La encuadernación.

1. La encuadernación y sus partes

Ana B. Sánchez-Prieto
U. Complutense
(Guión para el vídeo:
https://www.youtube.com/timedtext_video?v=oWVKCqRiOs0)

Encuadernar es el acto de unir y coser varios cuadernos y ponerles

cubiertas para formar un volumen, y encuadernación es el resultado
de dicha actividad. Es la última operación que se realiza en el
códice, con la cual quedaba completo, y sirve para mantener los
cuadernos unidos, ordenados y protegidos, pero también podía
añadir decoración y lujo al códice. Aunque a decir verdad, sabemos
que algunos libros circularon sin encuadernar, o con los cuadernos
cosidos entre sí, pero sin tapas ni cubierta.
No hemos conservado muchas encuadernaciones medievales, en
parte debido a que es muy frecuente que el propio uso del libro
hace que los vínculos que unen los cuadernos se rompan y se haga
necesaria una reencuadernación, pero sobre todo porque muchos
de los grandes coleccionistas bibliófilos querían tener sus
colecciones encuadernadas de un modo uniforme, e hicieron
reencuadernar muchos libros. E incluso hasta hace unas décadas
las restauraciones de manuscritos no contemplaban la
encuadernación, y de hecho muchas encuadernaciones acabaron
en la basura.
Los estudios sobre encuadernación, desde el punto de vista
codicológico, empiezan tan solo a mediados del siglo XX. Con
anterioridad solo se consideraban las encuadernaciones desde un
punto de vista artístico, como una faceta más de las “artes
menores”, y de ahí que solo se prestase atención a los motivos
ornamentales de las cubiertas, si es que existían.
En la actualidad el modus operandi codicológico es reconstruir el
proceso técnico seguido en cada época. Y aquí nos encontramos
con una curiosidad, y es que el mejor momento para estudiar una
encuadernación es cuando esta está deteriorada y deja expuestos
sus elementos estructurales, que permanecen ocultos cuando la
encuadernación está en perfecto estado. O sea, que el momento
La encuadernación. 1. Partes de la encuadernación.
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ideal para estudiar la encuadernación de un códice es cuando este
se desmonta por completo para proceder a su restauración. Sin
embargo es muy difícil que las bibliotecas permitan el acceso de los
investigadores a sus laboratorios de restauración, por lo que esta
posibilidad queda en la práctica restringida a los restauradores y
como mucho a los conservadores de las bibliotecas.
En el resto de este vídeo veremos cuáles son las partes de una
encuadernación, y de qué elementos se compone cada una. Porque
la descripción de la encuadernación está determinada por un
vocabulario altamente controlado, que es necesario conocer. Para
el vídeo siguiente dejamos una somera panorámica sobre la
evolución de los métodos de encuadernación.
En lo que se refiere a la encuadernación, distinguimos en el libro
tres partes fundamentales: bloque o cuerpo del libro, tapas o planos
y cubierta.

Figura 1. Algunas de las partes de una encuadernación

El bloque del libro o cuerpo del libro es el conjunto de cuadernos

que forman el volumen, ya reunidos ordenadamente. La forma
habitual de mantener unido el bloque o cuerpo es mediante cosido,
con un hilo generalmente de bramante o cordel. El hilo de cosido
atraviesa cada uno de los cuadernos por el pliegue central, y une
cada cuaderno al cuaderno que le precede y le sigue. Al lado del
bloque que ha recibido el cosido se le denomina lomo, y a los otros
tres cortes.
Para coser el cuerpo del libro lo más corriente es preparar los
cuadernos con unas pequeñas perforaciones por las que más tarde

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se hará pasar el hijo. Lo normal es que estas perforaciones se
realicen sobre los pliegues de los cuadernos, pero también es
posible (sobre todo cuando se encuadernan hojas sueltas) practicar
la costura a lo largo del margen interior, a corta distancia del
pliegue, en cuyo caso se denomina cosido en plano.

Figura 2. Cosido normal y cosido en plano.

El cosido normal se realiza haciendo pasar el hilo por agujeros

perforados en los pliegues, y de perforación a perforación el hilo
transcurre por dentro del cuaderno, en paralelo al pliegue.
Existen dos técnicas para unir los cuadernos entre sí: la cadeneta y
el cosido sobre nervios.
La cadeneta es el procedimiento más antiguo Consiste en unir cada
cuaderno al que le precede por medio de un bucle que pasa detrás
del hilo del cuaderno anterior, según se indica en el esquema de la
figura.

Figura 3. Cosido en cadeneta

Puede utilizarse un único hilo que va y viene a lo largo del pliegue

de cada cuaderno (cadeneta a una hilada), o dos hilos (a dos
hiladas), en cuyo caso el hilo se mueve entre un par de estaciones
de cosido, según se indica también en la figura.

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 Figure 4. Cadeneta a una y a dos hiladas

La cadeneta a doble hilada no debe confundirse con una técnica

similar, que emplea dos hilos que van cruzándose entre agujero y
agujero.

Figura 5. Cosido a dos agujas

El cosido en cadeneta, aunque provee una unión muy sólida entre

los diferentes cuadernos, no está exento de desventajas. Para
empezar, con el uso continuado el lomo tiende a deformarse y
adoptar una forma cóncava, además de que el hilo de cosido no es
suficientemente resistente para soportar el peso de tapas de
madera. Pero sobre todo el principal inconveniente es que la
presión que ejerce el libro abierto sobre el cosido puede acabar por
desgarrarlo.
Estos inconvenientes se solucionan mediante la otra técnica
empleada para mantener los cuadernos unidos, que es el cosido
sobre nervios. Se denominan nervios a unas cuerdas o tiras de
cuero o cuerda dispuestas en perpendicular a los cuadernos a la
altura de cada una de las perforaciones realizadas en los pliegues
de los cuadernos, de modo que el hilo sale por el agujero de costura
para enrollarse alrededor del nervio correspondiente y volver a
entrar después en el mismo cuaderno por el mismo orificio,
prosiguiendo hasta el siguiente por dentro del cuaderno.

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 Figura 6. Cosido sobre nervios simples

Los nervios pueden ser simples o dobles. Una modalidad de nervio

doble es el nervio hendido, que está constituido por una banda de
cuero hendida en el medio, de manera que parece formar un doble
nervio simple.
Para evitar que los nervios sean visibles a través del recubrimiento
del lomo es posible embutirlos en el cuerpo del libro por medio de
un corte transversal que se realiza en el lomo de los cuadernos. A
esta práctica se le denomina serrar el libro, y al tipo de cosido que
resulta cosido a la griega.
Los nervios, además de mantener unidos los cuadernos entre sí en
el bloque de libro, servían también para unir el bloque del libro a las
tapas. Pero las modalidades de esta unión varían también mucho
dependiendo de las épocas, por lo que las dejamos para el vídeo
siguiente.
Como la parte más frágil del cosido es la cabeza, esta se reforzaba
con una cabezada, que es un cosido de refuerzo con hilos
independientes a los del resto del cosido, pudiendo realizarse o no
sobre un nervio complementario o una pieza de cuero. Como el
cosido de la cabezada es visible siempre, incluso con el libro
cerrado, a menudo se utilizaban hilos de colores, con los que
además de cómo refuerzo la cabezada servía de elemento
ornamental.

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 Figura 7. Cosido de una cabezada

Las tapas o planos son las piezas de material más o menos rígido
que se coloca a ambos lados del bloque o cuerpo del libro para
protegerlo. Los materiales más corrientes utilizados para las tapas
son la madera y el cartón, pero también se encuentran
encuadernaciones flexibles, en las que los planos no necesitan
tablas, y entonces la tapa y la cubierta son una misma cosa.
La unión del bloque del libro a las tapas se puede producir de
diversos modos. Puede utilizarse una de las tapas como base para
el cosido en cadeneta, o pueden utilizarse los extremos de los
nervios. Básicamente puede decirse que cada época ha
desarrollado su propio sistema de unión, por lo que esto lo dejamos
para el próximo vídeo.
La tapa anterior es la que corresponde al principio del volumen, y la
tapa posterior la que corresponde al final del volumen. A la cara
interior de la tapa, esto es, la que está en contacto con el cuerpo del
libro, se la denomina contratapa o contraplano. A los cantos de las
tapas se les denomina también labios.
Y el lugar en el que la tapa se une al cuerpo del libro es la
articulación o bisagra. Con la bisagra o articulación se corresponde
en el exterior una línea marcada, denominada juego de la tapa.
A veces sucede que las tapas son ligeramente más grandes que el
cuerpo del libro, y entonces a la parte de la tapa que sobresale con
respecto al bloque recibe el nombre de ceja.
A menudo entre el bloque del libro y las contratapas se añaden
unas hojas en blanco o también decoradas que reciben el nombre
de hojas de guarda.

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La cubierta es el revestimiento de las tapas y el lomo. Casi siempre
se trata de un material flexible, que puede ser de piel, tela, estofa,
etcétera, y el modo de unir la cubierta a las tapas es muy similar a
como en la actualidad forramos los libros, de modo que el borde de
la cubierta se repliega sobre las contratapas, en lo que se denomina
doblez.
En los libros islámicos sobre todo la cubierta trasera se prolonga por
medio de una solapa, que rebasa la tapa doblándose hacia el
interior, o bien se fija en la tapa opuesta. A este tipo de
encuadernación se le denomina encuadernación de cartera. Algo
parecido es la encuadernación a tres tapas, en la que la parte del
forro rebasa ligeramente ambas tapas por el corte delantero, con
una longitud igual a la mitad del espesor del volumen, de manera
que con el libro cerrado el corte delantero queda totalmente
protegido.

Figura 8. Encuadernaciones de cartera y a tres tapas

El recubrimiento no siempre se hacía entero. Una posibilidad era

utilizar simplemente una lomera, esto es, un trozo de piel o tela que
se colocaba sobre el lomo y las partes de las tapas contiguas a él,
en cuyo caso estamos hablando de una media encuadernación, a la
que se podían añadir puntas o esquinas.
De todos modos, las tapas no siempre se recubrían. Si la superficie
de la tapa quedaba sin ningún tipo de recubrimiento, se denomina
encuadernación en tapa o encuadernación en tapa suelta.
En caso de existir cubierta puede o no recibir decoración. Las
técnicas empleadas para la decoración de las cubiertas son muy
variadas. Una técnica muy característica es el cincelado, en el que
la decoración sobre la piel se realiza con un instrumento cortante, y
el nielado, donde los motivos cincelados son en una segunda fase
rellenados con ceras coloreadas. En el denominado gofrado el
estampado se realiza por medio de hierros calientes. Y por

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supuesto el dorado, donde los panes de oro se aplican por medio
de hierros previamente calentados un poco.
También es frecuente encontrar sobre la cubierta apliques metálicos
de diferente tipo, cuya función es en parte decorativa, pero también
protectora. Se trata sobre todo de cantoneras o esquineras, y
bullones o carbujones. A ellos pueden añadirse cierres de diverso
tipo y portaetiquetas.

Figura 9. Apliques metálicos en la cubierta

Por último, todo se podía cubrir con una sobrecubierta, funda o

camisa, que es una pieza de piel, tela, etc. independiente de la
encuadernación propiamente dicha, que envuelve las tapas y e
lomo de un volumen para su protección.

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