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Comprender los valores implicaría un recorrido por cada hito histórico del pensamiento
acerca y alrededor del objeto que nos compete que es el salto del Tequendama. Cada
experiencia de cada tipo de conciencia, debido a las costumbres, nombres, usos, cosas, y
lengua que manejan, es diferente y por ello valorarían al Accidente de un modo distinto.
Nuestro enfoque puede acercarse de dos maneras distintas: una historia potencial, o una
historia actual. De modo que en la primera tenemos el recorrido de la historia, no en los
momentos actuales sino en los saltos que se hace de una época a otra, y se enfoca en por
que hubo de pasar de una a la otra y de que modo fue realizado exitosamente. Mientras que
en el segundo analizamos una sola época, lo que es la actualidad de todos los valores. De
uno a otro valor se encuentran relaciones afectivas de la creación mutua de los valores.
Alguno de estos valores de la época afectan a la zona de interés, el salto de Tequendama, y
en ello las relaciones forman una sistema de valoracional del mismo sitio.
Por ello, en la historia potencial del Salto del Tequendama, cada época del hombre tenemos
los valores que han muerto en antigüedades, y valores que desde su muerte han vuelto a la
vida, y hay valores que nunca murieron y aun siguen vivo en la época actual, el presente del
salto de Tequendama. Valoramos desde cualquier punto de vista el salto del Tequendama, o
tener la conciencia de los valores de la antigüedad, o actuales, implica la posible visión
desde ellos al mismo salto. Por ello, es posible valorar desde cualquier ámbito de
conocimiento y experiencia: religión, arte, ciencia, entre otros.
Para valorar hemos de practicar aquello que Kant denomina “el desinterés”, pues esto
implicara una total reflexión subjetiva del objeto sin ninguna utilidad uso o acción sobre él
mismo. Dejarlo tal como él es permite conocer de un modo sublime la Naturaleza, puesto
que descansamos de toda angustia y ansiedad de querer afectar el objeto para nuestro
interés y conveniencia. Es en esto, que logramos una ciencia histórica de los valores, la
tener los interés del presente como algo tenido por él mismo y no por omniabarcante de
todas las épocas que lo único que se lograría con esto es una totalización autoritaria de lo
que es la historia. Es por esto que el valor aquí dice lo que puede describir, expone lo que
puede contemplar desde el objeto mismo sin aún hacerle alguna afección. Los
contemplativos no hacen cosa alguna, sino describir su ser, en este caso, describir el ser del
salto del Tequendama.
Para la Experiencia, que conlleva la intuición de los sentidos, conocer el salto del
Tequendama se ha hecho de destacables obras de arte como pintura, música… pero hemos
decido elegir a la poesía como el Arte que ha representado más fielmente la belleza del
Tequendama. No en tanto que supere a las demás artes, sino en tanto que este arte logra una
fidelidad del pensamiento sin lagunas interpretativas de las intuición sensible. Pues la
misma conciencia se esta escribiendo mediante el pensamiento de su pluma. Por ello la
consideramos como la experiencia racional, y por tanto científico histórica, de lo que es la
relación del Humano y su época con el Salto.
Con los escritos recopilados por Carlos Enrique White decidimos dividir la historia de los
valores. Pues el valor se muestra como tal en cada época al nosotros estar leyendo la misma
conciencia que escribe en cada época, y tal concepto de lo que es el Valor, es la forma
universal de cada materia histórica como época. En la generalidad de esto, exponemos los
escritos mismos como ejemplo y evidencia. El ser del hombre en su libertad dice, de
diversos modos, su criterio y su punto de vista puesto que conoce desde la experiencia que
ha obtenido desde su condición humana.