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Se dice que todas las sustancias son tóxicas en ciertas condiciones de exposición y a ciertas
dosis, y a su vez, para toda sustancia química debe existir alguna condición de exposición que
sea segura en lo que concierne a la salud del hombre, con posible excepción de los
carcinógenos y mutágenos químicos. Ninguno de estos principios excluye las plantas
medicinales.
Las sustancias activas de ciertas plantas medicinales constituyen venenos fuertes para el
hombre. Sin embargo, en ocasiones, si se toman en dosis adecuadas actúan como remedios
muy beneficiosos.
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Existen plantas que provocan intoxicaciones con cierta frecuencia, así como otras que, aunque
de forma aislada, pueden producir toxicidades y efectos indeseables en grado variable. A
continuación ofrecemos un listado de algunas de estas plantas:
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Ruta graveolens (Ruda)
La dosis terapéutica está cercana a la dosis tóxica. Produce vómitos, cólicos intensos, gran
congestión pelviana, diarrea, movimientos fibrilares de la lengua, coma, convulsiones.
Se atribuye a los aceites volátiles y la rutina. Aparecen manchas del color similar al café con
leche cuando el látex se pone en contacto con la piel. En algunos casos puede provocar
lesiones vesiculosas. El té para bronceado de la piel provoca fitofotodermatitis severa.
Solanáceas (papa)
Contienen solanina que se encuentra en mayor cantidad en la papa verde o estresada.
Provoca trastornos gastrointestinales y neurológicos (mareos, confusión, delirio, visión borrosa,
alucinaciones). Puede producir la muerte.
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En ocasiones las intoxicaciones se deben a plantas ornamentales:
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Las intoxicaciones en el humano se han debido en diversas oportunidades a la ingestión de
hongos venenosos. Los que con mayor frecuencia han provocado envenenamientos son:
Género Amanita
1) Amanita phalloides
Posee 2 toxinas: phallotoxinas, amatoxinas. Inhiben el ARN, se bloquea la síntesis proteica
con necrosis de las células afectadas. Se producen trastornos gastrointestinales (vómitos,
dolor abdominal, diarreas, deshidratación), hepáticos (ictericia, aumento de las transaminasas,
necrosis centrolobulillar, degeneración grasa, insuficiencia hepática que lleva a la muerte) y
renales (necrosis del túbulo contorneado proximal, oliguria, anuria ).Puede haber afectación
pancreática y de la coagulación.
2) Amanita pantherina
Amanita muscaria
Poseen 2 toxinas: muscarina
ácido iboténico
Producen náuseas, vómitos, dolor abdominal, diarreas, aumento de las secreciones, mareos,
somnolencia. Luego excitación, aumento de la actividad motora, alucinaciones, midriasis.
Puede llegar a las convulsiones y el coma.
Chlorophylum molybdites
Provoca dolor abdominal intenso, vómitos, diarreas, deshidratación, hipotensión, sudoración,
mareos, hemorragias.
Clitocybe e Inocybe
Provocan vómitos, diarreas, aumento de las secreciones, miosis, bradicardia.
Psilocybe
Presenta toxinas: psilocyn, psilocybyn.
Se produce excitación psíquica con alucinaciones, hipertermia, midriasis, taquicardia,
convulsiones tónico-clónicas.
Recientemente ha despertado interés el estudio de las mycotoxinas, que son productos del
metabolismo de hongos microscópicos después que éstos han alcanzado el máximo
crecimiento. La enfermedad sobreviene por la ingestión de comida contaminada y no del
hongo vivo. Entre las mycotoxinas se destaca la llamada aflatoxina, proveniente del Aspergillus
flavus que contamina fundamentalmente maíz, semillas de algodón, avellanas, etc. La
presencia de la aflatoxina B1 es la más frecuente y se correlaciona con una alta incidencia de
cáncer hepatocelular, aunque también puede producir hepatitis aguda.
Otras mycotoxinas son citrinin (del Penicillium citrinum), ochratoxin (del Aspergillus ochraceus)
y sterigmatocystin (del Aspergillus flavus).
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Relación de algunas sustancias y principios activos a los que se atribuye toxicidad:
- Anetol - Oleandrina
- Siquimina - Ricina
- Hiosciamina - Abrina
- Lucumina - Alcaloides pirrólicos
- Ascaridol - Acido aristolóquico
- Oxalato de calcio - Tevetina
- Citronella - Urequitina
- Rutina - Phallotoxinas
- Berberina - Amatoxinas
- Ac. cianhídrico - Muscarina
- Atropina - Ac. iboténico
- Escopolamina - Psilocyn
- Tetrahidrocannabinol - Psilocybyn
- Mescalina - Miristicina
- Triptamina sustituido - Alcaloides harmina
- Dietilamida del ácido lisérgico - Alcaloides indole
- Yohimbina - Nepetalactone
- Amigdalina - Solanina
Cualquier sustancia que es directamente consumida por el hombre debe ser sometida a una
evaluación de seguridad, sin embargo, por razones económicas se le da prioridad a aquellas
de presunta toxicidad elevada aguda, crónica o diferida (como la de carcinogenicidad) y a los
compuestos que contienen grupos químicos conocidos por estar asociados a estas
propiedades. Esto se aplica también a los compuestos que inhiben la desactivación metabólica
de sustancias químicas, pues pueden constituir una forma más insidiosa de toxicidad.
Las evaluaciones toxicológicas que pudieran ser requeridas para la introducción de un nuevo
producto medicinal en el mercado son:
Toxicidad aguda:
Es la que recoge los efectos adversos que ocurren dentro de un breve lapso de tiempo con
posterioridad a la administración de una dosis singular o múltiple de la sustancia de prueba. Su
duración no sobrepasa los 28 días. Dentro de este grupo de pruebas lo que primero se realiza
es el cálculo de la Dosis letal media (DL50) que se define como una expresión
estadísticamente derivada de una sola dosis de una sustancia que previsiblemente mataría al
50% de los animales utilizados en el experimento. La DL50 no es un número rígido, sino un
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rango de dosis y está influenciada por varios factores de forma tal que el resultado obtenido
utilizando un mismo tipo de animal, del mismo sexo y edad puede diferenciarse de un
experimento a otro de 2 a 3 veces, lo que no representaría necesariamente un error en el
diseño de la prueba. Por su valor calculado, siempre la DL50 va acompañada de una
estimación del error del valor, como por ejemplo, los límites de confiabilidad.
Así, por ejemplo, las sustancias se clasifican según la determinación de DL50 por vía oral en:
Toxicidad crónica:
Se realiza con el objetivo de determinar la naturaleza y gravedad de los efectos tóxicos y el
nivel de dosis sin efecto adverso observado con la administración de un compuesto por un
tiempo mayor de 6 meses. Establece límites de tolerancia para estos fármacos. Se propone
para aquellas sustancias que serán utilizadas en el humano por un período mayor de 6 meses.
Estudios de reproducción:
Sobre todo para los preparados que proponen a la embarazada y mujeres que lactan.
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Carcinogénesis:
Se prioriza cuando los principios activos o sus metabolitos tienen una estructura química
sugestiva de un efecto carcinogénico; cuando la sustancia pertenece a un grupo cuyos
miembros tienen prueba de carcinogenicidad positiva; cuando se trata de drogas que afectan
tejidos de rápida división celular y cuando el preparado será administrado por un período de
tiempo mayor de 6 meses.
Mutagénesis:
Sobre todo si el preparado posee una estructura química similar a mutágenos conocidos, si
tiene efectos como depresión de gametogénesis, fertilidad, inmunidad o hematopoyesis o si
será utilizado por un período superior a un año por niños y jóvenes.
Neurotoxicidad:
Se realiza cuando la composición química de la especie indique la presencia de principios
activos y metabolitos potencialmente neurotóxicos, o si el mecanismo de acción aparente del
producto se relaciona con tejidos diana de estructuras del Sistema Nervioso Central o
metabolitos de los procesos metabólicos de estas estructuras. Además, cuando la preparación
será administrada a pacientes que presentan enfermedades crónicas con peligro de
agravamiento de situaciones neurodegenerativas pre-establecidas, a infantes, a embarazadas,
cuando el propósito terapéutico de la intervención está relacionado con el control de
enfermedades crónicas degenerativas del Sistema Nervioso Central u órganos de los sentidos
y cuando los estudios farmacológicos o toxicológicos previos indiquen la conveniencia de su
ejecución.
Estudios de inmunotoxicidad:
Se realizarán en aquellas especies consideradas como medicinales y que:
-Pertenecen a géneros botánicos con antecedentes de reportes de actividad inmunosupresora.
-Contienen principios activos de estructura similar a los inmunosupresores de origen natural o
sintético.
-Cuando su administración sea pretendida en estados clínicos caracterizados por deficiencias y
anormalidades del sistema inmune o en individuos normales comprendidos en los grupos
especiales: embarazadas, infantes, enfermedades malignas de mal pronóstico, etc.
No obstante debemos recordar que los estudios toxicológicos presentan limitaciones, como
son:
De hecho, la valoración toxicológica de las plantas y los productos derivados de las mismas es
necesaria e importante. Recordemos que la mayor inocuidad de estos productos naturales en
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relación con los quimiopreparados no puede constituir una razón para obviar las pruebas de
toxicología. Se hace necesario conocer las plantas tóxicas responsables de intoxicaciones y
envenenamientos así como los principales efectos indeseables que pueden aparecer con el
uso de diversas plantas. Enfatizamos en la necesidad de una selección correcta y muy
cuidadosa cuando se realice la recolección del material vegetal para la elaboración de
fitofármacos. En el caso en que se importen estos recursos se hace necesario garantizar la
autenticidad de los mismos para evitar adulteraciones y sustituciones que puedan llevar en el
mejor de los casos a la ausencia del efecto deseado, y en el peor a envenenamientos y
toxicidades importantes. La realización de análisis micrográfico nos ayuda mucho en este
sentido. Garanticemos también la elaboración adecuada de los preparados y formas
farmacéuticas, con los requisitos y pautas establecidas en cada caso, así como la realización
de las pruebas de control de calidad a los productos elaborados. Sólo a través de una estrecha
vigilancia y control sobre cada proceso y con un trabajo responsable se pueden alcanzar los
objetivos deseados y evitar toxicidades.
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