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El nervio óptico está formado por casi un millón de fibras nerviosas, reunidas en
un haz compacto que son los axones de la retina. Por él se transmiten, desde la
retina, breves impulsos bioeléctricos. La capacidad de información del ojo
humano es de 4,3 millones de bits/segundo, aunque la capacidad neurológica del
sistema permite procesar apenas 25 bits/segundo (capta menos de lo que ve). La
información se diversifica al alcanzar las redes neuronales del cortex, donde es
procesada por neuronas especializadas que responden a las propiedades de la
imagen.
Los impulsos electroquímicos de las dos retinas (izquierda y derecha) se
encuentran en una conexión cerebral llamada quiasma, desde donde cada una se
deriva a su hemisferio cerebral opuesto, a los cuerpos geniculados
laterales (mezcladores de las señales retinianas) y de ahí al área visual, ubicada en
el cortex occipital. Superficie de cortex visual primario 15 cm2 (la mayor zona
sensorial). El cerebro no es una terminal de circuitos nerviosos, sino que es el
destinatario final de la información, sin ningún observador posterior.
Leyes de la forma
Ley de proximidad La unión de las partes tiene lugar en el sentido de la
mínima distancia.
Ley de semejanza Se tiende a agrupar los elementos de la misma clase o
semejantes, mientras que la desigualdad es factor de
disociación.
Ley de cierre Las líneas que circundan una superficie son captadas
como una unidad.
Ley de la buena Las partes de una figura que forman una buena
forma continuidad o tienen destino común se perciben como
unidades.
Ley del movimiento Se tiende a agrupar los elementos que se mueven de igual
común modo o en oposición a otros.
Ley de pregnancia Se imponen como unidad elementos que presentan un
mayor grado de simplicidad, simetría, regularidad y
estabilidad.
Ley de la La experiencia previa del sujeto observador coopera junto
experiencia con los factores citados en la constitución de la forma.
Fenómenos
que definen
la percepción