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2 Corintios 4:7-18

Esta sección que trata del consuelo de Dios. Ante nosotros tenemos el consuelo de Dios en el
ministerio del sufrimiento que se experimenta por causa de dar testimonio de Cristo y de Su
mensaje.

V1 : POR LO TANTO, YA QUE DIOS, EN SU MISERICORDIA, NOS HA DADO ESTE NUEVO CAMINO,
NUNCA NOS DAMOS POR VENCIDOS.

V7. AHORA TENEMOS ESTA LUZ QUE BRILLA EN NUESTRO CORAZÓN, PERO NOSOTROS MISMOS
SOMOS COMO FRÁGILES VASIJAS DE BARRO QUE CONTIENEN ESTE GRAN TESORO. ESTO DEJA
BIEN CLARO QUE NUESTRO GRAN PODER PROVIENE DE DIOS, NO DE NOSOTROS MISMOS.

El mensaje de la salvación y los resultados que ésta produce son gloriosos y divinos. Pero en
contraste, los portadores de dicho mensaje, son personas frágiles, débiles, mortales. En este
aspecto, podemos decir que la vida del apóstol Pablo se caracterizó por un profundo sentido de
su indignidad, de su falta de mérito, ante la grandeza del mensaje que proclamaba. Y él
mantuvo siempre vivo ese contraste, para que nadie pudiera cuestionar, el origen del Evangelio
y su carácter, como una obra de Dios y no de los seres humanos.

Pero nosotros tenemos un tesoro; ahora, ¿cuál es ese tesoro? Es el evangelio glorioso y lo
llevamos en nuestros pequeños y viejos vasos de barro. Es por tal motivo que el apóstol dijo en el
versículo 5 de este capítulo: "no nos predicamos a nosotros mismos, sino a Jesucristo como
Señor".

La comparación con los vasos de barro, nos lleva al incidente que tuvo lugar en la época de
Gedeón. Usted recordará que cuando estudiamos el libro de los jueces, en el capítulo 7, leímos
que Gedeón reunió solo a 300 hombres para liberar a su tierra de los numerosos invasores
madianitas. Cada hombre tenía en sus manos una antorcha y una vasija de barro. Llevaron sus
antorchas dentro de las vasijas para que a la distancia, la luz no pudiera verse. Luego, cuando
estuvieron frente a los madianitas, rompieron las vasijas de barro. Y no fue hasta que aquellas
vasijas de barro se rompieron, que la luz pudo brillar en la oscuridad.

Desde un punto de vista espiritual, necesitamos que se quiebre la vasija o el cántaro de barro. El
apóstol Pablo fue un hombre que supo lo que implicaba sufrir por causa de Jesús, y que su vasija
se quebrase. El problema hoy es que no hay mucha gente dispuesta a pasar por esa experiencia. Y
el motivo por el que más personas no experimentan un nuevo nacimiento espiritual es que no
hay muchos dispuestos a pasar por todas las dificultades y dolores que un nacimiento implica.
Se habla mucho sobre testificar, de dar testimonio de la fe. Pero esa labor exige pagar un precio,
y no precisamente un precio material. En el sentido espiritual, pues, la vasija de barro debe ser
quebrada. En nuestra vida no podemos hacer las cosas a nuestra manera y, al mismo tiempo, a la
manera de Cristo. Necesitamos entonces tomar una decisión sobre si hemos de seguir al Señor
Jesucristo o no. Continuemos leyendo el versículo 8:

POR TODOS LADOS NOS PRESIONAN LAS DIFICULTADES, PERO NO NOS APLASTAN. ESTAMOS
PERPLEJOS PERO NO CAEMOS EN LA DESESPERACIÓN. SOMOS PERSEGUIDOS PERO NUNCA
ABANDONADOS POR DIOS. SOMOS DERRIBADOS, PERO NO DESTRUIDOS.

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