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MONOGRAFÍA
LA PRISIÓN PREVENTIVA
Autor (es):
Ocupa Vizconde Sheyla Lilibeth
Docente:
Mg. Rosa Elizabeth Delgado Fernandez
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AGRADECIMIENTO
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ÍNDICE
DEDICATORIA.................................................................................................................... 1
AGRADECIMIENTO............................................................................................................ 2
INTRODUCCIÓN................................................................................................................ 5
CAPÍTULO I
CONSIDERACIONES PRELIMINARES SOBRE LA PRISIÓN PREVENTIVA
CAPÍTULO II
PRESUPUESTOS DE LA PRISIÓN PREVENTIVA
CAPÍTULO III
DURACIÓN DE LA PRISIÓN PREVENTIVA
CAPÍTULO IV
IMPUGNACIÓN Y CESE DE LA PRISIÓN PREVENTIVA
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4.2. REVOCATORIA DE LA COMPARECENCIA POR PRISION PREVENTIVA..............17
4.3. INCOMUNICACIÓN...................................................................................................17
4.4. CESACIÓN DE LA PRISION PREVENTIVA..............................................................18
CONCLUSIONES..............................................................................................................19
REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS..................................................................................20
ANEXOS…………………………………………………………………………………………...21
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INTRODUCCIÓN
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CAPÍTULO I
CONSIDERACIONES PRELIMINARES DE LA PRISION PREVENTIVA
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Para la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH, 1996, p.52) en la prisión
preventiva se sostiene en tres presupuestos: 1) apariencia de delito, 2) peligro procesal,
3) prognosis de la pena.
Cubas (2009) describe a la prisión preventiva como una “medida coercitiva de carácter
personal, provisional y excepcional, que dicta el Juez de la Investigación Preparatoria en
contra de un imputado, razón por la cual se le restringe su libertad individual ambulatoria,
orientado a asegurar los fines del proceso penal. Este mandato está limitado a los
supuestos que la ley prevé.” (p. 334)
Cáceres (2009) define a la prisión preventiva “como una medida cautelar dictada por
órgano jurisdiccional que tiene por finalidad limitar temporalmente la libertad del imputado
de la forma más grave, afectos de obtener la efectiva aplicación de la ley penal. En tal
sentido circunscribe el ius ambulandi del justiciable a un espacio controlado (la cárcel) a
efectos de evitar una probable sustracción del proceso penal (acción de la justicia) o, a
efectos de evitar un razonable peligro de obstaculización respecto al esclarecimiento de
los hechos imputados.
Para Peña Cabrera (), citando a Gimeno Sendra, la prisión preventiva “es la situación
nacida de una resolución jurisdiccional de carácter provisional y duración limitada por la
que se restringe el derecho a la libertad de un imputado por un delito de especial
gravedad y en quien concurre un peligro de fuga suficiente para presumir racionalmente
que no acudirá al llamado de la celebración del juicio oral”. De igual manera, citando a
Fenech señala que “es un acto cautelar por el que se produce una limitación de la libertad
individual de una persona en virtud de una resolución judicial, y que tiene por objeto el
ingreso de ésta en un establecimiento público, destinado al efecto, con el fin de asegurar
los fines del proceso y la eventual ejecución de la pena”
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La figura de la Prisión Preventiva, se encuentra regulada en el Nuevo Código Procesal
Penal, a partir del artículo 268° hasta el artículo 279° de las cuales se desprenden las
siguientes características:
a) Facultativa:
Si analizamos el artículo 268° del NCPP, nos podemos dar cuenta de que no es una
norma de carácter imperativo, por el contrario, tiene connotación facultativa, ya que el
Juez, a partir del pedido del Ministerio Público, a su criterio, basándose en la ley y los
hechos, pueda determinar si es que se impone la medida de la prisión preventiva,
después de un juicio de razonabilidad.
b) Es una medida excepcional
La regla general es que el imputado se le aplique una medida menos grave como el
de comparecencia con restricciones, etc. Mientras que la excepción a la regla general
es la prisión preventiva.
- Prueba Suficiente: debe existir pruebas que vinculen al imputado con el hecho
delictivo. Es fundamental que se garantice la libertad del imputado, haciendo
prevalecer el principio de la presunción de inocencia, de tal manera que solo se
impondrá la prisión preventiva cuando haya elementos de convicción fundados y
graves para considerar de manera razonable que la comisión de un hecho delictivo
que vincule al imputado como autor o partícipe.
- Pronóstico de pena superior a 4 años: es necesario que para que se dicte esta
medida de coerción, el juez analice de forma preliminar aquellas evidencias que
hasta el momento se tiene, para que así sobre esa base formule un pronóstico de
pena, la cual debe ser mayor de cuatro años de privación de la libertad, viéndose
desde un ángulo de la perspectiva del caso en concreto.
- Peligro procesal: alguno doctrinarios consideran que es el sustento verdadero para
dictar esta medida coercitiva, ya que se aplicará en lo caso en los que exista
circunstancias que permitan colegir que el imputado tratará de eludir la acción de
la justicia o también que intente obstaculizar en el proceso de investigación
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El auto que emite el juez disponiendo la prisión preventiva, debe estar siempre
motivado, es decir, que se deben describir de manera taxativa los hechos que orientan
a la toma de esa decisión, así como también indicar cuales son las normas que se han
transgredido, y exponer los elementos probatorios que justifican la medida de
coerción, citando la norma procesal que se está aplicando.
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CAPÍTULO II
PRESUPUESTOS DE LA PRISIÓN PREVENTIVA
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El sub-principio de proporcionalidad strictu sensu:
El principio de proporcionalidad en sentido estricto, no busca una decisión
proporcional, de lo que se trata es que evite la desproporcionalidad. Si se
respetan también las exigencias de idoneidad e intervención mínima, habrá de
afirmarse la debida correspondencia de la medida acordada con los elementos
que la fundamenta (el riesgo de frustración y la peligrosidad procesal del
imputado).
El artículo 268° del Nuevo Código Procesal Penal regula la prisión preventiva, una medida
que siempre se da a pedido del Ministerio Público, facultando al juez dictar esta medida
coercitiva, siempre que se cumplan con los siguientes presupuestos:
Que existan fundados y graves elementos de convicción para estimar
razonablemente la comisión de un delito que vincule al imputado como autor y
partícipe del mismo.
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Que el imputado, en razón a sus antecedentes y otras circunstancias del caso
particular, permita colegir razonablemente que tratará de eludir la acción de la
justicia (peligro de fuga) u obstaculizar la averiguación de la verdad (peligro de
obstaculización).
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general de la sociedad para reprimir conductas como reprochables
jurídicamente (…). En particular, el peligro de que el procesado no
interfiera u obstaculizará la investigación judicial o evadirá la acción de
la justicia. Tales fines deben ser evaluados con distintos elementos
antes y durante el desarrollo del proceso puedan presentarse y, en
forma significativa, con los valores morales del procesado su
ocupación, bienes que posee, vínculos familiares y otros que,
razonablemente, le impidan ocultarse o salir del país o sustraerse de
una posible sentencia prolongada”
El peligro procesal es un presupuesto material que está conformado por dos elementos:
peligro de fuga y el peligro de obstaculización. Como ya se mencionó, estos presupuestos
se pueden presentar de manera individual o de forma conjunta. Para que se acredite el
peligro procesal, solo basta con la identificación de la existencia de alguno de ellos, y no
se admite alguna sospecha o presunción, por lo que es necesario acreditar el peligro
procesal.
La Circular sobre prisión preventiva, en el considerando tercero, en el primer párrafo
establece que los elementos de peligro de fuga y peligro de obstaculización que se
regulan en los artículos 269° y 270°, respectivamente, del NCPP son:
“(…) una guía, para que la jurisdicción pueda utilizar índices
específicos para justificar la imposición de una medida procesal tan
grave como la prisión preventiva. Tales lineamientos tienen como
objetivo evitar la justificación de la misma sobre la base de
resoluciones estereotipadas o con una escasa motivación en el ámbito
nuclear del peligro procesal”.
El Nuevo Código Procesal Penal en su artículo 269°, con respecto al peligro de fuga
establece que para que el juez pueda calificarlo, debe tener en cuenta los siguientes
criterios:
El arraigo en el país de la persona imputada, que se determina por el domicilio, la
residencia habitual, su familia, ya sea a su negocio, o trabajo. Así, como también
se tiene en cuenta las facilidades que tiene el imputado para abandonar
definitivamente el país o permanecer oculto.
La gravedad y modalidad de la conducta punible, la futura pena que se podría
obtener producto del delito.
La magnitud del daño causado y la ausencia de una actitud voluntaria del
imputado para repararlo.
El comportamiento de la persona imputada, durante el desarrollo de un proceso o
en otro proceso anterior, en la medida que indique su voluntad de someterse a la
persecución penal.
Que el imputado pertenezca a una organización criminal o su reintegración a las
mismas.
De lo dicho anteriormente, es factible afirmar que el peligro de fuga se refiere a la
posibilidad de que el imputado evite no someterse al proceso, de tal manera que eluda o
burla o burla acción de la justicia, mediante la fuga o el ocultamiento.
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López (1999) sostiene que:
“La posibilidad de que el procesado se fugue debe ser analizada en
conexión con varios elementos, incluyendo los valores morales
demostrados por la persona, su ocupación, bienes que posee,
vínculos familiares y otros que le mantendrían en el país, además de
una posible sentencia prolongada. En consecuencia, si los órganos
judiciales que intervienen en un caso determinado no pueden
demostrar que existe suficiente evidencia de una eventual intención
de fuga u ocultamiento, la prisión preventiva se vuelve injustificada”
(p.279)
Por otro lado, tenemos el peligro de obstaculización, que está referido a la perturbación de
la actividad probatoria, entendiéndose esta como aquellas acciones del imputado o de
terceros que estén vinculados a él, que tienen por finalidad entorpecer, alterar o hacer
más difícil la búsqueda en las fuentes de la prueba o la incorporación de aquellos medios
probatorios al proceso penal.
El peligro de obstaculización se encuentra regulado en el artículo 270° del Nuevo Código
Procesal Penal, en el que se establece que para calificar el peligro de obstaculización se
debe tener en cuenta el riesgo razonable de que el imputado incurrirá en los siguientes
supuestos:
Destruir, modificar, ocultar, suprimir o falsificar elementos de prueba.
Influir para que coimputados, testigos o peritos den un falso testimonio o se
comporten de manera desleal; o a inducir a otros a ese tipo de comportamientos.
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CAPÍTULO III
DURACIÓN DE LA PRISION PREVENTIVA
La posibilidad de aplicar medidas coercitivas, tales como la prisión preventiva por parte
del órgano jurisdiccional, merece un trato prioritario ya que gira en torno a un
procedimiento que priva de libertad. Por esta razón, es que se establece un plazo
razonable.
En términos de Comisión Interamericana de Derechos Humanos:
Un “(…) límite de tiempo (que) tiene como objeto proteger al acusado en
lo que se refiere a su derecho básico de libertad personal, así como su
seguridad personal frente a la posibilidad de que sea objeto de un riesgo
de procedimiento injustificado. El Estado debe probar la culpa dentro de
un plazo razonable para asegurar e institucionalizar la confianza en la
imparcialidad procesal del sistema”
En el artículo 272° del NCPP, se establece que el límite máximo de la prisión preventiva
es por un plazo de 9 meses para procesos comunes, 18 meses para procesos complejos,
configurándose solo a aquellos que han sido declarados como tal, bajo criterios de
números de imputados, agraviados, concurso de delitos o dificultades en la realización de
las pericias; y 36 meses para procesos de criminalidad organizada.
Una vez que transcurre el plazo, previsto en el artículo 272°, en todos sus numerales, y no
aún no se ha dictado sentencia de primera instancia, el Juez, sea de oficio o a pedido de
parte, debe ordenar la inmediata libertad de la persona imputada, tal cual lo establece el
artículo 273° del NCPP.
Según el artículo 274° del NCPP, en el supuesto de que concurran circunstancias que
importen una especial dificultad o prolongación de la investigación o del proceso y que el
imputado pudiera sustraerse a la acción de la justicia u obstaculizar la actividad
probatoria, el plazo de la prisión preventiva podrá prolongarse:
a) Para los procesos comunes hasta por nueve meses adicionales.
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b) Para los procesos complejos hasta dieciocho meses adicionales.
c) Para los procesos de criminalidad organizada hasta doce meses adicionales.
En todos los casos, el fiscal debe solicitarla al juez antes de su vencimiento.
Excepcionalmente, el Juez de la Investigación Preparatoria a solicitud del Fiscal, podrá
adecuar el plazo de prolongación de la prisión preventiva otorgado a los plazos
establecidos en el numeral anterior, siempre que se presenten circunstancias de especial
complejidad que no fueron advertidas en el requerimiento inicial. Para el cómputo de la
adecuación del plazo de prolongación se tomará en cuenta lo previsto en el artículo 275.
El Juez de la Investigación Preparatoria se pronunciará previa realización de una
audiencia, dentro del tercer día de presentado el requerimiento. Esta se llevará a cabo
con la asistencia del Ministerio Público, del imputado y su defensor. Una vez escuchados
los asistentes y a la vista de los autos, decidirá en ese mismo acto o dentro de las setenta
y dos horas siguientes, bajo responsabilidad.
La resolución que se pronuncie sobre el requerimiento de prolongación de la prisión
preventiva podrá ser objeto de recurso de apelación. El procedimiento que se seguirá será
el previsto en el numeral 2 del artículo 278.
Una vez condenado el imputado, la prisión preventiva podrá prolongarse hasta la mitad de
la pena impuesta, cuando esta hubiera sido recurrida.
Nuestro Nuevo Código Procesal Penal en su artículo 275° con respecto al cómputo del
plazo de la prisión preventiva, establece que no se debe tener en cuenta los plazos de la
prisión preventiva, el tiempo en que la causa sufriere dilaciones maliciosas atribuibles al
imputado o a su defensa.
El cómputo del plazo, cuando se hubiera declarado la nulidad de todo lo actuado y
dispuesto se dicte un nuevo auto de prisión preventiva, no considerará el tiempo
transcurrido hasta la fecha de la emisión de dicha resolución.
En los casos en que se declare la nulidad de procesos seguidos ante la jurisdicción militar
y se ordene el conocimiento de los hechos punibles imputados a la jurisdicción penal
ordinaria, el plazo se computará desde la fecha en que se dicte el nuevo auto de prisión
preventiva.
El artículo 276°, del mismo cuerpo normativo menciona que a libertad será revocada,
inmediatamente, si el imputado no cumple con asistir, sin motivo legítimo, a la primera
citación que se le formule cuando se considera necesaria su concurrencia. El Juez
seguirá el trámite previsto en el numeral 2) del artículo 279°.
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CAPÍTULO IV
IMPUGNACION Y CESE DE LA PRISION PREVENTIVA
En el artículo 278° del Nuevo Código Procesal Penal, respecto al recurso de apelación de
la medida de prisión preventiva establece, que para interponerse dicho recurso se tiene
un plazo de tres días, después de haberse emitido el auto. Una vez planteado el recurso,
el juez de la e la Investigación Preparatoria elevará los actuados dentro de un plazo de 24
horas, bajo responsabilidad. La apelación se concede con efecto devolutivo.
De acuerdo al artículo 279° del NCPP, en caso de que, durante la investigación del hecho
delictivo, surgen indicios delictivos, fundados, de que el imputado, que se encuentra en
situación de comparecencia, está incurso en los supuestos del artículo 268° del mismo
cuerpo normativo, referidos a los elementos de convicción, peligro de fuga y peligro de
obstaculización; en ese caso el juez, a pedido del fiscal, podrá dictar un auto de prisión
preventiva.
Contra la resolución que se emita procede recurso de apelación, que se concederá con
efecto devolutivo.
4.3. INCOMUNICACIÓN
De acuerdo al artículo 280° del NCPP, el imputado que tiene mandato de prisión
preventiva, estará incomunicado siempre y cuando este sea indispensable para el
establecimiento de un delito grave. La incomunicación no puede excederse de diez días.
El imputado puede tener conferencias en privado con su Abogado Defensor, las que no
requieren autorización previa ni podrán ser prohibidas. La resolución que la ordena se
emitirá sin trámite alguno, será motivada y puesta en conocimiento a la Sala Penal.
Contra ella procede recurso de apelación dentro del plazo de un día. La Sala Penal
seguirá el trámite previsto en el artículo 267.
El artículo 281°, del mismo cuerpo normativo, establece que el imputado que esta
incomunicado, tienen los siguientes derechos: leer libros, diarios, revistas y escuchar
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noticias de libre circulación y difusión. Y tiene el derecho fundamental de recibir sin
obstáculos sus alimentos.
Así mismo, una vez que se vence el plazo del periodo de incomunicación, de acuerdo al
artículo 282°, este cesará de manera automática.
El imputado, puede solicitar el cese de la prisión preventiva, y así lo dicta el artículo 283°,
indicando se puede pedir la sustitución de este por una medida de comparecencia las
veces que considere pertinente.
Para su trámite, el juez debe seguir con lo que está previsto en el artículo 274° del NCPP.
El cese de la medida, procede cuando existen nuevos elementos de convicción que
demuestren que no concurren los motivos que en un inicio determinaron la imposición de
prisión preventiva y por tal motivo resulte necesario sustituirla por una medida de
comparecencia. El juez debe tener en cuenta, además, aquellas características
personales del imputado, y el tiempo transcurrido desde la privación de libertad y el
estado de la causa.
El juez debe imponer las reglas de conducta que debe cumplir el imputado para garantizar
la presencia del imputado o para evitar que se lesione la finalidad de esta medida.
El cese de la prisión preventiva, puede ser impugnada tal como lo indica el artículo 284°.
El imputado y el Ministerio Público podrán interponer recurso de apelación, dentro del
tercer día de notificado. La apelación no impide la excarcelación del imputado a favor de
quien se dictó auto de cesación de la prisión preventiva.
El cese de la prisión preventiva puede ser revocada si el imputado infringe las reglas de
conducta o no comparece a las diligencias del proceso sin excusa suficiente o realice
preparativos de fuga o cuando nuevas circunstancias exijan se dicte auto de prisión
preventiva en su contra. Asimismo, perderá la caución, si la hubiere pagado, la que
pasará a un fondo de tecnificación de la administración de justicia.
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CONCLUSIONES
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REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS
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ANEXOS
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