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INSTITUTO DE DESARROLLO DE LÍDERES – IDL

Centro de Estudios Pastorales - CEP

CUESTIONARIO
PARA
PROGRAMA
DIAGNÓSTICO
DECUALITATIVO
DE LA
DESARROLLO
IGLESIA LOCAL
DE
Lic. Wilfredo Canales Farfán
IGLESIAS
(Versión Nazarena)

Formando ministros nazarenos para un nuevo tiempo


Distrito Chicago Central – Región Central
Iglesia del Nazareno – USA/Canadá
TALLER 1
DIAGNÓSTICO
DE LA
IGLESIA LOCAL
Instructor: Wilfredo Canales, M.A.

Descripción

Este taller provee una herramienta básica para evaluar, desde una perspectiva
cualitativa, la salud de la iglesia en función de su naturaleza y misión.

AREA DE RENOVACIÓN DE LA IGLESIA


INTRODUCCION GENERAL

La iglesia ha sido definida, en el texto bíblico, usándose varios símbolos o metáforas. Una de
estas metáforas la encontramos en las cartas del apóstol Pablo: la iglesia de Jesucristo es un
CUERPO (Rom. 12:5; I Cor. 12:27; Ef. 1:22-23; 4:1-16). Si esto es verdad, y creemos que así es,
como cuerpo, la iglesia puede ser analizada, examinada, para ver si es que está funcionando
adecuadamente o si tiene la salud o madurez que necesita para cumplir su misión.

El presente cuestionario, tiene el propósito de evaluar el punto de desarrollo o madurez


alcanzados por nuestra congregación. La evaluación se hace tomando en cuenta, los que,
consideramos, son siete áreas claves que explican la vida y misión de la iglesia. Esta evaluación nos
permitirá detectar, de manera referencial, los esfuerzos que son necesarios para atender las áreas de
la vida y misión de la iglesia que deben desarrollarse adecuadamente.

En cada una de las áreas que a continuación se registran encontrará, en la forma de una
introducción, la base bíblica explicativa de esa área de la vida de la iglesia. Es importante que Ud. lo
lea detenidamente para que sirva de guía en la evaluación que va a hacer de la congregación.

Recuerde que está evaluando, no sólo una institución formal, expresada en cierta
organización y formas de operar, sino a un grupo de creyentes del que usted es parte y, sobre todo,
una congregación que es parte del cuerpo de Cristo. Esto debe ayudarnos a hacer el diagnóstico con
mucha reverencia y seriedad.
AREA I: IDENTIDAD HISTÓRICA DE LA IGLESIA

Una iglesia local debe tener clara conciencia de sus antecedentes históricos, es decir,
debe preguntarse de dónde viene. Ninguna congregación ha nacido por generación espontánea.
Más bien, es producto de una serie de condiciones históricas que explican su fundación y posterior
desarrollo, así como el rol que le corresponde jugar en el conjunto de las otras iglesias cristianas
que respetamos. Esto da un sentido de identidad que es fundamental para forjar una imagen
saludable de nuestra congregación. Cuando revisamos las páginas de la Escritura, encontramos
que, de manera reiterada, se le recordaba al pueblo de Dios su origen, para hacerles más claro su
rol presente y futuro: Israel (Is. 41: 8-10), Iglesia (Ro. 9: 1-8; Ef. 4: 1-16; 1 P. 2: 9-10). Las
preguntas que están a continuación, tienen el propósito de evaluar la conciencia que tenemos de
nuestra identidad como Iglesia del Nazareno.

1.1. ¿Conoce y/o recuerda la fecha y lugar de fundación de la Iglesia del Nazareno como
denominación? ¿En qué sentido, la fundación de nuestra denominación, refleja que surgió como un
movimiento de integración de iglesias y no de división o disociación?

1.2. ¿Conoce la razón por la cual se ubica a la Iglesia del Nazareno dentro de las iglesias de
persuasión teológica arminiana-wesleyana, y como uno de los principales grupos del denominado
movimiento de santidad?

1.3. ¿Conoce los Artículos de Fe de la Iglesia del Nazareno? ¿Cuál es nuestra comprensión de la
vida de santidad? ¿Qué entendemos por perfección cristiana, amor perfecto, y corazón puro? ¿Ha asumido
el Pacto de Conducta Cristiana como referente importante para su estilo de vida?

1.4. ¿Qué entendemos por el sistema representativo que, según afirmamos, es el que regula
nuestra organización? ¿Cómo se expresa este sistema en el nivel local, distrital, regional y mundial?

1.5. ¿Qué entendemos por sesión anual, asamblea distrital y asamblea general, como eventos
significativos en la vida de la iglesia? ¿Por qué su importancia?

1.6. ¿Cómo se expresa la responsabilidad de las congregaciones locales de la Iglesia del


Nazareno en el evangelismo mundial? ¿Conocemos en cuántos países estamos trabajando como
denominación?

1.7. ¿Cómo percibimos el rol que ha jugado la literatura cristiana y el uso de los medios de
comunicación masiva en la vida y misión de la Iglesia del Nazareno?

1.8. ¿Conocemos respecto al inicio del ministerio de la Iglesia del Nazareno en nuestro país? ¿En
la comunidad donde ministra nuestra iglesia? ¿Cuál ha sido el rol de la educación teológica en el
establecimiento y desarrollo de la iglesia en el país?

1.9. ¿Conocemos el enfoque que tiene nuestra iglesia respecto al rol de la mujer en el ministerio?
¿Qué rasgos distintivos se presentan?

1.10. ¿Cuáles sugerencias podemos plantear para desarrollar mejor nuestra identidad
eclesiástica?
AREA II: ADORACIÓN DE LA IGLESIA

El salmista pregunta con vehemencia, ¿Quién habitará en tu tabernáculo? Quién morará


en tu monte santo?... ¿Quién subirá al monte de Jehová?" (Sal. 15, 24). Estas preguntas revelan
un anhelo profundo de relación con Dios, de comunión con él. Y, como lo expresan los mismos
salmos, la relación con Dios implica tener una naturaleza moral y espiritual aceptable al Señor.
Por ello, el apóstol Pablo, escribiéndole a los hermanos en la ciudad de Efeso (Ef. 1: 3-6), les
recordó que todas las bendiciones que habíamos recibido de Dios, por medio de Cristo, tenían un
sublime propósito, ser "para alabanza de la gloria de su gracia, con la cual nos hizo aceptos en el
Amado". ADORAR significa entonces, en el lenguaje bíblico, relación, encuentro, comunión con
Dios, ya sea en la dimensión personal, como en la congregacional. Por lo tanto, la adoración, no
está solamente circunscrita a la formalidad de un acto o culto (Salmo 24: 3), sino que implica, sin
lugar a dudas, un estilo de vida (Salmo 24: 4-6). Ambos aspectos son fundamentales y
condicionantes de una genuina adoración, en el sentido bíblico. Evaluemos la adoración personal
y congregacional de nuestra iglesia.

2.1. El señorío de Jesucristo

2.1.1. ¿Hay exposición seria y autoritativa de la Palabra de Dios en nuestra iglesia? Si la hay,
¿Ordenamos nuestra manera de vivir como iglesia, y en las vidas de las familias y las personas en
obediencia a la exposición de la Palabra de Dios?

2.1.2. ¿Están a la disposición del Señor el tiempo, los talentos y los recursos económicos de
nuestros miembros?

2.2. La adoración y la alabanza del cuerpo de creyentes

2.2.1. ¿Hasta qué punto nuestra adoración congregacional es repetitiva o rutinaria? ¿Está
evidenciando nuestra adoración congregacional una genuina atmósfera de gratitud y victoria
espiritual, fruto de nuestra fidelidad a Dios? -O, por el contrario, ¿nuestra adoración es
sobradamente emocional y de poca profundidad espiritual? ¿Es plenamente significativa para los
que participan en ella?

2.2.2. ¿Nuestra congregación ha definido una filosofía clara con respecto a la adoración
congregacional o solamente “sigue” las modas del momento sin “filtrar” los elementos que no
tienen un fundamento sólido en la Palabra de Dios?

2.2.3. Las personas que ministran en el contexto de la adoración congregacional (instrumentistas,


grupo de apoyo a la alabanza, directores de culto y canto, ujieres, expositor de la palabra, etc.),
¿son ejemplo de compromiso vital con Dios por medio de un estilo de vida que muestra las
marcas de su seguimiento al Señor?

2.2.4. ¿Es nuestra adoración congregacional un escape del dolor y de los desafíos del contexto en
que nos toca ministrar, o una apertura de la totalidad de nuestras vidas a Dios y su propósito?

2.2.5. ¿Qué podríamos hacer para profundizar y mejorar la calidad de nuestra adoración a Dios?
2.3. La práctica de la oración

2.3.1. ¿Consideramos que el ministerio de la oración es fundamental para la vida y misión de la


iglesia?

2.3.2. ¿Nuestras prácticas de oración tienen carácter intercesor por personas y causas
específicas? ¿Escuchamos a Dios a la vez que presentamos nuestras peticiones?

2.4. Devocionales

2.4.1. ¿Participa nuestra iglesia en devocionales personales y/o familiares, que nos ayudan en
nuestro crecimiento espiritual, cada día?

2.4.2. ¿Nuestros vecinos podrían testificar que en nuestra iglesia hay algo diferente en lo que se
refiere a nuestro estilo de vida?

2.5. Ofrendas

2.5.1. ¿Cuál es nuestra actitud al presentar nuestros diezmos? ¿Damos con alegría o con pesar,
pensando en lo bien que pudiéramos utilizar este dinero en otros proyectos personales? ¿Somos
conscientes de que cuando damos reflejamos una actitud de adoración al Señor?
AREA III: COMUNIÓN DE LA IGLESIA

La palabra griega koinonía hace referencia, en el contexto del Nuevo Testamento, a la


comunión (o común unión) que practica o vive la comunidad de aquellos que se identifican como
discípulos de Jesucristo. El fundamento de la comunión de la iglesia se expresa en el misterio de
la Trinidad y nuestra relación con ella (2 Cor. 13:14, 1 Cor. 10:16), el combustible para la
comunión de la iglesia es la verdad de Dios (1 Jn. 1:3-5), la vivencia de la comunión de la iglesia
es la práctica de la verdad de Dios (1 Jn. 1:6-7; 2:3-6; Hch. 2:42-46; 4:32; Ro. 12:13). Evaluemos,
entonces, la comunión cristiana en el contexto de nuestra iglesia local.

3.1. ¿Hasta qué punto, nuestra iglesia se ha desarrollado como una comunidad de cuidado y amor
genuinos, que está atenta a las necesidades de sus miembros?

3.2. ¿Tenemos mecanismos de contacto o relación que posibiliten la profundización de nuestras


relaciones interpersonales y grupales? ¿Estamos participando todos de algún grupo que se reúna
con regularidad para ministrarnos unos a otros y confraternizar? ¿Conocemos más que sólo el
nombre de un buen número de miembros de nuestra congregación?

3.3. ¿Son capaces nuestros miembros de descubrir sus dones espirituales y de usarlos en
ministerios que impulsen la totalidad de la misión de la iglesia?

3.4. ¿Percibimos en nuestra congregación, una atmósfera apropiada para compartir con
sinceridad la propia situación espiritual, con las personas apropiadas y para recibir consejo,
exhortación, disciplina, etc.?

3.5. ¿Hemos desarrollado como iglesia una atmósfera receptiva, agradable y amistosa para con
las visitas, los nuevos creyentes y las nuevas familias, de manera que se sientan bienvenidos?

3.6. ¿Es evidente la presencia y guía del Espíritu Santo en la vida de la iglesia, como una
comunidad? ¿Se expresa el fruto del Espíritu Santo en la iglesia?

3.7. ¿Hay la percepción, en la vida de la iglesia como una comunidad, de que estamos sirviendo o
ministrando en función de un mismo objetivo (unánimes), aún cuando los ministerios sean
variados?

3.8. ¿Estamos a la expectativa e intercediendo, para que el Señor levante más hombres y mujeres
dispuestos a servirle en las diferentes áreas ministeriales?

3.9. Las reuniones regulares de la congregación, ¿están constituyendo expresión de comunión


sincera e intensa en el Señor?

3.10. ¿Qué recomendaciones específicas podemos plantear para desarrollar y/o profundizar la
comunión en la iglesia?
AREA IV: ENSEÑANZA DE LA IGLESIA

La enseñanza ha jugado un rol gravitante en la vida y misión del pueblo de Dios. A


diferencia del criterio comúnmente usado, que asocia enseñanza con un ejercicio memorístico y
verbal, la enseñanza o didajé, como aspecto clave en la iglesia cristiana implica una tarea
formativa, con un propósito específico "perfeccionar a los santos", en el contexto del ministerio de
la iglesia (Ef. 4:11-16; Mt. 28:20). Por otro lado, la enseñanza de la iglesia, no es un ejercicio
pasajero o adicional a la vida de la iglesia, sino un quehacer vital, duradero y determinante para su
existencia y rol (Hch. 11:26; 15:35; 18:8-11; 28:30-31).

4.1. Vida en comunidad

4.1.1. ¿Hasta qué punto nuestra iglesia se ha forjado como una comunidad de enseñanza-
aprendizaje permanente alrededor de la Palabra de Dios, que está atenta para conectar la verdad
divina con los desafíos del contexto en el que viven sus miembros?

4.1.2. ¿Cómo se expresa en nuestra congregación, la conciencia de que somos el cuerpo de


Cristo (Ef. 4: 12), edificio de Dios (1 Cor. 3: 9), pueblo de Dios (1 Ped. 2:10), etc.?

4.2. Enseñanza y estudio

4.2.1. ¿Tiene nuestra iglesia una filosofía clara respecto al discipulado de cada persona,
desde que hace su decisión de entrega al Señor hasta que asume su respectivo rol o
ministerio dentro del Cuerpo de Cristo? Esta filosofía, ¿se expresa en ministerios sólidos
de discipulado de los creyentes?

4.2.2. ¿Cuál es el grado de conocimiento de la Biblia en nuestra iglesia? ¿Qué oportunidades se


presentan a cada miembro para estudiar la Palabra de Dios con profundidad?

4.2.3. ¿Recibe cada grupo una enseñanza apropiada de acuerdo a su necesidad, capacidad y
edad?

4.2.4. ¿Cuáles son los aspectos de nuestra cultura que nos plantean desafíos para cumplir con las
demandas del Evangelio?

4.3. Vida familiar

4.3.1. ¿De qué manera refuerza el ministerio de la iglesia la vida de las familias cristianas?
¿Reconocemos la importancia estratégica del hogar cristiano en el cumplimiento de la misión de
Dios?

4.3.2. ¿Son las familias de la iglesia capaces de incluir en su compañerismo a personas aisladas y
sin familias?
4.4. Liderazgo de la iglesia

4.4.1. ¿Hasta qué punto practica nuestra iglesia el modelo neotestamentario de un liderazgo
compartido y de equipo?

4.4.2. ¿Quién pastorea a nuestro pastor?

4.4.3. ¿De cuáles maneras provee nuestra iglesia para la aparición, reconocimiento y capacitación
de líderes nuevos?
AREA V: PROCLAMACIÓN DE LA IGLESIA

Este aspecto de la vida de la iglesia se identifica en la Escritura (NT), con la palabra


Kerygma. El kerygma se define como la proclamación o anuncio vehemente, dinámico y
persuasivo del Evangelio del Reino de Dios afectando la vida de la/s persona/s en su integridad.
El evangelio es la proclamación de Jesús como el Señor (Hch. 5:42; 11:20), buscando que las
personas respondan en arrepentimiento y fe en Jesucristo (Hch. 11:17-18; 18:8; Ro. 10:9), para
perdón de pecados, integrándose a la familia de la fe. La evaluación de la proclamación de la
iglesia nos lleva a considerar los elementos siguientes:

5.1. La estrategia de la proclamación

5.1.1. ¿Es la misión de la iglesia, a la luz de las Escrituras, la que sirve de marco a la vida de
nuestra congregación local? ¿Es evidente en nuestra vida congregacional una urgente compasión
por la vida de las personas que no conocen a Jesucristo como Salvador y Señor?

5.1.2. ¿Qué porcentaje de los miembros de nuestra congregación están comprometidos en


ministerios de contacto y alcance evangelísticos?

5.1.3. ¿Qué porcentaje de nuestro presupuesto financiero está dedicado a la misión afuera del
templo?

5.2. Misión local

5.2.1. ¿Qué tan efectiva es la misión de nuestra iglesia en la comunidad?

5.2.2. ¿De qué maneras se relacionan los miembros de la Iglesia con sus vecinos? ¿Estamos
esforzándonos para establecer puntos de contacto evangelísticos con los no creyentes?

5.2.3. ¿De cuáles maneras nos identificamos con las necesidades físicas, sociales y espirituales
de nuestra comunidad? ¿Qué hacemos para ayudar a satisfacer estas necesidades?

5.2.4. ¿Estamos trasmitiendo a otros nuestra fe cristiana? ¿Crece nuestra iglesia por medio de la
conversión de personas de la comunidad?

5.3. Misión más allá de nuestra comunidad

5.3.1. ¿Cuál es nuestra contribución a la misión mundial de la Iglesia? Y, ¿de qué manera
tenemos comunión con las iglesias de otras áreas en nuestro país y de otros países del mundo?

5.3.2. ¿Sostenemos una relación mutua con alguna iglesia local de un nivel social diferente al
nuestro dentro del país?

5.3.3. ¿Somos conscientes de la existencia de lugares y grupos de personas que están aún sin el
conocimiento de Cristo sea dentro del país, o en otros países?
AREA VI: SERVICIO DE LA IGLESIA

El servicio de la iglesia, se explica por las connotaciones del término diakonía. La


diakonía, en la perspectiva del Nuevo Testamento, alude a la práctica vital de servir al prójimo.
Poner nuestra vida en función de las necesidades de los demás. El ejemplo y desafío de servicio
en función del reino, lo tenemos en nuestro Señor Jesucristo (Mt. 20:28; Jn. 13:4-17). Por su
parte, el modelo corporativo de servicio, lo encontramos en la iglesia primitiva (Hch. 2:43-47; 4:32-
35; 6:2-5). Más adelante, el apóstol Pablo exhorta a la iglesia para que exprese esta función de
manera permanente (Gál. 6:9-10). En Mt. 25:31-46, el Señor Jesús hace referencia al hecho de
que la vivencia del servicio será determinante en la evaluación de la genuinidad del discipulado al
final de la historia.

6.1. Servicio interno

6.1.1. ¿Consideramos las necesidades físicas de los hermanos en la fe? ¿Son las necesidades
espirituales las únicas que suplimos como iglesia?

6.1.2. ¿Visitamos a los enfermos de nuestra congregación cuando tienen problemas de salud?

6.1.3 ¿Apoyamos económicamente a las personas más necesitadas de nuestra congregación?


¿Tenemos un plan de trabajo como iglesia que supla las necesidades materiales de nuestros
miembros?

6.1.4. ¿Evidencian los miembros de nuestra congregación la vocación de servicio los unos a los
otros? ¿En qué forma específicamente?

6.1.5. ¿Cómo podemos expresar más genuinamente nuestra labor de servicio dentro de nuestra
congregación?

6.2. Servicio externo

6.2.1. ¿Cuál es la actitud de la iglesia respecto a las necesidades de nuestra comunidad?


¿Conocemos casos de necesidad económica, social y/o emocional que estén sufriendo personas
ajenas a nuestra congregación?

6.2.2. ¿Nos disponemos a suplir con nuestros recursos, como congregación, necesidades que
somos llamados a cubrir?

6.2.3. ¿Tenemos programas de visitación a los enfermos, prisioneros, ancianos, etc?

6.2.4. ¿Apoyamos con nuestro tiempo y dinero los programas de benevolencia, como la Cruz
Roja?

6.2.5. ¿De qué otra manera podemos manifestar nuestra tarea de servicio con el mundo?
AREA VII: CONTEXTO DE LA IGLESIA

En Hechos 1:8, el Señor Jesús, antes de su ascensión, exhortó a sus discípulos para que
no se atrevieran a dar un sólo paso, sin contar con el recurso del Espíritu Santo como poder de
Dios para vivir como testigos del resucitado. Al hacer mención a lugares como "Jerusalén, Judea,
Samaria y hasta lo último de la tierra", no sólo se declaraba una lista de lugares sin ninguna
importancia. Más bien, se hacía patente a los discípulos que la misión de la iglesia nunca se lleva
a cabo en el aire, sino en un contexto cultural determinado, específico. Es nuestra
responsabilidad conocer ese contexto en el que hemos de ministrar, descubriendo sus valores y
creencias (Hch. 17:16), así como las estructuras que seducen a las personas atándolas a un estilo
de vida que deshonra el nombre de Dios (Hch. 16:16-24; 19:23-30). Debemos evaluar, cuánto
conocemos de nuestro contexto.

7.1. ¿Qué aspectos de la época que nos ha tocado vivir, consideramos que son los más
desafiantes para el ministerio de la iglesia?

7.2. ¿Se enseña en la congregación a vincular o relacionar la fe bíblica con la vida cotidiana?

7.3. ¿Está la congregación atenta a la problemática más urgente del contexto en el cual está
ministrando? ¿Cómo se expresa esta actitud vigilante y alerta?

7.4. ¿Conocemos de estudios que la iglesia está realizando para tener una mejor percepción del
contexto en que ministramos? ¿Quiénes lo están llevando a cabo?

7.5. ¿Existe en la estructura de la iglesia, un mecanismo que esté responsabilizado de promover,


organizar y supervisar el ministerio de servicio en función de las necesidades más sentidas en el
contexto en que vive y ministra la congregación?

7.6. En los tiempos de oración de la iglesia (cultos dominicales o de entre semana), ¿se toman en
cuenta asuntos o problemáticas de interés local, nacional o internacional?

7.7. ¿En qué medida se observa, entre los miembros de la congregación, influencias positivas o
negativas del contexto en el que viven?

7.8. ¿Se sienten los miembros de la congregación, desafiados a involucrarse en programas de


servicio pertinentes, de acuerdo a sus dones? ¿Se menciona o hace referencia a estos
programas desde el púlpito, boletín de la iglesia, por medio del comité responsable de estos
ministerios ú otros mecanismos de información?

7.9. ¿El ministerio de la predicación en la iglesia, en cuanto a su contenido y aplicación, toma en


cuenta el contexto eclesiástico y social?

7.10. ¿Qué recomendaciones haríamos para desarrollar mejor, como iglesia, una actitud atenta
frente al contexto que nos toca vivir?

________________________________________________________________Wilfredo Canales, 1996//Rvsdo. 2003.


CENTRO DE ESTUDIOS PASTORALES
Instituto de Desarrollo de Líderes
Programa de Desarrollo de Iglesias

METODOLOGIA
PARA EL
DIAGNOSTICO CUALITATIVO
DE LA
IGLESIA LOCAL (*)

1. INTRODUCCION

El Manual de la Iglesia establece que una de las responsabilidades de la Junta Local es


“Establecer un comité que trace planes de largo alcance para la iglesia, con el pastor como
presidente ex officio” (129.30). En nuestra iglesia local, este comité es el Comité de Planificación y
Estrategia que, como se explicita en su correspondiente descripción de funciones, tiene como su
misión principal la investigación de las diversas áreas implícitas en el ser y hacer de la iglesia, con
el propósito de hacer recomendaciones que fortalezcan o reorienten la vida de la congregación, de
manera que pueda cumplir efectivamente las tareas encomendadas a ella por el Señor Jesucristo
(Mt. 28:18-20; Hch. 1:7-8).

A la luz de lo anterior, el Comité mencionado propone realizar una Evaluación o


Diagnóstico cualitativo que permita identificar las fortalezas, debilidades/amenazas (al interior), y
las oportunidades (del contexto) que repercuten en el desempeño de la iglesia, tomando en cuenta
las áreas que se presentan a continuación:

♦ Identidad histórica
♦ Adoración
♦ Comunión
♦ Enseñanza
♦ Proclamación
♦ Servicio
♦ Contexto

Estas áreas están detalladas en el documento llamado "Cuestionario para el diagnóstico


cualitativo de la iglesia local". En éste, se presentan los principales criterios que dan contenido a la
evaluación en cada área.

A continuación se desarrolla el proceso a seguir para la efectiva realización de este diagnóstico


interno.
2. ETAPAS DE LA METODOLOGIA

2.1. Etapa previa: Conocimiento del cuestionario para el diagnóstico.

En esta etapa se espera que, tanto el Comité de Planificación y Estrategia como el grupo
al que se le hayan de plantear las preguntas, se interiorice de cada una de las partes del
documento que servirá de guía para el diagnóstico.

Para el trabajo de evaluación que se propone, este cuestionario será una guía para el
desarrollo de las sesiones y para el ordenamiento de la información que se desprenda de las
mismas.

2.2. Técnica de recolección de información.

Para la recolección de la información se propone la técnica del GRUPO FOCAL. Esta, es


una entrevista o cuestionario aplicado a un grupo, donde interesa profundizar en aspectos
cualitativos de un problema o situación bajo estudio. Lo que se busca es focalizar sobre uno o
varios aspectos específicos de un tema particular.

La dinámica de este grupo es que, entre los miembros que lo conforman, cada uno pueda
opinar, comentar, criticar, ampliar, cuestionar lo presentado por otras personas del grupo. Por este
motivo es que los grupos no deben ser muy grandes; se recomienda de cuatro a ocho personas,
que tengan alguna homogeneidad en términos de sus antecedentes y experiencias en lo referente
al problema objeto de estudio.

En la conducción del grupo es importante un/a animador/a y un/a relator/a. El/la


animador/a debe iniciar, promover y dar racionalidad a la discusión. El/la relator/a es responsable
del registro de la información; sin embargo, se recomienda grabarla para evitar el sesgo que
pueda introducir el/la relator/a al momento de decidir qué registrar y de interpretar lo expresado
por las diferentes personas.

El/la animador/a debe estar atento al documento-guía. Sin embargo, debe dar libertad
para conducir el diálogo, permitiendo profundizar en ciertos aspectos y plantear nuevas preguntas.
Debe aclarar las dudas del grupo, por lo que necesita tener un buen manejo de los contenidos, de
las respuestas o del problema en discusión. Esta técnica permite un proceso de enseñanza-
aprendizaje en una relación horizontal entre los participantes y los moderadores. Asimismo, se
debe tener la habilidad de facilitar la participación de todo el grupo; saber manejar los riesgos de
las personas que son muy tímidas, de las que hablan mucho, de las que dominan al grupo y de las
que tienden a cambiar de tema.

Teniendo una comprensión clara de la técnica de grupo focal, se propone que se formen
grupos que representen diversas edades (jóvenes y adultos), ambos géneros (mujeres y
hombres), con una característica común: conocer la iglesia, ya sea por sus años de asistencia, por
su participación en las tareas de la misma o por su entusiasmo de conocerla más en este proceso.
Deben ser personas que estén dispuestas a participar de una a tres sesiones de evaluación y de
apartar en cada una de ellas, una o dos horas para el diálogo.
Es necesario aclarar que, pueden ser distintos grupos que analicen diferentes áreas de
esta evaluación para realizar un proceso más ágil, que permita la participación de diferentes
personas. Estos grupos no sólo se encargarán de discutir sobre los temas, sino que se realizará
un esfuerzo de proponer medidas correctivas de las debilidades encontradas. Estas propuestas
serán retomadas por el Comité de Planificación y Estrategia y fortalecidas por una visión global de
la evaluación.

2.3. Preparación y presentación del informe.

En esta etapa, los miembros del Comité de Planificación y Estrategia serán los
responsables de elaborar un informe con los resultados de la evaluación y con las propuestas o
estrategias de fortalecimiento o reorientación que se deriven del proceso. Los resultados de este
diagnóstico deben ser presentados a la Junta Local para su correspondiente tratamiento y
derivación a las instancias competentes.

______________________________________________________________________________
(*) Para ser usada con el Doc. “Cuestionario para el Diagnóstico cualitativo de la Iglesia Local”

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