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ESCUELA TÉCNICA
MAESTRIA EN ADMINISTRACIÓN PÚBLICA Y GOBIERNO
ANALISIS DE LA REALIDAD SOCIAL EN GUATEMALA
CATEDRATICO: DR. OSMAN A. CONTRERAS A. Ph D
ANÁLISIS:
NEGOCIACIONES DE SER UN TERCER PAIS SEGURO
GRUPO 09
ODBERTO PERLA 19012343
WENDY CORADO 19012345
OCTUBRE 2019.
Introducción:
Por otra parte, las autoridades de EE. UU. han dejado claro que el interés en
establecer a Centroamérica como terceros países seguros corresponde más a una
política estatal antiinmigrante que al interés por la protección internacional de
estas personas. Utilizando tendenciosamente el discurso respecto de la protección
de las personas refugiadas, EE. UU. amplía su frontera a la denominada “Frontera
del Siglo XXI” y establece, de facto, “estados tapón” que realmente no pueden
proteger ni a migrantes ni a sus propios habitantes.
Intervención, inestabilidad y violencia son, quizás, los conceptos que mejor definen
a Mesoamérica. Siendo la región latinoamericana más cercana a EE. UU., ha sido
objeto de un sinnúmero de presiones para garantizar la hegemonía del Norte,
consolidándose como una región arrojada a la violencia estructural producida por
procesos de acumulación neoliberales y por procesos de índole histórico, cultural y
social que arrastran largos períodos de conflictos internos que contaron con la
intervención estadounidense. A pesar de ello, la posibilidad de desplazamiento a
través del Istmo Centroamericano, así como la puerta al Caribe, el Canal de
Panamá, han propiciado que para EE. UU. esta región sea considerada como
el Mare Nostrum (el Gran Caribe como mar estadounidense) y la región per se en
América Mediterránea (en alusión al Mediterráneo europeo). Ambas nociones
resultan clave para la comprensión del interés geopolítico sobre Mesoamérica y,
en extenso, el Gran Caribe (área conformada por México, Centroamérica, El
Caribe, Colombia y Venezuela).
Según datos de abril de 2019, las remesas de las y los migrantes de Honduras
ascienden a 4,883 millones de dólares, representando cerca del 20% del PIB. El
Salvador recibe por remesas 5.469 millones de dólares, que representan el 18%
del PIB, y Guatemala 9.288 millones de dólares que equivalen al 11% del PIB.
Mientras la OEA y los EE. UU. apoyan a los gobiernos de Guatemala y Honduras,
éstos continúan desarrollando las políticas económicas y sociales que profundizan
la desigualdad. Claramente es un círculo de la pobreza que termina con la
intención de las familias afectadas por ese ciclo a migrar a los EE. UU. como
último recurso para sobrevivir, sabiendo de las violentas condiciones del tránsito
hacia la frontera.
Datos migratorios
El Artículo 2 del documento menciona que este acuerdo «no aplica a los
solicitantes de protección que son ciudadanos o nacionales de
Guatemala; o quienes, siendo apátridas, residen habitualmente en
Guatemala». Pero podrían ser enviados al norte de México a esperar sus
audiencias, como parte de la política Permanecer en México. Según el
Instituto Nacional de Migración de México (INM), de enero a junio de este
año, hasta 17,000 solicitantes de asilo de El Salvador, Honduras y
Guatemala han sido enviados a Mexicali y Tijuana.
Guatemala – Inmigrantes
Aún no es posible saberlo. Hasta que ambas partes (el gobierno de
Guatemala y el gobierno de Estados Unidos) no realicen el plan de
implementación inicial, que mencionan en el acuerdo, y que determina el
número de personas que serán trasladadas de Estados Unidos a
Guatemala, no se sabe el número de solicitantes de asilos que
Guatemala acogería. Según un conteo realizado por la Transactional
Records Access Clearinghouse (TRAC), este año Estados Unidos tiene
945,711 casos de asilo pendientes. De esos, 199,592 son de personas
de Guatemala, 161,575 de El Salvador y 153,298 de Honduras. Si esta
política afectara únicamente a solicitantes El Salvador y Honduras, mas
no de Guatemala, el país recibiría hoy a 314,873 personas,
aproximadamente, solo de solicitantes de asilo. Aparte tenemos a los
solicitantes de refugio. En el 2019 Estados Unidos limitó el número de
solicitudes de refugio que tramitaría a 30,000. En el 2018 recibieron 725
solicitudes de El Salvador y 71 de Honduras. Pero tampoco hay ninguna
restricción en los términos actuales del acuerdo que lo vaya a limitar a
esos dos países.
Uno de los puntos más importantes en la relación bilateral entre México y EE. UU.
ha sido la migración. La Administración Trump deja claro que la vía para parar las
migraciones es la militarizada. La amenaza de imposición de aranceles a México
hizo que el país movilizara a la recién creada Guardia Nacional a puntos
estratégicos para detener la migración, y estableció un acuerdo con EE. UU. para
comprometerse a bajar la entrada de migrantes al país reforzando la seguridad al
sur de la frontera con Guatemala, por lo que esa frontera es uno de los puntos
estratégicos más importantes para EE. UU.
El Gobierno de Andrés Manuel López Obrador (AMLO) tiene como uno de sus
compromisos modificar la política militarizada contra la migración, crear empleos y
establecer una alianza de cooperación para el desarrollo con los países
centroamericanos -en el que también estaría EE. UU.- además de promover dos
megaproyectos en el sursureste del país: el Tren Maya y el Corredor Transístmico.
Estos dos proyectos tienen resistencia por parte de algunos sectores sociales que
verán afectados sus territorios. Por otra parte, geopolíticamente la creación del
Corredor partiría al país por su parte más estrecha, aspecto que EE. UU. ha
pretendido desde el siglo XIX.
La reciente gira por los países del Triángulo Norte de una delegación bipartidista
del Congreso, encabezada por la presidente de la Cámara de Representantes y
una de las principales opositoras a Trump en las filas demócratas, Nancy Pelosi,
pone en relieve esa tensión y anticipa el peso que la cuestión migratoria va a tener
en las próximas elecciones estadounidenses. En los encuentros con altos
funcionarios del Gobierno, representantes de la sociedad civil y empresarios en
Guatemala, Honduras y El Salvador, se promovieron tres pilares: seguridad, la
prosperidad y la gobernanza. “En cada uno de los países que visitamos,
señalamos que no puede tener seguridad a menos que ponga fin a la corrupción.
No puedes tener prosperidad a menos que promuevas la justicia. Por lo tanto, el
buen gobierno es fundamental para la prosperidad.” Reformas a los poderes
judiciales y leyes anticorrupción son dos de los pilares del soft
power estadounidense en la región.