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La Corte Constitucional declaró inexequible la expresión "legítimos" contenida en el Código Civil, ya que genera un trato discriminatorio por el origen familiar al excluir a algunos ascendientes como beneficiarios del deber de cuidado y auxilio. Asimismo, la Corte determinó que la expresión "principia al nacer" en el artículo 90 del Código Civil no vulnera el derecho a la vida reconocido en tratados internacionales, dado que la vida prenatal no ostenta plenamente este derecho y su protección debe ser proporcional.
La Corte Constitucional declaró inexequible la expresión "legítimos" contenida en el Código Civil, ya que genera un trato discriminatorio por el origen familiar al excluir a algunos ascendientes como beneficiarios del deber de cuidado y auxilio. Asimismo, la Corte determinó que la expresión "principia al nacer" en el artículo 90 del Código Civil no vulnera el derecho a la vida reconocido en tratados internacionales, dado que la vida prenatal no ostenta plenamente este derecho y su protección debe ser proporcional.
La Corte Constitucional declaró inexequible la expresión "legítimos" contenida en el Código Civil, ya que genera un trato discriminatorio por el origen familiar al excluir a algunos ascendientes como beneficiarios del deber de cuidado y auxilio. Asimismo, la Corte determinó que la expresión "principia al nacer" en el artículo 90 del Código Civil no vulnera el derecho a la vida reconocido en tratados internacionales, dado que la vida prenatal no ostenta plenamente este derecho y su protección debe ser proporcional.
Declaran inexequible expresión del Código Civil sobre obligaciones de los hijos con otros ascendientes
Sobre la Sentencia C-451 del 2016, la Corte Constitucional explicó la exequibilidad de la
expresión “legítimos”, contenida en el título XII del Código Civil y en el artículo 252.
Según el accionante, dicha expresión vulneraba los artículos 13 y 42 de la Constitución
Política, toda vez que al desaparecer las diferencias entre los hijos legítimos, extramatrimoniales y adoptivos a partir de la vigencia de la Ley 29 de 1982 no podía existir dentro de la normativa tal distinción.
El alto tribunal determinó que al establecer como beneficiarios del deber de cuidado y auxilio a los demás ascendientes legítimos diferentes a los padres, es decir, los abuelos, bisabuelos y tatarabuelos en línea recta materna y paterna, se genera un trato discriminatorio por el origen familiar que se relaciona con el parentesco.
Vale la pena recordar que la denominación “legítimos” se asocia al parentesco derivado del matrimonio y de la sangre, en contraposición al parentesco “ilegítimo” que sería, desde el entendimiento histórico, el resultado de las uniones naturales, en la actualidad concebidas como uniones materiales de hecho, y de ser ascendiente adoptivo o civil.
Desde esta perspectiva, la corporación consideró que la concepción que entiende la relación filial como legítima o ilegítima quebranta la protección igualitaria que la Carta Política consagra para las diversas formas de constituir la familia
Pero también un trato desigual ante la ley, por cuanto el artículo 411 de la legislación civil establece como beneficiarios de los alimentos legales a todos los ascendientes en plano de igualdad.
“Pensar diferente sería excluir de la obligación que tienen los hijos con los ascendientes a aquellos abuelos, bisabuelos y tatarabuelos en línea directa que tienen un lazo filial natural o adoptivo”, agrega
Así las cosas, la Corte concluyó que la expresión “legítimos” contemplada en el artículo 252 y en la denominación del título XII del Código Civil desconocía el derecho de igualdad e infringía la prohibición de discriminación por razón del origen familiar, de ahí que resolviera declararla inexequible en ambos contenidos normativos. SENTENCIA C 327 DE 2016
La Sala Plena de la Corte Constitucional resolvió la exequibilidad de la expresión “principia
al nacer”, contenida en el artículo 90 del Código Civil, en el cual se establece que la existencia legal de toda persona comienza al separarse completamente de su progenitora.
El problema jurídico que le correspondió resolver a la Corte en esta oportunidad consistió en definir si la determinación de la existencia legal de una persona a partir del nacimiento vulneraba el derecho a la vida reconocido por el artículo 4.1 de la Convención Americana de Derechos Humanos, que hace parte del bloque de constitucionalidad.
Los demandantes sostenían que la existencia de la vida y la existencia legal de la persona
deberían ser equiparables, dado que su diferenciación establecida en la norma acusada desconocía el bloque de constitucionalidad que protege la vida desde la concepción.
Al respecto, la Sala reiteró las tres reglas que se han establecido en el desarrollo jurisprudencial en relación con la función interpretativa del bloque de constitucionalidad:
· Según el mandato del artículo 93 de la Constitución, los derechos fundamentales deben ser interpretados de acuerdo con los tratados internacionales de derechos humanos.
· Las decisiones de la Corte Interamericana de Derechos Humanos son un criterio relevante de interpretación en el control de constitucionalidad.
· Estas interpretaciones deben ser realizadas de forma sistemática con las reglas constitucionales en atención a las circunstancias de cada caso.
De este modo, la Corte reafirmó que la vida y el derecho a la vida son categorías axiológicas diferentes y estableció que ni el valor de la vida, como bien que el Estado tiene el deber de proteger, ni el derecho a la vida son absolutos, y que admiten un juicio de proporcionalidad cuando existen otros derechos o valores en conflicto.
Como consecuencia, señaló que la vida humana transcurre en distintas etapas y se manifiesta de diferentes formas, las que a su vez tienen una protección jurídica distinta. Así, este ejercicio de ponderación también ha sido aplicado por el tribunal constitucional frente al derecho a la vida, al admitir el derecho a morir dignamente o eutanasia.
“La vida como valor y como derecho no es absoluto y se admite que tenga una protección proporcional frente al alcance y contenido de otros derechos o valores en juego. Lo anterior no implica una violación del deber de protección del valor de la vida, sino que reconoce que estos se encuentran sujetos a los principios de proporcionalidad y razonabilidad”, agregó el pronunciamiento.
Finalmente, la corporación resolvió que la expresión acusada no vulnera el deber de protección de la vida desde la concepción reconocida en la Convención Americana, toda vez que la vida como valor es un bien constitucionalmente relevante, pero no tiene el mismo grado de protección que el derecho a la vida. “Una lectura sistemática del bloque de constitucionalidad indica que la vida prenatal no ostenta la titularidad del derecho a la vida y así la determinación de la existencia legal de la persona desde el nacimiento no viola esta garantía”, concluyó el fallo.
Los magistrados Luis Guillermo Guerrero, Gabriel Eduardo Mendoza y Jorge Ignacio Pretelt manifestaron su salvamento de voto, por cuanto observaron que en la acción no procedía un nuevo pronunciamiento sobre la constitucionalidad de la expresión normativa acusada, al existir cosa juzgada constitucional. Por su parte, la magistrada María Victoria Calle Correa manifestó una aclaración de voto relativa a la aplicación por parte de sala del control de convencionalidad en materia de derechos humanos en el ámbito del sistema interamericano. (M.P. Gloria Stella Ortiz).
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