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ISSN 2224-4727
NÚMERO
AÑO 4
Imagen de portada:
Collage de vasijas prehispánicas
Imagen de contraportada:
Ilustraciones del dibujante Daniel Salazar sobre varios ejemplos de la tradición Cabeza de Jaguar. Federico A. Paredes Umaña, «Local
Symbols and Regional Dynamics: the jaguar head core zone in Southeastern Mesoamerica during the Late Preclassic period» (Unpublished
dissertation, University of Pennsylvania. Robert J. Sharer, principal advisor, 2012).
Sumario
Presentación 5
PARA EL DEBATE
DOSSIER
Ignacio Gómez Menéndez y la Estadística General de la República del Salvador 1858-1861: el interés 94
del Estado salvadoreño por el pasado
José Heriberto Erquicia
AVANCES DE INVESTIGACIÓN
Nahua-pipiles: aproximaciones simbólicas del paisaje Posclásico en la Costa del Bálsamo, El 131
Salvador
Marlon V. Escamilla
FUENTES
1
Resumen
Abstract
scholars have coincided in the relative scarcity of paleoenvironmental and architectural evidence
supporting the reoccupation of the region immediately after the volcanic eruption of Ilopango
(TBJ), an event dating somewhere between the mid IV to the mid VI centuries CE.
This paper constitutes the first hard evidence of permanent settlements in the highlands of
western El Salvador after the Ilopango eruption. The location and mapping of the Los Tablones
Mound Group at Ataco, Ahuachapan, with its greater development dating to the Late Classic Period
(600-900 CE) contradicts previous interpretations on the history of human life in the region and
allows for a different interpretation. Moreover, the evidence of the mound 2 deposit at the Ataco
Cementerio mound group allows for further documentation of the veneration of apreclassic monu-
mental tradition occurring towards the end of the Late Classic and the beginnings of the Early
Postclassic period.
Based on recent research by the Ataco Archaeological Project (2009-2011), directed by Federico
Paredes Umaña during his anthropology dissertation research (University of Pennsylvania, 2012),
it is now possible to claim that human settlements in the highland range are long-lived, more so
than previously supposed with solid evidence for occupations during the Preclassic, Classic and
Postclassic Periods. This paper presents evidence resulting from survey, mapping, excavations and
material analysis as they are relevant for a revised history of human settlements in a poorly known
zone of Southeastern Mesoamerica, located in the current territories of western El Salvador.
Introducción
de Apaneca fechado hacia el Clásico tardío eleva de manera abrupta hacia el sur de la
(ca.600-900 d.C.). La localización y el ciudad, lo que le confiere al conjunto una
registro de dicha acrópolis permite plan- privilegiada vista sobre las montañas situa-
tear un panorama que difiere de la tesis del das al este y sobre la hondonada que aloja
abandono posIlopango en la región. Este la ciudad actual de Ataco, directamente
trabajo también expone de manera breve al Norte. La meseta en la que se ubica la
los resultados de un hallazgo que permite acrópolis se extiende hacia el sur por varios
profundizar en las dinámicas regionales kilómetros. Dicha planicie se encuentra
relativas a la consolidación de los primeros a una altura aproximada de 1300-1335
estados arcaicos del sureste mesoamericano, msnm.
se trata de la exploración del depósito del
montículo 2 del grupo Ataco Cementerio. Descripción
Dicha exploración arroja evidencia de la
veneración de monumentos del Preclásico A la fecha se han identificado siete estructu-
(entre ellos un fragmento de estela tallada ras prehispánicas dispuestas sobre una serie
con la figura de un gobernante de pie, y de terrazas bajas en un área de unos 80,000
tres tallas en bulto de la tradición cabezas m2. La zona habitacional del grupo Los
de jaguar) hacia fines del Clásico tardío e Tablones se ha identificado directamente
inicios del Postclásico, con lo que se con- hacia el sur, y consiste en pequeños mon-
firma la actividad antrópica en la región tículos residenciales con abundantes mate-
después de la erupción de Ilopango y antes riales superficiales. Los Tablones presenta
de la llegada de los colonizadores europeos. estructuras de tierra apisonada revestidas
de piedra. El núcleo del sitio consiste en
La acrópolis del grupo Los Tablones, una acrópolis (montículo 2), cuya forma es
Ataco, Ahuachapán. Ubicación del sitio la de una estructura piramidal truncada de
unos 6-8 m. de altura, que aloja en su cima
El grupo arquitectónico Los Tablones se una amplia terraza donde se disponen al
localiza a unos doscientos metros al sur de menos tres superestructuras de poca altura
la ciudad de Concepción de Ataco, departa- y de planta rectangular. En los alrededores
mento de Ahuachapán, y a 1.2 k.m. hacia el de esta acrópolis, en dirección norte y
sur del conjunto Preclásico tardío denomi- este, se encuentran dispersos por lo menos
nado grupo Cementerio4 (figura 1). seis montículos adicionales, cuyas alturas
Todas las estructuras del grupo Los oscilan entre 1-5 m. Seis de ellos presentan
Tablones se sitúan en una meseta que se planta cuadrada, y uno, directamente al
4
Federico Paredes Umaña y Marlon Escamilla, «El Estilo Izapa y el Occidente de El Salvador: Evidencia en la
Sierra de Ahuachapán» (XXI Simposio de Investigaciones Arqueológicas en Guatemala, 2008), 971; Federico
Paredes Umaña, «Local Symbols and Regional Dynamics: The Jaguar Head Core Zone in Southeastern
Mesoamerica during the Formative Period» (Disertación doctoral, Universidad de Pensilvania, 2012).
Nuevas investigaciones en la cordillera de Apaneca 115
sureste posee planta rectangular, denomi- También ha sido posible identificar cerá-
nado montículo 1. Durante los recorridos mica sin engobe de tradición Preclásica,
de 2009, fue posible registrar sobre la así como otros tipos conocidos, entre los
superficie moderna los restos de una gran cuales podemos identificar cuencos negros
losa de piedra sin talla, originalmente de modelados (Pinos), Jicalapa Usulután,
forma rectangular que habría medido unos del Preclásico tardío. El grupo cerámico
2 x 1.5 m. antes de ser fragmentada por Lolotique Rojo, tan frecuente en los relle-
vecinos del lugar. Este posible monumento nos de estructuras del Preclásico tardío en
se ubica directamente al norte del montí- el grupo Ataco Cementerio, también fue
culo 3, el cual yace a su vez directamente localizado en estratos inferiores del montí-
al este de la acrópolis. Los materiales culo 1 de Los Tablones. En dichos estratos
recolectados en superficie incluyen cerá- también es posible encontrar fragmentos
mica polícroma de los tipos Copador y de cuencos globulares inciso-punzonados
Arambala, así como una notoria presencia del tipo Lamatepeque, cuyos orígenes se
de cerámica sin engobe de tradición local remontan hacia el Preclásico temprano
con predominio de pastas naranjas. A partir de acuerdo con la secuencia cerámica
de los materiales de superficie, se puede establecida por Sharer en Chalchuapa.5
afirmar que este grupo arquitectónico tuvo De lo anterior se desprende que la última
una fase de ocupación relevante durante versión del edificio denominado montí-
el período Clásico tardío (600-900 d.C.). culo 1 de Los Tablones correspondería
Además su sistema constructivo, formado al Clásico tardío. Dado que no han sido
de un núcleo de tierra apisonada con facha- localizadas subestructuras más tempra-
das revestidas de piedras de canto rodado, nas, se puede decir que en su relleno
difiere de aquel registrado para el grupo fueron utilizados materiales más antiguos
arquitectónico Ataco Cementerio, fechado que son contemporáneos con la ocupa-
para el Preclásico tardío, donde el uso de ción del grupo Ataco Cementerio. Por
piedra en fachadas es escaso. otro lado, un reconocimiento superficial
Una serie de unidades de sondeo excava- de las superestructuras de la acrópolis
das, por el arqueólogo Roberto Gallardo en resultó en el hallazgo de fragmentos de
la fachada norte del montículo 1 del grupo dos vasos polícromos diferentes entre
Los Tablones, nos ha permitido identificar sí, que actualmente se encuentran bajo
en el relleno de la estructura tipos cerámi- análisis de pastas por el método PIXE
cos bícromos crema sobre rojo (Guazapa en los laboratorios del Instituto de física
engobe raspado), negro sobre crema, de la UNAM. Se trata de fragmentos de
motivos finos incisos (tipos sin determi- un vaso cilíndrico de pasta fina, cuya
nar) y polícromos (Copador, Arambala), superficie exterior lleva fondo naranja
diagnósticos del período Clásico tardío. y diseños en colores rojo, blanco y café
5
Robert Sharer, The Prehistory of Chalchuapa, El Salvador (Philadelphia: University of Pennsylvania Press, 1978).
116 Federico Paredes Umaña
habría conducido a una migración masiva. reoccupied much sooner than the rest of the
No obstante, reconoce que los efectos noci- Rio Paz basin and the Sierra de Apaneca».13
vos de la erupción habrían sido de carácter Como se puede ver, Dull propone que
no permanente. Un ejemplo de esto es la la zona alrededor del actual poblado de
continuidad en el registro arqueológico de Ahuachapán podría haber sorteado los
Chalchuapa después de la caída de la ceniza efectos de la erupción de mejor manera que
volcánica. Dicho de otro modo, si bien la la zona de Chalchuapa o los asentamientos
ocupación humana en esta zona se habría de la sierra. Este argumento ha dado pie
visto disminuida, los datos arqueológicos a la tesis del abandono de las zonas altas
no favorecen un escenario de abandono del occidente de El Salvador después de la
total. A propósito, Dull nos dice: erupción de Ilopango.
By the end of the sixth century the Las tierras altas del occidente de El
lowlands of western El Salvador had been Salvador después del evento volcá-
completely resettled, setting the stage nico de Ilopango (TBJ): el enfoque
for a Late Classic and Early Postclassic arqueológico
resurgence of population growth and
economic florescence.11 La tesis de la no reocupación de la Sierra de
Apaneca, luego de la erupción de Ilopango
En la cita anterior, Dull refuerza que el desde el punto de vista arqueológico,
repoblamiento en el occidente salvadoreño habría ganado fuerza a partir de los escasos
habría ocurrido exclusivamente en tierras registros de arquitectura monumental en la
bajas y no en las elevaciones de la sierra zona. En su investigación del asentamiento
de Apaneca. Pero sus registros contienen Preclásico de Santa Leticia, Demarest14
datos variables. El de la Laguna del Llano reporta la presencia de una breve ocupación
en Ahuachapán12 no favorece un claro con características de «asentamiento infor-
despoblamiento posterior a la erupción mal» durante el Clásico tardío, que incluye
de Ilopango y difiere de las muestras de cerámica policromada Gualpopa y Copador
la Laguna Cuzcachapa y la Laguna Verde. del complejo cerámico Payu, (ca.650-900
Es más, a pesar del lenguaje cauteloso que d.C.). La evidencia de Santa Leticia llevó a
Dull usa para matizar estos datos, en su Demarest a suponer que algún tipo de reo-
cierre capitular, explica que de acuerdo a su cupación de la sierra habría ocurrido luego
evidencia: «…The Ahuachapan region was del evento volcánico, sin embargo su escasa
11
Dull, «Lessons from the mud, lessons from the Maya,» 243.
12
Dull, «Lessons from the mud, lessons from the Maya,» 240.
13
Dull, «Lessons from the mud, lessons from the Maya,» 240.
14
Demarest, The Archaeology of Santa Leticia.
118 Federico Paredes Umaña
19
Francis Gall, «El Licenciado Francisco Marroquín y una descripción de El Salvador, año de 1532,»
Anales de la Sociedad de Geografía e Historia de Guatemala, n.° 41 (1968); Paul Amaroli, «Linderos y geografía
económica de Cuscatlán, provincia pipil del territorio de El Salvador,» Mesoamerica 2 (1991): 41.
20
Pedro Escalante Arce, Códice Sonsonate (El Salvador: Dirección General de Publicaciones e Impresos,
Concultura, 1992), 21.
21
De aquí en adelante Tasaciones 1550 [Archivo General de Indias, Sevilla (AGI), Audiencia de Guatemala,
legajo 12], citado en Rodolfo Barón Castro, La población de El Salvador (3ª edición. San Salvador: Dirección
de Publicaciones e Impresos, 2002) y en David Browning, El Salvador, la tierra y el hombre (Dirección de
Publicaciones del Ministerio de Educación, San Salvador 1975), 51-63; 451-456.
22
Browning, El Salvador, la tierra y el hombre, 120.
23
Comunicación personal, julio de 2013.
120 Federico Paredes Umaña
ción en la fecha del evento volcánico incide Complejo Cerámico Caynac Tardío (0-200
directamente sobre nuestra interpretación d.C.) y también en el Complejo Cerámico
arqueológica del desarrollo y colapso de Vec (200-400 d.C.). Incluso, el tipo Izalco
las sociedades complejas que habitaron el Usulután perdura tanto, que se encuentra
occidente de El Salvador, entre los períodos en el Complejo Cerámico Vec con una
Preclásico y Clásico, y también ha ensom- frecuencia casi tan alta como la que tenía
brecido nuestra comprensión de los eventos durante la época de su esplendor durante
del llamado período Protoclásico (siglo III). el Caynac Tardío. Además, los tipos Izalco
Veamos, si aceptamos los datos cronométri- Usulután solo bajan en frecuencia hasta que
cos que señalan que la erupción de Ilopango inicia la fase Xocco (400-600 d.C.). Otro
(TBJ) habría ocurrido hacia mediados del siglo argumento que sostiene la continuidad entre
IV, esto implica que el colapso de las sociedades el Preclásico y el Clásico desde la perspec-
Preclásicas del occidente de El Salvador debe tiva de la cerámica, reside en que todos los
entenderse como un fenómeno independiente grupos introducidos en Vec (200-400 d.C)
y anterior a la deposición de la TBJ, y esto se desarrollan a partir de tradiciones previas,
exige una explicación del fenómeno del aban- lo cual indica que las profundas tradiciones
dono de algunos centros ceremoniales hacia el cerámicas del occidente de El Salvador
siglo III como El Trapiche en Chalchuapa31 y perduraron a pesar del abandono de algunos
Cementerio en Ataco.32 De la misma manera, grupos arquitectónicos hacia el 250 d.C.
también entraña la necesidad de explicar las Por otro lado, si aceptamos los fecha-
etapas de reocupación posterior y los patrones mientos cronométricos que indican que
de continuidad observados en la cronología la erupción de Ilopango ocurrió más bien
de Chalchuapa (Tazumal) tanto en cerámica hacia mediados del s. VI, esto quiere decir
como en arquitectura. que en el valle de Zapotitán el repoblamien-
to habría ocurrido en un período menor a
Elementos de continuidad en la cerámica 100 años. Además:
Tal y como lo nota Demarest,33 los patrones The Zapotitan Basin Late Classic ceramic
de continuidad entre el Preclásico tardío y assemblage is not only derivable from the
el Clásico temprano se observan en la pro- general Salvadoran pre-Ilopango tradition,
longación de los tipos cerámicos Pajonal, but it appears to be a local, somewhat redu-
Finquita, Topozoco, Izalco Usulután y ced, variant of the Classic period Xocco and
Atecosol, los cuales están presentes en el Payu complexes as defined at Chalchuapa.34
31
Robert Sharer, The prehistory of Chalchuapa, El Salvador.
32
Paredes Umaña, «Local Symbols and Regional Dynamics.»
33
Arthur Demarest, «Political Evolution in the Maya Borderlands: The Salvadoran Frontier» (The Southeast
Classic Maya Zone: A Symposium at Dumbarton Oaks, 1998), 346.
34
Demarest, «Political Evolution in the Maya Borderlands: The Salvadoran Frontier,» 362
Nuevas investigaciones en la cordillera de Apaneca 123
35
Noboyuki Ito, ,QIRUPHÀQDOGHODVLQYHVWLJDFLRQHVDUTXHROyJLFDVHQ7D]XPDOInforme inédito en
archivos (El Salvador: Secretaría de Cultura, 2009), 16-18.
36
Roberto Gallardo, comunicación personal.
124 Federico Paredes Umaña
39
Pierre Nora, Les lieux de mémoire (Francia: Gallimard, 1984–1992).
126 Federico Paredes Umaña
Figura 1. Plano general grupos Ataco Cementerio (Preclásico tardío); grupo Los Tablones
(Clásico tardío) y ciudad moderna Concepción de Ataco.
128 Federico Paredes Umaña