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DE LA SANTÍSIMA EUCARISTÍA

C. 897. El sacramento más augusto, en el que se contiene, se ofrece y se recibe al


mismo Cristo, es la santísima Eucaristía, por la cual la iglesia vive y crece
continuamente.
El sacrificio eucarístico, es el memorial de la muerte y resurrección de Cristo.
Los demás sacramentos y todas las obras eclesiásticas de apostolado se unen
estrechamente a la santísima Eucaristía y a ella se ordenan.

CAPÍTULO I (DE LA CELEBRACIÓN EUCARÍSTICA)


C.899. §1. La Eucaristía es una acción del mismo Cristo y de la iglesia,
substancialmente bajo las especies de pan y vino.
§2. La Eucaristía es presidida por el Obispo o el presbítero, in persona Cristi, es decir
en la persona de Cristo.
§3. La Eucaristía es una acción de Cristo y de la iglesia, de manera que todos tienen
el derecho y el deber de participar activamente en ella.

C. 900. §1. Sólo el sacerdote válidamente ordenado es ministro capaz de confeccionar


el sacramento de la Eucaristía en la persona de Cristo (tradición eclesial…..Obispo
válidamente ordenado…..celebrar la eucaristía sin ser sacerdote).
§2. Celebra lícitamente la Eucaristía el sacerdote no impedido por ley canónica,
observando las prescripciones de los cánones que siguen.

C. 901. El sacerdote tiene la facultad para aplicar la Misa por cualquiera tanto vivos
como difuntos, observando los cánones que siguen.

C. 902. La Eucaristía se puede celebrar con fieles o sin fieles. Pero no se puede
celebrar la Eucaristía al mismo tiempo en que se celebra otra Eucaristía en el mismo
templo.

C. 903. Todo sacerdote debe tener una credencial, en caso de no estar en su diócesis o
congregación y deberá presentarla al ordinario del lugar para poder presidir o
concelebrar la Eucaristía. Ésta autorización debe ser renovada cada año (ej. Madrid).
Y para celebrar la Eucaristía en un territorio parroquial que no es el que corresponde, se
debe pedir permiso al ordinario del lugar….esto también es válido para los sacramentos
y sacramentales.

C. 904. Se recomienda a los sacerdotes la Eucaristía diaria, aunque sea sin fieles.

C. 905. En día de semana se puede celebrar o concelebrar 1 Eucaristía en el día, en


caso excepcional y por causa justa, el obispo puede conceder la posibilidad de 2
Eucaristías.
El día domingo o día de precepto se pueden celebrar 2 Eucaristías, por causa justa el
obispo puede conceder una tercera.
Si el sacerdote celebra o concelebra más Eucaristías de las citadas son válidas pero
ilícitas.

C. 906. Sin causa justa y razonable, no celebre el sacerdote el sacrificio eucarístico


sin la participación por lo menos de algún fiel.
C. 908. Está prohibido a los sacerdotes católicos concelebrar la Eucaristía con
sacerdotes o ministros de iglesias o comunidades eclesiales que no están en comunión
plena con la iglesia católica (Ej. Comunidades ortodoxas separadas….comunidades
occidentales separadas……¿ecumenismo?.

C.910. §1. Los ministros ordinarios de la sagrada comunión son los Obispos,
Presbíteros, diáconos.
§2. Los ministros extraordinarios de la Sagrada Comunión son los acólitos u otro fiel
cristiano designado según el C.230 §3 (edad….compromiso…sanidad espiritual y
mental, etc).

DE LA PARTICIPACIÓN DE LA SANTÍSIMA EUCARISTÍA

C. 912. Todo bautizado a quien el derecho no se lo prohíba, puede y debe ser


admitido a la sagrada comunión.

C. 913. §1. Para que se pueda administrar la Santísima Eucaristía a los niños, se
requiere que tengan suficiente conocimiento y hayan recibido una preparación
cuidadosa, de manera que entiendan el misterio de Cristo en la medida de su capacidad,
y puedan recibir el Cuerpo del Señor con fe y devoción.
§2. Puede sin embargo, administrarse la Santísima Eucaristía a los niños que se hallen
en peligro de muerte, si son capaces de distinguir el Cuerpo de Cristo del alimento
común y de recibir la comunión con reverencia.

C. 915. No deben ser admitidos a la Sagrada Comunión los excomulgados y los que
están en entredicho después de la interrogación o declaración de la pena, y los que
obstinadamente persistan en un manifiesto pecado grave.

C. 916. Quien tenga conciencia de hallarse en pecado grave, no celebre la Misa ni


comulgue el Cuerpo del Señor sin acudir antes a la confesión sacramental, a no ser que
concurra un motivo grave y no haya oportunidad de confesarse, y en este caso tenga
presente que está obligado a hacer un acto de contrición perfecta, que incluye el
propósito de confesarse cuanto antes.

C. 918. Quien ya ha recibido la Santísima Eucaristía, puede recibirla de nuevo el


mismo día solamente dentro de la celebración Eucarística en la que participe, quedando
a salvo lo que prescribe el C. 921 §2. (todo bautizado tiene derecho a recibir la sagrada
comunión).

C. 919. Ayuno Eucarístico. Toda persona que va a recibir la Santísima Eucaristía,


debe hacer ayuno (abstenerse de tomar cualquier alimento o bebida, a excepción del
agua y las medicinas) por lo menos 1 hora antes de la Sagrada Comunión.
Los sacerdotes deben hacer ayuno en la primera Eucaristía, y puede tomar algo antes de
la segunda y tercera Misa, aunque no medie el tiempo de una hora (enfermedad).
Los enfermos y tercera edad y quienes las cuidan pueden recibir la Santísima Eucaristía,
aunque hayan tomado algo en la hora inmediatamente anterior.

C. 920. §1. Todo fiel, después de la primera comunión, está obligado a comulgar
por lo menos una vez al año.
§2. Este precepto debe cumplirse durante el tiempo pascual, a no ser que por causa
justa se cumpla en otro tiempo dentro del año.

DE LOS RITOS Y CEREMONIAS DE LA CELEBRACIÓN EUCARÍSTICA

C. 924. En el Sacrosanto Sacrificio Eucarístico se debe ofrecer con Pan y Vino, al


cual se ha de mezclar un poco de agua.
El pan exclusivamente de trigo y ázimo, hecho recientemente, de manera que no haya
peligro de corrupción.
El vino debe ser natural del fruto de la vid y no corrompido.

C. 927. Está terminantemente prohibido, aún en caso de necesidad, consagrar


Una materia sin la otra, o ambas fuera de la celebración de la misa.

C. 929. Al celebrar y administrar la Eucaristía, los sacerdotes y los diáconos deben


vestir los ornamentos sagrados prescritos por las rúbricas.

DEL TIEMPO Y LUGAR DE LA EUCARISTÍA

C. 937. La iglesia en la que está reservada la Santísima Eucaristía debe quedar abierta
a los fieles, por lo menos algunas horas al día, a no ser que obste una razón grave, para
que puedan hacer oración ante el Santísimo Sacramento.

C. 939. Las Hostias consagradas deben renovarse constantemente de los copones.

C. 943. Es ministro de la exposición del Santísimo Sacramento y de la bendición


eucarística el sacerdote o el diácono; en circunstancias particulares sólo para la
exposición del Santísimo y reserva, pero sin bendición, lo son el acólito, el ministro
extraordinario de la comunión u otro encargado por el ordinario del lugar, observando
las prescripciones dictadas por el Obispo diocesano.

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