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NUESTRA
SRA DEL CARMEN
Oremos: Oh Dios, que por la maternidad virginal de María entregaste a los hombres los
bienes de la salvación, concédenos experimentar la intercesión materna de la que nos ha dado
a tu Hijo Jesucristo, el autor de la vida. Por nuestro Señor Jesucristo que vive y reina contigo en la
unidad del Espíritu Santo y es Dios por los siglo de los siglos. Amén
Por aquellos días salió un edicto de César Augusto ordenando que se empadronase todo el
mundo. Este primer empadronamiento tuvo lugar siendo gobernador de Siria Cirino. Iban
todos a empadronarse, cada uno a su ciudad. Subió también José desde Galilea, de la ciudad
de Nazaret, a Judea, a la ciudad de David, que se llama Belén, por ser él de la casa y familia de
David, para empadronarse con María, su esposa, que estaba encinta. Mientras estaban allí, se
le cumplieron los días del alumbramiento y dio a luz a su hijo primogénito, lo envolvió en
pañales y lo acostó en un pesebre, porque no tenían sitio en el albergue.
Había en la misma comarca unos pastores, que dormían al raso y vigilaban por turno durante
la noche su rebaño. Se les presentó el ángel del Señor, la gloria del Señor los envolvió en su
luz y se llenaron de temor. El ángel les dijo: "No temáis, pues os anuncio una gran alegría,
que lo será para todo el pueblo: os ha nacido hoy, en la ciudad de David, un salvador, que es
el Cristo Señor; y esto os servirá de señal: encontraréis un niño envuelto en pañales y acostado
en un pesebre." Y de pronto se juntó con el ángel una multitud del ejército celestial que
alababa a Dios diciendo:
"Gloria a Dios en las alturas y en la tierra paz a los hombres en quienes él se complace."
Cuando los ángeles, dejándoles, se fueron al cielo, los pastores se decían unos a otros: "Vamos
a Belén a ver lo que ha sucedido y el Señor nos ha manifestado." Fueron a toda prisa y
encontraron a María y a José, y al niño acostado en el pesebre. Al verlo, contaron lo que les
habían dicho acerca de aquel niño; y todos los que lo oyeron se maravillaban de lo que los
pastores les decían. María, por su parte, guardaba todas estas cosas y las meditaba en su
corazón. Los pastores se volvieron glorificando y alabando a Dios por todo lo que habían oído
y visto, tal como se les había dicho.
Al comenzar el nuevo año, preguntémonos: “¿Sé mirar con el corazón? ¿sé mirar con el
corazón a las personas? ¿Me importa la gente con la que vivo, o la destruyo con la
murmuración? Y, sobre todo, ¿tengo al Señor en el centro de mi corazón, o tengo otros
valores, otros intereses, mi promoción, las riquezas, el poder?”. Sólo si la vida es importante
para nosotros sabremos cómo cuidarla y superar la indiferencia que nos envuelve. Pidamos
esta gracia: vivir el año con el deseo de tomar en serio a los demás, de cuidar a los demás. Y
si queremos un mundo mejor, que sea una casa de paz y no un patio de batalla, que nos importe
la dignidad de toda mujer. De una mujer nació el Príncipe de la paz. La mujer es donante y
mediadora de paz y debe ser completamente involucrada en los procesos de toma de
decisiones. Porque cuando las mujeres pueden transmitir sus dones, el mundo se encuentra
más unido y más en paz. Por lo tanto, una conquista para la mujer es una conquista para toda
la humanidad.
Nacido de mujer. Jesús, recién nacido, se reflejó en los ojos de una mujer, en el rostro de su
madre. De ella recibió las primeras caricias, con ella intercambió las primeras sonrisas. Con
ella inauguró la revolución de la ternura. La Iglesia, mirando al niño Jesús, está llamada a
continuarla. De hecho, al igual que María, también ella es mujer y madre, la Iglesia es mujer
y madre, y en la Virgen encuentra sus rasgos distintivos. La ve inmaculada, y se siente llamada
a decir “no” al pecado y a la mundanidad. La ve fecunda y se siente llamada a anunciar al
Señor, a generarlo en las vidas. La ve, madre, y se siente llamada a acoger a cada hombre
como a un hijo.
Papa Francisco
GOZOS
Pues sois de nuestro consuelo Pues sois de nuestro consuelo…
el medio más poderoso,
sed nuestro amparo amoroso Por ello vos honras tantas,
Madre del Dios del Carmelo. Señora, al Carmelo hicisteis
que, viviendo, le asististeis
Desde que en la nubecilla, mil veces con vuestras plantas;
que sin mancha os figuró, con vuestras palabras santas
de Virgen Madre adoró doblaste su antiguo celo.
Elías la maravilla,
a vuestro culto capilla Pues sois de nuestro consuelo…
erigió en primer modelo.
Del Carmelo descendieron
Pues sois de nuestro consuelo de Elías los seguidores
y en la Iglesia coadjutores
Tan primeros para vos de los apóstoles fueron;
los hijos de Elías fueron del evangelio esparcieron
que por timbre merecieron la verdad por todo el suelo.
ser “de la Madre de Dios”.
Título es este que Dios Pues sois de nuestro consuelo
les dio a su heredado anhelo.
Pues sois de nuestro consuelo
Flores de vuestro Carmelo
son la variedad de santos,
profetas, mártires tantos,
vírgenes y confesores,
pontífices y doctores,
que hacen vuestro Monte Cielo.
Terminado la reflexión, el que dirige invita a decir en voz alta las intenciones o peticiones por la
que se realizará el Santo Rosario. (Una de ellas el fin del Coronavirus y por los médicos y personal
de Salud)
Se inicia el Santo Rosario como de Costumbre repartiendo entre varios miembros de la familia
cada uno de los misterios que corresponden a cada día. (Lunes y Sábado: Misterios Gozosos, Martes
y Viernes: Misterios Dolorosos, Jueves: Misterios Luminosos, Miércoles y Domingo: Misterios
Gloriosos.) Al finalizar se hace la siguiente Oración:
Juntos dicen: El Señor nos bendiga, nos libre de todo mal y nos lleve a la Vida Eterna. Amén.