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LA REVOLUCIÓN BOLIVARIANA:
ESTRATEGIAS DE DEFENSA
FRENTE A INJERENCIAS
EXTRANJERAS
INTRODUCTION ............................................................................................. 4
1 RA PARTE ....................................................................................................... 6
2 DA PARTE ..................................................................................................... 19
3 RA PARTE ..................................................................................................... 28
CONCLUSIÓN ............................................................................................... 40
REFERENCIAS .............................................................................................. 42
BIBLIOGRAFIA ............................................................................................. 45
Resumen :
El presente trabajo parte de un análisis del sistema interamericano,
poniendo especial énfasis a partir de las décadas de 1980 y 1990, sin
descuidar el contexto internacional, para explicar la organización
jerárquica del orden en donde el llamado giro a la izquierda tendrá
lugar. Nos centramos en el caso venezolano para dar cuenta de este
cambio de rumbo y cómo afecta los intereses del Estado dominante.
Además relevamos las prácticas de Estados Unidos para revertir este
nuevo rumbo y cómo el nuevo gobierno venezolano va a intentar resistir
estas continuas injerencias extranjeras, analizando la estrategia de
defensa y los esfuerzos diplomáticos.
1
Véase anexo 1 para un detalle de las políticas de Primera y Segunda
Generación adoptadas en el CW.
Economía
Luego de casi dos décadas de políticas neoliberales varios países de
la región y, entre ellos, Venezuela, experimentan lo que puede ser leído
como una coyuntura crítica. Entendemos por ésta, siguiendo a Maria
Regina Soares De Lima y a Mônica Hirst (2006) un momento en el cual
el patrón predominante de desarrollo y presencia internacional alcanzan
su límite y una nueva coalición triunfante se constituye y lidera los
cambios tanto en política económica como en política exterior.
Las medidas neoliberales dejaron como saldo una gran desigualdad
social (ver anexos 2 y 3) y las crisis económicas vinieron a dar el golpe
de gracia del agotamiento del modelo de integración competitiva y
expansión hacia afuera. El prometido crecimiento y desarrollo nunca se
logró y, por el contrario, se vació al Estado de sus recursos para poder
implementar políticas. De acuerdo con el bolivarianismo, la política de
privatización generaba una distribución de la renta hacia el Norte
financiando, de esta manera, el desarrollo de EE.UU. El neoliberalismo
también condujo a una mayor participación política, lo que permitió la
politización de grupos anteriormente postergados, como ciertos grupos
indígenas o de bajos recursos anteriormente marginados (Burchardt,
2017). Éstos serán clave para el ascenso al poder de la nueva coalición
triunfante. Parafraseando a Marx, podríamos concluir que el
neoliberalismo traía en sí el germen de su propia destrucción.
En el nuevo modelo que viene a instalarse, el Estado va a captar
parte de los ingresos excedentes de la exportación de las materias
Comercio y regionalismo
En el plano comercial, el giro desde una economía de mercado a una
proteccionista se vio reflejado en el rechazo a los Tratados de Libre
Comercio (TLC) y en especial a la propuesta del ALCA, enterrada en la
Cumbre de Mar del Plata en 2005. El ALCA representaba el
reforzamiento de las grandes corporaciones multinacionales, en
particular de EE.UU., y la debilitación de la capacidad de los Estados
para llevar adelante políticas activas para reactivar la economía y
promover el desarrollo económico y la integración social. Los ejes
principales a través de los cuales se lograría son la desregulación de los
mercados, la libre circulación de capitales y mercancías, la privatización
de los servicios públicos, la protección de inversiones extranjeras
intrazona y la limitación de la capacidad estatal para orientar las
compras públicas.
El proyecto bolivariano va a priorizar la integración holista y va a
apoyar el modelo de desarrollo interno en la integración con la región,
proponiendo la Alianza Bolivariana para los Pueblos de Nuestra América
Ideología
El gobierno de Chávez trajo de vuelta al campo político el
nacionalismo, haciendo amplio uso, retórico y práctico, de un
nacionalismo que, tomando las categorías de Pope Atkins (1991),
combinaba aspectos anti-yanquis, un nacionalismo económico y, en un
segundo momento, un nasserismo o socialismo militar.
El sentimiento anti-yanqui es el que prima y es directamente
influenciado por las consecuencias de las políticas neoliberales aplicadas
a partir de los ’80. En este sentido, el descontento social se expresa, en
el plano doméstico, contra las élites políticas dominantes y las élites
económicas a ellas aliadas, y en el plano externo, contra EE.UU.,
identificado como el principal promotor –externo- de dichas medidas.
El nacionalismo económico viene a ser la parte discursiva y
legitimadora del nuevo modelo de desarrollo interno promovido por el
chavismo. El llamado socialismo del siglo XXI, categorizado como neo -
desarrollismo (Russel y Tokatlian, 2009), neo-extractivismo (Burchardt,
2017) o, simplemente, como post-neoliberalismo (Ramirez Gallegos,
Seguridad
La securitización de la política exterior norteamericana, la doctrina de
preeminencia global, las políticas unilaterales y la doctrina de ataque
preventivo, llevó a que se perciba a EE.UU., principalmente luego del
11-s, no como una fuente de seguridad y estabilidad en la región,
percepción imperante a lo largo de la historia (De Lima y Hirst, 2006),
sino como un amenaza. A esto se suma la creciente presencia militar
norteamericana en la región, las intervenciones en Haití (1994 y 2004),
Granada (2003) y Panamá (1989), la militarización de la política
antinarcóticos con el Plan Colombia y la Iniciativa Andina Contra las
Drogas. Los gobiernos de la región, Venezuela entre los primeros de
ellos, (re)comenzaron a ver en EE.UU. una fuente de inseguridad, un
límite a su margen de maniobra y una amenaza a su soberanía. Como
respuesta a este nuevo escenario, Venezuela va a modernizar e
incrementar sus Fuerzas Armadas (FFAA) y a buscar la cooperación con
Modelo de vinculación
De una manera más sintética, podemos explicar la oposición de
EE.UU. al bolivarianismo si analizamos a éste utilizando las categorías
de Russell y Tokatlian (2009). De acuerdo a estos autores, Venezuela
optó, luego del intento de golpe de Estado en 2002, por el desafío como
modelo de vinculación a EE.UU. Russell y Tokatlian proponen cuatro
variables para analizar la política exterior de un Estado, a saber: 1) la
relación con Washington; 2) la perspectiva del sistema internacional; 3)
el lugar asignado a la región y; 4) el modelo de desarrollo.
El modelo de desafío se caracteriza con respecto a 1) la relación con
Washington, por una política de distanciamiento y rechazo para
contrabalancear su poder, la creencia de que su seguridad nacional está
en peligro y la percepción de EE.UU. como a un enemigo. En cuanto a 2)
la perspectiva del sistema internacional, los dos rasgos principales son
el cuestionamiento al establishment económico y financiero
transnacional y la defensa de un revisionismo completo del orden
global. Teniendo en cuenta 3) el lugar asignado a la región,
evidenciamos una voluntad de integración holista como superación del
intento de integración meramente económica y comercial por parte de
EE.UU., se busca también, evitar el establecimiento de un área de libre
comercio y, por último, se considera a la región como una fuente de
legitimidad y apoyo para el modelo político y económico interno. En
referencia al 4) modelo de desarrollo, se destaca, en el corto plazo, el
renovado papel del Estado en la economía y, en el mediano plazo, la
aspiración de un modelo de desarrollo alternativo al neoliberal.
En esta sección podemos observar cómo las políticas y la retórica de
Chávez van en contra de los intereses de EE.UU. y buscan resistirlos. La
Revolución Bolivariana surge como superación de los gobiernos de los
’80 y ’90, alineados con Washington. El nuevo gobierno no va a
alinearse con aquél, a quien veía como principal apoyo –exterior- de los
En la primer parte analizamos las razones por las cuales EE.UU. estaría
motivado a provocar el derrocamiento de Chávez, es decir, los motivos por
los cuales EE.UU. podría esperar unas ganancias netas potenciales mayores
de cambiar el gobierno en el poder que de no intervenir. En esta sección
analizaremos qué forma toma dicha amenaza. La naturaleza de la amenaza
va a definir la política de defensa de Venezuela durante el período en
cuestión, la cual será estudiada en la tercera sección de este trabajo. La
pregunta ordenadora de este apartado gira en torno a de qué hay que
defender al gobierno bolivariano.
EE.UU. percibe que una Venezuela gobernada por gobiernos bolivarianos
va a ser siempre contrario a sus intereses. La respuesta de Washington,
desde la perspectiva bolivariana es, como decíamos, una política de cambio
de régimen y, hasta que ese cambio se dé, una contención de Venezuela y
una reducción de su rol para evitar que ésta pueda cambiar el orden
regional. Entre los medios posibles se encuentran la intervención militar y
las herramientas diplomáticas y económicas.
El cambio de régimen puede producirse principalmente por dos vías,
primero una intervención militar directa de EE.UU., apoyada por grupos
locales y con el acompañamiento –explícito o implícito- de Colombia y,
segundo, por una desestabilización interna que llevaría a la inviabilidad de
los gobiernos de signo bolivariano. Afín de analizar estas dos estrategias
complementarias, dividimos esta parte en dos secciones, el uso o no de la
fuerza armada será nuestro criterio diferenciador.
2
Russell y Tokatlian definen una oposición limitada basada en una política
mixta hacia EE.UU., en la que se combinan desacuerdo y colaboración. La
integración regional es clave para el incremento del poder negociador conjunto
del área frente a EE.UU, pero a su vez, percibe a EE.UU. como un poder dual,
una combinación de amenaza y oportunidad.
Permisibilidad Internacional
A la hora de analizar las condiciones necesarias para que un Estado logre
la autonomía, entendida como no-interferencia de otros Estados, en este
caso EE.UU., en el plano externo Jaguaribe (1972) destaca la necesidad de
permisibilidad internacional, definiendo a ésta como la medida en que, dada
la situación geopolítica de un país y sus relaciones internacionales, este país
Balance interno
Dentro de las medidas de balance interno, el aumento de los recursos
económicos se dio por una mayor capacidad política relativa, entendiendo
por ésta la capacidad por parte del gobierno de extraer recursos de la
economía (Kugler y Organski, 1989), principalmente a través de su mayor
control sobre PDVSA. También se dio producto de un aumento del precio del
barril de petróleo.
Por su parte, el aumento del poder militar es resultado de un plan de
reestructuración de las fuerzas armadas bajo la nueva doctrina de Defensa
Integral de Nación, el aumento de su presupuesto (ver anexo 4), un plan de
formación de los cuadros de oficiales y el aumento del número de tropas
regulares y reservistas, junto con la organización de civiles bajo el marco de
las Milicias Nacionales Bolivarianas (MNB). La reforma de la doctrina de
defensa busca una reorientación hacia la nueva realidad a la que se
enfrentan las FANB, persiguiendo una mayor adecuación y eficiencia. A
través de intercambios académicos, agregadurías militares, ejercicios
combinados, capacitaciones y cooperación técnica, Chávez busco la mejora
cualitativa de las FANB con el fin de que sean capaces de enfrentar a las
FFAA mejor pertrechadas del globo. El aumento de tropas viene a ser
complementada por la mejora cuantitativa de las FANB. La reestructuración
de las FFAA ahora en FANB fue acompañada de la creación de las MNB,
componente de la sociedad y que responde directamente al Ejecutivo
Nacional y no al Ministerio Popular de la Defensa. La idea es de unir a las
FFAA regulares con la sociedad civil a través de reservistas civiles y grupos
civiles de base que tendrían como objetivo descentralizar la defensa. A esto
Balance externo
La región cobra un lugar privilegiado en el gobierno bolivariano como
elemento de sostén, no solo en el plano económico, político y socio-cultural,
sino también, en materia de defensa y seguridad. Podríamos hacer una
división entre los vínculos con los aliados regionales y los extra-regionales.
Los primeros obtienen un lugar central ya que serían los que militarmente
apoyarían a Venezuela en caso de una intervención y es en éstos en donde
mayor esfuerzo y recursos se van a destinar. Por otra parte, entre los
aliados extra-regionales más importante se encuentran Rusia, China e Irán.
La importancia de estos actores deriva más de la retórica anti-
norteamericana (Rusia e Irán), la campaña por una reforma de los
organismos de gobernanza mundial hacia un multipolarismo y el
abastecimiento de materiales de guerra (Rusia y China) que de una genuina
intervención de estos tres Estados en apoyo a Venezuela para la cual la
falta de capacidad y sobre de todo de interés van a ser determinantes.
Además, cada parte posee una agenda con intereses no necesariamente
compatibles.
El regionalismo bolivariano buscó una nueva serie de instituciones
latinoamericanas que excluyan a EE.UU. Si bien la participación en la
creación de la UNASUR y la CELAC son instrumentos más cercanos al soft-
balancing, la propuesta de la Organización del Atlántico Sur (OTAS) junto a
la conformación de una fuerza armada latinoamericana revisten un claro
carácter de hard-balancing. Por su parte, el ALBA posee una posición
entremedia. Cuba deviene el principal aliado estratégico e ideológico, con
quién se organizarán estas instancias de cooperación regional. La iniciativa
más ambiciosa es aquella de la OTAS, cuyo objetivo era la integración
militar a nivel regional y la conformación de unas Fuerzas Armadas
Latinoamericanas (Serbin y Pon, 2014). Ante la imposibilidad de llevar a
cabo una suerte de alianza militar inspirada en la OTAN, principalmente
dada la falta de coordinación en las políticas de defensa de Brasil y
Disuasión
Complementaria en a estas medidas y presente en la doctrina de defensa
bolivariana, yace la idea de disuasión. De forma resumida, de acuerdo a
Mearsheimer (1985), la disuasión implica la persuasión del oponente para
que no inicie una acción específica porque los beneficios percibidos no
justifican los costos y riesgos estimados (militares y políticos). La disuasión
es una ecuación entre los resultados políticos percibidos resultantes de una
acción militar y una cantidad de costos y riesgos militares y no militares.
Hay dos tipos de disuasión, por castigo, la cual involucra la amenaza de
destruir grandes porciones de la población y la industria del oponente; y por
negación, la cual requiere convencer al oponente que no va a lograr sus
metas en el campo de batalla. Dado que Venezuela es un Estado no-
nuclear, la disuasión no puede tomar otra forma que la disuasión
convencional. A su vez, el hecho de no poseer ni armas nucleares ni
municiones de precisión guiadas de rango medio –misiles balísticos- impide
a Venezuela la amenaza de imponer costos inaceptables, a la excepción de
algunos ataques que puedan ser realizados en suelo colombiano a través de
las FARC. La disuasión será entonces convencional y por negación.
Siendo que Venezuela se enfrenta ante una intervención militar cuyos
objetivos políticos son ilimitados, ya que se busca la reversión de la
Revolución y el cambio de régimen, las dos estrategias militares posibles a
las que haría frente son la guerra por desgaste y la blitzkrieg. Estas dos
estrategias buscan una derrota definitiva del enemigo, condición necesaria
para lograr el cambio de régimen, y excluyen la estrategia de objetivos
limitados, generalmente asociada a las guerras por un territorio. Dado que
los costos y riesgos de una guerra por desgaste son siempre elevados y la
posibilidad de éxito es relativamente incierta, la disuasión tiene altas
posibilidades de triunfar cuando el atacante tiene a esta estrategia como
única opción. Contrariamente, cuando una penetración estratégica profunda
es asequible, la disuasión tiene mayores posibilidades de fracasar ya que la
Un multilateralismo vinculante
La estrategia de balanceamiento hacia Washington puede verse reflejada
también a través de un multilateralismo vinculante (Russell y Tokatlian,
2009).
Consiste en hacer frente al poder de EE.UU. mediante el empleo activo de
las Organizaciones Internacionales, las cuales no pueden ser ignoradas por
el hegemón sin pagar un alto precio.
Estas instituciones internacionales de las cuales Estados Unidos es parte,
funcionan como otro mecanismo de coacción al poder estadounidense, en
donde los terceros países pueden encontrar frentes de acción colectiva
como resistencia a las acciones de Washington, al mismo tiempo que se
valen de un manual de conducta (Carta Constitutiva) que les permite
cuestionar legalmente toda resolución contraria del hegemón.
De esta forma vemos que, ante la amenaza que representa EE.UU.
para el proyecto bolivariano, Venezuela se vale tanto de un balance
interno, incluyendo una renovada estrategia de defensa, como de uno
externo para hacer frente a una posible intervención militar, al tiempo
que desarrolla un activo regionalismo y una diversifica ción de las
relaciones con los otros centros de poder no occidentales. Por
consiguiente, Caracas logra aumentar sus capacidades materiales,
disminuyendo la brecha de poder entre éste y EE.UU., y aumentando los
costos potenciales ante la posibilidad de una intervención, a la par que
amplía las bases partidarias de su Revolución.
En estas páginas pudimos ver las razones por las cuales EE.UU.
buscaría el derrocamiento del gobierno bolivariano, lo cual nos permite
extender similares causas hacia tantos otros gobiernos a los que EE.UU.
“vetó” dentro y fuera de la región para entender, desde una óptica
particular, la recurrente violación a la no-injerencia en asuntos de otros
Estados por parte del hegemón de turno. El estudio de las amenazas es
producto de la atenta observación de la política norteamericana en el
último siglo y medio en la región y últimos 70 años en el globo. La
respuesta brindada por el bolivarianismo se nutre de la experiencia de
los pueblos desde China y Vietnam hasta Cuba, adaptá ndola a la
realidad venezolana, a sus otros objetivos de agenda y agregándole una
originalidad propia. Como resultado, y de aquí el interés por estudiar
este tema, tenemos por un lado, una explicación tentativa de los drivers
de la política agresiva de EE.UU. -principal- mas no exclusivamente- en
América Latina y, por el otro, un recetario de respuestas defensivas que
no debería ser pasado por alto por aquellos gobiernos que busquen la
autonomía vis-à-vis los EE.UU., siempre respetando las particularidades
locales y contextuales.
A partir del 2013, si bien la amenaza de intervención está siempre
presente, como nos recuerda el ahora ex-Secretario de Estado Tillerson
y el Presidente Trump “all option are on the table”, la crisis interna y la
debilidad de la Revolución y del Estado bolivariano en general van a
llevar a una priorización de los elementos de soft power. A su vez, la
intensidad de la política de EE.UU. va a bajar en concordancia con el
descenso de la amenaza que representa el bolivarianismo a los
intereses estadounidenses.
Si bien se podría objetar que el recurso a la amenaza de EE.UU. no es
más que -o principalmente- una estrategia para lograr el apoyo al
gobierno en una lógica de rally round the flag, justificar políticas y
medidas autoritarias y fracasos económicos, creemos que el historial de
prácticas de EE.UU. junto con su retórica intervencionista -presente
ANEXO 1 ........................................................................................................ 51
ANEXO 2 ........................................................................................................ 52
ANEXO 3 ........................................................................................................ 53
ANEXO 4 ........................................................................................................ 54
Anexo 1
Anexo 2
Anexo 2: índice de indigencia y pobreza en Venezuela (1990-2013)
Anexo 3
Anexo 4
Anexo 4: Gasto militar de Venezuela en millones de dólares constantes
(2015)