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La violencia política es un medio común usado por los pueblos y gobiernos de todo el
mundo para lograr objetivos "políticos", esto es, relacionados con los siguientes poderes;
legislativo, ejecutivo y judicial de un Estado. Se trata de un concepto habitualmente
utilizado en Ciencias sociales y políticas que hace referencia a destrucciones o atentados
físicos contra objetos, instituciones o personas cuyo propósito, selección de daños y
víctimas, puesta en escena y efecto poseen una significación política y tienden a modificar el
comportamiento de los protagonistas en una situación de negociación mediante una
coerción consumada. Por lo general suele calificarse por parte del poder constituido en
legitimidad como delito de asalto o vandalismo, pero sus fines (suponiendo que haya fines)
son políticos, aunque sus medios sean violentos.
La figura más representativa del movimiento es Abimael Guzmán, quien era un profesor de
la Universidad Nacional de San Cristóbal de Huamanga, ubicada en la provincia de
Ayacucho. Al analizar la situación indígena de Perú ante los poderes políticos, Guzmán
aplicó su interpretación del marxismo, el leninismo y el maoísmo, así como su perspectiva
sobre los debates internacionales en torno al comunismo en la Unión Soviética y en China,
entre otras cosas.
El momento en el que ocurre el levantamiento en armas fue crucial para la historia del país,
ya que iniciaban los primeros meses de gobierno de las fuerzas armadas, se había
nacionalizado el petróleo, y se avecinaba la discusión sobre las reformas para el sector del
campo, entre otras cosas. En este contexto, el movimiento por la gratuidad de la educación
impulsado por Sendero Luminoso daba una idea de las crisis regionales por las que
atravesaba el campo.
Asesinó a más de 31.000 personas. Ocasionó al Perú más de 25.000 millones de dólares en
pérdidas. Contribuyó a ahondar la crisis económica y social en el Perú.
Durante 12 años desató una ola de muerte y destrucción en el Perú, a través de:
o Ocupación de pueblos
o Paros armados
o Asesinatos selectivos
o Matanzas organizadas
o Atentados dinamiteros
o Coches bombas
Dado que Sendero Luminoso empezó a perder terreno en los Andes a favor del Estado
peruano y las rondas campesinas, decidió acelerar su plan estratégico global. Sendero
Luminoso declaró que, en jerga maoísta, había alcanzado su "equilibrio estratégico" y
estaba listo para empezar su asalto final en las ciudades del Perú. En 1992, Sendero
Luminoso colocó una potente bomba en el distrito de Miraflores de Lima en lo que se
conoció como el atentado de Tarata. Este fue parte de una larga campaña de atentados en
la ciudad de Lima. El 14 de febrero, Sendero comenzó un paro armado en el distrito Villa el
Salvador. Durante el denominado paro armado, María Elena Moyano, una líder comunal que
criticó abiertamente las atrocidades de Sendero Luminoso, salió a la calle en compañía de
varias mujeres cabeza de hogar a desafiar el paro y a protestar contra la violencia
senderista. En respuesta el 15 de febrero de 1992, María Elena Moyano fue asesinada frente
a sus hijos, y luego su cadáver fue colocado en la calle y posteriormente dinamitado para
descuartizar su cuerpo a manera de advertir a quien se opusiera a Sendero. Su muerte tuvo
una gran repercusión en el país y en el mundo por la brutalidad ejercida y reavivó la causa
del gobierno contra los grupos terroristas.
Sendero Luminoso convocó a un paro armado en todo el distrito. Maria Elena junto a varias
mujeres salieron a las calles de Villa El Salvador a desafiar el paro y las amenazas del grupo
terrorista de asesinar a quien estuviera fuera de sus casas.