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Estereotipos, clichés y hegemonía 

Clase teórica de Alan Vizcaino 


 
Presentación 
 
La siguiente clase se va a basar en preguntas.  
 
Vamos a hacernos preguntas, algunas obvias, otras no tanto. Necesitamos 
hacernos estas preguntas porque vamos a analizar los conceptos más cristalizados, 
repetidos y comunes que se dan en el lenguaje y en la sociedad en todos sus 
niveles: los ​estereotipos​.  
 
Si al finalizar tenemos más dudas que certezas, es que hicimos las cosas 
bien.  
 
● ¿Qué es un estereotipo? 
● ¿Qué es un cliché?  
● ¿Cómo nace un estereotipo?  
● ¿Cómo se propaga?  
 
Estas son las preguntas que tienen que quedar flotando en la mente. Porque 
si logramos reconocer y criticar al estereotipo, va a comenzar lentamente a perder 
su fuerza de construcción de sentido. Pero también vamos a ver que hay 
estereotipos que no tienen esta carga negativa, y más bien sirven para construir 
nuestra subjetividad y nuestra identidad. 
 
Vamos a trabajar sobre la condena de ciertos grupos sociales, a dar 
ejemplos, a criticarlos y a intentar entender el dispositivo de poder que se oculta 
detrás. 
 
Para comenzar quiero que veamos un fragmento de la película argentina “El 
hombre de al lado” (2009), de Gastón Duprat y Mariano Cohn. La película cuenta el 
conflicto entre dos vecinos que comparten una medianera. Quiero que veamos 
cómo a través de los recursos formales (iluminación, arte, puesta de cámara) se 
utiliza uno de los estereotipos más antiguos: el blanco como oposición del negro, la 
luz versus la oscuridad.  
 
EJEMPLO EL HOMBRE DE AL LADO - Escena Inicial (Hasta el minuto 5:09) 
 
¿Qué es un cliché? ¿Qué es un estereotipo? 
Antes de adentrarnos en la construcción de los estereotipos y los clichés es 
necesario dar un paso atrás y pensar en el origen de estas dos palabras.  
 
Ambos términos surgen de la ​imprenta​.  
 
El estereotipo hace referencia a un p​ rocedimiento de reproducción masiva​: 
una placa con relieve que servía para imprimir varios ejemplares idénticos. El 
cliché, en tanto, era una suerte de sello con temas tradicionales, normalmente para 
cartas, diarios o documentos de estado.  
 
No es casual que tanto el cliché como el estereotipo 
tenga su origen en los m ​ edios gráficos​. La imprenta fue 
el primer medio de comunicación a gran escala y como 
tal, es lógico que surja la noción de r​ epetición​, de copia, 
una reiteración de algo preexistente.  
 
La economía, la rapidez y el 
automatismo que supuso para la 
tipografía la introducción de las 
técnicas estereotípicas encajan 
perfectamente con la función 
cognitiva que se les atribuye a los 
estereotipos en la estructura 
perceptiva del sujeto. Es decir, la 
repetición de una imagen​ es clave 
para entender cómo surgen y se 
cristalizan los estereotipos. 
 
En el lenguaje cotidiano, se usan los dos términos, cliché y estereotipo, de igual 
manera, como sinónimos, pero no significan exactamente lo mismo. 
 
¿Cuál es la diferencia entre ​cliché​ y e
​ stereotipo​? 
 
Vamos a empezar a desgranar esta cuestión: el c ​ liché t​ iene que ver con 
escenas, actividades, bienes simbólicos, textos, que aparecen tan frecuentemente 
representadas en el imaginario social que son fácilmente reconocibles. Pensemos 
en imágenes que, con solo verlas, reconocemos su sentido sin necesidad de 
palabras o explicación: una paloma blanca con una rama en el pico, un corazón, un 
fuck-you con los dedos. 
 
El cliché es repetido hasta el hartazgo, y en cierto punto pierde su carga de 
prejuicio, se convierte en una imagen, por así decirlo, “inofensiva”. No hay un juicio 
de valor sobre un grupo en el emoji de un corazón, o por lo menos no desde su 
construcción de sentido original. El cliché sirve como economizador, dice más con 
menos. 
 
Veamos un ejemplo de la serie argentina “Vientos de agua” (2006), dirigida y 
creada por Juan José Campanella. Tratemos de observar cuántos estereotipos 
entran en juego en una escena de dos minutos.  
 
EJEMPLO VIENTOS DE AGUA (32:47-34:37) 
 
Pero entonces ​¿qué es el estereotipo? 
 
Esta misma pregunta se la realizaron Theodor ​Adorno y ​ una equipo de 
investigadores hace más de 60 años. En plena época fascista y con el telón del 
genocidio nazi de fondo, Adorno se pregunta qué lleva a un grupo de personas a 
aceptar y a consolidar el ​prejuicio​, en este caso representado por la ideología 
fascista.  
 
El estudio les permitió establecer ciertas​ premisas alrededor del prejuicio​. 
 
La primera es que el prejuicio d ​ epende de la personalidad del sujeto que lo 
manifiesta​ y no de los sujetos que son objeto de él. Esto quiere decir que por más 
que el individuo le inculque a un grupo social determinadas características, estas 
son solo fruto de la construcción simbólica hechas por el prejuicio. La segunda es 
que este proceso t​ iene su raíz en la infancia​, y la tercera es que se ​refiere a grupos 
externos en general​. No olvidemos que la investigación tiene una fuerte corriente 
psicológica, por eso el hincapié en la infancia y en la subjetividad del individuo. 
Básicamente Adorno afirma que las personas construyen ficciones para sí mismas, 
que les permite simplificar el mundo que los rodea. Muchas veces estas ficciones 
incurren en violencia hacia otros grupos.  
 
Ahora bien, lo que nos interesa: dentro de las premisas anteriormente 
mencionadas, Adorno y su equipo establecen como factor predominante la 
presencia de la e ​ stereotipia​. Ellos utilizan la estereotipia para entender cómo 
funcionaba el mecanismo de propaganda nazi y llegaron a la conclusión que el 
estereotipo tiende a crear categorías rígidas, que se caracterizan por la 
sobregeneralización.  
 
Esto fue utilizado por ejemplo, durante el nazismo, donde 
el gobierno alemán impulsaba campañas 
propagandísticas fomentando mensajes antisemitas como 
“los judíos son avaros” o incluso “culpables de la guerra”. 
Esta sobregeneralización busca atribuirle un rasgo a todos 
los miembros de un grupo social.  
 
La estereotipia también presenta la idea de que todos ​los 
miembros de un grupo son iguales entre sí​ (“todos los 
judíos son avaros”) y la idea de la d
​ esindividualización ​de 
los miembros de este grupo (el nazismo no podía ver a 
una persona, a unindividuo, sino a un judío).  
 
Es aquí donde los autores dan un giro interesante diciendo que la 
estereotipia cumple una función de s​ implificación de la realidad​, una función que 
aunque es cognitiva tiene una finalidad de emotiva: contribuir a ​estabilizar ciertos 
tipos de personalidad enferma​. Los estereotipos llegan a gobernar y alterar la 
percepción de la realidad de tal forma que sus contenidos se hacen inmunes a la 
misma. Y en la rigidez de los estereotipos, ​el sujeto llega a percibirla como rigidez 
en la propia realidad​.  
 
Cuando el estereotipo se convierte en sinónimo de “realidad”, es muy difícil 
destruirlo. 
 
Pero una vez reconocidos aparece otra pregunta: ​¿cómo reaccionar frente 
al estereotipo? A ​ l momento de intentar buscar una salida a esta pregunta, los 
autores deciden centrar su esfuerzo en cuestiones del orden de lo psicológico. 
Hablan de buscar el prejuicio en el origen del inconsciente del individuo, poniendo 
énfasis en la personalidad. Van a decir que la personalidad es producto del 
ambiente social tanto en su origen como en su desarrollo; pero una vez formada 
constituye una estructura con una cierta estabilidad y resistencia al cambio que le 
permite filtrar las influencias del medio e influir sobre él. Pero no llegan a exponer 
una solución que abarque el espectro de lo social, porque tampoco lo piensan 
específicamente desde ese ámbito. 
 
Vuelve a aparecer la pregunta entonces: ​¿qué se hace con el estereotipo?​. 
 
Supongamos que no nos conforma esta explicación psicoanalítica, en la que 
el prejuicio está asentado en sucesos de la infancia y están moldeados en nuestra 
personalidad. Admitir esto sería quitarle importancia a un elemento clave en la 
formación de estereotipos. Supongamos también que existe algo que nos moldea, 
que nos dice cómo y qué pensar. Supongamos que esta herramienta quiere que 
pensemos que diversos grupos sociales se comportan de una manera 
determinada, encajonada y sin ningún tipo de cambio. 
 
EJEMPLO PUBLICIDAD PUERTAS PENTÁGONO 
 
Este ejemplo es particularmente elocuente. La frase “más duras que la 
realidad” parecería estar hablando más del estereotipo, que de las puertas. ¿Qué 
sucede acá? ¿Qué es lo que nos lleva a pensar y asimilar esta construcción como 
válida, como verdadera? ¿Es eso la realidad? 
 
Aquí aparece un concepto fundamental para entender la manera en que se 
construye un estereotipo: la hegemonía. 
 
¿Qué es la hegemonía? 
 
Antonio Gramsci​ va a pensar y a hacerse esta misma pregunta. Gramsci va a 
basar gran parte de su análisis en la ​superestructura​ m
​ arxista, es decir todas 
aquellas instituciones religiosas, las ideologías, manifestaciones artísticas. Lo que 
podríamos simplificar (erróneamente, pero nos sirve para entender) como “la 
cultura”. Para Marx, la cultura funciona como un edificio que se apoya sobre una 
base, una estructura. Esta estructura es el modelo de producción (capitalista, 
comunista, etc).  
 
Lo que va a decir Gramsci, es que la dominación de las clases privilegiadas 
sobre el proletariado ​no se basa únicamente en la utilización de las fuerzas 
represivas del estado, porque de ser así, sería muy sencillo derrocarla.  
 
Para Gramsci hay algo más, algo más complejo que las armas o los ejércitos: 
la hegemonía. Es importante destacar que Gramsci ideó una distinción entre 
«dominio» y «hegemonía»​. El «dominio» se expresa en formas directamente 
políticas y en tiempos de crisis por medio de violencia directa. Sin embargo, existe 
un complejo entrelazamiento de fuerzas políticas, sociales y culturales que 
permiten que un dispositivo de poder se mantenga vigente. La hegemonía es 
mucho más complicada, es una construcción sobre el sentido, sobre las 
subjetividades. 
 
La hegemonía está directamente relacionada 
con el imaginario social, los clichés y los 
estereotipos. Pensemos que la imagen que se 
tenía de distintos grupos sociales ha cambiado 
a lo largo del tiempo, y este cambio está 
relacionado con la influencia del discurso 
hegemónico, o dispositivo de poder. Por 
ejemplo, el estereotipo del pobre o del rico, no 
es el mismo ahora que en la Edad Media o 
durante la revolución francesa, durante los 
ochenta o en los 2000s.  
 
Para ​Raymond Williams​, un pensador que 
estudia el concepto gramsciano de hegemonía, 
la misma no se da de modo pasivo como una 
forma de dominación. Debe ser ​continuamente renovada, recreada, defendida y 
modificada​. Asimismo, es continuamente resistida, limitada, alterada, desafiada por 
presiones que de ningún modo le son propias. La Hegemonía necesita de esa 
resistencia para encontrar sus propios puntos ciegos, sus debilidades, para mejorar 
y volverse más eficiente. 
 
Por tanto debemos agregar al concepto de hegemonía los conceptos de 
contrahegemonía y ​ de h
​ egemonía alternativa​, que son elementos reales y 
persistentes de la práctica.  
 
La contrahegemonía se corresponde con un conjunto de prácticas que 
buscan erradicar la hegemonía y reemplazarla por otra. Se presenta 
constantemente como la única salida a la hegemonía: la única forma de existir es 
eliminando a la otra. La hegemonía alternativa en cambio se presenta como una 
opción, otra forma de dominación compleja pero que puede coexistir y hasta se 
presenta como una hegemonía renovada. 
 
Analicemos estos tres conceptos (hegemonía, contrahegemonía y 
hegemonía alternativa) en estos afiches de películas. Por un lado tenemos el póster 
del filme “La mujer sin cabeza” (2008) de la directora argentina Lucrecia Martel, por 
otro al póster de “Diagnóstico esperanza” (2013) de César González y finalmente 
“The Avengers” (2012) del “universo” Marvel. 
 

 
 
● ¿Qué ocurre en estas imágenes? 
● ¿Qué está puesto en juego en torno a la representación del espacio? 
● ¿Cómo está representada la mujer en el afiche de Martel?  
● ¿Y en el de Avengers? 
● ¿Cuál creen que es hegemónica, cual contrahegemónica y cual plantea una 
hegemonía alternativa? 
 
En estos tres ejemplos, vemos tres formas distintas de comunicar y construir 
sentido, cada una con una intención y un subtexto diferente. Esta intención tiene 
una finalidad, hacer un recorte de la realidad para transmitir un mensaje. Este 
recorte, intencionado, repetido hasta al hartazgo, puede hacernos creer que e​ s​ la 
realidad y no una parte de ella. 
 
EJEMPLO CHILE 
 
Framing 
 
Si bien es difícil encontrar un consenso unívoco sobre el significado de la 
noción de framing, podemos utilizar la acepción que la entiende como una​ “teoría 
del encuadre”​, que incluye todo un universo de palabras como “marco”, “formato”, 
“cuadro” y “enfoque”. Analizar el framing es distinto a analizar el f​ rame​, es decir, 
analizar c​ ómo​ se encuadra es diferente a analizar q​ ué​ se encuadra. Cuando 
analizamos la manera de encuadrar estamos observan el proceso de transmisión 
de información que se da entre los medios y la sociedad a través de las noticias. La 
prensa (ya sea en redes sociales, gráfico, tv, etc) produce framing constantemente, 
mientras a su vez está embebida por los frames. La prensa transmite y depende de 
los frames. 
 
Nuestra propia forma de ver el mundo es a través de nuestro framing. 
Nuestro encuadre nos los da todas nuestras experiencias, pero sobre todo el 
imaginario social en el cual estamos inmersos. En “El hombre de al lado”, el framing 
lo vemos por ejemplo, en el hecho de que la cámara siempre está puesta desde el 
interior de la casa del arquitecto, generando identificación con el personaje: al 
“otro” lo muestra encuadrado, lejano, amenazante. El protagonista sólo ve desde ​su 
ventana, lo que le impide empatizar, generar un vínculo. 
 
Nuestro framing está condicionado. Todas las imágenes, las películas, los 
discursos, las noticias que recibimos diariamente nos condiciona y va moldeando 
nuestro encuadre. En término simples, podríamos decir que nuestro framing tiende 
a imitar el framing hegemónico.  
 
¿Cuál es el problema con esto? 
 
  Primero, repasemos. El discurso hegemónico tiende a generar estereotipos 
para simplificar el mundo, estos estereotipos son recortes de la realidad que se 
hacen pasar como r​ eales.​ Estos estereotipos están cargados de prejuicios, 
frecuentemente sobre grupos sociales. Cuando esos estereotipos transmiten y 
reproducen desigualdad y violencia hacia estos grupos, surge algo que ​Pierre 
Bourdieu v ​ a a llamar ​violencia simbólica​.  
 
Violencia Simbólica y Violencia Mediática 
 
La v
​ iolencia simbólica ​es el poder de imponer e inculcar instrumentos de 
conocimiento y de expresión arbitrarias (pero ignoradas como tales) de la realidad 
social. Bourdieu va a decir que es una ​aceptación general de la desigualdad​, es el 
borramiento del ​“arbitrario”​ cultural.  
 
Suena complejo, pero traduzcamos con un ejemplo. Las personas van a la 
escuela desde temprana edad y se les brinda herramientas para pensar el mundo, 
para entenderlo: es indiscutible que la bandera argentina es celeste y blanca y la 
Revolución de Mayo fue en 1810. La pregunta que va hacerse Bourdieu es “¿cómo 
podemos discutirle algo a la escuela, si las únicas herramientas que tenemos son 
las que nos da la escuela?”. 
 
¿Cómo podemos discutirle a la hegemonía, si aceptamos la hegemonía como 
lo normal?.  
 
Aceptamos como normales miles de discursos que están legitimados y sin 
embargo, son totalmente arbitrarios. ¿Por qué un bien cultural es más legítimo que 
otro? Una pieza en un museo, por ejemplo, tiene más valor que la misma pieza 
fuera del museo, está legitimado, pero es totalmente arbitrario. Es una modalidad 
que contribuye a asegurar la dominación de una clase sobre otra y como diría 
Weber, ayuda a la “domesticación de los dominados”. Si un artista del subsahara 
africano y uno de Nueva York hacen el mismo cuadro, ¿cuál vale más?. 
 
Esto genera la existencia de una relación donde el 
“dominado” le otorga una adhesión al “dominante”. Es 
decir, sólo disponemos para pensar y pensarnos (o, mejor 
aún, para pensar nuestra relación con la hegemonía), de 
instrumentos de conocimiento que la hegemonía nos dió. 
Entonces, hacen que ésta se presente como n ​ atural​.   
 
Lo vemos día a día tanto en los contenidos de los medios 
de comunicación como en canciones, chistes, refranes, 
diccionarios e incluso en los contenidos formales de la 
educación: desde la crianza de niñas y niños (donde por 
ejemplo se educa a los varones para el ejercicio de la 
violencia y a las mujeres en la sumisión y el sostenimiento del hogar, entre otros 
gestos sexistas) hasta el trato en ámbitos sociales y/o laborales, por citar sólo 
algunos. 
 
 
La ​violencia mediática​ es una de las 
modalidades en que se manifiesta la 
violencia simbólica y es definida por la ley 
como: “aquella publicación o difusión de 
mensajes e imágenes estereotipados a 
través de cualquier medio masivo de 
comunicación, que de manera directa o 
indirecta promueva la explotación de un 
sector social o lo injurie, difame, o 
discrimine, deshonre, humille o atente 
contra la dignidad del mismo.” Es algo 
que se da continuamente en los medios 
masivos, tendiendo a estigmatizar la 
imagen que se crea de un determinado 
grupo social.​ P
​ or ejemplo, en esta noticia de 2009, cuando se estaba debatiendo la 
sanción de la Ley de Asignación Universal por Hijo​. El periodista Pablo Calvo, del 
diario Clarín, decide hacer un framing de la realidad, donde entre otras cosas, 
compara a un cuerpo gestante con una fábrica de pensiones del Estado. Violencia 
simbólica y mediática de varios niveles y hacia diversos grupos sociales. 
 
Pero entonces, ¿cómo se resiste a esta hegemonía, a esta violencia? Me 
gustaría que pensemos un segundo esto, tomando como punto de partida una 
teoría de Bourdieu. El autor va a plantear una​ “paradoja” de la lengua vulgar. 
Para Bourdieu existe la lengua legítima (que podemos llamar hegemonía) y la 
lengua vulgar (contrahegemonía). La lengua legítima, como vimos, no tiene ningún 
sustento para serlo: la hegemonía dice que algo es legítimo y debemos aceptarlo 
como natural (la música clásica es más legítima que la cumbia, el varón en política 
es más legítimo que la mujer, etc.).  
 
Supongamos que la lengua popular, “ilegítima” quiere disputarle el sentido 
sobre un bien cultural a la hegemonía. Para Bourdieu, la lengua vulgar está 
condenada a una paradoja, porque:  
 
A. si decide jugar el juego que propone la hegemonía con las 
reglas de juego de la hegemonía, inmediatamente ​pierde​, 
porque está cediendo su lugar y está aceptando las reglas del 
dominante.  
B. si decide romper y jugar con sus propias leyes, lo único que 
estaría reafirmando la distinción con la lengua legítima, y se 
estaría construyendo como diferencia, en vez de construir su 
propio relato. 
 
Si los sectores populares acceden a la lengua legítima: ¿estarían generando 
resistencia o sumisión? Pensemos en lxs directorxs populares que repentinamente 
se hacen masivos, ¿están traicionando a sus orígenes o están intentando cambiar el 
sistema d​ esde adentro? 
 
EJEMPLO ELEFANTE BLANCO (11:13-15) -  
EJEMPLO DIAGNÓSTICO ESPERANZA (comienzo- 4:10) 
En estos dos fragmentos vemos dos maneras distintas de representar el 
mismo espacio. Es un claro ejemplo de cómo construyen la hegemonía y la 
contrahegemonía mensajes a través de los recursos formales. Pensemos por 
ejemplo, la puesta de cámara en “Elefante Blanco”: se muestra la villa desde arriba, 
desde lejos, con planos que nos hacen alejarnos. El sonido a la vez es agresivo, 
violento: disparos, gritos, etc. Es la forma en que los discursos hegemónicos 
representan constantemente a la villa. Como lugares gigantes y caóticos, con 
personajes desindividualizados y sin rostros. 
 
En Diagnóstico Esperanza se presenta el mismo espacio, pero la cámara ésta 
vez se mete en los pasillos, recorre las calles, nos muestra el espacio desde 
adentro. El personaje es presentado desde abajo, vemos su rostro, lo vemos 
caminar por su barrio, inclusive, lo único que se nos muestra con un plano alejado, 
es justamente la policía.  
 
Conclusión 
 
Se imaginan que nuestra postura, como diseñadorxs y comunicadorxs no es 
irrelevante. Vamos a crear contenidos que pueden perpetuar o criticar 
estereotipos. No sólo en el diseño, sino también en el lenguaje mismo.  
 
Pero en lo que refiere a nuestro ámbito en particular, surge una paradoja a 
la hora de afrontar a los estereotipos. Esta paradoja reside en el hecho de que, 
como diseñadores audiovisuales, constantemente se nos pide que elaboramos 
clichés. La mayoría de los libros de guión que hablan sobre la construcción de 
personaje, nos hablan ni más ni menos que de personajes estereotipados, que 
respondan a ciertas características que el público pueda entender, digerir e 
interpretar.  
 
Todo esto con un fin claro y necesario: la economía de la narración a la hora 
de construir el relato. Cuánto más estereotipados sean los personajes, más fácil 
será la asimilación por parte de los espectadores. 
 
Pero entonces ¿qué se debe hacer? ¿Se debe construir personajes 
estereotipados con tal de ahorrar imágenes, diálogos y explicaciones en el guión 
que ayuden a crear una narración más sencilla, “entretenida” y clara? o por el 
contrario, ¿se debe crear personajes complejos y únicos que sean excepciones a la 
regla imperante y que modifiquen las convenciones de los verosímiles 
hegemónicos, pero que dificultan el relato o los hacen “aburridos”? ¿Se puede 
escapar de esta paradoja? 
 
Quizás no se pueda dar una respuesta certera y sencilla a esto, pero sí se 
puede encontrar una manera menos “peligrosa” de afrontarla. Lo esencial al 
momento de crear un personaje, es preguntarse si lo que estoy contando sirve 
para combatir o para alimentar un prejuicio, un estereotipo.  
 
Sea cual sea la respuesta, se debe estar dispuestx a asumir la 
responsabilidad de la propia creación. 
 
Somos responsables de lo que creamos, de lo que decimos. 
 
Anexo I - Las redes sociales y la hegemonía. 
 
Filtro Burbuja 
 
Pensemos ahora cómo opera la hegemonía y el framing en las redes 
sociales. En principio, en las redes, los usuarios tienen la libertad de elegir a sus 
contactos, los medios a los que siguen y los temas que les interesan, pero esta 
selección puede derivar en un encierro en una burbuja. Esta burbuja es generada 
por los algoritmos mediante los que Facebook, Twitter, Instagram o Spotify 
recomiendan contenidos personalizados según tu comportamiento, tus 
preferencias y las acciones de amigxs y conocidxs. No está de más decir que, por 
ejemplo, el algoritmo de ranking o recomendaciones de Facebook, es secreto. 
 
Precisamente, un filtro burbuja es ese universo que nos envuelve al realizar 
nuestras búsquedas, como resultado de la personalización y de los mecanismos de 
los algoritmos, que seleccionan los resultados según la información previamente 
proporcionada por el usuario. Los gigantes de Internet se sirven de nuestros datos 
personales -los productos que hemos buscado, las tendencias políticas que 
vertemos o las webs que consumimos- para ajustar nuestra navegación. Si bien 
está naturalizado, el discurso hegemónico logró perfeccionar el alcance y la llegada 
a las personas, de una manera tan sutil que la mayoría jamás se va a enterar. 
 
Esto desemboca en dos fenómenos: por una parte, nos alejamos de aquella 
información con la que no simpatizamos o que no coincide con nuestros puntos de 
vista y nos aislamos en esa burbuja cultural e ideológica, ya que solamente nos 
llegan contenidos ajustados a nuestras preferencias e intereses. Es una forma más 
avanzada del framing, el contenido ya llega a nosotros filtrado, vemos lo que 
queremos ver. ¿Pero esto es así? 
 
Imagínense que un día se levantan y 
se dan cuenta que todo el mundo 
piensa como ustedes. La información 
que vamos a recibir puede ser nueva, 
pero no estimula la creatividad: 
vemos contenidos que encuadran un 
mundo cada vez más pequeño. Vivir 
en estas burbujas nos lleva 
directamente a la polarización de las opiniones. Si pertenecemos a grupos donde 
todxs pensamos igual, se va a acrecentar cada vez más y más la diferencia con 
aquellxs que piensan distinto y nuestro mundo se va a volver cada vez más 
estereotipado y rígido. 
 
La hegemonía en redes sociales se esconde tras mensajes posmodernos, 
ética empresarial y algoritmos oscuros. Se ha vuelto cada vez menos visible y más 
eficiente. 
 
 
Anexo II - Test de Bechdel 
 
En 1985, la historietista ​Alison Bechdel​ incluyó en uno de sus 
cómics una conversación entre dos personajes donde uno de 
los dos aceptaba ver una película si cumplía ciertas 
condiciones: 
 
1. Aparecen al menos dos personajes femeninos. 
2. Estos personajes se hablan una a la otra en algún 
momento. 
3. Esta conversación trata de algo distinto a un hombre. 
 
Bechdel estaba evidenciando un problema que todavía hoy persisten en los 
relatos audiovisuales hegemónicos: los personajes femeninos tienden a ser 
personajes débiles o secundarios, y cuando son protagonistas, lo único que hacen 
es construirse a través de la diferencia con el varón.  
 
Pensemos en las últimas tres películas que vimos en lo que va del año: ¿pasan la 
prueba del Test de Bechdel?. 
 

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