos.
Desempacó a Wilma y apiló la
pequeña nevera y los armarios
de la cocina con sus compras
antes de agarrar la bolsa de su
cámara. Esta sería una sesión
de reconocimiento rápido, y
ella le dijo a Norm que
recogería a Amy alrededor de
las cinco en punto. Tenía tal
vez cuatro horas para
identificar el camino y luego


volver a Lost Creek. No había

necesidad de la mochila con su
equipo de dibujo. Su cámara le
serviría bastante bien en esta
primera incursión.
El tramo oriental del
Silverthread hizo una hermosa
caminata. El sendero
inmediatamente comenzó a
ascender, como George le
había advertido, y durante una
milla más o menos, ella estaba
realmente sobre el río, donde
el agua había cortado la suave
ladera y la orilla se alzó
abruptamente. Aquí obtuvo


maravillosas vistas de las

puertas de los ratones de
campo, musarañas de río y
ratas de agua, y otras criaturas
que vivían en agujeros
excavados en la tierra blanda
de la orilla expuesta.
Ella disparó rollo tras rollo de
película, disfrutando de su
tarde. Había temas dignos de
grabar en todas las
direcciones. La vida de las aves,
especialmente, era
abundante, excepto, por
supuesto, la única ave que
quería ver. Pero, entonces, ella


no estaba en el lugar asignado

para el Coccyzus americanus.
Los pequeños mamíferos
prácticamente se toparon con
ella en su camino. Ella estaba
adquiriendo grandes
cantidades de material nuevo.
Varias especies que ella
conocía ya estaban
programadas para la edición
de primavera de NWQ, por lo
que tal vez ya tenía una venta.
Deseó haber tenido este tipo
de acceso el otoño pasado.
Habría hecho una gran
diferencia en sus meses de


invierno si hubiera tenido más

trabajo para vender.
Decidida a no amargarse,
siguió caminando. Media hora
más tarde, una lenta curva
serpenteante se desplegó en
una amplia y perezosa
extensión del río. Más
adelante podía ver el infame
Two Tree. Alguna vez había
sido un pino frondoso, pero un
rayo lo había partido casi en
dos. Parte de su tronco
ahuecado y ennegrecido yacía
a través de la orilla y hacia el
río, donde se había convertido


en una plataforma de
anidación para un par de
Cercetas Canela. La otra mitad
permaneció en posición
vertical, pero en un ángulo
precario, como si también
pudiera deslizarse al agua en
cualquier momento. En su
mejor momento, este árbol
podría fácilmente haber
medido más de setenta pies.
Debe haber sido un espécimen
majestuoso. Ahora era un
recordatorio carbonizado y
destrozado del poder
destructivo del clima.


Connie comenzó a caminar

hacia el noreste desde este
punto, comprobando su
posición contra su brújula y
marcándolo en su mapa
topográfico a medida que
avanzaba. No era un mapa
particularmente bueno, pero
era lo mejor que podía
encontrar del área local. Había
estado reflexionando sobre
eso todo el invierno, marcando
lo que sabía y reflexionando
sobre las incógnitas. Hoy
podría agregar algunos


garabatos adicionales para

expandir la imagen.
Esta sección fue difícil, ya que
el sendero se hizo más
empinado y se extendían en
largos tramos. En Navidad,
cuando George y Jori fueron
los últimos en venir aquí, la
maleza no habría sido tan
abundante. Ahora la maleza,
las raíces en forma de gancho y
las ramas bajas de los árboles
la frenaban. Ella seleccionó
una rama rota como un
machete improvisado y se
abrió paso a través de los


tramos más obstructivos,

sudando y asediada por los
insectos a pesar de su
repelente contra ellos.
Ella miró su reloj. Habían
pasado noventa minutos. Era
muy pronto para regresar, por
lo que decidió seguir
avanzando durante al menos
otra hora. El viaje de regreso
sería más fácil que este
incómodo pasaje hacia el
exterior y quería hacer el
mayor reconocimiento posible
mientras tuviera tiempo.


Arriba, la copa de los árboles se

agolpaba, robando luz, y
pronto ella se movía a través
de un extraño mundo
crepuscular. El canto de los
pájaros distantes resonó en las
ramas más altas, y el viento
silbó a través de las agujas de
abeto como ecos de un
océano. Las hojas nuevas y
crujientes del arce de la vid, el
álamo negro y la
cascara(cáscara del cerezo de
café) hacían ruido y se
dispersaban, mientras que la
cicuta occidental y el abeto le


murmuraron en un idioma
desconocido. Conos de pino
viejos y cansados y restos de
hojas secas crujían bajo sus
botas. Y debajo de todo vino el
sonido pesado y grave de su
propia respiración cuando el
aire se quedó quieto y
estancado. Un escalofrío la
envolvió cuando la luz del sol
se rindió a la penumbra.
La inquietud se apoderó de ella
en incrementos diminutos y
claustrofóbicos. No estaba
segura de cuándo se dio
cuenta de que no estaba sola,


pero supuso que podría haber

sido una sensación que se
acumuló en la base de su
columna vertebral media hora
antes. Había tratado de
descartarlo como solo nervios
al caminar en un bosque
sombrío, pero una sombra se
deslizó, no más que un
parpadeo en su visión
periférica. Apenas lo registró
antes de que se esfumara.
¿Realmente había visto algo?
Miró a su alrededor pero no
vio nada. Entonces, llegó de
nuevo. Una suavidad


aterciopelada que se deslizaba

de árbol en árbol. Una mancha
de tinta en relieve en la
penumbra, como el aceite en
el agua de medianoche.
Se quedó quieta, cada sentido
tenso, cada nervio en su
cuerpo rasgueando con
alarma. Los pájaros la habían
abandonado. No hubo más
canto. Incluso el viento
contuvo el aliento. Nada más
que silencio la rodeaba. Luego
se rompió una ramita, que se
partió como un hueso seco. No
lo suficientemente cerca como


para sentirse amenazada de

inmediato, pero tampoco lo
suficientemente lejos como
para sentirse segura.
Connie miró a su alrededor
tratando de evaluar ...
¿tratando de evaluar qué?
¿Que la estaban acosando?
Ella ya lo sabía. Esto no era un
oso. Los osos no actuaban así.
Ningun autóctono de Oregon
que ella conociera cazaban así.
Lo que sea que fuera, estaba
jugando con ella. Quería que lo
vieran, luego no, ser
escuchado, luego no


escuchado. Más importante

aún, quería que ella fuera
consciente. Que supiera que
eso estaba allí. Reaccionar. Y lo
que ella no daría por tener a
Marie allí ahora. Maldición,
¿por qué Marie no le había
dicho por qué no quería que
fuera sola a buscar el cucú? ¿Y
por qué demonios tenía que
ser tan obstinada todo el
tiempo?
Ella miró hacia la penumbra.
¿Qué tipo de animal jugaba a
las escondidas? ¿Era la bestia
mítica de Roy? Si era así,


entonces él tenía más bolas de

las que ella le daba crédito
porque estaba malditamente
asustada. Esta cosa había
infundido deliberadamente
miedo en ella. Por supuesto,
Roy tenía a Jefferson y un rifle
Remington. Todo lo que ella
tenía era un palo. Un palo
grande y robusto, sin duda,
pero solo un palo.
Estoy jodida.
El retirarse era la única
respuesta, aunque estaba
segura de que su compañero
ya lo había anticipado. Su


agarre se apretó alrededor de

su palo. Ella comenzó a
caminar de regreso por donde
había venido. Plan A,
simplemente sal de aquí como
si fueras el dueño del lugar,
como si estuvieras en la parte
superior de la cadena
alimenticia (recuerda bípedo,
el cerebro más grande)
Un gruñido tan profundo, tan
amenazante, tan malvado y
tan condenadamente cerca,
salió de las sombras a una
corta distancia detrás de ella, y
todo el pelo de sus brazos y


piernas se pusieron de punta.

Ella se echó a correr.
Su mochila golpeó sus
hombros, ahogando cualquier
sonido de persecución, pero su
piel parecía arrastrarse en
anticipación de algo que
saltaba sobre ella mientras
retrocedía por donde había
venido, saltando sobre las
raíces y arbustos de bajo
crecimiento que había
maltratado. en sumisión al
entrar. Ahora navegaba sobre
ellos como una gacela.
Zigzagueó alrededor de


obstáculos más grandes,

obligándose a no mirar hacia
atrás, a riesgo de perder el
equilibrio. Sus pies golpeaban
la tierra y su respiración se
convirtió en jadeos desiguales.
Rodeó el tronco de un árbol y
chocó contra una pared de
carne y pelo que la agarraba.
Con un grito, balanceó su
bastón en un arco salvaje.
Marie lo atrapó a media
oscilación con ambas manos y
comenzó a arrebatárselo,
cortando las palmas de Connie


mientras luchaba por

sostenerse.
“Connie, relájate. Tranquila.
Soy yo ", espetó ella. Ella tiró
del palo fuera del alcance de
Connie y lo sostuvo sobre su
cabeza. "¿Que demonios?"
"Me asustaste", respondió
ella. Ella se inclinó, tratando de
recuperar el aliento.
"¿Te asusté?" Marie miró por
el sendero. "¿Por qué no me
esperaste? Te dije que no
tardaría mucho ". Parecía
enojada, pero tal vez un poco
preocupada también, pero


todo lo que Connie quería en

este momento era salir de allí.
Ella trató de empujar a Marie y
mantenerse en movimiento.
Quería llegar al río, quería
estar en un mundo más amplio
donde pudiera ver el cielo y
alejarse de las siniestras y
penetrantes sombras.
"Espera", dijo Marie, con tono
menos áspero pero aún tenso.
"¿Que pasó? ¿Algo te asustó?
"No pasó nada. ¡Y tú! Me
asustaste saltando desde
detrás de un árbol. Ella estaba
condenada si iba a compartir


sus preocupaciones con un

Garoul. Sus instintos le
gritaron que no lo hiciera. Ella
estaba del lado de Roy, en lo
que a esto respecta. Algo
siniestro sucedía en Little Dip.
Él tenía razón sobre eso.
"Dime. Estabas corriendo ¿Qué
te asustó? Marie sostuvo a
Connie por los brazos como si
quisiera sacudirla. Sus ojos
ardían de ira y algo más. Había
una pizca de miedo, de
vulnerabilidad. "Dime." Tenía
los dientes apretados. Esto fue


un punto muerto. No iban a

ninguna parte.
Connie la empujó hacia atrás y
sus manos ensangrentadas
marcaron la camisa de Marie.
"Suéltame".
Un goteo de sangre caliente
tocó su labio superior. Le
sangraba la nariz. "Mierda. Me
golpeé la nariz.
Con un último empujón, se
liberó del agarre de Marie. Se
tocó el labio y salió con una
mancha de sangre en la punta
de los dedos y usó su otra
mano para tratar de encontrar


un pañuelo en el bolsillo de sus

jeans.
Marie se calmó. Sus manos
colgando a sus costados.
Observó a Connie, su mirada
fija en su boca, un brillo
extraño en sus ojos. Ella se dio
la vuelta.
"Sígueme", ordenó ella.
O Connie había corrido más
lejos de lo que pensaba, o
Marie conocía un atajo,
porque en poco tiempo podía
escuchar el reconfortante
sonido del Silverthread, y
luego observó destellos de


agua brillante a través de los

árboles. Pronto se pararon a la
orilla del río. El agua se movía
lentamente aquí y varias rocas
enormes atravesaban el río en
una serie de peldaños, aunque
cada uno tenía varios pies de
ancho.
Marie miró a su alrededor.
"Me gusta pescar aquí",
murmuró, como si tratara de
calmar el estado de ánimo
entre ellas. Se acomodó y se
puso en cuclillas y observó el
agua atentamente.


Connie se dejó caer a su lado,

exhausta. Su aliento era más
estable ahora. El pañuelo
presionado contra su nariz
había frenado el flujo de
sangre, y estaba empezando a
sentirse tonta. ¿Cuánto había
sido su imaginación? Tu
cerebro puede hacerte todo
tipo de trucos en la
profundidad del bosque. ¿Roy y
sus historias se habían
infiltrado tanto en su cabeza?
Estaba más decidida que nunca
a escribir el artículo sobre él y
su extraño pequeño mundo.


Especialmente ahora que ella

tenía una idea de lo que podría
estar sucediendo en su cabeza
cada vez que pisaba el bosque.
Pobre idiota.
"¿Qué pasó allí?" Preguntó
Marie con voz tranquila. Ella
mantuvo su atención en el
agua.
“Pensé que vi un oso y decidí
salir de allí. Y no ayudó que me
saltaras de la nada ". Pero ella
no sonaba convincente. Ella
sabía que no.
"No huyes de los osos. Nunca
los dejarás atrás, ni los


superarás. Pasas suficiente

tiempo al aire libre que sé que
lo sabes.
"Podrías haberme roto la
nariz". Connie emitió la
declaración como una
distracción. Funcionó. Marie
entrecerró los ojos hacia su
nariz.
"Parece que ya se ha roto
antes. ¿Verdad?"
"Un poco. Por eso sangra tan
fácilmente ".
"¿Cómo te rompiste la nariz?"


"Hockey sobre hielo. Hace

catorce años. Atrape un disco
con él.
"Auch."
"Eso es exactamente lo que
dije", dijo Connie con pesar.
"Está sangrando de nuevo".
Marie pasó el pulgar
suavemente por el labio
superior de Connie.
"Oh." Connie saqueó sus
bolsillos por otro pañuelo
cuando Marie hizo algo que
Connie nunca hubiera
esperado. Marie se llevó el
pulgar a los labios y le chupó


suavemente la sangre, con la

mirada clavada en la de
Connie. Connie la miró
fijamente, sorprendida de que
algo así encendiera un
pinchazo en la boca del
estómago y la dejara sin
palabras, con ganas de— ni
siquiera estaba segura de que
quisiera ponerle nombre.
Marie se inclinó lentamente y
lamió la mancha de sangre de
su labio superior. Luego sus
labios se derritieron contra los
de Connie en un beso cobrizo y
lleno de calor que rodó como


una marea lenta por sus venas.

Lentamente, acercó a Connie,
la puso encima de ella hasta
que se acostaron en las cálidas
piedras de la orilla del río. Sin
romper el beso, enterró los
dedos profundamente en el
cabello de Connie y dejó que
los rizos se derramaran sobre
sus manos.
¿De qué se trataba esto? ¿Y
por qué demonios lo quería
tanto? Connie se relajó y se
permitió cubrir el delgado
cuerpo de Marie, dejarse llevar
por el dulce y tranquilizador


calor del beso, sorprendida de

lo natural que se sentía.
Pero, de nuevo, este beso
había estado hirviendo entre
ellas durante algún tiempo, la
promesa se hizo en su
apartamento de Seattle,
donde había sido demasiado
cautelosa para aceptarlo.
Ahora, con sus labios
arrastrando la dulzura
bronceada de la garganta de
Marie, se dio cuenta de que
había sido una decisión sabia,
porque fuera lo que fuese que
pasaba entre ellas, era


poderoso, y el hormigueo del

deseo se hizo más fuerte
dentro, calentando su vientre,
su ingle, y haciendo sus
pensamientos excitables y
confusos.
Nada bueno podría salir de
esto, pero Marie se sentía tan
bien debajo de ella y sabía a
especias, ¿era eso posible? Y
olía a aire fresco de la mañana
y a la luz del sol, y tal vez algo
un poco indómito.
Este beso también fue
diferente del descarado que le
había plantado a Marie la


primera vez. Esta vez, no había

a dónde ir. Pero Marie se había
acostado de tal manera que le
daba a Connie espacio para
retroceder. Excepto que
Connie no quería ir a ningún
lado. Con cautela dejó que sus
manos comenzaran a explorar
el cuerpo debajo del de ella. El
cuerpo largo, delgado y
musculoso de Marie debajo de
su suave piel color caramelo,
Connie tuvo un repentino
deseo de morder. No era una
amante dura, pero ahora
quería conquistar, dejar su


huella en la memoria y la
carne. Era primitivo, este
nuevo impulso, y no lo pensó
dos veces antes de hundir los
dientes en el hombro de
Marie.
Marie siseó y apretó el cabello
de Connie, luego lo soltó y sus
manos se deslizaron por los
planos de la espalda de Connie
para descansar sobre sus
caderas, acercándola. Ahora
los dedos de Connie estaban a
través del cabello largo y
sedoso. Trazó la nuca del
cuello de Marie y ahuecó los


fuertes hombros, disfrutando

de sus contornos y la textura
de su piel. Ella acarició el punto
sensible debajo de su oreja, el
hueco de su garganta. Besó a lo
largo de su ceja, su cabello, su
mandíbula. Creció su valentía
y mordisqueó suavemente su
labio inferior.
Marie era todo aroma, textura
y calor. Connie aplastó su
lengua contra la columna lisa
del cuello de Marie, luego
arrastró lentamente por la
garganta con los dientes, solo
para quedarse quieta en el


tembloroso pulso. El zumbido

de sangre armonizó con los
golpes en su cabeza. Ella
quería morder este punto
sensible. Ella quería ser dueña
de toda esta mujer.
Un gruñido bajo y
arremolinado surgió de las
profundidades del pecho de
Marie. Zumbó por la boca de
Connie y bailó a lo largo de su
carne. Marie gruñó de nuevo y
les dio la vuelta y, de repente,
Connie estaba debajo, sus
hombros presionados contra la
cálida piedra plana, su


chaqueta abierta y su ropa

arrebatada. Ella ayudó, tanto
para acelerar el proceso como
para salvar la tela, y de pronto
yacía desnuda. Sus dedos
codiciosos también tiraron de
la ropa de Marie. Pronto, la
ropa quedó cerca de ellas,
mezcladas con la de Connie, y
Marie cayó sobre ella.
Carne sobre carne fue una
revelación. Connie jadeó,
luego suspiró y envolvió sus
muslos alrededor de la dura
cintura de Marie, atrayéndola
y arqueando la lengua sobre


sus senos. La mano de Marie

vagó por la curva del vientre
suave y redondeado de Connie
y se deslizó en la humedad de
su sexo. Connie gimió de placer
cuando sus caderas se
ondularon en un ritmo lento y
lánguido. Los dedos de Marie
se sumergieron en los rizos
húmedos y rodearon
cuidadosamente su clítoris,
acariciando con tierna presión.
Connie empujó con fuerza la
mano, guiando a Marie a
profundizar en ella.


"Lléname", dijo ella,

respirando
entrecortadamente, sintiendo
el palpitar de su centro. Se
apoyó contra la mano de Marie
y reclamó su boca en un beso
duro y desesperado. Y luego
estaba en la cima, el orgasmo
llegó más rápido de lo que
estaba acostumbrada, su
reacción la agarró
desprevenida, arañando los
hombros de Marie y gimiendo
en su cuello. Y para su disgusto
y sorpresa, se echó a llorar.
Enormes lágrimas saladas que


cubrían el bronceado del

hombro de Marie y
humedecían las mejillas de
Connie como las de un niño.
Ella se apartó, confundida y
avergonzada. La réplica del
orgasmo todavía la recorría
por todo su cuerpo, el agudo
placer y la liberación de lo
agridulce y espléndido, y allí
estaba lloriqueando como un
bebé. Ella nunca había llorado
durante el sexo. Nunca tembló
y sollozó, y aunque trató de
alejarse, Marie no la dejó. La
sostuvo con dedos oliendo a


sexo y pegajosos y le acarició

suavemente el cabello
polvoriento y sudoroso. Y, por
alguna razón, la tranquilizó, y
se relajó cuando Marie la
acunó contra su pecho
desnudo y le dejó besos en la
cara, bebiendo sus lágrimas y
susurrando: "Está bien,
Connie. Está bien. Déjame
cuidarte para siempre.



Capítulo Quince

El arrepentimiento invadió a
Connie en el camino de
regreso a Lost Creek, aunque
su cuerpo todavía vibraba con
una energía dulce,
hormigueante y post-
orgásmica, y su cabello colgaba
en mechones húmedos que
empaparon los hombros de su
camisa después de un rápido
baño en el río.
Pero ella estaba nerviosa.
Irritada, incluso. Sí, el sexo
había sido excelente, y se


sentía saciada y ... y ... ¿algo

feliz, tal vez? Tan feliz como
podría ser una mujer después
de un fuerte orgasmo. Pero su
cabeza latía tan fuerte como
su ingle, y sus pensamientos se
movían de un lado a otro. Su
orgasmo había sido intenso y
tan bueno, pero estaba
mortificada y desconcertada
por haber estallado en
lágrimas. Y luego las secuelas
habían provocado una extraña
ternura entre ellas que no
había esperado.


Pero tampoco estaba segura

de quererlo, o la palabra "para
siempre". Eso había sido
incómodo. Marie parecía
afligida, como si las palabras
hubieran escapado antes de
haberlas pensado
completamente, y creó una
tensión para que se separaran,
evitando sus miradas. Marie
sugirió nadar y Connie aceptó
agradecida.
En retrospectiva, se dio cuenta
de que había dejado salir a un
tigre de una jaula. Se había
enamorado de su hermoso


pelaje y sus ojos hipnóticos.

Hechizada por la
majestuosidad, olvidando el
riesgo subyacente de tal
atracción. Hipnotizada, se
había puesto en peligro.
Miró por el parabrisas en el
camino, y otro pensamiento le
llegó sin darse cuenta.
Estoy enamorada.
Y ahí estaba. Tan sencillo como
eso. Estaba tan enamorada
como Marie parecía estarlo.
Pero Connie era una cobarde
en algunos aspectos. Ella sabía
eso de sí misma, y tenía que


alejarse de lo que sea que

fuera esto. Ella no quería ser
vulnerable con Marie Garoul.
Especialmente si Marie iba a
ponerse posesiva y comenzar a
hacer movimientos "para
siempre".
Connie respiró hondo y exhaló
con fuerza. Estaba bien
sentirse físicamente atraída
por Marie, decidió. La mujer
era hermosa. Era una máquina
magra, malvada y amorosa,
aunque a Connie le gustaba
tomar un poco del crédito por
eso.


Ella simplemente no quería

involucrarse emocionalmente,
no en ningún nivel. Entonces,
¿cómo se había encontrado
tambaleándose al borde de
gustarle demasiado a alguien?
Era algo que ella jamás hizo,
que nunca había hecho.
Tendría que apartar estos
sentimientos de la cabeza y,
por suerte, podría hacerlo
fácilmente una vez que dejara
Little Dip. En unos días, ella
estaría fuera de aquí y esta
tonta aventura de primavera
terminaría.


En Johnston’s tenía el cartel de

"Cerrado" cuando se detuvo
afuera. Se subió al escalón para
leer el trozo de papel que
Norm le había clavado en la
puerta. "A la vuelta", escribió
en un garabato.
"A la vuelta" fue más fácil
decirlo que hacerlo sin
instrucciones. Connie tuvo que
caminar por la cuadra hasta
que vio un área de
estacionamiento de tierra
junto a un gran árbol de arce.
Una vieja y destartalada
camioneta estaba debajo, con


la "Tienda General de
Johnston" escrita a un lado. A
su lado estaba la camioneta
Ford que conducía Roy. Una
cerca de madera desvencijada
la condujo hacia la parte
trasera de la tienda, pasando
un amplio césped bordeado de
bonitos parterres de flores.
Este era el jardín de Norm.
Estaba limpio y ordenado y
tenía toda la imaginación del
diseño de su tienda.
Mientras se acercaba, podía
escuchar voces y oler carne de
cerdo en una barbacoa.


Encontró a las chicas en el

césped jugando con un gatito
amarillo. Jefferson servía la
barbacoa, y Norm apareció por
la puerta trasera con una
bandeja cargada de ketchup,
servilletas y cubiertos.
"Ahí estás", dijo, radiante. "Las
chicas se quedaron
hambrientas y sugerí una
barbacoa, y luego Jefferson
vino, así que decidimos hacer
una fiesta".
"Hola, Jefferson", lo saludó y
recibió una sonrisa sudorosa y
un saludo con cerveza a


cambio. "Entonces, ¿quién

más vendrá a esta fiesta?"
Estaba pensando en Vivian y
Roy.
Norm se encogió de hombros.
"Solo es medio día en la
biblioteca, Vivian ya se fue a
casa".
"¿Y Roy?" Connie preguntó.
Norm se volvió y jugueteó con
las salsas de ketchup. "Está
fuera de casa". Luego cambió
de tema. “¿Viste al gatito?
Jefferson lo encontró y lo trajo
para ver si a Emily le gustaría.


"Lo llamamos Mermelada",

dijo Amy. "¿No es lindo?"
"Él es hermoso." Connie fue a
hacerle cosquillas de
aprobación a mermelada.
“Pero sé gentil y déjalo dormir
cuando quiera, ¿de acuerdo?
Es solo un bebé ".
Emily asintió seriamente.
"Recibimos un libro de la
biblioteca sobre gatitos".
"Serás una investigadora
brillante cuando seas grande".
Connie las dejó a sus juegos
suaves y regresó al porche.


"Ten." Norm le entregó una

cerveza y ella se sentó a la
sombra con él, lo
suficientemente cerca de la
barbacoa para entablar
conversación con Jefferson.
¿Has estado en Little Dip todo
el día? Jefferson preguntó. Ella
apreciaba su tono neutral
mientras las niñas estaban
cerca, aunque estaba al tanto
de su desaprobación.
"Seguí el camino que George y
Jori tomaron cuando
encontraron el cucú", dijo.
"¿Lo encontraste?"


"No." Ni siquiera quería pensar

en por qué no había
encontrado el cucú, al menos
no ahora mientras la cerveza
sabía tan deliciosa y estaba
fresca, y su cuerpo aún se
derretía por su fiebre de
endorfinas postcoital. "Se me
acabó el tiempo."
"¿Dónde está?" Jefferson
preguntó casualmente,
tratando de no sonar
entrometido. “¿O no puedes
decirme? Gran secreto
periodístico y todo eso.
Prometo no decirlo.


"Eso ni siquiera es gracioso."

Connie se rió a pesar de sí
misma. "No es ningún secreto.
He pasado dos árboles. Entras
más profundo en el bosque
desde allí. Lo intentaré de
nuevo mañana. Estoy decidida
a encontrarlo esta vez ".
"Una forma extraña de ganarse
la vida", Jefferson sacudió la
cabeza con pesar,
"dependiendo de un montón
de alimañas que cooperen con
una cámara".


"Bueno, confías en una reliquia

de un motor que coopera
contigo".
"Me atrapaste." Chocaron
entre sí las latas de cerveza en
saludo a sus problemas. "Mi
último montón de basura cree
que es una princesa".
Norm llamó a las chicas a la
mesa y colocaron a Marmalade
en su pequeña cama de caja de
zapatos para una siesta
mientras comían. La ensalada y
los filetes de cerdo eran
perfectos, y Connie devoró su
comida, evitando el contacto


visual con Norm o Jefferson. Su

apetito después del sexo era
voraz como siempre, y no
quería ninguna pregunta al
respecto.
"Jefferson", preguntó en voz
baja, cuando terminó la
comida y Norm estaba en la
cocina insistiendo en lavar los
platos él solo. "¿Roy está en ...
reconocimiento?" ¿De qué
otra forma podría llamarlo,
además de una loca cacería de
monstruos?
"¿Te refieres a su loca caza de
monstruos?"


Demasiado para la diplomacia.

Ella lo hizo callar con una
rápida mirada de reojo a las
chicas, pero el gatito se había
despertado y estaba jugando
con una cuerda, por lo que
estaban encantadas.
"Cuando estabas con él,
¿alguna vez tuviste alguna idea
de que podría haber algo ahí
afuera?"
Él frunció el ceño. "¿Algún
Indicio?"
“Me refiero a una sensación
extraña y espeluznante.


¿Como si te estuvieran
vigilando?
Jefferson estaba sacudiendo la
cabeza antes de que ella
terminara la oración. "Nunca.
He estado buscando la mayor
parte de mi vida, Connie.
No hay ningún Bigfoot por ahí.
Si Roy no estuviera viendo
monstruos en el bosque,
estaría sobre otro plan de
locos. Solía hablar de buscar
oro en Silverthread. Está
hablando por todas partes de
sus ideas ". Él suspiró. "Roy
necesita ayuda, pero no irá a


un médico. Vivian dice que lo

dejará y retrocederá cuando
su vida se desmorone. "Sin
embargo, parece que eso ya
está sucediendo".
"¿Qué quieres decir?" Connie
preguntó.
"Ha sido suspendido del
trabajo", dijo Jefferson
sombríamente. "Sucedió
ayer".
"Lo ví ayer. No lo mencionó ".
"No, a él no le importa".
Jefferson sacudió la cabeza.
"Ahora está en su propio
mundo, Connie". Se movió


incómodo y dijo: "Vivian y yo ...

y Norm, aunque nunca lo diría,
realmente apreciaríamos que
no lo siguieras".

Marie observó a las niñas
jugar con el gatito y los adultos
sentados en el porche con sus
cervezas, y lanzó un gruñido de
desaprobación. Todo parecía
tan inocente, tan pastoral
americana, desde la bandera
que se cernía en el porche
hasta las brasas humeantes de
la barbacoa. Ella notó la


ausencia de Roy y eso

significaba que no estaba
haciendo nada bueno en otro
lugar. Roy iba a conseguir
matarse el mismo, y no había
forma de decirle nada
diferente.
Se acomodó en sus cuartos
traseros y apartó las moscas
que zumbaban alrededor de
sus orejas. Se centró
únicamente en Connie. Su
cabello se había secado y
ahora giraba como un halo
renacentista alrededor de su
cabeza. Marie cerró los ojos e


imaginó su cara presionada

contra los suaves rizos
infundidos de jazmín, como lo
había hecho solo unas horas
antes. Su pecho retumbó de
satisfacción. Connie era su
compañera. Una luchadora,
rebelde, pero la suya no
obstante. Ella lo sabía de forma
innata, como si hubiera sido
inscrito en su corazón, un
garabato ilegible y doloroso,
hasta ahora, cuando de
repente gritaba en neón
pulsante.


Parte de ella estaba alarmada

de que Sylvie hubiera
intervenido en esto. Pero su
madre era sabia y podía ver
cosas más allá del ojo mortal.
Sylvie tenía un plan y no lo
estaba compartiendo. Lo único
que Marie sabía con certeza
era que estaba metida hasta el
cuello.
Su estómago gruñó. Hora de
cenar. Ella se puso de pie y
sacudió su impresionante
físico Were de dos metros y
medio. Sus orejas temblaron.
Un par de yardas a su


izquierda, escuchó el roce de

un mapache, detrás de ella
había un zorro joven y curioso
que se acercó por su olor, un
olor del que debería saber que
debería mantenerse alejado.
Marie se deslizó entre los
árboles para comenzar su caza.

Estaba oscuro cuando Connie
aparcó en el estacionamiento
del complejo Garoul. La
mayoría de las cabañas
circundantes tenían sus
ventanas iluminadas y cortinas


cerradas. El efecto fue

reconfortante, enfatizando
que el complejo de los Garoul
era un lugar tranquilo y que
apreciaba poder traer a Amy
aquí después de un largo día
en lugar de tener que acampar.
Amy estaba en la parte de
atrás, prefiriendo recostarse
en el asiento trasero en lugar
de ir al frente. Parecía medio
dormida.
"Está bien, ve a lavarte los
dientes y luego a la cama",
ordenó Connie. Amy se movió
rápidamente y Connie se


percató de que el atractivo de

la plataforma para dormir con
su lucernario a las estrellas, la
estaba haciendo prepararse
para dormir más rápido de lo
normal. Ella sonrió. Hasta
ahora todo era una aventura
para Amy. No podría haber
deseado mejores vacaciones
para ella.
Una vez que Amy estuvo a
salvo en la cama, Connie
comenzó su propia rutina de
fin del día y revisó su kit. La
bolsa de la cámara primero, ya
que no había usado el bolso de


los bocetos en absoluto.

Estaba absorta en desempacar
y reempacar todo cuando
hubo un golpe seco en el cristal
de la ventana. Ella saltó y no le
hizo gracia ver a Marie
mirando por la ventana. Pero
debajo de eso había algo más
profundo, y la dejó
confundida.
En lugar de dejar que ella
entrara y molestara a Amy,
Connie se dirigió
silenciosamente a la puerta
principal y salió al porche.
"Hola", dijo, tratando de no


sonar tan idiota como sabía

que podía sonar. "¿Qué pasa?"
"Me preguntaba si tú y Amy
querrían ir a nadar a la luz de la
luna en el arroyo". Dijo Marie.
Tentador, por mucho que se
dijo a sí misma,
probablemente no era una
buena idea. "Amy ya está
durmiendo".
"Oh. Bueno, ¿quieres venir?
Connie frunció el ceño. "No
puedo." Ella necesitaba
retroceder. Para crear un
espacio, una línea que Marie
no debía cruzar. "Estoy


trabajando." Bueno, ella lo

estaba, más o menos. El
compulsivo empacar y
reempacar de su mochila lo
consideraba un trabajo.
Marie parecía sorprendida y un
poco avergonzada. "Oh. Lo
siento. Tal vez nos veremos
mañana ". Se giró para irse,
luego se volvió. "¿A ti y a Amy
les gustaría desayunar
conmigo?" ella preguntó
esperanzada.
"Amy prometió desayunar con
Emily, así que estaremos en
Johnston's".


La cara de Marie se cayó y

Connie sintió una oleada de ...
no sabía qué era, pero se sintió
cálido, confuso y
reconfortante, y de repente
quería un beso de buenas
noches. Saca la cara de póker
de tu trasero y bésala, se
advirtió a sí misma.
Le dio una sonrisa burlona que
sabía que era demasiado
ridícula para ella. "C’mere",
dijo, porque a pesar de lo
intimidante que podía ser
Marie Garoul, ahora era
adorable, y aquí ella la estaba


siguiendo. Marie estaba a un

paso de ella, acercándola
hacia su cuerpo largo y
delgado, y luego se fundieron
en un beso lento, feliz y
demasiado caliente.
Marie retrocedió contra la
pared de la cabaña, trayendo a
Connie con ella. Puso sus
manos sobre la curva del culo
de Connie y la levantó para que
Connie pudiera sentarse a
horcajadas sobre ella. A Connie
le gustaba mucho esta
posición, con la cabeza más
alta, y enganchó los muslos


hasta que se aferraron a la

cintura de Marie. Le gustaba
este juego de dominación,
incluso si era la víctima. Sus
manos estaban libres y las de
Marie no. Todavía besándose,
Connie desabrochó los
botones de la camisa de Marie
y la abrió. Estaba sin sujetador,
y los fríos dedos de Connie
ahuecaron sus senos y
comenzaron un masaje lento y
provocador. Ella disfrutaba de
los pezones de Marie
apretando y sobando con las
palmas de sus manos. Connie


rompió el beso y vio el deseo

parpadear en el rostro de
Marie, apenas visible a la luz de
la ventana de la cabaña. Los
ojos oscuros de Marie eran
lujuria líquida, destellos de luz
de luna brillando en ellos. Un
gruñido hirvió lentamente en
su garganta y arrastró una
risita triunfante de Connie. Y
de repente, Marie la estaba
besando de nuevo, sus labios
vertiéndose sobre los de ella
con el calor satinado del
chocolate derretido.


Los muslos de Connie cedieron

y lentamente se deslizó hacia
abajo hasta que sus pies
descansaron en el suelo del
porche, y una vez más, Marie
se alzó sobre ella. Ella suspiró
tristemente. Había sido
agradable estar entre las
alturas embriagadoras,
dominando a un Garoul. Marie
le dio una maliciosa sonrisa
torcida, como si le hubiera
leído su pensamiento.
"Ahora todo lo que puedo
hacer es esto", murmuró
Connie con pesar. Los senos de


Marie ahora estaban nivelados

con su boca, y los atacó con
lengua y dientes. Moviéndose
de un seno a otro, se
atiborraba, mordisqueaba y
chupaba, deleitándose con los
suaves gemidos que arrancaba
de la garganta de Marie. Y
luego las estrellas se
arremolinaron y ella fue a la
que levantaron de nuevo por la
cintura y la empujaron contra
la pared. Y su camiseta fue
levantada y sus pechos
devorados por una boca
hambrienta. Sus dedos se


enredaron en el cabello oscuro

de Marie, abundante y
brillante como la seda. Los
aromas de sándalo y almendra
se alzaron, tentando sus
sentidos.
"Tócame", susurró, mientras
bajaba la cremallera de sus
jeans, tratando de estar
callada por Amy, pero
necesitando esto más de lo
que creía posible. Marie las
apartó a ambas de la pared y
aún sosteniendo a Connie, se
sentó en una silla de madera
para jardín y junto con los


dedos de Connie se unieron

para desabrochar el botón y
tirar los jeans de sus muslos.
Connie no llevaba ropa interior
y el almizcle de su deseo las
golpeó a los dos como una
bomba incendiaria. Marie
profundizó en su sexo,
acariciando su clítoris y
deslizando sus dedos sin
esfuerzo dentro de ella. Connie
se arqueó para permitir una
penetración más profunda.
Luego encontraron su ritmo,
Connie se vio arrastrada por el
ansia y el empuje de los dedos


de Marie, besando su
garganta, su mandíbula, el
punto dulce debajo de la oreja.
Dejando un rastro con la
lengua por su cara y cuello,
marcándola con pequeños
besos y consiguiendo los
pezones erectos del
propietario.
Connie se vino rápidamente.
Echó la cabeza hacia atrás,
segura en los brazos de Marie,
y gritó a una luna creciente que
se cernía ansiosamente sobre
una oscura copa de árboles.



El sol estaba fuerte a la
mañana siguiente, induciendo
incluso a Amy a saltar
alegremente de la cama.
Ambas tenían los ojos
brillantes y estaban
hambrientas y salieron
corriendo para hacer su rutina
de baño y poder llegar a
Johnston lo más rápido posible
y comer.
Connie dejó que Amy usara las
instalaciones primero, ya que
era la más lenta de las dos.
Pasó el tiempo de espera


contando sus recipientes de

película sin usar y sonriendo
secretamente para sí misma
ante el ruido sordo que aún se
agitaba en su bajo vientre, un
delicioso recordatorio de su
clímax la noche anterior. Marie
se estaba convirtiendo en una
excelente amante, en sintonía
con los caprichos del cuerpo y
los deseos de Connie.
"El baño es gratis", dijo Amy.
Cuando se reunió con Amy, ya
duchada y fresca en los
escalones del porche,
encontró a su sobrina


examinando las marcas en los

postes.
"Estas marcas no estaban aquí
ayer", dijo Amy, y arrastró la
punta de su dedo a lo largo del
boquete fresco en la madera.
Connie examinó los glifos y
tuvo que estar de acuerdo en
silencio. No tenía idea de
cuándo habían aparecido o
qué los había causado. Como
no quería alarmar a Amy,
cambió la conversación tan
hábilmente como pudo.
"Apuesto a que tendrá que ver
con la decoración nativa".


Vamos, me muero de hambre.

Espero que Norm tenga
panqueques porque podría
comer una docena ”. Ella
apresuró a Amy a la
camioneta, pensando que más
tarde le preguntaría a Marie
sobre las marcas.
Afortunadamente, Norm tenía
panqueques. Y tocino.
También tenía el mejor café de
la ciudad, en lo que respecta a
Connie. Ella se sentó feliz con
él en el mostrador, hablando
mientras él abastecía los
estantes y preparaba las


ofertas especiales de esa

semana. Emily y Amy habían
decidido cenar afuera en la
mesita junto a la puerta. De
esa forma, podrían estar
atentos cuando la Sra., No la
señorita, Crosier, como la
habían llamado, abría las
puertas de la biblioteca.
Norm estaba a mitad de una
queja sobre el equipo de fútbol
de la escuela secundaria local
cuando escucharon a las chicas
dar la bienvenida cortésmente
a alguien que subía los
escalones a la tienda. Connie y


Norm esperaron expectantes a

que se abriera la puerta y
revelaran al nuevo cliente. Era
Marie Garoul.
El humor de Connie se
oscureció un poco en medio de
un revoloteo de ansiedad. Ella
no quería que Marie fuera el
acosador obsesivo. Quería que
fuera guapa y sexy, una
aventura ardiente de la que no
tenía motivos para
arrepentirse.
"Hola, Norm", dijo Marie.
"Hola, Connie". Su sonrisa fácil
no reveló nada. Nadie habría


sabido que anoche había

estado entre los muslos de
Connie dándole el placer más
exquisito. Connie se movió en
el taburete, molesta por la
respuesta de su cuerpo, que
estaba demasiado listo para
hacerlo de nuevo.
“Pasé para invitar a Emily a una
fiesta de cumpleaños. Leone
tiene once años el próximo
mes, pero pensamos que
podríamos hacerle una fiesta
para ella mientras ella está
aquí y con todos sus primos
cerca. Amy también está


invitada, por supuesto ”, le dijo

a Connie.
Mientras hablaba, Connie
pudo ver el rostro de Norm
apagandose y una sombra
melancólica cruzando sus ojos.
"Tendré que preguntarle a
Roy", dijo.
"¿Puedo ir, tío Norm?" Emily y
Amy estaban de pie junto a la
puerta, todas entusiasmadas.
"No depende de mí, Em", dijo,
avergonzado de ser atrapado
entre sus deseos y su propio
juicio. "Tu padre ..."


"¿Cuándo está Pa aquí?" Emily

casi gritó. Fue un estallido que
claramente la sorprendió
incluso a ella, porque bajó la
cabeza y se dirigió
rápidamente a la puerta
marcada como "Privada".
Norm la miró con los ojos muy
abiertos, cambiando su peso
de un pie a otro. Amy quizo
seguirla, pero Connie la agarró
del brazo y sacudió la cabeza.
"Tenemos que regresar,
cariño", dijo. “Ve y sube a la
camioneta. Estaré allí en unos
minutos ". Amy hizo lo que le


dijeron, aunque Connie se dio

cuenta de que estaba
preocupada.
Connie volvió a mirar a Norm.
“Necesitas ir a su habitación y
hablar con ella. No hay daño en
que ella vaya a una fiesta
infantil. Esto es sobre ella, y no
sobre tí o Roy, ¿de acuerdo?
Marie se aclaró la garganta.
"Um, los veré a todos más
tarde". Ella retrocedió,
luciendo tan avergonzada
como Norm. Connie se negó a
mirarla a los ojos, esperando
recibir el mensaje de volver al


complejo en lugar de esperar

afuera. Esta fue una buena
oportunidad para tener una
conversación directa con
Norm. Necesitaba el consejo
de una mujer sobre Emily, y
ella esperaba que fuera lo
suficientemente inteligente
como para darse cuenta de
eso.
Una vez que estuvieron solos,
Connie dijo: "Ambos sabemos
que Emily está siendo
molestada en la escuela.
Probablemente esté muy sola
y esta es una gran oportunidad


para divertirse con niños de su

misma edad que podrían ser
buenos amigos en el futuro ".
Norm ya estaba sacudiendo la
cabeza. “No con estos Garouls.
Ellos son los que persiguen a
Roy ".
Connie contuvo la necesidad
de poner los ojos en blanco.
“Norm, piénsalo. Están
tratando de prevenirlo y evitar
que se lastime. Todo el mundo
lo está. Roy necesita
retroceder antes de traer un
montón de problemas sobre
sus cabezas. Esta fiesta es una


buena oportunidad para

calmar las cosas y ser buenos
vecinos de nuevo ".
"El no está haciendo daño",
murmuró Norm.
"Tiene a muchos locales en su
contra". Ella descansó su mano
sobre su brazo. "Y sé que ha
sido suspendido de su trabajo.
Esto se está saliendo de
control. He acordado hacer un
artículo sobre esta cruzada en
la que él está. Pero hay que
hacerle aceptar que cualquier
historia con la que terminemos
tiene que ser el final. Esto tiene


que parar antes de que él o

alguien más salga lastimado, o
algo peor ".
Norm la miró con los ojos
entrecerrados. El artículo
obviamente era nuevo para él,
así que ella le explicó.
"Roy me pidió ayuda para
buscar lo que sea que cree
haber estado viendo y le dije
que haría un artículo y trataría
de venderlo. Dividiré el dinero
y eso debería cubrir cualquier
multa que tenga que pagar, y
le quedará algo más. Pero
tiene que aceptar que es una


persecución inútil, y cuando se

termine, se termina ".
"No sabía nada sobre un
artículo".
"Sí, bueno, no es algo que Roy
vaya a ir por ahí anunciándolo,
supongo. Pero probablemente
sea lo único bueno que saldrá
de este alboroto que él
comenzó ", dijo suavemente.
“Necesita ayuda, Norm. Tú lo
sabes. Muchos de los
muchachos de "Nam lo
necesitan".
"Bueno, son los Garouls los
que lo han llevado al límite",


dijo Norm enojado. Podía ver

que estaba nervioso e inseguro
de qué hacer, por lo que cayó
en un patrón viejo y
desgastado. "Es mejor que Em
no tenga nada que ver con
ellos. Ella necesita quedarse
con su propia gente , y su
propia gente nunca serán los
Garoul.



Capítulo Dieciséis

El cabello rubio y rizado de
Amy brillaba como un faro
contra las cabezas negro
azuladas de los jóvenes
Garouls. Connie la vio correr y
jugar con el resto de los niños
en un elaborado juego de
atrapar, y su corazón se llenó
de emoción. No había visto a
su sobrina tan animada antes.
El complejo era actualmente
un frenesí de niños gritando y
corriendo. Andre y Leone
dividieron a todos en dos


equipos. Un lado parecía ser el

grupo de guerra que perseguía
a los demás con saltos salvajes
y gritos. Todo era lleno de
energía y lleno en su total
capacidad.
"No recuerdo haber gastado
tanta energía inclusive cuando
era niña". Connie se paró en el
porche de Sylvie mirando toda
la diversión. Necesitaba hacer
algo de trabajo, pero se estaba
divirtiendo viendo la fiesta.
Finalmente, volvió a colocar la
tapa en la lente después de
tomar muchas fotos diferentes


de los niños. Luego se los daría

a Sylvie como agradecimiento
por prestarle la cabaña. Todos
los nietos de Sylvie estaban
presentes y Connie había
logrado capturar algunas
tomas espectaculares de cada
uno de ellos corriendo y
sonriendo. Cualquier abuela
querría eso como regalo,
estaba segura.
"Oh, probablemente vas a
gastar mucho más ahora",
comentó Sylvie secamente,
"persiguiendo distintas cosas.
Como cosas de adultos.


Que quiso decir ella con eso?

Fue un momento incómodo,
Connie se preguntó si Sylvie
sabía sobre ella y Marie. Le
lanzó una rápida mirada a
Marie por encima de la cabeza
de Sylvie. Pasó desapercibido.
Marie parecía tranquila.
Odiosamente en modo Zen, de
hecho.
Leone corría, agarrando de la
mano a una risueña Amy
detrás de ella.
"Parece que se llevan bien",
comentó Connie, contenta por
la distracción. Leone había


tomado a la tímida Amy bajo

su ala, y la amistad en ciernes
le estaba haciendo a Amy un
mundo de bien. Ella se reía,
corría y comía como un
caballo. Dos veces ahora,
Connie la había visto en la
mesa de la barbacoa con
Leone, atiborrándose de
costillas, y ante la insistencia
de Leone, incluso había
probado un poco de trucha y le
gustó.
"Creo que Leone tiene un
crush", dijo Marie, divertida.


"Creo que es mutuo", coincidió

Connie.
Al borde del río, pero
protegido por un bosquecillo
de alisos jóvenes, una nube de
humo plateado se elevaba en
el aire. Marie frunció el ceño y
salió de su sillón hacia las rejas
del porche.
"¿Qué está pasando allá?"
Sylvie había notado el mismo
humo.
"No lo sé." Marie ya estaba
fuera del porche en un solo
paso. Connie estaba muy cerca
de ella, lo suficientemente


intrigada como para querer ver

por sí misma.
Cruzaron el área de la
barbacoa, donde la mayoría de
los niños que habían estado
jugando ahora se encontraban
sentados exhaustos, llenando
sus barrigas con más
combustible antes de que
comenzara el próximo juego.
Más allá de eso estaba el río
con varias embarcaciones
acuáticas detenidas en sus
orillas o atadas al muelle.
Robért tuvo la misma idea y se
reunió con Marie y Connie en


la orilla del río solo para

encontrar que Andre, Ren y
Luc se encontraban alrededor
de un pequeño montón de
fuego, abanicando el humo
con la camiseta de Andre.
"¿Que esta pasando aquí?"
Marie preguntó, haciendo
saltar a los niños.
"Estamos tratando de enviar
señales de humo", respondió
Andre, viéndose culpable pero
obviamente no estando
seguro de por qué. "Para que
podamos advertir a nuestra


tribu sobre la fiesta de guerra

de Leone".
Robért no tenía tiempo para
los juegos de niños. "No hay
incendios en el bosque hasta
después de octubre", gruñó.
"Pero en realidad no estamos
en el bosque", argumentó Luc.
"Estamos justo al lado del río,
por lo que es seguro".
"Las reglas deciden lo qué es
seguro, no tú". Le tendió una
mano a Andre, quien a
regañadientes le entregó los
fósforos.


Marie con el pulgar señalando

hacia el recinto. "¿Qué tal si
todos van de cabeza y agarran
algo de comer?"
Ren y Andre se levantaron de
lo que estaban en cuclillas y
parecían contentos con el
cambio de planes. Luc, sin
embargo, permaneció
agachada con el fuego aún en
llamas, con una expresión
rebelde en su rostro.
Robért se volvió para irse con
Andre y Ren pegados a sus
talones como un par de
cachorros.


"¿Luc?" Dijo Marie.

"No tengo hambre."
"¿Qué clase de Garoul dice que
no a las costillas?" Marie la
presionó. Ella señaló con la
cabeza hacia Robért. “Ve a
ponerte al día. Robért podría
llevarte a patrullar más tarde si
tu barriga está llena y estás en
forma ".
Esto animó a Luc. Lentamente
se levantó y siguió a los demás,
tratando de verse bien
mientras la ansiedad estaba
grabada en cada línea de su
cuerpo.


Marie sacudió la cabeza y la vio

irse. "Ese es un pequeño
demonio".
"Su hermana es muy
tranquila".
“Ren piensa las cosas antes de
hacerlas. Luc simplemente las
corre tras ellas.
Connie se agachó para recoger
una caja de fósforos que se le
había caído del bolsillo a Luc.
"¿Casino Cedar Winds?" Ella
leyó la portada con las cejas
arqueadas. "A ella realmente
le gusta correr".


“George se acerca a Cedar

Winds de vez en cuando. Ella
debió habérselo quitado.
Marie le dio una sonrisa tensa
y pateó tierra sobre el
pequeño fuego.
Connie se guardó los fósforos.
"¿Por qué Robért está
patrullando?" ella preguntó
casualmente.
"Utilicé" patrulla "para
despertar el interés de Luc.
Robért va a todas partes para
revisar el bosque y sus
perímetros ". Marie se encogió
de hombros como si no fuera


gran cosa. Excepto que Connie

la había escuchado usar este
lenguaje antes cuando estaba
hablando con su madre.
Robért estaba patrullando.
Claude hizo lo mismo, ella lo
sabía. Los Garouls esperaban
intrusos. Connie solo podía
imaginar que Roy era la raíz del
problema. Bueno, el suertudo
Roy tenía una información
privilegiada ahora y Connie
estaba feliz de pasear por los
jardines en busca de Bigfoot,
fotografiando cada maldita
cosa que creía que podría


ganar mientras tuviera esta

oportunidad.
Miró a Marie y sintió que le
latía la sangre. Dormir con
Marie nunca había estado en
su lista de cosas por hacer.
Miró a su alrededor y
descubrió que en realidad
estaba sopesando las
posibilidades de un polvo
rápido antes de darse una
sacudida mental. ¿Qué
demonios estaba mal con ella?
La astuta mirada y el brillo en
los ojos de Marie le dijo que se
le había ocurrido lo mismo. Era


mejor salir de aquí antes de

que se avergonzaran delante
de la fiesta de cumpleaños.
"Voy a aprovechar esta
oportunidad para tomar
algunas fotografías", dijo.
"¿Quieres que te acompañe?"
Esto lo dijo esperando tener
suerte.
"No. O nunca haré ningún
trabajo ".
Marie frunció el ceño.
"Lo digo en serio. Te veré más
tarde esta noche, pero ahora
tiene que ver con el trabajo ".
Ella jugueteó con la abertura


del Olimpo colgada alrededor

de su cuello, decidida a no
distraerse con su flagrante
libido. "Estoy fuera de servicio
esta noche, sin embargo". Esto
lo dijo con suficiente
coquetería para hacer que
Marie aceptara cualquier cosa,
es lo que ella esperaba.
"No estoy segura", dijo Marie,
y el corazón de Connie se
hundió. "La última vez que
fuiste allí ..."
"Está bien, así que me pegue
un susto y qué", espetó Connie
frustrada. "No soy-"


"Marie", llamó Robért,

gesticulando para que ella se
acercara.
Marie comenzó a alejarse.
"Preferiría que esperaras y me
dejaras ir contigo", dijo sobre
su hombro. "¿Seguramente
puedes esperar una o dos
horas más?"
Connie no respondió, lo que
significaba que no estaba
mintiendo. En cambio,
contempló alegremente a
Marie alejarse, mientras
planeaba su ruta.


En menos de diez minutos,

había vuelto a su camarote,
cogió la bolsa de su cámara y
volvió a meter el Olympus en
ella. Luego, ella se dirigió hacia
Two Trees. Ella quería el cucú.
Si tenía eso, entonces podría
relajarse y dejar que el resto de
su estancia se extendiera. El
Coccyzus americanus era el
único trabajo por contrato que
tenía en este momento, y será
mejor que lo cumpla después
del último fracaso.
La caminata parecía más corta
esta vez porque ya lo había


hecho antes. Cuando se volvió

hacia Two Trees para caminar
tierra adentro, lejos del río,
respiró hondo, decidida a no
dejarse asustar esta vez. Todo
está en mi cabeza. Concéntrese
en el cucú y en un buen pago de
sueldo muy lucrativo.
Las recompensas llegaron
rápidamente. Apenas había
cubierto la mitad del camino
que había tomado
anteriormente cuando
escuchó la llamada eufórica de
un cucú de pico amarillo.
¡Había encontrado un par en


apareamiento! Connie no
podía creer su suerte y entró
en acción. Pasó una agradable
hora siguiendo a la pareja
mientras bailaban de árbol en
árbol titilando y coqueteando
entre sí, ajenos al intruso
debajo que disparaba cuadro
tras cuadro. Finalmente,
volaron demasiado lejos y ella
los perdió de vista, pero para
ese momento, Connie era una
fotógrafa de vida salvaje muy
feliz.
Empacó y volvió sobre sus
pasos hacia el Silverthread,


saliendo hacia las grandes

piedras que se extendían a
horcajadas sobre el agua y
actuaban como un punto de
cruce hacia el otro lado. Un
zumbido de satisfacción la
recorrió cuando recordó haber
hecho el amor en esta piedra
con Marie. Entonces ella
suspiró. ¡Hacer el amor! A
continuación, tallarás
corazones en los árboles!. Le
molestaba que pudiera caer
tan fácilmente en
pensamientos curiosos. No era
como ella solía pensar del


enfoque habitual de amor

inflexible y posible
compromiso. Ella se pilló a sí
misma. ¿Compromiso? ¿Por
qué eso incluso había entrado
en su mente? Esto era solo una
aventura de primavera,
después de todo.
Ella navegó fácilmente por las
piedras a través del río y
comenzó el viaje de regreso a
casa en el lado opuesto del río
para variar. Había un poco más
del valle para explorar y estaba
interesada en ver qué podría
estar ocultando. Ahora que la


presión de encontrar el cucú

había terminado, ella ansiaba
deambular por Little Dip para
ver qué más podía encontrar.
Tal vez invitaría a Marie, pensó
con una sonrisa maliciosa. Por
qué no? Su tiempo aquí era
limitado y podría aprovecharlo
al máximo. No lo tomes a la
ligera, advirtió su voz interior.
Sabes que te gusta demasiado.
El disparo la hizo caer de
rodillas con los reflejos de un
veterano de combate. Le tomó
un momento darse cuenta con
alivio de que el disparo no


había sido destinado a ella.

Estaba demasiado lejos, para
empezar.
"¿Que demonios?"
Sonó un segundo disparo y
confirmó la dirección y más o
menos la distancia. Solo este
disparo fue acompañado por
un grito de ira aterrorizado.
Connie corrió tan rápido como
el suelo del bosque le permitía,
pensando que tenía que ser
Roy.
"Roy", gritó con toda la fuerza
de sus pulmones. ¡Por favor no
hagas nada estúpido!


Roy Johnston casi choca contra

ella. Llegó furioso a través del
bosque directamente hacia
ella. Connie vaciló. Parecía
exaltado y trastornado.
"Tengo uno. Tengo uno ”,
bramó. "Ven rápido y se mi
testigo!"
"¿Tienes que?"
"Un Sasquatch!" La agarró por
la manga y la arrastró por
donde había venido. Entraron
en un claro donde Robért yacía
sangrando, desnudo sobre la
hierba. Connie y Roy se
detuvieron en seco.


"Mierda", susurró Connie.

"¿Qué has hecho?" Luego
estaba de rodillas abriendo su
mochila para el botiquín de
primeros auxilios que siempre
llevaba mientras se sacudía el
cerebro para recordar la única
clase que había tomado en
primeros auxilios.
"Yo no le disparé", balbuceó
Roy, con los ojos locos por la
negación. “Era un Sasquatch.
Le disparé a un Sasquatch. No
a él. ¿De donde salió el?"
Se produjo un estrépito en el
bosque detrás de ellos y Marie


irrumpió en el claro. Ella patinó

hasta detenerse. "Mierda.
Joder ”, fue todo lo que pudo
decir, su cara completamente
blanca por la sorpresa.
"Quítale esa maldita arma a
Roy", ordenó Connie. "Y luego
ven aquí y ayúdame a aplicar
presión".
La Remington casi se cae de los
dedos entumecidos de Roy.
Él se sacudió con sorpresa.
"¡Ves lo que ha hecho tu
cruzada, idiota loco!" Marie le
gritó. "Obtendrás la ayuda que
necesitas ahora, lo quieras o


no. Y si está en mis manos, será

en una instalación a un millón
de millas de aquí. ¡Casi matas a
mi tío, bastardo loco!.
El desencadenó las palabras
que ella le dijo, como si el
mundo de los sueños a su
alrededor se hubiera
esfumado, luego tropezó hacia
atrás antes de salir corriendo
del claro.
"Eso fue cruel y no sirvió para
nada", dijo Connie cuando
Marie se arrodilló a su lado y
presionó la gasa que Connie le
tendió en la herida al lado de


Robért. Le habían disparado en

la pierna y el torso, pero la
herida del cuerpo sangraba
más.
“Necesitaba escucharlo. Hasta
ahora, se ha negado a escuchar
y mira lo que sucedió. ¿Y si le
hubiera disparado a un
humano ... quiero decir niño? "
Connie le dirigió una mirada a
eso, pero Robért gimió antes
de que pudiera seguir. Sus
párpados revolotearon
mientras luchaba por volver a
la conciencia.


"Busca a Luc", se las arregló

para decirlo.
"¿Luc está aquí contigo?"
Marie miró a su alrededor
salvajemente. "¿Dónde diablos
está ella?"
"La aparté después del primer
disparo y le dije que se
escondiera". Intentó sentarse.
Marie lo empujó hacia abajo y
levantó con cuidado la gasa
para comprobar el sangrado.
La bala solo te rozó. Está
sangrando pero no es
peligroso. ¿Qué hay de su
pierna? le preguntó a Connie y


se puso de pie. "¿Puedo

dejarte con él mientras voy a
buscar a Luc?"
"Si. La bala le atravesó el
muslo. Justo encima de la
rodilla. Connie trató de
mantener la bilis creciente
fuera de su voz. "Voy a limpiar
todo lo que pueda, pero
necesitaremos ayuda para
sacarlo de aquí". Ve a buscar a
Luc y luego trae ayuda.
Marie salió disparada a través
de los árboles, y Connie sintió
su agitación y preocupación, y
una oleada de inquietud y


deseo de ofrecer consuelo la

inundó. En cambio, se centró
en Robért.
"¿Como te sientes?" Connie se
quitó la chaqueta y la colocó
sobre Robért para ocultar su
desnudez, aunque a él no
pareció molestarle.
Se la colocó sobre su cintura y
le dio una sonrisa lánguida.
"Estaba a punto de ir a nadar
cuando apareció ese loco
idiota", dijo. Incluso su voz
había cambiado. Parecía tener
más fuerza en ella, y estaba
lidiando bien con su dolor y


conmoción. Connie estaba

sorprendida pero complacida
con sus habilidades de
primeros auxilios.
Probablemente estaba más
conmocionada que el
paciente.
Él le dio unas palmaditas en los
dedos ensangrentados donde
le había puesto la gasa en un
vendaje improvisado en su
muslo. "Eres una buena chica,
Connie". Estaba aturdido y
sonaba su voz en un tono alto,
pero al menos parecía alerta.
“Espero que cuando veas las


cosas como son, te quedes.

Necesitamos gente como tu.
Bueno ... Marie lo necesita, de
todos modos. Él sonrió. “Vi los
rasguños en tu cabaña. Ella
está bastante enamorada ".
Rasguños? Marie? De todas las
jodidas—"Uh, está bien". Ella
lo empujó suavemente hacia
abajo. "Necesitas descansar.
La ayuda está en camino." Un
chillido seguido de un gruñido
gutural la puso en posición
vertical. Los pelos en la parte
posterior de su cuello se
levantaron. Estaba


escuchando un ataque animal

y fue muy, muy cerca.
"Luc", gritó Robért, tratando
de levantarse. "Luc".
Connie agarró el rifle
abandonado de Roy y se puso
de pie. Si Luc estaba en peligro,
ella solo tenía un recurso,
aunque el grito no había
sonado como un niño. Parecía
más el de un hombre adulto.
¿Fue Roy?
“No”, la llamó Robért, pero ella
tuvo que irse. ¿Cómo podía
pensar que ella debía esperar
mientras un niño podría estar


en peligro a solo cien metros

de distancia? E incluso si Luc
estaba en un lugar seguro y
Roy estaba en peligro, ella
tenía su rifle.
Empujó la maleza y siguió los
gritos. Quienquiera que haya
sido había sonado en
considerable angustia. Ella
tropezó con la orilla del río y
supuso que Roy había estado
intentando volver sobre sus
pasos a casa. Más allá de la
línea de árboles, pudo ver a
Roy derrumbado sobre sus
rodillas, exhausto y


horrorizado cuando una

pequeña criatura con forma de
oso lo rodeó. Connie se
detuvo, sorprendida y
desconcertada. Como un oso,
pero no como un oso. ¿Qué
demonios era eso? ¿Podría ser
... Querido Dios, un Sasquatch?
Excepto que esto era pequeño
en comparación con lo que
decían las leyendas. Un pie
grande pequeño?
Gruñó y se acercó a Roy de una
manera encorvada, como si
acumulara el coraje para
atacar aunque pareciera


asustado. En cuanto a Roy,

parecía estar en mal estado y
se agarró el brazo izquierdo.
¿Ya había sido herido? Su
frente estaba cubierta de
sudor y gimió. A cámara lenta,
o al menos eso le pareció a su
mirada horrorizada, Roy se
desplomó.
"Oh Dios mío." ¿Que estaba
pasando? ¿Qué le pasaba?
Connie apuntó el rifle hacia las
copas de los árboles y apretó el
gatillo. No pasó nada. Desde
atrás podía escuchar los
estruendosos choques de la


maleza. Algo o alguien se

acercaba. Por favor, no seas la
mamá viniendo por tu bebé.
Connie apretó su agarre y
volvió a disparar. El ruido era
ensordecedor. El pequeño oso
se agachó, como si el disparo
hubiera sido destinado a él y
no a las copas de los árboles.
Los árboles detrás de ella
parecieron explotar cuando
una enorme bestia salvaje
irrumpió en el claro con un
rugido ensordecedor y se alzó
entre ella y la pequeña
criatura. Esta cosa tenía varios


pies de altura y casi el mismo

ancho. Era peludo y estaba
gruñendo, tenía ojos color
ámbar y dientes salvajes en un
hocico corto y coriáceo. Connie
se echó para atrás y dejó caer
el rifle antes de arrastrarse
desde el asiento de sus
pantalones a través de la
tierra.
"Oh, maldito Jesús". Me voy a
morir. Su vida pasó ante sus
ojos y era aburrida. Muy, muy
vacía y aburrida. Casi se rió de
lo absurdo de esto. Bueno, una
mierda a eso.


Roy gimió, boca abajo en el

barro. Se estremeció y luego se
quedó quieto. Demasiado
quieto. Oh no. ¿Estaba
muerto? Al menos lo consiguió
fácil. Estaba a punto de ser
destrozada y servir de
alimento al bebé de esta cosa.
Cerró los ojos y esperó el
ataque mortal, esperando que
fuera por la garganta y no por
las piernas o las tripas o algo
lento y desordenado.
No pasó nada.
Después de unos momentos,
Connie abrió lentamente un


ojo y echó un vistazo. Una

Marie desnuda estaba
encorvada sobre Roy. Ella lo
había volteado sobre su
espalda y estaba sintiendo su
pulso carotídeo, con el ceño
fruncido en su rostro. A su
lado, una Luc igualmente
desnuda estaba de pie
observando, su rostro una
máscara hosca de defensa.
"Rompiste la primera regla",
murmuró Marie con dureza.
"No cambies delante de los
humanos, y esta es la razón. Su
corazón no puede soportarlo ".


El labio inferior de Luc tembló.

Marie la miró bruscamente.
"Vete a casa. Ahora ”, espetó
ella. Por una vez, Luc hizo lo
que le ordenaron, giró sobre
sus talones y corrió.
Ahora Marie volvió su atención
a Connie. Abandonando a Roy,
se levantó y se acercó. Connie
le devolvió la mirada sin
parpadear, en una bruma de
conmoción, las piezas cayeron
en su lugar con una precisión
repugnante.
Marie extendió su mano,
ofreciéndole poner a Connie


sobre sus pies. "Tenemos que

hablar", dijo.
"¿Tú Crees?" Connie soltó un
grito y se negó a tomar su
mano, estaba tambaleándose
sin ayuda. "¿Qué demonios es
esto?" Exigió. "Está muerto,
¿no?" Ella señaló a Roy. "Y tu
tío está allá desangrándose".
"Estoy bien." Y de repente,
Robért estaba detrás de ella
completamente vestido y, a
pesar de una cojera, lucía
notablemente en forma para
un hombre que había recibido


dos disparos. "Maldición." Vio

a Roy en el suelo.
"Estoy adivinando un ataque al
corazón", dijo Marie.
"Probablemente porque vio a
Luc".
¿Infarto de miocardio? Connie
miró de Marie a Robért.
Robért gimió. "¿Donde esta
ella?"
“La envié de regreso al
complejo. ¿Puedes asegurarte
de que fue allí a donde fue? Y
trae a Sylvie y a Claude aquí
pronto.


Robért asintió y se movió para

irse, luego dudó y se volvió
hacia Connie. "Gracias por tu
ayuda. Como puedes ver,
sanamos rápidamente ".
Levantó su chaqueta
manchada de sangre. “Perdón
por el desastre. Te conseguiré
una nueva. No creo que este se
vaya a limpiar ". Lo colocó
suavemente sobre la cara de
Roy.
Ella lo miró atónita. Como esta
mierda pasa todos los días, no
es gran cosa. Gente
convirtiéndose en monstruos y


volviendo a su forma y
asustando a la gente hasta la
muerte. Literalmente. Miró el
cuerpo de Roy y una ola de
náuseas la venció cuando
Robért asintió y se fue en
silencio.
"¿Qué carajos?" Connie
farfulló, de repente encontró
su voz. "¿Qué diablos está
pasando?"
"No somos ... como otras
personas".
"Hay un eufemismo". Connie
se paseó, tratando de calmar
su propio corazón. "Entonces,


¿qué? ¿Sasquatches? Parecía

ridículo, pero ella lo había
visto.
"No. El término científico es
licántropo.
"Lican ..." Se detuvo, con los
ojos muy abiertos. "Eres ... un
..."
"Hombres lobo". Dijo Marie sin
rodeos. "Todos los Garouls lo
son, a menos que te hayas
casado con la familia como
George".
¿Se casó con? ¿Y él no es ...
como tú? "
"No."


"Cómo ... quiero decir, él tiene

que saber, ¿verdad?"
"Lo sabe."
"Entonces, él es humano entre
un grupo de hombres lobo".
Incluso decirlo suena ridículo.
Quizás más que decir
"Sasquatch".
Si. No es que él sea el único ".
Marie miró a Roy y luego a ella
y se le ocurrió a Connie que
todavía estaba desnuda y, por
alguna razón, parecía
perfectamente normal.
"¿Cómo funciona?"


"Los humanos pueden

cambiar".
Connie dejó de pasearse y la
miró de nuevo. "Huh", fue
todo lo que pudo pensar decir.
Marie esperó a que ella
continuara.
"Hombres lobo". Ella sacudió la
cabeza, completamente
impresionada. Pero ella los
había visto. No había cómo
negarlo. Ella los había visto.
Pobre Roy. Su obsesión le
había costado la vida porque
cuando se enfrentó a la
realidad, su cerebro y su


corazón no podían lidiar con

ella. Después de todas las
cosas que había inventado en
su cabeza, la realidad era más
de lo que podía manejar.
"Sí", Marie asintió con firmeza.
"Ahí tienes. Los Garouls son un
puñado de malditos hombres
lobo. Pasó junto a Connie y
regresó por donde había
venido. “Necesito encontrar
mi ropa. Las dejé por aquí en
alguna parte.
Connie la siguió, pegada al
talón. "¿Y este no es un sueño
extraño que estoy teniendo


debido al té de hierbas?" La
idea le había pasado por la
cabeza que estaba teniendo un
viaje de valeriana, viendo a Luc
gruñirle a Roy.
“Un hombre está muerto. No
estoy de humor para bromas ".
Se puso la camisa y los jeans y
comenzó a atar sus botas.
"¿Entonces Roy estuvo viendo
hombres lobo todo este
tiempo?" Connie no sabía si
reír, gritar o llorar.
Marie se enderezó y la miró
con expresión cautelosa y
preocupada. "No sé qué estaba


viendo, o qué creía que estaba

viendo, pero puedes estar
segura de que no era un
Garoul".
"¿Como sabes eso? Solo los
Garouls son hombres lobo ...
"Por favor. Necesitas irte
ahora. Tengo que limpiar este
desastre. ¿Podemos hablar
después?" Marie la miró
directamente a la cara. Connie
podía ver claramente el estrés
rebotando dentro de ella.
"Puedo ver que estás en
estado de shock, y con razón.


Pero necesitamos hablar de

esto ".
"¿Hablar de esta cosa? ¿Esta
cosa de licantropía? Connie
estaba incrédula. "¿Esta cosa
como que he estado
durmiendo con un hombre
lobo en un valle lleno de
hombres lobo? Donde he
traído a mi sobrina a una
guarida de ... ¡Dios mío!
¿Leone es? Luc es ... mierda,
mierda.
“Amy está bien. Está segura y
feliz y juega con niños que
resultan ser Were-cubs. No


pueden y no la lastimarán ". El

tono de Marie estaba lleno de
paciencia, pero Connie
escuchó la frustración que
había debajo.
"Ella solo asustó a Roy hasta la
muerte".
“Luc y Ren son lo que llamamos
purasangres. Tenían padres
Were puros. Su lado lobo se
desarrolla a un ritmo más
rápido que el de Leone y Jori, o
el de Jolie y Andre, que son en
parte humanos. Tenían un
padre humano ". La paciencia
de Marie se acabó,


ejemplificada con un suspiro

cansado. "Por favor. Podemos
hablar de esto más tarde.
Realmente necesito que te
vayas ahora. Por favor, vuelve
al complejo y espérame. Seré
lo más rápida que pueda ser ".
"Si. Por favor, váyase ahora,
señorita Fortune. Sylvie entró
en el claro flanqueada por
Claude y Robért. Su rostro
estaba congelado por la ira
cuando le lanzó a Roy una
mirada de profundo desprecio.
La contundencia de su tono
hizo que Connie retrocediera.


Con una mirada rápida y con

los ojos muy abiertos a Marie,
se volvió sin decir palabra para
irse.
"Espérame en la cabaña",
Marie la llamó. Connie se negó
a reconocer que había
escuchado y todo el camino de
regreso al complejo, su mente
fue un torbellino de imágenes
impactantes y estrechas. Roy
había tenido razón todo el
tiempo. Había monstruos en el
bosque. Pobre, loco Roy. Lo
que había tenido que pasar,
con todos pensando que


estaba chiflado y haciendo el

ridículo con él y su familia. Y
todo el tiempo los Garouls
sabían la verdad. No es de
extrañar que hayan tratado de
encerrarlo y asustarlo. El pobre
hombre tenía a toda la ciudad
pensando que estaba loco.
Incluso su mejor amigo pensó
que lo había perdido. ¿Qué
pensaría Jefferson ahora? O
Vivian, para el caso?
Connie vaciló. Ella estaba
atrapada. Nunca la dejarían
irse con este conocimiento.
Ella y Amy estaban jodidas.


Morirían aquí, y todo fue su

culpa. Probablemente se
estaban comiendo a Roy en
este momento, para eliminar
la evidencia. El pensamiento
hizo que su piel se erizara. ¿Los
Garouls comen personas?
Pero Marie había querido
hablar. Había insistido en que
hablaran. Incluso había
mencionado a los humanos
que vivían aquí en el complejo,
también, como George.
¿Quizás necesitaba encontrar
a George y hablar con él? Ella
ya estaba en el lado del arroyo


donde se encontraba su
estudio de trabajo. Decidida,
ella fue allí.
Afortunadamente, él estaba en
su estudio trabajando cuando
ella llamó a la puerta y entró
sin esperar una invitación para
entrar. Levantó la vista,
claramente sorprendido por la
visita improvisada.
"George", dijo. "Lo descubrí."
Sus ojos se entrecerraron.
"¿Descubriste qué?"
"Todos son hombres lobo".
Frunció los labios y dejó con
cuidado la pluma. "No. No


todos. Hay humanos aquí.

Muchos humanos. Nos hemos
casado o cruzado ".
"¿Y sabías esto hace cuánto
tiempo?" Ella lo fulminó con la
mirada y se cruzó de brazos.
Él se recostó y lo consideró por
un momento, luego le indicó
que tomara asiento. "Voy a
servirte un whisky doble. De
hecho, necesito uno yo mismo.
Él se levantó e hizo
exactamente eso, y colocó el
pesado vaso de cristal en su
mano antes de sentarse a su
lado.


“Dalia y Michel fueron buenos

amigos míos durante muchos,
muchos años. Y aunque estuve
casado y divorciado dentro de
ese tiempo, supongo que
siempre tuve un brillo para
Dalia ”, dijo de manera
acompasada. "Cuando quedó
viuda, resultó que ella sentía lo
mismo, y entonces nos
casamos".
"¿Y ahí fue cuando te
enteraste?" Era difícil
equiparar a la atractiva e
imperturbable Dalia con un
lado más oscuro y bestial. Y


qué fastidio, casarse con ella y

descubrir entonces que no era
humana.
“En realidad, lo sabía antes. Yo
era un buen amigo,
¿recuerdas? Y en el transcurso
de nuestra amistad, se hizo
evidente que algo estaba fuera
de lugar. Llegó a un punto
crítico durante unas
vacaciones de safari cuando
Michel vino a mí herido una
noche. Había tenido un
encuentro bastante estúpido
con un rinoceronte, de todas
las cosas. Tuve que curarlo y


exigí saber la verdad. Tomó un

sorbo y la estudió. "Creo que
estaba en el mismo estado que
tú ahora". Extendió la mano
con su mano libre y le dio unas
palmaditas en el brazo. "¿Que
pasó? ¿Como lo descubriste?"
Connie contó rápidamente los
acontecimientos de la tarde y
su rostro cambió de leve
preocupación a alarma. Dejó
su vaso a un lado y sacudió la
cabeza.
“Esto es horrible. Oh no.
Pobre, pobre Roy. Se levantó.
“Necesito ir a buscar a Luc.


Estoy seguro de que Robért la

ha llevado con su madre, pero
necesito estar allí. Dalia es muy
... frágil ".
Connie también se levantó. "Lo
entiendo. Y quiero encontrar a
Amy. Creo que tenemos que
salir de aquí.
Él ladeó la cabeza. "¿Mi
opinión? Creo que deberías
esperar y hablar con Marie. No
es tan grave como piensas ".
“¿No es grave? Un hombre
está muerto. Conozco a su
hermano y a su hija. ¿Cómo
puedo volver a mirarlos a la


cara después de lo que pasó?

¿Y tú que les vas a decir?
"Bueno, vio un cambio
humano en un hombre lobo y
su corazón no pudo
soportarlo".
“Connie, por favor.
Escúchame. Es terrible lo que
le pasó a Roy. Y su familia y
amigos lo extrañarán. Pero
Sylvie se encargará de que
sean atendidos.
Probablemente fue un ataque
al corazón, después de todo.
Cualquier cosa podría haberlo
llevado al límite. El hombre


estaba estresado hasta las

agallas.
"¿Y quién lo puso allí?" Ella
disparó de vuelta. “Los
Garouls. Todos sus
avistamientos fueron ciertos.
Simplemente no era la criatura
que él esperaba ".
“Nadie en el condado le creyó
a Roy. No puedes atacar a los
Garouls por eso ".
"Él debe haber visto a uno de
ustedes y-"
"Roy Johnston no vio a ningún
Garouls, Connie". Puso su
mano sobre su pecho. “Puedo


jurar eso. Todas estas patrullas

trataban de averiguar qué
demonios es lo que estaba
viendo, porque siempre
queremos saber si hay algo
que pueda ser una amenaza
para nosotros o para la
comunidad en general. No
hemos encontrado nada, lo
que indica que puede haber
sido tan delirante como todos
pensamos. Un hombre
traumatizado, brutalizado por
una guerra terrible.
Ella quería discutir, pero se
desinfló en su lugar. En su


corazón, sabía que George

tenía razón, que Roy había
estado presionando y
presionando y obsesionándose
con cosas que creía que estaba
viendo. Y ella había pasado
tiempo con los Garouls. No
parecían del tipo que
merodeaban cazando y
asustando a la gente. Solo
querían estar en su complejo y
vivir sus vidas. Ella suspiró y
salió del estudio con él.
¿Pero y si George estaba
equivocado? Roy había visto
un hombre lobo y pensó que


era un Sasquatch, ¿por qué

negarlo? Los Garouls
probablemente fueron
culpables de su muerte. ¿No
eran ellos culpables?
George la llevó por el arroyo,
donde el volumen de las voces
de los niños se hacía cada vez
más fuerte a medida que se
acercaban. La fiesta todavía
estaba en su apogeo a pesar de
la sombría situación a unas
pocas millas río arriba.
Parte de Connie se alegró de
que Emily no estuviera entre
los niños que corrían a lo largo


de la orilla del río. Sería

infernal verla feliz y jugando,
sabiendo que en algún
momento durante este día, las
últimas malas noticias serían
entregadas. Ella se atragantó
con la culpa, y las lágrimas
brotaron de sus ojos por
primera vez cuando la realidad
la inundó y el choque de
ansiedad comenzó a
retroceder.
Se subió al muelle y fue
inmediatamente a buscar a
Amy. Tan grande era su
preocupación por encontrarla


que tardó en notar el silencio

mortal que había caído en la
fiesta poco a poco. Los gritos
de los niños se habían
desvanecido hasta que
finalmente se detuvo. Ahora,
tanto adultos como niños
permanecían inmóviles en la
orilla del río, sus rostros
impasibles y cerrados mientras
veían el cuerpo de un hombre
flotar boca abajo a lo largo del
Silverthread. El agua había
hinchado su chaqueta de color
caqui mientras lo alejaba en el
agua correntosa. Sylvie Garoul


se había deshecho de Roy

Johnston de una vez por todas
al dejar que el Silverthread se
lo llevara.
Connie podía imaginar el
informe del forense cuando
finalmente lo encontraran.
Insuficiencia cardíaca antes de
golpear el agua. Simple como
eso. No habría otras marcas en
él.
Vio la cabeza rubia de Amy
junto a la oscura más alta de
Leone. Ambas se quedaron
quietas como todos los demás,
paralizados por el cuerpo que


pasó junto a ellos. Connie se

movió rápidamente y arrebató
la mano de Amy de una
sorprendida Leone. A pesar de
sus objeciones, arrastró a Amy
de regreso a su cabaña tan
rápido como pudo.
Una vez allí, metió a Amy en el
asiento delantero de Wilma
antes de tomar su equipo de la
cabaña y arrojarlo en la parte
trasera de la camioneta. Sin
decir una palabra más,
encendió el motor y las
condujo directamente fuera de


Little Dip y directamente hacia

Seattle.



Capítulo Diecisiete

Fliss estaba menos que
impresionada de tener a Amy
de regreso un día antes de lo
esperado, y a Connie no le
quedaban reservas
emocionales para combatir su
frivolidad.
“Pensé que era mejor regresar
un poco temprano. Localicé mi
cucú más rápido de lo que
pensaba y no había razón para
quedarse más tiempo ".
"Había un hombre muerto en
el río", dijo Amy a su madre,


que comenzó una nueva ronda

de investigación. Connie se
despidió agotada.
"El pobre hombre tuvo algún
tipo de accidente de caza", dijo
Connie, "Amy estaba
perturbada, así que la saqué de
allí".
"No, no lo estaba", protestó
Amy.
"No es el tipo de cosas que una
niña pequeña debería ver".
Connie estaba decidida a
cortar este argumento de raíz.
Agarró su bolso y se dirigió
hacia la puerta. "Te llamaré


mañana, Fliss. Estoy agotada y

necesito dormir un poco ". Y le
dolía el corazón por razones
que no podía explicar.
El estacionamiento era malo
en Union Street, así que dejó a
Wilma a unas pocas cuadras y
se dirigió a su departamento.
La puerta verde al lado del
Emporio de Yong nunca había
sido tan acogedora. Quería irse
a la cama y dormir durante las
siguientes veinticuatro horas
seguidas.
Todo se veía bien hasta que
giró la llave en la cerradura de


la puerta de su apartamento.
Apenas se movió. Era como si
un peso muerto estuviera
bloqueando su entrada.
Connie empujó más fuerte. ¿Se
había caído el abrigo contra él
y bloqueado la parte de atrás
de la puerta? Cuando tuvo
suficiente espacio para entrar,
se inclinó y miró el desastre
que la saludó.
"Mierda." El lugar había sido
puesto patas arriba. Dudó en el
umbral, temerosa de moverse
más adentro, aunque
instintivamente sabía que


estaba sola. Podía ver que el

autor había entrado por el
balcón. La puerta estaba
abierta de par en par, su
cerradura arruinada. Todo en
su departamento había sido
destrozado, y los muebles
fueron volcados, los cajones y
armarios vacíos. El teléfono
estaba hecho pedazos. Era
como si alguien hubiera estado
buscando algo. Lo único que
tenía de algún valor era ...
¡Mierda! Los originales de
Brookman habían
desaparecido de la pared y los


marcos yacían rotos en el suelo

sin el contenido.
Connie se dirigió a la planta
baja para golpear la puerta de
los Yongs. La Sra. Yong
respondió.
"Lamento molestarla, Sra.
Yong. Necesito usar su
teléfono para llamar a la
policía. Su cabeza había
comenzado a latir. Después de
todo lo que había sucedido,
ahora esto. La Sra. Yong se
preocupó por ella cuando hizo
la llamada y luego fue a
esperar afuera a la policía. Y


todo el tiempo, por mucho que

la enojara, deseó que Marie
estuviera con ella.

Pasó un mes en una mancha
de lasitud, incredulidad y,
finalmente, aceptación. Había
hombres lobo en el mundo. Lo
sobrenatural era exactamente
eso, una capa adicional sobre
el orden natural de las cosas
que una vez había aceptado
como única realidad. Excepto
que su realidad era diferente
ahora. Era como si hubiera


descubierto un nuevo color y

fuera la única que pudiera
verlo.
Ella miraba fijamente a la
gente en la calle. ¿Eran
hombres lobo? ¿Qué tal ese
hombre allí? ¿Esa mujer? Ella
se sintió loca. Le preocupaba
estar convirtiéndose en Roy.
Entraron un par de pequeños
contratos y ella logró darles la
vuelta rápidamente para
mantener el flujo de efectivo y
mantenerse cuerda.
Mantenerse ocupada
trabajando para sofocar los


pensamientos que rodaban

por su cabeza. Los
pensamientos locos. Los
pensamientos sobre Marie. De
su forma de hacer el amor.
¿Había habido alguna pista
que ella se hubiera perdido?
¿Había estado tan atrapada en
la gloria, que no se había dado
cuenta de que estaba teniendo
sexo con un hombre lobo?
¿Cómo sucedió eso? ¿Cómo
podía ser tan tonta, tan
engañada ... tan conectada sin
saber realmente nada?


Ahora que ella sabía su

secreto, ¿irían los Garouls a
buscarla? En su corazón, ella
sabía que estaba a salvo. Marie
nunca la lastimaría. El
momento de silenciarla había
ido y venido, pero eso no
detuvo los ataques de pánico
o los sudores nocturnos.
Después de una noche
particularmente mala,
llamaron a la puerta. No es el
timbre habitual de la puerta de
la calle, sino un cortés
golpeteo de nudillos contra la
puerta de su apartamento.


Revisó a través de la nueva

mirilla que el Sr. Yong había
insistido tanto en instalar en la
de ella como en la de su propia
puerta, y se encontró con un
muro de oscuridad, como si
alguien hubiera puesto su
mano sobre el vidrio.
Con cautela, Connie abrió la
puerta un poco con la nueva
cadena de puerta que el Sr.
Yong también había instalado
en un ataque de fervor para
proteger a las mujeres en su
vida. La policía verificó que
alguien había estado en el


balcón durante algún tiempo

tratando de ingresar al edificio,
y Yong y Connie recordaron
con inquietud y, por diferentes
razones, los problemas del año
pasado con macetas rotas y
toldos rotos. ¿Qué pasaría si
todos los esfuerzos de
seguridad del Sr. Yong
hubieran sido desperdiciados
por alguien que simplemente
se desliza desde la calle y
bloquea su mirilla?
Connie tuvo que verificar de
todos modos.


Resultó que lo único que

bloqueaba el pequeño agujero
era el pecho de Claude. Él la
miró por la puerta.
"Su casera me dijo que
subiera", dijo en tono de
disculpa, como si de repente se
diera cuenta de que la había
puesto nerviosa. "La conocí en
la calle". Sus ojos oscuros
nadaban con preocupación.
Connie se preguntó cómo
había sido la expresión de su
rostro para que Claude se
preocupara tanto que la había
alarmado. Siempre había


supuesto que era taciturno y

más bien unidimensional.
Ahora parecía incómodo fuera
de su territorio. Deslizó la
cadena y abrió más la puerta.
"¿Puedo ayudarte?" ella
preguntó fríamente. ¿Qué
demonios había traído al
secuaz de la Garoul a su
puerta?
A Sylvie le gustaría decir unas
palabras. Ella está abajo en el
auto ".
Estaba en la punta de su lengua
decir que no. Y para decirlo con
absoluto placer cuando


agregó: "Habría subido ella

misma, pero las escaleras son
demasiado para ella".
¿Desde cuándo algo tan simple
como las escaleras impidió que
Sylvie Garoul hiciera lo que
quisiera? Esta era la abuela
que saltaba a los arroyos, que
se ponía peluda a la luna llena
y arrojaba hombres muertos al
río.
"Hoy le duele el hígado", dijo.
Connie parpadeó. Esto fue
críptico. "¿Su hígado?"


Él asintió solemnemente. "Se

ha extendido a su hígado. ¿No
te lo dijo Marie? "
"Yo ... yo", tartamudeó, ¿cómo
demonios se suponía que
debía responder a esto? "No
me di cuenta de que era tan
malo". Buscó una respuesta
diplomática que no revelara el
falso paso que acababa de
hacer , o que revelara que ella
y Marie no se habían acercado
lo suficiente como para
compartir noticias sobre la
salud de Sylvie. Con un suspiro,
deslizó la llave en su bolsillo y


salió para reunirse con él en el

pasillo. "Vamonos."
Él asintió y la condujo por las
escaleras hacia la acera y una
larga limusina negra que atrajo
miradas subrepticias de los
lugareños en la casa de los
Yong. Claude sostuvo la puerta
para que ella entrara en la
parte trasera del vehículo
antes de dirigirse al asiento del
conductor.
Sylvie estaba en la parte de
atrás, envuelta en un abrigo
grueso a pesar del calor del día.
Tenía mala cara, y su rostro


tenía un matiz ceroso. La piel

de sus manos, cruzada
gentilmente en su regazo, era
fina como el papel y
amarillenta. Un bastón de
ébano con el mango de la
cabeza de un lobo plateado
descansaba a su lado. Era una
mujer completamente
diferente de la que Connie
había conocido por primera
vez hace varios meses.
"¿Te importa si damos un
pequeño paseo por el
parque?" Sylvie preguntó.


hombros. "No. De ningún
modo." Miró a Sylvie con
curiosidad teñida de empatía.
Ella y Fliss habían perdido a su
propia madre a causa del
cáncer. Sylvie obviamente
estaba muy incómoda pero
decidida a mantener su
semblante real. Claude se
apartó de la acera y se fusionó
sin esfuerzo con el rápido
tráfico de Union Street.
"Supongo por la expresión de
sacarina en tu cara que no
sabías que me estaba


muriendo". Sylvie anunció una

vez que estaban en camino.
"Nadie pronunció una
palabra", respondió Connie sin
rodeos, asegurándose de que
cualquier "aspecto de
sacarina" fuera reemplazado
por una insípida indiferencia.
Sylvie parecía digerir esto
pensativamente, meditando
en silencio sobre sus palabras,
hasta que Connie comenzó a
sentirse nerviosa, como si de
alguna manera hubiera
expuesto información no
intencional.


"Siempre quise continuar con

gracia como Alpha hasta que
me desmayé", dijo. "Pero en
días tediosos como este, me
doy cuenta de que es cada vez
menos probable. Necesito
planificar mi retiro ".
"¿Como Roy Johnston planeó
para el suyo?" Ella rompió las
palabras y las lamentó un poco
una vez que salieron.
Hubo un incómodo, frío,
momento de silencio. Luego,
"la familia de Roy ha sido
generosamente atendida. Su
hija ahora tiene un fondo


universitario, y Norman no
sufrirá financieramente por la
pérdida de los ingresos de su
hermano ".
"¿Y cómo lo tomaron Norm y
Emily?"
"¿El dinero o la noticia de la
muerte de Roy?" Sylvie
contestó solemne. “Ni con
tanta gracia. Se ha desechado
una reputación".
Esa reputación siempre estaba
humeando. "¿Qué dijo el
forense?"
"Insuficiencia cardiaca. Estaba
muerto antes de tocar el agua.


Esto era exactamente lo que

Connie había sospechado.
"Son un grupo desalmado".
“Somos sobrevivientes, Srta.
Fortune. Hijos de Lilith. Hemos
estado en este mundo desde
siempre, viviendo en el silencio
en las sombras observando a la
humanidad dividiendo el
mundo natural y arruinando su
honrada herencia. La
desaparición de Roy fue
desafortunada, pero me salvó
de idear otro plan, sin duda
involucrando hospitales,


órdenes de exclusión y
medicamentos fuertes ".
"¿Lo habrías declarado
demente?"
"Todo el condado ya estaba
hablando de eso", respondió
Sylvie. "Yo iría tan lejos como
para decir que tú también
estabas actuando por
conveniencia con ellos, ¿o
tenías otras intenciones con el
artículo de la revista que ibas a
escribir sobre él?"
Connie se sonrojó. Supuso que
Vivian le había contado a
George. Jefferson no conocía a


los Garouls, por lo que no

podría haberles contado
ninguna historia.
"¿Y estás aquí para ver si yo
también necesito un ataque al
corazón?" Su tono era áspero,
pero odiaba que Sylvie tuviera
razón. Todo el artículo de la
revista había sido una mala
idea desde el principio, y ahora
se sentía barata incluso por
considerarlo. Si estaban aquí
para detener su parloteo,
entonces en algún nivel
kármico se lo merecía.


Sylvie soltó una risa cansada y

palmeó la rodilla de Connie.
Debería haberse sentido
condescendiente pero no lo
hizo. No cuando lo hizo una
verdadera matriarca, y vino
con un aplazamiento de una
sentencia de muerte
imaginada.
"No, querida", dijo. “Tengo
una propuesta diferente en
mente. George nos ha dejado.
Tuvo que sacar a Dalia y a las
chicas del país ".
"¿Fuera del pais?" Connie se
imaginó a George huyendo con


su familia. Caminando por las

carreteras del país a
medianoche, vigilando con
inquietud el espejo retrovisor.
“George tiene un lugar en
Canadá. Bella Coola Ha llevado
a las chicas allí para un
descanso prolongado ".
"¿Has venido hasta aquí para
decirme esto?"
"No salí de mi camino en
absoluto. Estaba visitando a mi
oncólogo.
Eso hizo callar a Connie.
“Vine”, continuó Sylvie, “para
entregar esta carta. Me


pidieron que lo hiciera

personalmente ". Le entregó
un sobre blanco liso.

Connie

A estas alturas, Sylvie ya habrá
explicado el motivo de mi
traslado a Canadá. Tengo que
cuidar a mis chicas. Son las
número uno en mi vida.
Me entristeció dejar Little Dip,
especialmente porque tenía
varios proyectos que
completar para el almanaque.


Siempre es un placer trabajar

en ellos.
Espero que no te importe que
haya presentado tu nombre
como mi reemplazo. No puedo
pensar en nadie más capaz de
tomar el pincel y la lente de la
cámara, y continuar desde
donde lo dejé.
Con suerte, lo verás de esta
manera también, y nos
encontraremos nuevamente
más adelante en un futuro.
Todo lo mejor,

George


Hubo un revoloteo
incontrolado de deleite, que
ella aplastó sin piedad. "¿Me
estás ofreciendo un trabajo?"
ella preguntó sin rodeos.
Sylvie la miró fijamente. "Lo
estoy considerando".
"Bueno, cuando preguntes, lo
consideraré también", dijo con
rigidez. "¿Marie sabe de esto?"
Volvió a doblar la carta y la
guardó en el sobre. No había
sabido nada de ella desde que
había agarrado a Amy y corrió
hacia Seattle. Se molestó. Una


parte de ella quería esa charla

que Marie le había prometido,
otra parte quería correr aún
más lejos que George.
"Ah", dijo Sylvie sabiamente,
dejando a Connie con la
sensación de que había
expuesto demasiado una vez
más. "Así que así son las
cosas".
Hubo un silencio
contemplativo mientras cada
uno consideraba las palabras
del otro. Entonces Sylvie
levantó su bastón y golpeó
suavemente a Claude en el


hombro. "Al hotel por favor,

Claude”.

Marie miró de mal humor por
la ventana del décimo piso. Ella
había conducido su propio
auto desde el oncólogo,
mientras su madre insistía en
que la llevaran por la ciudad en
esa ridícula limusina con el
pobre Claude acorralado como
chofer.
"Debe ser una cosa de los
últimos deseos", murmuró
Marie. Dios sabía qué mierda


extraña entraría y saldría de la

mente llena de medicamentos
de Sylvie en los próximos
meses. Ella estaba sufriendo.
Marie lo sabía, podía sentirlo, y
la volvía loca de preocupación.
Todavía no estaba lista para
llenar los zapatos de Sylvie. Ella
quería varios años más. Era
callada, melancólica y no
material alfa. Ella quería que su
madre viviera para siempre. Y
estaba sola, y hacerlo sola la
asustaba. Los alfas necesitaban
un compañero fuerte. Hugo, su
padre, había sido el


compañero perfecto para su

obstinada madre. Su amor
incondicional no significaba
que no fuera capaz de
enfrentarse a su obstinada
esposa. Marie sabía que Sylvie
todavía lo extrañaba
terriblemente, incluso después
de todos estos años. Ella
envidiaba a su madre. Le
hubiera encantado una
conexión así. Su propio
matrimonio había sido corto,
dulce y, en realidad, poco
involucrado. Había amado a
Paul, a su manera. Y habían


traído dos hermosos cachorros

al mundo, pero su muerte
prematura la había dejado
llorar la pérdida de un amigo
en lugar de un compañero de
vida. El tiempo le había
enseñado que había
seleccionado el equivocado,
algo que sospechaba que
Sylvie lo había sabido todo el
tiempo.
Marie dejó caer la cortina en su
lugar y suspiró en el lujoso
apartamento familiar que
servía para las vacaciones. La
otra cosa que la estaba


volviendo loca era preguntarse

dónde demonios se habían ido
Sylvie y Claude. Deberían
haber estado aquí ahora.
Habían estado unos diez
minutos detrás de ella y eso
solo podía significar una cosa,
y eso hizo que Marie se
enojara más que nunca.
Manténte fuera de mis
negocios, anciana. No me
importa lo enferma que estés,
te enviaré a la órbita si vas a
hablar con ... La puerta se abrió
y Claude retrocedió
cortésmente para permitir que


su invitada entrara en la
habitación. "Connie".
Marie comenzó cuando se dio
cuenta de que había
completado su pensamiento al
pronunciar el nombre de
Connie en voz alta. Su corazón
dio un vuelco incómodo y supo
que se veía expuesta de pie
como una idiota inquieta junto
a la ventana del hotel.
Connie asintió fríamente y se
hizo a un lado para la entrada
más lenta y grandiosa de
Sylvie.


"Llamamos a Connie", dijo

Sylvie, como si fuera la cosa
más natural del mundo.
Marie contuvo un suspiro y le
dio a Connie una mirada de
reojo, luego descubrió que no
podía quitarle los ojos de
encima. Ella se veía bien.
Maravillosamente bien. La
había extrañado. Y se había
sorprendido de cuánto le había
dolido cuando Connie huyó.
"Podrías haberme dicho que
planeabas hacer eso",
murmuró.


Sylvie se quitó la chaqueta y la

colocó sobre el respaldo de la
silla más cercana, visiblemente
cansada. "Necesitaba tener
una conversación de negocios
con Connie", dijo, lo cual fue
una forma educada de decir
que se mantenga alejada de
esto, no te concierne. "Le
ofrecí el puesto de George a
Connie como ilustradora para
el almanaque".
Marie lo había visto venir, pero
todavía estaba en shock ahora
que estaba aquí en la
habitación con ellos. Estudió a


Connie, tratando de deducir su

respuesta. Tenía que ser un sí,
de lo contrario, ¿por qué venir
aquí?
"Dije que no."

"¿Oh?" Demasiado para esa
idea.
"Entonces, quiero que cambies
de opinión", Sylvie concluyó la
conversación forzada.
"No hay manera-" comenzó
Connie.
"Estoy segura de que la Sra.
Fortune ..." Ellas hablaron al


mismo tiempo y se detuvieron

avergonzadas.
Sylvie esbozó una sonrisa
irónica. "Si me disculpan, creo
que tomaré una siesta". Se
movió lentamente a su
habitación.
Claude, de pie torpemente
cerca de la puerta, se aclaró la
garganta. "Tengo que ir a
buscar su medicina, Marie",
dijo, casi en tono de disculpa, y
salió del apartamento del hotel
con un aire de alivio
inconfundible, dejando a las
dos mirándose la una a la otra.


"Um. Bueno. ¿Quieres

sentarte? Marie le indicó a
Connie que se sentara y se
sentó enfrente. La mesa de
café y sus revistas se
convirtieron en tierra de nadie
entre ellas.
"Sylvie me dijo que el funeral
de Roy fue hace un par de
semanas". Connie fue
directamente hacia la costra
más grande.
Marie se puso rígida, luego,
deliberadamente, dejó ir su
estrés y se obligó a relajarse.
"Lo fue. Y las cosas nunca serán


lo mismo con los Johnstons.

Ella sabía lo que Connie
realmente quería escuchar. La
verdad. "El daño era
demasiado grande".
"Les pagaste".
Marie asintió con la cabeza.
"Sé que no resolverá mucho,
en todo caso, pero Norm lo ha
tenido difícil todos estos años.
Más o menos crió a Emily como
suya, mientras que Roy pasaba
de una idea a otra. Solía buscar
oro en el Silverthread. Luego,
presionó para que la industria
maderera se reiniciara ”. Ella


habló de manera uniforme, sin

emoción. Esta fue la última
oportunidad para que Connie
entendiera la posición de los
Garoul con respecto a toda la
triste situación. Sin embargo,
la idea de un Sasquatch parecía
surgir de la nada. Sabíamos
que estaba interesado en
cosas como invasiones
alienígenas y conspiraciones
gubernamentales, pero esto
estaba demasiado cerca de
casa para nosotros. Tenía que
ser detenido. Nadie quería que
muriera.


"Pero sí murió".
Marie bajó la mirada. "Y es algo
terrible, pero no puedes culpar
a Luc", respondió ella, con
pasión arrastrándose en sus
palabras. “Ella entró en pánico
y salió a la defensa. Acababa de
ver a Roy dispararle a Robért,
después de todo. Piensa en lo
que Amy podría hacer si te
viera disparada y herida.
mirada y luego suspiró.
"George se los llevó a todos".
“Sylvie decidió que era lo
mejor para Luc. Estaba en un


estado terrible y claramente

no lo estaba llevando muy
bien. Aunque todavía creo que
mantenerla más cerca de la
manada podría haber sido
mejor para ella que el
aislamiento en Bella Coola.
Podía sentir los músculos de su
rostro tensarse. Ella y Sylvie
habían tenido una tremenda
discusión sobre la expulsión, y
así fue como Marie lo vio.
También había roto los
corazones de Ren y Dalia, pero
Sylvie había sido despiadada.
El viejo lobo estaba cerca del


final de su reinado e intentaba

desesperadamente mantener
la manada en orden. Los
eventos del verano habían sido
devastadores tanto para las
comunidades de Lost Creek
como para Little Dip. Marie
podía entender esto, pero
deseaba que su madre la
hubiera dejado lidiar con eso.
Ella heredaría el desastre de
todos modos, por lo que bien
podría ser la arquitecta de la
recuperación.
"Me gustaría volver y ver a
Norm y Emily", dijo Connie de


repente, de la nada. "Me

siento culpable. Y también
huyendo cobardemente así
cuando necesitaban amigos ".
Marie esperó, sin saber a
dónde iba esto.
"¿Qué tan involucrada estoy?"
Connie preguntó, haciendo
contacto visual directo. “Sé tu
secreto. Sé más que Roy.
¿Estoy en peligro? ella
preguntó sin rodeos.
"No. Nunca. Y nunca lo estarás.
Has visto el ciclo. Roy fue
ridiculizado. Perdió su trabajo
y dañó a su familia. El mayor


daño que puedes hacer es el

que te haces para ti mismo. Un
elogiado ilustrador de vida
silvestre difícilmente puede
andar parloteando sobre
hombres lobo ”. Podía ver a
Connie considerando esto, y su
lenguaje corporal mostraba
que se creía segura. Marie
nunca permitiría que le pasara
nada a Connie, tanto si
aceptaba el trabajo en Little
Dip como si no.
“Vivian me escribió para ver
cómo estaba Amy. Estaba
preocupada por su salud. Ella


me contó todo sobre la muerte

de Roy ", dijo Connie, su
conversación tomando otro
giro. Era como si necesitara
descargar todos sus
pensamientos a la vez.
"Todavía no le he respondido".
"Cuando desapareciste, les dije
a Norm y Vivian que Amy se
había enfermado y que te
habías ido a casa antes de
tiempo ".
"Vivian también dijo que Emily
parece estar desarrollando un
tartamudeo". Connie habló


con una tristeza que suavizó

cualquier acusación.
"Lamento lo de Emily y Luc.
Ambas son las únicas que han
sufrido por todo este incidente
y son las verdaderas
inocentes". Marie permitió
que se mostrara su propia
culpa. Connie también tenía su
propia culpa, aunque
esencialmente estaba
tratando de protegerse a sí
misma y a Amy. "¿Cuánto te
explicó Sylvie sobre la política
de la manada?"


Connie sacudió la cabeza.

"Nada. ¿Por qué?" Luego
agregó: "No estoy segura de
querer saber más". A pesar de
lo que había dicho, se inclinó
hacia delante, casi
imperceptiblemente, y Marie
sabía que había quedado
prendada. Una nueva especie,
después de todo. La idea se le
quedó en la garganta porque
deseaba que Connie estuviera
interesada en ella por ella, y no
por ningún vínculo
licantrópico. Se echó un poco
hacia atrás y Connie avanzó un


centímetro más, obviamente

inconsciente del movimiento.
Marie habría sonreído si no se
sintiera tan vacía. Después de
todo, le había ganado a Sylvie
su nuevo ilustrador. Ahora
todo lo que tenía que hacer era
llevarla a casa a Little Dip, tan
doloroso como podría ser para
ella personalmente.
"Los Garouls no son la única
manada de hombres lobo en
Estados Unidos, ni siquiera en
el mundo", dijo Marie. "Hay
muchos, todos de familias muy
antiguas", comenzó, hablando


fácilmente sobre la historia de

su manada. “También hay
nuevas manadas emergentes.
Pandillas de Weres solitarios,
engendrados ilegítimamente,
en busca de riquezas y estatus,
tratando de forjar sus propios
pequeños reinos en las
ciudades y el interior. Es un
mundo de mucho movimiento
y próspero y estos Weres
quieren un pedazo ".
Podía ver que Connie estaba
cautivada y se preguntó por
qué su madre no había jugado
esta carta antes. La sed de


conocimiento de Connie era su

debilidad, así como su fuerza.
"Sin embargo, existen reglas
básicas y se han transmitido
por generaciones. Estas son,
no te reveles a los humanos,
no mates a los humanos y no
llames la atención sobre ti
mismo ".
"Entonces, ¿cómo encaja el
almanaque?" Connie
preguntó. “Tiene que ser
importante contratar a
personas como George
Brookman para ilustrarlo y
alejarte de tu práctica para


escribir el texto. Quiero decir,

el almanaque se remonta
siglos atrás. Tiene que ser algo
más que el pasatiempo de tu
madre ".
Marie sonrió. "Cierto. Los
almanaques contienen nuestro
patrimonio y nuestros
registros culturales,
medicinales e históricos. No
puedo decirte más que eso ".
Hasta que aceptes trabajar en
ello ... y ser mía. Estaba un
poco avergonzada por ese
complemento. Pero también
un poco emocionada, porque


sintió la atracción de Connie

desde aquí, incluso después de
todo lo que había sucedido.
Había algo poderoso y natural
entre ellas. Una llamada. Y
sabía que Connie también lo
sentía, aunque luchaba por
ignorarlo. Marie consideró
cuidadosamente sus siguientes
palabras.
"Si acepta la oferta de Sylvie,
se espera que, por supuesto,
viva en Little Dip durante una
parte del año cuando
trabajemos en el almanaque".
Casi podía sentir la piel de


gallina en erupción a lo largo

de los brazos de Connie. "Su
seguridad está absolutamente
garantizada, y esperaríamos lo
mismo. Este es un contrato de
confidencialidad. Le ofrecemos
este puesto porque ya
confiamos en usted y porque
es un artista talentoso ". Ella
agregó un poco de
edulcorante. “Amy puede
venir para las vacaciones.
Tendría muchos amigos con
quienes jugar. Leone siempre
habla de ella.


Estaba soltando el hilo del

carrete en Connie y a Marie le
encantaba pescar. Ahora podía
sentir la tensión en la línea
mientras Connie luchaba con
todas las posibilidades que
tenía ante ella.
"¿Sylvie ha mencionado un
salario?" Marie preguntó. Ella
sospechaba que no. Sylvie le
dejaría eso a ella.
"No."
Así que expuso los detalles del
contrato, las obligaciones
laborales y el salario, y se
complació cuando Connie


comenzó visiblemente con la

cantidad. Esto fue divertido.
Tan divertido que no estaba
preparada para la salpicadura
de vuelta cuando Connie
repentinamente resbaló del
anzuelo y se paró.
"¿Robaste los grabados que
George me obsequió?" Connie
preguntó. "Es como si los rollos
de película volvieran a
aparecer". Su mirada se volvió
de piedra. "Marie, no puedo
trabajar con ese nivel de
paranoia. Si las impresiones
contenían algo importante


sobre el almanaque, entonces

solo tenían que preguntar y yo
las habría devuelto.
"¿Disculpa?"
"¿Entraste a mi apartamento y
tomaste los grabados de
George?" Connie repitió, sin
molestarse en ocultar su ira.
Marie se quedó en blanco.
"Los borradores que me dio
cuando me llevaste a su
estudio de trabajo", dijo,
impaciente.
Un lento escalofrío de
comprensión recorrió el


cuerpo de Marie. "¿Quieres

decir que te han robado?"
"Sí", dijo, y por su confusión,
estaba claro que Marie no
sabía nada al respecto.
"¿Quienquiera que fuera entró
por el balcón?"
"Bueno, sí. La policía dijo que
era el punto débil de la
seguridad del departamento,
aunque el Sr. Yong cerró mejor
la puerta ".
"Necesitas salir de allí".
"No-"
"Escúchame. Si alguien
irrumpió en tú apartamento y


robó los grabados de George,

fue porque quería acceder al
material del almanaque. No es
fácil de encontrar, incluso en
forma de borrador ". Espetó
Marie. “Alguien sabía que esos
grabados estaban allí. Alguien
quiere usarlos para tratar de
decodificar el almanaque ".
"¿Decodificarlo?" Connie
frunció el ceño.
"Está en código. Esa es mi
parte de la carga de trabajo. Es
por eso que escribir el
almanaque es un trabajo tan


enorme ", dijo. "¿Quién sabía

que tenías esos grabados?"
"Casi todos con los que podía
presumirlos", admitió. "Todos
en el Big Bang, el colectivo de
artistas donde trabajo a
veces".
"¿Nadie de Lost Creek?"
"Um, Vivian y Jefferson,
aunque ni siquiera sabían qué
eran del almanaque".
"¿Vivian?" Marie se inclinó
hacia delante, rogándole a
Connie que se concentrara
más.


"Si. Vivian es una verdadera

fanática de Brookman. Él le da
todo tipo de cosas para la
biblioteca. Connie la miró
fijamente. "¿Que esta
pasando? ¿Por qué estás
interesada en Vivian?
Marie se puso de pie. "Porque
siempre me molestó la
tenacidad de Roy sobre su
maldita teoría de Sasquatch.
Alguien estaba alimentando
esta pasión a pesar de la
molestia en su familia y
amigos".


"Vivian nunca haría eso".

Connie estalló, luego se quedó
callada por un momento
cuando surgió la duda. "Pero
ella le consiguió todos esos
libros sobre el tema".
La puerta del hotel se abrió y
Claude apareció con una bolsa
de la farmacia.
Marie lo miró. “Comienza a
cargar el auto. Mi auto, no ese
estúpido tragón de gasolina.
Nos vamos a casa esta noche ".
Se trasladó a la puerta de la
habitación de Sylvie. "Voy a
despertar a Sylvie".


"¿Vas a enfrentar a Vivian?"

Connie preguntó.
"Sería un buen lugar por donde
empezar".
"Yo tambien voy."
Marie se tranquilizó. "No estoy
segura de que sea lo correcto
para ti".
“Esto es importante para mí,
Marie. Me gustan estas
personas y la muerte de Roy
me está destrozando. Estoy
atrapada hasta el cuello en
esto. Además ... "Miró a Marie
a los ojos", dijiste que me
ofrecieron el trabajo de


George porque los Garouls

confiaban en mí. Así que
demuéstralo.



Capítulo Dieciocho

Wilma estaba a full y en menos
de una hora Connie ya estaba
en camino hacia Lost Creek.
Ella había luchado
valientemente para evitar que
Marie y Claude montaran la de
escolta armada, por lo que
ellos habían seguido adelante.
La discusión sobre su escolta
terminó cuando se hizo
evidente que Sylvie los
necesitaría a ambos para
facilitar el viaje inesperado
para ella. Claude para


conducir, y Marie como

ayudante. Además, llegarían
mucho antes que ella. Nos
encontramos en Little Dip
fueron las instrucciones.
Mientras Wilma avanzaba por
la carretera, Connie dejó que
su mente se paseara por los
acontecimientos del día. Los
Garouls habían introducido
una mezcla explosiva en su
vida hacía menos de un año. La
oferta de trabajo fue un sueño.
Pagaba asombrosamente bien,
y al mantener su propio
contrato de trabajo, Connie


estaría más que bien

económicamente.
Sus pensamientos se dirigieron
a Amy. Si bien su viaje a Little
Dip había estado lleno de
momentos difíciles, su sobrina
lo había disfrutado. De hecho,
ella había prosperado. Fliss
tuvo sus fallas como madre,
pero hizo todo lo posible para
salir del paso, y eso fue todo.
La oportunidad de tener a Amy
con Connie de vacaciones
seguramente no haría más que
ayudar a su pequeño grupo
familiar.


"Estoy convencida. Quiero el

trabajo ". Y mientras estaba
siendo honesta consigo
misma, agregó un comentario
interno, Todavía me siento
atraída por Marie. Ahí está.
Ella lo había admitido. El sexo
era increíble, pero también le
gustaba, a pesar de que era
una grande y mandona ...
hombre lobo. Y ese era un
problema.
Cuando lo asimiló, estaba más
enojada que sorprendida. Se
había enamorado de un
hombre lobo. ¿No era ese el


tipo más obvio de coquetear

con el peligro?
Ella giró el dial de la radio,
tratando de encontrar una
estación mejor. Lo del hombre
lobo era algo con lo que había
estado luchando internamente
desde que vio a Roy colapsar. Y
ahora ella estaba en camino y
acelerando ... bueno,
retumbando ... toda la noche
para regresar a un valle lleno
de ellos. Ya nada tenía sentido.
Su brújula moral giraba como
este dial de radio.


Ella no era delirante como Roy.

Le gustaba pensar que podía
mantener sus pensamientos
nivelados, en su mayor parte.
¿Pero hombres lobo? Quizás lo
más angustiante fue el hecho
de que no estaba tan
sorprendida como debería
haberlo estado.
¿Y qué hay de Lost Creek? ¿Y
de Vivian?
Eso fue un problema.
Inconscientemente había
expuesto algunas cosas sobre
el almanaque a través de su
amistad y correspondencia con


Vivian. Su único consuelo era

que George había caído en la
misma trampa con sus regalos.
¿Cuánto había revelado
inadvertidamente? Ahora
estaba fuera de escena.
Entonces, quizás el único
recurso para obtener más
impresiones de Brookman
había sido irrumpir en el
apartamento de Connie y
robar lo que George le había
dado. Connie recordó la
emoción de Vivian cuando vio
por primera vez los borradores
en la biblioteca. ¿Realmente


había alimentado la obsesión

de Roy, mientras todo el
tiempo fingía preocupación
por él? El pensamiento la hizo
sentir incómoda y enojada.
¿Y qué hay de Norm y Emily y
el dolor que deben estar
sintiendo? Connie sintió
agudamente su propia
cobardía al no quedarse para
ayudarlos, aunque en su
corazón sabía que no tenía
otra opción. No mientras ella
supo el destino de Roy antes
que ellos. Sintió una culpa que


nunca podría reconciliar, y era

solo su carga.
Finalmente llegó a Lost Creek
poco después de las siete de la
mañana, agotada y un poco
ansiosa cuando vio que Norm
ya estaba abierto para atender
al público. Necesitaba mucho
café, pero ¿podría enfrentarse
a Norm? Sabía que tendría que
hacerlo en algún momento,
pero estaba cansada y dudaba
que tuviera las agallas para eso
ahora.


Había una luz encendida en el

local de Jefferson, así que ella
se detuvo.
"Hola extraña." Salió a
saludarla. En su iniciación,
compartieron un abrazo
incómodo. Era un hombre
grande, y ahora la tristeza
parecía hundir su cuerpo y
torcerlo en ángulos que
apenas podría manejar. Su
abrazo llegó con los hombros
caídos y las rodillas y los codos
doblados, como si quisiera
abrazarla pero se sentía
incómodo por la intimidad.


"Ha estado muy malo por

aquí", murmuró y retrocedió.
"Lo siento", se disculpó desde
un lugar que él nunca
conocería. "Solo recibí la carta
de Vivian sobre el funeral a
fines de la semana pasada".
"Estuvo mal." Su rostro estaba
lleno de tristeza. "Norm solo
está aguantando" “por Em ".
Ella suspiró, sintiendose como
en una trampa de acero.
"Sin embargo, se alegrará de
verte". Jefferson, sin saberlo,
activó el detonante y eso se
sintió como una paliza.


"Iré ahora", dijo, resignada.

"Oye, Wilma parece que tiene
una fuga de aceite. La llené
antes de irme, pero ¿podrías
revisar el aceite otra vez, por
favor? Ella sonrió con tristeza
al tener que hablar de la tienda
en su primera reunión. Se
sentía fuera de lugar y en el
límite frío.
"Claro, voy a echarle un
vistazo". Parecía tan aliviado
de que ella fuera a ver a Norm
que su solicitud apenas se
registraba. Quizás esperaba
que ella pudiera arreglar las


cosas con él, sin saber que

Connie se sentía como una
impostora más que nunca. La
guardián de un secreto sucio.
Ella era, por sus propias
acciones y admisión, la cosa
más rota en este pequeño
pueblo. Había manchado todas
sus amistades debido a su
conexión con los Garoul. Si ella
tomara el trabajo de George,
las cosas nunca serían lo
mismo.
Su pisar cayó pesadamente en
los escalones del local de
Johnston. Dentro, Norm


estaba trapeando el piso entre

los pasillos. La radio
murmuraba las noticias de la
mañana, y bajo la pálida luz
fluorescente parecía enfermo
y años mayor.
"¿Norm?". No la había
escuchado entrar. Incluso la
pequeña campanita sobre la
puerta estaba desconectada.
"¿Norm?" ella llamó de nuevo.
Él levantó la vista. Parpadeó Y
por un segundo, su rostro se
contrajo entre placer y dolor.
Dejó a un lado el trapeador y se


limpió las manos en el

delantal. "Srta. Fortune".
Y así era como iba a ser. Ella se
había puesto del lado de los
Garouls. Ella había estado de
fiesta en ese lugar mientras él
perdió a su hermano y Emily, a
su padre. Norm llevaba una
vida monótona. Todo era
blanco y negro y ahora sabía a
qué tono pertenecía la
testaruda y desaconsejada
Connie Fortune.
La magnitud de aceptar un
lugar con los Garouls, de entrar
en su mundo, la golpeó tan


fuerte como un puñetazo en el

estómago. Duro y
nauseabundo. Siempre sería
así. En blanco y negro. Ellos y
nosotros.
"Lo siento mucho", dijo.
"Vivian me escribió ..." ¿Y
luego qué? Apenas podía decir
que condujo de inmediato
para ofrecer consuelo porque
no lo había hecho. Apenas
podía decir que no se podía
confiar en la bibliotecaria. O
que casi había tenido razón
sobre sus brujas y su vudú. O
que su hermano tenía razón


sobre su bestia. Simplemente

había usado la nomenclatura
incorrecta. Era un desastre y
ella había jugado su parte en
ello.
"Me dieron dinero", dijo
abruptamente. "Me dieron
dinero para que me callara, y si
no fuera por esa niña que está
allí ...", asintió con la cabeza
hacia la puerta marcada como
"Privado", "los quemaría a
todos". Tenía lágrimas en los
ojos. Lágrimas de ira, amargura
y dolor, todo mezclado en una
efusión por una vida perdida


que no era de su hermano sino

la impotencia de la suya.
"Siempre has sido el ancla de
tu familia, Norm", dijo. “Emily
te necesita más que nunca
ahora. Siempre has estado allí
para ella. No mires atrás. Mira
hacia el futuro, hacia su futuro.
Sé su ancla, Norm.
Olfateó húmedamente y miró
hacia otro lado. "La cafetera
está rota".
"Oh." Ella se giró para irse. Ella
sabía a qué se refería. "Lo
siento mucho, Norm". Y con


eso, salió de Johnston, segura

de que era por última vez.
No había luces encendidas en
la biblioteca, pero aún era un
poco temprano para que
Vivian apareciera. Eso era
bueno. Quería llegar a Little
Dip primero y encontrarse con
Marie antes de enfrentarse a
Vivian nuevamente.
Dio la vuelta al taller de
reparaciones. Wilma se había
ido de la explanada, por lo que
asumió que Jefferson la tenía
adentro, y estaba trabajando
en ella. Si él reponía su aceite


ahora, ella podría seguir su

camino y reservar una
reparación con él en otro
momento. No tenía sentido
quedarse en una ciudad que no
la quería.
"S-Srta. Fortune ", la llamada
fue suave y directamente
detrás de ella. Emily se acercó
a ella con cuidado. Estaba
vestida con pantalones de
mezclilla, una blusa amarilla y
un cárdigan verde suave,
envuelto con fuerza alrededor
de ella. Llevaba el pelo
recogido en una coleta. El


corazón de Connie se fue hacia

ella. Emily ya estaba luchando
por crecer y ser la joven mujer
que podía hacerle frente a
todo sola.
"El tío N-Norm no quiso ser
grosero", dijo. "E-está muy
molesto e intenta ocultarlo,
pero puedo verlo".
"Está bien, Emily". A Connie le
dolía oír el tartamudeo
nervioso. "Entiendo. El duelo
es algo complejo y ambos
deben tomarse su tiempo y
trabajar en ello ”. Caminaron
lado a lado hacia la biblioteca


cerrada y se sentaron en el
banco junto a la puerta
principal.
"¿Amy está bien?" Emily
preguntó.
Connie recordó la historia
inventada por Marie de que
Amy se había enfermado
repentinamente. "Sí, lo está,
gracias". Odiaba tener que
mentir, pero qué más podía
decir. Escapé y arrastré a Amy
conmigo?
"Si quieres, puedo preparar
café en nuestra cocina y traerlo
para ti".


Connie sonrió con cansancio y

pasó un brazo por los delgados
hombros de Emily. "Gracias.
Eso es muy amable, pero estoy
bien. Estoy esperando que
Jefferson regrese con mi
camioneta ".
Emily miró hacia las ventanas
oscuras de la biblioteca. "La S-
Srta. Crosier está enferma. No
ha estado abierta mucho
desde el funeral de papá ".
"¿Oh?" Esto era una noticia.
Connie había recibido una
carta de Vivian escrita justo
después del funeral. Ella no


había mencionado estar

enferma. ¿Era esta otra
artimaña? ¿Estaba ella, en este
momento, paseando por el
resto del departamento de
Connie?
"¡Em!" La llamada de Norm
vino de más abajo en la cuadra.
"Está en la parte de atrás
buscándome". Emily se puso
de pie, con una mirada triste
en su rostro. "E-él se ha vuelto
muy pesado desde que papá
murió", dijo en voz baja.
"Mejor me voy."


Connie tomó sus manos y las

apretó suavemente. “Haz que
se pare sobre sus propios pies,
Em,” dijo ella. "Le gusta
castigarse a sí mismo, pero la
vida es demasiado corta para
eso". Y luego añadió,
pillándose por sorpresa. "Mira,
voy a estar trabajando justo en
el camino en Little Dip. Estoy
reemplazando a George
Brookman. Puedes llamarme a
cualquier hora. Estoy aqui para
ayudar."
Lo poco que había de luz
dejaron los ojos de Emily.


“Gracias, S-Srta. Fortune, pero

estaré bien ".
La frialdad en su voz le dijo a
Connie todo lo que necesitaba
saber. Incluso Emily fue
envenenada contra los
Garouls. Puede que la niña no
vea las cosas de manera tan
simple como su tío, pero
conocía su campo de batalla.
Con un cortés adiós, dejó a
Connie sola afuera de la
biblioteca.
Lo he arruinado todo. Connie
se quedó parada en un charco
de autocompasión por un


momento, luego se
recompuso. Si iba a llorar,
estaría condenada si lo hiciera
en medio de la calle principal
de Lost Creek. Limpiándose los
ojos con la manga, deambuló
por el costado del edificio de la
biblioteca, oliendo su miseria.
"Deberías sentirte
avergonzada", murmuró. "Has
decepcionado a mucha gente
buena y ahora estás saliendo
con monstruos". Con qué
rapidez se había agarrado al
elegante trabajo de ilustradora
con su elegante sueldo. Qué


rápido se había vuelto contra

gente buena como Norm,
Emily y Jefferson. El trabajo era
solo otro soborno, como el
fondo fiduciario de Emily.
La puerta trasera de la
biblioteca estaba abierta. Eso
no estaba bien. Su estupor
autocompasivo fue callado de
inmediato y se puso en alerta.
Un libro yacía en el suelo a sus
pies. Con cuidado, abrió un
poco más la puerta de salida de
emergencia para revelar el
piso cubierto de libros y
revistas rotos. El lugar había


sido saqueado. Como su

departamento. Connie ingresó
y fue directamente a la
colección Brookman. También
estaba dispersa, aunque su
mirada experta sabía que
faltaban algunos libros.
Ella se retiró confundida.
¿Debería llamar a la policía o
contarle a alguien en la
ciudad? ¿Debería esperar
hasta llegar a Little Dip y
contarle a Marie? Vivian no
estaba enferma. Ella había
tomado lo que quería antes de
desaparecer.


De vuelta en Main Street,

Norm estaba barriendo los
escalones de su tienda. Estaba
hablando con un cliente
mientras trabajaba. Connie no
quería interrumpir, por lo que
decidió hablar con Jefferson.
Jefferson y Wilma no estaban
en el garaje, por lo que
deambuló hacia la parte de
atrás, donde el terreno de
grava se desvaneció hacia la
línea de árboles. Un Pinto y el
Chevy Blazer estaban
estacionados, y también
Wilma, justo detrás.


Sorprendida de encontrar su
camioneta aparcada aquí y sin
esperarla afuera, Connie se
acercó a ella.
"Jefferson?" Su llamada hizo
eco en todo el lote y fue
tragada por los abetos. Un
golpe en la furgoneta le
respondió. Connie abrió la
puerta lateral y retrocedió
alarmada. Vivian Crosier rodó
por el piso de la furgoneta,
atada con un pequeño cuchillo
de pan en sus manos. Sus
muñecas y palmas estaban
manchadas de sangre donde


había intentado sin éxito

cortar la cuerda que la ataba.
"Oh Dios mío." Sin pensar,
Connie comenzó a tirar de los
nudos, ignorando la sangre
caliente que cubría sus dedos.
"¿Que demonios?"
Los gritos ahogados y de enojo
la hicieron cambiar de enfoque
momentáneamente y sacar la
mordaza de la boca de Vivian.
"Jefferson se ha vuelto loco",
dijo Vivian con voz ronca. "Ha
destrozado la biblioteca.
Estuve atada allí por dos días.
Quiere que busque códigos, en


todas las cosas, en el trabajo

de George. Tenía los grabados
que George te dio. ¿Cómo los
consiguió?
Connie la miró fijamente,
varias cosas pasaron por su
mente. "Los robó". Renunció a
los nudos y usó el cuchillo de
pan sin filo, de la cocina de
Wilma, para ver con
desesperacion las ataduras de
Vivian. "O consiguió un
amigo". Tenía que haber una
manada solitaria y rebelde en
Seattle. Marie había indicado
que estaban por todas partes.


El cuchillo fue inútil, pero la

inspiración llegó en un
instante. "Está bien, esto va a
doler".
Agarró la caja de fósforos de
Cedar Wind que había tenido
Luc, los agarró del estante
junto a la cocina de gas.
Encendió uno y lo sostuvo en
el nudo. Vivian chilló, el cordel
y su carne ardieron, y luego el
cordel se deshizo y pudo
liberar sus manos.
"Tenemos que salir de aquí."
Una rápida mirada le dijo que
las llaves no estaban en el


encendido. "¿Puedes correr?"

Ella ayudó a Vivian a salir de
Wilma.
"No puedo sentir mis pies. Oh,
ay, ahora puedo. Siento el
hormigueo."
"Vamos." Con su brazo
envuelto alrededor de la
cintura de Vivian, se movieron
lo más rápido posible por el
estacionamiento.
"Necesitamos llegar a
Johnston's. Necesito llamar a
Marie.
"¿Marie? ¿No es la policía?


"Marie primero", dijo Connie,

determinada. "¿Cómo se veía
Jefferson?" Ella preguntó esto
con cuidado. ¿Vivian estaba al
tanto de los hombres lobo?
¿Era ella misma?
"Como un loco".
De acuerdo, tal vez ella sabía
mucho menos de lo que
Connie sospechaba.
Probablemente era algo
bueno. Llegaron al borde del
lote, donde se unía con la
calle, cuando la vieja
camioneta de Jefferson
apareció a la vista cruzando


hacia ellas por la calle

principal. Cuando las vio,
aceleró.
“Necesitamos separarnos,
hacer que venga por una de
nosotros mientras la otra pide
ayuda. Tu anda donde
Johnston's, volveré sobre mis
pasos y trataré de perderlo ".
Era un plan de mierda, pero
Connie no tenía idea de qué
más hacer. Ella no podría
enfrentarse a un hombre
lobo—, si eso es lo que él era—
, persiguiendo ciudadanos de
Lost Creek. Al menos ella sabía


a qué se enfrentaba, más o

menos. Empujó a Vivian hacia
los árboles. Podía tomar la ruta
de regreso a Norm's a través
de los patios traseros de las
casas de las personas, mientras
que Connie se lanzó a la
izquierda, lejos de Main Street.
Jefferson aceleró su motor y
su camión la alcanzó en poco
tiempo. Se dio cuenta de que
se había quedado sin suerte,
espacio, tiempo, todo, y
necesitaba buscar un lugar
donde esconderse. No había
ningún lugar a donde ir, así que


se volvió a adentrar en el
estacionamiento, tratando de
alcanzar los árboles del otro
lado. Detrás de ella, los
neumáticos derraparon en la
tierra. El sonido de la puerta de
un auto abriéndose le dijo que
él no estaba muy lejos. Le dolía
no tener unos centímetros
extra en sus piernas, corría lo
más rápido y con fuerza, sus
pulmones estaban al borde del
colapso. Los pasos agigantados
de él corriendo tras ella la
alcanzaron inmediatamente.


Para ser un hombre grande, se

movía muy rápido.
El agarre en su cabello la
detuvo en seco. Ella lanzó un
agudo grito de dolor cuando él
la hizo girar en círculo hasta
que cayó de rodillas.
"Perra. Maldita perra”. La
arrastró rápidamente sobre la
grava por el pelo. Connie pateó
y gritó, haciéndole agarrar su
brazo con la otra mano y
llevarla hacia el taller de
reparaciones. La arrojó dentro
como un saco de basura, y ella
se quedó quieta, tratando de


recuperar el aliento. Le
palpitaba el cuero cabelludo y
tenía las rodillas y las palmas
desgarradas y sangrando.
Con un fuerte ruido metálico,
Jefferson cerró la puerta del
garaje, cortó la luz del día y los
hundió en la oscuridad.
"Oh, Connie". Jefferson se
alejó de la puerta,
manteniéndose en las
sombras. Sonaba cansado.
"Me gustabas. Realmente me
gustabas. Es una pena que seas
una puta Garoul. Mi manada


necesita de putas y ahora los

voy a tener alineados para ti.
Ella se puso de pie, dolorida e
inestable, sin apartar los ojos
de él. Podía llamarla por todos
los nombres que quisiera.
Mientras Vivian hubiera
logrado encontrar ayuda.
"Nunca confiaste en mí", dijo,
y se movió más lejos en las
sombras. "¿Por qué no
confiaste en mí? Puedo oler la
desconfianza en ti incluso
ahora.
Connie sopesó sus opciones. Si
se movía hacia la salida, iba


directo hacia él, aunque

tampoco se sentía inclinada a
ir más allá dentro del edificio.
Eso se sintió más bien como
una trampa, como si él quisiera
que ella hiciera eso. Entonces,
ella se mantuvo quieta.
“Sabía que eras un farsante
desde el momento en que te
vi. No confiaría en ti, ni aunque
te mearas en tu propia pierna".
Todo era una tontería, pero
ella sabía por las películas, que
lo más inteligente era
mantenerlo hablando sobre
esta mierda. Cuanto más lo


retrasara, mayores serían sus

posibilidades. Estaba dando
tumbos en la esquina entre las
sombras. Podía ver su perfil, y
mientras observaba, estaba
cambiando. Mierda. Nada de
esto era bueno.
"Hueles a ella, Connie". Su voz
estaba cambiando. Su bajo
profundo mutando en un
gruñido sonoro, como si sus
cuerdas vocales se estuvieran
fosilizando. "Apestas a Marie
Garoul".
Salió lentamente de la esquina.
Los cristales de la ventana


cubiertos de mugre encima de

la puerta del garaje
permitieron que entrara una
astilla de luz del día, y pudo
distinguir una figura
encorvada. Jefferson estaba
tenso, sudando. Su ropa yacía
apilada detrás de él. Los
músculos debajo de su piel se
agruparon y se liberaron con
espasmos feos. Su piel se
onduló y se estiró como si un
ser vivo se arrastrara debajo de
ella. Connie lo miró
estupefacta. Parecía
asqueroso y doloroso.


Su pie empujó una llave inglesa

que yacía en el suelo. Sin
apartar los ojos de él, se
agachó y lo agarró. Era pesado
en su mano pero no la hacía
sentir más segura.
Él se rió entre dientes cuando
la vio sopesarlo. "Eso no te va
a servir", gruñó entre jadeos
cortos. "Yo soy quien hace los
trucos. Soy yo quien pasea por
los prados, destrozando
pequeños potrillos. ¿Te gustan
mis trucos, Connie? Has
tomado suficientes


fotografías. ¿Qué tal un primer

plano?
Salió de la penumbra a una
franja fracturada de luz solar y,
oh, mierda, era enorme.
Jefferson siempre había sido
un gigantesco barril en forma
de hombre. Ahora casi había
duplicado su tamaño pero
parecía incapaz de elevarse a
su altura máxima. En cambio,
estaba encorvado, una
curvatura de su columna
vertebral estaba
presionándolo hacia adelante
y sobre sí mismo.


Tiene una malformación. Como

la cifosis. ¿O tal vez estaba
tratando desesperadamente
de no caer a cuatro patas?
Connie retrocedió. Era
peligroso ya sea en dos pies o
cuatro. Él la iba a matar. Ella lo
sabía con certeza en sus
huesos. Estaba atrapada con
un monstruo e iba a morir.
La baba colgaba en
temblorosas cuerdas de sus
fauces. Sus dientes se curvaron
como cimitarras y se
presionaron contra los
delgados labios correosos. Su


pelaje estaba enmarañado y

deslucido. Ojos llorosos,
cínicos, hábiles y con malas
intenciones puestas en ella.
Parecía que se estaba
muriendo y que iba a estar
condenadamente bien solo
para asegurarse de que ella
muriera primero.
Se preguntó qué tan rápido
podría moverse con su
columna vertebral deformada.
¿Podría ella escapar de él?
Para incluso tratar de salir,
primero tendría que pasar por
delante de él, abrir la puerta de


metal pesado y luego correr

hacia afuera. Imposible.
“¿Por qué están todos fuera de
forma? No puedo ver cómo
puedes atrapar un caballo ",
Llamó su atención. Ella se
movió a los escalones en la
parte trasera del edificio que
conducían a un entrepiso. Tal
vez si ella se ponía por encima
de él, ¿podría saltar sobre su
cabeza? No. Eso también era
imposible. La caída era
demasiado alta. Se aferraba a
las pajitas. Ella no sabía qué


hacer, así que siguió su instinto

y fue a un terreno más alto.
"Crees que ..." Sus pulmones
jadeaban por aire. “¿Crees que
todo este poder viene sin
pagar un precio? Yo no ... nací
de esta manera como tus ... tus
preciosos Garouls. Yo ... me
convertí de esta manera. Fui
engendrado.
"¿Cuál es el punto si te está
matando?"
Sus mandíbulas se rompieron
alegremente. "Porque me
encanta". Respiró hondo y
continuó. “Porque disfruto el


... asesinato. Y una vez ... una

vez que nos hagamos cargo de
Little Dip ... tendremos los
almanaques ... y estaré bien de
nuevo ".
“Vi esos libros. No hay nada en
ellos sobre arreglar
jorobados", mintió. "¿Y quién
es nosotros?” ¿Tienes toda
una colonia retorcida contigo?
“Somos muchos. En toda
América ". Respiró
profundamente y jadeó. Su
curvatura estaba afectando su
capacidad pulmonar. De
nuevo, Connie se preguntó si lo


podría dejar atrás. “En ... en

cada ciudad. Eliminaremos a
las viejas familias ... la vieja
guardia y comenzaremos una
... nueva ... una nueva ... "
"Un nuevo amanecer. Una
nueva revolución Nuevo
comienzo. Si, lo tengo. Te he
escuchado todo lo que dijiste
antes ", le gritó, buscando algo,
cualquier cosa. Había trapos
ahí arriba. Y un bidón metálico
de gasolina. Su corazón latía
con fuerza. "Entonces, ¿cuál es
la historia con Roy? ¿Por qué lo
engañaste así? Ella ya sabía la


respuesta pero necesitaba

tiempo. Por favor, que sea del
tipo jactancioso.
Otro chasquido de sus
mandíbulas y había terminado
de hablar o estaba más cerca.
Mierda. Probablemente se
dirigía a las escaleras.
"¡Connie!" alguien gritó desde
afuera.
Marie Gracias a Dios. "¡Estoy
aquí! ¡Necesito ayuda!"
La puerta se sacudió.
"¡Connie!" Esta vez el grito fue
más fuerte, más desesperado.
"¡Abre la puerta!"


"No puedo. Es Jefferson. El

esta aqui! “Debes de
conseguir un ... La puerta del
garaje explotó y cayó al suelo
con un estruendo
ensordecedor. Nubes de polvo
llenaron el aire, cegando
momentáneamente a Connie.
... arma", terminó mientras
miraba con incredulidad. Otro
gran hombre lobo estaba en la
puerta, la luz bañando a su
alrededor como un halo.
"¿Marie?" gritó ella.
Marie como hombre lobo era
un poco más pequeña que


Jefferson, aunque todavía era

impresionantemente
monstruoso. Sus movimientos
eran ágiles y fuertes, y se veía
en mucho mejores condiciones
que el jorobado, cubierto de
costras que tenía delante.
Jefferson pudo haberse
escapado, pero era un
depredador ingenioso y
astuto, y este era su territorio.
Sus círculos y posturas tenían
un propósito. Ambas bestias
comenzaron una danza de
gruñidos espeluznantes,
rodeándose la una a la otra


amenazadoramente. Desde su
posición privilegiada, Connie
pudo ver a Jefferson
retrocediendo hacia la rampa
del auto rota. La camioneta
Dodge todavía descansaba
sobre ella, a unos seis pies del
suelo. Hizo que pareciera que
retrocedía lentamente,
buscando refugio. Era un
truco. El era astuto. Estaba
llevando a Marie a una trampa.
Planeaba dejar caer el Dodge
sobre ella.
Era hora de tomar el control de
este rescate. Connie había


pasado mucho tiempo

esperando que apareciera
alguien más. Por alguna razón,
Vivian no había logrado dar la
alarma. Agarró la pila de trapos
que estaban empapados de
aceite y los roció con la
gasolina.
Mejor aún ... debajo podía
distinguir la bandeja abierta
donde Jefferson había
recogido la gasolina que había
sacado del tanque del Dodge.
No era la mejor receta para un
cóctel molotov, pero podría
serlo bajo estas circunstancias.


Un crescendo alarido hizo que

los Weres chocaran entre sí.
Volaban hacia las gargantas del
otro, sus rugidos resonaban en
el techo de hojalata, casi
ensordeciéndola. Connie
estaba aterrorizada. Todavía
tenía las cerillas de Luc y con
manos temblorosas las sacó de
su bolsillo y prendió una.
Encendió una esquina de un
trapo con aceite. Se prendió
de inmediato.
Connie balanceó el bulto
ardiente, una, dos veces, y lo
dejó ir. Viajo por el aire,


apuntando perfectamente a la
olla de gasolina que estaba
debajo.
Con un fuerte estallido, una
bola de fuego explotó
formándose una nube de
hongo naranja brillante que
subió hasta el techo. Se
deslizaba por la lata como un
ser vivo. Las vigas de madera
chispearon y estallaron y los
escombros ardientes llovieron
sobre los combatientes que se
encontraban abajo. Lo
ignoraron, sacudiéndose entre
sí con golpes crueles y


lacerantes. La sangre cubrió

sus pieles y salpicó el suelo. El
corte de Jefferson en su oreja
izquierda le arrancó el cuero
cabelludo. Connie estuvo a
punto de vomitar.
No había tiempo para ver el
sombrío partido de sangre.
Bajó corriendo las escaleras y,
corrió con las manos sobre la
cabeza para protegerla de las
chispas de lluvia, y avanzó
hacia el enorme agujero donde
una vez estuvo la puerta.
Detrás de ella sintió calor y el
crepitar del fuego se


intensificó. El humo negro se

extendía hacia la luz del día con
ella.
Cayó de rodillas afuera,
jadeando por aire, su cabeza
giraba aliviada, apenas
notando que el auto se
detenía.
"¿Dónde está Marie?" Sylvie
prácticamente se cayó de su
auto. Estaba pálida y
temblorosa.
Un aullido desgarrador salió
del interior en llamas. Connie
se cubrió las orejas. Sylvie giró
sobre sus talones y miró


horrorizada el edificio en
llamas.
"Marie", gritó. "¡Oh, Dios mío,
Marie!" Sylvie trató de
moverse hacia el fuego. Connie
la agarró del brazo para
retenerla.
"Quédate aquí", ordenó, y
corrió de vuelta al agujero
abierto. El interior brillaba
como un horno. Las
voluminosas sombras de los
hombres lobo se
arremolinaban y bailaban a
través del círculo de llamas que
lentamente los envolvía.


Estaban en duelo a muerte y

ningún otro peligro detectado.
"¡Marie!" Gritó Connie. Su piel
chamuscada, cada nervio que
terminaba en su cuerpo le
gritaba que se retirara, que
saliera. El dolor y el pánico la
abrumaron, pero de alguna
manera, ella logró mantenerse
firme cuando cada célula de su
cuerpo quería correr.
Marie vaciló, su concentración
se fracturó por el grito de
Connie. O quizás más por el
pánico que había en él.
Jefferson la empujó lejos de él


con su última onza de fuerza,

hacia las llamas donde su
pelaje se incendió.
Connie volvió a gritar, y Marie
rugió en agonía, agitándose
ante las llamas que subían por
sus piernas.
Jefferson dio un aullido de
victoria. Se retiró, feliz de ver el
fuego devorar a su adversario.
Fue instintivo. Se escondió
debajo de la rampa con el
Dodge encima. Connie se
movió. Se movía como un rayo,
con su plan claro como el
cristal en su cabeza.


Volviéndose realidad a través

de las llamas y los gritos, el
humo y el terror a su
alrededor. Agarró un mazo y lo
golpeó con todas sus fuerzas
en el poste del andamio que
sostenía la rampa en su lugar.
El poste voló por el aire y
aterrizó a metros de distancia,
y el Dodge cayó, golpeando a
Jefferson con el impacto de su
peso y la velocidad de
descenso. Él gruñó, luego rugió
al darse cuenta de que estaba
atrapado. Sin duda él saldría de
debajo en cuestión de


minutos, pero esos minutos le

permitieron a Connie correr y
agarrar la mano enorme y
coriácea de Marie y salir hacia
la puerta.
Antes que ellas hubieran
despejado el humo , Sylvie las
había rociado con un extintor
de incendios. Marie se
derrumbó con un gemido
desolador sobre la tierra de la
explanada. A lo lejos, se
escuchaban el sonido de las
sirenas. Vivian lo había
logrado. Los servicios de
emergencia estaban en


camino. Gritos de alarma

comenzaron a filtrarse desde
las calles y edificios
circundantes. Los lugareños
también estaban llegando.
Sylvie se arrodilló en la tierra
junto a la enorme bestia
quemada y pasó una mano
amorosa sobre ella.
"Marie", dijo. “Marie, cariño.
¿Puedes cambiar de nuevo?
Viene gente y no podemos
moverte ".
La bestia gimió, pero con una
serie de estremecimientos
masivos, lentamente volvió a


transformarse en la mujer que

Connie se dio cuenta de que se
preocupaba como por ninguna
otra. Estaba muy quemada, y
los ojos de Connie se llenaron
de lágrimas al ver sus piernas y
el torso inferior, en carne viva
y ampollas. Su carne bullía en
algunos lugares y supuraba en
otros. La suciedad y la mugre la
cubrían y estaba desnuda y
aún ardía a través de su piel.
Connie agarró la manguera del
patio y le hecho agua sin parar.
Por encima del hombro de
Sylvie, vio a Norm cojeando.


Detrás de él vino Vivian, sus

caras llenas de horror.
"La ambulancia está en
camino", dijo. Luego, "Oh,
Jesús, es Marie". Se quitó la
chaqueta para cubrir su
desnudez.
"No. Necesito mantener su piel
húmeda. Connie extendió una
mano para detenerlo. Llegó
más gente del pueblo, y él dio
un paso atrás, con los ojos
ahora pegados a la
conflagración.
"Jefferson va a ser destripado",
murmuró.


Connie no dijo nada. Rezó para

que él todavía estuviera allí,
atrapado debajo del Dodge.
Las sirenas y el fuerte
alumbrado de emergencia
rebotaron en las paredes del
edificio de Main Street cuando
la policía de Cavehill y los
servicios de ambulancia se
apresuraron en llegar a la
ciudad. Norm salió corriendo
por el camino para hacerles
seña con las manos.
Connie mantuvo el agua
fluyendo sobre el cuerpo de
Marie. Sus manos temblaban


ahora que el peligro había

pasado y se quedaron con las
sangrientas consecuencias.
Marie permanecía tranquila e
inmóvil, inconsciente, lo que
probablemente era una
bendición, aunque su
respiración era rápida y
superficial. Sylvie se arrodilló
junto a ella en un charco de
agua sobre sus pantalones de
cien dólares, acariciando el
cabello mojado y empapado
de su hija.
Ella entró allí para salvarme.
Connie dio un paso atrás


cuando los paramédicos se

hicieron cargo. Y comencé el
fuego que le hizo esto.
Detrás de ella, Vivian estaba
hablando con un policía. Me
secuestró, oficial. Era un
maníaco ...
Silenciosamente, Connie
compuso su propia historia de
apoyo, sin darse cuenta de que
ella también se había puesto
de rodillas, hasta que estuvo a
la altura de la cara sorprendida
de Sylvie.
“Oh, mi querida Marie. Mi niña
hermosa." Sylvie la alcanzó y


Connie la abrazó mientras los

paramédicos hacían su trabajo.
Marie fue trasladada en una
camilla y se alejó, y fue
entonces cuando los
paramédicos volvieron su
atención a Connie y Sylvie,
sentadas en un charco de agua,
abrazadas por su vida.



Capítulo Diecinueve

La puerta de la habitación
privada de Connie se abrió y
Sylvie Garoul asomó la cabeza.
"¿Puedo pasar?"
Connie indicó en silencio la silla
vacía junto a su cama. "Todavía
me duele la garganta", explicó
en un graznido seco. "Aunque
culpo a todos esos tubos, que
me fueron introducidos por
haber inhalado humo".
Sylvie entró con dos ramos de
flores de buen gusto.


"Tengo entendido por las

enfermeras que te dejaran
salir tan pronto como el
médico te dé el alta". Ella puso
un ramo en el regazo de
Connie. El olor era delicioso e
hizo que Connie ansiara el aire
libre más que nunca. Los
hospitales la asustaban.
"Puede que haya exagerado
con las flores", Sylvie sonrió
con tristeza. "Pero eran tan
adorables que no pude
resistirme".
"Son encantadoras", coincidió
Connie y lo dejó así. No estaba


segura de qué se trataba esta

visita, aunque tenía una buena
idea.
Todo habia cambiado. Ella
había hecho lo inimaginable.
Ella había matado a alguien. Y
no estaba bien que él hubiera
querido matarla primero. Ella
no pudo conciliar nada de eso.
En su cabeza, todo estaba
revuelto y patas arriba, todo
mezclado con Roy y su muerte
innecesaria. Toda la noche y la
mayor parte del día, se había
estado culpando a sí misma,
sin llegar a ninguna parte


excepto más cerca del sofá de

un terapeuta.
No solo las criaturas de las
pesadillas eran reales, los
secretos más oscuros que el
mismo infierno ahora estaban
enterrados en su psique. Ella
había sido testigo de un
asesinato. Ella había instigado
un asesinato. Ella era una
asesina. El bulto frío en su
estómago cambió. Ella había
cambiado. La experiencia la
había transformado en otro
tipo de monstruo.


"No quiero que te preocupes".

Las palabras de Sylvie fueron
de plástico. Barato y frágil para
los oídos de Connie. "Se han
encontrado los restos de
Jefferson Bly. Tenía
antecedentes policiales de una
milla de largo. Parece que era
un delincuente sexual
conocido, y ni siquiera era el
dueño legal del taller de
reparaciones. La policía está
buscando a esa pobre alma ".
Ella sopesó las posibilidades
que tenía la policía de
encontrarlo. "Vivian está


horrorizada, por supuesto, y te

elogia por ser su salvadora".
“¿Qué significa eso? Es todo
una tapadera, un espectáculo
para distraerlos de lo que
realmente estaba sucediendo.
Nadie sabe la verdad sobre
Jefferson.
"¿Y qué está pasando?" Sylvie
se recostó lentamente,
leyendo las protestas de
Connie correctamente. "Una
guerra territorial sobrenatural
... ¿no es así como lo llamas en
estos días, una guerra
territorial? Entonces, sí, una de


las muchas que tendremos que

defendernos en los próximos
años. Estos grupos están
creciendo sin justificación y
demasiado rápido en todo el
país. Son un peligro no solo
para la humanidad y para ellos
mismos, sino también para
familias como los Garouls. Y no
somos la única manada con
abolengo en cuestión ".
"No había necesidad de que
Roy muriera". Connie se lanzó
al centro de su angustia.
“Pero lo hizo. Estaba en el
lugar equivocado haciendo lo


incorrecto en el momento
equivocado ”, dijo Sylvie.
“Nadie lo mató. En repetidas
ocasiones se puso en peligro.
Sé que no puedes perdonarte a
ti mismo, pero ¿no es un poco
grandioso, si no te importa que
te lo diga? "
Connie la miró horrorizada.
"Eres inocente, Connie. Todos
lo somos ”, dijo Sylvie. "Fue
Jefferson quien alimentó la
neurosis de Roy con pequeños
atisbos de sí mismo aquí y allá.
Sus pequeños trucos del árbol
de despensa y huellas de patas


junto a caballos mutilados.

¿No te pareció extraño que
Roy solo viera a su Sasquatch
cuando estaba con Jefferson,
sin embargo, Jefferson nunca
vio a la criatura por sí mismo?
De repente comprendió. Roy
no había visto a los Garouls.
Jefferson lo había engañado de
manera insensible y
calculadora. "Vivian también
fue manipulada".
“Yo creo que el pensó que
Vivian era más experta de lo
que ella era. Ella sabe mucho
sobre el trabajo de George,


pero nada sobre los

almanaques ".
"¿Como está ella?"
“Hablando de escribir un libro
sobre su experiencia.
Afortunadamente, es una
experiencia limitada, pero ella
no lo sabe. Ella quería pasar a
visitarte. Le dije que saldrías
pronto ".
Ella sinceramente lo esperaba.
"Yo también", continuó Sylvie,
un poco vacilante, "asumí que
estarías recuperándote con
nosotros, en Little Dip".


Connie frunció el ceño. Estaba

en la punta de su lengua decir
que no, pero Sylvie continuó:
“Si aceptas la oferta de trabajo,
debes orientarte rápidamente
porque ya estamos atrasados y
no tengo idea de cómo se las
arreglará Marie una vez que
ella regrese a casa."
"¿Qué piensas hacer?" Connie
se sintió intrigada de
inmediato, y luego se molestó
en quedar atrapada entre todo
de nuevo.
"He tenido buenas noticias
sobre mi salud. Estoy en


rehabilitación, así que planeo

continuar con el texto hasta
que Marie se sienta capaz de
hacerse cargo ".
"Me alegra escucharlo."
Connie realmente lo estaba.
"¿Que estoy en rehabilitación
o que eventualmente estarás
trabajando con Marie?"
Connie hizo una mueca,
haciendo reír a Sylvie. “¿De eso
se trata? Oh Connie. El mundo
es un lugar más grande de lo
que sospechabas por primera
vez ". Se acomodó en su silla.
"Hay más cosas en el cielo y la


tierra, Horacio, de las que se

sueñan en tu filosofía", citó.
“Shakespeare no se refería a
hombres lobo. Estoy segura de
ello."
"Creo que el libro es" tu
filosofía "," señaló Sylvie. "Me
he dado cuenta a lo largo de
los años que cuando los
humanos descubren nuestra
verdadera naturaleza, se
enojan y molestan. ¿No es
curioso? "
mirada.


"Veo que no me estás

siguiendo, querida. Déjame
explicarte —continuó ella,
molesta e imperturbable. "¿No
esperarías sorpresa, miedo,
conmoción? ¿Como en esas
películas ridículas? Pero, no, la
verdad es que las personas
están molestas porque
simplemente no lo sabían. A los
humanos les gusta pensar que
son dueños del planeta. Que
alguna chispa divina asignó
este globo y todo en él solo
para ellos. Pero lo Divino tuvo
muchas chispas mucho antes


del Edén. Somos los demonios

fuera de los muros del jardín, a
los que Lilith amaba. Hemos
estado aquí todo el tiempo.
Mucho antes que la
humanidad. Y de repente,
todos ustedes están muy
molestos por ser engañados ".
“Primero Shakespeare, ahora
la Biblia. A continuación,
seguirá la Declaración de
Derechos ".
Sylvie rio un poco. “Hay tres
hilos en este tapiz. Hombre,
demonios y aquellos que


caminan entre los dos, los hijos

de Lilith. Eres uno de los suyos.
"¿Por qué? ¿Qué hacen los
hijos de Lilith?
"Ellos aman a la bestia".
Connie lo consideró por un
momento y lo encontró
demasiado romántico, pero lo
guardó para su posterior
reflexión. "Estoy enojada por
otras razones", dijo, e
inmediatamente se arrepintió.
Como de costumbre, ella había
revelado demasiado. Sylvie fue
demasiado rápida para ella.


Podía leer sus pensamientos

como las líneas de su mano.
"Lo sé querida. Marie puede
actuar sin escrúpulos cuando
lo elige.
Connie estaba un poco
consternada porque Sylvie
debería estar de acuerdo con
Marie. "Ella miente." Ella había
probado de eso.
"Y ella también actúa sin
sentido en algunas cosas.
Quiero decir, arremeter en
ese edificio así. Estoy segura de
que lo tenía todo bajo control".


"Ayudé a sacar a Jefferson", se

sintió obligada a señalar
Connie. Ella no era una heroína
llorona que necesitaba ser
rescatada ... bueno, no del
todo. Ella pudo empuñar un
mazo como el mejor de ellos.
"Me impresionó la valentía de
ambos lados".
"Ella no ha hecho nada más
que engañarme desde el
principio".
"Sin lugar a dudas".
"Y tú también". Esto no iba a
tratarse del todo sobre las
formas de Sylvie. Había llegado


el momento de arreglar las

cosas.
"Oh si." Sylvie asintió
sabiamente. "Soy buena
engañando. Muy buena.
Pregúntale a Marie.
"Eres buena drogando a las
personas", dijo Connie
directamente. "Esa valeriana
me hizo algo".
Sylvie esbozó una sonrisa fría y
el simple encogimiento de
hombros de sus elegantes
hombros. "Sin drogas, querida,
solo hechizos de amor".


"¿Hechizos de amor?" Connie

apenas podía creer lo que oía.
"¿En qué siglo estás viviendo?"
"Depende del almanaque que
elija del estante".
"Bueno, no funcionó".
"¿Quién dijo que era para ti?"
Connie observó a Sylvie
cuidadosamente, esperando la
broma. No vino
"Norman no está tan lejos de la
realidad con sus teorías de
brujería", dijo Sylvie
secamente. “Cuando era un
niño, apenas en su
adolescencia, cayó enfermo


con una fiebre violenta. Estaba

ardiendo y el médico pensó
que no vería el amanecer. Su
madre, bendita sea, estaba
viva en ese momento, y ella
vino a mí por un remedio. Ruth
sabía que trabajaba con
hierbas. Le di una poción y su
temperatura bajó. Los
Johnston eran amigos en
aquellos días, y estaban
agradecidos con nosotros y
eran amables. Nuestras
familias se llevaban bien ”. Su
rostro adquirió una suavidad.
“Después de que Ruth


Johnston falleció, las cosas

cambiaron. Roy regresó de la
guerra como un hombre
diferente. Comenzó muchos
esquemas locos, siendo los
más peligrosos estos rumores
de Bigfoot ". Miró a Connie a
los ojos. "Ahora sabes por qué
los Garouls no podían tener
eso. Porqué no podríamos
tener gente corriendo,
tratando de cazar a una
criatura mítica solo para
tropezar con otra "
Connie lo entendió.


“Las barreras se levantaron y

tratamos de alejar a Roy de sus
teorías salvajes, pero eso hizo
que se aferrara a ellas con más
fuerza. No nos dimos cuenta
de que Jefferson lo estaba
alimentando ".
¿Y nunca sospechaste de
Jefferson? ¿No pueden
olisquearse o algo así? "
“Por lo general, sí, pero
Jefferson nunca se presentó
directamente a ninguno de
nosotros. Mantuvo su
distancia. Y además, era astuto
y estaba alineado con los


detractores locales. Por un

lado, era el amigo de Roy que
nunca vio lo que vio Roy, por lo
que no podía apoyarlo
públicamente, y por otro,
fingió preocuparse junto con
todos los demás sobre el
estado mental de Roy, incluso
mientras lo conducía
lentamente a la locura."
“Conocí a Jefferson a través de
Vivian Crosier. No tenía idea de
lo que realmente era ”, dijo
Connie. "Sin embargo, por un
tiempo, pensaste que estaba
involucrado".


“Sospechábamos de todo.
Nada tenía sentido. Y tienes
que admitir que la forma en
que te presentaste fue
presuntuosa. Entrar
ilegalmente es una cosa, pero
tirarte al río ante varios
miembros de la familia fue
muy extraño, por decir lo
menos. No pudimos resolver lo
que estabas haciendo ".
Connie se sonrojó ligeramente.
Ella había sido agresiva. Ella
necesitaba serlo.
“Sumaste un número impar,
querida. Tenía que ver lo que


estabas haciendo. Por eso hice

que Marie tomara prestada tus
películas ".
Connie resopló groseramente,
pero Sylvie siguió hablando,
ignorándola. "Teníamos que
ver lo que habías fotografiado.
¿Animales muertos colgando
de los árboles? Puedes ver por
qué sospechamos. Algunas de
esas fotos eran hermosas, por
cierto ”, dijo Sylvie. "Me quedé
muy impresionada. Y cuando
George me mostró tu trabajo,
tenía algunas de esas revistas a
las que contribuyes, comencé


a preguntarme si querrías
trabajar con nosotros. Tienes
excelentes habilidades, incluso
mis viejos ojos marchitos
podían ver eso.
"¿Por qué? ¿George se iba a ir
tan lejos? Ella había pensado
que esto había sido un
desarrollo reciente.
"George siempre estuvo
fascinado con la licantropía
desde que se encontró con
Dalia y Michel". Sylvie no
parecía aprobarlo. "Admito
que siempre tuve mis dudas
sobre George. Es encantador y


Dalia es débil. Ella necesita que

alguien la cuide. George ha
estado presionando durante
años para hacer el cambio y
poder convertirse en un
Were".
Esto era nuevo para Connie, y
estaba segura de que se
notaba en su rostro.
“Oh, sí, cariño. George estaba
bastante enamorado de la
idea, pero yo siempre estaba
insegura, y en una sociedad de
lobos adecuada, depende del
Alpha decidirlo.


"Nunca te ha gustado,
¿verdad?"
"Es verdad. Lo encontré débil y
esclavo de la licantropía y sus
inimaginados poderes.
Algunas personas lo son.
Ciertamente no era un
espécimen lo suficientemente
fuerte como para sobrevivir al
cambio. George era demasiado
mayor, incluso cuando llegó
por primera vez a Little Dip.
"Te estoy diciendo aquí y
ahora, nunca quiero hacer ese
cambio. Lo he visto. Se ve
horrible."


Sylvie se rio entre dientes. "No

es necesario. Para ser honesto,
es difícil para el cuerpo
humano y puede introducir
todo tipo de dolencias, tanto
mentales como físicas. Solo
debe considerarse si ha
realizado un llamado a la vida".
"¿Que es eso?"
"¿Un llamado a la vida?" Sylvie
parecía sorprendida. “Querida,
Marie es mucho más
recalcitrante de lo que incluso
yo le daba crédito. ¿No lo ha
mencionado ella? Esto se dijo
demasiado inocentemente y


Connie comenzó a sospechar.

Había aprendido a leer a Sylvie
Garoul de una manera que
sospechaba que Marie no
había leído. También
sospechaba que a la vieja le
encantaba.
"Un llamado a la vida",
continuó Sylvie cándidamente,
“es elegir un compañero para
toda la vida. Tendemos a hacer
las cosas a la antigua usanza y
nos mantenemos unidos en las
buenas y en las malas.
También reconocemos las
relaciones entre personas del


mismo sexo como iguales a

cualquier otra. Es la forma
sensata y natural, el alma
antes de la biología ". Ella
sonrió.
Connie se recostó sobre sus
almohadas, pensando. Era una
gran cantidad de información
para una tarde y había logrado
aplacar sus ansiedades sobre
Roy y Jefferson, al menos. Pero
su cerebro ahora estaba lleno
hasta las agallas con cosas
nuevas para preocuparse.
"Marie está en el piso de
arriba", Sylvie comentó.


"No me importa si ella está en

el techo".
"Está en la sala de quemados
recuperándose. Casi
demasiado bien. Le he
advertido que intente retrasar
el proceso de curación, o
levantará sospechas. Aun así,
debería estar fuera para el final
de la semana. ¿Te vas hoy,
verdad?
Connie asintió, contenta de
que la hubieran dado de alta
tan pronto como apareció el
médico e hizo los trámites.


"Creo que el personal estará

encantado de ver a Marie irse",
dijo Sylvie. "Ella puede ser una
paciente exasperante".
"Ella es exasperante en todo".
"Sí, y obsesivamente
compulsiva ".
"¿Por qué estás de acuerdo
conmigo?"
"¿Lo estoy?" Sylvie fingió
sorpresa.
“Nunca puedo decir cuál de
ustedes está jugando más
conmigo. Tú o ella.
"Tendrás que preguntarle
sobre eso. Yo nunca juego.


Sylvie ofreció el segundo ramo

sobre su regazo. ¿Quizás
podrías entregar estas por mi,
querida? Dilo con flores.
Connie suspiró.

"Tu madre envió estas".
Connie arrojó el ramo a la
cabeza de Marie.
“Gerberas. Mi flor favorita
para los traumatismos
craneales”. Marie arrastró las
flores sobre su regazo con una
mano vendada.


Ahora que su gesto desafiante

había terminado, Connie miró
a Marie. Su cabello era una
maraña oscura sobre la
almohada blanca. Su rostro
estaba rojo e irregular, sus ojos
inyectados en sangre donde no
brillaba la luz. Sus ojos siempre
habían sido la parte más
expresiva de su rostro, pero
ahora eran discos planos de
dolor.
Su mano y brazo izquierdos
estaban vendados, y su torso
también estaba todo envuelto.
El resto de su cuerpo


desapareció bajo un marco

diseñado para mantener el
peso de las mantas sobre sus
piernas. Connie sabía que allí
había ocurrido la mayor parte
del daño. Inmediatamente
sintió una punzada de
angustia.
"Gracias", dijo Marie.
"En serio, las flores son de
Sylvie". Connie se sentó junto a
la cama.
"Quise decir gracias por
salvarme la vida".
"Tú salvaste la mía".


“Pero volviste, lo que te hace

excepcionalmente valiente. Y
estúpido, por cierto. La sonrisa
era pequeña pero genuina y
reintrodujo un brillo en sus
ojos. Connie se sintió bien al
verlo.
"¿Con qué drogas ellos te
tienen?"
"Con lo mejor, pero no lo
suficientemente fuertes". Sus
labios se torcieron.
"¿Qué tan malo es?" Connie se
sorprendió de lo pequeña que
sonó su voz.


“Bastante horrible. Gracias de

nuevo por ser estúpida y
sacarme. No lo habría logrado
por mi cuenta ".
“¿Pueden los hombres lobo
morir en un incendio? Pensé
que tenían que dispararte con
una bala de plata.
“Fuego, decapitación,
golpeado por un tren expreso.
Un sorprendente número de
cosas lo harían ".
"Robért se recuperó de sus
disparos muy rápido".
“Robért tuvo suerte de que no
le afectaran órganos vitales.


Los músculos y los huesos

sanan rápidamente ". Ella
levantó una mano vendada.
“Afortunadamente, nuestra
epidermis también se recupera
rápidamente. De lo contrario,
me vería como una colcha de
retazos ". Miró el atuendo
callejero de Connie. "¿Te vas?"
"Suerte la mía. Me voy con solo
un rasguño en la garganta. Casi
me siento culpable, excepto
que siempre puedo animarme
a estar mentalmente marcada
de por vida ”. Ella


distraídamente levantó un
peine de la mesita de noche y
comenzó a alisar el cabello de
Marie. "Esto parece un nido de
ratas. Apuesto a que te está
volviendo loca. Eres tan
vanidosa con tu cabello. No
pienses que no me he dado
cuenta de todos los productos
en tu baño ".
“No soy vanidosa. Creo en el
aseo impecable ". Parecía
disfrutar de que le peinaran el
cabello y agregó: "Gracias".
“Deja de agradecerme.
Oficialmente te odio un poco.


Pero ella no lo hacía.

Realmente no. Se encontró
con unos nudos y tiró de ellos
recibiendo una mueca a
cambio.
"Ya veo a lo que te referías",
dijo Marie secamente. "Quizás
conserve mi nido como está,
hasta que llegue a casa".
"Lo siento." Connie continuó
de una manera más amable.
"Entonces, ¿viste a Sylvie?"
Marie preguntó.
"Si. También tuve algunas
cuotas sobre Shakespeare.


"Ah, ¿esa filosofía del cielo y el

infierno?"
"El cielo y la tierra, aunque
debería ser el infierno".
Marie guardó silencio.
"Ella me dijo que lanzaba
hechizos de amor", continuó
Connie, "como si esa basura
funcionara. ¿No sabe que es el
siglo XX? "
Marie extendió la mano y
cuidadosamente quitó el peine
de su mano. “Esa basura
funciona. Al menos lo hizo
conmigo”.


Connie la miró con los ojos

entrecerrados, esperando la
parte graciosa. ¿Cuál era esta
broma que solo madre e hija
sabían?. Como si Marie le
leyera la mente, ella dijo: “No
hay una frase graciosa. A
menos que consideres que yo
lo sea. Por el momento, me
siento como un gran chiste que
camina y habla ”.
Ahora que le habían quitado el
peine de la mano, Connie no
estaba segura de qué hacer
con su ansiedad. Se sentó en
silencio y dejó que Marie


hablara a su debido tiempo.

Después de todo, ella era la
que estaba drogada.
"Te amo", dijo Marie,
confirmando las
especulaciones de drogas de
Connie. “Y ninguno de los tés,
pociones o tinturas de mi
madre tuvo nada que ver con
eso. Por lo tanto, no dejes que
reclame crédito. Lanzas el
único hechizo que importaba
por ser hosco, estúpido y
totalmente hechizante. No hay
una hierba en el mundo que
pueda hacer que me enamore


de ti. Lo hice todo por mí

mismo ".
Connie siempre había asumido
que cuando uno se enamora,
se llena de alegría. En cambio,
Sylvie tenía razón. Sintió rabia
y disgusto. Pero sobre todo ira.
"Eres un maldito hombre lobo,
imbécil", casi gritó.
"Cuidado." Marie miró hacia la
puerta. "No están buscando
eso en mi análisis de sangre".
Connie se calló. "No me lo
dijiste. Retenías lo más
importante sobre ti mismo ".


"No es el tema más fácil de

introducir en una
conversación", dijo Marie.
"Hay más cosas entre el cielo y
la tierra"
"Oh, para".
"¿Ves?" Se quejó Marie. "Crees
que tienes una mente abierta
pero no la tienes".
Se sentaron en silencio por un
momento mientras Connie
echaba humo, pero ya no
estaba segura de por qué.
"¿Qué planeas hacer
después?" Marie preguntó.


"Encontrar un terapeuta
asequible".
"Tiene sentido. ¿Volverás?
"¿A donde?" Connie estuvo
momentáneamente
confundida.
“A Little Dip. Te acuerdas, ¿no?
Porque tienes un trabajo.
Porque me tienes.
Connie pensó por un
momento. Era el trabajo de sus
sueños. Su piel hormigueaba
de emoción. Miró a Marie,
magullada y rota contra la ropa
de cama blanca. Su piel


hormigueó un poco más. Ella

decidió no responder.
"Puedes tener el trabajo sin
mí", dijo Marie en voz baja.
"Estoy seguro de que no es la
intención de mi madre, pero lo
entendería".
"No sabes nada de nada, Marie
Garoul".
"Sé que Sylvie cree que
estamos hechas la una para la
otra. Sé que quiere que me
instale felizmente en Little Dip
para que pueda retirarse con
gracia y pasar su papel de Alfa.
Sé que ella tiene razón. Ella


tiene que renunciar y yo tengo

que subir". Ella tiró
furtivamente de su ropa de
cama. “Fui hecha para ti,
Connie Fortune. Eres mi
llamada, pero eso no significa
que yo lo sea para ti. No
funciona así ".
"Quiero el trabajo", anunció
Connie.
"Oh." Marie parpadeó.
"Bueno." Era obvio que había
decidido que ella no era parte
de ese trato. "Me alegro por el
bien de Sylvie. Y me aseguraré
de mantenerme fuera de tu ...


"Y te quiero", dijo, finalmente

admitiéndolo. "Eres el
estipendio. Puedes decirle a tu
madre que tomaré el trabajo,
pero tienes que venir con él.
No aceptaré nada menos ".
Los ojos de Marie brillaron. La
luz inundó sus ojos,
transformando su rostro,
haciéndola inmediatamente
más vibrante y saludable.
Parecía que su recuperación
había doblado una esquina, y
todo en un instante.
"Hemos pasado por muchas
cosas", admitió Connie. “Ok.


está bien. Sé que también te

amo. Lo he sabido desde hace
algún tiempo, pero seguí
alejándolo. Como sin duda lo
has descubierto, no soy tan
buena para enfrentar las
cosas". Levantó el peine y
comenzó a desenredar el
cabello de Marie nuevamente.
Esta vez se sentó en el borde
de la cama y se inclinó sobre
ella. "Pero estoy cansada de
huir. Y además, necesitas que
alguien te cuide. Quiero decir,
solo mira este cabello.


La buena mano de Marie

acarició su mejilla y se deslizó
hasta su mandíbula, y luego su
cuello. Su mano estaba fría
mientras acunaba su nuca y
suavemente la atraía para un
beso.
"No va a ser fácil", murmuró
Connie contra su boca.
"Sí, lo será", murmuró Marie
en respuesta.
Connie rompió el beso para
mirarla. Se sentaron nariz con
nariz. "¿Cómo va a ser
posible?" ella preguntó. "Me
estoy mudando a una guarida


de hombres lobo". Se apartó

para enfocar a Marie mientras
respondía.
"Somos una familia. Eso es lo
que somos ante todo. Ya
conociste a muchos de
nosotros. ¿Qué tiene de difícil
eso? "
"No quiero convertirme en
uno", dijo Connie. “Ya se lo dije
a tu madre. De ninguna
manera quiero eso.
"No tienes que hacerlo".
"¿Que vamos a hacer?"
“Vivir en una cabaña en el
bosque. Estar enamoradas.


Ilustrarás el almanaque y
aprenderé todas las pociones
de mi madre y las escribiré ".
Marie jugaba con un rizo rubio
perdido. "Creo que amo tu
cabello loco aún más que el
mío".
“¿Vivir en una cabaña y estar
enamoradas? ¿Ese es tu gran
plan? "
"Esa es la descripción general.
Todavía no he resuelto los
detalles, pero en general creo
que podemos hacerlo. ¿Tú
puedes?"


Vivir en el bosque en Little Dip.

Vivir alrededor de la
naturaleza que amaba, con la
mujer que amaba. Traer a Amy
para las vacaciones. Ser parte
de la gran y bulliciosa familia
Garoul. Marie la miró,
esperando. Connie sabía que
ella siempre esperaría. Este
nuevo amor, y si era honesta,
su primer amor, era tan
profundo y verdadero como el
Silverthread. Connie podía
sentir el chapoteo a través de
sus huesos. La hizo sentir
limpia.


Ahí era donde quería estar, y

Marie era la persona con la que
quería estar allí. Era tan simple
como eso. La vida era tan
simple como eso cuando la
descomponías lo suficiente
como para jamas desperdiciar
un día.
"Bueno", preguntó Marie de
nuevo. "¿Puedes?"
"Sí", dijo Connie. "Sí, creo que
pueda". Y se inclinó para otro
beso, y eso también fue
sencillo.



Fin




Gill Mcknight "Little Dip" Garoul V

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por RDLC. Cuarentena 29/06/2020

ruta y movió a Wilma a la

una batalla interminable con la

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Lost Creek era el pueblo más

Traducido por RDLC Cuarentena 29/06/2020

Algunas personas eran

satisfecha. Macabro pero

obligada a bajar y decirles que

dos establos, con granjas de

ser la mascota del fútbol local

las tejas, se acumulaba debajo

derecha de la puerta abatible

venían una fila de

que ella había cruzado la

a dejar de mirar boquiabierto.

lados calientes en sus manos

"Esta es una pequeña y dulce

pero son muy pocos y

inundación en los años

se inunda, no puede obtener

Traducido por RDLC Cuarentena 29/06/2020

Washington. Nunca he estado

war)? Miró los detalles de MIA

Nam era importante para él y

iba con el tema. Connie no

Traducido por RDLC Cuarentena 29/06/2020

"Cuando Roy regresó, se fue a

Traducido por RDLC Cuarentena 29/06/2020

oscuro. El caballo era marrón

Johnston por cuatro

Ella asumió que él quería saber

revista de alto precio a la que

aficionada feliz de estar de

"A Coccyz—" se corrigió. "Un

podía estar agradecida de que

respecta. Hay patos, gansos y

El rostro de Norman cambió

que Little Dip es propiedad

que el valle era un área

adelante de todos modos. El

"Necesitaba un marcador rojo

rostro se sonrojó con

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"Gracias." Emily le quitó la

embargo, quería que Connie

de pico amarillo. Su binomen

"Tendrás que preguntarle a

hospedarse por aquí". La gente

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importara en un lugar tan

más cerca de la ciudad para

deja salir después del

Seguramente, ¿ningún animal

"Es peligroso. Está prohibido

"No hay ninguno aquí", dijo,

Traducido por RDLC Cuarentena 29/06/2020

La luz que entraba por los

Visítame en algún momento y

un lugar para acampar, o

presagio que hizo que Connie

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