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Evaluación Diagnóstica en

Abuso Sexual.
Orientado a proporcionar una visión completa
de la intervención de los profesionales
psicólogos y trabajadores Sociales en los
Marcela Quijada
procesos judiciales y en el área del derecho
Cornejos en general, especialmente en lo que refiere a
la actuación en procesos psicológicos de
Psicóloga Clínica- Perito
Psicóloga REG. N°2548
diversa naturaleza.

Av. Nueva Providencia


2155. Torre B. Oficina 906

02-22330428
“Evaluación Diagnóstica en Abuso Sexual”
Marcela Quijada Cornejos (2013)

“FASES DEL DIAGNÓSTICO Y EVALUACIÓN PERICIAL PSICOLÓGICA”


Ps. Marcela Quijada Cornejos

Introducción

Tras el cambio en el sistema de administración de justicia en 2006, y la puesta en


marcha de la reforma procesal penal, nuestra disciplina como ciencia social ha
sido testigo de un cambio y revisión de su funcionamiento metodológico. Hemos
tenido, en un principio “a ciegas” cambiar los procedimientos de trabajo,
perfeccionarnos y buscar instrumentos y técnicas efectivas para este nuevo
desafío en el abordaje de las Agresiones Sexuales y Vulneración de Derechos. Me
refiero principalmente al estudio de la victimología y la labor de peritos psicólogos
y testigos expertos en los juicios penales y de familia, entre otros.
En Chile, a inicios del año 1990 y tras la ratificación de tratados internacionales, la
actuación de psicólogos como peritos se fundamentaba en la auto formación, el
lugar de trabajo (si estabas o no inserto en un programa especializado) y por el
criterio de cada Tribunal en virtud del conocimiento del profesional en cuestión de
su manejo en el área (Lo que en ese entonces se conocía como “Criterio experto”)
Hoy en día, además de la experticia, son importantes los estudios relacionados a
la especialidad, la constante actualización y perfectibilidad que se adquiere a la
hora de realizar evaluaciones y diagnósticos, sean estos periciales o no.
La rama de la psicología forense lleva años en revisión internacional, sin embargo
en nuestra realidad país es aún incipiente pese al impulso que ha tenido con las
reformas judiciales. La victimología (Daño), por su parte cada vez toma mayor
fuerza para lograr una comprensión integral del niño i y obtener resultados
rigurosos, de calidad científica en donde el conocimiento y formación de
psicólogos y testigos expertos es clave.
Este diplomado y en particular este módulo pretende acercarlos al “estado del
arte” nacional e internacional a través de mi experiencia como Perito Psicóloga
en diferentes contextos laborales iie incorporar en cada uno de ustedes, la mirada
del evaluador, lo mejor de la tradición clínica, psicoevalutiva y diagnóstica de
manera cada uno de ustedes en su rol, sea confiables, rigurosos y útiles para el
fin que perseguimos todos los que nos dedicamos al trabajo en vulneración:
mejorar y contribuir desde nuestra disciplina al bienestar e interés superior del
niño.
“Evaluación Diagnóstica en Abuso Sexual”
Marcela Quijada Cornejos (2013)

OBJETIVOS

• Proporcionar una visión completa de la intervención de los profesionales


psicólogos y trabajadores sociales en los procesos judiciales,
especialmente en lo que refiere a la actuación como peritos y testigos
expertos en procesos de diagnóstico psicológico de diversa naturaleza.
• Que como alumnos conozcan los aspectos teóricos y prácticos de la
Psicología Forense a través de un modelo de educación integrativo y
especializado.
• Establecer bases y estándares respecto del procedimiento de evaluación y
las fases del diagnóstico en nuestro sistema y prepararlos para que
efectúen evaluaciones en problemáticas psico-jurídicas y emitan informes
que asesoren decisiones judiciales.
• Que aprendan a realizar y a defender su informe en el marco Procesal
Actual, a través de metodologías de análisis de dictámenes, casos e
informes.
La metodología será de carácter activa participativa, con exposición teórica,
análisis de casos, grupos de discusión, utilizando material audiovisual y trabajos
de elaboración grupal e individual.

i
Ya lo revisarán en las clases relativas a la Evaluación de daño
ii
Como Perito en Centros del Sename, conocidos actualmente como DAM. Como parte del Registro Nacional de Psicólogos
Peritos y actualmente, como Perito y Diagnosticadora en causas privadas; todas áreas y recursos muy disímiles que
debemos conocer.
“Evaluación Diagnóstica en Abuso Sexual”
Marcela Quijada Cornejos (2013)

FASE I: Conocer el Desarrollo y habilidades en el niño

El presente capítulo dice relación con describir las características del desarrollo infantil
entre los 0 y los 18 años, exponiendo fundamentalmente las funciones cognitivas, y los
procesos de memoria y evocación de eventos en el entendido que los niños (as)
comienzan a experimentar recuerdos sobre sus experiencias de agresión y cómo lo han
vivido. Un profesional que escucha a un niño, debe saber qué esperar y qué no según su
edad y habilidades.

A continuación realizaré una descripción de las características esenciales de los estadios


del desarrollo evolutivo hasta los 18 años de edad, de acuerdo a las categorías
propuestas por Jean Piaget, con el objetivo de tener una primera aproximación al
funcionamiento propio de cada etapa. En forma posterior, abordaré cada una de las
funciones cognoscitivas vinculadas a la capacidad testifical, enmarcadas en estas etapas
de desarrollo.

Etapas del Desarrollo en el Niño(a) y sus Características

I. Etapa sensorio-motriz 0 a los 2 años, va desde el nacimiento hasta la adquisición


del lenguaje y, asociado a esto, del pensamiento. Es caracterizado como un
período de conquista del mundo exterior inmediato, mediante la percepción y el
movimiento (Piaget)

Se describe en esta etapa un tránsito que comienza con el contacto con el mundo a partir
de movimientos reflejos, que posteriormente serán integrados en hábitos y percepciones
organizadas, las que luego estarán puestas al servicio de ciertos objetivos mediante
esquemas de acción, lo cual señala la instauración de la inteligencia práctica en el
lactante. Esto se acompaña de la construcción progresiva de un universo objetivo
diferenciado de él mismo, y de la construcción de las categorías de objeto, espacio,
causalidad y tiempo, pero sólo a nivel práctico o de acción pura (Piaget, 1973)

Con respecto a la memoria, esta se encuentra presente prácticamente desde el


nacimiento, por lo cual los lactantes son capaces de recordar los efectos de sus acciones
motoras, sonidos y datos sensoriales, actuando en concordancia con esto, sin embargo,
no pueden aún recuperar datos en un contexto diferente al que se han producido
originalmente. En este sentido, la falta de función simbólica impide en este estadio ligar
representaciones que permitan evocar objetos, sujetos o situaciones ausentes en el
presente.

Con relación al lenguaje, tal como lo señalan Papalia y Wendkos (1997) éste constituye
un sistema de símbolos para representar al mundo de objetos que rodean al niño(a), que
permite comunicar a los demás sus necesidades, sentimientos e ideas. Estadísticamente
se ha visto que los niño(a)s pronuncian su primera palabra entre los 10 y los 14 meses,
siendo capaces hasta aproximadamente los 18 meses de articular sólo palabras aisladas,
adquiriendo progresivamente vocabulario en el curso del desarrollo.
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Marcela Quijada Cornejos (2013)

Posteriormente comienzan a juntar palabras entre los 18 y 24 meses, construyendo de


esta forma frases que son en un comienzo de apariencia telegráfica, complejizándose
gradualmente gracias a la adquisición progresiva de la sintaxis. Cabe señalar, que el
lenguaje infantil tiene características propias, tal como la sub generalización al restringir la
aplicación de un vocablo a un solo objeto (por ej.: llamar “guau” sólo a algún perro
específico), o bien la sobre extensión del concepto, al utilizar el mismo nombre para
objetos disímiles con alguna característica común (por ej.: “vaca” para cualquier
cuadrúpedo). Además de esto usan la simplificación en el habla telegráfica, empleando
sólo las palabras imprescindibles para hacerse entender. Junto con esto, sobre
generalizan las reglas, por lo cual tienden a usar las formas regulares de los verbos.

II. Etapa pre-operacional

Según Piaget (1973), en la etapa pre operacional, entre los tres y los seis años, los
niño(a)s son capaces de pensar en objetos, personas o sucesos que no están presentes,
mediante representaciones mentales de éstos, lo que se denominará función simbólica.
De esta forma, el niño(a) logra aprender mediante el pensamiento simbólico y la reflexión
sobre las acciones, pero aún no pueden pensar en forma lógica. El pensamiento simbólico
es, de esta manera, un avance sobre la etapa sensorio motora.

Los niño(a)s manifiestan la función simbólica mediante tres maneras: imitación diferida, es
decir, imitación de una acción observada después de que ha pasado el tiempo y que se
inicia en ausencia del modelo; juego simbólico, donde los niño(a)s toman un objeto para
simbolizar algo más y, el lenguaje como la manifestación más importante de esta función,
y que permite la evocación verbal de acontecimientos no actuales y comunicar, a través
del lenguaje verbal y/o gestos.

El pensamiento se enfoca o centra en una parte de la situación, descartando todo lo


demás, llegando a conclusiones ilógicas, es decir, no pueden descentrar o pensar
simultáneamente en varios aspectos de una situación o idea, fenómeno denominado
centración.

La lógica de los niño(a)s está limitada por el carácter de irreversibilidad, o sea, el niño(a)
no logra entender que una operación se puede realizar en dos sentidos inversos. Por otra
parte, razonan por transducción, es decir, se mueven de un nivel particular a otro nivel
particular, sin tomar en cuenta el aspecto general, siendo incapaces de manejar la función
de conservación. El egocentrismo, como forma de centración, es la incapacidad para ver
las cosas desde el punto de vista de los demás, pero no como una forma de egoísmo sino
como entendimiento centrado en sí mismo (Piaget,1975).

Superado los tres años, el lenguaje se asemeja al del adulto, utilizan plurales y el tiempo
pasado y son capaces de distinguir entre yo, tú y nosotros. Aprenden de dos a cuatro
palabras nuevas por día, pero no siempre las utilizan como lo hacen los adultos.

De los cuatro a los cinco años, sus oraciones constan en promedio de cuatro a cinco
palabras, utilizando algunas preposiciones, nombran colores y números. Desde los seis
años, ya utilizan oraciones más largas y complejas, logran definir palabras simples,
conocen algunos opuestos, usan más conjunciones, preposiciones y artículos (Papalia y
Wendkos, 1997)
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III. Etapa operacional concreta

Aproximadamente entre los 7 y 8 años conquistan, según Piaget (1973), la etapa de las
operaciones concretas, etapa que se desarrolla hasta aproximadamente los 11 ó 12 años.

El inicio de esta etapa coincide con el inicio de la escolaridad, e implica la aparición de


formas de organización nuevas, logrando importantes avances con respecto a la etapa
anterior. Esta etapa se caracteriza por la interiorización de las acciones en operaciones,
de tal modo que el niño(a)/a organiza la realidad por medio del pensamiento y la razón
lógica, pudiendo revertir y clasificar mentalmente. Es decir, el niño(a) puede reconstruir en
el plano de la representación lo que ya estaba adquirido en la acción, utilizando símbolos
–representaciones mentales- para realizar operaciones -actividades mentales-, a
diferencia de las actividades físicas que fueron la base del pensamiento anterior.

Aparece un pensamiento más dinámico, con mayor capacidad para clasificar, trabajar con
números, manejar conceptos de tiempo y espacio y distinguir la realidad de la fantasía. En
esta etapa disminuye el realismo y egocentrismo propio de la etapa pre operacional,
comenzando la necesidad de conexión entre las ideas y la justificación lógica en el
discurso. Así también, aparece la capacidad de descentrar, por lo que el niño(a)/a puede
considerar más de un aspecto relevante de la realidad, pudiendo coordinar puntos de
vista entre sí.

A pesar de los grandes avances el razonamiento lógico en esta etapa aún es limitado, ya
que todavía se encuentra ligado a la acción sobre los objetos, anclado en el aquí y el
ahora, no siendo los niño(a)s aún capaces de pensar hipotéticamente y en abstracto con
elementos verbales como en la etapa de las operaciones formales, que aparece en la
adolescencia. El razonamiento del niño(a) es concreto, en tanto se relaciona
estrechamente con situaciones particulares, no pudiendo aplicar con facilidad la misma
operación mental básica ante una situación diferente.

En esta etapa, los niño(a)s poseen la habilidad de conservación, la cual se va adquiriendo


progresivamente, logrando a los 6 ó 7 años conservar la sustancia, a los 9 ó 10 años el
peso y a los 11 ó 12 años el volumen. Junto con las nociones de conservación, los
niño(a)s adquieren las nociones de seriación, las nociones de igualdad, y las nociones de
clasificación, lo cual se logra aproximadamente a los 8 años.

En cuanto a las operaciones espaciales y temporales, en esta etapa comienzan a ser


concebidos como esquemas generales del pensamiento, no ya simplemente como
esquemas de acción o intuición. Respecto a la noción de tiempo ésta se basa en 3
operaciones, las cuales se van adquiriendo progresivamente en esta etapa. La primera se
refiere a la seriación de acontecimientos, que implica realizar un orden de sucesión
temporal, la segunda implica un ajuste de los intervalos entre los acontecimientos, es
decir, establecer una duración, y la tercera establecer una métrica temporal, que implica
una medición del tiempo en base a relaciones objetivas. En cuanto a la noción de espacio,
desde los 7 años se construye la noción de un espacio racional, que es homogéneo y
continuo, poseyendo orden, distancia, etc. (Piaget, 1975).

En cuanto a la memoria, en la infancia intermedia, también mejora la habilidad para


recordar, en parte porque la cantidad de información que pueden recordar aumenta. La
memoria inmediata aumenta con rapidez, siendo capaces de reunir mayor cantidad de
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Marcela Quijada Cornejos (2013)

piezas relevantes de información en la memoria. Por otro lado, los niño(a)s a esta edad
pueden recordar mejor porque aprenden a utilizar estrategias deliberadas para ayudarse a
recordar (Papalia y Wendkos, 1997).

En la infancia intermedia también se desarrolla con rapidez el lenguaje, en tanto los


niño(a)s pueden comprender e interpretar mejor las comunicaciones, así como también su
vocabulario y habilidad para definir las palabras crecen y están en mejores condiciones
para comprenderse a sí mismos. A los 6 años, los niño(a)s son capaces de hablar en un
nivel sofisticado, utilizar una gramática compleja y varios miles de palabras. Sin embargo,
todavía no dominan totalmente la sintaxis, es decir, la forma como las palabras se
organizan en frases y oraciones. Esto puede implicar que no comprendan a plenitud los
procesos de comunicación y en ocasiones no entiendan correctamente lo que escuchan –
lo cual frecuentemente también sucede a los adultos-, sobre todo frases con estructuras
sintácticas complejas.

Los niño(a)s desarrollan una creciente comprensión de la sintaxis hasta casi después de
los 9 años. Por otro lado, los niño(a)s mayores (8 años), en comparación a los
preescolares comprenden mejor las instrucciones, y cuando estas son inadecuadas tienen
más posibilidad de darse cuenta cuando no comprenden.

IV. Etapa de las Operaciones Formales

Algunos aspectos propios de la etapa de las Operaciones Formales consiste en que los
adolescentes entran al nivel superior del desarrollo cognoscitivo, logrando la capacidad
para pensar en forma abstracta. Alrededor de los 11 años, el desarrollo permite manejar
información de modo nuevo y flexible, sin las características de pensamiento del aquí y el
ahora, comprendiendo el tiempo histórico y el espacio. Se utilizan símbolos para
representar elementos del mundo externo y se aprecia con mayor facilidad las metáforas,
posibilidades, formando y comprobando además hipótesis, generando de esta forma el
razonamiento hipotético – deductivo.

En relación al lenguaje, el adolescente logra generar depuraciones adicionales en


comparación al niño en edad escolar, el vocabulario crece conforme la lectura se vuelve
más compleja. Con la aparición del pensamiento formal, los adolescentes definen y
comentan abstracciones (amor, justicia, libertad), empleando con mayor frecuencia
expresiones de relaciones lógicas entre oraciones o enunciados (“sin embargo”, “por lo
tanto”, “probablemente”, entre otras).

Asimismo, toman mayor conciencia de las palabras como símbolos que pueden tener
diversos significados. Adquieren además mayor habilidad para adoptar un planteamiento
social, junto con la capacidad para entender el punto de vista y el nivel de conocimiento
de otros, adecuando su lenguaje en consecuencia.
“Evaluación Diagnóstica en Abuso Sexual”
Marcela Quijada Cornejos (2013)

FASE II: Funciones Infantiles a tomar en cuenta a la hora de evaluar

a) Atención y Concentración Para que un acontecimiento pueda ser


reproducido con exactitud, es necesario como punto de partida que el
niño(a) haya prestado atención a este suceso, de ese modo podrá ser
registrado en la memoria de mejor manera y, por lo tanto, evocado con
mayor fidelidad en virtud del desarrollo madurativo del sistema nervioso
central, así como por las transformaciones psicológicas producidas,
durante la edad escolar es posible mantener los procesos de atención-
concentración activados durante un lapso de tiempo más prolongado.
Sabemos que todos los seres humanos fijamos selectivamente nuestra
atención sobre algunos aspectos de los acontecimientos, aspectos que
varían de acuerdo a las características del sujeto, sus intereses y, por
supuesto, a su nivel evolutivo. Puede que los niño(a)s no atiendan a
sucesos o detalles que los adultos tenderíamos a considerar relevantes y,
por ende, podrían no llegar a memorizarlos. De este mismo modo, los
desarrollos empíricos en este ámbito sugieren que los niño(a)s podrían
presentar dificultades en la discriminación de características esenciales y
accesorias de un suceso determinado, probablemente debido al desarrollo
incompleto del cerebro.

b) Distinción entre Fantasía y Realidad: Un aspecto fundamental del


testimonio infantil, corresponde a la capacidad de distinguir entre
acontecimientos efectivamente ocurridos, de aquellos que son producidos
internamente como fruto de la imaginación. Las investigaciones en el tema
(Cantón y Cortés, 2000) señalan que el monitoreo de la fuente de
información es más factible de hacer cuando no ha transcurrido mucho
tiempo del suceso en cuestión, así como cuando se han evitado
intervenciones sugestivas por parte de terceros. El tiempo constituye la
variable de mayor influencia en la distorsión del recuerdo, dado que
favorece la introducción de información parcial, falsa o sugestiva,
fenómeno denominado como “efecto misleading”. Tal como podríamos
suponer, son los preescolares quienes resultan más vulnerables a
confundir la procedencia real o fantaseada de los datos. Este fenómeno ha
sido vinculado, a lo menos en parte, con la maduración neurológica. Por
otro lado, en la etapa escolar ya se lograría la capacidad de distinguir
adecuadamente realidad de fantasía (Piaget, 1973). Por ende, cuando un
perito se enfrenta a un relato respecto de un hecho posible de ser
constitutivo de delito, tiene especial conciencia de la posible presencia de
este tipo de fenómenos, teniendo la capacidad para reconocerlo y
discriminar su manifestación en el testimonio.

c) Conceptos de Verdad y Mentira: La distinción entre los conceptos de


verdad y mentira resulta relevante para evaluar las capacidades de
testificar de un niño(a). Al respecto, esta capacidad mejora de forma
importante hacia los cuatro años de edad, siendo capaces de juzgar la
verdad de acuerdo a su correspondencia con la realidad objetiva. Dicha
capacidad continúa en una curva ascendente en el curso del desarrollo,
observándose cerca de los 8 ó 9 años la conceptualización y
diferenciación de la mentira intencional y la accidental o por error. Cabe
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Marcela Quijada Cornejos (2013)

mencionar que, la capacidad de distinguir ambos conceptos varía en


función de la forma del planteamiento de la pregunta, así como del tema
seleccionado. Con respecto a la forma de abordaje, es posible emplear
distintas estrategias (Diferenciar entre mentira y verdad, repasar lo dicho)

d) Lenguaje: Este es un aspecto central en la capacidad testifical de los


niño(a)s, pues constituye la herramienta fundamental con la cual
establecer una comunicación efectiva con los agentes involucrados en la
administración de justicia. Debemos desglosar la comunicación en dos
aspectos: lenguaje comprensivo y lenguaje expresivo.

d.1) Lenguaje comprensivo


Tener en cuenta el nivel evolutivo del menor es esencial para saber qué podemos esperar
de él de acuerdo su edad y nivel de desarrollo, dado que la utilización de un lenguaje no
apropiado puede interferir seriamente con la comprensión que el niño(a) tiene de las
preguntas formuladas. Por este motivo, para que el niño(a) pueda comprender preguntas,
es necesario emplear un lenguaje simplificado, que se nivele con el desarrollo sintáctico
infantil. A este respecto, las indagaciones que contienen negación (¿no te fuiste?) o doble
negación (¿no dejaste de ir?), resultan terreno fértil para la confusión y el error. Asimismo,
las preguntas que contienen más de una interrogante resultan más difíciles de
comprender (¿llegó ese día tu mamá y te dijo que fueras con él?), así como las frases
extremadamente largas. El uso del pronombre de personas (¿Él te pidió que fueras?),
favorece la confusión, dado que el niño(a) podría no identificar correctamente el sujeto de
la oración. Esta capacidad de referirse a sujetos ya mencionados, se instaura hacia los
diez años de edad de adecuada manera, siendo especialmente poco aconsejable usarlo
con preescolares.

Para los niño(a)s es más fácil referirse al sujeto (quién), objeto o al lugar de los
acontecimientos, que responder preguntas acerca de la ubicación temporal de los hechos,
del cómo sucedieron las cosas o acerca de las causas de los eventos, capacidades que
resultan adquisiciones posteriores en el curso del desarrollo. Con respecto a la
simplificación del lenguaje, es aconsejable estructurar las oraciones de modo de respetar
el orden sujeto-verbo-predicado, que es el más efectivo para la comprensión del niño.

d.2) Lenguaje expresivo


En general, el lenguaje expresivo guarda estrecha relación con la edad del niño(a) y su
contexto de desarrollo socio-cultural. El lenguaje infantil, en especial en niño(a)s
pequeños, resulta bastante escueto, incluyendo poca información de manera espontánea
y utilizando un vocabulario bastante básico. Debemos tener en cuenta que, en ocasiones,
el significado que le otorgan los niño(a)s a las palabras no es el mismo que el manejado
por adultos, por lo cual es importante indagar el significado que ellos le atribuyen a sus
palabras (¿qué quieres decir con daño?) En este mismo sentido el entrevistador debe
estar atento a no introducir vocabulario no presente en el niño(a), sugestionando de este
modo sus respuestas. Hay respuestas en que el niño(a) no se encuentra en condiciones
de entregar, como solicitar la fecha de un acontecimiento cuando aún no maneja los
conceptos de tiempo de una manera consensual. Aproximadamente a los cinco años
pueden comprender los conceptos de antes y después, la hora del día puede ser
internalizada cerca de los siete años, mientras que la capacidad de situar los eventos de
acuerdo a fechas no se desarrolla sino hasta aproximadamente los 9 años. Por lo tanto,
“Evaluación Diagnóstica en Abuso Sexual”
Marcela Quijada Cornejos (2013)

con el propósito de situar adecuadamente los eventos, resulta más efectivo buscar hitos
significativos en la vida del niño(a) (“fue justo después de vacaciones de verano”)

Un fenómeno muy relevante tiene relación con la deseabilidad social de los niño(a)s y su
repliegue a las figuras de autoridad, por lo cual las preguntas coercitivas y a repetición
pueden llevarlo a pensar que no ha contestado en el sentido correcto, introduciendo
modificaciones en su discurso no concordantes con la realidad. Por esta razón y con la
finalidad de aclarar, resulta más recomendable pedirle que lo exprese de otro modo antes
de formular otra vez idéntica pregunta. Es aproximadamente a los seis años de edad
cuando un niño(a) es capaz de pedir aclaraciones de términos que no entiende o bien
expresarse de modos alternativos, cuando deduce que el interlocutor no ha comprendido
el sentido de sus palabras. A esta misma edad, el niño(a) es capaz de atender al lenguaje
en sí mismo y estructurar un relato independiente de los apoyos externos del entorno
inmediato (Juárez, 2004).

e) Memoria: Constituye en una función central para la evocación de las


experiencias que se busca obtener en el medio judicial, ya que el sujeto
realiza una declaración de un acontecimiento ocurrido en el pasado y del
cual ha sido protagonista. La memoria es un sistema de procesamiento de
la información que tiene lugar en función de cuatro procesos básicos: la
percepción, la codificación (proceso de clasificación de la información, con
el fin de organizarla de una manera significativa), el almacenamiento
(retención de la información) y la recuperación de la información (evocar la
información almacenada con el fi n de que pueda ser utilizada)

No se recuerda toda la información percibida, se recuerda mejor la información


significativa y bien organizada, la información distintiva y la que se relaciona con sucesos
emocionalmente significativos. La actitud, expectativas, personalidad y estado emocional
del sujeto pueden influir de manera negativa o positiva en la información seleccionada y
en cómo se codifica (Cantón y Cortés, 2000)

f) Memoria infantil En general los sujetos recuerdan muy pocos hechos


ocurridos durante los primeros 5 o 6 años de vida. Sin embargo, los
niño(a)s preescolares ya tendrían una buena capacidad de memoria. Por
ejemplo, niño(a)s de 3 años de edad recuerdan sucesos de manera
parecida a como los recuerdan niño(a)s mayores y adultos, sin embargo,
prestan atención a diferentes detalles por lo cual el recuerdo será
diferente. En concordancia se propone que la memoria de los niño(a)s de
3 años suele encontrase ya bien organizada al menos cuando se trata de
sucesos comprensibles y que han sido directamente experimentados,
pudiendo proporcionar informes exactos sobre sucesos concretos y
nuevos de su vida, manteniéndose su memoria durante largos períodos de
tiempo.

Niños de tres años de edad tendrían relatos de sucesos rutinarios. En la etapa escolar los
niño(a)s mejoran notablemente su capacidad de recordar. En cuanto al recuerdo de
sucesos, no se detectan diferencias entre niño(a)s con edades comprendidas entre los
10-11 años de edad y los adultos planteándose que los niño(a)s a partir de los 12 años
se pueden igualar a los adultos en cuanto a su capacidad de memoria (Ibabe, 2004).
“Evaluación Diagnóstica en Abuso Sexual”
Marcela Quijada Cornejos (2013)

Un aspecto estudiado dentro de la memoria infantil es el de la exactitud de los recuerdos,


tema especialmente relevante cuando los recuerdos de los niño(a)s son claves en un
proceso judicial. Respecto a ese punto, se aprecia una gran exactitud en el recuerdo de
los niño(a)s. En concordancia con esto, Cantón y Cortés (2000) plantean que los niño(a)s
tienden a realizar descripciones más breves de sus experiencias que los adultos, aun
cuando éstas son bastante exactas, siendo más comunes los errores de omisión. El
tiempo transcurrido es un elemento relevante, en tanto, niños de todas las edades aportan
menos información cinco meses después de la ocurrencia de un suceso que la aportada
inicialmente, sin embargo, la cantidad de información incorrecta no aumentaba con el
paso del tiempo.

FASE III: Ejes del proceso diagnóstico

La labor diagnóstica consiste en evaluar las distintas áreas de desarrollo del niño y el
impacto que ha producido en ellos la situación de vulneración. Resulta necesario señalar
que si bien esta etapa constituye una fase intermedia previa al proceso de tratamiento
reparatorio en el niño y su familia, ésta se mantiene durante toda la intervención, ya que
pueden ocurrir cambios importantes y aparecer información relevante para el caso, que
requieran nuevas acciones y toma de decisiones.

Al mismo tiempo, en esta fase se comienzan a producir efectos terapéuticos reparatorios


para el niño, debido a que se construye con él un vínculo de confianza, y se le brinda un
espacio individualizado para expresar sus vivencias y conflictos.

A partir de la utilización de las distintas herramientas de evaluación psicológica, tales


como: juego diagnóstico; pruebas gráficas; test psicométricos; entrevistas recabamos
información en profundidad en relación a las áreas de desarrollo dañadas, a la
elaboración psicológica, a la respuesta del niño frente a la experiencia traumática, y a los
recursos internos y externos disponibles en el niño.

La experiencia nos ha mostrado que las principales áreas de desarrollo dañadas a


consecuencia de la vivencia de Maltrato y/o Abuso Sexual, corresponden a las siguientes:
Área Psicosomática; Área Conductual; Área Emocional; Área Social y Área Sexual:

Con respecto al proceso de elaboración psicológica y respuesta de los niños frente a las
vivencias traumáticas sufridas, será importante evaluar la capacidad del niño para
reconocer el hecho experimentado, los mecanismos de defensa desplegados en función
de los hechos y de su vida cotidiana, la capacidad del manejo de la rabia en torno a su
experiencia, distorsiones cognitivas, el manejo de la culpa, la percepción de la figura
agresora, entre otras.

Uno de los aspectos más importantes a recabar son los recursos que presenta el niño,
tanto a nivel interno como de su entorno, ya que serán estos aspectos los que contribuirán
a una reparación adecuada del daño. Entre éstos factores que se denominan de
protección se observan los siguientes:
• Capacidad del niño y de la familia para reconocer la experiencia abusiva;
• Adecuada utilización de mecanismos defensivos, nivel de inteligencia,
autoestima,
• Capacidad para expresar sentimientos, para resolver problemas, percepción
del niño de un adecuado establecimiento de límites y roles a nivel familiar,
“Evaluación Diagnóstica en Abuso Sexual”
Marcela Quijada Cornejos (2013)

presencia de pocos acontecimientos estresantes en su vida, y un apego seguro


con la figura cuidadora.

Dentro de un contexto de trabajo psicoterapéutico en agresiones sexuales, será


fundamental la interrupción de la situación abusiva y protección para el niño, lo que
significa también activar los canales judiciales y familiares.

El tipo de diagnóstico que hagamos será fundamental, pues son estos resultados lo que
se analizan para la evaluación de las secuelas psicológicas y los recursos con los que
cuenta el niño, procediendo a elaborar un Plan de Tratamiento.

Éste considera los tres objetivos generales y transversales de la intervención en Maltrato


y/o Abuso Sexual, es decir, protección, resignificación y recursos protectores. En
cada uno de estos objetivos generales se plantean objetivos específicos, actividades y
tiempo de intervención según las características particulares de cada caso.

FASE IV: El rol del Evaluador Forense

El rol de evaluador forense en un caso de abuso sexual es distinto pero no excluyente del
rol que pueda desempeñar el psicólogo en otras instancias como clínico y terapeuta.
Como un evaluador forense, la tarea de perito puede ser realizada desde la práctica
privada (como perito del sistema judicial) o a petición del Ministerio Público desde su
posición de psicólogo en cualquiera de los Programas de Vulneración Infantil.

En cualesquiera de estos ámbitos, la tarea principal del evaluador forense es ayudar al


sistema de justicia a determinar qué fue lo que realmente ocurrió con el niñ@ y
subsidiariamente, recomendar acciones respecto a su protección o tratamiento.

El evaluador forense como todos los participantes en la instancia judicial, está obligado en
su proceder al respeto irrestricto de la Convención Internacional de los derechos del Niño,
dado que ésta es parte de la constitución política de la república y tiene rango de ley.

Un evaluador forense debe tener siempre presente los siguientes elementos:

1) En cuanto psicólogo@, posee el deber ético de realizar todo acto profesional “de
forma tal que no lesione la dignidad, la libertad ni la vida de los demás ni la propia,
en tanto derechos inalienables e inviolables del ser humano. Esto supone que su
práctica habrá de sustentarse en conocimientos válidos para el nivel de desarrollo
actual de la psicología y en principios éticos que resguarden tales derechos”, como
expresa el Código de Ética, del Colegio de Psicólogos de Chile.

2) En cuanto coadjutor del sistema de justicia, debe su responsabilidad profesional a


quien ha solicitado su intervención: El propio sistema de justicia.

3) Debe estar abierto a concluir científicamente respecto a la petición o suceso en


cuestión que le ha sido solicitada, recurriendo a fuentes distintas al evaluado y su
familia.
“Evaluación Diagnóstica en Abuso Sexual”
Marcela Quijada Cornejos (2013)

4) Su meta es obtener una conclusión respecto a la declaración del niñ@,


respetando su nivel de desarrollo, de manera imparcial y verídica, en la que se
apoyará la toma de decisión del sistema de justicia criminal. La información
obtenida, subsidiariamente podría ser útil para tomar decisiones respecto al
tratamiento más adecuado para el niño víctima.

5) Con relación a la metodología investigativa, los evaluadores forenses, están


abiertos a hipótesis múltiples sobre las fuentes y significados de la denuncia que
se investiga. Durante la evaluación, intenta descartar explicaciones alternativas
para los hechos investigados.

6) El evaluador forense como un entrevistador especializado y experimentado que


debe dirigir la investigación de abuso, no puede ser terapeuta de ese niñ@ en
particular.

FASE V: La entrevista (s) de evaluación para delitos sexuales contra niñ@s y


adolescentes

El objetivo de una entrevista pericial forense es obtener una declaración del niñ@,
adecuada a su desarrollo, imparcial y verídica en la que se apoyará la toma de decisión
de la justicia y deseablemente, del sistema de protección infantil.

Durante su desarrollo, se intentan descartar explicaciones alternativas para la denuncia


siempre teniendo en cuenta que el centro de la entrevista es el niñ@. Si bien el
entrevistador determina el flujo conversacional según las fases de entrevista, es el niñ@
el que debe determinar el vocabulario y contenido de la conversación.

La duración de la entrevista requiere tiempo, por lo que puede implicar varias sesiones
para realizar la evaluación. Generalmente una entrevista puede concluirse entre una y
tres sesiones con el niño más una sesión con el adulto significativo no agresor. Cada
sesión no debe durar más de una hora y puede interrumpirse antes si el niñ@ se nota
cansado.

Durante todo el desarrollo del proceso de entrevista, es recomendable que el evaluador


forense se atenga permanentemente a las siguientes pautas de conducta:

• Evite la presencia de uniformes (médicos o policiales) o armas.


• Genere y mantenga una atmósfera relajada y amistosa.
• Controle sus expresiones emocionales y faciales ante las descripciones del
abuso.
• Evite tocar al niñ@, respete su espacio personal.
• No use las necesidades del niñ@ para lograr su cooperación durante la
entrevista.
• Nunca haga comentarios como: “Acabemos estas preguntas y entonces podrás
ir al baño.”
• No mire fijamente al niñ@ y no se siente incómodamente cerca de él.
• No sugiera sentimientos o respuestas al niñ@. Por ejemplo, no diga, “yo sé
que esto debe ser duro para usted.”
“Evaluación Diagnóstica en Abuso Sexual”
Marcela Quijada Cornejos (2013)

• Evite hacer preguntas sobre por qué el niñ@ se comportó de una manera
particular, tales preguntas pueden hacerle creer que usted está culpándolo de
la situación.
• No haga promesas al niñ@ que no sabe si podrá cumplir “Yo me encargaré
que esto no te vuelva a pasar.”
• No refuerce verbalmente cuando el niñ@ dice lo que usted desea escuchar
“Muy bien, qué más”
• Si el niñ@ se asusta o avergüenza, reconozca sus sentimientos pero evite
comentarios muy extensos “Yo hablo con los niñ@s estas cosas todo el
tiempo, está bien hablar conmigo sobre esto.”
• Evite corregir la conducta del niñ@ y atribúyase a usted las dificultades.
• Tolere las pausas en la conversación, sea paciente, respete el ritmo del niñ@.

El cumplimiento de estas pautas de comportamiento por parte del entrevistador, no solo


se orientan a lograr un relato no contaminado, sino por sobre todo, a ser sensible con la
situación que enfrenta el niñ@.

FASE VI: Preparación de la entrevista

La preparación de cada entrevista, así como la cantidad y tipo de la información


recolectada en esta fase, se determina según las necesidades de cada caso y tiene como
objetivo facilitar la construcción del vínculo entre el evaluador y el niñ@ entrevistado, y a
la vez explorar hipótesis alternativas plausibles respecto a sus declaraciones.

El tiempo de preparación de esta fase también variará caso a caso, según sea el tipo de
imputación, los recursos y el tiempo disponible antes de la realización de la entrevista de
investigación. En esta fase, el evaluador forense debe establecer claramente:

a) La recolección de la información: Esta tarea puede ser más determinante en la


medida que el niñ@ es más pequeño, la información de los hechos es más
confusa, están implicados procedimientos médicos, o la familia está atravesada
por hostilidades que pueden entorpecer la investigación. La información puede
provenir de una variedad de fuentes entre las que consideran relevantes la
proporcionada por los informes policiales, registros escolares, entrevistas
colaterales a los miembros de la familia o a quienes informan de la situación de
supuesto abuso, el expediente del fiscal y los archivos de los servicios sociales.

No son aconsejables las entrevistas “ciegas” (en las que el entrevistador inicia la
evaluación sólo conociendo el nombre y edad del niñ@) En esta fase, es deseable que el
evaluador logre acceder a la siguiente información:
− Nombre, edad, sexo y características sociales, culturales y de desarrollo del niñ@.
− Intereses del niñ@ que podrían facilitar el vínculo con el evaluador.
− Composición y estructura familiar.
− Identificación de los miembros de la familia y adultos significativos del entorno
(cómo el niñ@ se refiere a ellos)
− Hábitos y horarios de aseo (accediendo al nombre que les da el niñ@)
− Tratamientos médicos y condiciones relevantes (por ejemplo, picazón en genitales,
quién ayuda en el aseo personal, uso de termómetros rectales, etc.)
“Evaluación Diagnóstica en Abuso Sexual”
Marcela Quijada Cornejos (2013)

− Hábitos familiares relacionados con la temática investigada (con quién duerme


el niñ@, quién lo baña, juegos de contacto físico, cosquillas, etc.)
− Contenidos recibidos por el niñ@ al participar en programas de educación sexual
o prevención del abuso.
− Nombres específicos que da el niñ@ a las partes de su cuerpo.
− Contexto de la acusación (VIF, separación conyugal, disputa por tuición, etc.)
− Posibles equivocaciones en la interpretación de los eventos.
− Posibles motivaciones para hacer una acusación falsa, (hostilidades familiares
o del barrio que anteceden a la denuncia.)

b) Registro de la entrevista: Este recurso de apoyo (ya sea el audio o video


grabación) también está en función de los recursos, sin embargo lo aconsejable es
que ello se realice en cada entrevista. Identifique la cinta con los nombres de
todos los participantes, fecha y situación de la entrevista. Pruebe el estado del
equipo leyendo lo que ha escrito, antes de que el niñ@ ingrese a la sala. Si video
graba la entrevista, asegúrese que todos los presentes en la sala estén en el
campo de visión de la cámara. No instale el equipo cerca del niñ@. La grabación
no excluye la toma de notas escritas (para puntuar temas que necesitan ser
explorados o clarificados, documentar aspectos de difícil audición en la grabación).
Cuando tome notas, registre las palabras exactas del niñ@

c) El Ambiente Físico: El mejor ambiente para una entrevista forense es aquel


específicamente equipado con este propósito. En lo posible, los espacios de
espera deben ser acogedores y con juguetes de índole neutral. La sala de
entrevistas ideal debe estar equipada sólo con el mobiliario necesario, y
aconsejablemente cuando exista el recurso, con espejos de visión unidireccional
para salas de observación equipadas con equipo de sonido.
Los adornos y colores del espacio deben ser acogedores pero no distractores de la
atención del niñ. Cuando se carezca de los recursos, el espacio debe poseer las
principales características de una sala como la descrita:
− Un espacio neutro y no amenazante.
− Un espacio libre de ruidos e interrupciones (retire los teléfonos y
computadores de ser necesario)
− Un espacio simple y despejado, sin adornos, juguetes u objetos llamativos.
− Este espacio nunca debe ser la casa del niño.

d) El uso de recursos de apoyo a la entrevista: Las muñecas, dibujos anatómicos


estandarizados y a mano alzada, los dibujos de estilo libre y títeres así como otras
herramientas están incorporadas en la práctica para ayudar a los niñ@s en la
comunicación durante la entrevista, para sortear las dificultades de comunicación
con niñ@s muy pequeños, así como para clarificar o demostrar lo que verbalizan.
El cuestionamiento a su validez, se asocia principalmente con su uso descuidado
en la generación de las preguntas indagatorias, y la consecuente inducción de
respuestas. Cuando estos elementos sean usados en la evaluación pericial, el
evaluador deberá tener en cuenta las siguientes precauciones:

− Usarlos solamente como herramientas para facilitar la comunicación


con el niñ@ o para que éste comunique sus experiencias que le son de
difícil expresión, y no como herramienta para la interpretación.
“Evaluación Diagnóstica en Abuso Sexual”
Marcela Quijada Cornejos (2013)

− Las muñecas son un apoyo a la comunicación y una ayuda para el


recuerdo de los niñ@s involucrados en una investigación de delito
sexual, y de ningún modo constituyen una prueba de diagnóstico
definitiva que puede decir con certeza si un niñ@ ha sido abusado
sexualmente.
− Tener siempre presente que la pregunta apropiada es más importante
que los medios de apoyo, que la gran herramienta sigue siendo la
entrevista clínica y las otras fuentes de información disponibles.

FASE VII: Realización de una entrevista semiestructurada

Preparación del Lugar de la Entrevista. Antes de ingresar el niñ@ a la sala de entrevistas:


Remueva los materiales distractores del cuarto, Posicione sillas y demás muebles. Pruebe
el equipo de audio o video, si los usa, leyendo la información identificatoria de personas,
del caso y la fecha.

Introducción: A veces los niñ@s no saben claramente porqué están allí, pueden estar
asustados porque piensan que están en problemas. Además, a todos los niñ@s les toma
un tiempo sentirse cómodos en un lugar desconocido.
Esta fase es para que el niñ@ se aclimate a la situación, y para ello se necesita un
evaluador que se comunica en un tono relajado, paciente y tranquilizador durante toda la
sesión: Preséntese al niñ@ por su nombre y ocupación. Procure que el niñ@ se sienta
libre de preguntarle sobre ello. Despliegue el equipo de grabación si será usado y permita
al niñ@ una mirada alrededor. Explique el sentido de su uso en la sesión. Si lo desea,
permita al niñ@ explorar el cuarto y el equipo de grabación. Conteste espontáneamente
las preguntas del niñ@

Competencia legal (Verdad / Mentira) Durante esta fase, el entrevistador prueba que el
niñ@ entiende la diferencia entre la verdad y una mentira pidiéndole que califique
expresiones como “verdad” o “mentira”. Por otra parte, se logra que el niñ@ entienda que
debe relatar durante la entrevista lo que realmente ha experimentado.
− Instruya al niñ@ para responder las declaraciones como “verdad” o “mentiras”
− Logre un acuerdo verbal del niñ@ para decir la verdad.
− Nunca pida definiciones conceptuales o abstractas de verdad o mentira, ello
confunde al niñ@.

Estableciendo las Reglas Básicas Debido a que algunos niñ@s tienden a responder
cualquier pregunta aunque no la entiendan, en un intento de complacer al adulto, en esta
fase se establecen brevemente y con simplicidad algunas reglas básicas, a través de
ejemplificaciones. Estas reglas pueden ser reiteradas a lo largo de la sesión si fuese
necesario:
− Si no sabes la respuesta de alguna pregunta que yo te haga, sólo di que no la
sabes, no tienes que adivinar.
− Si no quieres contestar algo, está bien que no lo hagas.
− Si yo dijo algo equivocado incorrecto, corrígeme pues a veces yo me confundo.
− Si no entiendes algo que yo te pregunte, dime y te lo diré de nuevo de una manera
diferente.
− Si te hago una pregunta más de una vez no es porque tu respuesta haya estado
mal, sólo que yo quiero entender mejor.
“Evaluación Diagnóstica en Abuso Sexual”
Marcela Quijada Cornejos (2013)

Completando la construcción del vínculo con una Entrevista de Práctica Muchos niñ@s
esperan según su experiencia, que el adulto los sature de preguntas a las que ellos deben
responder brevemente. Los propósitos de esta fase son:

− Hacer sentir al niñ@ cómodo en la escena de la entrevista.


− Conseguir información preliminar sobre las habilidades verbales y la madurez
cognoscitiva del niñ@ y
− Lograr la meta de la entrevista: Que el niñ@ relate sus vivencias relativas al
motivo de la evaluación.
− El entrevistador puede calibrar las habilidades verbales del niñ@ y comunicarle
que se espera que sea él quien hable.
− Haga que el niñ@ evoque un reciente evento significativo, o describa un evento
cotidiano (por ejemplo, qué hace para prepararse cada mañana para la escuela)
− Incite al niñ@ para informar todo sobre ese evento de principio a fin, incluso
aquello que no le parezca importante.
− Refuerce al niñ@ para hablar mostrando su interés tanto verbal como no
verbalmente.
− A los niñ@s pequeños, o a quienes hablan poco, es mejor preguntarle sobre
rutinas cotidianas.
− Si el niñ@ es renuente para hablar, puede ser útil expresar interés en un tema en
que el niñ@ es un “experto” (un juego, un hobby, el camino a la escuela, etc.), con
el entrevistador fingiendo ignorancia completa sobre el tema.

Introduciendo el Tema: La fase substantiva de la entrevista empieza cuando el


entrevistador incita una transición al tema con una pregunta levemente sugerente,
evitando mencionar individuos o eventos particulares. Evite usar palabras como herida,
malo, abuso, u otras que proyecten interpretaciones adultas de los hechos.

Si el niñ@ no responde a estas sugerencias neutras, el entrevistador progresa a


preguntas abiertas más específicas, evitando todavía mencionar alguna conducta
particular. Ante el silencio del niñ@, el entrevistador debe tener presente que hay muchas
razones por qué un niñ@ no puede revelar lo ocurrido:
− Porque el abuso no ocurrió como fue informado,
− Porque el niñ@ está asustado o no quiere tener problemas con un ser querido,
− Porque para el niñ@ el evento no es especialmente memorable.

El evaluador previene en parte la ocurrencia de esta situación cuando de antemano ha


decidido qué es lo que directamente debe explorarse en el niñ@, tomando en
consideración la cantidad de evidencia corroborada y el riesgo de que no se obtenga una
revelación por parte del evaluado.

La Narrativa Libre. Después de que el tema se elicita, el entrevistador pide al niñ@ que
proporcione una descripción narrativa del evento, a través de una pregunta abierta, lo que
establece una abierta invitación a relevar el tema. Este tipo de preguntas es aconsejada
porque:
− Las respuestas de los niñ@s a las preguntas abiertas son más largas y detalladas
que las preguntas focalizadas.
“Evaluación Diagnóstica en Abuso Sexual”
Marcela Quijada Cornejos (2013)

− Las respuestas a preguntas directas son menos informativas que las respuestas a
las preguntas abiertas. Si el entrevistador hace una pregunta directa debe
continuar con preguntas abiertas que animen al niñ@ a describir los eventos en
sus propias palabras.
− Las respuestas a las preguntas abiertas son mucho más exactas que las
respuestas a preguntas focalizadas,
− Porque muchos niñ@s contestan las preguntas focalizadas aun cuando ellos
realmente no recuerden la información.

Después que el niñ@ empieza a hablar, el entrevistador:


− Debe ser paciente sobre las pausas en la conversación y no sentirse presionado
para saltar a otro punto enseguida.
− Puede animar al niñ@ que narra libremente con comentarios abiertos como,
“Entonces ¿qué pasó?”, “Cuéntame más sobre eso.”
− Puede motivar al niñ@ con reconocimientos neutros (por ejemplo, “Aja, oh”), o
repitiendo los comentarios del niñ@ (por ejemplo, Niño: “Y entonces él encendió la
televisión,” Entrevistador: “Él encendió la televisión”) o dando permiso al niñ@
para hablar sobre el problema (por ejemplo, El niñ@: “Y entonces él...,”
Entrevistador: “Esta bien, puedes decírmelo”)
− Puede recordar al niñ@ que él está acostumbrado a hablar sobre tales cosas,
cuando lo crea necesario.
− Debe dar tiempo al niñ@ que se perturba para que recobre la calma.
− No debe interrumpir al niñ@ que habla libremente con la finalidad de obtener una
clarificación inmediata a su duda.
− Puede tomar notas mientras el niñ@ está hablando, para volver a revisar la
información específica después de la entrevista.

Interrogatorio y Clarificación: Esta fase de preguntas empieza después de que está claro
que el niñ@ ha terminado de proporcionar una narrativa libre. A lo largo de esta fase, el
entrevistador debe seguir las pautas de preguntas apropiadas al nivel de desarrollo
evolutivo del niñ@. En general, es mejor construir la fase de preguntas a partir de los
contenidos de la narrativa libre del niñ@, evitando saltar de tema en tema.

El objetivo de esta fase es buscar información legalmente relevante y clarificar los


comentarios del niñ@:
− Respecto a la descripción del o los eventos.
− Respecto a la identidad de otro (s) involucrado (s) o participante(s) en el evento.
− Respecto a si el evento es único o múltiple.
− Respecto a determinar la presencia de testigos del evento.

En esta fase:
− Seleccione las formas de pregunta más abiertas posible por sobre las directivas
tanto como sea posible.
− Si realiza una pregunta específica para relevar un problema, debe continuar con
una pregunta abierta.
− No asuma que el niñ@ usa los términos del mismo modo que los adultos (por
ejemplo, “Tío” o “pipí”)
− Evite sondear innecesariamente en los detalles proporcionados por el niñ@
− Clarifique las condiciones y descripciones de eventos importantes que parecen
“Evaluación Diagnóstica en Abuso Sexual”
Marcela Quijada Cornejos (2013)

Esta es la fase más compleja de la entrevista pues el entrevistador:


− Tiene que escuchar al niñ@
− Revisa mentalmente la información ya proporcionada. Toma decisiones sobre que
más preguntar y Decide cuando cerrar la entrevista.
En esta fase, el entrevistador debe mantener siempre en mente que:
− Las preguntas abiertas les permiten a los niñ@s seleccionar qué detalles informar,
y estas preguntas generalmente requieren respuestas de múltiples palabras
− Las preguntas específicas pero no dirigidas (focalizadas) piden detalles sobre
información que el niñ@ ya ha proporcionado, y estas preguntas puede
contestarse con una palabra o un comentario breve.
− Las preguntas cerradas proporcionan solo un número limitado de opciones de
respuesta. Las preguntas de opción múltiple y las preguntas si-no, son preguntas
cerradas. Estas preguntas son de más riesgo que las preguntas abiertas o
específicas. Si el entrevistador quiere confirmar un detalle específico de una
denuncia, es mejor una pregunta de múltiple opción que anule la opción correcta.
− Las preguntas cerradas deben ser seguidas por preguntas abiertas para mostrar
que el niñ@ puede proporcionar la información espontáneamente.
− Las preguntas si-no son consideradas inherentemente dirigidas, deben usarse con
cautela, particularmente con preescolares. Cuando una pregunta si-no se crea
necesaria, hay que recordar a l@s niñ@s que no deben suponer

Cierre. Esta fase se orienta a terminar la entrevista de manera relajada, para ello:
− Converse sobre temas neutros de interés para el niñ@
− Agradezca al niñ@ por venir, sin mencionar su cooperación en el relato.
− No prometa al niñ@ nada que no pueda cumplir.
− Provea un nombre de contacto y número de teléfono (al niñ@ o su acompañante)

Preguntas de reflexión:
1. ¿Cómo cree Usted que el proceso diagnóstico ayuda a la posterior reparación?
2. ¿Qué miedos, fantasías, preocupaciones tendría usted al momento de evaluar
a un niño?
3. Si una agresión sexual no es una patología, ¿Cómo defino el daño asociado?

Bibliografía para esta clase:

(2006) Protocolo para la evaluación psicológica pericial de delitos sexuales contra niños,
niñas y adolescentes. Documento Institucional. Sename.

(2004) abuso sexual infantil: lineamientos básicos del proceso diagnóstico y


psicoterapéutico.

(2010) guía para la evaluación pericial de daño en víctimas de delitos sexuales. Documento
institucional. Ministerio público.

(1999) cantón duarte, j. Y cortés. Malos tratos y abuso sexual infantil: causas,
Consecuencias e intervención. Madrid: siglo XXI editores.

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