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  Artículo Caracas / Venezuela - Miércoles 11/06/03  

Narcotráfico S.A. La nueva ruta del Opio


Pedro Grima* / Lindon H. LaRouche / Especial para Soberania.info - 06/06/03

Introducción

En los siguientes párrafos resumiremos, un poco libremente pero sin afectar su contenido,
el libro “Narcotráfico S.A. La Nueva Guerra del Opio”.

La primera edición (en inglés) fue encargada en Septiembre de 1978 por Lindon H. LaRouche,
fundador de Executive Intelligence Review. Bajo su dirección cientos de investigadores en el
mundo entero indagaron sobre el negocio del narcotráfico hasta llegar a sus orígenes.

En aquella época, LaRouche y sus colaboradores iniciaban una campaña internacional contra el
hampa y el tráfico de drogas. La columna vertebral del libro fue el informe “A National Strategy
to Control Crime” que LaRouche publicó en octubre de 1978. En 1985 apareció la segunda
edición (en español) que ahora tengo ante mis ojos.

He tenido que leerlo tres o cuatro veces y todavía no salgo de mi asombro. ¿Hasta que
punto vivimos, los comunes mortales, en un mundo de fantasía? ¿Es la visión que tenemos del
mundo, una imagen agrandada y mejorada, al mejor estilo de Hollywood?

No quiero avanzar demasiado sobre las conclusiones a las que Usted, lector, seguramente
llegará, tal como yo lo hice.

Comencemos diciendo que el libro en cuestión está dividido en cinco partes:

• Parte I. Gran Bretaña y la Primera Guerra del Opio

• Parte II. Cómo funciona el imperio de las drogas

• Parte III. La trampa de la deuda y la narco-economía en Iberoamérica

• Parte IV. El hampa y la mafia nazi-comunista

• Parte V. Los orígenes británicos de la contracultura

No. No se preocupe buscándolo en las librerías. Resulta que en la parte III del libro, se le
dedica un capítulo entero a la familia Cisneros (el cual reproducimos completico) y el libro
desapareció del mercado venezolano como por arte de magia. Todos menos algunos. Una
copia puede ser consulta en la Facultad de Ciencias Políticas y Jurídicas de la Universidad
de Los Andes. La copia que yo tengo me fue facilitada por un amigo cuyo nombre me
permito omitir.

En el Prefacio a la edición española se muestra la similitud entre la Primera Guerra del Opio
llevada a cabo por Inglaterra contra China, con la Segunda Guerra del Opio que de nuevo está
llevando a cabo los herederos de la vieja Compañía de las Indias Orientales británica –la
mismísima monarquía británica y algunas de las mismas casas bancarias- contra Iberoamérica.
Los perpetradores dirigen el cartel de mayor éxito en el mundo, Narcotráfico S.A. Tal vez
algunos nombres y domicilios ya no son los mismos. Pero, como veremos, se trata de la
misma facción oligarca, cuyo perverso método ha pasado de padres a hijos, y en muchos
casos los apellidos y las fortunas familiares, los fondi de la nobleza, son exactamente los
mismos.

El Fondo Monetario Internacional ocupa hoy día el lugar de la Compañía de Indias


Orientales británica, y el imperio soviético, que heredó el designio de la rancia oligarquía
rusa de erigirse en la “Tercera y Última Roma”, ha negociado su tajada en el imperio
internacional de Narcotráfico S.A.

En los comienzos de la Segunda Guerra del Opio, los efectos estaban concentrados en los
EE.UU. como víctimas consumidoras. Los proveedores se encontraban en el conocido
“Triángulo Dorado”, una región entre la antigua Camboya, Laos y Vietnam. El dinero sucio se
lavaba en Hong-Kong. Pero en los últimos años algunas de estas premisas han cambiado
enormemente. El “Triángulo Dorado” perdió su hegemonía y surgieron, la llamada “Media Luna
Dorada”, región comprendida entre Irán, Afganistán y Pakistán; e Iberoamérica (que además
también comenzó a formar parte de las víctimas). Para el lavado de dinero se usan ahora los
bancos extraterritoriales del Caribe.

De hecho, 1978 fue el año en que se inició la gran operación de hacer a Iberoamérica una vasta
colonia productora de drogas. En ese entonces Jimmy Carter, el presidente estadounidense
nombrado por la Comisión Trilateral, sentó las bases para que la banca estadounidense se
pusiera a la par con los narco-bancos más grandes del orbe o fuese absorbida por ellos.

En octubre de 1979, Paúl Adolph Volcker, jefe de la Reserva Federal designado por Carter e
íntimo amigo de David Rockefeller, cencerro de la Comisión Trilateral, inició su infame
legalización de la usura imponiendo tipos de interés de hasta 20%. Todo el sector en
desarrollo, y en particular Iberoamérica, quedó a merced de las maniobras de los narco-
banqueros. Al tiempo que las deudas nacionales se duplicaban o triplicaban, el Fondo
Monetario Internacional aceleró el proceso de recolonización.

Las naciones que esperaban entrar al siglo 21 como naciones desarrolladas se vieron
obligadas a renunciar a esa esperanza. Los grandes problemas industriales que fueron la
esperanza de los setentas –energía nuclear, riego, puertos y otras obras de infraestructura
esencial para erigir economías sanas- se desmantelaron por órdenes del FMI.

Los adalides de la “libre empresa”, los seguidores de Hyek y Friedman, que han justificado el
genocidio tal como el Pastor Malthus justificara las barbaries de la Compañía de las Indias
Orientales británica, victorearon la ni tan “libre” dictadura del FMI sobre todo el hemisferio sur.

El mismo dictador de la “libre empresa”, el FMI promovió con más fuerzas la legalización de la
“economía informal” de las naciones iberoamericanas, la libertad de los narcodólares para
infiltrar las bancas nacionales y los planes agrícolas basados en “cultivos de exportación”,
cuya verdadera finalidad es fomentar el cultivo de estupefacientes.

Con la crisis de la deuda de los ochentas vino la desesperanza del desempleo en masa, la
desnutrición crónica y la marginación: los ingredientes de un ambiente de pesimismo cultural,
propicio a la drogadicción, el terrorismo y el caos, y la desintegración social.

Por más que sociólogos y antropólogos cataloguen el terrorismo y la desmoralización de nuestros


días como “fenómenos sociales”, es evidente que se trata más bien de consecuencias directas
del obrar de las familias oligárquicas internacionales, obrar tan premeditado como predecibles
son esas consecuencias. Basta echarle un vistazo a la serie de ensayos políticos publicados en
1979 por el Congreso de Relaciones Exteriores de Nueva York, el infame Programa de los
Ochentas , en el que se aboga sin tapujos por la “desintegración controlada”, para entender
ese juego de ajedrez mundial en el que los estados nacionales son meros peones sacrificables.

Las operaciones de saqueo de los ochentas se planearon de modo que fuesen tan
devastadoras como los métodos británicos del siglo 18. Con fugas de capitales, bajas
forzadas de los precios de las materias primas del Tercer Mundo y brutales devaluaciones,
se obligó a una nación tras otra a desistir de sus planes de desarrollo y someterse a la
recolonización virtual.

El narcotráfico internacional funciona como una firma multinacional única, no muy distinta
de los carteles farmacéuticos suizos, con una administración centralizada de la
producción, el transporte, la distribución, el almacenamiento y el financiamiento de su
“producto”. Su objetivo, al menos para la cúspide de su jerarquía, no son las ganancias.
Lo que se denomina Narcotráfico S.A. constituye una fuerza estratégica consagrada a
ejecutar el trato que tienen concertado la oligarquía financiera de Europa y la Ex Unión
Soviética. Es el trato que sellaron Bertrand Rusell y los representantes de la ex Unión
Soviética vía las discusiones de “trastienda” de las Conferencias Pugwash, celebradas en
los cincuentas, entre otros canales.

Según ese acuerdo, que el finado presidente ruso Yuri Andropov denominó “nuevo pacto de
Yalta” a principios de 1983, el mundo se redividirá así: las naciones de Europa occidental
devendrán satrapías del Imperio Ruso y los Estados Unidos quedarán relegados al hemisferio
occidental, a la función de brutal cobrador de las deudas contraídas por Iberoamérica con
intereses bancarios angloamericanos y suizos.

Henry Kissinger y su directorio político internacional, conocido como Kissinger


Associates, son el nudo central. Ese papel lo fortalece la posición regente de Kissinger en
American Express, entidad en la que se ha integrado buena parte de la jerarquía de
Narcotráfico S.A.

Dichas jerarquía comprende los siguientes grupos principales:

• la combinación británica que domina los bancos extraterritoriales y el comercio de


metales preciosos; es decir, el Hong-Kong and Shanghai Bank, los intereses auríferos
Oppenheimer, importantes instituciones financieras como la Eagle Star Insurance y el
Barclay’s Bank, y sus parientes canadienses tales como el Banco de Montreal y el Banco
de Nova Scotia;

• Los principales bancos suizos;

• los encargados de continuar las manipulaciones financieras veneciano-genovesas


personificadas por el finado Roberto Calvi, del Banco Ambrosiano y el sórdido Edmund
Safra, de American Express.
• Los vástagos de la banca suiza y los viejos fondi europeos: el cartel granero
internacional formado por Cargill, Continental (de la familia Fribourg), Bunge y Louis
Dreyfus; y

• las grandes instituciones financieras vinculadas al ex secretario de Estado de los estado


Unidos, Henry A. Kissinger, entre ellas los bancos Citibank y Chase Maniatan, y American
Express.

Este es el conglomerado financiero y político que respalda a lord Peter Carrington, ex ministro
del Exterior británico y ex secretario general de la OTAN, el Yago de la guerra británica de las
Malvinas, librada contra Argentina y toda Iberoamérica.

Este monstruo devora ahora las finanzas norteamericanas. Las finanzas de los Estados Unidos
dependen ya de que les llegue del exterior una corriente de capital por un total anual que
rebasa los 120.000 millones de dólares (en 1984). El Fondo Monetario Internacional
reconoce de modo oficial que la fuente principal de esos recursos es la “fuga de
capitales”; es decir, fondos que cruzan fronteras nacionales sin consideración alguna de
las leyes impositivas o de cambio de los gobiernos nacionales.

¿Cómo es posible que cada año cientos de miles de millones de dólares crucen impunemente las
fronteras internacionales? La respuesta es simple: una gran porción de la banca
internacional fue creada exclusivamente para lavar dinero sucio. Una comisión senatorial
nombrada para investigar los bancos, llegó a la conclusión, en 1983, que los principales
implicados eran los tres principales bancos suizos, el más grande banco británico, el Barclay’s, el
banco de Nova Scotia en Canadá y varias divisiones extraterritoriales de bancos
estadounidenses.

En el mundo misterioso de los intercambios de cuentas gubernamentales, se conoce como


“discrepancia estadística en la cuenta global de las balanzas de pago” a una simple suma.
Si el intercambio comercial mundial fuera transparente, la déficit de un país serían superávit de
otro, de tal forma que la suma total debería ser cero. Pues no, las discrepancias demuestran
que en la década 73-83 (Informe del FMI) las discrepancias sumaban 800.000 millones de
dólares. Es decir, entraron ilegalmente al sistema bancario. Esta confesión del FMI indica
que, después de arruinar las economías y socavar la estabilidad política de la mayor parte de
Iberoamérica, así como de Nigeria, Filipinas y muchas otras naciones en desarrollo, el FMI
reconoce lo que provocan sus acciones: el éxodo en masa de capitales y la correspondiente
inflación de la deuda externa en los países victimas.

El lavado de dinero sucio se realiza a través de una red financiera muy tupida, cuyos orígenes se
remontan al narcotráfico de las Guerras del Opio británicas de la década de 1840. El paradigma
de esta red es el Comité de Londres, o sea los directores acuartelados en Gran Bretaña del
Hong-Kong and Shangai Bank, banco central del Narcotráfico S.A. Está directa e
inmediatamente vinculado a las cinco grandes cámaras de compensación londinenses, con los
cinco corredores del monopolio del oro de Londres, y los grandes bancos internacionales
canadienses.

Años de investigaciones realizadas por cientos de investigadores y corresponsales de Executive


Intelligence Review han reconstruido en sus tres dimensiones la maqueta Narcotráfico S.A. cuya
fachada principal y más obvia es británica. Sus otras dimensiones, igualmente integradas a una
sola jerarquía mundial, son la europea, asentada en Suiza, y la rusa.
El Hong-Kong and Shanghai Bank manejan ahora el duodécimo banco más grandes de los
Estados Unidos, y sus colaboradores de entre las cámaras de compensación británicas le han
entrado en grande a la banca estadounidense, mediante la apropiación del Crocker National
Bank de California, por parte del Midland, del BanCal-TriState, también de California, por parte
de los Rothschild, e incursiones similares al mercado estadounidense.

El grupo minero Oppenheimer, heredero del imperio de Cecil Rodees, es la fuerza dominante –
en colaboración con el HongShang y sus subsidiarias en el Medio Oriente- en el tráfico ilegal de
oro y diamantes mediante el que se convierte en activos portátiles e indetectables tanto dinero
sucio. El grupo Oppenheimer, mediante De Brees, su monopolio diamantero, Aglo-American
Mining y Consolidated Gold Fields of South África, sus corporaciones mineras y Phibro, su
entidad comercial, ha extendido sus tentáculos a todo el mundo, y especialmente a los Estados
Unidos.

La Eagle Star Insurance, que sirve de enlace entre la oligarquía británica y los bancos
canadienses, ha penetrado entre las aseguradoras del continente europeo, a la vez que gana
enorme terreno en los Estados Unidos. La Eagle Star administra los fondos familiares de aquellos
gángsters de la época de la prohibición, a duras penas reencauchados, la familia Bronfman. Los
Bronfman, a su vez, comandan una variedad inferior de las especies hamponiles de Estados
Unidos y Canadá. Las aseguradoras canadienses que funcionan bajo la égida de Eagle Star han
venido a predominar en los mercados urbanos de bienes raíces en los Estados Unidos, desde
Nueva York hasta Tejas.

Pero aún más importante es el papel que asumió Eagle Star a partir de 1983, cuando se
convirtió en el principal eslabón visible entre el narcotráfico y el alto mando británico, y
con los intereses financieros suizo-germanos organizados en torno ade las grandes
fortunas familiares del sur de Alemania. Allianz Versicherung, de Munich, la aseguradora
más grande del continente europeo, compró 30% de Eagle Star en una batalla de
adquisición que recibió mucha publicidad.

Allianz representa una coalición de los más antiguos y venenosos fondi familiares alemanes,
incluidos los de la antigua dinastía bávara de los Wittelsbach, y la más perversa familia en la
Europa de habla alemana, los Thurn und Taxis. Fueron los Thurn und Taxis y sus parientes
políticos, los Braganza, la destronada familia real portuguesa, quienes crearon y sufragaron la
organización terrorista Tradición, Familia y Propiedad, involucrada en planes de asesinar al
Papa Juan Pablo II (en Venezuela fue prohibida y cerrada su sede).

La vieja United Fruit Company, rebautizada United Brands en los sesentas, ha sido el eje de la
gran delincuencia estadounidense desde comienzos del presente siglo, sirviendo de puente entre
la mafia siciliana de Nueva Orleáns y las firmas navieras de los “bramanes” de Boston. Desde
los inicios del narcotráfico iberoamericano, los buques bananeros de la United que entran a la
bahía de Baltimore han sido el más libre vehiculo de transporte físico de contrabando a los
Estados Unidos.

United Brands, merced a una serie de reorganizaciones empresariales, terminó en manos de Carl
Lindner, magnate de los seguros y principal socio de Max Fisher, cabecilla del hampa de
Chicago.

La suerte de United Brands, mediante un enredo de intereses financieros que parece imaginado
por un escritor de folletines de misterio, se ha unido a la American Express, el más eficiente
porteador secreto de dinero del mundo, y con el príncipe del lavado de dinero sucio del Levante,
el financista suizo-sirio Edmun Safra.

Sin duda el lector se siente perplejo en estos momentos. El mundo no puede ser tan distinto a
cómo se lo imaginaba. Continuemos…

Parte I

Gran Bretaña y la Primera Guerra del Opio.

“Del exterior llega al país una avalancha de estupefacientes, importados por un grupo de
contrabandistas eficaces y bien organizados. La quinta parte de la población se torna
drogadicta, epidemia que supera a cualquiera que se conozca desde la época de las
grandes plagas. Las instituciones del orden están en ruinas”.

¿Ficción? No, historia. Fue lo acontecido a China en 1838, cuando los narcotraficantes venidos
de Gran Bretaña introdujeron el opio. Para los británicos, el tráfico de opio no era un sórdido
negocio, sino un digno instrumento de la política de Estado. Grandes sectores del Lejano
Oriente se dedicaron al cultivo de la adormidera, a expensas de la producción de alimentos, al
grado que decenas de millones de individuos dependían totalmente del cultivo, la distribución y el
consumo de opio.

En 1840, el Emperador chino, frente a la aguda drogadicción que destruía por igual a los
mandarines y a la nación, intentó restringir las actividades de las compañías comerciales
británicas. La respuesta de Gran Bretaña fue la guerra. Las fuerzas militares chinas debilitadas
por la droga no pudieron contener a los británicos. Finalmente se rindieron y firmaron el Tratado
de Nanquín, en 1842, que le dio a la Corona británica la increíble suma de 21 millones de libras
de plata, así como el gobierno del “puerto libre” extraterritorial de Hong-Kong, que aún hoy
sigue siendo la capital mundial del narcotráfico británico.

Doce años después del Tratado de Nanquín, la Corona Británica comenzó la Segunda Guerra
del Opio contra China, otra vez con consecuencias desastrosas para los chinos y otra vez con
rendimientos monumentales para los narcotraficantes ingleses. En Octubre de 1860, una fuerza
expedicionaria franco-británica sitió Pekín, que cayó prácticamente sin resistencia. Este hecho
produjo la firma del Tratado de Tiensín que garantizaba a la Gran Bretaña siete octavos del
comercio total chino y un aumento de la compra de opio que pasó de 58.681 cajas en 1860
a 105.508 en 1880.

Gran Bretaña construyó una cabeza de playa en los Estados Unidos con las siembras de algodón
por esclavos negros y financiamiento británico. Este algodón era llevado a Liverpool. Ahí era
hilado y transformado en ropa en los talleres del norte de Inglaterra en donde se utilizaban niños y
mujeres con salarios extremadamente bajos. Los artículos de algodón se exportaban a la
India, lo que arruinó su industria textil. India pagaba sus importaciones de ropa con las
divisas que le producía la exportación de opio. Sin la “demanda” china de opio, se hubiera
derrumbado todo el armazón comercial inglés.

Por su parte, la familia Rothschild, así como los Lehman, de Lehman Brothers, sus primos
banqueros que luego formarían parte de “Nuestra Gente” de Nueva York, todos entraron a los
Estados Unidos mediante la trata de algodón y esclavos de antes de la Guerra Civil.
El opio comenzó también a penetrar los Estados Unidos y para 1875 se censaron 120.000
estadounidenses adictos.

En 1919 y 1920 ocurrieron dos acontecimientos de importancia estratégica decisiva para la


guerra del opio de Gran Bretaña en contra de los estados Unidos. Primero se fundó el Real
Instituto de Asuntos Internacionales, el cual tenía el objetivo de restaurar a la Gran Bretaña
como máxima potencia mundial incluyendo la recuperación de los Estados Unidos. El segundo
acontecimiento fue la declaración de la guerra del opio por parte de Gran Bretaña a los Estados
Unidos. Los norteamericanos conocieron ese episodio como la “Prohibición”.

La Prohibición trajo a los Estados Unidos el narcotráfico, los narcotraficantes y el hampa


en gran escala. Las bebidas alcohólicas ilegales y las drogas ilegales eran las dos líneas de
producción diferentes de la misma multinacional. Los abastecedores eran los británicos, con sus
destilerías de Escocia y Canadá, y sus refinerías de opio de Shanghai y Hong-Kong. Los del
dinero eran británicos, con sus bancos en Canadá y el caribe. Los británicos, merced a sus nexos
políticos en los Estados Unidos, crearon las condiciones políticas esenciales para reconquistar a
los Estados Unidos.

Juntas, las entradas que produjo el tráfico ilegal de wisqui y drogas durante la Prohibición
constituyeron un botín multimillonario del mercado negro. Aunque familias como los Kennedy y
los Bronfman medraron como bandidos a principios de los treintas con la transición al
comercio “legítimo” de bebidas alcohólicas, todo el andamiaje financiero que hacía falta
para mantener la infraestructura del hampa exigió diversificar el mercado negro y ampliarlo
en áreas que anteriormente casi no se había aprovechado. El mercado de las drogas ilícitas
en los Estado Unidos, por más que creció significativamente como resultado de la experiencia de
la Prohibición, sólo vino a representar un negocio multimillonario pasadas varias décadas.

En los treintas y cuarentas, al invertir fenomenales dividendos de la Prohibición en garitos, en


estadios deportivos e hipódromos, el hampa echó los cimientos del narcotráfico que se iniciaría a
mediados de los cincuentas, una vez que se creó el ambiente cultural propicio a la
drogadicción.

Parte II

Cómo funciona el imperio de las drogas

El narcotráfico es el segundo negocio del mundo por sus dimensiones, sólo superado por
el petróleo. Las piezas que componen el rompecabezas que debemos armar para entender su
funcionamiento se resumen en:

1. La descripción detallada que han reunido investigadores estadounidenses y de otras


nacionalidades, de la mecánica del comercio del opio desde el triángulo Dorado hasta los puertos
en donde sale para el resto del mundo.

2. La identidad de los principales mayoristas de opio, sobre todo entre emigrados chinos, sin faltar
los nombres de algunos banqueros.

3. Un panorama completo de las finanzas británicas en el Lejano oriente (cuyo eje financiero es
Hong-Kong y su principal banco, el Hong.Kong y el Shanghai) y en particular la telaraña de las
relaciones de los británicos con la banca de los emigrados chinos en toda la región.

4. Una descripción de cómo funcionan los mecanismos –la banca extraterritorial, el comercio del
oro y diamantes, etc.- todos bajo el mando británico, con que se lava el dinero sucio, que
asciende cada año a cientos de miles de millones de dólares.

5. Un inventario del muchísimo material de circulación general que prueba la integración del
Lejano oriente británico y las transacciones financieras con dinero sucio en todo el mundo, con
los altos mandos de la política exterior británica, principalmente el Real Instituto de Asuntos
Internacionales.

6. El material similar que prueba la existencia de un acuerdo estratégico entre Gran Bretaña y la
República Popular China, por lo menos desde las negociaciones entre los traficantes británicos
de opio y Mao Tse-tung, bajo los auspicios del Real Instituto de Asuntos Internacionales.

7. Veinte años de documentación oficial –de fuentes estadounidenses, japonesas y taiwanesas-


que indica que la República Popular China produce y exporta opio no sólo para obtener divisas,
sino para costear operaciones secretas de inteligencia, por intermedio de emigrados chinos.

8. Un cuadro de los lazos íntimos que unen a todos estos elementos –los viejos traficantes
británicos de opio, los manejos británicos con dinero sucio, las operaciones de los chinos en el
extranjero, el acuerdo político sino-británico- con el elemento canadiense que eslabona el hampa
estadounidense.

9. Una descripción de la telaraña internacional del cabildo “sionista” de Gran Bretaña, y su función
especial en lavado de dinero sucio, el comercio de oro y diamantes con dinero sucio, la
subvención del terrorismo internacional, y el gobierno financiero de los canales del narcotráfico
entre Canadá y los Estados Unidos.

10. Finalmente, los datos que demuestran que los principales directores de la guerra del opio
contra los Estados Unidos no sólo se sientan en las mismas juntas directivas empresariales y
mantienen otros vínculos de negocios, sino que tienen lazos de “sangre”, lo que hace de esta
telaraña una sola familia.

El tráfico ilegal de drogas es no sólo la agencia de subversión y estafa más grande del
mundo: la dirige un solo grupo de individuos perversos cuyos nombres y filiaciones
damos más abajo, y cuyos lazos mutuos de propiedad, familia y colaboración política se
remontan a hace unos 200 años. Sabemos sus nombres y domicilios, y cómo acabar con
ellos.

Aunque la mayor parte de los elementos del asunto están desde hace mucho tiempo al alcance
del público, tanto los investigadores como la gente tienden a concebir el mundo del narcotráfico
como una película de “buenos” y “malos”: contrabandistas árabes o colombianos, bandidos de
pelo largo y mala cara, políticos corruptos. Si, si existen estos individuos, pero son sólo
peones de un monstruo cuya cabeza es la monarquía británica y aliadas.

Un detalle muy sutil es que el precio de la heroína en las calles de cualquier ciudad de los
Estados Unidos es siempre el mismo. La razón es que el suplidor es también siempre el
mismo.

¿Qué tan grande es la industria de las drogas?


Tomemos el ejemplo de la heroína. Se estima que este sólo producto (con el opio para fumar y
otros derivados) maneja 25.000 millones de dólares anuales (en 1978). Para comparar, el
negocio mundial del oro y de diamantes juntos para ese mismo año movilizó 12.000 millones de
dólares USA, apenas la mitad que la heroína. Podríamos afirmar, sin temor a equivocarnos
que el negocio de la droga mueve alrededor del 20% del comercio total mundial.

¿Adónde va el dinero?

Con tan inmensos volúmenes de dinero, sólo cabe una respuesta: una buena parte de la
banca internacional y de las operaciones financieras conexas se creó con la sola finalidad
de manejar dinero sucio. Más aún, esa parte de la banca internacional disfruta de la
protección soberana de un buen puñado de gobiernos. [1] Las actividades bancarias de la
oligarquía británica reúnen los requisitos siguientes:

1. Por siglo y medio han dirigido el comercio de estupefacientes.

2. Dominan las zonas bancarias libres, vedadas a las autoridades judiciales de los Estados
Unidos y otros países.

3. Casi todas esas zonas bancarias libres, donde funciona la banca extraterritorial, se
hallan bajo la férula política de la monarquía británica y sus aliados.

4. Dominan toda la banca en el corazón del narcotráfico: el Hong-Kong and Shanghai Bank,
creado en 1864 para financiar el comercio de estupefacientes, es ejemplo de ello.

5. Gobiernan el comercio mundial de oro y diamantes, aspecto necesario del trueque de


bienes “tangibles” por drogas.

6. Abarcan todos los mecanismos de enlace con el hampa, de cabildeo en pro de leyes
favorables a las drogas en los Estados Unidos, y todos los demás elementos de
distribución, protección y apoyo legal necesarios.

Prácticamente, la única zona bancaria libre que los británicos no gobiernan oficialmente es
Panamá; no es casual que Panamá sea el único de esos centros donde hay muchos más
bancos estadounidenses que británicos. Lo cual no quiere decir que Panamá sea un
dechado de limpieza; por el contrario, la mayoría de los dineros del narcotráfico
colombiano de marihuana y cocaína se limpia en Panamá, por medio de los tres bancos
colombianos que ahí funcionan. Sin embargo, los bancos estadounidenses gozan de un campo
de maniobra del que carecen en las Caimán o en las Bahamas, donde las autoridades británicas
andan siempre husmeando.

Del campo al banco

Los productores de estupefacientes de Iberoamérica, son en su mayoría viejas familias


terratenientes, que también cultivan caña de azúcar, que crece en suelo similar a la marihuana, y
café, cuyas condiciones de crecimiento son idénticas a las de la coca. Esas familias gozan de
inmenso poder en naciones como Colombia, Bolivia o Perú. La vieja oligarquía
terrateniente tiene canales directos a los mercados bancarios de Nueva York, Londres y el
Caribe.
Hong-Kong, Capital Mundial de las drogas

Las drogas ilegales son el mayor negocio en el Lejano Oriente. Pero en Hong-Kong, las drogas
no sólo dominan la economía, son la economía. Echar un vistazo a la colonia británica de
Hong-Kong es como observar una miniatura de la economía mundial de las drogas y el dinero
sucio.

Para empezar Hong-Kong es el lugar del mundo con la mayor proporción de drogadictos. Según
los cálculos oficiales de la policía británica, 10% de la población de Hong-Kong son
drogadictas. Las cifras extraoficiales elevan esa cantidad al 50%. En promedio podemos
estimarla en un 20-30%, es decir, alrededor de un millón de personas. Si cada opiómano o
morfinómano gasta 10 dólares al día, el banco HongShang recibe alrededor de 3.700
millones de dólares por año por la puerta trasera.

Un cálculo análogo da una cifra cercana a los 9.000 millones de dólares para la ciudad de
Nueva York. ¿De dónde sale tanto dinero? Seguramente no de empleos bien remunerados, ni
de asaltos callejeros, ni aún la prostitución alcanza esos niveles de dinero. Sólo puede provenir
de las actividades del hampa: loterías, apuestas, venta de protección, incendios por contrato y
ocupaciones similares. La drogadicción no existiera sin los medios de subvencionarse que
le da el hampa.

El mito de que la economía de Hong-Kong se ha desarrollado rápidamente por su


electrónica y sus textiles baratos, no tiene fundamento alguno.

La Conexión China

“Algunos soldados estadounidenses en Vietnam empiezan a probar el opio. Y nosotros los


ayudamos… ¿Se acuerda cuando el occidente nos impuso el opio? Nos atacaron con opio
y nosotros vamos a combatirlos con sus propias armas… El efecto que esta
desmoralización tendrá en los Estados Unidos será muchísimo mayor que lo que
cualquiera alcance a imaginarse” primer Ministro chino Chou En-Lai, en conversación con el
Presidente egipcio Gamal Abdel Nasser, junio 1965.

Sólo a partir del viaje de Henry Kissinger a China en 1972, se dejó de mencionar en los titulares
de los diarios el papel chino en el comercio internacional del opio. Las autoridades
estadounidenses, europeas y japonesas no dejaban de indicar que China es uno de los
principales productores y exportadores de opio y sus derivados, y aún los británicos, ante la
considerable presión de otros países, tenían que asentir.

¿Quién o Qué protege a Hong-Kong?

El motivo más importante es que, en gran medida, el refinamiento de la heroína –que se traslado
por completo de Shanghai a Hong-Kong tras la toma del poder por los comunistas en 1949- ya no
se realiza en Hong-Kong. Antes bien, la importancia de Hong-Kong radica primordialmente en la
esfera del manejo del narco-dinero, y secundariamente en el trasbordo de la heroína. El traslado
de la producción y la refinación del opio de la ruta Shanghai-Hong-Kong al Triángulo Dorado (que
incluye amplia porciones de la provincia de Yunan en China) ocurrió en plena guerra de Vietnam,
a la que los Estados Unidos entraron por consejo de Gran Bretaña, con lo que crearon un
gigantesco mercado cautivo, de fácil acceso por las áreas de cultivo de Birmania, Tailandia y
Laos, algunas de las cuales ya habían cultivo cantidades sustanciales de opio durante el período
colonial británico.
La catastrófica participación de los Estados Unidos en Vietnam le dio al régimen de Mao la
oportunidad de oro en el mundo de los estupefacientes, al que Pekín entró con los dos pies. Los
Estados Unidos pagaron el precio del súbito aumento de la drogadicción. Sin embargo, las
postrimerías de los sesentas fueron sólo un período de transición, la ejecución de un plan
estratégico bosquejado a principios de los cuarentas entre Mao Tse-Tung y las principales
familias opieras de Gran Bretaña.

El Real Instituto de Asuntos Internacionales administra el narcotráfico

Según su acta constitutiva, publicada en 1920, el Real Instituto de Asuntos Internacionales es “un
cuerpo apolítico no gubernamental” cuyo fin es “impulsar las ciencias de la política, la
economía y la jurisprudencia internacionales”, “propiciar y mantener medios de
información sobre asuntos internacionales” y “fomentar el estudio y la investigación de
tales asuntos”. Pocas veces tendrá el lector la oportunidad de leer tantas mentiras en tan
pocas líneas.

En el testamento de Cecil Rhodes, que fundó los imperios del oro y los diamantes que hasta la
fecha, bajo la égida de Anglo-American y De Brees, dominan los mercados mundiales, y fundó
también el narcotraficante Standard Bank, y que le legó su fortuna al Fondo Rodees, expresa:

“Establecer un fondo, de y para el establecimiento, fomento y desarrollo de una sociedad


secreta, cuyo verdadero fin y objetivo será la extensión del poder británico por todo el
mundo, el perfeccionamiento de un sistema de emigración del Reino Unido y de
colonización por parte de súbditos británicos de todas aquellas islas donde pueden
obtenerse medios de sustento mediante la energía, el trabajo y la empresa, y
especialmente la ocupación de colonizadores británicos de todo el continente de Africa, la
Tierra Santa, el Valle del Eúfrates, las islas de Chipre y Candia, toda la América del Sur, las
islas del Pacífico que no pertenecen todavía a la Gran Bretaña, todo el archipiélago Malayo,
las costas de China y Japón, la recuperación final de Estados Unidos de América como
parte integral del Imperio Británico, la consolidación de todo el Imperio, la inauguración de
un sistema de representación colonial en el Parlamento Imperial que pueda tender a unir
los miembros disgregados del Imperio, y, finalmente, la fundación de una potencia tan
grande que en adelante haga imposibles las guerras y promueva los mejores intereses de
la humanidad”.

En mayo de 1919, nació el Real Instituto de Asuntos Internacionales para cumplir con los sueños
de Cecil Rhodes.

Canadá, el Hong-Kong de Norteamérica

La mayor parte de la heroína que llega a Norteamérica entra por Canadá. La idea de que Canadá
es una nación –en el sentido en que entiende ese término, por ejemplo, un estadounidense- es
producto de una campaña publicitaria no por sutil menos persistente. Tanto en lo político como
en lo económico, Canadá depende linealmente de la monarquía británica, comenzando por
un gobernador general que nombra la Reina y siguiendo por el consejo de gobernadores,
hasta el grupo que conforma el núcleo de los Caballeros de San Juan de Jerusalén,
quienes detenta la mayor parte del comercio canadiense.

El papel de Canadá en el flujo de drogas que reciben los estados Unidos no es muy diferente del
que jugó durante la Prohibición. Canadá pasa la mayor parte de la heroína que entra al
mercado estadounidense, porque se creó y se mantiene como dominio británico precisamente
para llevar a cabo ese tipo de operaciones en el flanco norte de los Estados Unidos.

Según fuentes canadienses de alto rango, la mayor parte de la heroína que llega a Norteamérica
la transporta Canadian Pacific Air y luego se lleva a diversos lugares al sur de la frontera
estadounidense. Con esta conexión occidental canadiense está firmemente entrelazado el grupo
Bronfman, cuyos centros administrativos y financieros son Seagram y Trizec.

El Triángulo plateado de Canadá

El Royal Bank tiene la más sucia reputación de cualquier banco caribeño. Según fuentes
diplomáticas bien enteradas, el Royal Bank of Canadá dio órdenes directas al gobierno de
Guyana de sembrar marihuana para obtener divisas extranjeras. En 1976, cuando Guyana cayó
en una quiebra total y recurrió al Fondo Monetario Internacional en busca de auxilio de
emergencia, se reunió con altos funcionarios del gobierno guyanés una delegación del Royal
Bank of Canadá. El Royal Bank insistía en que Guyana orientara su economía hacia la
producción de “cosechas de exportación”, antes de que ese o ningún otro banco pudiese
otorgarle préstamos. Los guyaneses, desesperados, hicieron lo que se les pedía. Como
consecuencia, el noroeste de Guyana se ha convertido en uno de los principales abastecedores
de marihuana al mercado norteamericano.

Todo en Familia

¿Por qué, habiendo pruebas tan detalladas del funcionamiento del narcotráfico mundial en el
dominio público o en los expedientes policíacos, se ha podido mantener por tanto tiempo oculta
esta realidad? La respuesta es que hay que ir más allá de las juntas directivas de las grandes
compañías y de los mercados de los metales preciosos y asomarse a la vida íntima de la élite
británica: todo el tráfico de estupefacientes del mundo lo ha dirigido desde sus inicios una
sola familia. Esto se aplica no sólo al cultivo y la distribución sino también al apoyo
político, ideológico y de inteligencia.

Esta familia ha dominado a Gran Bretaña por cientos de años, posee virtualmente todos los
cargos importantes del poder empresarial y político y que cree que hacer que sucedan las cosas
moviendo los hilos tras bambalinas es tan normal como tomar el té a las cinco.

El Real Instituto de Asuntos Internacionales fue la “sociedad secreta” que proporcionaba


la oficialidad del comercio de drogas. Pero el Real Instituto fue fundado por un grupo
todavía más secreto: el Círculo de Iniciados, el cual contaba entre sus primeros miembros
a lord Milner, Cecil Rhodes, fundador del imperio minero británico en Africa, el futuro
Primer Ministro Arthur Balfour, Albert Grey y lord Rotshchild.

Parte III

La Trampa de la deuda y la narco-economía en Iberoamérica

David Rockefeller, jefe del Chase Manhattan Bank, empezó a buscar dinero mafioso a
mediados de los sesentas, por los días en que el Citibank organizaba su sección de “servicios
bancarios personales internacionales” para administrar el desplazamiento de capitales
ilegales, y el Bank of America sufragaba al Banco Ambrosiano de Italia. Pero no fue sino
hasta 1976, cuando David Rockefeller se compró un gobierno estadounidense y los
rancios fondi europeos se instalaron en Wall Street, cuando el narcotráfico comenzó a
convertirse en negocio digno de la atención de los bancos más grandes del mundo.

El narcotráfico iberoamericano llegó a su máximo florecimiento casi en el momento mismo en que


Jimmy Carter tomó posesión de la Presidencia de los Estados Unidos. Dos años después, Había
hecho un caos de la distribución de dinero por todo el sistema de la Reserva Federal
estadounidense. Apenas tenía dos años Jimmy Carter en la Casa Blanca y ya el tráfico de
estupefacientes se había convertido en la industria más grande de Florida, con entradas de
13.000 millones de dólares.

Los Estados Unidos, mediante el Departamento de Hacienda de G. Miller y la Reserva


Federal de Paul Volcker, respaldaron la descarada campaña del Fondo Monetario
Internacional para obligar a Iberoamérica a producir estupefacientes para pagar la deuda, y
redoblaron sus esfuerzos después que el aumento del precio del petróleo en 1979 dejó a
los deudores del Tercer Mundo en la insolvencia.

Volcker había sido vicepresidente de Planeamiento Estratégico propiedad de Rockefeller en


1966, cuando el Chase Manhatan solicitó al banco HongShang una tajada del mercado de dinero
sucio. Entonces la Comisión Trilateral, membrete de Rockefeller que había postulado a su
mascota Jimmy Carter a la Presidencia de los Estado Unidos, arremetió de lleno contra
Iberoamérica. Henry Kissinger puso en marcha la “Iniciativa de la Cuenca del caribe”, que
culminó con el golpe marihuanero de 1980 en Jamaica, respaldado por el Departamento de
Estado encabezado por Cyrus Vance.

La red privada de socios de David Rockefeller, al igual que el Grupo Grancolombiano en


Bogotá, los socios de Manual Ulloa en el Perú, y la Organización Diego Cisneros en
Caracas, abrieron los conductos por los que podrían entrar y salir de diferentes capitales
de Occidente fabulosas sumas de dinero sucio, en nombre de la “libre empresa” y la
“economía paralela”.

El Fondo Monetario Internacional, sobre todo, le apretó las tuercas a los deudores de
Iberoamérica, en especial a Jamaica, Colombia y Perú, los principales abastecedores de
marihuana y cocaína del mercado estadounidense.

Para 1978 la economía del narcotráfico era ya la política oficial expresa del FMI. Jonh Holdson,
veterano encargado de asuntos latinoamericanos en la oficina de comercio internacional y
movimientos bancarios del Banco Mundial, declaró:

“Sé que la industria de la coca es muy ventajosa allí para los productores. Es más, desde
su punto de vista, simplemente no podría encontrarse un producto mejor. Sus ventajas
son que no requieren técnicas complejas o semillas híbridas, y la tierra y el clima son
perfectos”.

Frederick Wills, ex Ministro de Relaciones Exteriores de Guayana, declaraba por su parte:

“Los países esperan que con obtener el visto bueno del FMI se le abrirán las puertas del
crédito de otros países y de los bancos privados. Pero la aprobación del FMI requiere que
se apliquen con buen éxito sus programas. Si no se tiene éxito, entonces se seca la
corriente de fondos de los bancos y los mercados monetarios. Esto quiere decir, en primer
lugar, que los ministros de gobierno deben responderse la siguiente pregunta: ¿qué
exportaciones pudiéramos emprender que reditúen ganancias inmediatas en efectivo para
salvar esta brecha de la balanza de pagos? Sólo hay una mercancía que satisface este
requisito, las drogas".

Jamaica, ejemplo de “libre empresa” según el FMI

Tras cuatro años de intervención del FMI, el ingreso marihuanero de Jamaica se calcula
conservadoramente en 3.500 millones de dólares al año, más que todo el Producto Interno Bruto
de 1980, cuando el FMI instaló en el gobierno a Edward Saga.

A diferencia de Colombia y Perú, donde las fuerzas nacionalistas se oponen a los planes de los
banqueros de convertirlos en plantaciones de coca y marihuana, Jamaica es un ejemplo
indisputable del FMI.

Edward Saga apenas si figuraba en los planes de la Comisión Trilateral cuando Sol Linowitz,
negociador designado por el gobierno de Carter en las discusiones sobre el Canal de Panamá,
presidió en 1979 una reducida reunión semi secreta en la Casa Blanca para tratar sobre el
Caribe. Linowitz, quien sería funcionario de la United Fruit, formó en el gobierno de entonces un
grupo de “Acción Caribeña-Centroamericana”, núcleo de lo que sería después la famosa
Iniciativa de la Cuenca del Caribe, de David Rockefeller, y de la Comisión Bipartidaria sobre
América Central, de Henry Kissinger. Como subproducto del grupo de Linowitz, Gustavo
Cisneros, protegido de Rockefeller en Venezuela, creó en 1981 el “Comité Venezolano-
Jamaicano de Empresarios”, para darle más apoyo a Seaga.

El drama de Colombia

En agosto de 1983, Rodrigo Lara Bonilla, fue nombrado Ministro de Justicia de Colombia,
siendo Presidente Belisario Betancur. El 30 de Abril de 1984, menos de un año después de su
nombramiento, Rodrigo Lara Bonilla es asesinado por la mafia narcotraficante colombiana. La
mafia colombiana es una ramificación local de una organización supranacional, mucho más
poderosa y peligrosa, conocida como Narcotráfico S.A. Esta organización criminal actúa con
toda impunidad a escala planetaria.

Rodrigo Lara Bonilla, un hombre honesto y nacionalista, se había atrevido a declararle la guerra a
la droga, en un ambiente social en que los zares de la droga compraban a la población y los
puestos políticos que le convinieran, en el que los ex presidentes y premios Nóbel cantaban las
virtudes de los narcodólares.

Apenas una semana después del asesinato, el seis de mayo, en Panamá, los narcotraficantes
colombianos Pablo Escobar y Jorge Ochoa (entre otros) se reúnen con el ex presidente
Alfonso López Michelsen (presidente en el período 74-78). El objeto de la reunión fue un
ofrecimiento de los narcotraficantes para “comprar” una amnistía total por 3.000 millones
de dólares USA. Después de la negación de tal ofrecimiento por el valiente presidente Belisario
Betancur, su contraparte, el narcopresidente López Michelsen declaraba: “Si estos señores
quieren entregar sus laboratorios, pistas y cultivos y vender sus aviones, entonces yo creo
que el camino para reducir la cuestión del narcotráfico probablemente es más corto por las
buenas que por las malas para llegar al mismo objetivo”.

Siendo Presidente López, su ayuda al narcotráfico fue descarada: dio instrucciones a su


ministro de Hacienda para que creara una “ventanilla especial” en el Banco de la
República, el banco central colombiano, para permitir a los narcotraficantes incorporar sus
dólares a la circulación legítima sin averiguaciones de ninguna clase (el Presidente Betancur
la cerró en la primera semana de su posterior gobierno). Por otro lado, impulsó a su primo, Jaime
Michelsen Uribe, presidente del mayor consorcio financiero del país, el Grupo
Grancolombiano, a ocupar la primera posición del hampa narcofinanciera de Colombia. Los
haberes del Grancolombiano se inflamaron con dinero del narcotráfico que pasaba por la
“taquilla-lavandería”, triplicándose en tan sólo los seis primeros meses de 1976, fecha para la
cual despegó definitivamente el narcotráfico y la Florida se desbordaba con torrentes de dinero
sucio.

El 31 de Diciembre de 1983, el entonces Presidente Belisario Betancur desenmascaró a


Jaime Michelsen Uribe quien huyó a Miami, dejando tras de si en prisión a once
funcionarios del Banco Colombia.

La Familia Cisneros: los Bronfman de Venezuela

Venezuela tenía hasta hace poco una relación "privilegiada" con el narcotráfico
sudamericano. Hasta 1983 exenta de la producción de estupefacientes, Venezuela servía
en cambio de estación de trasbordo y "centro bancario" del narcotráfico.

Fueron narcodólares venezolanos, por ejemplo, los que iniciaron el torrente de dinero
"lavado" hacia el mercado de bienes raíces de Florida, antes de que a la mafia colombiana
se le ocurriese siguiera la idea. Llegó a tanto el volumen de dinero lavado procedente de
Venezuela que se convirtió en chiste popular decir que Florida se había separado de los Estados
Unidos... para ser un nuevo estado de Venezuela. Para 1980, se calculaba oficialmente que el
capital venezolano invertido en bienes raíces floridanos ascendía a más de 1.100 millones
de dólares. Y en 1983, según cálculos de un funcionario de policía venezolano hechos
públicos a principios de 1984, se lavaron en Venezuela cerca de 5.000 millones de dólares.

Pero hace ya mucho que Venezuela perdió esa relación "privilegiada"; junto con las casas
bancarias que se lucran del narcotráfico hay ahora medio millón de adictos, según se calcula,
muchos de ellos hijos de los propios narco financieros. Con todo, identificar el aparato del
lavado de dólares y sus jefes sigue siendo el medio más eficaz de identificar en su
conjunto a la mafia venezolana de los estupefacientes.

El 20 de julio de 1984 la revista venezolana Resumen informó sobre versiones de que un


miembro de la familia Cisneros, una de las más poderosas familias financieras de Venezuela,
estaba metido hasta los codos en el lavado de dinero del narcotráfico en Florida. Según esa
información, tomada en su totalidad del libro In Banks We Trust, de la periodista izquierdista
Penny Lernoux, Oswaldo Cisneros Fajardo había estado vinculado a la World Finance
Corporation (WFC), una lavandería internacional de dólares. La WFC, habiendo metido la pata
ya demasiadas veces, finalmente se vino abajo, y su presidente cubano-estadounidense,
Guillermo Hernández Cartaya, paró en la cárcel en pago de un delito relativamente leve:
evasión de impuestos.

La crónica incluía algunos de los detalles más sórdidos de los negocios de la WFC: canje de
armas por drogas en el Caribe; recursos financieros puestos a disposición del gobierno de Fidel
Castro, etc. El reportaje suscitó aún más interés por el hecho de que El Diario de Caracas
acababa de publicar una foto del presidente Lusinchi leyendo el libro de Lernoux, en compañía
de dos altos funcionarios. El pie de la foto aseguraba que los lectores se habían interesado
especialmente en los lazos de Cisneros con el mundo del narcotráfico. Lo cual suscitó
tanta indignación como si la revista Newsweek hubiese acusado a David Rockefeller de
lavar dinero sucio. La Organización Diego Cisneros, compañía tenedora de la familia
Cisneros, hizo publicar desplegados de página entera en la prensa de Caracas en los
cuales negaba tener relación alguna con la World Finance Corporation, Credival, o el señor
Hernández Cartaya. Oswaldo Cisneros - en una entrevista con Resumen en la que presentaba
su versión del asunto - reconoció que en 1975 había contratado a Hernández Cartaya para que le
reorganizara la firma inversionista Inversiones Fénix, a la cual se le llamó después Credival, y
que entre los dos habían constituido una subsidiaria de la WFC en Caracas. Pero insistió que ése
había sido el último negocio que habían hecho juntos, y que no tenía conocimiento alguno - ni
antes ni en ese momento - de que Hernández Cartaya tuviese algo que ver con el
narcotráfico o el lavado de narcodólares.

Muchos salieron a defender la honra de Cisneros atacando la confiabilidad de Lernoux, lo que


resultaba harto fácil en vista de que su carrera de "periodista" fue patrocinada por la KGB y una
sarta de agencias vinculadas a la inteligencia británica tanto en los Estados Unidos como en
iberoamérica. Pero la mayoría de las pruebas que presentó Lernoux sobre el tema de la
WFC fueron tomadas de los expedientes de luengas investigaciones realizadas por varias
instituciones estadounidenses (entre ellas el Congreso, la Dirección de Aduanas, la
Dirección de Estupefacientes y un gran jurado federal) sobre Hernández Cartaya y la WFC.

Pero la verdadera historia de la familia Cisneros va mucho, mucho más allá de los meros indicios
que salieron a luz con motivo del escándalo de la WFC. El error está en tratar de mirar hacia
abajo desde la posición de poder de la familia Cisneros, en lugar de hacia los lados y hacia arriba.
El lector vería las cosas más claras si, por ejemplo, le informáramos de la existencia de
una prestante familia iberoamericana que: Se inició en los negocios con el patrocinio de
uno de los principales bancos canadienses de Narcotráfico S.A.: el Royal Bank of Canadá;
Se ha asociado por mucho tiempo con la familia Rockefeller, que le ha hecho el favor de
venderle migajas de su imperio en Íbero América, incorporando a sus miembros a las
juntas directivas de varias compañías tenedoras internacionales suyas, y que les ha
permitido consolidar esos lazos por matrimonio con sus parientes de la familia Phelps;
Está sólidamente vinculada a los grupos bancarios de Florida que se destacaron en el
escándalo de las drogas del gobierno de Jimmy Carter; Entró en sociedad con una casa
financiera de Florida cuyas ligas con terroristas y narcotraficantes están bien
documentadas, y que recibió millones de dólares del Banco Narodni de Moscú; Lleva
décadas promoviendo el liberalismo económico de la Sociedad Mont Pelerin de Friedrich
Von Haytek, que aboga por la legalización del comercio de estupefacientes; y Se unió
recientemente a la campaña de David Rockfeller por hacer de la narcoeconomía jamaicana
el "modelo" para la cuenca caribeña en general.

Ahora tiene el lector una perspectiva adecuada para entender la verdadera historia de los
Cisneros, y comprender el hecho de que se trata del equivalente venezolano de los Bronfman. No
debe sorprenderle ya la asociación del primo Oswaldo con el corrupto Hernández Cartaya.

El Imperio de la Familia

La fortuna de la familia Cisneros se centraliza en la Organización Diego Cisneros (ODC),


compañía tenedora cuyo valor se calcula en 3.000 millones de dólares. La ODC descrita
por un banquero neoyorquino relacionado con ella, es una compañía "de tipo Gulf and
Western", que abarca unas 50 firmas productoras de bienes que van desde discos
fonográficos, artículos deportivos y computadoras hasta cosméticos y alimentos
preparados, con propiedades en los renglones de bienes raíces, agricultura,
comunicaciones y finanzas. "El grupo Cisneros, cuyas inversiones siempre han sido de
orientación internacional, se desbocó a hacer adquisiciones en los dos o tres últimos
años", comentó el banquero, añadiendo que se calcula, "informalmente", que ha colocado unos
mil millones de dólares en el exterior.

Al igual que la Gulf and Western, dueña de Paramount Pictures, la ODC tiene también su
compañía de "entretenimiento": Venevisión. La familia Cisneros, que adquirió esa
compañía de televisión en 1961, cuando apenas arrancaba la televisión en Venezuela, se
ha valido de Venevisión para fomentar la cultura del rocanrol y la pornografía,
indispensable para crear en cualquier país el ambiente hedonista, "chévere", de las
drogas, de "sentirse bien". El fenomenal éxito de las ventas de discos de las estrellas de
rocanrol y el disco - grabados por Sonorodven la fonográfica de la ODC - es apenas uno de los
efectos del poder publicitario que le da Venevisión a la ODC.

El Royal Bank of Canada fue el que le dio al paterfamilias Diego Cisneros su primera
oportunidad en Caracas, tras emigrar este de Cuba en 1929. La vinculación con el narcobanco
canadiense continúa hasta la fecha, siendo representante de los Cisneros en la junta directiva del
Royal José Rafael Revenga, vicepresidente ejecutivo de la ODC y vicepresidente de Venevisión.
En 1939 Diego se "independizo" y montó la primera franquicia embotelladora de Pepsi-Cola en
Venezuela, en compañía de su hermano Antonio. Ahora son sinónimos en Venezuela Pepsi y
Cisneros, y el hijo de Antonio, Oswaldo, es el actual presidente de la compañía [2].

Pero fue Diego Cisneros quien hizo de la ODC el imperio comercial y financiero que es hoy.
En Venezuela, la palabra "Rockefeller" se convirtió en asociación inevitable con la palabra
"Cisneros". Junto con otras ricas familias, la familia Cisneros se hizo cargo de muchos de los
negocios iniciados por los Rockfeller. Entre ellos, las subsidiarias venezolanas de Sears
Roehuck, la National Cash Register, y ese proyecto predilecto de Nelson Rockefeller, los
supermercados CADA. En un momento dado la ODC obtuvo los servicios como "asesor
internacional" de George S. Moore, expresidente del banco neoyorquino Citibank y director
emérito de W.R. Grace. Y Gustavo Cisneros, hijo de Diego Cisneros, se hizo de una esposa bien
conectada al imperio Rockefeller: Patricia Phelps, de los Phelps del Eastern Establishment
estadounidense.

Diego Cisneros sentía gran orgullo, además, de ser miembro de la sociedad Mont Pelerin,
eminentes ideólogos internacionales de la "legalización de la economía ilegal" cuyas labores
en pro de las drogas citamos en los primeros capítulos. Diego Cisneros patrocinó numerosos
viajes de los propagandistas de la Mont Pelerin a Venezuela para arengar a los empresarios del
país, y su consigna de toda la vida, según informa su propio hijo Gustavo, era nítida ideología
Mont Pelerin: "Denme el hombre apropiado, y trato hecho".

Al morir Diego en 1980, se hicieron cargo de los negocios sus hijos, Gustavo y Ricardo
Cisneros Rendiles, ocupando la presidencia y la vicepresidencia, respectivamente, de la ODC.
Gustavo devino heredero forzoso del imperio, y ha continuado la labor de su padre como
campeón del modelo de "libre empresa" en la cuenca caribeña. Cuando David Rockefeller creó
en 1981 el "Comité Estadounidense-Jamaicano de Comerciantes" para impulsar el "modelo
jamaicano" de estupefacientes y libre empresa, Gustavo Cisneros anunció la creación de una
"Asociación Venezolana-Jamaicana de Comerciantes" parecida, de la que se hizo
copresidente.

La carrera de Gustavo como financista internacional va en ascenso. Es vicepresidente de la


filial venezolana de los Caballeros de la Soberana Orden de Malta, y para 1981 se había
incorporado a la junta internacional de asesores del Chase Manhattan Bank, uniéndose a gente
de la calaña de Henry Kissinger y su socio Per Gyllenhammer de la Volvo; "Joe" Martínez
de Hoz, de Argentina; Y.K. Pao, de la Worldwide Shipping Corporation de Hong Kong; Ian
D. Sinclair, presidente de Canadian Pacific Enterprises, Ltd; y el presidente de la Royal
Dutch Petroleum Co., GA. Wagner. Todos ellos, por supuesto, encabezados por David
Rockefeller. En noviembre de 1983 pusieron a Gustavo en la junta internacional de
asesores de Pan American World Airways (PanAm), donde convergen, entre otros, Sol
Linowitz, de United Brands; Cyrus Vance, abogado de Gulf and Western; Theodore
Hesburgh, rector de la Universidad de Nortre Dame; y Yet Keung-kan, presidente del Bank
of East Asia, de Hong Kong. Ahora se ha sumado también a sus "realizaciones" una nueva
posición en la junta internacional de asesores de la Beatrice Foods.

Los lazos de Cisneros con la combinación Carter-Vance no son nuevos. Según fuentes en
Washington, durante el gobierno de Jimmy Carter, Cyrus Vance, entonces secretario de Estado,
a menudo se valía de Cisneros como "interlocutor" con ciertos grupos políticos de la región.
Cisneros y su viejo camarada Pedro Tinoco, hijo, hicieron desde Caracas cuanto estuvo de
su parte para impulsar el boom financiero venezolano en Florida. Cuando Robert Graham,
gobernador de ese estado y ferviente partidario del esquema de "banca libre", llegó a Caracas
en octubre de 1980 para estimular las inversiones venezolanas en Florida, Gustavo Cisneros y
Pedro Tinoco, hijo, fueron quienes le organizaron el gran agasajo a él y a sus patrocinadores.
Pero la conexión también se extiende, por supuesto, al ámbito financiero. Por 1978 los Cisneros
adquirieron propiedad minoritaria del Florida First National Bank de Jacksonville, la principal
integrante de una compañía tenedora de alcance estatal llamada Florida National Bank of
Florida. Puso a Tinoco en la junta directiva del banco para representar allí el interés de los
Cisneros.

Ahora, resulta que el Florida First National es un banco interesante. Es uno de los tres bancos
floridanos que encabezaron la pelea por levantar las restricciones bancarias en ese estado hacia
fines de los setentas. Tales modificaciones de la ley eran indispensables para convertir a
Florida prácticamente en un refugio bancario para el dinero del narcotráfico.

La Florida National Banks tiene también otro rasgo muy interesante: era la principal tenedora de
la Charter Oil Company, que tenía en la junta directiva de Florida National dos de sus directores:
Edward Ball y el presidente de la Charter, Raymond Mason. La Charter, que quebró en 1984,
alcanzó notoriedad cuando salió la noticia de que había servido como conducto de las compras
de petróleo libio impulsadas por Billy Carter, el hermano del presidente. Ese escándalo pasó a la
historia como el "Escándalo Billygate".

Pero a Gustavo Cisneros no lo perjudicó en lo mínimo todo eso. Todo lo contrario: en


1981, según se dice, vendió sus acciones, obteniendo de ellas una ganancia
multimillonaria.

La World Finance Corporation y el enlace cubano

Pareciera que Oswaldo Cisneros, primo de Gustavo, dirige en Venezuela mucho más que la
compañía Pepsi-Cola. Según un informe que apareció el 1 de julio de 1984 en El Diario de
Caracas, Oswaldo es el enlace de un plan para reestablecer relaciones comerciales y
diplomáticas entre Venezuela y Cuba, con la esperanza de legitimar su calidad actual de
intermediario comercial cubano-estadounidense, en violación del embargo impuesto por los
Estados Unidos a Cuba. El Diario de Caracas sostuvo que Cisneros visitó Cuba en un avión de la
Pepsi-Cola el 7 de junio de 1984 y que se reunió personalmente con Fidel Castro. En una
entrevista concedida el 12 de Agosto a la revista Resumen, Cisneros no negó que hubiese
viajado a Cuba, pero insistió que fue por motivos de familia y personales, que la reunión con
Castro ocurrió por "pura casualidad" y que sólo se habló de "una serie de generalidades".
Oswaldo agregó que tenía muchos otros miembros de la junta directiva de Pepsi que habían
participado en la invasión de Bahía de Cochinos y que todo el cuento era un intento de
desacreditar sus bien cultivadas credenciales anticastristas.

Pero hay otras cosas que le falta explicar a Oswaldo Cisneros. Su esposa, la cubana Ella
Fontanals de Cisneros, es hermana de José Fontanals Pérez, actualmente miembro de la
junta directiva del Banco Nacional de Cuba, en La Habana, y asesor económico de Fidel
Castro. Los nexos de Ella con su hermano no son cosa del pasado; su esposo Oswaldo
reconoció en su entrevista con Resumen que él facilitó por lo menos una visita discreta de José
Fontanals a Caracas, para asistir al funeral de su madre.

Según se dice, Ella vive parte del tiempo en Caracas y parte en Nueva York, y fuentes cercanas a
la DEA informan que en esta ciudad frecuenta sitios a donde acuden también diplomáticos
cubanos, tanto en funciones como retirados, así como narcotraficantes colombianos, entre ellos
Jemel Nassel de Lehder, ex esposa del rey de la mafia colombiana, Carlos Lehder.

Quizá el lector se pregunte cómo puede el clan anticastrista de Cisneros departir


amigablemente con los actuales diplomáticos fidelistas.

La historia de la World Finance Corporation (WFC), narrada en varias comisiones del Congreso
de los Estados Unidos, demuestra que la imbricación de las redes castristas y anticastristas en el
cálido bajo mundo de las drogas no es tan "imposible" como quisiera Oswaldo Cisneros que
creyeran los investigadores.

La WFC fue fundada en Coral Gables, Florida, por un banquero cubano en el exilio, de
apellido Hernández Cartaya. Este sujeto tenía desde el principio algún tipo de contacto en las
organizaciones de inteligencia; participó en la invasión de Bahía de Cochinos, lo capturaron, lo
liberaron, y entró a trabajar en el Citizens and Southern Bank de Atlanta hasta que decidió
poner su propio negocio. El abogado de la WFC, cuya firma aparece en el acta constitutiva de
esa entidad, era Walter Sternling Surrey, muy bien relacionado ex agente de la OSS, quien se
quedó con la WFC hasta 1976. Surrey era también el abogado de Ronald Stark, un terrorista que
cumple sentencia en Italia por sus vínculos con las Brigadas Rojas. Antes de sus actividades en
Italia con los círculos del narcoterrorismo Stark había sido miembro de la Brotherhood of Eternal
Love, organización que participó en la producción de la mayoría de los alucinógenos que se
distribuyeron en los Estados Unidos a lo largo de los setenta. Esta hermandad, con la que nos
toparemos en capítulos posteriores, fue uno de los primeros conductos del narcotráfico y el
lavado de dinero sucio entre los Estados Unidos, el Caribe y América Central.

Según varios informes, la WFC fue desde el principio una lavandería de narcodinero. Ya en
1977 era propietaria de nueve compañías más un banco en Miami, así como de subsidiarias en
ocho países iberoamericanos. Unibank, una filial panameña, controlaba sucursales en las Antillas
holandesas, las islas Caimán, Londres, los Emiratos Árabes Unidos y Texas. A los siete años de
existencia, la hoja de balance de la WFC arrojaba un saldo positivo de más de 500 millones de
dólares. Una mala (y posiblemente ilegal) inversión en los Emiratos Árabes Unidos echó por tierra
el grupo en 1977, les costó a los inversionistas 55 millones de dólares y obligó a Hernández
Cartaya a huir del país con un pasaporte colombiano falso. La investigación posterior al desplome
de la WFC reveló que una subsidiaria de la que poseían el 98 por ciento, el National Bank of
South Florida, estaba involucrada en el lavado de narcodinero, los llamados autopréstamos y
varios otros abusos.

Pero antes que todo eso sucediera, la WFC había obtenido un préstamo de 2 millones de dólares
del Narodny Bank de Moscú en 1975. A juzgar por las pruebas disponibles, Hernández Cartaya
había hecho más que suficiente para merecerlo.

La red WFC incluía a la escoria del bajo mundo financiero del continente. El representante
colombiano del grupo inversionista panameño de la WFC, el Unibank, era Jaime Mosquera,
banquero colombiano que fue a dar a la cárcel en 1982 por fraude. Mosquera era contacto de
Hernández Cartaya desde que ambos trabajaron en Citizens and Southern, siendo Mosquera el
representante de ese banco en Bogotá. Una de las primeras acciones de la WFC fue comprar un
banco colombiano pequeño, el Banco del Estado, e instalar a Mosquera como presidente. En
1975, Unibank trató de negociar un papel estelar en un préstamo de 100 millones de dólares al
instituto agrícola Idema, propiedad del Estado colombiano, valiéndose para ello de la influencia de
Christian Mosquera, hermano de Jaime que por aquel entonces era superintendente bancario
de Colombia. Según testimonio ante la comisión del Congreso de los Estados Unidos que
investigó la maniobra de la WFC, Hernández Cartaya era al mismo tiempo representante secreto
del gobierno cubano y se proponía usar el préstamo como incentivo para que el gobierno de
López Michelsen cooperara con Cuba en las rutas "norteñas" del narcotráfico.

El Unibank de Panamá fungía también como conducto de las compras de armas de los
sandinistas, antes de que el grupo rebelde auspiciado por los cubanos derrocara a Anastasio
Somoza en 1978. También se tienen informes preliminares de que Unibank mediaba el
canje de armas por drogas tanto en Venezuela como en Colombia.

Hernández Cartaya era un tipo versátil. También se le acusó de financiar las actividades
terroristas del notorio grupo anticastrista de Orlando Bosch. Un funcionario de la WFC, un tal
Duney Pérez Alamo, pertenecía al grupo de Bosch y era amigo íntimo de Gaspar Jiménez, el
agente de Bosch que arrestaron en México en 1976 cuando intentó secuestrar al cónsul general
cubano en la ciudad de México. Fuentes del gobierno mexicano citadas por Lernoux afirman que
el gobierno tiene pruebas de que la WFC pagó 50.000 dólares para que Jiménez se escapara de
la cárcel, con la condición de que Jiménez cerrara el pico en relación a la WFC.

Los nexos de la WFC con los principales narcotraficantes eran abundantes. Los
expedientes de la Dirección de Estupefacientes indican que uno de los colaboradores más
allegados de Hernández Cartaya era un vendedor mayorista de drogas que trabajaba con la
mafia de Santo Traficante. En todo caso, la financiera Dominion Mortagage Corporation,
vinculada a Traficante, registró sus oficinas con el mismo domicilio que las de la WFC de
Hernández Cartaya. La DEA sostiene además que un empleado de la WFC llamado Enrique
"Kaki" Argomaniz era sospechoso de tráfico de drogas y armas y que es hermano del conocido
mayorista de narcóticos Alberto Argomaniz.

Oswaldo Cisneros le ratificó a la revista Resumen de Venezuela que trabajó con Hernández
Cartaya, de la WFC, pero insistió, "nunca supe, ni puedo afirmar que Hernández Cartaya
haya estado conectado" con el comercio de la droga. Según su versión, Hernández Cartaya
y Cisneros efectivamente fundaron conjuntamente una subsidiaria de la WFC en 1975-
1976; la relación duró un año, tras el cual se acabó la relación de Hernández Cartaya con
Inversiones Fénix, y no se volvió a saber nada de ellos, supuestamente.

Pedro Tinoco, hijo: socio de Cisneros


El abogado Pedro Tinoco, hijo, representante venezolano del Banque Sudameris, el banco de
los intereses financieros jesuitas y de las compañías aseguradoras venecianas, es socio de
Cisneros en diversos negocios. Informalmente, a Tinoco se le conoce también como "el
hombre del Chase" en Caracas, así como el contacto principal de la familia Rothschild. Gracias
a su posición como primer ejecutivo del Banco Latino de Venezuela, ocupa una destacada
posición en el llamado "Grupo Occidente", el más poderoso grupo empresarial en la
frontera colombo-venezolana, uno de los sitios más concentrados del mundo en lo que a
cultivo de drogas se refiere.

Los banqueros de Caracas pintan a Tinoco como "el banquero más listo de la ciudad...
joven, agudo y siempre en acción". También pudiera ser uno de los más sucios. Sus
vínculos con la familia Cisneros Rendiles son tales que se les considera como un solo
grupo. Por ejemplo, en 1981, Gustavo Cisneros lo nombró presidente de la junta directiva
de la cadena de supermercados CADA.

Cuando el Banco Latino decidió crear una nueva sede central en 1980, Tinoco obtuvo el
préstamo del Banque Sudameris, de la Banca della Svizzera Italiana, de American Express
International Banking Corporation y de Araven Finance, Ltd. (asociación de la Kuwait
International Investment Company, Morgan Grenfell el Banco Consolidado de Venezuela, y
el Banco Latino, del mismo Tinoco).

Tal como se ha documentado en este libro, éste es el grupo que maneja grandes cantidades de
dinero ilegal. Las oficinas de Sudameris, American Express y las más venerables
compañías aseguradoras venecianas son omnipresentes en toda Iberoamérica. Ellas
controlan el negocio de seguros y reaseguros y otros grandes negocios relacionados. De
1981 a 1983, Iberoamérica perdió más de mil millones de dólares en "fuga de capitales", la
mayor parte ilegales, y continúa perdiendo fondos en este momento, los cuales se dirigen hacia el
sistema financiero de ultramar. Cuentas falsas, falsas pólizas de seguros, subsidiarias falsas que
emplean falsos consultores y fletan barcos y aviones falsos, van a cuentas bancarias de ultramar,
y después de ahí a condominios e Miami o adonde sea. Existe una economía fantasma cuyo
propósito es extraer fondos de Iberoamérica, y la sostienen compañías mil millonarias
como la Generali. Como ya anotamos, el mismo grupo Cisneros tiene mil millones de
dólares fuera de Venezuela.

Gustavo Cisneros Rendiles, Oswaldo Cisneros Fajardo, Pedro Tinoco y sus amigos
mantienen un pie en esta economía fantasma. Ellos trabajan a un nivel bastante superior al
de los meros políticos del país, a quienes se dignan dar apoyo económico de vez en
cuando para obtener un favor aquí y allá. Continuamente se codean - quizás con un ligero
estremecimiento - con los Hernández Cartaya y la World Finance Corporation. Como ya se dijo, el
Hong Kong and Shangai Bank no mantiene bolsas de heroína en sus bóvedas, ni acostumbra
prestarle dinero a los mercaderes de del interior de Tailandia que cosechan la amapola; lo que
hace es funcionar como banco central y emisor de moneda para los cientos de bancos chinos de
ultramar que sí lo hacen. El Citibank no maneja directamente a sabiendas la fuga de
capitales; sus funcionarios del "personal bancario internacional" mantienen una pequeña
lista de ex colegas que lo hacen por ellos, para que el Citibank pueda ser el recipiente final
de estos depósitos. El HongShang describe esto como "libre empresa", y los ideólogos de la
Sociedad Mont Pelerin se encargan de elaborar las justificaciones filosóficas del caso.

Lo importante no es tanto que se atrape a Oswaldo Cisneros con las manos en la masa,
aunque eso no deja de ser divertido; más que eso, la Organización Diego Cisneros, el
Grupo Latino, y el resto de los de su calaña colaboran con los banqueros de la orden
jesuita y los bancos de liquidación de los viejos fondos europeos para ordenar los asuntos
de las naciones y sus sistemas financieros, en tal forma que un Hernández Cartaya estará
a su disposición a cualquier hora que le truenen los dedos. En el remolino del bajo mundo
financiero, ladrones y hampones como Cartaya compiten entre sí por las gracias de los olímpicos,
quienes escogen a sus sirvientes de entre los sobrevivientes.

Apéndice al resumen: En complemento a lo expresado en el libro Narcotráfico S.A. añadimos


algunos de los casos más resaltantes de contrabando de cocaína y decomisos en Venezuela en
la época en que el narcotráfico, al parecer, se había apoderado de las instituciones venezolanas.
Observen cómo en la mayoría de los casos los implicados eran muy altos oficiales o ex oficiales
de las fuerzas armadas y la Guardia Nacional. Estos casos fueron publicados en el libro de
Gustavo Azócar Alcalá, Los Barones de la Droga, Alfadil Editores, Caracas, 1994.

• Félix Salcedo y Jairo Slebi, representantes al parlamento colombiano por el ala lopista del
Partido Liberal fueron sorprendidos in fraganti vendiendo cocaína en Venezuela. El comprador
era Alberto Abello, secretario privado del Senador de COPEI, Valmore Acevedo Amaya. El
juez que se encargó del caso por órdenes de Gonzalo García Bustillos (que ocupaba el cargo
de Secretario de la Presidencia, siendo Presidente Luis Herrera Campins) liberó a todos los
detenidos a las 72 horas.

• El 30 de abril de 1983, fueron decomisados 667 kilos de cocaina de alta pureza, encontrados en
el interior de una avioneta que había aterrizado en Charallave, cerca de Caracas. Este avión
procedía de Colombia y era propiedad del ganadero Lizardo Márquez Pérez, militar retirado
residenciado en el Estado Táchira. Uno de los socios de Lizardo Márquez Pérez era nada menos
que el comandante regional del ejército venezolano en la frontera con Colombia, general Italo del
Valle Alliegro, quien posteriormente sería Ministro de la Defensa de Carlos A. Pérez en su
segundo período presidencial. Era el decomiso más grande de América Latina y el segundo en el
mundo, sólo superado por los 800 kilos de cocaína capturados apenas unos meses antes en
Miami. Lizardo Márquez Pérez huyó a Medellín y fue detenido en los EE.UU. cuando el 10 de
noviembre de 1984 intentó cruzar la frontera con Nicaragua.

• El 26 de Febrero de 1984, las autoridades policiales venezolanas encontraron 136 kilos de


cocaina de alta pureza en el interior de un avión super King 200, propiedad del mayor retirado del
ejército Francisco Ocando Paz. Este fue detenido en Denver, Colorado y fue extraditado a
Venezuela el 12 de Mayo de 1989.

• El 5 de Noviembre de 1985, la juez Kirse Rodríguez dictó auto de detención contra el general
del ejército venezolano, Pedro María Díaz Paredes, quien había sido presidente de la Corte
Marcial de la República de Venezuela. Se le vinculaba al decomiso de 453 kilos de cocaina de
alta pureza en una carretera del Estado Falcón. Aunque siempre se declaró inocente, dos de sus
nietos fueron detenidos al tratar de pasar cierta cantidad de droga a su abuelo, detenido en el
internado judicial de Coro. Díaz Paredes pagó una condena de siete años y cuatro meses antes
de obtener la libertad por razones de salud y avanzada edad.

• El general de brigada Alexis Ramón Sánchez Paz, quien llegó a ocupar la dirección de
inteligencia del ejército venezolano, fue atrapado por la autoridades norteamericanas, a principios
de 1992, cuando intentaba negociar 50 kilogramos de cocaina. El caso de este general es
particular, puesto que su afición por las drogas era harto conocida. Sin embargo lo detuvieron
pocas horas después del intento de golpe del 4 Febrero, al parecer para utilizarlo como
argumento contra las fuerzas armadas, en momentos en que la popularidad del Carlos
Andrés Pérez había caído a menos del 10%, contra el 90% del teniente coronel Hugo
Chávez Frías.

• El 12 de Septiembre de 1992, otro caso escandaliza al país. Se conoce que desde 1990, la
Dirección de Inteligencia Militar vigilaba a oficiales de las Fuerzas Armadas de Cooperación
(Guardia Nacional). Uno de los oficiales investigados es el general de brigada Ramón Benigno
Guillén Dávila, oriundo de Tovar, estado Mérida, Jefe de la División antidrogas de la Guardia
Nacional. Varios cargamentos de drogas, que en conjunto llegaban a superar los 1500 kilogramos
de cocaina, eran la prueba del delito.

• El 14 de Julio de 1991, dos cubanos anticastristas, Lázaro Rogelio Ugarte Bresslau (quien
llegó a Venezuela como enlace entre la CIA y el SIFA en 1969) y Orlando García Vásquez
(probablemente nombres falsos), que se desempeñaban como “asesores” de seguridad de
Carlos A. Pérez con sueldos de 2800 dólares mensuales, fueron acusados por un funcionario de
la Dirección de Inteligencia Militar, Osmeiro Carneiro de estar vinculados a varias estafas al
Estado venezolano, de la voladura del avión cubano (ocurrida en 1976 y que produjo la muerte de
72 atletas cubanos), el asesinato de personalidades políticas en Caracas, Maracaibo y Maracay
(Luis Núñez Tenorio, Alberto Aguiar Serradas y Mateo Huizi, entre otros), además de estar
vinculados con el narcotráfico. Ambos salieron del país de la mano de Carlos Andrés Pérez
no sin antes haber llenado sus bolsillos con dólares de la partida secreta.

• El 23 de Enero de 1991, efectivos de la Guardia Nacional decomisan en la alcabala de Peracal


un cargamento de 621 kilogramos de cocaina pura dentro de un camión. El camión era conducido
por Silvestre Mario Schillachi, un italiano, nacionalizado norteamericano. Este señor confesó
que la droga debía entregarla a Edwin Rincón. Durante el allanamiento de la residencia de
Edwin Rincón se decomisa un automóvil de lujo, marca BMW, que de acuerdo al Registro
Automotor Permanente (RAP) pertenece al general Herminio Fuermayor, nombrado Director de
Inteligencia Militar por el entonces presidente, Carlos Andrés Pérez. El general Herminio
Fuenmayor “explicó” que el auto pertenecía al empresario zuliano Ivan Camacho Fernández,
socio mayoritario del Grupo Colón y que fuera acusado por Carneiro de ser “el capo de la
droga en el Zulia”. Carlos Andrés Pérez no tuvo otro remedio que pedirle la renuncia al
General Fuenmayor, quien reside en el país, trabajando por su cuenta y ayudando, con
declaraciones e investigaciones de todo tipo, a su amigo del alma, a su protector y
benefactor, el Presidente Pérez.

La conexión cubana

Por conducto de Ernesto Samper Pizano, coordinador de la campaña presidencial de Alfonso


López Michelsen en 1982, el narcotraficante Carlos Enrique Lehder aportó grandes cantidades
de dinero a la causa de ese ex presidente colombiano.

Al parecer, Lehder también trabajó para los cubanos por mediación de Robert Vesco quien fue
testaferro de la mafia rusa. Los servicios de inteligencia estadounidenses afirmaban que Lehder y
Vesco eran los proveedores más importantes de cocaína para los Estados Unidos. La revista
Forbes señaló en su edición del 4 de Septiembre de 1984:

“La autoridades federales tienen la certeza de que Vesco es el cerebro de lo que parece ser
un gran comercio en doble sentido entre Cuba y el continente norteamericano. Las actas
de los juicios federales de narcóticos en Florida y un caso que surgió en Tejas, al que se
aplicó la ley sobre comercio con el enemigo, parecen sustanciar esa conclusión. Hasta
ahora han muerto cuatro personas vinculadas con Vesco, a medida que siguen
acumulándose las coincidencias. Esto no es una pesadilla cualquiera. Se dice que las
operaciones de Vesco se realizan con la total cooperación del servicio de inteligencia
cubano. Vesco ayuda a organizar los cargamentos de heroína, cocaína y marihuana de
Sudamérica a Cuba, allí los pasa a lanchas y avionetas pequeñas, y los despacha a los
estados Unidos y Canadá”.

Parte IV

El Hampa y la mafia nazi-comunista

Todo el contrabando de armas y todo el terrorismo internacional se realizan por intermedio


de la Internacional Nazi de Lausana, Suiza.

Si el lector ha comprendido plenamente las fatales consecuencias del cartel


multimillonario del narcotráfico, no ha de sorprenderle que la misma oligarquía –de Oriente
y de Occidente- que patrocinó el ascenso de Hitler al poder y, aún así, nunca compareció
ante el tribunal de Nuremberg, haya concebido la Nueva Guerra del Opio como instrumento
para perpetuar por otros medios la misma política genocida.

Así mismo, el lector podrá entender:

• Que el nazi suizo François Genoud, con la protección de Allan Dulles y el ejecutivo de
operaciones Especiales (SOE) de Gran Bretaña, transfirió los fondos de Hitler y Goebbels a
bancos suizos, conforme a una “paz secreta” que comenzó dos años antes de terminar la
Segunda Guerra Mundial y que constituyó la base para revivir casi inmediatamente después
de la guerra la Internacional Nazi de Malmö;

• Que esa Internacional Nazi creada por Genoud –junto con el Instituto de Tashkent de la
División Islámica de la KGB y la Oficina Árabe de la inteligencia británica –patrocinó y aún
dirige el aparato islámico “fundamentalista”, que representa una enorme capacidad
internacional para realizar asesinatos políticos y canalizar el jachís y la heroína de la Media Luna
Dorada del Asia occidental y el Golfo Pérsico a Europa occidental;

• Que la misma combinación nazi-comunista maneja un ejército internacional de contrabandistas


y asesinos organizados en células integristas y separatistas bajo el manto de la Sociedad en pro
de los Pueblos en Peligro. Estas células integristas llevan a cabo una guerra secreta contra todas
las naciones soberanas de Occidente, y todas sufragan sus actividades con fondos de
Narcotráfico S.A.. De hecho, tales grupos integristas, que se ajustan al modelo de Triángulo
Dorado, se han convertido en el aparato internacional de preferencia para contrabandear toda
clase de estupefacientes;

• Que el nexo nazi-comunista constituye el núcleo del comisariado internacional de


asesinatos y atentados: el presidente John F. Kennedy, la primera ministra Indira Gandhi,
el presidente Anwar Sadat, el presidente Charles de Gaulle, el presidente Ronald Reagan y
el Papa Juan Pablo II.

La clave para entender el papel central de la Internacional Nazi en nuestros días es que la
inteligencia secreta de Gran Bretaña, los banqueros suizos de Narcotráfico S.A., la élite
gobernante en la ex Unión Soviética, la facción anglófila estadounidense que se remonta a
los tiempos de la Compañía de la Indias Orientales británica e incluso una facción de la
inteligencia israelí tienen un pacto, vigente hasta la fecha, para fomentar, proteger y
cosechar conjuntamente los beneficios de los “negocios sucios” que se realizan por
intermedio de la Internacional Nazi.

Para el común de los lectores el término nazi-comunista parece una contradicción, pero desde los
veintes hasta fines de la segunda guerra mundial, la inteligencia militar de los Estados Unidos
tuvo entre sus expedientes de máxima importancia el de la “Internacional Sinarquista; nazi-
comunista”.

Stipam International, la conexión búlgara

El 23 de Noviembre de 1982, el magistrado italiano Carlo Palermo, detuvo a varios individuos


acusados de manejar el centro milanés de la “cadena de tratantes de armas más grande del
mundo”. Descubrió que la firma Stipam International Transports, de Milán, no era sino un
conducto para hacer llegar enormes cantidades de armas a cuanto grupo terrorista, extremista e
integrista hay en el Oriente medio. Lo normal era que las armas se canjeasen por jachís, heroína
y otros estupefacientes producidos sobre todo en la Media Luna Dorada de Irán, Paquistán y
Afganistán.
Para cuando se asentó el polvo, se había demostrado la existencia de la conexión búlgara
con el intento de asesinato del papa Juan Pablo II. La investigación de Stipam saco a la luz
del día la repugnante realidad del maridaje entre las familias regentes de Oriente –tales como la
dinastía Zhivkov de Bulgaria- y los fondi oligárquicos de Europa Central y Gran Bretaña-
representados por clanes como los Thurn und Taxis y sus parientes políticos los Braganza, o
por el Duque de Kent- maridaje que se refleja en los bazares del mercado negro de Varna,
Estambul, Sofía, Palermo, Trieste y Londres.

A fines de 1984, el jefe de la DEA, emitió un informe que reconstruye el caso Stipam y el plan
para asesinar al Papa. Según dicho documento, en 1967 se celebró una reunión en Moscú
para fraguar un plan y “aprovechar y acelerar la corrupción inherente de la sociedad
occidental”.

Indicios circunstanciales hacen pensar que el misterioso “coronel Ivan”, personaje encargado de
la compra-venta de drogas, era en realidad Ivan Slavkov, yerno del presidente búlgaro Todor
Zhivkov. Slavkov, ex director de la televisión búlgara y ex Jefe del Comité Olímpico búlgaro, era
el eslabón entre la compañía Kintex (mampara para el tráfico de armas y drogas) y las mafias de
la droga en Iberoamérica y el Caribe. En octubre de 1979, Slavkov hospedó al entonces
presidente de Colombia, Alfonso López Michelsen, en visita oficial a Sofía. Al abrirse paso
por Colombia, la compañía Kintex se convirtió en un proveedor de equipo militar pesado
para Iberoamérica, por ejemplo, los tanques T-54 que le vendió al dictador Augusto
Pinochet y a la junta sandinista de Nicaragua. No era la primera vez que Kintex le vendía
armamento a sus enemigos ideológicos. En 1975, en visperas de que estallase la guerra civil en
Líbano, el Partido Comunista libanés presentó una enérgica protesta ante el Partdo Comunista
búlgaro cuando Kintex le facilitó toneladas de armamento pesado a las milicias cristianas
libanesas. Aunque un informe de la DEA dice que la entrega de armas de Kintex a la Falange
libanesa se suspendió de inmediato, todavía en 1983 el Bulgarian Litex Bank, brazo financiero
de Kintex, poseía el 40% de un banco en Beirut, el resto del cual pertenece al clan del ex
presidente libanés Camille Chamoun.

Dicho banco es conocido canal de contrabando de dinero. Su sucursal en Caracas, el


Banco del Caribe, costeó la conferencia sobre el Libro Verde de Kadafi celebrada en
Venezuela en 1982.
Mehmet Ali Agca

Joven turco, militante del grupo paramilitar de ultraderecha Lobos Grises, del coronel Alparslan
Turkes, había escapado en Noviembre de 1979 de la prisión militar de Kartal-Maltepe, Turquía,
donde esperaba ejecución por haber asesinado a Abdi Ipekci, director del periódico izquierdista
turco Milliyet. Un día después de su fuga envió una carta a Milliyet en la que amenazaba al Papa
si no suspendía su visita a Estambul. La llegada de Agka a Sofía en el verano de 1980 marcó
la puesta en práctica del plan de asesinato que culminó el 13 de Mayo de 1981, con el
disparo casi fatal de Agca contra el Papa en la Plaza de San Pedro en Roma.

Petróleo por armas

Una de las transacciones más reveladoras de Stipam nos lleva de nuevo al Banco Ambrosiano
y su presidente, Roberto Calvi. Hasta que lo ejecutaron en el puente Blackfriars de Londres, a la
usanza ritual masónica, Calvi fue uno de los principales financieros de la logia P-2. Los archivos
de la policía italiana señalan que Calvi y el Ambrosiano le hicieron llegar fondos a la escuadra de
la Brigadas Rojas que asesinó a varios magistrados y funcionarios de la policía de Milán, cuando
estos empezaron a encontrar indicios de las ligas de la Logia P-2 con el tráfico de drogas y con
varios planes golpistas neofascistas frustrados, entre ellos la intentona golpista de Borghese de
1969, y el complot de mediados de los setentas denominado “Rosa dei Venti” (Rosa de los
Vientos), al cual acompañó una oleada de atentados terroristas ciegos.

En la época en que fue ocupada la Embajada norteamericana de Teherán, Stipam facilitó un gran
acuerdo de petróleo por armas entre el gobierno israelí y el régimen de Jomeini. A cambio de
las armas israelíes que Jomeini necesitaba desesperadamente para continuar la guerra
contra Irak, Irán le garantizó petróleo a precios de remate. El petróleo se entregó a Israel con
la plena colaboración de las compañías petroleras British Petroleum y Royal Dutch Shell, en la
práctica, la división mesolevantina de la rancia casta de la Compañía de las Indias Orientales
británica.

La Media Luna Dorada

En 1978, cuando la primera edición en inglés de este libro estaba por aparecer, el ayatolá Jomeini
vivía exilado en París, la Unión Soviética no se había todavía apoderado de Afganistán, la India
no había sufrido el remezon separatista y el Triángulo Dorado del Sudeste Asiático todavía era
el centro de la producción mundial de opio.

En el transcurso de dos años se produjeron cambios muy profundos. Una nueva zona
productora de opio que abarca la región montañosa de Irán, el Afganistán ocupado por los
rusos y el cada vez más fragmentado Paquistán, se apoderó prácticamente del mercado
mundial. La Dirección de Estupefacientes de los estados Unidos calcula que la producción de
opio en la región de la Media Luna Dorada había alcanzado para 1980 las 500 toneladas por año,
casi el triple de la producción anual del Sudeste Asiático.

El narcoterrorismo, la guerra nazi-comunista contra Iberoamérica

Cuando se sigue el rastro que deja Narcotráfico S.A., en sus entradas y salidas en Iberoamérica,
se descubre un eficiente mecanismo de canje de drogas por armas que sustenta la embestida
terrorista, pagada por la mafia de las drogas, en contra de las naciones de la región.

El “narco-terrorismo” ocupó los encabezados de la prensa en Iberoamérica a lo largo de


1984. En Perú, los ataques terroristas de Sendero Luminoso se volvieron cada vez más
sangrientos, en tanto que, al poder atacar de modo simultáneo las varias centrales generadoras
que abastecen electricidad a la capital, esa agrupación dio muestras de una capacidad que
sobrepasa las posibilidades del movimiento indígena que pretende ser.

En Colombia, la incursión del gobierno en Tranquilandia en marzo de 1984, la mayor refinería de


cocaína del mundo, acarreó la represalia sangrienta del M-19 en Florencia, Caquetá.

En México, el primero de enero de 1985, activistas del Partido Acción Nacional (PAN)
quemaron el palacio Municipal de la ciudad fronteriza de Piedras Negras, y amenazaron con
intensificar la violencia si el gobierno no les concede la victoria en las elecciones de julio de 1985
en los estados del norte. El 15 de Noviembre de 1984, agentes federales respaldados por
soldados del ejército mexicano habían incursionado en el campo de producción y procesamiento
de droga en el estado norteño de Chihuahua. Más tarde quemaron marihuana valorada en unos
10.000 millones de dólares. Se rumoró que gran parte del dinero de esta enorme operación ilícita
estaba destinado a las campañas electorales de los candidatos del PAN.

La Guerra del Opio en los Estados Unidos

El punto de inflexión de la Guerra del Opio en los Estado Unidos fueron los cinco primeros años
posteriores a la Segunda Guerra Mundial. La unidad de combate clave de Narcotráfico S.A.,
había logrado infiltrar en los Estados Unidos en aquel momento crítico, el Ejecutivo de
Operaciones especiales (SOE) de la inteligencia secreta británica, fue el único mando de guerra
que jamás reconoció la paz.

Los siguientes cuadros de mando de Narcotráfico S.A., todos ellos oficiales británicos y
canadienses, dominaban el área más sensible de la inteligencia en los Estados Unidos
durante y después de la Segunda Guerra Mundial: el coronel sir William Stephenson,
verdadero capataz del sindicato de Meyer Lansky y mecenas de la rehabilitación de Lucky
Luciano en la postguerra, el coronel Louis Mortimer Blommfield, apoderado y je de
contaduría de la fortuna amasada por Bronfman en el comercio del licor y drogas; y el
general Julius Klein, padrino de Max Fisher, hombre clave de la mafia y presidente de
United Brands.

David Sarnoff, cuyo conglomerado de comunicaciones, la RCA, aportó el personal que


constituyó el núcleo de la Agencia Nacional de Seguridad (ANS), y cuyo imperio el presidente
Eisenhower trató de disolver por ser el núcleo del “complejo industrial militar”; Walter
Sheridan, jefe de contrainteligencia de la ANS que más tarde coordinó la protección política y los
servicios de inteligencia de Resorts International, el imperio de casinos Lansky; el coronel Clay
Shaw, funcionario de la ANS, enjuiciado por el fiscal Garrison del distrito de Nueva Orleáns en
el asesinato de John F. Kennedy: de esta ralea son los elementos de que se ha valido el
Ejecutivo de Operaciones Especiales para conseguir su objetivo final: la absoluta libertad de
operación de Narcotráfico S.A., en los Estados Unidos.

La cacería de brujas de McCarthy claramente tenía un propósito. Fue el primer ejercicio de


envergadura de la División Cinco del FBI para colocar a los principales personajes del sindicato
de las drogas –hombres como Bronfman y Fisher- al mando de las fuerzas de seguridad
norteamericanas, con la libertad de usarlas, conjuntamente con los principales medios de
información, contra los enemigos de Narcotráfico S.A.

Es cierto que hubo una cierta resistencia, sobre todo por parte del presidente Eisenhower, quien
lucho por mantener los programas aeroespacial y nuclear fuera del alcance de Narcotráfico S.A.,
pero hasta la fecha las fuerzas de oposición no han tenido demasiado éxito. ¿Por qué? Porque
quien quiera que declare la guerra a las drogas, aún siendo Presidente de los Estados
Unidos, declara una guerra civil dentro de las fuerzas de seguridad e inteligencia de ese
país.

Los testaferros

Los financieros británicos de Narcotráfico S.A. se valen de tres sólidos parapetos para
encubrir políticamente el tráfico de drogas en los estados Unidos. El primero es el cabildo
sionista.

En la cima de éste se encuentra el compacto grupo de Hofjuden (“judíos de la corte”). Son


familias negociantes que a lo largo de siglos han servido a las familias reales de Europa como
asesores hacendarios, que por siglos han mantenido adhesión inquebrantable a las casas
predominantes de la nobleza europea: las venecianas y las genovesas, la nobleza de
Ámsterdam, y luego, cuando la nobleza holandesa se fusionó con la británica en la denominada
Revolución Gloriosa de 1688, se reagruparon en torno a la Corona Británica y desde entonces
han estado a su servicio.

Estas familias no tienen nada que ver con el pueblo judío, ni su bienestar. La única
relación de estas familias con los judíos ha sido desatar contra ellos persecuciones
periódicas, para luego cohonestar su participación en ellas por el hecho de llevar apellidos
judíos.

Entre estas destacadas familias están los Montefiore, servidores de la nobleza genovesa desde
las operaciones del siglo 13 en Italia y España; los Goldsmid y los Mocatta, principales
comerciantes de oro y plata de la real familia británica, desde la restauración de los Estuardo en
el siglo 17; los Oppenheimer, poseedores de una gran parte de las minas de oro y diamantes de
Sudáfrica; los Sassoon, los primeros Hofjuden que se domiciliaron en India y dedicaron sus
recursos primordialmente a la producción de opio, y que ahora también forman parte del jet set
caribeño; la familia canadiense De Hirsch, que sufragó la emigración sionista de Europa Oriental
a Canadá; los Rothschild, con su inveterado interés especial en destruir la república
estadounidense; y las otras familias bancarias de “Nuestra Gente”: los Warburg, Schiff, Meyer,
Loeb, Schroeder, etc.

El siguiente parapeto lo forman familias “iniciadas” que los primeros seleccionaron y


patrocinaron para dirigir el bajo mundo y sus organizaciones “legales” en los Estados Unidos.
Este segundo gran grupo de testaferros reviste una apariencia religiosa aparentemente distinta.
Se trata de la nobleza emigrada y la pseudonobleza de Europa oriental y el Mediterráneo: la
nobleza ortodoxa rusa-jesuita, o “solidarista”. Tales familias y sus apéndices operan con la
coartada de sus cruzadas anticomunistas en pro de las “naciones cautivas”, y por medio
de pseudoiglesias oscurantistas de corte ortodoxo oriental, particularmente en el Consejo
Norteamericano de Iglesias Cristianas.

La verdad es que prácticamente todas estas familias colaboraron de modo directo con el fascismo
centroeuropeo y proveyeron de efectivos militares a los gobiernos títeres de Hitler y Mussolini en
Europa oriental y los Balcanes. Algunas de ellas, como la antedicha familia Sassoon, ejemplifican
la contracultura del jet set, la flor y nata del narcotráfico, la pornografía y el fraude organizado de
los garitos de Narcotráfico S.A. Son ejemplos típicos de estas familias los Radziwill, líderes de
los solidaristas polacos; el fascista irredento Ferenc Nagy, de Permindex; los De Menil, quienes
por la vía del connubio han incorporado a Permindex grandes porciones de fortunas tejanas; los
Di Portanova, amigos de Henry Kissinger, proveedores personales de drogas para la élite
drogadicta de los garitos, desde las discotecas de Nueva York a los sitios de veraneo de México y
el Caribe, quienes también han traído dinero petrolero tejano a “matrimonios nobles”; los Di
Spadafora, representantes de la casa italiana de Saboya, en Permindex, el comisariado de
asesinatos; y desde luego, familias de menos abolengo, como la del conocidísimo Brzezinski. La
familia política de William F. y James Buckley, promotores de la legalización de las drogas, es
satélite permanente de los grupos emigrados jesuitas.

El tercer grupo de testaferros lo constituyen las organizaciones de la Internacional Socialista en


los Estados Unidos. Estas organizaciones raramente realizan actividades públicas, para así poder
infiltrar, al servicio de los organismos de inteligencia del Ejecutivo de Operaciones Especiales de
Gran Bretaña y sus sucesores, a organizaciones políticas y sindicales de veras conservadoras.

La pandilla Bronfman

A la familia Bronfman la conocen los norteamericanos sobre todo por ser la propietaria de
Seagram, la productora de bebidas alcohólicas más grande de Norteamérica. Los haberes
de la familia son muchos: wisqui, bancos, minas, bienes raíces y –aunque de ello se sabe menos-
estupefacientes.

Hoy se les considera “filántropos” respetables y distinguidos, cuyo nombre está relacionado con
todo aquello que es importante en Canadá –e Israel-, trátese de asuntos de gobierno, de
negocios o “culturales”. Más no siempre fue esa la reputación de la familia Bronfman. Hace
menos de cincuenta años, se les conocía como los mayores contrabandistas de licores de
Norteamérica, y se hacía referencia a ellos con un título menos honroso: “la pandilla
Bronfman”.

En mayo de 1936, cuando todo había terminado, los Bronfman habían aceptado pagar 1.500
millones de dólares para poner en orden sus cuentas con el Departamento de Hacienda de los
Estados Unidos; ese pago equivalía a reconocer que la mitad del licor que entró a los
estados Unidos durante la Prohibición lo metieron ellos de contrabando.

El “chickencock” Seagram que la familia pasó por la frontera era veneno puro: una mezcla de
alcohol puro, ácido sulfúrico, caramelo, agua y wisqui añejo de centeno que paralizaba a la
víctima. Entre 1920 y 1930, 34.000 norteamericanos murieron por envenenamiento etílico.

Desde 1920, los Bronfman han estado importando wisqui británico de la Distellery Company of
London, que dominaba más de la mitad del mercado mundial del wisqui escocés. Siendo sus
propietarios los más altos jerarcas de la nobleza británica, entre ellos el mariscal del campo
Haig, lord Dewar, lord Woolavington y otros, la concesión de derechos para la distribución fue
una decisión de Su Majestad el Rey.

El hampa sienta sus reales

Con la Prohibición, delinquir se convirtió en el negocio más lucrativo del mundo. La economía
ilegal dejó de tener su base en la prostitución a pequeña escala, los prestamos usureros o la
venta de protección. Ahora se concentraría en la comercialización de una valiosa mercancía
ilegal cuyo abastecimiento se dirigía desde Londres y la colonia británica de Canadá. El
hampa se reorganizó, constituyéndose en una cadena de distribución al mayoreo y al menudeo,
con distritos comerciales bien delimitados, cuotas y precios uniformes. Había nacido el sindicato
del hampa.

Cientos de películas producidas en Hollywood abordaron el tema de los “fabulosos


veintes” enmascarando la verdad: con la Prohibición, Gran Bretaña, por conducto de la
pandilla Bronfman, había creado el cáncer del hampa organizada. En los veintes, la mafia
de Bronfman colocó de puerta en puerta heroína, cocaína y cuanta droga ponzoñosa tuvo
a su alcance, valiéndose para ello de la misma red de venta al mayoreo, transporte y venta
al menudeo que utilizaba para el contrabando de licor.

Aunque la mona se vista de seda

Revocada la Prohibición y ya en marcha el negocio del opio con Shanghai, los Bronfman, al igual
que muchos de sus socios al otro lado de la frontera, se “legitimaron”. El hampa invirtió sus
millones en empresas lícitas que les sirvieron tanto de careta de sus actividades ilegales como
para mostrar un aparato de lavado de dinero sucio. Esta nueva fase, de pretendida
responsabilidad, marca el momento en que los contrabandistas de mayor éxito
abandonaron el tráfico en grande del wisqui por el tráfico en grande de estupefacientes.

Al principio, los Bronfman tuvieron que correr todos los riesgos de la profesión de contrabandista.
Tuvieron que eludir la ley, enfrentar a los atracadores del otro lado de la frontera, y encarar la
humillación de los escándalos y la exhibición pública cuando algo salía mal. Como resultado, la
familia adquirió una mala reputación. Dado el aumento del comercio de drogas en los Estado
Unidos, los británicos no podían darse el lujo de dejar a su principal testaferro en una situación
tan expuesta y precaria. Ni tampoco podían simplemente deshacerse de los Bronfman después
de la Prohibición. La familia se había vuelto irremplazable debido a su dominio absoluto
sobre el sindicato. No obstante, representarían un riesgo si continuaban trabajando tan
abiertamente con sus distribuidores en el tráfico de narcóticos como lo hicieron en la época de la
Prohibición.

El problema se resolvió colocando a los Bronfman en los peldaños más bajos de la casta
Hofjuden. Casi de la noche a la mañana, los Rothschild, los Montefiore, los De Hirsch y
demás, tomaron a “Mister SAM”, el zar del hampa en Norteamérica, y lo transformaron en
estrella ascendente del movimiento sionista canadiense.

• En 1934, Mister Sam recibió su primer “puesto respetable”: presidente del National Jewish
People’s Relief Committee (Canadá).

• Para 1939 ya había sido designado director de la Jewish Colonization Association del barón
De Hirsch.

• Ese mismo año, la Canadian Pacific Corporation invitó a Mister Sam a establecer una nueva
organización de refugiados con judíos de Europa oriental.

• En cinco años, el príncipe del hampa se había transformado, por obra y gracia de los oligarcas
de Su Majestad, en “filántropo” sionista. Los puestos le caían uno detrás de otro. Fue director
del Comité Judío Canadiense, sustituyendo a Lyon Cohen, hijo de Lazarus Cohen, fundador de
la Jewish Colonization Association.

Los demás brofnman recibieron puestos similares.

Por último, en 1969, los Bronfman recibieron de Su Majestad el más alto honor; Sam fue
nombrado Caballero de Gracia de la Veneranda Orden de San Juan de Jerusalén. A su
hermano Allan y a su hijo Charles los designaron al rango más alto, Caballeros de Justicia
en esa orden. Estos nombramientos no fueron mero maquillaje; sólo se confieren a quines
han llevado a cabo las misiones más peligrosas y fructíferas para la Corona británica.

Sin embargo, a pesar de su montaña de riquezas, a pesar de su laborioso ingreso al ámbito de la


sangre azul, sería un error pensar que los Bronfman tienen poder propio. Cuando se llega a la
cuestión de quién manda, se los trata como si el dinero no les perteneciera.

Tomemos por ejemplo el caso de Trizec, una empresa tenedora de acciones por conducto de la
cual los Bronfman aparentemente manejan sus diversas corporaciones, entre ellas Seagram.
Desde que se formó en 1960, ¡los bronfman jamás han tenido mayoría sobre las acciones! A
Trizec la maneja la Eagle Star Ltd., de Londres, una compañía tenedora de acciones, cuyos
directores, según se dice, son “los más notables de aristócratas británicos”.

Evelyn de Rothschild, los condes y duques que dominan los Lloyd de Londres y otras
empresas bancarias y de seguros, y las lumbreras de la inteligencia británica, como sir Kenneth
Strong y sir Kenneth Keith, todos convergen en el consejo de Eagle Star. Esta extraordinaria
compañía es a su vez dueña de English Property Corp., Ltd., cuyo accionista mayoritario,
Laurie Marsh, ha ganado fama en Gran Bretaña como el “Príncipe de la Pornografía” por ser
propietario de la mayoría de las salas de cine pornográfico, salones de masaje y edificios de la
“zona roja” de Londres. La English Property Corp., Ltd., posee una porción mayoritaria de las
acciones de Trizec.

Tampoco el cerebro de los Bronfman lo posee ninguno de los miembros de esa familia,
sino el bufete de abogados Phillips, Blommfield, Vineberg and Goodman.

Los Bronfman extienden sus tentáculos a Iberoamérica

Desde que Edgar Bronfman tomó las riendas de la sucursal de Nueva York en los cincuentas,
convirtió la red de destilerías Seagram en un imperio multinacional. Entre otros, los Bronfman
entraron en relación comercial con los Bacardí, la familia cubana del ron. Después que Fidel
Castro tomó el poder en Cuba, los Bacardí cambiaron su base de operaciones a Puerto Rico y a
Miami, llevándose consigo a un pequeño ejército de exilados cubanos anticastristas, con todo y
redes terroristas. Los narcotraficantes de las redes cubanas de los Bacardí, José Medarno
Alvero-Cruz y Antonio Cruz Vásquez fueron arrestados en 1978 por tráfico de drogas en el
Caribe y México.

¿Se puede comprar la honorabilidad?

Debido al amplio despliegue publicitario que durante años han recibido los Bronfman, han perdido
la respetabilidad que siempre han envidiado a otros. En la década de los cincuentas, Sam
Bronfman procuró hacerse senador del Parlamento canadiense. Gasto 1.200 millones de dólares
en sobornos. Los liberales tomaron el dinero pero no le concedieron el curul. El apellido
Bronfman todavía es demasiado sucio para permitirle que escale posiciones en la política
canadiense. En ese sentido, le fue mucho mejor a la familia Kennedy.

Los Kennedy: el hampa en el gobierno

El público estadounidense tiene algunos indicios de la realidad sobre los Kennedy: el accidente
de Teddy en Chappaquiddick; las revelaciones de Judith Exner Campbell de que Sam
Giancana, el mafiosos de Chicago, la había regalado a Jack; y las historias de los días del
contrabando de wisqui de Papá Joe.

Los Kennedy se ven limpios porque los británicos de Narcotráfico S.A. los espulgaron, los
entregaron y los pulieron, comenzando por Papá Joe, para hacer de ellos una fachada
respetable. Si algún Kennedy se volvió contra la corona británica en lo político –como lo hizo
Jack Kennedy en 1963-, eso no altera el carácter fundamental de la maquinaria política que da a
la dinastía Kennedy su poder. La maquinaria de los Kennedy es el hampa dentro del
gobierno.

El ascenso al poder

Papá Kennedy no tuvo que esforzarse tanto como los Bronfman para adquirir fama y fortuna en el
bajo mundo: le venía de nacimiento. El padre de Josef, P.J. Kennedy era el mafioso de
tugurio a finales del siglo 19 en Boston.

P.J. comenzó a hacer fortuna cuando, siendo tabernero, se abrió paso en la corrupta maquinaria
del Partido Demócrata (maquinaria que, al igual que el aparato de poder de Jacob Astor y Aarón
Burr en Nueva York, tenía sus raíces en el tráfico de opio). Una vez que P.J. obtuvo un asiento
en el Comité Demócrata de distrito, a la edad de 26 años, se deshizo de la taberna y se inició en
el negocio de venta de licores al mayoreo, mucho más lucrativo.

Más tarde, el matrimonio de Joe Kennedy con una Fitzgerald (cuyo padre era el alcalde
irlandés de Boston) lanzó a la familia Kennedy a las cumbres sociales.

Después de la I Guerra Mundial, Joe consiguió empleo en Galen Stone, la prestigiosa compañía
de inversiones que mantiene vínculos con los Rothschild. Ahí realizó sus primeros contactos con
la aristocracia británica.

La fusión de las compañía Film Booking Co (que adquirió a pesar de muchas trabas) con Ideal
Films Ltd., Jose logró el primer intercambio genuinamente recíproco entre compañías británicas
y norteamericanas). Los negocios de Kennedy con los británicos desembocaron en la
creación de los estudios cinematográficos RKO, por cuyo conducto se introdujo a
Hollywood el dominio financiero y cultural británico.

Papá Joe también tenía vínculos de negocios con el lado más lucrativo del mercado negro. En
sus días de contrabandista de licor, entró en alianza con el Sindicato Reinfeld de Newark, el
cual pertenecía en un 50% a la familia Bronfman.

Cuando la Prohibición se acercaba a su fin, Kennedy regresó a Londres, donde Winston


Churchill personalmente aprobó la concesión que se le diera para representar a las destilerías
británicas en el mercado norteamericano. Por medio de su compañía Somerset Importers Ltd., y
de Renfield Importers, Kennedy colocó en el mercado el wisqui escoces Dewar’s, la
ginebra Gordon’s, el Ron Rico y Haig and Haig.

La aprobación de Churchill y el flujo en efectivo acompañante, fueron la señal de los británicos


que estaban dispuestos a sacar provecho político de Joe Kennedy.

Kennedy aceptó el trato colocando su fortuna en manos de uno de los integrantes del núcleo de
las finanzas de Londres, Lazard Brother’s, propiedad del vizconde Cowdray, primo de Churchill.
En 1933, el presidente Franklin Roosevelt designó a Kennedy presidente de la Comisión de
Cambios y Valores. En 1936, de nuevo Roosevelt, lo nombró embajador de Estados Unidos en
Gran Bretaña.

La inmutable lealtad de Kennedy a la monarquía británica tuvo su recompensa; su hija, Kathleen


Kennedy, hermana de John, Robert y Edward, se casó con William Cavendish, marqués de
Hartington, hijo y heredero del décimo duque de Devonshire (en la jerarquía de la nobleza
británica, los duques se encuentran en el más alto rango, sólo inferiores al monarca mismo. El
duque de Devonshire es un híbrido de los Cecil, los Salisbury y los Macmillan, familias
entrecruzadas que dominan la política británica desde los tiempos de Isabel I).

Mas tarde, su hijo John se casaría con Jacqueline Bouvier, cuya hermana Lee se casó con el
príncipe Stanislaus Radziwill, noble polaco cuyo linaje se remonta cinco siglos. La familia
Radziwill, que reside en Inglaterra, estableció en Polonia la Orden de San Juan de Jerusalén en
1610, y ayudó a transplantarla a los Estados Unidos a principios del siglo XX.

John Kennedy (el futuro presidente de los Estados Unidos) fue entregado por su padre a la Mesa
Redonda británica para que recibiera educación especial en la London School of Economics,
institución fundada por la Sociedad Fabiana para educar y reclutar cuadros extranjeros y hacer
de ellos los futuros agente británicos colocados en los puestos de gobierno. De vuelta a los
Estados Unidos, John Kennedy estuvo en Havard bajo la tutela de sir John Wheeler-Bennet,
fundador y director de la división de investigaciones del real Instituto de Asuntos Internacionales.
Wheeler-Bennet niega haber sido el autor de la tesis de maestría de Kennedy en Havard
(Why England Slept) la cual es una apología de Hitler.

Por qué los británicos mataron a Kennedy

Cuando John Kennedy subió a la presidencia de los Estados Unidos, al menos


temporalmente, la corte real británica se había apoderado de la oficina oval.

Y también el hampa. La maquinaria de Kennedy, específicamente la Fuerza de Combate al


Hampa, de Robert Kennedy, tomó posesión del Departamento de Justicia. Harold Macmillan
se mudaba al número 10 de Downing Street y colocaba a David Ormsby-Gore como embajador
de gobierno en los Estados Unidos, de esa manera el embajador británico tendría acceso al
presidente a diario. Hay documentos que muestran que durante la crisis por los cohetes en
Cuba, fueron MacMillan y Ormsby-Gore quienes tomaron todas las decisiones. El idilio
entre el presidente Kennedy la corte real británica comenzó a deteriorarse alrededor de
1962-1963 cuando el presidente norteamericano , dando signos de independencia, adoptó
una serie de medidas para desarrollar la NASA y empezó a procurar la coexistencia
pacífica con Cuba y la Unión Soviética.

En los primeros meses de 1963, John F. Kennedy comenzó a abandonar la política pro
británica que había seguido hasta el momento por una política más independiente. Se
prepararon planes para retirar la presencia estadounidense del sudeste asiático. Se
iniciaron las pláticas de coexistencia pacífica con la Unión Soviética; unas semanas antes
que lo asesinaran, había incluso enviado un emisario secreto a La Habana para iniciar
conversaciones con Fidel Castro. Los Kennedy daban muestras de oposición a la
maquinaria que los había colocado en el poder. Los británicos los mandaron a asesinar. En
el lenguaje de las películas baratas, “Kennedy trató de traicionar al sindicato, y lo
enfriaron”.
Cuando Robert Kennedy se negó a abandonar la investigación de los asesinos de su
hermano y comenzó a lucha por la Presidencia, también a él lo mataron por órdenes de
Gran Bretaña. El seguro de vida Ted Kennedy es seguir colaborando con los asesinos de
sus hermanos.

Permindex, el comisariado internacional de asesinatos

En 1963, se celebraron varias reuniones conspiratorias en Montego Bay, Jamaica, cuartel


general de la II Guerra del Opio. Entre otros asistieron:

• Louis Mortimer Blomfield, quien ocupaba un alto puesto en Ejecutivo de Operaciones


Especiales británico (servicio secreto).

• Ferenc Nagy, ministro del gobierno húngaro pronazi de Horthy y luego Primer Ministro de
Hungría.

• Georgio Mantello, judío oriundo de Rumania, ministro de comercio durante el gobierno de


Mussolini.

• Clay Shaw, coronel de los Estados Unidos, ex oficial de la Oficina de Asuntos


Estratégicos estadounidense y quien para la época dirigía el Centro Comercial
Internacional de Nueva Orleáns.

• Jean DeMenil, ruso blanco emigrado a los Estados Unidos, presidente de la Corporación
Schlumberger de Houston, productora de maquinaria pesada y mampara para el
contrabando de armas.

• Paul Raigorodsky, otro ruso blanco, militante de derecha.

¿Qué vinculaba a estos individuos? Todos eran miembros de la directiva, funcionarios y


accionistas, de la compañía Permindex. Todos a su vez eran colaboradores de los
servicios de inteligencia británicos.

A medida que nos adentramos en la compañía Permindex encontramos una red internacional de
entidades manipuladoras de dinero sucio, encargadas de hacer llegar millones de dólares
provenientes del mercado negro a manos de asesinos profesionales empleados por Permindex y
sus capataces de los servicios de inteligencia británicos. Estas cañerías de dinero sucio están
íntimamente ligadas a los bancos narcos, Hong-Kong y Shanghai. También descubrimos una
banda internacional de asesinos intocables, salidos de las filas de la GESTAPO, de los
minoristas de drogas y de una fuerza secreta creada por los servicios de inteligencia
británicos, especialistas en los asesinatos políticos con rifles de gran potencia y miras
telescópicas. Encontramos una quinta columna de la inteligencia británica imbricada en los
servicios de los Estados Unidos.

El mayor Louis Mortimer Bloomfield es el presidente de Permindex y fue designado jefe de


operaciones del atentado contra Kennedy.

Historia de un asesinato

En Febrero de 1969, se iniciaron en un juzgado de Nueva Orleáns las vistas del juicio del estado
de Luisiana contra Clay M. Shaw. El procurador de distrito Jim Garrison, negando las
conclusiones del informe Warren, había acudido al gran jurado y logrado una acusación por
conspiración para cometer homicidio. Después de la muerte misteriosa de diecisiete testigos
de la acusación y una feroz campaña de prensa contra Garrison, el intento se frustró.

Garrison había logrado reunir pruebas de los hilos de la ejecución material del crimen. Presentó
un testigo, Perry Raymond Russo, quien declaró haber estado presente en una conversación
entre Clay Shaw, David Ferrie y un sujeto a quien llamó “Leon Oswald”. El tema de la
conversación era el asesinato del presidente Kennedy. Ferrie, un agente de la División Cinco
del FBI insistía en la necesidad de contar con al menos tres francotiradores a fin de crear
un “triángulo de fuego” y agregó que además se necesitaba de un chivo expiatorio.

El sujeto que aparece como “Leon Oswald”, según las investigaciones, no tiene nada que ver
con Lee Harvey Oswald a quien la Comisión Warren declaró “asesino en solitario”. Según el
manuscrito inédito de William Torbitt, el sujeto, que tenía un parecido asombroso con Lee
Harvey, era en realidad William Seymour, agente de un despacho de detectives privados en
Miami. Este despacho servía a menudo de fachada para las acciones encubiertas de la División
Cinco del FBI y la CIA.

Al parecer, Seymour se hizo pasar por Lee Harvey Oswald en los meses anteriores al 22 de
Noviembre, cuando fue asesinado John Kennedy, dejando un caudal de testigos que
pudieran asegurar que habían hablado con “Oswald”, que “Oswald” era un abierto
simpatizante de Cuba y que “Oswald” había manifestado su voluntad de asesinar al
Presidente de los Estados Unidos.

Jack Martín, agente del FBI, declaró ante la Comisión Warren y ante el gran jurado de Garrison
que fue David Ferrie quien reclutó al verdadero Lee Harvey Oswald a la División Cinco, en
1956. Aunque formalmente era infante de marina, Oswald recibió entrenamiento especial en
espionaje en la Escuela Naval de Inteligencia en Memphis, donde aprendió ruso. Desde 1956,
hasta su muerte, en noviembre de 1963, en el sótano de los cuarteles de la policía de Dallas,
Oswald estuvo en la nómina secreta de la División Cinco, mantenida por intermedio del Servicio
de Inmigración y Naturalización, dependencia del Departamento de Justicia. Durante los seis
meses que culminaron con su asesinato en Dallas, Oswald trabajó en Nueva Orleáns y Dallas
bajo la supervisión directa de Guy Bannister, el director regional. Fue infiltrado en el grupo pro
castrista Comité pro Trato Justo a Cuba, pero él nunca supo que esa infiltración tenía un
objetivo distinto a lo que le dijeron en la División Cinco.

Parte V

Los orígenes británicos de la contracultura

La Conspiración de Acuario

A principios de 1980 fue publicado un libro de MarilynFergunson titulado The Aquarian


Conspiracy, una especie de manifiesto de la contracultura, que la define como la acogida
consciente de lo irracional –desde el rock and roll y las drogas hasta la retroalimentación,
la meditación, la elevación de la conciencia, el yoga, el montañismo, la terapia de grupo y
el psicodrama-.

La verdad de este libro es que Fergunson lo escribió dirigida por Willis Harman, director de
política social del Instituto Stanford, para vulgarizar un estudio político de mayo de 1974 sobre
cómo transformar a los Estados Unidos en el Mundo Feliz de Aldous Huxley.

Esta conspiración data de la década de los treintas, cuando el Servicio de Inteligencia de


Gran Bretaña envió a Aldous Huxley a los Estados Unidos como oficial a cargo de una
operación para preparar al país para la vasta difusión de las drogas que vendría después.

El Modelo

Los británicos tenían un modelo del cual copiar la contracultura que le impsieron a los
Estados Unidos: las ceremonias paganas de las sectas de los decadentes imperios egipcio
y romano. La contracultura que se fomentó entre la juventud estadounidense en la década de los
sesentas no es simplemente análoga al antiguo culto de Isis. Se trata de una resurrección literal
del culto, al grado que la cruz de Isis se ha popularizado como el símbolo más frecuente en la
contracultura.

Los Sumos Sacerdotes

El Sumo Sacerdote de la II Guerra del Opio de Gran Bretaña fue Aldous Huxley, miembro
fundador de la Mesa Redonda de Rhodes y colaborador de toda la vida de Arnold Toynbee,
quien a su vez fue miembro del consejo del Real Instituto de Asuntos Internacionales por casi
cincuenta años, encabezó la División de Investigaciones de la inteligencia británica a lo largo de
la II Guerra Mundial y sirvió durante la guerra como oficial de información del primer ministro
Churchill.

La “teoría” de la historia de Toynbee, expuesta en sus veinte volúmenes de historia de la


civilización occidental, planteaba que el rasgo característico de ésta ha sido siempre el
auge y la decadencia de las grandes dinastías imperiales. En el momento mismo en que
estas dinastías logran imponer su dominio sobre la faz de la Tierra, tienden a declinar.
Toynbee arguyó que esa tendencia podría vencerse si la oligarquía imperante se dedicara a
reclutar y forjar un sacerdocio siempre creciente, consagrado a los principios del dominio imperial.

Aldous Huxley, educado en la universidad de Oxford de Toynbee, fue uno de los iniciados.
Otros fueron T.S. Elliot, W.H. Auden, sir Oswald Moseley y D.H. Lawrence, amante
homosexual de Aldous Huxley.

La “conspiración abierta”, escribió HG. Wells (jefe de la inteligencia británica en el extranjero


durante la I Guerra Mundial y abuelo espiritual de la conspiración de Acuario), “aparecerá
primero, creo yo, como una organización consciente de gente inteligente y muy
probablemente, en algunos casos, adinerada; como un movimiento con claros fines
sociales y políticos, que despreciará abiertamente la mayor parte del aparato de control
político existente, o se valdrá de él tan sólo como un elemento incidental en ciertas etapas;
un simple movimiento en una cierta dirección de un cierto número de personas, quienes
luego descubrirán con cierta sorpresa el objetivo común hacia el que se dirigen… De los
modos más diversos influirán y orientarán el aparato del gobierno visible”.

Libros tales como La conspiración abierta se escribieron para la propia casta sacerdotal.
Pero los escritos populares de Wells (La máquina del tiempo, La isla del doctor Moreau,
etc.) y los de sus discípulos Aldous Huxley (Un mundo feliz) y George Orwell (1984 y La
granja de los animales), se escribieron como manifiestos de masas para organizar el orden
uní mundista de Gran Bretaña. Sólo en los Estados Unidos se enseña en la escuela
primaria que estos “clásicos de la ciencia ficción” son ataques contra el fascismo.
Aldous Huxley fue enviado a los Estados Unidos en 1937 donde permaneció durante toda la II
Guerra Mundial. Obtuvo un empleo de guionista en la Metro Goldwyn Mayer, la Warner
Brothers y los Walt Disney Studios. Como ya vimos anteriormente, Hollywood estaba en manos
del hampa, abastecidos con capitales bancarios sucios y dirigidos desde Londres.

El LSD

La introducción de drogas psicodélicas fuertes puede atribuirse en gran parte a la investigación


de la CIA para posibles aplicaciones militares. El LSD se popularizó accidentalmente por los
experimentos que se realizaron en más de ochenta universidades, sirviendo como conejillos de
indias, los estudiantes de postgrado que posteriormente comenzaron a fabricar su propio “acido”.

La operación de la CIA que llevó el nombre clave de MK-ultra, comenzó en 1952.

La Guerra de Vietnam

La Guerra de Vietnam creó el ambiente propicio de desesperanza moral que hizo de la élite
bien educada de la juventud estadounidense –la primera generación del siglo XX que se
había criado sin guerra o depresión- victima de las drogas.

Con Kennedy se inició a escala limitada la intervención estadounidense en Vietnam, vetada en el


gobierno de Eisenhower. Con el presidente Lindon Jonson comenzó en serio la presencia militar
de los Estados Unidos en Vietnam. El principal consejero de Jonson en la guerra de Vietnam no
era estadounidense, era el oficial británico sir Robert Thompson.

Aprovechándose del anticomunismo ciego del presidente, Thompson lo convenció de que había
que detener a toda costa a la insurgencia comunista y que para ello hacia falta una sólida
presencia militar estadounidense. Jonson era un incompetente en política exterior y militar, y su
segundo consejero, Walter Rostow, jefe del Consejo de Seguridad Nacional, había recibido la
Cruz de la Orden del Imperio Británico. A Jonson los británicos lo arrastraron a Vietnam cogido
por las narices.

Los británicos tenían dos motivos para azuzar la Guerra de Vietnam. El primero era fomentar en
el sureste asiático una “guerra limitada” entre los Estados Unidos y la Unión Soviética
(representada por los norvietnamitas), tanto para reavivar la guerra fría como para socavar
efectivamente la influencia de ambas potencias en la región. El segundo motivo, aunque igual de
importante, era la desmoralización a tal grado de la población de los estados Unidos que se
desistengrara el sentido de orgullo nacional y la confianza en el progreso futuro de la república.

De la misma manera en que Aldous Huxley inició la subversión contracultural de los Estados
Unidos treinta años antes de que el público percibiera las consecuencias, lord Bertrand Russell
comenzó a echar los cimientos del movimiento pacifista de la década de los sesentas desde la
década de los treintas.

Se debe hacer mención de que el fervor de Russell en contra de la guerra era un fraude
descarado. En la II Guerra Mundial, Russell se opuso a la intervención de los Estados Unidos y
Gran Bretaña en la guerra contra los nazis, porque él estaba asociado al “Cliveden Set”, que era
pro nazi. En 1947, cuando los Estados Unidos tenían la bomba atómica y Rusia aún no, Russell
abogaba a voces porque los Estados Unidos desataran la guerra nuclear preventiva.
A partir de la década de los cincuentas, la tarea principal de Russell fue la de construir un
movimiento pacifista y antinorteamericano.

Imágenes cambiantes

Con casi toda una generación de jóvenes estadounidenses hundida en las drogas que inundaron
las universidades, le es posible a Marilyn Ferguson escribir en su “conspiración de Acuario”
que “hay legiones de conspiradores [acuarianos]. Los hay en corporaciones,
universidades y hospitales, entre los maestros de las escuelas públicas, en las fábricas y
los consultorios médicos, en las dependencias federales y estatales, en los concejos
municipales y en la Casa Blanca, en las legislaturas, en las organizaciones de voluntarios y
en casi todos los medios públicos del país”.

*Nota: Dr. Pedro Grima Gallardo - Profesor Titular ULA - Mérida. Venezuela.

[1] Mapa de paraísos fiscales.


[2] Recuérdese que el libro fue escrito en 1985 (Segunda versión). Ahora Oswaldo Cisneros lo es de la
Coca-Cola

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