Documenti di Didattica
Documenti di Professioni
Documenti di Cultura
“¿Hay vida después de la muerte?” Para responder me hice otra pregunta “¿hay
vida antes de la vida?” No recuerdo haber vivido antes de vivir. No recuerdo
nada hasta que tenía ya unos años. Entonces, hay una etapa previa a la vida en la
que no existimos y, por tanto, es lógico que no existamos cuando se
esfume nuestra vida. Es decir, parece que todo a punta a que venimos del no
existir para dirigirnos al no existir de nuevo. Si hay una etapa en la que no hay
vida, nada impide que otra tampoco la contenga. Quién sabe, quizá hemos estado
viviendo toda la eternidad y nos vamos reencarnando. O que, simplemente y como
diré más adelante, vivimos la misma vida una y otra vez. Puede que viviéramos
antes pero que no nos acordemos, algo similar a lo que decía Platón con su
mundo de las ideas. Es inconcebible lo poco que avanzamos como especie.
Hay una teoría según la cual nuestro universo dejará de expandirse, como ya
sabéis que hace, mis versados seguidores, y empezará a contraerse hasta formar
un minúsculo punto para explotar y expandirse de nuevo. Big Crunchs y Big
Bangs eternos. Eso significaría que la historia es cíclica, como ya decía
Nietzsche en una de sus teorías. Todo lo que hemos hecho, hacemos y haremos
ya lo hemos hecho antes y volveremos a hacerlo otra vez. Para siempre. Pero
entonces, ¿qué sentido tiene la vida de un niño que apenas vive unos minutos?
¿Está su conciencia, su alma, condenada a vivir unos confusos instantes para
siempre? Tanto los que tienen una buena vida como los que la tienen mala, ¿la
repiten para siempre? ¿Alguien que pasa toda su vida en coma o en destinos asaz
peores, debe hacerlo hasta el fin de los días sólo para reiniciar otra vez y tener
que volver a hacerlo? No me parece ni justo ni lógico.
Voy a compartir con vosotros la mayor duda que de verdad puede hacer que me
replantee la certera y por ello desdichada idea de que no hay ningún más allá.
Ojo, porque es difícil de explicar. Para ello voy a abrir fuego con una batería de
preguntas: ¿Por qué yo soy yo? ¿Por qué no soy otro? ¿Por qué he nacido en
esta época y en este lugar? ¿Por qué no nací en Japón hace cien años? ¿Por qué
no soy un conejo? Eso es lo que de verdad me fascina. Tengo control sobre mi
cuerpo y sobre mi mente, pero no entiendo por qué. No entiendo por qué soy yo y
no soy tú. Creo que hay un alma, algo que tenemos que nos permite manejarnos.
Levanta la mano. Sigue leyendo. ¿Por qué puedes hacerlo? ¿Por qué eres el que
estás leyendo esto y no eres
otro? ¿Por qué ese otro no es
tú, que estás leyendo esto? Me he liado hasta yo que soy el que lo entiende.
Es impepinable que nuestra efímera e inane existencia no tiene valor en tanto en
cuanto se enerva como un minúsculo e imperceptible fragmento de algo
infinitamente más grande e importante. A pesar de algunas dudas y de la
esperanza, creo que no hay nada. Somos un cúmulo caduco de experiencias y
emociones. Creo que la vida es un regalo… quizá envenenado. Creo que
llamamos alma a nuestra facultad de ser conscientes de nosotros mismos. Sé que
lo que nos ha creado, sea la naturaleza o un ser supremo, es salvaje y horrible.
Porque creo no hay nada más aterrador que el miedo a lo desconocido. Porque
tenemos la capacidad para entender ese tipo de miedo, pero no la facultad para
plantarle cara. Sé que la muerte es un presente futuro y que no me va a quedar
otra que abrazarla. Y eso es lo único que importa.