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Elementos básicos de Prevención de

Riesgos
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La conciencia del colectivo debe entender que en el desarrollo de la producción,
además, de los desechos materiales, va quedando en el camino, también en
carácter de residuo, parte importante o mejor dicho, miles de hombres y mujeres
que después de haberlo dado todo al sistema, al Estado y a la Sociedad, deben
recogerse en el abandono y la miseria, o al menos lejos de la situación decorosa
que alcanzaron cuando fueron ciudadanos productivos (en términos de empresa).

Manuel Segundo Muñoz Astudillo


Chileno, autor de obras relacionadas con la SSO, comentarista y conferencista. Profesor Universitario,
Universidad Técnica Federico Santa María sede Concepción, también en Universidad de Concepción invitado.
Abogado de profesión y juez civil. Docente en el ramo de Legislación Laboral en SSO. Escribo en
www.sso.bligoo.cl página al servicio de los interesados y administra el Grupo Facebook: PREVENCIONISTAS
UNIDOS, de más de 32.000 participantes.
Artículo Técnico
24-07-2016

La historia de la Prevención de Riesgos, como disciplina importante en Gestión Empresarial,


ha sido de una evolución constante, en cuanto a las fórmulas buscadas, estudiadas,
analizadas, adoptadas como verdaderamente eficientes para combatir el flagelo. Ello no ha
terminado aún.
La carrera por encontrar nuevas enseñanzas, métodos y sistemas operativos sanos y que
permitan asegurar la salud y la vida de los trabajadores sigue adelante con entusiasmo. Se
debe en gran parte a que ya se sabe:

1.- Que los accidentes no son obra de la mala suerte ni del sino.

2.- Que los accidentes en los procesos productivos pueden y deben eliminarse de raíz.

3.- Que la actitud y aptitud frente al problema importa la comprensión que este tiene un origen
cultural evidente.

4.- Que los accidentes laborales son causales y su origen es el descuido, negligencia, osadía,
en el actuar humano.

El proceso sigue adelante, y hay un creciente acuerdo entre los teóricos del tema e
investigadores, que la Cultura en Prevención de Riesgos, es necesaria para lograr mayores
éxitos de gestión, en el cuidado y seguridad del personal que colabora en la creación de
bienes y servicios.

Dificultades posibles
Ahora bien, ¿cuál es el problema en este ámbito? Pues, poner a todos los interesados de
acuerdo en cuales son los términos, los deslindes, las formas que debe adoptar la Cultura
Preventiva en la Producción, y una vez logrado esto, convencerlos de las bondades de su
aplicación también en la organización.

Si ello fuera en sí un asunto de fácil aplicación, no cabe duda alguna que aún los detractores
más empecinados, ya hubieran actuado positivamente.

¿Cuáles son las dificultades con que nos encontramos? En este aspecto corresponde explicar
el verdadero entrampamiento que han sufrido las empresas a niveles gerenciales, que se
deben a múltiples causas:

1.- Un establisment cómodo y sin propuestas.

2.- Una desnivelación hacia abajo, de la cultura general de los mandos orbitales y secundarios
con capacidad de decisión.

3.- Una razón política y social perniciosa e incomprensible.

4.- Falta absoluta de voluntad gerencial en la propulsión del sistema.

5.- Condescendencia de la administración pública en la fiscalización de empresas, mutuales y


entidades destinadas a la protección de los trabajadores o a la seguridad social.

Análisis de dificultades
Veamos. ¿En que consiste el establisment de comodidad? Al respecto, no es el momento de
entrar en razones históricas, pero la verdad, resulta del análisis de las obligaciones
internacionales que han ido adquiriendo paulatinamente, las diversas empresas que hoy se
disputan el mercado, tanto nacional como internacional (TLC). Ello ha ido demostrando en la
práctica que las medidas de buena Gestión Empresarial, especialmente en el control de
costos y disminución de los mismos, no solo las hace más competitivas, sino, que les da
un handicap necesario y elemental para su desarrollo y modernización, al contar con recursos
frescos que no podrían existir de otra manera.
El propio desarrollo de la economía a obligado a los empresarios a despertar de un letargo, en
que los mantuvo durante muchos años un sistema económico dirigido y, en que las diversas
coordinadas se conocían anticipadamente. Por otra parte, sin una competencia de exigente,
no había reto o necesidad de buscar ventajas comparativas, dado que el mundo económico
era plano y absolutamente previsible en sus variantes.

¿Qué consecuencia acarreó la situación aludida?


En el mejor de los casos una lealtad férrea de los sectores coadyuvantes a nivel gerencial,
motivada en gran parte por la percepción que el mundo seguiría estático, sin dinamismo
alguno, reduciéndose el interés de los antiguos gerentes y ejecutivos, a la tarea de mantener
sus privilegios y cargos, esperando, que los cambios a alto nivel no los tocaran, lo que por otra
parte no era fácil, pues, la existencia de cofradías en el interior de las empresas, permitió la
permanencia de aquellos ejecutivos de mayor “experiencia”, (eufemismo para el actual
“apitutado”) es decir, los indispensables para la marcha de la empresa, entre los que estaban
los integrantes de esas cofradías de mutua protección.

Craso error, este estilo de manejo empresarial trajo también una consecuencia secundaria. La
flacidez intelectual de dichos ejecutivos, los que por falta de motivación quedaron al margen
de todo lo avanzado en Gestión Empresarial, Seguridad e Higiene ocupacional,
Psicosociología Laboral, Trabajo en Equipo, en general, los nuevos aportes de apoyo a la
producción, tanto en el aspecto operativo, como en el de desarrollo y formación de los
elementos humanos, de cuyo aporte depende en gran parte el éxito de un proyecto.

Me atrevo a decir que en esta región del país, VIII Región, solo las grandes empresas han
incorporado a la producción el uso de herramientas de aporte incalculable, como la
computación y el sistema internet.

¿Que razones de carácter político y social podrán ser perniciosas e


incomprensibles?
Pues, la inmensa desconfianza en el poder constructor de los trabajadores. El desprecio de
años y la discriminación permanente, basada en la idea absurda y no comprobada
científicamente, que los trabajadores portan los males de la humanidad: el abandono de sí
mismo, la flojera congénita, la falta de probidad, los vicios sociales como el alcohol, etc.
estigmatizándolos en forma demoníaca.

La falta absoluta de inteligencia en el trato a los trabajadores, llevada adelante por los mandos
superiores y medios, durante muchos años, ha debido producir un estado de castración
productiva del hombre, resentido en lo más profundo de su dignidad. Al mismo tiempo la
empresa hizo el peor de sus negocios, porque, hoy se sabe, y los investigadores en RR.HH, lo
confirman, que el valor de las personas que colaboran con la empresa, es cientos de
veces superior al de las máquinas, elementos materiales de por sí reemplazables, pero, no
lo es, la voluntad de trabajo, la experiencia, la lealtad y el compromiso del trabajador con su
empresa, cuando este es recíproco.
Ghandi, el líder del pacifismo ya lo decía años ha. El día que los trabajadores estén
conscientes que ni una máquina se puede mover sin su colaboración será el día del triunfo de
éstos sobre quienes les desprecian, asunto que más bien se aplica a la India antigua, pero
que cabe traerlo a colación. ¿Cuánto desarrollo se hubiera logrado si los capitales extranjeros
y nacionales, que amasaron (y continúan haciéndolo) grandes fortunas con la agricultura, la
minería, la pesca, etc., se hubieran preocupado un poco más de llevar reconocimiento y
cultura a sus trabajadores, educándolos, capacitándolos y ayudándolos a emprender bajo su
cuenta y riesgo. En la hora actual, no hace más de unas semanas desde que este trabajo se
ha actualizado, hemos apreciado como la empresa Celulosa Arauco, una de las más
poderosas del país y anexa a el mayor holding empresarial, ha mantenido en paro a los
trabajadores por más de quince días, sin dar una respuesta positiva a las justas demandas
remuneracionales de los trabajadores, creadores directos de la riqueza que cada año esa
empresa cuenta en miles de millones de dólares. En el proceso de negociación ha muerto un
trabajador, el Estado como persona jurídica ha comprometido su rol conciliador, sin saber
manejar el asunto desde el punto de vista policial, materia en la que pareciera existir una
posibilidad: la represión.

El observador comprometido con la realidad y con la lógica en las conductas, se pregunta


¿Qué trata de probar la gerencia de esta gran empresa? ¿Acaso pretende formar precedente
que frente a cualquier otra demanda reivindicativa de los trabajadores tendrá el apoyo de la
fuerza policial? Pues, la consecuencia de este atentado al equilibrio social, económico y
político ha sido un hito en este nuevo intento de democracia chilena. Los episodios de Arauco
marcarán el antes y el después en la actitud de los trabajadores en la lucha social en los
nuevos tiempos. Una actitud del Estado y los Empresarios imperdonable, pero posible de
remediar.

Una grave omisión


Existió una omisión grave en la obligación empresarial de estimar la organización de los
elementos de la producción, en el solo sentido de las utilidades que la justifican. La Empresa,
es un asunto de mayor seriedad y máxima trascendencia. En ella juegan factores que insertos
en el seno de una sociedad deben responder a los objetivos básicos de esta. El capital que
financia no es fruto de un hombre afortunado, es fruto de las inteligencias de muchos hombres
y de la colaboración de otros, incluidas sus familias y círculo social.

Los insumos, generalmente son de la misma tierra que pertenece a todos, y al hablar de todos
estamos proyectándonos a la humanidad, porque la Tierra es una sola y en ella debemos
tener cabida todos los seres humanos. Los colaboradores y trabajadores, no solo se
encuentran realizando tareas por la remuneración, sino que, cuenta también en ellos, el
propósito de proyectar su existencia en obras duraderas que trasciendan a sí mismos, que
prolonguen su recuerdo aún después de sus días, tanto para su satisfacción personal, como
para ejemplo de las nuevas generaciones, a quienes debemos cuidar y proteger con buenas
prácticas.

La Empresa no hizo lo que debía hacer en su oportunidad. En parte, es causa que hoy se
observe como la delincuencia juvenil asola nuestras calles y plazas, y transforma la vida social
en un peligro permanente para nosotros y nuestras familias.

Este error debe enmendarse, por quienes llevan la dirección de la economía en un sistema
liberal de mercado, en que el Estado es solo un invitado de piedra, observante de los
movimientos económicos e impedido de actuar por principios Constitucionales, adoptados
precisamente, por quienes, tienen la obligación de actuar: La Empresa y los Empresarios.

Solución en el corto plazo


En un sentido práctico podemos delinear que el problema de la Cultura Prevencionista, a corto
plazo, depende de factores internos propios de la empresa:

 Los niveles de gestión Empresarial en Prevención de Riesgos;

 Los Niveles de Cultura General de los Ejecutivos;

 La capacidad de comprensión del personal en sus limitaciones y destrezas;

 El conocimiento sobre responsabilidad personal y como profesionales en la


consumación de los riesgos.

 El reconocimiento real y efectivo que los trabajadores son los creadores materiales de
la riqueza.

La capacidad de compromiso del nivel Gerencial y su liderazgo frente a los trabajadores


van a permitir que el sistema interno actúe sinérgicamente, como un solo ente capaz de
dirigir el comportamiento práctico, observable y concreto de los trabajadores, quienes cada día
se encuentran más decepcionados de acciones preventivas clichés, calcadas unas de otras,
aburridas y sin imaginación proactiva, producto en gran parte de la pésima comprensión que
los mandos tienen del concepto Cultura Preventiva y el ningún concepto de Cultura Preventiva
Integrada a la Empresa y a la Producción.
Es posible que en una etapa a ajuste estas señales causen pequeñas confrontaciones con los
niveles operativos. Pero las posibles pérdidas momentáneas, derivadas del afiatamiento, no
tendrán comparación con el aumento de la productividad en condiciones realmente seguras y
confiables, cuando los principales causantes y a la vez víctimas, el personal operativo, haya
adquirido confianza y fuerza, de estar trabajando consciente de los riesgos, pero bajo el orden
de las buenas prácticas y de la correcta forma de hacer las cosas. Confianza que
perfectamente puede significar un salto importante en la productividad, y consecuencialmente,
en una disminución substancial de los costos.

Quiero manifestar en un ejemplo anecdótico, un problema común que ilustra lo que expreso:
El ingeniero operativo a cargo de la faena, el día Viernes a las 15 hrs., observa con
desesperación que parte de las tareas se encuentran en un atraso que no permitirá terminar
antes que la semana laboral se escurra, lo que implica horas extras de trabajo, molestias
adicionales y tardanzas de las que deberá responder al Director de la obra. ¿Qué hace
nuestro ingeniero? Pues, presionado por la dirección gerencial de la empresa y su estudio
sobre costos, ordena acelerar a fondo, olvidándose de la planificación previa y de las medidas
de seguridad que en ese momento representan un obstáculo al mayor esfuerzo ordenado. El
momento es clave.

Nos encontramos frente a una circunstancia proveedora de malas prácticas laborales, de


negligencias, torpezas y olvidos. Estamos en las puertas de un accidente. Pero, llega al lugar
un observador más objetivo y se percata de las circunstancias, que hacen previsible un error,
para todo el mundo, menos para nuestro ingeniero, obnubilado por la obsesión de terminar
oportunamente la tarea.

En este momento se produce un roce entre el ingeniero que está con atraso y el
Prevencionista que exige respetar las medidas de seguridad. Entonces, viene el gran
argumento: “Si disminuimos el ritmo, vamos a gastar en horas extraordinarias”. Presupuesto,
el departamento, me culpará y el Jefe me romperá la cabeza”. Todo ello es real. No son
anécdotas inventadas. En fin, la discusión la ganó, por grado, el ingeniero operativo. Justo a
las 17 hrs., Se produjo el accidente. ¿Se ahorró dinero? ¿Se ganó en eficiencia? ¿Se aceleró
el trabajo? En nuestra proposición estos hechos jamás ocurrirían. La Cultura Prevencionista
Integrada a la Empresa y la Producción habría entregado las herramientas y los
conocimientos, así como la “voluntad de hacer bien las cosas”, a nuestros protagonistas.

Acción catártica
Para la implementación de un sistema de esta naturaleza hay que partir en el confesionario de
la Empresa. En efecto, nada se obtiene si antes de realizar cualquier modelo de gestión,
primero no se han expiado las culpas y descubierto la realidad cruda e incómoda. En un
artículo interesantísimo de algunos años Don Hernán Pizarro Contador, uno de los
importantes Gerentes de Chile, promotor de la Cultura Preventiva, hoy al parecer en
CODELCO, explicaba a sus Gerentes, que los culpables de los costos por pérdidas son
exclusivamente ellos. El nivel superior de mando. El personal ninguna culpa tiene en los
desastres.

Ello es una forma honrada, real de señalar que los Generales (ejecutivos) son responsables
de los actos de su tropa y de la tropa misma. Un ejemplo: Si se destruye una importante
máquina por no mantención adecuada, ¿quien es el culpable? ¿El empleado encargado de
hacerla funcionar o el ejecutivo de mantenimiento? Otro ejemplo: Si explota un tanque de
combustible que se trabajaba con soldadura al oxígeno estando dicho estanque con una
importante cantidad gas de inflamable. ¿Quién es culpable? ¿Los que murieron o los
encargados de dirigir la faena? ¿O el ejecutivo de reparaciones o el Prevencionista? No
estamos de ningún modo exculpando a los responsables directos. No. Eso desde ya debe
quedar fuera de discusión.

Lo que estamos señalando es que en materia de Prevención de Riesgos, los niveles


ejecutivos son los dueños del liderazgo, el que se hace más evidente a cargo de mayor
responsabilidad. Mientras esto no se entienda en forma pedagógica, como producto del
estudio teórico y de la apreciación empírica, nada va a funcionar en nuestra empresa modelo.
Desde ahí que al abrir el confesionario tendremos que golpearnos el pecho y confesar que:

 No me he preocupado suficientemente de la Prevención de Riesgos en mi


departamento.

 No he sido un líder en esta materia y he abandonado a su suerte a mis subordinados.

 No le he dado la importancia que la situación requiere.

 No me he preocupado de estudiar los avances en Prevención de Riesgos en el ámbito


de gestión.

 No me he percatado que la Prevención de Riesgos es solo una parte e las disciplinas


de la seguridad en el trabajo, etc. etc.

 Como Gerente no he apoyado a mis subalternos.

 No sido un líder carismático en esta materia.

 No he capacitado en responsabilidad legal a los niveles ejecutivos ni a los


trabajadores.

Ejemplo ilustrativo: Un día conversando con un ejecutivo de una empresa a quien daba una
conferencia, invitado por la Administradora del Seguro (Mutual), le pregunté, para aliviar
tensiones, sobre su labor en Prevención de Riesgos. Cómo participaba él dentro de la
empresa en el importante tema de la prevención de riesgos. Grande fue mi sorpresa cuando
me respondió, no sin cierto grado de desprecio: “no, no, ese es problema del Prevencionista,
yo me preocupo de problemas mayores relativos a la Gerencia”. Bueno, si yo fuera el gerente
general o el dueño de la empresa, este amigo mío, habría dejado de ser mi “colaborador” hace
mucho tiempo. 9.- Reacondicionamiento del líder. Ahora, sin ser drásticos, podríamos decir
que los niveles de mando pueden reeducarse fácilmente y a un costo mínimo, atendidas las
facilidades de capacitación existentes. Sólo que también para ello se requiere una mayor
voluntad y no convertir el tema de la capacitación en la tortura de Sísifo, en otras palabras, no
hacer de la capacitación una reiteración de charlas y conferencias inútiles, que no dan
resultado, no son aprehendidas y agotan a los trabajadores, ejecutivos y empresarios.

Cultura Prevencionista Práctica


La Cultura Prevencionista aplicada requiere de un modelo de acción práctico, adaptable
a las necesidades y de acuerdo a las posibilidades de la empresa y los
trabajadores. Una etapa de seguimiento y comprobación y la calificación final. Esta
calificación debe abarcar dos motivaciones importantes:
 El grupo, departamento o unidad de trabajo dentro de la empresa,

 y la calificación y certificación del trabajador.

El que por su desempeño en el trabajo aplicando los conceptos de la Cultura Prevencionista


Integrada a la Producción y a la Empresa (CPI.PE), deberá recibir parte del ahorro aportado a
su empresa, en una regalía temporal anual que no constituye remuneración, sino un
reconocimiento al aporte en seguridad a la empresa y a sus compañeros de trabajo. Es pues,
un reconocimiento ético y solidario, más que económico.

Apreciación real de la solución


La Prevención de Riesgos Laborales, ¿es un problema de la Empresa o es un problema país?
Es indudable que la obligación de cuidar a los trabajadores es del empresario. Este no puede
delegarla ni transferirla. Sólo puede asegurarla, si encuentra Compañías de seguro que le den
una cobertura conveniente y de bajo costo. Desde otro punto de vista es la Empresa la
creadora del Riesgo y por esa razón debe asumirlo como suyo cuando se consuma. Pero hay
dos consideraciones que la Ley no ha tomado en cuenta.

La primera, que la Constitución Política del Estado expresa que la Seguridad Social es una
garantía de carácter Constitucional que el Estado debe asegurar a todos los habitantes de
este país. (art. 19 Nro. 18) Los Accidentes y Enfermedades Profesionales son parte de la
Seguridad Social, como política de ella. De lo anterior asumimos que el Estado Chileno tiene
un mandato Constitucional que le obliga a atender este problema, más allá de las normas
legales existentes, pues, de lo que en la práctica se trata es de evitar que las arcas fiscales
tengan un recargo en la atención de las necesidades de viudas, huérfanos o desvalidos a
causa de este flagelo. Su financiamiento es un asunto de política contingente al que no nos
referiremos, pero, el hecho real es que la carga económica inmensa, hablamos en términos
indirectos de más de 3.000 millones de US$ americanos como costo anual por estos hechos.

Un segundo asunto, es que de no hacerlo de este modo el sistema económico desigual para
la pequeña y mediana empresa, impedirá en forma permanente un salto a otra etapa o nivel,
dado, que no se encuentra en condiciones de soportar los costos directos provenientes de los
accidentes laborales y de las enfermedades profesionales. Más aún, la mortalidad de estas
empresas es abismante y por ende sus costos por responsabilidad civil (indemnizaciones).
Asunto de real importancia debido a que la mayor mano de obra y absorción de la cesantía es
a través de este tipo de empresas. (Alrededor del %80) Es posible afirmar, entonces, que la
política del Estado debe estar destinada en parte a corregir estas desigualdades, de por sí
discriminatorias y obstáculo para la generación y sostenimiento de las pequeñas y medianas
empresas sustentadas por las capas económicas medias, con quienes siempre se ha estado
en deuda.

La conciencia del colectivo debe entender que en el desarrollo de la producción, además, de


los desechos materiales, va quedando en el camino, también en carácter de residuo, parte
importante o mejor dicho, miles de hombres y mujeres que después de haberlo dado todo al
sistema, al Estado y a la Sociedad, deben recogerse en el abandono y la miseria, o al menos
lejos de la situación decorosa que alcanzaron cuando fueron ciudadanos productivos (en
términos de empresa).

La actividad productiva es siempre depredadora. De la naturaleza de donde obtiene insumos.


Del hombre de donde obtiene la fuerza laboral. Muchos de ellos fallecen, por enfermedades
derivadas o adquiridas en sus labores o productos de accidentes en el trabajo. Su atención
debilita las probabilidades de los jóvenes y sus necesidades específicas, especialmente
vocacionales, en cuanto distrae importantes recursos.

De lo anteriormente aludido puedo concluir, que el asunto de la Prevención de Riesgos es un


Problema País. Como tal, la solución debe ser de todos y no solamente del sistema productivo
o empresarial, quien realmente debe proveer en la medida que ética, política y
económicamente corresponde, pues, no hay duda alguna que cuando los trabajadores
realizan esfuerzos extraordinarios de colaboración, especialmente en tiempos difíciles, las
Empresas no han respondido de igual forma en tiempos de auge. Es en esta ocasión cuando
los sistemas de ahorro y cooperación para la Seguridad Social y en especial para el Seguro
Social deben obtener los mayores aportes, a fin de no hacer que sean los trabajadores
quienes deban llevar en sus hombros, siempre esta dura carga

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