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Una de las hipótesis es que las aguas de la represa Hidrosogamoso estarían ejerciendo
presión sobre los pozos petroleros cercanos. Sin embargo, Ecopetrol tardará entre dos y
cuatro semanas para dar una respuesta definitiva.
Felipe Bayón, presidente de la empresa Ecopetrol, asegura que para tener la información
concreta y exacta se necesitarán entre 2 y 4 semanas, periodo en el cual la
maquinaria Snubbing Unit, traída desde Estados Unidos y que funciona bajo presión,
entrará en el pozo para tomar muestras que permitan identificar qué originó el gran
afloramiento de petróleo, lodo y agua a solo 220 metros del pozo Lizama 158.
Entre los peces más afectados se encuentra el bocachico, muy común en el Magdalena y sus afluentes. Foto: Fundación de
periodistas víctimas del conflicto armado en Colombia (FUNPERPAZ).
Más de un mes ha pasado desde que habitantes del sector empezaron a informar de
pequeñas filtraciones de petróleo. Ante la constante pregunta de la comunidad sobre qué
ocurrió, Bayón dijo que “nosotros (Ecopetrol) somos los más interesados en saber qué fue
lo que pasó, pero para poder tener esa información en detalle necesitamos tener acceso al
pozo y tomar los registros eléctricos. Esto nos permitirá tener una caracterización de la
condición del pozo y con base en eso hacer las intervenciones para sellarlo definitivamente
y realizar el respectivo abandono técnico”. Se espera que las operaciones de la maquinaria,
que permitirán llegar al anhelado fin de la tragedia, comiencen a finales de esta semana.
“Ya está armado el 50% del Snubbing. Una maquinaria que pesa más de 100 toneladas”,
agregó Bayón.
Además de esto, Ecopetrol construirá un pozo de alivio que interceptará el pozo Lizama
158 para evitar que el crudo nuevamente salga a superficie. Sin embargo, esta medida de
prevención final es aún más compleja a nivel técnico y puede tardar meses en hacerse
efectiva.
La compañía petrolera asegura que el hecho de que ya sean cinco días sin nuevos brotes
de petróleo es positivo para todas las labores de contingencia pero solo se estará fuera de
peligro una vez que el pozo quede sellado y abandonado definitivamente. “Todavía estamos
en manejo de emergencia”, enfatizó el presidente de Ecopetrol.
Un mes interminable
“Durante todos los días del derrame afloraron por lo menos 16 000 barriles diarios de fluidos
entre crudo, lodo y agua. Lo que uno no se explica es cómo un pozo que no estaba siendo
explotado desde hace más de un año, debido a que su producción había disminuido y ya
no era rentable, de un momento a otro contó con una presión tal que llevó a que el petróleo
saliera a superficie en una zona fuera del pozo”, comenta el senador Jorge Enrique
Robledo. El hecho de que una situación como esta no haya ocurrido antes en Colombia
llevó a que la tragedia fuera más difícil de controlar, ya que ni la empresa ni las autoridades
ambientales estaban preparadas para algo así.
El pozo Lizama 158 estuvo en explotación entre 2006 y 2008 y llegó a producir 5000 barriles
de petróleo por día, pero solo en 2015 se decidió suspender actividades en él ya que su
producción bajó a solo 80 barriles. Esto lleva a nuevamente a preguntarse ¿cómo en un
pozo de producción reducida de un momento a otro empezaron a aflorar fluidos con gran
presión? La respuesta a esta pregunta tendrá que esperar pues el mismo Ecopetrol, más
de un mes después de la tragedia, no ha comprendido qué pasó.
Una de las hipótesis que ha cobrado más fuerza es la relacionada con la presión que las
aguas de la represa Hidrosogamoso, la cual lleva menos de tres años de ser inaugurada,
estarían ejerciendo en el subsuelo. Esta hidroeléctrica está ubicada a solo 16 kilómetros
del pozo Lizama 158. Según la Sociedad Santandereana de Geotecnia (SSG) “la infiltración
de agua y el peso del embalse podrían estar generando sobrepresiones en el agua
subterránea en toda la región al oeste de la represa. De acuerdo con esta hipótesis
planteada es probable que se presenten nuevos eventos de sobrepresión en los pozos
cercanos”, indica un informe de la entidad.
La hipótesis de la Sociedad Santandereana de Geotecnia (SSG) es una de las que más fuerza ha tomado. Foto: Informe
SSG.
Para Robledo esto podría tener sentido pues de cierta forma explicaría “de dónde salió la
presión para que cerca de un pozo que supuestamente ya no producía crudo, surgiera entre
el 12 y el 15 de marzo un chorro que alcanzó casi los 10 metros de altura”. Sin embargo,
es una hipótesis que aún no se puede confirmar.
En cuanto a las sanciones contra Ecopetrol, Claudia Victoria González, directora de la Anla,
le aseguró a Mongabay Latam que el 27 de marzo iniciaron el proceso sancionatorio y ya
se formuló pliego de cargos contra Ecopetrol, pero dichas responsabilidades no pueden ser
reveladas hasta que la empresa sea notificada. “Lo que sí puedo mencionar es que hubo
una presunta responsabilidad de Ecopetrol en el derrame”, aseguró.
Otro de los temas que genera malestar en las comunidades es no saber cuándo iniciará el
proceso de compensación y reparación ambiental. Según González, Ecopetrol debe
presentar un plan y la Anla analiza su viabilidad y alcance con base en la evaluación de las
afectaciones una vez finalice la contingencia. “Por solicitud del ministro habrá seguimiento
del Ideam y del Instituto Humboldt para mostrar el avance en la restauración”, añade. Por
otra parte, Ecopetrol está obligado a indemnizar a las personas reubicadas y
adicionalmente, cuando finalice el proceso sancionatorio ambiental, en caso de que se
determine la responsabilidad de la petrolera habrá una multa económica y unas medidas
compensatorias adicionales.
¿Y las comunidades?
Entre las medidas que se han empleado para detener el derrame que afectó 24 kilómetros
de recorrido en la quebrada La Lizama y Caño Muerto están: 14 puntos de control, 144
barreras mecánicas y 172 barreras oleofílicas (absorben el petróleo y permiten identificar si
hubo paso de hidrocarburos). Además, hay 772 personas trabajando en la emergencia, 426
de ellas pertenecientes a las comunidades.
Ecopetrol ha dicho que las labores de contención evitaron que el derrame de petróleo llegara al río Magdalena. Foto:
Fundación de periodistas víctimas del conflicto armado en Colombia (FUNPERPAZ).
“Claro que ya no hay más animales muertos, porque todos se murieron. Dicen que son 2442
animales inventariados muertos cuando nosotros que conocemos la zona sabemos que
fueron muchos más. Además, están los alevinos y la microfauna que habita en la arena o
debajo de las raíces de los árboles. Esa microfauna es invisible e incuantificable. Las cifras
de Ecopetrol son totalmente alejadas de la realidad”, aseguró Carlos Moreno, vocero del
Comité prodefensa La Lizama.
Los ganaderos también se han visto afectados pues cerca de 16 000 animales se quedaron
sin dónde pastar, ya que debido al intenso verano que acaba de vivir la zona, los pastos de
las llanuras más altas se encuentran secos. Esto ha hecho que los pobladores incurran en
gastos extras para comprar alimento para el ganado. Otra de las críticas de las
comunidades frente a los procesos de reubicación de Ecopetrol es que ellos son
trasladados pero sus cultivos y animales tienen que quedarse en la zona y no hay quién les
cuide sus tierras.
Nuevas preocupaciones
Existe temor de que un afloramiento de crudo como el de Lizama 158 se dé cerca de otros pozos. Foto:
Fundación de periodistas víctimas del conflicto armado en Colombia (FUNPERPAZ).
Esta también es una preocupación para Carlos Moreno, vocero del Comité prodefensa La
Lizama. “Tenemos muchas inquietudes sobre lo que pueda suceder en los campos
petroleros de Lizama porque se está entregando el campo en exploración a una
multinacional y la licencia está a punto de ser otorgada”, aseguró a Mongabay Latam.
Así mismo, dice que las comunidades que él representa hacen un llamado a Ecopetrol para
que les diga cómo es el negocio con la compañía canadiense a la que presuntamente le
quieren licenciar 59 pozos y le piden al ministro de Ambiente que les cuente dónde está la
licencia de operación para el campo Lizama que se explota sobre dos ecosistemas
protegidos: el DMI de los Yariguíes y el de San Silvestre.
Sin embargo, el tema con estas áreas de protección es más complejo de lo que parece.
Claudia Victoria González, directora de la Anla, aseguró que el campo Lizama comenzó su
operación en la década de los 60 y ese proyecto es anterior a la ley que creó la figura de
licencia ambiental. Es por eso que cuentan con un Plan de Manejo Ambiental al que se le
hace seguimiento. “Eso significa que el seguimiento ambiental a la operación está a cargo
de la Anla. Lo que se ha hecho es excluir los sitios de explotación de las zonas de protección
y claramente, sobre los lugares ya protegidos nunca podrá haber un nuevo pozo para
explotar”.
A pesar de toda la nueva polémica que se ha generado tras el desastre ambiental, lo cierto
es que la solución puntual y final para el derrame cerca del pozo 158 aún no llega. Ecopetrol
aceptó su responsabilidad y se comprometió a trabajar en todas las acciones futuras de
compensación y restauración. “Lamentamos lo sucedido y ofrecemos disculpas públicas.
Estamos comprometidos con solucionar esta emergencia que ha causado rabia y tristeza
entre los colombianos”, dijo Felipe Bayón, presidente de la compañía petrolera.
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