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Martes – 15va semana T. O.

Año Par Ciclo A (Is 7, 1-9; Mt 11, 20-24)

INVOCACION DEL ESPIRITU SANTO

✞ ✞ ✞ Padre, en Tus manos abandono mi vida y todo mi ser, para que me vacíes de todos
los pensamientos, palabras, obras, deseos e imágenes que me separan de Ti.
Calma mi sed y sacia mi hambre, lléname de Ti. Con humildad te entrego mi intención
de consentir tu Presencia y acción en mí, sáname, transfórmame, hazme de nuevo.
Ahora mismo anhelo y te pido a nombre de tu Hijo Jesús que me des al Espíritu Santo;
pues ya dispuesta mi alma, por tu gracia y misericordia; espera la luz que abra mi
mente y mi corazón para escucharte y ahí en mi meditación dejarme encontrar,
sorprender, seducir, tocar, y guiar por Ti.
Dime lo que quieres de mi para hacer Tu voluntad y no la mía. Dame el don de la
contemplación y la gracia para ver, aceptar y perseverar sin apegos, en este camino
hacia la Gloria.

✞ ✞ ✞ Señor Jesús, que tu Espíritu, nos ayude a leer las Sagradas Escrituras en el mismo
modo con el cual Tú la has leído a los discípulos en el camino de Emaús.
Con la luz de la Palabra, escrita en la Biblia, Tú les ayudaste a descubrir la presencia de
Dios en los acontecimientos dolorosos de tu condena y muerte. Así, la cruz, que parecía
ser el final de toda esperanza, apareció para ellos como fuente de vida y resurrección.
Crea en nosotros el silencio para escuchar tu voz en la Creación y en la Escritura, en los
acontecimientos y en las personas, sobre todo en los pobres y en los que sufren.

Tu palabra nos oriente a fin de que también nosotros, como los discípulos de Emaús,
podamos experimentar la fuerza de tu resurrección y testimoniar a los otros que Tú
estás vivo en medio de nosotros como fuente de fraternidad, de justicia y de paz. Te lo
pedimos a Ti, Jesús, Hijo de María, que nos has revelado al Padre y enviado tu Espíritu.
Amén

✞✞✞
Jesús, enséñame a gustar la infinitud del Padre. Háblame, Señor Jesús, acerca del
Padre. Hazme niño para hablarme de Él como los padres de la tierra conversan con sus
pequeños; hazme amigo tuyo para hablarme de Él como hablabas con Lázaro en la
intimidad de Betania; hazme apóstol de tu palabra para decirme de Él lo que
conversabas con Juan; recógeme junto a tu Madre como recogiste junto a ella a los doce
en el Cenáculo..., lleno de esperanza para que el Espíritu que prometiste me hable
todavía de Él y me enseñe a hablar de Él a mis hermanos con la sencillez de la paloma y
el resplandor de la llama (G. CANOVAI, Suscipe Domine).
“JESÚS: TE ORO PARA QUE MEDELLÍN TE AME”
 «Cafarnaún. Jesús increpa a ciudades en las que había hecho
milagros».
 « ¡Ay de ti, Corozaín! ¡Ay de ti, Betsaida! Porque si en Tiro y en Sidón
se hubieran hecho los milagros, hace tiempo que se habrían
convertido».
 «Y tú, Cafarnaún, ¿te elevarás hasta el cielo? ¡Hasta el abismo te
hundirás! Porque si en Sodoma se hubieran hecho, hoy seguiría en
pie».
 «Por eso os digo que el día del juicio será más llevadero para Tiro,
Sidón… y Sodoma que para ti».

1 RITOS INICIALES
✞ ✞ ✞ Antífona de entrada Mt 25, 34. 36. 40

Venid vosotros, benditos de mi Padre, dice el Señor. Estaba enfermo y me visitasteis. En


verdad os digo que cada vez que lo hicisteis con uno de estos mis hermanos más
pequeños, conmigo lo hicisteis.
O bien: Sal 111, 9
Reparte limosna a los pobres, su caridad dura por siempre, y alzará la frente con
dignidad.
Monición de entrada
Recordamos hoy a san Camilo de Lelis, presbítero italiano del siglo XVI. Desde la
adolescencia siguió la carrera militar y se dejó arrastrar por una irresistible pasión por el
juego. Una vez convertido, se entregó al cuidado de los enfermos en los hospitales de
los incurables, a los que servía como al mismo Cristo. El mismo, hospitalizado en su
juventud, había sufrido en su propia carne la penuria y el desamparo en que se
encontraban los enfermos en aquella época. Ordenado sacerdote, puso en Roma los
fundamentos de la Orden de Clérigos Regulares Ministros de los Enfermos (padres
camilos). Murió el año 1614.

Nos reunimos en el Nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
✞ ✞ ✞ Saludo al altar y pueblo congregado

Misa de Feria o de la Memoria. Martes de la XV semana del Tiempo Ordinario, feria o san
Camilo de Lelis, presbítero, memoria libre. 14 de Julio 2020
• La gracia del Señor Jesucristo, el amor de Dios y la comunión del Espíritu Santo esté
siempre con nosotros.

✞ ✞ ✞ Oración preparatoria (para ponerme en presencia de Dios)

• Jesús, gracias por todo lo que me has concedido y me concederás. Te pido la gracia de
saber reconocer, en todo momento, tu amor y tu gracia para crecer cada vez más en mi
camino de santidad.
• Señor Bueno, quiero ponerme en tu presencia. Te pido que me ayudes a encontrar
silencio en mi interior, porque muchas veces el ruido de la vida no me deja escucharte.
Has Señor, que mis oídos se abran a tu palabra para que, oyendo tu voz, pueda seguirte
siempre por el camino de la verdad.

✞ ✞ ✞ Introducción por el Celebrante.

Viendo signos. Conversión.


Dios había asegurado a la casa de David que él la protegería. Hoy vamos a oír cómo
Isaías reprende al rey y al pueblo, porque no tienen suficiente confianza en Él y porque
no se percatan de los signos de la cercanía de Dios; incluso en el momento de terrible
amenaza por la poderosa nación de Asiria; ellos deberían seguir confiando en Dios.
Evangelio. Los pobres y los oprimidos están con frecuencia más abiertos a la salvación
que muchos auto-satisfechos y sofisticados habitantes de la ciudad; éstos últimos son
frecuentemente en la Biblia la imagen de la gente racionalista y corrompida, también
entre los judíos. Ya que son más individualistas, no logran formar fácilmente una
comunidad de salvación. En el barullo y bullicio de una vida demasiado ajetreada, no
pueden percibir los signos de la presencia de Dios.

✞ ✞ ✞ Acto penitencial

El Señor Jesús, que nos invita a la mesa de la Palabra y de la Eucaristía, nos llama ahora
a la conversión. Reconozcamos nuestra indignidad, debilidad, y nuestros pecados e
invoquemos con esperanza la misericordia de Dios.
Jesucristo, el justo, intercede y nos reconcilia con el Padre. Abramos, pues, nuestro
espíritu al arrepentimiento. … Un poco de silencio…
• Tú dijiste, Señor, que hay en el Cielo más alegría por un pecador que se convierte, que
por 99 justos que no necesitan conversión. Hoy con humildad quiero reconocer frente a
Ti que soy un pecador, y que necesito de tu misericordia. Sé que tu perdón me sana, me
reconcilia y me eleva a una vida de amistad cada vez más grande contigo. Ayúdame a
dejar de lado todo aquello que me aparta de Ti.
¡Señor, ten piedad! ¡Cristo, ten piedad! ¡Señor, ten piedad!

✞ ✞ ✞ Gloria a Dios.

Se canta o se recita los domingos, fuera de los tiempos de Adviento y Cuaresma, en las
solemnidades y en las fiestas y en algunas peculiares celebraciones más solemnes.

✞ ✞ ✞ Oración Colecta:

Oh, Dios, que adornaste a san Camilo, presbítero, con el carisma singular del amor a los
enfermos, infunde en nosotros, por sus méritos, el espíritu de amor, para que,
sirviéndote en los hermanos, podamos llegar seguros a ti en la hora de nuestra muerte.
Por nuestro Señor Jesucristo.
Señor Dios nuestro: Con mucha frecuencia somos ciegos e insensibles a las maravillas
que tú haces entre nosotros y al amor que nuestros hermanos nos muestran. Abre
nuestras mentes y corazones para poder percibir los signos de tu presencia en el bien
que tantos hermanos nos hacen a nosotros mismos y a los demás. Danos la gracia de
poder percibir también la presencia de nuestro Señor crucificado en los afligidos y en los
que sufren. Te lo pedimos por Cristo nuestro Señor.

2 LITURGIA DE LA PALABRA
✞ ✞ ✞ Primera lectura: Isaías 7, 1-9

Si no creéis, no subsistiréis.
1 Reinando en Judá Ajaz, hijo de Jotam, hijo de Ozías, subieron a atacar Jerusalén el rey
de Siria, Rasín, y el rey de Israel, Pecaj, hijo de Romelías, aunque no lograron
conquistarla.
2 Comunicaron al heredero de David: «Los sirios acampan en Efraín». Temblaron el rey
y su pueblo, como tiemblan los árboles del bosque sacudidos por el viento.
3 El Señor dijo a Isaías: -Sal con tu hijo Sear Yasub al encuentro de Ajaz. Cuando te
encuentres con él al final del canal de la piscina de arriba, junto al camino del campo del
batanero,
4 dile: Pon atención, pero estáte tranquilo. No tengas miedo, ni te acobardes ante estos
dos tizones humeantes (ante la ira ardiente de Rasín, el sirio, y del hijo de Romelías).
5 Cierto que Siria y Efraín, con el hijo de Romelías al frente, han tramado tu ruina
diciendo:
6 «Subamos contra Judá, se asustará de nosotros, la conquistaremos y pondremos por
rey al hijo de Tabeel».
7 Pero esto dice el Señor Dios: eso no pasará, no se llevará a cabo:
8 la capital de Siria es Damasco y a la cabeza de Damasco está Rasín;
9 la capital de Efraín es Samaría y a la cabeza de Samaría está el hijo de Romelías.
8 Dentro de sesenta y cinco años, Efraín será aniquilado, y dejará de ser pueblo.
9 Si no creéis, no subsistiréis.
PALABRA DE DIOS. R/TE ALABAMOS, SEÑOR
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Meditatio
El rey de Israel se encuentra en un dilema: ¿con quién aliarse? Con Asiria que es el más
fuerte o con sus vecinos que quieren ir contra Asiria. El Señor le dice: "no te alíes con
ninguno, confía en mi". Sin embargo, qué difícil es confiar en el Señor cuando vemos
que se reúnen en torno a la ciudad todos sus enemigos y buscan su ruina. Qué difícil es
no andar en busca del aliado potente (humanamente) para hacerle frente a los que
buscan nuestra destrucción.
Sin embargo, el Señor profetizó que sus enemigos perecerían y desaparecerían
totalmente y así fue. En nuestros días, corremos también con este tipo de tentaciones:
cuando sentimos que se ve amenazada nuestra economía, nuestra estabilidad familiar;
no es fácil rechazar un negocio ilícito, una suma de dinero que es producto de la
corrupción, ingresar en "negocios fáciles", cuando la economía del hogar se ve
seriamente dañada y pensamos que si no entramos en este camino, no podremos sacar
adelante a la familia.
Es en estas situaciones en las que, como el rey Ajaz, debemos tomar partido por Dios y
creer que verdaderamente él proveerá; que, como dice Jesús en el Evangelio, valemos
más que los pájaros, que el único lugar seguro será siempre estar junto a él. No te
amedrentes ante las situaciones difíciles de la vida. Dios es tu refugio y fortaleza, él será
siempre la defensa de tu familia, de tu casa, de tu propia vida.
Oratio
Tú, Señor, eres mi escudo, eres quien levanta mi rostro frente a mis adversarios y me
da la victoria; tú, Señor, eres mi victoria y el que marcha al frente de la batalla. No
temo ningún mal, aunque esté rodeado de dificultades y situaciones problemáticas que
parecieran un ejército acampado contra mí; pues tú estás conmigo y tu vara y tu cayado
me dan seguridad.
Actio
Hoy decido nunca más tomar el camino más fácil y transitado, nunca más tomaré el
camino del más fuerte humanamente, nunca más tomaré el camino de la mayoría.
Desde hoy, decido tomar el camino de la confianza en el Señor del cielo y de la tierra; el
camino de la confianza absoluta en Jesús.
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• Sobre el fondo de la guerra siro-efraimita, que opuso a los reyes de Israel y de Siria
contra el rey de Judá, se abre con el capítulo 7 de Isaías el así llamado «libro del
Enmanuel». «Enmanuel», Dios-con-nosotros, es el nombre del hijo anunciado a Ajaz,
rey de Judá, como signo que garantiza la intervención salvífica de YHWH, a pesar de la
incredulidad del soberano y de los grandes del reino.
En torno a esta figura se agrupan los oráculos de los capítulos. 7-11, en los que se
atribuye al hijo que ha de nacer prerrogativas que superan los confines de su historia
contemporánea y lo elevan a símbolo e imagen del mesías que había de venir. Dios
cumplirá su promesa y asegurará el futuro de la dinastía davídica. Al rey y al pueblo les
corresponde esta adhesión de fe, condición indispensable para participar de la promesa
misma.
Frente a la inminente amenaza de Israel y de Siria, que no perdonan a Judá su no
participación en la coalición antiasiria, el rey Ajaz, por un lado, dota a Jerusalén de
defensas que puedan asegurarle la supervivencia en caso de asedio y, por otro, intenta
aliarse con el más fuerte, esto es, precisamente Asiria. El profeta va al encuentro del rey
para recordarle que lo que cuenta y marca la diferencia no es tanto la estrategia política
y militar como la fe en Dios (v. 9b), único auténtico soberano de Judá, a quien el profeta
representa. El Señor garantiza la victoria sobre los dos reyes, cuyo poder es comparable
al de «dos tizones humeantes» (v. 4).
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Emmanuel en Cafarnaún. Isaías 7,1-9. "Vana cosa es el caballo para la victoria, ni con
todo su vigor puede salvar" (Salmo 32). Son tiempos difíciles para los pequeños reinos
de Palestina. Asiría constituye para ellos una gran amenaza, y los reyes de Siria y de
Israel intentan animar a Acaz, rey de Judá, a que forme parte de una coalición frente al
enemigo. Acaz se niega en principio, pero, al ver a los ejércitos coaligados frente a las
murallas de Jerusalén, le entra miedo, porque, además, la situación interna del país le
es igualmente desfavorable, dado que un partido opositor, encabezado por el hijo de
Tabeel, empieza a resultar amenazador. El rey se dispone a pedir ayuda a Asiría, a
cambio, indudablemente, de un costoso tributo.
Isaías no soporta la idea de perder la independencia nacional, pues ello sería hacer caso
omiso de las promesas hechas por Yahvé a la casa de David. Sale al encuentro de su
rey, ocupado en la verificación de algunas fortificaciones, y le habla de la confianza en la
palabra divina. ¿Qué es Rasín? ¿Qué es Peca)? ¿Qué son esos dos hombres frente a un
niño? Pues la garantía divina es un niño. Hoy, el hijo del profeta de nombre
predestinado; mañana, el Mesías, signo del Dios-con-nosotros. Si los hombres se ven
siempre tentados a confiar en la fuerza, Dios, en cambio, confía en un niño, ya que el
niño es el futuro del hombre.
El salmo 47 forma parte de los cánticos de Sión. El argumento principal se refiere a la
protección con que Yahvé envuelve a su ciudad. El enemigo puede unirse contra ella,
pero la ciudad se revela inviolable. Estos salmos podrían haber sido utilizados en la
fiesta de las Tiendas, relacionada con las victorias conseguidas por Israel sobre sus
enemigos. El arca era triunfalmente llevada hasta el santuario, mientras un drama ritual
representaba la huida de los ejércitos enemigos, (cf vv. 5-8).
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1. Confiar para subsistir.


1.1 La imagen de héroe que solemos encontrar en las películas de cine o en las
aventuras de novela es la de una persona que se enfrenta en solitario contra el mundo
entero y sale victorioso. Toda su fuerza está en él mismo y sólo apela a sus convicciones
y a sus recursos, que parecen casi infinitos. La Biblia nos presenta un mensaje distinto,
que puede bien sintetizarse en la frase que hemos oído hoy de Isaías: "sino confían no
subsistirán." La fuerza no es la de quien pone su confianza en sí mismo sino en el Señor.
1.2 Claro que este mensaje no es obvio y nadie ha dicho que sea fácil de entender. Hay
ocasiones en que las circunstancias nos muestran nuestros límites de tal manera que
casi nos vemos "obligados" a confiar, por la sencilla razón de que casi no hay otra cosa
que pueda hacerse sino abandonarse.
1.3 Algo así fue lo que vivió Ajaz, rey de Judá, cuando supo que sus enemigos del Norte
se habían aliado y hacían ya campamento de guerra cerca de Jerusalén, como nos
cuenta la primera lectura. En semejantes circunstancias, la voz segura y lúcida de Isaías
hace una predicción asombrosa: no sólo será salvada Jerusalén sino que los enemigos
serán aniquilados.
1.4 Humanamente hablando, allí no había nada que hacer. Al respecto es interesante
comparar las actitudes de los hebreos del reino del Norte, aquí llamado "Efraín" y las de
los reino del sur, es decir, Judá. La presión venía de más arriba, de Siria. Los de Efraín,
con su rey Pecaj a la cabeza, caen en la desesperación y lo que hacen es aliarse con los
opresores para convertirse ellos mismos en opresión hacia el sur, o sea, hacia Judá. Los
del reino del sur, en cambio, inspirados por la serenidad de Isaías no hacen pactos con
los enemigos sino que resisten en Dios. Los hechos le dan la razón al profeta: los del
Norte, los de Efraín, de hecho desaparecieron como pueblo; los del sur, los judíos,
subsisten incluso hasta el día de hoy.
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Isaías, como la mayoría de los profetas en Israel, predica no sólo con la palabra, sino
también con los gestos simbólicos y los signos que refuerzan esa palabra. Y uno de sus
signos es el anuncio que sólo “un resto volverá” luego de convertirse y escapar a los
castigos que sobrevienen con la invasión.

✞ ✞ ✞ Salmo

Sal 47
R/. Dios ha fundado su ciudad para siempre.
Grande es el Señor y muy digno de alabanza en la ciudad de nuestro Dios, su monte
santo, altura hermosa, alegría de toda la tierra.
R/. Dios ha fundado su ciudad para siempre.
El monte Sión, vértice del cielo, ciudad del gran rey; entre sus palacios, Dios descuella
como un alcázar.
R/. Dios ha fundado su ciudad para siempre.
Mirad: los reyes se aliaron para atacarla juntos; pero, al verla, quedaron aterrados y
huyeron despavoridos.
R/. Dios ha fundado su ciudad para siempre.
Allí los agarró un temblor y dolores como de parto; como un viento del desierto, que
destroza las naves de Tarsis.
R/. Dios ha fundado su ciudad para siempre.

✞ ✞ ✞ Aleluya

Aleluya Cf. Sal 94, 8a 7d


R. Aleluya, aleluya, aleluya.
V. No endurezcáis hoy vuestro corazón; escuchad la voz del Señor.
R. Aleluya, aleluya, aleluya.

✞ ✞ ✞ “Padre, dame tu bendición”: “El Señor esté en tu corazón y en tus labios, para que anuncies
dignamente su Evangelio en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo”

✞ ✞ ✞ Lectura del Santo Evangelio según: Mateo 11, 20-24

El día del juicio les será más llevadero a Tiro, a Sidón y a Sodoma que a
vosotras.
En aquel tiempo,
20 Jesús se puso a increpar a las ciudades en las que había hecho la mayoría de sus
milagros, porque no se habían convertido:
21 -¡Ay de ti, Corozaín! ¡Ay de ti, Betsaida! Porque si en Tiro y en Sidón se hubieran
hecho los milagros realizados en vosotras, hace tiempo que, vestidas de saco y sentadas
sobre ceniza, se habrían convertido.
22 Por eso os digo que el día del juicio será más llevadero para Tiro y Sidón que para
vosotras.
23 Y tú, Cafarnaún, ¿te elevarás hasta el cielo? ¡Hasta el abismo te hundirás! Porque si
en Sodoma se hubieran hecho los milagros realizados en ti, hoy seguiría en pie.
24 Por eso os digo que el día del juicio será más llevadero para Sodoma que para ti.
PALABRA DEL SEÑOR. R/ GLORIA A TI, SEÑOR JESÚS.

✞ ✞ ✞ “Que por el Evangelio sean perdonados nuestros pecados veniales”

San Agustín, de dono perseverantiae, 10


Cierto comentador católico, no despreciable, expone este pasaje del Evangelio, diciendo
que el Señor sabía de antemano que los de Tiro y Sidón se separarían de la fe, después
de haber creído por los milagros hechos en presencia de ellos; pero movido el Señor de
misericordia no quiso hacer en esas ciudades milagros porque hubieran quedado sujetas
a mayores castigos si hubiesen abandonado la fe que recibieron, que si jamás la
hubieran recibido (Jn 12, 37-40). O de otro modo: El Señor previó con certeza los
beneficios por los que Él se digna salvarnos.
Lee esta breve reflexión que te ayudará a profundizar el sentido del Evangelio
En estas ciudades Jesús obró grandes milagros, sin embargo, acostumbradas a las
bondades de Dios, volvieron a esconderse bajo el manto de su rutina. La rutina es
aburrida pero cómoda. La rutina espiritual nos lleva a hacer siempre lo mismo, de la
misma forma y de la misma manera. Uno ya sabe lo que tiene que hacer: ir a Misa los
domingos, rezar un poco por la noche, confesarse de vez en cuando y con eso debería
tener garantizada la salvación. Buscando lo mínimo sólo para cumplir exigencias
externas se convierte la vida espiritual en una rutina, aburrida pero necesaria. Que
nadie nos exija más que no estamos dispuestos a dar más. Por eso hay que pedirle al
Señor que nos ayude a descubrir los milagros de cada día, desde que abrimos los ojos
hasta que los volvemos a abrir al día siguiente.
Tenemos que poner en nuestro corazón y en nuestra alma el espíritu de aventura, volver
a ser descubridores y lanzarnos a gozar de las maravillas de Dios. La maravilla de cada
Eucaristía, la misteriosa intimidad de cada Sagrario, las palabras de amor que, con
María, lanzamos a Cristo en cada rosario, lo impresionante de la misericordia entrañable
de Dios en cada confesión, la grandeza de ponerse de rodillas y siendo pequeños
hacernos grandes. Saborear cada segundo “perdido” con otro viviendo la caridad,
disfrutar de cuidar a un enfermo o de dejarse cuidar (que es mucho más difícil), saber
sonreír cuando surge la dificultad o aceptar con agrado que se cambien nuestros planes.
Saber decir en cada instante que sí al Espíritu Santo y saber decir que no a nuestro
egoísmo. Todo esto, y muchas más cosas que sin duda se te ocurrirán, hacen que
descubramos la maravilla de cada día y no caigamos nunca en la rutina, aunque siempre
hagamos las mismas cosas. Tendremos cada día la labor de convertirnos y tendremos
“¡vigilancia y calma!” cada día de nuestra vida.

1 Contexto. La palabra se ilumina.


www.sanJeronimo.Brown,Fitzmyer,Murphy

Lamentaciones sobre las ciudades. (11,20-24). Cf. Lc 10,13-15.


Condenación de las ciudades de Galilea (11,20-24). Este pasaje se toma de Q.
Lucas lo convierte en una parte de las palabras de despedida que dirige Jesús a Galilea;
Mateo vio en ellas, probablemente, una oportunidad para poner en contraste la alabanza
de Juan Bautista con el reproche dirigido contra los que trataron a Jesús mucho más que
Juan.
20. entonces se puso a increpar a las ciudades: Mateo crea un título para los w. 21-
24, que le llegan de Q, acentuando las «acciones poderosas» y el «arrepentimiento».
21. Ay de ti, Corozaín: Es la primera de una serie de dos unidades que están
estructuradas del siguiente modo: juicio, explicación y comparación. Las ciudades se
mencionan en aposiciones, como si fueran personas. Las dos ciudades están cerca del
mar de Galilea y actualmente sólo podemos ver sus ruinas; todavía pueden verse los
restos arqueológicos de la sinagoga de Corozaín. Tiro y Sidón eran ciudades gentiles de
Fenicia, condenadas por los profetas (Is 23,1-18; Ez 26-28).
Corazín, Betsaida, Cafarnaúm: De las tres ciudades mencionadas, Mt sólo cuenta que
se hicieran milagros en Cafarnaúm. Corazín sólo aparece aquí y en Lc 10,13. Se
identifica con Khirbet Kerazeh, unos tres kilómetros al noroeste de Tell Hum,
emplazamiento de Cafarnaúm.
Betsaida es la patria chica de Pedro, Andrés y Felipe según Jn 1,44, escenario de la
curación de un ciego según Mc 8,22 y lugar cercano al de la multiplicación de los panes
según Mc 6,45; Lc 9,10. Este nombre parece que correspondía a una aldea de
pescadores junto a la orilla del mar de Galilea y a una nueva ciudad situada tres
kilómetros al norte del mar y al este del Jordán, fundada por el tetrarca Filipo. Sobre
Cafarnaúm, cf. comentario a 4,13.
Habrían hecho penitencia: Las gentes de estas ciudades no la hicieron. A pesar de las
obras poderosas que habían visto, la penitencia era una parte de la proclamación de
Jesús (4,17). Está claro que las obras poderosas debían haberles movido a creer.
22. Tiro y Sidón: Estas ciudades no eran ejemplos sobresalientes de maldad; eran
ciudades gentiles que se encontraban cerca.
23. y tú, Cafarnaúm: La estructura se parece a la de los w. 21.22, pero sube el tono
emocional. Cafarnaún era el lugar donde residía Jesús (4,13); se dirige a ella
directamente, aludiendo a Is 14,13-15 y Ez 26,20. El destino de Sodoma se cuenta en
Gn 19,24-28. El objetivo de los milagros era provocar la conversión nacional, pero al no
lograrla se crean las bases de la tragedia (cf. J. A. Comber, CBQ 39 [1977] 497-504)
Es objeto de un reproche particular, porque era la ciudad de Jesús (9,1); Mt ha
amplificado el reproche repitiendo los vv. 21-22 y comparando a Cafarnaúm no con Tiro
y Sidón, sino con el modelo más sobresaliente de maldad en el AT: Sodoma.
Te elevarás al cielo: Se adaptan a Cafarnaúm las palabras de Is 14,13.15. Basándonos
en este pasaje y en otros semejantes, podemos concluir que la misión de Jesús en
Galilea sólo consiguió unos pocos discípulos. La masa de la población se sintió interesada
—todos los evangelios hablan de las multitudes atraídas por Jesús—, pero no se dejó
conmover por la proclamación.
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• El pasaje presenta tres invectivas, de sello profético, dirigidas por Jesús a algunas
ciudades de Galilea. Corozaín, Betsaida y Cafarnaún constituyeron el primer espacio
operativo de Cristo, fueron espectadoras y beneficiarias de su actividad taumatúrgica y
de su primer anuncio del Reino (w. 21-23). Sin embargo, se las cita como prototipos de
la «generación caprichosa» que se parece a los niños en las plazas. Estos últimos, en
vez de participar en el juego, se quedan sentados, como dice la parábola que precede al
pasaje de hoy (cf. Mt 11,16-19).
Los milagros que realiza Jesús no son fines en sí mismos, sino signos que levantan el
velo sobre la verdadera identidad de aquel que los realiza. Son como acciones
pedagógicas cuyo objetivo es la acogida de Jesús y de su mensaje en la fe: «Convertíos
y creed en el Evangelio» (Mc 1,15b). Eso supone una disponibilidad radical que germina
en la conciencia de nuestra propia necesidad de ser salvados, de ser liberados del mal.
Por eso a las ciudades paganas y pecadoras, emblema de las cuales son Tiro, Sidón y
Sodoma, se las considera, potencialmente, más dóciles para abrirse al anuncio del
Evangelio y a la consiguiente conversión.
www.evangeliodeMateo.GiorgioZevini
El elogio del Bautista había concluido con una expresión lapidaria: « Y es que, queráis
aceptarlo o no, él es Elías, el que tenía que venir». El evangelio prosigue con el tema del
reconocimiento y de la acogida de Jesús y de su precursor. Como niños caprichosos que
no quieren jugar a nada -ni a las bodas ni a los funerales-, los contemporáneos de
Jesus, tras haber rechazado el ejemplo de austeridad ofrecido por Juan, rechazan ahora
la propuesta de la alegría y de la comunión. Los jueces de «esta generación» se revelan
contradictorios e insensatos: no podrán condenar la sabiduría de Dios, confirmada por
sus mismas obras.
Con un dicho aparentemente accidental, Jesus realiza una afirmación importantísima,
porque en ella se identifica a sí mismo con la Sabiduría: él es mucho más que el
Maestro; es la personificación del designio mismo de Dios sobre la creación (Prov 8,22-
31), confiado y revelado por la ley a la cooperación de los hombres (Bar 3,37-4,1). Se
vuelve así inexcusable la obstinada ceguera de las pequeñas ciudades de Galilea, que,
aun habiendo visto las obras de la Sabiduría, no se convirtieron; Jesus las apostrofa
comparándolas con Tiro y Sidón, emblema, según algunos profetas, de la rebelión contra
Dios, y con Sodoma, ciudad de la perversión, donde Dios no pudo encontrar los pocos
justos suficientes para rescatar a su población corrompida.
www.sermonwriter.com

No hay contexto
2 Reflexión. ¿Qué nos dice Dios en el Texto? La palabra me ilumina.
www.sermonwriter.com

No hay reflexión
www.ocarm.org

Oración inicial
¡Oh Dios, que muestras la luz de tu verdad a los que andan extraviados, para que
puedan volver al buen camino!, concede a todos los cristianos rechazar lo que es indigno
de este nombre y cumplir cuanto en él se significa. Por nuestro Señor.
Del Evangelio según Mateo 11,20-24
Reflexión
• El Sermón de la Misión ocupa el capítulo 10. Los capítulos 11 y 12 describen como
Jesús realizaba la Misión. A lo largo de estos dos capítulos, aparecen las adhesiones, las
dudas y los rechazos que la acción de Jesús iba provocando. Juan el Bautista, que
miraba con los ojos del pasado, no conseguía, entenderlo (Mt 11,1-15). La gente, que
miraba hacia Jesús con finalidad interesada, no fue capaz de entenderlo (Mt 11,16-19).
Las grandes ciudades alrededor del lago, que oyeron la predicación de Jesús y vieron sus
milagros, no quisieron abrirse a su mensaje (es el texto del evangelio de hoy) (Mt
11,20-24). Los sabios y los doctores, que apreciaban todo a partir de su propia ciencia,
no fueron capaces de entender la predicación de Jesús (Mt 11,25). Los fariseos que
confiaban sólo en la observancia de la ley, criticaban a Jesús (Mt 12,1-8) y decidieron
matarle (Mt 12,9-14). Decían que Jesús actuaba en nombre de Belcebú (Mt 12,22-37).
Querían de él una prueba para poderle creer (Mt 12,38-45). Tampoco sus parientes
apoyaban a Jesús (Mt 12,46-50). Solo los pequeños y el pueblo enfermo lo entendían y
aceptaban la Buena Nueva del Reino (Mt 11,25-30). Iban detrás de él (Mt 12,15-16) y
veían en él el Siervo anunciado por Isaías (Mt 12,17-21).
• Esta manera de describir la acción misericordiosa de Jesús era una advertencia
clara para los discípulos y las discípulas que andaban con Jesús por Galilea. No podían
esperar mucha recompensa ni elogio por el hecho de ser misioneros de Jesús. La
advertencia vale también para nosotros que, hoy, leemos y meditamos este Sermón de
la Misión, pues los evangelios están escritos para todos. Nos invitan a confrontar nuestra
actitud con la actitud de los personajes que aparecen en el evangelio y a preguntarnos si
somos como Juan Bautista (Mt 11,1-15), como el pueblo interesado (Mt 11,16-19),
como las ciudades incrédulas (Mt 11,20-24), como los doctores que pensaban saberlo
todo y no entendían nada (Mt 11,25), como los fariseos que lo único que sabían hacer
era criticar (Mt 12,1-45) o como la gente pequeña que iba en busca de Jesús para
seguirle (Mt 12,15) y que con su sabiduría, sabe entender y aceptar el mensaje del
Reino (Mt 11,25-30).
• Mateo 11,20: La palabra contra las ciudades que no lo recibieron. El espacio
por donde Jesús anduvo durante aquellos tres años de su vida misionera era un espacio
reducido. A lo largo del Mar de Galilea había pocos Km. cuadrados entorno a las
ciudades de Cafarnaún, Betsaida y Corazín. ¡Solamente pocos km! Fue, pues, en este
espacio muy pequeño, donde Jesús realizó la mayor parte de sus milagros y de sus
discursos. Vino a salvar a toda la humanidad, y casi no salió del limitado espacio de su
tierra. Trágicamente, Jesús tuvo que constatar que la gente de aquellas ciudades no
quiso aceptar el mensaje del Reino y no se convirtió. Las ciudades se fijaron en su
rigidez, en sus tradiciones y en sus costumbres y no aceptaron la invitación de Jesús que
consistía en cambiar vida.
• Mateo 11,21-24: Corazín, Betsaida y Cafarnaún son peores que Tiro, Sidón y
Sodoma. En el pasado, Tiro y Sidón, enemigos férreos de Israel, maltrataron al pueblo
de Dios. Por esto, fueron maldecidas por los profetas (Is 23,1; Jr 25,22; 47,4; Ez 26,3;
27,2; 28,2; Jl 4,4; Am 1,10). Y ahora, Jesús dice que estas ciudades, símbolos de toda
la maldad posible, se hubiesen convertido ya si en ellas se hubiesen dado los milagros
hechos en Corazín y Betsaida. La ciudad de Sodoma, símbolo de la peor perversión, fue
destruida por la ira de Dios (Gén 18,16 a 19,29). Y ahora Jesús dice que Sodoma
existiría hasta hoy, pues se hubiera convertido si hubiese visto los milagros que Jesús
hizo en Cafarnaún. Hoy sigue en pie la misma paradoja. Muchos de nosotros, que somos
católicos desde niños, tenemos tantas convicciones consolidadas, que nadie es capaz de
convertirnos. Y en algunos lugares, el cristianismo, en vez de ser fuente de cambio y de
conversión, es el reducto de las fuerzas más reaccionarias de la política del país.
www.santaclaradeestella.es

Estamos inmersos en la historia que vivimos y no podemos evitar hacer lo que podamos
para obtener los resultados más ventajosos para nosotros en ella. A buen seguro, no
tiene sentido que esperemos ayudas de lo alto que suplan la inhibición y nuestro
carácter inoperante. Con todo, no raras veces nos sentimos impelidos hacia dos
actitudes extremas: el pragmatismo, completamente escéptico o indiferente respecto al
carácter incisivo de la fe en la historia, y el espiritualismo, que invoca a Dios para que
resuelva problemas prácticos. Ninguna de las dos posiciones toma en serio a Dios en su
verdad de Señor del tiempo y de la historia, y en su opción de confiar al hombre –como
«virrey» de lo creado- la suerte de la creación {cf. Gn 1,28; 2,15).
La fe no suprime la perspicacia del análisis de lo que acaece; más aún, permite ver con
detenimiento y captar las consecuencias últimas de los fenómenos políticos, sociales,
familiares... La fe no nos impide adquirir la necesaria competencia para tratar las
cuestiones contingentes; es más, la anima con la confianza de que nada se ha de
perder, ni siquiera las derrotas y los fracasos, dado que Dios es el salvador de todo lo
que existe.
La fe ensancha el horizonte más allá de las apariencias y permite reconocer la obra del
Espíritu Santo, que guía al hombre hacia la plena revelación del Padre en Cristo. Abrirse
a este reconocimiento es abrirse a la alegría, aun en medio de las dificultades y los
sufrimientos que presenta la historia: alegría por la seguridad de que, incluso en la
adversidad, el Señor está con nosotros, con tal de que nosotros no nos cerremos a los
signos que revelan su presencia.
www.Dioscadadía.Bastin,Pinkers,Teheux

Emmanuel en Cafarnaún. Ved al rey Acaz, "agitado como se agitan los árboles del
bosque con el viento" al ver cómo dos adversarios, dos "tizones humeantes", avanzan
hacia Jerusalén... ¡Como si la fuerza de la ciudad de Dios dependiera de las victorias
humanas! ¡Cómo si la fuerza de un rey tuviera que salvar al mundo! Piensa más bien en
tu debilidad, Acaz, pues la salvación vendrá de un niño, cuando todo se haya
consumado... Un niño que se llama "Un resto- volverá"... “¡Emmanuel!"
Dios se burla de la fuerza de los hombres, de su prestigio, de su habilidad. Cafarnaún
era una ciudad rica, comercial; una ciudad estratégica cercana a la frontera, poderosa
en sí misma... Pero cuando la voz de Dios adopta en sus murallas el acento del niño
para denunciar las riquezas y amonestar a los pecadores, la ciudad se paraliza y la
primavera del Evangelio deja paso a las labores del verano, para una cosecha cuyo trigo
formará el cuerpo entregado del Hijo único. Cafarnaún se niega a confiar en un Dios
pobre: ¿Que quedaría de su gloria? ¿Fue a partir de aquel día cuando se empezó a decir
"un lamoso Cafarnaún", para referirse a un montón de riquezas sin futuro? Dios se ríe
del prestigio de los hombres, de su pasado y de sus intereses. Si Sodoma confía en Dios,
se salvará a pesar del pecado de los sodomitas, que no es tan grave como la
incredulidad de mi pueblo, dice Dios... ¡Y si un día quiero llamar a Ciro, rey pagano, para
salvar a mi pueblo, soy libre, dice Dios! Mientras tanto, deja de temblar, Acaz, y no
temáis quienes veis a la Iglesia presa de sus enemigos. ¡La única salvación está en el
nombre del Señor! Pensad más bien en lo que Dios hace por los hombres, en su I lijo
siempre présenle entre los pobres, y creed en la Buena Nueva... Creed en el I evangelio
y convertíos, no vayáis a tener en el día del juicio peor suerte que Betsaida y Corozaín...
www.fraynelson.com

2. Los que se resistieron.


2.1 Uno tiende a pensar que una buena tanda de milagros será suficiente para convertir
a cualquiera. El evangelio de hoy muestra que no es así.
2.2 Las ciudades que nombra Jesucristo en este breve texto, Corozaín, Betsaida y
Cafarnaúm, tienen probablemente el mayor índice de milagros por kilómetro cuadrado
del mundo entero. Y sin embargo, ya hemos oído el reproche del Señor: no se
convirtieron. La primera conclusión es que la conversión no sucede a fuerza de cosas
extraordinarias.
2.3 Los milagros no son "pruebas," en el sentido de una demostración de geometría, que
te obliga a aceptar lo que se te está diciendo. Los milagros son señales, y en cuanto
tales, pueden ser aceptados o no.
2.4 De donde sacamos otra enseñanza: si los milagros son señales, es evidente que no
son las únicas. El mundo entero está lleno de señales, sólo que las consideramos poco
interesantes o significativas por la única razón de que nos hemos acostumbrado a ellas.
Un atardecer, la paz de un arroyo, el parpadear de las estrellas o la inmensidad del
océano son señales y también a su modo están proclamando a su Hacedor. Lo
importante, en últimas, no es el tamaño de la señal sino la docilidad de la mirada que
las lee, reconoce y agradece.
www.elmisericordioso.me-Pildorasdefe.net

¿Vas por allí buscando un gurú que te salve?… ¡Ay de ti, Corozaín! ¡Ay de ti, Betsaida!
¿Crees que serás elevada hasta el cielo?…
Reflexión del Papa Francisco
En la lectura del Evangelio de hoy, Jesús reprende a tres ciudades: Betsaida, Corozaín,
Cafarnaúm, porque no escucharon su palabra. Solo la oyeron, pero esa palabra no entró
en sus corazones, porque no creyeron en las señales, en los milagros que hizo. La
advertencia del Señor es explícita: "Pero si en aquellas ciudades paganas como Tiro y
Sidón, hubiera hecho estos milagros, seguro que hubieran creído. Pero vosotros no lo
hacéis".
Jesús parece enfadado... Es, un fuerte reproche de Jesús a estas ciudades, a estos
pueblos que, teniéndolo allí, viendo sus maravillas, están siempre en la lógica del "sí, sí,
pero, nunca se sabe", y no dan el paso para reconocerlo como el Mesías.
Detrás de este reproche hay un llanto, porque Jesús lamenta ser rechazado, no ser
recibido. El Señor ama a esta gente, pero se siente triste. Así que el llanto de Jesús está
detrás del reproche, tal como cuando desde la montaña vio a Jerusalén muy lejos y
lloró. En efecto, Jesús quería llegar a todos los corazones, con un mensaje que no era un
mensaje dictatorial, sino que era un mensaje de amor. Y Jesús lloró, porque estas
personas no habían sido capaces de amar.
Les propongo cambiar un poco los personajes de este evento: en lugar de Corozaín,
Betsaida, Cafarnaúm, estas ciudades, pongámonos nosotros, pongamos el yo: yo, que
he recibido tanto del Señor. Cada uno de nosotros. De ahí la invitación al examen de
conciencia: "Que cada uno piense en su propia vida. En que he recibido tanto del Señor.
He nacido en una sociedad cristiana, he conocido a Jesucristo, he conocido la salvación,
he sido educado, educada, en la fe. Y con qué facilidad lo olvido, y dejo pasar a Jesús".
Una actitud que contrasta con la de otras personas que escuchan inmediatamente el
anuncio de Jesús, se convierten y lo siguen. En cambio, estamos acostumbrados a ello.
Y este hábito nos hace mal, porque reducimos el Evangelio a un hecho social,
sociológico, y no a una relación personal con Jesús.
En realidad, Jesús me habla, te habla, nos habla a cada uno de nosotros. El llamamiento
de Jesús es para cada uno de nosotros. Y luego uno se pregunta: "¿Cómo es que esos
paganos que, tan pronto como escuchan el sermón de Jesús, van con él y yo, que he
nacido aquí en una sociedad cristiana y para mí el cristianismo es como un hábito social,
una prenda que me pongo y luego la dejo?". Así es como Jesús llora por cada uno de
nosotros cuando vivimos el cristianismo formalmente, al menos no realmente.
De esta manera, somos un poco hipócritas. Es la hipocresía de los justos. De hecho,
existe la hipocresía de los pecadores, pero la hipocresía de los justos es el temor al amor
de Jesús, el temor de dejarse amar. En esencia, cuando hacemos esto, tratamos de
manejar la relación con Jesús. Es como si le dijéramos: "Sí, voy a misa pero tú quédate
en la iglesia que yo después me voy a casa". Por lo tanto, Jesús no vuelve a casa con
nosotros: en la familia, en la educación de los niños, en la escuela, en el vecindario. No,
Jesús se queda allí. O bien permanece en el crucifijo o en la imagen, pero aquí.
"Ay de ti, ay de ti", porque te di tanto, me di a mí mismo, te elegí para ser cristiano,
para ser cristiana, y prefieres una vida a medias, una vida superficial: sí, un poco de
cristianismo y de agua bendita, pero nada más. De hecho, cuando vivimos esta
hipocresía cristiana, lo que hacemos es alejar a Jesús de nuestros corazones. Fingimos
que lo tenemos con nosotros, pero lo hemos echado. Somos cristianos, orgullosos de ser
cristianos, pero vivimos como paganos.
Que cada uno de nosotros piense, "¿Soy Corozaín? ¿Soy Betsaida? ¿Soy Cafarnaúm?". Si
Jesús llora, pidamos la gracia de llorar también nosotros: "Pero Señor, tú me diste
tanto. Mi corazón es tan duro que no te deja entrar. Señor, he pecado de ingratitud, soy
desagradecido, desagradecida". Esta es la oración de hoy. Y abramos el corazón y
pidamos al Espíritu Santo que abra las puertas del corazón, para que Jesús pueda
entrar, para que no solo escuchemos a Jesús, sino que escuchemos y recibamos su
mensaje de salvación y demos gracias por tantas cosas buenas que ha hecho por cada
uno de nosotros. (Reflexión del Evangelio de hoy. Santa Marta, 5 de octubre de 2018)
Oración para el Evangelio de hoy.
Señor mío, divino Verbo encarnado, tu amor no tiene igual, es un amor eterno, un amor
sin límites que se derrama de generación en generación a todos aquellos que esté
dispuesto a amarte en Espíritu y Verdad. Mi cuerpo es templo de ese amor. Me hiciste
por amor y para el amor. Y por ese mismo amor quiero vivir hasta contemplar tu Gloria.
No puedo imaginarme cómo te habrías sentido al ser despreciado por tu propio pueblo.
Tú, el amor más puro que este mundo haya tenido, fue despreciado y humillado.
Personas que te vieron crecer y trabajar en medio de ellos, te rechazaron y te apartaron
de su lado. Ruego Señor, para que yo nunca pueda despreciarte en ninguna forma. Que
pueda apreciar las bondades que has dejado a mí alrededor.
A lo largo de toda la historia, han sido los humildes, los pobres, los enfermos y los
mansos de corazón, los que te han abierto los brazos y el corazón. Han sido los grandes
beneficiados por tus gracias y bendiciones. Fue la gente sencilla la que se llenaba de
gozo con tu presencia. Así quiero amarte yo Señor, con un amor sincero, con un corazón
abierto y humilde, empequeñecido ante tu inmensidad. Ayúdame a ser humilde,
reconociendo que solo en Ti se encuentra la alegría y la felicidad plena.
Te pido mi Dios, que pueda tener una verdadera conversión. Quiero descubrirte en lo
sencillo, recibirte a través de las pequeñas muestras de amor de los demás. Que pueda
ver tu rostro brillar en los más vulnerables. Abro mi corazón a tu Presencia para recibir
tu mensaje sanador. Te amo y confío en tu palabra maravillosa que todo lo transforma y
lo hace bueno. Eres el Señor de señores y el Rey de reyes. Amén.
Propósito para hoy.
El perdón tiene sus dificultades y lleva su tiempo. Por eso, hoy pediremos a Dios la
gracia del perdón. De saber perdonar y pedir perdón por algún rencor que todavía se
guarda en el corazón. Reza un Padre Nuestro.
Frase de reflexión.
"Pidamos a la Virgen que nos proteja y sostenga, que tengamos una fe fuerte, gozosa y
misericordiosa, que nos ayude a ser santos, a encontrarnos con Ella un día en el
Paraíso". (Papa Francisco, 16.08.2019)
www.evangelizacion.org.mx

De nuevo Jesús insiste, ahora desde otro ángulo, en la resistencia a la conversión.


Seguramente, si somos honestos, nos daremos cuenta que han sido diversas ocasiones,
a lo largo de nuestra vida o en la de algunos hermanos, en las cuales hemos sido
conscientes del paso de Dios por ella.
No podemos negar que Dios ha operado en nosotros signos y prodigios (si revisamos
con atención nuestra historia, reconoceremos lo visible de las maravillas de Dios). Por
ello, el Señor nos invita a reflexionar hoy en cómo hemos y estamos respondiendo a
estas gracias, a esta actuación continua y salvífica de Dios.
No podemos mantenernos indiferentes a la acción de la gracia, a la invitación de Jesús a
cambiar de vida y a consagrársela a él. Jesús espera de cada uno de nosotros una
respuesta generosa, ¿estaremos dispuestos a dársela?
www.evangeliodeMateo.GiorgioZevini

La Palabra de Dios no es una información impersonal, aunque se dirige a todos; al


contrario, es lo más personal que puede haber, porque procede de las Personas divinas
y suscita la respuesta del hombre, convertido en interlocutor del Eterno. El reproche de
Jesus a «esta generación » se dirige hoy a nosotros, que, como los contemporáneos del
Señor, sentimos la tentación de dejar caer la Palabra en saco roto. Ella nos llama unas
veces al arrepentimiento y otras a la alegría, pero nos invita siempre a reconocer en
Jesus la infinita sabiduría de Dios, la revelación plena del amor del Padre por nosotros.
La Palabra, por tanto, pide una respuesta, y corre el riesgo de encontrarnos desganados,
como los niños de los que habla el evangelio: no nos agrada tomar una decisión que
pueda cambiarnos la vida, que exija una conducta coherente. El reproche que el Señor
nos dirige hoy es el don que nos ofrece: si alza un poco la voz -como se hace con los
niños caprichosos- es a fin de cuentas para hacerse oír, para atraernos hacia él, a una
comunión más profunda y, por eso, más exigente.
Acojamos, pues, su invitación a la conversión con un sincero arrepentimiento, vivamos
la alegría de la salvación con una exultación contagiosa y, sobre todo, aprendamos a
contemplar en Jesus la Sabiduría de Dios, que actúa siempre en la historia y quiere
suscitar también nuestra colaboración: quien escucha la Palabra con corazón abierto, se
convierte en su anunciador en medio de los hermanos con su misma vida.
www.catholic
Abre los ojos a las maravillas de Dios. ¿Cuántas cosas hace Dios en nuestra vida a lo
largo de un solo día y seguimos igual? Cada día, cada momento, Dios nos está hablando
y ayudando dándonos las gracias necesarias para seguir adelante en nuestro camino de
santidad.
Él nos da todo para ir construyendo nuestra vida en su presencia, pero somos nosotros
quienes no hacemos caso a su voz y no correspondemos con nuestra vida. Dicen que
una cosa no se valora hasta que se pierde y, para que no nos pase eso, debemos de
saber identificarlas y apreciarlas. Identificar las gracias y bendiciones de Dios en todo
momento. No arrepentirnos de haberlas desaprovechado por haber estado despistados.
San Agustín lo dijo muy bien: "Temo la gracia de Dios que pasa y tal vez no vuelva". No
debemos de vivir preocupados porque no se nos pase ninguna gracia, pero sí debemos
de procurar estar atentos siempre. Dios no se cansa de darnos su ayuda en cada
momento que más lo necesitamos, pero somos nosotros quienes nos cansamos de estar
alerta. Y después nos quejamos con Dios, que nunca nos habla, que no nos ayuda, etc.
Todo a nuestro alrededor nos dice: "Abre los ojos a las maravillas de Dios en tu vida y
no seas ciego"; sepamos reconocer la voz de Dios a lo largo de nuestro día, siempre por
medio de la oración cordial, teniendo siempre unido nuestro corazón al de Dios.
• El gran desafío de nuestros días es el de ayudar a las personas a que se abran a la
trascendencia. A que sean capaces de mirar en su interior y de conocerse a sí mismas
de manera que puedan reconocer la interconexión recíproca con los demás. Darse
cuenta de que no podemos permanecer aislados los unos de los otros." (Discurso de
S.S. Francisco, 29 de noviembre de 2017).
Diálogo con Cristo
Ésta es la parte más importante de tu oración, disponte a platicar con mucho amor con
Aquel que te ama.
Propósito
Proponte uno personal. El que más amor implique en respuesta al Amado… o, si crees
que es lo que Dios te pide, vive lo que se te sugiere a continuación.
Buscar un tiempo para estar con Jesús Eucaristía para recordar con Él los momentos de
gracia que me ha concedido durante el día y agradecerle de corazón.
www.BibliaStraubinger

21 s. Corazín y Betsaida eran ciudades vecinas a Cafarnaúm. Las tres son aquí
maldecidas por su incredulidad e infidelidad a los privilegios de que se gloriaban (cf. 7,
23; Lc. 13, 27). Tiro y Sidón: dos ciudades paganas de Fenicia.
http://www.ciudadredonda.org

Queridos amigos y amigas:


Al escuchar la lectura de Isaías de hoy podemos tener la impresión de extrañeza, ya que
el texto hace referencia a una serie de nombres y de lugares con los cuales no estamos
familiarizados. Sin embargo, este texto abre el capítulo 7 de Isaías, la sección llamada el
«Libro de Emanuel», Dios-con-nosotros, es el nombre del hijo anunciado a Acaz, rey de
Judá. Es el signo que garantiza la intervención salvífica de Yahvé. A pesar de la
incredulidad del rey y de los altos funcionarios de la corte. Alrededor de esta figura se
recogen los distintos oráculos de los cc. 7-11, en los cuales a ese hijo que nacerá vienen
atribuidos una serie de prerrogativas, así emerge el símbolo y la imagen del mesías
venidero que llevará a cumplimiento las promesas de Dios.
El profeta Isaías requiere al rey y al pueblo la adhesión de la fe, como condición
indispensable para participar de la promesa esperada. En el texto que leemos hoy el
profeta pide a Acaz: «vigilancia y calma». Frente a la amenaza y el asedio de guerra
Isaías le recuerda al rey que lo que cuenta, no es tanto la estrategia político y militar,
sino la fe en Dios: «Si ustedes no creen, no subsistirán» (v. 9b). Qué actualidad sigue
teniendo para nosotros hoy este apelo de Isaías de poner nuestra confianza en Dios.
Este tiempo de pandemia ha creado una serie de crisis que nos pueden hacer vivir con
miedo e incertidumbre. En muchos países la situación, incluso ya antes del COVID 19,
era verdaderamente dramática. El mensaje de Isaías nos da una valiosa clave creyente
que nos puede ser muy útil en este momento: «vigilancia y calma».
El texto del Evangelio presenta tres denuncias, de corte profético, hechas por Jesús a
algunas ciudades de Galilea: Corozaín, Betsaida, Cafarnaún. Estos fueron los primeros
espacios operativos de Jesús, que vieron de primera mano y experimentaron la actividad
sanadora del primer anuncio del Reino (vv. 21.23). Sin embargo, vienen señaladas como
prototipo de una «generación caprichosa» que, como unos niños en una plaza, son
incapaces de interpretar los acontecimientos ya que están en otra onda, como los
representa la parábola precedente al texto de hoy (cfr. Mt 11, 16-19). Jesús les
reprocha la incapacidad para reconocer en los milagros que ha realizado los signos de su
identidad más profunda de Hijo de Dios.
A Jesús le duele ver la cerrazón del corazón del ser humano y que no sea capaz de
reconocer la acción liberadora de Dios. Más que interpretar como amenazas estos
«ayes» de este pasaje de Mateo son más bien una advertencia, una llamada a la
conversión. Que sigue también resonando para nosotros hoy. Cuantos «ayes» nos
tendría que dar Jesús ante nuestra incapacidad de ver sus intervenciones en nuestra
vida cotidiana. Este texto del Evangelio es una invitación a saber discernir cómo Dios se
hace presente en nuestra vida, quizás por los caminos más inesperados. De ahí, el
cambio de mentalidad (conversión) que nos pide Jesús para ser más conscientes y
agradecidos por la acción salvadora de Dios en nuestra vida.
http://www.aqplink.com/roguemos

Mateo 11,20-24 – el día del Juicio.


No hay nada que hacer, este pasaje parece aterrador. Parece la amenaza de un juez
implacable, y, claro, si son los únicos versículos que leemos, no volveremos a coger
nunca más la Biblia y nos plegaremos a quienes por ignorancia reprueban a este “Dios
castigador”.
Los libertinos, los que buscan hacer lo que les viene en gana, se valen de estos
versículos o de otros como estos para justificar su rebeldía contra Dios, que se complace
en castigarlos y que quiere que vivamos como ascetas deprimidos e infelices.
Lo que ellos quieren en realidad es justificar su alejamiento de toda norma exigente del
Señor, porque no están dispuestos a postergar su goce, su placer y su beneficio por
nadie, ni si quiera por Dios, a quien por esto precisamente ponen en duda.
Lo cierto es que el Señor no amenaza a nadie. Ni mucho menos disfruta con la
posibilidad de castigar a nadie, porque tal como Él mismo afirma, no ha venido a
castigar, sino a salvar. Ojo, que lo dice expresamente. Así que toda crítica en contrario
es falsa y tendenciosa.
Lo que en realidad hace Jesucristo en estos versículos es advertirnos, que es distinto
que amenazarnos. Si nuestro hijo se pusiera a jugar sobre los rieles del tren o en la
calle, sería lógico que le advirtiéramos que salga de allí porque de otro modo en
cualquier momento será atropellado.
Al hacerlo ¿estaríamos amenazándolo? ¡No! Tampoco podrían acusarnos de sádicos o
perversos y crueles que gozamos con el sufrimiento de nuestro hijo. Si, por el contrario
le estamos haciendo a tiempo la advertencia para que se aleje del peligro.
Eso mismo hace Jesucristo con nosotros. Él ha venido a salvarnos y viendo que no le
hacemos caso, nos advierte de lo que nos pasará si no hacemos lo que nos está
diciendo. Es decir, nos está cantando la cartilla. No podemos decir que no fuimos
advertidos.
Algo más. Sería muy difícil que nosotros no quisiéramos hacerles caso a nuestros padres
cuando nos advierten de un peligro, a no ser que desconociéramos a nuestros padres o
dudáramos de su sapiencia, lucidez, cordura y honorabilidad.
Por ejemplo, si nuestro padre, lamentablemente, fuera un alcohólico o un drogadicto o
un hombre que siempre ha mentido y traicionado, un tipo ruin, sádico y malo, sería
lógico que pongamos en duda lo que nos dice.
Pero, ¿cómo podríamos hacerlo con alguien que nos ha dado pruebas de generosidad,
valentía, amor, integridad, honradez y veracidad? Si este padre mío, con esas
características, me advierte del error que estoy cometiendo y me pide rectificarme, ¿no
estaría actuando responsablemente? Y si no hago lo que me dice ¿no sería un necio?
Y si después de sus advertencias, ocurre fatalmente aquello que me había advertido y
como consecuencia pierden la vida nuestros hijos, nuestra esposa, o nosotros mismos
¿sería justo culparlo? No, ¿no es cierto? ¿Por qué pretendemos culpar a Dios?
Dios, que es nuestro Padre, tal como nos revela Jesucristo, quiere salvarnos a todos, es
decir, no quiere que ni uno solo de nosotros se pierda, entonces manda a Jesucristo para
que nos advierta y nos muestre el Camino.
Él, presentando todas las credenciales necesarias y todas las pruebas que pudiéramos
requerir para que le creamos, cumple con enseñarnos el Camino. Si no lo seguimos ¿de
quién será la responsabilidad? Nuestra, por su puesto. ¡Eso es lo que el Señor nos está
advirtiendo!
Nos hace ver que Él ha hecho obras extraordinarias, milagros únicos para lograr nuestra
confianza. Nosotros somos unos privilegiados, porque lo hemos conocido y sabemos de
todos estos milagros; si aun así, no le oímos ni le hacemos caso, nos perderemos
irremediablemente.
Y entonces sí podemos hablar de aquel día final, que tarde o temprano habrá de llegar,
del día del Juicio final, en que tendremos que rendir cuentas ¿qué diremos? ¿Qué
podremos alegar? Nosotros sabíamos lo que teníamos que hacer, pero no quisimos
hacerlo.
¿A quién culparemos? Lo peor de todo será que el tiempo se habrá agotado, tal como
todos los días vemos que se agota para nuestros difuntos. El último día nos llega de un
momento a otro. Entonces ¿qué ocurrirá?
Agotado el tiempo, llegado el fin, si hicimos lo que teníamos que hacer, iremos a gozar
de la felicidad y la vida eterna. Si no hicimos lo correcto, simplemente no llegaremos y
aquel día, el día final, será efectivamente nuestro último día. Nos habremos perdido para
siempre.
Así de claro. La decisión es nuestra. No hay, pues, ningún Dios castigador que se goza
con nuestra desgracia. Todo lo contrario. Dios es Infinitamente Misericordioso, nos ama
al extremo, más que nadie en el universo, por eso nos quiere a Su lado, pero no nos
forzará.
Depende de nosotros. ¿Vamos a Él, haciendo lo que Jesucristo nos manda o nos
perdemos para siempre? ¡No hay tiempo que esperar! Ninguno de nosotros sabe si el
próximo segundo estaremos vivos. Eso es algo que sabemos desde que somos niños. No
podemos ocultarlo.
Sabemos que la vida en este mundo es limitada y que tiene un propósito. Este propósito
está gravado como una impronta en nuestros corazones desde que nacemos. Pero,
además, Jesucristo ha venido a recordárnoslo, porque Dios Padre no quiere que ni uno
solo de nosotros se pierda.
Lo oímos y hacemos lo que nos manda, o lo mandamos a rodar y hacemos lo que
queremos. No seamos necios, hagamos lo que nos manda nuestro Creador. Eso es lo
sensato. Él es nuestro Padre y en algo tan serio no nos engañaría. No tiene por qué
hacerlo. Nos ha dado pruebas suficientes que es la Verdad. ¿Creemos?
Oracion. Padre Santo, te pedimos que el día del Juicio nos encuentres haciendo lo que
debemos, amándote a ti por sobre todas las cosas y a nuestro prójimo como a nosotros
mismos. Te pedimos que nos envíes Tu Espíritu Santo para que nos fortalezca, enseñe y
guíe por el Camino de la Salvación y la Vida Eterna, por Jesucristo nuestro Señor…Amén.
http://www.caminando-con-jesus.org

Dios se manifestó a Israel a través de los profetas más explícitamente que a otros
pueblos por la voz de la conciencia. Con la llegada de Jesús el mensaje va directamente
al corazón del hombre y de aquel que lo acoge como su salvador.
1. “¡Ay de ti, Corozaín! ¡Ay de ti, Betsaida!
Jesús comenzó a recriminar a aquellas ciudades donde había realizado más milagros,
Ante la actitud hostil de los fariseos, ahora Jesús, asocia otra actitud semejante de
algunas ciudades en las que él predicó. Jesús increpa a las ciudades de Corozaín,
Betsaida y Cafarnaúm porque en ellas había hecho muchos milagros, y, sin embargo, no
se habían convertido a Él. Estas son ciudades que están en Galilea, junto al mar de
Galilea o lago de Genezaret, Tiro y Sidón, están más hacia el nororiente, lo que hoy es el
Líbano.
Dice Jesús: "¡Ay de ti, Corozaín! ¡Ay de ti, Betsaida! Se lamentaba el Señor de que estas
ciudades no hiciesen penitencia después de tantos milagros y predicaciones, y que
fuesen peores que los gentiles que sólo violaron la ley natural; porque, después de
haber despreciado la ley escrita, no temieron despreciar también al Hijo de Dios y su
gloria.
2. Porque si los milagros realizados entre ustedes
Es así como prosigue: Porque si los milagros realizados entre ustedes se hubieran hecho
en Tiro y en Sidón, hace tiempo que se habrían convertido, poniéndose cilicio y
cubriéndose con ceniza. Cilicio es un tejido burdo hecho generalmente de pelo de cabra.
Se llevaba en señal de duelo, de aflicción y usado con frecuencia, si no habitualmente,
por los profetas (Is. 20:2; Ap. 11:3) y por los cautivos (1 R. 20:31; cp. Is. 3:24). Es un
cinturón o faja de cerdas que se usa ceñido al cuerpo como penitencia o como sacrificio.
La ceniza suele ir unida al polvo y al fango, indicando siempre una situación penosa y
triste (Jb. 30:19; 42:6).
3. Si hubieran hecho en Tiro y en Sidón, hace tiempo que se habrían convertido
La doctrina que tantas veces había enseñado allí Jesús, rubricada con milagros, les hacía
ver que Él era el Mesías. Pero no respondieron a esta misión privilegiada que les
dispensó; no cambiaron su modo de ser, su judaísmo rabínico y alega: porque no se
habían convertido.
Pero Jesús va a decir que la culpabilidad la tuvieron ellos, y lo hace al compararlas con
las antiguas ciudades consideradas malditas, estas son Tiro, Sidón y Sodoma. Sucede
que estas no fueron escenario de la predicación de Jesús. Más Él les dice,
hipotéticamente, que si en ellas se hubieran hecho los “milagros” que se hicieron en
Corozaín, Cafarnaúm y Betsaida, aquéllas hubieran cambiado su modo de ser, llorando,
amargamente, su pasado poniéndose cilicio y cubriéndose con ceniza. Esta era la
costumbre que se usaba en los días de penitencia y gran ayuno (Jn 3:5-8; Jer 6:26). Las
ciudades, clásicamente malas, no tuvieron la Luz como la tuvieron éstas.
En cilicio, como ya se ha dicho, es tejido de pelo de cabra, significa además la áspera
memoria del pecado que punza; y cubrirse en ceniza, representa la consideración de la
muerte (por la que nos reducimos a polvo); además significa la humildad de la
conciencia.
4. Deplora el Señor estas ciudades para nuestro ejemplo.
Así es, como hoy vemos realizada la profecía del Señor, porque Corozaín y Betsaida no
creyeron en El, aun cuando estuvo presente; mientras que Tiro y Sidón, aliadas de
David y de Salomón en otros tiempos (1Re 5), después creyeron a los discípulos de
Jesús, y ellos las evangelizaron.
Se lee en una homilía de San Juan Crisóstomo; porque la efusión de lágrimas y los
gemidos tristes sobre los que padecen insensibilidad de dolor, no es pequeño antídoto
para la corrección de los pacientes y para el consuelo de los que lloran sobre ellos”.
5. Tiro y Sidón serán tratadas menos rigurosamente que ustedes
Jesús, no sólo los invita a obrar bien por medio del llanto, sino también por el terror. Por
lo que luego les dice: Yo les aseguro que, en el día del Juicio, Tiro y Sidón serán tratadas
menos rigurosamente que ustedes. También nosotros debemos oír esto, porque el juicio
más riguroso no será sólo para aquellas ciudades, sino también para nosotros, si no
recibimos a los huéspedes que vienen a nosotros, a esos apóstoles a quienes manda
también que sacudan el polvo en este caso.
6. Y tú, Cafarnaúm, ¿acaso crees que serás elevada hasta el Cielo?
Además, como el Señor había hecho muchos milagros en Cafarnaúm y lo habían tenido
como habitante, parecía elevada sobre las demás ciudades; pero por su incredulidad
cayó en las ruinas. Por esto sigue: Y tú, Cafarnaúm, ¿acaso crees que serás elevada
hasta el cielo? No, serás precipitada hasta el infierno. Esto es, para que tu castigo sea
proporcionado a su elevación.”
Si se acusa especialmente a Cafarnaúm, es porque fue la patria adoptiva de Jesús Allí
moró con cierta permanencia, allí hizo más milagros, allí hubo más luz. La fórmula
¿acaso crees que serás elevada hasta el cielo? es el modo con el que se expresa el
orgullo o el tiempo de prosperidad de una ciudad o un pueblo (Is 14:13). Sin embargo,
como la respuesta fue el desprecio a su Mesías, entonces el castigo se expresa con la
forma tradicional: serás precipitada hasta el infierno, será su humillación por castigo (Is
14:15) 23. Será sumergida hasta el infierno porque se resististe soberbiamente a su
predilección, será castigada con mayores suplicios, porque tampoco quiso creer.
7. El que los escucha a ustedes me escucha a mí
Y para que no se creyese que esta condena sólo se dirigía a las ciudades o personas que
le habían visto y le despreciaron, la hace extensiva a todos los que hoy desprecian
también la doctrina del Evangelio, así es como el Señor dijo a sus apóstoles: El que los
escucha a ustedes me escucha a mí;
San Cirilo, comenta; “Por medio de esto, Jesús, nos enseña que todo lo que nos dicen
los apóstoles debe aceptarse, porque quien los oye, a Cristo oye”. Inevitable castigo
amenaza, pues, a los herejes, que menosprecian las predicaciones de los apóstoles; y
por ello sigue: “el que los rechaza a ustedes me rechaza a mí”
A saber, que para que se comprenda que, oyendo o despreciando la predicación del
Evangelio, no se oye o desprecia a unas personas cualesquiera, sino al mismo Señor
Jesús, al mismo Padre, por eso Jesús dice que: el que me rechaza, rechaza a aquel que
me envió. Porque en el discípulo se oye al Maestro y en el Hijo se honra al Padre.
3 Para la reflexión personal
– (Haz silencio en tu interior y pregúntate:)
1.- ¿Qué me dice el evangelio que he leído?
2.- ¿Cómo ilumina mi vida?
3.- ¿Qué tengo que cambiar para ser más como Jesús?
4.- ¿Qué me falta para ser más como Él?
5.- ¿Cómo me sitúo ante la Buena Nueva de Jesús: como Juan el Bautista, como el
pueblo interesado, como los doctores, como los fariseos o como el pueblo pequeño y
libre?
6.- Mi ciudad y mi país, ¿merecen la advertencia de Jesús contra Cafarnaún, Corazín y
Betsaida?
4 Oración. ¿Qué le decimos a Dios? La palabra se convierte en Oración.
1 En tí, Señor, está nuestra fuerza y nuestra esperanza. Cuando los hombres nos
acechan y tu Iglesia es asaltada, no dejamos de clamar hacia ti: Tú eres nuestra
salvación en tu Hijo Jesús, nuestro Señor. www.Dioscadadía.Bastin,Pinkers,Teheux
2 Perdona, Señor, mi dureza de corazón. No es tanto la de quien elige pasar de ti, sino
el polémico carácter refractario de quien te quiere distinto: o con una potencia más
evidente, o menos embarazoso. Perdóname, Padre, por sentirme escandalizado por tu
modo de revelarte en la vida de Jesús y por aceptar darte a conocer hoy a través de la
vida de la Iglesia, de los cristianos, es decir, también a través de la mía: una vida llena
con frecuencia de contradicciones, de incoherencias, de fragilidad y de infidelidad.
Necesito hacerme sencillo y humilde para comprender algo de tu modo de manifestarte
o, por lo menos, para acoger con fe y respeto los signos de tu presencia, esos que tú
mismo nos has indicado -el pan, la Palabra, el hermano- y los tejidos en la trama de la
historia. ¡Ven, Espíritu Santo, padre de los pobres, luz de los corazones!
www.santaclaradeestella.es

3 ¡Grande es Yahvé y muy digno de alabanza! En la ciudad de nuestro Dios está su


monte santo, hermosa colina, alegría de toda la tierra. (Sal 48,2-3) www.ocarm.org
4 ¡Padre nuestro! Que nos llamas a la conversión. Hoy queremos reconocer tus milagros,
pero más allá tus apariciones, tu forma de hablarnos, cuando te revelas a tantos hijos
de Dios, bien en sueños, bien en nuestro prójimo, bien en los mensajes de Maria, cada
día de nuestra historia, porque tu cumples: “Estaré con vosotros hasta el fin del mundo”.
Sé que tus lamentos también incluyen a mi ciudad, ¡Ay Medellín!, donde el desorden es
total, y la presencia del príncipe de este mundo es clara y rotunda, la desobediencia a
un Dios amoroso completa y… ¡Dios Divino no existe! Te suplicamos que el dia del juicio
seas misericordioso, y que por tu gracia, llegue a los corazones endurecidos tu amor y
tu Espíritu, para una verdadera disposición a tu voluntad, y una verdadera amistad con
Jesucristo nuestro Señor y Salvador. Te lo pedimos por la Sangre preciosa de Cristo
Redentor y la oración silenciosa de María Santísima. Amén. www.dario.res
5 Señor Jesus, tú eres la Palabra eterna del Padre y la infinita Sabiduría con que ha sido
creada cada cosa. Tú el Altísimo, has bajado a buscar a cada hombre para convertirle en
amigo de Dios, en el invitado esperado en el convite nupcial del cielo. Te pedimos que
nos concedas saber escuchar hoy tu voz; habla a nuestro corazón, empújalo al
arrepentimiento, a fin de que podamos conocer la alegría de ser salvados y llamados a
obrar contigo en favor de la redención de todos nuestros hermanos.
www.evangeliodeMateo.GiorgioZevini

5 Contemplación. ¿Cómo interiorizamos la palabra de Dios? La palabra en el


corazón de los Padres.
La más alta realización de la conducta cristiana consiste en humillar el propio corazón
aunque sea grande en las obras, en el desprecio a la vida, y expulsar la presunción con
la ayuda del temor de Dios; de este modo, gozaremos de la promesa no en proporción a
los esfuerzos realizados, sino en proporción a la fe y al amor por ella. Dada la grandeza
de los dones, no es posible encontrar esfuerzos proporcionados: sólo una gran fe y una
gran esperanza están en condiciones de medir la recompensa prescindiendo de los
esfuerzos, y el fundamento de la fe está representado por la pobreza de espíritu y del
amor desmesurado por Dios (Gregorio de Nisa, Fine, professione e perfezione del
cristiano, Roma 1996, p. 45). www.santaclaradeestella.es
Hermanos y padres: hay muchos que dicen: «Si hubiéramos vivido en los días de los
apóstoles y, como ellos, se nos hubiera hecho dignos de contemplar a Cristo, también
nosotros habríamos sido santos como ellos». Pero esos tales no saben que él es aquel
que, entonces como ahora, habla en todo el mundo. Tal vez alguien diga: «No es lo
mismo haberlo visto entonces en cuerpo y oír ahora sólo sus palabras y recibir una
enseñanza sobre él y sobre su Reino». También yo digo que no es en absoluto lo mismo
ahora y entonces, pero añado que el estado actual es mucho mejor y nos conduce con
más facilidad a una fe y a una certeza mayor. En efecto, entonces aparecía como un
hombre de nada; frecuentaba a publicanos y pecadores y comía con ellos, y también la
gente más sencilla decía de él con desprecio: « ¿Acaso no es éste el hijo de María y de
José, el carpintero?».
En aquel cuerpo humano en el que Dios se daba a ver enteramente como hombre,
exento de cualquier cualidad de más respecto a los otros hombres, sometido a la
necesidad de comer, beber, dormir, sudando, cansándose y, excepto en el pecado,
realizando todas las acciones humanas, en aquel cuerpo no era cosa de poca monta
reconocerle así y creerle Dios, el Dios que ha hecho el cielo y la tierra y todo lo que hay
en ellos. De modo que quien le escucha ahora proclamar cada día, mediante los santos
evangelios, la voluntad de su Padre y no le obedece con temor y temblor, tampoco
entonces habría aceptado creer de ninguna manera. Y también es de temer que, en
medio de una incredulidad total, habrían blasfemado de él como antidiós antes que
considerarle como el Dios verdadero. Dichoso, en cambio, el que escucha las santas
palabras y no se limita a gemir retrasándolo día a día y dejando discurrir inútilmente el
tiempo de su vida, sino que, en cuanto ha oído al Señor, de inmediato empieza a obrar.
Éste obtendrá misericordia, como siervo obediente y agradecido; se volverá desde ahora
artífice probado de todas las virtudes y será colmado en el siglo futuro con todas las
delicias de los bienes inefables de Dios: ojalá podamos todos nosotros obtenerlos por la
gracia de nuestro Señor Jesucristo, a quien sea la gloria por los siglos de los siglos.
Amén (Simeón el Nuevo Teólogo, Le catechesi, Cittá Nuova, Roma 1995, nn. 29, 435-
437 y 44s, passim). www.evangeliodeMateo.GiorgioZevini
6 Acción. ¿A qué me comprometo con Dios? Para custodiar y vivir la palabra.
Repite con frecuencia y vive hoy la Palabra: « ¡Señor, creo en ti!» (cf. Is 7,9b).
Repite a menudo y vive esta Palabra: «La sabiduría ha quedado acreditada por sus
obras» (Mt 11,19).
7 Para la lectura espiritual. Caminar con la palabra.
La fe -es preciso recordarlo con vigor- no se reduce a una relación con lo divino vivida
casi exclusivamente en formas emotivas y compensatorias. No se cree porque «hace
bien», sino que se cree porque... Resulta difícil explicarlo. Es cuestión de
enamoramiento: ¿puede explicarse el amor?
Aquí se mide la diferencia que media entre la fe pequeña y la grande. No es que hoy
falte la fe. El mundo está lleno de muchos hombres con una fe pequeña. Falta, sin
embargo, la fe grande. Por desgracia, cada uno de nosotros cultiva una fe pequeña, una
fe que nos tranquiliza un poco, remedia algunas de nuestras insuficiencias, colma
algunos vacíos y cura algunas heridas. Pero ¿dónde está la gran fe que habla del fuego
del Espíritu, de la presencia y del retorno de Cristo, del pecado y de la misericordia, de
la cruz y de la resurrección? ¿Dónde están los verdaderos creyentes, a saber: los
inquietos (no los intranquilos), que, heridos y humillados por la conciencia del pecado y
de la derrota, se ponen ante Dios con el peso de su vergüenza, convierten su
sufrimiento en una invocación y aman el sentido de la vida más que la vida misma? (L.
Pozzofi, E soffia ¿ove vuole, Milán 1997). www.santaclaradeestella.es
Ahí está. La humanidad espera a Dios. El pueblo elegido es como la punta adelantada de
la marcha y, por consiguiente, se muestra más sensible a la espera, fija los ojos en el
horizonte. El Mesías debe estar ya cerca. ¿Qué busca este pueblo, su pueblo, en Él?
¿Qué rasgos hay que descubrir, a primera vista, a su llegada? El poder, la gloria, la luz
fulgurante, el triunfo.
¿Qué llega? La debilidad, la pequeñez, la oscuridad, el anonimato. ¿Quién ha advertido
la venida de Dios bajo el velo de la carne de un niño? ¡Nadie! Ninguno de los que le
esperaban le ha visto. Ninguno se ha movido en Jerusalén, la ciudad santa, el escabel de
Dios.
¡Peor aún! Alguien se ha movido, pero ha sido para matar al importuno que venía de
una manera diferente a como se le esperaba. El pueblo más religioso de la tierra, el
pueblo elegido, no vivía sino de esta espera, y esa espera se había vuelto espasmódica,
se sentía en el aire. ¿Qué buscaba este pueblo en el horizonte mesiánico, en la aurora
de todas las profecías? Al hijo de David, al vencedor, al que habría de restaurar el Reino,
al que habría de expulsar, por fin, a los odiados romanos. ¿Qué es lo que llega? Un
pobre obrero, escondido en un pueblo desconocido y además despreciado. No hay nada
que hacer. Después de tantos años nadie se ha dado cuenta. Los ojos buscaban algo
muy distinto al sudor de un trabajador o al anonimato de un pobre. ¿Y cómo acaba la
historia? El choque entre aquel que dice ser el Hijo de Dios y los que no pueden aceptar
un modo de proceder como éste llega a su apogeo y se resuelve en la crucifixión de un
inocente. Es difícil creer en Dios, es difícil comprenderle en su pensamiento íntimo, y
más difícil todavía escucharle. Pero tampoco hay que escandalizarse, conociendo la
realidad de la debilidad humana, que es infinita, aunque no supera la misericordia de
Dios (C. Carretto, ll Dio che viene, Citta Nuova, Roma 1 971, 127-129, passim).
www.evangeliodeMateo.GiorgioZevini

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✞ ✞ ✞ Profesión de Fe

Solo los Domingos y Solemnidades.

✞ ✞ ✞ Intenciones (Oracion de los fieles)

Hermanos, dirijamos nuestra oración a Dios Padre todopoderoso, que quiere que todos
los hombres se salven y lleguen al conocimiento de la verdad.
- Por la santa Iglesia de Dios, para que se digne custodiarla y defenderla. Roguemos al
Señor.
- Por los pueblos de toda la tierra, para que vivan en concordia y paz verdadera.
Roguemos al Señor.
- Por los que viven angustiados por distintas necesidades, para que encuentren ayuda
en Dios. Roguemos al Señor.
- Por nosotros mismos y por nuestra comunidad para que el Señor nos acepte como
ofrenda agradable. Roguemos al Señor.
- Por los hombres y mujeres que tienen empleos bajos, denigrantes y deprimentes, para
que sepamos respetarlos y apreciarlos. Roguemos al Señor.
- Por todos los bautizados en las salvadoras aguas del bautismo, para que
permanezcamos fieles a nuestras promesas y compromisos bautismales. Roguemos al
Señor.
- Por todos los que ven las obras buenas realizadas por creyentes cristianos, para que
puedan descubrir a través de ellas a Jesús, el Señor, y acogerle en su corazón.
Roguemos al Señor.
Oh, Dios, refugio y fortaleza nuestra, escucha las oraciones de tu Iglesia y concédenos,
por tu bondad, lo que te pedimos con fe. Por Jesucristo, nuestro Señor.
R. Amen.

3 LITURGIA EUCARISTICA
Sacerdote: Orad hermanos para que este sacrificio, mío y vuestro, sea
agradable a Dios, Padre todopoderoso.
Todos: El Señor reciba de tus manos este sacrificio, para alabanza y gloria
de su Nombre, para nuestro bien y el de toda su santa Iglesia. (→ Este es el
Compendio de la Misa)

✞ ✞ ✞ Oración sobre las Ofrendas

*** Se llevan al altar los dones; el pan y el vino. *** Acepta, Señor, nuestro corazón contrito y nuestro
espíritu humilde; que éste sea hoy nuestro sacrificio y que sea agradable en tu presencia, Señor, Dios
nuestro. *** Lava del todo mi delito, Señor, limpia mi pecado.

Recibe, Señor, los dones de tu pueblo y concede a quienes celebramos las maravillas del
inmenso amor de tu Hijo, reafirmamos, a ejemplo de san Camilo de Lelis, en el amor a ti
y al prójimo. Por Jesucristo, nuestro Señor.
Señor Dios nuestro: Que ese pan y vino que ahora te presentamos sean para nosotros
claros signos de cómo tú te haces cercano a nosotros en Jesucristo, tu Hijo. Danos una
fe bien aguda para descubrir el amor que constantemente nos muestras en Él y para
responderle a Él con ilusión, con acciones de compasión y servicio en favor de los que
tienen necesidad de nosotros. Concédenoslo por Cristo nuestro Señor.
Introducción a la plegaria eucarística
Centro y el culmen de toda la celebración. Es una plegaria de acción de gracias y de consagración. El
sentido de esta oración es que toda la congregación de fieles se una con Cristo en el reconocimiento de
las grandezas de Dios y en la ofrenda del sacrificio.
a) Acción de gracias
El Señor esté con vosotros. R/ Y con tu espíritu. Levantemos el corazón R/ Lo tenemos
levantado hacia el Señor. Demos gracias al Señor, nuestro Dios. R/ Es justo y necesario.
Prefacio común IV. Nuestra misma acción de gracias es un don de Dios.
En verdad es justo y necesario, es nuestro deber y salvación darte gracias siempre y en
todo lugar, Señor, Padre santo, Dios todopoderoso y eterno.
Pues aunque no necesitas nuestra alabanza, ni nuestras bendiciones te enriquecen, tú
inspiras y haces tuya nuestra acción de gracias, para que nos sirva de salvación, por
Cristo, Señor nuestro.
• Gracias Jesús porque el inmenso amor que me tienes y por todas las bendiciones que
constantemente me concedes. Gracias Jesús porque este momento de oración en tu
presencia ha sido un verdadero regalo para mí. No permitas que me acostumbre a tus
bondades, sino tener siempre un corazón agradecido, para que nunca me canse de
maravillarme por la grandeza de tus obras. Amén
Si quieres, puedes hacer pedirle al Señor por tus intenciones.
Reza un Padre Nuestro, un Ave María y un Gloria...
Por eso, unidos a los coros angélicos, te alabamos proclamando llenos de alegría:
b) Santo: con esta aclamación toda la asamblea, uniéndose a las jerarquías celestiales, canta
o recita las alabanzas a Dios.

Santo, Santo, Santo es el Señor, Dios del Universo. Llenos están el cielo y la tierra de tu
gloria. Hosanna en el cielo. Bendito el que viene en nombre del Señor. Hosanna en el
cielo.
c) Epíclesis Se implora el poder divino para que los dones se conviertan en el Cuerpo y la
Sangre de Cristo, y para que la víctima inmaculada que se va a recibir en la comunión sea para
salvación de quienes la reciban.

Santo eres en verdad, Padre, y con razón te alaban todas tus criaturas, ya que por
Jesucristo, tu Hijo, Señor nuestro, con la fuerza del Espíritu Santo, das vida y santificas
todo, y congregas a tu pueblo sin cesar, para que ofrezca en tu honor un sacrificio sin
mancha desde donde sale el sol hasta el ocaso. Por eso, Padre, te suplicamos que
santifiques por el mismo Espíritu estos dones que hemos separado para ti, de manera
que se conviertan en el Cuerpo y la Sangre de Jesucristo, Hijo tuyo y Señor nuestro, que
nos mandó celebrar estos misterios.
d) Narración de la institución y consagración. Con las palabras y gestos de Cristo, se
realiza el sacrificio que Él mismo instituyó en la última cena. Momento más solemne de la Misa;
es la transubstanciación: pan y vino desaparecen al convertirse en el Cuerpo, Sangre, Alma y
Divinidad de Cristo. Dios se hace presente ante nosotros con todo su amor. ¡Bendito Jesus en el
Santísimo sacramento del Altar!

Porque Él mismo, la noche en que iba a ser entregado, tomó pan y dando gracias te
bendijo, lo partió y lo dio a sus discípulos, diciendo: "Tomen y coman todos de él,
porque esto es mi Cuerpo, que será entregado por ustedes".
Del mismo modo, acabada la cena, tomó el cáliz, y, dando gracias te bendijo, y lo pasó a
sus discípulos, diciendo: "Tomen y beban todos de él, porque éste es el cáliz de mi
Sangre, Sangre de la alianza nueva y eterna, que será derramada por ustedes y por
muchos para el perdón de los pecados. Hagan esto en conmemoración mía".
e) Anámnesis. La Iglesia, al cumplir este encargo que, a través de los Apóstoles, recibió de
Cristo Señor, realiza el memorial del mismo Cristo, su Reactualización, recordando
principalmente su bienaventurada pasión, su gloriosa resurrección y la ascensión al cielo.

Éste es el sacramento de nuestra fe. R/ Anunciamos tu muerte, proclamamos tu


resurrección. ¡Ven, Señor Jesús!
f) Oblación. La asamblea ofrece al Padre la víctima inmaculada, y con ella se ofrece cada uno
de los participantes.

Así, pues, Padre, al celebrar ahora el memorial de la pasión salvadora de tu Hijo, de su


admirable resurrección y ascensión al cielo, mientras esperamos su venida gloriosa, te
ofrecemos, en esta acción de gracias, el sacrificio vivo y santo.
Dirige tu mirada sobre la ofrenda de tu Iglesia y reconoce en ella la Víctima por cuya
inmolación quisiste devolvemos tu amistad, para que, fortalecidos con el Cuerpo y la
Sangre de tu Hijo y llenos de su Espíritu Santo, formemos en Cristo un solo cuerpo y un
solo espíritu.
Que Él nos transforme en ofrenda permanente, para que gocemos de tu heredad junto
con tus elegidos: con María, la Virgen Madre de Dios, los apóstoles y los mártires, (san
N.: santo del día o patrono) y todos los santos, por cuya intercesión confiamos obtener
siempre tu ayuda.
Te pedimos, Padre, que esta Víctima de reconciliación traiga la paz y la salvación al
mundo entero. Confirma en la fe y en la caridad a tu Iglesia, peregrina en la tierra: a tu
servidor, el Papa N., a nuestro Obispo N., al orden episcopal, a los presbíteros y
diáconos, y a todo el pueblo redimido por ti.
g) Intercesiones. Con ellas se da a entender que la Eucaristía se celebra en comunión con
toda la Iglesia, celeste y terrena, y que la oblación se hace por ella y por todos sus miembros,
vivos y difuntos.

Atiende los deseos y súplicas de esta familia que has congregado en tu presencia, en el
domingo, día en que Cristo ha vencido a la muerte y nos ha hecho partícipes de su vida
inmortal. Reúne en torno a ti, Padre misericordioso, a todos tus hijos dispersos por el
mundo.
A nuestros hermanos difuntos y a cuantos murieron en tu amistad recíbelos en tu reino,
donde esperamos gozar todos juntos de la plenitud eterna de tu gloria, por Cristo, Señor
nuestro, por quien concedes al mundo todos los bienes.
Padre eterno, te ofrecemos la Preciosísima Sangre de Jesús, con todas las
Misas celebradas en el mundo en éste día, por las benditas Almas del
Purgatorio. Y Concédeles, Señor, el descanso eterno y brille para ellas la luz
perpetua. Amén.
h) Doxología final. Se expresa la glorificación de Dios y se concluye y confirma con el amen
del pueblo.
Por Cristo, con Él y en Él, a ti, Dios Padre omnipotente, en la unidad del
Espíritu Santo, todo Honor y toda Gloria por los siglos de los siglos. Amén
✞ ✞ ✞ Rito de la comunión
Significa "común unión". Al acercarnos a comulgar, además de recibir a Jesús dentro de
nosotros y de abrazarlo con tanto amor y alegría, nos unimos a toda la Iglesia en esa misma
alegría y amor.

a) Introducción al Padrenuestro
Con las palabras de Jesús nuestro Señor oremos al Padre de todos para que su reino venga a
cada persona de la tierra.

• Oremos a nuestro Padre misericordioso nos conceda la gracia de discernir y conocer


las obras maravillosas de Cristo Jesús en el Universo, alabarlo, agradecerle, y vivir con
el temor de Dios por su gran amor a nosotros”.
• Unidos en el amor de Cristo, por el Espíritu Santo que hemos recibido, dirijámonos al
Padre con la oración que el Señor nos enseñó:
R/ Padre nuestro…por fuerte que sean los vientos
b) Rito de la Paz
Los fieles imploran la paz y la unidad para la iglesia y para toda la familia humana y se expresan
mutuamente la caridad antes de participar de un mismo pan.

Líbranos, Señor.
Líbranos, Señor de todos los males, y concédenos la paz en nuestros días, para que
ayudados por tu misericordia, vivamos libres de pecado y protegidos de toda
perturbación, y aguardando la venida gloriosa de Jesucristo, nuestra esperanza.

R/. Tuyo es el reino, tuyo el poder y la gloria, por siempre, Señor.


Señor Jesucristo, que dijiste a tus apóstoles: "La paz les dejo, mi paz les doy", no
tengas en cuenta nuestros pecados, sino la fe de tu Iglesia y, conforme a tu palabra,
concédele la paz y la unidad. Tú, que vives y reinas por los siglos de los siglos. R/.
Amén.
La paz del Señor esté siempre con ustedes. R/. Y con tu espíritu.
Dense fraternalmente la paz.
Cordero de Dios, que quitas el pecado del mundo. R. Ten piedad de nosotros.
Cordero de Dios, que quitas el pecado del mundo. R. Ten piedad de nosotros.
Cordero de Dios, que quitas el pecado del mundo. R. Danos la paz.
Invitación a la Comunión
Éste es Jesucristo, el Señor, que nos dice: “el día del Juicio habrá menos rigor para la
tierra de Sodoma que para ti, ¡Ay Medellín!".
• Éste es el Cordero de Dios, que quita el pecado del mundo. Dichosos los invitados a la
cena del Señor.
R. Señor, no soy digno de que entres en mi casa, pero una Palabra tuya
bastará para sanarme.
c) El gesto de la fracción del pan: Significa que nosotros, que somos muchos, en la
comunión de un solo pan de vida, que es Cristo, nos hacemos un solo cuerpo (1 Co 10,17)

d) Inmixión o mezcla: el celebrante deja caer una parte del pan consagrado en el cáliz.
Antífona de la comunión Jn 15, 13
Nadie tiene amor más grande que el que da la vida por sus amigos.
O bien: Cf. Jn 13, 35
En esto conocerán todos que sois discípulos míos: si os amáis unos a otros, dice el
Señor.

✞ ✞ ✞ Oración después de la Comunión

Alimentados con estos sagrados misterios, concédenos, Señor, seguir los ejemplos de
san Camilo de Lelis, que te dio culto con devoción constante y enriqueció a tu pueblo
con un amor sin medida. Por Jesucristo, nuestro Señor.
O bien:
Después de gustar el sacramento de salvación, invocamos tu misericordia, Señor, para
que, imitando la caridad de san Camilo de Lelis, participemos también de su gloria. Por
Jesucristo, nuestro Señor.
Señor Dios nuestro: Nosotros merecemos ciertamente las duras palabras que Jesús nos
dirigió hoy para impulsarnos en el camino de conversión. Danos la gracia de aceptar
esas palabras, motivadas sin duda por su profunda preocupación por aquellos que Él
ama. Concédenos una actitud abierta que nos permita percatarnos de cómo tú cuidas de
nosotros y cómo estás cerca de nosotros en la vida de cada día. Ayúdanos a responder
propiamente a tu cuidado cariñoso, por medio de Jesucristo nuestro Señor.

4 RITO DE CONCLUSION
Consta de saludo, bendición sacerdotal, y de la despedida, con la que se disuelve la asamblea,
para que cada uno vuelva a sus honestos quehaceres alabando y bendiciendo al Señor.

✞ ✞ ✞ Despedida

Te damos gracias, Señor, por todos tus beneficios, a Ti que vives y reinas por los siglos
de los siglos. R/ Amén.
¡Cristo, Rey nuestro! R/ ¡Venga tu Reino!

Consagración a María
Termina esta oración consagrándote a María.
Acuérdate, ¡oh piadosísima, Virgen María!, que jamás se ha oído decir que ninguno de
los que han acudido a tu protección, implorando tu auxilio haya sido abandonado de Ti.
Animado con esta confianza, a Ti también yo acudo, y me atrevo a implorarte a pesar
del peso de mis pecados. ¡Oh Madre del Verbo!, no desatiendas mis súplicas, antes bien
acógelas benignamente. Amén

Oracion a San Miguel Arcángel.


San Miguel Arcángel, defiéndenos en la lucha. Sé nuestro amparo contra la perversidad
y acechanzas del demonio. Que Dios manifieste sobre él su poder, es nuestra humilde
súplica. Y tú, oh Príncipe de la Milicia Celestial, con el poder que Dios te ha conferido,
arroja al infierno a Satanás, y a los demás espíritus malignos que vagan por el mundo
para la perdición de las almas. Amén

✞ ✞ ✞ Bendición

Hermanos: Arrepintámonos. Quizás pensemos que esas duras palabras del Señor no van
con nosotros. Si somos de mente abierta, seguramente notaremos que hay muchas
cosas en nosotros que no nos gustan y que desearíamos cambiar. La suma perfección no
es característica de este nuestro mundo.
Que Dios todopoderoso nos bendiga, el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo.
R/ Amén.
Podemos ir en paz. R/. Demos gracias a Dios.

✞ ✞ ✞ Abba Padre, gracias te doy por enseñarme a Cristo histórico. Y ahora, por tu gracia
y Espíritu Santo concédeme fortalecer la fe, para caminar con Cristo, por Cristo y en
Cristo, ya no histórico, sino Pan vivo bajado del cielo.
«Tú eres Cristo, el Hijo de Dios Vivo» Mt 16, 16

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