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del Profesorado Carmen Vidal Xifré
Revista cuatrimestral
Publicaciones de la Secretaría General de Educación y Formación Profesional
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San Fernando del Jarama, 14 - 28002 Madrid - Tels. 562 54 00 - 561 68 85 Fax 561 89 21

Edita: Centro de Publicaciones. Secretaría General Técnica del Ministerio de Educación y Cultura
Depósito Legal: M. 57 / 1958
NIPO: 176-97-011-7
Imprime: Solana e Hijos Artes Gráficas, SA. San Alfonso, 26-La Fortuna (Leganés) Madrid
ISSN: 0034-8082
DISENO: J. A. Soria García

La revista no comparte necesariamente las opiniones y juicios expuestos


en los trabajos firmados

Número Extraordinario 1997

SUSCRIPCIONES EN EL CENTRO DE PUBLICACIONES


DEL MINISTERIO DE EDUCACION Y CULTURA
CIUDAD UNIVERSITARIA S.N. - 28040 MADRID (ESPAÑA) Teléfono 549 77 00 (Ext. 3020)
LA EDUCACIÓN Y LA
GENERACIÓN DEL 98
sumarlo
PRESENTACIÓN. BUENAVENTURA DELGADO
5
ARTÍCULOS

BUENAVENTURA DELGADO: La Generación del 98 y la educación es-


pañola
11
ANA JESÚS GARCÍA SANZ: Galdós: un antecesor del proyecto educa-
tivo del 98
33
CONRAD VILANOU: De la crisisfinisecular al regeneracionismo peda-
gógico: Ortega y Gasset y Eugenio D'Ors, dos modelos culturalistas
(1898-1914) 47
FÉLIX F. SANTOLARIA SIERRA: Regeneracionismo y tutela pedagógi-
ca. En tomo a Ortega y su pedagogía social como programa político»
(1910) 65
M. LUISA GUTIÉRREZ MEDINA: Tradición y modernidad en la Nor-
mal de Barcelona tras la crisis de 1898 77
ALEJANDRO TIANA FERRER: Extensión Universitaria y Universidades
Populares en la España de 1900. Una estrategia educativa de reforma
social
95
M. NIEVES GÓMEZ GARCÍA: La Universidad española del «98» al
-23»:
pensamiento, legislación, prensa 115
M . DOLORES GÓMEZ MOLLEDA: Unamuno,
Rector « regeneracionista» 137
CARMEN LABRADOR: El Primer Congreso Pedagógico venezolano y
el Código de Instrucción Popular 149
J. RAMÓN ALBERDI ALBERDI: 1898: hacia una escuela industrial en
Barcelona 163

PEDRO F. ÁLVAREZ LÁZARO: El eco de la cuestión colonial en la


educación masónica de la España metropolitana de fin de siglo XIX 177

CINTIO VINTIER: Nuestro hombre del 98 191

ROLANDO RODRÍGUEZ: Una visión cubana del 98 201


e
PRESENTACIÓN
BUENAVENTURA DELGADO (*)

Son numerosos los trabajos publicados La Universidad Complutense organizó


en los últimos veinte años sobre la mítica un congreso en 1995 dedicado a estudiar
Generación del 98, debidos a las plumas los efectos producidos por la crisis che! 98
de C. Blanco Aguinaga, R. Pérez de la De- en la historia española, encargando un
hesa, H. Ramsden, M. Tuñón de Lara, In- conjunto de ponencias a historiadores de
mann Fox y otros. Más recientes son el cle reconocido prestigio, como José M. Jover,
J. L. Abellán Historia del pensamiento espa- Álvarez Junco, Gómez Mendoza, Espadas
floP, el de Juan Mancha!, El secreto de Es- Burgos, Cacho Viu, Mainer y Malefakis, en-
paña. Ensayos de historia intelectual y tre otros. Los trabajos presentados fueron
política2, dedicado especialmente al estudio publicados por J. P. Fusi y A. Niño con el
del liberalismo español, en el que se vuelve título de Vísperas del 98. Orígenes y antece-
a estudiar a Larra, a Giner de los Ríos, a Una- dentes de la crisis del 98. En esta publica-
muno, a Ortega y a Manuel Azaña. ción se analiza la estructura del Estado
Especial atención merece la reedi- español, la sociedad, el ejército, la marina, la
ción de la Revista Nueva 1899, editada política colonial, el nacimiento y desarrollo
en Barcelona y dirigida por Luis Ruiz cle los nacionalismos europeos y america-
Contreras (Castelló de Ampurias, Girona, nos, la situación internacional, la diplomacia
1863-Madrid, 1953), hermanastro del je- española, etc.; aspectos que, en líneas gene-
suita Ramón Ruiz Amado. La Revista rales, nos ayudan a comprender mejor la si-
Nueva posee gran interés, porque en ella tuación real y las posibilidades de la España
escribieron muchos de los más brillantes finisecular enfrentada al gigante americano.
escritores del 98, en su etapa juvenil En diferentes trabajos se analiza tam-
ácrata e iconoclasta, como Pío Baroja, bién la actitud y dimensión política de Prat
Unamuno, Rubén Darío, Ra- de la Riba (1870-1917) y de Sabino Arana
miro de Maeztu, Jacinto Benavente, Ama- (1865-1903), así como el significado che la
do Nervo, etc. Sus páginas son una explosión del anarquismo en Cataluña. La
buena radiografía digna de estudio de las novedad de estos trabajos radica en cen-
preocupaciones, sensibilidades, gustos e trarse en la crisis del 98 desde una óptica
intereses de la época. positiva, en consonancia con los datos e

(*) Universidad de Barcelona.


(1) Vols. I y II del tomo V de Espasa-Calpe, Madrid, 1989.
(2) Taurus, Madrid, 1995. Premio Nacional de Historia 1996.
(3) Puvill-Editor, Barcelona, Zaragoza, 1979.
(4) Biblioteca Nueva, Madrid, 1997.


Revista de Educación, núm. Extra (1997), pp. 5-9 5
investigaciones más recientes. Se subraya jeron a repetir miméticamente sus ideas. La
el hecho de que eran momentos decisivos excepción es Cacho Viu, que se detiene
de fin de siglo, que no afectaron única- con brevedad en el fracaso de la Institu-
mente a España sino también a Francia, a ción Libre de Enseñanza, al haber sido in-
Portugal y a Italia, es decir, a los puebloscapaz de crear una Universidad Libre y
latinos, los primeros en sufrir una profun- laica semejante a la de Bruselas, institución
da crisis que, arios después, afectó tambiénque podía haber roto la inercia y encorse-
a toda Europa con las dos guerras mundia- tamiento en el que vivían las universidades
les. Esta decadencia la barruntó Spengler españolas. La generación que realizó el cam-
en su conocida Decadencia de Occidente. bio radical será la de 1914, la generación de
La literatura regeneracionista, señalan los Ortega, en la que la Junta de ampliación de
editores de Vísperas del 98, no supuso una estudios tomó el relevo de Giner.
peculiaridad española. Muchos de sus mol- Posteriormente a esta publicación, el
des provenían de aquella literatura france- filósofo Pedro Cerezo Galán publicó dos
sa que se había enfrentado a la crisis de trabajos alabados unánimemente por la crí-
identidad provocada por la derrota de tica especializada El pensamiento filosófico.
1870. Está claro, por otra parte, que el mar- De la generación trágica a la generación
co general en el que prosperó el regenera- clásica. Las generaciones del 98 y el 14' y
cionismo estuvo determinado por la crisis Las máscaras de lo trágico. Filosofía y tra-
intelectual común a toda la cultura europea: gedia en Miguel de Unainund , obra con la
que Cerezo se erige en el más profundo
el descrédito de la escolástica positivista y la
nueva fe en el vitalismo'. conocedor actual del filósofo vasco de Sa-
Parece evidente que la España de en- lamanca.
tresiglos no fue una anomalía, sino una En la primavera del 97 tuvo lugar el VI
pieza más del mosaico europeo, razón por Congreso Internacional dedicado a Gal-
la que es preciso superar el supuesto com- dós, escritor trascendental en la Genera-
plejo de inferioridad y singularidad de ción del 98; Carlos Seco Serrano, en su
nuestro fracaso. España no fue una excep- discurso de clausura, afirmó certeramente
ción respecto a los pueblos más avanzados que en sus novelas hay más historia que
de la Europa de entonces. Habría que aña- en sus Episodios Nacionales. El último libro
dir a este análisis que para el Reino Unido aparecido al terminar esta introducción ha
los efectos de la decadencia europea occi- sido Repensar el 98 de Vicente Cacho Viu,
dental fueron amortiguados gracias a la in- pionero en España de los estudios dedica-
tervención armada de los Estados Unidos dos a la Institución Libre de Enseñanza,
de Norteamérica. trabajo por el que obtuvo el Premio Nacio-
En estos trabajos publicados por la nal de Literatura de 1962.
Universidad Complutense apenas se presta Ya a las puertas del 98 se han multipli-
atención a la situación de la enseñanza na- cado los artículos periodísticos y los números
cional, supuesta causa de la derrota nacio- monográficos cle las revistas, comentado
nal en Francia y en España. Esta fue la tesis éste y aquél aspecto en su dimensión glo-
defendida por Costa, antes y después de la bal o parcial. Se ha vuelto a hablar de Mar-
fatídica fecha del 98, y de los que se redu- tí, de la intervención armada de los

(5)J. P. FUSI y A. NIÑO (Eds.): Vísperas del 98. Orígenes y antecedentes de la crisis del 98, ob. cit., p. 13.
(6) Publicado en La Edad de Plata de la cultura española (1898-1936). Vol. I, Torno XXXIX de la Historia
Menéndez Pida!, Espasa Calpe, Madrid, 1993.
(7) Trotta, Madrid, 1996.

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Estados Unidos, se han publicado nuevos hicieron desde su humildad y desprestigio
estudios sobre Ganivet, todo lo cual contri- social, analizando las actas de sus congre-
buye a repensar y comprender mejor el sig- sos pedagógicos, sobre todo el de 1888,
nificado de este acontecimiento histórico. celebrado en Barcelona con motivo de la
La Revista de Educación no debía de- Exposición Universal, en el que se plantea-
jar pasar desapercibida la fecha del 98, sin ron con toda dureza los problemas de la
dedicar la atención que merece a la situa- escuela en España, en Cuba y en Puerto
ción de la enseñanza, en sus distintos nive- Rico. Nos fijamos especialmente en este
les, hace cien años. A nadie se le ocurre congreso pedagógico, porque fue organi-
hoy repetir, como se dijo entonces tras la zado por los maestros públicos de Barcelo-
derrota de Sedán, que fue el maestro de na y no por la Institución de Giner, que
escuela prusiano quien derrotó a los ejérci- organizó los de 1882 y 1892. En estos dos,
tos franceses, descargando toda la respon- los problemas planteados tuvieron un mar-
sabilidad de la derrota en el sistema de cado color institucionista y centralista. En
enseñanza. El primer filósofo en asociar las el congreso del 88 por primera vez los
diferencias nacionalistas de los pueblos, maestros públicos catalanes levantaron su
identificando glorias y derrotas como cau- voz rompiendo una lanza a favor de la en-
sas y efectos de la educación nacional fue señanza elemental en la lengua materna de
Fichte en sus Discursos a la nación alema- los niños, —el catalán, el vasco o el gallego,
na. La Institución Libre de Enseñanza com- según las regiones—, apoyándose exclusi-
prendió que la educación era el medio vamente en razones psicopedagógicas y
más eficaz de comenzar la regeneración de dejando de lado las políticas.
España y escogió el camino largo forman- A este congreso de Barcelona acudió
do elites capaces de realizar las reformas, un centenar de catedráticos, profesores,
sin luchar por erradicar las causas que pro- médicos y políticos cubanos, procedentes
ducían la pobreza y las tremendas diferen- en su mayoría de La Habana. Claudio Du-
cias sociales. Ortega y Gasset, en su Misión mas, delegado de la provincia de Matan-
de la Universidad, dejó claro que el nivel zas, lamentó que en todas las Antillas no
de la enseñanza de un país era similar al hubiese más que una escuela de Artes y
nivel de su justicia, de su economía, de su Oficios y que la Escuela Normal de los es-
industria, de su higiene y de su moral. Si el colapios hubiese desaparecido en 1868.
conjunto de la sociedad era satisfactorio, Los maestros cubanos aspiraban a tener las
también lo sería su educación. Si no era mismas ventajas de los maestros españoles,
así, sólo era posible formar minorías. Creer como el derecho a la jubilación, contar con
que sólo la enseñanza podía regenerar un montepíos y tener inspectores provinciales
país, decía, era una tranochada herencia de enseñanza, en vez de contar únicamente
de la beatería idealista decimonónica. con las Juntas locales o provinciales de
Arios antes de la creación de la Institu- Instrucción Pública.
ción Libre de Enseñanza, a la que tanto El impacto del 98 espoleó nuevamente
debe España, Costa defendió la necesidad de la discusión sobre el europeismo, el rege-
elevar el nivel cultural del pueblo campesino, neracionismo, la educación nacional, el
de sus hombres y mujeres, ideas que defen- patriotismo, etc., tópicos debatidos varias
dieron como propias los institucionistas. Tam- décadas atrás. Se acuñaron frases grandilo-
bién Unamuno, Baroja, Galdós y otros cuentes de impacto como escuela y des-
muchos se sumaron a la crítica y hablaron de pensa, la africanización de España, el ¡que
la necesidad de reformar las enseñanza. inventen ellos!, etc. Poco a poco sus inven-
Preciso es conocer las opiniones y rei- tores matizaron con creces el sentido de
vindicaciones que los maestros de escuela estas frases, no siempre bien entendidas.

7
Maestros de escuela, profesores de Institu- pedagógica de Goethe, arrastrando consi-
to y de Universidad coincidieron en hacer go a la burguesía catalana, que vio en él el
una crítica de la situación en que se encon- valladar capaz de atajar la anarquía y caos
traban y multiplicaron sus reuniones, sus al que inevitablemente se encaminaban las
convenas, sus asambleas, mediante las masas obreras.
cuales llegaron a concienciarse de la nece- Las propuestas orsianas no contrade-
sidad de cambio y de mejora de sus méto- cían las de Maragall, puesto que cl'Ors de-
dos de investigación y cle enseñanza, para fendía una regeneración de corte clásico,
situar el nivel de la enseñanza a la altura simbolizada en el arquetipo de La bien
de las exigencias de los nuevos tiempos. plantada, modelo femenino, quintaesen-
La creación de la Junta para ampliación de cia de la belleza estética, sin estridencias ni
estudios e investigaciones científicas hizo disonancias. Teresa, la heroína de la nove-
posible las salidas de profesores de todos la, era un eon, el eterno femenino de Goet-
niveles al extranjero y la creación de labo- he. La obra bien /,echa, ideal permanente
ratorios, residencias, revistas y publicacio- de la burguesía catalana, nos dice Vilanou,
nes científicas, que hicieron posible en es también el ideal equivalente al imperati-
poco tiempo un cambio sustancial. vo categórico kantiano y a la manifesta-
La Revista de Educación ofrece en este ción de la unidad metafísica del « bonum»
número monográfico diferentes trabajos de y del pl 171M»
especialistas en torno a la educación de fi- Félix Santolaria se centra en la huella
nales de siglo. Ana Jesús García Sanz, buena del 98 en los años jóvenes de Ortega, en su
conocedora de la extensa obra de Galdós, primera etapa pública como escritor y pro-
explica el pensamiento pedagógico del es- fesor. Analiza sus ideas, sus sentimientos,
critor canario, afín y crítico al mismo tiempo sus proyectos, sus formas estéticas y su
de los objetivos de la Institución Libre de Gi- ideología claramente liberal, muy próxima
ner. Fue el inspirador cle gran parte de las al espíritu institucionista que respiró. Orte-
ideas de los principales hombres de su ge- ga fue el importador de Alemania cíe la pe-
neración. La dimensión pedagógica de dagogía social como programa político y
Galdós es una auténtica novedad. ensayo en 1910.
Conrad Vilanou presenta el análisis cíe María Luisa Gutiérrez, buena buceadora
la crisis finisecular desde el punto de vista del archivo de la Escuela Normal de Barcelo-
regeneracionista, comparando a Ortega y na, alumbra las preocupaciones y el día a día
Gasset y a Eugenio d'Ors como dos mode- de un grupo de maestros que luchan por sa-
los culturalistas. Recuerda que Maragall fue cudirse la inercia tradicional y por modernizar
el primer traductor de Goethe y recoge la sus métodos de enseñanza, dentro cle sus es-
frase de Jaume Brossa que, en 1892, afirma- trechas limitaciones presupuestarias, pero
ba que la lumière nous vient du nord. Neo- con un entusiasmo admirable.
kantismo y goethianismo eran clos modelos Alejandro Tiana estudia el desarrollo de
de pedagogía culturalista, a los que apunta- los movimientos obreros y su insistente deseo
ban tanto d'Ors como Ortega. Este filósofo, de acceder a la educación e instrucción, apo-
introductor en España de la pedagogía so- yados por los movimientos librepensadores,
cial de Natorp, fiel seguidor de Kant, com- ácratas, masónicos e institucionistas, canaliza-
prendió que la filosofía neokantiana dos con muchos matices por el movimiento
poseía la virtualidad de poder europeizar de la llamada Extensión Universitaria y la
España, según el modelo germánico. creación de las Universidades Populares.
Maragall, antes que Ortega, prefería Nieves Gómez analiza la situación de
sacudirse la tradicional francofilia de Espa- la universidad de la época, estudiando los
ña y Cataluña y apostó por la dimensión esfuerzos reformistas de Unamuno, de Gi-

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ner y de los más brillantes e innovadores ta, en la órbita norteamericana y en la cultura
catedráticos de la época por elevar su nivel anglosajona.
docente y científico. Cintio Vintier, Presidente del Centro de
Dolores Gómez Molleda, experta co- Estudios Martianos de 1.,1 Habana, nos brinda
nocedora de los reformadores de la Espa- un elocuente y dolorido análisis del significa-
ña Contemporánea, título de una obra do de la explosión del Maine para españoles
clásica en la que todos hemos estudiado y y cubanos. El desastre colonial español, nos
aprendido, centra su atención en el Una- dice, tuvo tintes pesimistas para Baroja, Una-
muno, rector regetzeracionista, principal muno, Azorín, Maeztu y Ganivet. Vieron, sin
protagonista de su generación y el rector embargo, el lado positivo Ortega, cl'Ors, Pérez
por antonomasia de la prestigiosa universi- de Ayala y los grandes poetas Antonio Macha-
dad de Salamanca. do, Rubén Darío y Juan Ramón Jiménez. Re-
Ramón Albercli, especialista de la his- cuerda Vitier las advertencias clarividentes de
toria de las escuelas técnicas y profesiona- Martí, cle Juan Ramón Jiménez y de otros escri-
les de Cataluña, estudia el interés por crear tores y políticos de la época, sobre el peligro
en Barcelona una Escuela de Artes y Ofi- que suponía la intromisión de los Estados
cios y Escuelas Profesionales. Esta necesi- Unidos del Norte en Puerto Rico y en Cuba,
dad se manifestó en 1868, creció durante la esgrimiendo el supuesto derecho de Estados
Exposición Universal cle 1888 y se convir- Unidas a intemenir para garantizar la inde-
tió en necesidad acuciante en 1898. Una pendencia, la propiedad, la salud, los derechos
buena formación profesional y una indus- humanos, la denzocracia, etcétera en cual-
tria avanzada semejante a la norteamerica- quier país del inundo, y especialmente del
na, vencedora en Cuba y Filipinas, eran las Tercer Mundo, derecho no cuestionado y
únicas medidas pragmáticas que podían convertido en ley universalmente aceptada.
transformar la industria catalana y españo- Otro cubano, Rolando Rodríguez, nos
la en una industria competitiva. ofrece un informe detallado y bien infor-
Pedro Álvarez analiza el eco de la pérdi- mado de los hilos que entre bastidores mo-
da de las colonias en las tenidas masónicas vían en la sombra los intereses económicos
de la España metropolitana cle fin de siglo. del tabaco y del azúcar, para justificar vela-
La repercursión en América de la pér- damente la intervención armada norteame-
dida de las colonias españolas se analiza ricana en Cuba. Los dos historiadores
en tres trabajos. En el primero, Carmina Rolando y Cintio, aportan valiosos datos
Labrador estudia la situación de la ense- desde la óptica cubana. Para los cubanos y
ñanza en algunos países latinoamericanos para muchos españoles, la injustificada in-
como Venezuela, Chile, Ecuador, Argenti- tervención y permanencia en suelo cubano
na, Cuba y Puerto Rico, fijándose en la ac- de las fuerzas armadas norteamericanas,
titud de rechazo cle estas jóvenes naciones después de cien años, sigue siendo una
frente a lo español, cayendo sin darse cuen- ofensa imposible de olvidar.

9
e
111n11111e

LA GENERACIÓN DEL 98 Y LA EDUCACIÓN ESPAÑOLA


BUENAVENTURA DELGADO 09

I. LA EDUCACIÓN ANTERIOR A LA primero en señalar el camino de las dife-


PÉRDIDA DE LAS COLONIAS rencias nacionalistas mediante la educa-
ción fue Fichte, en sus Discursos a la
Existe unanimidad entre los historia- nación alemana.
dores en afirmar que la Institución Libre de Desde 1868 y con mayor precisión, a
Enseñanza fue la entidad que más influyó los cuatro o cinco años de la creación de
en España en la reforma de la educación y la Institución de Giner (1876), fue una
que mejores frutos dio, tanto en hombres constante la preocupación por la situa-
como en pensamiento e iniciativas meto- ción de la educación nacional y la nece-
dológicas. Francisco Giner de los Ríos, su sidad de su reforma y modernización. Es
hermano Hermenegildo y el grupo de pro- preciso recordar que los objetivos iniciales
fesores fundadores de la Institución fueron de la Institución fueron crear una universi-
capaces de formar hombres, que coincidie- dad, al estilo de la Universidad Libre de Bru-
ron en dar un papel preponderante a la edu- selas, al margen de las universidades
cación nacional, en sus diferentes niveles, controladas fuertemente por el Estado cen-
como palanca para la transformación de la tral, de acuerdo con el modelo napoleónico.
sociedad española. Discípulos y simpatizantes Joaquín Costa, hombre de múltiples
de la Institución pertenecieron, en el sentido intereses intelectuales, fue uno de los pri-
amplio, a la Generación del 98, como Manuel meros colaboradores de las empresas de
B. Cossío, Joaquín Costa, Menéndez Pidal, Adol- Giner de los Ríos, como profesor, como
fo Posada, Fernando de los Ríos, Américo Cas- asiduo colaborador en los Boletines de la
tro, Macías Picavea, Unamuno, Azoriti, Maeztu, Institución y como asistente a los congre-
Pablo Iglesias, Vázquez Mella. sos y exposiciones internacionales, a los
La preocupación por la educación y que también asistían institucionistas y, en
por el ser de España de estos hombres ocasiones, el propio Giner. Desde 1878
era una herencia del romanticismo, co- hasta su muerte en 1911, Costa colaboró
mún a numerosos países europeos y asiduamente en la revista del centro. En el
americanos. Todos miran a su pasado, fi- primer Congreso Pedagógico nacional cele-
jándose especialmente en la Edad Media, brado en Madrid, en 1882, Costa defendió
en la que creyeron ver sus auténticas raí- ante los maestros llegados de España algunas
ces. Por otra parte, creyeron que la edu- de las tesis más queridas de Giner: la ense-
cación nacional les podía garantizar sus ñanza intuitiva y las excursiones educativas
diferencias respecto a los demás pueblos. El extraescolares.

(*) Universidad de Barcelona.

Revista de Educación, núm. Extra (1997), pp. 11-31 11


La preocupación de Costa por la es- vista sobre la situación de la enseñanza es-
cuela y la educación era anterior a la crea- pañola y sus posibles reformas, coinciden-
ción de la Institución. En 1869 defendió el tes con la necesidad de la europeización
principio de que las dos palancas del pro- de España, que muchos escritores de la
greso eran el maestro y el sacerdote. Nin- época veían como solución acertada. Arios
guno de los dos debía cruzarse de brazos, después del 98 volvió a replantear esta mis-
sino trabajar codo con codo, superando los ma cuestión en su De la enseñanza superior
obstáculos que los pueblos y el Estado so- en España (1899), Amor ypedagogía (1902),
lían poner'. En este mismo año 1869, Costa Sobre la europeización (1906), etc.
defendió también ideas que los institucio- Angel Ganivet, coetáneo de Unamuno
nistas hicieron suyas, como, por ejemplo, y opositor con él a la cátedra cle Griego de
la educación de la mujer y de la maestra. la Universidad de Salamanca, que obtuvo
Sus preocupaciones por el mundo rural, al el vasco, centró sus preocupaciones en el
que dirigía entonces sus escritos, le llevan ser de España, interviniendo en la antigua
a criticar los programas escolares pensados polémica cle Menéndez Pelayo y Giner de
únicamente desde la óptica urbana de la los Ríos. Publicó su Idearium español en
capital de España. No cree acertado que a 1897. En él defendió el estoicismo natural
las niñas en las escuelas rurales se les en- y humano de Séneca como si fuese el au-
señase entonces a bordar, a dibujar, geo- téntico espíritu español. Séneca no tuvo
grafía o historia de España. Les sería que inventarlo, afirma el granadino, sino
mucho mas útil aprender cosas útiles para recogerlo. En la disputa sobre los diferen-
su propio mundo, como contabilidad do- tes tipos de regeneracionismo, parafra-
méstica, higiene, cría de animales, etc., ac- seando la famosa frase agustiniana in
tividades que ellas mismas conocían de interiore hominis habitat ventas, propone
cerca y hacían a diario. un in interiore Hispaniae habitat
Idea suya fue también la necesidad de es decir, una reflexión colectiva, una in-
educar a los adultos y la de organizar mi- trospección capaz de descubrir el auténti-
siones populares, en las que, durante quin- co espíritu español, disperso y perdido en
ce o veinte días, dos o tres personas fuesen empresas heroicas que, a su parecer, lo ha-
de pueblo en pueblo hablando de temas bían agotado. Este era el sentido cle su fa-
religiosos, de las virtudes ciudadanas mosa frase «hay que cerrar con cerrojos,
(amor, tolerancia, moral universal), de la li- llaves y candados todas las puertas por
bertad, del trabajo, de la economía, de la donde el espíritu español se escapó de Es-
psicología infantil, etc., anticipándose en paña para derramarse por los cuatro pun-
muchos arios a las Misiones Pedagógicas y tos del occidente»2.
a la Cátedra ambulante de la Sección Fe- Encerrarse en sí misma equivalía a re-
menina. A partir de 1898, Costa elevó el flexionar sobre el camino a seguir en la
tono de voz y raclicalizó sus mensajes so- nueva coyuntura por la que entonces pasa-
bre la necesidad de mejorar la educación, ba España. ¿Había que intentar resucitar las
dedicándole mayores medios económicos, glorias del pasado o mirar con confianza al
personales e institucionales. futuro, incorporándose sin complejos a la
Unamuno, en su ensayo En torno al marcha de los países avanzados cle Euro-
casticismo (1895), expuso sus puntos de pa? ¿Qué país había de ser el modelo?

(1) J. COSTA: Maestro, escuela y patria, Obras completas, Madrid, 1916, vol. X, pp. 107-108.
(2) A. GANivEr: Idearium espanol. El porvenir de España, Madrid, Espasa Calpe. Col. Austral, 7.a, 1966, p.
124.

12
Para Angel Ganivet el camino para Pocos años después la Asociación de
emprender «una restauración política y so- Maestros Públicos de Barcelona se hizo
cial de un orden completamente nuevo» cargo de la organización del segundo con-
no hay que aprenderlo de Francia, de In- greso pedagógico, aprovechando la co-
glaterra o de Alemania, sino de su propio yuntura de la Exposición Universal de
ser y de su propia historia. 1888, en la que los ferrocarriles contribu-
yeron haciendo importantes descuentos a
Nuestra nación ha entrado en una nueva los visitantes. Al mismo tiempo y en la nis-
fase de su vida histórica y ha de ver cuál ma ciudad, a la que acudió un numeroso
dirección le está marcada por sus intereses
actuales y por sus tradiciones. número de maestros públicos, los partida-
rios de las escuelas laicas, que no se iden-
Al hilo de estas reflexiones Ganivet insis- tificaban ni con las escuelas del Estado ni
te en la idea de la hispanidad como progra- con las católicas, organizaron también el
ma. Estaba agotada la etapa de la expansión suyo. En él intervinieron anarquistas, ma-
y era preciso cambiar de táctica, movilizan- sones, republicanos y liberales de diferen-
do todas las fuerzas de la inteligencia hacia tes tendencias.
una nueva empresa. No había otro mejor En 1892 Madrid volvió a organizar otro
objetivo que dedicarse a la reconstrucción congreso al que llamaron Congreso Peda-
de la «unión familiar de todos los pueblos gógico hispano -portugués-americano, al
hispánicos (..). Vivimos —escribe con orgu- que siguieron como respuesta el Congreso
llo— imitando debiendo ser creadores; pre- Católico de Santiago de Compostela (1902),
tendemos regir nuestros asuntos por el el Congreso Nacional Pedagógico de Zara-
ejemplo de los que vienen detrás de noso- goza (1908), el Congreso de Primera Ense-
tros, y andamos a caza de formas de go- ñanza de Barcelona (1909), el Congreso
bierno, de exterioridacles políticas, sin Escolar Nacional de Valencia (1909), etc. A
pensar jamás qué vamos a meter dentro de pequeña escala los maestros públicos de
ellas que no sean pura hojarasca»3. las diferentes comarcas españolas siguieron la
costumbre de reunirse para modernizar sus
métodos y procedimientos pedagógicos. Fue
1. LOS CONGRESOS PEDAGÓGICOS una hermosa iniciativa espontánea del magis-
terio púbfico, si tenemos en cuenta la precaria
Como muestra del renovado interés situación económica en la que se encontraba.
por proporcionar al país nuevos aires edu- Un análisis de las actas de estos tres
cacionales, a finales del XIX y principios congresos nacionales nos demuestran fide-
del XX se multiplicaron en España los con- dignamente la situación de la enseñanza
gresos y reuniones relativas a la enseñanza en España, en los arios anteriores a la pér-
en los que los profesionales planteaban dida de las colonias. Los dos primeros con-
sus problemas comunes y proponían la gresos nacionales marcaron la pauta. El
mejora y solución de los mismos. L-1 situa- primero fue organizado por la Institución
ción de la educación nacional fue planteada Libre de Enseñanza, pionera, en muchos
en el primer Congreso Nacional Pedagógico, aspectos, de las más importantes reformas
reunido en Madrid, en 1882, y publicando educativas realizadas en España. El fruto
las actas de las sesiones, los discursos e in- más importante de este congreso fue la sig-
formes, en un grueso volumen de 455 pá- nificación de la maestra y la equiparación
ginas. de sus sueldos con los del maestro.

(3) A. GANivEr: Ibíd., p. 128.

13
La Institución se consideró de algún cursiones y viajes. Sólo los centros escolares
modo heredera de las reformas estableci- privados con alumnos de las clases medias y
das por los liberales a mediados del XIX, altas podían incorporar las innovaciones
principalmente por Pablo Montesino y Gil pedagógicas y modernizar su sistema de
de arate, creadores de la educación esta- enseñanza. Los maestros de las escuelas
tal en sus diferentes niveles. Ellos fueron públicas, a pesar de su esfuerzo y del afán
quienes organizaron las Escuelas de Magis- de superación de muchos de ellos, apenas
terio, para formar en ellas a los maestros podían sobrevivir.
de las escuelas públicas, quienes organiza- Merece la pena fijarse en el Congreso
ron los Institutos de Segunda Enseñanza Pedagógico de Barcelona de 1888, cuyas
como ciclo intermedio y un modelo de actas reflejan con objetividad la verdadera
universidad de corte francés, laico, unifor- situación del magisterio y de las escuelas
me y centralista, dependiente del gobierno de la península y de las últimas colonias.
y de sus representantes en provincias. La Las Actas de este Congreso recogen sin
Ley Mqyano de 1857 sancionó este tipo de maquillar las diferentes intervenciones de
enseñanza que, en sus líneas generales, se los congresistas, lo cual no sucede en el
ha mantenido con pocas variantes hasta celebrado en Madrid en 1892. En este Con-
nuestros días. greso intervienen libremente los maestros
Algunas propuestas de los institucio- públicos de España, cíe Cuba y Puerto
nistas presentadas en el Congreso Pedagó- Rico, exponiendo los problemas comunes
gico de 1882 fueron rechazadas como de sus escuelas y los propios de Cataluña.
utópicas e imposibles de llevar a cabo por Por primera vez públicamente y ante pro-
los maestros de las escuelas rurales. Joa- fesionales exponen la espinosa cuestión
quín Costa, como portavoz de las ideas de de la lengua, que debía utilizarse en todas
Giner de los Ríos, defendió la necesidad e las escuelas, sin exceptuar aquellas en las
importancia de convertir en escuela todo que la lengua materna no era la castellana.
el territorio nacional. Los niños con sus
maestros debían recorrer la ciudad, estu-
diar sus museos y monumentos, visitar los
talleres artesanales, sus sistemas de trabajo, 2. EL CONGRESO NACIONAL PEDAGÓGICO
las costumbres de sus habitantes, su len- DE 1888
guaje, sus creencias y fiestas religiosas, sus
juegos infantiles, su folklore, etc. Otro tan-
to debían hacer en las aldeas y pueblos ru- El Congreso Nacional, el segundo cle
rales, viajando por las distintas regiones España y el primero celebrado en Barcelo-
españolas y haciendo excursiones guiados na, fue inaugurado en el paraninfo de la
por sus maestros durante sus vacaciones. Universidad de Barcelona el 5 de agosto y
La sorpresa de los maestros de las es- clausurado una semana después. Asistie-
cuelas públicas ante semejante iniciativa ron a él alrededor de 2.000 maestros, pro-
fue considerable. Los hombres de la Institu- fesores, inspectores, médicos, abogados y
ción trabajaban con otros alumnos, distintos profesionales de España, de Cuba y de
de los suyos. Los maestros no podían salir Puerto Rico. Los más numerosos fueron los
de la escuela pública con sus alumnos, ni procedentes de Barcelona capital y provin-
hacer excursiones lejos de sus aldeas. No cia, seguidos de los valencianos. Los maes-
se atrevían a exhibir la pobreza y miseria tros preferían llamarse entonces profesores.
de unos y otros lejos de su rincón y, aun- El alma organizadora del congreso fue
que lo hubieran querido, no disponían de el maestro Agustí Rius í Borrell, presidente
medios económicos para hacer largas ex- de la Asociación de Maestros Públicos de

14
Barcelona. En la ciudad se vivía una gran Por inercia siguieron repitiéndose tó-
euforia con motivo de la Exposición Uni- picos, como que la escuela era «templo del
versal. Barcelona se enorgullecía de ser la saber, donde el hombre de mariana apren-
segunda capital de España y sus maestros de a ser bueno, honrado y laborioso», la
asumían también su papel con cierto orgu- necesidad de «edificar templos para culti-
llo. El secretario de la mesa del Congreso var las facultades del hombre, para mejorar
José Bertumeo i Gimeno, otro gran maes- la inteligencia y el corazón de las genera-
tro de escuela, habló en su discurso de ciones venideras» 5. Creando escuelas, afir-
apertura como portavoz del magisterio es- mó otro maestro, «podréis disminuir en
pañol y de sus viejos problemas. mayor proporción los presidios, donde no
Las intervenciones de los oradores refle- van los hombres a corregirse, sino a co-
jaron fielmente los tópicos de la época sobre rromperse.» Las escuelas harán innecesa-
la responsabihdad de la escuela y de su di- rias las cárceles, la guardia civil no tendrá
mensión social. Estaba reciente en la memo- a quién perseguir, no habrá necesidad de po-
ria la debacle francesa de Sedán y la licía ni de ejércitos, etc.6, afirmaciones que se
explicación, más bien justificación, que polí- oían por doquier maquinalmente. Maes-
ticos, militares y sociólogos dieron de la mis- tros, políticos y escritores creían unánime-
ma. En el discurso inaugural volvió a mente también que la escuela era el único
repetirse, como en Francia, la cantinela de medio de combatir el fanatismo y las
que los maestros alemanes fueron los vence- cruentas guerras fratricidas. «La escuela es
dores de los ejércitos franceses. La metáfora —afirmaba el catedrático de la Facultad de
se convirtió en principio indiscutible y el Ciencias de Madrid Edmundo Lozano— el
maestro de escuela se convirtió en chivo ex- faro de salvación al que recurren todas las
piatorio de las desgracias nacionales, no naciones civilizadas en esta tremenda crisis
sólo francesas, sino también españolas. por que atraviesan al aproximarse el triun-
Algunos clarividentes maestros asisten- fo de la democracia.»7
tes al congreso de Barcelona protestaron con- En su fervor por la escuela como pa-
tra esta interpretación bélica de la escuela. nacea para solucionar todos los proble-
mas, sin alterar las estructuras sociales que
Menguada misión sería la del magisterio
de nuestros tiempos —dijo uno de ellos— si producían las ancestrales injusticias socia-
se limitara a preparar a sus alumnos para les, este profesor afín a la Institución de
que cuando hombres pudiegen luchar con Giner de los Ríos, siguió afirmando que «la
alguna ventaja en los campos de batalla. miseria material desaparece donde no
Que tal misión se atribuya al preceptor de existe la ignorancia, la miseria moral». Por
la antigua Esparta, de la antigua Roma, en- otra parte, «la moralidad del pueblo, el
horabuena; pero atribuirla al Maestro de porvenir de nuestra abatida agricultura, el
nuestros tiempos es desconocer por com- desarrollo de nuestra incipiente industria,
pleto la que le asigna la pedagogía más
distinguida y en particular los primeros or- la actividad, la riqueza de nuestro adorme-
ganizadores de la educación e instrucción cido comercio, en una palabra, la ventura
espa y prosperidad de la patria (..) todos estos

(4) Discurso de imuguración, p. 19. (Actas del Congreso Nacional Pedagógico iniciado por la Asociación
de Mestros Públicos de la provincia de Barcelona celebrado en dicha ciudad desde el día 5 al 12 de agosto de
1888), Barcelona, Tipografía de la Casa Provincial de Caridad, 1888.
(5) P. 183.
(6) P. 83.
(7) P. 83.

15
beneficios encierra en germen la escuela, y mantenimiento y conservación, de la cale-
a su calor se desarrollan, florecen y luego facción y limpieza, de los gastos de libros,
fructifican»8. Frases de este estilo se multi- cuadernos, material escolar, etc.
plicaron en los discursos políticos, en los El salario de los maestros fue siempre
artículos periodísticos, en las novelas y en- mezquino. Si los municipios carecían de
sayos, llegando a invadir el ambiente de recursos económicos o no consideraban
un pedagogismo que, en vez de ayudar, importantes los problemas de la escuela y
perjudicaba a la misma pedagogía. Quie- cle sus maestros, la situación podía ser clra-
nes señalaban la acumulación de la rique- mätica. En el Congreso de Barcelona se
za en unas pocas manos como la causa dijo que las provincias de Barcelona y Ma-
principal de la extensión cle la miseria y de drid pagaban con regularidad los sueldos a
la consecuente ignorancia eran tildados cle sus maestros, pero no era así la situación
subversivos y peligrosos. ¿Qué podía hacer de los de Gerona, Lérida y Andalucía. Los
la escuela en semejante situación? maestros de Gerona seguían sin percibir
regularmente sus salados desde 1879. Sólo
al finalizar cada trimestre el habilitado les
3. LA DURA REALIDAD ESCOLAR
daba una pequeña cantidad, siempre insufi-
ciente para hacer frente a las deudas y crédi-
Esta retórica simplista decimonónica, tos acumulados en las tiendas. Esta situación
centrada exclusivamente en la escuela, sin fue norma habitual durante el siglo XIX,
pensar en otras profundas y necesarias re- desde la creación cle las escuelas públicas.
formas sociales, pareció a los maestros del No había escuelas por falta de recur-
Congreso de Barcelona un burdo sarcas- sos. Los maestros contestaban que lo que
mo. Dijo uno de ellos: no había era voluntad para construirlas. A
Me han llegado al alma en estos días, en muchos escandalizaba el hecho cle que, en
medio de los discursos y disertaciones, los muchas ciudades importantes, se cons-
amargos lamentos de maestros que cobran truían suntuosas plazas de toros y lujosos
mal o que no cobran nunca sus sueldos, teatros, se organizaban fiestas y festejos
porque esa desatención gradúa el tristísi- costosos con el dinero público, pero no se
mo estado de nuestra nación desventura- levantaban escuelas públicas modernas ni
da, en la que no se hace inverosímil que se pagaba con dignidad y regularidad a sus
individuos del magisterio lleguen a morir
literalmente cle hambre; y esta sola consi- maestros. Juan Benejam i Vives, prestigio-
deración, que abate el änimo y descorazo- so maestro de Menorca, respondiendo a la
na, probaría ya de por sí la ineficacia de excusa de falta cíe recursos económicos
nuestras discusiones y aún la del Congreso para construir nuevas escuelas, dijo:
en general (p. 154). Yo veo en cada pequeña población cómo
¿Qué sentido tenía discutir de métodos se levanta una iglesia consagrada a los
pedagógicos, proponer reformas y mejoras, ejercicios del culto religioso; yo veo cómo
defender la importancia de las excursiones se levanta una casa consistorial destinada a
la administración de los intereses del co-
escolares, etc., si muchos municipios no pa- mún, pues que se levante también una es-
gaban regularmente a sus maestros? cuela como templo de enseñanza; que la
Las escuelas dependían de los respec- escuela no es menos importante por su mi-
tivos municipios en cuanto al salario cle sión civilizadora que la casa consistorial y
maestros, designación del local, de su que la iglesia (p. 175).

(8) P. 84.

16
No había dinero, salvo excepciones, calor sofoca y enerva a los alumnos, y que
para hacer escuelas públicas, tanto en las mejor que Escuelas, son lugares de tor-
ciudades corno en zonas rurales. No obs- mento en que se encierra a los inocentes,
tante, en las grandes ciudades españolas, a a la par que reciben sanas doctrinas para
partir de la década de los ochenta, comen- su alma, aspiran miasmas nocivos para su
zaron a construirse espléndidos colegios cuerpo, y mientras su espíritu se forma, sus
de jesuitas, escolapios, maristas y demás órganos se destruyen (...)». La humedad y
órdenes religiosas docentes, con interna- el frío hace que los niños estén encogidos
dos para niños y niñas, a los que enviaban e «impiden el crecimiento y predisponen
las familias bienestantes de la provincia. al raquitismo y a la escrófula que, sensible
Estos colegios solían estar magníficamente es decirlo, nace muchas veces en la Escue-
bien dotados, con aulas espaciosas, labora- la y es una puerta abierta para la tisis».
torios, campos de deportes, etc. Las nece- Otras graves enfermedades podía producir
sidades escolares de las familias poderosas la escuela, por ejemplo, la falta o el exceso
estaban cubiertas. No importaba el resto, de luz, la inexistencia de servicios higiéni-
que era la mayoría. En consecuencia, el cos y de agua corriente y la proximidad de
maestro de escuela era un pobre diablo, la escuela a mataderos, tenerías, estercole-
un ser inverosímil le llamó un político, que ros y otros depósitos en putrefacción»'".
no podía competir con el maestro vestido La descripción que hizo Andrés Man-
con traje talar. jón cle su primera escuela infantil y de su
En general, la situación de las escuelas maestro en Sargentes de Lora (Burgos) se
públicas rurales y urbanas era dramática. ha hecho clásica. El Congreso de Barcelo-
Muchas de estas escuelas hubieran sido na señaló parecidas deficiencias del local
desechadas como establos para el ganado. escolar y del escaso material auxiliar. Las
Sin embargo, algunos ganaderos no tenían escuelas mejor dotadas contaban con algu-
inconveniente en enviar a sus hijos a los in- nas mesas para escribir y hacer labores,
fectos locales convertidos en escuelas, obli- cuatro o cinco pizarras, colección de carte-
gándoles «a pasar dentro de su mortífero les, uno o dos mapas y muy poco más.
recinto dilatadas horas, que lentamente mi- Hubo maestros que se quejaron de las
nan o aniquilan su preciosa existencia»9. inadecuadas mesas escolares, perjudiciales
El maestro de Surja (Barcelona) afirmó para el desarrollo físico infantil. M'inflaron
que las escuelas públicas «no pueden ser que la mayoría de las mesas escolares tenía
otra cosa que reuniones de chiquillos, in- proporciones descomunales. Algunos maes-
suficientes por su capacidad, repugnantes tros hacían verdaderos milagros para reunir
por su aspecto, poco menos que inútiles por su cuenta el dinero del material escolar.
por su desmantelamiento y tan perjudicia- «Maestro hay —decía una maestra de Grano-
les por sus fatales condiciones higiénicas, Ilers— que para adquirir una mesa, un mapa
que serán siempre un continuo atentado o un objeto de algún valor, necesita consig-
contra la salud y la existencia de toda una nar año tras año una pequeña partida, lle-
generación». No es una exageración, conti- gando a adquirirla después de cuatro o
nuó. Muchas escuelas están en callejones seis años de haberlo proyectado»". Y, por
sin aire; muchas son «salas estrechas, en si fuera poco, una cuarta parte del sueldo
que no hay una atmósfera pura, en que el del maestro debía dedicarla a los gastos de

(9) P. 99.
(10) P. 185.
(11) P. 181.

17
aseo y limpieza, reparación de objetos de cia concedida a la escuela y el desprecio con
la escuela, premios, gastos de exámenes, que se trataba al maestro, inferior siempre al
ayudas a alumnos pobres... ¿Había alum- prestigio del cura, del médico y del boticario:
nos más pobres que el maestro? Sirve aquí el estado de los maestros de pri-
¿Qué ganaba un nuestro de escuela en meras letras para tema de declaraciones re-
1888? Menos que un peón. Dos pesetas dia- tóricas, pero en el fondo se desprecia
rias por término medio. Uno de los recursos hondamente, no ya al maestro, a su fun-
utilizados por los maestros en esta época de ción; desasnar muchachos es lo último.'
finales de siglo era añadir una hora más a las
Antonio Gilabert Sol, maestro de Valls
cinco que obligatoriamente debían hacer (Tarragona), refiriéndose al menguado sa-
cada día. Era comprensible que ellos mismos
lario de los maestros, exclamó:
se sintieran humillados y despreciados por
toda la sociedad. Angela Castellä, la maestra He aquí el vencedor de Sedán y de quien de-
de Granollers citada anteriormente, dijo lo si- penden, según dicen, el porvenir, la riqueza y
guiente: bienestar de las naciones. iQue sarcasmo! (...)
iQué Pedagogía, ni qué ocho cuartos! Aquí lo
Humillados hasta por los mismos alumnos, que importa ante todo y sobre todo, es dar de
quienes al entregar a fin de mes la mísera, comer a estos hombres, y luego después po-
pero para nosotros indispensable cantidad dréis exigirles el cumplimiento estricto de sus
de dos, tres o cuatro reales, creen que pa- deberes: antes... no (Actas, p. 71).
gan nuestro trabajo como lo hacen con
cualquier objeto cotizable. Un maestro resumía su ideal profesio-
Yvonne Turin, en La educación y la es- nal en tres adjetivos:
cuela en España de 1874 a 1902 2, apoyán- Bien dotado, virtuoso e instruido. He di-
dose en diferentes discursos parlamentarios cho bien dotado, porque quien tiene ham-
de diciembre de 1901, escribió lo siguiente: bre, no está para nada, (..), quien pide
prestado y contrae deudas no puede tener
Vengan del gobierno o de la oposición los dignidad ni carácter; tendrá que sufrir mu-
datos concuerdan. Actualmente la mitad de chas vejaciones.
los maestros de escuela no gana lo que un
jornalero; 908 tienen un sueldo inferior a 145 A continuación afirma que la causa del
pesetas (unos 34 cénts. al día), 1.900 ganan desprecio social en el que vive el maestro no
220 pesetas (0,68 cénts. al día) y 11.130 han es otra que su pobreza. La paradoja consiste
de conformarse con 1,2 pesetasi3.
en que a estos maestros les «está encargada la
Los sueldos más altos oscilaban entre regeneración de la sociedad ¡Nosotros tene-
las 625 y 825 pts. al año, cobradas, irregu- mos las llaves del porvenir! Se nos ensalza, sí,
larmente. Los diputados o el ministro de teóricamente, diciendo que somos los más be-
Instrucción Pública Romanones recibían neméritos de la patria, los que mayor bien
con frecuencia cartas de maestros queján- hacemos a la humanidad, otras gracias por el
dose de que hacía seis, ocho o nueve me- estilo; mas no por eso recobramos mayor con-
ses que no habían cobrado. sideración ni mejores honorarios, y el nombre
Unamuno protestó repetidas veces en sus de Maestros de Escuela sigue envuelto en la
escritos ante la contradicción entre la importan- compasión y el ridículo»15.

(12) Madrid, Aguilar, 1968.


(13) Y. TURIN: La educación y la escuela, o. c., p. 91.
(14) M. DE UNAMUNO: En torno al casticismo, oc., p. 295.
(15) 'Mil., p. 28.

18
A pesar de todo, hubo algún nuestro ca- Federico Morraja, presidente de la
paz de dejar a sus hijos una pequeña fortuna, Asociación de Maestros del partido de Cer-
tras una larga vida de trabajo y austeridad. vera, confesaba haber asistido en Artesa de
Uno de sus hijos así lo proclamó atropellada- Segre a la reunión general de maestros de
mente en Barcelona con estas palabras: la provincia de Lérida, a la que algunos ha-
Consagró toda su vida en aras de la enseñanza bían acudido tras una caminata de dieci-
popular, a pesar de que no conoció el vicio, al séis o dieciocho horas.
cual no dedicó ni una sola peseta, dedicándose Los maestros españoles, a pesar de la
a la enseñanza, pudo legar por herencia la penuria y estrechez económica a que se les
suma de nueve pesetas (Ibid., p. 228). sometía, no por eso bajaban acomplejados
la cabeza. Estaban orgullosos de contar
Excepción que confirma la regla. con más de ochenta revistas pedagógicas
profesionales editadas heroicamente, en
muchos casos, por ellos mismos en las di-
4. EL HEROICO FUROR DEL MAGISTERIO versas provincias. Aceptaban ser inferiores
en preparación profesional a los maestros
La grandeza de un maestro no se deri- suizos, belgas y alemanes, pero creían que
va de la profundidad y abundancia de sus ninguno cle estos maestros extranjeros ten-
conocimientos, ni del dominio de los mé- dría éxito si se le obligara a trabajar en las
todos y técnicas que domina, sino de la pa- condiciones en las que ellos lo hacían. Les
sión con que se entrega a los alumnos. gustaría ver al más hábil y entendido maes-
Los grandes maestros, según Unamuno, tro cómo se las arreglaba dirigiendo «una
«no eran profesoresy ni catedráticos, ni sa- de las muchas escuelas de España que reu-
bios, sino hombres, hombres que no se de- nen 150 ó 200 niños, hacinados en tres o
jaban ahogar ni por la ciencia, ni por la cuatro departamentos de un edificio bajo,
cátedra, ni por la profesión que ejercían; lóbrego, oscuro y mal ventilado, como de
hombres que hacían oír más el corazón ordinario lo son nuestros locales escuelas.
que la cabeza» 16. A la pasión del enseriar la Tendrá el aludido maestro que dirigirlos,
llamó Unamuno el heroicolnrorpor el ma- educarlos e instruirlos solo, o a lo más con el
gisterio, que es quien hace el milagro de auxilio de un aprendiz de ayudante, como
que el alumno se encadene al maestro y se frecuentemente acontece. De libros, material
interese más por lo que le enseña.'7 y útiles de enseñanza tendrá que hacer caso
Esta pasión por la enseñanza la poseía omiso, pues apenas podrá disponer de lo
una gran parte de los maestros que acudieron suficiente para veinte o treinta nifios»'9.
a Barcelona en 1888. Los maestros de Ponte-
vedra tardaron en llegar a Barcelona cerca
de cuatro días, pasando tres noches sin dor- 5. EL PROBLEMA DE LA LENGUA EN LAS
mir. Uno de ellos, maestro de una escuela de ESCUELAS PUBLICAS
patronato con 1.100 pts. de sueldo, había
asistido también al congreso de Madrid de Los problemas educativos hasta aquí
1882 y confesó en Barcelona tener un voca- analizados eran comunes a todas las es-
ción de hierro a la enseñanza'". cuelas elementales públicas del Estado es-

(16) UNAMUNO: Sobre la carta de un maestro, oc., IV, p. 925.


(17) UNAMUNO: Arabesco pedagógico, Los Lunes de «El Imparcial», oc., XI, p. 292.
(18) Actas..., p. 160.
(19) M. PIMENTEL: «Maestro del Hospicio de Badajoz», Actas..., p. 100.

19
pañol, salvo en la cuestión lingüística. La demarcación, apenas disponía de recursos
Ley Algyano de 1857 había sido discutida suficientes para sus dietas y desplazamien-
en el Parlamento y consensuada por libe- tos. Está sin investigar la situación de la en-
rales y conservadores, prescindiendo de señanza en España en el XIX, en sus
las regiones en las que el castellano no era distintas regiones, apoyándose, no en lo
la lengua habitual, como en Cataluña, Va- establecido por las leyes, sino en los infor-
lencia, País Vasco y Baleares. El hecho de mes de los municipios, de los inspectores
que los profesores de las Escuelas Norma- provinciales y de los propios maestros.
les, los libros de texto escolares, los ins- Mientras no sea posible disponer de estos
pectores provinciales y, en general, todos datos, no es ocioso volver cle nuevo a los
los funcionarios, debieran utilizar oficial- datos que suministran los maestros reuni-
mente la lengua castellana originaba nu- dos en Barcelona.
merosos conflictos. Durante los primeros El Congreso de Barcelona y la Exposi-
arios cíe la organización de la enseñanza ción Universal de 1888 fue aprovechado
estatal, a mediados del XIX, apenas hubo, por los maestros catalanes para reivindicar
que se sepa, conflicto en la enseñanza ele- el uso del catalán en las escuelas, dando
mental obligatoria por motivos lingüísticos. así fin a una situación legal que a muchos
Los maestros, aunque eran funcionarios, pareció una injusticia y un gran disparate
enseñaban en sus propias regiones de pro- pedagógico. Los organizadores plantearon
cedencia y no solían trasladarse a otras de como propuesta un conjunto de preguntas
lengua diferente. Es un capítulo sin inves- sobre las que los congresistas debían pro-
tigar. Un dato importante es que los libros nunciarse. El problema se planteaba en el
de texto editados en Cataluña solían incluir terreno pedagógico, sin renunciar a su ver-
un vocabulario bilingüe en ayuda de maes- tiente política y social del siguiente modo:
tros y alumnos catalanes. Por otra parte,
durante el siglo XIX, la emigración a Bar- ¿Qué lengua habrá que utilizar en la
celona procedía mayoritariamente de las escuela, la lengua aprendida en la cuna, o
mismas comarcas catalanas, cuya lengua una lengua extraña, distinta a la nativa?
era únicamente el catalán, razón por la que ¿Cómo compaginar la unidad de inte-
se utilizaba de modo natural en las escue- reses económicos y políticos cle un país
las el catalán, al menos en los primeros llamado España con los intereses políticos
años. En esto los políticos liberales espa- regionalistas?
ñoles quisieron imitar el ejemplo de Fran-
cia, imponiendo una única lengua en todo Estas preguntas se apoyaban en princi-
su territorio, pero afortunadamente el Esta- pios pedagógicos generalmenrte acepta-
do español era mucho más débil que el dos por todos los educadores como, por
francés y carecía de suficientes recursos ejemplo:
económicos para imponer el cumplimiento
de las leyes. Baste decir como prueba que, — El profesor ha de hablar en la len-
durante la segunda mitad del XIX y princi- gua que habla el alumno.
pios del XX, en España únicamente había — Enseña mejor una lengua el profe-
un inspector de escuelas públicas y priva- sor nativo.
das por provincia. Laureano Figuerola, — Para aprender una lengua extranje-
fundador de la Escuela cle Magisterio de ra es preciso partir de la lengua propia del
Barcelona, fue el primer inspector de las alumno.
escuelas de la ciudad de Barcelona y de su — Si la escuela es la delegada de la fa-
provincia. Si deseaba conocer personal- milia y de la ciudad, precisa respetar «la
mente la situación de la enseñanza de su dignidad del niño, sin despojarle cle lo úni-

20
co que es acreedor al llegar a la escuela: nos allí donde la lengua castellana no es la
del idioma. El niño ha aprendido a sentir y nativa, como sucede, por ejemplo, en Ca-
a expresarse en catalán; el niño muestra su taluña y Galicia? (Ib(d, p. 151).
inclinación hacia seres y objetos por pala- En las escuelas gallegas, como en las
bras que ha aprendido en la cuna; excluye, catalanas, tampoco se permitía decir una
por decirlo así, su limitada inteligencia toda palabra en la lengua materna, lo cual pe-
otra expresión para una misma idea (..). Al cludicaba por igual a la lengua materna y a
niño se le coacciona y se le perjudica en la castellana. Pero en las escuelas en las que
los dos idiomas, el suyo y el extraño»20. los niños alternaban el castellano con el ga-
llego llegaban a hablar con soltura y sin es-
Un maestro dejó de lado la declara- fuerzo las dos. «El niño aprende sin violencia la
ción de principios pedagógicos indiscuti- diferencia de giros y mcclismos que existen en
bles y esgrimió argumentos mucho más una y otra lengua», afirmaba el maestro ga-
contundentes. Para él el magisterio catalán, llego.
corno el de otras regiones de lengua no Esta discusión entre los maestros era
castellana, se encontraba «con el pie forza- sin duda un claro reflejo de las preocupa-
do de la ley, y con el más forzado todavía ciones metoclológicas del momento, pero
de los encargados de interpretarla». En su también de los prejuicios y recelos entre
opinión, era «un acto doblemente criminal las diferentes regiones españolas. La fuerza
la imposición del castellano a los niños de económica de Cataluña, su espíritu em-
Cataluña, imposición que rechaza la edu- prendedor y su empuje le hacían confiar
cación a que tienen derecho, y al desarro- en sí misma y le llevaban a defender la re-
llo natural de sus facultades»21. cuperación de sus perdidos fueros y la len-
Estas palabras provocaron una agria gua que siempre había conservado, y que
polémica, en la que intervino un maestro ahora, con la enseñanza pública uniforme
gallego, intentando suavizar la crispación no estaba permitida en las escuelas.
de la sala y presentando el problema de Fuera de Cataluña, algunos miraban
manera menos radical. Creía que tan equi- con suspicacia. No faltó el extremista que
vocado estaba el maestro castellano que planteó en el Congreso el problema sin
pedía la supresión del catalán en las escue- responder a las sólidas razones propuestas,
las, imponiendo el castellano, como el ca- conculcando los límites de la cortesía y sin
talán que creía que en las escuelas de respetar las lenguas y las personas. Para él
Cataluña sólo debía enseñarse y hablarse había que aplicar la ley a rajatabla, mien-
el catalán. En su opinión, había que ense- tras el Congreso y el Senado no cambiasen
ñar en las escuelas las dos lenguas. lo legislado. Al final se impuso la cordura,
sometiendo a votación cada una de las
De esta manera se logrará que los niños conclusiones elaboradas por las distintas
aprendan con la perfección que cabe el ponencias. Las conclusiones séptima y oc-
castellano y la lengua propia de su país, tava, referidas a la cuestión de la lengua de
mientras que en otro caso no llegarán a ha- la enseñanza, fueron aprobadas por mayo-
blar bien la una ni la otra. Si todos conveni-
mos en que para aprender con perfección ría. La séptima decía así: «La Ciencia peda-
un idioma hay que relacionarlo con otro gógica reclama que a los niños se les
diferente, ¿por qué no hemos de aprove- instruya en la lengua que conocen.» La octa-
charnos de esta circunstancia, por lo me- va decía: «El mejor procedimiento para en-

(20) Actas..., p. 146.


(21) !bid., p. 161.

21
seriar a los niños la lengua castellana, don- había una Escuela de Artes y Oficios. Los
de no es ésta la nativa, consiste en la prác- maestros cubanos aspiraban a tener las
tica y comparación de aquélla con la suya mismas ventajas que los españoles y expu-
propia.» sieron sus quejas, al carecer del derecho a
la jubilación, de la inexistencia de monte-
píos, de inspectores provinciales y de estar
6. LA PARTICIPACIÓN DE CUBANOS, sometidos a la vigilancia inquisitorial de las
PORTORRIQUEÑOS Y FILIPINOS EN EL Juntas Locales de Instrucción Pública. En
CONGRESO DE BARCELONA esto último coincidían también con los
maestros españoles, que por unanimidad
Sorprende por su número el centenar aprobaron en Barcelona su desaparición.
de catedráticos, profesores, médicos y po-
líticos cubanos, que acudieron al Congreso
de Barcelona. En su mayoría procedían de 7. SITUACIÓN DE LA EDUCACIÓN A LA LUZ DEL
La Habana. También de otras ciudades y CONGRESO IILSPANOLUSOAMERICANO DE
lugares como Santa Clara, Puerto Rico, San 1892
José de los Ramos, Santiago de Cuba,
Unión de los Reyes, etc. Su número era Cuatro años después del Congreso de
muy superior al de los maestros proceden- Barcelona, se celebró otro en Madrid, apro-
tes de la mayoría de provincias españolas. vechando el cuarto centenario del descubri-
En los arios anteriores a la independencia miento de América. En algunos aspectos
de las últimas colonias era numerosa la este Congreso fue una segunda edición del
presencia de cubanos en España, como primero de 1882. Ambos fueron organiza-
también era numerosa la colonia de catala- dos por la Institución Libre de Enseñanza
nes instalados en ellas. y expusieron ampliamente sus puntos de
Miguel Moraita, catedrático de la Uni- vista. Organizadores, presidentes y secreta-
versidad de Madrid y Gran Maestre de la rios de las distintas secciones fueron princi-
masonería española, se presentó en el palmente institucionistas. El Presidente del
Congreso de Barcelona como presidente Congreso del centenario del descubrimiento
de la Asociación Hispanofilipina y repre- de América fue Rafael María de Labra, hijo
sentante de los intereses del profesorado de militar español, nacido en Cuba, krausista
de Cuba ante el gobierno de Madrid. y rector entonces de la Institución Libre de
Claudio Dumas, delegado de la provincia Enseñanza madrileña. Nació en 1840 en la
de Matanzas, recordó que los escolapios fortaleza del Castillo del Príncipe, en La Ha-
habían creado una Escuela Normal en bana. Fue presidente del Ateneo de Madrid,
Guanabacoa, cerca de La Habana, en 1857, jurista y diputado en diferentes legislaturas
de la que salieron ilustres maestros. Des- por la provincia de la Habana, por Cuba y
graciadamente fue suprimida en 1868. Puerto Rico. A lo largo de cuarenta arios de
Desde entonces no había Escuela Normal, parlamentario siempre defendió la mejora
como tampoco había escuelas de párvulos, de la educación, la autonomía de las colo-
ni escuelas de ciegos y sordomudos, ni es- nias y la abolición de la esclavitud en Cuba
cuelas de adultos. En todas las Antillas sólo y Puerto Rico.22

(22) U. V. HERNÁNDEZ: Don Rafael María de Labra y Cadrana. Reformador de la Educación Nacional,
Universidad de Granada, 1992. Labra, Azcárate, Vincenti y Becerro de Bengoa eran los portavoces de las ideas
pedagógicas de la Institución en el congreso. A su pluma se debe la educación y el Presupuesto de Instrucción
Pública en España. La Primera enseñanza. Las Normales de Maestras. La Educación popular. Discurso pronun-
ciado en el Senado (Sesión del 30 de noviembre 1910), Madrid, 1911.

22
La novedad de este Congreso fue in- definitiva con la metrópoli. No acudió nin-
tentar abarcar toda la pirámide educativa gún cubano ni filipino.
nacional, desde la enseñanza primaria a la
universitaria, sin olvidar las enseñanzas
técnicas y profesionales, las Bellas Artes,
etc., y la educación de la mujer. II. EL IMPACTO DEL 98 EN LA
Intervino como figura relevante Laurea- EDUCACIÓN NACIONAL
no Figuerola, antiguo ministro de Hacienda,
primer rector de la Institución y ex presiden- 1. EL PUNIO DE VISTA DEPAQUÍN COSTA Y COSSÍO
te del Ateneo de Madrid. En este Congreso
acudía en representación de la Institución.
Presentó un balance relativamente optimista La pérdida de las colonias espoleó
de la situación del analfabetismo en España nuevamente la discusión sobre el regenera-
en los últimos treinta años. cionismo, la educación nacional, el patriotis-
En la sección dedicada a la enseñanza mo y la unidad nacional, la europeización, el
primaria parece que la situación no había cientifismo... Se acuñaron frases grandilo-
mejorado. Seguían en pie las mismas preo- cuentes de enorme impacto, como el lema
cupaciones de años anteriores, como los de «escuela y despensa» y la «africaniza-
salarios, el escalafón, la mínima considera- ción de España» de Costa, o bien el «¡que
ción social del magisterio, la titulación y la inventen ellos!» y el «Muera Don Quijote!» de
deficiente infraestructura escolar. Aparecen Unamuno. No eran sino frases viscerales sa-
algunas novedades, como la propuesta de cadas de su contexto, no bien entendidas.
implantación de los grupos escolares, me- Costa volvió a resucitar el tópico de
diante escuelas graduadas, en sustitución de los vencedores de Sedán, subrayando la
las antiguas escuelas unitarias, en las que un estrecha relación entre la escuela y el po-
solo maestro o maestra debía enseñar a un der militar. En una comunicación enviada
grupo de niños de diferentes edades. No- a la Conversa y mitin pedagógicos de Tá-
vedosa era también la propuesta de una fi- rrega, el 1 de julio de 1907, dijo que Espa-
cha psicopedagógica biológica y escolar. ña todavía no había entendido la lección,
En la sección dedicada a la universidad mientras que en los tres arios y medio que
estaban, entre otros, los llamados socialis- duró la llamada Intervención Militar de los
tas de cátedra de la universidad de Ovie- Estados Unidos, las 300 escuelas públicas
do, Adolfo Posada y Aniceto Sela, que había en toda la isla de Cuba se con-
apoyados por otros krausistas e institucio- virtieron, entre 1898 y 1902, en 8.600. «Me
nistas como Cossío, Rafael Altamira, Ma- quema los labios, pero he de decirlo: la agre-
nuel y Rafael Torres Campos, Matilde sión de los yanquis fue inicua, pero el triunfo
García del Real, Agustín Sardá, Ruiz de lo tenían merecido».
Quevedo y Emilia Pardo Bazán. Las tesis Costa reproduce los datos de un artículo
sobre la educación de la mujer de esta escri- periodiStico referido a las escuelas de la bahía
tora fueron muy criticadas. de Algeciras, en 1900, existentes en Gibraltar
En comparación con los anteriores y pueblos españoles. Para cinco pueblos Es-
congresos pedagógicos, fue escasa la pre- paña mantenía siete escuelas e Inglaterra
sencia americana. Las guerras coloniales treinta. A las españolas acudían unas docenas
en su último capítulo preveían la ruptura de niños y a las inglesas millares?'

(23) J. COSTA: Maestro y patria, oc., XII, p. 254.


(24) J. COSTA: ¡Covanclonga, Gibraltar?, o. c., p. 264.

23
Las propuestas de Costa respecto a la Para la enseñanza secundaria, propuso
reforma de la educación nacional fueron una duración de ocho o diez años, a fin cle
redactadas en 1899 y recogidas en el volu- evitar que los jóvenes llegasen a la univer-
men X de sus Obras Completas. Este exten- sidad antes de cumplir los diecinueve o
so trabajo es todo un programa político de veinte arios. El plan de estudio había de
las reformas que el sistema educativo nacio- ser el cíclico e integral, repitiendo las mis-
nal necesitaba urgentemente. Muchas de mas materias a lo largo del bachillerato. En
ellas fueron llevadas a la práctica por los di- cuanto a los métodos pedagógicos defen-
ferentes gobiernos del siglo XX. Gran parte dió el método seguido en la Institución,
de las propuestas eran típicamente institu- consistente en el trato personal con los
cionistas. Otras probablemente eran cíe su alumnos, insistiendo más en la educación
cosecha. En pocas palabras, propuso lo si- que en la instrucción, realizando excursio-
guiente para la enseñanza primaria: nes, trabajos prácticos, educación fisica se-
ria, eliminación cle exámenes, etc.
1.2 Reforma y formación del personal En cuanto al número de universida-
docente. des, Costa propuso en la Asamblea Nacio-
2.Q Envío al extranjero de «montones nal de Productores de Zaragoza (Asamblea
de gente a formarse y a reformarse, a cle Zaragoza) la supresión cle seis universi-
aprender y a educarse en el mejor medio dades. «Si se las ataca —decía Costa—, si la
posible del extranjero», siguiendo el ejem- opinión las ve con indiferencia, a ellas co-
plo de Francia y Japón. rresponde la mayor parte de la culpa», por
3.Q Aumento del presupuesto destina- no haberse renovado. Para fabricar aboga-
do a educación. dos, médicos, farmacéuticos y doctores en
4.Q Enseñanza pública aconfesional, ciencias y letras eran demasiadas diez uni-
poniendo a salvo la conciencia del maestro. versidades.25
5.Q Aumento clel número de escuelas. Manuel B. Cossío defendió parecidos
6..2 Ampliación de la edad escolar puntos de vista, al lado cle Costa, en la
obligatoria hasta los trece años cumplidos. Asamblea Nacional de Productores de Za-
7.Q Reorganización cle las escuelas ru- ragoza (1899). Las reformas cle la educa-
rales, llevando a ellas a los mejores maes- ción nacional debían afectar por igual al
tros y con mejor retribución. Estado, al profesorado, a los estudiantes, a
8.Q Desarrollo cle las escuelas de adul- sus familias y a la sociedad en general. Algunas
tos para acabar con el analfabetismo. de las soluciones que aportó Cossío eran, como
9. 9 Graduación cle las escuelas en él mismo afirmaba, «inmediatamente gaceta-
unidades homogéneas, cle acuerdo con la bles», y acordadas, sin duda, con el beneplácito
edad mental y la cronológica de los niños. de su maestro Giner. En primer lugar, había
10. Q Formación profesional de los que comenzar formando un nuevo profe-
maestros directores de las escuelas norma- sorado. Después vendrían los programas y
les e inspectores. métodos de enseñanza, El medio más rápi-
11.Q Control del número de alumnos cle do y eficaz para ello era enviar a formarse
las escuelas normales, según las necesidades. o reformarse al extranjero, tanto al profe-
12. Q Aumento del número de ins- sorado como a los investigadores.
pectores para lograr que las escuelas fue-
sen visitadas como mínimo una vez al Es inútil y ridículo meternos a inventar el
ario. termómetro. Nuestra gran falta consiste en

(25) lbíd., pp. 349-350.

24
habernos quedado fuera del movimiento fama es justa, tratando con sobriedad, cla-
general del mundo y nuestra única salva- ridad y alteza de miras los siguientes pun-
ción está en entrar en esa corriente y en tos generales: La instrucción pública y el
hacer lo mismo que hacen las demás nacio- Estado, la instrucción pública en su con-
nes. Somos en enseñanza, como en casi todo cepto propio y la instrucción pública en su
lo demás, una excepción, y hay que dejar de organización práctica.28
serlo.
En el Problema nacional, obra más
Además de aumentar muchísimo el pre- conocida que la primera, analiza las defi-
supuesto, en los diferentes niveles de la en- ciencias crónicas de la enseñanza primaria
señanza, había que salvaguardar la libertad y secundaria, la lacra del analfabetismo
de cátedra en la escuela, en el instituto y en (un 68% de la población). En una y otra
la universidad, punto en el que coincidía obra Macías sintetiza con datos en la mano
toda la Institución y sus simpatizantes:27 los problemas de la política educativa y el
abandono cle los dos primeros niveles de
la enseñanza.
2. OPINIONES DE RICARDO MACIAS Unamuno, buen conocedor del pensar
PICAVEA Y MIGUEL DE UNAMUNO y del sentir popular, subrayó la indiferen-
cia con que el pueblo castellano oía hablar
de la regeneración nacional y del impacto
Natural cle Santoña (Santander, 1847- de la pérdida cle las colonias. ;Quién de
1899), Macías Picavea fue catedrático de verdad, escribió Unamuno, quiere «rege-
Psicología, Lógica y Etica de los institutos nerarse? Todos estamos mintiendo al ha-
de Tortosa y Valladolid. Conocía perfecta- blar de regeneración, puesto que nadie
mente los problemas de la enseñanza y piensa en serio en regenerarse a sí mismo.
publicó en 1882 unos Apuntes y estudios No pasa de ser un tópico de retórica que
sobre la instrucción pfiblica en España y no sale del corazón, sino de la cabeza. ¡Re-
sus reformas. En 1899 volvió a la carga con generarnos! ¿ Y de qué, si aún de nada nos
el problema docente en una obra que, hemos arrepentido?»29 El pueblo no entien-
dado el contexto social pesimista y la fe de nada de regeneración. Le es indiferente la
desatada en la necesidad de la reforma pérdida de las colonias. Su posesión no le
educativa, obtuvo gran resonancia: El pro- ha hecho más feliz. Más bien le ha hecho
blema nacional. Hechos, causas y reme- perder a gran parte de sus hijos. Tampoco
dios. Su visión crítica fue elogiada por J. al pueblo le importa la gloria nacional. Le
Costa y Miguel de los Santos Oliver. De su basta con su probleza. «Han muerto mu-
primera obra Apuntes escribió lo siguiente chos de sus hijos en la contienda, y sus pa-
Rufino Blanco: dres les han rezado, mientras se preparan
Goza el autor de esta obra de envidiable otros hijos a ocupar su puesto.»!«
fama como hombre de pensamiento origi- El catedrático cle Salamanca señala
nal y de extensa y sólida cultura, y en el con crudeza el fatalismo popular ante la
volumen descrito da pruebas de que la pobreza, la miseria y la enfermedad, en la

(26) M. B. Cossio: De sujornada (Fragmentos), Madrid, Aguilar, 1966, pp. 182-183.


(27) ¡bid., p. 183.
(28) R. BLANCO SÁNCIIEZ: Bibliografía pedagógica de obras escritas en castellano o traducidas a este idio-
ma, Madrid, Rev. de Archivos y Bibliotecas, II, 1907-1912, p. 506, 5 vols.
(29) UNAMUNO: La vida es sueño. Reflexiones sobre la regeneración de España (núm. 1898), oc., III, p. 407.
(30) UNAMUNO: lbíti., p. 408.

25
que viven las clases humildes, corno resul- sepulcro del Cid como fue falso "¡el mue-
tado del caciquismo y de los pactos de los ra Don Quijote!" que lanzó otro impa-
partidos políticos, alternándose en el po- ciente. Día llegará en que se olviden
der y defendiendo siempre los intereses de las frases de Costa, esa del Cid, la de la
los poderosos. Al pueblo nada le importa- escuela y la despensa que no es sino
ban las glorias, ni las derrotas nacionales. una frase, y la más ramplona de las suyas
No eran las suyas. El pueblo seguía dur- y se empiece a estudiar la labor que a la
núendo y soñando «su sueño lento, oscu- española hizo.»33
ro, monótono, el sueño de su buena vida Ningún español «inteligente y bienin-
rutinaria»m. tencionado», añade, defendiéndose de
¿Qué quería decir Unarnuno con sus la- los ataques recibidos, «desea ver a su
pidarias frases «¡Que inventen ellos!, ¡muera patria divorciada de la vida general de
Don Quijote!, españolizar Europa, catalani- los pueblos cultos; pero hay más de un
zar España», etc.? modo de participar de ella, y acaso el
El sentido de la europeización de Es- mejor para tomar de Kant, de Lutero,
paña para él equivalía a lograr una síntesis de Goethe, de Bacon, etc., lo que a noso-
de lo mejor del espíritu europeo sin renun- tros sea adaptable, sea tratar de imponerles
ciar al modo de ser hispano. No todo lo nuestro San Juan de la Cruz, nuestro Cal-
europeo, ni todo lo francés, ni todo lo ale- derón, nuestro Cervantes, y hasta en cierto
mán, de moda a finales de siglo, debía ser sentido y extensión, nuestro Torquemada.
imitado sin más. Consideraba europeiza- Todo menos esa actitud servil de papana-
dos a Menéndez Pelayo, Ramón y Cajal, al tas, que no tiene en cuenta nuestro propio
historiador del Derecho Eduardo de Hino- espíritu ».
josa, a Menéndez Pidal, y pocos más. En Las Cartas inéditas de Miguel de Una-
ellos apreciaba la seriedad de su trabajo, el muno editadas por S. Fernández Larraín",
rigor del método científico empleado y la muy poco conocidas, ofrecen, además de
novedad de sus investigaciones. Joaquín un sinfín de noticias y proyectos de la vida
Costa no estaba europeizado según estos privada de Unamuno durante cuarenta
criterios. Fue uno de los más antieuropei- arios, el sentido que la europeización tenía
zantes de su tiempo. Su método «tenía para él. Unamuno comienza a escribir a su
muy poco de europeo. Su método era de amigo Pedro de Múgica, bilbaíno como él
intuición, de adivinaciones parciales y so- y profesor de filología en la universidad de
bre todo, de fantasía y de retórica, aunque Berlín, en 1890. A los dos les preocupa el
éstas se ejerciesen sobre clatos»32. problema de España, para la que ofrecen
Aunque parezca sorprendente, en este soluciones distintas. Para el filólogo la so-
artículo de homenaje a Costa después de lución era imitar ciegamente el modelo
su muerte, Unamuno se identifica en algu- germano, como hacían franceses y japone-
nos aspectos con él, quitando hierro y ses, enviando a sus estudiantes a las uni-
aclarando algunas de las frases que los dos versidades alemanas. A Unamuno ninguno
lanzaron, con el escándalo de muchos. de los modelos que a finales de siglo esta-
«Tan falso fue aquello de la doble llave al ban de moda le satisfacía. Los problemas

(31) UNAMUNO: lbíd., p. 411.

(32) UNAmuNo: Sobre la tumba de Costa, oc., III, p. 1.133.


(33) UNAMUNO: lbíd, pp. 1.143-1.144.

(34) UNAMUNO: lbíd., p. 1.133.

(35) Santiago de Chile, 1965.

26
de cada país debían resolverlos sus ciuda- Hegel, Darwin, Balzac, etc., etc., son más
danos, buscando por sí mismos una solu- que Napoleón (...). Alemania tiene que
ción original, no importando recetas ajenas purgarse de la obra de Bismarck. Somos
de otros países. Esta fue la opinión que en muchos los que soñamos en la vieja Ale-
Europa defendieron Fichte, Ganivet y Una- mania, la no prusianizada todavía, la ro-
muno y en América Simón Rodríguez y An- mántica, la de Goethe y Uhland, y aún a la
drés Bello. Prusia de Kant y de Hegel, no la cle ese
En las cartas de Unamuno a su amigo barbarote y mucho menos la del histrión
Múgica aparece desde un principio una bufo que hace al presente cíe Emperador.
profunda antipatía respecto al militarismo Veremos si el socialismo, con su grosería y
prusiano vencedor de Sedán, antipatía que todo, barre toda esa morralla de la burgue-
Unamuno no rectificará a lo largo de su sía neoalemana.»37
vida. En algunas de estas cartas aparece la Con frecuencia aparece en estas cartas
veta del Unamuno libelista, a la que dará el tema del antisemitismo germánico, as-
rienda suelta contra el dictador que lo des- pecto que a mi entender nunca ha sido es-
terró a Fuerteventura. Comprendió con tudiado en los escritos del catedrático
agudeza que la industrialización y las vic- salmantino. Tampoco es el momento para
torias germánicas no habían aportado un profundizar en él. Baste decir que el vasco
renacer cultural brillante, fenómeno que el de Berlín apoya el antisemitismo alemán
joven Ortega tendrá también ocasión de de fin de siglo y Unamuno defiende las
comprobar a principios de siglo, durante cualidades del pueblo hebreo. La conver-
sus arios de estudio en Alemania: «No es sación epistolar sobre este asunto se inte-
Alemania por ahora el país de donde haya rrumpe abruptamente sin llegar a un
de salir regeneración intelectual. En litera- acuerdo, manteniendo cada uno sus pun-
tura veo que anda mal y a remolque de tos de vista. Ninguno de los dos cla su bra-
Francia. La victoria de Sedán y el empeño zo a torcer y llega un momento en que
en hacerse país industrial la tienen perdi- Unamuno zanja la cuestión y escribe a su
da. Proteccionismo y militarismo son dos paisano:
plagas. Ahí no hay salvación mientras no
den un puntapié en el culo al mamarracho No quiero hablar más de los judíos. Usted
de Guillermo y execren la memoria de se queda con sus opiniones y yo con las
Molke y de Bismarck, dos seres repugnan- mías, corroboradas por sus cartas (.). Le re-
tes.»36 pito a usted que todo lo que tienen de
En vano Pedro de Múgica, profunda- malo depende de que viven en una socie-
mente arraigado con su familia en Berlín y dad que no es la que les corresponde y a
con cierto prestigio en el ambiente acadé- la que explotan por lo tanto de mala ma-
mico, defendía en sus cartas la figura cle nera. Pero prefiero sus buenas cualidades
Bisclmarck como la mejor figura de este si- a las de los que les persiguen?'
glo, junto a Napoleón, cosa que al vizcaíno
de Salamanca le pareció atroz. «Creo que Unamuno, sorprendido por este fenó-
este siglo puede presentar figuras mucho meno antisemita, quiso investigar sus cau-
mayores que la de Napoleón, el asesino», sas y el por qué había arraigado con fuerza
replica. «Odio las glorias militares. Kant, en Alemania. Al filo del cambio de siglo

(36) Salamanca, 28 de julio de 1898.


(37) Salamanca, 15 de Sept. de 1898 (Cartas inéditas...., o.c.), p. 273.
(38) Salamanca, 30 de mayo de 1898 (Cartas inéditas..., oc.), pp. 265-266.

27
pensó escribir un ensayo sobre ello. Pecó consigna de este escritor para superar el
de ingenuo al solicitar a su amigo informa- complejo de inferioridad que arrastraba
ción sobre estudios serios realizados en Francia desde Sedán, era viajar y oxigenar-
Alemania, al margen de las revistas alema- se, viviendo en los países avanzados.
nas en las que se ridiculizaba sistemática- También Adolfo Posada, catedrático de la
mente a los judíos. Universidad de Oviedo, recomendaba con
Su correspondencia epistolar se centró entusiasmo en 1905 a sus alumnos acudir a
entonces en España y en las posibles solu- las universidades alemanas, siguiendo el
ciones a la salida de su crisis. El 7 de octu- ejemplo de Estados Unidos y Japón. Creía
bre de 1893 Unamuno comentó a su amigo convencido que estas universidades eran
los tópicos que entonces estaban en labios «los centros científicos mas instruidos, más
y plumas de todos, con las siguientes pala- sabios». Este era el único camino para
bras: «traer vientos frescos que purifiquen una
¡Qué cosas quiere usted hacer con el pue- sangre viciacla»40.
blo español!, "enseñarle a juzgar seriamen- Por las mismas fechas, el vasco Lazúr-
te, sin obcecación.., que no se deje tegui publicó en Bilbao (1903) unas Cartas
arrebatar por corrientes extrañas de abso- alemanas en las que defendía el modelo
lutismo y cantonalimno..." etc., etc. Vamos, germánico para la europeización de Espa-
sí, ¿germanizarlo?, ¿no es eso? ¡uf! "refor- ña. Arios después, en plena guerra mun-
mar la enseñanza". Y eso... (prepárese usted dial, Eloy Luis André repetía las mismas
y no se asombre) y eso .. apara qué sirve?. tesis en La cultura alemanau . Según él ha-
(Otro día seré más explícito). Lo primero es bía que olvidar los trasnochados modelos
tomar al pueblo español como es y procu- francés e italiano, países falsamente europei-
rar que adelante dentro de su manera de
ser, a la española, no a la alemana, pero zados, «cuyas ansias de saber se contenta-
tampoco a la francesa. (lbíd., p. 208). ban muchas veces con las migajas cle la
mesa del sabio alemán»". En el colmo de
A pesar de las reticencias y escritos de su admiración afirmaba que Alemania era
Unamuno respecto al sesgo que la cultura un pueblo en el que Don Quijote y Sancho
oficial alemana tomaba, la mayoría de los formaban «una sola persona verdadera, no
regeneracionistas y catedráticos de las uni- polarizada, donde la casta se "recrea" en el
versidades españolas señalaban el camino individuo; donde el individuo y la familia
de Europa, a Alemania principalmente, se plasman en la casta (..) un "modelo"
como solución a los problemas de España. para España»43. André era un catedrático
Había una cierta unanimidad en afirmar del Instituto cle Toledo, autor cle otro libro
que había que comprobar directamente en extenso titulado Mentalidad alemana pu-
qué consistía la pretendida superioridad cle blicado en Madrid por D. Jorro. AncIré admi-
los anglosajones, título de una obra famosa raba la fábrica y la universidad alemanas, el
escrita por el francés Edmund Demolins. grito de ¡Deutschland über Alles! y, en ge-
Fue traducida rápidamente al castellano y neral, los mitos típicos atribuidos a los ale-
en 1904 obtenía su tercera edición." La manes de la laboriosidad, la obediencia, el

(39) E. DEMOLINS: En qué consiste la superioridad de las anglosajones, versión española, prólogo y notas
de Santiago Alba, Madrid, Librería de Victoriano Suárez, 3.', 1904.
(40) A. POSADA: Pedagogía, valencia, 1909, p. 128.
(41) Madrid, 1916.
(42) E. L. ANDRE: La cultura alemana, oc., p. 24.
(43) lbíd., pp. 32-33.

28
amor a la tierra y la cohesión familiar. estas inciativas comienzan con fuerza a
«Nuestro porvenir está en sustituir el senti- principios de siglo, hasta ser canalizadas
miento clel deber del ciudadano que pien- por la Junta para ampliación de estudios e
sa, por la ciega obediencia del súbdito, investigaciones científicas, creada en 1907.
adquiriendo el hábito de que este senti- En 1902, aprovechando el centenario
miento del deber se exteriorice en la ac- cíe la fundación de la universidad valencia-
ción.»41 Sus apreciaciones y análisis sobre na, se llevó a cabo la I Asamblea Universi-
Alemania no parecen muy acertados, com- taria, en la que un puñado cíe profesores
parados con los de Unamuno y el joven Or- analizaba y proponía por primera vez los
tega. problemas más acuciantes de la universi-
La literatura pedagógica española a fa- dad. Los centros de interés tratados fueron
vor de la educación alemana fue abundante los siguientes:
hasta el fin de la segunda guerra mundial. El
modelo educativo alemán compitió con el — Fin y organización de las universidades.
anglosajón, al que no le faltaron admirado- — Conveniencia cíe conceder autono-
res, entre los que hay que incluir a Unamu- mía a las Facultades y Escuelas.
no. «En general, ya lo sabe usted —escribía a — Formación, ingreso, derechos y de-
Pedro de Múgica—, el espíritu inglés me es beres del profesor.
más simpático que el alemán. La ciencia, la — Sistemas de selección cíe alumnos.
literatura, el pensamiento británicos me agra- — Trabajo del profesorado.
cian más que los germánicos. En Inglaterra — Libertad de cátedra.
no se podía dar un Nietsche.»45
Tres arios más tarde se encargó Barce-
lona cíe organizar la II Asamblea Universi-
3. LA REFORMA DE LA UNIVERSIDAD ESPAÑOLA taria. La Universidad de Barcelona no era
una excepción comparada con el resto de
las demás universidades del país, en cuan-
El espíritu cíe reforma universitaria to atraso, dejadez y falta cíe recursos. Uno
cundió también en las distintas universida- de sus brillantes catedráticos, OcIón de
des españolas. Mayor entusiasmo inicial Buen y del Cos, llegó a Barcelona a ocupar
existió en las que coincidieron algunos dis- su cátedra de Historia Natural, en 1889. La
cípulos de Giner, pero el contagio y el de- situación con la que se encontró la descri-
seo de elevar el nivel científico se extendió be él mismo en sus fragmentarias memo-
a todas. La escuela fue el blanco fácil de rias, que conocemos: un amplio y vistoso
regeneracionistas y reformistas, como he- museo, un microscopio inservible, un
mos visto. La universidad no escapó a la buen microscopio cíe petrografía y poco
crítica, a la hora de señalar hipotéticos res- más. No obstante, en Barcelona cuajó un
ponsables de la decadencia nacional. Para pequeño grupo de profesores que clinami-
unos sobraban universidades. Para otros zó la vida universitaria en la llamada Ex-
había que reformarlas, siguiendo los mo- tensión universitaria, animada por el
delos de obligada referencia. Lentamente rector Rodríguez Méndez, OcIón de Buen,
creció el espíritu crítico, el número de re- el catedrático de pediatría Martínez Vargas,
vistas académicas, las ayudas a la investi- el profesor de medicina Carlos Calleja, el
gación y las becas al extranjero. Todas profesor de farmacia Rivas y Mateo y un

(44) Ibfd., p. 2.
(45) UNAMUNO: Salamanca, 15 de sept. de 1898 (Cartas inéditas, o. c.), p. 271.

29
grupo cíe alumnos. Sábados, domingos y En las dos primeras asambleas univer-
festivos estos profesores recorrieron Cata- sitarias hubo una notable presencia de ins-
luña pronunciando conferencias de vulga- titucionistas y simpatizantes. A partir de la
rización científica en ateneos, casinos, creación de la Junta para ampliación de
círculos y cooperativas obreras ante un pú- estudios, los institucionistas prácticamente
blico muy diverso. Paralelamente se desa- se inhibieron en este movimiento y centra-
rrolló dentro y fuera de la universidad un ron sus esfuerzos en la Junta, a cuyo orga-
vigoroso movimiento catalanista, que orga- nigrama muchos cle ellos se incorporaron.
nizó el I Congreso Universitario Catalán, Diez años tardó en reunirse la tercera
en 1903, defendiendo una universidad au- asamblea, que fue organizada en Madrid,
ténticamente catalana. en 1915, por profesores ajenos a la Institu-
Las ponencias presentadas en la ll ción de Giner. Adolfo Bonilla San Martín,
Asamblea Universitaria estaban centradas en catedrático de la Universidad de Zaragoza,
las reformas de las facultades de Ciencias, en su discurso de apertura del curso 1914-
Derecho, Farmacia, Filosofia y Letras, Medi- 1915, criticó agriamente la política del go-
cina y Escuelas de Artes Industriales. Gumer- bierno, por destinar a la junta los recursos
sinclo cíe Azcárate defendió la autonomía económicos que pedían las universidades,
universitaria, apoyado por catedráticos ilus- crítica que volvió a repetir en la III Asam-
tres como Salvador Calderón, Aniceto Seta, blea: «Si no sirvo —dijo entonces— ¿por qué
Ribera Tarragó y Eduardo Ibarra. La Asam- se me mantiene y si soy útil por qué se me
blea se saldó con un fracaso, debido a ra- posterga?»47
zones ideológicas. En la ponencia enviada El malestar del profesorado universita-
por Unamuno, publicada varios días antes rio madrileño respecto a los compañeros
en Barcelona, defendía, entre otras cosas, la que gozaban de las ventajas ofrecidas por
libertad de cátedra, lo que provocó la protesta la Junta provocó un claustro extraordina-
inmediata del cardenal Casarias, obispo de rio para pronunciarse respecto a esta situa-
Barcelona. El efecto fue inmediato. Una cin- ción de privilegio. Respondió a las acusaciones
cuentena de profesores retiraron su inscrip- el presidente de la junta, catedrático de la
ción y se negaron a asistir a los debates. universidad de Madrid, D. Santiago Ramón
Unamuno no se desplazó a Barcelona y se y Caja!, diciendo que en la junta no hacían
negó a modificar ningún aspecto de su traba- otra cosa que investigaciones científicas.
jo, defendiendo contra viento y marea la liber- Ciertamente la universidad no podía
tad de cátedra frente a cualquier intromisión. impedir que sus profesores investigasen en
Azcárate defendió la autonomía universitaria, centros ajenos, pero tampoco podía aplau-
entendida, en primer lugar, como la facul- dir la discriminación con que se trataba a
tad cle regirse y de gobernarse por sí mis- los profesores universitarios, negándoles
ma con plena capacidad jurídica para los recursos indispensables para investigar
contraer derechos y obligaciones. En se- y adquirir el mínimo utillaje para poner en
gundo lugar, la autonomía universitaria de- marcha sus laboratorios.
bía incluir también la capacidad para La suma prudencia y habilidad de José
organizar su propio plan de estudios, nom- Castillejo, secretario de la Junta, no acalló
brar profesores y disponer de los recursos las quejas de los numerosos enemigos de
económicos pertinentes.46 ésta en la prensa, en el parlamento, en la

(46) Más detalles en B. DELGADO: «La 11 Asamblea Universitaria de Barcelona (1905)», Historia de la Uni-
versidad de Barcelona. 1 Simposium 1988, Universidad de Barcelona, 1990, pp. 283-691.
(47) Asamblea Unitersitaria, Madrid, 1815. Documentos pam la reforma utzitersitaria, Zaragoza, p. 139.

30
universidad y en el seno del mismo Minis- do a cada distrito universitario la facultad
terio de Instrucción Pública de la que de- de conceder las becas, con lo que se aca-
pendía. La universidad deseaba contar con baba con la discrinfinación a favor del Ma-
sus propios laboratorios con personal de drid centralista, a cuya universidad
plantilla y recursos suficientes y poder de- pertenecía la gran mayoría de sus catedrá-
cidir por sí misma a los profesores y alum- ticos responsables de los órganos rectores
nos a los que enviar al extranjero, sin de la Junta. Muchos sospechaban que la
acudir al dictamen de un organismo recién Junta era una sucursal de la Institución Li-
creado en Madrid, no inmune a las conta- bre de Enseñanza y así lo creyó Pijoän:
minaciones políticas e institucionistas.
Otro motivo de suspicacias respecto a la Aunque clon Francisco no era tan solo vo-
Junta por parte de toda la universidad es- cal de ella, no creo que ninguno de los
pañola fue que tanto la dirección como los grandes e ilustres que la componen se
centros de investigación estaban ubicados sienta ofendido al leer la afirmación de
que don Francisco fue el que le dio la di-
en Madrid. rección en que se mantiene todavía. Era el
Si bien las distintas universidades des- Abuelo, el pobre Abuelo, el que soñaba lo
tinaron parte de su escaso presupuesto a que se debía hacer, y casi en forma de que-
becas para el extranjero y sus profesores y jas y suspiros hacía llegar su influjo a los ami-
alumnos podían acudir a las convocatorias gos que eran de la Junta, o a los amigos de
anuales de la Junta, el malestar general fue los amigos de losamigos.49
considerable. La universidad de Barcelona
envió un duro telegrama al presidente de Con la perspectiva de los años trans-
la Junta con motivo del II Congreso Uni- curridos desde la creación de la Junta y a
versitario Catalán realizado en abril de la luz de los valiosos trabajos de investiga-
1918. En él protestaba de la injusticia que ción publicados, no es probable que las di-
suponía que la Junta dispusiese de recur- ferentes universidades hubieran dado más
sos económicos suficientes para financiar fruto, en el caso que no hubiera existido la
sus centros de estudio e investigación, sus Junta y que los escasos recursos a ella des-
profesores y sus residencias estudiantiles, tinados se hubieran repartido entre las di-
mientras la universidad de Cataluña care- versas universidades. A pesar de todas las
cía de recursos para mantener sus semina- críticas y teniendo en cuenta los escasos re-
rios. Sus profesores, añadía el mensaje, se cursos económicos del Estado, fue acerta-
veían obligados a financiar sus propias pu- da la decisión de aglutinar esfuerzos en
blicaciones científicas y era imposible or- vez de dispersarlos. Por otra parte, la es-
ganizar residencias de estudiantes ante la pléndida cosecha recogida por la Junta
falta de financiación.48 había sido sembrada muchos años antes
Las quejas fueron desoídas. A princi- por varias generaciones. Sin duda la más
pios de 1922 la IV Asamblea Universitaria brillante de todas fue la Generación del 98,
reunida en Barcelona acordó pedir al go- que centró sus planteamientos de reforma
bierno la supresión de la Junta, transfirien- nacional en el ámbito de la educación.

(48) Archivo de la juriu para ampliación de estudios y CSIC. Telegrama publicado por E. TRILLAS, F. J. LA-
roRTA, A. RUIZ MIGUEL, V. ZAPATERO, J. SOLANA y T. RODRÍGUEZ oi LECEA, «La Junta para ampliación de estudios»,
Arbor, 493 (1987), pp. 130-131.
(49) J. PIPAN: Mi Don Francisco Giner (1906-1910), Madrid, 1932, pp. 73-74.

31
e
GALDÓS: UN ANTECESOR DEL PROYECTO EDUCATIVO DEL 98

ANA JESÚS GARCÍA SANZ (*)

1. INTRODUCCIÓN prolongaciones de un mismo movimiento


que lejos de distanciarse acercan cada vez
más sus posiciones. De ahí que niegue la
Los pueblos que tienen historia tienen existencia de la Generación del 98. «No
literatura, afirmaba Giner de los Ríos, y en creo que haya un grupo del 98, sino más
ese mar con profundas y continuas corrien- bien distintas tendencias, una más realista,
tes se buceará para obtener unas imágenes otra más idealista. Pero ninguno de los
que sirvan para reforzar o condicionar las miembros de esa supuesta Generación ha-
actitudes de unos hombres. La literatura es blan para nada del 98 en aquellos años.
una manifestación de la cultura y ésta es Ninguno habla de la pérdida de las colo-
inseparable de una sociedad: es su fisono- nias. No hay en ellos esa preocupación ge-
mía pero también es su esqueleto. Se pue- neracional.» Coincide con Tuiión al calificar
de aducir que las obras literarias están de mito la interpretación a posteriori de un
hechas de palabras; cada pueblo y cada hecho real, que es la existencia de un gru-
cultura posee un lenguaje que es distinto po de escritores que comienzan a publicar
al de otros pueblos y culturas. Es cierto. a finales del XIX y principios del XX con el
Pero cada lenguaje es una ventana abierta rasgo esencial de revisar los valores cadu-
a otros lenguajes. Así, «la literatura es el cos –los de la ideología de la Restaura-
camino más firme para entender la historia ción— y la necesidad de repensar España.
realizada; mentor universal, nos reproduce «Sólo nos unían el tiempo y el lugar, y aca-
lo pasado, nos explica el presente y nos so un común dolor: la angustia de no res-
ilustra y alecciona para las oscuras elabora- pirar en aquella España, que es la misma
ciones del porvenir»'. de hoy», escribía Unamuno en 1918.3
Romanticismo, realismo, modernismo Es imposible ignorar que los hombres
y 98... son para el académico Ynduráin2 del 98 coinciden con la segunda época de

(*) Universidad Nacional de Educación a Distancia.


(1) F. GINER DE LOS Ríos: «Consideraciones sobre el desarrollo de la literatura moderna». Incluido en
Estu-
dios de literatura y arte, en Obras Completas de D. Francisco Giner de los Rías, Madrid, 1919, Torno III, p. 160.
Citado por J. LÓPEZ MORILLAS: Krausismo, Estética y Literatura, Ed. Labor, Barcelona, 1973, p. 112.
(2) ABC, viernes 15 de agosto de 1997. «Yndurilini Valle-Inclán es aún el escritor mas original y con más
fuerza en español». Crónica de Natividad Pulido sobre los Cursas de Verano de la Universidad Complutense ce-
lebrados en El Escorial sobre la Generación del 98.
(3) M. DE UNAMUNO: «La hermandad futura», publicado en Nuevo Mundo
en 1918. Citado por M. TuNióN
DE LAtin: Medio Siglo de cultura española, Ed. Tecnos, Madrid, 1973, p. 104.

Revista de Educación, núm. Extra (1997), pp. 33-45


33
Galdós, que si por un lado rechazan por debe ni puede velarnos su convivencia en
otro admiran y reciben su impacto. Valle- un «espacio histórico generacional co-
Inclán, Pío Baroja, Azorín y Maeztu estu- mún», expresión de Tierno Galván, con
vieron presentes en el estreno teatral de otros llegados antes y que todavía estaban
Electra, participando de la euforia y exalta- en plena creación.
ción que invadió al público. Y no dudan Galdós lee su discurso de ingreso en la
en remitirle dedicadas las obras que publi- Academia en 1897, contestado por Menén-
can para que el maestro dé su opinión.' dez Pelayo, y a los pocos días será D. Be-
Machado afirma que «no es sólo Galdós el nito quien responda al discurso de ingreso
más fecundo de los novelistas españoles, de Pereda en la Academia de la Lengua.
es, además, el más fuerte, el más creador, Proclama la fraternal concordia entre dos
el más original entre los maestros de su amigos con criterios dispares, «él con sus
tiempo.» Y Unamuno dirá que «no debe creencias, yo con mis opiniones», recalcan-
renegarse de ninguna de nuestras etapas. do esta diferencia porque se confiesa un
Tuve yo una en mis arios juveniles en que «espíritu turbado, inquieto» que duda y
rendí fervoroso culto a la obra de Galdós. «los que dudan corren hacia donde creen
(...) Y luego en este país intermitente, de ver la verdad, hermosa y fugitiva, y persi-
desmayos y retrocesos, hay que rendir cul- giren ideas, siempre descontentos de las que
to a una vida que es una labor coherente y poseemos, y ambiciond ndolas mejores»8.
progresiva, una obra de perseveración y A través de los 45 volúmenes que ha
de fe»5. publicado se observa que Pérez Galdós
A pesar de estos elogios, Galdós fue busca siempre unos valores que permitan
incluido dentro de «lo viejo», como califica a la sociedad española perfeccionarse y sa-
Azorín, que es preciso desterrar. En la atra- car a la luz todas las cualidades inherentes
bilis con que el novecientos juzga al último a la raza. En sus novelas de tesis presenta
cuarto de siglo «hay mucho de ciego nega- el problema religioso como el causante de
tivismo que borbollonea en la estela de las los males de España; en las novelas con-
grandes crisis, de aquellas que, al agitar la temporáneas analizará el ascenso y conso-
conciencia colectiva, desparraman los po- lidación de la clase social burguesa como
sos de la ira y el resentimiento»6. Aislar la directora de los destinos de la nación, y
presencia de la generación del 98 de todo terminará el siglo escribiendo unas novelas
el contexto de los hombres de la Restaura- en las que el tema de la caridad es el eje
ción7 no sólo no es supravalorarla, sino fal- central. La educación será el elemento co-
sear el panorama intelectual de la época, no mún en toda su producción literaria por-

Gal-
(4) Las relaciones de los escritores del 98 con Galdós están reflejadas en P. OIMZ ARMENGOL: Vida de
dós, Ed. Crítica, Barcelona, 1996. Se describe de forma muy documentada toda la noche del estreno de
Electra
y las distintas reacciones de estos jóvenes escritores que acompañaron a D. Benito a su casa y promovieron los
distintos homenajes que se realizaron posteriormente.
(5) En la revista literaria La República de las Letras que dirigió Vicente Blasco Ibáñez se publicó el 22
de
D'-
julio de 1907 un número homenaje a Benito Pérez Galdós, donde aparecen estos artículos junto con los de
Ors, Gabriel Miró y Azorín, entre otros escritores. Citado por Oirriz ARMENGOL: op. dt., p. 654.
(6) J. LÓPEZ MORILLA: El krausismo español, Fondo de Cultura Económica, Madrid, 1980, p. 165.
(7) En política, Cánovas y Castelar, Sagasta y Salmerón, Moret y Silvela; en literatura, Galdós y Clarín, Va-
lera y Pereda, Echegaray y Pardo Bazán; en filología, Menendez Pelayo; en medicina, Cajal; en pedagogía, Gi-
ner,... Ibídem, p. 165.
(8) Discursos leídos ante la Real Academia de la Lengua Española en las recepciones públicas del 7 defe-
brero de 1897, Viuda e hijos de Tello, 1897. Citado por OR11Z ARMENGOL: op. cit., p. 532.

34
que su falta trunca todos los valores y aspi- en un ambiente concreto; esta característi-
raciones de una sociedad. En las últimas ca es la que proporciona a los personajes
novelas de su vida presentará la educación novelescos la universalidad. No concebi-
como la llave que regenerará a España. mos la existencia de Don Quijote sin ads-
cribirlo a la Mancha; por eso, «la figura de
ficción será más universal cuanto mejor
II. GALDOS, NOVELISTA DE LA arraigada es una realidad concreta, porque
REALIDAD de ella tomará los elementos vitales nece-
sarios para vivir conforme vive el lector,
dentro de un ambiente que lo forma y al
El novelista escribe generalmente so- cual a su vez contribuye a formar»m.
bre la sociedad que le envuelve; de ella
obtiene inspiración para elaborar y dar Pero no sólo los seres imaginados en
las obras literarias están determinados por
vida real a los personajes y situaciones que
se plantean en la obras literarias. Crea un un ambiente concreto, sino que estos mis-
mos personajes son elementos que permi-
mundo de novela, que, a veces, es difícil ten comprender la historia de una nación,
separar del mundo real. El mundo galdo-
siano es tan vivo y tan rico, que los lecto- la historia de las mentalidades. Es evidente
que a Galdós le interesaba la Historia de
res tienden a considerarlo como fragmento
de la realidad en que se mueven. El mismo España; prueba de ello son las series de
Galdós comenta esta dualidad del mundo Episodios Nacionales. El fin que le movía
real y el mundo imaginario. era pedagógico. Pretendía servirse de la
crónica de los sucesos acontecidos para
La verdad es que existe un mundo de no- entender a sus hombres, le importaban
vela. En todas las imaginaciones hay el re- las corrientes formativas, los focos donde
cuerdo, la visión de una sociedad que fermentan los gérmenes de los aconteci-
hemos conocido en nuestras lecturas; y tan mientos y el estado de espíritu que los
familiarizados estamos con todo el color y
la fijeza de la realidad, por más que las in-
hizo posibles. En todas sus obras, mostran-
numerables figuras que lo constituyen no
do el problema español en diversos pla-
hayan existido jamás en la vida, ni los su- nos, propuso una interpretación del ser de
cesos tengan semejanza ninguna como los España y de la historia española coherente
que ocurren normalmente entre nosotros.9 y profunda.
El devenir de la historia está íntima-
A los personajes galdosianos se les ha mente ligado al de la sociedad. De su evo-
acusado de vulgares, sencillos, anecdóti- lución y cambios Galdós extraerá la mayoría
cos.., no son universales, pero es precisa- de sus argumentos. El interés por la socie-
mente esta sencillez lo que les confiere dad de su tiempo se debía a la convicción
carácter de universalidad. Están ligados a de que solamente en ella y vinculado a ella
sucesos y aconteceres de la vida cotidiana, podía entenderse el hombre. La novela
que pueden perfectamente encuadrarse en galdosiana cumple las funciones de «ins-
todas las épocas y espacios, porque los truir y embelesar», se debe naturalmente a
problemas que presentan son universales. un público, no sólo proporciona un entre-
A Galdós le interesa el hombre, arraigado tenimiento, sino que persigue una ense-

(9) Observaciones sobre la novela en España, publicado en 1870 y recopilado por J.


PÜREZ VIDAL en Ma-
drid, Ed. Afrodisio Aguado, Madrid, SA., pp. 228-229. Citado por R. GUIÓN:
Técnicas de Galdós, Ed. Taurus,
Madrid, 1970, pp. 59-60.
(10) R. GUIÓN: Galdós, novelista moderno, Ed. Gredos, Madrid, 1973.

35
ñanza mediante la directa mostración de la humanidad. Por muy grandes que sean los
realidad, lo que le lleva a pensar en este cambios sociopolíticos que modifiquen las
tipo de novela como un útil social, un ins- normas que rigen los comportamientos hu-
trumento de acción positivo. manos y sociales, no eliminarán la división
La realidad que se advierte es la descom- en clases. Isidora Rufete, protagonista de
posición de las antiguas clases sociales: pueblo La Desheredada, sueña y vive únicamente
y aristocracia pierden sus caracteres tradiciona- con la aspiración de convertirse en mar-
les tanto por la desmembración de la riqueza quesa de Aransis; por eso, no concibe que
como por los progresos de la enseñanza, exis- pueda llegar el momento en que todas las
tiendo un camino abierto para que las clases clases se fundan e igualen.
fundamentales pierdan su fisonomía." la clase La educación general, ¿traerá, al fin, la uni-
media que aparece es una me7cla de pueblo y formidad de modales? Patarata. ¿Los salo-
aristocracia. Lo típico del pueblo y su manera de nes de la aristocracia se abren a todo el
hablar se borra, se tiende hacia una igualdad de mundo y dan entrada a los humildes perio-
formas en lo espiritual y material, producién- distas y folicularios? A otro perro con ese
dose una nivelación social. hueso. Dicen que las señoras de la nobleza
A pesar del espíritu democrático que pre- cantan flamenco y que los veterinarios
echan discursos de filosofía. Esa no cuela.
side las relaciones sociales, el dinero y la edu-
Yo no lo creeré aunque lo vea. Si en algún
cación son fuente de división y, a la vez, momento de inundación social ha podido
máxima aspiración de los hombres. En el cam- pasar eso, las cosas volverán a su cauce.'3
po educativo se librarán grandes batallas para
imponer cada estamento su modelo pedagógi- A la misma conclusión llegará Gloria
co de manera que permita controlar el vaivén después de la lectura de las obras de pica-
que supone la fusión de clases sociales. resca y mística; su reflexión será más pro-
funda, no tan superficial como la de Isiclora,
No hay más diferencias que las esenciales, que se centra más en la apariencia y com-
las que se fundan en la buena o mala edu-
portamiento social. Gloria se fija en la po-
cación. (... ) La otra determinación positiva
de clases, el dinero, está fundada en prin- breza como causa que divide la sociedad y
cipios económicos tan inmutables como son los hombres los que dividen y mantie-
las leyes físicas, y querer impedirla viene a nen las clases sociales; Gloria no acusa a la
ser lo mismo que intentar beberse el mar.12 religión como promotora de esta división,
enfoque habitual entre algunos pensado-
res del siglo XIX.
III. PROYECTO EDUCATIVO DE LA Son los hombres los que dividen la socie-
BURGUESÍA dad y las creencias, no la religión y el
evangelio."
La permanencia de clases en la socie- Gloria profundiza en las causas irre-
dad será una constante en la historia de la conciliables de las dos Esparias ,que surgi-

refleja en su discurso de entrada en la Real Aca-


(11) Esta visión de la realidad es la que el mismo Galdós
demia de la Lengua en los párrafos 7 a 10. Comentada por A. QIICIIARRO O inmoluto:
«Las reflexiones teóricas de
sobre la novela. (Análisis del discurso de entrada en la Real Acadenia de la Lengua)”, en Actas del
Pérez Galdós
IV Congreso Internacional de Estudios Galdosiatios, tomo I, Ed. Cabildo Insular de Gran Canaria, Las Palmas de
Gran Canaria, 1993, p. 108.
(12) B. PÉREZ GALDÓS: Fortunata yJacinta, o. c., tomo II, p. 499.
(13) Ibídem, la Desheredada, o. c., tomo I, p. 1.082.
(14) Ibídem, Gloria, o. c., tomo I, p. 568.

36
rán a raíz de la diferencia de clases. Para der mejor sus intereses. «Dicho de otra
argumentar su razonamiento se basa en la manera, la torna de conciencia del obreris-
obra más admirable de la literatura univer- mo del siglo XIX supone, en el más alto
sal, el Quijote. sentido del término, un cambio de su si-
De estas dos voluntades, que aparecen tuación de instrumento a la de sujeto.»'7
una frente a otra en aquella sociedad ca- Los intentos por convertirse en sujetos ac-
lenturienta, se apodera Cervantes y escribe tivos del nuevo status de clase fracasan a
el libro más admirable que ha producido causa de la pobreza. No sólo la falta de
España y los siglos todos. Basta leer este li- medios económicos sino la falta de instruc-
bro para comprender que la sociedad que ción se convirtió en el primordial obstácu-
lo inspiró no podía llegar nunca a encon- lo que debía salvarse para el triunfo de las
trar una base firme en que asentar su edi- tesis de las clases obreras frente a los dic-
ficio moral y político. ¿Por qué? Porque
Don Quijote y Sancho Panza no llegaron a tados moralistas burgueses.
reconciliarse nunca.I5 La falta de educación es para el pobre una
desventura mayor que la pobreza.'
La adolescente Gloria va más allá y re-
capacita sobre la conveniencia de la tole- Galdós reflexiona sobre el fracaso de
rancia entre el caballero y el escudero que los proyectos regeneracionistas inde-
hubiera facilitado el entendimiento entre pendientemente del sector de la sociedad
ambos. La tolerancia será la virtud que que los impulse. Señala la exageración, la
redima a la sociedad española de la cris- envidia, el orgullo, la ignorancia y la hol-
pación social que afluye constantemente gazanería como los principales males de
en ella. España. Esta última está tan enraizada en
Ustedes, que son tan sabios, no habrán de- el español, que es la causa principal del
jado de observar que si Don Quijote hu- hundimiento del país.
biera aprendido con Sancho a ver las cosas ¡La holgazanería! Es decir, la idiosincrasia na-
con su verdadera figura y color natural, cional; mejor dicho, el genio nacional. Yo
quizás habría podido realizar parte de los digo: Holgazanería, tu nombre es España.
pensamientos sublimes que llenaban su Poseemos grande agudeza, según dicen; yo
grande espíritu; así como si el escudero... no la veo por ninguna parte. Somos todos
pero no digo más, porque se ríen ustedes unos genios; yo creo que lo disimulamos...
de mí. 16 ¡Oh! ¡Si hubiera gobiernos que impulsaran
La burguesía, como directora de los el trabajo!
destinos de España a finales del XIX, tutela Esta pereza no reside únicamente en la
proyectos educativos para las clases popu- clase alta y media con suficientes recursos
lares porque aún no han desarrollado sufi- para sobrevivir, sino que es el pueblo lla-
cientemente la conciencia de clase. A no, debido a este defecto congénito del es-
principios de siglo, el proletariado dejará pañol, quien impide su redención por
de colaborar con la burguesía para defen- medio de la cultura y por esfuerzo propio.

(15) Ibídem, p. 524.


(16) Ibídem, p. 524.
(17) C. SECO SERRANO: «La toma de conciencia de la clase obrera y los partidos políticos de la era isabeli-
na», en LIDA Y ZABAL7-A: La revolución de 1868. Historia, pensamiento y novela, Nueva York,
1970, pp. 25-26.
Citado por F. CAuner ROCA: « Introducción a Fortunata y Jacinta», en B. WREZ GALDÓS: Fortunata yjacinta,
Ed.
Cátedra, Madrid, 1992, p. 48.
(18) B. PÉREZ GALDÓS: Fortunata..., o. c., tomo II, p. 484.

37
El orgullo inútil que se trasluce en estas cadenas que suponen la ignorancia y el
posturas se basa en la falta de educación; desprecio de los que la rodean.
en el fondo de todos los males de la na- ¡Pobre criatura, formada de sensibilidad ar-
ción siempre late esta carencia. diente, de imaginación viva, de candidez y
El orgullo español tiene por fundamento la de superstición, eres una admirable perso-
inveterada pereza del espíritu, la ociosidad na nacida para todo lo bueno, pero desvir-
de muchas generaciones y la falta de edu- tuada por el estado salvaje en que has
vivido, por el abandono y la falta de ins-
cación intelectual y moral.I9 trucción, pues careces hasta de lo más ele-
Galdós hace hincapié en la pasividad mental! ¡En qué donosa sociedad vivimos,
de las clases populares provocada en parte que hasta este punto se olvida de sus de-
por la desidia de la burguesía que, cómo- beres y deja perder de este modo un ser
damente instalada en su status, se olvida preciosísimo!'
de los menos desfavorecidos por la fortu- La dura crítica de Golfín llega a la es-
na. Juanito Santa Cruz describe a Fortunata cuela primaria donde se aprende poco y
como un animal salvaje. El sentimiento de mal, deformando incluso la instrucción re-
culpa que le provoca tal estado debe corn- ligiosa, base de la formación de la mujer
prenderse desde dos puntos de vista: pri- del XIX. Nela es una piedra preciosa en
mero, culpabilidad de la clase alta por bruto, que hay que pulir para que lance to-
aprovecharse y fomentar sus pasiones para dos sus destellos. La conciencia de Golfín
unas relaciones ilícitas; y segundo, culpabi- le indica claramente el camino de la reden-
lidad por no proporcionarles una educación ción hacia una criatura marginada por to-
digna que les permita salir del embruteci- dos.
miento en que se encuentran.
Y esta egoísta sociedad que ha permitido
Una salvaje que no sabía leer ni escribir. tal abandono, ¿qué nombre merece? Te ha
Figúrate, ¡qué educación! ¡pobre pueblo!, y dejado crecer en la sociedad de las minas,
luego hablamos de sus pasiones brutales, sin enseñarte una letra, sin revelarte las
cuando nosotros tenemos la culpa ... Esas conquistas más preciosas de la inteligen-
cosas hay que verlas de cerca... Sí, hija cia, las verdades más elementales que go-
mía, hay que poner la mano sobre el cora- biernan el mundo; ni siquiera te ha llevado
zón del pueblo, que es sano. 20 a una de esas escuelas de primeras letras
donde no se aprende casi nada, ni siquiera
La crítica a la sociedad que desatiende te ha dado la imperfectísima instrucción
la educación la pone Galdós en boca de religiosa de que ella se envanece.22
Teodoro Golfín; éste es el único personaje
autorizado, ya que, superando todas las Galdós advierte que la delincuencia
barreras y obstrucciones que la sociedad le será el mal social provocado por el aban-
ha impuesto, ha conseguido con su perse- dono educativo de las capas altas. El presi-
verancia y tesón, sin ayuda de nadie, un dio como destino final del hombre sin
alto puesto en la ciencia médica por lo que instrucción está representado por Mariano
se siente obligado hacia Marianela, criatura Rufete, que en la edad adulta comete un
primitiva pero llena de precoz inteligencia regicidio frustrado que dará con él en la
y bondad natural. Quiere redimirla de las cárcel; pero su carrera delictiva comienza a

(19) Ibídem, Tormento, o. c., tomo II, pp. 20-21.


(20) Ibídem, Fortunata, o. c., tomo II, p. 484.
(21) Ibídem, Marianela, o. c., tomo I, p. 762.
(22) Ibídem, p. 762.

38
la edad de trece arios, cuando, cansado de muestra en la conversación entre estas au-
trabajar en una fábrica de sogas, con pési- toridades las dos posturas existentes en el
mas condiciones de luz y ventilación, en seno de la sociedad para la solución de los
una reyerta infantil no dominará sus impul- males de la nación: presidio o escuela; es
sos y asesina, por un simple sombrero de decir, autoritarismo, mano dura o educa-
papel y cartón, al adolescente compañero ción. La mención a Freebel en este episo-
de juegos porque: dio está cargada de simbolismo y apunta
El niño rabioso supera en barbarie al hom- que el regeneracionismo sólo es posible a
bre. ¿Habeis visto reñir dos pájaro? El tigre través de la educación y a la apertura de
es un animal blando al lado de ellos.23 las ideas que proceden de Europa. Una
lectura atenta de las opciones de estos edi-
Es significativo que por aquella zona les nos recuerda alguna faceta del pensa-
donde se cometió el infanticidio pasearan miento fröebeliano, en concreto la acusación
un Concejal y un Comisario de la Benefi- a los educadores, quienes «ven en los ni-
cencia buscando emplazamiento para una ños y en los púberes nada más que diabli-
escuela donde los niños se instruyan y no llos al acecho, pérfidos, malignos, ahí donde
vaguen por las calles, evitando así casos si- otros no advierten, si acaso, más que una
milares entre los muchachos que no han broma llevada al extremo límite, o bien la
asistido ni asisten a un centro educativo. consecuencia de una alegría de vivir de-
— ¡Qué país! masiado libre»25. También se trasluce el va-
— ¡Pero qué país! lor de los jardines de infancia donde se
— En Málaga son frecuentes estos casos. encamina al niño desde el juego al trabajo
— Y en Madrid lo van siendo también. en formas sencillas y naturales. El romanti-
— ¡Y nos ocupamos de escuelas! ¡Presidios cismo pedagógico de Freebel se nutre de
es lo que hace falta!
— Escuelas penitenciarias, o cárceles -esco- una profunda confianza en la bondad de la
lares ... Es mi tema. naturaleza infantil, es decir, en el sentido
Cuando llegaron al lugar de la catástrofe, de que el niño colocado en situaciones
los dos señores, dignisimos representantes apropiadas desarrolla inclinaciones activas
de lo más meritorio y venerable que hay y espíritu de colaboración, sentimientos
en los pueblos modernos, se echaron recí- afectuosos y una honda sensibilidad reli-
procamente, el uno sobre otro, estas dra- giosa; porque «cada hombre desde niño
máticas exclamaciones: debe ser conocido, reconocido y tratado
¡Esto es espantoso! como miembro necesario y esencial de la
— ¡Esto parte el corazón!
— Escuelas, señor Lamagorza. humanidad» 26. Mariano Rufete, sin el sus-
— Presidios, señor don Jacinto. tento familiar en el que crecer y desarro-
— Yo digo que jardines Frtiebel. llarse corno hombre, es producto del
— Yo digo que maestros de hierro que no abandono por la sociedad, convirtiéndole
usen palmeta sino fusil Remington.24 en un ser inadaptado.
Ante acontecimientos sociales como el
Galdós, conocedor de las ideas peda- protagonizado por Rufete, las clases altas
gógicas precursoras de la Escuela Nueva, optan por una postura de gran interés pero

(23) Ibídem, La Desheredada, o. c., tomo!, p. 1.026.


(24) Ibídem, p. 1.027.
(25) N. ABBAGNANO y A. VISALBERG I II: Historia de la pedagogía, Fondo de Cultura Económica, Madrid, 1978,
p. 485.
(26) Ibídem, p. 485.

39
en el fondo su acción por remediarlos es Pero lo destacable es la estrecha unión del
nula. La burguesía es siempre quien toma garbanzo con la educación española. Las
la iniciativa y respalda los proyectos edu- cualidades, características y la asequibili-
cativos que le convengan. Con esta pronta dad de este elemento gastronómico están
opción quiere imponer su modelo, su con- tan arraigadas en el pueblo, que perfilan
trol y evitar las desviaciones que atenten a las notas destacadas de la idiosincrasia na-
sus intereses de clase, pero no es extraño cional.
que opte también por promover proyectos El garbanzo es una legumbre barata, al
nada filantrópicos. Todo es útil para intro- alcance de todos los bolsillos, que permite
ducirse en círculos que les permita codear- componer unos platos abundantes y sa-
se con la aristocracia y escalar niveles ciantes, pero de escaso valor nutritivo,
sociales. Galdós demuestra la ambivalen- aunque pueda dar la impresión de todo lo
cia de esta clase social que olvida pronto contrario. Pues similares características Son
empresas benéficas para lanzarse con igual las coordenadas que predominan en la
entusiasmo en la construcción de una pla- educación del XIX. Importa aparentar
za de toros. para conseguir beneficios, hablar y saber
de todo para hinchar el conocimiento.
Tanta actividad, tanta charla, tanto proyec-
to de escuelas, de penitenciarías, de siste- En España son comunes los tipos como
mas teóricos, prácticos, mixtos, sencillos y este primo mío. Creeríase que son produc-
complejos, celulares y panoscópicos, docen- to del garbanzo, y que este vegetal ha in-
tes y correccionales, fueron cayendo en el olvi- gerido en la raza los talentos decorativos.
do, como los juguetes del niño abandonados y He conocido muchos que se le parecen,
rotos ante la ilusión del juguete nuevo. El ju- aunque en pocos he visto combinarse tan
guete nuevo de aquellos días fue un pro- marcadamente como a él lo brillante con
yecto urbano más práctico y además lo insustancial. Había tenido Raimundo
esencialmente lucrativo. Ocupáronse de él una educación muy incompleta; había lei-
juntas y comisiones, las cuales trabajaron do poco, y, no obstante, hablaba de todas
tan bien y con tanto espíritu de realidad, las cosas, desde las más frívolas a las más
que al poco tiempo se alzó grandiosa, pro- serias, con un aplomo, con una facundia,
vocativamente bella y monumental, toda con un espíritu que pasmaban. Los que
roja y feroz, la nueva plaza de toros.27 por primera vez le oían y no le conocían
se quedaban turulatos.
A este don de tratar bien de todo reunía
mi primo otros muchos. (...) Oirle hablar
IV. EDUCACIÓN DEL GARBANZO Y de sus carreras y de sus estudios era como
EDUCACIÓN COMPLETA hojear una enciclopedia. Por fin, hízose
abogado a fuerza de recomendaciones.28
Si verdaderamente en los círculos inte- El error educativo nacional estriba en
lectuales latía la ansiada regeneración de ofrecer una Educación del Garbanzo, sien-
España, ésta debía principiarse por una re- do las apariencias la finalidad cle toda la-
forma educativa. Valle-Inclán denominó a bor pedagógica. Galdós confía, al igual que
Galdós con el calificativo de «El Garbance- los krausistas, en el papel redentor de la
ro» por las innumerables veces que men- educación para solventar los defectos que
ciona esta legumbre en relación con lo padece la sociedad; su objetivo se centra
crematístico y como alimento popular. en el hombre. Por su observación reflexión

(27) B. PÉREZ GA1D5S: La Desheredada, o. c., tomo!, p. 1.030.


(28) Ibídem, Lo prohibido, o. c., tomo III, pp. 241-242.

40
minuciosa de la sociedad decirnonónica, Señor don Jesús Delgado.
D. Benito añade un apéndice al lema pe- Muy señor mío de mí consideración más
dagógico de «formar hombres» de la I.L.E.: distinguida: Recibí su atenta, fecha 28 de
toda educación debe sujetarse al principio octubre, y me apresuro a contestarle que
del ser, no del parecer. Esta es la causa por su admirable plan de la Educación Com-
pleta no es ni será comprendido por esta
la que muchos de los héroes galdosianos caterva rutinaria de la Dirección, incapaz
fracasan, por educarse en la vanidad, por de salir, ¡oh!, de los antiguos moldes. Pasa-
educar en el lujo al hijo de un pobre ofici- rán los arios; será preciso que todo el régi-
nista, por enseñar a competir con los hijos men del Estado varíe, que la sociedad se
de los grandes de España, por no enseñar conmueva para sacudir su modorra; que
cualquier trabajo mecánico...; sólo la apa- pensamientos nuevos y nueva luz entren
riencia importa para triunfar. Cuando Joa- en el cerebro narcotizado y tenebroso de
quinito Pez reflexiona sobre su degradante la Nación; y aun así, ¡oh!, la reforma que
situación moral y económica, achaca todos usted quiere implantar no será un hecho si
sus males a la errónea educación que le no dedica usted un siglo más al ensayo y
han proporcionado sus padres. tanteo de su difícil aplicación. Vino usted
al mundo, ¡oh!, antes de tiempo, amigo
Mis faltas son debilidades, y, además, un mío. Lo mejor que puede hacer ahora,
efecto preciso de la mala, de la perversa para no aburrirse aquí con tan larga espe-
educación que he recibido. ¿Por qué edu- ra, es darse una vuelta por la eternidad y
caron en el lujo al hijo de un pobre em- volver dentro de siglo y medio, año me-
pleado con treinta mil reales? ¿Por qué nos, año más.
desde niño me enseñaron a competir con Entonces el Gobierno pensará de otra
los hijos de los grandes de España? ¿Por manera y habrá caído en total descrédito la
qué no me dieron una carrera, por qué no educación de adorno que ahora prevalece,
me aplicaron a cualquier trabajo, en vez de compuesta de conocimientos necios bal-
meterme en una oficina que es la escuela díos y de relumbrón, como las pinturas ri-
de la vagancia? Estas son las consecuen- dículas con que se engalanan los salvajes.
cias. Me criaron en la vanidad, y la vanidad Cuando usted vuelva, la sociedad habrá
me conduce a este fin desastroso.29 comprendido que, en todo el curso de la vida,
lo importante, ¡ah!, ?10 es parecer, sino ser, y que
La reforma educativa es imprescindi- a este principio debe sujetarse la educación.
ble. Galdós pone en boca de un antiguo Deseo que usted explane sus ideas sobre
esto, demostrando que el fin educativo es
empleado de la Dirección General de Ins- preparamos a vivir con vida completa. Es-
trucción Pública el PLAN DE EDUCACIÓN pero en su próxima carta una clasificación
COMPLETA que remediará a la nación de de las principales direcciones de la activi-
todos sus males. Este burócrata, en el mo- dad que constituyen la vida humana, para
mento de redactar su plan educativo, ha deducir, ¡oh!, cuál es la educación que
perdido el juicio, pasa todo el día escri- debe preferirse según condición y fines de
biendo y contestando cartas a sí mismo; tal aquellas direcciones de la actividad.
vez Galdós quiera dar a entender con este Entretanto llega su deseada carta, se despi-
rasgo tan peculiar de su ironía que, a pesar de de usted, ¡oh!, atento servidor, q.b.s.m.
de lo acertado del proyecto, su fracaso es Jesús Delgado.3°
inevitable porque la sociedad no tiene en Los nobles proyectos educativos de los
cuenta lo que parece obra falta de cordura. regeneracionistas chocarán con la muralla
Estas son sus palabras: de las costumbres del pueblo español. Los

(29) Ibídem, la Desheredada, o. c tomo!, p. 1145.


(30) Ibídem, p. 1.404.

41
cambios radicales producen miedo; sólo adquiere un carácter de ofensiva, es algo
pequeñas reformas producirán poco a así como un ariete que golpea el sistema
poco el cambio en la sociedad. Pepe Carri- ideológico reinante»32 . Los krausistas no
llo es un aristócrata que, desde su escaño son revolucionarios y piensan que la trans-
como senador, propugna serios y peque- formación de España será posible dentro
ños cambios educativos para conseguir del sistema, sus esfuerzos se canalizarán
una sociedad digna y regenerada. Algunas hacia vías pedagógicas, se desarrollará la
de sus propuestas no han sido incluso via- educación activa e integral frente a la ense-
bles hasta finales del siglo XX; de ahí que ñanza memorística y libresca; el institucionis-
esos pequeños pasos enunciados cien mo supone un estilo de vida y de pensar.
años antes sean en verdad una profunda Giner ahondó más en lo nacional que
revolución. Sanz del Río. La reforma de la educación
era para él una tarea nacional; ese sentido
...La Enseñanza Primaria, la extinción de la adquiere su discurso de apertura del curso
langosta, la necesidad de dar salida a nues-
tros caldos, el establecimiento de gimna- 1880 en la Institución al afirmar: «Vamos a
sios en los colegios, los bancos agrícolas, redimir a la patria y devolverla a su desti-
la supresión de la Lotería, de los toros y no»"; es, pues, no ya un precursor, sino el
del cuarto de cartero; las cajas de previ- primero de los regeneracionistas.
sión, la conducción de presos por ferroca- Galdós expone sus ideas krausistas en
rril, los talleres de los presidios y otras El amigo Manso y por medio de su prota-
muchas reformas, le tenían por órgano va- gonista no se le oculta que el mal radica en
liente, aunque asmático, en los rojos asien- la falta de una educación verdadera, sana,
tos del Senado. El Diario de las Sesiones racional, que devuelva a la gente el senti-
estaba por aquella época salpicado de bre-
ves piezas oratorias en que se abogaba do de la realidad. «Lo pedagógico en El
con entusiasmo por todas aquellas menu- amigo Manso no es nada adventicio o
dencias, por todos aquellos pasitos del aleatorio; es ingrediente necesario. Esa
progreso que, realizados, habrían equivali- educación que se desea impartir a los es-
do a un salto grande hacia la cbltura.31 pañoles, ciegos o deslumbrados, no la
concibe ahora un ingeniero más o menos
positivista, sino un metafísico, más atento a lo
V. EL REGENERACIONISMO EDUCATIVO: absoluto, al que perturban no sólo supersti-
EL CABALLERO ENCANTADO ciones o corruptelas, consecuencias, que no
causas del mal; una educación básica bien
orientada las haría desaparecer. Hay que edu-
El primado de la educación se hará car radicalmente». Las ideas pedagógicas
cada vez más fuerte en Galdós; le ha in- expuestas por Manso son sumamente acer-
fluenciado su amistad con Giner de los tadas, y de un modo general coinciden con
Ríos. La Institución corresponde cultural- las observadas por la Institución Libre de
mente a la proyección política de la demo- Enseñanza, si bien ésta, que como tal insti-
cracia liberal y parlamentaria de la época; tución tenía que trazarse planes más prác-
por eso, «en las condiciones históricas ticos, no pudiera darse a los lujos educativos
concretas de España esta línea de valores en que Manso se complace.

(31) Ibídem, Lo prohibido, o. c., tomo III, pp. 273-274.


(32) M. TUÑÓN DE LARA: op. cit., p. 45.
(33) Ibídem, p. 46.
(34) J. MomresrNos: Galdós, Ed. Castalia, Madrid, tomo II, 1980, pp. 34-35.

42
La importancia del tema educativo es Las palabras y consejos que pronuncia
de significancia radical en El caballero en- la Madre son rotundos para concienciarse de
cantado, como lo es en la última serie de los problemas que acucian a la nación. En
Episodios, en las últimas novelas y piezas primer lugar propone evitar la desigualdad.
teatrales, y, en conjunto, en toda la obra
galdosiana. Floriana, la maestra de La pri- Y no creas que mi ejemplaridad consiste
mera república (1911) y De Cartago a Sa- en «volver la tortilla», como dice el vulgo,
gwito (1911); las tesis de Casandra (1905), haciendo a los ricos pobres y a los pobres
ricos: no. Eso sería trocar los términos de
de Celia en los infiernos (1913) y de La ra- la desigualdad, agravando la injusticia y
zón de la sinrazón (1915) andan unas y aumentando la confusión.%
otras muy cerca de la Cintia de El caballero
encantado y de las ideas educativo-rege- Continúa la Madre quejándose de la
neracionistas de esta novela. parafernalia en lo social y en el lenguaje.
Esta preocupación fundamental por La palabrería anula la eficacia de los he-
encontrar la España auténtica, y por fijarse chos; le expone a Tarsis un suceso de la
un derrotero que conduzca a formas supe- historia de la Reconquista para que com-
radas de la vida nacional, va a convertirse prenda que el progreso de España se mate-
en esta novela en una sistemática búsque- rializará con acciones, no con intenciones ni
da de la realidad, por la vía simbólica de buenas palabras.
un viaje a través de la geografía e historia Estas orejas mías oyeron de la boca de mi
de la nación. Tarsis, su protagonista, sufre Fernán González una sentencia que es la
un encantamiento pasando de joven aristó- más antigua que recuerdo de nuestra sabi-
crata a ser un hombre de la gleba que debe duría popular. Contestando a unos infan-
labrar la tierra con sus propias manos para zones que dos veces le habían ofrecido
extraer de ella el sustento cotidiano. Pasará vanamente su ayuda en la guerra con los
así por distintos trabajos a través de varia- leoneses, por el partir de tierras, el Conde
das profesiones. Otro personaje funda- montó en cólera y allí, en Covarrubias, de-
mental en este encantamiento es IJ figura lante de doña Sancha, su esposa, y de mí,
les echó a la cara esta razón: Fechos son
de la Madre, o España, que adopta la for- homes, palauras son mulieres, refrán que
ma de una joven o una vieja, según los ha repetido el vulgo de esta forma: "Los
acontecimientos que sufren." hechos son varones, las palabras son hem-
El carácter de esta peregrinación nos bras". Y yo te dijo, Gil, que cuando las pa-
muestra, por consiguiente, el sentido de la labras o sean las féminas, no están bien
novela. A través de sus aventuras, Tarsis fecundadas por la voluntad, no son más
desentraña la índole de la peculiaridad his- que un ocioso ruido. Y aquí verás señala-
pánica, al mismo tiempo que, en virtud de do el vicio capital de los españoles de tu
su descendimiento al interior de su con- tiempo, a saber: que vivís exclusivamente
ciencia, le es ciado a conocer la medida de la vida del lenguaje, y siendo éste tan her-
moso, os dormís demasiado, prodigáis sin
su ser individual. Su retorno se expresa en tasa el rico acento con que ocultáis la po-
un programa lleno de significación para el breza de vuestras acciones. Sois muy lin-
futuro. Es decir, en El caballero encantado, das tarabillas. Así cuando la palabra no
Galdós se ha enfrentado directamente con tiene dentro la obra del varón es hembra
el problema de la realidad nacional. desdichada, horra y sin fruto37.

(35) B. PtREZ GALDÓS: El caballero encantado, o. c., tomo III, pp. 1.011-1.128.
(36) Ibídem, p. 1.041.
(37) Ibídem, p. 1.045.

43
La Madre propone como solución y Galdós participa con los institucionis-
corrección para verbo huero: el silencio, la tas de la opinión que lo primado de lo
meditación, el dejar reposar las ideas en educacional debía conducir a un elitismo
una calma beneficiosa para emprender de hecho. No tratan ni pueden tratar los
posteriores acciones. institucionistas de cambiar de abajo a arri-
ba la formación del pueblo español, sino
Condición precisa impuesta por la Madre:
saldrás conmigo si poniendo un punto en tu de formar equipos espiritualmente selectos
boca te muestras haber ganado borla de doctor que emprendan esa obra. «El institucionis-
en la Facultad del buen callar... A esta triste mo- mo es reformista, pero de un reformismo
rada vienen los que por hablar demasiado aho- educacional; de ahí que su impulso reno-
garon en océanos de palabras la voluntad y el vador sea forzosamente fragmentario.»41
pensamiento de la vida hispánica. Casi todos En los estudios realizados sobre los oríge-
los que ves aquí son oradores... hablaron mu- nes de la creación de la Institución Libre
cho y no hicieron nada. Maestros son algunos de Enseñanza, la idea elitista se percibe cla-
de la palabra altísona, fascinadores públicos
que con la magia de su arte y la diversidad de ramente: «Forja de minorías selectas..., reali-
sus retóricas convirtieron la torre de la elocuen- zándose el esfuerzo de hacerles españoles y
cia en tone de Babel.38 distinguidos, soñando con los tipos ideales
de Eton, de Oxford o de Cambridge, que
La Madre confía que los niños sean se ponían por modelo.»42
quienes regeneren la nación si éstos reci- Galdós elige a Tarsis y su novia his-
ben la educación adecuada. panoamericana Cintia, para que comien-
En los tiempos que corremos, Gil, los ni- cen la regeneración de España, no
ños mandan. Son la generación que ha de importa la pobreza de la madre patria;
venir; son mi salud futura; son mi fuerza sus hijos de América se unen a tan noble
de mañana.39 proyecto cuyo objetivo es la educación. A
La Madre cree que no se puede perder partir de ahora, la pareja será capaz,
el tiempo con los ignorantes o los malvados con la ayuda de la Madre, de transfor-
pues estos dos tipos no son susceptibles de mar el país, representado en el hijo de
conversión. Dirige el regeneracionismo a ambos, Héspero. El futuro se anuncia
una elite creyendo que estos privilegiados prometedor.
serán el motor de una sociedad reformada. Soy ahora más rica que antes... tú, según
dice la Madre, eres más pobre. Pero, ;qué
Los perversos y los tontos rematados no nos importa? Nuestros bienes son comu-
son susceptibles de encantamiento. La Ma- nes, y entre nosotros no puede haber ya
dre impone su corrección a los hijos bien tuyo y mío. Haremos grandes cosas, ;ver-
dotados de inteligencia y que sufren de dad? (...) Construiremos veinte mil escue-
pereza mental o de relajación de la volun- las aquí y allá, y en toda la redondez de los
tad. En la naturaleza corregida de estos estados de la Madre. Daremos a nuestro
elementos útiles espera cimentar la paz y chiquitín una carrera; lo educaremos para
el bienestar de sus reinos futuros.4° maestro de maestros."

(38) Ibídem, p. 1.127.


(39) Ibídem, p. 1.082.
(40) Ibídem, p. 1.129.
(41) M. TUIZAN DE LARA: op. cit., p. 54.
(42) «LAFUENIT Y TEJUCA», seudónimo de J. M. GINER Pnivroini Los orígenes de la Institución Libre de Ense-
ñanza, París, 1.947. Cf. M. TuNÖN E LARA: op. cit., p. 55.
(43) B. PÉREZ GAIDÓS: El caballero encantado, o. c., tomo III, pp. 1.130-1.131.

44
Sin embargo, Galdós, siempre optimis- CHICHARRO CHAMORRO, A.: «Las reflexio-
ta, en su ancianidad fecunda quiere legar- nes teóricas de Pérez Galdós sobre
nos una esperanza: la patria morirá, pero la novela. (Análisis del discurso de
tras su muerte vendrá su resurrección. Es la entrada en la Real Academia de la
confianza que siente por el pueblo español Lengua)», en Actas del IV Congreso
que tantas veces ha demostrado, cual Ave Internacional de Estudios Galdosia-
Fénix, resurgir de sus cenizas. nos, Las Palmas de Gran Canaria, Ed.
Cabildo Insular de Gran Canaria, tomo
Cuando padezco, lloro y me desespero; I, 1993.
pero en cuanto pasa el sofoco y me en-
cuentro con vida, poco tardo en volver a GULLÖN, R.: Galdós, novelista moderno,
mi normal tranquilidad y a sentirme alen- Madrid, Ed. Gredos, 1973.
tada por la esperanza ... Entiendo que no — Técnicas de Galdós, Madrid, Ed. Tau-
soy yo, sino la raza que llevo en mí la que rus, 1970.
tan rápidamente se cura del torozón de sus LÓPEZ MORILLAS, J.: Krausismo, Estética y
desdichas.'" Literatura, Estética Barcelona, Ed.
Es su testamento, Galdós transmite la Labor, 1973.
esperanza de que España podrá sobrevivir - El krausistno español, Madrid, Fondo
si su curación llega a través de la regenera- de Cultura Económica, 1980.
MONTESINOS, J.: Galdós, Madrid, Ed. Casta -
ción por la educación.
ha, 1980.
ORTIZ ARMENGOL, P.: Vida de Galdós, Bar-
celona, Ed. Crítica, 1996.
BIBLIOGRAFÍA PÉREZ GALDÓS, B.: Obras Completas, Ma-
drid, Ed. Aguilar, 1989.
ABBAGNANO, N. y VISALBERGHI, A.: Historia TUNÖN DE LARA, M.: Medio Siglo de cultu-
de la Pedagogía, Madrid, Fondo de ra española, Madrid, Ed. Tecnos,
Cultura Económica, 1978. 1973.

(44) Ibídem, p. 1.120.

45
DE LA CRISIS FINISECULAR AL REGENERACIONISMO PEDAGÓGICO:
ORTEGA Y GASSET Y EUGENIO D'ORS, DOS MODELOS CULTURALISTAS
(1898-1914)
CONRAD VILANOU (*)

Ciertamente que el asunto de la crisis rante decenios— a los países latinos, sir-
no constituye, a estas alturas, novedad al- viendo además de puente y conexión con
guna. Después del clásico estudio de Paul el resto de Europa. No hay duda, pues,
Hazard sobre la crisis de conciencia euro- que su crisis afectó por extensión a Italia,
pea en el tránsito de los siglos XVII al Portugal y España.
XVIII, hasta su tematización por parte de la Edmundo de Amicis, en sus Recuerdos
filosofía husserliana, se ha hecho común de 1870-1871, levanta acta de la solidari-
referirse a la crisis de la civilización occi- dad latina al significar que el afecto hacia
dental, a la crisis de Europa, e incluso, a la Francia nos «amargará su derrota más que
decadencia de determinados Estados como entusiasmará a sus enemigos la desventura
Francia o España. En este sentido, y por su de tan caro pueblo»3. Amicis proponía que
especial protagonismo en la historia conti- toda la gente latina participase de la triste-
nentäl, Francia acusó como ninguna otra za francesa, hasta el punto de presentar la
nación europea esta crisis de conciencia naciente unidad italiana como un revulsivo
que, en su caso, tuvo un fatal desenlace: la de cara a un futuro inmediato.
derrota militar de 18701 . De hecho, después Pero desgraciadamente el mundo latino
de la debacle de Sedán, nuestra vecina pire- no podía escapar fácilmente a la dinámica
naica generó una destacada literatura refor- de la crisis. Portugal en 1890 con la crisis del
mista —tal como demostró Ernest Renan, en Ultimatum, Italia con el desastre de Adua en
1871, al publicar La ryforrna intelectual y 1896 y España con el fracaso colonial del 98
mora— promoviéndose, al unísono, un in- siguen la misma marcha que Francia. Parece
gente publicismo pedagógico que influyó, evidente que la repercusión en la idea latina
por otra parte, sobre nuestros intelectuales de la derrota francesa de 1870 y del desastre
de la época de entre siglos. español de 1898 es un hecho incontestable.
Conviene recordar la repercusión que En efecto, con la pérdida española de sus úl-
tuvo sobre toda la Europa mediterránea el timas colonias, se vuelve a actualizar el tema
ocaso francés. Francia había tutelado —du- de la decadencia de los países latinos y,

(*) Universidad de Barcelona.


(1) V. CAcno VIL,: «Francia 1870 España 1898», Revista de la Universidad Complutense. Estudios de Historia
Moderna y Contemporánea, Homenaje a D. Jesús Pabón, vol. XXVII, núm. 118, julio/agosto 1878, pp. 131-161.
(2) E. RENAN: La reforma intelectual y moral, Barcelona, Ediciones Península, 1972.
(3) E. DE Amas: Recuerdos de 1870-1871, traducción de H. Giner de los Ríos, Madrid, J. Alada, 1883.

Revista de Educación, núm. Extra (1997), pp. 47-6.4 47


consiguientemente, la necesidad de gene- LA RUTA DEL REGENERACIONISMO:
rar un movimiento panlatino. LAS LUCES' DEL NORTE
En realidad, esta fenomenología, con
sus derrotas militares y sus correspondien- Da la impresión que la revisión histó-
tes crisis políticas, denota la presencia de rica de la dinámica regeneracionista, y más
una realidad social vivida en el mundo la- concretamente del fenómeno del noventa-
tino desde 1870: la existencia de una pro- yochocentismo, ha superado los clásicos
funda crisis de conciencia. Incluso, la planteamientos que giraban en torno a la
misma Francia tendrá con el caso Dreyfus consabida antinomia entre España y Euro-
una segunda parte de esta crisis que, ade- pa, talmente corno si se tratase de una se-
más, se extendía por otras zonas del conti- cuela más de la vieja polémica en torno a
nente afectando también al imperio la ciencia española. La cuestión —planteada
austro-húngaro que había caído frente a una y mil veces— ha sido, por lo común,
Prusia en Sadowa. No podemos olvidar, siempre la misma: ¿existen los Pirineos? ¿es
tampoco, la polvareda que siguió a la apa- conveniente que España se europeíce o,
rición del libro de Demolins ¿En qué con- por el contrario, hay que españolizar Euro-
siste la superioridad de los anglosajones? pa? Más allá de revivir añejas polémicas,
que, al fin de cuentas, ponía de manifiesto parece probado que el ambiente de crisis
que la supuesta supremacía anglosajona —así como la consiguiente dinámica rege-
tenía un fondo pedagógico4. neracionista— es anterior al fracaso del 98,
En cualquier caso, y al margen de tal como se evidenció con ocasión de la
otras posibles consideraciones, podemos conmemoración del cuarto centenario del
señalar que las referencias a la inferioridad descubrimiento de América en 1892.
latina son, incluso, anteriores a la consu- A menudo, incluso, se ha situado la
mación del fracaso colonia15. Sea como crisis española alrededor del año 1868,
fuere, las conclusiones siempre son simila- destacándose su dimensión religiosa como
res: la causa de todos los males radica en la reflejo tardío de una crisis derivada de la
postración de una instrucción que en los paí- irrupción de los vientos de la modernidad.
ses latinos tiende, por lo general, a formar ex- En realidad, la modernización constituyó
clusivamente funcionarios y no ciudadanos. un caballo de batalla para todos aquellos
Vistas así las cosas, lo que sucede es una se- que, desde distintas posiciones políticas e
lección al revés, es decir, exactamente lo intelectuales, deseaban promover el des-
contrario que acontece en otros lugares pertar de España. El regeneracionismo es
donde la burocracia no ejerce tanta pre- una dinámica conocida a lo largo del siglo
sión. Por ende, la solución también parece XIX, que entronca con el ethos ilustrado de
clara: la pedagogía debe coadyuvar al es- renovación y que, comúnmente, se declara
fuerzo de regenerar España. Pero es igual- a favor de la importación y de la aclimata-
mente obvio que los modelos a imitar ción de las ideas procedentes del exterior.
después de la derrota militar española ante los De esta manera, se abría ante los ojos de
norteamericanos no se encuentran en el los reformistas la ruta europea que, en vir-
mundo anglosajón, sino más allá del Rhin: tud de la crisis latina, nos abocó hacia lo
en Alemania. que —rememorando la famosa expresión

(4) L. LrrvAx: «Latinos y anglosajones. Una polémica de la España de fin de siglo», Revista Internacional
de Sociología, >con, julio-diciembre, 1975, pp. 29-62.
(5) J. N1ARAGALt.: «De la inferioridad de los neolatinos», Obres Completes. Obra castellana, Barcelona, Se-
lecta, 1960, vol. II, pp. 528-530.

48
volteriana- podemos distinguir como luces mismo que todo intelectual español, a tra-
del norte. vés de las traducciones al francés»6.
Ahora bien, esta aproximación a las También el modernismo catalán quiso
contribuciones europeas se acentuó a par- romper los vínculos que le ataban con la
tir de la labor propagandística de la Institu- tradición del pasado: consciente que no
ción Libre de Enseñanza, así corno de todo lo francés era bueno, se imponía la
publicaciones de aire renovador corno la necesidad de fijar la atención hacia otros
Revista Europea y la Revista Contemporá- focos de interés. Jaume Brossa -futuro yer-
nea. Es claro que ambas publicaciones, no de Ferrer y Guardia- así lo expresaba
junto al Boletín de la Institución Libre de en 1892 en un artículo considerado corno
Enseñanza, vivificaron el panorama de la manifiesto de la generación modernista, al
literatura científica -y por tanto, pedagógi- recurrir a la expresión «la lumiére nous
ca- de la España finisecular. Al margen de vient du Nord»7 que, al fin cíe cuentas,
la ciencia, muchos pensadores y literatos también empleó por aquellas mismas fe-
observan el mundo cultural nórdico. En chas Maragall en su epistolario particulars.
este sentido, Unamuno y Ganivet juegan En este contexto Maragall escribe en
un papel relevante. Si el primero contacta 1893 que, «tras tanta democracia y tantas
con el existencialismo de Kierkegaard, Ga- instituciones democráticas que por tempera-
nivet en obras corno Cartas finlandesas y mento nos repugnan y nos cansan, el radica-
Hombres del Norte dará a conocer la litera- lismo aristocrático de Nietzsche, con toda su
tura de aquellas ignotas tierras. Gracias a genial brutalidad, nos refresca y nos infunde
esta dinámica, las representaciones de las consuelo y fortaleza»9. Con todo, las cosas
obras de Ibsen no serán infrecuentes en Es- no fueron fáciles puesto que un grupo de
paña a partir de 1890, especialmente entre los socios del Ateneo Barcelonés se quejaba, en
círculos obreros de tendencia anarquizante. 1902, de la sola presencia de una obra de
Por este camino, se descubría un nue- Nietzsche en los anaqueles de su biblioteca.
vo horizonte cultural a la vez que decaía el Igualmente, Eugenio d'Ors experimentó
tradicional afrancesamiento de nuestros la misma sensación de desasosiego ante el
usos y costumbres intelectuales. Las inci- afrancesamiento y recomienda que Cataluña
pientes vanguardias culturales, así como -bajo la fórmula de Surge et ambulal- fije
algunos núcleos modernistas, empezaban su atención, a fin de recuperar su concien-
a manifestar sus inclinaciones por autores cia cultural y política, hacia el Norte: Bélgi-
como Nietzsche o Tolstoi. En cualquier ca y Noruega, particularmente. D'Ors
caso, parece evidente que, salvo contadas apostilla que, mucho más que su inde-
excepciones como la de Maragall, Nietzs- pendencia política, lo que debía atraer de
che fue leído a partir de ediciones france- esas tierras es su altura moral, su emancipación
sas. Con relación a este punto, Cacho Viu intelectual y el desarrollo de sus conocimien-
ha escrito: «Ortega conoció a Nietzsche, lo tos y de su espíritum.

(6) J. OirrEGA y GAssur: Cartas de un »ten español (1891-1908), edición y notas de Soledad Ortega, pró-
logo de Vicente Cacho Viu, Madrid, Ediciones El Arquero, 1991, p. 22.
(7) J. BROSSA: «Viure del passat», reproducido en Regeneracioriisme modernismo, edición de Joan
Marfany, Barcelona, Edicions 62, 1969, p. 19.
(8) L. QuiN-rANA TRIAS: La veu misteriosa. La teoria literaria de Joan Maragall, Barcelona, Publicacions de
l'Abadia de Montserrat, 1996, pp. 283 y ss.
(9) J. MARAGALL: «Federico Nietzsche», Obres completes. Obra castellana, obra citada, pp. 137-138.
(10) E. D'Ole: Papers anteriors al Glosar!, Barcelona, Quaderns Crema, 1994, pp. 244 y SS.

49
Nos encontramos, pues, ante lo que mico y pedagógico de primer orden. Bue-
Ortega y Gasset en el prólogo de 1940 a las na parte de nuestros pensionados, emulan-
Cartas finlandesas de Ganivet llamó la do a Sanz del Río y a José del Perojo,
universalización del horizonte de la cultura escogerán desde comienzos del siglo )0(
española. Esta tarea —que el mismo Ortega Alemania como destino a sus viajes de es-
califica de levantada hazaña, de amplia- tudio ".
ción gigante, de fabulosa dilatación— con-
sistió fundamentalmente en superar el
tradicional magisterio francés. El mismo NEOKANTISMO Y GOETHIANISMO,
Ortega, en el Prólogo para Alemanes, escri- DOS MODELOS DE PEDAGOGÍA
to en 1934 a modo de un auténtico relato CULTURALISTA
de formación, manifiesta: «A los veinte
años me hallaba hundido en el líquido ele- Cuando se observa la historia de la fi-
mento de la cultura francesa, buscando en losofía española se detecta que una de sus
él tanto, que tuve la impresión de que mi carencias más palmarias ha sido, justamen-
pie tocaba con su fondo, que, por el pronto te, la tardía incorporación del pensamiento
al menos, no podía España nutrirse más de kantiano. Es sabido que la revista Kant-
Francia. Esto me hizo volverme a Alema- Studien encargó, en 1897, al filósofo pola-
nia, de que en mi país no se tenían sino co W. Lutoslawski un informe sobre el
vagas noticias»ll. estado de los estudios kantianos en Espa-
De esta forma, al soslayar la utilidad ña. Al margen de las dificultades que en-
de la cultura francesa, aparecen ante el pa- contró para desarrollar su labor, sabemos
norama hispánico nuevos rumbos y hori- que sólo halló en la Biblioteca Nacional un
zontes. Sobre esta dinámica, Marichal ha único ejemplar de la Crítica de la razón
manifestado que al margen del acierto o pura. Después de entrevistarse con dife-
error de la elección orteguiana, hay que rentes profesores, el informe —publicado
significar la vasta apertura que representó, en el primer volumen de la revista con el
para la cultura española, la «marcada título de «Kant in Spanien»— ponía de ma-
orientación nórdica»". nifiesto las fragmentarias noticias que se
Y, si bien la Francia de la tercera repú- tenían de la filosofía de Kant en la penín-
blica continuó desempeñando un cierto sula. La conclusión no podía ser más desa-
papel de guía y conducta, especialmente lentadora ya que confirmaba el juicio de
entre los cenáculos progresistas de signo Menéndez Pelayo cuando, en su Historia
laicista y librepensador, la verdad es que de los heterodoxos españoles, sostenía
buena parte de las esperanzas regeneracio- que Kant había sido «comprendido por
nistas se modelaron a la vista del ejemplo muy pocos y que su doctrina sólo había
alemán. Al fin de cuentas, la potente Prusia llegado a conocerse por aplicaciones in-
se erguía como un coloso cultural, econó- sustanciales»'4.

(11) J. ORTEGA Y GASSET: Obras Completas, Madrid, Alianza, Editorial Revista de Occidente, 1983, torno
VIII, p. 25.
(12) J. MARICIIAL: El pensamiento político espaíiol, México, Finisterre, 1974, p. 146.
(13) Véase, al respecto, E. FERNÁNDEZ: «Los becarios de filosofía de la Junta para Ampliación de Estudios
y sus repercusiones en la filosofía española anterior a la guerra civil», Cuadernos Salmantinos de Filosofía, V,
1978, pp. 435-446.
(14) F. ROMERO: «Sobre los estudios filosóficos en España a fines del siglo XIX», en Ortega y Gasset y el
problema dala jefatura espiritual y otras ensayos, Buenos Aires, Losada, 1960, pp. 131-132.

50
Para subsanar esta lamentable postra- cia socialista es un hecho creciente. «Hay
ción de la filosofía kantiana, el joven Orte- que cambiar al obrero de revolucionario
ga -que marchó en 1905 hacia Alemania- en evolucionista: esto sólo se consigue en
se desplazó hasta Marburgo. Allí residió la escuela». Inmerso en esta línea reformis-
casi durante un año entero, desde octubre ta dirá: «El problema social supone, pues,
de 1906 hasta agosto de 1907, tratando la enseñanza del obrero y la ilustración del
personalmente a Cohen y Natorp. En ver- obrero y la ilustración del patrono y de las
dad hacía meses que Ortega y Gasset se clases burguesas»16.
enfrentaba, más que estudiaba, con la filo- Y, aunque Ortega parece no decidirse,
sofía kantiana. Desde Berlín escribe a su en 1906, por ningún método pedagógico
padre, el 18 de febrero de 1906, que «ahora en concreto -«¿Debemos seguir el credo
estoy en, de, con, por, sin sobre Kant y es- de Pestalozzi, el de Herbart, el de Na-
pero ser el primer español que lo ha estudia- torp?»- se intuye un planteamiento de as-
do en serio», para apostillar seguidamente cendencia neokantiana al indicar que la
que «cuanto te diga de la ignorancia en Es- educación es una cuestión moral, o dicho de
paña acerca de este asunto será pálido»'5. otro modo, que la reforma política es una
Es obvio que el interés orteguiano por cuestión moral y que, a su vez, la cuestión
la filosofía neokantiana incidió positiva- moral es una problemática educativa y
mente en el desarrollo posterior que tuvo, científica. En el planteamiento orteguiano
en España, la Pedagogía Social. En este se detectan, ademas, otros rasgos de la fi-
sentido, Ortega y Gasset anticipa y prepara losofía de la educación neokantiana: preo-
las aportaciones de Fernando de los Ríos y cupación por la situación social -y por
de María de Maeztu. Efectivamente, el pro- tanto, por la idea de comunidad- y la nece-
pio Ortega y Gasset reivindicará -desde pri- sidad de establecer ideales que actúen -a la
mera hora- la pedagogía como un minera de las ideas platónicas- como princi-
vehículo de regeneración en una línea de pios reguladores. La conclusión a la que lle-
planteamiento que recuerda -qué duda ga Ortega y Gasset -«si en España no se
cabe- la filosofía neokantiana. En su dis- hubiera dejado de estudiar a Platón, no ha-
curso para los Juegos Florales de Vallado- bríamos dejado de ser idealistas»- se ins-
lid de 1906 -que fue leído por su padre y cribe en la tradición neokantiana que
publicado íntegramente en El Imparcial, el reivindica la existencia de un mundo eidé-
día 3 de octubre de 1906- se insiste, bajo tico. «La ciencia pedagógica -leemos en La
la inequívoca sombra fichteana de los Dis- pedagogía social como programa político-
cursos a la nación alemana, en el poder tiene que comenzar por ser la determina-
benéfico de la educación y de la enseñan- ción científica del ideal pedagógico, de los
za. Para Ortega no hay duda sobre el cami- fines educativos»". Por encima cle la reali-
no a seguir: a la regeneración por la dad del ser (del faktum), la voluntad nece-
educación. La recuperación de España es sita del mundo superior del deber ser. La
una cuestión económica pero, sobre todo, educación no puede subordinarse al mun-
moral y social, más aún si consideramos do de la experiencia, sino a una realidad
que -ante lo visto en Alemania- la inlluen- eidética más elevada y normativa: a unas

(15) J. ORTEGA Y GAssEr: Cartas de un joven español, obra citada, p. 255.


(16) J. ORTEGA Y GASSET: «Discurso para los Juegos Florales de Valladolid», en Cartas de un joten español,
obra citada, pp. 747 776.
(17) J. ORTEGA Y GASSET: «La pedagogía social como programa político», en Obras Completas, Madrid,
Alianza Editorial-Revista de Occidente, 1983, p. 508.

51
ideas que, al carecer de objetividad, de- después, propondrán una actualización de
penden de la conciencia y del sentimiento. Goethe, lo cual también implica una apuesta
Contrariamente a lo que sucedió en a favor de la acción y, por tanto, del futuro y
Madrid —donde primero el krausismo, y del porvenir. Tal circunstancia ha sido cap-
después el neokantismo— dominaron bue- tada por algunos historiadores que, como
na parte del panorama de la filosofía de la Salvador de Madariaga, reconocen que Ca-
educación, podemos avanzar que en Cata- taluña «es griega; griega por esa acepción
luña las cosas fueron diferentes. En efecto, clásica que surge de una comprensión más
la germanofilia catalana —a pesar de la re- literaria que histórica del carácter heléni-
sonancia de los ecos krausistas y nietz- co; griega, no como Esquilo, sino como
cheanos en el pensamiento de Maragall- Goethe»'9. No en valcle, D'Ors distinguió
se resuelve en clave goethiana. Es sabido Alemania con el calificativo de la tierra clá-
que Maragall aprende, a partir de 1882, sica de las cosas de la especulación20.
alemán y que pronto, a la vez que estudia En este orden de cosas, destaca la ac-
la filosofía de Spinoza, comienza su tarea tualización que hizo el neohumanismo ale-
de traductor de Novalis y Goethe. El mis- mán de los ideales estéticos del mundo
mo Maragall insistirá, el ario 1905, sobre la clásico. De ahí que el clasicismo catalán —y eso
orientación que había de dar al catalanis- vale tanto para Maragall como para D'Ors—
mo: «Hay una tarea fundamental que ha- tenga mucho de germánico y que, por esta
cer: nuestra cultura. Escuelas, cátedras, vía, entroncase con la filosofía de Schiller y
investigación científica, métodos europeos: Goethe. No podemos olvidar que, si Flegel
somos todavía un pueblo de ignorancia y —en su Filosofía de la Historia- resaltaba la
de pereza intelectual, y esa tarea corrompe aspiración a la bella personalidad como
toda acción y hace vano todo esfuerzo. una de las características más significativas
¿Cómo han crecido modernamente los del carácter griego, Schiller no había sido
pueblos que hoy son de mayor grandeza? menos al recordar igualmente aquella uni-
Por una intensa cultura: la instrucción, la dad griega de plenitud entre forma y mate-
educación los han levantado, ¿qué digo?, ria. Frente a la escisión kantiana entre lo
han resucitado a alguno de ellos, y hasta se ético y lo estético", Schiller procuró armo-
puede decir que la cultura crea pueblos. nizar en sus Cartas sobre la educación es-
¡Alemania! Ya sabéis quién ha hecho el Im- tética del hombre la ética con la estética,
perio: el maestro de escuela!»18. proponiendo que la moralidad fuese una
Pero más que un retorno a los neokan- consecuencia de la belleza22.
tianos —y por extensión, a Natorp y a la Pe- Kant y Goethe, y por tanto neokantis-
dagogía Social—, Maragall primero, y D'Ors mo y goethianismo, constituyeron, pues,

(18) J. MARAGAu.: «Nuestra acción», Obras Completas. Obra castellana, obra citada, vol. II, p. 702.
(19) S. DE MADARIAGA: España. Ensayo de historia contemporánea, Madrid, Espasa Calpe, 1979, p. 145.
(20) Sobre los viajes de estudio de Eugenio d'Ors al extranjero (París, Heildelberg y Munich) subvencio-
nados por la Diputación de Barcelona, véase: J. RootA ROCA: «La etapa barcelonesa de Eugenio d'Ors», Actas
del III Seminario de Historia de la Filosofía Española, Ediciones Universidad de Salamanca, 1983, pp. 355-364.
(21) Kant en el conocido parágrafo UX de la Critica de/juicio presenta la belleza como símbolo de la
moralidad: «Lo bello es el símbolo del bien moral» (KAN-r: Crítica del juicio, México, Poma, 1991, p. 309). Este
carácter simbólico ofrece una analogía estructural entre el desinterés estético y el interés moral, pues lo bello
place inmediatamente y sin interés alguno. La analogía entre belleza y moralidad al aludir al principio de rela-
ción entre lo estético y lo suprasensible fue abordada y desarrollada por Schiller.
(22) F. So OLLER: Cartas sobre la educación estética del hombre, Edición bilingüe, estudio introductorio de
Jaime Feijoo, traducción y notas de Jaime Feijoo y Jorge Seca, Barcelona, Anthropos, 1990.

52
dos posibilidades para la reforma que si- restrictiva de la primera crítica, la de la ra-
gue al fracaso de 1898. Al fi n de cuentas, zón pura. Tanto para Ortega, como para
Kant y Goethe encarnan dos opciones D'Ors, el conocimiento no puede ser una
bien contrastadas, aunque también se per- cosa abstracta, sino algo profundamente
cibe alguna que otra coincidencia. Cierto, humano y enraizado en los problemas de
tanto Ortega como D'Ors se distancian res- la vida. De ahí justamente el surgimiento
pecto de los vientos anarquizantes, a la vez de dos modelos pedagógicos y culturales
que muestran su sistemática oposición a diferenciados: el eticismo orteguiano y el
las pretensiones exageradas del positivis- esteticismo orsiano.
mo. A la conocida incitación orteguiana de Conviene resaltar que, mientras la pe-
volver a Kant a través de la filosofía neolcantia- dagogía neokantiana se decantará hacia
na, en Cataluña -que queda, en principio, actitudes políticas de signo socialista, la
al margen de la influencia de Ortega2'- se Bildung goethiana -tal como se manifiesta
optará por la figura de Goethe lo que sig- en el Meister- adquirirá tintes burgueses
nifica, bajo la perspectiva orsiana, una so- que se corresponden, por otra parte, con
lución estética. una realidad económica y social como la
Al recurso orteguiano de la demanda catalana. En efecto, el culturalismo peda-
de una pedagogía social en una directriz gógico orteguiano opta por el neokantis-
marcadamente ética, responde D'Ors con mo, y por un vasto programa de pedagogía
un saber estético-lúdico que, bajo la égida social de marcada orientación ética que le
política y cultural del novecentismo, favo- lleva a fundar, en 1914, la Liga de Educa-
reció una restauración clásica inspirada en ción Política. Por su parte, Cataluña encon-
la tradición de Schiller y Goethe. Al fin de trará en Goethe la figura ideal para
cuentas, fue Schiller quien en sus Cartas desarrollar un regeneracionismo que no se
sobre la educación estética del hombre ac- puede desvincular, tampoco, de las reivin-
tualizó, a partir de la tercera crítica kantia- dicaciones políticas catalanistas y que en-
na, el principio del juego como elemento fatizará la dimensión estética de la obra
unificador de las dos críticas anteriores. bien hecha, tal como plasmó D'Ors en su
De hecho, todo depende de las deriva- Aprendizaje y heroísmo, texto leído preci-
ciones que se desprenden de las tres críti- samente en Madrid -ante el auditorio de la
cas kantianas. Mientras el neokantismo del Residencia de Estudiantes- en 1915.
joven Ortega -sin olvidar la importancia Así se genera en Cataluña una especie
prestada al estudio de las matemáticas para de secesionismo cultural que desea rom-
el conocimiento humano- apunta hacia la per, e independizarse, respecto de lo que
segunda crítica, y por tanto resalta la razón había significado tradicionalmente el espí-
práctica, la filosofía orsiana se inscribirá en ritu español. De ahí, pues, las ansias de
la estela de la tercera crítica kantiana -la modernización y, lo que es más importan-
del juicio- con lo cual se destaca la dimen- te, la vocación imperialista de hombres
sión lúdico estética de la vida, y de las co- como Prat de la Riba y Eugenio cl'Ors que
sas, bajo el lema de la obra bien hecha. acabó por fijar su atención en la figura pa-
Como podemos comprobar, ambas solu- radigmática de Goethe. Al fin de cuentas,
ciones -la ética orteguiana y la estética or- el objetivo parecía claro: potenciar una pe-
siana- se alejaban de una lectura rígida y dagogía que transformase las simples incli-

(23) La filosofía orteguiana desencadenó en Cataluña diversas polémicas como la protagonizada por Joan
Tusquets quien expuso, en 1928, sus reservas respecto la filosofía de Ortega y Gasset, a la que tilda de haber
olvidado la noción de substancia. Véase al respecto: J. TUSQUETS: Assaigs de crítica filosófica, pròleg del P. Mi-
guel d'Esplugues, Barcelona, Edicions de La Nova Revista, 1928, pp. 105-159.

53
vidualidades en unas personalidades ar- universal, hacía falta que la nueva religio-
mónicamente configuradas y con capaci- sidad fuese racional, es decir, que pudiera
dad para habitar aquella ideal y utópica circunscribirse dentro de los límites de la
Cataluña-ciudad, repleta de resonancias razón humana. La misma filosofía kantiana
neoclásicas y que aspiraba a emular la exigía una autonomía de la razón ilustrada
Weimar goethiana. y, por ende, la disolución de la religión en
la moral. Es natural que la religiosidad kan-
tiana -un auténtico teísmo moral según fe-
EL NEOKANTISMO DEL JOVEN liz expresión de Gómez Caffarena- no
ORTEGA: UN CULTURALISMO ÉTICO conociese otro culto que la observancia de
la ley moral.
Como es sabido la Pedagogía Social En esta misma dirección, la escuela de
natorpiana descansa en la tradición teoló- Marburgo propuso una ética social (Sozia-
gico luterana y, más concretamente, en la lethik) vinculada a su filosofía de la reli-
idea de la religión de la humanidad". Na- gión. Si Hermann Cohen -que publicó, en
torp, que apostaba por la superioridad de 1907, Religion und Sittlichkeit- convierte la
la Aujklärung protestante alemana respec- idea de Dios (Gottesidee) en una sittliche
to el enciclopedismo francés, consideraba Ideal, Natorp la substituye por la Idee der
que lo moral, lo estrictamente humano, Menscheit, esto es, por una idea de Humani-
está precisamente en el punto central de la dad con claras connotaciones culturales y
religión. Con estos antecedentes, la peda- sociales. Tal como García Morente señaló en
gogía social se articuló en torno de una el prólogo de la Pedagogía Social de Na-
concepción ético-religiosa de una moral torp: «La humanidad como ideal del hom-
universal, basada en un ideal de humani- bre: tal es el sentido de la educación»25.
dad vinculado a la filosofía de la religión Si Kant -en la mejor de las tradiciones
de Lessing y de Kant. Podemos añadir que ilustradas- propuso situar la religión den-
Jean Paul -bajo la doble influencia de am- tro de los límites de la razón, Natorp en-
bos autores- recuerda en Levana que hay marcó la religión dentro de los límites de la
muchas religiones, pero una sola ética. Humanidad26. En rigor, Natorp se manifes-
La crítica a cualquier manifestación tó a favor de la enseñanza de una religiosi-
dogmática, la preferencia por una religión dad capaz cle suscitar y despertar, en
natural basada en el sentimiento, la búsque- última instancia, unos ideales de humani-
da cle una esencia ecuménico cle la religión, dad que promoviesen y estimulasen, desde
la aceptación de un internacionalismo pie- la autonomía y el escrupuloso respeto a la
tista y deísta, el deseo de fomentar la paz y libertad individual, la conciencia moral.
la tolerancia, nos remite a una religiosidad «Una pedagogía que según los principios
racional que permanece en el fondo de to- de Pestalozzi y Kant reconoce la educación
das y cada una de las religiones y que, jus- como un desarrollo de dentro y no como
tamente por ello, las hace a todas buenas. una formación de fuera, debe decidirse
Además, y a fin de garantizar su carácter también en la cuestión religiosa en el sen-

(24) E. RiPonts y C. VILANOU: «Sobre els orígens de la filosofia de la pedagogia social: religió de la Hu-
manitat de Paul Natorp», Temps d'Educació, núm. 15, 1996, pp. 59-82.
(25) P. NATORP: Pedagogía Social. Teoría de la educación de la voluntad sobre la base de/a comunidad,
introducción de M. García Morente, Madrid, La Lectura, 1915, p. 16.
(26) P. NATORP: Religión y Humanidad. La religión dentro de los límites de la humanidad. Contribución a
la fundación de la Pedagogía Social, traducción y prólogo por María de Maeztu, Barcelona, Estudio, 1914.

54
tido de libertad y estimación incondiciona- bían de buscar su realización personal en
do de la conciencia»27. el trabajo de la comunidad.
No por azar Natorp expuso en su Cur- Natorp consideraba que el hombre
so de Pedagogía la conveniencia de resol- particular -more herbartiano- es una pura
ver el conflicto entre la religión y la abstracción. Por ello, la educación se ha de
humanidad colocando la «religión dentro articular como una verdadera educación
de los límites de la Humanidad», es decir, social. El concepto de comunidad (Ge-
en el ámbito de una pura comprensión del meinschaft) -condición de posibilidad de
Fin moral. En este sentido, la pedagogía na- la misma Humanidad- aparece como un
torpiana recupera el sentido político y so- ideal regulador -una especie de fieri- de la
cial de la clásica paideia platónica. En su educación, porque la humanización única-
condición de discípulo de Friedrich Albert mente es factible en el marco de una vida
Lange -autor de La cuestión obrera, obra comunitaria entendida, precisamente,
que data de 1865-, Natorp aborda los te- como la participación del individuo en
mas sociales desde una perspectiva filosó- unas esferas espirituales comunes que inci-
fico-pedagógica. El neoliumanismo de den en la mejora y transformación de la so-
Natorp aboga por una socialización de la ciedad: la educación es enteramente, y en
cultura y una moralización de la vida co- todos los órdenes, cosa de la comunidad.
munitaria -un socialismo ideal de inequívo- «El hombre sólo se hace hombre me-
cas resonancias fichteanas- proclive, diante la comunidad humana. Para con-
igualmente, a una sociedad sin clases socia- vencerse de ello, de la manera más
les, con implantación de la escuela única y breve, representémonos lo que sería de
la exaltación del trabajo (Arbeitsbildung) nosotros si creciésemos fuera de todo in-
como elemento formativo, en una línea flujo de comunidad humana. Ciertamente
pedagógica iniciada por Pestalozzi y desa- descenderíamos a lo animal: por lo menos,
rrollada, más tarde, por Kerschensteiner. la peculiar disposición humana sólo se de-
Al observar el contenido de la pro- sarrollaría de modo sumamente pobre, sin
puesta natorpiana a favor de la implanta- rebasar el grado de una sensibilidad culti-
Ción de la religión de la Humanidad, se vada»28.
detecta que su programa de reforma políti- A la vista de todo ello, quizás no sea
ca social (un socialismo ético e idealista, exagerado detectar en la filosofia natorpia-
humanista, moderado y reformista) posee na rasgos de aquel socialismo utópico de
un tono claramente democrático puesto primera hora. En cualquier caso, el socia-
que Natorp defiende principios como el lismo de la escuela de Marburgo se aproxi-
del sufragio universal, y su correlato peda- maba a las tesis socialdemócratas que
gógico: la educación universal. Natorp -que defendieron, entre otros, Adler y Berns-
distingue entre instrucción de la inteligen- tein. Sea como fuere, no hay duda que el
cia y educación de la voluntad- apunta socialismo natorpiano -al no tratarse de un
que, si bien se habían hecho en el siglo movimiento político revolucionario, sino
XIX muchos esfuerzos para extender ins- de un proyecto reformista que se basa en
trucción, no había acontecido lo mismo en la fraternidad universal derivada de la reli-
el terreno de la voluntad. De esta forma, se gión de la Humanidad- se articula como
confiaba en el trabajo para potenciar una un auténtico ideal que atrajo al joven Orte-
formación moral de unos individuos que ha- ga hacia el socialismo. De ahí, quizás, su

(27) P. NitroRP: Cano de Pedagogía, Traducción por María de h1aeztu, Madrid, Ediciones La Lectura, pp. 113-114.
(28) P. NATORP: Pedagogía Social, obra citada, p. 97

55
admiración por Pablo Iglesias al que consi- tega amplió su inicial vocación por Renan
dera, junto a Giner, como a dos santos lai- —uno de los teóricos de la idea de nación—
cos. Ortega y Gasset se abre, pues, al en beneficio de la filosofía neokantiana.
ideario socialista de ascendencia neokan- La escuela de Marburgo presentó el kantis-
tiana, hasta el extremo de exclamar que mo más como un método de filosofar el
«quien no sea socialista se halla moral- que corresponde a la tradición crítica que
mente obligado a explicar por qué no lo es no como una filosofía cerrada y conclusa.
o por qué no lo es sino en parte». A conti- El mismo Ortega recuerda que, en Marbur-
nuación, concluye contundemente que «el go, no se enseñaba filosofía: era preciso
socialismo es una ciencia, no una utopía ni saberla ya de antemano.
una grosería». Al socaire, pues, de la filo- Es claro que Ortega vislumbró en la fi-
sofía neokantiana, Ortega y Gasset se fami- losofía neokantiana la posibilidad de euro-
liariza con el socialismo «sin dogmas ni peizar científicamente España. Después de
ortodoxia, socialismo como método para su periplo por Alemania, Ortega —cansado
que el hombre sea más culto, sepa mas, de todo lo francés— abogó por un progra-
piense más; en fin, socialismo que nos trai- ma de europeización presentado, bajo la
ga más ciencia, más cultura»3°. influencia del neokantismo, como una ger-
Como fundamentación previa a su Pe- manización de la cultura española32. De
dagogía Social, Natorp afrontó el estudio manera que la filosofía neokantiana sirvió
de las relaciones entre la religión y la hu- a Ortega para desarrollar mucho mas que
manidad porque la moral, punto central de un programa cle regeneración para la Espa-
la religiosidad neokantiana, adquiere un ña contemporánea. El neokantismo fue,
carácter humano y se convierte en cosa de también, una opción y una empresa cultu-
la comunidad. Tanto Natorp como Cohen, ral que, sin olvidar las bases teóricas del
fieles discípulos de Kant, defienden una conocimiento, se desplegó hacia la ética, la
pura religión cíe la moralidad porque, en pedagogía y la política. Ortega, conocien-
definitiva, la religión es una cuestión prác- do el secular peso que la tradición ecle-
tica, es decir, un moralismo. Nos encontra- siástica ha ejercido en España, desea
mos ante una concepción inmamentista de contribuir a un cambio de las costumbres
la religión, identificada virtualmente con la religiosas. Para ello, y al abrigo cíe las con-
ética y que presenta la idea de la Humani- cepciones pedagógicas neokantianas, de-
dad como un proyecto universalista para la fendió la escuela laica en una línea que se
educación del género humano. desmarcaba del laicismo escolar del jacobi-
Si analizamos las propuestas pedagó- nismo francés. Nuestro filósofo, después
gicas del joven Ortega —es decir, las que de afirmar que lo que es antisocial es la
datan entre 1906 y 1910—, se observa una iglesia —es decir, la religión particularista—,
inequívoca presencia de los temas neokan- opta por una teología social que, al fin de
tianos.. Incluso podemos aventurar que Or- cuentas, se presenta como un paso previo

(29) J. Own:GA Y GAssE-r: «Pablo Iglesias», Obras Completas y obra citada, torno X, p. 141.
(30) M. S. GONZÁLEZ GARDÖN: «La filosofía práctica del joven Ortega desde el neokantismo de Marburgo»,
Cuadernos Salmantinos de Filosea, VIII, 1981, p. 218.
(31) Con todo, Ortega y Gasset está preocupado por la idea de nación —«España no existe como na-
ción»— de manera que escribe en El Imparcial (27 agosto 1908) que «necesitamos ser precisamente una na-
ción». Al respecto, y sobre la idea de nación, E. RENAN: ¿Qué es una nación?, Madrid, Alianza Editorial, 1987.
(32) M. S. GONZÁLEZ GARDÓN: «Presencia de algunos temas neokantianos en el joven Ortega», Cuadernos
Salmantinos de Filosofía, VI, 1979, p. 369.

56
y necesario para conseguir que la España Kant y que ofrece, igualmente, una clara
venidera se articule como una auténtica dimensión social. Es conocida la influencia
comunidad. «Para un Estado idealmente que ejerció sobre la pedagogía social na-
socializado -leemos en La pedagogía so- torpiana la filosofía pestalozziana, según
cial como programa político- lo privado se expresa en Las veladas de un ermitaño
no existe, todo es público, popular, laico. donde -además de la paternidad divina de
La moral misma se hace íntegramente mo- la Humanidad- se formula la necesidad de
ral pública, moral política: la moral privada establecer una fraternidad humana basada
no sirve para fundar, sostener, engrandecer en el sentimiento religioso.
y perpetuar ciudades; es una moral estéril De manera semejante, Ortega señala
y escrupulosa, maniática y subjetiva»". que el hombre no es el individuo biológico
Así pues, Ortega sigue a pies juntillas sino el individuo de la humanidad. Ortega,
el mismo itinerario intelectual que Natorp citando a Natorp, concluye que el indivi-
para quien la esencia de la educación social duo aislado es una pura abstracción. Ahí
radicaba, en último término, en la idea de radica, justamente, la fuerza de la pedago-
una religión humanamente considerada" gía social como elemento dinamizador de
En agosto de 1908, Ortega escribe en El ese hombre nuevo vinculado a la comuni-
Imparcial: «El poder educador de las reli- dad y, por ende, a la idea de humanidad.
giones, su energía socializadora ha cumpli- Participando de un optimismo ilustrado -la
do su tiempo: no puede esperarse de ellas pedagogía es la ciencia de transformar las
una renovación del hombre» 35. La regene- sociedades-, Ortega nos propone una so-
ración que propone Ortega sólo es posible cialización de la escuela, entendida como
a partir de una reforma intelectual, y, sobre la universalización de la educación, a fin
todo, moral que no excluye el elemento de propiciar la participación del individuo
religioso pues -en opinión de Ortega- la en unas esferas espirituales comunes y ne-
escuela laica no pretende marginar la ense- cesarias para el establecimiento de una
ñanza religiosa, sino que se «limita a negar auténtica comunidad. «No compete,
el derecho a que se eduque a los niños en pues, a la familia ese presunto dere-
una enseñanza religiosa según la dogmáti- cho de educar a los hijos: la sociedad
ca de una escuela determinada». El joven es la única educadora, como es la so-
Ortega, en consonancia con la filosofía de ciedad único fin de la educación: así
la religión neokantiana, nos presenta una se repite en las aplicaciones legislativas
pedagogía basada en la teodicea de Pesta- concretas la idea fundamental de la peda-
lozzi que, en síntesis, se inscribe en la tra- gogía social: la correlación entre individuo
dición de Spinoza, Lesing, Rousseau y y sociedad»37.

(33) J. ORTEGA Y GASSET: «la pedagogía social como programa político», en Obras Completas, obra citada, tomo
I, p. 519.
(34) Como es sabido, Natorp publicó Die Religion inmerbalb der Grenzen der Huntanitilt (1894) —obra
reeditada el año 1908— antes que su Sozialpeldagogik (1899). la Pedagogía Social natorpiana descansa, pues,
sobre un ideal de humanidad entendido justamente como la plenitud de lo humano en el hombre (die Volkraft
des Menschtuns im Menschen).
(35) J. ORTEGA Y GASSET: «La cuestión moral», Obras Completas, obra citada, tomo X, p. 77.
(36) J. ORTEGA Y GASSET: «Catecismo para la lectura de una carta», Obras Completas, obra citada, tomo X,
pp. 135-136.
(37) J. ORTEGA Y GASSET: «La pedagogía social como programa político», Obras Completas, obra citada,
tomo 1, p. 519.

57
Vemos, pues, cómo el joven Ortega y miembro abstracto de la humanidad sino
Gasset hace descansar en una religiosidad algo concreto y específico que se encuen-
del moralismo puro la idea de una comu- tra determinado por sus circunstancias:
nidad como novedad claramente reforma- tanto la vida social como las demás formas
dora. La fórmula orteguiana es diáfana: de cultura se dan bajo la especie de vida
regeneración es el deseo, europeización es individual.
el medio de satisfacerlo. En su caso con- De ahí que la pedagogía orteguiana,
creto, la europeización exigía la mediación después de abandonar los postulados neo-
de la filosofía neokantiana que en España kantianos, evolucionase hacia una filosofía
tuvo cultivadores —y por qué no decirlo— que coloca la vida como realidad radical.
algún que otro detractor. Podemos decir que Ortega supera el socia-
De hecho, el mismo Ortegt y Gasset —des- lismo neokantiano para promover la «Liga
pués de sus escarceos juveniles— fue uno duro de Educación Política Española» (1914), en
impugnador de la filosofía neokantiana has- la que defiende la misión política de las
ta el punto de considerar que el «grupo de minorías intelectuales. La regeneración de
jóvenes que entre 1907 y 1911 aprendía en España no pasaba tanto por el desarrollo
la ciudadela del neokantismo los usos de de la idea de comunidad, como por el pro-
la milicia filosófica, al llegar a los veintiséis yecto de fomentar la organización de una
años —fecha que suele ser decisiva en la minoría encargada de la educación política
carrera vital del pensador— ya no era neo- de las masas. Después del desencanto neo-
kantiano»39. Para Ortega, el neokantismo kantiano, llega la hora de la política, de
cometió el gran error de leer toda la litera- una nueva política que, recogiendo del so-
tura filosófica desde la perspectiva kantia- cialismo su crítica de la organización de la
na. De ahí, las censuras a Natorp —un producción, asume el liberalismo y la na-
hombre buenísimo, sencillo, tierno— que cionalización como principios fundamen-
cometió el error de encerrar a Platón en tales para articular la reforma de España.
una especie de mazmorra.
Lógicamente la superación de la filo-
sofía neokantiana, instituida finalmente
CATALUÑA Y LA BILDUNG GOETHIANA
como un gran sistema idealista, se realizó a
partir de la fenomenología husserliana.
Ortega —que no se contó entre los discípu- A pesar de que el nombre de Goethe
los de Husserl— evolucionó hacia un vita- no es frecuente en los manuales cle historia
lismo que se escapa de las pretensiones de la pedagogía, no se puede dudar de la
eideticas de la filosofía neokantiana. En re- influencia que ha ejercido en la educación
alidad, la filosofía orteguiana experimenta contemporánea40. Es obvio que las ideas
bajo la influencia diltheyana un giro de de Goethe sobre la vida y el universo im-
ciento ochenta grados. A partir de ahora, el plican un corolario pedagógico. Efectiva-
hombre ya no es considerado como un mente, al atribuir a la metamorfosis una

(38) Para una crítica de la pedagogía neokantiarb, véase: J. RouRA PARLUA: Educación y ciencia, México, La Casa
de España en México, Fondo de Cultura Económica, 1940. Este autor catalán -que había estudiado pedagogía en Ale-
mania entre 1930 y 1932- presentó esta obra como tesis doctoral en la Universidad de Barcelona, bajo la dirección de
Miau, el año 1937. De ahí que se publiráse en el exilio mexicano.
(39) J. ORTEGA Y GASSET: «Prólogo para alemanes», Obras Completas, obra citada, tomo VIII, p. 32.

(40) R. LEIIMANN: Goethe)' el problema de la educación individual, Madrid, Espasa Calpe, 1932. También:
J. ROURA PARELLA: Tema y variaciones de la personalidad, México, Biblioteca de Ensayos Sociológicos, Univ. Na-

cional, 1950.

58
potencia creadora se supera la tradicional rrollo de la propia individualidad. La vo-
escisión del dualismo que distingue entre luntad constituye para Goethe la función
naturaleza y espíritu, entre lo racional y lo primordial en el hombre. Nadie puede es-
sensible, entre materia y forma, situando la capar de sí mismo, habida cuenta que cada
vida como algo nuclear y substancial del uno debe ser aquello que ha de ser: este tema
quehacer humano: la fuerza vital se mani- pindárico resuena en toda la obra de Goethe
fiesta en la evolución de los individuos y para quien la metamorfosis humana no está
de las especies. sujeta a cambios radicales. Al decir de algu-
Considerando que la naturaleza es el nos, la pedagogía goethiana expresa una de
reino de las formas vivas, la misión peda- las grandes paradojas de la vida: permanencia
gógica de Goethe se perfila corno una em- en el cambio, constancia en la variación, iden-
presa formativa —como un ideal de tidad en la diversidad, es decir, el hombre
formación, de Bildung— que busca las for- siente la vida como una continuidad. Así,
mas palpitantes de una naturaleza viva. Es pues, el perfeccionamiento del individuo —tal
claro que su pensamiento —que depende como se expresa, por ejemplo, en el ciclo
del panteísmo de Spinoza, del neoplatonis- formativo del Meister consiste en una em-
mo de Shastesbury y del naturalismo de presa autoeclucativa que postula el desa-
Rousseau— no responde a las coordenadas rrollo individual que, en último término,
de un mundo físico-matemático sino a una choca con el afán de inmortalidad.
cosmovisión biológica y naturalista hasta el La fórmula goethiana es diáfana: evo-
extremo que, en ocasiones, ha sido pre- lución de la individualidad hasta transfor-
sentado —como hace Rudolf Steiner- como marse en una auténtica personalidad que,
el Kepler y el Copérnico del mundo orgá- de acuerdo con su posición clásica, habrá
nico, aspectos que también llamaron la de ser armónicamente configurada. Es elo-
atención de Eugenio d'0rs41. cuente que Goethe identifique el espíritu clási-
Frente a la escisión entre ciencia y filo- co con una concepción equilibrada —basada
sofía, Goethe reclama la unidad de una en la belleza y en la bondad— de la educación.
vida que se escapa a las pretensiones re- Al fin de cuentas, en el alma bella (Schöne
cluccionistas de una concepción científica Seele) se armonizan los sentidos y la razón, la
heredera de la scienza nuova de los siglos obligación y la inclinación, tal como ejempla-
XVII y XVIII. En este sentido, la Natutphi- riza Goethe en la figura de Helena, en la se-
losophie goethiana se presenta corno una gunda parte del Fausto. El objetivo a alcanzar
concepción biocéntrica que reconcilia el es siempre el mismo: la unidad en la variedad.
hombre con la naturaleza. Al fin de cuen- Parece demostrado que el pensamiento
tas, la vida es una totalidad, una globali- goethiano fue introducido en Cataluña a tra-
dad: materia y espíritu se encuentran en vés de las traducciones y versiones realizadas
aquel movimiento infinito de la vida que por Juan Maragall. Eugenio Trías declara que
sólo la acción puede unificar. sólo Maragall fue capaz de entenderlo «reco-
Goethe proclama la conveniencia de rriendo, a través de largos años de andanzas y
una educación entendida como autofor- aprendizaje, una experiencia interior parale-
mación disciplinada, es decir, como desa- la». Al considerar el sentido de la obra

(41) Sobre la interpretación orsiana de Goethe, véase el estudio preliminar a la edición del Fausto, traducción de
J. Roviralta, Barcelona, Editorial Exito, 1951.
(42) E. TRIAS: Conocer Goethe y su obra, Barcelona, Dopesa, 1980, p. 24. Con relación a las raíces germä-
nicas de Nlaragall, véase del mismo autor El pensarnent de Joan hlaragall. La crisi espiritual de Maragall en
1907, trad. y prólogo de J. Islaragall, Barcelona, Edicions 62, 1982.

59
maragalliana, Trías insiste en la dimensión Naturalmente, el Goethe tormentoso
burguesa y en el miedo a la revolución que del Werther el del Sturn und Drang, no
manifiestan tanto Goethe corno Maragall. interesaba. Sin embargo, el Goethe román-
Sea corno fuere, lo cierto es que las rela- tico —después de una lenta agonía— había
ciones literarias entre ambos autores han muerto al llegar a Roma. Así surge la fi gura
sido estudiadas ampliamente, confirmán- mitificada del Goethe clásico, el preocupa-
dose que Maragall, además de un enamo- do por la ilustración y el orden de las co-
rado del sentido clásico, promovió una sas. En síntesis, podemos decir que fue
cruzada contra el anarquismo —sentimental este segundo Goethe el que atraía a una
y espiritual, pero también político— de su Cataluña burguesa que, para hacer frente
época". Ya José María de Sagarra señaló al anarquismo y a la confusión del mo-
que la parte activa de la obra de Maragall mento, se situó bajo la férula del magiste-
abarca los arios comprendidos entre 1890 rio goethiano. Después de todo, tanto
y 1910 en los que «Cataluña necessita pas- Maragall como D'Ors, repudiaban, al igual
sar de l'anarquia sentimental a una certa que Goethe, la anarquía y el desorden.
consciència d'estructuració i d'ordre»".
En este sentido, se ha de resaltar que
Maragall —además de mostrarse contrario a
la inveterada francofilia en la que se movía GOETHE Y EL CULTURALISMO
la intelectualidad catalana— expresó sus ESTÉTICO ORSIANO: LA OBRA BIEN
HECHA
simpatías por todo cuanto procedía de la
otra orilla del Rhin. De hecho, Goethe
constituye para Maragall el modelo del También Eugenio d'Ors —que satirizó
educador perpetuo: el poeta catalán, al es- el goethianismo de Maragall al presentarlo
timar los clásicos, experimentó la necesi- como una especie de representante consu-
dad de acercarse a Goethe. No en vano lar en Barcelona— evidenció este interés
—pocos meses después del fracaso colo- por la figura de Goethe, de quien se consi-
nial, en el verano de 1899— Maragall desta- deró una especie de discípulo aventajado.
ca la dimensión pedagógica cle Goethe al No por azar, el mismo D'Ors reconoció en
presentarlo como un auténtico educador una de sus glosas que deseaba hablar
del pueblo, pues Cataluña no precisa «un como Demóstenes, escribir como Bocac-
inflamador de muchedumbres que canta la cio, pintar como Leonardo, saber corno
libertad dentro de un partido político Leibniz, tener como Napoleón un amplio
como Víctor Hugo o Lamartine, por ejem- imperio, o lo mejor dicho, quería simple-
plo, o un poeta a la moda de Byron, sino mente ser Goethe46. De hecho, D'Ors fue
un educador perpetuo que abarca la totali- proclive al desdoblamiento de una perso-
dad de la vida y tiene constantemente los nalidad que se canaliza a través de la utili-
ojos abiertos y fijos en la lontananza hacia zación de numerosos seudónimos (Xenius,
donde la Humanidad avanza»45. Octavio de Romeu, etc.)17.

(43) J. Tut: Maruga!! 1 Goethe. les tmduccions del Faus4 Barcelona, Universitat, Depait. de Filologia Catalana, 1974.
(44) J. MARAGALL: Traduccions de Goethe, Prólogo de Josep Maria de Sagarra, Barcelona, Sala Parés Libre-
ría, 1930, p. 4.
(45) J. NIARAGALL: «Goethe», Obres Completes. Obra castellana, obra citada, vol. II, p. 109.
(46) E. DIORS: La Vall de fasafat, Barcelona, Quaderns Crema, 1987, p. 87.
(47) Véase, al respecto, G. DÍAZ PLAJA: El combate por la luz (La hazaña intelectual de Eugenio d'Ors),
Madrid, Espasa Calpe, 1981, pp. 33 34.

60
En realidad, D'Ors necesitaba de Xe- cultura consiste en saber impregnar al es-
nius, corno Goethe de Eckermann. Ante la píritu humano de una claridad que refleje
incapacidad hispánica para el diálogo, la el ideal clásico de orden y armonía que
heliomaquia orsiana que, es por esencia, Schiller postula en sus Cartas sobre la edu-
un diálogo, encuentra dos modelos a imi- cación estética del hombre y que la filoso-
tar: Sócrates y Goethe. En efecto, las con- fía de la educación orsiana reivindica en su
versaciones entre Goethe y Eckermann cruzada particular contra el romanticismo
fueron uno de sus libros de cabecera y, lo de Rousseau. Así pues, el novecentismo es
que es más notable, un ejemplo a seguir. inseparable a una estética clásica, es decir,
D'Ors —el Sócrates de la España moderna, a una estética que, al defender principios
según expresión de Vogel— pretende emu- como la proporción, la armonía, la sereni-
lar el diálogo goethiano, tal corno evidenció dad y el equilibrio, se distancia expresa-
al traducir, en 1904, para los estudiantes ca- mente del sentimentalismo romántico.
talanes algunos fragmentos de las últimas Algo parecido acontece con la filosofía
conversaciones de Goethe'". De ahí que al de la educación orsiana que, contra las as-
conocer ampliamente la tradición dialogal piraciones del positivismo, acentuará la
de Goethe, D'Ors reconociese —en la con- necesidad de potenciar el sentido estético
ferencia «De la amistad y del diálogo», dicta- de la educación: la formación humana
da en 1914 en la Residencia de Estudiantes— también es una obra de arte. Desde esta
que «el espíritu goethiano, esencialmente perspectiva, la pedagogía orsiana constitu-
científico, no pudo producirse, ni aún en la ye una reacción espiritualista contra las
extrema vejez, con dogmática manera»49. pretensiones del positivismo y, por exten-
Con facilidad se detectan ecos de Schi- sión, de una pedagogía empírico experi-
ller y Goethe en la obra orsiana, tal como mental constituida sobre la biología: «Uno
demuestra el hecho que Xenius los citase de los aspectos en que se ha manifestado
frecuentemente en su Glosario que se ini- esa barbarie del Ochocientos, ha sido des-
ció en 1906. Más que un pensador ético o conocer el carácter estético, irónico, de la
metafísico, Eugenio d'Ors fue un esteta de Ciencia, cayendo en aquella falsa religión
la cultura preocupado por las armonías de la Ciencia que llamamos cienticisnzo y
clásicas. Es obvio que el saber lúdico esté- que otros torpemente llamaron positivis-
tico orsiano recuerda la filosofía de la edu- mo» 50. Al fin de cuentas, D'Ors propone
cación schilleriana que, además de una restauración clásica y espiritualizaclora
enfatizar la dimensión lúdica del hombre, que se simboliza arquetípicamente en la fi-
propugna la importancia y significación gura de La Bien plantada, un modelo fe-
del estadio estético. Como sabemos, Schi- menino que patentiza la belleza estética, el
ller llama «alma bella» a la personalidad' alma bella, es decir, la ausencia de diso-
armónica que funde en su interior las dis- nancia en un todo armónico. Teresa, la he-
tintas partes —física y psíquica— que inte- roína de la novela, representa un con, el
gran la naturaleza humana. La verdadera eterno femenino de Goethe, esto es, una

(48) <<Converses de Goethe en els darrers anys de la seva vida», l_lnitetsitat Catalana, I, 1904. También en Papets
antenas al Gbsan, Edición de Jordi Crieellanos, Barcelona, Quadems Crema, 1994, pp. 455-462.
(49) E. D'ORs: De la amistad y del dialogo, en Diálogos, edición de Carlos d'Ors, prólogo de Jaime Ferrän,
Madrid, Taurus, 1981, p. 50.
(50) E. d'Ors: «El positivismo y el espíritu», La filosofía del hombre que trabaja y que juega, Antología
filosófica de E. d'Ors por R. Rucabado y J. Farrán, con una introducción de M. García Nlorente, Barcelona, An-
tonio López Librero, 1914, p. 51.

61
constante histórica que d'Ors asume y hace Obra es hecha. ¡Bien hecha!. Acabada y
suya para templarla como un ideal, nove- cumplida. Ya no la retoco más. ¡Al merca-
centista". do!
No hay duda que la filosofía orsiana -al Hombre es hecho. ¡Bien hecho! Virtuoso y
armonioso. Ya no le retoco más.
reclamar la obra bien hecha como una es- ¡Al mundo! Ángel es hecho. ¡Bien hecho!
pecie de imperativo- resalta la dimensión Perfecto y resplandeciente. Ya no le retoco
estética de su pensamiento. «Belleza -es- más. ¡Al Cielo!53.
cribe D'Ors en Aprendizaje y heroísmo- no
quiere decir ornamento, sino armonía y Naturalmente, la pedagogía orsiana
adecuación delicada de la cosa a su desti- también contempla aquel sentido lúdico
no»". De tal manera que la obra bien he- que -según Schiller- es consubstancial a la
cha, como manifestación cle la unidad estética y que, a su vez, armoniza la razón
metafísica del bonum y del pulchrum, y el sentimiento. La Belleza es, por consi-
confirma que sólo cuando una cosa es be- guiente, la ley de todo juego. Por ello, el
lla puede ser buena en plenitud de senti- culturalismo pedagógico orsiano defiende
do. De hecho, D'Ors postula que la el juego y la dimensión lúdica de la vida y
profesión y el amor al oficio, y por ende, a de la educación. Con todo, D'Ors -que re-
la obra bien hecha, son manifestaciones conoce que la palabra juego es una traduc-
reveladoras de una personalidad humana ción del término alemán «spiel» utilizado
que se realiza -more goethiano- a través por Schiller- hubiese preferido el anglicis-
de la acción, porque la vida no se decide mo «sport», lo cual pone de manifiesto
en la pasividad, sino en la actividad. Así lo que la filosofía orsiana del hombre que tra-
clásico no se entiende estéticamente, como baja y que juega ofrece también una inter-
contemplación inmóvil, sino como algo di- pretación deportiva en el sentido que lo
námico dotado del sentido de la medida empleaba la tradición británica, es decir,
y equilibrio. Al fin de cuentas, el princi- como una obra libre y gratuita.
pio estético -esencia del clasicismo- está En cualquier caso, D'Ors propone una
regulado por normas que constituyen, a saber aestlietico que se perfila como una
su vez, auténticas armas de la lucha por alternativa al conocimiento more geométri-
la cultura que, en última instancia, im- co de la ciencia moderna". Para D'Ors, la
plica una política de intervención e im- estética aparece corno una auténtica condi-
posición. ción de posibilidad para la filosofía del
Quizás pocos textos reflejan tan hombre que trabaja y juega que se funda-
bien lo que venimos diciendo, como la menta, por otra parte, sobre la base de un
Oración de la Obra Bien Hecha que, a dualismo dialéctico entre potencia y resis-
pesar de datar de 1940 e incorporar su tencia, tal corno esgrimió en Religio est li-
doctrina angelológica, sintoniza perfecta- bertas: «Ecco una battaglia, ecco due
mente con este planteamiento que fusiona armate. Da una parte, me, i miel
la estética con la ética, la belleza con la el mio vigore, il mio braccio, la mia mano,
virtud: la mia ascia. Dall'altra parte, l'albero, la sua

(51) E. d'ORs: la Bien Plantada de Xenit4 traducción de Rafael Marquina, Madrid, Espasa, 1920.
(52) E. d'ORs: Aprendizaje y heroísmo en Diálogos, Edición de Carlos d'Ors, Madrid, Taurus, 1981, p. 62.
(53) E. d'ORs: Oraciones para el creyente en los ángeles, precedidas de un estudio de Paul-Henri Michel,
Barcelona, Editorial Apolo, 1940, p. 42.
(54) L. JIMÉNEZ MORENO: «El saber estético lúdico de Eugenio d'Ors», Actas del III Seminario de Historia
de la Filosofía Española, Edic. Universidad de Salamanca, 1983, pp. 371-384.

62
durezza, le sue radici e la terra che le rin- de Goethe. Más allá de la curiosiodad del
forza. Ogni filosofia monista naufraga in suceso, no se puede negar su significación
presenza di una tale irreducibile dualità al tratarse precisamente de alguien que,
sperimentale»55. como D'Ors, proclamaba la necesidad de
De acuerdo con esta tradición dialécti- levantar las anécdotas a la condición de
ca, el homo ludens orsiano es un ser que auténticas categorías. En vercbd, D'Ors —y
valora (Wetenkultur) y que al situarse en- por extensión, la cultura catalana del pri-
tre las otras dos dimensiones humanas que mer tercio del siglo XX— estuvo mediatiza-
conforman su antropología —a saber, la del da por la figura de Goethe.
homo sapines y la del homo faber— armoni-
za el conocer (Kennenkultur) y el fabricar
(Machenkultur). En realidad, detrás cle la A MODO DE CONCLUSIÓN
actividad humana existe siempre una di-
mensión lúdica porque, según la antropo-
logía triädica orsiana, el hombre juega, Aplicando la teoría orteguiana de las
piensa y trabaja. La filosfía orsiana defien- generaciones, podemos concluir que tanto
de, pues, una unidad vital proclive a la Ortega como D'Ors se inscriben, por dere-
obra bien hecha y que, a través de la di- cho propio, en el marco histórico de la ge-
mensión lúdica, concilia la ciencia y la neración de 1914, es decir, en aquel grupo
vida, la razón teórica y la razón práctica. de intelectuales que aún compartiendo
De tal manera que D'Ors llega a defender muchos aspectos de la generación del 98 —
una filosofía armónica, bajo la fórmula de en especial, su voluntad regeneracionista-
pensar según armonía, que substituya la fi- propugnaron, a la vista de los ejemplos fo-
losofía de la identidad: pensar es una fun- ráneos, sendas pedagogías culturalistas
ción unificadora que, además de reducir que, en síntesis, se presentan con la volun-
las cosas a la unidad, establece una armo- tad de idealizar —y si se quiere, de espiri-
nía jerárquica57. tualizar— sus respectivos proyectos de
A nuestro entender, el mensaje estéti- reforma. El joven Ortega articuló un cultu-
co-social orsiano está repleto de ecos goet- ralismo ético y moral que, según la filoso-
hianos. Es conocido que D'Ors asistió a la fía neokantiana, presenta una clara
conmemoración del centenario del Fausto, vocación pedagógica con connotaciones
que se celebró en el otoño de 1929 en el normativas al exigir la presencia de fines
Teatro Municipal cíe Weimar, presencia educativos. Parece claro que Ortega se
que aflora muchas veces en su amplísima despojó paulatinamente de la influencia
obra literaria. Como hemos visto, Euge- neokantiana decantándose hacia otro tipo
nio d'Ors expresó en repetidas ocasiones de soluciones de carácter elitista que per-
la atracción ejercida por la figura del polí- seguían educar, desde arriba, a las masas,
grafo alemán, hasta el punto de constituir tal como se establece claramente en los
una especie de alter ego, tal como lo de- objetivos de la «Liga de Educación Política
muestra el hecho que se presentase, el año Española» (1914). Se trata, en definitiva, de
1947, a una baile de máscaras disfrazado una nueva Kulturkampf que se aleja, a pe-

(55) E. d'Ors: Religioest libertas. Saggio di un nueto metodonellostudiodei ni tra ki mligione e kt scienza, Bo-
logra, A. F. Fonniggini edito, 1909.
(56) D'Ors planteó su antropología triädica en El secreto de la Filosofía, Barcelona, Iberia, 1947.
(57) E. d'Ors: La filosofía del hombre que trabaja y que juega, obra citada, p. 133.
(58) E. JARDI: Eugeni d'Ors. Vida i obra, Barcelona, Aymä, 1967, pp. 236-237.

63
sar de su vocación pedagógica, de las juve- más, que D'Ors quiso ser Goethe y desa-
niles aspiraciones que Ortega asimiló junto rrollar a su imagen y semejanza una autén-
a Natorp en Marburgo, ciudad a la que vol- tica heliomaquia lúdico estética que
vió a visitar ya casado cuando era catedrá- abogaba, también, por la obra bien hecha.
tico de la Universidad de Madrid. A estas Es obvio que D'Ors contó —antes y des-
alturas, desengañado de la filosofía neo- pués de su marcha de Cataluña— con un
kantiana, Ortega había evolucionando ha- núcleo importante de adeptos y seguidores
cia una filosofía propia que enfatizaba la que„ en ocasiones, desarrollaron ensayos
dimensión vital de la existencia humana. educativos con claras connotaciones goet-
A partir de este momento la regeneración hianas al abrigo de la Mancomunidad cle
no pasaba tanto por la escuela como por la Cataluña, entidad política catalana consti-
política, por una política de nuevo cuño tuida en 1914 por la fusión de las cuatro di-
que, además de clesmarcarse cle la vieja putaciones provinciales catalanas y que
política de la Restauración, defiende el hu- contó, como primer presidente, con Enric
manismo liberal y la nacionalización a fin Prat de la Riba.
de alcanzar la vertebración de España. Parafraseando a Maragall, podemos
Por su parte, Eugenio cl'Ors era cons- decir que Goethe estaba llamado a ser el
ciente que las ideas de Goethe habían educador perpetuo de una Cataluña mo-
constituido —a lo largo del siglo XIX— una derna y civilista que, por encima de las di-
serie de ideas fuerza que era necesario co- sonancias románticas y anarquizantes,
nocer y discutir. Para ello su Glosario, que deseaba instaurar un orden político y so-
se inició a publicar en 1906, incluye conti- cial, cle inequívocas connotaciones neoclá-
nuas referencias a la figura de un Goethe sicas. Nadie mejor que Goethe para
que aparecía como el resorte necesario conseguir tales propósitos que, desgracia-
para proceder a la modernización de una damente, se quebraron porque ni Cataluña
Cataluña que buscaba su destino al mar- era Weimar, ni D'Ors —fallecido Prat de la
gen de las costumbres intelectuales que se Riba en 1917— pudo continuar su papel de
imponían en Madrid. Parece probado, ade- consejero áulico.

64
e
REGENERACIONISMO Y TUTELA PEDAGÓGICA.
EN TORNO A ORTEGA Y SU PEDAGOGÍA SOCIAL COMO
PROGRAMA POLÍTICO (1910)
FÉLIX SANTOLARIA SIERRA (*)

El sentido de este artículo es intentar específico de la «pedagogía social» no


mostrar qué son el regeneracionismo y el vuelve a aparecer más en la obra de Orte-
institucionismo en su versión de tutela pe- ga. Esta lectura de La pedagogía social
dagógica, las claves básicas para la lectura como programa político debería sugerir,
del ensayo de Ortega La Pedagogía Social por una parte, que no se puede sustantivar
como programa político (1910), que se ni señalar a la pedagogía social como un
convertiría así en un caso típico más del re- tema básico del supuesto «pensamiento» o
generacionismo tardío. En síntesis, lo que teoría pedagógica de Ortega y, por otra
Ortega presenta es el «problema nacional» parte, que las alusiones y reflexiones sobre
(terna regeneracionista), que asocia a las el tema educativo en la primera etapa de la
características étnicas del pueblo español obra orteguiana convendría que fuesen
(terna regeneracionista) y cuya solución es consideradas dentro del contexto regene-
una tutela educativa y una labor cultural racionista y noventayochista en que se
(terna institucionista-regeneracionista), que mueve el autor.
renueve la sociedad española para alcan- El contenido de este artículo, fiel a la
zar el nivel europeo (tema regeneracionis- propia circunstancialidad de la obra de Or-
ta). Este es, en realidad, el «mensaje» del tega («Mi obra es, por esencia y presencia,
ensayo, siendo los contenidos de la peda- circunstancial»)', estará organizado en dos
gogía social de Natorp utilizados única- bloques. El primero dedicado a intentar si-
mente como instrumentos al servicio de las tuar esa circunstancia que rodea al ensayo
exigencias específicas del mensaje y de la que estudiamos, y el segundo centrado en
circunstancia política en que se dio el en- describir la línea argumental del ensayo en
sayo. El regeneracionismo como actitud relación con esa circunstancia. El regenera-
orteguiana se refleja en toda su obra de ju- cionismo fue casi como una divisa o con-
ventud hasta 1917, siendo repetidamente signa general que aglutinaba la expresión
confesada por el autor y cuya presencia se de una conciencia de crisis y de fracaso
manifiesta en casi todos sus escritos y ac- que se va gestando a lo largo del siglo XIX
ciones. Mientras que, por el contrario, lo y que se acentúa en su última década, aun-

(') Universidad de Barcelona.


(1) J. ORTEGA y GASSET: Prólogo a la primera edición de sus obras (1932), en Obras completas, Madrid,
Revista de Occidente, 1966 (7 • ed.), T. VI, p. 347. Las siguientes citas que hagamos del autor vendran referidas
siempre a esta edición de sus obras.


Revista de Educación, núm. Extra (1997), pp. 65-75 65
que sus raíces y la literatura sobre los ma- comunes que se condensan en el mismo
les de la nación española puedan, desde diagnóstico negativo de la sociedad espa-
luego, si se desea, retrotraerse hasta el pro- ñola, y un sentimiento cada vez más arrai-
pio siglo XVII. Una conciencia marcada gado de pesimismo, desde los que se
amargamente por la crítica a casi todo lo quieren hacer surgir las nuevas propuestas
existente: desde el sistema político y las «regeneracionistas». Pesimismo, por ejem-
instituciones nacionales al propio pueblo o plo, profundamente sentido en agosto del
«fondo social», desde la «España oficial» a 98 por Costa, y también por Altamira, car-
la «otra España», en la que latía especial- gado con sus «tristezas españolas», que sin
mente el desencanto de numerosos libera- embargo quisiera practicar un «pesimismo
les y republicanos por el retraso de la metódico» pero sereno para «no matar la
modernización de España. En esta dinámi- esperanza» 3 . Una nota común que suele ir
ca de reflexiones decadentistas llegaría el acompañando a este diagnóstico y pesi-
ario de 1898, agudizando todo el proceso y mismo es el supuesto científico e historio-
convirtiendo la «fatídica fecha» del 98 en el gráfico del «espíritu nacional» o cle la
símbolo de la degeneración y del fracaso «psicología del pueblo». Una difundida
del país: frustración cíe la revolución bur- concepción organicista de la sociedad que
guesa, impotencia del liberalismo español, permitía hablar de la realidad social en tér-
derrota militar, hundimiento colonial, de- minos de «organismo» social e incluso de
sastre en nuestras relaciones internaciona- «alma» colectiva de un pueblo, y que en-
les, estancamiento de la industrialización, contraba apoyo en las teorías meclioam-
progresiva polarización social y un largo bientalistas extendidas y aceptadas por
etcétera. Todo un repertorio de males y en- casi todas las áreas y disciplinas científicas.
fermedades nacionales de las que era pre- La idea de que el «entorno» en el que la
ciso sanar y ante las cuales se presentaba el gente vive constituye un conjunto cie in-
«regeneracionismo» como un amplio y hetero- fluencias estrechamente interrelacionadas
géneo inovimiento de intelectuales y hom- que configuran sus propias experiencias y
bres de clases medias que, aunque con sus posibilidades de comprensión y de de-
distintos bagajes ideológicos, coincidían en sarrollo, era un «modelo» explicativo gene-
el núcleo común de sus preocupaciones: el ral suceptible de muchas aplicaciones. Éste
llamado «problema de España2». sería usado ampliamente por la «historio-
En casi todas las obras y autores que grafía» y la literatura regeneracionista para
reflexionan sobre el problema nacional en abordar los rasgos esenciales de la psicolo-
el período finisecular del XIX y en los pri- gía nacional como características configu-
meros arios cle nuestro siglo, hay unos su- radas por el propio y singular espacio
puestos teóricos básicos prácticamente físico de la península ibérica 4 . Así se abo-

(2) Esta mentalidad de fracaso nacional que nos ha legado la historiografía regeneracionista, y que se ha
convertido durante décadas en el paradigma interpretativo de la mayor parte de la producción histórica sobre
los siglos contemporáneos españoles, está siendo puesta en revisión como resultado de diversos trabajos de
historia comparada con otros países occidentales para el mismo periodo. Para una orientación general, ver las
diferentes aportaciones que se recogen en J. P. Fusi y A. NIÑO (eds.): Vísperas del 98. On:getzes y antecedentes
de/a crisis del 98, Madrid, Ed. Biblioteca Nueva, 1997.
(3) Cartas editadas por G. J. G. Ciumsay.: El renacimiento ideal: Epistolario de Joaquín Costa y Rafael Alta-
mira (1888-1911), Alicante, Instituto de Cultura «Juan Gil Albert», 1992, p. 14.
(4) Una temática común que cobra vida en M. de Unamuno (En torno al casticismo, 1902, aunque eran
artículos que habían sido publicados ya de forma periódica en 1895), en A. GANIVEr (Idearium español, 1896),

66
naba la creación o la reconstrucción del esfuerzo del lado de nuestra vida intelec-
«mito del carácter nacional» 5 y del destino tual» 7 . Todo el peso del ideal institucionis-
universal e histórico de un pueblo, al que ta gravitaba en esas declaraciones, que
se solía adicionar una «historia revisionis- expresaban tanto la atmósfera ideológica
ta» que mostrara los momentos de perver- en que se habían formado, como la per-
sión y pérdida, con sus causas, de la cepción que tenían de la realidad nacional
trayectoria histórica de la nación, que, ade- y el tipo de reformismo social al que aspi-
más de intentar explicar la decadencia del raban las élites no oligárquicas cle los inte-
presente, ofrecía también luz sobre los lectuales liberales y republicanos 8 • Una
errores cometidos y sobre las vías cle solu- actitud que tendía a trasladar el acento de
ción y rehabilitación social. los males «políticos» a la ausencia de nivel
Aunque esas vías de solución podían «social» («cultural», regeneración «moral»)
arbitrarse de modos diversos y las pro- de la población, o una conversión cle la
puestas regeneracionistas se expresaron de política en pedagogía, como indica la res-
diferentes maneras y con orientaciones puesta de la Universidad de Oviedo (Fa-
ideológicas en ocasiones distintas 6 , en ge- cultad de Derecho) al cuestionario o
neral se articularon en torno a dos ejes información que sobre Oligarquía y Caci-
muy relacionados: la regeneración del quismo estaba elaborando Joaquín Costa
pueblo a través de una tutela pedagógica y desde el Ateneo de Madrid en 1901, que,
la modernización de carácter económico y aunque institucionista como aquellos y
social cle la nación. No se trataba tanto de convencido de que «la mitad del problema
una propuesta de «cambio político» (a ex- español está en la escuela: a ella principal-
cepción de los planteamientos costistas), mente debió su salvación y debe su gran-
cuanto de una cuestión educativa y cultu- deza presente Alemania. Hay que
ral, como advertía uno de los máximos re- "rehacer" al español; acaso dijéramos "ha-
generacionistas de la época, Rafael cerlo" (...)» 9, propugnaba no obstante tam-
Altamira: «Es creencia cle las personas cul- bién y fundamentalmente una acción
tas que no ha de consistir muestro remedio política que reformara el sistema parla-
en una reforma política, sino en una modi- mentario de la Restauración. «Con toda
ficación del espíritu público y en un gran franqueza —dice la respuesta de Oviedo—

M. PicAviu (El problema nacional, 1899), L. Moxon (La moral de la derrota, 1900), J. MAinim:z. Ruz (Azorín, El
alma castellana), R. DE MAETIU (Hacia otra España, 1899), R. ArrAmiitA (Psicología de/pueblo español, 1902,
aunque algunas partes habían sido publicadas en forma de articulo en 1899), etc.
(5) Sobre el concepto de «carácter nacional>, como creación mítica con aportaciones literarias e historio-
gráficas, ver a J. CARO BAROJA: El mito del carácter nacional. Meditaciones a contrapelo, Madrid, Seminarios y
Ediciones, SA., 1970.
(6) Una excelente visión de conjunto de la generación del 98, del modernismo y de los «regeneracionis-
mos», tanto en su versión literaria como en su versión sociopolitica en P. CEREZO GAIAN: El pensamiento 'llagó-
fico: De la generación trágica a la generación clásica. Las generaciones del 98y del 14 en La Edad de Plata de
la cultura española (1898-1936), Vol. 1, Tomo XMCIX de la Historia de España Menéndez Pida!. Madrid, Espasa
Calpe, 1993, pp. 131-315.
(7) R. ALTAMIRA: «El renacimiento ideal en España en 1897», en Cuestiones modernas de Historia, Madrid,
Aguilar editor, 1935 (2.' ed.), p. 279.
(8) Para una visión general del «reformismo social» de los institucionistas como grupo liberal «al mar-
gen» y de la importancia de la tarea educativa como paso previo para la modernización del país, ver M. D.
Gómez MotLEDA: Los reformadores de la España contemporánea, Madrid, CSIC, 1966.
(9) J. CogrA: Reconstitución y Europeización de España, Ed. de Sebastián Martín Retcxtillo, Madrid, 1981, p. 25.

67
debemos declarar que no tenemos la mis- deslumbradora Europa. En síntesis, un
ma fe en la eficacia de los remedios exte- conjunto de soluciones concretas a proble-
riores y coactivos. Nos deja un tanto fríos mas concretos. Una especie de aplicación
el cambio pregonado de nuestras institu- práctica de tecnología positivista decimo-
ciones parlamentarias (...). Si los hombres nónica a los problemas españoles, como
han de ser los mismos, todo seguirá igual ha indicado Pérez de la Dehesa'', y que se
(...)», concluyendo que el problema políti- pretendía que fueran impuestas lo más rá-
co se disolvía en la falta de conciencia so- pidamente posible, con cierta indiferencia
cial de los ciudadanos, cuya solución tenía o neutralidad frente a los sistemas de go-
que venir de un «apostolado laico», «de bierno o doctrinas políticas. Si bien, en el
un ideal de moralidad», «del fomento in- caso de Costa, las propuestas concretas no
tensivo de la educación», que traería son recetas, sino que tienen detrás toda
como consecuencia esos frutos también una raíz de estudio de la realidad nacio-
políticos, como ocurre con «los países nal, una perspectiva histórica y un espí-
donde la vida social ha alcanzado cierto ritu filosófico político, que suponen un
grado de desarrollo y complejidad, donde nivel tal que no es posible reducirlo a una
la cultura se ha difundido mucho por todas mera praxis positiva y política. Tal vez una
las clases y la industria se halla floreciente, y de las mejores síntesis de esos proyectos
la ciencia es apreciada y remuneradora»1°. lo constituya el conjunto de escritos que re-
Tenía sentido, por lo tanto, hablar de los coge Reconstitución y Europeización de
rasgos del carácter nacional y conocer las Espaia, la obra que publicaba Costa en
formas patológicas de la personalidad psi- 1900, en la cumbre del período regene-
cológica del alma española con el fin de racionista y que tanta influencia había
educar al pueblo, una tarea que se conver- de tener en las generaciones siguientes.
tía casi en sinónimo de regeneración na- Ortega, que no fue un noventayochis-
ta en el sentido generacional estricto (tenía
cional y solución al «problema de España». quince arios en 1898), vivió sin embargo,
Junto a esta tarea esencialmente pedagógi- al menos hasta 1917, inmerso en los plan-
ca, que se traducía en la elevación cultural teamientos regeneracionistas y tenía pro-
del pueblo (como recogía y subrayaba el fundamente asumida la necesidad de la
propio Altamira: «alguien ha dicho... tutela pedagógica que necesitaba el «alma
[qua.. la cuestión social es una cuestión
nacional». Se ha hablado de la influencia
pedagógica»", había que colocar la nece- que debió de ejercer Costa en el joven Or-
saria e inmediata «modernización» del tega, y de sus relaciones epistolares, intelec-
país, que se traducía —en su primera y más tuales y personales con los hombres más
profunda versión, la de Costa— en un pro- significativos de la «generación trágica»,
grama concreto de reformas y medidas como Unamuno, Maeztu, Azorín y Baroja,
económicas y sociales, cuyo norte era la y de cómo éstos le testaron la herencia del

(10) Informe o testimonio en contestación a la Información sobre «Oligarquía y caciquismo». Ateneo de


Madrid, 1901, Edición de Revista del Trabajo, 1976, Vol. II, pp. 85-111. Los firmantes eran R. Altamira, A. Buylla,
A. Posada y A. Sela. Cit. A. ORTt En torno a Costa, Madrid, Ministerio de Agricultura, 1996, pp. 443-444. Sobre
la personalidad y labor educativa de Altamira, cuya influencia en Ortega es mas de la que se supone, tanto di-
recta como a través de Costa, puede verse el trabajo de I. Nimio Lis: Rafael Altamira. Un modelo de regenera-
cionismo educativo, Alicante, Caja de Ahorros de Alicante, 1986.
(11) R. ALTAMIRA: Psicología de/pueblo español, Madrid, Doncel, 1976, p. 164.
(12) R. PÉREZ DE LA DEHESA: El pensamiento de Costa y su influencia en el 98, Madrid, Sociedad de Estudios
y Publicaciones, 1966, pp. 168-169.

68
dolor por «la patria en ruinas»'. De todo del Obelisco» ni discípulo directo de Gi-
ello no cabe duda razonable. El propio Or- ner, pero que bebió el tónico reformista
tega habla de su solidaridad con la genera- desde su pimera juventud. Por tradición fa-
ción anterior y de cómo la preocupación miliar, por sus estudios y su estrecha rela-
por España fue un tema vital para él («Mi ción con la Junta de Ampliación de
juventud se ha quemado entera, como la Estudios, —como becario y como colabora-
retama mosaica, al borde del camino que dor—, por su incorporación como profesor
España lleva por la historia. (...) Estos mis a la Escuela Superior del Magisterio y su
diez años jóvenes son místicas trojes hen- participación en la Residencia de Estudian-
chidas sólo de angustias y esperanzas es- tes, fue un miembro más de esa genera-
pañolas») '4 . Y todo estudioso de la obra ción de intelectuales liberales que, casi sin
orteguiana capta la profundidad de esa darse cuenta, habían construido su visión
huella que no lo abandonará jamás, pero del mundo con esa nube de partículas de
que resalta además por su evidencia en las ideas institucionistas que flotaban en el
toda su primera etapa pública como escri- ambiente ocupándolo casi todo.
tor y profesor. No sólo es una cuestión de En 1905 iniciaría Ortega el período de
transmisión hereditaria de ideas y senti- su formación alemana, primero en Leipzig
mientos, sino incluso de formas estéticas y (filología clásica) y más tarde en Berlín y
vocabulario concreto y literal. Ortega vivió especialmente en Marburgo, la meca del
pues, en y del espíritu del 98. neokantismo e idealismo alemán en aque-
A esta herencia hay que sumar tam- llos arios, en los que ya el paradigma racio-
bién el profundo influjo de la Institución nalista había entrado en crisis. Entre sus
Libre de Enseñanza que el joven Ortega profesores cabe destacar a Cohen, el alma
respiró desde su adolescencia y que en de Marburgo, y la figura de Paul Natorp, el
cierto modo iba indisolublemente unido a autor de la conocida Pedagogía Social. Or-
su regeneracionismo, tal como se lo ha- tega no sólo recibiría de Natorp la visión
bían legado los propios hombres del 98, ya crítica de la fenomenología como método
tan «institucionistas» en cierto modo en su filosófico, que asumiría enteramente en
estilo y por sus simpatías hacia Giner con sus comentarios a Husserl en 1913, —como
quien participaban sin ser la mayoría discí- ha mostrado Orringer en su estudio sobre
pulos consagrados del espíritu «demócra- las fuentes germánicas orteguianas— 16,
ta», liberal y laico que representaba la sino que también los contenidos de la obra
Institución. Eso que se ha venido a llamar de Pedagogía Social serían el núcleo de los
la «Institución difusa»' 5, y que fue el am- cursos impartidos por Ortega en sus clases
biente ideológico en el que vivió Ortega, como profesor de la Escuela Superior del
que no fue alumno de la casa del «Paseo Magisterio, como puso de manifiesto María

(13) Sobre la influencia de Costa, ver a R. PEREZ DE IA DEIIESA, oc., pp. 207 213. Para G. FERNÁNDEZ DE LA
Mom, el pleno significado de Ortega se alcanza en la continuidad y contraste con el 98. Ortega y el 98. Madrid,
Rialp, 1961, pp. 17 y 262. También para J. MARIAS es la preocupación por España el aspecto más próximo de
Ortega al 98. «Ortega. Circunstancia y vocación», Madrid, Revista de Occidente, 1973, T. I, p. 156. Y sobre la
relación de Ortega con los hombres del 98 y el tema del origen de la propia denominación de «generación del
98«, ver V. CACHO VIU: «Ortega y el espíritu del 98», en Revista de Occidente, 48-49 (1985), pp. 9-53.
(14) OR-rEGA: Penonas, Obras, Casas, (1916). oc., T I, p. 419.
(15) Ver M. D. Gónicz. MOLIEDA, 0.C., pp. 235-245; también V. Culto Vm: La Institución Libre de Enseñan-
za, Madrid, Rialp, 1962, pp. 410-415.
(16) N. R. ORRINGER: Ortega y SUS flientes germánicas, Madrid, Gredas, 1979, pp. 74-106.
de Maeztu, una destacada alumna de la Es- mente hacia el trabajo, no al mero goce. La
cuela en aquellos arios°. Estos contenidos voluntad sería la regulación del trabajo, la
docentes son los mismos que serían utiliza- conciencia de la unidad del fin que subor-
dos en el ensayo de 1910 que nos ocupa, dina conscientemente los medios al objeti-
y que se concretan en tres cuestiones. En vo. Y la razón tendría que regular la
primer lugar, el concepto de hombre como voluntad, ofreciendo y criticando los fines,
tejido social, donde muestra Ortega que el en el esfuerzo por dar unidad general a la
hombre aislado es una abstracción y que la obra2 '. La idea básica de lo social es para
realidad humana es el individuo socializa- Natorp la comunidad de trabajo orientada
do. El hombre sólo lo es en cuanto contri- y anudada por criterios racionales. Y en
buye a la realidad social y en cuanto es tercer lugar, la afirmación que Ortega man-
condicionado por ésta 18. Reflexiones que tiene de que «todo lo que la religión puede
son paralelas a las mantenidas por Natorp dar lo da la cultura más enérgicamente»,22
en el capítulo «Educación y Comunidad» tiene toda la resonancia culturalista del
de su citada obra: «El hombre particular es idealismo alemán. Natorp había mantenido
propiamente sólo una abstracción (...) El también frente a la idea cle Religión Trans-
hombre sólo se hace hombre mediante la cendente, la idea de Humanidad como ori-
comunidad humana, (...) sin esta comuni- gen fecundo cle la auténtica religiosidad
dad, no es de ningún modo hombre. (...) del hombre, lejos de todo dogmatismo re-
El hombre no crece aislado (...) sino bajo velado'". La religión es un producto más
el múltiple influjo de los otros y en reac- de la Humanidad.
ción constante sobre tal influjo» '9. En se- Las más nobles creaciones religiosas
gundo lugar, estaría la cuestión orteguiana contienen precisamente los elementos hu-
cle que lo social es la combinación de los es- manos de más profunda significación. Para
fuerzos individuales, del trabajo por reali- Natorp todos los atributos divinos e inclu-
zar una obra común. Siéndole al hombre so la representación antropomórfica de
esencial la obtención de productos que Dios —otra le es imposible— responden a la
sólo comunalmente se pueden lograr, y «Idea» que representa a la «Humanidad».
que ésta es la base de la sociedad, por lo Cualquier concepto divino proviene de no-
que lo social no es comunidad de gustos, sotros mismos. Todo el universo cle lo hu-
sino que supone unión en lo raciona120. Un mano sirve para construir la idea de lo
tema que tiene estrecha relación con el pa- divino. Tres temas, en resumen, desarrolla-
ralelismo que Natorp establece entre las dos por Natorp en su obra y que Ortega
funciones de la vida individual y la social. usaría para apoyar y argumentar las tesis
Para el pensador alemán, que sigue el es- de su ensayo.
quema platónico de las tres partes del alma A todos estos elementos que están
y del Estado, la vida impulsiva humana, la presentes en este estudio orteguiano de
actividad del hombre, se dirige principal- 1910, habría que añadir todavía el momen-

(17) Carta de María de NIaeztu (Marburgo, 17 de febrero de 1913) a José Castillejo, secretario la Junta de
Ampliación de Estudios. Arch. CSIC, caja 1881. Debo esta noticia a la amabilidad de la Dra. Carmela Gatnero.
(18) ORTEGA: La Pedagogía social como programa político (1910), oc., T. 1, pp. 512-514.
(19) P. NATORP: Pedagogía Social, (Trad. de Ángel Sánchez Rivero), Madrid, La Lectura, 1915, pp. 97-108.
(20) ORTEGA: La Pedagogía social como programa político (1910), o.c., T. I, pp. 516-517.
(21) P. NATORP, oc., pp. 155-156.
(22) ORTEGA: La Pedagogía social como programa político (1910), o.c., T. 1, p. 520.
(23) P. NAToitr, o.c., pp. 347-370.

70
to político que vive Ortega en torno a estos hay que advertir que en 1913 se dividían
años. Es alrededor de esa fecha (1909- los partidos tradicionales, los liberales en
1910) cuando los intelectuales españoles romanonistas y seguidores cíe García Prie-
inician sus actuaciones en política como to, los conservadores en mauristas y segui-
gnipo social definido. Y entre ellos, Orte- dores de Dato. Aparecía la «Liga de
ga, que había abandonado ya su postura Educación Política Española», que agrupó
inicial de llamada a los intelectuales para a numerosos intelectuales, entre ellos Orte-
formar una especie de partido nacional al ga y Azaria, y el partido reformista de Mel-
lado del liberalismo, y se orientaba hacia quiades Álvarez se acababa de consolidar,
los partidos existentes, entre los que le pa- reuniendo a una gran parte de los hombres
recía como más auténtico el joven partido de la Institución Libre de Enseñanza, que
socialistaa. Esta aproximación de Ortega al recogían especialmente la doctrina política
partido socialista, no es, como ha hecho del institucionista Gumersinclo de Azcára-
notar Antonio Elorza25, un hecho aislado. te. Un partido que no se declaraba revolu-
Es la etapa de la aproximación mutua de cionario, y que congregaba a grupos de
republicanos y socialistas, consiguiendo la intelectuales, de las clases medias y de las
entrada de éstos en el sistema político y la clases mercantiles. A él pertenecerían
representación parlamentaria, abriéndose hombres como Azaria, los Azcárate, Pedre-
un proceso de acercamiento con el refor- gal, Zulueta, Ortega, García Morente, Sima-
mismo social de los intelectuales. De este rro, Pittaluga, González Posada, etc. La
momento es su conferencia «La Ciencia y situación parecía muy favorable por la rati-
la Religión como problemas políticos», ficación de confianza de Alfonso XIII en
dada en la Casa del Pueblo de Madrid el 2 Romanones y la aproximación de éste al
de diciembre de 1909, donde defendería la reformismo. En cualquier momento pare-
idea europeizaclora del socialismo. En mar- cía inminente la formación cle un equipo
zo de 1910 pronunciaba en la sociedad «El ministerial con sus hombres, entre los que
Sitio» de Bilbao la conferencia «La Pedago- cabía la remota posibilidad de que estuvie-
gía Social como programa político», a cuyo ra el mismo Ortega26.
estudio nos estamos refiriendo. Y en mayo En síntesis, estos podrían ser los compo-
de 1912 impartía otra conferencia en la nentes políticos y los vectores intelectuales
Casa del Pueblo de Madrid: «Fernando La- presentes en la «circunstancia» específica que
salle» sería el tema, el fundador del primer enmarcaba a La Pedagogía Social como pro-
partido socialista alemán, compañero y grama político. Veamos ahora, sucintamen-
luego adversario de Carlos Marx. No obs- te, el contenido del ensayo.
tante, a finales de 1912 y durante 1913 se El texto comienza con una confesión
llevaba a cabo un distanciamiento entre los de pesimismo y amargura por una España
socialistas y Ortega. Las explicaciones pue- caduca, dentro del más clásico estilo no-
den ser varias y de diversa índole, pero ventayochista. España es un problema. Y

(24) Se debe recordar que la síntesis oneguiana de Europa era Alemania, y en ella la Social Democracia
era un signo de la nueva Europa. Recordemos también que Cohen, su maestro de Marburgo, era uno de los
llamados «socialistas de cátedra». (Ver j. MARialAt.: «La generación de los intelectuales y la política» en Revista
de Occidente, noviembre de 1974, pp. 166-180). Ortega se declaraba socialista en una carta a Unamuno en ene-
ro de 1907. (Ver «Epistolario Ortega Unamuno», en Revista de Occidente, 19 (1964), pp. 3-28).
(25) A. ELORZA: fa razón y la sombra. Una lectura política de Ortega y Gasset, Barcelona, Anagrama, 1984,
p. 51
(26) G. REDONDO: Las empresas políticas de José Ortega y Gasset, Madrid, Rialp, 1970, T I, pp. 76-99.

71
«para saber que debiera mañana ser nues- nuestra vida nacional. La política es para Or-
tra patria tenernos que sopesar lo que ha tega la encargada «de transformar la reali-
sido y acentuar sumamente los defectos de dad social», pero, por las características de
nuestro pasado»". Ortega ve como defecto nuestro caso, por la solución que exige, el
del pasado español, como enfermedad problema se hacía pedagógico. «Hay otra
que contagia a toda la nación, el individua- serie de actos humanos que tienden asi-
lismo y partidismo exagerado que campea mismo a transformar la realidad dacb en el
en todas las esferas de la vida nacional, sentido de un ideal. A esta acción de sacar
desde la aldea al parlamento. Un defecto una cosa de otra, de convertir una cosa
casi étnico de nuestra raza, denunciado en menos buena en otra mejor, llamaban los
numerosos lugares de toda la obra orte- latinos eductio, educatio». Pero la peda-
guiana, que se traducía en falta de colabo- gogía, en cuanto ciencia, —comenta Orte-
ración, de actitudes sociales y ciudadanas ga— tiene que resolver dos problemas: el
positivas, que era la antítesis de su concep- de los fines y el de los medios. El proble-
ción de la vida europea. «Porque a los ma de los fines se traduce en el ideal edu-
buenos españoles les es el mundo un pre- cativo, en el modelo de hombre para el
texto para querellarse los unos con los que hay que educar, «aquel tipo normal de
otros» ». Todo el filón del historicismo re- hombre en cuyo sentido ha de intentarse
generacionista sobre el alma española se variar al educando» 32. Y es aquí, donde se
perpetúa en Ortega. Se escuchan aquí los produce la intersección entre la concep-
ecos de El espíritu castellano (1895), del ción del hombre que Ortega recoge de Na-
que había hablado Unamuno (recogido en torp: el hombre como tejido social, y esa
En torno al casticismo, 1902), que es puro necesidad especial de sociabilidad que tie-
individualismo, incluso anarquismo íntimo, ne la personalidad española, náufraga de
belicoso, y que tiene «en la guerra misma individualismo, para salvarse. La pedago-
algo de anárquico, guerrillas y partidismo», gía debe de ser social, porque la realidad y
advirtiendo cómo ya Trogo Pompeyo, ha- el ideal del hombre es su ser social, así que
blando de los iberos, decía «que si les falta el hombre hispano, por la realidad huma-
guerra fuera, se la buscan dentro». Un na en sí (social), como por sus circunstan-
tema pues, común al espíritu regeneracio- cias, sus defectos étnicos (individualismo
nista unamuniano que sitúa en «el núcleo exacerbado), debe someterse a una peda-
castizo de nuestra cultura un fuerte sentimien- gogía socializadora. Era una respuesta po-
to de individualidad», y que hablando Sobre lítica al problema español en la línea de
el marasmo actual de España (1895) pre- las premisas cíe la tutela educativa tan pro-
senta la insociabilidad como «uno de mulgadas por el institucionismo. «Si educa-
nuestros rasgos característicos»93. ción es transformación de una realidad en
La consecuencia de esta visión tenía el sentido de cierta idea mejor que posee-
que ser necesariamente un programa polí- mos y la educación no ha de ser sino so-
tico de educación para la vida en comuni- cial, tendremos que la pedagogía es la
dad, una pedagogía social que mejorara ciencia de transformar las sociedades. An-

(27) ORTEGA: LaPedagogía social como programa político (1910), oc., T. 1, p. 506.
(28) Cuadros de viaje. ¡Se tan, se van! (1915), oc., T. I, p. 407.
ORTEGA:

(29) M. DE UNAMUNO: En torno al casticismo (1895/1902), Madrid, Alianza Editorial, 1986, p. 79.
(30) Ibídem, pp. 121 y 134.
(31) ORTEGA: La Pedagogía social como programa político (1910), oc., T. I, p. 508.
(32) Ibídem, p. 508.

72
tes llamamos a esto política: he aquí, pues, aquí los posibles ecos de esa idea de Una-
que la política se ha hecho para nosotros muno de que sólo en el intercambio autén-
pedagogía social y el problema español un tico de culturas, éstas se perfeccionan, se
problema pedagógico»33. Un ejemplo más mejoran; una idea resumida también en su
de reconversión del problema político en lema de españolizar a Europam . Sin este
una cuestión educativa. sentido de lo propio, de valoración de lo
Transformar las sociedades supone una nacional, se llega a una extranjerización
idea previa de la sociedad que se quiere que anula al propio país. «No ha ido pa-
conseguir, y Ortega vuelve aquí a realizar la sando durante la última centuria, poco a
intersección entre la idea de comunidad hu- poco, toda o casi toda la legislación extran-
mana o social de Natorp y el tema de Europa jera por la Gaceta castiza?». Para Ortega,
como norte al que apuntaban las propuestas Europa no era la civilización entendida en
regeneracionistas. Lo social es siempre co- sus productos, como en realidad pedía
munidad, cooperación, y éstas son sólo apli- Costa, sino el clima que hacía posible esa
cables al esfuerzo por realizar una obra civilización. Lo europeo era un nivel, como
común. Supone unión en lo racional, suje- ha subrayado Julián Marías37, un nivel de
ción a la ley de las cosas, a la disciplina de lo cultura y un nivel de espíritu social. Una
objetivo. Todo esto, a lo que se añadiría ade- altura cultural y social. Por eso la europei-
más un ideal de actitud científica, se convertía zación se traduce no en extranjerización
para Ortega en el término «Europa». «Regene- sino en españolización, es decir, en fomen-
ración es inseparable de europeización; (...) tar ese nivel de vida en España, con sus
Regeneración es el deseo; europeización es el peculiaridades propias, que es entonces
medio de satisfacerlo. Verdaderamente se vio cuando seremos españoles y europeos. Así
claro desde un principio que España era el se entiende la paradoja de Ortega de que
problema y Europa la solución». El tema se «Europa ha de salvarnos del extranjero».
presentaba en la línea en que lo habían hecho El otro problema de la pedagogía que
los más destacados regeneracionistas (Costa, reconocía Ortega era el de los medios, con-
Macías Picavea, etc.): europeísmo en los me- sistía «en hallar los medios intelectuales, mo-
dios y españolización en los fines. rales y estéticos por los cuales se logre
Ortega asume también la historiografía polarizar al educando en dirección a
regeneracionista, aceptando la tesis de que aquel ideal»". Si la pedagogía tenía que
España se había cerrado para el mundo ser social, tenía que ser una educación por
europeo con los últimos Austrias, la «tibe- y para la sociedad, que debía empezar por
tanización de España» de Felipe IV, dirá la socialización de los elementos educativos.
Ortega, y al mismo tiempo que no se rela- Se trataba de pedir una escuela única, estatal
ciona con el resto de Europa, empieza a y laica.
copiar, a dejarse influir por todo lo extran- Al pedir una escuela laica, Ortega, de-
jero, a perder su propio espíritu. Caben jando a un lado la discusión de todos los po-

(33) Ibídem, p. 515.


(34) Ibídem, p. 521
(35) 13. DFIGADO: «Unamuno educador», Magisterio Español, Madrid, 1973, pp. 69-80,
especialmente p. 75.
(36) Oirreon: Asamblea para el progreso de las ciencias (1908), oc., T. I, p.
99.
(37) J. MARIns: oc., T I, pp. 207-212, donde ofrece una interpretación completa del tema de la europeiza-
ción en Ortega.
(38) arrEon: Nueva Revista (1910), oc., T. I, p. 143.
(39) ORTEGA: La Pedagogía social como programa político (1910), oc., T. I, p. 509.

73
deres de socialización que puede conte- dantes. Salvarse en las cosas sería dejarse
ner la idea religiosa en sí, aborda la cues- gobernar por ellas, por la realidad, por el
tión desde la perspectiva de una religión orden, por el trabajo, por la ley.
concreta, de la iglesia como poder y fac- Después de todo lo dicho, habría
tor creador de divisiones en el cuerpo so- que presentar a Ortega, en sus primeros
cial. «Lo que ciertamente es antisocial es escritos sobre cuestiones educativas,
la Iglesia, la religión particularista. (...) La corno un continuador en perfecta sinto-
escuela confesional frente a la laica es un nía de la actitud pedagógica finisecular
principio de anarquía, porque es pedago- del XIX del liberalismo regeneracionista
gía disociadora» 4) . Y la escuela laica, para e institucionista, y no tanto como un
nuestro pensador, es la instituida por el Es- cultivador de la «pedagogía social» de
tado. No admite la libertad de enseñanza, Natorp, que venía a jugar un papel
porque en un estado total e idealmente instrumental y ocasional al servicio de
socializado ni lo privado debe existir ni a la circunstancia española. Un regene-
la familia debe competir el derecho a edu- racionismo, el de Ortega, que siendo
car a los hijos. La única moral debe ser la fundamental, no obstante, muy pronto
moral pública y la sociedad la única edu- irá perdiendo de su primer plano lo so-
cadora. En última instancia, todo esto no es, cial y popular, para irse orientando ha-
a juicio de Ortega, ninguna exageración cia el cultivo de unas minorías selectas
para un socialismo riguroso —estaba ha- de intelectuales, cle unas élites aristocráti-
blando a socialistas— que quiera ser conse- cas de la cultura que deberían ser, en un
cuente con sus premisas. Por lo demás, la segundo momento, el fermento de toda la
cultura puede dar más cumplidamente todo masa nacional. A lo largo de la propia evo-
aquello positivo que pudiera tener la reli- lución intelectual de Ortega, se observa
gión y resulta socialmente mucho más fe- ese deslizamiento progresivo desde un
cunda que ésta. Es aquí, por último, proyecto educativo de la comunidad espa-
donde Ortega, como ya comentamos an- ñola como instrumento de transformación
teriormente, vuelve a los textos de Na- política, hacia una propuesta formativa de
unos grupos egregios capaces de reformar
torp para legitimar la sustitución de la
religión por la cultura, de la cual aquélla no la vida nacional.
es más que un subproducto. Con todo, en su vida académica,
Hay también en el ensayo un grito: Ortega dio a conocer a Natorp en la Es-
«¡Salvémonos en las cosas!», que junto cuela Superior del Magisterio, como di-
con otras expresiones orteguianas de su jimos, y el nombre de éste estaba en la
primera época, han sido consideradas nómina de autores que eran estudiados
como muestras de lo que se ha llamado la en la sección de filosofía del Centro de
etapa objetivista de Ortega, que compren- Estudios Históricos de la Junta de Am-
dería su obra inicial hasta 1914. En reali- pliación de Estudios, sección que diri-
dad, la expresión anterior tendría el valor gía Ortega, y en la que participaría
de una llamada al pueblo y a los intelec- como colaboradora en 1913 María de
tuales españoles para intentar salir de ese Maeztu, que aquel mismo ario estaba
subjetivismo individualista o personalis- estudiando, orientada por el propio Or-
mo a ultranza que paralizaba la vida so- tega, en Marburgo, donde asistió a los
cial, y que se manisfestaba en las cursos del filósofo alemán, y de quien tra-
constantes querellas por opiniones discor- duciría dos obras (Religión y Hit Inanidad y

(40) arreon: La Pedagogía social como programa político (1910),


oc., T. 1, p. 519.

74
Curso de Pedagogíar e iniciaría su di- RESUMEN
vulgación a través de algunos artículos
de revista, labor a la que se sumaría la F1 artículo ofrece un breve análisis del ensa-
traducción de Pedagogía Social por Án- yo orteguiano La Pedagogía Social como pro-
gel Sánchez Rivero, que habría de ser gramapolítico (1910), mostrando las influencias
prologada por García Morente, quien intelectuales y las circunstancias históricas presen-
también había realizado en 1911 una tes en el mismo, lo que permite caracterizado
estancia de estudio en el Marburgo neo- como un ejemplo típico y literal del más puro
kantiano. Pero la posible historia de la estilo regeneracionista y noventayochista, en el
Pedagogía Social de Natorp y sus vías que los contenidos de la PedagogiiiSocialde Na-
de influencia en nuestra pedagogía hispa- ton son utilizados exclusivamente para vigorizar
na estarían ya fuera de los límites de este y apuntalar el proyecto de tutela pedagógica re-
artículo. generacionista.

(41) C. GAMERO: Un modelo europeo de renovactótz pedagógica:Jasé Castillejo, Madrid, CSIC, 1988, p. 163;
y de la misma autora: «Aproximación a la labor pedagógica de María de Nlaeztu» en Revista Española de Peda-
gogía, 167 (1985), pp. 111-135.

75
e
TRADICIÓN Y MODERNIDAD EN LA NORMAL DE BARCELONA TRAS LA
CRISIS DE 1898
M. LUISA GUTIÉRREZ (*)

En la actualidad, el colectivo científico provinciales tenían mayor interés en con-


de pedagogos acepta el fracaso del gobier- solidar su incipiente, a la vez que impara-
no español en la generalización de la edu- ble mecanización industrial, que en contribuir
cación durante el siglo XIX. La panorámica a crear un centro de formación de maes-
nue nos brinda la perspectiva histórica tros, destinado a generalizar la instrucción
nuestra los errores de los liberales al pre- entre el sector de la población más desfa-
tender homogeneizar culturalmente Espa- vorecido, que además engrosaba las filas
ea sin tener en cuenta los diversos grados del proletariado. Aunque, y tras diversos
ce desarrollo del territorio peninsular y intentos Laureano Figuerola estableció la
unos Planes de Estudio atentos a los dese- Normal en 18461 , después de ciento cin-
cuilibrios y a las peculiaridades regionales. cuenta arios de existencia, aún carece de
Con un planteamiento que atendiera a la una historia escrita. Nos parece —como se-
dversidad, posiblemente el desarrollo cul- guidamente iremos desgranando—, que es
ttral y económico de nuestro país hubiera lícito considerar entre las razones de tal ca-
seguido otros derroteros. No obstante, la rencia, el desdén que a partir del último
carencia de unas finanzas sanas y estables tercio del siglo XIX, adoptó la desencanta-
inpidió al Gobierno destinar a la educación da sociedad catalana hacia todo lo carente
ks partidas presupuestarias sufic(entes para de sensibilidad para entender su idiosin-
stperar sus raquíticos y titubeantes inicios; cracia, en cuyo seno la educación ocupaba
=poco el Plan Moyano de 1857 dió el salto un lugar relevante.
clalitativo para acortar las distancias econó- De hecho, la generalización de la ins-
nicas y culturales a nivel regional. trucción no satisfizo a los sectores sociales
Así pues, no debe sorprendernos que barceloneses más dinámicos y muy pronto
k Normal de Barcelona tuviera unos orfge- la Normal de Maestros se convirtió en una
res difíciles puesto que las instituciones institución educativa conservadora e inmo-

(0 ) Universidad de Barcelona.
(1) Véase M.' L. GUTIÉRREZ MEDINA: «L'escola Normal de Barcelona: Cent cinquanta anys a la recerca d'un
etabliment amb condicions pedagògiques», 7, 17 Temps d'Educacio, 1997, Revista de la Divisió de Cincies
l'Educació, Universidad de Barcelona; A. Pf y ARMÓN en Barcelona antigua y moderna, 2 vols, Barcelona,
1. 50-1855, también hace referencia a sus difíciles orígenes: «Planteose en 1845 en Barcelona un esuiblechnien-
tc privado de esta clase que dió sólo un curso de 3 meses. En 1846 abrió uno extraordinario que duró 6 meses.
Dipero el primero de septiembre del propio año se inauguró el primer curso formal público que duró hasta el
31de junio inmediato», vol 2.", p. 175.


M'isla de Educación, núm. Extra (1997), pp. 77-93 77
vilista, incapaz de atender simultáneamen- la Riba, mediante la creación de organis-
te a las necesidades educativas ya las exigencias mos que defendieran los intereses catala-
del mundo laboral, como pretendía el que nes'. En consecuencia, a nivel político, el
fuera su tercer director, Odón Fonoll, que 98 representó el cambio hacia el triunfo de
como buen catalán y mejor liberal, enten- las tesis progresistas brindando al catala-
dió muy pronto y deseó atender según se nismo la posibilidad de materializar su
desprende de sus informes razonados al ideario de construcción nacional mediante
Rector2. instituciones para el fomento científico y
No es extraño pues que el primitivo cultural. Es en estos momentos cuando Ca-
lema de los liberales, «España se regenera- taluna se anticipa a la renovación pedagógi-
rá por la educación», que ornaba la meda- ca, atendiendo a los aspectos cualitativos y
lla ofrecida al precesor de Fonoll, Mariano sociales que el Gobierno voluntariamente
Carderera, por sus alumnos normalistas al soslayaba desde hacía medio siglo.
finalizar el curso 1848-493, permaneciera Ya es sabido que tras la crisis y bajo la
aletargado hasta la Revolución de 1868, ya- benévola influencia de los hombres de la
ciera inconsciente durante la Revolución y Institución Libre de Enseñanza, el Gobier-
despertara del letargo al producirse el fra- no, dando muestras de recuperar la sensi-
caso político de la Restauración en 1898. bilidad por la educación, inició un plan cI2
Aunque las voces en pro de la reforma reformas para superar el retraso social y
se venían manifestando con anterioridad científico español. Sin embargo, su estre-
desde diversos ámbitos, en 1898 se inició chez de miras no favoreció ni las iniciativas
el regeneracionismo como reacción de los espontáneas ni aquellas otras capaces da
intelectuales y de los grupos de presión re- innovar los aspectos cualitativos de iclent-
gionales contra los errores del Gobierno. ficación social que demandaban los aru-
El fracaso político y militar de 1898 fa- bientes renovadores autóctonos. A nuestra
cilitó a las fuerzas vivas catalanas manifes- entender, este último aspecto ha sido deci-
tar abiertamente su oposición. Un estallido sorio para que en determinados ambientes
de huelgas y luchas callejeras fue el revul- educativos y culturales catalanes se relegl-
sivo y el aglutinante de la burguesía contra ra a un segundo plano a la Escuela Normal
el centralismo, en torno al programa políti- Superior de Maestros de Barcelona. Inde-
co que para salvar a Cataluña del hundi- pendientemente, otros aspectos de carác-
miento español, propugnaba Enric Prat de ter instrumental, tales como el hecho ce

(2) M.' L. GuntatRez: «La Normal de Barcelona a la direcció d'Ot Fonoll 1849-1874», en Jornades d'Hg.
forja de l'Educació als Paisas Catalans, celebradas en Vic, nov. de 1997. Una de las primeras dificultades técd-
cas que encontró fue la lengua en que debían aprender los maestros de Cataluña que por proced.r
mayoritariamente del mundo rural tenían dificultad al expresarse en castellano y aprender su gramática. Escl-
bió obras para facilitarles su estudio, entre ellas destaca Método práctico para la enseñanza de/a lengua cast,
llana, de la que se publicaron varias ediciones. También pretendía reforzar las enseñanzas considerads
científico técnicas, basándose en las especiales características industriales de Barcelona y Cataluña para dar ms
opciones profesionales a aquellos que optaban estudiar en la Normal. Sin duda que desde la perspectiva actul
estas propuestas son de una lógica aplastante puesto que se habían suprimido las cátedras que mantenía la _hu-
ta de Comercio que desempeñaron un papel fundamental en la difusión de los conocimientos técnicos.
(3) El Bien Público, 28 junio 1849.
(4) Véanse las ya obras clásicas de V. Cnolo Els Inodernistes 1 el nacionalisme cultural, Barcelon,
Ed. La Magrana, 1984, de 1. Mous: Lliga Catalana, 2 vols., Barcelona; Ed. 62, 1972, de B. de RIQUER: Viga te-
gionalista: la burgesia catalana i el nacionalisme (1898-1904), Barcelona; Ed. 62, 1977, de AA.VV.: Caía/una
1 Espanya al segle XIX Barcelona, Ed. Columna, 1987.

78
carecer de una ubicación estable y ocupar forma rectangular y su superficie es de 36
espacios muy reducidos, pueden también m2 5040. Recibe la luz mediante una ven-
haber dificultado a los investigadores la tana que da a una azotea. Sala Número 4.-
Existen empotrados en los arcos que
consulta de su archivo, justificándose así la forma el muro opuesto a la fachaza AB
carencia de un estudio serio. grandes armarios en los que se guardan
Este artículo pretende contribuir a un aparatos de Física y ejemplares zoológicos
mejor conocimiento de la Normal barcelo- y mineralógicos; así como tiene también
nesa en los inicios del siglo XX, un período otros de relativamente pequeñas dimen-
de fugaces cambios como consecuencia de siones, destinados al mismo objeto, sus-
los sucesivos planes de estudio que aplicó pendidos en los muros. Recibe la luz por
el Gobierno, sin conseguir mejorar el siste- cinco grandes ventanas abiertas en el
ma educativo y en el que tampoco supo muro de la fachada. Colocadas paralela-
aprovechar la ocasión que le brindaron de- mente hay once mesas con sus bancos,
para cuatro escolares cada una, apoyando
terminados profesores impartiendo disci- uno de sus extremos en el muro de facha-
plinas y métodos muy novedosos en su da, dejando un pequeño corredor en el
época, que consideramos hicieron de la Nor- lado opuesto. Mediante esta disposición se
mal, en un breve espacio temporal, un ba- recibe la luz natural por la izquierda; utili-
'uarte de carácter científico poco conocido. zando para el alumbrado artificial, el gas.
En el testero se halla la plataforma con la
correspondiente mesa para el profesor. En
A UBICACIÓN DE LA NORMAL esta aula se han explicado durante el fini-
do curso las asignaturas de Lengua caste-
llana del grado elemental, Física, Química
La Normal de Barcelona, como la ma- e Historia Natural y Dibujo. Tiene una su-
roría de Normales del país, al finalizar el perficie de 69 m2 8650 y caben en ella 44
alumnos. Sala número 6.- Vestíbulo donde
;iglo, no disponía cle local propio'. En los alumnos aguardan la hora de entrar en
1898 ocupaba un pequeño espacio del se- clase. Da acceso al mismo la escalera que
;uncí° piso cíe la Universidad, que su secre- en el croquis se señala y que resulta bas-
ario, Augusto Vidal Perera, describía así: tante empinada, estrecha y escasa en lu-
ces. La superficie de este local, que recibe
Nueve son las salas de que consta la Es- luz por una ventana que da a una azotea,
cuela, cuyas condiciones y destino son las es de 39 m2 42 y descontando 3 m 2 57 que
siguientes: Sala número 1.-Se halla destina- pertenecen a la escalera, quedan 35 rri2 85.
da a gabinete de Agricultura, Mineralogía y Sala número 7.- Está destinada a los profe-
Botánica, para lo cual tiene adosados a los sores; recibe luz por una ventana abierta
muros los armarios correspondientes. Al en la fachada y tiene una superficie de 17
igual que todos los demás locales tiene m2 85. Sala número 8.- No se halla en bue-

(5) Véase M.' L. Gu-ntmtez: L'escola Normal de Barcelona..., ob. cit. Desde sus orígenes, se estableció pro-
isionalmente y, en esta situación, estuvo errante por edificios de la más vadopinta naturaleza, casas de inqui-
mos, algún colegio privado, el Seminario, la Academia de Artes, la vieja Universidad que a su retorno de
:ervera se instala en el exconvento del Carmen. También en este edificio y en el Seminario se albergó el Insti-
ato; sin embargo, sus dependencias eran más ampliase }, más claras. La Noi-mal fue la última institución que
>ermaneció en el inmueble de la calle del Carmen hasta 1874, un año después que el Estado vendiera el solar
lesocupado al trasladarse la Universidad, en 1872, al nuevo edificio de la Gran Vía, en pleno Ensanche. Resul-
iron infructuosas todas las gestiones para ubicada en el edificio que la Diputación se había comprometido a
onstruir para concertar todas sus instituciones educativas. Es por esta razón que la Normal, en 1976, nueva-
-lente se instaló en una parte de la nueva Universidad, propiedad del Estado y cedida al Rector a quien en
oncepto de alquiler la Diputación pagaba una sustanciosa cantidad.

79
nas condiciones para ser utilizada para la hasta 60 alumnos y mide una superficie de
enseñanza a causa de la poca luz que reci- 55 m 2 50. Empotrados en el muro opuesto
be por una ventana que da a la azotea an- a la fachada existen dos armarios de regu-
tes mencionada y ser un tanto húmeda. Su lares dimensiones que se destinan a guar-
superficie es de 21 m 2 56. Sala número 9.- dar algunos instrumentos de geografía y
Está destinada a Secretaría; recibe luz por ejemplares de vegetales. Sala núm. 12.- Cá-
una ventana abierta en la fachada y tiene tedra de Matemáticas y Biblioteca, que
los armarios necesarios para guardar la do- contiene sin contar multitud de folletos
cumentación. Mide 25 m 2 30. Sala núm. 700 volúmenes. Pueden alojarse 30 escola-
10.- Destinada a cátedra de Francés, Dere- res y mide 26 m 2 0568. La luz la recibe por
cho y Legislación Escolar y Geografía e una ventana abierta en el muro de la fa-
Historia. Los bancos que en ella existen chada. Los locales señalados con los ntíms.
constituyen una especie de gradería; reci- 2 y 5 son tribunas que miran al Paraninfo
be la luz por dos grandes ventanas que de la Universidad. Los restantes no tienen
dan a un patio. Puede alojar hasta 50 alum- aplicación más que para trastos por ser de
nos, midiendo una superficie de 39 m2 muy reducidas dimensiones y no tienen luz
3250. Sala núm. 11.- Salón de actos de la ni ventilación. Ésta, debido al gran ntímerc
Escuela. No obstante, en virtud de necesi- de ventanas, se obtiene en buenas condicio-
dades de enseñanza, se la destina a cáte- nes, siendo de advertir que los techos tienen
dra de Pedagogía, Lengua castellana una elevación que varía entre 6 y 7 metros
superior y Música. Tiene un estrado que Sólo en la sala de profesores se emplea e
ocupa todo el ancho del testero en el cual brasero como medio de calefacción. En lo r
se abren dos grandes ventanas que dan a demás locales no se utiliza ninguno, comc
la calle. Pueden instalarse cómodamente no sea un braserillo para el profesor'.
CROQUIS
de los locales que ocupa la Escuela Normal Superior de Maestros de Barcelona
en el edificio de la Universidad

8
1 111111111111111
10

11
9
12
4

11 H 1111 f- 11 11 11 11
A

(6) Archivo histórico de la Normal de Barcelona (en adelante AHNB): Memoria correspondiente al cursc
académico 1900-1901. Solamente disponía de una casa para el conserje, de 68 m2, en el desván.

80
En este local, insuficiente y en malas ducir nuevas disciplinas y nuevos métodos
condiciones, continuó hasta julio de 1909 didácticos. Como experiencia piloto inició
que se trasladó a la Real Academia de Medi- clases de Gimnasia dirigidas a reforzar la
cina y Cirugía de la calle del Carmen —de- salud física y mental de los alumnos del se-
socupado por la facultad de Medicina en gundo curso superior, en colaboración con
1906—, ante las insistentes denuncias de las Joaquín Rámis, director del Gimnasio Es-
deficiencias del inmueble que, desde su pañol —ubicado en el Paseo de Colón—, y
acceso a la Dirección, elevaba a la Diputa- continuaron, en colaboración con el profe-
ción Agapito Gómez, instándola a construir sor de Pedagogía, ininterrumpidamente en
ad hoc otro pedagógicamente adecuado. este centro, a excepción del turbulento
No vaciló tampoco en elevar sus quejas al curso 1872-73. Así pues, la Gimnasia que
Ministerio7 que, finalmente, instó a Enric se inició como una terapia para fortalecer
Prat de la Riba a habilitar la Academia para el organismo de los alumnos, se transfor-
Escuela y para viviendas del director, el mó en una disciplina.
conserje y el portero. Como paliativo a las deficiencias espa-
Esta circunstancia nos ha inclinado a ciales del centro, este mismo año Fonoll
acotar el período de estudio entre 1898 y ensayó nuevas experiencias: las clases de
1909, teniendo en cuenta además que tam- Agricultura se impartieron en la recién
bién en 1909, se clausuró la Escuela Prácti- creada Granja-Escuela de la Diputación y
ca Graduada, ubicada desde 1856 en una estableció la modalidad de realizar las
parte del solar en que actualmente se halla prácticas de los alumnos en tres escuelas
el Palau de la Música Catalana. diferentes. Sin duda, estos ensayos confe-
rían a la Normal barcelonesa cierto dina-
mismo y un talante innovador en relación
LOS ENSAYOS INNOVADORES EN LA al bajo y rutinario nivel del Plan Moyano.
NORMAL HASTA EL 98 También, en virtud del decreto de
igualdad y libertad de 1868, se amplió la
Aunque el resultado final no fue el de- enseñanza al cuarto curso de enseñanza
seable porque no se llegó a transformar la Normal.
enseñanza, las especiales características de Como respuesta a las demandas so-
Barcelona permitieron la temprana intro- ciales, también, en 1875, un alumno de
ducción de nuevas disciplinas en la Nor- la Normal y profesor de Música introdu-
mal. La crisis industrial y económica de jo esta disciplina. Impartía solfeo a los
mediados de 1860, junto con los estragos futuros maestros y canto coral a los ni-
del cólera en el verano de 1865, impelie- ños de la Escuela Práctica. La Diputa-
ron a OcIón Fonoll, preocupado por la ción asumió los gastos cle la Música y la
buena formación de los maestros, a intro- Gimnasia entre 1877 y 18878 pasando al

(7) Respondiendo a la Circular del Ministerio, del 25 de abril de 1907, en que pedía datos acerca del ina-
terial científico pedagógico existente y necesario en la Escuela, el director Agapito Gómez manifestó que el lo-
cal »en que estaba instalado su centro de enseñanza adolecía de las malas condiciones para el objeto a que
estaba destinado». El Ministerio, teniendo en cuenta que, según lo prevenido en el art. 18 del RD de 5 de mayo
de 1899, incumbía a la Diputación provincial la provisión y reparación del local, el 17 de junio del mismo año
solicitó informes sobre la variación o no de estas circunstancias.
(8) AHNB: Correspondencia activa 1877. La Restauración, para estabilizar la nación aceptó muchas cosas
conseguidas por la Revolución del 1868, algunas de las cuales eran una conquista irreversible del tiempo. Una
orden de 21 de diciembre de 1876 disponía que las plazas vacantes de las Escuelas Normales fueran cubiertas

81
Estado, en virtud de las reformas de Mon- obligatorias las asignaturas de Gimnasia,
tero Ríos9. Música, Francés y Dibujo, ya desde el cur-
Los diferentes Congresos Pedagógicos so 1898-99".
que se celebraron en la época de la restau-
ración constituyeron un foro idóneo en
donde se trató la decadente situación de LOS EFECTOS DE LA NUEVA
las Normales. En el celebrado en 1888, en LEGISLACIÓN EN LA NORMAL
Barcelona,'° con motivo de la Exposición DE BARCELONA
Universal, se puso de manifiesto la necesi-
dad de recuperar el primitivo espíritu de
las Normales así corno la necesidad de in- La Normal de Barcelona no escapó a
troducir las asignaturas de Gimnasia, Músi- los alborotos, conflictos y control de asis-
ca y Francés que facilitaban la adquisición tencia de alumnos y profesores que al
de los avances pedagógicos a los maestros. igual que en otras ciudades, desde 1898 y
Así pues, y con carácter voluntario, corno su- hasta bien avanzado el siglo, fueron la
cedió con la Gimnasia y la Música, nueva- norma académica, fruto de las medidas
mente se incorporó el Francés a la Normal. del Gobierno para controlar la oposición
Como era de esperar, todas estas inno- social y política en los arios inmediatos al
vaciones se consolidaron y tuvieron su re- desastre. Este fenómeno es tanto más com-
ferente en otras Normales del país, pero al prensible puesto que estaba ubicada en la
finalizar el siglo sustancialmente no habían Universidad.
modificado el nivel científico-metoclológi- La premura del Gobierno por abordar
co. El Gobierno tomó las riendas del cam- la modernización haciendo frente a los di-
bio en 1894 con un plan utópico y ferentes componentes de la educación:
excesivamente costoso que transformó en plantilla del profesorado y su mejora sala-

por los interinos con todos los derechos. En esta situación se hallaban los profesores de Música y de Gimnasia.
Ahora bien, la Diputación de Barcelona, en virtud de los acuerdos tomados respecto a las enseñanzas libres,
en abril de 1873, que establecía que las plazas se debían cubrir por oposición, al no haberse realizado oposi-
ciones para cubrir dichas plazas después de cinco años, no cumpliendo los requisitos de la normativa; retribuyó
a dichos profesores no con la asignación del presupuesto, 1500 ptas., para el profesor de Música y 1000 ptas.
para el profesor de Gimnasia, sino que la redujo a la tercera parte del presupuesto, que empezaron a cobrar,
ambos, a partir de 1877.
(9) AHNB: Correspondencia activa 1877-1892, Juan Sarriols, titular de Música, murió en octubre de
1886, fue sustituido por Rosendo March quien ya lo venía haciendo por enfermedad de aquél; solamente per-
maneció un año más al frente de la disciplina.
(10) Véase Congreso Nacional Pedagógico de 1888, Barcelona, Tipografía Casa de la caridad, 1889. En
este Congreso se solicitó la creación de las Normales de Cuba y Puerto Rico. No debe sorprender tal demanda
puesto que en la década de 1880 la burgesia catalana recogió los mayores beneficios de la política proteccio-
nista que aplicó el gobierno conservador en la Restauración enviando sus productos textiles a estas colonias.
Había interés especial en mantener esta situación frente a la burguesía comercial cubana, más adicta a tener
relaciones con Estados Unidos e Inglaterra. El que fuera director de la Escuela de Maestros de Cuba entre 1891
y 1898, Agapito Gómez, al repatriarse eligiría Barcelona para establecerse.
(11) Este año se realizó un curso de adaptación. No obstante, en los dos cursos del grado superior de
maestro se impartían las asignaturas siguientes: Religión y Moral, Gramática general, Filología y Gramática cas-
tellana, Geografía e Historia, Aritmética, Geometría y Álgebra, Física, Química, Historia Natural con nociones
de Geología y Biología, Trabajos Manuales, Antropología, Psicología y Teoría completa de la Educación, Dere-
cho y Legislación Escolar, Fisiología, Higiene y Gimnasia, Didáctica pedagógica y Práctica de la enseñanza, Di-
bujo artístico y Caligrafía, Francés, Música y Canto.

82
rial, nuevos planes de estudios, dotación equiparaban la Normal de Barcelona a la
de material científico-técnico a los centros, Normal Central y que sin interrupción im-
introducción de nuevas disciplinas, etc., partió Zenón Martí'', pasando a la compe-
aceleró la emisión de sucesivas leyes, inme- tencia exclusiva de la Normal de fvladric114.
diatamente después del desastre. La primera, El nuevo Ministerio de Instrucción Pública
del ministro Gamazo, el 23 de septiembre de y Bellas Artes, creado en abril de 1900, aplicó
1898, pretendía dar un giro completo a la una RO, de octubre de 1899, que jubilaba a los
enseñanza en las Normales. El nuevo plan profesores mayores de 70 arios, inicianclose
de estudios limitaba el número de alumnos confección del escalafón de los profesores con
y reducía los dos cursos de maestro ele- la consiguiente movilidad de profesorado.
mental a dos cursillos de cuatro meses y El Plan de García Alix, de 6 de julio de
medio. Regulaba el número de profesores 1900, abolía los dos cursillos del grado ele-
y su denominación, pasando a ser profeso- mental, recuperaba dos cursos académicos
res numerarios. Sus efectos transformaron completos, establecía las secciones de Le-
la actividad docente en Barcelona. Ya en tras y Ciencias para el profesorado de Nor-
1898-99 se celebran los dos cursillos de males y regulaba el acceso por oposición.
maestro elemental' 2, desapareciendo los ya En Barcelona, la renovación genera-
citados estudios normales, que desde 1869 cional se inicia el 31 de octubre de 1900 '5,

(12) Los aspirantes accedían con una edad mínima de 15 años. Las asignaturas propias eran Doctrina
Cristiana e liistoria Sagrada, Lengua Castellana, Geografía e Historia, Aritmética y Geometría, Dibujo y Caligra-
fía, Física, Química, Historia Natural y Trabajos Manuales, Fisiología, Higiene y Gimnasia, Pedagogía y Prácticas
de enseñanza y Nociones de Legislación Escolar.
(13) La única salvedad fue que no se impartieron estos estudios de maestro normalista el curso 1878-79.
Las 2375 ptas. que percibía Martí como profesor auxiliar por oposición corrían a cargo de la Diputación.
(14) Asimismo el Real decreto de 17 de agosto de 1901 suprimió el grado Normal que se cursaba en Ma-
drid, concediendo a los maestros superiores que se graduaron con arreglo a dicho Plan el derecho a desempe-
ñar cátedras de Escuelas Normales. A su vez este privilegio fue suprimido por el RD de 24 de septiembre de
1903. De hecho hasta que se crea en 1909 la Escuela Superior del Magisterio de Madrid hay una legislación
vacilante respecto a cómo deben formarse los docentes de las Normales que han de formar a los maestros.
(15) La escasez de fuentes documentales generadas por la actividad académica de la Normal entre 1898 y
1900 posiblemente se deba a la conflictividad social existente en Barcelona: cierre de fábricas, repatriados de Cuba
alcanzando a las aulas de la Normal. No obstante, la primera Memoria estadística de la Escuela, relativa al curso
1900-1901 confeccionada en cumplimiento de la orden dictada por la Subsecretaría del Ministerio el 23 de noviem-
bre de 1901, aporta valiosos datos, entre ellos la siguiente relación de profesores y asignaturas del curso 1900-01:

Matías Salieras vergés Pedagogía, Lengua Castellana superior


Numerario-director
Agapito Gómez Gómez Aritmética y Geometría
Numerario
Julio Saldana Alonso Física, Química e Historia Natural
Numerario provisional
Juan Hidalgo y G. de Caviedes Geografía e Historia Dcho. y Legislación
Numerario provisional
Antonio Gavaldä Escocia Lengua Castellana elemental
Regente escuela práctica
Juan B. Blanc y Noray Religión y Moral
Profesor de Religión

83
al jubilarse tres de sus profesores con más este momento desempeñaba. El 2 de mar-
de 70 arios: Crescencio M. Molés, el direc- zo de 1901 llegó desde Salamanca como
tor, José Giró, el secretario y Zenón Martí, provisional, Juan Hidalgo y Gutiérrez de
el profesor normalista 16 . Fueron sustitui- Caviedes y relevó en la docencia de Geo-
dos por los supernumerarios' 7 José Mon- grafía e Historia y Derecho y Legislación
fort Grau y Augusto Vidal Perera, de la escolar, a Augusto Vidal Perera. Una incor-
sección de Ciencias y de Letras, respectiva- poración especial en este ario fue la de
mente. Ocupó el cargo de director el pro- Juan Moreno Pérez, de 70 años 19. También
fesor más antiguo, Matías Salleras, de 67 se incorporó Agapito Gómez Gómez que
años y el de secretario, José Monfort Grau, procedía de la Normal de Lérida, a la que
que también desempeñaba este cargo en la llegó por RO de 15 de julio de 1899, desde
Normal femenina' 8. Sucesivamente fueron la desaparecida Escuela de Maestros de
llegando nuevos profesores. Julio Saldaña Cuba. Este último relevó en la dirección a
Alonso, numerario provisional, procedía Matías Salleras, en enero de 1903, cuando
de Tarragona; el 2 de febrero de 1901 ocu- cumplió 70 años, aunque continuó en acti-
pó la vacante de Giró que Monfort hasta vo hasta los 75 arios.

A. Augusto Vodal Perera


Supernumerario de Letras
Secretario
José Montfort Grau
Supernumerario de Ciencias
Eduardo Tolosa Alsina Dibujo
Especial de dibujo
Juan Vancells y Roca Música
Especial de Música
Jaime García Alsina Francés
Especial de Francés.

(16) M. L. GUTIÉRREZ «Zenon Martí, professor de mestres normalistes a Barcelona. (Apunts i notes bio-
gmfiques)». Comunicación presentada en las XIII Jornades d'Historia de l'Educació dels Països Catalans cele-
bradas en Vic, noviembre, 1997.
(17) AHNB: Libro de Registros y disposiciones. El cargo de supernumerario se regulaba ya en la RO de 23
de agosto de 1888. Ya en esta fecha José Monfort, a propuesta del Claustro, fue nombrado para el cargo.
(18) AHNB: Registro de entradas. Órdenes de la Superioridad. De 1901 hasta diciembre de 1927. Si, paso
por la secretaría de la escuela fue breve; el Rector aceptó su dimisión, presentada a petición propia en febrero
de 1901 y nombre, en su sustitución de secretario de la Normal masculina a Augusto Vidal Perera. En el tiempo
que aquél ejerció el cargo, Monfort sustrajo indebidamente unas 730,10 ptas., cantidad equivalente a su sueldo
anual, estipulado en 1000 ptas. El Ministerio presentóle un contencioso administrativo para recuperar esta can-
tidad. Sin embargo volvió a rehabilitarlo como auxiliar hasta que por incumplir la normativa, el 6 de abril de 1905,
el Gobierno declaró vacante la plaza que ocupaba, pues simultáneamente desempeñaba un cargo particular en Ma-
drid.
(19) Su incorporación a Barcelona fue accidental, a causa de no tener derecho a pensión de jubilación
por haber trabajado de funcionario solamente 23 años, desde 1876 a 1899. Solicitó el derecho a jubilación por
sustituto y como su plaza granadina en el momento de la solicitud ya estaba ocupada, se le concedió en Bar-
celona, cesando el profesor Saldaña en su cargo de provisional y pasando a ser el sustituto nuevamente José
Monfort Grau, percibiendo cada uno de los dos profesores, sustituido y sustituto la mitad de 3.000 ptas., el suel-
do correspondiente al catedrático de Normal. De esta manera, Juan Moreno aunque no ejerció integraba el
Claustro de profesores.

84
Un nuevo trasiego de profesores nor- de los 157 alumnos oficiales que según el
malistas se originó en virtud del Plan sus- Anuario Estadístico de Barcelona tenía este
crito por Romanones en agosto de 1901,
que disponía que la formación de maestro Las Normales recuperaron su inde-
elemental pasara a los Institutos «generales pendencia y prerrogativas por el decreto de
y técnicos» 20 y suprimía muchas de las 24 de septiembre de 1903, que modificaba el
Normales de las provincias en donde había Plan anterior y las devolvía el grado elemen-
Instituto. tal, aunque siguió impartiéndose en los
Por efectos de este Plan, el número de Institutos de aquellas provincias en donde
alumnos oficiales del ciclo superior21 en la no existía Escuela Normal Superior.
Normal de Barcelona, se redujo a 25 y Au-
gusto Vidal Perera pasó al Instituto como
auxiliar de Derecho y Legislación Escolar22, LA INNOVACIÓN CIENTÍFICA Y
mientras que José Monfort continuó de au- PEDAGÓGICA
xiliar en la Normal. Ambos completaban su
misérrimo sueldo —1.000 ptas. anuales—,
con las secretarías; Monfort, en la femeni- Difícilmente tantos cambios podían
na y Vidal Perera en la masculina. En ene- proporcionar los efectos deseados en la
ro de 1902, nuevamente este último enseñanza. No obstante, a partir de 1903, y
retornó a la Normal, pero se suprimieron a pesar de la conflictividad existente, la es-
las plazas de Religión y Dibujo, cesando tabilidad de los numerarios y el apoyo del
los profesores que las impartían. Otro pro- director de la Normal, Agapito Gómez,
fesor que por efecto del plan Romanones bajo el estímulo y tutela del rectorado fa-
llegó a Barcelona desde la suprimida Nor- vorecieron la labor fecunda y desinteresa-
mal de Tarragona, en febrero de 1902, fue da cle algunos profesores, entre los que se
Alejandro de Tudela23. hallan: Augusto Vidal Perera, Alejandro de
Aunque desconocemos los resultados, Tudela y el propio director.
sabemos que en junio de 1902, en la Nor- Alfredo Augusto Viclal Perera es el mas
mal de Barcelona, se aplicó el Reglamento fascinante por lo que hasta ahora tiene de
de exámenes y grados que el Gobierno in- desconocido. Nació en Barcelona en 1872
trodujo para la mejora cualitativa de la en- y vivió en el primer piso de la calle de la
señanza y se emitió un informe razonado Paja en el número 4. Poco sabemos de su

(20) AHNB: Memoria correspondiente al curso 1907a 1908, Barcelona, Imprenta de la Casa de la Cari-
dad, 1908, p. 7.
(21) Las asignaturas que se impartieron en este curso de maestro de primera enseñanza superior de
adaptación fueron: Estudios superiores de Lengua Castellana; Instituciones extranjeras de Instrucción primaria;
Francés; Ampliación de las Matemáticas; Geografia Comercial y Estadística; CaligrafIa; Historia de la Pedago-
gía; Antropología y Psicogenesia y Estudios Superiores de Pedagogía.
(22) AHNB: Expediente personal Augusto Vidal y Perera y Registro de entradas...
(23) AHNB: Registro de entradas... Se recibe el nombramiento provisional en abril de 1903. Inmediata-
mente se le nombra profesor numerario de la sección de Letras de la Normal de Pontevedra, toma posesión en
la Normal de Barcelona y permanece en ella en comisión de servicios. El 23 de mayo el Ministerio resuelve la
permuta presentada entre Alejandro de Tudela, numerario de Pontevedra y Juan Moreno Pérez, de igual cate-
goría en Barcelona, nombrando definitivamente a Tudela numerario en la Nonnal de Barcelona y a Moreno de
la de Pontevedra, debiendo este último renunciar a la mitad de su sueldo a favor del auxiliar que debiera sus-
tituirlo, según establecía la RO de 12 de junio de 1901.
(24) J. TERMES y ALTERI: La Universitat de Barcelona, Barcelona, PUB, 1991, p. 138.

85
niñez y adolescencia. En 1891 obtenía en lativa al curso 1907-08, fue la primera que
Tarragona el título de maestro elemental y se confeccionó en virtud de la normativa
en 1897, también en Barcelona, el de legal y sirvió de modelo para la confección
maestro Norma125, precisamente el último estadística de las Memorias que se hicieron
año que se pudo obtener y que le permitió después de que dejara la secretaría. Recla-
acceder al centro en calidad de supernu- mó siempre sus derechos: precisamente si
merario de Letras26. Los conflictos del cur- en el curso 1902 desempeñó el cargo de
so 1899-900 quizás justifiquen la carencia auxiliar en el instituto fue merced a una re-
de documentos acreditativos de su actividad clamación que elevó al Ministerio27.
en la Normal, aunque ya se ha constatado que De personalidad enigmática y posible-
integraba el Claustro de profesores en 1900- mente contradictoria, formó parte tanto de
1901; En ese curso fue sustituto de Crescen- asociaciones de tendencia lerruxista, como
cio M. Moles y de Zenón Martí impartiendo la Asociación de profesores particulares de
Geografía e Historia y Legislación Escolar Cataluña, como, según nos dice Moreu, se
y, ya retirados, continuó impartiendo la declaró acérrimo monárquico.
docencia hasta que en mayo le releva Juan La importancia de Viclal Perera se debe
Hidalgo Gutiérrez de Caviecles. a que desde muy pronto impartió clases
Su capacidad de trabajo le permitía si- relacionadas con la Psicología de las anor-
multanear actividades de docencia, secre- malidades infantiles, una ciencia casi des-
taría, impartía conferencias, formaba parte conocida salvo en reducidos círculos
de tribunales de oposiciones, etc. Desem- médicos. No sabemos dónde aprendió los
peñó el cargo de secretario desde febrero conocimientos ni como los aclquirió28, sin
de 1901 —con 750 ptas. de gratificación—, embargo, a los 25 años, en el verano de
hasta 1910 en que ganó la plaza de nume- 1903 y durante quince días, impartió gra-
rario en la Normal cle Granada. De las tres tuitamente, en la Normal, un cursillo de
Memorias de curso que realizó, dos se con- Antropometría teórico práctica, que garan-
servan de su puño y letra, de los cursos tiza la temprana fecha en que ya investiga-
1900-01 y 1908-09 y por su presentación, ba con niños enfermos, si es que aún no
minuciosidad y variada información sobre había creado ya su Clínica pedagógica.
la organización docente, los cuadros esta- Junto a él, otro profesor auxiliar cíe la Es-
dísticos de alumnos, etc., son indicativas cuela Graduada, José Uclina Cortiles, im-
cíe su talento, su capacidad de síntesis y su partió un cursillo de trabajos manuales".
claridad expositiva. La tercera Memoria, re- Posiblemente, estos cursillos estuvieron

(25) AHNB: Expediente personal.


(26) AHNB: Expediente personal. A. C. MoREu: Augusto Vidal i Parera (1872-1972). Esbós bio-bibliogräfiCo
d'un professor d'Escola Normal, Comunicación presentada en las XIII Jornades d'Historia de l'Educació dels Par-
sos Catalans, celebradas en Vic, noviembre 1997, en /a que explica que entró en calidad de profesor auxiliar
interino sin sueldo, p. 3.
(27) 27 AHNB: Registro de Entradas. Órdenes de la superioridad, de 1901 basta diciembre de 1925, 29 de
julio de 1902. Su retribución era de 1.000 ptas. anuales.
(28) Angel Moreu apunta que la predisposición a la investigación le vino del curso de Ciencias que estu-
dió en la Universidad después de hacer en Reus el Bachillerato de Ciencias.
(29) J. NOGUERA ARROM: La Escuela Normal de Tarragona (1843-1931). Cien arios de vida de una Escuela
Normal, Barcelona, PUB, 1984, p. 161.
(30) José Udina Cortiles, sin ser de origen catalán, se integró completamente en Cataluña y en el ámbito
docente de la Normal formó parte de este núcleo de profesores renovadores. Inauguró las Conferencias Peda-
gógicas celebradas en el salón de actos de la Normal, el 28 de agosto de 1901, pronunciando un discurso sobre

86
apoyados por el recién nombrado director, Vidal Perera impartió durante tres cur-
no en vano procedía de una sociedad eco- sos la Psiquiatría Infantil como asignatura
nómica y culturalmente más avanzada. libre de ampliación, quizás a una cincuen-
Un relevo en la cartera ministerial, en la pri- tena de alumnos. Aunque no podemos co-
mavera de 1905, favoreció el clima renovador nocer su identidad, era un número
existente en los ambientes científicos catalanes, considerable si se tiene en cuenta que fre-
elevando al cargo de Rector a otro insigne de- cuentaban el curso los alumnos del último
fensor del progreso científico, el médico Joaquín ario de maestro superior y la conflictividad
Bonet. Bajo sus auspicios'', el 25 de septiembre académica y social de Barcelona fue extre-
de 1905, Vidal Perera solicita al Ministerio la ma. Completaba sus clases teóricas me-
creación de una Cátedra libre de Psiquiatría In- diante visitas prácticas a asilos de niños
fantil en las Normales, que fue aceptada pero sin enfermos psíquicos. El resultado de los dos
asignación económica, en diciembre de 1906'2. primeros cursos fue:

Total alumnos Sobres. Notable Aprobado No present.


Curso

20 5 4 7 4
1907-0833
17 2 3 3 9
1908-0e

«Excursiones escolares al campo y visitas a fábricas, talleres y monumentos. Su objeto e importancia. Manera
de llevarlos a cabo». También, y según se desprende de las reseñas de «El Clamor del Magisterio» tomó parte
activa en el Congreso Internacional de la Llengua catalana de 1906, junto a Antonio Gavalda, profesor de la
Normal y Regente de la Escuela práctica graduada. Gavaldá murió en 1908, un año antes de clausurar el centro.
Por su actividad docente, Udina Cortiles está presente en la obra de Alexandre Gall y de Rufino Blanco.
(31) El 30 de septiembre el Rector envió una carta en la que comunicaba que sentía una vivísima satis-
facción que Vidal Perera, profesor y secretario de la Normal se ofreciera a desempeñar gratuitamente una clase
libre de Psiquiatría Infantil. Además de aprobar la idea, felicitaba al director y a Vidal Perera por demostrar que
estaban dispuestos a apoyar desde sus respectivas esferas los deseos del rectorado de elevar el nivel intelectual
del distrito universitario y de impulsar la mejora de la enseñanza.
(32) AHNB: Registro de entradas..., en virtud de RO de 28 de noviembre. La Universidad estaba cerrada
por la algarada estudiantil que se produjo en noviembre, sin embargo, pese a las coacciones, los alumnos de
la Normal asistieron a clase hasta el 14 de diciembre cuando se iniciaron las vacaciones navideñas.
(33) Estos datos se han extraído de la Memoria acerca del estado dala Escuela Normal Superior de Maes-
tros de Barcelona durante el curso 1907a 1908. No hemos podido consultar el Registro de matrículas que nos
permitiría conocer los interfectos. Sí en cambio el cuadro de profesores y las asignaturas que impartían:
Agapito Gómez Gómez Aritmética y Álgebra 1. « , 2.° curso
profesor numerario-director Geometría 1. « y 2. « cursos
Matías Salieras y Vergés Lengua castellana I.« y 2.° cursos
profesor numerario Estudios superiores de Pedagogía
Historia de la Pedagogía
Antonio Surós y Figuera Ciencias Físicas y Naturales 2 cursos
profesor numerario Nociones de Aritmética y Geometría
Nociones de Agricultura
Alejandro de Tudela y Pérez Gramática Castellana 1. « y 2.«
profesor numerario Geografía e Historia Universal 2. « sup.
Antonio Gavaldä y Escoda Prácticas de Enseñanza, (4 cursos)
Regente de la Escuela graduada

87
Este mismo curso publicó Compendio ron también maestras, puesto que era su
de Psiquiatría Infantil, obra de la que la intención; además las bibliotecas cle ambos
Real Academia de Ciencias Morales y Polí- centros adquirieron algún ejemplar, dos la
ticas emitió un informe favorable para que masculina y tres la femenina.
se le considerara de mérito en su carrera'', Por haberse ocupado de las clases de
aunque pasaron tres años hasta que el Mi- Derecho y Legislación Escolar publicó tam-
nisterio lo reconoció. E. Doménech califica bién la obra Curso de Legislación Escolar
esta obra como el primer libro de Psiquiatría de la que al menos se publicaron dos edicio-
Infantil editado en España y uno de los pri- nes mientras permaneció en Barcelona.
meros de Europa, siendo la única obra salida En 1908, al jubilarse Salieras pasó al
de la pluma de un maestro 37 . Debemos su- desempeño de su plaza y asignaturas'''. En
poner que a sus clases de Psiquiatría asistie- 1910, el Gobierno sacó dicha plaza junto

Ignacio Fernández y Jiménez Pedagogía 1. 0 y 2? elemental


prof Pedagogía est. elements. Trabajos Manuales 1. 0 y 2? c-ursoa
Augusto Vidal Perera Geografía e Historia 1? elemental
prof Derecho y Legislación Geografía e Historia de España
Auxiliar de Letras-Secretario Derecho usual y Legislación Escolar
Psiquiatría Infantil
Andres Avelino Abreu y Boy Música 1? y 2? cursos
profesor provisional
Eduardo Laforet y Alfaro Dibujo (2 cursos)
profesor del Instituto
Eduardo Tolosa y Alsina Caligrafía y ejercicios corporales
profesor del Instituto
José Romero y Blanch, Pbro Religión e Historia Sagrada
profesor del Instituto Religión y Moral
Francisco Pastor y Noé Francés 1.2 y 2.2 cursos
profesor del Instituto
Francisco A. Vigas y Rigau
profesor auxiliar de Ciencias

(34) AHNB: Memoria de la Escuela Normal Superior de maestros de Barcelona correspondiente al curso
1908-1909. Este mismo ario debió encargarse oficialmente, desde el 23 de mayo, de las asignaturas de la sección
de Letras encomendadas a Matías Salieras por jubilarse aunque ya suplía las ausencias continuadas del mismo.
(35) AHNB: Registro de entradas, 31 de octubre 1908.
(36) A. Moitru: Ob. cit., nota 18.
(37) E. DomtNecii: Augusto Vidal Perera: análisis del primer texto español de psiquiatría infantil (1907),
Barcelona, Publicaciones UB, 1987, pp. 307-319; y E. Domenech, J. Corbellä, D. Parellada (Eds.): Bases históri-
cas de/a Psiquiatría catalana moderna, Barcelona, UAB, 1996, pp. 311 y ss.
(38) AHNB: Registro de entradas... En 1909 se publica la segunda edición por la Imprenta de la Casa de
la Caridad. Una relación completa de las obras que publicó nos la da A. Moreu en la ya citada comunicación.
(39) Salieras se jubiló en mayo de 1908; no obstante, la organización docente del curso 1908-09, hecha
al finalizar el anterior fue como sigue:
Agapito Gómez y Gómez Aritmética y Álgebra 1? y 2.Q
Geometría, 1.2 y 2? cursos
Matías Salleras y Vergés Gramática Castellana 1. 0 y 2?
Lengua Castellana 1.0 y 2? cursos

88
con la de Granada a oposición. Vidal Pere- tos y de una gran claridad expositiva. Su
ra se desplazó a Madrid para participar en categoría humana y profesional le convir-
la oposición, obteniendo el número dos tió en un hombre respetado y admirado
que le condujo a Granada. En esta ciudad por pedagogos catalanes de la talla de Ar-
divulgó ampliamente sus conocimientos, tur Martorell, quien le rindió un sincero
hasta 1913 que pasó a Tarragona como direc- homenaje después de su muerte 12 , y Ale-
tor de la restablecida Nom-ia1. Sin embargo xanclre Galí, que aunque no fue un incondi-
parece que muy pronto chocó con la persona- cional, por no haber defendido abiertamente
lidad de Pedro Loperena por irregularidades y la enseñanza del catalán, lo califica de
concesiones que se hicieron con su hijo, por «hombre concienzudo, de la mejor escuela
lo cual Vidal Perera dimitió y se trasladó a de Alcántara García, que dejó un buen re-
Huesca, en donde murió joven". cuerdo de su paso por la Normal». omo
Alejandro de Tudela fue otro cle los hombre formado en la Institución Libre de
profesores que realizó una innovadora ac- Enseñanza propugnó siempre unas clases
tividad educativa. Maestro normalista y activas y participativas. Desde su llegada a
profesor de párvulos desde 1876, según el Barcelona prosiguió con los métodos que
método Froebel, fue un pedagogo singu- tanto prestigio le habían proporcionado
lar, amable, ávido de nuevos conocimien- siempre, con la intención de dotar a los

Antonio Souros y Figuera Nociones Aritmética y Geometría


Id. de Agricultura
Ciencias Físicas y Naturales, 2 cursos.
Alejandro de Tudela y Pérez Geografía e Historia 1.« elemental
Geografía e Historia de España
Geografía e Historia Universal 2. « sup.
Estudios superiores de Pedagogía
Historia de la Pedagogía
Antonio Gavaldà y Escoda Prácticas de Enseñanza
Ignacio Fernández y Jiménez Pedagogía 1.« y 2.« cursos
A. Augusto Vidal Petera Derecho Usual y Legislación escolar
Psiquiatría Infantil
Andrés Avelino Abrau Música 1.« y 2.« cursos
Francisco A Vigas Rigau (prof. auxiliar de Ciencias)
Eduardo Laforet y Alfaro Dibujo (2 cursos)
Eduardo Tolosa y Alsina Caligrafía y ejercicios corporales
José Romero y Blanch, Pbro. Religión e Historia Sagrada
Religión y Moral
Francisco Pastor y Noé Francés 1.« y 2.° curso

Estos cuatro últimos profesores también eran profesores en el Instituto.


(40) Antes de marchar a Huesca fundó en Tarragona la asociación de antiguos alumnos de la Escuela
Normal de Tarragona. Su órgano de difusión, la revista «Cultura», dedicó su primer número a A. Vidal Perera;
véase NOGUERA: Ob. cit., p. 162.
(41) A. Muta): Ob. cit., reseña múltiples detalles de su permanencia en Huesca.
(42) A. ~roma.: Alejandro de Tudela, Imprenta Casa de la Caridad, Barcelona, 1936.
(43) A. GAtt Historia de les Institucions i del moviment cultural a Catalunya, LLibre II, Ensenyament Pri-
mari Tercera Part, Barcelona, Fundació A. Galí, p. 59.

89
maestros de una sólida formación y de am- ciales no fue capaz de aprovechar el cam-
plios recursos didácticos. Voluntariamente im- po abonado para la renovación que, como
partía conferencias como complemento a las decíamos al comenzar, existía en Cataluña.
clases. Cada año visitaba con sus alumnos Fue entonces cuando la iniciativa pasó a
aquellos centros o lugares de carácter nove- elementos de la base, con una clara con-
doso: el Observatorio "'abra, en 1907-08, y to- ciencia de sus propias necesidades y de las
dos los monumentos, puntos geográficos o necesidades de Cataluña en materia educa-
cualquier otro elemento que considerara im- tiva. Entre estas iniciativas, además de las
portante en su formación. Seguía sus mismos de carácter privado que fueron sucedién-
métodos Vidal Perera quien también en 1907- dose, no podemos pasar por alto la de
08 organizó una excursión a Tarragona para aquellos maestros de escuelas públicas ni-
todos los alumnos de la Normal a fin de cono- rates de los que Josep Pallach hizo un es-
cer su historia, monumentos y museos. tudio excelente para la provincia de
Agapito Gómez, el director, destaca Gerona 45, entre los que citaremos a Barce-
como un buen gestor y por su labor eficaz ló y Matas, Balmaña, Jou y Olió, Navés,
y atenta siempre a las nuevas necesidades Costal, Dalmau Carles, etc., que para dar
sociales. Aprovechó la buena disposición solución mutua a sus necesidades, con sus
del Gobierno para mejorar la enseñanza. Converses Pedagógiques sentaron las ba-
En su primer año de mandato, 1903, se ad- ses de las tan conocidas Escolas d'estiu y
quiere un piano. En 1906, propuso la com- tuvieron también un papel destacado en la
pra de una máquina de escribir para la adquisición cle la conciencia de país.
clase de Trabajos Manuales y en el curso Barcelona fue el núcleo donde tomó
siguiente impartió una clase semanal gratuita mayor impulso la renovación, si ya la Es-
a los alumnos de segundo del ciclo superior cuela Nueva de Ferrer Guardia se desarro-
cle maestros. Asimismo, en 1907, su interven- lla los primeros años del siglo, quien
ción ante la consulta del gobierno para la intentó atacar el problema de raíz, y como
provisión de material científico a todas las alternativa a la enseñanza que se daba en
Normales de España, como ya hemos expre- la Normal, fue Joan Barclina 46 quien invir-
sado, fue decisiva para conseguir el traslado tió todas sus energías en la formación de
de la Normal. El apéndice nos permite cono- los futuros maestros. Hombre cle persona-
cer la naturaleza del material científico que lidad controvertida, empapado de todos
poseía la Normal en 1907 y el incremento de los movimientos de renovación pedagógi-
obras que en un sólo año ocuparon los es- ca europeos, conocedor de las ideas de los
tantes de su biblioteca'". hombres de la Institución Libre de Ense-
La importancia de la iniciativa ñanza y convencido, como Costa, de que
moclernizadora de Vidal Perera y de Tude- la escuela era la clave de la despensa y de
la, no llegó a consolidarse. El gobierno, la riqueza de un país, estableció en la Es-
quizás ciego por resolver los conflictos so- cola cíe Mestres —iniciada en 1906—, la neu-

(44) El documento original describe con detalle el estado de conservación de cada aparato o material di-
dáctico un porcentaje elevado estaba deteriorado; no obstante, a nuestro entender, la abundancia y variedad
de material científico tiene su razón de ser en la necesidad de incidir en la enseñanza de las disciplinas cientí-
ficas que Fonoll consideraba imprescindibles en una ciudad eminentemente industrial y que había perdido es-
tas cátedras de la Escuela de la Junta de Comercio, las cuales habían desempeñado un papel de extraordinaria
importancia en la difusión de los conocimientos científico técnicos hasta mediados del siglo XIX.
(45) J. PAiincli: Els mestres públics i la reforma de l'ensenyament a Catalunya, Barcelona, CEAC, 1978, p. 2.
(46) Véase B. DELGADO: «Joan Bardina Castarä (Sant Boi, 1877, Valparaíso 1950). Esbozo biográfico» en
Joan Sardina. Un Revolucionario de la Pedagogía Catalana, Universidad de Barcelona.

90
Rompe vejigas.
tralidad religiosa, la coeducación y la ense-
Barómetro de sifón con termómetro de alcohol.
ñanza del catalán, algo revolucionario en
su momento que, como señala Delgado, Idem de aneroide.
Eslabón neumático.
destapó adhesiones y críticas pero no indi-
Frasco de Mariotte.
ferencia y aunque, finalmente, carente de Varios sifones de vidrio.
recursos se vió obligado a clausurarla en Dos globos de cristal para determinar el peso del aire.
1910 y a abandonar el suelo patrio poco Pesa cartas.
Balanza paqueña ordinaria.
después, el ensayo resultó muy positivo
Fuente de Herón (soldado el vidrio).
pues constituyó la primera ruptura con la Idem intermitente.
rutinaria formación de la Normal. Termómetro de mercurio.
Idem de alcohol (el adosado en el barómetro).
Idern de máxima y de mínima.
Pulsómetro.
APÉNDICE I Termómetro diferencial de Leslie.
Material científico pedagógico Alambique Salieron (incompleto).
Higrómetro de Sausure.
existente en la Normal en 1907 Espejos parabólicos.
Cubo de Leslie para determinar el poder emisivo del
calor.
GEOGRAFÍA Espejo ardiente de latón pulimentado.
Aparato Ingenhouz para la conductibilidad de metales.
Modelo del paralelogramo de Watt en cartón.
7 mapas murales Paluzie. Idem de locomotora.
1 mapa del Cielo, por Torres Tirado. Lámpara de Davy con tela metálica para minas.
1 esfera terrestre de 1 m. diámetro. Diapasón normal con caja de resonancia.
1 mapa hipsométrico y batimétrico de España. Fonógrafo primitivo.
1 planetario Lloret. Reloj de arena de 30.1.
1 esfera armilar Molés. Dinamo para producir luz eléctrica.
1 esfera celeste de 25 ctg. Ojo de cartón-piedra desmontable.
1 esfera terrestre de 25 cte. Zootropo con pie de madera. .
1 mapa de Cataluña. Esteróscopo de Jamelo con vistas de cristal.
1 mapa de la provincia de Barcelona. Prisma de cristal con sosten de metal para la descom-
1 aparato automático para el montaje de mapas. posición de la luz blanca.
1 cuadro mural del sistema planetario. Coleidoscopio montado en tubo de cartón.
Anteojo de camino.
Varios espejos grotescos.
Radiómetro de Crokes, dos molinetes y soporte.
FÍSICA Y QUÍMICA Varios tubos Geisler.
Una linterna mágica.
Cámara clara de Vollastón con soporte de metal.
Aparatos de mecánica en madera, poleas, polipastros, Disco de Newton de cartón para la recomposición de
tornos cabria, etc. la luz blanca.
Tubo de Newton para la caída de los cuerpos en el Máquina estática de Bonetti con vitrina.
vacío. Compás excitador.
Martillo de agua. Botella de Leyden y batería.
Aparato para demostrar la fuerza centrífuga. Electroscopio de panes de oro.
Aparato de Haldat. Campanillo eléctrico.
Doble cilindro de Arquímedes. Granizo eléctrico incompleto.
Ludión (hay que cambiar la gamuza). Piel de gato.
Balanza hidrostática. Pila de Volta incompleta.
Areómetro de Fahrenheit. Pila Grenet de bicrotnato.
Idem de Beaumé. Galvanómetro con cajita de cristal.
Idem de Castier. Bobina de inducción muy pequeña y escasa potencia.
Idem centesimal. Voltámetro para descomponer el agua.
Tubo de 4 elementos. Elemento termo-eléctrico de Secbech.
Aparato de vasos comunicantes, antiguo. Esfera reluciente o anillo de Newton.
Bomba aspirante e impelente. Modelo de pararrayos con su torre y caseta pintados.
Máquina neumática de dos cuerpos de bomba. Diez láminas de Física con nueve mapas, tela barnizada.

91
Museo de H. natural en 60 láminas encuadernadas. Una mariposa de gran tamaño hecha en corcho y va-
Esqueleto humano. rios trabajos ejecutados por los alumnos en aparatos
Tres láminas de anatomía fisiológica. Digestión, respi- agrícolas y de relieve.
ración y circulación. Una colección de once grandes láminas de diferentes
Baróscopo. industrias.
Pilas de Bunsen y de Leclanché, deterioradas.
Máquina de Ramsdem.
Telégrafo de Cuadrante.
Linterna mágica. DIBUJO
Microscopios de diferentes diámetros, 2 lupas de cris-
tal fino y 24 preparados. Doce modelos de adorno y figura en cartones de re-
Fotómetro Rumfor. lieve.
Un cronio. 48 modelos de dibujo lineal, geométrico, pegados en
Un esferiämetro con tornillo micrométrico.
cartones.
Una máquina Atwott.
Un planeta de cuadrante. 50 modelos de lineal, adorno y figura.
Un diapasón normal. 5 mascarillas del natural.
Máquina neumática de un cuerpo de bomba. 2 principios de figura.
2 principios de adorno.
Un aparato Silbennman y Soleil para demostrar las le-
yes de refracción y reflexión de la luz. 1 relieve Renacimiento español.
Un aparato Geniel para demostrar la marcha de los 1 hoja de perejil.
rayos luminosos. 1 hoja de Luis XVI.
Un aparato de Galileo. 1 relieve de Luis XIV.
Un Idem de Haldat para demostrar que las imágenes 1 relieve Renacimiento italiano.
se pintan en la retina. 1 pie del natural.
Un aparato elemental para telegrafía sin hilos. 1 mano del natural.
Un telégrafo eléctrico Morse. 4 relieves de adorno.
134 envases de diferentes tamanos para contener al- 1 Pantómetra.
gunos metales, compuestos, sales y materia vegetal.

ARITMÉTICA Y GEOMETRÍA
HISTORIA NATURAL
2 encerados pizarra.
Existen algunos ejemplares de pájaros y aves nocturnas. 2 compases madera.
Un halcón pequeño y una gaviota, apolillados. 1 regla metro madera.
Un ejemplar de zorra y tres de peces comunes. 1 semicírculo graduado de madera.
Algunas muestras de conchas marinas y varias 4 niveles, 1 de aire, otro de agua y dos de albañil.
petrificaciones de estos moluscos. 1 metro con carteras metálicas.
1 escuadra y 1 cartabón grande madera.
6 jalones.
MINERALOGÍA 2 misas.
2 trípodes.
2 escuadras de agrimensor.
Hay muchas piedras repetidas y sin clasificar. 1 grafómetro.
1 brújula.
2 cadenas de agrimensor.
AGRICULTURA Una colección cuerpos sólidos de madera.
Una colección cuerpos sólidos de cartón.
Una colección desarrollo cuerpos sólidos cartulina.
Existen varios modelos de arados de pequeño tamaño. Una colección de pesas y medidas del sistema métri-
Diferentes ejemplares de palas, rastrillos, azadas, hor- co decimal.
cas, rulos, hoz, guadaña, tijeras, podadoras y picos de
hierro y de madera pintada, colocados en forma de
panoplia en la pared. Muestras de diferentes lanas y
cuerdas. MÚSICA
Cartones con ramitas y hojas clasificadas con mues-
tras del tronco del árbol de que proceden.
Varios frascos conteniendo semillas de plantas herbá- 1 piano.
ceas y arbustivas así como diferentes muestras de 1 pizarra con cuadrícula.
abonos minerales. Varios métodos de solfeo y canto.

92
TRABAJOS MANUALES Historia de Veinte Siglos, por Macías (6 tomos).
Clásicos españoles (1 tomo).
Viajes y descubrimientos por mar, por Navarrete (3 to-
1 método de trabajos manuales, por Solana.
mos).
1 método de trabajos manuales, por Toro. La Estrella Polar, por A. de Saboya (2 tomos).
1 máquina de escribir Underwood. Curso de Astronomía, por Fontecha (2 tomos).
La Atmósfera, por Flammarión (2 tomos).
Historia del Cielo, por Idem.
PEDAGOGÍA (ANTROPOMETRÍA) La Tierra y el Cielo, por Idem.
Contemplaciones científicas, por Idem.
1 compás de gruesos. Atlas geográfico, por Artero.
I dinamómetro. Deberes y derechos del empleado.
Geografía, por Nlacías.
1 busto para el estudio de la craneoscopia.
Educación de la voluntad, por Payot.
Teatro selecto antiguo y moderno, nacional y extran-
jero (6 tomos).
CALIGRAFÍA Historia Universal, por Picatoste.
Los niños mal educados, por Nicolay.
1 encerado con cuadrícula. Historia de la civilización española, por Altamira (3
1 cartel de letra caligráfica española. tomos).
1 albúm caligráfico. Geografía, por Reclús, ( 6 tomos).
Lo que debe saber el niño, por Stall.
Preliminares a la teoría de la educación intelectual,
por Rodríguez García.
BIBLIOTECA Historia de la Pedagogía, por Compayré.
Instrucción cívica, por Nelzen.
Existen unos 700 volúmenes entre obras de texto y La electricidad al alcance de todos, por Claude (ecl.
consulta. española).
Aritmética, por Nuviola.

APÉNDICE II
Relación de las obras adquiridas y DONADAS
recibidas el curso 1907-1908
Anuario estadístico de Instrucción pública (2 ejempla-
res), de la Subsecretaría del Ministerio de Instrucción
Pública.
ADQUIRIDAS Estudios pedagógicos, por A. Sardä (Regalo de su au-
tor).
Anuario del Maestro, por Fernández Azcarza. Anuario estadístico de la ciudad de Barcelona, tomos
Páginas Selectas, por lbars (2 ejemplares). I, II, III, IV y V, del Excelentísimo Ayuntamiento.
Gramática Castellana, por Blanco. Descripción de los terrenos pliocénicos de la cuenca
Pedagogía, por Fernández Navamuel (3 tomos). del bajo Llobregat y llano de Barcelona, por el Dr. J.
Compendio de Psquiatría Infantil, por Vidal Perera (2 Almera, de la Excma. Diputación provincial.
tomos). Además se han recibido varias memorias, anuarios,
Diccionario Geográfico de España, por Ballesteros. discursos, monografías, etc. remitidos por corporacio-
Diccionario francés-español, por Taboada. nes científicas y literarias o por sus autores, cuya genero-
Diccionario español-francés, por Idem. sidad se les agradece. En el catálogo de la biblioteca
Diccionario de la Lengua con el de sinónimos. no se incluyen los folletos, que son muchísimds:
Dort Quijote de la Mancha, edición de gran lujo. ochocientos treinta y nueve volúmenes.

93
e
EXTENSIÓN UNIVERSITARIA Y UNIVERSIDADES POPULARES
EN LA ESPAÑA DE ENTRESIGLOS: UNA ESTRATEGIA EDUCATIVA
DE REFORMA SOCIAL
ALEJANDRO TIANA FERRER (*)

Entre los años finales del siglo XIX y 1898 y 1917 se produce la expansión del
los iniciales del XX se difunde en España la reformismo social, que llegará a impregnar
Extensión Universitaria y se crean las pri- la conciencia y la práctica política cle am-
meras Universidades Populares. En un pla- plios sectores de la sociedad española. Di-
zo de poco más de diez años, dichas cho reformismo no es sino la respuesta
experiencias brotan, se desarrollan y en- que un sector de la burguesía adopta ante
tran en crisis, completando así el primer ci- el potencial peligro revolucionario repre-
clo de un movimiento que volvería a sentado por el incipiente movimiento
reproducirse en décadas posteriores. Sin obrero, en sus dos vertientes, socialista y
duda, la trayectoria del movimiento estuvo anarquista.
tan cargada de ilusiones como de limitacio- La fuerza creciente de las organizacio-
nes y contradicciones, que condicionaron nes obreras, evidente ya a partir de 1868,
su vida durante el periodo que en otro lu- provoca diversas reacciones entre las cla-
gar he denominado su «década dorada»'. ses propietarias. Un primer tipo de reac-
ción es la defensiva, partidaria de la
solución policial y represiva ante las reivin-
dicaciones obreras. A lo largo de toda la
REFORMISMO SOCIAL Y EDUCACIÓN Restauración encontramos ejemplos de ese
POPULAR EN LA ESPAÑA DE tipo de estrategia, que se manifestará con
ENTRESIGLOS
especial intensidad en los periodos de ma-
yor conflictividad social y política. Pero, si-
Para comprender correctamente el sig- guiendo una dirección diferente, un sector
nificado y la evolución de la Extensión de la burguesía, que incluye a numerosos
Universitaria y las Universidades Popula- intelectuales y profesores universitarios, al-
res, tal y como se desarrollaron en España, gunos destacados republicanos y ciertos
resulta necesario hacer previamente algu- empresarios, opta por otro tipo de solu-
nas alusiones a su contexto social, político ción, adoptando estrategias y medidas re-
y educativo. Hay que comenzar recordan- formistas. Con ellas, pretenden corregir de
do que en la época comprendida entre manera no traumática las injusticias y dese-

(' ) Universidad Nacional de Educación a Distancia.


(1) Cf. A. TIANA: «l'he Golden Decide of the University Extension in Spain (1898-1909): An Interpretative
Essay», in 71b hiternational Standing Conferencefor d'e Ilisiory ofEducation, Salamanca, 1985, vol. II, pp. 688-701.


Revista de Educación, núm. Extra (1997), pp. 95-113 95
quilibrios sociales, integrando a la clase Dicho interés está asentado sobre con-
obrera en el sistema social y político de la vicciones políticas democráticas y no exen-
Restauración. Para ello, defienden la adop- to de cierto paternalismo. Así, el discurso
ción de una legislación social y laboral in- reformista sobre la educación popular re-
tervencionista (promulgada a partir de posa sobre tres tesis fundamentales. La pri-
1900), el establecimiento de instituciones mera consiste en que la educación de la
capaces de articular el diálogo social y de clase obrera constituye un requisito inex-
realizar el arbitraje en los conflictos entre cusable para el funcionamiento de un sis-
capital y trabajo (como la Comisión y el tema parlamentario. En formulación de
Instituto de Reformas Sociales, creados res- Vincenti, realizada en el Congreso de Di-
pectivamente en 1883 y 1902), el fomento putados en 1892, «el obrero ha entrado
de un asociacionismo controlado y de hoy en la vida moderna, (...) es un elemen-
unos mecanismos de previsión (que lleva- to del Estado, tiene asiento en las Cámaras
ría a la creación del Instituto Nacional de y puede intervenir en todo lo que se refie-
Previsión en 1908) y, muy especialmente en re a los altos destinos de la Patria; (...) tiene
el contexto que nos ocupa, la puesta en mar- hoy en todas partes influencia y, por con-
cha de iniciativas de educación popular2. siguiente, hay que educarle» (Vincenti,
El reformismo social aparece en España 1916: 42)4 . La segunda tesis consiste en
en el último tercio del siglo XIX, repre- que la educación constituye un eficaz me-
sentando una novedad en el panorama polí- dio para prevenir el conflicto social: «en
tico del país. Entre sus impulsores, cabe esta situación actual de guerra porque atra-
incluir a algunos de los miembros más des- viesa el mundo civilizado, la Escuela tiene
tacados de la Institución Libre de Enseñanza su papel, está llamada a desempeñar una
(Adolfo Posada, Rafael Altamira, Gumersinclo importantísima y eficaz función pacificado-
de Azcárate, Adolfo A. Buylla, Rafael M. de ra» (Posada, 1906: 325)5. La tercera tesis es
Labra, Eduardo Vincenti, entre otros). Desbor- que la educación popular constituye un
dando los estrictos límites de lo que fue una instrumento privilegiado para lograr una
importante experiencia educativa, la ILE llega- adecuada integración social de las clases
ría a constituir un entramado de personas, populares: «la ilustración, (...) además de
grupos e instituciones con gran influencia in- proporcionar al trabajador la necesaria
telectual en la España de comienzos del siglo compensación, dadas sus habituales ocu-
XX (Tuñón de Lara, 1970). A sus miembros paciones, es el camino más seguro para
se debe, en buena medida, el interés mani- que, sin dejar ni despreciar su estado, an-
festado en los medios reformistas por la tes bien concibiéndolo mejor, se (lignifique
educación popular (Tiana, 1987)3. y eleve» (Posada, 1889: 322-323)6.

(2) Una presentación completa y actual de la estrategia reformista en la Restauración puede encontrarse
en J. 1. PALACIO MORENO: La institucionalización de la reforma social en España (1883-1924), Madrid, Ministerio
de Trabajo y Seguridad Social, 1988.
(3) Cf. A. TIANA: «La educación popular para los institucionistas», en J. Ruiz BERRIO, A. TIANA y O. NEoRftsi
(eds.): Un educador para un pueblo. Manuel B. Cossío y la renovación pedagógica institucionalista, Madrid,
UNED, 1987, pp. 203-229.
(4) E. N/1mm: Política pedagógica (Treinta años de vida parlamentaria), Madrid, Imp. Hijos de M.G.
Hernandez, 1916, p. 42.
(5) A. POSADA: «Acción social de la escuela», Boletín de la Institución Libre de Enseñanza, núm. 560,
1906, p. 325.
(6) A. POSADA: «La educación del obrero como base de su influencia política», Boletín de la Institución
Libre de Enseñanza, núm. 306, 1889, pp. 322-323.

96
Si el reformismo español incluyó siem- que se impone, y para atajar el progreso
pre la educación popular en su estrategia del mal que nos aniquila, lo primero que
política, ello se hizo aún más evidente tras hay que hacer es combatir vigorosamente
la derrota bélica sufrida ante Estados Uni- aquello que, por otra parte, ha sido una de
dos en 1898. La crisis producida por la pér- las principales causas de nuestras desgra-
dida cle Cuba y Filipinas produjo una cias: la falta de educación y de instruc-
profunda ruptura ideológica e intelectual, ción» I° (Labra, 1899, 16).
que vino a reforzar el movimiento regene- En desarrollo de tales ideas, el refor-
racionista surgido en la última década del
mismo social emprendió una serie de ini-
siglo. Entre los elementos constitutivos de ciativas, tanto desde el ámbito oficial como
dicho movimiento apareció siempre la rei- desde el privado. Al ser un movimiento en
vindicación de una mejor y más amplia buena medida estatista, sus representantes
educación como medio idóneo para rege- actuaron frecuentemente desde el interior
nerar y europeizar España. Como ha anali- de la estructura del Estado. Así, encontra-
zado muy certeramente Ivonne Turin, «la mos su influencia en el proceso de reforma
conmoción provocada por 1898 permitió educativa desarrollado tras la creación del
en el campo escolar, si no el descubrimien- Ministerio de Instrucción Pública en 1900,
to de novedades, la realización, o en todo en el que se tomó una decisión de tanto
caso la esperanza de realización, de medi- calado como el pago de los maestros por
das y reformas que se venían debatiendo el Estado, se reformaron las Escuelas Nor-
desde hacía un cuarto de siglo, cuya nece- males y se reorganizaron la enseñanza se-
sidad era conocida desde largo tiempo, cundaria y las enseñanzas técnicas, entre
pero que nadie se decidía a realizar»7 (Tu- otros asuntos. También se reconoce su in-
rin, 1975: 29). Eduardo Vincenti lo exponía fluencia en la creación de la Junta de Am-
de modo abierto en el Congreso en 1899: pliación de Estudios (1907), en la reforma
«la opinión pública esta' convencida ínti- emprendida ese mismo curso en las escue-
mamente (...) de que la causa primera de las cle adultos, en la ampliación cle la edad
nuestros desastres no es otra que la falta de asistencia obligatoria a las escuelas lle-
de cultura nacional, y cle que la derrota vada a cabo en 1909, en la creación de la
que hemos sufrido es una consecuencia cle Residencia de Estudiantes (1910) y del Ins-
nuestra inferioridad docente, no habiendo, tituto Escuela (1918) o en la creación de la
por tanto, otro remedio para salvarnos que Dirección General de Enseñanza Primaria
la educación y la instrucción popular»8 (1911), cuyo primer titular fue precisamen-
(Vincenti, 1916: 160). te Rafael Altamira. Y ello por no citar sino
Como consecuencia de ese estado de algunos hitos relevantes en la evolución de
opinión se produjo lo que Gómez Molleda nuestro sistema educativo en ese periodo.
ha denominado «una fiebre pedagogista»9 En el ámbito privado, también desarrolla-
(Gómez Molleda, 1964), que quedaría pa- ron una importante actividad, evidenciada
tente en palabras de un reformista e insti- en la puesta en marcha de varias experien-
tucionista tan caracterizado como Labra: cias de Extensión Universitaria, la creación
«para conseguir la renovación española cle algunas Universidades Populares, la ce-

(7) I. TURIN: «1898, el Desastre, ¿fue una llamada a la educación?», Revista de Educación, núm. 240,
1975, p. 29.
(8) E. VINCENTE oc., p. 160.
(9) M. D. GÓMEZ Motuum Las reformadores de/a España contemporánea, Madrid, CSIC, 1964.
(10) R. M. DE LUSRA: El pesinnstno de última hora, Madrid, Imp. de A. Alonso, 1899, p. 16.

97
lebración de numerosos Congresos de Conferencias de San Vicente de Paúl. La
educación, la proliferación de conferencias actuación eclesial fue coincidente en este
y actos culturales y el desarrollo de inicia- campo con la labor desarrollada por los
tivas de carácter diverso, como centros ins- poderes públicos, en un periodo histórico
tructivos, patronatos obreros o centros de que comenzaba a registrar el lento tránsito
formación profesional. de la beneficencia tradicional a la asisten-
Pero no sería justo reducir el interés cia social moderna.
por la educación popular en la España de Si bien este tipo de planteamientos
entresiglos al movimiento reformista. continuó vigente durante largo tiempo, la
Hubo otros agentes que desarrollaron una novedad de la Restauración en este ámbito
amplia y diversificada actividad en ese mis- consistió precisamente en la aparición y
mo ámbito. Entre ellos hay que citar a las fortalecimiento del catolicismo social. Este
diversas asociaciones católicas y órdenes fenómeno se inserta en otro más general,
religiosas, que venían actuando en España que García de Cortázar ha definido como
desde largo tiempo atrás, y a las principa- la «irrupción de la problemática social
les organizaciones obreras, de signo socia- dentro de la conciencia católica» y que
lista o anarquista. consiste, a grandes rasgos, en el desarrollo
La actuación católica se orientó en clos y consolidación de una nueva conciencia
direcciones complementarias. Por una par- social en los medios católicos, a conse-
te, la Iglesia continuó desarrollando activi- cuencia de la cual se produciría una revi-
dades benéfico-caritativas, incluyendo sión de las estrategias tradicionales de actuación
entre ellas algunas de finalidad educativa, pastorar (García de C,oitázar, 1981).
como venía haciendo tradicionalmente. Los católicos sociales españoles desa-
Por otra parte, desarrolló un nuevo estilo rrollaron una estrategia característica, com-
de actuación, patente en la constitución de binando actividades de diverso tipo. En
la corriente de pensamiento y acción cono- primer lugar, crearon una serie de institucio-
cida con el nombre de «catolicismo social», nes educativas (como los círculos católicos
que también contribuiría notablemente a la de obreros, los patronatos de artesanos jóve-
expansión de la educación popular". nes o las escuelas parroquiales, por ejem-
Todos los sectores católicos, tanto los plo) con el propósito de educar y moralizar
tradicionales como los «sociales», incluye- a las clases populares13 . En segundo lugar,
ron la beneficencia en su estrategia de ac- ofrecieron asesoramiento laboral a los tra-
tuación, aun cuando le otorgaran distinta bajadores, a través cle los Secretariados del
importancia. La principal novedad registra- Pueblo, que combinaban los servicios ha-
da en esta época respecto de las anteriores bituales cle los consultorios jurídico-labora-
fue la institucionalización de la beneficen- les y de las bolsas de trabajo. En tercer
cia seglar, de la que da testimonio la ex- lugar, fomentaron la previsión, creando ca-
pansión de instituciones tales como las jas de ahorro, sociedades de socorros mu-

(11) Feliciano Montero lo define como el conjunto de «esfuerzos organizados, y por tanto colectivos, de
cristianos con intención de aportar una contribución a la solución de la que se ha denominado la cuestión so-
cial inspirándose en principios cristianos» (El primer catolicismo social y la «Rerunt NOVa171171- en España
(1889-1902), Madrid, CSIC, 1983, p. 14).
(12) Cf. F. GARCIA DE CORTÁZAR: «Iglesia y sociedad en la España contemporánea», en Estudios sobre His-
toria de España. Homenaje a Manuel Turión de Lara, Madrid, UIMP, 1981, vol. II, pp. 567-591.
(13) Una muestra de cómo se articuló la actuación educativa del catolicismo social puede encontrarse
ejemplificada, para el caso concreto de Valencia, en C. Ruz RODRIGO: Catolicismo social y Educación. La for-
mación de/proletariado en Valencia (1891-1917), Valencia, Facultad de Teología San Vicente Ferrer, 1982.

98
tuos, montepíos y otras instituciones seme- comúnmente denominado de «enseñanza
jantes. En cuarto lugar, actuaron como gru- integral» (Tiana, 1983), y a la creación de
po de presión ante el gobierno para un número limitado de centros educativos
conseguir la promulgación de una nueva de diverso tipo (Lida, 1972), en este perio-
legislación laboral, acorde con los plantea- do asistimos a la consolidación de dos mo-
mientos sociales del catolicismo. Por últi- delos diferenciados, socialista uno y
mo, crearon sindicatos confesionales, tanto anarquista otro, que van a extenderse a lo
industriales como agrarios, en oposición a largo de varias décadas y a caracterizar las
los sindicatos de clase. En su estilo y cam- experiencias educativas específicamente
po de actuación coincidieron a menudo obreras."
con los reformistas sociales, aunque me- Un primer modelo educativo desarro-
nos frecuentemente con las organizaciones llado en el movimiento obrero español fue
obreras. el socialista. Buena parte de la importancia
Como puede apreciarse, aunque la que llegó a tener proviene de la influencia
educación popular no fuese su único ins- que ejerció sobre las personas que conci-
trumento cle actuación, ni quizás tampoco bieron y pusieron en práctica la reforma
el predominante, el catolicismo social cola- educativa de la Segunda República (1931-
boró notablemente en la tarea de educa- 1936). No obstante, es importante señalar
ción cíe las clases trabajadoras, movido por que dicho modelo sufrió notables reorien-
propósitos pastorales. Sin embargo, no hay taciones con el paso de los arios (Tiana,
que creer que este estilo de actuación, que 1986a).
podríamos denominar social-católico, su- En una primera etapa de desarrollo del
pusiera el desplazamiento de los plantea- socialismo español, la influencia guesdista
mientos caritativo-benéficos tradicionales. determinó su desconfianza hacia la estrate-
De hecho, como se ha destacado más arri- gia reformista y, en ese contexto, hacia la
ba, ambas estrategias se superpusieron y educación como arma de resistencia. Pero
coexistieron en el tiempo, coincidiendo in- hacia finales de siglo se aprecia un giro
cluso sus promotores en muchas ocasio- significativo en las posiciones políticas so-
nes. De este modo, la actuación católica en cialistas, como consecuencia del abandono
materia de educación popular constituyó del guesdismo. Así, a partir aproximadamen-
un entramado continuo de iniciativas enca- te de 1895, el socialismo español comienza a
minadas al adoctrinamiento y la cristianiza- abandonar su anterior radicalismo revolu-
ción de las clases trabajadoras. Junto al cionario y a adoptar posiciones más refor-
reformismo social, la Iglesia católica y los mistas. En esa nueva situación, la educación
sectores aglutinados en torno suyo apare- popular y la acción cultural comienzan a
cen como un segundo agente de educa- ser consideradas como elementos integra-
ción popular en la Restauración. dos en la estrategia de actuación obrera. A
El movimiento obrero fue un tercer comienzos del siglo XX es ya habitual en-
agente de la educación popular, junto a los contrar declaraciones sobre educación en
dos anteriores. Si los antecedentes de su es- los medios de prensa y en las tribunas so-
trategia de actuación en este ámbito se redu- cialistas. Y junto a tales declaraciones, co-
cen a la elaboración de un programa menzaron a aparecer en las primeras
político-pedagógico aún muy rudimentario, décadas del siglo un cierto número de ini-

(14) Cf. A. TIANA: «La idea de enseñanza integral en el movimiento obrero internacionalista español
(1868-1881)», Historia de la Educación, núm. 2, 1983, pp. 113-121 y C. E. LIDA: «Educación anarquista en la
España del ochocientos», Revista de Occidente, núm. 97, 1972, pp. 33-47.

99
ciativas educativas y culturales15. La fuerza nada a la reivindicación de una escuela
cobrada por las organizaciones societarias, pública, especialmente a partir de la discu-
con la consiguiente disposición de recur- sión de las Bases para un programa de ins-
sos personales y materiales, les permitió trucción pública en el XI Congreso del
desarrollar diversas actuaciones en este PSOE (1918), a propuesta de la Escuela
campo. Nueva.
La actividad educativa socialista fue También en el ámbito cultural y artísti-
bastante diversificada. En primer lugar, co desarrollaron los socialistas una labor
fueron muchos los centros obreros y las Ca- destacable. En 1900 crearon la Asociación
sas del Pueblo que organizaron clases de Artístico-Socialista madrileña, que contó
adultos para sus militantes (en algunas oca- con una sección literaria, otra de excursio-
siones, con la colaboración de los poderes nes, un cuadro artístico y un orfeón. Ade-
públicos). Algunas sociedades ofrecieron más, organizó visitas a museos, veladas
formación profesional a sus afiliados, des- culturales, representaciones teatrales y ex-
tacando en este sentido la Escuela de cursiones instructivas. En arios sucesivos
Aprendices Tipógrafos, de la Asociación se crearon asociaciones del mismo tipo en
del Arte de Imprimir de Madrid. Y otras otras localidades, hasta completar un total
pusieron en marcha escuelas primarias de 19 cuadros artísticos, tres orfeones, tres
para los hijos de sus militantes. Las más an- rondallas y otros tantos grupos deportivos
tiguas se abrieron en Madrid, en 1903, dan- en 1928. Además, las Casas del Pueblo es-
do origen a las famosas Escuelas Laicas tablecieron bibliotecas y fomentaron la lec-
Graduadas de la capital, que continuaron tura entre sus afiliados, organizaron ciclos
funcionando hasta la Segunda República. de conferencias, debates públicos y lectura
Siguiendo ese modelo se fueron creando colectiva, desarrollaron campañas morali-
nuevas escuelas en años sucesivos, hasta zadoras (contra las tabernas, el alcohol, las
llegar a una cifra que Francisco de Luis es- corridas de toros y las verbenas «decaden-
tima en torno a las cincuenta al final de los tes») y celebraron actos públicos de carác-
arios veintel6 (Luis, 1993: 104-124). En 1928 ter recreativo e instructivo. En conjunto,
se inauguraban las conocidas escuelas de puede decirse que los centros socialistas y
la Fundación Cesáreo del Cerro17 (Villa- las Casas del Pueblo se convirtieron en
nueva Valdés, 1989). En conjunto, como verdaderos dispositivos culturales y educa-
puede apreciarse, fueron bastantes las es- tivos, con una proyección hacia su entorno
cuelas creadas y mantenidas por el Partido y hacia los individuos y familias vinculados
Socialista Obrero Español y la Unión Ge- a las sociedades obreras socialistas. La
neral de Trabajadores. No obstante, es im- educación y la cultura encontraron en ellos
portante destacar que la creación de un lugar específico, junto a las tareas de
escuelas propias no fue considerada por los organización y propaganda sindical y polí-
socialistas como un objetivo prioritario tica que les eran propias (Guereña, 1991).
(como ocurriría entre los anarquistas), ya El anarquismo ofreció el segundo mo-
que su actuación estuvo más bien encami- delo de educación popular de los clesarro-

(15) Algunas contribuciones de gran interés para la reconstrucción de esta historia son las de J.-L. GUERE-
NA: «Las Casas del Pueblo y la educación obrera a principios del siglo XX», Hispania, vol. U, núm. 178, 1991,
pp. 645-692 y F. DE Luis MARTÍN: La cultura socialista en España, 1923-1930. Propósitos y realidad de un pro-
yecto educativo, Salamanca, Universidad-CSIC, 1993.
(16) F. DE Luis MARTIN: OC., pp. 104-124.
(17) M. A. VILLANUEVA VALDÉS: La Fundación Cesáreo del Cerro, Madrid, UGT, 1989.

100
liados durante la Restauración por el movi- española de la AIT, ya a partir del Sexenio
miento obrero español. Una diferencia y antes de 1881 se crean escuelas interna-
fundamental con el modelo socialista con- cionalistas o laicas, como las de Sevilla,
sistió en que aquél siempre incluyó la edu- Sanlúcar de Barrameda, Carmona o Córdo-
cación en su estrategia revolucionaria, ba, cuya vida se desenvolvió generalmente
mientras que éste, como se acaba de anali- en difíciles circunstancias. Entre 1881 y los
zar, sólo lo hizo a partir de un cierto mo- años finales del siglo se introduce una no-
mento de su evolución. Sin duda, el vedad importante, consistente en su cola-
rechazo anarquista del Estado determinó boración con el movimiento escolar
su voluntad de construir una estructura so- laicista, en el que participan librepensado-
cial independiente. En ese modelo social res y masones. Las conexiones establecidas
de carácter autogestionario, la educación por los anarquistas españoles con organi-
ocupaba un lugar destacado, al ser consi- zaciones como la Confederación Española
derada un medio privilegiado para formar de Enseñanza Laica, de Bartolome Gaba-
a las nuevas personas que requería la nue- rró, o la Confederación Autónoma de En-
va sociedad. Y aplicando el principio de señanza Laica conducen a una cierta
acción directa, los grupos obreros y los sin- amalgama ideológica que no siempre re-
dicatos debían iniciar inmediatamente la sulta fácil de desentrañar.
creación de instituciones educativas liber- Esa conexión se hizo patente en la que
tarias, sin esperar a concluir el proceso re- suele ser considerada como la experiencia
volucionario. educativa modélica del anarquismo, la Es-
De acuerdo con dichos planteamien- cuela Moderna de Ferrer Guardia. Pese a
tos, los anarquistas españoles incluyeron la esa consideración tan extendida, la ideolo-
educación popular en su programa de ac- gía de Ferrer manifiesta influencias muy di-
tuación, discutiendo resoluciones sobre versas, librepensadoras y masónicas entre
ese tema en diversos congresos de la Fede- otras. Pero, aunque no pueda afirmarse es-
ración Regional Española (1882 y 1887) y trictamente que la Escuela Moderna fuese
de la Confederación Nacional del Trabajo una escuela anarquista, la vinculación de
(1910, 1918, 1919 y 1936). Por otra parte, la Francisco Ferrer con personas como Ansel-
educación fue frecuentemente abordada en mo Lorenzo representó, de hecho, un acer-
las publicaciones periódicas del movimiento camiento de militantes anarquistas a la
y en los actos públicos de sus organizacio- escuela y a su entorno. Como resultado de
nes. Pero, yendo más allá de las declaracio- tal aproximación, la Escuela Moderna se
nes, los anarquistas no se quedaron en el convirtió en un lugar de encuentro de bur-
plano de las ideas, sino que supieron tra- gueses radicales y obreros anarquistas y en
ducirlas en la práctica, desarrollando un un símbolo cíe la resistencia cultural ácrata
importante movimiento educativo entre el frente al aparato del Estado. En consecuen-
último tercio del siglo XIX y el Final de la cia, Ferrer y su Escuela llegaron a tener
guerra civil' 8 (Sola, 1975, 1976 y 1980). una influencia ideológica y una ejemplari-
Las primeras experiencias educativas ciad superiores a su incidencia educativa
anarquistas surgen en el seno de la Federa- real, llegando incluso a superar las fronte-
ción Regional Española. A pesar de los pe- ras nacionales, a través de la Liga Interna-
riodos de represión sufridos por la sección cional para la Educación Racional de la

(18) Para el estudio de las iniciativas educativas anarquistas continúan siendo referencia obligada las
obras de P. Sot: Las escuelas racionalistas en Cataluña (1909-1939), Barcelona, Tusquets, 1976 y Educació
moviment llibertari a Catalunw (1901-1939), Barcelona, Edicions 62, 1980.

101
Infancia 19 (Vroede, 1979). Si a ello añadi- como es el caso de la Escuela Moderna de
rnos la trágica muerte de Ferrer tras los acon- Valencia, la Escuela Horaciana de San Feliu
tecimientos de 1909 y las manifestaciones que o la Escola Natura de Puig Elías, institucio-
su juicio y fusilamiento generaron, compren- nes innovadoras todas ellas.
deremos la atracción e influencia que la Es- Entre 1910 y 1920 se crearon un importante
cuela ejerció, manifestada en la creación de número de escuelas racionalistas, en buena
Escuelas Modernas en diversos lugares de la medida por efecto e influencia directa de la
geografía española y en otros países, así como Escuela Moderna. Sin embargo, la Dictadura
en la denominación de «racionalista» que se de Primo de Rivera frenó bruscamente su ex-
ha dado al movimiento escolar anarquista. pansión, a consecuencia de las dificultades
Desde comienzos de siglo se crean nu- políticas y de la propia división estratégica
merosas escuelas racionalistas en diversas surgida entre la CNT y la Federación Anar-
localidades, por iniciativa de diversas so- quista Ibérica (FAI). Ya en la Segunda República
ciedades y sindicatos anarquistas. La rápi- se produciría lo que Sola ha denominado
da expansión registrada en esos arios se ve una «efervescencia cultural ácrata», que se
favorecida por el apoyo expreso concedi- extendería durante la guerra civil, pese a las
do por la CNT a la creación cíe escuelas ra- difíciles circunstancias bélicas.
cionalistas. Las dificultades en que su vida
se desenvuelve nos han impedido conocer
su número y sus características. Sin embar- EL MOVIMIENTO DE EXTENSIÓN
go, los datos disponibles autorizan a pen- UNIVERSITARIA
sar que llegaron a existir no menos de 160
escuelas entre 1900 y 1939. Su ubicación En el contexto social, político y educa-
en locales obreros fue la causa de muchas tivo que se acaba de describir se desarrolla
de sus dificultades, como las derivadas de un conjunto de experiencias conocidas
la represión policial. Las que se instalaron globalmente con el nombre de Extensión
en locales de otro tipo consiguieron gene- Universitaria20 . Su denominación se debe,
ralmente asegurar una vida más estable. sin duda, a la influencia ejercida por la Ex-
Algunas llegaron incluso a alcanzar cierta tensión inglesa, ya conocida en España en
relevancia en el panorama pedagógico, los arios ochenta del siglo pasado 21 . La

(19) Cf. M. DE VROEDE: «Francisco Ferrer et la Ligue Internationale pour l'Education Rationnelle de l'En-
fance», Paedagogica Historica, vol. XIX, 1979, pp. 278-295.
(20) Una visión general del movimiento de Extensión Universitaria, algo antigua pero poco superada, es
la de I. TURÍN: La educación y la escuela en España de 1874 a 1902, Madrid, Aguilar, 1967. También se encuen-
tran síntesis interesantes en A. Ruz SALVADOR: «Intelectuales y obreros: La extensión universitaria en España»,
M . D. GÓMEZ
en Cuatro ensayos de Historia de España, Madrid, Cuadernos para el Dialogo, 1975, pp. 153-206;
MOLLEDA: 0.C. y R. NI.' DE LABRA: El Ateneo de Madrid (1835-1905). Notas históricas, Madrid,Tip. A. Alonso, 1906.
Más actuales son los estudios de J.-L. GuERESA: «La projection sociale de FUniversité ä la fin du XIXème siècle:
l'extension universitaire en Espagne», en 7th International Standing Conference for the History of Eclucation,
Salamanca, 1985, vol. I, pp. 208-218 y B. SCREDA: «La Extensión Universitaria», en J. Ruiz Bimuuo; A. TIANA y O.
NEGRIN (edS.): o.c., pp. 247-261. Para el estudio del movimiento, en su conjunto, son así mismo imprescindibles
la amplia lista de artículos aparecidos sobre el tema en el Boletín de la Institución Libre de Enseñanza, así como
las Memorias de la Extensión de Oviedo, publicadas por Aniceto Sela, que fue su secretario (A. SELA:
dad de Oviedo. Extensión Universitaria. Memorias correspondientes a los cursas de 1898 a 1909, Madrid, Lib.
General de Victoriano Suárez, 1910).
(21) Una muestra de la recepción de la Extensión inglesa en España, realizada a través de la ILE, son los
artículos publicados sobre el tema en el Boletín de la Institución Libre de Enseñanza, entre los que destaca la

102
gran importancia concedida por los miem- ña, la Extensión Universitaria era la concre-
bros de la ILE a la apertura hacia las ideas ción de la misión social que la Universidad
pedagógicas de otros países europeos les debía desempeñar, su obra de apostolado
llevó a viajar por muchos de ellos, con la in- educativo, surgida de una exigencia ética y
tención de conocer sus experiencias educati- no exenta de cierto paternalismo hacia las
vas y trasladarlas a España. En uno de dichos clases inferiores.
viajes, en 1884, el propio Giner de los Ríos Bajo tal concepción subyacía la bús-
conoció la Extensión inglesa y visitó Toynbee- queda de una pretendida armonía social,
Hall. Dicho contacto puede ser considerado nunca lograda pero no por ello menos
el punto de arranque de su transmisión a proclamada, consecuencia del organicismo
España, aunque su implantación se inicia- social propio del krausismo (Díaz, 1973).
se algunos años más tarde. De acuerdo con tales supuestos, resultaba
La influencia recibida del Reino Unido necesario que cada clase ocupase su lugar
actuó como catalizador de las inquietudes propio en la sociedad, con espíritu de par-
reformistas y pedagogistas que ya comen- ticipación en la tarea común y no de enfren-
zaban a manifestarse en nuestro país. Así, tamiento. Y ello requería inexcusablemente
la intencionalidad de la iniciativa inglesa una labor educativa, que debía intensificarse
encajaría adecuadamente en el reformismo hacia las clases más desfavorecidas por el
social propio del institucionismo español, sistema social. De ese esfuerzo educativo
por lo que no es extraño que estas perso- esperaban los institucionistas lograr el fru-
nas considerasen valiosa la experiencia y to de la armonía, basada en el imperio cle la
se planteasen su aplicación. Como explica- cultura, la justicia social y el reparto de dere-
ba Rafael M. de Labra, su propósito era «lle- chos y deberes. Como puede fácilmente
var a la clase última de la sociedad (...) buena apreciarse, esos y no otros eran los supues-
parte de la enseñanza que se daba en las Uni- tos sobre los que apoyaba su actuación
versidades a clases n-iás o menos superiores educativa el reformismo social español.
con las cuales no era posible a las obreras el Junto a los factores mencionados (in-
tratado diario y la comunicación íntima» 22 (La- fluencia inglesa, conexión con la filosofía
bra, 1906: 118), estrategia con la que coin- social del krauso-institucionismo, inserción
cidían la mayoría de los institucionistas. en el programa educativo reformista), hay
Dicho propósito también concordaba que mencionar también, como otro de los
con la percepción que esos profesores y elementos determinantes del movimiento,
alumnos tenían de las Universidades espa- el regeneracionismo académico que co-
ñolas. En opinión de Sela, éstas «necesitan menzaba a extenderse en los claustros de
más que otras cualesquiera salir de su casa, las universidades españolas. La celebra-
bajar al pueblo, educarlo, colaborar en la ción cle las Asambleas Universitarias de Va-
gran obra de la educación nacional»23 lencia (1902) y Barcelona (1905) 2 puso de
(Sela, 1910a: 11). Para los miembros de la manifiesto la diversidad de estímulos y ca-
ILE, sus primeros propagandistas en Espa- nales de actuación de dicho regeneracionis-

serie de León Leclerc, «Las Universidades Populares en los países anglosajones» (rwlms. 389, 390 y 393, 1893),
o la traducción de la obra de Ferdinand Buisson, La educación popular de adultas en Inglaterra, realizada por
Adolfo Posada en 1899.
(22) R. 51. , DE LABRA: El Ateneo de Madrid..., p. 118.
(23) A. SI:1A: OC., p. 11.
(24) Sobre dichas Asambleas Universitarias, puede consultarse A. SEI,.: La educación nacional, Hechos e
ideas, Madrid, Lib. de Victoriano Suárez, 1910, pp. 180-220.

103
mo, que José Carlos Mainer ha destacado trategia reformista practicada por una parte
acertadamente25 (Mainer, 1978). Entre los significativa de la clase patronal asturiana, po-
participantes en dichas Asambleas también dremos comprender las razones del rápido
se encontraban muchos de los promotores despegue de la iniciativa (Guereña, 1987).
de las experiencias de Extensión. El punto de arranque de la experiencia
Así pues, para comprender cabalmen- ovetense se sitúa en 1896, cuando se decide
te la significación del movimiento español crear la conocida Escuela Practica de Estu-
de Extensión Universitaria hay que situarlo dios Jurídicos y Sociales e iniciar la realiza-
en una doble perspectiva. Por una parte, ción de conferencias de divulgación
constituyó un valioso instrumento al servi- científica. Ambas iniciativas ponen de mani-
cio del reformismo social practicado por fiesto la doble motivación de la reforma: por
los institucionistas (aunque no sólo por una parte, reactivar la vida universitaria en
ellos). Por otra, se inscribió en los progra- un contexto de anquilosamiento académico;
mas de reforma, tanto de enseñanzas por otra, atender a la necesaria proyección
como de prácticas académicas, que apare- social de la universidad. Y todo ello, con
cieron en los años del cambio de siglo y un marcado curio institucionista.
que pretendieron renovar profundamente Pero sería en 1898 cuando se produje-
la vida universitaria. En este último senti- se el despegue decidido de la Extensión
do, la influencia de la ILE resultaría tam- Universitaria. La corriente de regeneracio-
bién notable, especialmente a partir del nismo provocada por los acontecimientos
momento en que empezó a colocar cate- de ese verano se hizo patente en los claus-
dráticos procedentes de su entorno en las tros durante el curso académico 1898-1899.
diversas universidades españolas (Gómez Conferencias como las pronunciadas por
Molleda, 1964). Rafael Altamira («La Universidad y el pa-
No es casual que fuese la Universidad triotismo», Oviedo, 1898) o por Antonio
de Oviedo la primera en poner en marcha Hernández Fajarnés («La Universidad y el
tal programa de reformas26. El hecho de ser patriotismo», Zaragoza, 1899) demuestran
una universidad pequeña, de provincia, el estado de ánimo reinante en las univer-
enclavada en una región con una creciente sidades como consecuencia del «Desas-
implantación obrera, y en la que coincidió tre». Y no es casual que precisamente en
un importante grupo de catedráticos institu- ese año comenzase la Extensión Universi-
cionistas, determinaría su carácter pionero. taria ovetense, con un programa múltiple:
Por otra parte, la creciente implantación conferencias o cursos breves de divulga-
socialista, reflejada en el proceso de ción científica en centros obreros, «clases
creación de sociedades y centros obre- populares» en la propia universidad, colo-
ros, comenzaba a preocupar a los secto- nias escolares de verano. Aunque la mayor
res más conscientes de la burguesía. Si a parte cíe las actividades se llevarían a cabo
ello se añade la concordancia existente en- en la propia Universidad, algunas de ellas
tre los propósitos de la Extensión y la es- tendrían lugar en las sedes de distintas aso-

(25) J. C. MAINER: «La redención de los Paraninfos: Asambleas y regeneracionismo universitarios», en M.


TUÑÓN DE LuIA y otros: La crisis del Estado español 1898-1936, Madrid, Cuadernos para el Diálogo, 1978, pp.
213-244.
(26) La Extensión ovetense es la más veces citada y estudiada. Ello se debe, sin duda, a la abundancia de
fuentes para su estudio, entre las que destacan las Memorias editadas por Aniceto Sela, varios artículos apare-
cidos en el Boletín de la Institución Libre de Enseñanza y las noticias recogidas en los Anales de la Universidad
de Oviedo.

104
ciaciones, incluidas algunas sociedades ellos regeneracionistas y decididos a im-
obreras. pulsar la cultura popular desde los locales
Tras las huellas de la Universidad de universitarios.
Oviedo marcharían en años sucesivos La adscripción del movimiento de Ex-
otros centros importantes. Conocernos, tensión Universitaria al institucionismo pare-
aunque sin gran profundidad, los casos de ce deberse a los trabajos de María Dolores
Sevilla, a partir de 1899; Salamanca, 1901; Gómez Molleda e Ivonne Turin28 (Gómez
Barcelona, 1902; Santander, Zaragoza y Molleda, 1964; Turin, 1967). Mientras que
Palma de Mallorca, 1905; Valencia y Jerez, la segunda tuvo acceso al mismo a través
1906; así como los intentos de Santiago y del Boletín de la Institución de Libre Ense-
Málaga. Sin embargo, tanto por su carácter ñanza y las Memorias de Oviedo (Sela,
y dimensiones como por su influencia, el 1910a), la primera se propuso rastrear la
caso de Oviedo resulta especialmente des- presencia de los miembros de la ILE y de
tacable. Quizá estudios monográficos que sus discípulos en los diversos puntos de la
puedan irse realizando en lo sucesivo con- geografía española. No es extraño, por tan-
tribuyan a aclarar aspectos parciales del to, que viesen el movimiento desde una
movimiento y permitan dibujar un cuadro óptica particular que, por falta de estudios
general del mismo, de tal modo que al ha- complementarios durante muchos años, se
blar de Extensión Universitaria no lo haga- convertiría en versión oficial. Sin embargo,
mos de un caso particular. Pero, por el la nómina de participantes y la relación de
momento, la Extensión Universitaria conti- trabajos presentados a las dos Asambleas
núa siendo para muchos sinónimo de la Nacionales de Catedráticos —Valencia, 1902
Universidad de Oviedo. y Barcelona, 1905— demuestran la amplitud
Si el impulso y paternidad institucio- y diversidad de estímulos que confluyeron
nistas de la experiencia ovetense son in- en el regeneracionismo universitario de
cuestionables, no pueden generalizarse a comienzos de siglo, en modo alguno redu-
la totalidad del movimiento. Por ejemplo, cibles al solo influjo gineriano. Entre los
José Carlos Mainer y Antonio Ruiz Salvador 106 participantes de la primera y los 230
han recogido la existencia de un claro an- de la segunda destaca la presencia de
tecedente en la Universidad de Zaragoza27 hombres como Altamira, Sela, Azcärate,
(Mainer, 1978; Ruiz Salvador, 1975). Allí pero también Rodríguez Méndez, Unamu-
existió un rudimento de Extensión, no lla- no, Blas Lázaro, Calleja y otros de distinta
mada así, desde 1893, que la constituye filiación, lo que obliga a hablar de una
en precursora del movimiento. Unos multiplicidad de impulsos renovadores.
años más tarde, en 1900, adoptaría el Mainer ve en ello el reflejo de un fenóme-
nombre de uso común, adaptándose así no más general, consistente en el intento
al sentimiento generalizado de los claus- de articulación de una alternativa reformis-
tros. Y sin embargo, la presencia institucio- ta, cuya base social sería la pequeña bur-
nista en la capital aragonesa era poco guesía y cuya pretensión fundamental
menos que simbólica. Más bien hay que consistiría en encontrar una tercera vía en-
buscar el impulso educativo en personas tre la crisis del sistema canovista y la irrup-
de fuerte vinculación local, progresistas ción de las tendencias revolucionarias»
unos y conservadores otros, aunque todos (Mainer, 1978). En ese ambiente de efer-

(27) Cf. J. C. MAINER: O.C. y A. Ruiz SALVADOR: O.C.


(28) Cf. M.' D. Gómez MOLLEDA: 0.C. e I. TURIN: La educación y la escuela...
(29) Cf. J. C. MAINER: O.C.

105
vescencia académica era lógica la buena como objetivos «despertar la actividad per-
acogida que debían encontrar iniciativas sonal del alumno, suscitar su interés, con-
del tenor de la Extensión Universitaria. vertirlo en la obra de la enseñanza», ya
En apoyo de nuestra observación sobre que su propósito final no consistía simple-
la multiplicidad de impulsos renovadores mente en transmitir conocimientos, sino en
confluyentes en la Extensión Universitaria formar «hábitos de estudios, gusto por la
citaremos solamente algunos ejemplos. ciencia, respeto y amor hacia las cosas ele-
Además del ya mencionado de Zaragoza, vadas, consideración por lo que al igno-
podernos referirnos a la influencia del Ate- rante le parece inútil, cultura, en suma,
neo Obrero en la puesta en marcha de la cultura y educación, despertando de paso
experiencia de Barcelona. En Madrid, la corrientes de solidaridad social». Pero el
Extensión Universitaria fue puesta en mar- más apropiado y eficaz de los cuatro, el
cha por el Ateneo Científico, Literario y Ar- más importante, sería sin duda el curso,
tístico. En Valencia, la Extensión iniciada por permitir aprender no solamente he-
por la Universidad coexistió con la Univer- chos, sino también métodos y plantea-
sidad popular, creada por Blasco Ibáñez y mientos generales, por favorecer el papel
su partido fusionista republicano. En Mála- activo del alumno, por fomentar el contac-
ga fue la Sociedad Económica de Amigos to interpersonal entre maestros y discípu-
del País quien organizó la Extensión y en los. La conferencia, el discurso aislado, la
Jerez los catedráticos del Instituto. Como lectura pública, siendo métodos adecua-
puede apreciarse, fueron diversas, y de dos para una fase inicial, en ningún modo
distinta tendencia ideológica o política, las debían tomarse como los únicos recursos
personas e instituciones que impulsaron la existentes3° (Posada, 1903a).
Extensión, por lo que no extrañara la hete- Con esas ideas como programa de ac-
rogeneidad de planteamientos, actividades tuación, es fácil comprender por qué la Ex-
y desarrollo del movimiento. tensión española no creó «settlements» u
En términos generales, puede decirse otro tipo de instituciones semejantes. Al
que la Extensión se limitó a impartir una contrario que en el caso de Inglaterra, donde
serie de conferencias, clases aisladas o, a grupos de profesores y alumnos se traslada-
lo sumo, cursos breves, a pesar de que sus ron a vivir a los barrios obreros, los miem-
animadores fueran conscientes de la insu- bros de la Extensión española lo más lejos
ficiencia de tales prácticas . Sistematizando que llegaron fue a los locales de las socie-
los métodos más adecuados para la tarea dades obreras .... para dar alguna confe-
de educación popular emprendida por las rencia o mantener una velada cultural.
universidades, Adolfo Posada, siguiendo a A pesar de los alegatos de Posada —y
Stuart, proponía cuatro: el curso, es decir, de otros profesores que tomaron parte en
una serie de lecciones dedicadas al estudio el movimiento— la Extensión española no
detenido de una materia; el compendio o consiguió rebasar ciertos límites. Las noti-
sumario impreso de las lecciones imparti- cias que poseemos apuntan a un tipo de
das; el ejercicio escrito o ensayo, redactado actuación fuertemente influida por los mo-
por el alumno y corregido y criticado por dos académicos de transmisión del saber,
el profesor; y la clase o lección de diálogo teñidos de un evidente —aunque incons-
entre maestro y discípulos sobre los temas ciente— paternalismo. Fue obra de grupos
del curso. Todos ellos debían marcarse más o menos aislados de profesores, y a

(30) A. POSADA: «La Extensión Universitaria y sus métodos de enseñanza», La Revista Socialista, núm. 7,
1903, pp. 198-203.

106
veces de estudiantes, imbuidos de su «mi- social o política. El simple hecho de reali-
sión social» hacia el pueblo. No pasaron zar esta advertencia demuestra que el ries-
de organizar conferencias, fundamental- go existía. Quizás la experiencia de otros
mente; en otros casos, de programar cur- países, en que aquélla y éstas no coexis-
sos breves o preparar visitas colectivas de tían tan armónicamente como Posada que-
carácter histórico-artístico o científico. ría, inspiraba sus palabras.
Toynbee-Hall se convirtió en un espejis- Si bien es cierto que en algunos países
mo, una utopía, que no llegaría a plasmar- como Francia o Bélgica existió un divorcio
se en la realidad nacional, ni tan siquiera a entre ambos tipos de experiencias, ése no
intentarse. El tantas veces mentado modelo fue el caso de España. Extensión y Univer-
inglés permanecería inalcanzable. sidades Populares mantuvieron aquí una
notable cercanía, cuando no identidad.
Así, por ejemplo, los cursos abiertos ofreci-
LAS PRIMERAS UNIVERSIDADES dos en la Universidad de Oviedo con ca-
POPULARES ESPAÑOLAS rácter regular y con público constante son
calificados por Sela como un «embrión de
Universidad Popular». Y las Memorias de
En un artículo publicado en 1903, la Extensión Universitaria también inclu-
Adolfo Posada establecía una distinción yen datos de Universidades Populares bajo
entre la Extensión Universitaria y las Uni- el encabezamiento genérico de «Extensión
versidades Populares, de acuerdo con la Universitaria en Esparta» (Sela, 1910a). Por
dirección fundamental de su impulsora otra parte, unas y otras fueron a menudo
(Posada, 1903b). Según su criterio, la pri- englobadas en una única categoría, reci-
mera se dirigía de arriba hacia abajo, desde biendo la denominación de «instituciones
las Universidades hacia el pueblo, mientras de educación postescolar», utilizando una
que las segundas seguían una orientación terminología no excesivamente feliz ni es-
ascendente, desde las clases populares ha- pecialmente precisa.
cia la cultura superior. Por medio de la Ex- Quizás el motivo de tal cercanía haya
tensión, las Universidades desarrollarían su que buscarlo en la adscripción reformista
«misión civilizadora», llevando a todas de la mayoría de sus promotores, aunque
partes de la sociedad «la luz, la cultura, la ello no implicase en modo alguno su uni-
educación del espíritu». Las Universidades formidad ideológica o política. Pero no
Populares, por su parte, llevarían a cabo la cabe duda de que, conservador o progre-
«autorregeneración» del pueblo, permi- sista, el reformismo español constituyó una
tiéndole disfrutar de los bienes culturales vía bastante homogénea de actuación en el
superiores. Una y otras deberían actuar de ámbito social. Y esa relativa homogenei-
manera complementaria, sin plantear anta- dad se dejó notar en la semejanza de la Ex-
gonismo entre ambas. tensión Universitaria y las Universidades
Pero el propio Posada introduce en su Populares desarrolladas en ese periodo de
discurso una llamada de atención, conside- entresiglos, motivadas unas y otras por el
rando que «sería una locura oponer ambas impulso reformista a que ya se ha hecho
corrientes», ya que ello podría conducir a referencia. A diferencia de otros países, no
encerrar a la Extensión en un mundo ofi- existió en España oposición profunda en-
cial y cerrado y a convertir a las Universi- tre ambos tipos de instituciones, lo que se
dades Populares en focos de propaganda manifiesta en su presencia conjunta en

(31) A. POSADA: «La Universidad y el pueblo», La Revista Socialista, núm. 6, 1903, pp. 177-182.

107
muchos actos, como la Asamblea de el caso de Madrid. Aunque encontrase una
educación postescolar celebrada en oposición frontal por parte de los sectores
Oviedo en 1907. La constitución de un conservadores de la ciudad, el proyecto
embrión de Extensión o de una Universi- contaría con una acogida favorable entre
dad Popular dependió a veces de factores los liberales y republicanos valencianos y
aleatorios, como la presencia o ausencia con una actitud oscilante entre la reticencia
de Universidad en la localidad o la mayor y el apoyo moderado de parte de los gru-
o menor conciencia social de los claustros pos anarquistas.
universitarios. Aun surgiendo en una ciudad que ya
Las organizaciones obreras, que po- había desarrollado una experiencia de Ex-
drían haber contribuido a radicalizar las tensión, no se opone a los objetivos últi-
Universidades Populares o haberse opues- mos de ésta, sino tan sólo a su estrategia.
to a un proyecto sociocultural de origen Así, Blasco Ibáñez intenta, al igual que
burgués, se mantuvieron generalmente al aquélla, acercar al obrero a la cultura y
margen suyo, creando sus propios centros proporcionarle instrucción, permitiéndole
educativos. Mientras que, por ejemplo, los regenerarse. También pretende fomentar
anarquistas Elías y Eliseo Reclus promovie- la apertura de espacios de colaboración in-
ron la creación de la Universidad Popular terclasista. Quizás la diferencia fundamen-
de Bruselas, el anarquismo español mantu- tal entre ambas iniciativas radique en que
vo sus propios Ateneos, rechazando la co- la blasquista no surge de la Universidad,
laboración interclasista. Y tampoco el aunque colaboren en ella algunos universi-
socialismo participó en la creación de Uni- tarios y el propio Blasco visite al Rector de
versidades Populares, aun cuando colabo- la Universidad de Valencia para solicitar su
rase con algunas de las existentes. colaboración.
En consecuencia, las Universidades La historia de la Universidad Popular
Populares españolas estuvieron muy cerca- de Valencia está determinada por las cir-
nas en sus planteamientos, objetivos y es- cunstancias concretas que vivieron los par-
trategias al movimiento de Extensión tidos republicanos de la ciudad. Así, tras
Universitaria. Los promotores de unas y una brillante y corta primera época de con-
otras tenían la misma extracción social, ferencias, en 1903, el proyecto sufrió un
cuando no llegaban incluso a constituir un parón debido a la escisión de los republi-
mismo grupo. También su estilo de actua- canos que la sustentaban. En 1906 volvía a
ción fue similar, así como los temas abor- funcionar, siguiendo una línea de actua-
dados y los métodos utilizados en su tarea ción semejante a la anterior, aunque con
educativa. menos fuerza. En 1909 celebraba un nuevo
La primera Universidad Popular que se ciclo de conferencias, seguido de un nue-
crea en España es la de Valencia, por ini- vo declive e interrupción, para resurgir en
ciativa de Vicente Blasco Ibáñez y de su 1914. Su vida languideciente, con fases de
Partido de Fusión Republicana32 (Esteban reanimación, se mantendría hasta 1928,
& Lázaro, 1985). Estamos aquí en presen- por lo menos.
cia de un reformismo de signo populista y Aunque su proyecto inicial incluía dis-
adscripción republicana, diferente del cursos, conferencias y actos diarios, la reali-
practicado por otros grupos promotores de dad de sus actividades fue menos
Universidades Populares, como podría ser espectacular. En general, se redujo a ofre-

(32) Cf. L. ESTEBAN y L. M. LÁZARO: La Universidad Popular de Valencia, Valencia, Universidad de Valen-
cia-Depto. de Educación Comparada e Historia de la Educación, 1985.

108
cer conferencias en una o dos sesiones, so- La tercera Universidad Popular de las
bre temas muy diversos, entre los que existentes a comienzos de siglo, la de Ma-
destacaban los de medicina e higiene po- drid, fue creada en 1905, por iniciativa de
pular y los de divulgación científica o ar- un grupo de jóvenes miembros del Ateneo
tística. Su local fue el Casino republicano madrileño. El análisis de las características
y su auditorio, de obreros y personas de personales de este grupo, que ha podido
la pequeña burguesía y de las clases me- realizarse con cierto detalle, permite ex-
dias. Como puede apreciarse, sus caracte- traer algunas conclusiones interesantes
rísticas fueron semejantes a la Extensión acerca de quiénes y cómo eran los promo-
Universitaria que se exponía en el aparta- tores de este tipo de instituciones. En ge-
do anterior. neral, podemos decir que la Universidad
En esos mismos años existió en Valen- Popular de Madrid fue obra de un grupo
cia una Universidad Popular Católica, posi- pequeño de personas, aunque contó con
blemente creada por un reflejo defensivo el apoyo de bastantes otras (tuvo 104
de los sectores confesionales" (Ruiz Rodri- miembros fundadores). Entre ellos desta-
go, 1982). Abierta en noviembre de 1906 y can pocos nombres de personalidades po-
activa hasta, por lo menos, 1915, sus carac- líticas o culturales, lo que hace que se
terísticas fueron muy diferentes a otras ex- llegue a definirlos en el Congreso como
periencias aquí mencionadas. A pesar del «unos jóvenes desconocidos, que no te-
nombre adoptado, sus propósitos, su enfo- nían más que su aliento y voluntad>' m (Dia-
que y su estilo encajarían más bien en los rio de Sesiones, torno VI, núm. 173, 1906:
modos de actuación del catolicismo social 2184). Anicelo Sela, por su parte, reconoce
que antes se analizaban, compartiendo el la presencia entre ellos de antiguos alum-
proyecto de recristianización de la clase nos de Oviedo. Del análisis de sus datos
obrera que inspiró la mayor parte de sus personales se deduce que casi la mitad
realizaciones. Por ese motivo, no debe ser eran abogados, abundando también los
equiparada sin mas a las otras Universida- dedicados al arte, las humanidades, el pe-
des Populares que aquí se presentan. riodismo o la enseñanza. Escaseaban entre
La Universidad Popular de La Coruña ellos, en cambio, los científicos e ingenie-
es la menos conocida de las creadas en es- ros, así como los funcionarios públicos. En
tos arios cíe comienzos de siglo. Se creó en su casi totalidad, se traba de varones.
1906 por iniciativa de algunos miembros Como puede apreciarse, se trataba de un
cle la Reunión Recreativa e Instructiva de grupo socialmente bastante homogéneo.
Artesanos, centro coruñés que agrupaba a El simple hecho de contar en una alta pro-
personas de la clase media y que desarro- porción con un título universitario, en un
llaba una actividad semejante a otros Ate- momento histórico en que sólo una pe-
neos, Casinos y pírculos extendidos por queña parte de la población podía acceder
España. Mantuvó relaciones con distintas a la universidad, resulta muy relevante.
sociedades obreras gallegas y con las ini- Además, no aparece ningún obrero entre
ciativas de Extensión allí desarrolladas. Sus ellos. Así pues, los promotores de la Uni-
actividades se redujeron a conferencias, versidad Popular madrileña eran un grupo
aisladas o en ciclos, cursos regulares y ex- de varones de la burguesía media, con al-
cursiones instructivas. Su vida es, de todos gún nombre que revela una procedencia
modos, poco conocida. superior y dedicados en su gran mayoría a

(33) Cf. C. Ruiz RODRIGO: OC.


(34) Diario de Sesiones, tomo VI, núm. 73, 1906, p. 2184.

109
las profesiones liberales o trabajando para subvenciones, generalmente pequeñas y
el Estado. Esa descripción no debe distar esporádicas, de instituciones públicas, en-
mucho de la que podría hacerse para ca- tre las que destacan el Ministerio de Ins-
racterizar a los promotores de otras expe- trucción Pública y el Ayuntamiento de la
riencias de Extensión en ese período. capital. No cabe duda de que dicha situa-
También al igual que en otras iniciati- ción debía constituir un importante freno
vas semejantes, las dos ideas básicas que para el desarrollo de este tipo de iniciati-
inspiraron la actuación de la Universidad vas, que hubieran requerido bases econó-
Popular de Madrid fueron las de realizar micas y materiales más sólidas.
una obra de educación social, utilizando Estas son las Universidades Populares
para ello una gama relativamente amplia que recibieron expresamente dicha deno-
de recursos didácticos, y la de mantener minación y que funcionaron en la España
una explícita neutralidad en cuestiones de entresiglos. Como es sabido, hubo ex-
ideológicas, políticas y religiosas. Coinci- periencias posteriores, avanzados los arios
dieron en ellas con los principios de actua- veinte y durante la Segunda República,
ción del reformismo social español, tal pero sus características fueron ya bastante
como se exponía anteriormente. diferentes.
Las actividades de la experiencia ma-
drileña se agruparon en varias categorías.
Por una parte, celebraron conferencias y CRISIS Y LIMITACIONES DEL
sesiones musicales en varios centros ins- MOVIMIENTO DE EXTENSIÓN
tructivos, de carácter profesional o cultural,
en algunos centros de enseñanza y en cír-
culos republicanos y socialistas. La mayor Como se exponía en las primeras lí-
parte de los conferenciantes eran los pro- neas del trabajo, la trayectoria del movi-
pios miembros de la Universidad Popular. miento de Extensión estuvo tan cargada de
Por otra parte, organizaron visitas colecti- ilusiones como de limitaciones y contradic-
vas a los principales museos de la capital, ciones. A lo largo de las páginas preceden-
con grupos de dimensiones reducidas aun- tes se han expuesto las ideas y los
que variables. En tercer lugar, organizaron propósitos que animaron al movimiento,
clases regulares de instrucción elemental los objetivos que se pretendían lograr a tra-
para mujeres con escasa educación. vés suyo y las experiencias desarrolladas.
Estas actividades, al igual que ocurrió En suma, se ha hecho amplia mención a
con otras experiencias semejantes, fueron sus ilusiones. Aunque también se han es-
desarrolladas con muy escasos recursos. bozado algunas de sus limitaciones y con-
Sin duda, el voluntarismo y el entusiasmo tradicciones, quizás valga la pena
de sus promotores fueron los principales extenderse un poco más en éstas, para ex-
elementos impulsores del proyecto. No plicar por qué un movimiento que surgió
sólo actuaban desinteresadamente, sino con tanto ímpetu sufrió un rápido declive
que en ocasiones tuvieron que conseguir al cabo de pocos arios.
fondos para llevar a cabo sus actividades. Los motivos de la crisis deben buscar-
Sus únicos ingresos fijos eran las cuotas de se tanto en las condiciones externas al mo-
los socios y las aportaciones mensuales de vimiento como en las internas. Entre las
sus miembros asociados. En alguna oca- primeras hay que comenzar mencionando
sión recurrieron a organizar galas benéfi- la evolución registrada por el reformismo
cas para conseguir recursos, como la español a partir de comienzos de siglo. El
celebrada en el Teatro Español de Madrid ambiente creado por el «Desastre» y el re-
en 1905. Además, coritaron con algunas generacionismo de finales de siglo produ-

110
jeron la energía suficiente para poner en Inglaterra e intentaba extraer conclusio-
marcha las iniciativas que liemos presen- nes aplicables a nuestro país" (Altamira,
tado, impulsando los sentimientos refor- 1905). En opinión del catedrático refor-
mistas y pedagogistas que sustentaron la mista e institucionista, la crisis estaba
Extensién. Pero después cle una primera provocada por el incumplimiento de su
fase de entusiasmo, los ánimos se fueron principal objetivo: la atención cultural a
enfriando y las experiencias iniciadas la clase obrera. En los dos países anali-
fueron descuidándose o incluso abando- zados, el público de la Extensión estaba
nándose. Por otra parte, los sucesos cle compuesto por personas pertenecientes
1909 en Barcelona, la llamada «Semana a la pequeña y media burguesía, con no-
Trágica», provocarían una importante cri- table afluencia de maestros, empleados y
sis política, que empujaría a algunos refor- mujeres jóvenes, más que de obreros
mistas a revisar sus posiciones políticas propiamente dichos. Entre las causas de
anterior. La nueva (y más grave) crisis políti- la crisis, Altamira destacaba la iniciativa
ca de 1917 terminaría de orientar los ánimos burguesa y no obrera del movimiento (que
en esa dirección, cerrando lo que algunos encontraba justificada, dada la incultura
historiadores han denominado la época «re- popular existente), la incapacidad para
visionista» de la historia española. atraer la atención del público obrero (es-
Por otra parte, si en la coyuntura de pecialmente tras una larga jornada labo-
entresiglos las organizaciones obreras eran
ral), la inadecuación de los programas y de
más débiles y aún habían desarrollado los métodos pedagógicos adoptados (que
poco su aparato ideológico, cultural y edu- calificaba de excesivamente académi-
cativo, para la segunda y tercera décadas cos, intelectualistas y retóricos) y el
del siglo las condiciones habían variado descuido de otros ámbitos, como la for-
sustancialmente. Habiendo construido sus mación profesional36.
propios modelos de actuación, en kt línea Por los datos que poseemos, la Ex-
de lo expuesto más arriba, la colaboración tensión española sufrió circunstancias se-
con la burguesía reformista fue perdiendo mejantes a las expuestas. El propio
importancia, hasta casi desaparecer. Ello Altamira afirma que «en España, sabido
fue especialmente visible en el caso de las es que la burguesía nutre en buena parte
organizaciones anarquistas, que pronto en- el auditorio de la Extensión» (Altamira,
traron en una dinámica de revuelta y re- 1905). Hecho que confirma Seta en la
presión, que provocaría una importante Memoria de la Extensión ovetense del
radicalización de sus posiciones políticas y curso 1904-1905, cuando señala que la
sociales. matrícula de miembros de las clases po-
Pero no sólo puede hablarse cle causas pulares ha descendido mucho (Sela,
externas en el declive de la Extensión. En 1990a, 98), y que inspira duras palabras en
los mismos años en que se desarrollaban el zaragozano Eduardo Ibarra: «La exten-
muchas de estas iniciativas ya se hablaba sión universitaria, hablando claro y no hin-
internacionalmente de la crisis del movi- chándola, (...) va resultando un fracaso en
miento. En 1905, Rafael Altamira publicaba España (...) los obreros, cuando acuden, al
un célebre artículo, en el que analizaba las poco tiempo desfilan; no falta buen deseo
dificultades experimentadas en Francia e en los que enseñan, suele faltar más en los

(35) R. Aurnmilin: 4..a crisis de la Extensión Universitaria», Nuestro Tiempo, núm. 52, 1905, pp. 453-462.
(36) La argumentación de Altamira está en buena parte basada en la obra de hlaurice Dukamel, L'educa-
ttotz soctale et l'écbec des Ihfiversités Populatres, publicada en París en 1904.

111
que aprenden»37 (Ibarra, 1907). En el caso conciencia de su limitada incidencia aca-
de algunos militantes obreros, como el so- baría produciendo a la larga el desánimo
cialista Julián Besteiro, dicha crítica alcanza de los jóvenes universitarios. Las declara-
términos contundentes: «Salvo honrosas ciones públicas realizadas en ese sentido
excepciones, los profesores de la Universi- en torno a 1905-1908 demuestran que el
dad Popular no pueden ofrecer a los voluntarismo que impulsó al movimiento
obreros otra cosa que sesiones de hipno- estaba próximo a su fin.
tismo, por supuesto, sin sugestión. No Tras el auge registrado por :a Exten-
pueden seguir una idea porque no la tie- sión española entre 1898 y 1908, la segun-
nen; no pueden despertar una pasión da década del siglo contempla la práctica
porque carecen de ellas (...) son ejempla- extinción del movimiento. La celebración
res corrientes de nuestra clase media, de del Tercer Centenario de la Universidad de
esta clase media sin personalidad y sin Oviedo, en 1908, constituyó la ocasión
carácter»38 (Besteiro, 1907). propicia para reunir a los representantes
Por lo que hemos podido deducir, la del movimiento. No obstante, también sig-
realidad debió de ser más o menos la si- nificó en cierta medida su clausura. La pre-
guiente: en los primeros momentos, la sencia mayoritaria en la reunión de
asistencia de obreros fue numerosa, debi- instituciones de educación popular ajenas
do a la curiosidad, el interés, la convicción a la Extensión venía a demostrar la nueva
u otros motivos de diversa naturaleza. tendencia que se apuntaba. En los años su-
Pero, con el paso del tiempo, el público cesivos, la mayor parte de las experiencias
disminuiría notablemente en las conferen- citadas desaparecen y otras languidecen.
cias y algo menos en los cursos. En ambos Las nuevas que aparecen lo hacen gracias
casos, permanecería un núcleo estable de a algunas ayudas concedidas por el Minis-
asistentes, junto a un grupo transeúnte, en terio de Instrucción Pública a los profeso-
rotación continua. Ese núcleo estable de- res implicados en estas tareas, lo que tuvo
bió de ser reducido, por los datos que te- un efecto burocratizador, lejano a los pro-
nernos, aunque con una fuerte motivación pósitos del período fundacional". Y el pa-
e interés. No obstante, hubo casos extre- ralelo auge de otro tipo de iniciativas de
mos en los que se debió suspender alguna educación popular y del asociacionismo
actividad por falta de asistentes. Valorada obrero evidenciarían la expansión de nue-
en conjunto, la incidencia social del movi- vos planteamientos y estrategias. El amplio
miento fue limitada, reduciéndose a algu- conjunto de factores analizados explican
nos centenares de alumnos, pocos de ellos suficientemente el fin de esta «década do-
obreros. Esa realidad provocaría diversas rada» de la Extensión española.
reacciones entre los promotores de la Ex- En épocas posteriores, en torno a
tensión, que oscilaron entre la complacen- 1919-1920 vuelven a aparecer nuevas Uni-
cia y la autocrítica. No obstante, la versidades Populares, entre las que destaca

(37) R. ALTAMIRA: oc.; A. San: Universidad de Oviedo..., p. 98 y E. IBARRA: «La instrucción social de los
obreros», Ateneo, vol. XIV, 1907, pp. 152-158.
(38) J. Brsremo: «Los triunfos de la UP», El Intransigente, 6 abril 1907.
(39) Pueden señalarse, por ejemplo, las Reales Ordenes de 13 y 16 de junio de 1911, dictadas por el Go-
bierno Canalejas, disponiendo que «se estimen como servicios preferentes los que se refieran a la extensión
universitaria y, en general, a la educación popular en beneficio de las clases obreras», retribuyéndose en con-
secuencia tales actividades, y que deben estar en el origen de un cierto reverdecimiento experimentado en 1911
y 1912.

112
la de Segovia 4 ° (Guereña, 1994). Y en la nueva estrategia sociocultural de las clases
Segunda República, la actividad desple- medias se insertaba en el proyecto políti-
gada por las organizaciones de estudian- co republicano, que le prestaba una base
tes republicanos hizo florecer nuevas más sólida que la anterior y unos objeti-
Universidades Populares, al estilo de la de vos más definidos y alcanzables. Por ese
Sevilla 4 ' (Núñez Gil & Collado, 1985). No motivo, la experiencia de las Universidades
obstante, las características de unas y Populares desarrolladas en los años treinta
otras serian ya bastante distintas a las apa- merece un análisis independiente, que des-
recidas en el periodo de entresiglos. La borda los estrictos límites de este trabajo.

(40) Cf. J.-L. GUERENA: «Antonio Machado y la Universidad Popular segoviana», en P. Auno« (ed.): Anto-
nio Machado Hoy (1939-1989), Madrid, Casa de Velázquez, 1994, pp. 271-308.
(41) Cf. M. NÚÑEZ GIL y M. COLLADO BRONCANO: «La Universidad Popular de Sevilla (1933-36): una labor
de extensión universitaria», en 71 la International Standing Conference jor ¡he History of Education, Salamanca,
1985, vol. I, pp. 505-517.

113
e
LA UNIVERSIDAD ESPAÑOLA DEL 98 AL 23:
PENSAMIENTO, LEGISLACIÓN, PRENSA
MARÍA NIEVES GÓMEZ GARCÍA (*)

Unos versos de Antonio Machado, de bien pudiera estar en la tensión entre esos
su poema El dios Íbero, pudieran servirnos dos sentimientos, aguardar y temer, y esas
de introducción en nuestro intento de pe- dos actitudes, adoración y blasfemia. Los
netrar en el espíritu de esos arios que, en- años siguientes pondrán de manifiesto que
marcando la fecha simbólica de 1898, sólo lenta y pausadamente el Señor de la
constituyen el final del siglo XIX y el prin- ruina empieza a ser sustituido por el Señor
cipio del siglo XX. Pues, sólo si entende- del conocimiento.
mos de qué manera la España de esta Porque, efectivamente, la historia del
época se calibró a sí misma y a sus veci- primer cuarto de siglo nos permite com-
nos, tendremos posibilidad de acercarnos probar el cambio que empieza a experi-
a la institución educativa universitaria, que mentar España, anclada durante todo el
en cierta forma fue el crisol de todo el cú- siglo XIX en las estructuras del Antiguo Ré-
mulo de ideas emanadas de pensadores, gimen. Cierto que en ese siglo los enfren-
políticos y escritores, a los que se conoció tamientos, a veces cruentos, por la conquista
y a los que se conoce como «generación de un sistema político y social basado en el
del 98»'. Y ver cuál fue el proceso cíe esa uso cíe la libertad individual fue una cons-
universidad hasta otra fecha también signifi- tante. Y que, desde la Constitución de
cativa: 1923. Dicen así los versos menciona- 1812, a España le fueron familiares las nue-
dos: «Señor de la ruina,/ adoro porque vas corrientes del pensamiento europeo.
aguardo y porque temol con mi oración se Pero la consolidación de un sistema políti-
inclina / hasta la tierra un corazón blasfemo». co constitucional fue un proceso largo y
Ciertamente que arrancados de su contexto costoso que ni siquiera se cumple con el
son aún más terribles y significativos, porque reinado de Alfonso XIII. Aunque necesario
suponen el grito de rebeldía frente a la ruina es reconocer que durante los arios que
de siglos pero ya sin miedo de reconocer la dura su monarquía ocurren una serie cle
causa: aguardar y temer. Y, repasando los es- acontecimientos tan determinantes, que
critos de regeneracionistas y reformadores, para el español cle este período resultó
institucionistas y sobre todo «noventayo- cada vez más difícil vivir al margen de Eu-
chocentistas», la clave de la España del 98 ropa. Y la necesidad de identificar la pro-

(') Universidad de Sevilla.


(1) J. L. BERNAL N1uÑozi ¿Intento o realidad? La generación española de 1898, Valencia, Pre Textos, 1996.


Revista de Educación, núm. Extra (1997), pp. 115-135 115
pia conciencia nacional, sentida desde los bres universitarios. Sólo que la concepción
primeros momentos y consecuencia en de Universidad había dejado de ser unívoca
parte del fracaso español del «98», fue de- y Francia, Alemania e Inglaterra, por citar a
rivando hacia una nueva consideración de los países europeos más significativos,
conceptos, otras veces tan precisos, corno ofrecían modelos diferentes para esta insti-
Monarquía, Estado, Nación, Universidad y tución que, durante el primer cuarto de si-
Educación, entre otros. 2 Los intelectuales glo, hizo grandes esfuerzos por integrarse
de primeros de siglo, emparentados algu- en una nueva sociedad europea donde la
nos con los institucionistas y por lo mismo democratización de las instituciones se
deudores del pensamiento gineriano, se ofrecía como una realidad cercana. Con la
constituyen en un grupo crítico que sigue influencia de un estilo diferente como fue
considerando la educación como el instru- el iniciado por Estados Unidos.
mento imprescindible para cambiar el país, Así, la España prendida en el 98 arran-
pero a su vez no aceptan otro compromiso ca de la mano de una nueva concepción
que el de denunciar los «males» que el del mundo y del hombre, que se expresara
país tiene, con lo que la dialéctica negati- no sólo en las obras científicas y literarias
va, útil sin duda, a veces, se constituyó ella de los autores más representativos, sino en
misma en el obstáculo mas fuerte en el ca- la política desarrollada por sus gobiernos,
mino de la transformación real cle la socie- formulada, a su vez, en toda una serie de
dad española. Pero, a pesar de ello, tal documentos legislativos y, al mismo tiem-
actitud supuso poner en entredicho situa- po, en el medio de comunicación entonces
ciones y valores, paso desde luego necesa- más éficaz como era la prensa diaria. Y en
rio tanto para el cambio, como para relación con la universicbd, los tres indica-
reforzar las distintas convicciones. dores mencionados en el título, Pensa-
En este sentido hablan y escriben so- miento, Legislación y Prensa, o lo que es
bre educación y sobre los distintos niveles lo mismo, Ciencia, Política y Opinión, bien
de enseñanza, planteando nuevos modos pudieran ser los canales de acercamiento a
de organización tanto internos como exter- lo que fue la institución universitaria espa-
nos. Pero, sobre todo, se refieren a la Uni- ñola en el período mencionado.
versidad, pues siguen pensando que en la Introduciendo el Pensamiento, sin
reforma de esta institución y en el cumpli- duda que Giner de los Ríos, Angel Ganivet,
miento de sus fines puchera estar la solución Joaquín Costa y Pérez Galdós son quizás
de muchos de los problemas detectados. No los escritores que con sus ideas abren el
en balde se formaban en ella los hombres camino a los genuinos representantes del
que, según el modelo político vigente, ocu- 98: Miguel de Unamuno, Pío Baroja, Azo-
parían los principales puestos de la adminis- rín, Antonio Machado y Ramiro de Maeztu.
tración. Reformar la Universidad significaba Ciertamente que no todos ellos hablan de
ser fiel al lema de «reformar desde arriba», la Universidad e incluso sólo uno de ellos es
que la política de Cánovas había instaura- profesor universitario, pero, incluso, sin
do. Y la Universidad tenía que variar para mencionar tal institución, sus escritos se re-
que cambiara el país, porque desde la in- fuerzan entre sí de forma que los que sí
fluencia de esa institución se extendía tan- dedican toda o parte de su obra a analizar
to a la enseñanza secundaria como a la ese nivel educativo encuentran en la de
primaria, ya que los responsables de la po- sus compañeros de generación personajes
lítica educativa eran, por lo general, hom- o ideas que avalan sus propias reflexiones.

(2) INMAN Fox: La intención de España. Nacionalismo e identidad nacional, Madrid, Cátedra, 1997.

116
Que a su vez enlazarán con otra genera- acerado crítico que rechaza el modelo pro-
ción quizás más «universitaria», la del 14, fesionalizante y burocratizado, heredado
pero que sin duda se alimenta de sus de los reformadores universitarios napoleó-
ideas, aún cuando no se sientan identifica- nicos, que han transformado la Universidad
dos con ellas', pues los escritos de Eugenio en un centro expendedor de titulaciones
D'Ors, Ortega y Gasset, Salvador de Mada- donde exámenes y oposiciones se convier-
daga, Gregorio Marañón, Bonilla San Mar- ten en los problemas más importantes de
tín, García Morente, por citar algunos de la vida académica. Y donde la formación
los nombres más conocidos, son en algún no tiene especial interés, por lo que en re-
sentido complemento de los anteriores. Y alidad, como espacio educativo, permane-
a través de ellos pudiéramos encontrar la ce cerrado a los problemas radicales de la
visión que de la Universidad tiene el inte- sociedad, ya que Giner piensa que no se
lectual español del primer cuarto de siglo. produce «la acción directa de la Universi-
En Giner de los Ríos, que publica di- dad fuera de sus aulas» a no ser a través de
versos escritos sobre la institución univer- la profesionalización que conlleva en mu-
sitaria, entre ellos Pedagogía Universitaria, chas ocasiones falta de cultura y escasa ac-
aparecido en 1905, gravita la tradición ale- ción social. Visión quizás demasiado
mana pero sobre todo la anglosajona, pues simplificadora pero que sin duda hemos
tiene por su formación krausista una gran de tener en cuenta, pues no en balde Gi-
admiración por la investigación científica, y ner nos aparece como uno cle los profeso-
la Universidad de Humboklt es referencia res universitarios con más influencia en las
obligada. Pero su propio carácter de maes- ideas pedagógicas de nuestro siglo.
tro, más que de «Herr Professor», le hacen El pensamiento de Miguel de Unamu-
acudir al modelo de Universidad cuya no, quizás el más destacado representante
principal misión habrá de ser la de «formar de la generación del 98, y su experiencia
hombres». Y, por otra parte, su sentido de como profesor de la Universidad, preocu-
la libertad no le hace fácil aceptar el papel pado a su vez por los problemas diarios de
que el Estado tiene en las Universidades España, es una referencia obligada. Ya en
germánicas. Por lo que, sin renunciar a la la obra de Delgado Criado', en que se
ciencia como uno de los ejes fundamenta- analiza la carga educativa que tienen sus
les de la institución universitaria, insiste escritos, hay un minucioso estudio del
con más calor en la importancia que en la pensamiento unamuniano sobre la Univer-
Universidad ha de tener la enseñanza y su sidad española, sus proyectos e ideas de
calidad para el perfeccionamiento perso- reforma, poniéndose de manifiesto la im-
nal de los alumnos: «La Universidad ten- portancia que este universitario tuvo en el
dría más que carácter profesional (aunque ambiente cultural del momento. Y también
la obra de la ciencia es oficio humano más las diferencias con el fundador de la I.L.E.,
que otros), carácter general, constituyendo pues Unamuno, de acuerdo con Giner en
un nuevo grado del mismo proceso que la el rechazo de una Universidad profesiona-
escuela primaria y secundaria y en conti- lizada y profesionalizante, en su aversión
nuidad indivisa con ésta.»4 Por todo ello, por la burocratización de sus tareas, no lo
su opinión de la Universidad española en- está tanto en cuanto a la defensa que Giner
tre finales y principios de siglo es la de un hace de la autonomía universitaria, aunque

(3) R. jOIINSON: Fuego cruzado. Filosofía y novela en España, Madrid, Libertarias Pro Dultufl, 1997.
(4) F. GINER DE Los Rios: Pedagogía Universitaria. Problemas y noticias, Madrid, Espasa Calpe,1924, p. 24.
(5) B. DELGADO CRIADO: U1111M1M0 educador, Madrid, Editorial Magisterio Español, 1973.

117
perciba con una lucidez fuera de toda «en algunas facultades era frecuente el ab-
duda las causas de lo que considera deca- sentismo escolar: los alumnos preferían to-
dente situación de la Universidad española mar el sol a entrar en el aula. El número
de principios de siglo. Período éste en que de alumnos fue siempre bajo. Los testimo-
el análisis de las instituciones educativas va nios referentes a la Universidad coinciden
muy unido al enjuiciamiento político del en señalar el divorcio entre ésta y la socie-
sistema educativo. Pues, «superada la eu- dad, la despreocupación por los problemas
foria subsiguiente a las reformas educati- científicos, el dogmatismo conservador y
vas de los primeros años del siglo XX, la transmisor de la ciencia hecha, el anacro-
situación se complica. La falta de infraes- nismo de las instituciones, la penuria de
tructura adecuada, los escasos presupues- medios económicos, el iris ittencli et ablt-
tos, y el trato indiscriminado hacia las tendi de la cátedra, el formalismo, verbalis-
universidades de provincias, deja al descu- mo, y, en general, la languidez, e incluso la
bierto la inviabilidacl de los proyectos ministe- muerte, de las Universiclacles» 8 . Visión de
riales A ello se sumaba el agravante de la Universidad que coincide con la cle
excluir cíe la política educativa la opinión otros escritores no tan directamente impli-
previa de los claustros universitarios»6. cados en la vida universitaria, pero sí cons-
Efectivamente, de Unamuno es bien cientes de su situación y necesidad de
conocido su concepto, un tanto amargo, reforma 9 , que pensaban que existía una
de la Universidad que vive, de la que nos contradicción entre lo que de la Universi-
dirá: «Es, ante todo, una oficina del Estado, dad se esperaba y lo que en realidad esta-
con su correspondiente expediente didác- ba ofreciendo. Sin que las fórmulas
tico, porque la cátedra no es más que un defendidas por los reformadores krausistas
expediente. No hay claustros universita- hubiesen servido para alterar el ritmo de-
rios; no hay mas que una oficina, un cen- cadente cle la institución. O al menos ése
tro docente (tal es el mote) en el que nos es el sentir de la mayoría de los escritos de
reunimos al azar unos cuantos funcionarios, primeros de siglo, impregnados algunos de
que vamos a despachar, desde nuestra plata- ellos, eso sí, de cierto escepticismo.
forma —los que a ella se encaramen— el ex- Ese es el sentir del discurso que para
pediente diario de nuestra lección. Antes inaugurar el curso 1902-1903 pronuncia en
de entrar en clase se echa un cigarro, char- la Universidad Central Blas Lázaro e Ibiza,
lando del suceso del día durante el cuarto catedrático de la Facultad de Farmacia, en
de hora que de cortesía llaman. Luego se que se analizan los distintos problemas de
entra en clase [...1, se endilga la lección, y la Universidad española de primeros de si-
ya es domingo para el resto del día.» 7 Y no glo teniendo como referente la propia Uni-
es que Unamuno mirara con ojos pesimis- versidad Central. Y precisamente el no
tas la institución que para él representaba tratar un tema específico de su Facultad es
el propio espíritu del país. Es que la situa- ya un indicativo de hasta qué punto la si-
ción de la Universidad a primeros de siglo tuación universitaria se había transformado
no daba lugar a demasiadas dudas, pues en la principal preocupación de sus inte-

(6) I. VAnt.A: La Universidad de Santiago (1900-1923), A Coruña, E. Do Castro, 1989.


(7) M. DE UNAMUNO: «De la enseñanza superior en España», Revista Nueva, Madrid, v. I. 15-2 a 5-8 y y. II,
agosto a diciembre, Primera serie, 1899.
(8) B. DELGADO CRIADO: ob. cit., p. 51.
(9) J. COSTA: Reconstitución y europeización de España, Huesca, V. Campo, 1924; A. GAIsa y rn Idearium
español. El porvenir de España, Madrid, Espasa Calpe, Colección Austral, 1966.

118
grantes, con un juicio que pudiera ponerse lidad sólo permite como viables las modi-
en boca de cualquiera de los profesores ficaciones que obedecen a las variaciones
universitarios de ese tiempo: «Debernos del ambiente en que la vida se desenvuel-
pensar que las universidades no afectan a ve. El segundo y no menos grave es el que
la vida tan sólo por el influjo que puedan nace de la falta de recursos para llevar una
ejercer en la cultura y competencia del vida normal y desembarazada.»" Argu-
personal de ciertas profesiones [...I, idea mentos que son difíciles de rebatir.
muy menguada de lo que las universida- Más adelante, la generación del 14 cle
des deben ser el que no viese en ellas otra nuevo recupera los deseos de acción reto-
finalidad que la de una agrupación de es- mando muchas de las ideas expresadas
cuelas profesionales. Mucho mayor es la por los reformadores de finales del XIX,
trascendencia que puede reconocerse a la sobre todo cle Giner de los Ríos. E incluso
obra universitaria, por lo que influye en la el mismo Unamuno confía en que los ma-
formación de las clases directoras del por- les de la Universidad tengan solución al
venir.»'° A partir de ahí, el discurso analiza mismo tiempo que se termina con los «ma-
desde los edificios que tienen las universi- les de la patria» 12. Y aunque algunas de las
dades, obsoletos la mayor parte de ellos, el obras mas importantes sobre la Universi-
pobre y anticuado material de enseñanza, dad se escriban con posterioridad a 1923
la precaria situación económica de sus fun- (caso de Ortega y Gasset y su obra Misión
cionarios..., poniendo en entredicho la efi- de la Universidad, que tanta influencia ha-
cacia de la abundancia legislativa en bría de ejercer), durante los arios que ante-
educación universitaria: «No existe correla- ceden a la dictadura de Primo de Rivera se
ción entre la expedicción para legislar y los va consolidando la idea de una Universi-
progresos de la instrucción». Sin que por dad descentralizada, con autonomía aca-
lo demás se sienta demasiado convencido démica y regida en cada distrito por sus
de las ventajas de la autonomía universita- propios Estatutos, aunque con la ya reco-
ria pues al igual que le ocurría a Unamuno nocida disidencia de Unamuno que no
desconfiaba de la propia institución, tan cree que la autonomía sea un bien para la
enferma como el país: «Dos son los esco- Universidad, sino causa de provincianis-
llos contra los cuales naufragaríamos si en mol'. Sin embargo, se piensa por la mayo-
el acto se nos concediese una tan amplia ría de los universitarios que una de las
autonomía como la de las universidades causas del mal estado cle la Universidad
alemanas. Es el primero que las institucio- era, precisamente, su dependencia ciel po-
nes son organismos y que por tanto no der central, quizás recordando las teorías
pueden transformarse de un modo radical ginerianas sin duda en paralelo con el cli-
por sólo la virtualidad de una ley nueva, y ma político que cada vez se mostraba más
necesitan corno los organismos que estu- favorable al desarrollo de las autonomías
dian los biólogos, que sus modificaciones regionalistas. Con la autonomía, creían
sean lentas y graduales [...I, que la variabi- muchos, se ofrecía una nueva vía de sali-

(10) Discurso leído en la Universidad Central en la solemne inauguración del curso académico de 1902 a
1903, por el doctor D. Blas Lázaro e Ibiza, catedrático de la Facultad de Farmacia, Madrid, Imprenta Colonial
(Estrada Hermanos). C/Fuenterrabía, n.° 3, 1902.
(11) Ibídem, p. 50.
(12) M. DE UNAMUNO: Artículos olvidados sobre España, Londres, Támesis, 1976.
(13) M. DE UNAMUNO: «De la enseñanza superior en España», Revista Nueva, Madrid, vls. I y II, primera
serie, 1899.

119
da, pues con la entrega de la Universidad riografía, la filosofía y la medicina españo-
a cada ciudad aumentaba la responsabili- las, pese a la manifiesta anglofilia del pro-
dad de la misma con respecto a esta insti- pio Castillejo. A la hora de elegir un
tución, cuestión, por cierto, que apenas modelo de desarrollo universitario, el re-
fue tratada en los argumentos manejados chazo de la tradición francesa fue total
por los autonomistas para quienes el pro- (salvo en lo que concierne a órganos supe-
blema principal era desprenderse de los riores como la Ecole de Hautes Etucles o la
políticos de Madrid. Ecole Normale Supérieure) y así aparece en
Es cierto que la conciencia del distan- dos libros interesantes como La educación
ciamiento de la Universidad con respecto en Inglaterra (1919) de José Castillejo, o
de la ciudad seguía existiendo, pero el au- en su antítesis La mentalidad alemana.
mento paulatino de estudiantes en las dis- Ensayo de explicación genética del espíri-
tintas Universiclades, H así como el desarrollo tu alemán contemporáneo, que publica en
de la conciencia ciudadana, expresada al 1914 un exbecario de la Junta, Eloy Luis
principio desde la violencia pero con argu- André, enemigo jurado de cuanto olía a
mentos fundados en la justicia, 15 prepara- Institución Libre de Enseñanza [...] una de
ban una Universidad diferente, al menos las más curiosas y olvidadas figuras del
en la composición sociológica de sus estu- reformismo educativo» 16•
diantes. Indicio de que la educación supe- Las contradicciones, pues, se hacen
rior empezaba a ser concebida no sólo sentir y en una Universidad ciertamente de
como un bien al alcance de los que podían baja calidad aparecen sin embargo perso-
costeárselo sino como un derecho cle nalidades de gran relevancia y prestigio.
aquéllos que por sus cualidades se lo me- Caso de Ramón y Cajal, Menenclez Piclal,
recían. Se invoca la libertad de profesores Ortega y Gasset, o el propio Unamuno por
y alunmos, pero ya desde posturas mucho poner algunos ejemplos. Y, aunque la au-
más consolidadas que en los tiempos de tonomía decretada por Cesar Silió se supri-
las «cuestiones universitarias». Y, paradóji- me en un nuevo y no último intento cle
camente, fue precisamente en la primera centralización, se habla de la Universidad
década del siglo cuando, creada la Junta en la prensa más que en tiempos anterio-
de Ampliación de Estudios a instancias de res y los escritos sobre esta institución em-
los institucionistas, la Universidad españo- piezan a tener carácter cotidiano. Quizás
la empieza a tener relación con las euro- porque se entiende que la Universidad ha
peas, viajando como pensionados de la cle influir en la ciudad por otros derroteros
Junta algunos profesores distinguidos y no que los habituales, en que estudiantes y
sólo de la Universidad. «El prestigio del profesores parecían pertenecer a un mun-
Kulturkampf universitario germánico, con do aislado de la realidad. Pues, ;en qué
su organización entre estatal y privada, y medida podía influir un estudiante univer-
con el Seminario como célula de trabajo, sitario en el resto de la juventud del mo-
marcó indeleblemente la filología, la listo- mento? Es la pregunta que Giner se hará

(14) E. GONZÁLEZ RODRIGUEZ: Sociedad y educación en la España de Alfonso XIII, Madrid, Fundación Uni-
versidad y Empresa, 1988; I. VARELA: ob. cit.; A. YEEANO: La enseñanza en España (1900-1920), Barcelona, An-
tropos, 1988.
(15) J. L. GARCIA DELGADO: España entre dos siglos (1875-1931). Continuidad y cambio, Madrid,
Siglo XXI, 1991.
(16) J. NIAINER: la Edad de Plata: 1902-1931. Ensayo de interpretación de un proceso cultural, Madrid, Cá-
tedra, 1983, p. 183.

120
aunque sea implícitamente: «La mayoría demás, con lo que difícilmente se podía
de nuestros estudiantes pertenece a las cla- evitar el distanciamiento y la superioridad
ses medias, hace mucha vida de teatro, de desde los propios universitarios. Pues, su-
café, de casino, de Ateneo, a veces [...I. mido en esa contradicción, Maeztu afirma-
Suele tener, en una proporción media, los rá: «Las carreras liberales debieran ser
vicios y virtudes de la masa masculina de mucho más caras, si han de mejorarse los
nuestro pueblo»' 7 y la misma pregunta se estudios. El Estado no puede sostenerlas
planteará en relación con el profesorado, en la debida altura. Actualmente son bara-
«que ni se forma como tal en el doctorado, tas y malas. Los padres de familia debieran
ni demuestra después sus cualidades en ir haciéndose la idea de que tenemos que
aprendizaje alguno»18. pagar tres o cuatro veces más que ahora
Claro que de la falta de relación cíe la por las enseñanzas del Bachillerato, de la
Universidad con la sociedad no sólo tienen Filosofía y del Derecho. No hacen falta
la culpa los universitarios. Y Maeztu, inte- tantos Bachilleres, ni tantos juristas, ni mu-
lectual él mismo, escribirá: «¿No tienen los chos doctores en Filosofía y Letras. Lo que
intelectuales españoles parte de culpa en necesitamos es levantar el nivel de estos
su falta cle influencia? Que no tienen poder estudios.» Aún cuando añade: «Para ello
es evidente. Cualquier político les puede sería necesario encarecerlos para los pu-
dar un puntapié con relativa impunidad. dientes y multiplicar el número de los be-
El poder está en la Iglesia, en los ricos, en carios pobres.» 2° Ciertamente se trataba (le
los caciques y en los militares. Los intelec- un concepto de Universidad restrictivo y
tuales no lo tienen [...] La influencia de los de suyo aristocrático, pero a su vez lo sufi-
intelectuales depende, naturalmente, de cientemente idealista como para pretender
que tienen detrás a considerable parte del que tales cambios enunciados pudieran
pueblo, que les lee, les admira y aún les desarrollar la comunicación Universidad
vota cuando presentan su candidatura para ciudad, e incluso, Universidad-país, desde
unas elecciones [...I. Haced que haya en el una influencia de los «mejores».
Congreso de los Diputados cincuenta o se- Y el caso es que tal concepción cle
senta hombres distinguidos en la literatura Universidad suponía la aceptación de sus
o en la ciencia, y no sería posible que Una- orígenes, en que sólo los estudiosos se ad-
muno fuera destituido cíe la Rectoría de Sa- mitían como integrantes de tal corporación;
lamanca por una cuestión electoral»19. y que por lo mismo se estaba reivindicando
Cuestión ésta de la influencia social de la con toda coherencia la necesidad cle limi-
Universidad, dura y dificil, pues gran parte tar el ámbito de los estudios a los que tu-
del aislamiento se debía al individualismo vieran capacidad o poder económico para
que desarrollaron los que en minoría de- realizarlos, sin que tal propuesta pareciera
tentaban la cultura, pero que a veces era contradictoria. Pero los años posteriores
violentado por la propia situación social. pusieron de manifiesto que no se aceptaba
Pues ese ambiente individualista era ali- por las gentes el ser únicamente testigos y
mentado por una idea de Universidad se- no sujetos receptores del saber y de la
lectiva, formaclora (le los mejores que ciencia, haciéndose notar en tales fenóme-
tendrían la responsabilidad de dirigir a los nos la participación cada vez más acusada

(17) F. GINER DE Los RÍOS: La Universidad española, O.C.T. II, Madrid, Espasa Calpe, 1916, p. 136.
(18) Ibídem, p. 82.
(19) R. DE MnErru: Las intelectuales y un epílogo para estudiantes, Madrid, Rialp,
1966, p. 343.
(20) Ibídem, pp. 356-357.

121
de la vida social en el ámbito universitario. La Legislación es otro de los indicado-
Pero Maeztu seguía pronosticando: «Pues res en el acercamiento a la Universidad.
los hombres que van a ser el día de maña- Cierto que, más que de la propia realidad,
na los ingenieros de la industria, los jefes la ley nos habla de la intencionalidad de
de las explotaciones agrícolas E...1, los guías los gobernantes. Pero creemos que consti-
espirituales de un país 1...1, ¿cómo van a tuye un instrumento de gran valor y más
desprenderse de su sentido de clase supe- aún en el caso de la Universidad, pues
rior y rectora, para simpatizar con movi- quienes elaboraron las leyes e incluso
mientos revolucionarios que pugnan por quienes las aprobaron fueron en su gran
destruir el cuadro general de las jerarquías mayoría universitarios con responsabilida-
sociales, en que se insertan las jerarquías des políticas en el gobierno. Es decir, el
especiales de la cultura.»2 Ciertamente que uso de la legislación universitaria nos per-
la Universidad a la que se alude era una ins- mite conocer el proceso seguido por el po-
titución donde la democratización parecía der político al intentar resolver los problemas
no tener cabida, pero la mentalidad va a ir ligados con la vida académica, tanto en lo
cambiando y cuando Federico de Onís referente a los estudios como al gobierno y
pronuncia el Discurso inaugural del curso administración, precisamente desde los
académico 1912-1913, en la Universidad hombres formados en la Universidad. Pues
de Oviedo, con el tema La Universidad Es- el modo y manera de enfrentar tales pro-
pañola, ya no nos sorprende que contemple blemas expresará, en parte, una concep-
la doble relación aludida: «La Universidad ha ción cle Universidad adquirida en su propia
sido siempre el órgano supremo de la cultura formación universitaria. Universidad que,
de un pueblo; nada mejor que ella puede al estar centralizada, se regirá por las mis-
darnos idea del grado de su desenvolvi- mas leyes en todos los distritos universita-
miento intelectual; donde falta una cultura rios, con la excepción cle los años 1919
original no puede haber Universidad en su ri- a 1922, en que la autonomía universita-
guroso sentido. Por esta razón es la Universi- ria determinó una legislación en cierta
dad culpable de la incultura de un pueblo; medida diferente, sobre todo en lo que
ella no es más que un órgano que recoge las era competencia de los Estatutos de cada
energías espirituales existentes, en sus máxi- Universidad.
mas manifestaciones —muy especialmente las En 1900 existe ya un Ministerio de Ins-
científicas— y las encauza y fomenta produ- trucción Pública y Bellas Artes, responsable
ciendo su difusión y continuidad, es el centro entre otras de la institución universitaria. Y,
regulador de la vida científica de la nación.»22 aunque su primer representante, García
Había, pues, en el pensamiento de los Alix, diera la impresión de que por su
propios universitarios españoles la idea ideología mantendría los parámetros con-
acabada de la necesidad cíe establecer ca- servadores, lo cierto es que, desde el prin-
nales de relación entre la Universidad y la cipio de su gestión, Decretos y Ordenes
sociedad, independientemente de su con- nos muestran a un hombre lleno de ideas
cepción elitista del saber, pues la propia novedosas y muy cercano en cierto sentido
existencia de la Universidad estaba en fun- al espíritu de muchos de los políticos insti-
ción de su papel como dinamizaclora de la tucionistas. Ya desde los primeros momen-
cultura del pueblo, que a su vez generaría tos de su mandato inicia una política de
una Universidad u otra. revisión de los Planes de Estudio cíe las Fa-

(21) Ibídem, p. 361.


(22) F. DE OMS: «La Universidad española», BILE, 631, 1912.

122
cultades de Derecho, Ciencias y más tarde estar precedida por el aprobado de las dos
Filosofía y Letras, y Escuelas Especiales. asignaturas de Derecho Civil.»23
Intentando con tales planteamientos aten- En cuanto a la Sección de Ciencias So-
der a lo que se suponía eran las necesida- ciales, sólo se establecería en la Universi-
des de la propia sociedad, demandante de dad Central, y su Plan de Estudios sería el
estos cambios. Así, por Real Decreto de 2 de prolegómeno de la Facultad de Ciencias
agosto cle 1900, la Regente firma la remode- Sociales y Políticas'''. Nuevo Plan que inau-
lación de la Facultad de Derecho en los tér- guraba en la Universidad españold una
minos siguientes: «a) Se llamará Facultad de nueva Licenciatura que ya tenía cierta tra-
Derecho y Ciencias Sociales, dividiéndose en dición en Europa, como era la de Ciencias
dos Secciones según la nueva denomina- Sociales, en unos momentos en que tales
ción; b) La Sección de Derecho mantendrá la estudios, estimulados por los trabajos cle
organización de la antigua Licenciatura, sal- Durkheim y Weber sobre todo, empezaban
vo una serie de excepciones: 1) Se suprime el a ser considerados necesarios desde la pers-
estudio de Estadística, quedando unido al de pectiva de la Sociología y de la Política.
Economía Política; 2) La asignatura cle Dere- En el mismo año será reformada la Fa-
cho Político se llamará Derecho Político es- cultad de Ciencias dividiéndola en cuatro
pañol comparado con el extranjero y deberá Secciones: Ciencias Exactas, Ciencias Físi-
cursarse previo aprobado del Derecho Inter- cas, Ciencias Químicas y Ciencias Natura-
nacional Público; 3) El Derecho Adminis- les. Distribuyéndose los estudios con un
trativo se conforma como asignatura cierto aire de modernidad, acorde con la
independiente; 4) La asignatura cle Dere- pretensión de acercar la Universidad a Eu-
cho Mercantil de España y de las principa- ropa, aunque todavía se incluyeran asigna-
les naciones de Europa y América deberá turas un tanto periclitadas.25 Y al mismo

(23) Gaceta de Instrucción Pública, núm. 467, 15-8-1900.


(24) El Plan de Estudios propuesto era el siguiente:
Curso preparatorio: común con el de la Licenciatura de Derecho.
Licenciatura:
Primer Grupo: Antropología, cursada en la Facultad de Ciencias, Ética, cursada en la Facultad de Filosofía
y Letras, Economía Política, cursada en la Sección de Derecho.
Segundo Grupo: Estadística; Derecho político cecino' comparado co,! el extranjero, cursado en la Sección cle
Derecho; Derecho común de España comparado con (»llora!, Hacienda pública, cursada en la sección de Derecho.
Tercer grupo: Derecho Internacional público, cursado en la Sección de Derecho; Derecho Administrativo,
cursado en la Sección de Derecho. Estudios superiores de Derecho penal y Antropología criminal; Sociología,
cursada en la Facultad de Filosofía y Letras.
Cuarto Grupo: Historia de las doctrinas económicas; Asociaciones mercantiles e industriales; Historia de/a
Iglesia y del Derecho Canónico.
(25) El Plan de Estudios de estas Secciones era el siguiente:

Sección de Ciencias Exactas:


Período de Licenciatura:
Primer año: Análisis matemático, Geometría métrica; Química general.
Segundo año: Análisis matemático; Geometría analítica; Física general.
Tercer año: Elementos de calculo infinitesimal; Cosmografía y Física del Globo, Geometría de la posición.
Cuarto año: Mecánica racional; Geometria descriptiva; Astronomía esférica y Geodesia.
Período de Doctorado: Curso de Análisis superior, estudios superiores de Geometría y Astronomía del sis-
tema planetario.

123
tiempo que se replanteaban los estudios, Sección de Naturales se darían exclusiva-
también se ocupaba el Decreto del modo de mente en Is.ladrid, excepto las asignaturas
impartirlos. Y así, por ejemplo, es de consi- que servían de preparatorio para otras Fa-
derar lo expresado en el artículo 41, referido cultades, como eran las de Medicina y Far-
a las obligaciones de los catedráticos, que macia. Así mismo, el Doctorado de las
«deberán exponer el programa entero de la cuatro Secciones tenía a Madrid como úni-
asignatura a fin de que la preparación que reci- co centro. Mientras que en el resto de las
ban los alumnos sea completa, y para la redac- Universidades se beneficiaba a Barcelona
ción de los programas procurarán atender, en con las Secciones de Exactas, Físicas y Quí-
cuanto sea posible, las observaciones de los micas; a Zaragoza con las secciones de
Claustros y Escuelas que utilicen aquellas ense- Exactas y Físicas; a Valencia con la Sección
ñanzas, sin menoscabo de su independencia de Ciencias Químicas, y en Sevilla y Gra-
de criterio y libertad para la exposición de las nada «subsistirán las asignaturas de los dos
asignaturas que les estén enconmenclachs, ni primeros cursos de las Secciones de Exac-
del carácter especulativo que corresponden a tas, Físicas y Químicas».
las enseñanzas de la Facultad», cuestiones és- Con tales disposiciones se pretende
tas de extraordinario interés por cuanto inci- una Universidad más cercana a las inquie-
dían de lleno en los temas más conflictivos de tudes científicas del nuevo siglo y desde
la vida universitaria del siglo XIX. luego más de acuerdo con las necesidades
Ciertamente que las Universidades de de la industria y la tecnología. Y, aunque
provincias sólo fueron afectadas por parte todavía las enseñanzas universitarias si-
de estas reformas, pues los estudios de la guieron siendo privilegio de un número

Sección de Ciencias Físicas:


Período de Licenciatura:
Primer año: Análisis matemático, Geometría analítica; Química general.
Segundo año: Análisis matemático; Geometría analítica; Física general.
Tercer año: Elementos de Cálculo infinitesimal; Cosmografía; Física del Globo; Acústica; óptica.
Cuarto año: Mecánica racional; Termodinámica; Electricidad y magnetismo.
Período de Doctorado: Astronomiafísica, Meteorología; Física matemática, primero y segundo curso.

Sección de Ciencias Químicas:


Período de Licenciatura:
Primer año: Análisis matemático, Geometría métrica; Química general; Mineralogía; Botánica.
Segundo año: Análisis matemático, Geometría analítica; Física general; Zoología general.
Tercer año: Elementos de Cálculo infinitesimal; Cosmografía y Física del Globo; Química inorgánica.
Cuarto año: Química orgánica; Análisis químico general; Mecánica química.
Período de Doctorado: Análisis químico especial; Cristalografía; Química biológica.

Sección de Ciencias Naturales:


Periodo de Licenciatura:
Primer año: Mineralogía y Botánica; Química general; Zoología general.
Segundo año: Física general; Cristalografia; Geografía; Geología dinámica; Técnica micrográfica é histo-
logía vegetal y animal.
Tercer año: Organografía y Fisiología vegetal; Organografía y fisiologíti animal; Mineralogía descriptiva;
Zoografía de animales inferiores y moluscos.
Cuarto año: Geología geognóstica y estratigráfica; Fitografia y Botánica descriptiva; Zoografía de articula-
dos; Zoografía de vertebrados.
Período de Doctorado: Antropología; Psicología experimental; Química biológica.

124
escaso de ciudades y la centralización hi- tranquilo desarrollo del estudio, ni menos
ciera de Madrid la ciudad universitaria por se prescindiera del derecho igual para to-
excelencia, poco a poco el resto de Distri- dos lo españoles, con el intento de poner
tos universitarios empiezan a hacer sentir trabas a la actividad de los encargados de la
su fuerza, como se irá viendo en el propio enseñanza pública». Es decir, se asume por
transcurrir del siglo. el legislador la necesidad de «evitar imposi-
La revisión de los estudios de las Fa- ciones de cierta índole, impropias de los
cultades de Filosofía y Letras no se hace tiempos actuales y condenadas por la Cons-
esperar, y por Real Orden de 19 de no- titución del Estado», restableciendo en todo
viembre de 190026, se realiza una distribu- su vigor el Real decreto de 25 de enero de
ción de los mismos según los distintos 1895, con lo que parecía zanjada la polémi-
distritos. De acuerdo con esta reforma, la ca, larga y a veces de duras consecuencias,
licenciatura en Letras se podría conseguir sobre la libertad de catedra y de ciencia. Cla-
en las Universidades de Barcelona, Granada ro que las mismas contradicciones que se
y Salamanca, mientras que la de Historia se dan en el terreno de las ideas se observan
adjudica a Sevilla y Zaragoza. Pudiéndose en la legislación y la censura es un bien
cursar estudios comunes a todas las Seccio- aceptado, pues entre los deberes del Rector
nes de Filosofía y Letras en Barcelona, Gra- estará el de «velar porque la ley se cumpla y
nada, Oviedo, Salamanca, Sevilla, Valencia, sin limitar en lo más mínimo la libertad cle
Valladolid y Zaragoza. Que se ordenan en ciencia y la independencia dentro de ella del
dos grupos, al igual que las licenciaturas profesorado». Pero «no tolerar que aquella
mencionadas27. se desnaturalice ni ésta se convierta en ele-
En 1901 dos nuevas disposiciones le- mento cle propaganda contra el régimen vi-
gislativas continúan poniendo de manifies- gente». Expresión esta última muy ambigua
to la preocupación del recién creado y que se interpretará de distintas formas.
Ministerio, aunque en este caso desde un El Reglamento de exámenes trata cin-
nuevo ministro, el conde de Romanones. co cuestiones fundamentales, que, a pesar
Por una parte, la Real Orden Circular de 10 de la Ley Moyano, sufrían de cierto caos
de marzo sobre la libertad de cátedra, y administrativo: Exámenes de ingreso; Exá-
por otra los reales Decretos de 12 de abril menes de asignaturas; Exámenes de reváli-
y 10 de mayo, aprobando el reglamento de da y grados; Calificaciones de exámenes, y
exámenes y grados. Se alude en la primera Tribunales de exámenes. La Universidad,
a la Real Orden de 3 de marzo de 1881, como una institución educativa mas, que-
donde se prescribía «que de ningún modo daba regulada en su función de juez y expe-
se pusieran impedimentos al libre, entero y didora de títulos y, aunque la centralización

(26) Gaceta de la Instrucción Pública, núm. 480.


(27) La Licenciatura de Historia la integraban las siguientes materias:
Primer grupo: Historia antigua y media de España: Historia universal, edades Antigua y Media; Geografin
política y descriptiva; Arqueología.
Segundo grupo: Historia moderna y contemporánea de Espada; Historia universal moderna y contempo-
ránea; Numismática y Epigrafía.
La Licenciatura de Letras comprendía:
Primer grupo: Lengua griega; Lengua arábiga; Paleografía; Latín vulgar y de/os tiempos medios', Literatura
española.
Segundo grupo: Lengua y Literatura griegas, Lengua hebrea; Filología comparada del latín y del castella-
no; Gramática comparada de las lenguas indoeuropeas; Bibliología.

125
suponía ignorar las peculiariedades de cuestión ésta de indudable importancia y
cada centro, lo cierto es que se pretendía causa de numerosos problemas"). Publi-
un estatuto jurídico, claro y preciso, res- cándose una Real Orden el 8 de marzo de
pecto de uno de los temas más conflictivos ese mismo año: «Disponiendo que se ad-
como es el aprobado o suspenso, tanto mita sin limitación alguna en los estableci-
para ingresar en los centros como para se- mientos docentes la matrícula de las mujeres,
guir el proceso normal de los estudios. en enseñanza oficial y no oficial, con su-
Expresándose una preocupación pedagó- jección únicamente a las reglas señaladas
gica además de política, muy de acuerdo para los alumnos». Y en este mismo año se
con los tiempos, que el anterior ministro, dispone por Real Orden cíe 17 de septiem-
García Alix, había iniciado desde el clima bre, la celebración de una Asamblea Gene-
regeneracionista y que se había concreta- ral cíe la Enseñanza, cuyos cuestionarios,
do en la creación de una catedra de Peda- forma de contestarlos y otros temas rela-
gogía en el Museo Pedagógico por Real cionados con la Asamblea, se modifican ya
Decreto de 1 de febrero de 1901. 28 Sin em- entrado el ario 1911, por Real Decreto de
bargo, estas reformas no alteraron demasia- 17 de marzom.
do la calidad de la enseñanza universitaria, También en 1910 se regulan por Real
aunque la lectura que podemos hacer de Decreto de 8 de abril las oposiciones para
las mismas sí nos habla de que la preocu- la provisión de Cátedras de Universidades,
pación por la Universidad existía no sólo de Institutos de Segunda Enseñanza, Es-
en el ánimo de los intectuales universita- cuelas Normales, Ingenieros Industriales,
rios ajenos a la política. Comercio, y Veterinaria. Los argumentos
A medida que avanza el siglo, la legis- para tales reformas son de gran interés y se
lación atiende sobre todo a los Planes de hacen eco de los distintos escritos referi-
Estudio y a la creación de nuevas Seccio- dos a este tema en el ámbito universitario;
nes y nuevas Licenciaturas y, por consi- así, por ejemplo, cuando se dice «no basta
guiente, a la dotación de nuevas cátedras. que el aspirante a cátedras haga exhibición
Y también a desarrollar una política de re- gratuita de los conocimientos que ha ad-
lación con las Universidades extranjeras, quirido, si no demuestra que tiene prepa-
arbitrando un sistema de Becas y Pensio- ración y aptitudes pedagógicas para ejercer
nes, responsabilidad que recae en la Junta la elevada función docente. En este con-
de Ampliación de Estudios, creada en cepto se pide a los que acudan a las opo-
1907, y que posibilitará la estancia fuera de siciones que aporten en el expediente,
España de numerosos profesores. Más para que el tribunal pueda apreciarlos, to-
tarde, en 1910, se crea la Sección de Cien- dos aquellos méritos, estudios especiales,
cias Químicas de la Universidad de Sevilla, publicaciones y servicios a la enseñanza
la Licenciatura de Ciencias Naturales y los [...1, y se incluye entre los méritos la cir-
estudios correspondientes a las Secciones cunstancia cle haber cursado y probado la
de Filosofía e Historia en la Universidad de asignatura de Pedagogía Superior». Cons-
Barcelona. Regulándose la admisión de las taba el Reglamento de 37 artículos, siendo
mujeres en la enseñanza universitaria, de destacar lo referido a los Tribunales,

(28) Gaceta de Instrucción Pública, núm. 467.


(29) M. T. MARÍN EDEC: Innovadores de/a educación en España (becarios de la J.A.E), Servicio de Publi-
caciones de la Universidad de Castilla La Mancha, 1991.
(30) C. FLECIIA GARCÍA: Las primeras unitersitarias en España, Madrid, Narcea, 1996.
(31) Anuario Legislativo, 1910, p. 421 y 1911, p. 116.

126
«constituidos por cinco jueces: Presidente, vuelven a reformar los estudios superiores,
un Consejero de Instrucción Pública; los siendo de destacar el artículo 11, donde se
vocales, catedráticos, un académico y una define la libertad de enseñanza «en todos
persona competente que no sea profesor sus grados y cualesquiera que sea su cla-
oficial»; y lo concerniente a los Ejercicios se»; y el artículo 13, en que concreta el
propiamente dichos. Cuestión ésta de gran examen de grado de la Licenciatura.
interés y que creemos merece un detallado En 1916 cíe nuevo se insiste en un
análisis para seguir encontrando lugares tema ya planteado desde finales del siglo
comunes entre el Pensamiento y la Legisla- anterior y que fue objeto de legislación del
ción. Los ejercicios citados eran cinco y Real Decreto cle 21 de diciembre de 1905,
comprendían los siguientes pasos: cuando se concedió autorización para so-
meter a las Cortes un Proyecto de Ley so-
1.0 Dos temas por escrito del Cuestionario. bre autonomía universitaria, sin que en
2.° Exposición oral cle un tema saca- definitiva se hubiera concluido en nada
do a suerte del Cuestionario. concreto. Pero el ambiente intelectual y
3.° Un ejercicio de carácter práctico a político de 1916 era diferente y desde lue-
discreción del Tribunal. go era favorable a cualquier intento legis-
4.° Explicación en hora y cuarto de lativo en esa cuestión. Y en ese sentido el
una lección del programa. Real Decreto de 2 de junio de 1916, autori-
5. 0 Exposición oral y defensa del zando al Ministro para presentar a las Cor-
Programa. tes un Proyecto de Ley sobre concesión cle
autonomía pedagógica a la Facultad de Fi-
losofía y Letras de la Universidad Central
El Reglamento nos muestra, además, fue, cíe entrada, bien acogido y que se refe-
un dato, aparentemente anecdótico, pero ría a los siguientes tenias: Planes de estudio;
que refleja, ciertamente, una realidad socio Horarios y calendarios, PI7 lebas y exámenes,
económica: las dietas recibidas por los Libertad de especialidad; Disciplina pedagó-
miembros del Tribunal eran de 25 pesetas gica y Sustituciones. Quedando exceptuadas
para el Presidente, y cíe 20 para el resto de la provisión de cátedras, la regulación cle los
los miembros, a excepción de los residen- derechos de los catedráticos y el régimen
tes en Madrid que cobrarían 15 pesetas. económico, con la obligación para la Fa-
Pagándose el desplazamiento cle los que cultad de redactar sus propios Estatutos.
vivían fuera para que viajaran en departa- Además cle que se afirmaba en el Decreto:
mentos de 1.a clase. No estaba mal para «Podrá el Ministerio [.. 1 hacerlo extensivo
una Universidad que pagaba a sus catedrá- a las demás Facultades». Es decir comen-
ticos con sueldos que les hacían muy difícil zaba a ser tema de legislación uno de los
viajar con ese tipo de billetes. Pero bien tenias más conflictivos de la Universidad
podía ser una manera de compensar. El española del primer cuarto de siglo, la au-
hecho es que se sigue legislando para la tonomía, pues, estando cíe acuerdo con la
Universidad y en los arios siguientes quizás necesidad de su implantación, tanto desde
lo más interesante fuese la creación de una los partidos conservadores más progresis-
cátedra de Pedagogía Superior en el Doc- tas como desde los liberales, la dinámica
torado de la Sección de Filosofía cle la Uni- socio-política abortará los intentos de unos
versidad Central, materia, por otra parte, y otros en ese sentido.
obligatoria en estos estudios junto a las Así, Cesar Silió, ministro conservador
disciplinas de Metafísica, Estética y Filoso- del gabinete de Maura, respondiendo a las
fía del Derecho. Así como el Real Decreto distintas expectativas que sobre autonomía
de 11 de agosto de 1914, por el que se universitaria se habían ido desarrollando

127
en el país, sobre todo desde que la Univer- de 7 de enero de 1916) y más tarde, el 10
sidad de Barcelona, descontenta del trato de marzo de 1917, que se suprimían «los
recibido en relación con la Universidad ejercicios de grado y reválida en todas las
Central'2, afronta el controvertido tema, carreras, enseñanzas y estudios depen-
pues ese descontento se había extendido a dientes y establecidos en los distintos cen-
otras Universidades y sectores del país, tros docentes de este Ministerio», con lo
aún cuando existieran opiniones contra- que se ganaba el favor de los estudiantes,
dictorias. Con ataques a veces furibundos a aunque se malquistaba con los profesores
la autonomía, como el que sigue: «No pue- más apegados a los antiguos esquemas.
de dejar el Estado la enseñanza a nadie, El Real Decreto cle Silió, firmado el 21
que es una función suya, que no puede de mayo, hace posible la autonomía uni-
delegar en nadie, que no se la puede dejar versitaria, estableciendo que todas las uni-
en manos de individuo, ni de las asociacio- versidades españolas serían «autónomas
nes civiles, ni de las congregaciones religio- en su doble carácter de escuelas profesio-
sas, ni de los pueblos, ni de las provincias, ni nales y de centros pedagógicos de alta cul-
de las regiones, ni de nadie: ¿por qué va a tura nacional». Con una exposición cle
dejar a los claustros universitarios que es a motivos bien fundamentada: «Las Univer-
quien peor se puede dejar?»" Palabras que sidades españolas, de tan gloriosa tradi-
nos recuerdan a Unamuno y que vienen ción, que compitieron con las más famosas
dirigidas desde una de las sedes nacionales del mundo en sus días cle esplendor, son
de la política, el Senado, y por un senador, hoy casi exclusivamente Escuelas que ha-
en este caso de izquierdas. De tal forma bilitan para el ejercicio profesional. El molde
que, cuando en 1919 Silió establece la obli- uniformista en que el Estado las encuadró y
gatoriedad para las Universidades españo- la constante intervención del Poder público
las de redactar sus propios Estatutos, es en la ordenación de su vida, no lograron las
decir, iniciar el camino de su autonomía, es perfecciones a que sin duda se aspiraba;
cierto que encuentra la enemiga de mu- sirvieron, en cambio, para suprimir todo
chos sectores pero también lo es que en- estímulo de noble emulación y matar ini-
cuentra el terreno abonado y no sólo ciativas que sólo en la posible diversidad
desde los escritos más o menos teóricos hallan esperanzas cíe prevalecimiento.»3i
sino, incluso, desde los ministerios anterio- Por el Decreto Silió es cierto que se
res. Pues el ministro Burell contribuyó, en entregaba a cada Universidad la responsa-
cierta forma, a preparar el ambiente al de- bilidad de elaborar sus propios Estatutos,
cretar, primero, que la asistencia de los pero el Estado se reservaba una serie de
alumnos a las cátedras en la enseñanza su- competencias que permitía la fiscalización
perior era libre y voluntaria (Real Decreto tanto del régimen económico como del ad-

(32) Como muy bien expresó el senador por esa Universidad, profesor Daurella, en la Sesión del Senado
de 23 de junio de ese mismo año: «Lo que no se nos podía ocurrir jamás a nosotros, quiero decir los catedráti-
cos de la facultad de Filosofía de la Universidad de Barcelona, era pedir que se estableciera la autonomía uni-
versitaria únicamente para la facultad de Filosofía y Letras de la Central». Añadiendo: «El Renacimiento
científico de Barcelona ha tenido lugar dentro de la misma Universidad, y no de ahora, sino desde hace muchos
años: Los catedráticos de Barcelona desde hace muchos años no se limitan al desempeño de sus cátedras, sino
que dentro de la misma Universidad verifican trabajos extraordinarios en los laboratorios, dando conferencias
o explicando cursos complementarios de investigación» (GoNzÁLEz RODRÍGUU, 1988, p. 283).
(33) Ibídem, p. 286.
(34) Ministerio de Instrucción Pública y Bellas Artes: El nuevo régimen de autonomía unitenitaria, Ma-
drid, Instituto Geográfico y Estadístico, 1919.

128
ministrativo, «con lo que no es de extrañar desde 1922 hasta el inicio de la Dictadura,
que se califique de descentralización y no ya no varió sus presupuestos respecto de
de autonomía lo que podía lograrse en la la Universidad.
mencionada reforma»". Pero de todas for- La Prensa y las opiniones en ella verti-
mas se había dado un paso importante das es el tercero de los indicadores elegi-
desde la política legislativa en la considera- dos para estas refexiones en torno a la
ción de la Universidad y sus derechos y Universidad. Pero tengo que advertir que
obligaciones. Pues, incluso, la polémica su seguimiento no ha sido exhaustivo en
que se originó con motivo del citado De- cuanto a la revisión de todos los periódi-
creto- 6 sirvió para revitalizar el interés por cos y revistas informativas nacionales y loca-
la Universidad, que aparece esos años en les, pues tal investigación, que entendemos
la prensa en más ocasiones que en todos de enorme interés, excede los límites de
los años anteriores del siglo. Todavía no nuestro trabajo, que sólo pretende detectar
era el momento mas propicio para conse- en qué medida los periódicos más repre-
guir ese modelo de Universidad y por ello sentativos publicados a lo largo de los arios
no es de extrañar que no prosperase el señalados respondían a los problemas de la
Proyecto de Ley, que de nuevo Cesar Silió Universidad e incluso se hacían eco y ex-
presentó a las Cortes el 25 de octubre de presión de un modelo determinado de la
1921 y que intentó defender con argumen- misma. Y ciertamente que nuestras expec-
tos aparentemente convincentes. Como los tativas en cuanto a posibilidades se fueron
que utilizó cuando ya veía amenazado su viendo defraudadas, porque ni siquiera
Decreto: «La autonomía universitaria tiene esos periódicos se preocupaban demasia-
ambiente, realidad; no es posible estirpar- do de los temas universitarios, pareciendo
la, es muchísimo mayor el estrago que se ajenos a los intereses cotidianos cle la Uni-
produciría retrocediendo que el que se versidad, como si esta institución no tuvie-
produciría avanzando» ' 7. Pero, en 1922, el ra que ver con el vivir diario del país. Lo
ministro Tomás Montejo suprimía por Real cual no deja de ser significativo.
Decreto de 31 de julio el régimen de auto- De los periódicos utilizados, ABC de
nomía universitaria, cerrándose un impor- Madrid, El Imparcial, El País, El Sol y El De-
tante capítulo de nuestra Universidad, que bate, sólo los dos primeros, ABC de 1903 a
a su vez iba a ser protagonista en los si- 1929, y El Imparcial de 1872 a 1926, cu-
guientes años, instaurada ya la Dictadura y bren con sus publicaciones la mayor parte
limitada de nuevo la libertad de cátedra e del período elegido. El resto, o bien por-
investigación. Pues ni catedráticos ni estu- que dejan de publicarse a mitad de esa eta-
diantes iban a acoplarse dócilmente a las pa, como El País o porque se inicia su
reglas impuestas por el poder central, como publicación precisamente a mitad cle la
se demostró por las sanciones que unos y misma, no nos sirven como muestras de-
otros sufrieron en el nuevo régimen, y por masiado fiables. Aunque algunos de los ar-
la influencia que en su caída tuvieron las tículos sobre la Universidad española que
algaradas estudiantiles. Pero la legislación, en ellos aparecieron tuvieron una gran in-

(35) M. N. GÓMEZ GARCÍA: «La Universidad de Sevilla y la Reforma Siliö: un estatuto de autonomía», Cues-
tiones Pedagógicas, 1, 1984, 65.
(36) Artículos de DEMDFILO, ROYO VILLANOYA, JOSt CASARES, ODÖN DEL BUEN, RODRÍGUEZ PINILLAS, SAN'IlAGO RA-
MÓN y CAJAI., ADOLFO POSADA, GARCÍA MORENTE y JULIÁN BESITIRO, entre otros, apa re cidos en El Sol a lo largo de
1919.
(37) Diario de las Sesiones de Cortes, Senado, día 18 de julio de 1922.

129
fluencia en determinados momentos, fundamentales. También los altercados es-
como ocurre con los publicados por El tudiantiles son objeto de información, sólo
Sol, en los años que siguieron al Decreto que tratados normalmente con espíritu pa-
Silió sobre autonomía universitaria. Con ternalista, pues los estudiantes son consi-
las firmas de numerosos catedráticos de derados agitadores públicos, como
nuestra Universidad que hasta entonces cuando se dice en la crónica de «Madrid
apenas habían utilizado la prensa para ex- al día», «los estudiantes tuvieron mitin
poner sus ideas. para no variar» 39. Pero sin que el periódi-
Con respecto al ABC, las noticias son co contrastara la calidad y el funciona-
escasa y escuetas. Y normalmente se hace miento de la Universidad que en la
eco de la Universidad, a principios de oc- mayoría de las veces los periodistas iden-
tubre, para hablar sobre la apertura de curso tifican exclusivamente con Madrid y Barce-
y ceremonia de acompañamiento, normal- lona. Insólita es la información que
mente de la Universidad Central. Publican- aparece en 1907 sobre el Decreto del Mi-
do a veces los títulos de las Conferencias nisterio de Instrucción Pública, concedien-
cle Apertura y aludiendo en algunos casos do premios a los catedráticos universitarios
a Universidades de provincias. De forma que hayan destacado por la docencia y la
que a partir de 1903, fecha de la fundación investigación40. Y más corriente es la noti-
de este periódico, los tenias más tratados cia sobre la inauguración de curso con la
serán de índole política o de información conferencia a cargo del catedrático de la
general, pero con escasa atención a las Facultad de Filosofía y Letras de la Central,
cuestiones universitarias, sobre todo hasta Elías Tormo Monzón, en el que con un len-
1910 aproximadamente, en que las únicas guaje propio de la época y tratando de
noticias que, a nuestro parecer, pudieran «Las Bellas Artes, nueva en las disciplinas
revelar un cierto interés por los problemas universitarias», el conferenciante se expre-
universitarios se publican de una forma es- sa en los siguientes términos, recogidos
porádica. Aunque ciertamente hablando por el periódico en cuestión: «Para edifi-
sobre problemas de gran interés como fue car esa Universidad del porvenir que está
el tan controvertido debate sobre la utili- infantanclo el presente, esta casa está fría
dad o no de los exámenes, y a partir cle todavía (...); el intercambio de ideas y cle en-
unos presupuestos muy a tono con la co- señanza entre los profesores es escasísimo...»''
rriente pedagógica liderada por Giner y Pocas veces, en realidad, se ocupa ABC de
que rechaza los exámenes como pruebas la Universidad en estos primeros años.
definitivas para juzgar el saber de los Durante 1911 tiene lugar en Madrid la
alumnos. Firma el artículo que trata esta Asamblea Nacional de la Enseñanza, y de
cuestión el periodista Sánchez Pastor, que su reunión sí cla cuenta detallada el perió-
escribe, entre otras, la siguiente frase: dico que también dedica alguna de sus no-
«Casi todo el mundo está convencido de ticias a informar sobre las ya continuas
la inutilidad de los exámenes y sin embar- «agitaciones estudiantiles» que han afecta-
go nadie se atreve a quitarlos...» <, que no do a las Universidades españolas durante el
deja de ser una afirmación valiente para primer decenio de siglo y que siguen mani-
una Universidad en que los exámenes eran festándose de forma virulenta, en pala-

(38) ABC, 14-6-1904.


(39) Ibídem, 30-11-1905.
(40) Ibídem, 10-1-1907.
(41) Ibídem, 2-10-1909.

130
bras del periódico". Notándose a partir de San Martín, con un título significativo: «La
1912 un cierto incremento en el interés por vida corporativa de los estudiantes españo-
la Universidad, pues además de citarse el les en sus relaciones con la historia de las
discurso de apertura de la Central, pronun- universidades». Discurso que publicado
ciado por el catedrático Marcelo Riva Ma- más tarde sería una obra de gran interés y
teo, se insiste en la necesidad de apoyar su utilidad. También recoge el periódico las
iniciativa de crear una Escuela de Pedago- palabras que el mismo día pronuncia el
gía integrada en la Universidad, idea, tam- ministro Bergamín y que tienen que ver
bién, de clara influencia gineriana y que con el ambiente preautonómico que se
evidencia la necesidad de formación peda- respiraba por esos años: «Hay que crear la
gógica de los profesores, incluidos los uni- Universidad autónoma, dándole primero
versitarios. Noticias sobre la apertura cle personalidad jurídica y científica y luego
curso se dan en octubre de 1913, infor- personalidad económica.» 41 Al año si-
mando el periódico sobre el título de la guiente de nuevo el discurso inaugural es
conferencia inaugural, «El racionalismo y casi la única noticia que sobre la Universi-
las ciencias», pero también se habla de los dad trae el periódico. En este curso, respon-
conflictos escolares producidos, sobre sabilidad de Luis Lozano y Rey, catedrático
todo en Madrid. Y la noticia aparece con de la Facultad de Ciencias y que parece se-
una cierta actitud crítica para el gobierno, guir el hilo del pronunciado por el ministro
sobre todo si se tiene en cuenta que en en su preocupación por la Universidad:
esos momentos lo formaban los conserva- «De nuestra parte tenemos el derecho y el
dores ortodoxos del gabinete Dato, cuan- deber que se haga de la obra científica el
do Maura abandona la jefatura del partido primer fin del Estado y el principal fin so-
conservador y se convierte en cabeza del cial; y que a la miseria actual de la dotación
maurismo. Dice así el informativo: «No universitaria sucedan las magnificencias con
hace mucho que se atribuyó al propio rey que nuestro fundador nos dotara en Alcalá
la feliz expresión de que en punto a ense- 1...1; no se debe escatimar nada el gasto
ñanza advertía escasa diferencia entre libe- científico aunque sólo sea por ver y tocar
rales y conservadores, presumiendo en que es la Ciencia el primer factor para de-
cambio que ni unos ni otros están muy al fender y conservar el bien supremo de la
tanto de lo que en materia de instrucción independencia de las naciones 1...1. Pero,
se practica en el extranjero f... 1; no ha ha- ¿y el dinero para eso? Lo habrá sin tasa.
bido huelga alguna para protestar sobre el Basta para ello que el gobierno otorgue a
mal sistema de enseñanza y contra el co- la Universidad plena independencia eco-
mercio de libros que practica parte del nómica, dotándola de personalidad civil
profesorado.»" Pero no se volverá a aludir con capacidad para adquirir y poseer...»45
en todo el resto del año a esas manifesta- De aquí a 1919 las noticias sobre la Univer-
ciones estudiantiles que sin embargo se sidad tienen como leiv motiv el tema de la
produjeron con relativa frecuencia y no autonomía universitaria que el periódico ni
sólo en Madrid. En 1914, cle nuevo el dis- defiende ni ataca desde su propio edito-
curso de apertura de la Universidad Cen- rial, limitándose a transcribir artículos o
tral, esta vez a cargo del catedrático Bonilla manifestaciones de opinión. A diferencia

(42) Ibídem, 14-11-1911.


(43) Ibídem, 18-12-1913.
(44) Ibídem, 1-10-1914.
(45) Ibídem, 2-10-1915.

131
de lo que en ese mismo año ocurre en El del pensamiento de mi ilustre amigo y jefe
Sol, en que este periódico sí se define de la el señor Silió, parecería redactado a benefi-
mano de uno de sus redactores, Sánchez cio de la Lliga Regionalista.» 47 Publicando
Rojas, que escribe: «La Universidad, ésta o ese mismo año el periódico citado un artí-
aquélla y la otra, todas ellas, no es un es- culo sobre la crisis del andalucismo, muy
pejo del territorio donde radica, sino una en relación con los problemas autonómi-
oficina central extraña a él con una ense- cos del país: «En los andaluces la acerba
ñanza todo lo deficiente que queráis, pero crítica de los extraños ha hecho mella, y el
superior a la de las regiones [...1; la autono- pueblo, sintiendo flaquear su estimación
mía universitaria no supone ni la anticipa- hacia sus costumbres tradicionales y sus
ción de los ideales autonómicos, ni menos gestos y usanzas más castizos, va borrando
la compenetración del espíritu popular con uno a uno los rasgos fisonómicos que le
el universitario. Las universidades merecen daban marcada personalidad.»48 Alegato
la autonomía menos que los últimos con- del regionalismo ciertamente curioso.
cejos No ejercen influencia beneficiosa En 1921 de nuevo el tema de la auto-
alguna sobre las regiones... »46 nomía universitaria es objeto cle interés
Firmado el decreto por Cesar Silió, es para la prensa y ABC le dedica atención en
cuando el diario ABC muestra su propio sus páginas. Pues incluso el discurso de
parecer en relación con la autonomía re- apertura del curso 1921-22, que cuenta con
produciendo un artículo del catedrático la asistencia de Alfonso XIII y del Ministro de
Royo Villanova e insistiendo en algunos Instrucción Pública, es reproducido por el
párrafos significativos: «Se mediatiza al periódico, que cita las palabras del Rector
profesorado oficial [...I, en el ejercicio que de la Central, Rodríguez Carraciclo, defen-
hasta ahora ha correspondido de un modo sor entusiasta de la autonomía: «Llamada
exclusivo a la potestad constitucional cle la Universidad officina gentil/m, es decir
colación de grados», para seguir: «Bueno formadora de hombres, ¿cómo negar a la
será recordar que cuando el partido liberal Institución, investido de tan alto cometido,
ha planteado el problema de la autonomía el gobierno de sí propia?»49. Reproduciendo,
universitaria lo ha llevado siempre a las a su vez, párrafos del discurso del ministro
Cortes mediante el oportuno Proyecto de Silió que, como el que sigue, ciertamente
Ley. Así lo hicieron el conde de Romano- merecen cierta reflexión: «Las Universida-
nes, D. Vicente Santa María Paredes. Así lo des españolas en estos últimos arios ve-
intentó el señor Alba en 1912, y en el Mi- nían atravesando una existencia lánguida,
nisterio Nacional, fracasando su primer in- fueron muchos los inconvenientes orilla-
tento por la oposición del señor Montero dos hasta llegar a la tan anhelada autono-
Ríos y naufragando su segunda iniciativa mía Afortunadamente para levantar la
por las fundamentales objecciones que Universidad contaba yo con todo el Claus-
opuso el señor Maura y cuya huella se ad- tro Universitario.»93
vierte claramente en el Real Decreto re- La prensa, al publicar todo lo citado,
frendado por el señor Silió». Para recalcar: está preocupándose por la Universidad
«Si no conociera la rectitud e independencia como nunca lo había hecho hasta enton-

(46) El Sol, 5-1-1919.


(47) ABC, 29-5-1919.
(48) Ibídem, 27-0-1919.
(49) ABC, 3-10-1921.
(50) Ibídem.

132
ces. Aunque habría que preguntarse si el nuevo ministro, Montejo Iurán, no parece
motivo eran las controversias planteadas dolerle la situación pues lo hace de una
más que la Universidad propiamente di- manera muy escueta. También se preocu-
cha. Pero el hecho es que se informa sobre pará de los conflictos provocados por la
estos problemas y sobre todo El Sol trae re- entrevista de Unamuno con el Rey, su con-
gularmente, durante todo el año 1919, un ferencia en el Ateneo y su destitución
artículo firmado por catedráticos de la como Rector. Pero hemos de convenir que
Central o esporádicamente de otras Uni- estos asuntos, aún teniendo que ver con la
versidades, exponiendo sus ideas respecto Universidad, eran ciertamente de política
del tema autonómico, que, curiosamente, estatal, más que de política universitaria.
no cuenta con excesivos simpatizantes en- Terminando el curso 1921-1922 con una
tre los representantes del pensamiento libe- noticia a la que tampoco se dedica mucho
ral. Pero pronto se acabaría el entusiasmo espacio: «Reales Decretos de varios minis-
y, ya en 1922, ABC, al hacer un resumen terios [...] entre ellos el de Instrucción Pú-
de noticias de 1921, no menciona la Uni- blica: suspendiendo los efectos clel Real
versidad. Lo que hace suponer que, pasado Decreto de autonomía universitaria.» 52 Sin
el debate de la autonomía, este periódico si- que se añada ningún análisis de lo que
gue ajeno a la vida universitaria. Aunque esto último podría significar para la Univer-
en ese mismo año otro tema se hace eco sidad. También en octubre de ese mismo
de las noticias: los estudios universitarios y ario nos encontramos con la inauguración
su reforma desde el propio decreto Silió. de curso como noticia oficial, pero en este
Apareciendo con ese título un artículo en caso extendida a otras Universidades: Sevi-
donde, entre otras cosas, se dice: «La Ga- lla, Valencia, Zaragoza, Granada, además
ceta ha publicado un decreto de Instruc- de la Central. Y unos meses más tarde se
ción Pública en el que se contienen las hace eco el periódico de un acontecimien-
normas generales de la enseñanza univer- to de indudable importancia para la Uni-
sitaria determinada en la reciente asamblea versidad y sobre el que apenas se había
de representantes de las distintas faculta- incidido: el primer Congreso Nacional de
des 1...1; las Asociaciones serán reconocidas Estudiantes, publicándose el Temario y el
por la Universidad cuando se constituyan Reglamento. Con inclusión de los núcleos
para la prosecución de fines fundamental- temáticos tratados y las ponencias presen-
mente culturales.»5' tadas, entre las que destacan: «La asisten-
Es decir, empieza a notarse que las no- cia a clase: a) respecto a los profesores y
ticias sobre la Universidad no se reducen a b) respecto a los alumnos. Ponente, la Aso-
la inauguración de curso o a reseñar los ciación de alumnos Ingenieros y Arquitec-
conflictos estudiantiles. E, incluso, se trans- tos de España» y «Garantías escolares. Las
criben párrafos de las Sesiones del Senado huelgas: ¿cuáles son admisibles? Ponente:
en que se tratan temas de la enseñanza Ateneo Jurídico de la Asociación de Dere-
universitaria y en donde el debate sobre la cho de Madrid». Siguen siendo noticias de
autonomía sigue siendo objeto de duras poco interés las publicadas en el ario 1923,
intervenciones. Y lo interesante es que la salvo un Editorial firmarlo por Alcalá Galia-
prensa publica buena parte de esos deba- no, «Intelectuales reaccionarios», en don-
tes, aunque cuando informa de la dimisión de aparece la influencia de los hombres
de Cesar Silió y del nombramiento del del 98. ¿Tiene España un ideal?, se pregun-

(51) Ibídem, 28-2-1922.


(52) Ibídem, 1-8-1922.

133
ta el diario, para afirmar: «Son los hombres ses que bien pudieran entenderse como
públicos y sus grupos quienes carecen de una metáfora de la Universidad: «La gran-
ideal y proyectan sobre el alma española deza de la Ciencia humana está en acome-
sus propias lobregueces.»" Incluyéndose a ter grandes empresas aunque no las realice
la Universidad y a sus representantes en tal del todo [...I; la raza humana dice: el tiem-
aseveración. Informándose también de la es- po es infinito, pues adelante y a ver quién
tancia en Madrid de Einstein y del discurso del se cansa más pronto. La sombra de ser
ministro inaugurando sus conferencias, con sombra o la luz de querer iluminarla.»"
frases que tienen el interés de la ambigüedad También es significativo el interés que
política en momentos en que Alemania vivía muestra el periódico por el libro de Cesar
unos momentos muy delicados. Diría el mi- Silió, La Educación Nacional, aparecida en
nistro: «Sepa el profesor Einstein que, por vo- 1914 y del cual hace un extracto, resaltan-
luntad del soberano y del Gobierno, España do ciertos párrafos de la obra. Por ejemplo:
está dispuesta a perpetuar la obra de paz «El mal vivir es vegetar estérilmente [...I, no
que había desarrollado y ayudar en sus in- puede España resignarse a seguir mal vi-
vestigaciones a los sabios alemanes cuya viendo.»55 Con más dedicación a los pro-
labor está dificultada actualmente por el blemas universitarios en los años que
estado económico que atraviesa su patria». acompañaron al proceso de la autonomía
Recalcándose por el diario: «Aplausos cle universitaria pero desde luego y, al igual
Torres Quevedo, Madariaga, Baüer, Ugar- que ocurrió con ABC, sin llegar a superar
te, Azpeitia, Hernández Pacheco...». Es de- el interés que el ya mencionado periódico,
cir hombres cle la Universidad. El Sol, muestra por estas cuestiones. En
Con El Imparcial no existen grandes que ademas de toda la serie de artículos
variantes y las noticias se repiten, aunque, que firman catedráticos cle universidad,
quizás, desde una óptica distinta en algu- destacamos uno de Alejandro Pida', titula-
nos casos como, por ejemplo, en la insis- do «Libertad de enseñanza. Lo que no
tencia y el modo con que se informa en puede separarse». En donde se defiende
relación con los conflictos estudiantiles, algo tan obvio como que sin libertad no tie-
con la explicación cle sus causas y la res- ne sentido hablar de autonomía. Circunstan-
puesta de la propia Universidad. Y, ade- cia que no estaba todavía demasiado clara
más, porque este periódico está mucho para los responsables de la política educativa.
más interesado por los problemas educati- Ciertamente que la prensa nacional sólo
vos de la enseñanza primaria, de las Escue- nos ofrece un esbozo de la Universidad,
las Normales, y los referidos a Extensión pero nos basta para entender que la imagen
Universitaria y Universidades Populares y que se posee de la misma no es demasiado
educación de la mujer. Aunque de vez en satisfactoria. Y, como las noticias se clan en
cuando se reproduzcan discursos de aper- función de la propia vida universitaria, pu-
tura como en 1905 el de Echegaray, sobre diéramos decir que, con las informaciones
«Las Matemáticas puras, la Física Matemá- de estos periódicos, se produce un reforza-
tica y la crítica de ambas ciencias», con fra- miento de la interpretación expresada des-

(53) Ibídem, 21-2-1923.


(54) El Imparcial, 2-10-1905.
(55) Ibídem, 1-1-1914.

(56) «No sabemos cómo se resolverá la actual demanda de libertades locales, pero lo que sí sabemos es
que sería absurdo pensar en cualquier género de libertad o autonomía que no llevase en el primer párrafo del
primer artículo la LIBERTAD DE ENSEÑANZA», será una de las frases más significativas. El Sol, 21-5-1919.

134
de el pensamiento y la legislación pues, en llegarse a un acuerdo y, ni liberales ni con-
definitiva, cualquier medio de comunicación servadores, ni autonomistas ni partidarios
no es otra cosa que el modo de expresión de de la centralización, consiguieron darnos
la realidad que lo ha producido. Y en ese las líneas precisas de la Universidad que
sentido la opinión vertida en los diarios querían. Quizás porque esta institución,
constituyen tanto cualitativa como cuantitati- aunque aparentemente apartada de la reali-
vamente la medida de la resonancia que la dad, era, precisamente, donde se manifes-
Universidad tenía en la vida cotidiana. taban con todo su vigor todas y cada una
Es pues la Universidad española entre de las contradicciones que afectaban a la
el 98 y el 23 una Universidad que parece sociedad española de esta época. Y, si bien
no gustar ni a sus protagonistas ni a sus in- con mucha lentitud, fue haciendo suyas las
térpretes, pero que por otra parte no per- tantas veces reivindicadas libertad de cáte-
manece ajena a esa situación, y busca dra, libertad de ciencia e incluso libertad para
desde ella misma y desde sus responsables su autogobierno, aunque ésta, ciertamente,
cambiar en aras de un mayor acercamiento con limitaciones. Superando los pronósticos
a lo que se considera su esencialidad. Aun- del 98, pero a su vez sabia deudora de sus
que, a decir verdad, es aquí donde no parece maestros.

135
e
UNAMUNO, RECTOR «REGENERACIONISTA»

M. DOLORES GÓMEZ MOLLEDA

Como en tantas otras cosas, el llamado obra de Unamuno, su debate sobre la edu-
Desastre del 98 constituyó en lo educativo, cación se animó singularmente a raíz del
un poderoso revulsivo de la conciencia na- Desastre. El marco socio-cultural y político
cional. Extendió por toda España una fie- del país y la coyuntura de efervescencia
bre pedagógica que asaltó lo mismo a los crítica, propiciaron una nueva «salida» de
entendidos y expertos que a los indocu- don Miguel a este territorio, sobre todo a
mentados; llegó a las cátedras, a las colum- partir de 1900, fecha en la que fue nombra-
nas de los periódicos y a las revistas, a las do Rector de la Universidad de Salamanca
tertulias, a los debates del parlamento y a y así se manifestaba al respecto:
la calle. Del problema educativo hablaron
políticos, economistas, sociólogos, escrito- «Nos hacen falta muchos hombres, y hom-
res, agricultores y comerciantes. bres que sean otros —había escrito arios an-
tes—. Los necesitamos no ya nuevos, sino
Los españoles, como había ocurrido más que nuevos, novísimos, renovados. y
en la Francia de Sedan, pensaron esta vez ¿cómo se logra esto?».2
con más firme convicción que nunca, que
el remedio de todos los males del país es- La ocasión de respuesta personal a
taba en la escuela: este interrogante se presentó, para Unamu-
«La escuela yanqui, racional, humana, flo- no, en el desempeño de su papel de maes-
reciente, —escribía uno de los regeneracio- tro universitario y de Rector.
nistas del momento—, es la que ha vencido Desde que ganó su cátedra en 1891, el
a la Escuela de España, primitiva, rutinaria, estilo profesoral de Unamuno, se caracteri-
pobre. ¡Tenía que suceder! A la Escuela, zó por romper con los moldes de lo con-
españoles, al trabajo, a arar hondo en la in- vencional; se trataba de un estilo de
culta corteza de nuestra tradición; a ma- indagación libre y personal de la ciencia,
chacar con bríos con el yunque de que no se contentaba con lo recibido ni
nuestras preocupaciones, hasta que el es- con la exposición rígida de una tesis; Una-
fuerzo del robusto brazo saque chispas
donde hoy es todo oscuridad») muno defendía el trato directo entre edu-
cador y educando, lo que convertía el aula
Si la crítica política y social, como es en un lugar abierto a toda rectificación e
bien sabido, ocupó muchas páginas de la idea nueva; hacía una crítica implacable de

(*) Catedrática Emérita de la Universidad de Salamanca.


(1) Santiago Alba en el Prólogo a la obra de E. DEMOUNS: En qué consiste la superioridad de las anglosa-
jones, versión española, prólogo y notas de Santiago Alba. Madrid, Librería Victoriano Suárez, 1899.
(2) M. DE UNAMUNO: Ensayos, Aguilar, SA. de Ediciones, Madrid, 1966. Vol. I, pp. 427.


Revista de Educación, núm. Extra (1997), pp. 137-147 137
la fosilización de la enseñanza universita- dialogaba con los alumnos, se «salía» del
ria: del profesorado, de los planes de estu- programa, tocaba todos los temas divinos y
dio, del modo de enseñar, de los libros de humanos y continuaba su magisterio fuera
texto, de los exámenes. de la Universidad, en los paseos, en el cam-
José Balcazar y Sabariego, estudiante po, en su propia casa, como recuerda Fede-
en Salamanca por los años en que allí tra- rico de Onís.4
bajó Unamuno, y más tarde catedrático del Pero es a partir del discurso inaugural de
Instituto de Ciudad Real, estaba sentado Unamuno como Rector de la Universidad de
en los bancos de un aula salmantina el Salamanca en 1900, cuando su «pedagogis-
día en que don Miguel, en el curso aca- mo» cobra especial interés. Si en De la ense-
démico de 1891-1892, comenzó su tarea ñanza Superior había planteado el problema
docente con estas palabras: «Texto grie- de la petrificación de la cultura universitaria, y
go, el de Curtius. Libro de practicas, La si en La Pirámide Nacional afirmaba que no
Anábasis, de Jenofonte». Recuerda que había renovación posible para la Universidad
ese mismo día un alumno le preguntó a si ésta no entraba en contacto directo con la
don Miguel por «la lección que debía pre- realidad viva, en aquel discurso don Miguel se
parar para el día siguiente». La respuesta enfrentó decididamente con los estudiantes:
que éste obtuvo fue poco tranquilizaclora «No os reunís para fines puramente científi-
porque Unamuno sonriendo le contestó: cos, de ciencia que se hace y no de la que se
«Toda la gramática». 3 Algo se iba a romper recibe hecha, pero os falta tiempo así que se
en la rutina de las aulas salmantinas. Y en ofrezca el mas liviano pretexto para echaros
efecto, los alumnos de aquella primera cla- de holgorio por esas calles paseando las
se recuerdan con delectación al Unamuno banderas de las facultades...».5 (Por cierto,
catedrático: sus clases se pasaban en un los estudiantes, a juzgar por las fuentes, en
vuelo por lo interesantes e inolvidables; esta ocasión reaccionaron mal ante la filí-
siempre explicaba pensando en voz alta, pica del nuevo Rector.)6

Madrid, 1935.
(3) J. BALC.AZAR y SABARIEGO: Memorias de un estudiante de Salamanca,
(4) En el capítulo que dedicamos a Unamuno en nuestra obra: Las Reformadores de la Espada contemporá-
nea, pp. 385-416, comentamos ya ampliamente el estilo profesoral de Unamuno. Su horror a las soluciones hechas,
su afán por lo que él llamaba «la ciencia constituyente» y la libre indagación; así como su concepto de educación
y su modo de concebir la del «hombre nuevo» español. No insistiremos, pues, sobre estos puntos que formaban
parte de la tesis de don Miguel sobre la reforma educativa española y a la que ya nos referimos entonces.
(5) M. DE UNAMUNO: Discurso en la apertura del curso académico de 1900-1901, en la Universidad de Sa-
lamanca. En O. C. Afrodisio Aguado, Madrid, 1958, vol. VII, pp. 493-304.
(6) «Todos los estudiantes éramos de Unarnuno -recuerda Fernando Rodríguez Fornos-
hasta el día en
que leyó su discurso de apertura en el Paraninfo». Hizo entonces -continúa-, una crítica «dura, despiadada, de
aquel estudiante de mi época de pantalón abotonado, sombrero cordobés y persianas, que se pasaba la vida
jugando al dominó y organizando corridas de toros».
«Fue su primer encuentro con los estudiantes. Abundaron los pitos, las voces, las protestas tumultuosas.
Los estudiantes gritaban y no dejaban de oír las palabras del orador, y don Miguel sin inmutarse leyó su discur-
so hasta el final». (RODRIGUEZ Forms, en «El Adelanto», 29 de septiembre de 1934).
En el artículo «Adentro», publicado el 9 de mayo de 1900, y en el que Unamuno estaba trabajando desde
enero de 1900, es decir, antes de este célebre discurso, había escrito: «da de ti lo que más les moleste, que es
lo más les conviene Te repito que te prepares a soportar mucho, porque los cargos tácitos que con nuestra
conducta hacemos al prójimo son los que más en lo vivo le duelen. Te alaban por lo que piensas; pero los
hieres por lo que haces. Hiéreles, hiéreles por amor». La conciencia de «misión» reformadora de don Miguel
en este artículo también es relevante. M. DE UNAMUNO: Obras selectas, Madrid, Ed. Plenitud, 1965, p. 180.

138
La correspondencia de Unamuno con todo dirigirme a los estudiantes, reunirlos,
Giner de los Ríos —de la que hemos habla- acudir a sus asociaciones, excitarlos a estu-
do en otro lugar—,7 muestra bien a las cla- diar en vivo: costumbres, tradiciones, len-
ras el empeño de don Miguel por hacer
guaje, estado social, situación obrera, etc.»
desde el Rectorado una especie de «revo- «Dentro de unos días voy a ésa a ver al mi-
lución desde arriba», en un momento es- nistro, y si puedo hacer en esta Escuela la
pecialmente propicio para la reforma revolución desde arriba, y entonces procu-
oficial de la enseñanza y de la educación raré verle [...I.»
del país, ya que acababa de crearse, preci- «Me desparramaré sin cálculos egoístas,
samente en 1900, el Ministerio de Instruc- así lo hace usted y por eso le queremos los
ción Pública. que le queremos tanto [...I. dónde voy?
Fue grande la alarma de Giner ante el No lo sé bien. y qué importa? Si prescindo
nombramiento rectoral de Unamuno que, de mí mismo iré a donde Dios me lleve, a
según él, podría distraerle de otras tareas donde debo ir a parar. Tal es mi fe, libre de
sustanciales e inmovilizarlo en el status polí- dogma.»9
tico-cultural del régimen. Sin embargo, don
Miguel en sus contactos con Giner siempre Es interesante destacar la mención de
le transmitía la ilusión con que había acepta- Unamuno a la «Revolución desde arriba»,
do su cargo, convencido de que era ésta una que para él, en el contexto regeneracionis-
gran oportunidad para su tarea como maes- ta del momento, aludía a dos hechos dis-
tro universitario.8 He aquí alguna de las tintos. Por un lado, se trataba de «hacer
cuestiones mas significativas que planteó cosas», promover la reforma drástica de la
Unamuno en su correspondencia con Gi- enseñanza desde los altos organismos po-
ner de los Ríos: líticos y académicos, influyendo en el Mi-
«No sé, mi querido don Francisco, si me
nisterio de Instrucción Pública. Por otro,
conviene o no personalmente el cargo, ni significaba entregarse personalmente a la
cómo saldré de la aventura en que se me tarea de sacudir la inercia y el vacío espiri-
ha embarcado... Hay mucho que hacer y tual de los que le rodeaban, sembrando in-
algo intentaré en cuanto a las trabas buro- quietudes, ideas agudas, interrogantes:
cráticas me lo permitan [...] Pienso sobre «trabajar, trabajar, trabajar».'"

(7) Unannino y Giner de los Ríos. Correspondencia inédita. Madrid, Narcea, S.A. de Ediciones, 1977. Mu-
chas fueron las afinidades —y bastante también las discrepancias— de don Miguel de Unamuno con la Institución
Libre de Enseñanza. La critica de la Institución al sistema político imperante y su preocupación por la renova-
ción intelectual del país, atrajeron a Unamuno desde el momento en que entró en contacto con Giner en la
Universidad de Madrid. Las discrepancias de Unamuno fueron también muy explicables, dado el modo de ser
de Unamuno tan reacio a dejarse etiquetar y sus «rebeliones» ante toda clase de «escuelas» cualquiera que fue-
se su fuente de origen. Para las relaciones de Unamuno con la Institución Libre, véase nuestra obra Los Refor-
madores de la Espada Contemporánea, Madrid, CSIC, 1966. Una exposición sistemática sobre las ideas
educativas de Unamuno en BUENAVENTURA DELGADO: Unamuno educador, Madrid, Ed. Magisterio Español, 1973.
(8) Así lo confirma el epistolario unamuniano dirigido a otros corresponsales: C,ossío, Uña y Shartou, Ar-
zadun, Bernaldo de Quirós o Jiménez Fraud. Aún rezumaba la antigua ilusión, aunque llena de amargura, en
la célebre conferencia de Unamuno a raíz de su destitución en 1914, Lo que ha de ser un Rector en España,
conferencia leida en el Ateneo de Madrid el 25 de noviembre de 1914. En O.C. Afrodisio Aguado.Vol. VII, pp.
853-883.
(9) Unamuno a Giner, 3 de noviembre de 1900. El texto completo de esta carta aparece en el estudio ci-
tado Unantuno y Giner de/os Rías Correspondencia inédita. La cursiva es nuestra.
(10) Ibídem.

139
Precisamente el ambiente salmantino cada familia, de cada localidad. Debería
por estas fechas estaba especialmente «cal- también hacer «reformas profundas en el
deado». En la ciudad, había constituido régimen de la enseñanza y la educación
todo un acontecimiento el discurso que nacional», desde la escuela a la Universi-
Costa había pronunciado en los Juegos dad.
Florales de 1901. Joaquín Costa, como es A juzgar por su correspondencia, las
bien sabido una de las voces más repre- palabras de Costa impresionaron profun-
sentativas del regeneracionismo, había damente a Unamuno. Por otra parte, desde
apelado a los «otros» hombres del 98, los el punto de vista psicológico, el nombra-
hombres que silenciosamente, sin palabras miento de Rector no podía llegar en un
y sin voz, tenían el futuro de España en las momento más oportuno. Don Miguel ha-
manos. Al despedirse de Salamanca, Costa bía pasado en su trayectoria intelectual y
animó a su auditorio a no instalarse en el vital por dos momentos especialmente in-
dolor y en el inmovilismo de la derrota, y a teresantes. Primero, el de su afiliación al
volver a tomar el peso de los hombres reno- socialismo, de 1894 a 1896. Después, el de
vadores, entre los que citó expresamente a su crisis religiosa, de 1896 a 1897. A lo lar-
figuras de la Universidad salmantina, a Vi- go de esta etapa había desarrollado una
toria y Antonio Agustín, a Muñoz Torrero, continua crítica del sistema de la Restaura-
a Quintana, a Nicasio Gallego y a todos ción, al que había llamado en alguna oca-
esos hombres en cuyos pensamientos y en sión «régimen de mentira», 12 crítica
cuyas obras «podrían haber tomado rum- generada por cierto, desde la región gana-
bo.., los creyentes en una España nueva». dera y agrícola deprimida, y desde la Uni-
«El honor y la seguridad de la nación —ha- versidad provinciana venida a menos.
bía clamado Costa entonces ante los ciuda- Así se iniciaba una nueva etapa en la
danos salmantinos— están en manos de los evolución interna de Unamuno, caracteri-
que aran la tierra, de los que cavan la viña, zada por una especial conciencia de «mi-
de los que arrancan el mineral... De los sión»; una conciencia mesiánica que
que estampan los libros, de los que acau- encajaría particularmente con la posibili-
dalan la ciencia, de los que hacen los hom- dad que le ofrecía el cargo rectoral. Una-
bres y los ciudadanos educando a la muno dejaba así atrás un momento de
niñez»." gran depresión de ánimo: La quiebra de
Para Costa, España tenía que mudar sus relaciones con los miembros del parti-
de piel, romper los moldes viejos, sufrir do socialista; la enfermedad cíe su hijo, y la
una transformación honda y radical de suya propia; las dificultades económicas y
todo su ser, y realizar una revolución inte- reveses en su trabajo literario," y la desa-
rior, hecha dentro de cada español, de zón que le produce la situación general del

(11) Giner a Unamuno, el 18 de noviembre de 1901, comentando el discurso animaba a don Miguel: «A
ver si Costa remueve ahí esa alma que Vd. tiene por dormida... y ¡a vivir!». La cursiva es nuestra.
(12) UNAmuNo, en «La lucha de clases», de Bilbao, 23 de enero de 1897.
(13) Abundan en su correspondencia los datos sobre dificultades económicas en estas fechas: «trabajan-
do y archivando casi todo lo que hago hasta que mejore nuestro mercado literario». «Estoy harto de trabajar
para el Nuncio» (Unamuno a Múgica, 14 de Marzo de 1898).
«La depresión nacional se nota en todo» (Unamuno a Mügica, 15 de septiembre de 1897). «He podido
barloventar la galerna económica de este año» (Unamuno a Múgica, 28 de diciembre de 1898).
Todas las citas de la correspondencia con Mügica en la obra de Fernändez Larraín: Cartas inéditas a Mi-
guel de Uizamuno, Madrid, Ediciones Rodas, S.A., 1972.

140
país, se habían estado reflejando en su co- sentido a esta nueva etapa y que encierra
rrespondencia con un tono triste y deses- el secreto de su entusiasmo por su nuevo
peranzado: «... si uno se mete a predicar alto puesto en la Universidad. En una carta
algo que cree elevado, purificador, ideali- escrita a primeros de diciembre de 1903,
zador, digno y puro, en seguida lo rebajan, don Miguel menciona confidencialmente:
lo ensucian, lo entienden a lo bruto, lo
progresistizan y convierten en bullanga y «Desde hace algún tiempo, desde que pasé
motín. Dan ganas de hacerse místico, reti- cierta honda crisis de conciencia, se va afir-
mando en mí una profundísima persuasión de
rarse a una ermita....»N que soy instnunento en manos de Dias para
Unamuno se siente en estos momentos contribuir a la trnotación espiritual de España.
desplazado del ambiente general; discrepante Toda mi vida, desde hace algún tiempo, mis
en un mundo que aplaude y acepta lo que él triunfos, la popularidad que voy alcanzando,
encuentra inaceptable: «Creo, querido Mági- mi delación a este rectorado, todo ello, me pa-
ca, que voy a quedarme solo, solo con el rece enderezado a ponerme en situación tal de
mundo que me he creado, solo con mis sen- autoridad y de prestigio que haga mi obra más
timientos, solo en aquella hermosa soledad de fnictuasa. Cuanto hasta hoy he escrito y he ha-
Salamanca, con mi familia y mis libros».15 blado en público no es más que preparación a
Unamuno por estas fechas ha hablado y mi terdadera labor, a mi obra...»'8
escrito insistentemente con frases aceradas,
sobre los males patrios. Son bien conocidas Esta renovada actitud de fe en si mismo
sus frases: «Da pena esto», «Aquí no pasa como instrumento para la renovación espiri-
nada», «Cada día peor» y su famosa refle- tual de España, reflejada ya inicialmente en
xión de 1898: «Muera Don Quijote».' 6 Pese a su Nicodemo el Fariseo, recibió sin duda, un
todo, hasta este momento Unamuno no se espaldarazo definitivo con el nombramiento
ha sentido personalmente impulsado a esa de Rector, ocasión que estima como privile-
tarea de redención, aunque la estimaba ne- giada para la realización de una «obra fruc-
cesaria, sobre todo mediante la cultura: «el tuosa» de regeneración universitaria.
pueblo necesita cultura, mucha cultura, y El nombramiento de Unamuno no cayó
no sé bien quién va a darsela»,17 bien en Salamanca, y de ello hablan elo-
Es durante estos años de Crisis y de so- cuentemente los problemas y dificultades
ledad —como sabemos por él mismo— que encontró en el desarrollo de su tarea
cuando se gesta en él la actitud que dará rectoral.'9

(14) Unamuno a NIúgica, Salamanca, 11 de junio de 1896.


(15) Unamuno a Múgica, 1 de diciembre de 1896. En el momento en que escribe estas líneas, Unamuno
acaba de asistir al estreno de El setiorfeudal de Dicenta. En su crítica de esta obra aflora el íntimo problema de
su discrepancia plenamente vivida en este momento con el partido socialista. Véase nuestro trabajo, Una muno
socialista. Páginas inéditas de don Miguel. Narcea, Madrid, 1978.
(16) Unamuno a Múgica, 28 de julio de 1898.
(17) Ibídem. la cursiva es nuestra.
(18) Unamuno a Múgica, Salamanca, 2 de diciembre de 1903. La cursiva es nuestra.
(19) Véase sobre las circunstancias del nombramiento, el trabajo de Y. Turín: Unarnuno, unitersitaire,
París, 1962, pp. 39-77. El ministro García Alhc, justificaba el nombramiento con estas palabras: «He encontrado
en la Asociación de Profesores de Salamanca una notabilidad conocida, Unamuno, y le he nombrado sin cui-
darme de lo que pensaba o significaba. He hecho lo mismo en Barcelona». El Rector elegido para la Universi-
dad de Cataluña, Garriga, era hombre conservador. Con esta frase, García Alix quería expresar su falta de
partidismo en el nombramiento de rectores. (Texto en el «Diario del Congreso», 17 de diciembre de 1900,
p. 606, reproducido por Y. Turín, op. cit.).

141
El contexto político-académico en el enseñanzas que hoy existen; devolver al
que el nuevo Rector iba a estrenarse resulta- cuerpo universitario una prudente y racio-
ba complejo y estaba lleno de implicaciones nal autonomía, escuchar su voz cuando de
ideológicas. Para el sector preocupado por la enseñanza se trata [...1. Queremos reivindi-
formación de nuevas minorías dirigentes,20 car para el cuerpo universitario toda aque-
el tema de la reforma universitaria, de su lla libertad de acción que dentro de su
reestructuración orgánica, de la ampliación peculiar esfera le corresponde».2'
y modernización de sus planes de estudio, En los primeros años del siglo XX, el
de la introducción de nuevos métodos, tema de la reforma universitaria, urgido
tanto de indagación como didácticos, re- por el ambiente regeneracionista, se hace
sultaba comprensiblemente vital pero se presente en los debates políticos de talante
enfocaba de modo claramente unilateral, conservador o liberal. Desde 1901 a 1922
desde una condición sine qua non: la de la se asiste a varios intentos reformadores y
autonomía de la Universidad. Desde 1894 todos son objeto de gran polémica.
se había planteado en las Cortes la necesi- En el fondo se trataba de un problema
dad de una ley de organización de las Uni- político: la visión antagónica que tenían
versidades, y la aspiración de la autonomía los conservadores y los liberales sobre la
universitaria. El proyecto de ley correspon- Universidad y sobre la autonomía universi-
diente nunca pasó de tal, aunque el Sena- taria. De Romanones a Alba pasando por
do y el Congreso lo aprobaron. Burell, el proyecto cle reforma de la Uni-
En realidad la idea de descentraliza- versidad había estado en manos liberales.
ción universitaria venía de lejos. La ley de Con Santamaría de Paredes y Silió se ha-
1857 que había uniformado la vida univer- bían hecho cargo del asunto los conserva-
sitaria, tanto en opinión de los conservado- dores. Los primeros identificaban la
res como de los liberales, había contribuido reforma universitaria con el espíritu de los
a la crisis cle la Universidad. Entre otras fi- intelectuales inconformistas con el statu
guras preocupadas por el tema, en 1897 quo político. Los liberales, por su parte, no
Menéndez Pelayo se había manifestado ro- estaban dispuestos a aceptar en la Univer-
tundamente al respecto: «Importa emanci- sidad el espíritu maurista que tachaban de
par de la excesiva tutela oficial a las reaccionario. La tensión entre los dos gru-

(20) La preocupación por la educación de las masas, que encontrará su auge tras la crisis de 1917, ace-
lerará el problema de la reforma. Desde la «Colina de los chopos», el director de la Residencia de Estudiantes,
estimaba posible salir al paso del creciente antagonismo social a base de la preparación esmerada de una elite
ciudadana con verdadera conciencia de minoría en «misión», capaz de prevenir las catástrofes que tantos sig-
nos y tantas profecías anunciaban. (A. JimüNTz Fitnuo Ocaso y Restauración. Ensayos sobre la Universidad espa-
ñola moderna, Colegio de México, p. 250).
En el preámbulo de la Ley de Autonomía de 1919 se reflejaban estas ideas en un texto sin desperdicio:
«Aun cuando seducidos por la apariencia, piensen muchos que en la escuela está el interés de los más y que
de ella ha de arrancar toda mejora, no se puede negar ni desconocer que también los menos, es decir, el em-
puje vigoroso de las capacidades superiores determinan la grandeza de un pueblo y el progreso de la humani-
dad. Importa mucho la difusión de la cultura entre la muchedumbre de gentes que forman el tejido nacional;
pero importa tanto la existencia de focos nacionales de alta cultura. La masa, meramente repetidora, adueñada
de un progreso anterior en su forma más simple, elemental y práctica, es siempre el pasado actuando en el
presente [...I. La minoría de escogidos que investiga, corrige, inventa y teoriza, es la vida en marcha renovadora
de sí misma; es la ciencia, la literatura y el arte que avanzan, progresan y preparan el porvenir». (Real Decreto
de 21 de mayo de 1919).
(21) NIEWENDEZ PELAYO: Dictamen sobre el proyecto de reforma universitaria (1887), 0.C., IXIV, pp. 273-277.

142
pos se hizo patente en los debates de Cor- del centralismo estatal. De ello, dan cuenta
tes en los que se discutieron las reformas. determinados profesores salmantinos en
Unos estaban recelosos ante todo lo que sus lecciones inaugurales de curso, claro
pudiera conllevar la influencia ideológica exponente de sus «pronunciamientos»
de determinados círculos intelectuales pro- académicos, momento en que aprovecha-
gresistas en la Universidad; los otros se re- ban el eco y la mayor audiencia que la
sistían al posible influjo de un cierto ocasión les proporcionaba, para exponer
dogmatismo político y religioso. sus ideas. La Universidad, a través de las
Las amargas verdades que Unamuno voces de sus catedráticos, se lamentaba del
tuvo que proclamar, con ocasión de las re- centralismo de Madrid, que lo absorbía
formas universitarias, fueron bastante mal todo. Era entonces cuando comenzaba a
acogidas y siguen resultando incluso hoy aparecer el fenómeno y la práctica del
día demasiado duras. De ahí, la poca pren- guadalajat-ismo, es decir, el cómodo uso
sa que han tenido las ideas unamunianas so- de residir en Madrid desempeñando pues-
bre el tema. Sus planteamientos no encajaron tos en las provincias inmediatas. Confundir
en los sistemas de ninguna de las visiones la capitalidad con la nación toda, fue un
«políticas» del problema -en este terreno error que ya apuntó Espronceda a Mencli-
como en otros clon Miguel no escapó a su sig- zábal, y que repetía por entonces nuestra
no de hombre sin partido a la hora cle des- Universidad al criticar al gobierno: «Por la
cubrir lacras que alcanzaban a todos. capital ha juzgado de las provincias...».
El nuevo Rector intentaba situar la re- Sin la actividad que desarrollaba la an-
forma de la Universidad en el terreno de la tigua vida académica universitaria, las pro-
realidad y de la sociedad en que estaba in- vincias se convirtieron en pueblos grandes.
cardinada, es decir, en los claustros, en las En 1857, Claudio Moyano, el autor en ese
aulas, en los profesores, en los estudiantes, mismo año de la Ley Universitaria podía
en la situación de la investigación y de la decir con razón: «En rigor no hay más Uni-
enseñanza, en los métodos, en los labora- versidad que la de Madrid»; a las demás «se
torios, en las bibliotecas, y en las carencias les llama Universidades aunque en su esencia
y urgencias del entorno social. no les queda de esto más que el nombre...» Y
Las ideas de don Miguel sobre la auto- ciertamente sin el esfuerzo de algunos pro-
nomía tenían como base su propia experien- hombres salmantinos -como el Padre Cá-
cia profesoral. Su audacia para lanzarlas, mara- la Universidad de Salamanca habría
no era ajena a su situación políticamente desaparecido. Pero en Salamanca, como dejó
nada comprometida. Ambas cosas lo aleja- escrito un ilustre catedrático, «se planearon las
ban de puntos de vista demasiado teórico- batallas que en Madrid se ganaron».
ideológicos, desajustados de la situación Con todo, el predominio de lo que
objetiva de la institución universitaria y so- Unamuno detestaba, aquello contra lo que
metidos en cambio a condiciones partidis- se había pronunciado siempre -programas
tas. Por otro lado, fueron décisivas sus cerrados, ciencia hecha y clausurada, con-
vivencias como catedrático y como Rector formismo con lo establecido, memorismo-
en su visión del problema. imperaba entre los estudiantes y en las au-
A fines del siglo xix la Universidad sal- las de Salamanca:
mantina se encontraba desarrollando la es-
casa actividad a la que se habían visto «Siempre será poco cuanto se diga de la
abocadas las Universidades de provincias a postración en que yacen nuestras Universi-
consecuencia de la Ley Moyano de 1857. dades -escribía en 1899-, cuyo mejor pa-
No obstante, el estudio salmantino había pel se reduce a ser bobinas de doctrinas
mantenido viva la esperanza de librarse hechas ya, cuando no pasadas de puro he-

143
chas... Podría sustituirse con ventaja a gran «No es ponderando las excelencias que la
parte de los catedráticos por fonógrafos. Ley del 57 tenga, como mejor seguiremos
Muchos son meros repetidores de un libro las huellas de los grandes patriotas, sino
de texto que les ahorra estudio; otros a la reformándola y modificándola para que
manera de zorro que va borrando con el llegue a ponerse en consonancia con las
jopo la huella de su marcha, celan cuidado- necesidades de nuevos tiempos.»
samente las fuentes de que beben L..]; quien
pretende enseñar a otro su pensamiento Asimismo había manifestado su des-
(el del que enseña), en vez de despertarle confianza en el poder de La Gaceta:
el propio, criará siempre un loro.»22
«¿De qué sirve mandar desde ella nada si
Ante esta situación, en su cargo de no se manda en el espíritu de los que han
Rector, don Miguel se impuso en primer de aplicar y ejecutar esos mandatos?... ;De
qué sirve reformar la instrucción pública,
lugar una tarea de denuncia: si seguimos siendo los mismos, los maes-
«... Tengo mi cátedra, procuro en ella.., ha- tros que hemos de enseñar? L.J. No creo
cer obra pedagógica; pero no desperdicio que en esta acción externa, legislativa, lo
ocasión de hacerla demagógica, de dirigir- mismo que no creo en la revolución...»25
me ya por la pluma, ya de palabra, a las
muchedumbres. »2 En el trabajo De la Enseñanza Supe-
rior en España, publicado en «Revista
Y en efecto, Unamuno no se dedicará Nueva», a principios de 1899, Unamuno
sólo a la filología y a las tareas más o me- había planteado los principios que, a su
nos burocráticas del Rectorado. Tomará juicio, deberían presidir y orientar la refor-
parte activa en los temas de actualidad a ma oficial de la Universidad, y que repeti-
través de sus primeros ensayos y a través ría en todos sus trabajos posteriores:
de la prensa. Don Miguel se interesaba por libertad de pensamiento ajena a todo dog-
la economía y la sociología, por las cues- matismo que propiciase el propio conoci-
tiones literarias, por la política, por los miento como pueblo y el conocimiento del
conflictos sociales. Estaba decidido a no mundo; confrontación del pensamiento es-
ser únicamente el catedrático de griego es- pañol con el europeo; espíritu de toleran-
pecialista en la materia, o «el Rector»: cia; superación del excesivo especialismo
en la ciencia, cultivo y promoción del «sa-
«Se más que el suficiente griego para poner a cerdocio del magisterio»; eliminación de la
aquellos que quieren saber de él en disposi- rutina y de la ramplonería; la transforma-
ción de valerse por sí mismos [...1 Fuera de ción, en fin, del profesor y de su mentali-
esto, no me creo obligado a hurtarme de lo dad a todos los niveles.
que estimo sagrados deberes para con mi pa-
tria, engolfándome en eruditas disquisiciones El problema radicaba en que para la
sobre éste o el otro punto de filología...»24. mayoría de la opinión pública el reconoci-
miento de la autonomía implicaría auto-
Desde siempre Unamuno había máticamente el subsanamiento de todos
pensado en la necesidad de la refor- estos defectos. Nadie o casi nadie partía
ma de la Ley Moyano. del análisis interno de la Institución univer-

(22) M. DE UNAMUNO: «Las Universidades», en Heraldo de Madrid, Madrid, 9 de octubre de 1899.


(23) En el Pró(og
. o a la obra de BUNGE: la educación (1909), O.C. Afrodisio Aguado, Madrid, 1958, vol.,
III, p. 517.
(24) Unamuno a Giner y M. Bartolomé Cossio, Salamanca, 10 de octubre de 1914.
(25) Unamuno en El Heraldo de Zamora, 26 de noviembre de 1900, con ocasión de la inauguración de
un monumento dedicado a Claudio Moyano.

144
sitaria, tal y como Unamuno la había vivido los profesores, no sé lo que acabaría de
y sufrido, y de las consideraciones sobre las pasar». Y tan peligroso como el nombra-
posibilidades de la Universidad para asumir miento del profesorado por los claustros,
las nuevas disposiciones legislativas. era para don Miguel el nombramiento
En relación con la autonomía universi- por Orden Ministerial cuando imperaban
taria puede decirse que las ideas de Una- «ministros profesionales de la arbitrarie-
muno se desarrollaron en torno a dos ejes dad»; «Mire usted —refería clon Miguel
y en momentos distintos. En sus proyectos como dicho por un amigo de la Facultad
de principio de siglo mantenía la tesis de de Medicina— si el ministerio nombrase
que, de modo previo a cualquier plan de profesorado serían catedraticos de Ciru-
autonomía, la propia Universidad tenía gía todos los barberos de Antequera».
que transformarse. En sus trabajos poste- Mejor resultaban las oposiciones con to-
riores, Unamuno se dedicó a analizar las dos los inconvenientes que acompañan a
posibilidades de la autonomía en relación este tipo de pruebas y que él mismo
con la sociedad, y se preguntó por las fina- había experimentado, las «puertas fal-
lidades y los beneficiarios de los proyectos sas» —son sus palabras— que tales sistemas
autonómicos.26 de nombramiento podían representar.27
Las opiniones de Unamuno sobre pro- Unamuno insistió en el insustituible
yectos autonómicos enfrentaron al Rector papel regulador que había cle desempeñar
con no pocos sectores de opinión. A pesar el Estado, dacla la situación en la que se
de los planteamientos sobre la autonomía encontraba la Universidad, institución a la
universitaria, don Miguel consideraba in- que él mismo juzgó, como antes hemos
sustituible el papel estatal en la educación apuntado, en términos muy duros. Entre
y en la reforma educativa. Ya en 1902, en las enfermedades que padecía la Institu-
un prólogo escrito para la obra de Bunge, ción universitaria, Unamuno cargaba las
había manifestado que, a su juicio, no era tintas sobre la arbitrariedad:
posible organizar la educación en España
sin contar con el Estado. Esta afirmación «No creo que el remedio pueda ser la au-
estaba amargamente edificada sobre la ex- tonomía tal y como hoy están las cosas. El
periencia de lo vivido y no encajaba con remedio es una legislación más moderna,
más adaptada a las necesidades actuales,
los aires de autonomía «alegre y confiada» más amplia, no casuística y que a la vez
que imperaban por entonces en el ambien- que limita una cierta irresponsabilidad que
te general: «La autonomía plena —remataba tenemos todos, que tiene, "Su Majestad" el
Unamuno— creo que traería daños incalcu- catedrático, también cortapise las atribu-
lables; si por ejemplo se llegara a enco- ciones indiscrecionales y arbitrarias del
mendar a los claustros el nombramiento de poder ministerial.»28

(26) Para un análisis de las intervenciones de Unamuno a propósito de los planes de autonomía véase,
nuestro trabajo: Unannino y la polémica sobre la autonomía unitersitaria. En Estudios en Homenaje al Profesor
Vicente Palacio Atard, Madrid, 1986, pp. 355-369.
(27) Discurso en la Academia de Jurisprudencia y Legislación, O. C. VII, pp. 926-927. Por cierto que en
su preocupación por los profesores don Miguel no estaba solo. También algunos políticos coincidían con él.
Recuérdese la anécdota de Cambó y el Rey Alfonso XIII con ocasión de la creación de la Ciudad Universitaria.
Don Alfonso habló al líder regionalista de espacios, edificaciones e instalaciones con todo entusiasmo. Cambó
callaba: «No me parece que esta realización le entusiasme». A lo que Cambó respondió sinceramente: «Señor,
es que yo siempre he creído que las Universidades no las hacen los arquitectos sino los profesores». En J. PA-
13(3N: Gambó, Barcelona, Ed. Alfa, 1969, Tomo II, 1930-1947, p. 9.

(28) Discurso en la Academia de Jurisprudencia y Legislación, cit. En O. C., VII, p. 936.

145
En gran parte, la desconfianza de que realmente lo único que se ha hecho
clon Miguel estribaba en las experiencias únicamente en España es lo de Salamanca».
que había vivido en los claustros univer- Pero era el propio Unamuno el que se
sitarios y que se habrían de convertir en mostraba satisfecho con el trabajo que
los órganos supremos de gobierno de la se había realizado en la Universidad cíe
vida académica, en caso de que la auto- Salamanca:
nomía universitaria llegase a ser una re-
alidad. Cuando Unamuno se incorporó a «[...) Esta vieja ciudad de Salamanca sigue
la Universidad de Salamanca en 1891 se tan tranquila y sosegada como usted la co-
encontró con unos claustros que estaban noció..., pero por dentro, en su ambiente
intelectual, en ganas de trabajar, ha ganado
convertidos en un semillero de pequeñe- mucho. La Universidad se ha fortalecido
ces y antagonismos políticos e ideológi- con elementos jóvenes y más entusiastas,
cos: «Para que llegasen a ser nuestras se ha creado un Ateneo, menudean las
Universidades algo vivo y fecundo, harían conferencias y veladas, y esto va entrando
falta verdaderos claustros con espíritu de en una vida mucho mäs intensa.., y es que
solidaridad en la inquisición científica y hoy ya tengo seis u ocho jóvenes que me
esto es casi imposible [...] en un estado ayudan. Y espero lograr con el tiempo, si
como el nuestro, conocido por su dogma- mis aprensiones no pasan cle tales, hacer
tismo y espíritu sectario. Mientras subsista de esta Universidad algo que merezca el re-
nombre, no sé si justo, del que gozó hace
como hoy todo eso de blancos, negros,
cuatro siglos.» 3°
grises, pardos, berrenclos y de mil tintas y
señales, la regeneración de la enseñanza No obstante durante estos catorce
será un mito» —recalcaba don Miguel— uti- arios en el desempeño del cargo de Rector,
lizando el lenguaje taurino salmantino.29 Unamuno había ido enfrentándose, en el
En tales condiciones ¿cómo podrían ejercerámbito local y nacional, con todos y cacb
los claustros auténticas funciones de go- uno de los sectores representativos del
bierno en la Universidad autónoma? país: con los profesores de la Universidad
—son célebres los claustros que reflejan «el
Todavía en 1913, a pesar de las actitu-
des hipercríticas cle Unamuno, el Rectora-estado de la cuestión»—; con los estudiantes
do de don Miguel parecía marchar sobre (pese a los buenos oficios de clon Miguel en
ruedas. Las campañas de Unamuno y de los las frecuentes algaradas estudiantiles de su
catedráticos y estudiantes que con él colabo-
tiempo). Se había enfrentado también con
raban (Elorrieta, Onís, Sánchez Rojas, entre
los «notables» de la ciudad, sobre todo
otros), acometidas en la ciudad y en la pro-
cuando clon Miguel comenzó a manifestar
vincia en pro de la renovación universitaria,
su opinión sobre la situación agraria sal-
eran seguidas por los intelectuales madrileños
mantina; con el clero secular de la diócesis
con gran interés. Por estas fechas, un discípu-
—dadas las singulares teorías religiosas de
lo le escribe a Unamuno desde la capital: Unamuno y sus clamores en pro de una
Kulturkampf a la española— y, en fin, con
«Giner, la Junta entera y el Instituto, entu-
siasmados con nuestras cosas de Salaman- los políticos del régimen, con el Ejército y
ca. Es ya frase en Madrid, que la única con el propio monarca, ya que en poco
esperanza en España, es ya la Universidad tiempo pasaría de una abierta simpatía ha-
de Salamanca... Ortega me ha dicho hoy cia él a una hostilidad nada recatada.

(29) M. DE UNAINALINO: «Las Universidades», El Heraldo de Madrid, 9 de octubre de 1899.

(30) Unamuno a Matilde B. de Ros, Salamanca, 8 de diciembre de 1913, en FERNÁNDEZ LARRAN: Cartas iné-
ditas, cit., p. 357. La cursiva es nuestra.

146
No es un secreto para nadie que la opo- ciudad y esta Universidad, a la que me
sición, utilizando todo ese «material» trabajó siento más ligado que nunca. El triste am-
biente de cobardía y pordiosería que opri-
y trabajó mucho contra Unamuno.m El pro- me a España, aquí parece espesarse. ¡Qué
pio don Miguel, en un texto en el que se pena!»33
ha reparado muy poco, reconoció el flanco
que había ofrecido a la crítica de sus ene- Muy dura y muy desconfiada fue la
migos, dejándose llevar de su carácter: postura de Unamuno ante los proyectos de
«Yo he pecado mucho en desdeñar a los regeneración universitaria. Sus palabras
hombres buenos, de paz, de concordia y pueden resultar para hoy día demasiado
de tolerancia... Yo he pecado mucho en escépticas y pesimistas —no es nuestra Uni-
ejercitar mi mordacidad satírica a costa de versidad, la Universidad de entonces—.
mis mejores amigos; pero yo os digo aquí Pero es importante destacar este aspecto:
—y de ello tengo testigos— que nada me su esfuerzo por situar el problema de la re-
cuesta confesar esas mis culpas...»32 forma en el terreno de las realidades con-
Pero, errores aparte, en la carta de con- cretas, confrontando, el aquí y el ahora de
testación a Giner y Cossío, dándoles las gracias la experiencia vivida, con los cambios for-
por su amistad, en la hora triste de su des- males y las generalizaciones fáciles. Por-
titución del Rectorado en 1914, Unamuno que además de un programa de reformas
vuelve a mostrarnos, a través de su nostal- hecho sobre el análisis objetivo, científico
gia, la sincera ilusión regeneracionista con y técnico de las necesidades universitarias
que aceptó el cargo de Rector, que no fue, —que no se llegó a hacer— además asimis-
para él ni mucho menos un «chibolete»: mo de una política educativa que intentaba
superar las diferencias de partirlo y bande-
«Lo siento —escribe— porque me preparaba ría —que tampoco existió— hubiera hecho
a continuar una obra comenzada y que no falta la poco comprometida y alta voluntad
se conoce bien. Algún día contaré lo que de todos, políticos, profesores, alumnos,
he hecho, lo que he intentado hacer y lo
que no me han dejado hacer, que es mu- ciudadanos, en una palabra, de la comuni-
cho. Tenía que emprender las cosas de dad nacional, como exigía Unamuno, para
flanco y por rodeo [...I Mas esto me mueve que se asumiesen de modo efectivo las re-
a una nueva acción y a no abandonar esta formas universitarias.

(31) Sobre el proceso de la destitución, véase el citado trabajo de Y. Turín: Cumulo turiversitaire, París, 1962.
(32) UNAMUNO: Discurso en memoria del catedrático Luis Rodríguez Migue4 marzo de 1916, 0.C., VII, p. 917.

(33) Unamuno a Giner, 10 de octubre de 1914.

147
e
EL PRIMER CONGRESO PEDAGÓGICO VENEZOLANO Y EL CÓDIGO DE
INSTRUCCIÓN POPULAR (Caracas 1895)
CARMEN LABRADOR (e)

INTRODUCCIÓN por el paralelismo con otras situaciones se-


mejantes en Europa y América en las déca-
La variedad de cuestiones que apare- das de fin de siglo.
cen cuando se pretende estudiar cualquier
sector de la sociedad latinoamericana, es
inabarcable y constituye una dificultad im- EN TORNO A 1895. BREVE
portante, a veces insuperable, sobre todo CONTEXTUALIZACIÓN
si se intenta ofrecer un conjunto de aspec-
tos sobre dicha realidad que siempre se Para situar el tema, parece convenien-
presenta compleja, rica, peculiar, diversa) te aportar unas notas breves, definitorias
En este artículo sólo se abordan algu- del estado en que se encontraban algunos
nos temas relacionados con las inevitables de los países de América Latina en aque-
polémicas sobre la educación; de ningún llos arios. Siempre en torno a 1895.
modo puede ser un estudio exhaustivo, sí En Venezuela los conflictos que se vi-
una aproximación a determinados plantea- vían en estas fechas son el resultado de las
mientos que se debaten en Venezuela en actuaciones de los liberales de Antonio
los arios finales del siglo pasado. Estamos Guzmán Blanco, presidente entre 1870 y
ante una realidad que, sin duda, presenta 1888. Es ciertamente una etapa de expan-
particulares problemas, que exigen estu- sión económica y también de luchas im-
dios más detallados y específicos. Porque, portantes con la Iglesia.
ciertamente, la instrucción escolar fue un El Presidente, en su afán civilizador
raro privilegio que hubo de ser celosamente atendió más a un mimetismo formal euro-
custodiado como salvaguarda de la diversi- peizante que a un cambio de fondo en lo
dad entre los países. Su misma topografía social. En 1870, dicta su célebre decreto
contribuye a la falta de escuelas repartidas que declara obligatoria la educación pri-
de modo uniforme.2 maria, el cual se tradujo en un incremento
El propósito de dedicar estas páginas cualitativo del ingreso a la educación bási-
al Primer Congreso Pedagógico Venezola- ca, pero que no modificó el carácter vacío
no de 1895, tiene un significado particular e inoperante de esta educación por ausen-

(*) Universidad Complutense de Madrid.


(1) H. Cnumnrrn: «Sobre la "excentricidad" de la evolución histórica latinoamericana», Sistema, Cuestiones
Latinoamericanas, núms. 60-61, junio 1984, p. 266.
(2) L. Gnu: Educación y desarrollo en América Latina, Buenos Aires, Paidós, 1973, p. 22.


Revista de Educación, núm. Extra (1997), pp. 149-162 149
cia de orientación doctrinaria, de metodo- Santa Sede, el catolicismo chileno com-
logía pedagógica y de una política de for- prendió claramente que importantes secto-
mación de maestros. res de la sociedad chilena se habían
Esa era la situación de la educación separado de la Iglesia y que existía la seria
venezolana en las postrimerías del siglo xix, responsabilidad de que la nación chilena
precisamente cuando comienza a formarse dejara de ser una nación católica.'
en el país un movimiento intelectual, fuerte- El historiador Ricardo Krebs Wilckens,
mente influido por el positivismo comtia- en una excelente ponencia pronunciada
no, que en lo relativo a la educación tuvo en el Primer Congreso Iberoamericano de
en Herbert Spencer un conspicuo e influ- Historia de la Educación, celebrado en
yente portavoz en la Europa finisecular de- Santiago de Chile en 1988, en un breve re-
cimonónica. cuerdo a la evolución de los diferentes paí-
Las ideas positivistas inspiraron en Ve- ses de América Latina, decía:
nezuela a una vanguardia intelectual «for- El siglo XIX es un segmento histórico de
mada por Luis Razetti, Adolfo Ernst y Rafael grandes acontecimientos para Brasil. El
Villavicencio, quienes, sin temor a enfrentar- nuevo Imperio se ve agitado de muchas
se a las ideas dominantes, las combatieron maneras hasta que, en el mismo siglo, se
con firmeza, oponiéndoles los puntos de vis- transforma en república. Entre los sucesos
ta que defendían, basados en la suprema- más relevantes, después cle la proclama-
cía del conocimiento científico frente a ción de la independencia en 1822, señala-
toda concepción apriorística, por sagrado mos la abolición de la esclavitud en 1888,
que fuera su origen».5 la proclamación de la República Brasilera
en 1889, se produce la separación de la
En otros países la situación es pareci- Iglesia y el Estado y el aumento de la inmi-
da. Así en el curso de los grandes cambios gración europea. Ante estos hechos de in-
que tuvieron lugar en Chile en la segunda discutible importancia sociopolítica, voces
mitad del siglo xix se produjo también una idealistas reclaman la mejora de la educa-
honda transformación de los valores y del ción, una educación casi totalmente abando-
pensamiento por los cuales se regía la so- nada, negada al pueblo.
ciedad. Particularmente importantes fue-
ron la progresiva secularización y el Efectivamente, «La educación, hasta el
debilitamiento de la tradición religiosa. El inicio del presente siglo, no pasó de ser un
liberalismo proclamó la libertad de pensa- proceso cle ensayo error realizado por afi-
miento. El positivismo negó la posibilidad cionados», ha escrito el mismo autor. Un
del conocimiento metafísico trascendente espacio de tierra de nadie, donde todos
y sólo aceptó la verdad positiva del cono- opinaban y casi nadie tenía razón. Así se
cimiento empírico. Surgió la crítica a las re- llega a las primeras décadas de este siglo.'
ligiones dogmáticas, a la Iglesia y al clero. En 1895, en Ecuador se produce la vic-
A raíz de la promulgación de las leyes toria liberal. Las débiles fuerzas liberales y
laicas en los años 1883 y 1884 y de la rup- laicas preparan la constitución que se
tura de las relaciones diplomáticas con la aprueba ya entrado el siglo xx, en 1906. En

(3) S. Mutnloz ARmAs: la educación tenezolana. Historia, pedagogía y política, Universidad Central de Vene-
zuela, 1986, p. 41.
(4) R. KREBS WILCKENS: «Lineas descriptivas de la Universidad Chilena: 1842 1920», Primer Congreso Ibe-
roamericano de Historia de la Educación, Facultad de Educación PUC de Chile, Serie Encuentros, 1989, p. 83.
(5) J. F. REGIS DE MoRms: «Evolución de la Cultura Brasileña y su Historia Educacional», Primer Congreso
Iberoamericano de Historia de la Educación, Facultad de Educación PUC de Chile, Serie Encuentros, 1989,
pp. 114-117.

150
Venezuela, Castro se opone a la reelección ción de azúcar y cobre. En la constitución
del presidente Anclrade e inicia la Revolu- se establece la educación primaria gratuita
ción liberal restauradora (1898). y obligatoria. Debe inspirarse en el en-
Una síntesis acerca del proceso de se- grandecimiento de la nación y en la soli-
cularización iniciado en Argentina por la daridad humana.8
Generación del 80 fue expresada con toda Puerto Rico siguió la misma trayectoria
claridad por Ricardo Rojas. Este escritor ar- que llevaba, aunque las conclusiones del
gentino ha escrito: Congreso Pedagógico de Buenos Aires so-
naron en sus aulas. Se trataba de llevar la
Gozamos de libertad de cultos y hemos educación primaria o popular a las clases
declarado neutrales —o sea laicos— el Regis- bajas, sin más que permitir alcanzar los ini-
tro Civil y demás instituciones del Estado, cios de la lectura, escritura y catecismo.
sustrayendo a la tiranía de un credo deter- 1899 fue el único año de su autonomía.
minado los cuatro momentos decisivos de Puerto Rico vive una situación especia1.9
la vida, el nacimiento, la educación, el ma- Acaba el siglo con intervenciones esta-
trimonio, la muerte. (...) Laicos son ya dounidenses en Nicaragua, Santo Domin-
nuestra cuna, nuestro hogar, nuestra es-
cuela y nuestra tumba; laicos, es decir, del
go, Guatemala, Cuba y Puerto Rico que, en
pueblo, de todos los individuos de una so- 1900, se convierte en protectorado america-
ciedad...6 no. Este hecho supone una fuerte expansión
de las inversiones norteamericanas, espe-
El proyecto de esta Generación «con- cialmente en la agricultura tropical y en la
sistirá básicamente en europeizar la Argen- minería.m
tina, ser como la Europa avanzada de De modo general, aparece una visión
mediados del xix, concertarse con esa Eu- crítica y positivista del Estado de la educa-
ropa en el comercio, compartir su cultura, ción nacional. Busca promover el desarro-
recibir su inmigración, parecerse física y llo del Estado como impulsor de la
espiritualmente a la nueva Europa»7. educación pública y muestra su importan-
En marzo de 1895 había empezado la cia para el avance de la pedagogía y de la
guerra de Cuba. Guerra de independencia administración del sistema y el control del
dirigida por José Martí que muere ese mismo Estado sobre las instituciones.
año. Poco después Estados Unidos declara la Los movimientos emancipadores de
guerra a España y apoya a los independentistas. las diferentes repúblicas y la expresión del
De 1898 a 1902, Cuba pasa a ser inde- pensamiento liberal, producen un impor-
pendiente bajo la tutela norteamericana. tante aislamiento y el rechazo de la heren-
En Perú, también en 1895 se produce cia cultural española considerada factor de
la victoria del civilismo. Empiezan los go- estancamiento frente al progreso que se
biernos constitucionales, desde el punto percibía en otros países europeos. En este
cle vista económico, se reactiva la procluc- sentido se ha escrito bastante y es conocido

(6) F. Musc.ARA Rizzo: «Domingo Faustino Sarmiento, Político y Pedagogo de Iberoamérica", Primer Con-
greso Iberoamericano de Historia de la Educación, Facultad de Educación PUC de Chile, Serie Encuentros, 1989,
P. 243.
(7) C. LOZANO: «Bibliografía de Historia de la Educación ilispanolatinoamericana», Historia de la Educa-
ción, núm. 11, enero-diciembre, 1982, p. 323.
(8) L. GALE: Educación y desarrollo en América L'Una, Buenos Aires, Paidós, 1973, p. 29.
(9) M. ZAMORANO GENOVES: La educación en Puerto Rico durante la época colonial española (1511 1898),
Departamento Teoría e Historia de la Educación, Universidad de Sevilla, 1988, pp. 204-205.
(10) M. CARMAGNANI: Estado y sociedad en América latina 1850-1930, Barcelona, Crítica, 1984, pp. 14-16.

151
de todos. La Profesora Ossembach opina miento y expansión no se quedaran enca-
que «esta actitud antiespariola perseguía sillados por motivos internos.'2
una independencia cultural que muchos Es posiblemente una razón que puede
pensadores hispanoamericanos considera- explicar por qué la cultura europea impor-
ron necesaria como complemento de la in- tada por América latina fue la de carácter
dependencia política alcanzada a principios preferentemente humanístico y jurídico
de siglo, y fue un tema de discusión a lo lar- «que era en aquel momento la que se con-
go de toda la centuria, vinculado a la bús- sideraba más idónea para la administración
queda de la identidad nacional de aquellos pública y para el sector de los servicios>'.'3
países». A pesar de ello, se mantendrán al- El desarrollo de uno y otra determina-
gunos puntos de contacto desde la propia ron el progresivo surgimiento de las clases
historia de nuestro país)' medias (Algunos autores prefieren situarla
unos años más tarde), que hasta 1900 —con
la excepción de muy pocos países— consti-
LA GENERACIÓN DE LIBERALES tuían un conglomerado lleno de contradic-
LATINOAMERICANOS Y EL PROBLEMA ciones, propenso a imitar en la medida de
DE LA INSTRUCCIÓN PÚBLICA: MITRE, lo posible el modelo social que le brindaba
SARMIENTO, LASTARRIA, VARELA, la oligarquía.
VILLAVICENCIO Y OTROS A finales del siglo xix las clases medias
adquieren una cierta fisonomía social en
Son numerosos los especialistas que las ciudades más grandes, en las pequeñas
afirman la existencia de una cierta correla- apenas existen y casi nada en el medio ru-
ción entre crecimiento económico y grado ral. Esta diversidad entre regiones y nú-
de alfabetización de la población. Para que cleos urbanos y rurales se incrementa con
una sociedad esté en condiciones mínimas la multiplicidad de grupos étnicos y con la
de funcionamiento y tenga las estructuras inmigración europea'''. De tal manera que
necesarias para establecer relaciones idó- «en el momento histórico che la emancipa-
neas entre su economía nacional y la inter- ción, América Latina, más que una ruptura
nacional, tiene que desarrollar una se propuso una especie de asociación con
estructura de instrucción pública. Fue este Europa. (...) Aquellos intelectuales que
uno de los temas prioritarios para la gene- leían a Krause (en el siglo xix libros krausis-
ración cíe liberales latinoamericanos, cuyas tas abundaban en las bibliotecas), diseña-
aportaciones —de enorme atractivo— no ban su propuesta progresista y europeísta,
puedo abordar ahora. Se ha dicho sin em- partiendo de una constatación fundamen-
bargo que este interés no procedía de un tal: Europa es el centro de la civilización
deseo sincero de transformar sustancial- de los siglos y del progreso humanitario.
mente el ordenamiento social y político, Por cierto, era Europa la que había con-
sino de la necesidad de disponer dentro quistado y fundado en América un nuevo
del país de las personas adecuadas para mundo, de Europa provenía, en el siglo xix,
velar porque los mecanismos de creci- el impulso de la revolución política, econó-

(11) G. OSSENBAC.I I: «Pedro Alcántara García y las relaciones pedagógicas entre España e Hispanoamérica
a finales del siglo XIX», Historia de/a Educación, núm. 11, enero-diciembre, 1992, p. 125.
(12) M. CARMAGNANI: Estado y sociedad en América Latina 1850-1930, Barcelona, Crítica, 1984,
pp. 133-134.
(13) M. CARMAGNANI: Obra citada, 1984, p. 134.
(14) M. CARMAGNANI: Obra citada, 1984, p. 134.

152
mica e ideológica, y la vida de las repúbli- En Uruguay, se pedía abiertamente
cas emancipadas de España continuaría gi- educación popular, equivalente a educa-
rando alrededor de Europa».'5 ción para la democracia, estatal, obligatoria,
Es necesario presentar ideales preci- gratuita, laica. José Pedro Varela, a quien se
sos, claros, sencillos a la acción cívica, que sitúa en el ámbito del ciencismo positivista
la concentren, que la acaloren (...) Como considera la educación como una cuestión
consecuencia, se va a reconocer a la edu- vital de los pueblos. Para ellos solicita obli-
cación un papel fundamental en el destino gatoriedad de la enseñanza, gratuidad y
de los pueblos y se rescata de Simón Bolí- laicidad. «La enseñanza religiosa debe de-
var la idea de que el primer deber del go- jarse a la familia y al sacerdocio».' 8 -
bierno es educar al pueblo. En Chile, el horizonte que se buscaba
En Uruguay, la prensa diaria en las era más amplio que el derivado de la cultura
mismas fechas (siempre en la última déca- impuesta y cada vez más práctico, razón por
da del siglo xix), recoge aspectos de la vida la cual la utopía educacional resultaba fun-
social, cultural o religiosa del país. Así, el cional a los nuevos momentos que se darían
periódico El Día, se queja por «el estado al comenzar el siglo xix en el país y, a despe-
deplorable de asilos y hospicios, la ense- cho de la realidad, vitalizaría en la centuria
ñanza y el papel que al Estado le cabe en la tónica del romanticismo que siempre
ésta, la problemática de la Escuela de Artes mostrara la educación chilena.'9
y Oficios, la necesidad cle fomento cle la En la década de 1880, el sistema liberal
inmigración...»'6 parecía estar relativamente establecido en
Ante el tema de la educación religiosa o Latinoamérica. Los años finales del siglo XIX
cuando se refiere a los católicos y a los días y los primeros del xx se caracterizan por un
festivos adopta una postura anticlerical. marcado crecimiento económico.
Resumo las principales ideas con que En la base de todo se descubre una
termina el citado periódico de Uruguay en propuesta educativa que está fundamenta-
su editorial de 1 de junio de 1895. Dice así: da en ideología liberal, progresista, refor-
madora, solidaria.

El mal, el gran mal del país, no está en las le-


yes está en la apatía que de él se ha apodera- UNAS NOTAS SOBRE LA EDUCACIÓN
do, en el abandono que hace de sus más
preciados derechos sin protestas ni esfuerzos. VENEZOLANA EN LAS POSTRIMERÍAS
Lo que hay que reformar no es la ley, lo que DEL SIGLO xix
hay que reformar es el modo de ser de las
colectividades, de los hombres. Vivir en per-
petua acción esforzándose por llegar a un Venezuela fue un país de desarrollo
estado mejor (...) que debe conseguirse si es cultural tardío. Transcurrieron más cíe dos-
verdad que la ley del progreso rige la evolu- cientos años después del descubrimiento
ción de todas las naciones civilizadas.I7 de América para alcanzar la fundación cle

(15) H. Cliumt3m: «Sobre la "excentricidad" de la evolución histórica latinoamericana», Sistema, m'Iluso 60-
61, junio 1984, p. 265.
(16) VV.AA.: Batlle y El Día 1886-1903, Fundación Hans Seidel, Munich, 1989, p. 241.
(17) VV.AA.: Batlle y El Día 1886-1903, Fundación Hans Seidel, Munich, 1989, p. 249.
(18) M. CARREÑO: JOSé Pedro Varela: Bases doctrinales para una reforma educativa, Departamento de Teo-
ría e Historia de la Educación, Universidad de Sevilla, 1988, p. 235.
(19) L. CELIS MuÑoz: Utopías y realidades en la educación colonial en Chile, Primer Congreso Iberoameri-
cano de Historia de la Educación, Facultad de Educación PUC de Chile, Serie Encuentros, 1989, p. 278.

153
una Universidad Real y Pontificia en 1721 de la tiranía y el vicio, no ha podido con-
y la imprenta no llegó hasta 1806, cuando quistar ni saber, ni poder, ni virtud». y
ya existía en México desde 1535 y en Lima arios antes también, a Simón Rodríguez,
desde 1583. No tuvieron tampoco un Cole- que alertaba: «¡Cuidado! no sea que por la
gio como el de San Andrés de Quito funda- manía de imitar servilmente a las naciones
do en el siglo xyl, para formar arquitectos, cultas, venga la América a hacer el papel
escultores y pintores; ni Bibliotecas públi- de vieja, en su infancia».
cas. Pero con todas estas limitaciones, la Es una manera de expresar el estado
cultura venezolana echó profundas raíces lamentable en que se encontraba la educa-
en el siglo xmli, siglo del quehacer econó- ción y la cultura de los pueblos de América,
mico y cultural, cuando ya el país define su cuando además son conscientes de que «el
personalidad.20 camino de la libertad nace en la escuela».
En la educación venezolana, desde la Entre los elementos que ayudan al
época colonial y posteriormente en la neo- nuevo plan educativo señalamos algunos.
colonial, van a concurrir los elementos que Se manda erigir «otros establecimientos de
condicionan las características de una so- instrucción que se juzguen convenientes
ciedad históricamente dada. Siendo sus para la enseñanza de todas las ciencias, lite-
rasgos más sobresalientes la mediatización ratura y bellas artes. Pero lo que constituye
y la subordinación a los poderes estableci- una verdadera innovación está representado
dos, a los dogmas religiosos y a los prejui- por un interés de claro aliento liberal, en
cios racistas engendrados a cada instante pro de la educación elemental.»22
por el aparato colonial. La Instrucción popular necesitaba una
La forma de organización social creaba reforma completa que exigía la coopera-
las condiciones para que existiera una es- ción de todos para conseguir el progreso.
tructura educacional cargada de contradic- Con estos presupuestos se piensa en el
ciones, entre los privilegios, la falta de Congreso Pedagógico que se impulsa es-
participación de los sectores populares de pecialmente por un grupo de intelectuales
la población, el sentido intelectualizante y educadores, encabezado por Rafael de
de la instrucción y la ausencia cíe práctica Villavicencio.
en general. Como resultado, una educa- Sobre esa realidad actuó o trató de ac-
ción carente de sentimiento nacional, de tuar la cultura objetivada en organizaciones
racionalidad, de libertad.2' como el Gremio de Institutores y el Liceo Pe-
Dentro de este contexto se fue acriso- dagógico, iniciativas de esos arios de 1894 y
lando un sentimiento de rechazo a las 1895 respectivamente; «frágiles floraciones
prácticas coloniales que contaban ya con de nuestra precaria sociedad civil». En la or-
más de trescientos arios de existencia. Así, ganización y promoción de ambas institucio-
como en otros países, nacía la pasión por nes destaca la figura del Dr. Napoleón
la libertad, que animará al libertador Simón Tomás Lander, inteligencia y energía activa
Bolívar en la primera mitad del siglo mx. El del Primer Congreso Pedagógico.
libertador afirmaba: «Uncido el pueblo Sus promotores fueron pues sensibles
americano al triple yugo de la ignorancia, frente a la condición de un país atrasado y

(20) I. LEAL: «Estudio preliminar y Compilación», Docunielitos para la Historia de la Educación en Venezuela,
Academia Nacional de la Historia, Caracas, 1968, pp. 13-14.
(21) C. GuzmÁN: La dependencia y su incidencia en la crisis de la educación venezolana. PLANIUC, Uni-
versidad de Carabobo, Valencia, Venezuela, 1984, pp. 135-137.
(22) D. VALCÁRC11: Historia de la Educación colonial, T. II, Lima, Edit, Universo, 1968, p. 212.

154
miserable. Ellos se inspiraron en esa mez- definitiva, la educación entra en la órbita
cla de ideales ilustrados positivistas y hasta de la política.24
socialistas que circularon con más o menos En el último tercio del siglo xix la Peda-
énfasis en los Congresos Pedagógicos de gogía Escolar, en sus variantes de disciplina
Europa. Se habla de la «Onda socialista filosófica y disciplina científica, estaba plena-
que recorría Europa». mente constituida y ampliamente difundida.
La importancia del tema educativo se Los educadores tenían instrumentos de tra-
evidencia en las numerosas obras, leyes y bajo y empezaban a tomar posiciones, cons-
referencias que se le dedicaron y en los cientes de la importancia de la educación y
congresos que se organizaron para tratar la de la escuela. Buena muestra de ello fueron
materia. las conferencias Pedagógicas, las Bibliotecas,
Con la independencia real la educa- las publicaciones periódicas dedicadas a tra-
ción empezó a recibir los influjos euro- tar los problemas técnicos cle la escuela y los
peos propios de la época. La Ilustración Congresos Pedagógicos. Todo ello promovi-
francesa, el Enciclopedismo y el Racio- do fundamentalmente por los Gremios y
nalismo están presentes. Desde media- Asociaciones de Educadores.
dos del siglo xlx se percibe la influencia Entre los primeros Congresos Pedagó-
positivista que en Chile llegó a tener gicos, cabe citar:25
uno de los centros filosóficos más rele-
vantes. El primer texto de filosofía de la — Roma, celebrado en 1880;
educación de inspiración positivista se — Madrid, Congreso Nacional Pedagó-
publicó en 1892.23 gico celebrado en 1882. En él se defendió la
Las corrientes indicadas de corte pre- enseñanza laica, obligatoria y gratuita.
ferentemente laicista ayudaron a la concre- — México, Congreso Higiénico Esco-
ción en el país, especialmente en el lar en 1882.
gobierno de Manuel Montt, de la noción — Buenos Aires, Congreso Pedagógi-
de estado docente que predominó en el co Internacional Americano en 1883. Fue
país por más de cien años. convocado por Domingo Faustino Sar-
En el siglo pasado, la educación en miento. Se reunió con la intención de estu-
manos del Estado comenzó a desplazar en diar la situación de la enseñanza en las
importancia e influencia a la educación par- recién liberadas colonias. Se hizo un diag-
ticular que había estado preferentemente en nóstico y se propusieron soluciones poco
manos de instituciones religiosas. Justamente eficientes por poco novedosas."
la noción de Estado docente responsabiliza — México, Primer Congreso Nacional
al Estado de la fijación de políticas, de planes de Instrucción Pública en 1889. Trataba cle
y programas de estudio y de supervisión de estudiar «los medios de sanción cle la en-
todo el sistema nacional cle educación. En señanza primaria laica».27

(23) V. Lerturs: Filosofía de la Educación, obra en la que hace referencia a Pedro de Alczíntara.
(24) J. CAIC.EDO ESCUDERO: «Corrientes Filosóficas presentes en la Historia de la Educación Chilena», Revis-
ta de Historia de la Educación, Vol. 1, Santiago de Chile, 1995, p. 129.
(25) JA. L.AsitERAs: Congresos Pedagógicos en el siglo xix, La educación venezolana, Universidad Central
de Venezuela, 1996, p. 91.
(26) M.' R. ZAMORANO GENOVÉS: La educación en Puerto Rico durante la epoca colonial española (1511-
189), Departamento Teoría e Historia de la Educación, Universidad de Sevilla, 1988, p. 104.
(27) JA. LAsitERAs: Congresos pedagógicos en el siglo >ax, La educación tenezolatza, Universidad Central
de Venezuela, 1996, p. 91.

155
— México, Primer Congreso Pedagógico ción a los Presidentes de los Estados, co-
en 1890, convocado por el ministro mexica- municación que se recoge en la Gaceta
no Gabino Barreda, conocido positivista. Oficial. En ella señala:
— Madrid, Congreso Pedagógico His-
pano Portugués Americano, en 1892. Las
conclusiones tuvieron divulgación en Ve- La instrucción popular en nuestra patria
necesita una reforma completa, y siendo
nezuela a través de la prensa.
ésta una reforma trascendental, reclama la
— Guatemala, Primer Congreso Peda- cooperación abnegada del patriotismo
gógico Centroamericano en 1893. Se cele- apoyada eficazmente por los magistrados
bró bajo la responsabilidad de la Academia que como usted procuran el progreso de
de Maestros. los pueblos.

Este fue el contexto general en que se Por eso el Liceo al promover el Primer
Congreso Pedagógico Venezolano, ha im-
movió el grupo de educadores venezola-
petrado esa valiosa cooperación y el Eje-
nos que convocó a intelectuales y profeso- cutivo Nacional se la ha prestado a la
res para el Primer Congreso Pedagógico medida que le fue pedida.
Venezolano de 1895, deseosos de impulsar
y fundamentar técnicamente la escuela po- El Congreso Pedagógico Venezolano se
reunirá en Caracas en comisión preparato-
pular gratuita y obligatoria nacida del De-
ria el próximo 27 de octubre y quedará
creto de 1870; escuela de la que se podía instalado el 28, onomástica del Liberador,
decir, como dijo Simón Rodríguez de las sus sesiones durarán ocho días y en él es-
Repúblicas Americanas, que estaba esta- tarán representados los estados por su de-
blecida pero no fundada?' legado, que nombrarán al presidente
respectivo.30

EL PRIMER CONGRESO PEDAGÓGICO


VENEZOLANO
EL PROGRAMA DEL CONGRESO

A escasos cinco años para finalizar el


siglo XI); tiene lugar el Primer Congreso Pe- Los temas que aparecen en el progra-
dagógico Venezolano. ma abordan ampliamente las cuestiones
El 8 de mayo de .1985, Napoleón Tomás importantes de la educación en general.
Lander, presidente del Liceo Pedagógico se Fueron muchos los días que duraron las
dirige al Ministro de Instrucción Pública, refi- sesiones, numerosos los debates que se su-
riendo lo importante y oportuno que sería cedieron, las discusiones vehementes, los
«C..) promover el Primer Congreso Pedagó- intentos de aproximación entre las diferen-
gico en nuestra querida patria, en vista de la tes posturas; la búsqueda, en definitiva, cle
necesidad de una reforma radical en el siste- respuestas eficaces que dieran cumpli-
ma cle instrucción popular».29 miento al lema del Congreso que reza así:
Poco tiempo después la junta directiva «Por una educación pública democrática
del Liceo Pedagógico envía una comunica- para la nación venezolana».3,

(28) JA. LASHERAS: Congresos pedagógicos en el siglo XIX, La educación venezolana, Universidad Central
de Venezuela, 1996, p. 91.
(29) Gaceta Oficial núm. 6466 de 26 de julio de 1895, p. 8.
(30) Gaceta Oficial nú ,n. 6466 de 26 de julio de 1895, p. 19.
(31) Gaceta Oficial, p. 31.

156
Si bien, como veremos, no siempre se lano «Inmaculada Concepción», integrada
llegó a los resultados que las instituciones por un número importante de personas re-
y los promotores deseaban obtener, sin levantes, presentó un escrito en el que se
embargo, el temario propuesto merece ser invocaba el derecho de los católicos a edu-
tenido en cuenta. Es como sigue: car a sus hijos en su religión. Expresaban
su responsabilidad como representantes
1. Edificación escolar. legítimos del carácter nacional ante los ata-
2. Higiene escolar. ques de algunos, «bien pocos, por cierto».
3. Uniformidad en los textos de edu- Cumpliendo su misión social llamaban res-
cación primaria. petuosamente la atención al Congreso so-
4. Importancia de las Escuelas bre la necesidad de establecer en las
Normales. escuelas públicas la enseñanza de la reli-
5. La sanción en la Escuela Primaria gión. Alegaban que:
Moderna (Régimen disciplinario humanita-
rio, orientado a promover la conducta ética, Una instrucción que prescinde de la reli-
el respeto mutuo y la disciplina racional, de- gión es incompleta y de fatales consecuen-
sechando el castigo humillante en seres de cias; extravía la inteligencia y atrofia el
tierna edad y en etapa formativa). corazón. Hace de cada individuo un sabio
malvado, más pernicioso que el ignorante
6. Escuelas infantiles. porque dispone de más medios para hacer
7. El trabajo manual en la Escuela Primaria. el mal.
8. Escuelas Rurales. La creación de La escuela sin religión tiene que ser atea:
escuelas de formación agrícola. Dios no existe para nosotros sino bajo la
9. Los derechos de los Institutores idea religiosa.
(maestros y educadores). El viejo mundo está sintiendo las terribles
10. Bases para una reforma escolar consecuencias de la enseñanza y nuestro
en Venezuela. Se trataba de establecer las deber nos impone prevenir la invasión de
medidas, en lo personal y en lo material esos males.Y pedimos que en el Código
que permitieran realizar la necesaria Refor- que ha de redactar el Congreso se regla-
mente la enseñanza de la religión corno
ma Escolar. parte integrante de la instrucción que debe
El día 28 de octubre, en el salón de ac- darse en las escuelas públicas.32
tos de la Universidad Central de Venezue-
la, con la intervención del rector Rafael En el gran debate del Congreso se
Villavicencio, reconocido positivista, que- adoptan posturas claramente contrarias.
da inaugurado el Primer Congreso Pedagó- En un sector están los partidarios del lai-
gico de Venezuela. cismo, que defienden la necesidad de
El procedimiento que se adopta para una educación pública al margen de la
las diferentes sesiones, consiste en la libre educación católica, «secularmente domi-
discusión de temas fundamentales para la nante en el país». Posiciones que habían
reforma educativa, precedidos de grupos sido defendidas anteriormente por militantes
de trabajo constituidos por especialistas del liberalismo desde Napoleón Tomás lan-
cuyos resultados presentarían a los partici- der. «El debate de fondo perfilaba cada vez
pantes para los debates posteriores. con mayor nitidez el enfrentamiento entre el
Al día siguiente, en la primera sesión, pensamiento religioso y el pensamiento
una comisión del Centro Católico Venezo- científico».33

(32) Revista de Instrucción Publica, marzo 1896, p. 12.


(33) El Tiempo, 19 noviembre 1895, p. 3.

157
En Venezuela se reproducían las tensio- En todos estos foros, el problema religioso
nes que años antes habían tenido como es- está presente, los debates con más o me-
cenario países europeos. Es sobre todo la nos éxito se repiten una y otra vez.
década de los ochenta la que participa de es- Volviendo al Congreso venezolano,
tos problemas. En Francia, el ministro de Ins- ante las intervenciones del grupo católico,
trucción Pública, Jules Ferry, autor de leyes se decide aplazar la discusión y, puesto
organizadoras de la educación primaria pre- que el propósito fundamental consistía en
siclichs por los principios de laicidad, obliga- la elaboración de un nuevo Código de Ins-
toriedad y gratuidad, prohibe enseriar o trucción Pública, sería entonces cuando
dirigir centros a instituciones religiosas no podrían incorporarse las ideas expuestas.
autorizadas anteriormente en Francia.34 Continuaron las sesiones de trabajo,
También en 1882, tiene lugar en España analizando el programa establecido, con
el primer Congreso Pedagógico Nacional or- aportaciones muy interesantes de los dife-
ganizado por la sociedad el Fomento de las rentes ponentes y congresistas. Ve se por
Alles, que contó con la presencia de la Aso- ejemplo la referencia a los jardines de infan-
ciación para la Educación de la Mujer, de la cia: «Tan pronto como se hayan formado
Institución Ubre de Enseñanza, de la Escuela maestras, los ejercicios de estas escuelas se-
Normal Central de Maestros, entre otras. Las rán los aconsejados por Froebel, que tan
discusiones entre maestros religiosos y de- buenos resultados han dado en Inglaterra,
fensores del laicismo se suceclieron.35 Alemania y los Estados Unidos».
En 1888 se celebra en Barcelona el Y otros ejemplos: «Los derechos de los
Congreso de Amigos de la Enseñanza Lai- Institutores»; «las enseñanzas agrícolas»,
ca, en cuyas sesiones se crea la «Conferencia que contaron con un número elevado de
autónoma de enseñanza laica», con el propó- participantes. Podría seguir de la misma
sito de constituirse en un «campo neutral de manera con los restantes ternas.37
todas las ideas liberales, consagrándose Sin embargo, el verdadero propósito del
única y exclusivamente a la enseñanza Congreso se centraba en la aprobación del
científica que debe darse a la niñez, para Código de Instrucción Popular de cuya
que después el hombre adopte los ideales aceptación dependían las reformas educati-
que crea mas conformes a la justicia, según vas del país.
le dicte su recta conciencia, libre de preo- El Proyecto de Código que se presentó
cupaciones de clase, secta o escuela».36 a los congresistas con el ruego cíe su estu-
Se convocan otros congresos y asam- dio y futura discusión contenía:
bleas de ámbito nacional y provincial en los LIBRO I. Título Preliminar: Principios y
que participan la sociedad El Fomento de las Declaraciones.
Artes, 12 Institución Libre de Enseñanza, las Título I: De la Dirección: Secciones.
sociedades económicas de Amigos del Consejo Directivo de la Instrucción Popu-
País, las principales logias masónicas, etc. lar. Juntas de Instrucción popular.

(34) J. FERRY: En 1880 cuando asume la jefatura del gabinete de Instrucción Pública, establece el laicismo
y la obligatoriedad escolar. En 1882, consigue que las cámaras acepten la sustitución de la enseñanza religiosa
por la enseñanza laica, 1832-1893.
(35) J. Ruiz Mamo: Los Congresos Pedagógicos en la Restauración, BORDÓN, núm. 234, sept.-oct. 1980, t. XXXI,
pp. 402 403.
(36) J. Ruiz BINtRIO: Bordon, p. 405.
(37) L.A. BiGurr: «Congresos Pedagógicos en el siglo XIX europeo y venezolano», La educación venezo-
lana, Universidad Central de Venezuela, 1996, p. 66.

158
Título II. De la Inspección: Secciones. Una vez reanudadas las sesiones, se
Inspección General. Inspección Seccional. solicita de los congresistas el estudio dete-
Inspección Local. nido de las diferentes partes del Proyecto
de Código para continuar los debates pos-
LIBRO II. Título I. De la Enseñanza. teriormente.
Secciones. Escuelas Primarias. Escuelas La prensa, atenta siempre al desarrollo
Elementales, escuelas Superiores de Niñas del Congreso, ofrece información intere-
o jóvenes. Provisión de las Escuelas. Jardi- sante. En El Liberal:
nes de Infantes. Preceptores.
«El proyecto presentado por la comisión
LIBRO III. Instrucción Secundaria o del Liceo Pedagógico —dice— es el mismo
Preparatoria. monumento que el Congreso relegó al ar-
chivo y se olvidó por impracticable, difuso
Título I. Escuelas Normales. Secciones:
y oligarca».40
Director y Vice-Director. Alumnos. Exáme-
nes. Disposiciones varias.38 La Religión, se expresa de la misma
En cualquiera de estos apartados se manera. Añade:
hace referencia a problemas urgentes cle la «Lo dicho anoche, casi convirtió el congre-
educación nacional. so en lo que habíamos anunciado. En el
El rector de la Universidad y presiden- salón confusión. (...) Si no se toman medi-
te del Congreso, D. Rafael de Villavicencio, das de orden y seriedad lo que parece es-
realiza algunas observaciones al Proyecto tar próxima es la disolución del
en el momento de la presentación y a la acontecimiento».1'
vez propone se realice una primera lectura Desde otros sectores, por el contrario, se
de carácter general para continuar con el envían notas apoyando la continuación del
debate, tal como estaba previsto en el pro- Congreso Pedagógico y elogiando «su esfuer-
cedimiento del Congreso. zo en la búsqueda de una moral positiva»»
Después de diferentes intervenciones Las reuniones siguientes se tendrían
por parte cíe representantes cle la vida inte- en la sala de exámenes de la Universidad,
lectual, política y otros asistentes, se acepta aunque cada vez se desvanecía más la idea
la propuesta. La lectura de la prensa de de centrar las discusiones en el Código de
aquellos días nos permite conocer mani- Instrucción Popular, a pesar de los desve-
festaciones a veces de cierta violencia entre los del Rector Villavicencio y de los miem-
los asistentes. Algunas aparecidas en La Reli- bros de la comisión organizadora. La
gión, en El Diario, en El Liberal. Este último negativa de los sectores clericales a la par-
reseña que «cuando se iniciaba la lectura del ticipación de la masonería cerraba el cami-
Proyecto hubo movimiento entre los congre- no al necesario debate. Es el mismo
sales a tiempo que en el corredor cle la Uni- presidente quien afirma haber invitado a
versidad se ventilaba por las vías de hecho todos los cuerpos masónicos porque las lo-
una desavenencia entre los asistentes a la gias son centros científicos y literarios. En
barra» 39. Situación que obliga a la suspen- definitiva, la polémica entre enseñanza ca-
sión temporal de las reuniones. tólica y enseñanza laica se convierte en el

(38) In Religión, núm. 1249, 9 noviembre 1985, p. 2.


(39) El Liberal, núm. 109, 9 noviembre 1985, p. 1.
(40) El Liberal, núm. 109, 9 noviembre 1985, p. 1.
(41) La Religión, núm. 1249, 9 noviembre 1985, p. 3.
(42) El Diario, núm. 2508, 11 noviembre 1985, p. 2.

159
terna central del debate. Sectores de dele- No exageremos pues y estudiemos el
gados católicos y partidarios de corrientes asunto con calma, bajo el punto de vista
naturalistas, positivistas y biologistas no lo- del porvenir, de la moral y del progreso»
graron ponerse de acuerdo. Entre los congresistas se marcaron dos
El Diario de Caracas, que a la vez re- tendencias bien diferenciadas. En una de
coge información de La Religión, reprodu- ellas estaban los defensores de la educa-
ce unos párrafos significativos al respecto. ción laica, grupo formado por el Liceo Pe-
Se publicaban el día 11 de noviembre, y dagógico y el Gremio de Institutores
dicen: reforzados por la Sociedad Científica y Li-
Ya se sabe que este cuerpo está dividido en teraria y por las logias masónicas. La se-
dos agrupaciones las cuales cada día se po- gunda tendencia estaba representada por
nen más de relieve y acabarán por quedar integrantes del clero, instituciones de ense-
perfectamente determinadas: los católicos ñanza religiosa y periodistas católicos.
y los masones con los librepensadores. En las decisiones finales dos propues-
La controversia entre ambas agrupaciones tas quedaban formuladas cle la siguiente
quedara concretada en sobre si debe darse manera: «la Instrucción Primaria será gra-
o no instrucción religiosa en las escuelas tuita, laica y obligatoria» y «la Instrucción
públicas...43 Primaria será gratuita, religiosa y obligato-
Con tal motivo se pide a los congresis- ria». 39 votos respaldan la primera pro-
tas católicos que luchen contra «el desen- puesta contra siete de la segunda. Ante
estos resultados los ecos de la prensa no se
freno de ideas y de negaciones profesadas
hacen esperar. El Diario valora el trascen-
por la masonería y el librepensamiento»." dental paso dacio por el Congreso Pedagó-
En El Liberal, a la vez que se invita a
mantener la serenidad, se hacen algunas gico de la República: «La instrucción laica
corno instrucción patria es un progreso
reflexiones de cierto interés:
más en el camino de las libertades públicas
Por nuestra parte preguntaríamos ¿qué y una piedra más que se coloca en el tem-
pierde el niño con aprender los rudimen- plo de la democracia».46
tos de un principio religioso? ¿No tiene el En El Tiempo del día 12 de noviembre,
hombre toda la vida para rechazar luego lo puede leerse:
que crea falso, impropio o inmoral?
Los actuales librepensadores, ¿no recibie- «Anoche, en la sesión del Congreso Peda-
ron la educación cristiana?, ¿no conocen gógico se adoptó por una gran mayoría un
ellos la religión que combaten? artículo en el Código de Instrucción que se
En cuanto a lo que es el mayor de los aten- discute, por el cual se establece que las es-
tados: establecer la escuela laica, es tam- cuelas primarias serán laicas, gratuitas y
bién una exageración, pues en Holanda, obligatorias».47
Estados Unidos y Francia existe; y aquellos
pueblos no han sufrido las consecuencias Parece que a esta sesión de la noche,
que acarrean los mayores atentados públi- a que se hace referencia anteriormente,
cos y administrativos. sólo asistieron librepensadores y masones

(43) El Diario, núm. 2508, 11 noviembre 1985, p. 2.


(44) El Tiempo, núm. 796, 12 noviembre 1895, p. 2.
(45) LA. BIGOTf: La educación venezolana. Historia, pedagogía y política, Universidad Central de Vene-
zuela, 1996, pp. 70-75.
(46) E/ Diario, núm. 2508, 13 noviembre 1895, p. 4.
(47) El Tiempo, núm. 796, 12 noviembre 1895, p. 4.

160
y, dado que los católicos se habían retirado Por los actores que intervinieron (diri-
del Congreso, solicitan se rechace el Pro- gentes obreros, políticos, médicos, profe-
yecto presentado por el Liceo Pedagógico sores institutores, activistas de Academias,
y se nombre una comisión que elabore logias masónicas, prensa, etc.) como por
uno nuevo. los intereses que expresaban, el Congreso
El Congreso que tuvo una duración Pedagógico rebasaría los estrictos límites
superior a setenta días se pronunció por de la discusión pedagógica para situarse
una educación laica, científica, gratuita y como un escenario privilegiado del en-
obligatoria. Y precisamente por esta orien- cuentro y enfrentamiento de posiciones
tación, impuesta por la mayoría positivista, sobre el quehacer científico, sobre la edu-
el Código que se aprobó en el Congreso, cación y sobre la sociedad.48
no fue aceptado como norma de obligado Finalmente en 1897, la aprobación del
cumplimiento por el poder legislativo. Sin Código de Instrucción Pública, el Reglamen-
embargo, dos arios más tarde en 1897 el to para los Colegios de Niñas de 1899, que
Presidente Joaquín Crespo aprueba el Con- establecía las directrices para la formación de
digo de Instrucción Pública. En él la ense- maestras, inspirada en la práctica de buenos
ñanza religiosa pertenece a un grupo de métodos de enseñanza, cierra este ciclo tan
materias optativas para los venezolanos. fecundo en propuestas reformistas.49
Muchos de los postulados del Primer
Congreso Pedagógico no se han hecho reali-
dad en Venezuela. Es una deuda histórica A MODO DE REFLEXIÓN FINAL
con la pléyade de ilustres venezolanos que
hace un siglo se pronunciaron por una
profunda transformación de la educación en Asistimos en los últimos años del siglo
su país. Además constituye una referencia pasado a fenómenos de emancipación cul-
obligada para entender la evolución de la tural, fuertemente vinculados a una clara
educación en los primeros arios del siglo XX. conciencia de las individualidades y de los
Sin duda constituye uno de los eventos más problemas comunes, fenómenos necesa-
productivos en cuanto a formulaciones edu- rios y vitales para evitar la importación de
cativas, riqueza de las discusiones, participa- productos culturales.
ción e influjo en el Primer Congreso La realidad latinoamericana en su pa-
Obrero celebrado en 1896. sado y también en su presente, ha sido ob-
Su realización expresó, en parte, un jeto de interpretaciones varias desde
movimiento de carácter internacional por campos distintos de la cultura. Cuando se
cuanto otros eventos similares se habían produce la crisis de los años noventa del
producido en Europa y América Latina; en siglo pasado, se carecía de percepción cla-
lo interno sirvió a los Fines de reunir a in- ra del alcance histórico de acontecimientos
dividuos y grupos que expresaban corrien- y decisiones trascendentales como las que
tes científicas avanzadas de la vida política se estaban produciendo.
e intelectual al lado de un recalcitrante mo- Se ha dicho que una ola modernizadora,
vimiento clerical que expresaba concep- tal vez la primera, inicia una fuerte vincu-
ciones dominantes. lación de los estados de América Latina a

(48) S. NItSoz Aitmns: La educación venezolana. Historia, pedagogía y política, Universidad Central de Vene-
zuela, 1996, p. 61.
(49) R. FERNÁNDEZ l'ERES: El impacto de tres generaciones de pedagogos en la educación venezolana du-
rante el siglo X1( 1996, p. 95.

161
la cultura política occidental, sensibles a la que nos aproximemos a la evaluación glo-
influencia europea hasta en sus modas inte- bal de las últimas décadas del siglo xix ibe-
lectuales. Sin embargo, de un modo a veces roamericano, debemos concluir que, en su
sutil o equívoco, las teorías, institucio- realización práctica, es la historia de un
nes o corrientes de pensamiento ad- pensamiento que ha fracasado. Y fracasó
quieren diverso significado trasplantadas por su pretensión de ser una proyección
de su medio. europea en principio y por seguir el mode-
La reflexión histórica nos remite al lo anglosajón después. En uno y otro caso
problema de la inserción cultural en Occi- se imitaban formas extrañas mientras se
dente. Los procesos particulares de cons- cerraban los ojos a su propia realidad. No
trucción, formalmente inspirados en debemos olvidar que estos hechos se ins-
patrones europeos, expresan otras realida- criben en la crisis de fin de siglo, concepto
des; liberalismo, racionalismo, democracia, considerado hoy de forma más amplia que
coexisten con posiciones políticas ideológi- la tradicional referencia al 98, donde se in-
cas determinadas, sobre la rica diversidad de cluye el krausismo, el positivismo y la
los orígenes, constitutivas de su identidad. cuestión social. Si era cierto que se había
Una respuesta cultural portadora de origina- fracasado, también lo era que la misma vi-
les seriales, símbolos, ideas, asociaciones y vencia del fracaso incitó a la búsqueda de
pautas de conducta y comunicación.50 la identidad iberoamericana. Es el proyec-
En esta trayectoria reformista finisecular to de los intelectuales, cuyo lema podría
es preciso reconocer que en las reformas edu- resumirse en las siguientes palabras de
cativas que los países hispanoamericanos José Martí:
llevaron mayoritariamente a cabo en el úl- A lo que es, allí donde se gobierna, hay
timo tercio del siglo XIX, España no actuó que atender para gobernar bien; y el buen
como modelo a imitar y que, como el pro- gobernante en América no es el que sabe
pio Pedro Alcántara reconoce, muchos paí- como se gobierna el alemán o el francés,
ses hispanoamericanos adelantaron a España sino el que sabe con qué elementos está
en las reformas puestas en práctica, sin em- hecho su país. En el campo del pensa-
bargo la comunidad de lengua y la presencia miento se pasaba de una etapa de imita-
en España de iniciativas particulares clara- ción, siglo xix, a un periodo de búsqueda
mente modernizadoras de la enseñanza, fa- de la propia identidad y desarrollo crea-
dor, siglo xx.52
vorecieron a finales del siglo los contactos
e influencias mutuas en este campo.5' NOTA:
Pienso, con el profesor Gómez Martí- No ha sido posible encontrar las actas del
nez de la Universidad de Georgia, que in- Congreso, sí informaciones diversas en la pren-
dependientemente de la perspectiva con sa de la época.

(50) H. Citumnrrn: «Sobre la (excentricidad) de la evolución histórica latinoamericana», Sistema, Cuestiones


latinoamericanas, ntims. 60-61, junio 1984, p. 269.
(51) G. OSSENI3ACII: «Pedro Alcántara García y las relaciones pedagógicas entre España e Hispanoamérica
a finales del siglo XIX», Historia de la Educación, núm. 11, enero-diciembre 1992, p. 142.
(52) J.L. GÓMEZ MARTÍNEZ: El Krausistno y su influencia en América Latina, Madrid, Fundación Friederich
Ebert. Instituto Fe y Secularidad, 1989, p. 53.

162
e
1898: HACIA UNA ESCUELA INDUSTRIAL EN BARCELONA
RAMÓN ALBERDI (*)

En la segunda mitad del siglo pasa- vino a ser corno la glorificación de las artes
do, la historia de las instituciones docen- y de las industrias.
tes barcelonesas de tipo profesional y Y de la tercera despuntaron los prime-
técnico tiene tres momentos de referencia ros gérmenes de la institución que, durante
ineludibles: la Revolución de Septiembre muchos años, ha sido la institución emble-
de 1868, la Primera Exposición Universal mática de la formación técnico-profesio-
de Barcelona (1888) y el «Desastre» de nal: la denominada Escuela o Universidad
1898. Industrial de Barcelona. El estudio de su
De la primera coyuntura surgió, por primera gestación, hace ahora exactamen-
ejemplo, la Escuela Pública y Gratuita te un siglo, constituye el objetivo del pre-
(1868) que, a la vuelta de muy pocos años sente trabajo2. Además, por medio de él,
(1873), se convirtió en la Escuela Libre Pro- iremos conociendo uno de los aspectos
vincial cle Artes y Oficios, antecedente cle más interesantes de lo que fue entre noso-
la benemérita Escuela del Trabajo (1913). tros el impacto del Noventa y Ocho.
Todo se debió a la iniciativa de don Ramón Escribe Raymond Carr que «el desastre
de Manjarrés y Bofarull (1827-1918), direc- de 1898 tuvo sus consecuencias mas pro-
tor de la Escuela de Ingenieros Industria- fundas en Cataluria» 3. La afirmación es co-
les, el cual aprovechó el ambiente de rrecta, pero matizando que no sólo en el
libertades que se había formado a raíz de plano político —el catalanismo—, sino tam-
la «Gloriosa» y de la Primera República Es- bién en el cultural. «Després del "desastre"
pañola (1873-1874)'. del 1898 —dice gráficamente Josep Ter-
De la segunda brotó una corriente mes—, l'opinió pública, les corporacions
muy favorable a la instrucción popular y a oficials, preinsa, els partits, tot bull a
las enseñanzas que hoy solemos llamar Catalunyawi. Pues bien, en ese hervidero
profesionales, ya que la citada exposición general, entra de lleno el terna de las ense-

(*) Centro Teológico Salesiano Martí-Codolar. Barcelona.


(1) Cf. R. ALBERO!: La formación profesional en Barcelona. Política, pensamiento, instituciones 1875-
1923, Barcelona, Ediciones Don Bosco, 1980, pp. 196-247.
(2) Además de nuestra tesis doctoral, publicada en 1980 con el título que se indica en la nota anterior, se
tendrá en cuenta, sobre todo, A. GAII: Ilistória de les institucions (del moviment cultural a Cataluny yt 1900 a
1936, IV, primera part., Barcelona, Fundació A. Galí, 1981, 17-3.
(3) Espana 1808-1975, Barcelona, Ed. Ariel, 1992, p. 519.
(4) De la revolució de setembre a la ff de la guerra civil (1868-1939), Barcelona, Edicions 62, 1987, p. 157
(En P. VILAR (dir.), Historia de Catalunya, VII).


Revista de Educación, núm. Extra (1997), pp. 163-176 163
fianzas técnico-profesionales. Muy concre- rreno de las armas España ya había perdido
tamente en la capital catalana la necesidad los últimos restos de su imperio colonial —Fi-
de renovar esa cultura no arranca, como se lipinas, Cuba y Puerto Rico (verano de
afirma a veces, desde comienzos del siglo 1898)—, pero cuando todavía no se había
)0{, sino, mas exactamente, desde la co- firmado el Tratado de París, que sanciona-
yuntura del «Desastre». ría oficialmente dicha pérdida (10 de di-
Consideraremos, por orden y en forma ciembre).
resumida, los tres hitos más importantes. El N1ensaje8 lo firmaban los llamados
«cinco presidentes» —Bartolome Robert, de
la Sociedad Económica Barcelonesa de
LA PRESENCIA DEL FOMENTO DEL Amigos del País; Juan Sallares y Pla, del
TRABAJO NACIONAL Fomento del Trabajo Nacional; Carlos de
Camps y de Olzinellas, del Instituto Agríco-
la Catalán de San Isidro; Luis Domenech y
Nuestro análisis ha de partir de aquí. Montaner, del Ateneo Barcelonés, y Sebas-
Tanto por razones cronológicas como por tián Torras, de la Liga de Defensa Industrial
la significación que, en el cambio de siglo, y Comercial—. Estos hombres «penetrados de
llegó a tener esta entidad en la vida ciuda- la aguda crisis por que está atravesando Es-
dana. Alexandre Galí atribuye a ella la ini- paña en estos momentos y del luctuoso
ciativa de la creación de la Escuela porvenir que le aguarda, si acaso se deso-
Industrial de Barcelona5. Sin duda alguna, yen las enseñanzas que se desprenden de
reaccionó con fuerza ante el hundimiento los actuales infortunios», se deciden a ex-
colonial de 18986 . En su opinión, este año poner, con «urgente necesidad», ante la
fue de «lucha, de decepciones y de amar- reina regente, María Cristina de Habsbur-
guras»7. go, un conjunto de reformas que, en su
opinión, podrían «conducir a la regenera-
ción de un país, hoy poco menos que ago-
EL MENSAJE DE LA REINA REGENTE tado, si no moribundo»9.
A su modo de ver, una de las causas
Entonces y en unión con otras entida- de tal situación radicaba en el bajo nivel
des de Barcelona, comenzó a elaborar un cultural: «Por haber España echado en ol-
programa de política económica y cultural vido que la instrucción y la educación
que debía ser puesta en conocimiento de constituyen el más poderoso instrumento
la Corona. La presentación tuvo lugar el 14 civilizador de los pueblos, no ha decretado
de noviembre de 1898, cuando en el te- todavía la enseñanza obligatoria, y de ahí

(5) Cf. F. Soun-vitn: Un segle de vida catalana 1814-1930,11 (Barcelona, Ed. Alcides, 1961), p. 1430. His-
töria de les institucions... IV/1, 17.
(6) Basta compulsar los tomos VII y VIII de su revista El Trabajo Nacional, correspondientes a los años
1898-1900.
(7) »Memoria leída en la Junta general ordinaria de socios, celebrada el día 29 de enero de 1899" en El
Trabajo Nacional, VII (1898-1899) p. 185.
(8) «Mensaje dirigido y entregado a S. M. la Reina Regente por la Comisión Catalana, en audiencia de 14
de noviembre de 1898», en El Trabajo Nacional, VII (1898-1899), pp. 137-140. El texto lo trae también J. A. GON-
ZÁLEZ CASANOVA: Federalisme i autonomía a Catalunya (1868-1938), Documents, Barcelona, Ed. Curial, 1974,
540-540.
(9) El Trabajo Nacional, VII (1898-1899), p. 137. La cursiva es nuestra.

164
que, al finalizar este siglo —causa rubor La redacción del documento se la he-
consignarlo— y cual si para nosotros hubie- mos de atribuir probablemente al doctor
se de ser perdurable la Edad Media, sólo Robert, pero las ideas que emergen en él
poco más de la mitad de sus habitantes sa- las había expuesto ya don Juan Sallares en
ben leer y escribir, manchando de color el mes de septiembre. Efectivamente, res-
negro el mapa de la cultura europea»'°. pondiendo desde Sabadell a don Andrés
Partiendo de esta realidad, y después de Sard, que, como otros tantos catalanes
de haber criticado el proyecto político de la clase media y alta, esperaba encon-
administrativo, el parlamentarismo y la trar algún día en España «al país de ver-
centralización estatal —vigentes en el sis- dad» 12, el presidente del Fomento había
tema de la Restauración—, señalan el ca- hecho algunas consideraciones respecto a
mino a seguir: «Se dividirá el territorio de la instrucción pública: «El día en que nos
España en grandes regiones, de delimita- hemos puesto en pugna con una nación tal
ción natural por su raza, idioma e historia; como los Estados Unidos, ese día se ha
concediendo a cada una de ellas amplia evidenciado esta inferioridad que, a la vez,
descentralización administrativa, para es política, administrativa y militar, porque
que puedan establecer conciertos econó- es ante todo intelectual y moral (...). Los
micos, fundar enseñanzas técnicas de Estados Unidos son un pueblo eminente-
importancia local, tener iniciativas para la mente intelectual: la difusión de la ense-
conservación y reforma de su Derecho ñanza y la calidad y métodos en ella
propio, y facultad para emprender cuantas empleados han sido el gran propulsor de
obras públicas sean necesarias para la más sus admirables progresos (... ). Los Estados
rápida explotación de todas sus fuentes de Unidos gastan en la enseñanza más de
riqueza»". Como se ve, la creación de las 1.000 millones de pesetas al ario. No quie-
enseñanzas técnicas se entendía en función ro consignar las cifras de nuestros presu-
de la industria local y como expresión o puestos generales y municipales para este
consecuencia de unas aspiraciones auto- servicio, porque la suma que arrojan pro-
nomistas. En el fondo se desconfiaba de la duce verdadera pena»'3.
acción del Estado uniformista, que, aun en El señor Sallarés ha tenido el coraje de
el supuesto de que obrara bien, nunca mirar a la potencia que ha derrotado siste-
podría conectar suficientemente con las máticamente a España durante los meses
necesidades y aspiraciones de la vida de mayo y agosto, ha estudiado las causas
concreta de cada una de las «regiones». de su grandeza y ha llegado a sacar sus
El tema de los «conciertos económicos» conclusiones: «Así, pues, el mejor desquite
fue adquiriendo cada vez mayor impor- que nos cabe tomar de nuestra derrota será
tancia, porque se consideraban como ex- imitar al pueblo que nos ha vencido)». Es
ponentes concretos del régimen decir, si España aspiraba a triunfar un día
autonomista y como un medio muy a pro- sobre los Estados Unidos, debía comenzar
pósito para hacer frente a los gastos que a fabricar y utilizar las mismas armas, que
generarían la implantación y el manteni- son las armas de la cultura. Estas palabras,
miento de las escuelas técnicas. admirables por la lucidez, la humildad y la

(10) Ibídem.
(11) Ibídem, p. 140. Las cursivas son nuestras.
(12) Ibídem, p. 92.
(13) Ibídem, pp. 102-103.
(14) Ibídem, p. 102.

165
valentía que reflejan, llegaron a ser como Tanto el general como los burgueses
el alma del programa regeneracionista en conservadores coincidían en reconocer la
el ámbito cultural de Cataluña. importancia de la instrucción pública para
Y, concretando algo más su pensa- la regeneración del pueblo y el derecho
miento, Sallarés pedía del Gobierno de Es- que tenían las regiones para organizarla de
paña «la reorganización y la difusión de la acuerdo con sus posibilidades y proyectos de
enseñanza profesional completada con la futuro: «Hay que elevar la cultura del país
creación de Museos comerciales, de cuyas —decía Polavieja en su famoso manifiesto del
cosas estamos tan necesitados»' 5. De esta 1 de septiembre de 1898, hecho público el día
manera se fue formando en Barcelona una 14—, convirtiendo la enseñanza de bachilleres
mentalidad que, a la vuelta de unos años, y doctores en educación de hombres forma-
daría vida y solidez a un gran centro de dos para las luchas de la vida y de ciudadanos
formación técnico profesional. útiles a su Patria» 17. Es una terminología muy
Conviene insistir: todavía sólo se trata generalizada en el ambiente intelectual que
de unos primeros balbuceos. Incluso, no estamos analizando: la nueva cultura debía
son del todo originales, porque, rastreando dejar de incubar esos bachilleres y doctores
en la vida catalana de los arios anteriores, que, aunque muy sabios, sólo sirven de ele-
se pueden encontrar otras manifestaciones mentos decorativos en una sociedad frívola e
similares. Pero ahora se dan dos circuns- inconsistente (tal como pretendía la vieja es-
tancias nuevas: primero, el mismo Desastre cuela española), y formar, por el contrario,
que, de una forma u otra, ayuda a desper- hombres «útiles», preparados para la lucha de
tar las conciencias, da mayor resonancia a la vida en un mundo que, como el moderno,
las voces de protesta y favorece la concen- es altamente competitivo.
tración de energías; y segundo, el «Pola- Y en septiembre de 1898, al contestar
viejismo», que, siquiera durante un corto a una carta que le había dirigido Domé-
período de tiempo, dio aliento a las aspira- nech y Montaner en nombre del primer
ciones del catalanismo, regeneracionista y núcleo barcelonés adicto a su programa,
conservador. escribía: «Entiendo que elevar el nivel inte-
El general Camilo García de Polavieja lectual de España es uno de nuestros mas
era un militar que había ganado su presti- imperiosos deberes y urgente necesidad.
gio en la defensa de las islas Filipinas Por esto, las regiones, cuyo grado de cultu-
(1896-1898). De vuelta a España, la bur- ra asegure el buen uso de tales facultades,
guesía conservadora creyó encontrar en él deben tener las de organizar la enseñanza
a su mejor candidato regenerador, y en profesional y técnica para el mejor desa-
concreto la burguesía barcelonesa se le rrollo de sus intereses»' 8. Tal es el ambien-
había unido desde los meses de verano de te político en que deben colocarse los
1898'6. testimonios que estamos aduciendo.

(15) Ibídem, p. 108.


(16) Cf. J. ROMERO MAt.TRA: La rosa de fuego. Republicanos y anarquistas: ¡apolítica de los obreras barce-
loneses entre el desastre colonial y la semana trágica 1899-1909, Barcelona, Ed. Grijalbo, 1975, pp. 19-21. B.
DE RIQUER: Lliga regionalista: la burguesía catalana 1 el nacionalismo (1898-1904), Barcelona, Edicions 62,
1977, pp. 100-101, 104-105, 110-117.
(17) Ver el texto completo en AUTORES VARIOS: La crisis del sistema canovista 1898-1923, Madrid, Ed. Gua-
diana de Publicaciones, 1972, pp. 41-49 (Bases documentales de la España Contemporánea, V). M. FERNÁNDEZ
ALMAGRO: Historia política de/a España Contemporánea, II (Madrid, Ed. Pegaso, 1959), pp. 869-877.
(18) Texto íntegro en B. DE R1QUER: o. c., pp. 328-329.

166
Pero el general Polavieja nada tenía y financiera de éste, los contribuyentes bar-
que hacer si no se adscribía a un partido celoneses pasaron a la resistencia, negándo-
político que le sirviera de lanzadera. Por se a secundar las nuevas imposiciones
eso, se adhirió al partido conservador de fiscales: es el Tancament de caixes, que
Francisco Silvela, el cual formó su primer tuvo lugar de septiembre a noviembre de
gobierno en marzo de 1899, concediendo 18992 . Lo cual suponía también el fracaso
al general el ministerio de Guerra. Mientras de las campañas que, por aquellos meses,
tanto, en las negociaciones previas entre había promovido el Fomento del Trabajo
Silvela, Polavieja y el propio Joan Sallarés y Nacional en favor de los conciertos eco-
Pla se habían acordado algunos puntos re- nómicos para Cataluña. En consecuen-
ferentes al tema que estudiamos. Por ejem- cia, los que buscaban la regeneración del
plo, en uno de ellos, aparece claramente el país por medio de una política de descen-
principio de la descentralización admi- tralización basada sobre los conciertos
nistrativo docente: «La Diputación de Ca- económicos entre el Estado y las «regio-
taluña tendrá a su cargo los estudios nes» quedaron decepcionados. Y así, los
técnicos y profesionales en las escuelas regeneracionistas conservadores se convir-
no anexas a la Universidad, pudiendo tieron simplemente en regionalistas.
nombrar los profesores que deberán desem- Mientras tanto, aprovechando el am-
peñar sus cátedras, organizar los cursos biente político que se acaba de describir, el
académicos, y se determinarán los títulos Fomento había ido elaborando un proyec-
que podrá otorgar la escuela regional, to más o menos completo de un centro de
como, por ejemplo, el de ingenieros indus- enseñanza profesional.
triales y arquitectos». Y en otro punto, se
ve muy bien el principio de la practicidad
y de la utilidad, que tenía que entrar en la
renovación de toda la universidad españo- PLAN DE UNA ESCUELA INDUSTRIAL
la: «Deberán reformarse las Universidades,
para que la enseñanza que en ellas se dé
alcance el carácter práctico que reviste en Don Guillermo Graell, que fue secreta-
los países más adelantados»'9. rio de la entidad y nos ha dejado sobre la
Tal fue el planteamiento que, con una misma un valioso trabajo22, explica que,
fuerte orientación descentralizadora, se «entendiendo la Junta [directiva] que la in-
acordó a la hora de iniciar la experiencia dustria española no marchaba al compás
polaviejista 20. Pero tal experiencia no fue de las extranjeras, y que había un crecido
viable, entre otras cosas, por las desave- número que todavía no se había introduci-
nencias entre los ministerios de Guerra do, aprobó, en julio de 1899, después de
(Polavieja) y Hacienda (Raimundo Fernán- maduro estudio, el plan de una gran Es-
dez Villaverde). Ante la política económica cuela Industrial» 23. Tal vez, la primera idea

(19) De la «Nota del Sr. Sanares aceptada por el General y por don Francisco Silvela», en J. ROMERO MAu-
RA: o. c., pp. 551-553.
(20) Cf. J. Tritmt;s: o. c., pp. 158-162.
(21) Cf. Ibídem, pp. 162-165. C. SECO SERRANO: Alfonso X111 y la crisis de la restauración, Ed. Ariel, 1969,
p. 60. El general Polavieja abandonó el Ministerio de Guerra el 26 de septiembre; el alcalde de Barcelona, el
doctor Robert, dimitió el 10 de octubre y, al mes siguiente, le imitaba el abogado catalän Manuel Durán y Bas,
que dejó el Ministerio de Gracia y Justicia y volvió, triunfante, a Barcelona el 11 de noviembre.
(22) Historia del Fomento del Trabajo Nacional, Barcelona, s/a.
(23) Ibídem, p. 387.

16 7
fue mucho más sencilla". Pero lo cierto es maestres, directores e ingenieros que, al
que, el día 28 de septiembre, dicho plan saber, reúnan la experiencia en los trabajos
fue puesto en manos de una comisión de técnicos; más claro, que sepan hacer las co-
especialistas -siendo el primero de ellos en sas, y no meros eruditos, o sin instrucción
la lista el Excelentísimo señor Juan Pallarés ninguna, que son los dos escollos en que
y Pla, a quien ya conocemos25-. Se les ha- nos estrellamos». En una segunda parte, a la
cía el encargo «de formular el proyecto y hora de buscar los medios de financiación ne-
de escogitar los medios necesarios para cesarios y sabiendo que poco había que espe-
fundar una Escuela Industrial»28. rar de las arcas estatales -indefectiblemente
El cometido debió de encontrar sus difi- vacías-, la comisión propone seguir el cami-
cultades, pues ya sabemos que el segundo se- no siguiente: que el Gobierno permita a la
mestre de este ario, 1899, fue particularmente provincia de Barcelona o a las de toda Cata-
tenso entre Barcelona y Madrid. Según que- luña el arriendo de la recaudación e investi-
da apuntado, el Tancament de caixes (sep- gación de la tarifa tercera de la contribución
tiembre-noviembre) provocó la ruptura industrial: «Ahora bien, el Fomento se ve
completa ent re los industriales del Fomento y con ánimos, y está en condiciones, de acre-
el Gobierno Silvela. Los polatiieistas -fabri- centar la recaudación. Se puede comprome-
cantes y hombres de negocios, de tenden- ter a dar al Estado la recaudación máxima
cias políticas conservadoras- se aliaron muy que haya habido, dentro de la ley vigente. Lo
pronto en la Unió Regionalista, uno de los que recaude de más, ofrece destinarlo a la
pilares más sólidos e inmediatos de la futura creación y sostenimiento de dicha Escuela
Lliga27. No desistieron, sin embargo, en su (...). Los fondos han de salir exclusivamente
empeño. A finales de enero del 1900 la cita- de los fabricantes catalanes, en cuyo benefi-
da comisión proseguía su trabajo. No sabe- cio inmediato se establece la Escuela».
mos exactamente cuándo lo terminó ni No sabríamos precisar el destino del do-
cuándo lo presentó al Gobierno. Pero, sin cumento que se acaba de presentar y en el
duda alguna, refleja el sentir de los hombres cual se vinculaba la creación de la futura Es-
del Fomento con toda claridad y fuerza. cuela Tecnológica al arriendo de la contribu-
En una primera parte, la comisión ex- ción industrial. En cualquier raso, sirvió para
pone la naturaleza de la futura Escuela In- que el Fomento fuera aclarando las ideas y
dustrial: «No aspiramos a crear cátedras pudiera con ellas responder adecuadamente
por el estilo de muchas que se usan. No a una consulta que se le formulaba entonces
necesitamos enciclopedistas, ni literatos de desde la capital del reino.
ingeniería o de artes y oficios. Tampoco
bastan los empíricos o practicones, y me-
nos donde, por nuestro atraso, los empíri- PROYECTO DE ESCUELA INDUSTRIAL PARA
cos son rutinarios, y no tienen donde BARCELONA
aprender para adelantar. Nada de eso». Y,
explicitando el núcleo de su pensamiento, Efectivamente, una Real Orden de pri-
añade: «Es indispensable formar contra- mero de junio de 1900 solicitaba del Fo-

(24) Cf. acta de la reunión celebrada el 20 de julio de 1899: FomErrro DEL TRABAJO NACIONAL (-F7N), Libro
de actas, núm. 5, p. 62.
(25) Cf. lbíct., pp. 87-88.
(26) /bfd., pp. 87.
(27) Cf. B. DE RIQUER: o. C., pp. 175-176. J. PABÖN: Gambó, 1, Barcelona, Ed. Alpha, 1952, p. 186.
(28) Ver el texto completo en G. GRAEU.: O. c., pp. 388-389.

168
mento su parecer sobre seis puntos relativos te, porque su mezcla no favorece el apren-
a la renovación de las Enseñanzas de Artes y dizaje de ninguna de ellas. En la primera, pre-
Oficios. El ministro de Instrucción Pública y valece la inspiración y la habilidad manual; en
Bellas Artes, Antonio García Mix, admitía en la segunda, el cálculo y el dibujo aplicado a la
términos explícitos «el conocimiento per- producción de bienes industriales.
fecto» que dicha entidad tenía sobre «estos Dentro de lo que puede considerarse
grandes problemas modernos». el cuerpo del documento, se inserta, pri-
La respuesta por parte del Fomento no mero, una larga descripción del plan de
se hizo esperar. En la sesión del día 12 de enseñanzas técnicas en el extranjero. Los
julio, la Junta Directiva asumía plenamente autores miran ansiosamente más allá de las
el dictamen que se había preparado, y fronteras en busca de los modelos que ne-
acordaba, entre otras cosas, elevarlo, como cesitan, y así, se fi jan en Francia y Bélgica,
informe, al citado señor ministro30. Suiza y Alemania, Austria y Hungría, Italia,
A este Informe, o mejor, Proyecto de Es- Suecia y Dinamarca, Rusia, Inglaterra y
cuelas Industrialesm vamos a darle toda la Norteamérica. Y ven que si, en la lucha co-
categoría que tiene, porque, por un lado, es mercial que se ha entablado entre estas
como el fruto maduro de una serie de refle- dos últimas potencias, «Inglaterra no se
xiones y planteamientos que, como sabe- apresura a abandonar los procedimientos
mos, venían de años atrás, y, por otro lado, rutinarios que se han enseñoreado de sus
estaba destinado a servir de pauta, en un industrias, y no atiende seriamente al fo-
sentido u otro, a tantas opciones que luego mento y perfeccionamiento de sus ense-
hubieron de tomarse para poner en marcha ñanzas técnicas, estará en breve totalmente
concretamente la Escuela del Trabajo, «la perdida en el terreno industrial, y los Esta-
institución más original y característica cle dos Unidos, no solamente le arrebatarán
nuestra Universidad Industrial»32. los mercados extranjeros, sino que inunda-
En lo que podríamos llamar introduc- rán el suelo inglés con sus productos».
ción, los autores reconocen «la imprescindi- En segundo lugar, pasan a explicar el
ble necesidad en que nos encontramos de sistema adoptado en las Half-times Schools
hacer algo, no para mejorarla [la enseñanza de Norteamérica, que se caracteriza por es-
industrial], sino para crearla, ya que nuestra tos dos elementos: equilibrio entre la teoría
cultura técnica es tan rudimentaria que casi se (cuatro o cinco horas de clase) y la práctica
puede considerar imperceptible»33. Conoce- (en talleres montados dentro de las mismas
mos bien esta crítica, que constituye una de escuelas), y progresiva selección de los
las características del espíritu del Noventa y alumnos. Los autores concluyen afirmando
Ocho. Y enseguida pasan a distinguir las que «la incontrastable potencia industrial
dos modalidades: la de las artes y la de las de esta nación es consecuencia de esta
industrias, que se han de separar netamen- perfecta educación técnica»35. Lo mismo

(29) Ver esta R.O. en El Trabajo Nacional, IX (1900-1901), PP. 25-26.


(30) Ver FIN, Libro de actas, núm. 5, p. 283.
(31) Cf. FOMENTO Da TRABAJO NACIONAL: Proyecto de Escuelas Industriales, elevado al Ercnto. Sr. Ministro
de Instrucción Pública y Bellas Artes, Barcelona, 1900. Es un folleto de 47 páginas, que se hallan también en El
Trabajo Nacional, IX (1900-1901), pp. 41-56, con fecha 15 de julio de 1900.
(32) A. Gm.f: o. c., IV/1, p. 19.
(33) FIN, Proyecto..., pp. 3-4.
(34) lbíd., p. 16.
(35) lbíd., p. 22.

169
que Sallarés antes, ahora también los del uno y medio por ciento de dicha contribu-
Fomento ponían su mirada en Norteaméri- ción».
ca, la nación que, un par de arios antes, El documento, cuyo contenido funda-
había derrotado sin piedad a España. mental acabamos de presentar, lo firmaban
En tercer lugar se vuelve a la crítica el presidente accidental del Fomento, Vero
amarga de costumbre: «En España la ense- Vidal, y el vocal secretario, Juan Costa. Pero
ñanza técnica elemental o primaria existe, su paternidad se la hemos de atribuir a
sí, pero en estado rudimentario; y, sobre José Alberto Barret, industrial y profesor en
todo, muy poco extendida en todo el rei- la Escuela Libre Provincial, que indudable-
no; la enseñanza secundaria [técnica] falta mente tiene sus méritos en el campo de la
casi en absoluto...»36. formación profesional entre nosotros'''.
Finalmente, el Proyecto propone unas La Junta Directiva había encontrado
soluciones, atendiendo sobre todo a los «muy acertada» la solución económica que
dos primeros niveles, ya que a ellos se re- se proponía en el informe. Y, «constándole
fería la consulta del ministerio: la enseñan- lo imposible de lograr de momento el con-
za de tipo elemental se daría por medio de cierto económico», acordó —según leemos
las Escuelas Elementales para obreros; la en el Libro de actas— «pedir al Gobierno
secundaria se orientaría a la preparación que conceda el arriendo de la contribución
del obrero especializado y del maestro o a una entidad constituida al efecto, por el
director de taller, y se impartiría en las Es- término de cinco arios, cediendo una parte
cuelas industriales propiamente dichas, de las utilidades que se obtengan para la
que debían crearse de nueva planta. creación y sostenimiento de la Escuela»11.
Si las Escuelas (Elementales) de Traba-
jo seguían siendo nocturnas, las Escuelas
Industriales funcionarían según el sistema LA NEGATIVA DE MADRID
norteamericano de las Half-times Schools,
de forma que el alumno pasaría «todo el
día en la escuela, recibiendo dos horas dia- Hasta ahora, hemos estudiado las tres
rias de clases orales, dos de dibujo y cuatro aportaciones más importantes promovidas
o seis de prácticas de taller o laboratorio»37. por el Fomento del Trabajo Nacional en or-
Cada grupo de enseñanzas a este nivel den a la implantación en Barcelona de una
comprendería una triple gradación: de ca- Escuela Industrial de corte moderno. Tales
pataces o encargados, de maestros o con- proyectos y gestiones se desarrollaron en-
tramaestres y de directores de fábricas. tre los arios 1898 y 1900, cuando, después
Para recabar los medios económicos del Desastre, la burguesía barcelonesa es-
necesarios, el Gobierno Central autorizaría taba empeñada en protagonizar, de alguna
la imposición de «un insignificante arbitrio manera, la política del país. Durante el oto-
sobre la contribución de las fábricas y talle- ño del 1900, la entidad siguió animando
res que cada ario pagase Cataluña», arbi- nuevas actividades e iniciativas. Ahora,
trio «que no debería ser superior al uno o junto a los temas del concierto económico

(36) lbíd., p. 25.


(37) lbíd., p. 31.
(38) Ver otros diversos detalles en A. Gnu: O. c., IV/1, p. 20.
(39) FIN Proyecto..., p. 37.
(40) Cf. A. GAU: o. c., 11711, p. 19.
(41) FIN Libro de actas, núm., 5, p. 283.

170
entre el Gobierno Central y la periferia, y LA INTERVENCIÓN DE LA DIPUTACIÓN
la creación de centros de formación profe- DE BARCELONA
sional, proyectaba el establecimiento en
Barcelona de un puerto franco y de un
gran Banco de Exportación42. En conse- El señor Galí no toca explícitamente
cuencia, una comisión formada por Juan este punto en su libro. Pero opinamos que
Sallarés, Juan Costa y Guillermo Graell se no conviene dejarlo de lado, porque en él
fue a Madrid al objeto de tradr estos asun- aparecen con suficiente claridad las dos
tos con el Gobierno. Era a mediados de oc- fuerzas que, hasta cierto punto al menos,
tubre de 1900. Unicamente se proponían arrancan del Noventa y Ocho -el regenera-
insistir en que se les concediera el arriendo cionismo y el regionalismo-, y que, en Ca-
de las tarifas tercera y cuarta de la contri- taluña, según estamos viendo, se empeñaron
bución industrial de toda Cataluña, y, si conjuntamente en dotar al país de una en-
esto no fuera posible, sólo el de la tarifa señanza industrial moderna.
tercera y tan sólo para la provincia de Bar- El diputado Jaime Garriga, de la Aso-
celona. Al inicio, el desarrollo de las con- ciación de Fabricantes de Estampados y
versaciones se abría a la esperanza. Pero, Blanqueo, conocía bien las inquietudes
en el mes de diciembre, comenzaron las que tenía el Fomento del Trabajo, ya que
negativas. Graell, el secretario-historiador había sido miembro de la Ponencia que,
en el verano del ario 1900, había prepara-
de la entidad, lo decía con pena: «El desa-
do el Protecto de Escuelas Industriales, del
hucio no podía ser más radical y rotundo
(... ). Y hubimos de renunciar al proyecto que hemos hablado antes. Por tanto, sinto-
de Banco y al de la Escuela Industrial (...). nizaba perfectamente con tales inquietu-
Y fracasó igualmente la campaña del con- des. Ya en el mes de junio había acudido a
la Autoridad Provincial, proponiendo la
cierto económico»". Según él, Madrid ha- modernización de la Escuela Libre de Artes
bría visto en sus peticiones una manera y Oficios, que ella estaba promoviendo ya
solapada de introducir el principio de la desde los primeros tiempos46.
descentralización en favor del regionalis- Le dio pie a una nueva intervención el
mo, movimiento que en Cataluña se ha- hecho de que, a mediados de septiembre,
bía iniciado después de la guerra. Por lo el Fomento comenzara a denunciar un he-
que «el ministro se echó atrás, debiendo cho alarmante: muchos centros manufactu-
por mi parte lamentar procedimientos reros estaban cerrando las puertas. Era la
que recuerdan algo los de los gobiernos señal inequívoca de una nueva crisis. Jai-
turco y chino»". me Garriga reaccionó llamando de nuevo
Las Memorias anuales que se presenta- a las puertas de la Autoridad Provincial:
ron en las Juntas Generales del Fomento, ésta debía tomar conciencia de la realidad
en enero de 1901 y 1902, dejan entrever y nombrar una comisión que diera las so-
suficientemente las incertidumbres y las luciones al caso. El día primero de octubre
desilusiones de aquellos meses, «ya que la (1900), la Diputación constituyó, en efecto,
incuria o la pobreza del Estado nos conde- dicha comisión, presidida por el propio
na a forzoso atraso»45. Garriga. Y, a los pocos días, se dirigía a los

(42) Cf. El Trabajo Nacional, IX (1900-1901), p. 113.


(43) Historia del Fomento del Trabajo Nacional, pp. 392-396.
(44) la cuestión catalana, Barcelona, 1902, p. 137.
(45) El Trabajo Nacional, X (1901-1902), p. 212.
(46) Cf. R. ALBEAD': O. c., pp. 281-287.

171
ayuntamientos de la provincia y a las enti- mos ser ricos y somos pobres, y pobres en-
dades industriales y culturales, solicitando trampados; creíamos tener agricultura y no
un informe «acerca de las causas de la in- la tenemos; industria, y agoniza en la mis-
dicada crisis, de los remedios para conju- ma cuna donde la mecimos llenos de espe-
rarla y de todo cuanto pueda contribuir al ranza. Los de arriba han engañado nuestra
desarrollo de la industria»". La consulta se credulidad»49. En consecuencia, había que
llevó a cabo durante los meses de octubre dar la espalda a ese «régimen de ficción»,
y noviembre (1900). e ir en busca de la autenticidad, de la
En consecuencia, la comisión dispuso verdad del país. No se pierda de vista
de una información suficiente para captar que, como hace observar Carlos Seco, esta
la opinión pública, si bien no todos los exigencia de autenticidad es «esencial en
consultados respondieron como hubiera sido el espíritu de renovación suscitado por el
de desear. Ante esta masa informativa48, el 98»5°.
historiador queda gratamente sorprendido. 22 La toma de conciencia del aban-
Porque, si bien ni el diputado ni la Corpo- dono cultural en que yacen Cataluña y Es-
ración Provincial habían preguntado nada paña entera. La Federación de la Industria
directamente sobre asuntos relativos a cul- Textil Española describe a los dirigentes de
tura, las respuestas, sin embargo, aluden nuestras empresas de esta manera: «Gene-
una y otra vez a este tema. Lo hacen de ralmente son legos en la parte técnica y
una manera espontánea, expresando lo suelen tener el escaso mérito de la práctica
que se piensa y se siente en la calle. Y que da llevar muchos años ejerciendo una
todo, dentro de ese clima regenerador y profesión, que ni entienden ni pueden ex-
regionalista —siempre crítico y amargado, plicarse por falta cle los estudios que para
inconformista y esperanzado—, que produ- el caso se requieren (...). Y resulta final-
jo el impacto del Noventa y Ocho. mente que no es el obrero español menos
En cuanto al análisis que hacen los inteligente que el de los demás países, sino
encuestados, señalamos dos líneas que, a el olmo a quien se piden peras, no puclién-
pesar de la heterogeneidad de las respues- clolas dar»51.
tas, emergen con suficiente claridad. En cuanto a las soluciones que se pro-
ponen, unas son de orden político en senti-
1 • a El sentimiento de frustración y de do «regionalista» y otras, de orden cultural.
dolor por los males de la patria. Basta un A veces se juntan ambas dimensiones, por-
botón de muestra en la voz de la mencio- que uno de los cometidos de la deseada
nada Unió Regionalista: «Hemos vivido y reestructuración del Estado sería precisa-
vivimos dentro de un régimen de ficción: mente «atender con gran solicitud a la ilus-
creíamos que teníamos ejército y resultó tración de todos, organizando a la moderna
que sólo teníamos soldados; confiábamos en las escuelas primarias, y dando a la ense-
nuestros buques de guerra y la triste realidad ñanza universitaria y a la profesional y téc-
nos convenció de que era en balde; creía- nica una amplia autonomía. Sólo dentro de

(47) Boletín Oficial de la Provincia de Barcelona, núm. 243 (11 de octubre de 1900), p. 1.
(48) «Proposición del señor diputado don Jaime Garriga, referente al nombramiento de una Comisión que
proponga las soluciones que juzgue de eficacia, a fin de atajar los efectos de la actual crisis industrial que siente
Cataluña», en el Archito Histórico de la Diputación de Bacelona ( =AHDB), Leg. 2413, año 1900, núm. 75.
(49) lbíci., fol. 385r.
(50) 0.c., p. 61.
(51) Proposición..., Ibid., fol. 464r.

172
la idea regional caben las reformas cita- LA INICIATIVA, EN MANOS DE LA
das; a la vuelta de algunos arios, nos da- ASOCIACIÓN DE INGENIEROS
rían hombres, que es lo primero que INDUSTRIALES
necesitamos»52.
La Comisión Especial quedó, en gene- Hace muy bien Alejandro Galí cuando
ral, satisfecha, y, con los datos recibidos, concede un tratamiento más bien amplio y
preparó el dictamen correspondiente, cuyo detallado a este argumento. Porque, efecti-
debate tuvo lugar en las sesiones públicas vamente, la Asociación de Ingenieros fue
ordinarias de los días 4 y 11 de diciembre". capaz de recoger lo mejor que se había
En consecuencia, la Diputación acordó, pri- producido en Barcelona —singularmente la
mero, aprobar, con pequeños retoques, la herencia del Fomento del Trabajo Nacio-
exposición conclusiva del diputado Garri- nal— y darle aquella forma más adecuada
ga y su equipo, y presentarla, después, ofi- para la creación de la Escuela Industrial y
cialmente al Presidente del Consejo de su Patronato por parte del Estado.
Ministros. Cabe distinguir dos momentos diferen-
No vamos a adentramos ahora en el tes: el primero, provocado por una nueva
análisis de esta Exposición", porque en intervención del Ministerio de Instrucción
ella emergen muchos contenidos ya co- Pública y Bellas Artes; y el segundo, por
nocidos por nosotros. Será suficiente re- propia iniciativa.
cordar que la Diputación solicitaba del
Gobierno al menos tres Escuelas Indus-
triales: una en Barcelona para la industria
COLABORACIÓN CON LOS PLANES DEL
manufacturera; otra en Bilbao, para la si-
MINISTERIO
derúrgica; y otra en Sevilla, para las in-
dustrias agrícolas, «viviendo todas con
determinada autonomía bajo la inspec- El sucesor del García Alix al frente del
ción del Estado» 55 . La primera funcionaría citado Ministerio fue Alvaro de Figueroa y
al estilo de las denominadas Half-times Torres, Conde de Romanones, que tuvo la
Schools de los Estados Unidos, de las que cartera desde el 6 de marzo de 1901 al 6 de
ya se ha hecho mención en las páginas diciembre de 1902, y que, desde la pers-
anteriores. pectiva liberal de su partido político, estu-
Las iniciativas de la Diputación no ter- vo también empeñado en la tarea cíe
minaron aquí, sino que, aún antes de la lle- renovación de la estructura escolar y cultu-
gada a la presidencia del señor Prat de la ral del país 57 . Y así, por medio cle la R.O.
Riba (1907), se multiplicaron de una mane- del 10 de julio de 1901 invocaba el aseso-
ra y otra, hasta alcanzar la meta ervonces ramiento de todas las personas interesa-
sólo soñada. das, porque, entre otras cosas, le llamaba

(52) Unió Regionalista: 'Ud., fol. 387r. La cursiva es nuestra.


fols. 288v-294r.
(53) DipurAcióN DE BARCELONA: Libro de actas del 3 de mayo de 1900 al 7 de mayo de 1901,
(54) DwurAcióN PROVINCIAL DE BARCELONA: «Exposición elevada al Excmo. Sr. Presidente del Consejo de
Ministros, al objeto de remediar la actual crisis industrial que se siente en Cataluña, según acuerdo del Cuerpo
Provincial de 11 de diciembre de 1900», Barcelona, 1901, Folleto de 32 pp.
(55) Ibt-d., p. 30.
(56) Cf. o. c., IV/1, pp. 23-38.
(57) Cf. Y. TURIN: La educación y la escuela en España de 1874 a 1902. Liberalisnio y tradición, Madrid,
Ed. Aguilar, 1967, pp. 327-353.

173
la atención la presencia de muchos extran- PROPUESTA PARA IMPLANTAR EN BARCELONA
jeros que ocupaban cargos importantes en UNA ESCUELA INDUSTRIAL
el mundo productivo español. Lo cual era
señal de que los españoles no podían
Efectivamente, mientras se preparaba
cumplir las tareas que realizaban aquéllos
la respuesta que debía darse al citado Mi-
por falta de una preparación conveniente.
nisterio del Instrucción Pública, la Asocia-
En consecuencia, el ministro sacaba la
ción tomaba una iniciativa por su propia
conclusión de la necesidad de crear escue- cuenta.
las profesionales, donde se formaran los
El 8 de abril de 1901 y en el local so-
«prácticos y peritos bien instruidos en to-
cial de los ingenieros, se reunían dos
dos los pormenores cíe la técnica industrial
profesores de la Escuela Libre Provincial
y avezados a las prácticas del taller». Lo de Artes y Oficios —Antonio Sánchez Pé-
que buscaba era ese «eslabón intermedio rez y José Mestres— y dos representantes
entre el hombre de ciencia y el obrero falto de la Asociación —Augusto de Rull y José
de instrucción, que sólo es el instrumento de Caralt—. Estos primeros contactos die-
animado». La Asociación de Ingenie- ron lugar a una Circular del 15 de mayo
ros, que ya estaba introducida en es- 1901, que convocaba a todos los que es-
tos temas al menos desde el período del taban interesados en que Barcelona tu-
ministerio anterior, ofreció generosamen- viera su propia Escuela Industrial.
te su colaboración también ahora. Se Respondieron inmediatamente el Fomen-
nombraron las comisiones pertinentes y to del Trabajo Nacional y la Cámara de
se multiplicaron las reuniones de estu- Comercio de Barcelona: Leopoldo Sag-
dio. La Junta Directiva vio con «satisfac- nier y Vero Vidal representarían respecti-
ción» los trabajos que se estaban vamente a ambas instituciones. Se formó
haciendo bajo la guía de los ingenieros así la Ponencia. A pesar cíe que varias
profesores Antonio Sánchez Pérez, José poblaciones de España habían sido ya fa-
Mestres y José Alberto Barret 59 y aprobó vorecidas con la creación de una Escuela
por unanimidad el informe que debía en- Superior de Industrias (1901), Barcelona
viarse al Ministerio de Instrucción Públi- no había recibido todavía semejante dis-
ca60 . Pero el R.D. de 17 de agosto de 1901 tinción. ¿No sería porque el Ministerio cle
no acabó de gustar en la Asociación de Instrucción Pública estaba estudiando algo
Ingenieros, y tampoco tuvo efectos dura- realmente especial para la capital catalana?
deros 6'. De todas maneras, quedan en claro Algunos ingenieros pensaban que sí, y, por
dos extremos: primero, sobre el ario 1901 y su parte, seguían mirando más allá de las
en relación con las enseñanzas profesiona- fronteras donde, al parecer, podrían en-
les, algo comenzaba a moverse en la esfera contrar unos modelos a seguir.
ministerial, y, segundo, la Asociación bar- Durante el bienio 1901-1903 fueron
celonesa de Ingenieros Industriales estaba madurando lentamente los proyectos.
dispuesta a actuar en firme. Para finales cíe octubre de 1902, la Ponen-

(58) Las frases entrecomilladas se encuentran en el texto de la R.O. citada.


(59) Ver acta correspondiente a la sesión del 31 de julio de 1901, en ASOCIACIÓN DE INGENIEROS INDUSTRIALES
DE BARCELONA, Libro de actas: Junta Directiva, núm. 6, pp. 122-123.
(60) Ver acta correspondiente a la sesión del 7 de agosto: lbíd., p. 124.
(61) Cf. L. Novo DE MIGUEL: La enseñanza profesional obrera y técnico industrial en Espada, Barcelona,
1933, p. 10.

174
cia tenía esbozado un plan de «un gran «hombres inmediatamente aptos para la
centro de enseñanza técnica»62 . Por su de- industria particular» y fueran capaces de
seo de hacer participar también a otras en- «desempeñar cargos como los de contra-
tidades locales, se adhirieron la Diputación maestre, jefes de taller, despiezadores, di-
ProNincial (1902) y, más tarde (1903), la rectores de fábrica, etc.».
Sociedad Económica Barcelonesa de Ami- • Las Bases. Las más sobresalientes
gos del País y el Ayuntamiento. Las tres en- son: Primera, se establece en Barcelona,
tidades estaban representadas por el con la denominación de Escuela Indus-
diputado Luis Ferrer y Bárbara, los señores trial, «un Centro General de Enseñanza
don José Elías de Molins y don Adriano Ca- Técnica», en la cual se realizarían los estu-
sademunt, y el señor don Rafael Roig y To- dios «desde los más elementales hasta ob-
rres. Esta, por así decir, Ponencia ampliada tener el título de Ingeniero Industrial, de
—Administración, Industria, Comercio, una manera gradual e intensiva». Segunda,
Ciencia— revisó el proyecto, de suerte que el Centro estaría bajo la inmediata direc-
el 20 de febrero de 1903 pudo elevar una ción de un Patronato. Tercera, la Enseñan-
Instancia al Ministerio de Instrucción Pú- za Industrial se dividiría en tres categorías:
blica. Su contenido se puede ordenar y re- la elemental, la secundaria o de grado me-
sumir del modo que sigue. dio, y la superior.
Lo original del proyecto delineado en
• Introducción. Se evoca, una vez la Instancia, consiste en que se introduce
más, la guerra de Cuba, «infausta hecatom- vigorosamente la enseñanza de tipo inter-
be de nuestro poderío», que ha dejado las medio, prácticamente inexistente hasta en-
regiones más industriales «sumidas en un tonces63.
estado de perturbación (... ), ocasionado No hace falta que narremos aquí las
por las bajas de sus mercados más predi- mil peripecias de la comisión en Madrid
lectos». Cataluña ha sufrido más que nin- para obtener, por parte del Estado, príme-
guna otra región. Por eso, la Ponencia «ha ro, una modesta subvención anual de
estudiado en las naciones que van a la ca- 75.000 pesetas, y luego, el Real Decreto
beza de la exportación las causas de la que se quería. Sin duda interesa más cap-
prosperidad, y ha tropezado inevitable- tar el sentido del momento político.
mente con la deficiencia, que respecto de El día 4 de diciembre, después del fra-
ellas afecta, en el estado de la Enseñanza caso de los Gobiernos de Silvela y cle Villa-
Técnica» (cursiva del texto). verde65, asumía la jefatura del Gobierno el
• El parecer de la Pojsencia. En con- líder del partido conservador, Antonio Maura
secuencia, la Ponencia se inclinaba a la (Primer Gobierno Maura, 5-XII-1903, 16-XII-
puesta en marcha en Barcelona de una Es- 1904), que era también un regeneracionista.
cuela Industrial que cubriera especialmente Este hecho alumbró alguna esperanza entre
todo lo relativo al «grado medio» (cursiva la burguesía catalana, encuadrada ya en un
del texto); es decir, que ayudara a formar partido político cle envergadura, la Viga

(62) Oficio de don Antonio Sánchez Pérez, director de la Escuela de Ingenieros, al Presidente de la Di-
putación, el 27 de octubre de 1902, en el expediente Plan de organización en esta capital de un gran Centro
de Enseñanza Técnica, fols. 1 2r: AHDB, Leg. 3396, año 1902, núm. 54.
(63) Ver todo en Revista Tecnológico-industrial, XXVI (1903), pp. 83-93.
(64) Cf. Escuela Industrial de Barcelona. Acta, en Revista Tecnológico-industrial, XXVII (1904), pp. 117-
121. A. GAU: o. c., IV/1, pp. 38-40.
(65) Cf. C. SECO SERRANO: O. C., pp. 59-68.

175
Regionalista (desde abril de 1901)66, por- Por nuestra parte, concluimos con esta
que el nuevo presidente del Ejecutivo se observación: en el último estadio, inmedia-
había declarado públicamente partidario tamente anterior a la concesión del RD.,
de un cierto reformismo descentralizador. no aparecieron las preocupaciones pclíti-
Al poco tiempo, Maura creyó necesaria la cas —las catalanistas, se entiende—. Pero, en
visita del rey Alfonso XIII a Barcelona: la la coyuntura en que se hallaba la vida pú-
Monarquía Española debía aparecer en el blica de Cataluña a principios de siglo,
mismo centro neurálgico del republicanis- apenas se puede imaginar a los promoto-
mo español, con un rostro nuevo, demos- res de la Escuela Industrial políticamente
trando que era capaz de comprender a los asépticos. El catalanismo había ido madu-
catalanes, de asumir su problemática pecu- rando a lo largo de los veinte últimos arios
liar y hacer las concesiones administrativas del XIX y, según se ha visto en las paginas
al caso. Por eso, y viendo las discusiones que anteceden, y reconocen unánimemen-
que levantaba aquel viaje°, y el presidente te los tratadistas, «tomó clara conciencia a
tuvo que prepararlo con sumo cuidado. Y, raíz lo del Desastre» 76. Y, según hemos
como sabía bien que los fabricantes y los in- comprobado también, el catalanismo se
telectuales barceloneses pedían —según te- hizo regeneracion isla —crítica contra el sis-
nemos explicado ampliamente— una tema político de la Restauración— y nacio-
Escuela Industrial dotada de ciertas carac- nalista —reforma, modernización cíe
terísticas, se la concedió con el R.D. de 30 Cataluña—. «Tras el Desastre —escribe acer-
de marzo de 1904. A los siete días, llegaba tadamente Jesús Pabón— el Catalanismo
el joven Monarca a Barcelona, acompaña- crece: formidablemente y a ojos vistas (...);
do de casi todo el Gobierno en pleno. crece un tanto caóticamente» 71 . Hacía falta
Aquel viaje supuso un éxito indiscutible alguien que encauzara aquellas aguas di-
para éste y, sobre todo, para la Corona. versísimas por su origen y composición y
Una vez obtenido el real decreto —que las transformara en una fuerza poderosa, o
aduce y comenta Alaxandre Galí68—, ¿ya sea, en el Catalanismo político moderno. Éste
estaba todo hecho? No. Aquello no era fue don Enrique Prat de la Riba y Sarea (1870-
más que un germen. Entonces daba co- 1917), el seny ordenador de Catalunya, como
mienzo la labor del Patronato, al que el se le ha llamado un tanto enfáticamente. Llegó
citado decreto reconocía «con personali- a la presidencia de la Diputación de Barcelo-
dad jurídica, revestido de plenitud de fa- na en 1907 y a la de la Mancomunidad de Ca-
cultades en cuanto se refiere a la taluña, en 1914. Él fue quien, desde 1908,
enseñanza no oficial» (Art. 5.°). Galí ha comenzó a dar contenido y vida al men-
trazado un resumen de su actuación y de cionado real decreto y a la Escuela Indus-
sus posibilidades69. trial de la calle Urgell, de Barcelona.

(66) Cf I. Mous: Lliga Catalana. Un estudi d'Estasiologia, I, Barcelona, Edicions 62, 1972, pp. 37-45. B.
DE RIQUER: o. c., pp. 191-225. J. TERMES: 0. c., pp. 171-177.
(67) Cf. I. MOLAS: O. C. , 1, pp. 59-61. 13. DE R1QUER: O. c., pp. 277-286.
(68) 0.c., IV/1, pp. 40-43.
(69) lbfd., pp. 43-56.
(70) J. REGIs: Historia de Cataluña, Madrid, Alianza Editorial, 1974, p. 187.
(71) 0. c., I, p. 19.

176
e
EL ECO DE LA CUESTIÓN COLONIAL EN LA EDUCACIÓN MASÓNICA DE
LA ESPAÑA METROPOLITANA DE FIN DE SIGLO XIX
PEDRO ÁLVAREZ LÁZARO (*)

Entre los diversos trabajos que han ca».2 Además se ha señalado, no menos
sido recientemente publicados destacan acertadamente, el «desplazamiento del
especialmente los libros colectivos A Histó- predominio de trabajos sobre el estudio
ria da educaçao ein Espanha e Portugal, hermenéutico de autores considerados in-
Investigaçoes e actividades (1993) e Histo- dividualmente, hacia análisis de institucio-
ria de la educación en la España contem- nes y movimientos educativos». 3 Dentro
poránea. Diez años de investigación de estos profundos cambios, que han en-
(1994). Estos estudios han puesto de relie- sanchado extraordinariamente el horizonte
ve la radical transformación y el importan- temático de investigación y han obligarlo a
te desarrollo que ha experimentado la la búsqueda y consulta de nuevas fuentes
investigación histórico educativa española documentales, va tomando cada vez ma-
en los cuatro últimos lustros. Todos ellos yor relevancia el análisis histórico de enti-
destacan como muy positivo el salto que dades educativas ajenas al sistema oficial.
se ha dado desde «una historia de la edu- En el presente trabajo vamos a acercanos a
cación en gran parte descontextualizada una de estas instituciones, la Masonería.
de la historia general, y pensada con crite- Como he señalado en otros lugares,' la
rios a menudo "exclusivamente pedagógi- orden masónica puede encuadrarse sin re-
cos", a una historia sectorial más integrada paro entre las organizaciones que desarro-
en esquemas totalizadores y construida bajo llaron uno de los modelos más originales y
modelos rigurosos de explicación científi- acabados de educación no formal concebi-

() Universidad Pontificia Comillas de Madrid.


(1) En el presente artículo siempre que hable de las logias españolas o de la Masonería española, de no
decir lo contrario, me estoy refiriendo exclusivamente a la implantada en la Península, Baleares y Canarias.
Quedan excluidos, por tanto, los organismos masónicos establecidos en las Colonias, aunque fueran de obe-
diencia peninsular o estuvieran formados por hermanos nacidos en la metropoli.
(2) A. EscouNo: «La investigación en Historia de la Educación en España: tradiciones y nuevas tenden-
cias», en A História da educa Va() em Espanha e Portugal. Investiga çoes e actividades, Lisboa, Socieclade Portu-
guesa de Ciencias da Educagao, 1993, p. 72.
(3) 'bid.
(4) P. ALVAREZ LÁZARO: La Masonería, escuela de formación del ciudadano. La educación interna de los
masones españoles en el último tercio del siglo XDC, Madrid, Universidad Pontificia Comillas, 1996 y «Educación
esotérica de la Masonería española decimonónica», Historia de la educación. Revista interuniversitaria, Sala-
manca, enero-diciembre 1990, núm. 9, pp. 13-42.

Revista de Educación, núm. Extra (1997), pp. 177-190 177


da para adultos. 5 Al igual que hicieron los va a sus constituciones, reglamentos, ritua-
sindicatos, las congregaciones religiosas, les, memorias manuscritas, corresponden-
los ateneos, etc., la orden masónica buscó cia y otros documentos primarios, permite
instruir a sus miembros en unos procedi- acercarnos a la enseñanza masónica que
mientos y valores determinados y propios, practicaban en sus templos las logias espa-
puesto que de ello dependía su identidad ñolas finiseculares. En líneas generales se
y su pervivencia institucional. Para procu- puede decir que esta enseñanza comenza-
rar esta formación puso en práctica en el ba en las ceremonias de iniciación y que
seno de las logias dos modalidades de en- constaba de una serie de etapas que se
señanza diferentes pero complementarias: iban gradualmente superando y que esta-
una de carácter esotérico y otra de carácter ban previamente establecidas.' Esta ense-
exotérico. La primera, genuinamente masó- ñanza se caracterizaba fundamentalmente
nica y propiciada por la naturaleza iniciáti- por su progresividad. La instrucción propia
ca de la orden, se servía del lenguaje de cada grado formaba parte de un progra-
simbólico y de las prácticas rituales para ma unitario, que estaba articulado en fun-
transmitir conocimientos y saberes. La se- ción de un ascenso intensivo y extensivo,
gunda utilizaba un lenguaje más común y que tenía como meta la formación del
ejercía su magisterio a través de publica- hombre como individuo y como ciudada-
ciones que tenían una difusión interna, a no democrático. De esta manera, el grado
través de discursos, conferencias, certáme- de Aprendiz perseguía como objetivo pri-
nes, veladas y otras muchas actividades mordial la creación de actitudes éticas funda-
culturales similares. Creemos conveniente mentales en el masón. El grado segundo,
cleternemos en presentar un brevísimo apun- fundamentado en la creencia de que las
te sobre los aspectos más genuinos de estas posibilidades de perfeccionamiento moral
dos modalidades de enseñanza masónica. de una persona estaban en relación directa
con su nivel cultural, preparaba al Compa-
ñero para que, durante toda su vida, se
mostrara abierto a adquirir cuantos conoci-
LA ENSEÑANZA INTRAMASÓNICA mientos le permitiesen sus posibilidades
LAS LOGIAS ESPAÑOLAS materiales e intelectuales. El grado tercero,
o de Maestro, constituía el término del pro-
ceso iniciático y tenía como objetivo con-
La documentación conservada de la seguir que se maduraran las actitudes
masonería española, especialmente la relati- teológicas de los masones. (A este respecto

(5) Entiendo la educación no formal de la misma manera que Coombs y Ahmed, en su trabajo de 1974
Attacking Rural Poterty: How Non Formal Education can He/p, para diferenciarla de la educación formal y de
la informal. Según estos autores, la educación formal comprendería el «sistema educativo altamente institucio-
nalizado, cronológicamente graduado y jerárquicamente estructurado que se extiende desde los primeros años
de la escuela primaria hasta los últimos años de la universidad». Llaman educación no formal a «toda actividad
organizada, sistemática, educativa, realizada fuera del marco del sistema oficial, para facilitar determinadas cla-
ses de aprendizaje a subgrupos particulares de la población». Asimismo estos autores describen la educación
informal como «un proceso que dura toda la vida y en el que las personas adquieren y acumulan conocimien-
tos, habilidades, actitudes y modos de discernimiento mediante las experiencias diarias y su relación con el me-
dio ambiente». Tomado de J. Trilla Bemet: «La educación no formal. Definición, conceptos básicos y ámbitos
de aplicación», en la educación no formal, O . Sarramona Ed.), Barcelona, CEAC, 1992, p. 12.
(6) Un desarrollo sistemático de esta enseñanza practicada por la masonería española del siglo XIX, en:
P. ALvÄitEz LÁZARO: O. C., 1990 pp. 13-42; y o. c., 1996 pp. 183-278.

178
conviene acIvetir del hecho de que, en sus nifiesto de la logia Señera de Valencia, en
argumentaciones teóricas, los ritualistas espa- un informe dirigido al máximo respon-
ñoles confundieron con frecuencia la toleran- sable de su obediencia:
cia con el relativismo religioso y a menudo Nuestro fin no es otro que adiestramos en la
cometieron graves errores metodológicos en el discusión y poner en ejercicio nuestras facul-
tratamiento de los delicados problemas filosó- tades intelectuales, consiguiendo así mayor
fico teológicos que abordaron.) Por su par- cultura y mejor disposición para solucionar
te, los denominados grados superiores los problemas.7
procuraban la formación del masón como
ciudadano consciente de sus obligaciones y Este tipo de actos solían celebrarse en el
cle sus actos. Esta formación, que se des- templo masónico e iban destinados exclusi-
plegaba paulatinamente en sus diversas fa- vamente a los miembros del taller, aunque la
cetas, respondía a los ideales de un Estado presencia de hermanos visitantes de otras lo-
de Derecho y de una filosofía política celo- gias, que podían intervenir en los debates,
sa por asegurar la libertad de todos. En también estaba permitida. Otra práctica co-
esta línea habría que citar los rituales masó- mún consistía en que varios talleres de la
nicos donde se formularon sistemáticamente misma ciudad organizaran conjuntamente
defensas abiertas de principios, derechos y determinadas conferencias y coloquios para
libertades propios de una sociedad liberal y aprovechar mejor los conocimientos de los
democrática, tales como: derecho a la pro- distintos oradores, facilitar un mayor inter-
piedad, al capital y al trabajo, derecho de cambio cíe ideas y favorecer la unidad cle ac-
asociación, derecho de autodeterminación, ción entre masones de distintas obediencias.
limitación y control de los poderes del Es- Las tenidas magnas, las veladas literarias y
tado, libertad de expresión, libertad de cul- los banquetes que se celebraban con motivo
to, libertad de conciencia y, naturalmente, de determinados acontecimientos, aniversa-
libertad de enseñanza. rios, festividades, etc., ofrecían asimismo la
La enseñanza esotérica, por tanto, se cir- oportunidad de pronunciar discursos para
cunscribía fundamentalmente al campo de audiencias más amplias.
las actitudes y de los principios generales. El segundo grupo de actividades que for-
Pero naturalmente esta generalidad de actitu- maron parte de la enseñanza masónica exoté-
des y principios debía ser estudiada en sus rica fueron los certámenes y las encuestas. En
concreciones y según las circunstancias histó- los certámenes, de manera individual a los
ricas (culturales, sociales, políticas, etc.) de la hermanos o colectivamente a las logias, se
sociedad de la época. Precisamente para res- presentaba la oportunidad de reflexionar so-
ponder a esta necesidad la masonería se sirvió bre temas de interés común bajo el estímulo
de la vía e.tâica de la competencia y el premio. La publicación
Como he indicado anteriormente, los de los trabajos premiados ampliaba, por otro
discursos y conferencias constituyeron lado, su radio de influencia. Estos certámenes
uno de los vehículos mas frecuentes de se organizaban normalmente gracias a las ini-
este segundo tipo de educación intrarna- ciativas de logias concretas, aunque en otras
sónica. La intención de estas actividades ocasiones contaban con el respaldo oficial de
quedaba, de esta forma, recogida en el ma- su obediencia auspiciaclora.8

(7) Memoria manuscrita de la logia La Señera de Valencia, fechada a 31 de diciembre 1892, Archivo His-
toria) Nacional de Salamanca, 779 A 8. En adelante este archivo será citado como AHNS.
(8) Véase, por ejemplo, Gran Oriente Español: Constituciones de la masonería española del Serenísimo...
y Ley de Tributación. Aprobadas por la Asamblea General del Oriente en sus sesiones del 14, 15, 16y 17 de ',layó
de 1889, Madrid, Imp. Moreno y Rojas, 1889, pp. 90-91.

179
Por su parte, las encuestas, realizadas de los problemas que preocuparon real-
normalmente por recomendación o man- mente a los masones como de la postura
dato de los órganos de dirección a todas que mantuvieron frente a los mismos. Las
las logias que estaban sometidas a su auto- referencias dispersas que se pueden en-
ridad, obligaban a los hermanos a debatir contrar en la heterogénea documentación
sobre cuestiones más o menos acuciantes conservada, ha permitido reunir un impor-
y a emitir un informe posterior. Este siste- tante conjunto de piezas oratorias y litera-
ma, que exigía el contraste de opiniones y rias sobre los temas no estrictamente
una mayor participación colectiva que los masónicos que fueron escuchados, co-
certámenes, se servía, por tanto, de una mentados, discutidos y valorados por las
metodología basasda en el diálogo que era familias masónicas españolas. Aunque en
muy apreciada y practicada por la orden muchas ocasiones sólo conocemos el título
francmasónica. Debe advertirse a este res- de la reflexión y el nombre del conferen-
pecto, que en las reuniones masónicas ciante que participaba en estas reuniones,
todo estaba previsto para impedir excesos o sólo tenemos noticia de la celebración
en el uso de la palabra y para lograr un cli- de un acto, a menudo nos ha llegado el
ma de comprensión y de respeto ante las texto completo de muchas intervenciones
opiniones de los demás. Con este fin los o un resumen cualificado de las mismas.
reglamentos de las logias siempre conte- Esta abundante documentación muestra la
nían unos artículos que expresamente re- variedad y riqueza del universo temático
gulaban los modos, el orden y la duración del magisterio masónico español en su ver-
de las intervenciones en las discusiones y tiente exotérica. Por tener una cierta pers-
clebates.9 pectiva del valor relativo que se otorgó a
El conocimiento del contenido y del cada asunto considerado, conviene señalar
método de esta enseñanza exotérica resul- que las materias tratadas con mayor avidez
ta de enorme relevancia para el historia- e insistencia versaron sobre la controversia
dor, pues le pone en conocimiento tanto religiosa, la situación de la mujer y la cues-

(9) A título de ejemplo, la logia Progreso de Valladolid, en su reglamento manuscrito de 22 de octubre


de 1888 regulaba de esta forma los debates en logia:
«Art. 27. Todo obrero tiene derecho a emitir libremente su pensamiento; pero siempre debe hacerlo con
moderación, respetando las opiniones de los demás, acatando las decisiones de la mayoría y guardando en
todo caso las formas propias de un buen masón.
Art. 28. Cuando un hermano esté en el uso de la palabra, solo podrá ser interrumpido por el Venerable o
Vigilante de su columna para llamarle a la cuestión y al orden, debiendo cubrir el templo (abandonar la logia)
durante la tenida el hermano que llamado por segunda vez al orden reincidiese.
Art. 29. El obrero que suscite discusiones agitadas, califique duramente a los hermanos, ridiculice las opi-
niones emitidas por otros, promueva tumultos, demuestre impaciencia o marcado disgusto por el resultado de
alguna votación, será objeto de censura, la cual consistirá, según los casos, en ordenarle cubra el templo hasta
que en la próxima tenida reconozca su falta, consignar sus palabras en el acta como fundamento del oportuno
proceso, o declararle excluido del cuadro de la Logia sin perjuicio del procedimiento penal a que sea acreedor.
Art. 30. Gozan de preferencia los Vigilantes en el uso de la palabra, cuando la pidan en cumplimiento de
su cargo, y el orador siempre que lo haga en representación de la ley. Todos los obreros pedirán la palabra por
conducto del Vigilante de su respectiva columna (fila).
Art. 31. Para que las discusiones no se hagan interminables, solo podrán hacer uso de la palabra para un
mismo asunto, tres hermanos en pro y tres en contra, y éstos solo dos veces, una para rectificar, a no ser que
el taller acuerde ampliar la discusión. El autor de la proposición puede hablar una segunda vez en réplica.
Art. 33. Recaído acuerdo sobre una proposición, no se suscitará nuevo debate sobre la misma hasta trans-
curridos tres meses».

180
tión social. Más ocasionalmente, la maso- también fue centro de atención de nuestras
nería española también se ocupó de temas logias decimonónicas, aunque su atención
como éstos: la educación de niños y adul- fue menos frecuente de lo que correspon-
tos en sus diferentes niveles y facetas; la día a su importancia histórica, cultural y
urgencia de despertar la conciencia socio- económica. Veamos ahora el interés real
política de los individuos para implantar y que suscitó y el tratamiento que recibió la
defender el Estado de Derecho; la instaura- cuestión colonial en los talleres masónicos
ción del sufragio universal (o del sufragio de la España metropolitana finisecular.
restringido); el derecho de asociación y de Uno de los tópicos más repetidos por
libertad de expresión; la abolición de la la bibliograía antimasónica ha sido éste:
pena de muerte; la revisión del código pe- culpabilizar a la masonería española cle la
nal y del sistema penitenciario; la propaga- pérdida del Imperio colonial y, más con-
ción del pacifismo. También la masonería cretamente, de la pérdida de las últimas co-
española se preocupó de otras muchas lonias: Filipinas, Puerto Rico y Cuba)
cuestiones ético-filosóficas, históricas y Diversos trabajos que han sido publicados re-
científicas de contenido diverso. Si nos ce- cientemente se han encargado de probar la
ñimos al objetivo específico del artículo falsedad de esta tópica acusación" y han de-
que ahora nos ocupa, la cuestión colonial mostrado cómo los órganos rectores de las

(10) Un buen exponente de esta literatura es el libro P. Iß/V12: La masonería y la pérdida de las Colonias,
Burgos, Ediciones Antisectarias, 1938. En esta obra pueden leerse párrafos corno el siguiente: «¡Qué bien se secun-
daban las órdenes emanadas del Gobierno masónico de madrid en Cuba! Hasta los mensajes de la Corona de en-
tonces llamaban a nuestras aguerridas tropas, vendidas por la masonería al extranjero, abigarrada reunión de gentes
de mal vivir, extranjeros y gentes de color; y llegó a decir el masónico mensaje, que la paz de Zanjón fue una paz
generosa entre hermanos. Sí paz entre 'hermanos" mandilones, que tan cara había de costar a España», p. 62.
(11) J. N. SCHUMACHER: «Filipino masonry in Madrid 1889 1896», Phtlippine Historical Review, Manila,
Torno I, núm. 2, 1966, pp. 168-182; y «Philippine masonry to 1890», Asían Studies, Quezon City, agosto 1966,
Torno IV, núm. 2, pp. 328-341; M. DE PAZ: «Españolismo versus "separatismo" en la masonería puertorriqueña:
la logia Borinquen, núm. 81 de Mayagüez», Boletín Millares Carió, Madrid, Tomo IV, núms. 7-8, 1985, pp. 199-
227; «Los residentes españoles en Cuba y la masonería después de la Independencia», Cuadernos de Investi-
gación Histórica, Madrid, núm. 10, 1986, pp. 41-56; y «La masonería y la pérdida de las Colonias: Impresiones
sobre el caso cubano», en Masonería española y América II. V Symposium Internacional de Historia de la Ma-
sonería Española. Cáceres, 16-20 de junio de 1991. Zaragoza, Centro de Estudios Históricos de la Masonería
Española, 1993, pp. 1107 1125; J. A. AYALA: La masonería de obediencia española en Puerto Rico en el siglo XIX,
Murcia, Universidad de Murcia, 1991; y «La masonería de obediencia española ante el conflicto colonial puer-
torriqueño», en Masonería española y América II, o. c.., 1993, pp. 1127-1143; M. Ame< GUANTER: «I..1 logia Ibé-
rica n» 7 y la independencia de Filipinas», en La masonería en la Historia de España, Actas del I Symposium
de Metodología Aplicada a la Historia de la Masonería Española. Zaragoza: 20-22 de junio de 1983, Zaragoza,
Diputación General de Aragón, 1985, pp. 121 130; y «Una logia de filipinos en Madrid: Solidaridad m í n. 53
(1889 95)», en La masonería en la España del siglo XLY, II Symposium de Metodología Aplicada a la Historia
de la Masonería Española, Salamanca, 2-5 de julio de 1985. Valladolid, Junta de Castilla y León, 1987, T. II, pp.
471-479; L. CABRERO: «La actitud de la masonería ante la independencia de Filipinas», en Masonería española y
América o. c., 1993 pp. 1097-1105; P. SkscrIEZ FERRE: uI2 masonería catalana y el conflicto colonial de Cuba»,
L'Aveng, Barcelona, noviembre, 1984, pp. 62-69; «La masonería española y el conflicto nacional filipino», en La
masonería en la España del siglo XIX..., o. c., 1987, T. 11, pp. 481-496; «Masonería y colonialismo español», en La
masonena y su impacto internacional, Cursos de verano del Escorial. Madrid, Universidad Complutense de Ma-
drid, 1989, pp. 11-26; M. A. Ownz: Masonería y democracia en el siglo XIX. El Gran Oriente Español ysii proyrc-
ción político social (1888-1896), Madrid, Universidad Pontificia Comillas, 1993, pp. 233-311; y J. M. CASTELLANO
GIL: La masonería española en Cuba, Santa Cruz de Tenerife, Centro de la Cultura Popular Canaria, 1996.

181
obediencias masónicas peninsulares y las cuestión colonial, coinciden en denunciar
logias que auspiciaron en territorio colo- la desatención de la Metrópoli hacia los te-
nial, al contrario de lo que sucediera con la rritorios antillanos y filipinos y la injusta
masonería autóctona antillana o filipina, se discriminación cultural, económica y polí-
opusieron insistente y vigorosamente al in- tica a que los tenía sometidos. Pero no
dependentismo de las provincias de Ultra- obstante, en todas ellas se apoya siempre
mar y defendieron unánimemente su la causa nacional frente al separatismo. Por
anexionismo a la Nletrópoli. I2 No es éste el otro lado, es importante hacer constar que
lugar para ciar a conocer el papel político estas actividades, sin embargo, fueron muy
que desempeñaron las logias erigidas en escasas y, debido a circunstancias muy de-
las colonias españolas, ni siquiera las pos- terminadas que detallaremos, se refirieron
turas que tomaron los altos poderes cíe las preferentemente a Filipinas.
distintas obediencias en los conflictos colo-
niales. Nos vamos a deterner en la presen-
tación del contenido temático y en el LA PERCEPCIÓN DE LA PROBLEMÁTICA
grado de conciencia sobre la realidad colo- ANTILLANA
nial que existía en los talleres simbólicos
metropolitanos.
Una mirada atenta a la abundante aun- La compleja realidad de las provincias
que fragmentaria documentación que nos caribeñas pasó casi inadvertida en las acti-
ha llegado, permite avanzar la hipótesis de vidades internas de los templos masónicos
que la masonería peninsular de base com- peninsulares (tal vez deban excluirse los
partió la orientación anexionista de los al- casos de las lbgias Los Puritanos número
tos signatarios y de los talleres simbólicos 13 de Madrid y Moralidad, Potvenir de
cíe obediencia española establecidos en las América y Concordia de Barcelona, que
colonias. Pero de la misma manera, se estaban compuestas total o parcialmente
puede decir que el grado de conocimiento por cubanos y puertorriqueños, pero debi-
y preocupación que la masonería peninsu- do a la escasez de la documentación con-
lar mostró sobre los sucesos coloniales fue servada sobre ellas se hace imposible
mucho menor de lo que hubiera corres- conocer la temática de sus reflexiones y
pondido a la importancia histórica que otras actividades. Es cierto que la prensa
representaron estos hechos. Todas las noti- masónico peninsular publicó con alguna fre-
cias que poseemos sobre conferencias, dis- cuencia comunicaciones oficiales o artículos
cursos, veladas, certámenes y otras de opinión sobre la situación sociopolítica o
actividades instructivas relacionadas con la masónica en las Antillas," pero, al parecer,

(12) A grandes rasgos, en Cuba, Puerto Rico y Filipinas se produjo un doble movimiento: el de una masone-
ría autóctona, de carácter independentista, y el de una masonería de obediencia española peninsular, de carácter
asimilista y partidario de la presencia de España en las Islas. Ambos movimientos estuvieron enfrentados, entre
otras causas, por sus diferentes posturas frente al independentismo. Por otro lado, aunque todavía está por aclarar
definitivamente esta importante cuestión, el grado de intervención política de las masonerías autóctonas fue muy
diferente en cada uno de los tres países: importante, al parecer, en Cuba y Filipinas, e insignificante en Puerto Rico.
Por lo que respecta a la masonería peninsular, La Gran Logia Simbólica Regional Catalana Bakaracloptó una pos-
tura diferente del resto de las obediencias. Por su carácter federalista, defendió la independencia de las colonias de
ultramar. Ver P. Sánchez Ferre: o. c., 1984, p. 68.
(13) Así los tres artículos publicados por el Boletín Oficial del Gran Oriente Español, preconizando para
Cuba y Puerto Rico todo un mundo de libertades y actitudes democráticas a través de consignas asimilables a
la Revolución Francesa en un marco asirniliacionista y antisecesionista. Véase F. Sosa Arbello: «La consigna»,

182
estos temas apenas fueron objeto de refle- En ese mismo año en Madrid, Joaquín Cu-
xión en los recintos de las logias. bero, Venerable Maestro de la logia Filate-
Centrándonos en el asunto que trata- los de La Habana, organizó un banquete al
mos en este artículo, para el período co- que asistieron las más altas personalidades
rrespondiente a la primera guerra de Cuba del Gran Oriente de España. Durante el
sólo tenemos conocimiento de una sesión mismo se pronunciaron varios discursos
que fue organizada por la logia Tolerancia sobre la Gran Antilla. Entre las distintas in-
y Fraternidad de Cádiz el 15 de septiem- tervenciones destacó la de Justo Jiménez,
bre de 1871. En ella se discutió sobre el que propuso entre otras la siguiente medi-
problema colonial de la Gran Antilla. Toda da: «en plazo brevísimo, las provincias de
la información de que disponemos se redu- Cuba se rijan por idénticas leyes que las de
ce a la constatación de ese dato que se reco- la Península».'5
ge en el libro de actas del taller gaditano y en Ya en el período de la tercera rebelión
el que no se da ninguna información sobre cubana se intentaron algunas iniciativas de
el contenido y las intervenciones de los mayor alcance. Así, el Gran Consejo Gene-
participantes en la sesión. ral Ibérico propuso estudiar en los talleres
Hay que esperar a 1882 para que pre- de su jurisdicción «el problema colonial y
sicamente esta misma logia, Tolerancia y el porvenir de nuestras colonias».' 6 Sin em-
Fraternidad, organizara otro encuentro si- bargo, todo parece indicar que sólo aten-
milar. En esta ocasión sabemos algo más, dieron la propuesta las logias Firmeza de
puesto que el libro de actas de esta sesión Cddiz47 y Emancipación de La Conifia'8.
especifica que en el debate «se pusieron No conocemos el enfoque y el contenido
de manifiesto las deficiencias de la ense- de los aspectos tratados en la reunión del
ñanza en Cuba y Puerto Rico y se urgió a taller gaditano. Sí sabemos, por el contra-
que se aplicase la legislación educativa de rio, que la sesión de la logia gallega versó
la Península como una obra patriótica»24 sobre «España, Estados Unidos y la insu-

Boletín Oficial del Gran Oriente Español, Madrid, agosto, 1899, núm. 3; Ibid. «El 29 de septiembre», 'bid. 1 de
octubre, 1899, núm. 7, y ANÓNIMO: «Las fiestas de Avignon», Ibid., 4 de junio, 1891, núm. 32. Así también la
comunicación del Gran Consejo de la orden a todos los talleres masónicos de Puerto Rico, marcando la dife-
rencia entre la independentista masonería antillana «que tendía a separar» y que no formaba parte ni del Gran
Oriente Español ni del Gran Oriente Nacional de España, y la asimilacionista de estas dos últimas obediencias
que «tendía a unir» y «defendía la causa nacional». Ver Boletín Oficial del Gran Oriente Español, 15 de mayo
de 1892, núm. 50. Otras comunicaciones o artículos repiten y abundan en estos mismos aspectos, como puede
comprobarse en los números 8, 13, 20, 28, 40, 44, 49, 67, 105 y 106 del Boletín Oficial del Gran Oriente Español.
Igualmente Boletín Oficial del Gran Oriente Nacional de España, Madrid, 15 abril de 1895, 15 y 30 de agosto
de 1896 y 15 y 30 de septiembre de 1896; Gaceta Oficial del Gran Oriente Nacional de España, Madrid, 20 de
septiembre de 1896; y Boletín de Procedimientos del Gran Consejo General Ibérico, Madrid, 28 de febrero 1894,
29 de marzo, 28 de abril y 15 de septiembre de 1895, 14 de febrero, 28 de marzo, 26 de junio y 27 de agosto
de 1896, 28 de noviembre y 31 de diciembre de 1897, 15 de enero, 27 de marzo y 27 de abril de 1898.
(14) Tenida celebrada el 3 de febrero de 1882. Véase Libro de Actas, G. I.°, Logia Tolerancia y Fraterni-
dad de Cádiz, (AHNS, 481 A).
(15) ANÓNIMO: «Banquete masónico», Boletín Oficial y Revista Masónica del Grande Oriente de España,
Madrid, 28 febrero, 1882, p. 58.
(16) ANÓNIMO: «Sección oficial», Boletín de Procedimientos del Gran Consejo General Ibérico, Madrid, 28
marzo, 1893, p. 2.
(17) Tenida de 9 de julio de 1896, Libro de Actas, G. f.°, logia Firmeza de Cádiz (AHNS, 493 A).
(18) Boletín de Procedimientos del Gran Consejo General Ibérico, Madrid, 28 de marzo de 1896, p. 6.

183
rrección de Cuba». Como conclusión de «Queridos Hermanos:
aquella reunión, los masones corurieses
Considerando que la esclavitud del hombre
solicitaron a su Gran Maestro, Isidro Villa- es un ultraje a la víctima forzosamente so-
rino, que escribiese a las logias americanas metida, una afrenta a la humanidad y una
para que mediaran para buscar la concilia- vergüenza a la sociedad que la tolera y
ción pacífica con Estados Unidos, dada la consiente;
inminencia cíe un enfrentamiento bélico. A la
vez se solocitaba a los cubanos que acaba- considerando que el primer y más grande
deber de todo masón es ver en cada hom-
ran con su lucha contra «la madre patria». bre un hermano, cualquiera que sea su
Por otra parte, la logia Puritana de Va- raza y color;
lencia, a juzgar por lo publicado por su ór-
gano de expresión La Antorcha Valentina, considerando que la Masonería tiene por
debió dedicar diversas sesiones a discutir principal objeto levantar al hombre de su
la situación a la que había dado lugar la postración social y política hasta alcanzar
el más alto grado posible de cultura, digni-
guerra hispano cubana. La postura más ge-
dad y valimiento; Considerando que el es-
neralizada del taller valenciano estuvo pre- tado de esclavitud embrutece y denigra al
sidida por un fuerte anticlericalismo, hombre, oponiéndose al desarrollo de sus
llegando a atribuir las desafortunadas deci- facultades morales e intelectuales;
siones políticas adoptadas por el gobierno
español al catolicismo de sus miembros, y los que suscriben, deseando que la Maso-
manifestó una clara voluntad asimilacionista. nería llene en España sus levantados y hu-
manitarios fines, como masones sinceros y
Sin embargo, este apoyo a la integridad del como españoles honrados, desean que se haga
territorio español no estuvo acompañado justicia a la desgraciada e inofensiva raza africa-
de la defensa de las necesarias reformas na, ambicionando que la Masonería patria tome
políticas en la Gran Antilla.19 la parte activa que de deber le corresponde en
Lo más interesante en relación con Cuba y la redención de los esclavos que existen en las
Puerto Rico fue sin duda la sensibilidad que provincias ultramarinas de España.
ciertas logias mostraron por la causa anties- Proponen:
clavista. Los esfuerzos realizados desde 1865
por la Sociedad Abolicionista Española, de la 1. Q Que la Respetable Logia La Discusión
que fue verdadero motor el krausista de ori- acoja como suyas las consideraciones
gen cubano Rafael María Labra, 2° tuvieron arriba consignadas.
repercusión en la logia La Discusión de Ma- 2.Q Que se ponga a la orden del día la im-
drid auspiciada por el Gran Oriente Lusitano portante cuestión de abolir inmediata
Unido. Como resultado de diversas reuniones y y simultáneamente la esclavitud en las
debates entre los hermanos que componían islas de Cuba y Puerto Rico.
esta logia, en 1871 se publicó una carta en va-
3.g Que para alcanzar estos humanitarios
rios periódicos. Merece la pena reproducir fines se pase copia de esta plancha a
íntegramente el contenido de este escrito todas las logias, así españolas como
porque constituye una aplicación ejemplar extranjeras, suplicándoles que acojan
del ideario masónico español decimonónico: esta proposición y pongan a la orden

(19) C. MELLADO y C. PONCE: «L-1 masonería valenciana ante la guerra hispano cubana. 1895 1896», en Ma-
sonería española y América..., o. c., T. I, 1993, pp. 471-480.
(20) Sobre la Sociedad Abolicionista Española y la campaña antiesclavista pueden consultarse, R. MESA:
El colonialismo en la crisis del siglo rax, Madrid, Ed. Ciencia Nueva, 1957; R. M. LABRA: La abolición dala escla-
vitud y la Sociedad Abolicionista Española en 1873, Madrid, 1874.

184
del día en sus respectivos talleres la suma posible de bienestar, velando al
resolución de este importante proble- mismo tiempo por la dignidad social y
ma filantrópico social. política de todos sus semejantes.
4 • Q Que la respetable logia La Discusión 8. Q Que en todas las tenidas de este capítulo
redacte y dirija una breve exposición a dé cuenta al hermano Secretado del estado
las próximas Cortes, pidiendo la aboli- en que se encuentran los trabajos abolicio-
ción inmediata de la esclavitud, y que nistas que se inauguran en este taller.»2'
después de suscrita por los hermanos
del Capítulo con sus nombres civiles, se Tras la prohibición de la esclavitud en
ponga a la firma de todos los profanos Puerto Rico regulada por la ley de 22 de
que gusten asociarse a tan humanita- marzo de 1873, y de Cuba por la ley de 13
rio pensamiento, procurando recoger de febrero de 1880, se escucharon a algu-
el mayor número de firmas posible. nos masones advirtiendo a los hermanos
del incumplimiento de las leyes abolicio-
5. Q Que se remita una copia de la indica-
da exposición a todas las logias de Es- nistas. Así, el Gran Maestro Adjunto del
paña, para que después de suscrito Gran Oriente de España, Sergio Martínez
por los hermanos de los respectivos Bosch, pedía en el banquete solsticial de
capítulos recojan firmas de profanos. invierno del año 1881 que la masonería si-
6.° Que se pida a las logias españolas una
guiera trabajando «en pro de la ab-olición
relación de los escritores públicos afilia- de la esclavitud sin mixtificaciones»; 22 y el
dos a ellas, y tan pronto como se hagan hermano Tinguaro, de Santa Cruz de Te-
las elecciones para diputados a Cortes, nerife, comentando el meeting antiescla-
se averigüe el nombre de los que entre vista organizado por el comité republicano
los elegidos pertenezcan a nuestra res- de aquella localidad, aclaraba:
petable institución.
7. Que se pase una plancha (carta) a to- «Y no se diga que no existe ya la esclavi-
dos los escritores y diputados afilia- tud; que la ley la ha abolido; pues ya sabe-
dos a la Masonería, haciéndoles mos lo que para el negrero cle Cuba
conocer el acuerdo tomado por la lo- significan y han significado en todo tiem-
po las leyes de la nación. Invoca ince-
gia La Discusión de trabajar sin des-
canso hasta alcanzar la libertad del último santemente el cumplimiento de las leyes
hombre esclavizado en nuestra patria, y que en cualquier modo pueden favorecer-
recordándole el sagrado deber de los ma- le; pero se burla y desprecia las que en
sones, de considerar a todo hombre como cualquier modo pueden poner coto a su
hermano suyo, y procurarle la mayor bárbara codicia».23

(21) Boletín Oficial del Gran oriente de España. Supremo Consejo de la Masonería Española, Madrid, 1
mayo 1871, pp. 6-7. Esta carta tuvo su efecto positivo en algunos talleres. Véase tenida de 4 abril 1871, LA, G.
1.2, logia Tolerancia y Fraternidad de Cádiz, (AHNS, 480 A I). Durante el Sexenio también se escucharon algu-
nas voces en las logias protestando contra la esclavitud: véase A. B. Franklin: «Discurso» (pronunciado en la
logia Fraternidad de Málaga), Boletín Masónico del Serenísimo Gran Oriente de España, Madrid, 15 febrero,
1874, p. 79.
(22) ANÓNIMO: «Banquete solsticial», Boletín Oficial y Revista Masónica del Gran Oriente de España, Ma-
drid, 30 diciembre, 437, p. 437.
(23) TINGUARO: «La esclavitud», Tinerfe 114. Revista masónica mensual. órgano de la Resp. Log. Santa
Cruz de Tenerife, abril, 260. El Mallete, Barcelona, en sus números de 1 de julio, 15 de julio y 1 de agosto 1883,
pp. 6-8, 5-7 y 4-7, reproduce la exposición elevada al Ministro de Ultramar por la Sociedad Abolicionista Espa-
ñola. La logia Luz de Mantzia se alegraba de la abolición de la esclavitud en Brasil, en tenida de 28 marzo 1888,
LA, G. 1.2, logia Luz de Mantua (AHNS, 555 A I).

185
Todavía en 1884 Nicolás Díaz y Pérez, que buscaron en el Gran Oriente Español
Venerable Maestro de la logia Comuneros un soporte ideológico y estructural para
de Castilla número 289 de Madrid, escribió sus luchas reivindicativas. Algunos hechos
una carta a la administración española so- específicos27 pueden ayudar a contextuali-
licitando la derogación del reglamento del zar mínimamente el contenido de las con-
Patronato de Cuba. 24 Posteriormente esta ferencias y de la labor informativa llevada
misma logia madrileña envió una comuni- a cabo en las logias peninsulares sobre el
cación de apoyo a Miguel Figueroa, Dipu- archipiélago asiático:
tado por Santa Clara y miembro de la Gran
Logia Unida de Colón, por la moción que 1. 0 En 1882 se fundó en Barcelona La
éste había presentado el 23 de julio de Propaganda, movimiento pacifis-
1886, en la que solocitaba la libertad de los ta promovido por intelectuales fi-
30.000 hombres de color que aún perma- lipinos residentes en la península
necían bajo el yugo de la esclavitud en la para llamar la atención sobre la
isla de Cuba, que estaban sujetos por la situación del archipiélago.
Ley del Patronato.25 2.° Un poco después, hacia 1885 apro-
Es posible que algún otro taller penin- ximadamente, las logias españolas
sular particular o algún otro hermano indi- peninsulares comenzaron a admitir
vidual organizaran campañas en círculos filipinos entre sus filas.
masónicos dirigidas a sensibilizar a la opi- 3 • 0 En 1887 Graciano López Jaena,
nión pública en contra de la esclavitud, simbólico Bolívar, formaba parte
pero a tenor de la documentación conser- del cuadro de la logia Solidari-
vada no debieron alcanzar la amplitud que dad número 359 de Madrid con
tan grave problema humanitario exigía. In- grado de Maestro. Era el único
cluso parece que el Marqués de Seoane, miembro filipino de esta logia
siendo Gran Maestro del Gran Oriente Na- madrileña que, por otro lado, ya
cional de España, votó en 1880 y en cuali- acogía a 10 cubanos.
dad de Senador del Reino oponiéndose a 4.° El 12 de julio de 1888 se constituyó
la abolición de la esclavitud en Cuba.26 en Madrid la Asociación Hispano
Filipina, con Miguel Morayta, Gran
Maestro del Gran Oriente Español,
EL ECO DE LA CUESTIÓN FII.IPINA EN corno presidente. Esta asociación
LOS TALLERES SIMBÓLICOS PENINSULARES estaba domiciliada en la sede del
Gran Oriente Español.
5." Casi simultáneamente, a finales de
El caso de Filipinas, como he adelanta- 1888 Graciano López Jaena y
do más arriba, fue algo más debatido. Este Marcelo Hilario del Pilar crearon
hecho se debió fundamentalmente al em- en Hong Kong el Comité de Pro-
peño de un cualificado grupo de jóvenes paganda para dar a conocer a la
filipinos, afincados en Madrid y Barcelona, clase media filipina las ideas libe-

(24) F. MÁRQUEZ, C. ROYÄN, T. ROLDÁN y M. J. VILLEGAS: La masonería en Madrid, Madrid, Ed. Avapiés,
1987, p. 158.
(25) J. M. CASTELLANO GIL: O. c., 1996, p. 310.
(26) E. HIRAIDEZ DE ACOSTA: «Lo legal y lo justo», Boletín Oficial de la Gran Logia Simbólica Regional Ca-
talana, Barcelona, enero-junio, 1887, p. 187.
(27) Estos hechos están extraídos fundamentalmente de los trabajos de M. ADÁN GuANTEit, L. CABRERO, A.
OR"EIZ ANDRÉS y P. SÁNCHEZ FERRÉ citados en la nota 11.

186
rales y democráticas que se solici- vuelto a Filipinas para tomar par-
taban en Madrid, enviando un de- te determinante en los movimien-
legado a Barcelona. tos insurreccionales e integrar
6.° En 1889 se erigió en Barcelona la organizaciones secretas inde-
logia de filipinos Revolución nú- pendentistas como el Katipunan.
mero 65, auspiciada también por
el Gran Oriente Español, cuyas Estas organizaciones profilipinas lleva-
piezas claves fueron López Jaena ron a cabo muchas acciones, entre las que
y Del Pilar (este último, años mas deben destacarse tres de especial significa-
tarde, verdadero motor de la maso- ción. En primer lugar, el 25 de abril de de
nería Filipina y uno de los fundado- 1889, la Asociación Hispano Filipina
res del Katipunan). El 25 de Madrid, la Sociedad Mutua de Filipinos de
febrero de este mismo ario los mis- Barcelona y La Solidaridad, dirigirían al
mos López Jaena y Del Pilar, jun- ministro de Ultramar una demanda que re-
to con mariano Ponce, fundaron sumía las pretensiones de los sectores
la revista La Solidaridad, órgano avanzados filipinos. El documento iba fir-
de la Sociedad Mutua de Filipinos mado entre otros por Morayta, Emilio Ju-
de Barcelona. noy, Galicano Apacible, C. Mir Deas,
7." A finales de 1889 los miembros de Ponce, Marcelo Hilario del Pilar, José María
La Revolución se trasladaron a Jomapa y Graciano López Jaena y se redu-
Madrid. Lo mismo hizo el sema- cía a solicitar los siguientes aspectos:
nario La Solidaridad, pues en 1.° Representación de Filipinas en las
esta ciudad residía su gran pro- Cortes.
tector y aliado Miguel Morayta, 2.° Abolición de la censura previa.
cuya cercanía podía hacer más 3.° Prohibición expresa y terminante
efectivos los trabajos en pro de la cle deportar vecinos por pura medi-
causa filipina. El grupo llegado de da gubernativa y sin sentencia eje-
Barcelona constituyó en Madrid cutoria y judicial.29
una nueva logia, denominada Soli-
Unos meses más tarde, la logia Revolu-
daridad número 53. Al comenzar
el año 1891, estaba compuesta por ción logró que varias logias barcelonesas
quince miembros, todos ellos filipi- firmasen una exposición, fechada el 5 de
nos, entre los que destacaban: Mar- julio de 1889, dirigida a Sagasta (simbólico
celo Hilario del Pilar, José Rizal, Paz, Grado 33, Presidente de Gobierno) y
considerado como uno de los pa- a Manuel Becerra (simbólico Fortaleza,
dres de la Independencia, Maria- Grado 33, Ministro de Ultramar) para hacer
conocer a la opinión pública el estado de
no Ponce, Galicano Apacible y
Telesforo Sukgang. 28 La logia si-
discriminación en que se encontraba el
guió funcionando hasta 1896, pueblo filipino. El texto, inspirado en el
aunque en los dos últimos años mismo espíritu del documento anterior,
contó con menor número de decía entre otras cosas:
efectivos, puesto que la mayor «A la vista está la ineficacia de la campaña
parte de los hermanos habían monacal en la península, Cuba, Puerto

(28) M. ADÁN: O. C., 1987, p. 474.


(29) La Solidaridad, Barcelona, 30 de abril de 1889, pp. 57-58. Cit. por P. SÁNCHEZ: «La masonería espa-
ñola...», o. c., 1987, p. 486.

187
Rico y otros países dotados de tribuna par- plantearse la situación de las provincias de
lamentaria, prensa y asociaciones libres; Ultramar, «tan necesitadas de justicia, tan
pero otra cosa ocurre en los valles de Fili- hambrientas de legalidad, tan deseosas de
pinas, con notorio desprestigio de los pro-
pagadores de la luz. libertad». Y entrando de lleno en la cues-
tión, planteaba la necesidad de organizar
Aquella región esencialmente española; fuertemente en Filipinas la institución ma-
aquella población de ocho millones de ha- sónica, con un carácter «expansivo, liberal
bitantes que no tiene un solo diputado en
el parlamento español, aquel país que ca- y democrático», porque allí era donde de-
rece de prensa y cuya instrucción primaria bían resaltar las ideas de fraternidad, donde
y superior se halla a disposición del mona- había que demostrar que si desgraciadamen-
quismo, en este país, II. y Pod. H., la seguri- te existían hombres que querían hacer de
dad individual está en manos del que nos aquellos territorios feudos del despotismo y
teme y odia, de las órdenes religiosas».30 la tiranía» esos eran «hijos espurios de la
noble Espana» que ama por igual a todos
En ambos casos se solicitaba, por tan- sus hijos, lo mismo los de aquende que
to, una equiparación política y administra- allende el mar». La circular se detenía en
tiva del Archipiélago con la Metrópoli, describir las bondades naturales del archi-
mostrando una orientación democrática y piélago filipino y en denunciar su injusta e
reformadora pero claramente anexionista. injustificable situación política. En definiti-
Por último, la logia Solidaridad núm. va, considerando «el próximo advenimien-
53 de Madrid dirigió el 5 de abril de 1892 to al poder de los gobiernos democráticos»,
una larga circular a todas las logias del en la circular se pedía de nuevo para Filipi-
Gran Oriente Español, insistiendo en los nas la representación en las Cortes y se
mismos aspectos que lo hacían las cartas concluía apremiando a los hermanos ma-
que acabamos de mencionar. 3' En esta cir- sones a «dedicar parte de su tiempo al es-
cular se recordaba que el Preänibulo de la tudio de los problemas filipinos».
Constitución del Gran Oriente Español de- Después de esta sucinta contextualiza-
finía la Masonería como una institución ción de la cuestión colonial de Filipinas
«reivinclicadora de todos los derechos del que hemos trazado en este artículo, resulta
hombre, afirmadora de todas las liberta- más comprensible que la labor de mentali-
des, creadora de la igualdad y la equidad, y zación hacia la necesidad de reformas so-
genuina representación de la dignidad hu- ciales y políticas en Filipinas se llevase a
mana ante la tiranía y el despotismo». cabo desde las logias Solidaridad número
Por esto esta circular insistía en que 53 e Ibérica número 7 de Madrid. Es pre-
los masones españoles estaban obligados a ciso tener presente que este último taller

(30) La Concordia, Barcelona, julio 1889, núm. 12, p. 95.


(31) La circular iba firmada por el Venerable Maestro, Marcelo H. del Pilar, Kupang, grado 30; el Primer
vigilante, Galicano Apacible, simbólico Lanaon, grado 30; el Segundo Vigilante, Eleuterio Ruiz de León, Holo-
fernes, grado 18; el Orador, Eduardo de Lete, Alanú, grado 9; y el Secretario Guarda Sellos, Mariano Ponce,
Kalipulako, grado 30. Ademas añadía un cuadro mas amplio de los cargos de logia, entre los que, además de
los recién mencionados, se encontraban José María Zuazo, Simplicio Jugo, Pablo Rianzares, Gregorio Aguilera,
Baldomero Roxas, Pío Crisóstorno, Telesforo Sukgang, Francisco Liongson y Flabiano Cor de Cruz. Un ejemplar
de dicha circular se conserva en AHNS 736-A-11.
(32) Boletín Oficial del Gran Oriente Español, 1 de septiembre de 1892, p. 158. Ya en 1887 Graciano Ló-
pez Jaena había comenzado la labor de propaganda filipina en logias madrileñas. Véase tenida de 19 septiem-
bre 1887, LA, G. 1., logia Luz de Mantua de Madrid, (AHNS, 553-A-4).

188
agrupaba a las personalidades más relevan- siblemente sobre el mismo tema. 36 Los in-
tes del Gran Oriente Español, incluido su tentos propagandísticos se extendieron por
Gran Maestro Morayta. A estas logias se debe otras latitudes de la península, como pare-
añadir la logia Progreso, que mantenía estre- ce indicarlo la conferencia del hermano
chas relaciones con la logia Ibérica. Copérnico en la logia Federación Valenti-
Para preparar indirectamente el terreno na de Valencia que planteó si eran suscep-
para que prosperasen las reformas referidas tibles de reformas los usos y costumbres
se programaron distintas conferencias y de los naturales de Filipinas.37 La estrategia
charlas en una logia sobre Filipinas. El Bo- de estas intervenciones, pensada como he
letín Oficial del Gran Oriente Español da indicado para encontrar un soporte masó-
cuenta de las encuentros celebrados en nico a las peticiones de las reformas políti-
1892 y en la logia Solidaridad en los que cas deseadas por el grupo de filipinos de
participaron con gran protagonismo Ponce Solidaridad, se confirma no sólo con las
(Kalipulako), Del Pilar, Lete, etc. Se sabe indicadas exposiciones y solicitudes a Sa-
además que la logia Progreso fue invitada a gasta y Becerra, sino también con otro tipo
asistir a una sesión que Illevó por título: «La de intervenciones en el seno cle las logias
civilización prehistórica en las Islas Filipi- que constituyen una verdadera declaración
nas»." La finalidad de estas exposiciones de intenciones. Tal como resalta M. Adán,
aparentemente neutras era decididamente a principios de octubre de 1890, el Gran
política, ya que, dando a conocer la historia Oriente Español envió una circular a todas
y la idiosincrasia de una región tan alejada, sus logias solicitando que Filipinas tuviera
siempre se facilitaban las inclinaciones en fa- una representación en las futuras Cortes, y
vor cle las reformas. El mismo propósito el mismo autor relata dos tenidas en la lo-
debió conducir a Navarro de la Linde, anti- gia Ibérica número 7, celebradas el 23 de
guo miembro de la logia Ibérica y por en- octubre y el 27 de noviembre de 1890 res-
tonces de la Amor número 20 auspiciada pectivamente, con la importante interven-
igualmente por el Gran Oriente Español, a ción de Marcelo Hilario Del Pilar y de José
hablar en su nueva logia sobre: «Historia y Rizal. En ellas, frente a posturas de algunos
estado antiguo y moderno de las Islas Filipi- masones españoles que defendían el sufra-
nas», en una tenida de enero cle 1894.3' Por gio universal en el Archipiélago, los dos
su parte, J. de los Santos, perteneciente a la prohombres filipinos apostaron tajante-
logia Solidaridad, se empeñaba en la misma mente por el sufragio restringido, ampara-
empresa divulgadora a través de dos confe- dos en que con el sufragio universal los
rencias que dio en 1894: una en su propio taller nativos, menos ilustrados intelectual y eco-
y que se ocupó del tema de la «Inmigración fi- nómicamente, pero más numerosos, vota-
lipina en los países civilizaclos»;35 y otra rían lo que se les dijera en los conventos.38
en la logia Amor número 20, que versó po- Con la misma intención política, Del Pilar

(33) 29 marzo 1892, LA, G.I.', logia Progreso, (AHNS, 547-A-I).


Tenida de
(34) 20 enero 1894, LA, G. I.', logia Amor, (AHNS, 549-A).
Tenida de
(35) Documento de 4 enero 1894, (Al INS, 736-A-11).
(36) Tenida de 27 enero 1894, LA, G. I • ', logia Amor, (AHNS, 549-A).
(37) Tenida de 13 febrero 1895, LA, G. I.', logia Federación Valentina de Valencia, (AHNS, 675-A).
(38) M. ADA: »La logia 11x5rica inimero 7...», o. c., 1985, pp. 124 -25. De esta circular se hicieron eco
algunas otras logias, debatiendo el asunto en sus reuniones. A este respecto nos ha llegado el testimonio de la
logia Firmeza de Cádiz, que decidió apoyar la representación de Filipinas en las Cortes en su tenida de 30 di-
ciembre 1890. Véase LA, G. l., logia Firmeza de Cádiz, (AHNS, 493-A).

189
dio a conocer un trabajo en la logia Solida- detención. La acusación de filibusterismo
ridad en 1893, a cuyo acto se invitó entre lanzada contra los hermanos, queda sin
otras a la logia Progreso. En esta ocasión el embargo un tanto en entredicho a la vista
trabajo de Del Pilar versó sobre: «Masone- de cómo fue tratado el asunto colonial en
ría y monarquismo en Filipinas». Tam- los círculos masónicos de la metrópoli. In-
bién se tiene constancia de que en 1892 la cluso los mäs interesados en la cuestión,
logia Solidaridad envió una carta a distintas lejos de defender cualquier tipo de plan-
agrupaciones masónicas, en la que volvía a teamiento separatista, se entregaron a la la-
solicitar su concurso para conseguir la repre- bor de reclamar la igualdad política
sentación parlamentaria de Filipinas.4° conducente al asimilacionismo y nunca a la
Como ya he ido apuntando a lo largo subversión. Por la parte que ahora nos intere-
de este trabajo, la masonería española fue sa, se intentó proporcionar una información de
acusada de ser la causante de la pérdida de primera mano sobre la importante problemáti-
las colonias, acusación que ha sido apro- ca Filipina, aunque quedara en círculos redu-
vechada hasta la saciedad por el antima- cidos, y un buen número de talleres pudieron
sonismo. Morayta pudo escapar de la percibir la inquietud que se respiraba allende
prisión por encontrarse en Francia en el los mares, al menos a través de aquella corres-
momento de ser decretada su orden de pondencia que solicitaba su colaboración.

(39) Tenida de 5 diciembre 1893, LA, G. I Q, logia Progreso de Madrid, (AHNS, 547 A I). En la misma línea
en la logia Augusta Gaditana de Cádiz se había hablado años antes en contra de la enseñanza en Filipinas,
Cuba y Puerto Rico, monopolizada por los frailes.
(40) Tenida de 26 octubre y 16 noviembre 1881, LA, G. L a, logia Augusta Gaditana, Cádiz, (AHNS, 437A-1).

190
e
NUESTRO HOMBRE DEL 98
CINTIO VITIER (*) (")

La explosión del acorazado Maine en europea. Visto retrospectivamente y desde


la bahía de La Habana, el 15 de febrero de tierras hispanoamericanas, juzgado ade-
1898, resonó de muy distinto modo en Es- más por sus frutos intelectuales y morales,
paña, en Cuba y en los Estados Unidos. no nos parece que fuera tan «desastre», e
Para España significó el próximo definitivo incluso nos suena a veces excesivo el tono
desplome de su imperio secular; para pesimista, crudo, atormentado o nostálgico
Cuba, por la intervención y ocupación nor- de los principales representantes de la lla-
teamericanas, seguidas de la imposición de mada «generación del 98», sin que, hasta
la Enmienda Platt, implicaría la frustración donde conocemos, un grito de respiro his-
de los objetivos de las guerras de libera- tórico se hiciera oír desde el fondo de
ción iniciadas treinta arios atrás; para los aquellas boces (las de Baroja, Unamuno,
Estados Unidos, el camino expedito hacia Azorín, Maeztu, por caso), tan bien pro-
un nuevo tipo de expansionismo que des- longadas por el esclarecido Ideatium es-
de hacía casi un siglo venían proclamando pañol —estoicismo y cristianismo— de Angel
como «destino manifiesto» sus estadistas y Ganivet en 1897.
poetas'. Los beneficios espirituales del «desas-
El llamado «desastre» colonial espa- tre» ofrecerán tonos más claros y construc-
ñol, sellado con las derrotas navales de Ca- tivos en Ortega, D'Ors, Pérez de Ayala, y,
vite y Santiago y con el Tratado de París desde luego, en los grandes poetas (iman-
del 10 de diciembre de 1898, abrió cauce a tados por el hechizo americano de Darío
un replanteo del destino nacional y a una en su juventud), Antonio Machado y Juan
toma de conciencia de lo español, como Ramón Jiménez, padre este último tan dis-
rescate de esencias profundas y como po- cutido como discutible de la generación
sibilidad de inserción en la modernidad del 27. Y así nos acercamos al más hermo-

(*) Escritor y Presidente del Centro de Estudios Martianos. La Habana (Cuba).


(") 16 de julio de 1997. Escrito para la Conmemoración del 20 Aniversario de la Fundación del Centro de
Estudios Martianos.
(1) «Desde la cuna soñó en estos dominios el pueblo del Norte, con el "nada seria inäs conveniente" de
JEFFERSON; con "los trece gobiernos destinados" de ADAms; con "la visión profética" de CLAv; con "la gran luz del
Norte", de Wimsns; con "el fin es cierto, y el comercio tributario" de SUMMER; con el verso de St:wmi., que va de
boca en boca, "vuestro es el continente entero y sin limites"; con "la unificación continental" de Evrxrri; con la
"unión comercial" de DOUGLAS, con "el resultado inevitable" de INGAus, hasta "el istmo y el polo"; con la "nece-
sidad de extirpar en Cuba", de BLAINE, "el foco de la fiebre amarilla"...» J. nurrf: Obras completas, Editorial Na-
cional de Cuba, 1963-1973, t. 6, p. 48. En adelante, oc.


Revista de Educación, núm. Extra (1997), pp. 191-199 191
so ideal surgido del «desastre» español, la ensayistas del 98 español y sus sucesores,
«República moral» que Martí soñara para aunque el fondo de muchos de sus escritos
Cuba en el Manifiesto de Montecristi, que fuera político y ocasionalmente participaran
sin duda quería también para España y cu- en la vida cívica, ninguno fue, como lo ob-
yos gérmenes presintió en figuras como Ju- serva también Del Río, lo que se llama un
lián Sanz del Río, Nicolás Salmerón, «hombre de acción», en tanto Martí llegó a
Francisco Giner de los Ríos, Francisco Pi y serlo en grado sumo, al extremo de morir
Margall, Fermín Salvochea, sin olvidar a combatiendo como soldado de la guerra que
Concepción Arenal, a la que llamó «una se- él mismo organizó. Es bien sabido que todo el
ñora de oro, con mente hecha a pueblos»2. pensamiento político, social y cultural que susten-
Dos rasgos importantes de los señala- taba su concepción de aquella guerra iba tanto
dos por Angel del Río en la generación del contra el sistema colonial español (nunca contra
98 habían aparecido ya en Martí: uno es su el pueblo español) como contra el neocolo-
preferencia por la forma ensayística sobre nialismo norteamericano que Martí, al cabo
los géneros imperantes en el siglo XIX; el de su larga estancia en los Estados Unidos
otro, que esa preferencia se abre espacio en los arios de tránsito hacia el capitalismo
dentro del «gran crecimiento» del periodis- imperialista, avizoraba claramente.
mo moderno. «En la España de nuestra Por todo lo anterior puede afirmarse
época —observa Del Río— el ensayista acu- que el único cubano preparado para
dió al periodismo quizá por razones eco- afrontar política y culturalmente el viraje
nómicas, como los escritores de otros histórico del 98 era el mismo cuya muer-
paises, pero sobre todo influido por el es- te en combate tres años antes, tan invo-
píritu cle cruzada intelectual y de aleccio- luntaria como trágicamente, había facilitado
namiento sobre el destino del país que aquel viraje. Martí, en efecto, desde 1889, en
desde sus principios tiene toda esta litera- carta a Gonzalo de Quesada, preveía con una
tura crítica.» No fue Martí un «ensayista» lucidez escalofriante, rayana en videncia, la
que acudió al periódico, y ciertamente en intervención y ocupación de Cuba por Esta-
parte lo hizo por razones económicas, dos Unidos', y en su última carta a Manuel
pero sin duda llegó a hacer de su periodismo Mercado, pocas horas antes de ser ultimado
un ensayismo de gran porte crítico y artístico, por balas españolas, declaró el sentido an-
como se ilustra con sus crónicas sobre Emer- timperialista de toda su obra revolucionaria.
son y Whitman, y de fundamentales conteni- Antimperialismo que, dada su penetración
dos ideológicos, como «Nuestra América». política y su conocimiento de las «entrañas»
Ya que «el espíritu de cruzada intelec- del nuevo «monstnio», ya no podía tener los
tual y de aleccionamiento del país» (o de mismos caracteres del anticolonialismo
los países de Hispanoamérica, en el caso hispanoamericano tradicional.
de Martí) resulta análogo, el rasgo básica- Como diría Máximo Gómez, General
mente diferenciaclor está en que, de los en Jefe del Ejército Libertador, cuando ya

(2) 0.c., t. 15, p. 184.


(3) A. Da RIO y M. J. BERNARDETE: El concepto contemporáneo de España, Antología de ettságu (1895-
1931), Buenos Aires, Editorial Losada SA., 1946, p. 32.
(4) «Sobre nuestra tierra, Gonzalo, hay otro plan mas tenebroso que lo que hasta ahora conocemos, y es
el intento de forzar a la Isla, de precipitarla, a la guerra, para tener pretexto de intervenir en ella, y con el crédito
de mediador y de garantizador, quedarse con ella. Cosa más cobarde no hay en los anales de los pueblos libres:
Ni maldad más fría», oc., t. 6, p. 128. La cursiva es mía. C. V. El «intento de forzar a la Isla, de precipitarla, a la
guerra» nos recuerda también el fracaso del Plan de Fernandina.

192
estaba en vías de consumarse la frustración sufrido aún.6 Se olvida la tragedia de la
del movimiento independentista iniciado Guerra de Secesión, de la que se derivaron
en 1868, bajo la injerencia militar nortea- algunos de los testimonios novelísticos
mericana: «Es un momento dificil, el más más amargos de los siglos XIX y XX, y el
difícil después que se inició la Revolución. sufrimiento de los indios y los negros antes
Ahora Martí hubiera podido servir a la Pa- y después. Se omite lo mucho que ya en la
tria; este era su momento.» 5 Comenzaba, en fecha de aquel ensayo, 1930, el expansio-
efecto, la mayor necesidad que de él tuvi- nismo yanqui, en sus varias fases, había
mos y tenemos, la de un antimperialismo hecho sufrir a su entorno geográfico del
que es la versión política del nuevo inde- sur; y que sustituyó a España en .el mando.
pendentismo y la versión cutural de la mo- histórico de toda Hispanoamérica, con sus
dernidad a que aspirarnos, de la que Martí nuevos métodos intervencionistas, empresa-
fue promovedor consciente y solitario. riales y financieros. Lo que Ortega objeta a
Considerando, por otra parte, la causa Norteamérica es sólo el auge en ella del
inmediata del «desastre» español, llama la hombre-masa, fenómeno social que, como
atención la ausencia, en términos genera- todo lo bueno y lo malo de América, según
les, del tema norteamericano en la genera- él, procedía de Europa, única capacitada
ción del 98; tema que, en vísperas de hasta entonces para seguir rigiendo el mun-
cumplirse los den años de la explosión del Mai- do, aunque de ello estuviese perdiendo con-
ne, la guerra hispano-cubano-norteamerica- ciencia y ahí estaba Ortega convocando al
na y el fin del imperio español, resulta ser pensamiento occidental para recordárselo.
cada vez más, para decirlo orteguianamen- Más penetrantes y aleccionadoras re-
te, «el tema de nuestro tiempo». Las razo- sultaron para nosotros las páginas de Juan
nes que explican este vacío en la meditación Ramón Jiménez tituladas «Límites del pro-
de tan preocupados pensadores estaban, greso» (Verbum, La Habana, 1937) y las de
quizás, en el trauma interno, el primorrive- su «Diario poético» en la Revista Cubana
rismo y la problemática de los totalitaris- del mismo año. Contienen las primeras un
mos europeos que provocarían la Guerra agudo diagnóstico y advertidora sátira del
Civil española y la Segunda Guerra Mun- maquinismo y consurnismo del «american
dial. Diríase que los Estados Unidos desa- way of life», del «hombre gris» que es su
parecieron del horizonte mental de los versión del «hombre-masa», y de su banal
hombres del 98 y de sus descendientes, alienación creciente. Allí leímos:
con alguna que otra excepción, como la de
Ortega y Gasset en pasajes de La rebelión
de las masas. Curiosamente en este ensa- Para vivir en esta máquina actual de New
York, etcétera, dentro de esta máquina, se
yo, eurocentrista por los cuatro costados, necesita mucho dinero, alimento dijerido,
se descartan «las virtudes del mando» his- propio de la máquina y el hombre gris se
tórico en Norteamérica sencillamente por- pone a inventar lo menudo innecesario, ya
que era un pueblo joven que no había que vive en lo colosal innecesario.'

(5) ORESTES FERRARA: las relaciones con Máximo Gómez, La Habana, Molina y Cía, 1942, p. 193. (La cursiva
en la cita es mía. C.V.).
(6) «La rebelión de las masas», en Obras de José Ortega y Gasset, Madrid, Espasa Calpe SA., 1932, pp.
1.145-1.146.
(7) Juan Ramón Jiménez en Cuba, compilación, prólogo y notas de C. VMER, La Habana, Editorial Arte y
Literatura, 1981, p. 64.

193
Había empezado Juan Ramón por re- del enemigo que nos había derrotado jun-
chazar la «poesía injeniosa», el «poeta in- tos en campos contrarios. Y leyéndolos,
jeniero», etcétera, lo que parecía capricho consumiéndolos en las voraces lecturas de
o mala sangre. Cuando estalla la Guerra Ci- la adolescencia, sentíamos como una ex-
vil, intuye otra faceta histórica, política y traña orfandad.
ética de ese fenómeno que había detecta- Los cubanos del 98 y sus descendien-
do en las células o átomos del poema. Así, tes, en cambio, no hemos podido darnos
dando un salto cognoscitivo, escribe en el lujo de olvidar ni por un minuto la ame-
Cuba (Carteles, junio de 1937): naza que Martí previó como peligro cre-
ciente para Cuba, para «nuestra América»,
Los países más armados de exterioridad para «el equilibrio del mundo», y desde
ittjettiosa, con hombres de la piel hacia
afuera, ganan cómodamente terreno, dine- luego para «el honor ya dudoso y lastima-
ro, todo lo extenso superficial, todo lo que do de la América inglesa»", según escribió
se llama fuerza España, con sus hombres a Federico Henríquez Carvajal el 25 de
de la piel hacia dentro, ha permanecido di- marzo de 1895, fecha del Manifiesto de
fícilmente de pie, fuerte pobre, en su me- Montecristi y de la despedida a la madre,
nos sitio, sitio alto y hondo que hoy se que Unamuno juzgó «una de las más gran-
cotiza menos. des y más poéticas opciones —en ambos
Pero España, el hombre de España está de- sentidos del término oración— que se pue-
mostrando en esta guerra, baja del lado de den leer en español» u. Basta recorrer el
los injetziosos, hasta dónde puede «toda- imprescindible y magistral relato que de
vía» luchar el espíritu contra el injenio, el los sucesos del 98 cubano y de sus conse-
hombre contra la máquina, y cómo se im- cuencias inmediatas hizo Manuel Márquez
pone en la vida la vuelta humana, en la Sterling en su libro El proceso histórico de
paz y en la guerra, al hombre...8 la Enmienda Platt (1941) para sentir el so-
brecogimiento de un drama que es el argu-
Y denunciaba Juan Ramón «la deca- mento nacional cubano desde aquella
dencia del progreso» como una «automá- fecha y en los días que corren se está con-
quina» que ya se estaba descomponiendo virtiendo en argumento planetario.
«y que no va a poder ni autodestruirse con Entre las varias escenas memorables
precisión»9, y nos insinuaba la idea de una recogidas por Márquez Sterling —cuya efi-
«poesía inmanente antimperialista» 1 °. Y gie de criollo fino, abrumado por una es-
nos hablaba siempre de aquella España del pecie de rara melancolía entre política y
espíritu, «fuerte pobre», que era la que nos artística, constituye el mejor resumen de
gustaba, la que Martí había amado, la que aquel proceso— queremos destacar algunas
volvíamos a encontrar en los escritores que nos parecen significativas por diversas
más entrañables del 98, como Unamuno, causas. La primera se refiere al debate sos-
Azorín, Valle-Inclán. Pero ellos estaban en- tenido el 18 de abril de 1898 en torno al
simismados en lo suyo, con miradas a ve- proyecto de Resolución Conjunta sobre
ces profundas hacia Hispanoamérica; nada Cuba en el Congreso de los Estados Uni-
querían saber, o muy poco y superficial, dos. Para ponernos «en situación», Már-

(8) Ob. cit., p. 8.


(9) Ibídem, p. 37.
(10) Ibídem, p. 28.
(11) Ibídem, t. 4, p. 111.
(12) M. DE UNAMUNO: «Notas estéticas. Cartas de poeta», en Nuevo Mundo, Madrid, 10 de octubre de 1919.

194
quez Sterling acude a una página de las los dos cubanos que asistirían mudos a
Memorias de una vida ávida de Mrs. Julia aquel debate debió resonar, como oleaje
Bundy Foraker, viuda del senador de Ohio profundo, la voz anterior que había dicho
que tan tenazmente defendió las solucio- para aquel momento, para aquel recinto:
nes más honorables en todo el conflicto. En el fiel de América están las Antillas, que
La memorialista recuerda las galerías reple- serían, si esclavas, mero pontón de una re-
tas de un público popular y apasionado, pública imperial contra el mundo celoso y
rememorando «algunas caras de aquella superior que se prepara ya a negarle el po-
Asamblea» en los siguientes términos: der —mero fortín de la Roma americana—; y
si libres —y dignas de serlo por el orden de
En la galería diplomática estaba la Reina la libertad equitativa y trabajadora— serían
de Hawai, Liliukalani, amarillenta y triste, en el continente la garantía del equilibrio,
con el sello de su destino fatal, y la silueta la de la independencia para la América es-
exótica de una Pitonisa. El Embajador del pañola aún amenazada y la del honor para
Celeste Imperio, Wu Ting Fang, inquisitivo la gran república del Norte, que en el de-
e insondable, de pie todo el tiempo en el sarrollo de su territorio (...) hallará más se-
pasillo de la galería, miraba la escena, de gura grandeza que en la innoble conquista
uno a otro lado, con la expresión de un de sus vecinos menores, y en la pelea in-
Buda irónicamente divertido. Y alrededor humana que con la posesión de ellas abri-
del Buda y la Pitonisa, y de Matsui, pleni- ría contra las potencias del orbe por el
potenciario del Japón, vi la tez diplomática predominio del mundo»
y pálida del señor don José de Andrade,
Ministro de Venezuela, y los ojos ansiosos Si estas advertencias no bastaban, la
de los cubanos Quesada y Estrada Palma. voz también había dicho, y es impensable
Contemplé, alejado de todos estos países, que los dos cubanos allí presentes lo hu-
a Sir Julián Pauncefote, tan brillante, tan bieran olvidado:
limpio, tan caballeroso, tan agradablemen-
te gran británico; al Embajador de Francia La guerra de independencia de Cuba,
M. Jules Cambon, que lucía en el ojal un nudo del haz de islas donde se ha de mi-
ramo de anémonas; y al Dr. Holleben, el zar, en el plazo de pocos años, el comercio
Enviado del Kaiser, que llevaba sus geme- de los continentes, es suceso de gran al-
los de ópera» cance humano, y servicio oportuno que el
El tema de aquella ópera era el destino heroísmo juicioso de las Antillas presta a la
firmeza y trato justo de las naciones ameri-
de una islita mestiza y desangrada del Ca- canas, y al equilibrio aún vacilante del
ribe. Por primera vez tantos ojos distantes, mundo.' 5
divertidos o desdeñosos se interesaban en
aquella islita. Su interés, en realidad, salvo La palabra «mundo» resonaba en
el de los «ojos ansiosos» de los dos cuba- aquella voz tanto como la palabra «Cuba».
nos y de algún que otro fraterno latinoame- Y sin embargo el mundo sólo volvía los
ricano, era el de saber por qué interesaba ojos hacia Cuba cuando su cazador empe-
tanto a los yanquis aquella islita. Eran los zaba a exhibirla en la trampa que le estaba
yanquis los que la estaban haciendo visible preparando.
para el mundo. Al menos así podían creer- El Primer Acto después de la explo-
lo los ojos distantes, pero en el pecho de sión que sepultó en la bahía de La Habana

(13) M. MÁRQUEZ STERLING: El proceso histórico de la Enmienda Platt, La Habana, Imprenta del Siglo XX,
1941, p. 21.
(14) O c., t. 3, p. 142.
(15) Ibídem, t. 4, pp. 100-101.

195
a 266 tripulantes del Maine fue el debate Lo que pensaba, en verdad, era muy
en torno a la solemnemente hipócrita Re- sencillo. Después de dos intensas y tensas
solución Conjunta cuya aprobación con- sesiones de los comisionados cubanos17
movió a tantos cubanos de buena fe. con el secretario Root, en las que se cansa-
Segundo Acto: C,acería de cocodrilos en la ron de refutar sus falacias, comprendieron
Ciénaga de Zapata, organizada por el go- dos cosas: que la única alternativa a la En-
bernador militar Leonardo Wood el 16 de mienda era la prolongación indefinida de
febrero de 1901. En ese marco Wood invi- la ocupación militar, y que la única inde-
tó a Méndez Capote, presidente de la pendencia a que Cuba podía aspirar estaba
Asamblea Constituyente, y a los miembros basada en el autodeclarado derecho de in-
de la Comisión de Relaciones, a un ban- tervención de Estados Unidos, incluyendo
quete en Batabanó, de donde los condujo instalaciones navales en su territorio. La in-
a bordo del Kanawba, buque auxiliar de tervención como base de la independencia
la escuadra norteamericana, rumbo a la era el último resorte de la trampa. Sólo que-
Ciénaga, y en ese agradable paseo les en- daba la recepción de despedida («aparato-
tregó las cinco estipulaciones enviadas samente sencilla», dice con vengativa
por el secretario de la guerra Elihu Root: precisión Márquez Stering) y la retórica
es decir, la Enmienda Platt. Tercer Acto: cena final. ¿A qué seguir? La voz de nues-
Los comisionados cubanos son recibidos tro hombre del 98 ya lo había dicho; se
por el presidente Mc Kinley y por Elihu trataba de «ensayar en pueblos libres su
Root, en su nombre, para supuestamente sistema de colonización»'8. El primer en-
aclarar o especificar ios términos de la En- sayo exitoso fue en Cuba; tanto, que ya en
mienda a la flamante Constitución. Martí- 1934, firmada por el propio Márquez Sterling
nez Márquez los acompaña en calidad de como embajador en Washington y el se-
periodista y escribe: cretario de Estado Cordell Hull, la abroga-
ción parcial de la Enmienda, ya ésta no
Es de presumir la emoción de los nues- era necesaria. Economía y política por sí
tros en presencia de aquel hombre que solas habían tejido las mallas de la tram-
podía jugar con el destino de Cuba
como jugaba con la cadena de su reloj. pa. Nuestra condición de víctimas del 98
Afeitado y limpio el rostro, insistente la iba a durar hasta el 1 de enero cíe 1959.
mirada, carnosas las facciones, desvaí- Como reparación ideal a tanto agravio
dos y escasos los cabellos, el Presiden- los cubanos mejores pudieron hallar siem-
te ganaba con lentitud la simpatía y el pre en Martí la promesa de independencia,
entusiasmo de sus interlocutores, nacio- soberanía, libertad y justicia, a la vez que
nales o extranjeros. Habló. Habló despa- los mejores votos para el futuro de España
cio, como si temiera perder en majestad y de los Estados Unidos. De la todavía Me-
lo que ganaba en tiempo y en anima- trópoli dijo en 1881 cosas que hubieran in-
ción. Resultaba interesante sin resultar
atractivo. Podía reconocérsele a ratos
teresado a los hombres del 98 español,
verbosidad y de tarde en tarde acaso elo- como cuando puntualizó la «lenta y magní-
cuencia, pero nunca elegancia. Más aún, fica batalla entre una época de gloria mili-
alternaba entre pensar y decir; pero no tar, dominio de castas y provecho ilegítimo
decía lo que pensaba» de pocos, y una época de gloria del trabajo,

(16) M. MÁRQUEZ STERLING: Ob. dt., p. 208.


(17) presididos por Domingo Méndez Capote, era los generales Pedro Betancourt y
Los comisionados,
Rafael Portuondo, Diego Tamayo y Pedro González Llorente.
(18) 0.c., t. 6, p. 57.

196
gobierno de la razón libre, y provecho le- lidades históricas de España. En cuanto a
gítimo de todos los hombres trabajado- los Estados Unidos, todo lo que pensó y
res» 19 ; o cuando opinó acerca de las dijo en contra de aquel naciente imperio
luchas sociales en la península en los con «colorines de república» 22 lo pensó y
términos siguientes: dijo a favor de su verdadera democracia
El problema agriado y dificultado en otras sin imperio, la que el sueño más puro de
naciones por colosales odios presenta en los peregrinos fundadores, la gesta de Lin-
España, merced a la naturaleza hidalga y coln, el pensamiento de Emerson y la poesía
desdén de la fortuna material que distin- de Whitman (no obstante sus contamina-
gue a sus hijos, un carácter menos violento ciones de «destino manifiesto», y como tal
y amenazador. La verdad llega allí más tar- poesía) merecen. Como la obra pedagógi-
de, pero como ha derramado menos san- ca de Francisco Giner de los Ríos no logró
gre, llega más segura. Resulta esto de que encauzar las pasiones españolas, tampoco
el amor a los bienes de la tierra que en de- hombres como Bronson Alcott, igualmente
finitiva resuelve, o acelera la resolución de admirado por Martí, pudieron hacerse oír
todos los problemas, es señaladamente
menor que en otros pueblos, en el sobrio en la cúpula dirigente de su país. No por
y espiritual pueblo de Esparia.2° ello perdió la confianza, o al menos la espe-
ranza, en las virtudes potenciales de todos
A lo que añadió en otra crónica del los pueblos, en cuanto manifestaciones de
mismo ario (recién fracasada la intentona la especie humana, del hombre universal
de la Guerra Chiquita, que le valió su se- por cuyo «bien mayor», que es la justicia,
gunda deportación de Cuba), con más op- luchó y murió. En su último mensaje a la
timismo que acierto en el vaticinio, pero opinión pública norteamericana, desde el
téngase en cuenta que confiaba en el tra- campo de batalla el 2 de mayo de 1895, no
bajo de educación ético-social que los pre- dejó de tenderle, por última vez, su «mano
cursores de la segunda República no franca»:
pudieron sistematizar nacionalmente en la
península: Una república sensata de América jamás
contribuirá a perpetuar así [cómo lo inten-
Dice bien de España este odio al odio. Los tó Maximiliano en México], con el falso
cabecillas de los bandos se pondrán a pretexto de incapacidad de Cuba, el alma
punto de morir; pero una vez a este punto, de amo que la sabiduría política y la hu-
darán su vida por salvar del riesgo a que manidad aconsejan extirpar en un pueblo
los han expuesto a sus rivales. España lle- puesto por la naturaleza a ser crucero pa-
gará al goce de la libertad sin aquella de- cífico y próspero de las naciones. / Los Es-
puración enorme y tremenda de la tados Unidos, por ejemplo, preferirían
República Francesa. Defendió la libertad contribuir a la solidez de la libertad de
con brío, antes que el resto de las tierras, y Cuba, con la amistad sincera a su pueblo
merece gozar de la libertad en más paz que los ama, y les abrirá sus licencias to-
que ellas.2' das, a ser cómplice de una oligarquía pre-
tenciosa y nula que sólo buscase en ellos
Mucho es que quien llevó a la cintura el modo de afincar el poder local de la cla-
y el tobillo una cadena de esclavo en el se, en verdad 'ínfima de la Isla, sobre la cla-
presidio colonial considerase así las posibi- se superior, la de sus conciudadanos

(19) Ibídem, t. 14, p. 94.


(20) Ibídem.
(21) Ibídem, pp. 441-442.
(22) Ibídem, t. 6, p. 162.

197
productores. No es en los Estados Unidoscomo impulsión histörica»24. Poco des-
ciertamente donde los hombres osarán pués, Fidel Castro, a punto de ser juzgado
buscar sementales para la tiranía.23 por el asalto al Cuartel Moncada el 26 de
Quien así hablaba podía considerarse, julio de 1953, declaraba que «el autor inte-
en rigor, el mejor de los norteamericanos lectual» de aquella acción era José Martí. El
posibles. Y aunque no era un iluso, y co- poeta veía en Martí ante todo el posibilita-
nocía todas las tramoyas que había entre dor de «los nuevos actos nacientes» 25 . El
bambalinas, tampoco era un hipócrita. revolucionario subrayaba su autoría «inte-
Después de la liberación de Cuba de la Co- lectual». Los dos, sin saberlo, coincidían.
lonia española, nada le hubiera dado ma- Martí era y es el máximo intelectual de la
yor alegría que la amistad sincera de los voluntad histórica cubana, voluntad y vo-
Estados Unidos. Pero la historia salvo rarí- cación configuradas por él en la medida en
simos momentos, no es, como diría Simo- que supo identificarse con las aspiraciones
ne Weil, el reino de la gracia sino de la e inspiraciones más autóctonas y universa-
gravedad económica y política, si bien las les de su pueblo.
injusticias también van acumulando sus Llegar a estas convicciones y a la posi-
gravitaciones, que un día se oponen y so- bilidad nacional de ponerlas en práctica
breponen a las otras. necesitó de los cincuenta arios de repúbli-
Muy pronto —y lo peor, a solicitud del ca desmoralizada. Hubo que pasar por las
primer presidente cubano— se aplicó la En- depresiones del escepticismo político cada
mienda revelada en la Ciénaga con el aus- vez más justificado, y por el concomitante
picio de las fauces de los cocodrilos, y realismo o naturalismo narrativo, más o
Cuba volvió a ser ocupada por el Ejército menos presuntuoso, dolorido o cínico,
norteamericano, mientras la devoración de hubo que pasar por la nueva injerencia
Puerto Rico ya se había consumado. Cien frustradora de la revolución antimachadis-
arios después, la filosofía de la Enmienda ta, segadas en flor las principales cabezas
por primera vez ensayada en Cuba —el su- de la primera generación republicana,
puesto derecho de Estados Unidos a inter- hubo que pasar por la chatura, el robo y el
venir para garantizar la independencia, la crimen entronizados, por el entreguismo
propiedad, la salud, los derechos huma- vestido de dril cien y de jaquet militar, en-
nos, la democracia, etcétera— en cualquier golada la voz de un submunclo que venía
país del mundo, y especialmente del Ter- de la ciénaga, hubo que pasar por el espe-
cer Mundo, se ha convertido en ley casi jismo oratorio de una nueva Constituyente
universalmente aceptada. Y decimos rodeada por todas partes de las conse-
«casi» porque hay un pequeño país que cuencias de la Enmienda, y de una flaman-
no la acepta: el que primero sufrió la afren- te Constitución inaplicable; hubo que
ta de su aplicación. pasar por todos los carnavales de una de-
Cuando a los cien arios del nacimiento mocravia representativa sólo del desgo-
de Martí y a los cincuenta y ocho de su bierno y la impotencia; hubo que pasar
muerte los estudiosos de su obra, dentro y por el golpe seco de la fusta y los ríos de
fuera de Cuba, insistían en la dimensión li- sangre que parecían enredarse en sí mis-
teraria, José Lezama Lima llamó la aten- mos. Sólo un dato era inmutable; la injusti-
ción, categóricamente, sobre su «fuerza cia con los pobres. Sólo dos luces eran

(23) Ibídem, t. 4, p. 156.


(24) J. LEZAMA LIMA: «Secularidad de José Martí», en Orígenes, La Habana, 1953, núm. 33, p. 4.
(25) Ibídem.

198
claras: el arte de las mayorías y el de las perficie aparente, sino a perforar esta y
minorías. Sólo una esperanza se abría paso deshacer las ilusiones ópticas en que se
en los orígenes del futuro: la misteriosa complace la naturaleza (...) Los europeos
están obligados a ser muy inteligentes,
voz imantadora de José Martí. Los jóvenes porque son los hombres actuales de más
de la Generación del Centenario la escu- larga memoria. De otro modo sucumbi-
charon, la obedecieron, quisieron realizar- rían, porque no es fácil que puedan poseer
la. Empezaron a realizarla. con plenitud las virtudes de la mocedad.
En los umbrales del Tercer Milenio el Los pueblos nuevos pueden, sin grave
nuevo 98 se nos presenta como amplifi- riesgo, ser menos inteligentes porque son
cación a nivel planetario de lo que empe- jovenes. / Como paletos, los viejos europeos
zó con la explosión del Maine en la se colocaban con la boca abierta ante los
bahía de La Habana. El engendro de Or- Estados Unidos...26
ville Hitchock Platt ya no es necesario ni
siquiera para una mala película de «sus- A nuestros hermanos de Norteamérica,
pense». Ya no hay Enmienda ni «suspen- ¿qué decirles? Los mejores entre ellos sa-
se». Ya no hay (parece) alternativa. El ben que la situación espiritual de su país
todopoderoso imperio con colorines de es la peor en esta hora de su máxima pre-
democracia sigue salvando al mundo. Los potencia hegemónica. Su mayor poeta des-
«marines» constituyen el ejército de salva- pués de Whitman ya lo dijo: «Cadáveres se
ción mundial. han sentado al banquete / invitados por la
Es por eso que en esta hora nos permi- usura» 27. Dios se apiade, porque la historia
timos recordarles a los hermanos españo- no lo hará, de lo que ha venido a ser en
les que las necesiten las siguientes este siglo la patria de Lincoln, «el leñador de
autorizadas advertencias de don José Orte- ojos piadosos», como lo llamara Martí.
ga y Gasset, quizás más necesarias hoy que Y a nosotros mismos, conscientes de
cuando fueron escritas, en 1932: nuestros errores, peligros y deficiencias
¿qué decirnos? Queremos ser los hijos del
Estas viejas cabezas europeas no tienen único hombre cuyo pensamiento —pensa-
derecho a ser ingenuas. La ingenuidad en
miento del corazón— es capaz de hacerle
el viejo se llama chochez. Las cabezas eu-
ropeas vienen afilándose desde hace mu-
frente a los dos siglos del 98, el que ahora
chos siglos en el asperón de la historia y está agonizando y el que va a comenzar. El
están obligadas a usar los ojos con agude- hombre que a su hijo camal, en la última car-
za, a no detenerse infantilmente en la su- ta, sólo le dio un consejo: «Sé justo».

(26) J. ORTEGA y GAssrr: «Sobre los Estados Unidos», en Viajes y países, Madrid, Revista de Occidente,
1959, pp. 129-130.
(27) E. PouND: «Con usura», traducción de José Coronel Urtecho en su Panorama y antología de la poesía
norteamericana, (1934).
(28) 0.c., t. 6, p. 135.
(29) Ibídem, t. 20, p. 480.

199
e
UNA VISIÓN CUBANA DEL 98
ROLANDO RODRÍGUEZ (*)

Un siglo ha transcurrido desde la con- Diez Años, expresión de una revolución


tienda del 98, en la cual se vieron envuel- anticolonial liberadora, propulsada por un
tas Cuba y España, para resultar ambas sector radicalizado de los hacendados y
perdedoras, de una u otra forma, a manos terratenientes del levante del país. Su ta-
de un tercero, ambicioso y entrometido. lante liberal y demócrata lo probaría una
Mas, no se hace nada hiperbólico señalar divisa de su credo: conquistar, junto con
que, cien años más tarde, en lo que a Cuba la independencia, la emancipación de los
se refiere, sus huellas permanecen. Ade- esclavos.
más, puede aseverarse que ese conflicto Ese conflicto, que costó 200.000 muer-
acumulaba fuerzas desde principios de tos y 600 millones de pesos, tuvo un alto
aquella centuria y sólo esperaba una opor-. en el Pacto del Zanjón. Pero éste ya no po-
tunidad para que estallara. día solucionar el diferendo. En medio de
Al desatarse la revolución por la inde- los campos de batalla, la todavía deshilva-
pendencia en las colonias americanas, nada nación cubana había comenzado a
Cuba se mantuvo al margen de los aconte- tomar forma y exigía su espacio propio y
cimientos. La oposición de los hacendados definitivo y éste abarcaba todo el contorno
y terratenientes esclavistas a salir de abajo de la isla. El neorreformismo de los auto-
de la sombrilla de España, para que su nomistas, emergido inmediatamente des-
guarnición cuidara el orden de las dotacio- pués de la guerra, no podía darle cauce a
nes de esclavos, y con esto sus fortunas, las demandas planteadas y los grupos de
explica en no poca medida por qué en poder españoles no estaban dispuestos a
Cuba fracasaron las conspiraciones irre- hacer la menor concesión. Por consiguien-
dentistas a lo largo de las tres primeras dé- te, la Guerra de los Diez Arios resultó sólo
cadas del siglo. una contienda inconclusa y, de inmediato,
Pero, después, no todo fue bien. Los su retoño, la Guerra Chiquita, volvió a con-
liberales españoles lograron bajo María mover los campos de Cuba.
Cristina alcanzar el poder, y las ventajas En todo el período que medió desde
que el absolutismo le había concedido a ésta, en 1879, hasta 1895, ni un solo día las
Cuba se tranformaron, a partir de enton- fuerzas independentistas cesaron de cons-
ces, en un sistema de continuas exacciones pirar. Quienes encabezaron el último año
a favor de la burguesía y el fisco de la me- una nueva etapa revolucionaria no eran
trópoli. Después de un largo camino se de- esta vez los grandes patricios, al estilo de
sembocaría, en 1868, en la Guerra de los aquéllos de la Guerra Grande, sino, en lo

(9 Historiador y novelista. La Habana (Cuba).

Revista de Educación, núm. Extra (1997), pp. 201-220


201
esencial, una pléyade de integrantes de las ras como los generales Antonio Maceo y
capas medias urbanas y propietarios de re- Máximo Gómez reiteraron en no pocas
gular o pequeña heredad rural. La figura ocasiones que la pugna no se establecía
señera de la empresa sería un intelectual, contra el peninsular al cual, incluso, invita-
José Martí. ron a militar en las filas independentistas.
En los primeros momentos de la con- Tampoco la lucha se dirigía contra España,
tienda, el poeta y abogado redactó el Ma- sino contra el régimen colonial. Repre-
nifiesto de Montecristi. Este documento sentativas de este criterio fueron unas de-
contenía el credo de la revolución y resul- claraciones de Maceo, en 1886, con las
taba, a la vez, el resumen del pensamiento cuales respondió a un periodista que le
martiano sobre política y guerra. En sus lí- preguntó si los revolucionarios se hallaban
neas, el guía revolucionario definió no en inteligencia con Estados Unidos para
sólo los objetivos de la contienda «culta», anexarle la isla. Ríspido, mientras relámpa-
como en aparente contrasentido calificó la gos cruzaban sus ojos oscuros, le contestó:
liza, sino también muchas de sus preocu- «Es una calumnia. Para depender Cuba de
paciones de aquellos instantes. Una de és- alguna potencia preferimos que sea Espa-
tas, su postulado de que la guerra no sería ña, a la que queremos como la quieren las
cuna del desorden y la tiranía cuando lle- Repúblicas independientes que a ella per-
gara una república. Respeto fue la palabra tenecieron. Antes que norteamericanos,
esencial empleada en algunas de sus preci- queremos ser españoles. Nunca olvidaría-
siones, porque estableció que la revolu- mos a la madre patria. Si nuestros propósi-
ción en marcha no perseguía el triunfo de tos llegaran a realizarse, procuraríamos
un partido cubano sobre otro, sino la vo- mantener las más íntimas relaciones con
luntad de independencia del pueblo cuba- ella, y seguramente llegarían a una intimi-
no. De igual forma, gozarían de respeto en dad tal, que no hay ejemplo en ningún
ese porvenir el español, neutral y honrado, país que pueda compararse».
contra quien no iba a una guerra que venía Era innegable que, en el momento en
de sus hijos. Y también le aseguró al pe- que la nueva etapa de la contienda se
ninsular que en el pecho cubano no habría abrió paso con su voz terrible y su fuerza
hacia él odio, como tampoco para el solda- liberadora, el pueblo cubano se hallaba en
do español arrancado de su casa y su te- muchas mejores condiciones para empren-
rruño. Incluso, en relación con el ejército der la batalla que en 1868. Estaba cons-
adversario, en cuyas filas recordó que ha- ciente de la incompatibilidad de su
bía no pocos republicanos, señaló que, economía con los intereses de la penínsu-
como éste reconocía el valor de los cuba- la, a cuyos efectos Cuba era tratada como
nos, los combatientes cubanos respetaban país extranjero. No eran los cubanos los
el suyo. Por último, con la visión del ame- únicos en señalar la situación. Con sinceri-
nazante gigante del norte pegada en sus dad, a poco del estallido revolucionario,
ojos, no dejó de recordar que el guerrero los republicanos españoles dirían en un ar-
que caía en Cuba lo hacía por la inde- tículo de La Justicia: «Buscaba la metró-
pendencia de América. Quizá, pocas veces poli el medio de obtener a todo trance
en la historia de la humanidad se haya es- ventajas comerciales arancelarias a costa
crito con pasión una proclama de guerra de la isla; mantenía un sistema administra-
donde prime mayor generosidad y menos tivo que permitía el fraude y enriquecía a
odio, ni más altura y miras más lejanas. cientos de estafadores a costa del país ex-
Durante la Guerra de los Diez Arios plotado (...) y España era mirada, no como
había prevalecido la misma posición de lo que es, como una nación madre y gene-
respeto y afecto al español. Después, figu- rosa, sino como una red de tigres, ansiosos

202
de dominación y de riquezas a costa del en su singularidad. Su cultura, hija de
sudor y de la sangre cubana». Por su parte, transculturaciones, mixtura esencialmente
la Liga Agraria, organización de los cerea- de la española y africana, había ganado a
leros de Castilla, criticaba en su órgano de lo largo del tiempo perfiles que la distin-
prensa las esquilmaciones a la isla por vía guían de sus progenitoras y estaba enraiza-
del sistema arancelario. da. Por los factores apuntados, Cuba tenía
Otras razones del cubano estribaban todos los rasgos de una nación y había for-
en que, entre 1878 y 1894, de 568 millones jado una nacionalidad, y esa nación exigía
de pesos que le habían estrujado para can- eliminar la dominación y gestar ya su pro-
celar el acápite de gastos del presupuesto, pio Estado.
nada menos que 218 millones se habían Cánovas del Castillo emplearía el argu-
destinado a los pagos del ejército y la ma- mento de que la liza se trataba de una gue-
rina. Como si fuera poco, la deuda contraída rra civil, para esconder ante la opinión
a cuenta de Cuba para pagar esencialmente la pública los intereses que se movían a favor
aventura mexicana de 1861, la anexión de de hacer la campaña, tanto en la metrópoli
Santo Domingo, el enfrentamiento con como en la isla: los financieros que le pres-
Perú y Chile y la Guerra de los Diez Arios taban al Estado; los industriales y comer-
montaba ya 185 millones de pesos (unos 115 ciantes que sacaban partido de las
pesos por habitante). Es decir, sobre la isla pe- importaciones protegidas; los abastecedo-
saban enteramente «cargas de la nación», res de los institutos armados; la jauría de
caso típico de las relaciones coloniales. empleados malversadores y envueltos en
Por añadidura, al cubano le escandali- la prevaricación; los políticos con intereses
zaba la negación de los recursos para la económicos en la isla. Mientras el pueblo
mejora de sus condiciones de vida, la falta español ponía la sangre, otros se beneficia-
de libertades, la represión, los gobernado- ban. No por gusto la voz de Miguel de
res militares, los abusos de las autoridades, Unamuno se levantaría contra la contien-
la preterición a la hora de ocupar cargos da, para decir que «los gastos de la guerra
públicos, el pago de una nómina de fun- recaen sobre todos los ciudadanos; los pro-
cionarios enviados de la península, ham- vechos, sobre los dueños del capital». Mas,
brientos de cohecho y coimas. También se dijera lo que dijera Cánovas, al margen de
quejaba de que, a diferencia de la penínsu- los sentimientos, el mismo hecho de que los
la donde el voto era universal masculino, componentes del pueblo cubano sólo fueran
en Cuba se ejercía según el censo de con- en parte de origen español ya aleja la posi-
tribuyentes. ¿Cómo se le decía, pues, que bilidad de hablar de una guerra civil.
él era tan ciudadano español como el de Por supuesto, a esa conflagración no
allende el oceáno? ¿Resultaba o no Cuba vendrían los hijos de las familias con medios
una colonia aunque, mero eufemismo, la económicos, porque el caduco sistema de
llamaran provincia española? Todas las ca- quintas imperante permitía la llamada «re-
lamidades enumeradas y otras más pesa- dención en metálico»; es decir, quien podía
ban sobre él y no tenía esperanza alguna pagar 1.500 pesetas condonaba la obliga-
de que variara aquella situación sórdida. ción cíe prestar servicios armados. Sobre
Junto a todo esto, el pueblo cubano este sistema, bien diría Blasco Ibáñez que
iba tomando conciencia de sí. La revolu- era la variante de la esclavitud para pobres
ción de antaño le había dado orgullo y parias que carecían de fortuna.
sentido de una historia propia. También, Lo único que podría obtener en la
en su evolución, había creado una sicolo- guerra ese españolito enviado a ella era un
gía y su visión ecuménica estaba confor- pasaje gratis en los buques de Comillas —api-
mada por rasgos que ya lo caracterizaban ñado en el cual posiblemente sus condicio-

203
nes antihigiénicas lo harían constituirse en memo de asestar el golpe y apoderarse de
baja antes de desembarcar—, un uniforme y Cuba. En 1823, en dos ocasiones quedó
un fusil, para caer en todo caso en la ma- plasmada la apetencia sobre la isla, gracias
nigua cubana víctima primordialmente no al secretario de Estado, John Quincy
del machete revolucionario o del mosquito Adams: primero, mediante la teoría de que
insurgente, sino, en realidad, de quienes lo Cuba separada de España, como una fruta
enviaban. Cuánta pena da ese soldado espa- madura, caería obligatoriamente en el re-
ñol que luchó valerosamente, en ocasiones gazo de Estados Unidos y, también, en vir-
más allá del deber, a veces hambriento, en- tud de la Doctrina Monroe.
fermo, con los pies desnudos, sin paga, A medida que pasaron los años, a las
para defender intereses que no eran suyos. ambiciones geopolíticas de Estados Unidos
Junto a la admiración por su valor, todavía sobre la Gran Antilla se unió la del régi-
produce pena recordar al heroico Eloy men esclavista del sur de esa nación, nece-
Gonzalo, Cascorro. sitado continuamente de expandirse, y no
Aquella guerra, según postulaba Martí, fueron pocos los intentos de comprarla
debía ser breve como el rayo, porque, que llevaron adelante varios gobiernos de
como de manera evidente temía, de pro- aquel país. La pretensión quedó expresada
longarse podía abocarse a que Estados de manera resonante, en 1854, en el Mani-
Unidos la tomara como pretexto para inje- fiesto de Ostende, mediante el cual tres di-
rirse en el conflicto y cumplir así su viejo plomáticos de Estados Unidos, reunidos
sueño de tomar posesión de Cuba. Ya, des- por instrucciones del Departamento de Es-
de 1803, Thomas Jefferson, presidente de tado, fijaron el pensamiento norteamericano
aquel país, había hecho explícito que la en tomo a Cuba: «Ciertamente —dijeron— la
vecina de las Antillas era un objetivo para Unión jamás podrá disfrutar de reposo, ni
las aspiraciones norteamericanas de am- conquistar una seguridad verdadera mien-
pliar su territorio, y, en noviembre de 1805, tras Cuba no esté comprendida en sus lími-
llegó a decirle a Merry, el representante tes». El final de la Guerra de Secesión no
británico en Estados Unidos: «La posesión canceló las ambiciones expansionistas;
de la isla de Cuba es necesaria para la de- quedó latente en el seno de aquel país,
fensa de la Luisiana y la Florida porque es embargado en esos momentos en las ta-
la llave del Golfo». Jefferson repetiría no reas de su desarrollo interior. En eso, esta-
pocas veces sus ideas de expansión a costa lló la Guerra de los Diez Arios, y a lo largo
de Cuba, pero no podría ponerlas en eje- del conflicto los gobiernos de Estados Uni-
cución. Entonces, Estados Unidos seguiría dos no sólo no le prestaron el menor apoyo
con Cuba una política de tiempos de a la lucha cubana, sino que la obstaculizaron
Roma: las prendas ambicionadas, mientras en todo lo posible. Bien sabían que Inglate-
no pudieran tomarse, debían permanecer rra no les permitiría aprovechar las circuns-
en las manos más debiles y, en el momen- tancias para echarse sobre Cuba.
to difícil del débil, debía abandonarse la De tales ancestrales ambiciones emer-
actitud expectante para obrar rápida y gía el temor de Martí de que Estados Uni-
enérgicamente contra éste. Durante largo dos fuera a inmiscuirse en el nuevo
tiempo esta norma constituiría atributo de episodio liberador. No por gusto, incluso
la política exterior norteamericana en rela- antes de que estallara, preñado cle malos
ción con Cuba, y sería más sólidamente pensamientos, había hecho palpitar todas
observada que un dogma de fe. El princi- sus angustias al preguntarse: «Y una vez
pio de la abstinencia expectante, la política en Cuba los Estados Unidos, ¿quién los
de la procrastinación, se acataría así cada saca de ella?» También Máximo Gómez,
día, pero también sin falta llegaría el mo- general en jefe del ejército cubano, como

204
Antonio Maceo, lugarteniente general, re- remos reducir éste a muy pocos días, trái-
chazaban la intervención de Estados Uni- ganse a Cuba veinticinco o treinta mil rifles
dos en la Guerra. Tanto éstos, como el y un millón de tiros en una, o a lo sumo
gobierno insurrecto, que presidía Salvador dos expediciones».
Cisneros Betancourt, habían evidenciado Una de las falacias que mucho se repe-
que no estaban por mendigar nada a Esta- tiría entonces en España se refería al apoyo
dos Unidos. Confiaban en sus fuerzas, que Estados Unidos le prestaba a la insur-
veían la simpatía que la causa cubana des- gencia, casi al extremo de proclamar que a
pertaba en la opinión pública de Nortea- éste se debía la insurrección. En aquellos
mérica, pero desconfiaban de su gobierno. instantes todavía las fuerzas que propulsa-
En abril de 1896 Maceo le recalcó a ban el desarrollo endógeno de Estados
Tomás Estrada Palma, jefe de la delegación Unidos conservaban las riendas del poder,
cubana en Nueva York, que lo único que y era a España a la que el gobierno de Cle-
necesitaban de ese país consistía en su veland, en la Casa Blanca, le prestaba su
cooperación, y especificaba que ésta era favor sincero en la lucha. El más relevante
en el sentido de ayuda para conseguir ar- había sido la frustración de las expedicio-
mas. En julio, ratificaría su postura de for- nes que desde Fernandina, en la Florida,
ma categórica: «No me parece cosa de debía haber puesto en tierra cubana a los
tanta importancia el reconocimiento oficial más destacados jefes y altos oficiales de la
de nuestra beligerancia que, a su logro, ha- insurrección, junto a un alijo importante de
yamos de enderezar nuestras gestiones en pertrechos. Con esas expediciones se le iba
el extranjero, ni tan provechosa al porvenir a dar inicio a la lucha. Si este plan hubiese
de Cuba la intervención norteamericana, fructificado, sin dudas el conflicto bélico se
como supone la generalidad de nuestros hubiera acortado considerablemente.
compatriotas. Creo más bien que, en el es- La colaboración norteamericana con el
fuerzo de los cubanos que trabajan por la gobierno de Madrid también se mostraba
patria independencia, se encierra el secre- en datos del duque de Tetuán, ministro de
to de nuestro definitivo triunfo, que sólo Estado de España. Según el aristócrata, de
traerá aparejada la felicidad del país, si se 40 expediciones organizadas por los cuba-
alcanza sin aquella intervención». nos en Estados Unidos, en el período de
No puede olvidarse tampoco que le Cleveland, 22 fracasarían totalmente, 5 de
había escrito a Estrada Palma, cuando to- forma parcial y sólo 13 lograrían arribar a
davía resonahan los ecos de un debate so- su destino. Si bien las cifras no son muy
bre el reconocimiento de la beligerancia exactas, el reconocimiento que hacía el ex
cubana en el Congreso de Estados Unidos, ministro da una idea del trabajo de las au-
palabras muy alertadoras sobre una posi- toridades estadounidenses para frustrar las
ble intervención: «...como s6 pronta termi- acciones insurrectas en el exterior.
nación [de la contienda) es lo que En marzo de 1897, William Mckinley
debemos procurar, ya que veo en los pe- asumió la presidencia de Estados Unidos.
riódicos que se discute si los Estados Uni- Este cambio de poderes para nada signifi-
dos deben o no intervenir en esta guerra, caría que se le reconocería a la revolución
para que concluya pronto sospecho que el carácter de beligerante, tantas veces re-
ustedes, inspirados en razones y motivos chazado por Cleveland, incluso cuando la
de patriotismo, trabajan sin descanso por invasión del ejército mambí cruzó arrolla-
alcanzar para Cuba lo más que puedan, me dorarnente la isla y en enero de 1896 le-
atrevo a significarle que, a mi modo de ver, vantó su bandera en los confines
no necesitamos de tal intervención para occidentales del país. Este reconocimiento
triunfar en plazo mayor o menor. Y si que- hubiera permitido comprar legalmente

205
pertrechos en Estados Unidos. El nuevo todo, de una formidable escuadra de gue-
gobierno republicano, por el contrario, or- ffa que velaría por los mercados conquista-
denó recrudecer la persecución de las ex- dos. Desde luego, como estas naves serían
pediciones cubanas y todo tipo de auxilio impulsadas por el vapor, se necesitaban ba-
a la revolución. Cuba no debía ser inde- ses carboneras en los mares, de las cuales
pendiente y, en todo caso, Washington ac- Estados Unidos en un mundo colonial re-
tuaría para que España le diera fin a la partido en la Conferencia de Berlín, de
contienda. Si no se volvía capaz de ha- 1884, no disponía.
cerlo, entonces debía venderle la isla a ¿Qué reflejaba indirectamente el libro
Estados Unidos y aquel país se encarga- de Mallan? La demanda cíe exportar los
ría de pacificarla. Con el fin de conven- productos de un sistema industrial desarro-
cer a la metrópoli del nuevo curso de la llado a grandes trancos, el cual estaba dejan-
política que seguiría, el nuevo mandatario do atrás el sistema agrario y manufacturero
envió a Madrid, como representante, al ge- que hasta pocas décadas anteriores había
neral Woodforcl. Antes, este abogado ex- predominado en la economía norteameri-
ploró por órdenes de su jefe la actitud cana. La médula de esa producción indus-
europea en caso de una posible anexión trial la constituían cada vez más, unos
de Cuba. órganos poderosos, los trust y holdings. En
Con la administración de McKinley, ai- tanto, en Wall Street, potentes capitales
res muy diferentes empezaban a soplar so- bancarios se estaban concentrando y se
bre la política exterior de Estados Unidos: acumulaban enormes masas de dinero en
ahora habían ganado el predominio, las los monopolios. Tanto estos capitales, en
ccrrientes favorables a la expansión exte- busca de ganancias mas altas que las pro-
rior. Desde principios de la década del 90 porcionadas por el rédito del crédito,
se había evidenciado, mediante voces me- como el capital industrial, que demandaba
siánicas, que, al quedar sellada la frontera dinero para la expansión cíe la producción,
exterior por el arrasamiento de los encla- se comenzaban a enlazarse. En el decenio
ves de las tribus indias, se comenzaba a del 90, el número de estas nuevas entida-
desarrollar la tendencia que demandaba la des absorbentes llegaría a 150 y su capital
expansión más allá de los lindes continenta- total montaría la cifra, entonces fabulosa,
les de la nación. Un predicador evangélico, de 3.150 millones de dólares. La amplia-
Josiah Strong, sostenía que el norteameri- ción de la producción requería merca-
cano anglosajón había sido el pueblo ele- dos y fuentes de materias primas y la
gido por Dios y la selección natural de fusión de capitales los volvía tan volu-
Darwin, para gobernar el continente de minosos, que se creaban excedentes de
Polo a Polo }'7, no conforme con esto, tam- dinero llamados de inmediato a hallar,
bién África. incluso fuera de las fronteras que les
Mas, fue un libro el encargado de con- habían visto emerger, dónde colocarse
mocionar a las elites expansionistas, por- como inversiones. De todo esto, la ne-
que establecía las formas instrumentales cesidad de la marina mercante; de todo
para lograr sus apetencias. La obra que esto, la necesidad de una marina de guerra
constituyó la epifanía del nuevo expansio- que protegiese los buques mercantes y es-
nismo norteamericano fue 7be influence of tableciese un predominio indisputable so-
the Sea Power Upon (be History, 1660- bre los mercados adquirentes de
1783, y el arcángel que hizo el anuncio, el productos, suministradores de materias
marino Alfred T. Mallan. Este teórico del primas y receptores de capital monopo-
dominio marítimo señaló, en 1890, la nece- lista; de todo esto, la nececidacl de las ba-
sidad de una gran flota mercante y, sobre ses navales distantes.

206
Ahora, en 1897, Mahan precisaría y Financia! Record, comenzaron a procla-
ampliaría sus tesis en otro libro, The Inte- mar abiertamente que una guerra con Es-
rest of Anzerica in (he Sea Power. Este texto paña no rebajaría los valores de la bolsa de
se constituiría en la bitácora de los nuevos valores sino que los aumentaría, a la vez
sueños del país, de la nueva verdad reve- que influyentes empresarios se dirigieron
lada. Si la Biblia había sido portadora de la al Departamento de Estado para hablar de
recibida por los antiguos judíos, la obra del los prometedores mercados de China y Ja-
marino se convertiría en el texto de los pón y hacer volver la mirada a lo expuesto
modernos estadounidenses. Las conclusio- por Mahan en relación con «el Caribe».
nes de Mallan eran codiciosamente ilumi- Por su parte, los capitales del oeste y del
nadoras: Estados Unidos tenía que ir en valle del Mississippi dieron la impresión de
pos de una marina cada vez más fuerte —a no tener nada en contra de que se le diera
pesar de que ya disponía de 111 buques paso a la contienda.
de guerra—, que debía surcar no sólo los Por demás, ahora la idea del aborda-
mares de occidente. Resultaba necesario je del problema cubano quedaba redon-
pensar en el peligro amarillo, que podría da: Estados Unidos, al controlar la isla,
venir por su ribera oeste, sobre todo de Ja- además de apoderarse de su mercado,
pón y sus intereses en China. El dominio que las leyes españolas hacían cautivo, y
del Pacífico no admitía desconciertos. Para de restaurar la producción azucarera
eso sería irrenunciable anexar Hawai, y afectada severamente por la guerra, mate-
para combinar la defensa y los intereses ria prima de las refinerías del Trust del Azú-
económicos del país no bastaba que un fe- car, dispondría de sus puertos como bases
rrocarril vinculase sus costas: se demanda- navales.
ba la apertura de un canal en Mientras, a espaldas de las instruccio-
Centroamérica. Ese canal, a su vez, tendría nes recibidas, Estrada Palma empujaba de-
que ser protegido. Para esto habría que senfrenadamente la intervención militar
contar con bases en el Caribe, que simultá- de Estados Unidos en la contienda cuba-
neamente sirvieran para su aprovisiona- na. Civil durante la guerra del 68; de áni-
miento. Y qué puertos mejores para su mo mellado por la pérdida de aquella
instalación que los de Cuba, que contaba guerra, hasta el punto de que Martí había
con enormes bahías abrigadas, sobre todo tenido que infundirle fe para que se
la inmensa bolsa de Guantánamo, capaz uniera a la nueva empresa; distante del
de servir de refugio a toda la flota de una campo de batalla; al parecer crédulamen-
gran potencia. te convencido de los partes mentirosos
Tales ideas conmocionaron a muchos del general Valeriano Weyler, en los cua-
políticos, pero no sólo a éstos. Algunos les anunciaba pacificaciones inexistentes;
hombres de empresa parecieron llegar a la impresionado por la muerte de Maceo;
conclusión de que por fin alguien había,. reservadamente anexionista, corno se ha-
hablado para poner dentro de un sistema bía mostrado en 1878, en una carta don-
de abordaje válido la idea de cómo entrar de su prisión en el Castillo de Figueras,
triunfalmente en el mercado de Asia. ¿Por tenía gran desconfianza en que el ejército
qué tenían que permanecer como parien- mambí pudiese derrotar al español. Hay
tes pobres mientras los europeos se repar- una prueba concluyente de su actitud; po-
tían a retazos el botín? De esa forma, creció cos años después, una confesión a Gonza-
el grupo de quienes se manifestaban re- lo de Quesada, en aquella época
sueltos a enfrentar los riesgos de un con- representante de la delegación cubana en
flicto si eso les reportaba ganancias y Washington, de su talante derrotista y su
órganos de la prensa económica, como el convicción de que sólo Estados Unidos po-

207
día salvar Cuba de la situación'. Por cierto, de informaciones de la marina norteameri-
para alguien como él, nada mejor porque, cana, que en abril del 96 ya había solicita-
en todo caso, primero vendría una inde- do a la delegación cubana en Nueva York el
pendencia de mero trámite y después la plano de La Habana y su puerto, ahora pedía
anexión. Por tanto, a partir de sus gestio- los de Santiago de Cuba y Cienfuegos.
nes a favor de la intervención, puede cali- Los escarceos entre Woodford y el du-
ficarse su conducta de desleal y hasta de que de Tetuán, y las notas entre las canci-
traidora. llerías estadounidense y española, durante
La posibilidad de que los conflictos el otoño, y después, cuando ya Cánovas
entre Estados Unidos y España se compli- había muerto a manos de Angiolillo y en el
caran en alguna ocasión colmaba de preo- Palacio de Oriente sesionaba el gabinete
cupación no sólo a los dirigentes cubanos, de Sagasta, comenzaron a revelar que el
sino también a los políticos españoles. Es- lenguaje de entendimientos de tiempos de
paña llevaba un siglo lidiando con la joven Cleveland había terminado. Al echarle en
y revoltosa república que, para hacerle la cara la administración de Washington al
vida más difícil a Inglaterra, había ayudado gobierno español la política brutal de re-
a fundar y, luego, esa nación, desconside- concentración del general Weyler —que
radamente, le había estado arrancando a ti- poco más tarde Estados Unidos pondría en
rones el territorio de sus colonias en práctica en su lucha contra los patriotas fi-
América del Norte, hasta desalojarla de allí. lipinos—, la cual causaría al pueblo cubano
En abril del 95, el duque de Tetuán anotó más de 350 mil muertos por el hambre y
que los gobiernos de la Corona estaban las enfermedades, sólo pretendía presionar
convencidos de que, mientras la guerra de a España con el fin de que pusiera la isla
Cuba durase, siempre se estaría bordeando en manos del país sajón. La exigencia de
la posibilidad de una confrontación con que concediera a los cubanos la autono-
Estados Unidos; y que el primer cañonazo mía sólo constituiría otro artificio para lle-
que se disparase entre los dos países sería var a Madrid contra las cuerdas.
para España la señal de pérdidas y desas- Washington tenía elementos suficientes cíe
tres inevitables. Tanto montaba el recelo que los mambises rechazaban rotunda-
español que, según también confesaría el mente el engendro reformista. Sin embar-
ministro cíe Estado, a eso se debía en buen go, curiosamente no pedía que se le
medida todos los sacrificios que estaba ha- concediera a Cuba la única demanda que
ciendo España para ponerle fin cuanto antes conocía terminaría en breve con la guerra:
a la insurrección. No por gusto el duque es- la independencia, la cual, por otra parte,
cribiría: «Cuando una Nación declara que no sin gran intranquilidad creía a la vista.
necesita de otro territorio para su existencia A los ojos de Washington, la posibili-
y seguridad, es positivo que se apoderará dad del fracaso de la autonomía y de la
de él el día que pueda hacerlo sin grandes victoria de los heroicos mambises no es
sacrificios. De semejante política no se cuestión de dudar. Una evaluación sobre la
desiste jamás». situación bélica en Cuba, expuesta por el
El duque se hubiera confirmado en secretario del Departamento, Russell A. Al-
sus criterios de que se marchaba en busca ger, señalaba que las tropas españolas en
del incidente si hubiera sabido que en ju- Cuba resultaban incapaces de resistir mu-
nio de 1897 el comandante Kimball, jefe cho tiempo más a los insurrectos. Por tan-

(1) <dDe Estrada Palma a Gonzalo de Quesada», 14 de marzo de 1901. Archivo de Gonzalo de Quesada,
Epistolario, La Habana, 1948, t. I, pp. 151 y 152.

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to, qué otra alternativa a la independencia tes elementos que la llevaran, no a una
cabía que las presiones hasta que España presunción sobre el origen externo de la
cediera la isla o, si no, la intervención. explosión, sino a considerarlo un hecho
Bien comprendían los mandatarios del probado y hasta a determinar el medio em-
norte que las campañas que desarrollaban pleado en la voladura—, fue al Congreso y
Máximo Gómez, al oeste de la trocha de pasó a comisiones sin que nunca llegara a
Júcaro a Morón, y Calixto García —que a la discutirse en las cámaras. El mensaje que
muerte de Maceo había sido designado lu- se consideró fue el del 11 de abril, y en
garteniente general— al este, habían demo- éste el mandatario no mencionó práctica-
lido el enorme ejército de más de 200.000 mente el asunto del Maine. Solicitaba se le
hombres enviados a Cuba. Esto sin contar otorgaran autorización y poderes para
unos 80.000 voluntarios y 25.000 moviliza- adoptar medidas que permitieran «el com-
dos en las llamadas guerrillas. Según los pleto y definitivo término de las hostilida-
estimados del propio general Blanco, a su des entre el gobierno de España y el
llegada a Cuba, en octubre del 97, para pueblo cubano». Para ésto solicitó que se
sustituir al vapuleado Weyler, las tropas de le autorizara, de ser necesario, el empleo
línea en condiciones de operar no sobre- de las fuerzas militares y navales del país,
pasaban los 89.000 hombres. McKinley expuso que la razón que lo ani-
Después de los disturbios de la capital maba a enviar el mensaje estaba en «la
cubana, de enero de 1898, en que una tur- causa de la humanidad y para poner térmi-
ba de integristas y militares, enemigos del no a las barbaridades de la lucha, la efu-
recién implantado régimen autonómico, sión de sangre, hambre y horrorosa
asaltó las redacciones de algunos diarios, miseria». Pero tales palabras, expresión del
el gobierno de Washington envió a La Ha- mayor idealismo, cerraba con otras no me-
bana el acorazado Maine, bajo el pretexto nos irrevocables y más reales en cuanto a
embustero de una visita de cortesía y, en los intereses en juego: «El derecho de inter-
realidad, una nueva medida de presión e vención puede justificarse con los gravísimos
intimidación a España; y el 15 de febrero, perjuicios al comercio y los negocios de
cuando sospechosamente el buque estalló nuestros ciudadanos, la destrucción gratuita
tuvo mas que todo un extraordinario moti- de la propiedad y la devastación de la isla».
vo para agitar a favor de la guerra la opi- Otras palabras reafirman toda la garrule-
nión pública de su país y convencer a las ría malévola del mensaje. McKinley recomenda-
cancillerías de las grandes potencias euro- ba que no se reconociera la independencia de
peas de que tenía derecho de inmiscuirse Cuba: «Tal reconocimiento no es necesario
en el problema cubano. A esa hora, cues- para autorizar a los Estados Unidos a inter-
tión importante, ya casi tenía la certeza de venir y pacificar la isla», precisó. Como si
que Inglaterra no objetaría que Cuba pasa- fuera poco, llegó también a postular que la
se bajo cualquier carácter a su control, por-
intervención implicaba «tanto el empleo de
que Albión necesitaba su apoyo en los medidas hostiles contra ambas partes con-
conflictos internacionales de la época. tendientes, como la imposición de una tre-
Se ha repetido hasta el aburrimiento
gua que conduzca al arreglo eventual de la
que el Maine le serviría a Estados Unidos
de casus belli. Se pierde de vista que el contienda».
mensaje presidencial de McKinley sobre la ¿Qué derechos tenía McKinley, su go-
catástrofe y el informe de la comisión in- bierno y todo el Estado norteamericano,
vestigadora norteamericana sobre el hecho para intervenir en la cuestión cubana, para
—que sólo unas horas después de su llega- erigirse en juez del destino de un pueblo
da a La Habana había acumulado suficien- del que pretendía desconocer su calidad

209
de independiente, de un pueblo que el la isla y que, tan pronto se consiguiese ese
mandatario conocía, sin embargo, estaba objetivo, se le dejaría al pueblo de la isla
luchando denodada y valerosamente para su gobierno. Según Horatio Rubens, asesor
conquistar su libertad? Asimismo, ¿no cabe legal de la delegación cubana en Nueva
preguntarse por qué el gobernante conver- York, días antes había visitado a Teller y le
tía en enemigos a los cubanos, si había expuso su temor en relación con las inten-
sido España a la que había exigido la con- ciones verdaderas del gobierno de Washing-
clusión de la guerra y con la que había sos- ton. Entonces, el senador había redactado
tenido el litigio? ¿Por qué emplear fuerzas el texto de lo que constituiría su enmienda.
estadounidenses para terminar con la si- Como resultado de conciliaciones entre
tuación si no cabe la menor duda, bien lo las dos cámaras del Congreso, el 19 de abril se
sabía la Secretaría de Guerra de Estados aprobó la resolución conjunta pero sin el reco-
Unidos, que con armar adecuadamente las nocimiento de la república de Cuba, requisito
fogueadas fuerzas mambisas, aclimatadas y que exigieron los representantes para votarla.
notablemente ampliadas, de suministrarse- Las razones para que el Congreso hu-
les pertrechos serían capaces de derrotar biese aprobado la resolución con la decla-
los restos del ejército colonial? De esa for- ración que hacía la enmienda Teller eran
ma, al dejarles el asunto en sus manos, varias. Una cíe ellas, el rechazo cle los legis-
prácticamente las fuerzas de Estados Uni- ladores de Estados remolacheros y tabaca-
dos no sufrirían ni una baja por enferme- leros a admitir la competencia de los
dades tropicales. Para llevar al mínimo de azúcares y tabaco de una Cuba anexada, y
tiempo ese final, hubiera bastado que la otra, los intereses del trust del Azúcar, al
marina norteamericana impidiera todo au- cual también le habría resultado inconve-
xilio desde la península a las tropas espa- niente la anexión, pues caería la barrera aran-
ñolas. Sin embargo, McKinley no iba en celaria que impedía importar los refinos de la
esa dirección. La razón más clara, sin du- isla en vez de los crudos que procesaban
das, se vuelve que plantearse la hostiliza- las refinerías de la American Sugar Co.
ción de las fuerzas cubanas significaría que Tampoco debe descontarse entre los
Cuba podía convertirse simplemente en motivos la convicción de que no debía in-
una presa conquistada por Estados Unidos. corporarse a la Unión aquel millón y me-
El mismo 11 de abril comenzó en el dio de individuos de otra raza, otra lengua
Congreso un debate tormentoso sobre el y con predomino de la religión católica en-
mensaje. Frente a un proyecto de resolu- tre los creyentes. No poco debe de haber
ción conjunta aprobado por la cámara de influido en la decisión evitar que las gran-
representantes, que autorizaba la interven- des potencias europeas terminaran en una
ción, y hablaba de establecer en la isla un coalición bélica con España. Así lo afirma-
nebuloso gobierno independiente y esta- ría Bacon, uno de los senadores que votó
ble (por tanto, no tenía que ser cubano), el a favor de la resolución. También puede
Senado se pronunció a favor de otro que añadirse otra previsión: la necesidad de
reconocía tanto que Cuba era y de derecho aplacar los recelos de América Latina con-
debía ser libre e independiente, como la tra el evidente expansionismo de Estados
república cubana. Corno guinda del pastel Unidos. En adición, puede afirmarse que
se añadía una enmienda de Henri M. Te- debe de haber contribuido a la aprobación
ller, legislador por Colorado, Estado remo- la necesidad de convencer al pueblo nor-
lachero al que no le convenía en lo más teamericano, que en definitiva pondría los
mínimo la anexión de Cuba, que establecía voluntarios y pagaría los tributos de gue-
que Estados Unidos a la hora de su inter- rra, que no lo conducían a una guerra ane-
vención sólo tenía la intención de pacificar xionista sino altruista y noble.

210
Ahora bien, no caben dudas de que que continuaba clamando por que se le
tanto en la aprobación de la enmienda Te- concediese la independencia a Cuba. Tam-
Iler como en la votación de la resolución bién la de Azorín, que con valor había lle-
influyó enormemente el cabildeo que me- gado a comparar a los cubanos con los
diante los bonos de la delegación cubana héroes españoles de 1808. No fueron los
de Nueva York venían haciendo los ban- Únicos. Montero Ríos, el presidente del Se-
queros Janney y McCook sobre los legisla- nado español, visitó el día 20 a Sagasta y le
dores. La prueba al canto se produciría ya planteó que debía evitarse la contienda. La
en la república, precisamente durante el solución estribaba en reconocer de inme-
período presidencial de Estrada Palma, diato la independencia cubana y negociar
cuando el Senado cubano aprobó el reco- con los insurgentes la deuda de Cuba o
nocimiento de una deuda en bonos, de parte de ella. Sagasta rechazó esta reco-
unos dos millones de pesos con un interés mendación. Prefería hundir a su pueblo en
del 6% en manos de Janney y McCook. Se- una guerra, que sabía perdida de antema-
gún un contrato que Estrada Palma firmó no, antes que buscar una salida que no te-
en 1897, se entregarían 37,5 millones de nía que ser la humillante de regalarle la isla
dólares si estos tratantes conseguían que a Estados Unidos, sino otra que a la larga
España, mediante la presión de Estados podía constituirse en timbre de generosi-
Unidos, evacuaba sus tropas de Cuba y se dad: la independencia cubana. Pero todo
reconocía la independencia de la isla. La parece indicar que esta solución le produ-
evidencia de que algo lograron lo demues- cía aún más temor a aquellos débiles go-
tra que el delegado, en mayo de 1898, ya bernantes que entregar Cuba a Estados
en medio de la guerra, convocó a sus con- Unidos o ir a la guerra con ese país a cuen-
sejeros más íntimos, y les planteó que, si ta del pueblo español. Aparte de la presión
bien había considerado vencido el contra- de los intereses que se hubiesen revelado
to, de alguna manera lo obtenido, aunque contra la decisión, les parecía demasiado
parcial de acuerdo con el objetivo de la peligroso el falso orgullo de los uniforma-
concertación, se debía a las gestiones de dos hispanos, sobre quienes se rumoreaba
Janney y McCook. Como consecuencia, se no podrían admitir esa independencia,
convino que debía entregárseles una parte porque resultaría la confesión cíe su derro-
de los bonos a cambio de cancelar cual- ta, e, indignados por el ultraje, podrían
quier reclamación. combinarse con republicanos, federalistas
El 20 de abril, McKinley sancionó la re- y carlistas y terminar con la monarquía o la
solución conjunta. Debe de haberla firma- dinastía.
do de no muy buena gana, a causa de la A todas estas, el gabinete de Madrid
enmienda Teller. Mientras, en Madrid, ese estaba prácticamente seguro de que Espa-
mismo día, antes de que se refrendara la ña no contaría con ningún apoyo europeo
resolución, la reina María Cristina, en la y tenía plena conciencia de la inferioridad
inauguración de las sesiones del nuevo de sus medios para enfrentar la contienda.
parlamento, hizo una declaración paladina: Tanto es así que, poco tiempo después,
si el gobierno de Washington a fin de cuen- cuando ya el desastre era evidente, Sagasta
tas hacía caso y cedía a la corriente provoca- diría que España no podía haber esperado
dora que se movía en aquel país, España mejores resultados de un conflicto armado
rompería sus relaciones diplomáticas. con la primera nación industrial del mun-
En medio del marasmo de voces do. Incluso, ésta no sería la única ocasión
desesperadas y desesperantemente ignora- en que se afirmaría que se había marchado
das que llamaban en España a evitar la ca- a la contienda a sabiendas cle la supe-
tástrofe, se distinguía la de Pi y Margall, rioridad del adversario y la limitación de

211
los recursos bélicos disponibles o su mal dounidenses tenían que comprender la vir-
estado. Un testimonio en aquellos momen- tud de tener de su parte un ejército foguea-
tos asegura que el ministro Segismundo do e inmune a las enfermedades, de más
Moret confesó que ir a la guerra resultaba de 30.000 hombres, potencialmente dupli-
una locura, a causa de la debilidad militar cable de recibir armamentos. Tal demanda
de España, pero no podía expresarlo pú- se probaría en los días siguientes. Cuando
blicamente porque el trono caería. Tam- el gobierno cubano tuvo conocimiento de
bién, semanas antes del estallido de la la subordinación establecida por Estrada
guerra, el 13 de marzo, el almirante Ber- Palma, se creyó sin otra alternativa que aca-
mejo, en comunicación a Cervera, le había tarla y ordenó a los generales cubanos seguir
dicho que el gobierno estaba enterado por los planes de los militares estadouniden-
su mediación de las deficiencias de las ses. Fue quizá, aquel momento, uno de los
fuerzas navales españolas. De forma aná- más graves y decisivos que confrontó la re-
loga, el general Blanco conocía de la situa- volución cubana. Los hechos posteriores
ción en que se encontraban porque, según demostrarían el enorme error de haber re-
le confesaría en carta a la reina, había he- frendado aquella decisión, sin tratar de po-
cho cuanto estaba a su alcance para retardar ner condición alguna.
el estallido de la contienda, convencido de La verdad es una: a pesar de que la ex-
que España no estaba preparada para ella. plosión del Maine dejaba pocas dudas de
El día 23, cuando ya había empezado que el conflicto entre Estados Unidos y Es-
el bloqueo naval de Cuba, España, me- paña sobrevendría con la ineluctabilidad
diante un real decreto de la regente, decla- con que una piedra cae al vacío, la direc-
ró formalmente la guerra a Estados Unidos. ción revolucionaria finalmente había sido
Ahora, una contienda imperialista venía a bastante sorprendida por el estallido de la
superponerse a una de liberación nacional: guerra y no había trazado estrategia alguna
comenzaba la guerra hispano-cubano-nor- para el caso de esta eventualidad. Con
teamericana. referencia a la visión perpleja del gobier-
De inmediato, Estrada Palma, sin con- no, Masó confiaría: «...se veía venir la in-
sultar al gobierno insurrecto, tomó una de- tervención, sin que se supiera cuándo ni
cisión que no le competía: en carta a cómo, ni en qué dirección ni condiciones
McKinley subordinó completamente el se ejercería». Quizás aquélla, más que nin-
ejército cubano a Estados Unidos, o, lo que guna otra, hubiera sido la hora de la genia-
es lo mismo, le entregó atada de pies y ma- lidad previsora de José Martí y, a falta de
nos la revolución. Posiblemente, el gobier- él, de Antonio Maceo.
no de la manigua, que presidía en esos Desde luego, resulta evidente que la
momentos el general Bartolomé Masó, hu- pasividad hasta ahí mostrada por los direc-
biese establecido un acuerdo con el de Es- tores de la revolución partía de la confian-
tados Unidos para actuar de conjunto za que tenían de que Estrada Palma, su
porque éste, ya en guerra con España, sin viejo compañero, el ex presidente de la re-
dudas pediría la cooperación de las fuerzas pública en armas, el patriota reputado de
cubanas. Pero también, con toda seguri- íntegro e inmaculado, vigilaba. Además,
dad, habría intentado sacar alguna ventaja, creían que éste siempre les había ofrecido
como el reconocimiento del gobierno in- información veraz y oportuna, y consultaba
surrecto y algunas garantías adicionales so- lo que debía consultar. En realidad, Estrada
bre la posterior independencia de la isla. Palma había aislado a los órganos de direc-
Sabía que Estados Unidos necesitaba de las ción para facilitarse tomar las decisiones
fuerzas mambisas y esta carta era impor- que, desde su muy particular criterio, con-
tantísima. Sobre todo, los militares esta- sideraba apropiadas para el destino de

212
Cuba, y ahora presentaba una situación de acontecimientos. Quedaban lejos los días
hechos consumados. Como lo probaba la en que la cúpula dominante española, en
correspondencia del gobierno con el dele- su terquedad, había desoído precisamente
gado, aquel órgano estaba ayuno de infor- un llamado del viejo luchador a retirar de
mación y, en todo caso, la que había Cuba el régimen colonial. El encono de la
recibido le hacía creer que la actitud de la lucha, el invencible resentimiento acumu-
administración de Washington era inmejo- lado por la guerra de exterminio weyleria-
rable para la causa cubana y, cuando as- na, la animadversión contra la colonia y
pectos de su cara verdadera y desfavorable hasta el recuerdo de cómo los acuerdos
se habían puesto de relieve, el delegado la del Zanjón habían sido incumplidos crea-
había ocultado o maquillado (por ejemplo, ban un valladar que le impedía a los insu-
no le mencionó que McKinley en su men- rrectos entrar en entendimientos que no
saje había definido enemigos a ambos be- fueran la independencia incondicional e
ligerantes). De la misma forma, había inmediata y ésta, por cierto, no era la que
procedido con las cabezas del Ejército Li- proponía Blanco.
bertador. Es indiscutible que, al quedar sin Los resultados probaron el grado de
puntos de referencia o tenerlos mal coloca- impreparación de las armas españolas.
dos, la dirección de la manigua, de manera Después de la destrucción de las fuerzas
inevitable, se veía obligada a tomar deci- navales del almirante Montojo en la bahía
siones desacertadas, erradas. de Manila, la anunciada destrucción cle la
En medio de esto, en quienes las re- escuadra del contralmirante Cervera al
servas hacia Estados Unidos se volvían abandonar la bahía de Santiago de Cuba y
más acentuadas y venían de vieja data, la rendición de esta ciudad, España pidió
como Máximo Gómez, constituía un punto la paz.
focal de sus aspiraciones que los soldados En la lucha que finalizaba, la participa-
norteamericanos no pusieran su planta en ción cubana había resultado decisiva. El
Cuba. Por eso, le envió un mensaje al en- plan de la campaña de Santiago, seguido a
tonces comodoro Sampson en que le decía partir cle la llegada de la expedición esta-
que para lograr la capitulación española dounidense, se debía a la factura de Calix-
bastaba con que desembarcara «algunos to García, y la exploración mambisa y las
artilleros, muchos recursos y por todas par- informaciones proporcionadas le resultaron
tes y de muchas clases», que con los esta- vitales tanto al ejército como a la marina nor-
dounidences dueños del mar los cubanos teamericana. También, la participación de
darían cuenta de lo que quedara de tropas los cubanos en la lucha en el Viso, el Caney
españolas y éstas en seis meses se habrían y San Juan; el papel de Calixto García en
rendido. los momentos en que se aflojó la fibra del
En medio de esta situación, el caudillo mando de las fuerzas del cuerpo expedi-
cubano había respondido airadamente a cionario y quiso retirarse a la costa; la ac-
una propuesta de alianza que el general ción mambisa en el cerco de Santiago de
Blanco le hizo, a cambio de la cual, al ter- Cuba y la oposición del jefe insurrecto a
minar la guerra con Estados Unidos, se le que se dejasen unir las tropas de la plaza
concedería la independencia a Cuba. Gó- con las de Holguín.
mez, en una sola frase de su respuesta, En particular, debe precisarse que, sin
condensó el punto de vista de los mambi- el auxilio cubano al desembarco, la jefatu-
ses: ya era «muy tarde». Con ese rechazo ra española hubiese podido atacar a los in-
el general en jefe reflejaba el punto de vis- vasores antes de llegar a tierra, y habría
ta emocional y más extendido en el ejérci- que valorar qué hubiese sucedido enton-
to mambí y, también, la lógica de los ces. El general español Arsenio Linares,

213
jefe del frente de Santiago de Cuba, reco- Al parecer, el general José Toral, jefe
nocería que, sin la ayuda de los insurrec- español de la ciudad, había solicitado se
tos, los estadounidenses no habrían impidiera el paso de los victoriosos mam-
podido desembarcar. El coronel Zhilinski, bises a la población para evitar supuestas
observador militar ruso agregado a las tro- venganzas. Esa fue la explicación que se le
pas españolas, al emitir su juicio sobre el dio al hecho en Estados Unidos. Pero, difí-
significado de auxilio mambí estimó que el cilmente, los militares de esa nación hubie-
papel de las tropas cubanas había sido ran aceptado motu proprio la petición. No
inestimable y, gracias a ellas, los estadou- tenía sentido que quisieran herir a quienes
nidenses pudieron tomar tierra sin pérdi- se creía todavía podría necesitarse. La gue-
das de ningún tipo. También debe tomarse rra no había concluido y se pensaba que
en cuenta que, de haber concentrado el aún habría que luchar en Puerto Rico y en
mando español en Santiago sus tropas de la propia Cuba. Llama la atención que el
Oriente, quizás la batalla hubiera dado un general en jefe del ejército de Estados Uni-
giro terrible contra las armas de Estados dos, Nelson A. Miles, que a la sazón estaba
Unidos y no pudo hacerlo gracias al cierre en la isla, censurara la prohibición. Ese es
del paso a los posibles refuerzos efectuado un indicio de que la orden debía haber ve-
por los mambises. En resumen, sin esta nido «de más arriba». En efecto, si se co-
participación cubana, otra podría haber noce lo estrechamente que la Casa Blanca
sido la historia de aquella lucha. seguía las acciones en Cuba y que cada de-
El 15 de julio, cuando se ultimaban las cisión era tomada o aprobada en el cuarto
negociaciones para la capitulación de San- de operaciones militares de la mansión de
tiago de Cuba, el general Calixto García re- Pennsylvania Avenue, no puede caber la
cibió noticias de que los norteamericanos, menor duda de que de allí habían llegado
al ocupar la ciudad, dejarían en sus pues- las decisiones. Mantener las autoridades
tos a las autoridades coloniales. La noticia coloniales conjugaba perfectamente con el
debió sentarle como una bofetada. Para criterio de McKinley y sus aclläteres de no
hacer mas grave el insulto, a poco tam- reconocer autoridad mambisa alguna y, de
bién conoció que, lejos de las promesas esa forma, no tener interferencias formales
anteriores del jefe del cuerpo expedicio- a la hora de establecer sobre Cuba el régi-
nario de Estados Unidos, general William men que le viniese en gana. No es nada
Shafter, de que sus tropas entrarían con- casual que el periódico que resultaba el
juntamente en Santiago de Cuba, este seso mismo del mandatario, el nibune, de
jefe le había comunicado al general Joa- Nueva York, de Whitelaw Reid, dijera po-
quín Castillo, oficial de enlace cubano, que cos días después que la presunción de que
se les negaría a los mambises ese honor. los cubanos estaban listos para gobernarse
Con la arrogancia que hasta ahí no había resultaba falsa y la anarquía sobrevendría
tenido, le espetó: «Mis is american terri- si se entregaba el dominio de la isla a la
tot:y con quered by us». Al conocerse la patulea independentista. Por tanto, la lógi-
ofensa, el júbilo por la capitulación que ca indica que, gracias a Toral, Washington
había invadido los campamentos insurrec- se tropezó con un buen pretexto para dar
tos se apagó y la sonrisa de la victoria, una orden con que trataba de deprimir el
que por un momento alumbró el rostro prestigio insurrecto no tanto en la isla
de los combatientes cubanos, se trocó como en el seno de la sociedad norteame-
primero en incredulidad y, enseguida, en ricana, al presentar a los denodados mam-
cólera. Ya entonces no fueron pocos quie- bises como salvajes capaces de cometer
nes dejaron de creer en la buena fe de los tropelías contra los vencidos. Ambos cons-
estadounidenses. tituían pasos para comenzar a quitarle base

214
a la resolución conjunta y avanzar en el seguir sus órdenes había remitido al co-
propósito de apoderarse de la isla. mandante en jefe cubano su dimisión y se
Mas, todavía puede esgrimirse otro retiraba de la región.
elemento que se vuelve demostración pal- El 12 de agosto advino el armisticio.
pable de que la instrucción de mantener Buscar la paz resultaba inevitable para
las autoridades coloniales vino de la Casa España. Puerto Rico ya estaba invadida, y
Blanca. Horas después se recibió de McKin- Manila, rodeada por los insurgentes taga-
ley una proclama en la cual, aparte de seña- los y fuerzas estadounidenses, podía ca-
lar que la presencia norteamericana en pitular en cualquier instante; ya no
Santiago de Cuba se establecía por dere- disponía nada más que de unos pocos
cho de conquista y el jefe de las fuerzas buques con que defender las costas de la
militares tenía poderes supremos, hacía ex- península, Canarias o Baleares, y el teso-
plícito que seguirían vigentes las diferentes ro del Estado estaba en bancarrota y se le
disposiciones legales del régimen colonial, debía hasta la camisa a banqueros, como
así como sus jueces. los Rothschild o los Pereire. En mayo se
El fondo de todo lo puso en evidencia habían emitido otros 400 millones de pese-
el coronel mambí Enrique Thomas, al en- tas en obligaciones y en junio 1.000 millo-
viarle a su jefe, el general Periquito Pérez, nes más. En julio, el ministro de Ultramar,
una copia de la proclama y comentarle pers- Romero Girón, había asegurado demasia-
picazmente que, según ella, los cubanos do conservadoramente que la suma de
resultaban «tan conquistados como los es- gastos de guerra se elevaba a 1.952 millo-
pañoles por las armas americanas», por- nes de pesetas (Sagasta, en octubre, daría
que el documento no hacía mención la cifra de 3.750 millones) y, según apunta-
alguna del papel de los mambises durante ba la revista El Economista, la deuda que
la campaña. Esta política de desconocer el se había comenzado a contraer graciosa-
papel insurrecto la continuaría McKinley mente a partir del tesoro de Cuba alcanza-
en su mensaje al Congreso, el de diciem- ba el 31 de diciembre de 1897 la fabulosa
bre de aquel ario. En éste, tampoco se ha- cifra de 522 millones de pesos. La consig-
ría mención alguna. na terrible de «hasta el último hombre y
Todo esto evidencia que, en reali- la última peseta», imputada sólo a Cáno-
dad, Estados Unidos no había considera- vas, cuando antes la pronunció Sagasta, se
do a las tropas cubanas aliadas sino había cumplido sin otro resultado que un
vasallas y Cuba no significaba otra cosa desastre nacional: a España no le queda-
que el botín del águila. ban reservas en los cuarteles, ni oro en la
Al decir de Martí, la hora de los hom- bolsa.
bres sin honor es también la de aquéllos a Para llegar a acuerdo, el duque de Al-
quienes le sobra. Ante el ultraje, Calixto modóvar del Río, ministro de Estado, ins-
García escribió una carta a Shafter que truyó al mediador, el embajador francés en
dejó a salvo el honor del ejército insurrec- Washington Jules Cambón, que en su diá-
to. En ésta le echaba en cara la falsedad de logo con las autoridades norteamericanas
su actitud, al prometer la entrada conjunta debía precisar que, en cuanto al destino de
de las tropas en la ciudad y haber dejado Cuba, España se hallaba «dispuesta á
constituidas las mismas autoridades de la aceptar la solución que plazca á los Esta-
colonia. También protestó de que se esgri- dos Unidos: independencia absoluta, inde-
miera el argumento de las posibles repre- pendencia bajo el protectorado ó anexión
salias contra los españoles. Por último, le á la República americana; prefiriendo la
comunicaba que para no tener que cum- anexión definitiva, porque mejor garantiza
plir más la orden del gobierno mambí de la seguridad de vidas y haciendas de los

215
españoles allí establecidos ó afincados»2. suspensión «en nombre del Gobierno Pro-
Esa actitud parecía responder a los grandes visional de Cuba». De esa forma, lo comu-
intereses peninsulares en Cuba. Diáfana- nicó en un telegrama a Santiago de Cuba
mente lo expondría el general Blanco en para que se le hiciera llegar a Masó, en el
un mensaje al ministro de la Guerra, en el que incluso en términos conminatorios es-
cual le dijo que la opinión unánime de esa cribió como si fuera el verdadero poder
comunidad en la isla se pronunciaba por la cubano: «Usted debe dar inmediatas órde-
cesión a Estados Unidos o su anexión, por- nes al ejército en toda Cuba de suspender
que consideraba que la independencia no todas las hostilidades». Argumentaría que
garantizaba sus intereses y sería además había procedido a aceptar, ya que de esa
humillante para España'. Mas, había una forma se ganaba terreno en el reconoci-
razón mayor para que el gobierno de Ma- miento del gobierno cubano pues él era su
drid buscara que aquel país se subordinase subordinado y a los norteamericanos no
la isla de forma plena: la monumental les había quedado más remedio que asu-
«deuda de Cuba» que, garantizada por Es- mir esa realidad. Resultaba una tesis sofis-
paña, alejaba el sueño de la almohada de ta, y lo único real se volvía que se había
los gobernantes. tomado una vez más atribuciones que no
En efecto, todas aquellas obligaciones, tenía. El gobierno mambí, que sin dudas se
aunque imputadas al tesoro cubano, tenían mostraba débil e incierto, al conocer el 25
al país ibérico como deudor subsidiario. de agosto una copia del telegrama que Es-
En verdad, ni legal ni moralmente España trada Palma le había enviado dio por sus-
podría pretender que Cuba asumiese esa pendidas las hostilidades.
deuda porque, después de todo, se ha- Según registrarían los libros del Ejérci-
bía suscrito sin contar con los cubanos. to Libertador, en la contienda habían parti-
Además, se había adquirido para man- cipado 53.774 hombres y habían caído
tener a la fuerza la soberanía hispana sobre 10.665 mambises. Por la divisa inde-
la isla y también con vistas a eventualidades, pendentista, Cuba pagaba un precio esti-
muchas de las cuales nada tenían que ver mado en 387.000 víctimas, sobre un total
con ella. de 1,8 millones de habitantes, y la devasta-
Al día siguiente de la firma del armisticio, ción del país. En no poca medida, su po-
un emisario del gobierno de Estados Uni- blación sobreviviente se hallaba famélica y
dos arribó al despacho de Estrada Palma, enferma. Los campos estaban yermos, no
en Nueva York, para solicitar que los mam- había prácticamente cultivos ni apenas ani-
bises hicieran un alto al fuego. McKinley males de producción. Nada puede pintar
enviaba con esa gestión a un amigo suyo y más exactamente la situación que las pala-
no a un funcionario, para hacer patente bras de un contemporáneo, quien aseguró
que ésta no tenía carácter oficial. Obvia- que hasta las aves carrorieras morían de
mente, aspiraba a que el gobierno cubano hambre. La situación se volvía todavía más
aceptara el armisticio sin que para eso se le angustiosa si cabe, porque los campesinos
hubiese otorgado reconocimiento alguno. no tenían aperos, semillas ni animales de
Estrada Palma, sin facultad alguna para es- tiro para cultivar la tierra, y, además no po-
tablecer este concierto, aceptó acatar la dían alimentarse mientras brotaban las pri-

(2) «El ministro de Estado al embajador de S.M. en París», 28 de julio de 1898. DOC.0 memos presentados
a las Cortes durante la legislatura de 1898 por el ministro de Estado, Madrid, 1898, pp. 105 y ss.
(3) «De Blanco al ministro de la Guerra», 14 de agosto de 1898. Arcbito General del Palacio de Oriente,
Madrid, caja 13, 113.

216
meras cosechas. En cuanto a las enferme- Cuba porque no se había querido pues ha-
dades, la situación no resultaba menos de- bía el propósito premeditado de perder la
sesperante. Sólo en Santiago de Cuba, isla; en otras palabras, se había querido en-
después de terminar las hostilidades, la tregarla a Estados Unidos, para que, con
mortalidad se elevaba a más de 200 perso- ese botín en las manos, aceptase detener el
nas diarias. En medio de estas tribulacio- conflicto. Muy grave el juicio de Pando.
nes, volvió a aparecer la mano piadosa de Pero debió añadir una pregunta: 4-y las ór-
Clara Barton, al frente de la Cruz Roja nor- denes insensatas dadas a la escuadra de
teamericana. Gracias a su ayuda muchas Cervera no tendrían que ver con el propó-
familias pudieron sobrevivir. sito de justificar, con los barcos hundidos,
Al firmarse el armisticio, el disgusto que ya no quedaba más remedio que ha-
reinaba en las filas mambisas. Además de cer la paz? Con una coartada en el terreno
la ofensa recibida, el poderoso aliado cir- bélico, creada por el hundimiento de casi
cunstancial había encontrado un chivo expia- toda la flota, se le podría poner fin a una
torio para sus desaguisados al imputarles sus contienda a la cual se había marchado a
errores y hasta acusarlos de haberlos aban- pesar de conocerse que la derrota estaba
donado en ocasiones en el campo de batalla. prevista pero resultaba necesaria para sos-
Señal de que las ambiciones sobre la isla em- tener la Corona.
pezaban a moverse, el mambf, antaño héroe, En octubre comenzaron en París las
se presentaba ahora en la prensa de Estados conversaciones de paz. Para nada se llamó
Unidos casi como un caníbal. a cubanos y filipinos. No eran otra cosa
También, la incertidumbre sobre el fu- que objetos de negociación. Tan pronto las
turo cubano comenzaba a espesarse y, a la comisiones entraron en materia, y Estados
vez, empezaba a verse claro por qué Martí Unidos presentó su propuesta sobre los
había propugnado la «guerra corta y deci- primeros artículos del tratado, la comisión
siva». Era la fórmula para sorprender a Es- española pareció sobresaltarse. En el caso
tados Unidos, antes de que tuviese tiempo de Cuba el texto expresaba que España re-
de reaccionar e interviniera en el conflicto nunciaría a la soberanía sobre la isla, pero
con vista a llevar adelante unos propósitos no estipulaba quién la asumiría. Esto entra-
que el percibía protervos. Sin embargo, fi- fiaba uno de los conflictos que formarían
nalmente todo se había conjugado contra el eje central de aquellas negociaciones: si
ese propósito. Enrique José Varona diría nadie recibía la soberanía sobre Cuba, ¿a
que la intervención y la ocupación militar quién se le encajarían las «obligaciones y
de Estados Unidos estaba anunciada desde cargas» de la isla; es decir, la descomunal
tiempos del presidente Ulises Grant, y sólo deuda de Cuba? El gobierno español debía
era evitable si Cuba hubiese tenido fuerzas buscar que Estados Unidos se hiciera cargo
para vencer al país ibérico, o éste, previ- de la colonia, para que recibiera la deuda.
sión bastante para pactar con los cubanos. Pero, los comisionados norteamericanos
No le faltaba razón; sólo que para la victo- estaban bien al tanto de esta obligación.
ria todavía se hubieran necesitado algunos Estrada Palma había hecho que semanas
meses más. atrás uno de sus consejeros se entrevistara
En cuanto a España, según algunos de con los senadores Davis y Frye, miembros
sus historiadores de la época, a pesar de de la comisión, para ponerlos al tanto del
los anuncios de los grandes y detallados asunto. Su planteamiento fue que la sobe-
planes de guerra trazados, en realidad ranía española sobre Cuba se renunciaba,
nunca hubo ninguno y el general Luis M. y nada le tenía que importar a España so-
de Pando aseguró en Cortes, poco después bre quién recaería. Los representantes de
de la derrota, que no se había defendido Madrid consultaron urgentemente a su go-

217
bierno qué hacer. Como respuesta, Almo- ahora sería más fácil su penetración en la
clóvar del Río instruyó: «Ya sea en forma América meridional. Asimismo, tenía una
de anexión, ya de protectorado, es indis- base para lanzarse sobre China y dispondría
pensable que los Estados Unidos sean de carboneras en el Caribe y el Pacífico.
quienes acepten la renuncia de la sobera- En cuanto a Cuba, puede decirse que
nía en su favor, determinándose con toda en París también contribuyeron a salvarla
claridad y precisión en el Tratado los mu- de cualquier intento de anexión otras razo-
tuos derechos y obligaciones resultantes nes y no sólo la deuda. La primera, la acti-
de la renuncia de soberanía y derechos tud de los cubanos que todavía, arma al
anejos por parte de Esparia» 4. Durante lar- brazo, podrían emprender una nueva gue-
gas semanas los comisionados españoles rra de liberación si se hubiesen convenci-
intentaron, con el empleo de todo tipo de do que les iban escamotear el resultado de
argucias y argumentos, que Estados Uni- sus luchas y sacrificios de tres décadas. Eso
dos aceptara el dominio formal sobre lo sabían los mandatarios y jefes militares
Cuba. Por último, los norteamericanos de Estados Unidos, que no querían para
amenazaron veladamente con las mayores nada enfrentar tal situación: los políticos,
consecuencias si no se aceptaban sus tér- porque una contienda desastrosa en Cuba
minos, los cuales llegarían a incluir, ade- podía costarles las próximas elecciones, y,
mas, la entrega de Puerto Rico, como los militares, por la dificultad que repre-
compensación de guerra, y también, sin tí- sentaba el pleito. Tómese en cuenta la ex-
tulo alguno, sólo en virtud del derecho de periencia combativa del ejército cubano y
la fuerza, Filipinas. El gobierno de Madrid las condiciones infernales a que sometería
tuvo que soportar la tremenda humillación a su enemigo. Los miles de enfermos de la
y el día 10 de diciembre de 1898, a las 8:50 campaña de Santiago, a sólo poco más de
de la noche, se firmó aquel tratado vergon- un mes de comenzada, resultaba un factor
zoso en el mismo salón del Quai d'Orsey que no podía ser olvidado. Además, políti-
en que se habían celebrado las sesiones. cos y militares debían valorar otro elemen-
A cambio de millones de dólares unos to. Resultaba obvio que los patriotas
centenares de hombres muertos en los filipinos, al conocer el destino que le espe-
combates y otros a causa de las enferme- raba a su país, lucharían con las armas por
dades tropicales, en aquella «pequeña su derecho y libertad. A la cúpula dirigente
guerrita espléndida», como la llamó John norteamericana no le debió haber sido di-
Hay, Estados Unidos había conquistado un fícil comprender lo mismo que advirtió el
imperio: posesiones en las Antillas, Asia y Journal de Alabama: que en caso de tratar
Oceanía y, además, había podido acelerar de engullirse la isla, hubiese que luchar, a
el proceso de absorción del archipiélago la vez, contra cubanos y filipinos.
de Hawai. Si económicamente se volvían Desde luego, la tinta de la resolución
formidables las adquisiciones que había conjunta estaba demasiado fresca para
hecho, quizás lo eran todavía mas sus lo- que, a la luz de la opinión pública estadou-
gros indirectos, al colocarse de manera nidense e internacional, los mandatarios
esencial en el mapa geoestratégico del de Washington no tuvieran que tener en
mundo. Gracias a las nuevas posesiones, el cuenta el costo de violarla. Aparte de la vi-
futuro canal en Centroamérica quedaba gilancia de las potencias europeas, Estados
protegido, había avanzado hacia el sur y Unidos tenía sobre sí el recelo del resto de

(4) «El ministro de Estado al presidente de la comisión española de paz», 6 de octubre de 1898. Docu-
mentas presentados a las cortes..., pp. 24 y 25.

218
los países del hemisferio, que ya comenza- nera chantajista a colocarle un apéndice
ba a desconfiar de las intenciones de la po- que formaría parte de ésta. Según una en-
tencia del norte. Por otra parte, el mienda a una ley de Estados Unidos, vota-
movimiento antiexpansionista estadouni- da apresuradamente para que constituyera
dense era poderoso y había apoyado vigo- el texto del engendro, entre otras limitacio-
rosamente la independencia cíe Cuba. nes, Cuba no podría establecer tratados ni
También pesaba sobremanera contra la contraer deudas públicas sin aprobación
anexión la actitud de los Estados remola- de Estados Unidos; además, debía consen-
cheros y tabacaleros, que no querían ver a tir que ese país interviniera militarmente
Cuba dentro de las fronteras de Estados en la isla cuando lo estimase conveniente.
Unidos por la competencia que le haría a También, permitir el establecimiento de es-
sus productos. De igual forma, figuraban taciones navales del país vecino. Por últi-
en la oposición quienes rechazaban el au- mo, precisaba que Isla de Pinos sería
mento de la población negra, mulata y de omitida de los límites de Cuba y se dejaba
blancos latinos. Por estas razones, si el tra- la determinación de su propiedad para un
tado hubiese contenido la absorción de futuro arreglo. Tratar punto por punto es-
Cuba, posiblemente hubiese encontrado el tas disposiciones del Congreso cle Estados
rechazo del senado. Quizá, algún papel Unidos se volvía la única posibilidad para
desempeñó, como en los tiempos de la re- librarse de la ocupación.
solución conjunta, que entre los miembros Sin dudas, la Enmienda Platt, como
de la comisión de paz de París estuviese un fue conocida la disposición, constituyó la
personaje ligado al grupo financiero de Jan- mayor afrenta que se le pudo inferir al
ney y McCook, el senador George Gray, que pueblo cubano. Se empleó hasta 1934 para
debía cobrar los sobornos recibidos en bo- convertir la isla en una semicolonia, cuya
nos cuando Cuba fuese independiente. En economía pasó casi completamente a po-
su casi totalidad, y durante un tiempo, estas der de empresas estadounidenses, su suelo
razones se iban a mantener y, para suerte más de una vez lo hollaron con sus botas
de Cuba, la iban a ayudar a lograr una in- los soldados cle Estados Unidos y permitió
dependencia aunque fuese mediatizada. una nueva intervención norteamericana
El 1 de enero de 1899 Estados Unidos entre 1906 y 1909. Peor aún. Creó durante
ocupó la isla. A partir de entonces, con ar- muchos arios un sentimiento cle inferiori-
timañas y todo tipo de rejuegos logró dejar dad en muchos cubanos, que para todo
a los cubanos sin su órgano de repre- veían la necesidad de la aprobación del
sentación, la Asamblea de Representantes, Tío Sam. Además, la política fue lastrada
que había sido elegida en lugar del gobier- brutalmente por el miedo a la interven-
no, y que se licenciara el Ejército Liberta- ción.
dor. A esta situación cle desarticulación de Los agravios no cesaron y, a partir del
las fuerzas independentistas contribuyó Es- triunfo de la revolución, el 1 cle enero cle
trada Palma quien, de manera unilateral, 1959, cuando al fin Cuba conquistó su ver-
disolvió el Partido Revolucionario Cubano, dadera independencia, incluso aumenta-
fundado por Martí. Entonces Estados Uni- ron su magnitud. Los norteamericanos
dos quedó en posición de imponer sobre siempre tan prácticos, tan proclives a exa-
Cuba, al menos en parte, su voluntad. Ha- minar el valor de las cosas de acuerdo con
bía prometido desalojar la isla en algún los dividendos que le rindan a sus intere-
momento pero no había dicho cómo. Por ses, parecieron, desde 1898, no percatarse
eso, a la convención cubana que estable- de que una política a corto plazo tan apa-
ció la constitución de 1901, que regiría la rentemente rentable, como la de su inter-
república que instauraría, la obligó de ma- vención y control forzoso de Cuba, siembra

219
semillas que pueden tardar en germinar de Estados Unidos no parecen haber com-
pero brotan sin falta y en el futuro multipli- prendido que William James es un mal
can las complicaciones. Los conductores consejero en cuestiones políticas.

220
NORMAS GENERALES
PARA LA PRESENTACIÓN DE TRABAJOS

1. Los autores remitirán los originales a la Redacción de la revista (con dirección de


contacto) para su selección de acuerdo con los criterios formales y de contenido de la misma.

2. Todos los trabajos deberán ser presentados en hojas de tamaño DIN-A4 por una
cara, a dos espacios. La extensión de los trabajos no sobrepasará las veinticinco páginas.

3. El original del trabajo deberá ir acompañado de una copia en soporte informático


(disquete) en cualquier procesador de texto (WORD o Wordperfect, etc.) para PC o compa-
tible y especificando claramente el programa y versión.

4. Al final del trabajo se incluirá la lista de referencias bibliográficas, por orden alfa-
bético, que deberán adoptar la forma siguiente:

a) Libros: Apellido/s e inicial/es del nombre del autor/es separado por coma y en ver-
salita, dos puntos. título del libro en cursiva, punto. lugar de edición, coma, edito-
rial, coma. y año de edición. Si hay dos autores o más, estos irán separados entre
sí por punto y coma. Ejemplo:
MUÑOZ -REPISO IZAGUIRRE, M. Y OTROS: El sistema de acceso a la universidad en
España: tres estudios para aclarar el debate. Madrid, Centro de Publicaciones del
Ministerio de Educación y Ciencia, 1997

b) Revistas: Apellido/s e inicial/es del nombre del autor/es separados por coma y en
versalita, dos puntos, título del articulo entre comillas, coma, en, seguido del
nombre de la revista en cursiva, coma. número de la revista, año de publicación
entre paréntesis, coma, y páginas que comprende el trabajo dentro de la revista,
edición. Si hay dos autores o más, estos irán separados entre sí por punto y
coma. Ejemplo:
GUERRERO SERÓN, A.; FEITO ALONSO, R.: -La reforma y la formación permanente
del profesorado", en Revista de Educación, 309(1996), pp. 263-285.

5. Las citas textuales deben separarse por un espacio anterior y posterior, sangra-
das a derecha e izquierda seguido por el apellido/s del autor de dicho texto, año de publica-
ción y página/s de las que se ha extraído dicho texto, todo ello entre paréntesis.

6. El Consejo de Redacción se reserva la facultad de introducir las modificaciones


que considere oportunas en la aplicación de las normas publicadas. Los originales enviados
no serán devueltos.
Ministerio de Educación y Cultura
Secretaria General de Educación y Formación Profesional
Instituto Nacional de Calidad y Evaluación
Centro de Publicaciones

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