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Universidad de San Carlos de Guatemala

Centro Universitario Metropolitano


Escuela de Ciencias Psicológicas
Departamento de Práctica – Área Clínica
Supervisora: Lcda. Claudia Rivera

REPRESENTACIONES SOCIALES

Yosselin Aidaly Alarcón Ruano


201501179
2897446950101

Centro: ESCUELA REPÚBLICA DE EL SALVADOR


INTRODUCCIÓN

En el campo de la psicología han existido diferentes conceptualizaciones y


maneras de interpretar los procesos de la experiencia humana. Las distintas
teorías se han enfocado en aspectos cognitivos, conductuales, emocionales, etc.;
dependiendo del enfoque buscado.

Sin embargo, las relaciones entre los miembros de la sociedad, y como afectan a
la persona en su individualidad, han sido poco exploradas. Siendo el hombre un
ser social por excelencia, se hace importante indagar en los fenómenos que se
dan dentro del individuo que está constantemente interactuando con otros.

Debido a ello, la teoría de las representaciones sociales cuenta con amplia


importancia en el campo de la psicología al constituir una nueva manera de
interpretar y explicar cómo se entremezcla y complementa la subjetividad de
los humanos, en relación con su entorno. A continuación se hace una breve
descripción de esta teoría, sus representantes y principales componentes.
REPRESENTACIONES SOCIALES

La teoría de las representaciones sociales presentada por Sergei Moscovici en


1961, bajo una creciente preocupación por entender la naturaleza del
pensamiento social, significó desde su inicio un cambio importante en la forma
de explicar la experiencia humana, especialmente debido a que en ese momento
predominaba el punto de vista de tinte conductista.

Sin embargo, en su inicio esta teoría presentada en Francia, no tuvo grandes


repercusiones. Según Tomás Ibáñez (1988), “la pobre aceptación de la teoría se
debía a la profunda influencia de la corriente conductista que reconocía el
comportamiento manifiesto como único objeto de estudio y subestimaba otras
explicaciones apoyadas en elaboraciones subjetivas”1. En un entorno académico
y científico que orientaba a la psicología hacia una concepción de hombre-
máquina, hablar de psicología social y de subjetividad, proponían un gran reto.

Esta reintroducción en la dimensión de lo social, propuesta por Moscovici,


encontró sus antecedentes en trabajos como los de William Thomas y Florian
Znaniecki (1918), o Jahoda, Lzarsfeld y Zeisel (1933), los cuales tienen en común
el tratar de explicar el comportamiento, en base a la existencia de creencias
sociales compartidas que crean relaciones de interacción e interdependencia en
la estructura social y aspectos mentales. Sin embargo, una de las influencias
principales para Moscovici, fue Durkheim, quien creó el concepto de
“representaciones colectivas”, con lo que señaló el factor social como
determinante del pensamiento y acción del hombre, sentando las bases para una
concepción de la mente humana como un producto de la historia y la cultura.

A pesar de las repercusiones actuales en el campo de la psicología, la


conceptualización y definición de lo que es una representación social ha sido un
aspecto controvertido. A propósito de ello, el propio Moscovici expresó: “... si

1. Ibáñez, T. (1988): “Ideologías de la Vida Cotidiana”. Editorial Sendai, Barcelona. España.


bien es fácil captar la realidad de las representaciones sociales, no es nada fácil
captar el concepto...” (Moscovici, 1976, referido por Alfonso, I. 2002)2

Por otro lado, Denise Jodelet (1986)3 define representación social como:

“Una forma de conocimiento específico, el saber de sentido común, cuyos


contenidos manifiestan la operación de procesos generativos y funcionales
socialmente caracterizados. En sentido más amplio, designa una forma de
pensamiento social. Las representaciones sociales constituyen modalidades de
pensamiento práctico orientados hacia la comunicación, la comprensión y el
dominio del entorno social, material e ideal.”

Bajo esta definición se puede argumentar que las representaciones sociales


pertenecen a aquello que se denomina “conocimiento práctico”; sin embargo,
este concepto entraña realmente mucho más. Al hablar de representaciones
sociales, hablamos de un tejido complejo que incluye todas las producciones
subjetivas de las personas en una sociedad. Tal como indica, González Rey
(2008)4, las representaciones sociales representan “una producción de la
subjetividad social capaz de integrar sentidos y configuraciones subjetivas que se
desarrollan dentro de la multiplicidad de discursos, consecuencias y efectos
colaterales de un orden social”.

De ahí su complejidad, ya que incluyen las interpretaciones de una multiplicidad


de individuos dentro de un contexto; las cuales a la vez han sido creadas en base
a lo que se ha subjetivado. Si se analiza la de idea de lo que es una
representación, hablamos de “reproducir”, volver a presentar; sin embargo, esto
se no se realiza de forma plana y exacta a como se observa sino que se realiza
mediante un mecanismo subjetivo, una interpretación; lo cual le brinda un
significado asociado. Es por ello que las representaciones sociales se convierten
en un factor constitutivo de la realidad social.

2. Alfonso, Ibette (2002), La Teoría de las Representaciones Sociales, Centro de Referencia para
la Educación de Avanzada (CREA), La Habana, Cuba; pág. 4-12
3. Jodelet, D. (1986). La representación social: fenómenos, concepto y teoría. Barcelona:
Paidós.
4. González Rey, Fernando (julio 2008), Subjetividad social, sujeto y representaciones sociales,
Revista Diversitas, Volumen 4, No. 2, pp. 225-233
Aunque los teóricos de las representaciones sociales, no presentaron de manera
explícita el concepto de subjetividad, se hace evidente que este está
directamente relacionado con las representaciones sociales, ya que los mismos
autores la han definido como “conocimiento social y subjetivado”; esto ayuda a
clarificar en el papel de la subjetividad en la construcción social de la realidad;
no existe separación entre sujeto y realidad, ambos se constituyen
recíprocamente.

González Rey (2010)5 define la subjetividad social como “la forma en que se
integran sentidos subjetivos y configuraciones subjetivas de diferentes espacios
sociales, formando un verdadero sistema en el cual lo que ocurre en cada espacio
social concreto, como familia, escuela, grupo informal, etc. está alimentado por
producciones subjetivas de otros espacios sociales.” Es por ello, que la
subjetividad es clave cuando hablamos de representaciones, ya que al ser una
reproducción cargada de sentido personal, repercute abiertamente en las formas
de comunicación e interacción en el entorno social.

En este sentido, las representaciones sociales “constituyen producciones


simbólico-emocionales compartidas, que se expresan de forma diferenciada en la
subjetividad individual, y desde ahí representan una importante fuente de
sentido subjetivo de toda producción humana”. (González Rey, 2010)

Es decir, no constituyen un reflejo del mundo, sino que conforman el mundo.


Las representaciones compartidas, y su lenguaje penetran tanto en lo que se
denomina realidad, que se puede decir que son construcciones intelectuales del
pensamiento, relacionadas con emociones colectivas que las acompañan, así que
no solamente dan sentido a las cosas sino que complementan las cosas.

Por otro lado, Alfonso (2002)6, indica que: “Las representaciones se estructuran
alrededor de tres componentes fundamentales: la actitud hacia el objeto, la
información sobre ese objeto y un campo de representación donde se organizan
jerárquicamente una serie de contenidos”. De esta manera, la actitud

5. González Rey, Fernando (2010), Las Representaciones Sociales como Proceso Subjetivo; un estudio de
caso de hipertensión, CS No. 5, pp. 221-240, Cali, Colombia.
6. Alfonso, Ibette (2002), La Teoría de las Representaciones Sociales, Centro de Referencia para
la Educación de Avanzada (CREA), La Habana, Cuba; pág. 4-12
constituye el elemento afectivo de la representación, la disposición ante el
objeto; la información son los conocimientos previos en torno al objeto, y el
campo de representación el orden que toman los contenidos en base a lo social.

Asimismo, Alfonso (2002)7, indica que la conformación de las representaciones se


realizan en base a dos procesos: la objetivación y el anclaje. El proceso de
objetivación consiste en “transferir algo que está en la mente en algo que existe
en el mundo físico.” Este mecanismo se encuentra bajo la influencia de la
inserción de los sujetos en la sociedad, de sus condiciones sociales. Se realiza en
tres fases: construcción selectiva, esquematización estructurante y
naturalización.

Por otra parte el anclaje, representa el proceso de “integración al pensamiento


de una nueva información sobre un objeto, la cual aparece con un significado
específico ante los esquemas antiguos y a la que se le atribuye una funcionalidad
y un papel regulador en la interacción grupal.” (Alfonso, 2002) En este proceso se
integran las tres funciones básicas de la representación: función cognitiva de
integración de la novedad, función interpretativa de la realidad y función de
orientación de las conductas y las relaciones sociales.

7. Alfonso, Ibette (2002), La Teoría de las Representaciones Sociales, Centro de Referencia para
la Educación de Avanzada (CREA), La Habana, Cuba; pág. 4-12
BIBLIOGRAFÍA

1. Alfonso, Ibette (2002), La Teoría de las Representaciones Sociales, Centro


de Referencia para la Educación de Avanzada (CREA), La Habana, Cuba;
pág. 4-12
2. González Rey, Fernando (julio 2008), Subjetividad social, sujeto y
representaciones sociales, Revista Diversitas, Volumen 4, No. 2, pp. 225-
233
3. Ibáñez, T. (1988): “Ideologías de la Vida Cotidiana”. Editorial Sendai,
Barcelona. España.
4. Jodelet, D. (1986). La representación social: fenómenos, concepto y
teoría. Barcelona: Paidós.

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