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Con ello se pone de manifiesto, dos de las características más destacadas del nuevo
género, por oposición a los clásicos: el sentimentalismo, que es su base dramática y
filosófica; y la burguesía, cuyos problemas y conditions pretende reflejar.
La teoría teatral de Schiller como base del nacionalismo alemán
Aidé Iyali Márquez Lago
A finales del siglo XVIII y principios del XIX el teatro en Alemania sufrió cambios
significativos. Lo importante de estos cambios es que no sólo revolucionaron el
teatro en su contenido o en su estructura, sino que a nivel teórico, sus principios
contenían una apología que intentaba delimitar el espíritu alemán frente al espíritu
francés.
Recordemos que es la época del avance napoleónico a nivel político y la
irradiación de una cultura afrancesada. Frente a estas circunstancias, los
intelectuales alemanes formularon una teoría teatral que pretendía resignificar el
arte dramático. Entre los autores que trabajan esta línea de investigación durante
esta época, están Goethe, Lessing, Herder, [] Schiller, por mencionar algunos.
Cabe destacar que no hay una línea común y para no hacer esto tan extenso, he
seleccionado a Friedrich Schiller.
Dentro de este marco contextual, el objetivo de nuestro trabajo será
rescatar la propuesta schilleriana del teatro, específicamente denominándola como
drama histórico. Ahora, para llevarlo a cabo, dividiré esta exposición en dos
partes. En la primera mostraré la crítica que se hace desde la esfera intelectual
alemana al teatro francés, que se centra en señalar la separación entre la parte
artística y la parte política de los hombres, para posteriormente señalar los
elementos que Schiller incluye en su teoría dramática.
I.
Las obras de teatro y las novelas nos descubren los rasgos más destacados
del corazón humano: nuestra fantasía se enciende, nuestro corazón permanece
1
frío, y la llama que lo trasforma de ese modo es, sin duda, exclusivamente
momentánea, y en lo tocante a la vida práctica, no se altera en absoluto.
Y continúa diciendo:
En el mismo momento en que la bondad sin adornos del noble Puff nos conmueve
hasta casi hacernos llorar, a lo mejor nos estamos quitando de encima a gritos a
un mendigo que llama a nuestra puerta.2
2
Friedrich Schiller, “Una acción generosa” en Narraciones completas, España, Alba Clásica, 2005, p. 15.
Alemania es que cuando son las leyes y no el mismo sujeto las que prescriean las
formas de comportamiento, la libertad individual se ve coartada.
La crítica que hace Schiller, consiste en notar que se aferran tanto a la
construcción de principios teóricos para la “educación” de hombres políticos, que
dejan de lado la práctica que permita formar seres pensantes, libres y creadores.
El hombre político, que surge de una educación cívica es un hombre
puramente obediente. Schiller, señala que este tipo de educación limita la
capacidad de los hombres para pensar y para actuar, por lo que los señala como
embrutecidos y perezosos. Aunque admite que no todo el mal es producto de la
Ilustración en sí misma, sino también de las condiciones en las que se encuentra
Europa. Pues la inestabilidad política y la crisis surgida por la desorganización
económica y social, hacen que las nuevas propuestas de la época se enfoquen en
reorganizar un nuevo sistema. La prioridad es un gobierno, que con sus
respectivas instituciones y un nuevo sistema económico, sea capaz de suplir las
necesidades básicas de la población. Estas necesidades serán las físicas y dejará
de lado las intelectuales y artísticas.
Debido a esta situación, la doble empresa [teórica y práctica] del teatro
como medio para formar hombres libres, no es nada sencilla, pues como el mismo
menciona “la parte más numerosa de los seres humanos se cansa demasiado en
la dura lucha con las necesidades físicas como para sacar fuerzas de la flaqueza
en una lucha nueva e interna con conceptos ilusorios y prejuicios”3.
Además, señala que modificar una sociedad resulta muy difícil pues no
se puede detener el desarrollo histórico, corregir y dejar que la historia continúe
con los nuevos principios. No es como el trabajo de un relojero, quien para
arreglar un reloj, detiene la maquinaria, lo ajusta y después lo vuelve a poner en
marcha.
Así, la propuesta schilleriana sobre el teatro, está enfocada en volver a unir las
partes separadas del hombre: la artística y la política. En el teatro, Schiller
encuentra la forma superior del nacionalismo, pues ahí ve reflejado la
3
Ibíd., p. 111.
concordancia de ideas con los fines antes mencionados, por eso hace un llamado
a los demás escritores:
II.
Para Safranski5, Schiller es uno de los iniciadores del idealismo alemán junto a
Kant. Podemos empezar por aclarar, de forma muy breve, que es el idealismo
iniciado por estos autores, para entender, como se transporta este concepto hacia
la idea de historia.
5
El filósofo de Köninsberg, trata de explicar el cambio de perspectiva
respecto a nuestra forma de conocer través de una metáfora, la del giro
copernicano. La cual dice que Copérnico “viendo que no conseguía explicar los
movimientos celestes si aceptaba que todo el ejército de estrellas giraba alrededor
del espectador, probó si no obtendría mejores resultados haciendo girar al
espectador y dejando las estrellas en reposo” 6. Así, como Copérnico invirtió la
perspectiva, de la misma forma Kant lo hace en el campo del conocimiento: el
conocimiento depende de nuestro pensamiento y no nuestro pensamiento del
objeto. Kant cambió la perspectiva, el sujeto es el que tiene conceptos previos que
le permiten conocer la realidad.
Transportando esta idea al campo de la historia, Schiller entiende que
la historia no es un ente que este fuera de nosotros. Estamos acostumbrados a
pensar que la historia como algo fuera de nosotros, donde el único papel del
historiador es “descubrir” los nexos, causas, datos, que están ya ahí dados. Pero
para la historia idealista la historia no existe fuera del sujeto. Sólo cuando el sujeto
determina los conceptos puede darle existencia a lo empírico.
Dentro de este planteamiento idealista, hay que tener presente que el
hilo conductor de la historia es el desarrollo del hombre como ser libre. Este
aspecto es muy importante porque este principio, para el autor es de carácter
universal. Lo universal es una característica imprescindible para el desarrollo de
sus obras. A través del teatro, Schiller pretende acercar a las personas a
conceptos abstractos pero que representados a través de personajes propiamente
históricos les da un carácter de verosimilitud.
Para Schiller, era importante que los espectadores estuvieran
convencidos que existe una realidad, no fuera de sí mismos, sino dentro. La
consciencia sobre la realidad interior es la que permite que la voluntad actúe en el
exterior. Los espectadores del teatro francés tenían consciencia sobre el carácter
ilusorio de las representaciones teatrales. Cuando una representación tiene tal
carácter, no tiene ningún efecto sobre la vida de la persona, pues difícilmente se
puede hacer un paralelismo. Schiller pretende derrocar esta idea con el recurso de
6
la verosimilitud de la historia. Pero cabe aclarar que el fin principal de la historia en
Schiller no es demostrar a ciencia inequívoca, que una cosa sucedió y porque fue
de tal modo. Más bien pretende derrocar el carácter ilusorio de la vida cotidiana de
las personas, por medio de mostrarles, no la verdad total, sino la verosimilitud de
la realidad.
Sobre todo, la verosimilitud en cuanto a las situaciones internas de los
individuos. Con esto me refiero a que a lo largo de la obra de Schiller, los datos
[personajes, lugares, fechas] pueden variar, es decir tiene un carácter particular y
contingente; mientras que otros conceptos, más bien de naturaleza interior, son de
carácter universal y necesario. Entre estos podemos ubicar la idea de libertad, de
moral, de estética.
Schiller observa que la visualización de estos principios universales
permitirá forjar el carácter humano a largo plazo y de forma permanente. Hagamos
un análisis sobre el inicio de uno de sus cuentos, que empieza así: “La presente
anécdota de dos alemanes [–escribo esto con orgullo y alegría-] tiene un mérito
indiscutible: es verdadera. Espero que deje a mis lectores más reconfortados que
todos los volúmenes de Grandison y Pamela”7.
Para empezar, es necesario reconocer la necesidad que tiene Schiller
de enfatizar el carácter de veracidad de su relato. Esto nos comprueba que el
efecto es diferente sobre el espectador a si se asume que la narración es
plenamente ficticia.
En este extracto, Schiller utiliza una construcción interesante en el
alemán para referirse al efecto que tiene la historia, o este carácter de verdadero:
wärmer zürucklassen werde. Aunque la traducción de toda esta frase al español
se ha hecho como reconfortar, cabe destacar que una traducción literal sería que
deje a los lectores más acalorados. Porque para recalcar el efecto de la historia,
Schiller emplea wärmer, que es un adjetivo y en un verbo. Así, el sentido de la
historia en sus obras consiste en mantener un temperamento que no se enfríe,
que se mantenga; más allá de una explosión momentánea de los sentimientos.
Por eso me parece que la traducción hace justicia pues condensa la idea de
7
Schiller, Ibídem.
Schiller de generar un cambio de conciencia duradero. El verbo de la traducción
al español tiene sus raíces en el verbo latino confortare [compuesto por el prefijo
con [junto] y el verbo fortare, y tiene] el sentido de hacerse fuerte.
De esta forma, la historia entonces se vuelve un medio para combatir
aquellas ideas que se deslindan completamente de la realidad. Pues, muchas
veces los filósofos y poetas son ajenos a ésta. Y por otro lado, en un nivel más
práctico, tiene el fin de alcanzar un mayor número de personas, que por medio del
arte puedan cuestionar su propia vida; por esta razón la literatura no debe ser
ajena a ellos, por eso no debe de remover sólo sus emociones, debe hacerlos más
fuertes. La historia, en la literatura, debe de ser reflejo y ejemplo para su propia
vida.
Consideraciones finales
“es el objeto (en cuanto objeto de los sentidos) el que se rige por la naturaleza de
nuestra facultad de intuición, puedo representarme fácilmente tal posibilidad.
“suponer que los objetos o, lo que es lo mismo, la experiencia, se rige por tales
conceptos”