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LA ADOLESCENCIA Y SUS ADICCIONES
ADOLESCENCIA
Y SUS ADICCIONES
LA ADOLESCENCIA Y SUS ADICCIONES
ÍNDICE
Pag.
Introducción……………………………………………………………….………………..…………… 4
Marco Teórico…………………………………………………………………………………………….5
a. Factores de Causa……………………………………………………………………………...5
b. La Adolescencia……….……………………………………………………………………......5
c. Conductas de riesgo……….…………………………………………………………………...6
d. Tipologías de Baumrind….……………………………………………………………...….....6
e. Adicciones…………………..…………………………………………………………….……...7
e.1 Alcohol………………………………………………………………………………………...7
e.2 Drogas…………………………………………………………………………………………7
e.3 Adicciones tecnológicas…………………………………………………………………...9
e.4 Adicción a internet y familia……………………………………………………………...10
e. Tratamiento…………………..…………………………………………………………………...12
Conclusiones………….………………………………………….………………………..………….….16
Referencias…………..…………………………………………….……………………………………...17
LA ADOLESCENCIA Y SUS ADICCIONES
INTRODUCCIÓN
Desde ya Carrillo-Ávila y col nos mencionan que, “Todos los adolescentes experimentan
sentimientos contradictorios que les crean conflictos, que alteran su conducta y desordenan su
vida familiar. Durante este periodo, buscan lazos afectivos extrafamiliares, surgen actitudes de
independencia, curiosidad por el mundo exterior y búsqueda de intereses ajenos al hogar” (1).
Ante ello, los hechos relevantes y bruscos son difícilmente procesados por el adolescente para la
búsqueda de posibles soluciones ante problemas y complicaciones, esto se dificulta más cuando
en dicha etapa no ha llegado en las mejores condiciones. Como posibles trastornos causados por
hechos en la niñez, o hasta en la misma adolescencia.
Es una etapa que se considera a la persona totalmente sensible ante toda acción. Un adolescente
en su mayoría puede presentar conductas o acciones no esperadas. Pero con relación a varias
teorías, suele en proceso natural de aprendizaje, el adolescente tomar y reaccionar de la mejor
manera a través de un patrón de hechos.
Pero cuando esto no suele suceder en todo momento ya que, Hernanz Ruiz deduce que “Hay
otras experiencias que tienen que ver con el contacto o la búsqueda de objetos que puedan
satisfacer las necesidades desde el “llenar el espacio vacío” hasta adicciones a sustancias, a
comportamientos o situaciones” (2). Es decir, en algunos casos la salida más cercana y fácil sería
la distracción tomada como desahogo, evitando todo tipo de presión, asumiendo responsabilidad
y/o realidad.
Sabemos que existe la consideración de los deseos de una permanente satisfacción a través de
los errores, superación y necedad para superar toda adicción de los jovenes. Entonces,
consideremos como principal objetivo de la presente monografía encontrando la respuesta de;
¿Esta razón de satisfacción llega a ser suficiente para cualquier adicción? Es decir llegar a no
tener la existencia de futuros episodios de adicción u otros hábitos o en casos extremos,
trastornos.
LA ADOLESCENCIA Y SUS ADICCIONES
MARCO TEÓRICO
a. Factores de Causa
Los problemas cotidianos que la vida presenta en cada fase como la niñez, adolescencia, adultez,
vejez, influye en el entorno del adolescente ya que es la persona que se encuentra en la
disociación de ideas. Podemos denotar algunas situaciones como factores influyentes:
b. La Adolescencia
Definir la adolescencia con precisión es problemático por varias razones. La madurez física,
emocional y cognitiva, entre otros factores, depende de la manera en que cada individuo
experimenta este período de la vida. Hacer referencia al comienzo de la pubertad, que podría
considerarse una línea de demarcación entre la infancia y la adolescencia, no resuelve el
problema.
La pubertad empieza en momentos sumamente distintos para las niñas y los niños, y entre
personas del mismo género. En las niñas se inicia, como promedio, entre 12 y 18 meses antes
que en los niños. Las niñas tienen su primera menstruación generalmente a los 12 años. En los
niños, la primera eyaculación ocurre generalmente hacia los 13 años. No obstante, las niñas
pueden empezar a menstruar a los 8 años. Hay indicios de que la pubertad está comenzando
mucho más temprano; de hecho, la edad de inicio tanto en las niñas como en los niños ha
descendido tres años en el transcurso de los últimos dos siglos. Esto obedece, en gran parte, a
las mejores condiciones de salud y nutrición.
c. Conductas de Riesgo
d. Tipologías de BAUMRIND
Uno de los modelos de parentalidad más aceptados es el de Diana Baumrind (1968), que tuvo en
cuenta la interrelación entre tres variables paternas básicas: control, comunicación e implicación
afectiva, los cuales dan lugar a tres categorías o tipologías básicas: padres autoritarios, padres
permisivos y padres autoritativos o democráticos.
Los padres autoritarios (authoritarian discipline), son exigentes, poco sensibles y no son
receptivos. Presentan un alto grado de control, pero baja aceptación. Consideran la obediencia
como una virtud. Favorecen las medidas de castigo o de fuerza y mantienen a los hijos en un
papel subordinado, restringiendo su autonomía. No facilitan el diálogo y a menudo rechazan a sus
hijos como medida disciplinaria. Tienen repercusiones negativas sobre la socialización de los
hijos, como la falta de autonomía y creatividad, la baja autoestima, dando como resultado niño y
adolescente descontento, reservado, poco comunicativo y afectuoso, con una pobre interiorización
de valores morales (Baumrind, 1968). Los padres permisivos indulgentes (permissive discipline),
brindan gran autonomía a los hijos, siempre que no se ponga en riesgo la supervivencia física.
Se caracterizan por un bajo nivel de control y alta sensibilidad. Son tolerantes, condescendientes,
cálidos y aceptantes, pero no ejercen suficiente autoridad. En contraste, los padres que son
permisivos negligentes son más bien descuidados y siguen un modelo parental de baja
involucración y compromiso. Estos padres no amonestan la conducta de sus hijos ni apoyan sus
intereses. A menudo están tan preocupados por sus propios problemas que se desentienden de
sus responsabilidades parentales (Oros, 2004), generando una gran vulnerabilidad a la
soledad, la depresión y las adicciones. En general, los padres permisivos buscan liberar a sus
hijos del control y evitar las restricciones y castigos.
LA ADOLESCENCIA Y SUS ADICCIONES
e. Adicciones
e.1 Alcohol
El etanol es un líquido claro, incoloro, volátil, inflamable, de infinita solubilidad en agua y miscible
en cloroformo y éter. Su liposolubilidad es unas 30 veces menor que su hidro solubilidad. En lo
relacionado con su valor nutritivo, 1 gramo de alcohol aporta al organismo 7,1 Kcal.; este aporte
energético no se acompaña de un aporte nutritivo como minerales, proteínas o vitaminas (Álvarez,
2001).
Además, es un depresor del sistema nervioso central que se absorbe rápidamente en el estómago
y el intestino delgado al torrente sanguíneo. Una bebida estándar equivale a 0.6 onzas de etanol
puro. Una bebida estándar se considera 12 onzas de cerveza, 8 onzas de licor de malta, 5 onzas
de vino o 1.5 onzas de licor fuerte (un "shot") como el tequila, el ron, el vodka o el whisky (National
Institute on Drug Abuse [NIDA], 2013).
- Bebidas alcohólicas
Líquido que contiene alcohol (etanol) y que está destinado al consumo. Las bebidas alcohólicas se
clasifican de acuerdo al proceso de preparación al que se sometan (OMS, 1994). Fermentación.
Consiste en la degradación de sustancias orgánicas por la acción de enzimas microbianos,
acompañada con frecuencia de desprendimientos gaseosos (Vino, cerveza, champán).
- Consumo de alcohol
El consumo de alcohol puede describirse en términos de gramos de alcohol consumidos o por
bebidas estándar consumidas. De acuerdo a la Organización Mundial de la Salud (OMS, 2001) se
ha establecido que una bebida estándar corresponde a aquella que contiene alrededor de 10 gr
de alcohol, semejante a lo contenido en una lata de cerveza de 330 ml al 5% aproximadamente,
una copa de vino de 140 ml al 12% o un vaso de destilados de 40 ml al 40%.
e.2 Drogas
El término droga puede definirse en función de varias perspectivas, tal como apunta la OMS en su
traducción ofrecida en 1994, las cuales pueden variar su concepción en función del contexto. Con
respecto a la medicina y la farmacología la droga se detalla como “toda sustancia química que
introducida en un organismo modifica los procesos fisiológicos y bioquímicos de los tejidos o los
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organismos” con la función de prevenir, curar o mejorar la salud física o mental del individuo. En
función al lenguaje coloquial, a menudo nos referimos a sustancias psicoactivas que van desde la
cafeína, el tabaco, el alcohol, etc. hasta drogas ilegales como la marihuana, la heroína, el LSD,
etc. Éstas drogas se utilizan con fines únicamente de ocio, para diversión del individuo y con
motivaciones socioculturales.
Con respecto al consumo de sustancias adictivas, existen varios tipos importantes a identificar
pues nos aporta información de la situación en la que se encuentra el individuo. A continuación se
exponen los tipos:
- El consumo experimental: se da cuando el uso de la sustancia es muy puntual con el objetivo
de probar los efectos de la misma, sin la necesidad de acarrear problemas graves.
- El consumo ocasional: está relacionado con el anterior. Se consume la sustancia de manera
esporádica con consecuencias adversas puntuales relacionadas con el consumo.
- El consumo habitual: está ligado al consumo con un grado de regularidad, por lo tanto las
consecuencias adversas serán más frecuentes e importantes para el individuo.
- El binge drinking es un término relativamente nuevo que significa consumo intensivo episódico y
tiene lugar al consumir 5 o más vasos/copas en 2 horas aproximadamente. Se trata de un patrón
de consumo cada vez más extendido en nuestro país. La mitad de jóvenes de 17 años han
practicado binge drinking en el último mes (Rubio González, A., 2015).
- El consumo compulsivo o problemático conlleva un uso de la sustancia muy habitual, en el cuál
la vida del individuo se organiza en torno al consumo, causando graves consecuencias adversas
en todos los ámbitos de la persona. Cuando se habla de consumo compulsivo o problemático,
también debemos hacer referencia al término dependencia, la cual se produce debido al abuso de
una sustancia creando “un conjunto de síntomas cognoscitivos, comportamentales y fisiológicos
que indican que un individuo continúa consumiendo una sustancia a pesar de la aparición de
problemas significativos, relacionados con ella” (Caudevilla G., F., 2008). Dicha dependencia
conlleva a menudo a la tolerancia, el síndrome de abstinencia y a una ingestión compulsiva de la
sustancia, conceptos que se explicarán con detenimiento posteriormente.
La dependencia puede ser tanto física como psíquica, se trata de un trastorno que presenta los
siguientes aspectos:
- Manifestaciones fisiológicas, comportamentales y cognitivas.
- Se da la máxima prioridad al consumo de sustancias.
- Hay un deseo fuerte o insuperable de administración.
- La recaída tras un periodo de abstinencia conlleva a instaurar más rápidamente la
dependencia que en los no dependientes.
- Deseo compulsivo de consumir la sustancia.
- Disminución de la capacidad de control del consumo.
- Síntomas del síndrome de abstinencia cuando se reduce o elimina el consumo. La
dependencia física se caracteriza por la necesidad de mantener unos niveles determinados de
una sustancia en el organismo. Sus componentes fundamentales son la tolerancia y el síndrome
de abstinencia. La dependencia psicológica es el deseo irresistible de repetir la administración de
una sustancia con la intención de experimentar sus efectos agradables, placenteros y/o evasivos.
La tolerancia se trata de “la adaptación del organismo a determinada cantidad de sustancia, por lo
que para conseguir los mismos efectos, se necesita aumentar la dosis del consumo”. Existe
también lo que se conoce como Tolerancia Inversa, la cual se produce, por ejemplo, en los casos
de personas alcohólicas crónicas y en esta ocasión en vez de necesitar más dosis, el individuo
sufre los efectos con una menos ingesta de la sustancia. Por otro lado también podemos
diferencia la Tolerancia Cruzada, la cual se produce al consumir más de una sustancia, las cuales
al interactuar entre sí hacen al organismo más sensible que cuando se ingieren de forma
individual. Por ejemplo al mezclar alcohol y barbitúricos. (Junta de Andalucía, 2006)
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El Síndrome de abstinencia se trata de un conjunto de signos y síntomas que tiene lugar cuando
desaparece de manera brusca el consumo de una sustancia y que desaparece al volverla a
consumir. Tiene lugar cuando se ha creado una dependencia a cierta sustancia o cuando ésta ha
sido administrada de manera habitual duramente varias semanas o meses (Caudevilla G., F.
2008). Los síntomas producen gran malestar en el individuo, dependiendo de la sustancia pueden
ir desde temblores, sensación de frío, nauseas, ansiedad, etc. hasta manifestaciones agresivas y
puede conllevar la recaída para tratar de aliviarlos. (Junta de Andalucía, 2006)
e.3 Tecnología
Las adicciones tecnológicas forman parte de las llamadas adicciones no tóxicas y constituyen
procesos de dependencia que se desarrollan por el uso excesivo e inapropiado de los teléfonos
celulares, internet y lo que internet ofrece, como videojuegos, redes sociales, etc. (Fontemachi,
2014). Otros autores han denominado a este fenómeno “ciberadicción”, “netadicción”, “desorden
de adicción a internet”, “uso compulsivo de internet”, o “adicción a internet” (Bricolo y Serpelloni
2002; Luengo López, 2004; Young, 1998).
El concepto de adicción a Internet ha sido introducido por Goldberg (1995) y popularizado por
Young (1998). Según Beard (2002), las personas adictas a internet son incapaces de controlar su
uso y ponen en peligro el empleo y las relaciones interpersonales.
Se considera que una persona tiene adicción a Internet cuando es incapaz de controlar el tiempo
que está conectado, relegando responsabilidades sociales, familiares, profesionales y
académicas. Reducen las horas de sueño, y presentan irritabilidad, cansancio, debilidad del
sistema inmunológico y tendencias de aislamiento social (Basile, 2006).
Según la investigación Kids OnLine Argentina (Paolini y Ravalli, 2016), el 51% de los adolescentes
entrevistados manifestó conectarse a Internet todo el tiempo, el 20% más de una vez por día y el
16% más de una vez por hora. Los adolescentes hicieron alusión a que la expresión “estar
conectados” significa permanencia, mientras que “ponerse a hacer algo en Internet” implica un
lugar y momento específico. Sin embargo, resulta alarmante que el 78% de los adolescentes
atravesó experiencias negativas en el uso de Internet, como mensajes desagradables o hirientes,
exposición a la pornografía, violencia y Bullying. Según un artículo publicado en el diario La
Nación (Uranga, 2016), la encuesta nacional 2016 de “Consumos y Prácticas Culturales de
Adolescentes” mostró que el 70% de los adolescentes argentinos está “todo el día” conectado a
Internet, y de dicho porcentaje, el 40% se mantiene conectado hasta irse a dormir, mientras que el
resto afirma estar conectado las 24 horas. Los porcentajes varían de acuerdo a las
investigaciones, sin embargo, coinciden en que es alarmante la cifra de adolescentes que están
prácticamente todo el día conectados.
Los resultados de la investigación de Kids OnLine (Paolini y Ravalli 2016), muestran que el 89%
de los adolescentes utiliza el celular para conectarse a Internet, lo cual podría traer aparejado
otros riesgos como el acoso a través del móvil, el celular como puerta para el acceso a otras
adicciones, como juego patológico, compras compulsivas, adicción al sexo, etc. y acceso a
contenidos indeseables (Muñoz-Rivas, Gámez Guadix y Fernández, 2009). En cuanto a los
videojuegos, Chóliz y Marco (2011) consideran que el juego en exceso, especialmente online,
puede volverse problemático y adictivo, ya que es una actividad expansiva y sin fin con
innumerables posibilidades de acción, que genera el menoscabo de otras actividades importantes,
e incluso afecta las relaciones interpersonales, especialmente con los padres.
Muchos adolescentes en la actualidad están librados a sus propias decisiones, lo que les genera
un desequilibrio entre la falta de límites y la sensación de seguridad.
La falta de una figura de autoridad les genera una sensación de abandono (Fontemachi, 2014). La
dinámica familiar ha cambiado en los últimos años, la generación de espacios para compartir,
dialogar e interactuar, era mucho más factible cuando no existía Internet. En los últimos años las
familias tienen cada vez menos hijos, y a la vez tanto el padre como la madre se encuentran
ausentes la mayor parte del día. Por ello muchos adolescentes se encuentran sumidos en la
soledad, sin un “par” o un progenitor para compartir sentimientos, valores, ilusiones; y esto los
lleva a acudir al teléfono móvil, para salir de su soledad doméstica y familiar y conectarse a una
“hermandad virtual” (Lorente, 2002).
LA ADOLESCENCIA Y SUS ADICCIONES
Distintas investigaciones ponen de manifiesto que un ambiente familiar positivo, con comunicación
abierta y la presencia de afecto y apoyo entre padres e hijos, garantizan el bienestar psicosocial
en la adolescencia, mientras que un ambiente familiar sin afecto, sin comunicación, sin tolerancia,
aumenta las probabilidades de que surjan problemas de disciplina, evasión y adicciones
(Fontemachi, 2014). En la etapa de la adolescencia se incorporan nuevas relaciones, como ser los
amigos y otras personas adultas significativas, pero es la familia la que sigue ofreciendo
experiencias concretas de desarrollo que influyen en las interacciones de los adolescentes en
otros contextos. Los mecanismos de socialización y control de comportamientos se establecen a
través de las prácticas parentales. En la investigación realizada por Fontemachi (2014) los padres
de jóvenes con adicciones a las tecnologías presentaban una escasa supervisión de las
actividades de los hijos, con límites y normas débiles, pudiendo encasillarse dentro de las
tipologías negligentes e indulgentes o permisivas. La vigilancia de los padres y la promoción de
actividades al aire libre podrían disminuir la adicción a internet, actuando como inhibidores (Lin,
Lin & Wu, 2009). Sin embargo, no todo tipo de control parece ser adecuado o suficiente ya que
Wang, Gan y Li (2006), mencionan que los estilos paternales autoritarios, que se caracterizan por
un elevado control, se asocian también con la adicción a los videojuegos. Se vuelve entonces
necesario seguir explorando la relación entre los estilos y/o prácticas parentales y la vulnerabilidad
a desarrollar una adicción tecnológica en los hijos, con el fin de descifrar qué mecanismos pueden
promover su aparición y cuáles pueden mermarla.
Son escasas las investigaciones que han abordado dicha temática, sin embargo, se ha
incentivado el uso de las nuevas tecnologías a partir de programas como Conectar a Igualdad,
entre otros, distribuyendo netbooks a los alumnos y docentes de las escuelas y colegios, con el
objetivo de lograr mayor inclusión. Esto es algo positivo, pero debido a la falta de formación de
docentes y padres para orientarlos y establecer límites adecuados para su uso, desde el 2010
muchos adolescentes tienen acceso indiscriminado a Internet y a los videojuegos, lo que podría
terminar en un mal uso y abuso de las nuevas tecnologías e Internet (Fontemachi, 2014). Los
jóvenes y adolescentes constituyen el grupo más vulnerable a la influencia de internet, dadas las
características propias del ciclo de vida por el cual atraviesan y la influencia de sus pares,
haciendo uso cada vez más continuo de las redes sociales, debido a la velocidad de comunicación
que ofrecen y el bajo costo. La adicción a internet tiene importancia para la salud pública, por sus
consecuencias en la salud mental, las relaciones sociales, el rendimiento académico y su relación
con el abuso de sustancias. Varios factores son predictivos de la adicción al internet, entre ellos
los factores familiares (Weinstein & Lejoyeux, 2010). Las prácticas parentales pueden
considerarse apropiadas o no, en tanto promuevan u obstaculicen el desarrollo de competencias
óptimas en los hijos. Por ello la presente investigación se ha centrado en determinar si la
percepción de las prácticas parentales puede predecir la adicción a internet, al teléfono celular y a
los videojuegos.
Con el conocimiento y la difusión de los riesgos y las consecuencias que trae aparejada la
adicción a internet, será posible despertar la reacción social y de cada uno de los involucrados en
esta problemática, especialmente de los padres quienes están en una posición privilegiada para
detectar los primeros síntomas, promover el autodominio y el buen uso de las nuevas tecnologías
desde edades tempranas del desarrollo.
f. Tratamiento
LA ADOLESCENCIA Y SUS ADICCIONES
Durante mucho tiempo las adicciones han sido consideradas “enfermedades huérfanas” debido a
que son escasos los tratamientos farmacológicos específicos, reduciéndose su utilización al
control de síntomas. Por otra parte, las técnicas psicoterapéuticas no contaban con las evidencias
científicas suficientes. En definitiva, la intervención era muy limitada. Los avances experimentados
en las ciencias de la salud de los últimos años han propiciado el desarrollo de protocolos de
tratamiento en los diferentes momentos de la adicción y de sus complicaciones que abren una
puerta a la esperanza.
Un elemento de capital importancia a la hora de tratar con éxito un problema de drogas es valorar
el estadio del cambio en el que se encuentra el afectado (Prochaska y DiClemente).
El pediatra tiene una importancia capital en el tratamiento de los problemas de drogas al ser la
puerta de entrada, el primer paso, si exceptuamos la urgencia hospitalaria, en el acceso de los
adolescentes al sistema sanitario.
Es en este momento, el primer contacto, cuando adquieren gran importancia aspectos como la
motivación, la información, el consejo sanitario (intervención breve), la propuesta de tratamiento
específico, así como el tratamiento de la patología específica presente en cada momento. La
preparación para la derivación a otras especialidades por la existencia de comorbilidades es otro
elemento muy importante especialmente cuando hace referencia a la existencia de comorbilidad
psiquiátrica:
actividad de los centros. El Estado de Alarma limita la libre circulación de las personas a lo
estrictamente relacionado con ir a comprar alimentos o productos de higiene, acudir al centro
sanitario si es necesario, a la farmacia, y a algunos trabajos, si son actividades imprescindibles
para el sistema, y poco más. Todo esto se ha traducido en la cancelación de las terapias
presenciales y las actividades habituales. Tener demasiado tiempo libre, si no se es capaz de
organizar y rellenarlo adecuadamente, puede ser un riesgo para la recaída en las personas en
proceso de rehabilitación.
Si viven solas pueden experimentar la soledad de no hablar con nadie. Las personas mayores,
población de riesgo de esta enfermedad, pueden estar sintiendo miedo y mayor aislamiento. Los
niños y niñas, acostumbradas a correr por los parques y patios escolares, verán limitado su
espacio a pocos metros cuadrados. Todo ese grupo, además debe sentirse ‘agradecido’, pues hay
situaciones peores como quedar en casa encerrada con tu maltratador. O no tener casa, ser
alguien “sin hogar”. Esa legitimidad para quejarse, también puede ser pesada en estos momentos.
Cada caso es muy particular y tendríamos que valorarlo, pero en general podremos resumir esas
ideas:
- Es conveniente establecer rutinas, respetar horarios de forma flexible, que incluyan
higiene diaria, limpieza del hogar, alimentación saludable, espacio para tareas obligatorias y de
ocio, así como hacer ejercicio físico en casa.
- Hay que recordar que es más que conveniente mantener contacto con familia y buscar la
complicidad de amistades, compañeros de trabajo, etc. mediante videoconferencias o llamadas,
pues es importante sentirse parte de un grupo. Aprovechar para expresar emociones. Y como
decía Séneca “hay que saber tomárselo con humor, y entonces hasta tiene gracia”.
- Fomentar la creatividad, tal vez sea un buen momento para desarrollar una afición nueva
o retomar esas aficiones que habíamos apartado a causa de esa constante falta de tiempo de
LA ADOLESCENCIA Y SUS ADICCIONES
Puede ayudar mucho a un paciente transmitir sus ganas de consumir. Estas ganas de consumir
en numerosas ocasiones disminuyen simplemente por el hecho de expresarlo.
Poder hablar con alguien y que ese alguien valide el sentimiento que está teniendo el paciente
puede resultar muy importante. Le pueden decir qué hay después de ese consumo y eso va a
frenar su impulso, aunque solo sea con palabras. De modo que, el tener siempre un número de
teléfono al que acudir y a alguien que te pueda escuchar durante un tiempo es una buena
herramienta.
En buena lógica, el riesgo a una recaída es mayor en aquellos que han dejado de consumir hace
poco que en quienes llevan diez años de abstinencia, se sobre entiende que los que llevan más
años sin consumir tienen muchas más herramientas para manejar sus emociones y los distintos
malestares, lo que no evita que en determinadas situaciones puedan recaer. En la actual situación
es probable que pueda haber un aumento de ese malestar y, por ende, un aumento de deslices o
recaídas. A medida que pasan los días es más frecuente que nos lleguen malas noticias y
probablemente conozcamos a personas que ha podido fallecer por el virus, lo que fácilmente
genera un malestar y duelos a resolver.
La cuarentena pone a prueba los procesos de desintoxicación. Las personas adictas han vuelto a
casa y la crisis del coronavirus ha obligado a los Servicios de atención a reorganizarse: muchos
pacientes se han puesto en contacto con red familiar o han vuelto con sus padres. Los que no
tienen un sitio al que volver o a quién acudir y los que necesitan mayor vigilancia permanecen en
los centros.
que en situaciones difíciles los usuarios suelen responder bien e incluso hay menos recaídas y
conflictos.
CONCLUSIONES
LA ADOLESCENCIA Y SUS ADICCIONES
Para responder al objetivo principal de la monografía, tendríamos que fijarnos en nuestro marco
teoríco, denotando que el ser humano adquiere comportamiento y tendencias mediante a su
entorno de desarrollo el cual debe de ser medido y diagnosticado para poder tener una idea de su
evolución y pronóstico que pueda causar el tratamiento.
Es importante que el tratamiento se tome con importancia y con incidencia, pero el entorno y el
estado de salud de la persona influye a un alto nivel cuando la adicción se encuentra en su estado
mas alto. La persona puede pasar por diversos factores como problemas familiares,
sentimentales, económicos, sociales, los cuales son de suma influyente.
REFERENCIAS
LA ADOLESCENCIA Y SUS ADICCIONES
1. Carrillo-Ávila, Sonia, & Ripoll-Nuñez, Karen, & Ruiz, José Ignacio. (2016).
ADICCIONES EN EL ADOLESCENTE.
Prevención y atención desde un enfoque holístico.
Universidad Nacional Autónoma de México Ciudad Universitaria, Delegación Coyoacán, CP
04510, Distrito Federal, México.
Primera edición: junio del 2016, p.88.
[fecha de Consulta 14 de Mayo de 2020]. ISSN: 978-607-02-8163-1.
Disponible en:
https://www.librosoa.unam.mx/bitstream/handle/123456789/263/Adicciones_2016.pdf
3. Malander, N. M. (2019).
ADICCIONES TECNOLÓGICAS EN ADOLESCENTES: RELACIÓN CON LA PERCEPCIÓN DE
LAS PRÁCTICAS PARENTALES.
Revista Drugs and Addictive Behavior,
Disponible en: http://www.codajic.org/sites/www.codajic.org/files/Adicciones/tecnológicas%20en
%20adolescentes%20relación%20con%20la%20percepción%20de%20las.pdf