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Riesgos
Actualidad » Articulos » Elementos básicos de Prevención de Riesgos
La conciencia del colectivo debe entender que en el desarrollo de la producción,
además, de los desechos materiales, va quedando en el camino, también en
carácter de residuo, parte importante o mejor dicho, miles de hombres y mujeres
que después de haberlo dado todo al sistema, al Estado y a la Sociedad, deben
recogerse en el abandono y la miseria, o al menos lejos de la situación decorosa
que alcanzaron cuando fueron ciudadanos productivos (en términos de empresa).
1.- Que los accidentes no son obra de la mala suerte ni del sino.
2.- Que los accidentes en los procesos productivos pueden y deben eliminarse de raíz.
3.- Que la actitud y aptitud frente al problema importa la comprensión que este tiene un origen
cultural evidente.
4.- Que los accidentes laborales son causales y su origen es el descuido, negligencia, osadía,
en el actuar humano.
El proceso sigue adelante, y hay un creciente acuerdo entre los teóricos del tema e
investigadores, que la Cultura en Prevención de Riesgos, es necesaria para lograr mayores
éxitos de gestión, en el cuidado y seguridad del personal que colabora en la creación de
bienes y servicios.
Dificultades posibles
Ahora bien, ¿cuál es el problema en este ámbito? Pues, poner a todos los interesados de
acuerdo en cuales son los términos, los deslindes, las formas que debe adoptar la Cultura
Preventiva en la Producción, y una vez logrado esto, convencerlos de las bondades de su
aplicación también en la organización.
Si ello fuera en sí un asunto de fácil aplicación, no cabe duda alguna que aún los detractores
más empecinados, ya hubieran actuado positivamente.
¿Cuáles son las dificultades con que nos encontramos? En este aspecto corresponde explicar
el verdadero entrampamiento que han sufrido las empresas a niveles gerenciales, que se
deben a múltiples causas:
2.- Una desnivelación hacia abajo, de la cultura general de los mandos orbitales y secundarios
con capacidad de decisión.
Análisis de dificultades
Veamos. ¿En que consiste el establisment de comodidad? Al respecto, no es el momento de
entrar en razones históricas, pero la verdad, resulta del análisis de las obligaciones
internacionales que han ido adquiriendo paulatinamente, las diversas empresas que hoy se
disputan el mercado, tanto nacional como internacional (TLC). Ello ha ido demostrando en la
práctica que las medidas de buena Gestión Empresarial, especialmente en el control de
costos y disminución de los mismos, no solo las hace más competitivas, sino, que les da
un handicap necesario y elemental para su desarrollo y modernización, al contar con recursos
frescos que no podrían existir de otra manera.
El propio desarrollo de la economía a obligado a los empresarios a despertar de un letargo, en
que los mantuvo durante muchos años un sistema económico dirigido y, en que las diversas
coordinadas se conocían anticipadamente. Por otra parte, sin una competencia de exigente,
no había reto o necesidad de buscar ventajas comparativas, dado que el mundo económico
era plano y absolutamente previsible en sus variantes.
Craso error, este estilo de manejo empresarial trajo también una consecuencia secundaria. La
flacidez intelectual de dichos ejecutivos, los que por falta de motivación quedaron al margen
de todo lo avanzado en Gestión Empresarial, Seguridad e Higiene ocupacional,
Psicosociología Laboral, Trabajo en Equipo, en general, los nuevos aportes de apoyo a la
producción, tanto en el aspecto operativo, como en el de desarrollo y formación de los
elementos humanos, de cuyo aporte depende en gran parte el éxito de un proyecto.
Me atrevo a decir que en esta región del país, VIII Región, solo las grandes empresas han
incorporado a la producción el uso de herramientas de aporte incalculable, como la
computación y el sistema internet.
La falta absoluta de inteligencia en el trato a los trabajadores, llevada adelante por los mandos
superiores y medios, durante muchos años, ha debido producir un estado de castración
productiva del hombre, resentido en lo más profundo de su dignidad. Al mismo tiempo la
empresa hizo el peor de sus negocios, porque, hoy se sabe, y los investigadores en RR.HH, lo
confirman, que el valor de las personas que colaboran con la empresa, es cientos de
veces superior al de las máquinas, elementos materiales de por sí reemplazables, pero, no
lo es, la voluntad de trabajo, la experiencia, la lealtad y el compromiso del trabajador con su
empresa, cuando este es recíproco.
Ghandi, el líder del pacifismo ya lo decía años ha. El día que los trabajadores estén
conscientes que ni una máquina se puede mover sin su colaboración será el día del triunfo de
éstos sobre quienes les desprecian, asunto que más bien se aplica a la India antigua, pero
que cabe traerlo a colación. ¿Cuánto desarrollo se hubiera logrado si los capitales extranjeros
y nacionales, que amasaron (y continúan haciéndolo) grandes fortunas con la agricultura, la
minería, la pesca, etc., se hubieran preocupado un poco más de llevar reconocimiento y
cultura a sus trabajadores, educándolos, capacitándolos y ayudándolos a emprender bajo su
cuenta y riesgo. En la hora actual, no hace más de unas semanas desde que este trabajo se
ha actualizado, hemos apreciado como la empresa Celulosa Arauco, una de las más
poderosas del país y anexa a el mayor holding empresarial, ha mantenido en paro a los
trabajadores por más de quince días, sin dar una respuesta positiva a las justas demandas
remuneracionales de los trabajadores, creadores directos de la riqueza que cada año esa
empresa cuenta en miles de millones de dólares. En el proceso de negociación ha muerto un
trabajador, el Estado como persona jurídica ha comprometido su rol conciliador, sin saber
manejar el asunto desde el punto de vista policial, materia en la que pareciera existir una
posibilidad: la represión.
Los insumos, generalmente son de la misma tierra que pertenece a todos, y al hablar de todos
estamos proyectándonos a la humanidad, porque la Tierra es una sola y en ella debemos
tener cabida todos los seres humanos. Los colaboradores y trabajadores, no solo se
encuentran realizando tareas por la remuneración, sino que, cuenta también en ellos, el
propósito de proyectar su existencia en obras duraderas que trasciendan a sí mismos, que
prolonguen su recuerdo aún después de sus días, tanto para su satisfacción personal, como
para ejemplo de las nuevas generaciones, a quienes debemos cuidar y proteger con buenas
prácticas.
La Empresa no hizo lo que debía hacer en su oportunidad. En parte, es causa que hoy se
observe como la delincuencia juvenil asola nuestras calles y plazas, y transforma la vida social
en un peligro permanente para nosotros y nuestras familias.
Este error debe enmendarse, por quienes llevan la dirección de la economía en un sistema
liberal de mercado, en que el Estado es solo un invitado de piedra, observante de los
movimientos económicos e impedido de actuar por principios Constitucionales, adoptados
precisamente, por quienes, tienen la obligación de actuar: La Empresa y los Empresarios.
El reconocimiento real y efectivo que los trabajadores son los creadores materiales de
la riqueza.
Quiero manifestar en un ejemplo anecdótico, un problema común que ilustra lo que expreso:
El ingeniero operativo a cargo de la faena, el día Viernes a las 15 hrs., observa con
desesperación que parte de las tareas se encuentran en un atraso que no permitirá terminar
antes que la semana laboral se escurra, lo que implica horas extras de trabajo, molestias
adicionales y tardanzas de las que deberá responder al Director de la obra. ¿Qué hace
nuestro ingeniero? Pues, presionado por la dirección gerencial de la empresa y su estudio
sobre costos, ordena acelerar a fondo, olvidándose de la planificación previa y de las medidas
de seguridad que en ese momento representan un obstáculo al mayor esfuerzo ordenado. El
momento es clave.
En este momento se produce un roce entre el ingeniero que está con atraso y el
Prevencionista que exige respetar las medidas de seguridad. Entonces, viene el gran
argumento: “Si disminuimos el ritmo, vamos a gastar en horas extraordinarias”. Presupuesto,
el departamento, me culpará y el Jefe me romperá la cabeza”. Todo ello es real. No son
anécdotas inventadas. En fin, la discusión la ganó, por grado, el ingeniero operativo. Justo a
las 17 hrs., Se produjo el accidente. ¿Se ahorró dinero? ¿Se ganó en eficiencia? ¿Se aceleró
el trabajo? En nuestra proposición estos hechos jamás ocurrirían. La Cultura Prevencionista
Integrada a la Empresa y la Producción habría entregado las herramientas y los
conocimientos, así como la “voluntad de hacer bien las cosas”, a nuestros protagonistas.
Acción catártica
Para la implementación de un sistema de esta naturaleza hay que partir en el confesionario de
la Empresa. En efecto, nada se obtiene si antes de realizar cualquier modelo de gestión,
primero no se han expiado las culpas y descubierto la realidad cruda e incómoda. En un
artículo interesantísimo de algunos años Don Hernán Pizarro Contador, uno de los
importantes Gerentes de Chile, promotor de la Cultura Preventiva, hoy al parecer en
CODELCO, explicaba a sus Gerentes, que los culpables de los costos por pérdidas son
exclusivamente ellos. El nivel superior de mando. El personal ninguna culpa tiene en los
desastres.
Ello es una forma honrada, real de señalar que los Generales (ejecutivos) son responsables
de los actos de su tropa y de la tropa misma. Un ejemplo: Si se destruye una importante
máquina por no mantención adecuada, ¿quien es el culpable? ¿El empleado encargado de
hacerla funcionar o el ejecutivo de mantenimiento? Otro ejemplo: Si explota un tanque de
combustible que se trabajaba con soldadura al oxígeno estando dicho estanque con una
importante cantidad gas de inflamable. ¿Quién es culpable? ¿Los que murieron o los
encargados de dirigir la faena? ¿O el ejecutivo de reparaciones o el Prevencionista? No
estamos de ningún modo exculpando a los responsables directos. No. Eso desde ya debe
quedar fuera de discusión.
Ejemplo ilustrativo: Un día conversando con un ejecutivo de una empresa a quien daba una
conferencia, invitado por la Administradora del Seguro (Mutual), le pregunté, para aliviar
tensiones, sobre su labor en Prevención de Riesgos. Cómo participaba él dentro de la
empresa en el importante tema de la prevención de riesgos. Grande fue mi sorpresa cuando
me respondió, no sin cierto grado de desprecio: “no, no, ese es problema del Prevencionista,
yo me preocupo de problemas mayores relativos a la Gerencia”. Bueno, si yo fuera el gerente
general o el dueño de la empresa, este amigo mío, habría dejado de ser mi “colaborador” hace
mucho tiempo. 9.- Reacondicionamiento del líder. Ahora, sin ser drásticos, podríamos decir
que los niveles de mando pueden reeducarse fácilmente y a un costo mínimo, atendidas las
facilidades de capacitación existentes. Sólo que también para ello se requiere una mayor
voluntad y no convertir el tema de la capacitación en la tortura de Sísifo, en otras palabras, no
hacer de la capacitación una reiteración de charlas y conferencias inútiles, que no dan
resultado, no son aprehendidas y agotan a los trabajadores, ejecutivos y empresarios.
La primera, que la Constitución Política del Estado expresa que la Seguridad Social es una
garantía de carácter Constitucional que el Estado debe asegurar a todos los habitantes de
este país. (art. 19 Nro. 18) Los Accidentes y Enfermedades Profesionales son parte de la
Seguridad Social, como política de ella. De lo anterior asumimos que el Estado Chileno tiene
un mandato Constitucional que le obliga a atender este problema, más allá de las normas
legales existentes, pues, de lo que en la práctica se trata es de evitar que las arcas fiscales
tengan un recargo en la atención de las necesidades de viudas, huérfanos o desvalidos a
causa de este flagelo. Su financiamiento es un asunto de política contingente al que no nos
referiremos, pero, el hecho real es que la carga económica inmensa, hablamos en términos
indirectos de más de 3.000 millones de US$ americanos como costo anual por estos hechos.
Un segundo asunto, es que de no hacerlo de este modo el sistema económico desigual para
la pequeña y mediana empresa, impedirá en forma permanente un salto a otra etapa o nivel,
dado, que no se encuentra en condiciones de soportar los costos directos provenientes de los
accidentes laborales y de las enfermedades profesionales. Más aún, la mortalidad de estas
empresas es abismante y por ende sus costos por responsabilidad civil (indemnizaciones).
Asunto de real importancia debido a que la mayor mano de obra y absorción de la cesantía es
a través de este tipo de empresas. (Alrededor del %80) Es posible afirmar, entonces, que la
política del Estado debe estar destinada en parte a corregir estas desigualdades, de por sí
discriminatorias y obstáculo para la generación y sostenimiento de las pequeñas y medianas
empresas sustentadas por las capas económicas medias, con quienes siempre se ha estado
en deuda.