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POLÍTICA ECONÓMICA COLOMBIANA

JENYFER ARTEAGA
ESTEBAN GARCIA
LUIS PEÑA
KATYA PINO
SILVIA RUIZ

UNIVERSIDAD DEL ATLÁNTICO


ADMINISTRACIÓN DE EMPRESAS
ECONOMÍA COLOMBIANA
IV SEMESTRE
2017-2
Tabla de contenido
Introducción
En los años noventa la economía colombiana alcanzó puntos extremos del ciclo económico.

Después de registrar crecimientos promedio de 5,1% durante la primera mitad de esa

década, el crecimiento económico se desaceleró, y en 1999 tuvo la mayor caída registrada

en cerca de 100 años, con una contracción de 4,2%. Al cabo de un lento proceso de

recuperación, la economía colombiana ha retornado a tasas de crecimiento anual superiores

al 5%. En el año 2005 el producto interno bruto aumentó 5,2%, en tanto que para el año

2006 el crecimiento del producto podría superar el 6%. Si se compara internacionalmente,

el crecimiento promedio del PIB para el período 2002-2005 que alcanzó 4,6%, supera el

crecimiento correspondiente de América Latina y el de países como Brasil y México. El

mayor dinamismo de la economía colombiana ha respondido a factores internos y externos.

Entre los primeros cabe señalar la confianza de consumidores e inversionistas, el

crecimiento del gasto agregado y las mejoras en productividad; también ha jugado un papel

importante el estímulo monetario otorgado a la economía a través de bajas tasas de interés y

amplia liquidez. Entre los factores externos se destacan el crecimiento alto y estable de los

principales socios comerciales de Colombia, los favorables términos de intercambio y el

aumento de los flujos de capital, principalmente en inversión extranjera directa (IED). Esta

dinámica de crecimiento ha generado beneficios sociales importantes en términos de

reducción del desempleo y la pobreza. Es así como entre diciembre de 2002 y diciembre de

2005, la tasa de desempleo a nivel nacional se redujo de 15,6% a 10,4% y la proporción de

la población por debajo de la línea de pobreza disminuyó de 54% a 49%, según cifras del

Departamento Nacional de Planeación. El principal reto de la política económica consiste

en afianzar un crecimiento alto y sostenido de la economía colombiana, con el fin de

consolidar los avances obtenidos. Para este propósito es indispensable identificar los
riesgos que podrían afectar negativamente la tasa de crecimiento económico y tratar de

prevenirlos de manera oportuna. Estos riesgos son de diversa índole.

Entre los más importantes podrían destacarse:

1) Cambios no previstos en el contexto externo, tales como choques a los términos de

intercambio, pánicos financieros, contagio de otras crisis y otros factores que puedan

originar una reversión de los flujos de capital.

2) un exceso de demanda agregada que desborde la capacidad productiva de la economía y

dificulte el logro de las metas de inflación;

3) movimientos bruscos de las tasas de interés o de la tasa de cambio que afecten la

estabilidad del sistema financiero. A este respecto, la experiencia de 1999 fue clara en

demostrar que una crisis del sector real lleva aparejada una crisis del sistema financiero y

que las dos se refuerzan entre sí.

4) existe también un riesgo asociado al rápido incremento del valor de activos diferentes a

los TES, en particular a los precios de las acciones y de la finca raíz. Una caída abrupta de

los mismos generaría un efecto riqueza negativo que podría deprimir el consumo de los

hogares y la inversión, y generar una fuga de capitales.

5) finalmente, una excesiva apreciación del peso puede comprometer la sostenibilidad de

crecimiento, al reducir la competitividad de las exportaciones y someter la producción

interna a una severa competencia internacional.


Colombia y la política económica internacional

Colombia tradicionalmente ha tenido una influencia permanente y significativa en el diseño

y desarrollo de la política cafetera mundial.

El Gobierno y las autoridades cafeteras promovieron los Convenios Internacionales del

Café, que se iniciaron desde los años 60 y que perduraron hasta 1989, cuando se eliminó el

sistema de cuotas, nuestro país también ha sido activo en la integración económica a nivel

latinoamericano y muy especialmente, de la Comunidad Andina, en el ámbito financiero se

destaca la participación nacional en el Directorio del BID, en los cuerpos directivos de la

CAF y el Fondo Andino de Reservas. No obstante, el influjo del país en la formulación de

políticas a nivel mundial, como las adelantadas en el FMI y el Banco Mundial, ha sido

menos destacado. Hasta mediados de los 80 Colombia fue miembro principal permanente

de la junta directiva del Banco Mundial y es director alterno en el Directorio del FMI. Sin

embargo, por su peso en la economía mundial, el país que lidera nuestra silla en estos

organismos es Brasil. En asuntos agrícolas a nivel de la FAO, en temas de la OMC y en la

OIT nuestra nación viene participando en sus reuniones, sin que se pueda afirmar que

desempeña un papel preponderante en ellos, pero lo más preocupante para Colombia es lo

relacionado con el G-20, que hoy se ha convertido en el principal órgano de toma de

decisiones económicas mundiales, y al cual pertenecen Argentina, Brasil y México.

Si bien una de las iniciativas más importantes de ese organismo es extender a los países

emergentes de mayor tamaño –entre los que se destacan China, India y Brasil– más

representación y vocería, ello tendrá poco beneficio directo para economías emergentes

como Colombia, mientras no se establezcan canales obligados o formales de consulta de las

opiniones que vayan a exponer los países de la región que nos representan en las reuniones
del G-20 y en los directorios de organismos multilaterales.

La administración del presidente Santos es consciente de la importancia de que Colombia

llegue a tener un mayor ascendiente en los asuntos económicos internacionales.

El haber conseguido que las calificadoras de riesgo nos otorgaran el grado de inversión era

un paso necesario para fortalecer los méritos como país emergente destacado en el ámbito

económico, y se pueden considerar positivas las gestiones para quedar incluidos como

miembros de la OCDE y del Banco Internacional de Pagos. Asimismo, resulta útil la

ascendencia del presidente Santos en materia económica dentro de Unasur.

Quizá también el hacer parte de los países emergentes con gran perspectiva mundial, dentro

del grupo de los denominados Civets (Colombia, Indonesia, Vietnam, Egipto, Turquía y

Sudáfrica), nos sirva para conseguir que, mediante acción colectiva de este grupo, podamos

establecer el apoyo internacional para lograr una mayor participación efectiva de los países

emergentes medianos en la formulación de la política económica internacional.


La política monetaria y cambiaria

1. Política monetaria

Después de haber experimentado tasas promedio por encima del 20% durante la mayor

parte de los noventa. Tres elementos explican la caída de la inflación hasta los niveles

actuales: en primer lugar, el cambio institucional introducido por la Constitución de

1991 que le dio independencia al Banco de la República y le ordenó el “mantenimiento

de la capacidad adquisitiva de la moneda”. Este hecho puede considerarse como el

determinante fundamental del quiebre de la inflación en el país. Un segundo elemento

es la continuidad de la política antiinflacionaria, que se ha enmarcado dentro de un

esquema de inflación objetivo desde finales de los noventa. En tercer lugar, la recesión

de finales de los noventa, que indujo un cambio estructural a la baja de la inflación

endémica que sufrió el país por décadas. Esta situación inició una fase de aplicación de

una política monetaria expansionista, consistente con el objetivo de contribuir a la

recuperación de la economía y de cumplir con las metas de inflación fijadas por la Junta

Directiva del Banco.

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