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Hay personas que dice: "todo está bajo control" ¿pero es esto cierto? la realidad es
que nosotros no tenemos control definitivamente de nada. Ningún país imperio o
individuo puede subir su voz con total poder y expresar que tiene el control de todo.
Dios ha demostrado muchas veces a la humanidad que no es así, dado Y sabemos que
hay desastres naturales, brutalidad humana, ataques terroristas, brotes de epidemias,
pandemias como las que vivimos hoy, que son solo pequeños ejemplos del poco control
que tenemos del medio que nos rodea. Pero si hay algo contundente, Dios está en el
control absoluto de todas las cosas, incluyendo cada instante de nuestras vidas, en esta
tierra.
Dios tiene el control de todas Sus Obras. Y usted y yo somos parte de esa Creación y por
ende tiene el control soberano sobre nosotros. Nada ni nadie puede contender ni alterar en
un solo segundo el plan eterno y soberano de Dios. (Salmo 104:27-30).
Todas las cosas por él fueron hechas, y sin él nada de lo que ha sido hecho, fue hecho.
(Juan 1:3).
Porque en él fueron creadas todas las cosas, las que hay en los cielos y las que hay en la
tierra, visibles e invisibles; sean tronos, sean dominios, sean principados, sean potestades;
todo fue creado por medio de él y para él.
(Colosenses 1:16).
Señor, digno eres de recibir la gloria y la honra y el poder; porque tú creaste todas las cosas,
y por tu voluntad existen y fueron creadas.
(Apocalipsis 4:11).
La ciencia moderna puede poner a girar sobre el globo a miles de satélites artificiales que
envían billones de señales electrónicas a cada nación de la tierra. ¡Oh! pero todas estas
“obras” son inertes e inservibles si el creador no las pone en marcha y les da "fuerza y
poder".
Para que el avión haga su vuelo en el cielo, la nave espacial aterrice en la luna, el
computador calcule los planos de un edificio, y el crucero llegue a su puerto, será
imprescindible la mente y el espíritu del homo sapiens.
El creador se impone sobre la materia inerte y es quien la "regula" y le da la "fuerza", en
medio de su pecado.
Por lo tanto, el Dios-Creador de todo el universo también está gobernando y dirigiendo
absolutamente todo. Quiera usted o no entenderlo ni su libre albedrío podrán sorprender a
Dios. “Jehová afirmó en los cielos su trono; y su reino domina sobre todos”
(Salmo 103:19).
Los millones de galaxias y sus millones de estrellas corren y se regulan porque Dios las
sustenta con la fuerza de Su Palabra. (Hebreos 1:3)
Dios es superior a todo, porque es el Creador de todo, y Él es la primera causa de todas las
cosas y no hay nada antes ni después de Él.
Ningún rumbo puede tomar nadie que Dios no lo esté guiando y llevando en Su control.
Dios domina, controla y gobierna cada milésima de nuestro reloj y cada átomo del
universo. ¿Le parecen ligeras estas palabras de Dios? Pues, son muy profundas y muestran
Su Soberanía Absoluta. Jesús le dijo: Si quiero que él quede hasta que yo venga, ¿qué a ti?
Sígueme tú. (Juan 21:22). Pues a Moisés dice: Tendré misericordia del que yo tenga
misericordia, y me compadeceré del que yo me compadezca. (Romanos 9:15).
Muchas cosas pueden haberme sucedido. Tengo muchos ¿por qué? Quizás los tiene usted;
pero Dios está en el control de toda la historia de nuestras vidas. Así que no depende del
que quiere, ni del que corre, sino de Dios que tiene misericordia. (Romanos 9:16). De
manera que de quien quiere, tiene misericordia, y al que quiere endurecer, endurece. Pero
me dirás: ¿Por qué, pues, inculpa? porque ¿quién ha resistido a su voluntad? Mas antes, oh
hombre, ¿quién eres tú, para que alterques con Dios? ¿Dirá el vaso de barro al que lo
formó: ¿Por qué me has hecho así? ¿O no tiene potestad el alfarero sobre el barro, para
hacer de la misma masa un vaso para honra y otro para deshonra? (Romanos 9:18-21).
2. EN MEDIO DE LA TORMENTA
¿Será que hay una batalla campal?
¿Se ha preguntado alguna vez esto?: ¿Estarán Dios y el diablo en una batalla campal?
A veces pienso que es cierto y en medio de ella hay muchos cristianos en cualquier
parte del mundo que podrían ser los soldados rasos de este combate mortal.
¿Será que Satanás quiere azotar a un cristiano de forma tal que pueda su alma llevar?
¿Será que Dios le asegura que aquellos, quienes Su Gracia les ha conquistado no serán
jamás conmovidos por la peor tempestad?
Recordemos algo sobre la historia de Job, sin nada, Abraham enviado a tierra
desconocida, Daniel en un foso de leones, José vendido a Egipto. ¡Ah! Moisés cuarenta
años en un desierto huyendo por un asesinato, Juan el Bautista decapitado, y Esteban
apedreado. Son solo algunos ejemplos de cristianos sufridos.
A veces observamos que ciertos hombres y mujeres de fe les han tocado grandes
tormentas en su peregrinar por esta vida; y lo más dramático de la historia es que a
veces nos parece que Jesús está dormido.
¿Ha pensado usted en algo similar? Muchos cristianos sencillos, “y de a pie”, a cada
rato les toca una buena tempestad.
¿Estará Jesús dormido, o quizás estará ausente en medio de nuestra batalla campal?
Sus discípulos, (por Dios mismo escogidos) sintieron una desesperación tan crucial en
medio de la tempestad que les parecía que morirían.
Pero cada día más seguro estoy de que Dios no se cansa y no duerme; nunca se
desconecta y no pierde la señal. Jesús no está ausente de nuestros problemas y no
ignora cuánto nos sucede acá.
Sus discípulos ignoraron que Él estaba allí para salvarlos y para extenderles Su
Gracia en medio de su ansiedad. Él les socorre sin importar su falta de fe, y con amor
les trae bonanza en medio de la tempestad.
Que Él no siempre tendrá que calmarnos los vientos y el mar; pero siempre nos dará
la seguridad de que a nuestro lado Él está. (Mateo 28:20).
Cuando la tormenta arrecie y el viento en contra no nos deje avanzar, los hijos de Dios
sabemos que en medio de tal desespero, una voz tierna nos susurra una y otra vez sin
parar: “No temas, tengo el control de la tormenta en la que estás, y no permitiré
jamás que el diablo te arranque de ser mi propiedad”
"Mis ovejas oyen mi voz, y yo las conozco, y me siguen, y yo les doy vida eterna; y no
perecerán jamás, ni nadie las arrebatará de mi mano.
Mi Padre que me las dio, es mayor que todos, y nadie las puede arrebatar de la mano
de mi Padre.
Yo y el Padre uno somos. (Juan 10:27-30).
Pues, los genuinos hijos de Dios sabemos que esta voz tierna que escuchamos no se
apoya en nuestra propia religiosidad, moralidad o en alguna forma especial de
reaccionar en medio de la tempestad, sino que es un favor inmerecido que Dios ha
placido a sus hijos dar. (Véase. Lucas 12:32).
¡Ah! hay un ser estable, una roca de la eternidad. Hay un manantial de vida y una luz
que nunca se apagará y es la persona de Jesucristo, nuestro Amigo en la tempestad.
Jesús es el único que puede darnos paz en medio de nuestra tormenta,
o de nuestra batalla campal.
Satanás sabía desde el antiguo testamento que el plan de Dios era que Jesús viniera a
la tierra, fuera traicionado, crucificado y resucitara, y ofreciera la salvación a
millones de personas, y si hubiera alguna forma para evitar que eso pasara, Satanás lo
hubiera hecho. Si Satanás hubiera hecho que tan solo una de los cientos de profecías
sobre el Mesías no se hubiera cumplido, todo hubiera colapsado. Pero el número de
decisiones independientes y voluntarias hechas por miles de personas, fueron
diseñadas por Dios para que se realizara su plan exactamente en la forma en que
había planeado desde el principio, y Satanás no podía hacer nada al respecto.
Ilimitado en poder, sin rival en majestad, y sin que nada externo lo frustre, nuestro
Dios está en completo control de todas las circunstancias, haciendo o permitiendo que
éstas obren para sus propios y buenos propósitos y planes para que se cumplan
exactamente como él ha pre ordenado.
Pero no podemos confiar en alguien que no conocemos, y sólo hay una manera de
conocer a Dios, y es a través de su palabra. No hay una fórmula mágica para hacernos
gigantes espirituales de la noche a la mañana, no hay una oración mística que
hagamos tres veces al día para madurar, para que nuestra fe crezca y que nos haga
columnas de fortaleza y confianza. Es solo la biblia, la única fuente de poder que va a
cambiar nuestras vidas desde dentro hacia fuera. Pero se necesita un esfuerzo,
diligente y diario para conocer al Dios que controla todas las cosas. Si bebemos
profundamente de su palabra y dejamos que ella llene nuestras mentes y nuestros
corazones, la soberanía de Dios llegará a ser evidente para nosotros, y en eso nos
gozaremos, porque conoceremos íntimamente y confiaremos completamente en el
Dios que controla todas las cosas para su propósito perfecto.
4. AUN EN LAS PEORES CRISIS MARCOS 9.17-27
Hay situaciones en la vida que verdaderamente se ponen a prueba nuestra fe, llegado
el momento tenemos que tomar decisiones. No hay nada peor que ver a nuestros
cercanos mal, y aún más nada peor que ver a un hijo en sufrimiento extremo, esto
duele,
Cuando, por fin, logra llegar a Jesús, de pronto el padre experimenta una ligera
vacilación en su fe y su forma de pedir lo denota, le dice: “Si puedes hacer algo, ten
misericordia de nosotros, y ayúdanos” (Mr 9.22). es muy claro que a estas alturas este
hombre está siendo azotado por la duda, tantos intentos, tantas búsquedas, su corazón
ya no da para más, aunque tiene de frente a Jesús, el hacedor de milagro, que ha
levantado paralíticos dado vista al ciego, limpiado al leproso, etc., su mente y su
espíritu ya están agotados de no encontrar respuestas. La respuesta de Jesús, sabiendo
que el hombre está dudando, responde: “Si puedes creer, al que cree todo le es
posible” (Mr 9.23).
Rápidamente, el hombre se da cuenta que las palabras que está diciendo y su acción
no son congruentes y clama: “Creo; ayuda mi incredulidad” (Mr 9.24) esto nos habla
de las muchas veces en las que situaciones que vivimos nos rebasan y dan margen a la
duda, aunque de sobra sepamos quién es Jesús.
Cuando analizamos más, nos damos cuenta de que este padre estaba clamando al
Señor con toda honestidad. Pero su situación de vida le había causado tanto dolor que
inhibía la plena confianza y Reconoce humildemente que, aunque cree en el poder
salvador de Jesús, algunas cosas —tales como su preocupación por su hijo—estaba
obstaculizando su fe. Al corregir este padre pudo encontrar la solución que tanto
necesitaba, siendo testigo del gran milagro de liberación realizado por Jesús en la vida
de su hijo.
CONCLUSION
El Señor es soberano sobre todas las cosas (Sal 103.19). ¿Cree usted que Él tiene el
poder de cambiar su vida y esta situación que todos vivimos hoy? no permite usted
que las influencias externas afecten su confianza en Jesucristo. Si es así, sea honesto
con Dios en cuanto a su fe fluctuante, pero recuerde siempre que el poder de Dios no
fluctúa con nuestra confianza en Él. No importa cómo nos sintamos, Dios tiene
siempre el control y aun en las peores circunstancias el obrará.
5. DIOS TIENE SIEMPRE LA ULTIMA PALABRA TEXTO: DEUTERONOMIO 4:39
INTRODUCCION
Este precioso versículo nos hace un llamado a un proceso mental llamado reflexión.
¿QUÉ ES REFLEXIONAR? Es pensar y considerar un asunto con atención y
detenimiento para estudiarlo, comprenderlo bien, formarse una opinión sobre ello o
tomar una decisión.
Es decir que este versículo nos dice que debemos comprender bien que Dios es Dios en
el cielo y en la tierra, es decir como lo dice el título de este mensaje, que él tiene el
control de todo en este mundo, él tiene la última palabra en este mundo.
Es importante reflexionar en esto porque parecería que a muchos se nos olvida esto,
pues vivimos como si todo dependiera de otros menos de Dios, parecería que nosotros
pensamos que todo en este mundo depende de los políticos, de los médicos, de los
gobernantes, de los abogados, de los ricos, etc. Pero esto no es asi: DIOS ES DIOS EN
EL CIELO Y EN LA TIERRA, ALELUYA!!
Muchas personas lastimosamente viven como necios tal como nos lo dice la palabra de
Dios (Salmos 14:1) estas personas viven sin tomar en cuenta a Dios en su vida, ven que
todo en el mundo está lleno de maldad y violencia y por eso dicen que no hay Dios,
pero en realidad la maldad del mundo no es porque no hay Dios, sino porque el
mundo no ha querido buscar a Dios.
Nosotros como hijos de Dios debemos reflexionar y comprender que debemos vivir
seguros que Dios tiene siempre el control en este mundo y en nuestra vida, y por eso
debemos estar seguros que:
6. EL CORAJE DE JOB
Sinceramente admiro el coraje de Job. Me alegra mucho que no se dé por vencido,
diciendo: “Bueno, tal vez tienes razón, Zofar. Has hablado como tus otros dos amigos,
y por eso no voy a contradecirte ni a argumentar contigo en cuanto a esto”. ¡De
ningún modo! La fuerte crítica de Zofar es respondida con una reacción aún más
fuerte por parte de Job. Esta es, a propósito, la única manera de enfrentar a un
legalista. Ellos, también, son como las cucarachas. Si uno no las controla, se
multiplican y atraen a otras; y cuando uno menos lo espera, los legalistas toman el
control. Su método favorito para tomar el liderazgo es intimidar a los demás. Y si no
pueden intimidar, se van con sus cosas a otra parte (gracias al Señor), se marchan.
Hubo un tiempo en mi vida en el que permití que los legalistas me controlaran. Pero
ahora estoy recuperando el tiempo perdido. Envejecer tiene sus beneficios. He
aprendido a la brava que uno tiene que combatir el fuego con el fuego cuando los
intimidadores están resueltos a asumir el control. ¡Job no lo aceptó! Paró a Zofar de
la misma manera que Pablo se opuso a los judaizantes y “ni por un momento cedimos
en sumisión a ellos” (Gálatas 2:5).
Cuando Job habla finalmente, dice en realidad. “Muy bien. Ya es suficiente.” Se
enfrentó con valentía a ellos. Yo, por lo menos, admiro mucho a Job el no haberse
quedado allí aguantando el ataque.
Job dice: “¡Se trata de nuestro Dios! Es el Dios inescrutable y poderoso quien tiene el
control de todas las cosas. ¿Pensaban ustedes que yo no sabía eso?” ¡Qué forma tan
creativa de decirlo! “El Dios que yo adoro se deleita en trastornar los planes humanos
y en desbaratar las empresas humanas, y mientras lo hace, lleva a cabo su obra
milagrosa. Sólo Él tiene todo el control.”
Job está dejando en claro que sólo Dios es el único ante quien él se inclina, y al hacerlo
da a entender esto: “No estoy seguro de que ustedes lo hayan conocido jamás. No me
intimiden. Aunque no sé por qué estoy sufriendo así, puedo decirles que por alguna
razón y de alguna manera el Dios del cielo, el Dios callado, aquel que parece estar
ausente desde mi perspectiva, sigue teniendo el control.”
Cuando intentas hacer todo por tu cuenta y con tus propias fuerzas das cabida a que
el orgullo y la ansiedad se apoderen de ti. Es importante que reconozcas con humildad
tu necesidad y dependencia de Dios, que aprendas a dejar tus ansiedades en sus
brazos amorosos y que esperes a que intervenga en tu vida y en tus circunstancias. ¡Él
es fiel, él obrará!
Dios está siempre atento a lo que te sucede, él cuida de ti con paciencia y con amor. ¡Él
te ama tanto! Por eso, si te sientes preocupado o desanimado, confía en Dios, él te
ayudará.
Tienes un enemigo que te quiere destruir: el diablo. Por eso necesitas prestar atención
y no dejar que él gane terreno en tu vida. Llénate cada día del Espíritu Santo y deja
que él te guíe y tome el control de tu vida. Aún en los momentos de lucha más intensa
cuando piensas que no puedes seguir adelante, el Espíritu Santo está contigo dándote
fuerzas e intercediendo por ti.
Recuerda que no estás solo en la lucha. Estás unido a millares de creyentes por todo el
mundo que también son partícipes de ella. Formas parte del ejército de Dios y
tenemos a Jesús de nuestro lado. ¡No te desanimes! Todos estamos juntos en la batalla
y en Cristo tenemos la victoria.
¡Jesús ya venció! En él eres vencedor. No debes temer al futuro porque Jesús está
contigo y te dará fuerzas. ¡Ten esperanza siempre, sin importar cuáles sean las
circunstancias! Jesús no te abandonará.
Las crisis nos recuerdan que todos somos frágiles y susceptibles a enfermarnos e
incluso morir repentinamente. En general los seres humanos hacemos planes para el
futuro pensando que tenemos el control de nuestras vidas, pero basta un pequeño
virus, un microorganismo que no podemos ni ver, para alterar completamente
nuestras rutinas y destruir nuestros planes. El rey poeta del mundo nahua,
Nezahualcóyotl quien vivió de 1402-1472 y fue el Tlatoani de Texcoco, describió con
maestría esta realidad en este poema:
Yo Nezahualcóyotl lo pregunto:
¿Acaso de veras se vive con raíz en la tierra?
No para siempre en la tierra:
Sólo un poco aquí,
Aunque sea de jade se quiebra,
Aunque sea de oro se rompe,
Aunque sea plumaje de quetzal se desgarra.
No para siempre en la tierra:
Sólo un poco aquí
2. Todos somos iguales.
Las enfermedades y crisis no hacen diferencia entre personas y afectan a todos por
igual. Los seres humanos tratan de marcar diferencias económicas, sociales o
culturales, pero el COVID-19 nos recuerda que todos podemos enfermarnos y que
todos estamos interconectados y nos necesitamos unos a otros. No importa en qué país
vivamos, qué edad tengamos o a qué nos dediquemos, todos somos importantes y
necesarios en este mundo. Solamente se puede detener la propagación del virus con la
colaboración fraterna de todos.
Todos los seres humanos somos creados a la imagen y semejanza de Dios (Gen. 1:27).
La imagen de Dios es la base fundamental para el valor y dignidad de absolutamente
todas personas. La Biblia enseña que Dios es el dador de la vida, por lo que desde la
concepción hasta la tumba debemos proteger y valorar la vida de todos. La vida
humana no tiene precio y no importan las consecuencias económicas que una
catástrofe como la que enfrentamos traiga, debemos luchar a toda costa por cuidar las
vidas de todos. Cualquier llamado a “sacrificar” a unos por el bien de otros es
deleznable y contrario a la dignidad dada por Dios a todos los seres humanos.
4. Dios está cercano y es nuestro refugio en medio de las tormentas y las catástrofes
que enfrentemos.
Jesús afirmó claramente en Juan 13:13: “En esto conocerán todos que sois mis
discípulos, si tuviereis amor los unos con los otros”. En tiempos de crisis, nuestro
genuino amor por los demás es la luz a un mundo oscurecido por los problemas. Este
amor es concreto y tiene como ejemplo máximo el amor que Jesús nos demostró al
morir por nosotros en la cruz (Juan 13:34). Quizá una muestra que puede parecer
sencilla, pero es fundamental en estos momentos es mantener nuestra “sana distancia”
de los demás no necesariamente para cuidarnos a nosotros mismos sino para cuidar a
los demás. Nuestra perspectiva y misión debe ser el bien común y necesitamos hacer lo
necesario para proteger el bienestar de los demás. También esta crisis mundial por el
COVID-19 está evidenciando la enorme desigualdad social y económica de todos los
países, pero que se palpa con más claridad en los países en vías de desarrollo.
Tristemente son los pobres los que tendrán el mayor impacto de esta pandemia
mundial y todos tenemos la responsabilidad de ayudar a los más necesitados y luchar
por reconstruir un mundo en donde haya más justicia y equidad.
Los cristianos vivimos con la esperanza de un mundo mejor aún por venir. Esto no
quiere decir que en el presente no nos preocupemos por tener un mundo mejor para
todos, sino que hacemos lo mejor que podemos en el presente, pero también
esperamos la segunda venida de Jesús en donde por fin disfrutaremos de la plenitud
de la vida que Dios quiere para todos nosotros. Brian Dailey definió acertadamente la
escatología o estudios del futuro de esta manera: “La esperanza de los creyentes de
que el estado incompleto de su experiencia presente con Dios será resuelta, su sed
presente será saciada, su necesidad presente de liberación y salvación será satisfecha”.
Las tres virtudes cristianas son la fe, el amor y la esperanza. Nuestra fe en Cristo nos
sostiene, nuetro amor por Dios y por los demás nos define y nuestra esperzanza nos
alienta a seguir adelante en medio de las dificultades. En las circunstancias a las que
nos enfrentamos estos días, lo animo a que juntos unamos al clamor del apóstol Juan
al recibir la promesa de Jesús al final de las Escrituras: “El que da testimonio de estas
cosas dice: Ciertamente vengo en breve. Amén; sí, ven, Señor Jesús” (Apoc. 22:20).