fracaso económico. Según la Oficina de Patrulla Fronteriza de los EE. UU., más del 90 por ciento de extranjeros sin papeles que cruzaron la frontera el pasado febrero eran guatemaltecos, es decir, más de 70 mil, lo que hace 2 mil 500 en promedio al día. Bajo las actuales condiciones las migraciones son de altísimo riesgo. De cada tres migrantes uno muere en el intento, otro es deportado y solo el tercero tiene éxito. El deportado lo volverá a intentar hasta cuatro y cinco veces. La aventura migratoria ya no es solo individual, cada vez participan núcleos familiares. Migrar es la alternativa en una sociedad donde el horizonte permanece cerrado y el aparato económico repele a ocho de cada diez jóvenes que buscan ocupación.
CONSECUENCIAS GENERALES
Los flujos migratorios producen, tal como afirmábamos al
comienzo, una serie de consecuencias relacionadas con el país de origen y con el país receptor. En el país de origen se podría disminuir el conflicto social y político cuando un porcentaje importante de la población productiva decide emigrar. Disminuirían así los niveles de desocupación y de descontento, ya que se crearían posibilidades aparentes, producto de este movimiento de personas hacia otras regiones. La mano de obra que se queda puede tener una mayor posibilidad de ingreso al mercado de trabajo, porque ha disminuido la competencia.
Las migraciones humanas suelen tener grandes repercusiones en
tanto el lugar de origen como el de destino, como son:
Cambios demográficos. Esto incluye el vaciamiento de ciudades y regiones del
lugar de origen, generando un vacío cultural y económico que a veces complica aún más las cosas para quienes se quedan, y la llegada masiva de migrantes al lugar de destino, generando una mayor demanda de recursos locales. Intercambio cultural y étnico. La mezcla y el mestizaje, la hibridación de las culturas y de las razas, aporta insumos nuevos y frescos tanto a la sociedad de destino como al pozo genético de su población, potenciando la diferencia, variedad y riqueza cultural. Cambios de la dinámica económica. Los emigrantes a menudo envían dinero a sus familiares dejados atrás, lo cual representa un movimiento económico nuevo y adicional en el lugar de destino. Al mismo tiempo brindan fuerza de trabajo a su nueva sociedad y a veces las riquezas que lleven consigo. Xenofobia. La resistencia a la migración por parte de los pobladores del destino puede alcanzar límites peligrosos y desencadenar violencia, racismo y otras manifestaciones extremas