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8.

Sobre el concepto de tiempo en la Física


Un rayo ha caído en dos lugares muy distantes A y B de la vía. Yo añado la
afirmación de que ambos impactos han ocurrido simultáneamente. Si ahora te
pregunto, querido lector, si esta afirmación tiene o no sentido, me contestarás con
un
«sí» contundente. Pero si luego te importuno con el ruego de que me expliques con
más precisión ese sentido, advertirás tras cierta reflexión que la respuesta no es
tan sencilla como parece a primera vista.
Al cabo de algún tiempo quizá te acuda a la mente la siguiente respuesta: «El
significado de la afirmación es claro de por sí y no necesita de ninguna
aclaración; sin
embargo, tendría que reflexionar un poco si se me exige determinar, mediante
observaciones, si en un caso concreto los dos sucesos son o no simultáneos». Pero
con esta respuesta no puedo darme por satisfecho, por la siguiente razón.
Suponiendo que un experto meteorólogo hubiese hallado, mediante agudísimos
razonamientos, que el rayo tiene que caer siempre simultáneamente en los lugares A
y
B, se plantearía el problema de comprobar si ese resultado teórico se corresponde o

no con la realidad. Algo análogo ocurre en todas las proposiciones físicas en las
que
interviene el concepto de «simultáneo». Para el físico no existe el concepto
mientras
no se brinde la posibilidad de averiguar en un caso concreto si es verdadero o no.
Hace falta, por tanto, una definición de simultaneidad que proporcione el método
para decidir experimental-mente en el caso presente si los dos rayos han
caído simultáneamente o no. Mientras no se cumpla este requisito, me estaré
entregando como físico (¡y también como no físico!) a la ilusión de creer que
puedo dar sentido a esa afirmación de la simultaneidad. (No sigas leyendo,
querido lector, hasta concederme esto plenamente convencido.)
Tras algún tiempo de reflexión haces la siguiente propuesta para constatar la
simultaneidad. Se mide el segmento de unión AB a lo largo de la vía y se coloca en
su punto medio M a un observador provisto de un dispositivo (dos espejos formando
90° entre sí, por ejemplo) que le permite la visualización óptica simultánea de
ambos
lugares A y B. Si el observador percibe los dos rayos simultáneamente, entonces es
que son simultáneos.
Aunque la propuesta me satisface mucho, sigo pensando que la cuestión no queda
aclarada del todo, pues me siento empujado a hacer la siguiente objeción: «Tu
definición sería necesariamente correcta si yo supiese ya que la luz que la
percepción de los rayos transmite al observador en M se propaga con la misma
velocidad en el segmento que en el segmento
Sin embargo, la comprobación de este supuesto sólo sería posible si se dispusiera
ya
de los medios para la medición de tiempos.

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