Sei sulla pagina 1di 10

CARRERA: LICENCIATURA EN PSICOLOGÍA

MATERIA: PRÁCTICA PROFESIONAL SUPERVISADA I

ÁREA: CLÍNICA

MÓDULO: ADULTOS NEUROSIS

INFORME FINAL

DOCENTES: LIC. JUAN PABLO DELAMEA

LIC. MELINA INGLANT

ESTUDIANTE: TOMÁS RAMIREZ – MAT.:83374

FECHA DE ENTREGA: 01/07/2020


Introducción

En los hospitales públicos, lo que rige es el discurso médico en la mayoría de los asuntos
que allí se tratan. Asunto y sujeto se escriben de la misma manera en francés, y aquí tanto
los sujetos como asuntos que se tratan estarán atravesados por el discurso médico, aun los
que llegan directamente a consulta psicológica.

Este desarrollo monográfico pretende articular conceptos teóricos del psicoanálisis con las
prácticas en un Hospital General con servicio de salud mental en Argentina, tomando como
modelo hipotético como serían las prácticas del hospital Perrando en el área de agudos.

Surgen en mí varios interrogantes que abordaré en el presente trabajo, ensayando posibles


respuestas que servirán como boyas en el camino de lo que sería un abordaje en un
dispositivo analítico.

¿Qué valor tiene la interconsulta en psicoanálisis? ¿Qué sucede con los sujetos que vienen
derivados desde otras disciplinas, ya sean psiquiátricas o psicológicas? ¿Es factible el
abordaje interdisciplinar en psicoanálisis, teniendo en cuenta las diferencias en la
concepción ontológica que maneja cada disciplina? ¿Cómo establecer un diálogo entre la
nosología psiquiátrica y la psicoanalítica, sin convertir la práctica psicoanalítica en furor
curandis?
El arribo a consulta

Con el objetivo de no dejar el dispositivo analítico en una mera teoría descontextualizada


de la práctica, es necesario conocer el ámbito en el que la consulta tiene lugar, en este caso
un servicio de salud mental de un hospital público.

La demanda a los profesionales llega a través de demanda espontánea, es decir personas


que acuden de manera voluntaria a solicitar un turno, o bien a través de la guardia del
hospital. Este ya es un punto de partida que determina el primer acercamiento a la
problemática que trae el paciente, pues en la guardia del hospital se verán muchos casos de
desborde subjetivo, de crisis de angustia, personas descompensadas o que podrían requerir
una internación involuntaria.

Teniendo en cuenta la ley 26.657 de salud mental que rige en la república Argentina, la
internación involuntaria sólo puede realizarse si la persona representa un riesgo para sí o
para terceros, así como también la misma ley plantea que las internaciones deben ser
utilizadas sólo como último recurso, y con la duración más breve posible. ¿Cómo atender a
una demanda de un recién ingresado que está poniendo en riesgo a sí mismos o a los
demás?

Para responder al interrogante, una intervención en crisis puede inaugurar la posibilidad de


situar al paciente recién llegado a la guardia en su posición de sujeto nuevamente. No es
viable un tratamiento psicológico si no hay una escucha por parte del paciente, como del
psicoanalista o psicólogo tratante. Otras prácticas sí trabajan con la enfermedad en vez de
con el enfermo, tal es el modelo de la medicina que considera al paciente como portador de
una enfermedad y dirige sus esfuerzos a curarlo de esta. En cambio, la escucha analítica
interroga al síntoma sobre el sujeto.

Una persona puede venir con un padecimiento subjetivo que le es intolerable a tal punto
que llega descompensada por demanda espontánea, en ese caso una intervención para
encausar la angustia también será un recurso a ser utilizado. Aquí, sin embargo, partimos de
una primer demanda por parte del sujeto, que en la mayoría de los casos es sólo un esbozo
1
de la demanda que lo lleva a análisis, pero ya está inaugurada una situación transferencial
para un posible tratamiento analítico.

Una vez leí en un libro que la mayoría de las personas que acuden a una sesión
psicoterapéutica 2(que podría ser llamada así la práctica analítica por algunos, tanto legos
como autores instruidos) no continúan el tratamiento. Por tanto, es una labor importante
tomar a esta primera entrevista trabajar la demanda que trae el sujeto, aunque tan sólo sea
para apalear la angustia que lo llevó (o llevaron) al consultorio del servicio de salud mental.
De esta manera, si consideramos que el paciente no vino a iniciar un tratamiento sino a una
primer y quizás última consulta, podremos trabajar para encausar una demanda de análisis.

El abordaje desde la interdisciplina hospitalaria

Ahora bien, el abordaje de un paciente del hospital es interdisciplinar. Esto implica que
habrá pacientes que sean derivados hacia consultas con otros profesionales, o que acudan a
nosotros por interconsulta. Aquí nos veremos con la necesidad de no tomar el motivo de
derivación del consultante como el punto directriz de nuestra labor, sino que deberemos
reformularlo en función del dispositivo al que arriba. Es decir, tomaremos como punto de
partida la indicación del médico u otro profesional del que es derivado el paciente, pero
interrogaremos al paciente para construir una demanda.

Debemos considerar que, de los casos que puedan llegar por interconsulta, muchos son de
parte de médicos que, por la escisión entre mente y cuerpo, circunscriben la práctica de los
psicólogos como el tratamiento de los problemas de la mente, y ellos los problemas del
cuerpo, y bajo esta concepción operan en el marco interdisciplinar, cuando en realidad lo
que hacen con esto es una práctica desde la multidisciplina. Es este un punto a tener en
cuenta, puesto que no debemos situarnos como los “médicos de la mente”, sino como
profesionales de salud mental con una concepción integral de la misma.

Ahora bien, el dispositivo de la interconsulta requiere un lenguaje que sea comprendido y


compartido por los miembros del equipo tratante. No iremos a hablar acerca de una
modalidad de goce delimitada por la instauración del Nombre del Padre en este sujeto a un

1
Manonni trabaja la transferencia considerando que existe una encrucijada transferencial, así como una
transferencia preexistente a la llegada al analisis
2
Frank, J.D. (1985). Elementos terapeúticos compartidos por todas las psicoterapias .
equipo médico, por lo que en el trabajo con otros profesionales debemos utilizar términos
clínicos que sean pertinentes a la labor en equipo, así como decir que, por ejemplo, que el
sujeto presentas fallas en la constitución imaginaria del cuerpo, no aportará nada al médico
psiquiatra que debe elegir la medicación que considere adecuada al tratamiento.

Retomando la problemática del lugar del psicoanalista en el equipo multidisciplinar,


V.Árnica hace un desarrollo que considero importante citar:

“…la lectura psicoanalítica de la demanda es tarea obligada del interconsultor analista,


en tanto nos sitúa en el problema de la interconsulta y nos permite operar, caso contrario
terminamos fundamentando que es la medicina quien no nos da lugar y que los problemas
que nos plantea son irresolubles…”

La autora hace una lectura del texto Psicoanálisis y Medicina, donde J. Lacan habla acerca
de la temática planteada en el título del texto. El texto es de 1966, pero plantea una
problemática que aún se mantiene a día de hoy que es la marginalidad y la
extraterritorialidad del psicoanálisis en el campo de la medicina. En el texto dice:

“Actualmente este lugar es marginal y, como lo he escrito en varias ocasiones,


extraterritorial. Es marginal por el hecho de que la posición de la medicina frente al
psicoanálisis, al que admite como una suerte de ayuda externa, comparable a la de los
psicólogos y a la de, digamos, los diferentes otros asistentes terapéuticos. Es
extraterritorial por el hecho de que los psicoanalistas, sin duda, tienen sus razones para
querer conservar esta extraterritorialidad.”
Ahora bien, pensando en el dispositivo de consulta interdisciplinar, que implica además la
interconsulta, nos vemos comprometidos en un lugar en relación a la demanda del médico o
equipo tratante consultor. No es labor del psicoanálisis trabajar sobre la demanda del campo
de la medicina, puesto que esa demanda que llega al psicoanalista es la del médico, no la
del paciente.

El médico se interesa por la demanda del enfermo o se limita a responder a sus prejuicios
en relación con las especies sin mórbidas sin consideración por el sujeto de la enfermedad.
Lacan subraya este último aspecto en la tarea médica; es en él que el analista viene a ocupar
el lugar dejado vacante por la medicina “científica”.
Siguiendo este desarrollo, si el psicoanálisis se hace un lugar en el dispositivo hospitalario,
lo hace en tanto la medicina deja un lugar vacante: el lugar de indagar al excluido sujeto
que porta la enfermedad para los médicos será desde donde el psicoanálisis es convocado.
Freud en su texto “Psicoanálisis y psiquiatría” (1913) plantea un posible lugar del
psicoanálisis en relación a la psiquiatría. En un fragmento de su texto dice: “El
psicoanálisis es a la psiquiatría lo que la histología a la anatomía… es inconcebible una
contradicción entre estas dos modalidades de estudio, una de las cuales continúa a la otra”.
Siendo que la psiquiatría de la época de Freud se ocupaba de la histología de las
enfermedades mentales, que ofrecía cura de aguas al enfermo y dejaba de lado al sujeto
para hacer espacio a la enfermedad, no estamos muy alejados al día de hoy de esta
concepción. Tenemos aquí un lugar, en tanto nos ocupamos del sujeto.
El analista en el dispositivo analítico
Habiendo tratado algunos lineamientos generales del trabajo hospitalario y del trabajo en
equipo interdisciplinar, queda por responder una pregunta ¿Qué hace el analista en un
dispositivo analítico? Para responder esta pregunta, me remitiré a trabajos de psicoanalistas
que servirán como una guía, a modo de una aproximación al quehacer de un psicoanalista.

En consejos al médico (1916), Freud escribe algunos señalamientos para una posible
utilización de la técnica psicoanalítica, no sin antes advertir que en este texto lo que hay son
preceptos. Agrega: “…estoy obligado a decir expresamente que esta técnica ha resultado la
única adecuada para mi individualidad…”. Entonces, estamos en este texto con algunos
preceptos de los que Freud hizo uso para poder llevar adelante una terapia analítica, pero
estos consejos no pretender ser ni exhaustivos, ni tampoco las reglas fundamentales del
psicoanálisis. Aquí nos dirá algunos consejos, tales como no tomar notas durante las
sesiones, no hacer un trabajo pedagógico con el paciente, evitar la ambición terapéutica,
tampoco hacer pedagogía, así como también aconseja que el analista haya pasado por un
proceso de análisis personal.

Continuando con esta línea de pensamiento, tomaré alguno de los puntos trabajados por
Ferenczi3, que Lacan retoma en el texto “Variantes de la cura tipo” (1966):

3
Ferenczi, S. (1928) La elasticidad de la técnica psicoanalítica
“…reducción de la ecuación personal – lugar segundo del saber – imperio que sepa no
insistir – bondad sin complacencia – desconfianza de los altares de la beneficencia – única
resistencia que atacar: la de la indiferencia – aliento a las expresiones malevolentes –
modestia verdadera sobre el propio saber…”

Es en ese mismo texto que Lacan demarca claramente que el psicoanálisis no es


psicoterapia, no busca la cura, y que la cura en psicoanálisis es una cura por añadidura.

Hasta el momento, hemos visto algunos consejos, señalamientos, formas de entender el


hacer del analista en el dispositivo analítico. Teniendo en cuenta el marco hospitalario, cabe
preguntarse ¿Qué sucede con la cura en el dispositivo analítico?

Al respecto, Lacan trabajará algunos aspectos en su texto de “La dirección de la cura y los
principios de su poder”. Dirá que el analista debe dirigir la cura, y no al paciente. Esto
implica todo un cambio en el modo de trabajar de la terapia analítica si lo comparamos con
la labor de las psicoterapias, en tanto no se le pedirá que tome notas de sus pensamientos,
que haga tal o cual ejercicio, así como tampoco se le dice qué hacer con su vida para ser
feliz. Las tareas para el hogar no tienen lugar en el dispositivo.

Veremos, de esta manera, como ante la demanda de curar en un marco donde predomina el
discurso médico, que deja entrever el furor curandis como tasa de éxito y eficacia en su
práctica, deja al psicoanalista en un aprieto. ¿cómo resolver esta cuestión? No es algo para
nada sencillo, pero creo que con algunos escoyos en el camino que he ido dejando a lo
largo del trabajo, podría ensayar una respuesta posible. Sería la siguiente: el psicoanálisis,
ante la demanda de cura, debe trabajar en la elaboración de la demanda del sujeto, para
alojar su sufrimiento, y trabajar con el sujeto en una elaboración de demanda no de cura,
sino de análisis.
Conclusiones finales

Durante el presente trabajo, recopilé los dichos entre varios autores e interpelé a estos, con
el fin de intentar de ensayar respuestas ante los múltiples interrogantes planteados en al
inicio del trabajo. Tal recorrido implica un apropiamiento de los desarrollos teóricos de los
textos tomados, así como una relectura en función a los fines de este trabajo, a saber:
realizar una articulación teórico-práctica en relación a un dispositivo de salud mental,
abordándolo desde el psicoanálisis en relación con otras disciplinas.

No es una tarea sencilla la del psicoanálisis hacerse un lugar en el tratamiento de la


neurosis. Freud planteó esto como una dificultad hace más de 100 años, y hoy día el
discurso predominante sigue siendo el discurso médico, y la psiquiatría como disciplina de
la medicina, es quien sigue teniendo el poder en la toma de decisiones, donde al
psicoanalista le queda el lugar de ocuparse de los incurables o el tratamiento de la mente.

He desarrollado de forma muy breve algunas problemáticas relacionadas al lugar hoy del
psicoanalista en un hospital público, y posibles modos de enfrentarse ante estas vicisitudes.
Queda por ver en el caso por caso cuál será la dirección de la cura, con qué recursos cuenta
el hospital, qué demanda el sujeto, qué demanda las instituciones… podría decirse, que
estamos al igual que el sujeto en un entramado discursivo complejo y que ciertos puntos de
guía nos son una base para poder guiar nuestra práctica.
Bibliografía

Árnica, V. El problema de la interconsulta en psicoanálisis. Recuperado de material del


taller de PPS I – Clínica Adultos Neurosis 2020.

Dirección nacional de emergencias sanitarias (2015). Salud mental: Recomendaciones para


intervención ante situaciones de emergencia y desastre. Recuperado de :
https://psicologosemergenciasbaleares.files.wordpress.com/2017/01/2015-04-24_sm-en-
emergencias-y-desastres.pdf

Frank, J.D. (1985). Elementos terapeúticos compartidos por todas las psicoterapias .En:
Mahoney M. y Freeman A. (comp.): Cognición y psicoterapia.. Barcelona. PaidósFerenczi,
S. Ferenczi (1928) La elasticidad de la técnica psicoanalítica. Obras completas. Madrid:
Espasa Calpe.

Freud, S. (1912) Consejos al médico. Obras Completas. Tomo XII. Buenos Aires:
Amorrortu

Freud, S. (1916) Conferencia 16: Psicoanálisis y psiquiatría. Obras Completas. Tomo XVI.
Buenos Aires: Amorrortu

Lacan, J. (1966). Psicoanálisis y medicina. Intervención de J. Lacan en la mesa redonda


del mismo titulo, realizada en el Colegio de Medicina. 16 de febrero de 1966 en la
Salpêtrière.

Lacan, J. La dirección de la cura y sus principios de poder. Escritos I. Buenos Aires:


Paidós.

Lacan, J. Variantes de la cura tipo. Escritos 2. México: siglo XXI

Manonni, M. (1967). El niño, su enfermedad y los otros. Buenos aires: Nueva Visión

Ministerio de Salud de la República Argentina (2018). Abordaje de la Salud Mental en


Hospitales Generales. En Recomendacioens para la red integrada de salud mental con
base en la comunidad. Recuperado de:
http://www.msal.gob.ar/images/stories/bes/graficos/0000001388cnt-2018-
12_recomendacion-en-hospitales-generales.pdf

Potrebbero piacerti anche