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"ACUERDO PLENARIO Nº 3 - ART.

35 LEY ORGANICA DEL


PODER JUDICIAL - LEY 10.704".
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En la ciudad de Paraná, Capital de la Provincia de Entre Ríos, a
los diecinueve días del mes de junio de dos mil veinte, se reunieron los
señores miembros del Superior Tribunal de Justicia a saber, el señor
Presidente, Dr. MARTIN FRANCISCO CARBONELL, el señor Vicepresidente
Dr. GERMAN REYNALDO F. CARLOMAGNO; los señores Vocales Dr.
DANIEL OMAR CARUBIA, el señor Vocal Dr. BERNARDO I. R. SALDUNA,
el Sr. Vocal Dr. EMILIO A. E. CASTRILLON, el señor Vocal Dr. MIGUEL
ANGEL GIORGIO, y mediante videoconferencia, las señoras Vocales Dras.
SUSANA MEDINA y CLAUDIA MONICA MIZAWAK y el señor Vocal Dr.
JUAN RAMON SMALDONE y asistidos del Secretario autorizante,
procedieron a considerar la siguiente:
Con la palabra, el señor Presidente, Dr. Martín F. Carbonell,
informa que ha habido sendas presentaciones de partes, solicitando Acuerdo
Plenario en atención a la contradicción de sentencias "MUÑOZ, Manuela
Silvina c/ Municipalidad de Paraná s/ Acción de Amparo", Expte.
Nº24627, sentencia del 27 de mayo de 2020; "GOMEZ, Silvina Romina c/
Municipalidad de Paraná s/ Acción de Amparo", Expte. Nº24642,
sentencia del 1 de junio de 2020 y "SEIP, Elizabeth Leonor y Otros c/
Municipalidad de Paraná s/ Acción de Amparo", Expte. Nº24629,
sentencia del 11 de junio de 2020.
Por lo expuesto, se fijaron las siguientes cuestiones a resolver:
PRIMERA CUESTION:
¿ES ADMISIBLE LA VIA DEL AMPARO PARA RESOLVER LOS
RECLAMOS?, y en su caso:
SEGUNDA CUESTION:
¿ES PROCEDENTE LA PRETENSION?
Acto seguido los señores vocales se expresaron al respecto y
luego de un intercambio de opiniones, acordaron someter a votación las
cuestiones traídas a resolver, resultando el siguiente orden: señoras y señores
Vocales D res. C astrillón , C aru b ia, C arlom ag n o, M ed in a, S m ald on e,

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M izaw ak , G iorg io, S ald u n a y C arb on ell.
A LA PRIMERA CUESTION PLANTEADA EL SEÑOR VOCAL
DR. CASTRILLON, DIJO:
En respuesta al primer interrogante planteado en la presente
convocatoria, vuelvo aquí sobre los conceptos que expusiera al fundar mi voto
en la causa “Muñoz…”, donde señalé que encontraba palmariamente
configurado el presupuesto de ilegitimidad manifiesta en el obrar de la
Administración, al haberse violado una norma de directa aplicación al caso
como lo es la emergente del art. 53 de la Ordenanza N° 8256, resultando de
ello una lesión actual -e inocultable- a derechos constitucionalmente tutelados
por los arts. 14 bis y 17 de la Carta Magna Nacional, cuya salvaguarda no
admitía ni admite dilación alguna por hallarse íntimamente ligados a la
subsistencia y dignidad del colectivo de trabajadores afectados por el acto
administrativo de marras.
En tal orden de ideas, la selección de la vía de amparo
conforme a los arts. 1°, 2° y 3° de la Ley de Procedimientos Constitucionales,
dirigida a sostener la inoponibilidad de los efectos de un Decreto Municipal
-N°393/2020 de fecha 17/03/2020- que privó a numerosos trabajadores,
dependientes de la entidad estatal municipal, a mantener su categoría de
empleados en planta permanente, es, en mi concepto y por las razones
antedichas, el procedimiento apto para plantear dicha ilegitimidad, dada la
palmaria conculcación de derechos constitucionales que asisten a los
amparistas, al tiempo que lucen también vulnerados los principios pro
hom ine y de progresividad inherentes a la tutela del derecho al trabajo en
condiciones dignas y estables que aquí se reclama.
Se trata, en suma, de pronunciarse sobre la urgente necesidad
de la protección requerida de derechos humanos fundamentales concernientes
al trabajo, a la remuneración y a la salud, por cuanto surge evidente que la
medida adoptada por la administración, tendiente a coartar de manera
intempestiva y arbitraria la condición de empleado con permanencia y los
ingresos de los cuales gozaban todos los actores a merced de un acto firme y
generador de derechos -que se hallaban en cumplimiento-, constituye sin

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duda una afectación ilegítima con directa incidencia en la vida de los
trabajadores y su grupo familiar, así como en su integridad psíquica y física al
impactar nocivamente en los valores vida y salud.
Lo apremiante de la vía y su procedencia radica -insisto- en la
pérdida de la estabilidad laboral después de transcurrido el término de prueba
donde las condiciones favorables de idoneidad y contracción para el trabajo,
condiciones físicas y psíquicas e incluso, manifiesta idoneidad reconocida por
la administración al ofrecer la continuidad mediante trabajo aunque más no
sea accidental (que conforme nuestro criterio queriendo lograr su propósito de
excluir al agente de la administración pública, le ofrece para que este renuncie
a acciones administrativas o judiciales), denotan con claridad la
intencionalidad e ilegitimidad referenciada.
En cualquier posición que nos ubiquemos modificando la
situación de estabilidad se provoca clara alteración permanente o cuasi
permanente en las remuneraciones de carácter alimentario, reflejando una
afectación palmaria de un derecho patrimonial esencial, provocando una grave
situación de desamparo y necesidad que requiere ser atendida de manera
urgente, mediante la heroica vía de amparo; y con mayor razón aún si -como
se verifica en el caso- para lograr ese ilegítimo propósito se violó de modo
patente la disposición legal que, en tutela del sujeto vulnerable, dispone seguir
un procedimiento que fue voluntaria y conscientemente soslayado por la
Administración, transgrediendo abiertamente el orden jurídico vigente.
Precisamente, lo manifiesto de esa transgresión, determina
que la cuestión aquí planteada no ofrezca complejidades tales que impidan su
abordaje en la acción intentada.
Dada la ostensible e indisimulable vulneración de la norma
jurídica referenciada, y el más que evidente perjuicio causado a derechos
fundamentales de los trabajadores afectados colocándolos en situación de
vulnerabilidad y desamparo, la admisibilidad de la vía no podría siquiera
arrojar dudas razonables sin riesgo de tornar en letra muerta nada menos que
la manda constitucional de otorgar tutela judicial permanente y efectiva (art.
65 CP).

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Por lo tanto, a la primera pregunta que nos convoca, respondo
por la afirmativa.
Así voto.-
A LA MISMA CUESTIÓN EL SEÑOR VOCAL DR. CARUBIA
DIJO:
Ya he tenido ocasión de señalar (cftr.: Acs. Plenarios 28/10/19
y 04/06/20) y me veo obligado a repetir ahora, que, como en los supuestos
que motivan hoy esta convocatoria, el tribunal se integró -cfme.: art. 33, inc.
b, LOPJ- con diferentes cinco miembros de este Superior Tribunal, resultando
pronunciamientos divergentes entre cada una de esas causas, lo cual -debo
necesariamente agregar- no es más que el resultado natural logrado -no creo
que buscado- por la reforma competencial en acciones de amparo dispuesta
por la Ley Nº 10704, al prever la conformación del tribunal con distinto
número necesario de integrantes y con integraciones que, por sorteo
electrónico, deberán ser inexorablemente distintas.-
Esto es lo que inevitablemente resultará de ese intrincado
sistema de conformación del tribunal -que tampoco es el Superior Tribunal,
sino sólo algunos de sus integrantes-; mas, no obstante ello, la norma del art.
35 del Decreto-ley Nº 6902/82, ratificado por Ley Nº 7504 y modificado por
Ley Nº 10704, procura que el Tribunal en Pleno decida esas divergencias en
Acuerdo General, lo cual acarrea múltiples cuestionamientos y objeciones.-
En efecto, tales dispositivos de la ley (arts. 33, inc. b, y 35) se
revelan como manifestaciones que parecen exhibir cierto grado de
esquizofrenia legislativa, habida cuenta que, por un lado, otorga competencia
de última instancia a un tribunal que necesariamente debe estar compuesto
por distintos integrantes para cada caso y, además, en cada uno de ellos
podrá conformarse con un diferente número de miembros, toda vez que,
alcanzada la mayoría de entre los cinco Vocales sorteados, no es necesario
que los demás integrantes se expidan y firmen. El resultado de ese ingenio
normativo será, como mínimo, la obtención de pronunciamientos ciertamente
diversos, pero, por otro lado, aguarda la obtención de un criterio uniforme y,
para ello, incorpora la norma del art. 35 cuya finalidad deviene

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incomprensible, salvo como tentativa inidónea de lograr una decisión
disciplinante para aquellos jueces que compartan los criterios fundados del
grupo que resulte minoritario en el pleno, lo cual tampoco sería posible, como
infra veremos.-
En primer lugar, el referido dispositivo del art. 35, no está
incorporado a la ley procesal, que regula los procedimientos jurisdiccionales,
sino a la que regula la organización del Poder Judicial y la forma de ejercer la
superintendencia general de la administración de justicia, según lo prevé el
art. 204, inc. a, de la Constitución de Entre Ríos como una de las atribuciones
generales asignadas al Superior Tribunal de Justicia y se realiza a través de los
acuerdos -generales o especiales-, resoluciones del Tribunal de
Superintendencia o actos de su Presidente, de conformidad con lo reglado en
los arts. 34, 37 y 38 de la Ley Orgánica del Poder Judicial, las cuales difieren
sensiblemente de las atribuciones en materia judicial que le asigna el art. 205
de la citada Carta local.-
Por tanto, aunque se pretende hacer aparecer como que el
legislador pretendió que el Tribunal en Pleno decida en Acuerdo General la
cuestión diversamente resuelta en materia jurisdiccional, ello no resulta
fáctica, racional y jurídicamente viable, desde que, a través de un acto de
naturaleza administrativa, no jurisdiccional, el Superior Tribunal carece de
potestad y atribución suficiente para modificar o revocar aquello que fuera
legítimamente resuelto por el tribunal jurisdiccional competente legalmente
integrado.-
En segundo lugar, si esa decisión no puede modificar lo ya
decidido, no se entiende cuál sería el sentido -puramente declamatorio- de la
decisión del Tribunal en Pleno, salvo la forzada concepción autoritaria de
imponer en este Alto Cuerpo la tan difundida idea de un anacrónico
“pensamiento único”, digno de las más ignominiosas dictaduras que reprime el
libre e independiente criterio para pronunciarse a los integrantes del Máximo
Cuerpo Judicial de la Provincia y, debe observarse con detenimiento, que los
dos únicos sistemas procesales vigentes en la Provincia de Entre Ríos que
contienen una norma que torna obligatoria la doctrina casatoria de las Salas

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del Superior Tribunal que la establecen en determinadas circunstancias y
condiciones, se impone de ese modo sólo para los tribunales inferiores
(Cámaras y Jueces de 1ra. Instancia del fuero), pero no para los miembros del
Superior Tribunal (cftr.: art. 285, Cód. Proc. Civil y Comercial y art. 140, Cód.
Proc. Laboral -que remite al anterior-) y, finalmente, pretendiéndose imponer
un criterio de interpretación para casos concretos -como son, en este preciso
caso, los que deberá resolver este Tribunal con relación al Decreto N° 393/20
de la Municipalidad de Paraná- se generaría un claro supuesto de anticipo de
opinión sobre causas concretas que motivará eventuales planteo recusatorios
o deber de autoapartarse de la causa por excusación del propio Vocal, todo lo
cual muestra, en mi criterio, la sinrazón e insensatez de este verdadero
engendro.-
Con claridad, Eugenio R. Zaffaroni señala no admitir la opinión
que asimila la jurisprudencia plenaria a una ley interpretativa explicando que
“no puede ser fuente del derecho, porque se dirigiría a particulares, sin que
nadie le exija llenar los requisitos de la ley …” y, agrega, “darle a la
jurisprudencia plenaria el carácter de una ley interpretativa implica una lesión
al principio de división de los poderes del Estado, puesto que el Poder
Legislativo no puede delegar sus funciones en el Poder Judicial” (cftr.: aut.cit.,
Tratado de Der. Penal -Parte General-, T. I, págs. 126 y 127, Ed. Ediar,
Bs.As., 1980).-
Por su parte, Alfredo Vélez Mariconde, luego de destacar que
los jueces no se encuentran sometidos a subordinación jerárquica similar a la
que vincula a los empleados administrativos, precisaba: “Un Tribunal superior
-por elevada que sea su jerarquía- no puede dar instrucciones a uno inferior.
Ellos son esclavos de la ley pero gozan de independencia funcional … de este
mismo principio resulta que los jueces no están obligados a seguir ningún fallo
plenario de tribunales superiores. Puesto que, como decimos, sólo están
sometidos a la ley”, formulando esta aclaración: “ninguna sentencia (decisión
concreta), por eminente que sea el órgano que la dictó, puede llevar en sí la
virtud necesaria para convertirse en ley (previsión abstracta); es decir, la
sentencia no puede tener valor para otros casos futuros, por idénticos que

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sean con el que ella resolvió, porque el Poder Legislativo tiene el monopolio de
la función de dictar normas generales y abstractas” (cftr.: aut.cit., Der. Proc.
Penal, T. II, 3ra. edic. actualiz., pág. 74 y su nota Nº 42, Ed.M.Lerner, Cba.,
1981), en tanto que Jorge A. Clariá Olmedo sostenía que “la autoridad de los
fallos de los tribunales superiores puede servir de modelo para afianzar una
tesis o justificar un determinado criterio que podría afirmarse en sentido
contrario o diferente, pero nunca ha de tomársela como punto de vista
irrefutable”, agregando que “el hecho de que en muchos casos se haya llegado
a establecer la obligatoriedad de la jurisprudencia, … no hace cambiar nuestra
posición, pues tal obligatoriedad no puede transformar en normas jurídicas las
sentencias de los jueces…” (cftr.: aut.cit., Tratado de Der. Proc. Penal, T. I,
1ra. edic., págs. 112/113 y nota Nº 73, Ed. Rubinzal-Culzoni, Sta.Fe, 2008).-
También Julio B. J. Maier, recordando previamente que la
obligatoriedad de los fallos judiciales es extraña al Derecho comparado -con
excepción del sistema del common law anglosajón-, afirma que “la
jurisprudencia no es fuente del Derecho, en estricto sentido, dentro de nuestro
sistema jurídico” y, con citas de Sartorio y de Soler, dice: “constituye una
forma de delegar funciones típicamente legislativas a un órgano estatal que
tiene vedada esa actividad” … “el plenario reduce el ámbito de interpretación
en que normalmente actúa el juez. Y esto es, precisamente, lo inadmisible …
es la Constitución la que define el poder jurisdiccional como poder que ejercen
los jueces, su alcance y limitaciones, y, al respecto, no ha habido, ni puede
haber dudas en nuestro sistema jurídico, acerca de que las sentencias de los
jueces no trascienden el caso particular, ni el juez puede estar limitado en su
poder por otro instrumento que no sea la ley, cuya interpretación en los casos
particulares que llegan a su conocimiento se le confía” … “aplicar la ley al caso
concreto representa una actividad política muy diferente a sancionar la norma
que regirá casos futuros” (cftr.: aut.cit., Der. Proc. Penal, T. I, 2da. edic.,
págs. 133, 134, 135, 136, 138 y notas Nº 102 y 104, Ed. del Puerto, Bs.As.,
1996).-
A raíz del caso de dos jueces de la Cámara Nacional del
Trabajo que decidieron un asunto prescindiendo de la doctrina de un fallo

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plenario de ese Tribunal, contraviniendo con ello la norma del art. 303 del
C.P.C.C.N. y fueron querellados imputándoseles el delito de prevaricato (art.
269, Cód. Penal), el cual llegó a sentencia de la Cámara Nacional de Casación
Penal (Sala I, 5/10/94, Causa Nº 215), Enrique Arce y Fernando Díaz Cantón
analizan la cuestión de la obligatoriedad de los fallos plenarios y precisan que
las normas que imponen el acatamiento a la jurisprudencia plenaria son
inconstitucionales, en tanto afectan la independencia de juicio de los jueces
(arts. 18, 33, 116, C.N. y arts. 8.1, C.A.D.H.; 10, Declaración Universal de
Derechos Humanos, y 14.1, Pacto Internacional de Derechos Civiles y
Políticos), el principio republicano de separación de los poderes (arts. 1 y 33,
C.N.), la supremacía constitucional (art. 31, C.N.) y la misión de los jueces de
preservarla, además de provocar un estancamiento en la dinámica progresiva
del saber jurídico (cfme.: auts.cits., Obligatoriedad de los fallos plenarios. Su
inconstitucionalidad, en NDP, T. A/1996, págs. 189/200, Ed del Puerto, Bs.As.,
1996).-
Similar tesitura adopta Eduardo Jauchen al señalar que “El
concepto de independencia importa que cada juez, individual y personalmente,
con prescindencia absoluta de la opinión de los demás, tiene garantizada, y
debe así practicarla, la atribución soberana para resolver cada caso concreto
con total autonomía de criterio … Es un deber-atribución: no sólo goza de esta
facultad sino que tiene el deber funcional de obrar de ese modo. De ahí el
derecho del imputado a exigir que su juez natural sea independiente…” (cftr.:
aut.cit., Derechos del imputado, pág. 207, Ed. Rubinzal-Culzoni, Sta.Fe,
2005).-
Asimismo, ilustres estudiosos de la cuestión constitucional se
pronuncian en esa orientación. Germán J. Bidart Campos, citando un fallo de
la Corte Suprema, sostuvo que: “la igualdad asegurada por la Constitución es
la igualdad ante la ley, a fin de que ninguna norma legal pueda establecer
entre los habitantes diferencias de trato en situaciones sustancialmente
idénticas; por ello, la desigualdad acusada como derivada de fallos
contradictorios, no viola la garantía de igualdad, que no obsta a la desigualdad
de hecho cuando ésta es producto de la interpretación de la ley en una similar

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situación jurídica, en consecuencia del ejercicio de la potestad de juzgar que
incumbe a los diversos tribunales al aplicar la ley conforme a su propio
criterio” (cftr.: aut.cit., Problemas constitucionales y procesales de la
jurisprudencia divergente, Rev. Arg. del Der. Procesal, 1968-1, pág. 14). A su
vez, María Angélica Gelli, indica: “Debe tenerse en cuenta que la Constitución
Nacional no declara obligatorias las sentencias de la Corte Suprema para las
demás instancias judiciales. Ni la ordenación jurídica argentina ha establecido
de modo expreso el sistema del 'stare decisis', es decir, de estar a lo ya
decidido” (cftr.: aut.cit., La obligatoriedad de las sentencias de la Corte
Suprema, L.L., 2014-B, pág. 386).-
De conformidad con tales conceptos y teniendo en
consideración que todos y cada uno de los jueces -sea cual fuere su fuero y
jerarquía- ostentan en nuestro sistema constitucional el poder -difuso y
concreto- de declarar la inconstitucionalidad de las leyes; al tiempo que sólo
deben estar sometidos a la ley, pueden alzarse contra ella si la consideran
inconstitucional y si la Constitución les otorga esa tremenda atribución,
cualquier norma que limite la potestad de interpretar la ley será
inexorablemente inconstitucional.-
Por lo demás, también he expresado que, si la voluntad del
legislador hubiese sido que la mayoría del Superior Tribunal fije el criterio de
interpretación de la ley en casos de acciones de amparo, debió haber asignado
directamente la competencia de apelaciones de tales procesos al Tribunal en
Pleno, evitando todo el engorroso mecanismo pergeñado en el art. 33 con el
inexplicable complemento del art. 35.-
Este último, además, no dispone que la decisión del Pleno fije
doctrina judicial ni que tenga efecto vinculante erga om nes, lo cual, asevero,
se vería viciado por su manifiesta vulneración de garantías esenciales del
justiciable, tales como las que derivan del principio republicano de división de
poderes, el debido proceso y la libertad e independencia de los jueces para
interpretar la ley.-
En ese sentido, es necesario recordar que ni siquiera los fallos
de la Corte Suprema de Justicia de la Nación resultan obligatorios más allá de

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los procesos en que se dicten (cfme.: CSJN, Fallos: 251:44; 267:47;
307:1094; 311:1644, 2004; 316:221; 318:1476, 2060, 2103; 320:1660;
321:3201; 323:563; 324:3764; 326:1138, entre muchos más); si las
sentencias impusieran dependencia que exceda a los procesos en que se
dictaren equivaldrían, cuando interpretaran leyes, a la ley misma, y cuando
interpretaran a la Constitución, como a la propia Constitución; pero el Poder
Judicial no puede ejercer poderes legislativos ni constituyentes y, en cuanto la
sentencia judicial fuese dotada de imperatividad general, impersonal y
objetiva, resultaría provista, por ese solo hecho, de los caracteres que nuestro
sistema republicano reserva a la Constitución y a la ley, convirtiéndose
ilegítimamente los jueces en legisladores o en constituyentes (cfme.: S.C.B.A.,
29/9/92, Causa Nº 39149).-
"Es de la esencia de la función judicial el deber de aplicar
directamente la Constitución y la ley, sin que estas normas deban ser
previamente interpretadas, con efecto vinculante, en otras sentencias
judiciales en su momento dictadas para resolver otros casos concretos. Contra
lo expuesto no puede invocarse razones de seguridad jurídica, tranquilidad
pública y paz social, ni de buen orden, necesidad y estabilidad institucional
puesto que, precisamente, a la inversa, en el sistema jurídico argentino la
satisfacción de tales objetivos se busca mediante la organización de división
de poderes que obsta al ejercicio de la jurisdicción más allá de los casos a que
se refieren las sentencias judiciales" … "Sin duda que en la gran mayoría de
los casos, la sabiduría de los fallos de la Corte Suprema nos convencerá de la
aplicación de la ley de tal manera interpretada. Pero nos reservamos el
derecho de decidir, en cada caso, conforme nuestro leal saber y entender … Al
igual que lo que sucede con las sentencias del Tribunal de Casación Penal,
respecto de las cuales la ley no establece la obligatoriedad futura de sus
antecedentes, éstos deben prevalecer en cuanto convenzan de su bondad por
sus afirmaciones y conclusiones” (cftr.: Trib.Cas.Penal Prov. de Bs.As.,
18/9/03, Causa Nº 9496, voto del Dr. Eduardo C. Hortel).-
En razón de todo lo expuesto, si la decisión del Tribunal en
Pleno no puede condicionar el criterio de los jueces ni obligar a su acatamiento

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que, reitero, ni siquiera sugiere ese efecto y finalidad la inexplicable norma del
art. 35 de la Ley Orgánica del Poder Judicial, no es factible vislumbrar cuál
sería el verdadero objeto y sentido racional de tal dispositivo, salvo el de
lograr un velado disciplinamiento de los jueces en aquellos supuestos en los
cuales resulte dable contar con una mayoría favorable a los intereses del
Poder, porque, no seamos ingenuos, esta reforma fue concebida e impulsada
con la real intención y finalidad de quebrar 30 años de coherentes criterios
jurisprudenciales de la Sala N° 1 de este Superior Tribunal -sin hacer juicio de
valor sobre ellos- y, digámoslo con todas las letras, beneficiar con ello al
IOSPER que se consideraba perjudicado por aquella jurisprudencia
repetidamente avalada, incluso, por la Corte Suprema de Justicia de la Nación;
pero, en ese camino, se cometieron errores en su proyección de los cuales sus
autores deben hacerse cargo y no intentar corregirlos tergiversando la realidad
normativa vigente, trasladando la esquizofrenia de la ley a los propios jueces
que se pretende hacer fallar en contra de su propia interpretación de la ley y
los hechos de la causa.-
Ingresando ahora al concreto tema que hoy nos convoca, en
todos los casos tratados he dejado a salvo mi particular razonamiento en
orden a la causal de inadmisibilidad de la acción de amparo del art. 3º, inc. a,
de la Ley de Procedimientos Constitucionales -única de las causas de
inadmisibilidad que se han invocado en estos supuestos-, toda vez que, en
relación al argumento de la eventual existencia de una vía procesal más
idónea, lo cual remite, en abstracto y sin especificar cuál sería, a un
procedimiento ordinario debido a una -inexistente- complejidad del caso, debo
destacar, en primer lugar, que no existe tal supuesta complejidad en estos
casos donde se denuncian claramente vulnerados derechos fundamentales de
eminente naturaleza alimentaria, respecto de lo cual, repetidamente vengo
sosteniendo, a través de diversos pronunciamientos sobre el particular, que en
el actual contexto normativo vigente y aplicable al caso, en tanto se verifiquen
denunciados los presupuestos fácticos viabilizantes de la acción de amparo
(cfme.: arts. 56, Const. de E. Ríos, 1 y 2, y ccdts., Ley Nº 8369), no
constituye causa de inadmisibilidad de tal acción constitucional la eventual

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existencia de otros procedimientos no judiciales susceptibles de brindar
-potencial- solución al asunto (cfme.: art. 3, inc. a, ley cit.), habida cuenta
que las explícitas normas de los arts. 43 de la Constitución Nacional y 56 de la
Constitución de Entre Ríos, posteriores a la Ley Nº 8369, excluyen la vía del
reclamo administrativo -al cual tácitamente se estaría remitiendo el caso-
como procedimiento alternativo idóneo y preferente al de la acción de amparo
(cfme.: mis votos, in rebus: “NAVARRO”, 28/3/10; “MARANI”, 10/5/10;
“FERRARI del SEL”, 31/8/10; “ZAPATA”, 23/4/12; “GASTALDI”, 11/5/12, entre
muchos otros), vía que se vería excluida únicamente frente a la existencia de
otro medio judicial más idóneo para dar solución al caso concreto,
situación que no acontece en los casos que motivan este Acuerdo, en atención
-como dije- a los especiales derechos constitucionales en juego, de naturaleza
eminentemente alimentaria, cuya tutela judicial efectiva se persigue con
premura, verificándose el proceso de la acción de amparo como único
mecanismo procesal para realizarla verdadera y eficazmente.-
Por todo ello, doy natural respuesta afirmativa a esta primera
cuestión.-
Así voto.-
A LA MISMA CUESTIÓN EL SEÑOR VOCAL DR.
CARLOMAGNO DIJO:
Liminarmente, corresponde definir si resulta admisible la vía
intentada por los demandantes contra la Municipalidad de la ciudad de Paraná,
en las acciones de amparo por las que se ha solicitado la reunión del Tribunal
Plenario conforme prevé el art. 3 de la Ley Provincial 10.704, modificatorio del
art. 35 de la Ley 6.902.
Para ello, es de recordar que el objeto de las acciones de
amparo traídas a consideración de este Plenario, se circunscriben a las
pretensiones de nulidad del Decreto Municipal N° 393 del 17 de marzo de
2020 que dispuso la revocación de diversos decretos municipales que
ordenaron la designación de los amparistas en la planta permanente del
municipio, retrotrayendo sus situaciones de revista al estado anterior.
En este sentido, las particulares circunstancias de los casos

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evidencian la idoneidad de la vía del amparo, ya que del material probatorio
incorporado en las diversas acciones, los amparistas justifican el carácter
urgente de la decisión a su reclamo, en tanto individualizan cuál es la situación
de vulnerabilidad en la que se encuentran ante el dictado de la norma que
intentan derribar.
Es dable destacar que, el art. 3°, inc. a), de la Ley de
Procedimientos Constitucionales, prevé que la acción de amparo será
inadmisible cuando " existan otros procedim ientos judiciales o adm inistrativos
que perm itan obtener la protección del derecho o garantía de que se trate,
salvo que las circunstancias resulten m anifiestam ente ineficaces e
insuficientes para la protección del derecho conculcado"; tal disposición no
entorpece la admisibilidad de estos casos, dado que la eventual existencia de
otros procedimientos no obstaculiza la procedencia de esta vía, siendo que
aquí se encuentran reunidos los recaudos necesarios para ingresar a valorar la
legitimidad del accionar del ente municipal mediante el dictado del Decreto N°
393/2020, por intermedio del cual la administración municipal revoca por sí y
ante sí los decretos dictados con anterioridad y que ha considerado irregulares
por las razones que expone y desarrolla.
Por ello, la vía intentada es admisible.
Así voto.-
A LA MISMA CUESTIÓN LA SRA. VOCAL DRA. MEDINA
DIJO:
Que, atento la convocatoria para la celebración de este Plenario
, efectuada por la parte actora en los autos: “Gamarra” Nº24639, “Salman”
Nº24647, y “Sola” Nº24738 contra la Municipalidad de Paraná, por existir
fallos con criterios distintos dictados por este Tribunal con diferente
integración en los autos: “Muñoz” N°24627, “Gómez” N°24642, y “Seip”
N°24629, sobre el mismo objeto procesal, y similares circunstancias fácticas y
jurídicas y, sin perjuicio del análisis inicial que oportunamente realicé sobre el
asunto traído a consideración ,-contenido en la propuesta de voto y en el
proyecto de sentencia pendiente del resultado de este plenario-, entiendo, en
sentido coincidente con lo manifestado por los Dres. Smaldone y Mizawak en

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los autos “SEIP nº 24629”, que lo planteado excede el marco de debate
previsto para la acción de amparo que como bien sabemos tiene carácter
excepcional, heroico y residual.
Que, liminarmente corresponde meritar sobre el carácter
idóneo o no de la vía elegida por los amparistas en procura de la satisfacción
de los derechos que estiman vulnerados, y para ello tengo en cuenta ,-tal
como lo señalé a modo introductorio-, que la cuestión demanda
ineludiblemente analizar y contrastar las normas que dispusieron el pase a
planta permanente de agentes municipales con lo dispuesto por el Decreto
Nº393/2020 DEM, las actuaciones que le sirvieron de antecedentes para su
dictado, y lo establecido por la ordenanza nº9891, publicada en fecha
03/01/2020.
Que, la referida Ordenanza establece el estado de emergencia
administrativa, económica y financiera de la Municipalidad de Paraná, con el
objeto de ordenar el funcionamiento operativo de la administración, alcanzar
el equilibrio fiscal, mejorar el nivel de empleo público y de distribución de
ingresos.
Que, asimismo, esta norma instruye la revisión de las
designaciones y nombramientos efectuados relativas al personal, funciones,
jerarquizaciones y recategorizaciones realizadas con posterioridad al
31/12/2018, con el propósito de analizar su legalidad, cumplimiento y
pertinencia de los requisitos previstos para el cargo, determinación de la
existencia de disponibilidad presupuestaria para el dictado de los actos
administrativos observados, y para el caso de detectarse irregularidades,
omisiones o vicios que impliquen la nulidad de los procesos de selección y/o
de las designaciones efectuadas, dispone proceder según lo establecido por la
Ordenanza N° 4220 y sus modificatorias. También es necesario tener presente
que tras el Decreto Nº393/20, se dictaron los Decretos Nº428/20 y N°580/20.
A ello cabe agregar lo informado tanto por la Dirección General de Presupuesto
y Planeamiento Económico, como por el Tribunal de Cuentas de la Provincia de
Entre Ríos; y la existencia de actuaciones iniciadas conjuntamente con
denuncias penales efectuadas que involucran a la autoridad de nombramiento,

14
por los supuestos delitos de defraudación a la administración pública,
malversación de caudales públicos y violación de los deberes de los
funcionarios públicos.
Que lo expuesto, denota que la cuestión planteada por los
actores a través de esta vía, excede el marco propio de la acción de amparo,
luciendo inidónea para atender debidamente el debate propuesto y la
producción de la prueba que el mismo supone. En este sentido cabe señalar
que la acción de amparo constituye un remedio excepcional, cuya
utilización está destinada para aquellos casos en que la carencia de
otras vías aptas para resolverlas pueda afectar derechos
constitucionales, máxime cuando su apertura requiere circunstancias
muy particulares.
Así voto.-
A LA MISMA CUESTIÓN EL SR. VOCAL DR. SMALDONE
DIJO:
I.- En el caso puntual del asunto que motiva la celebración del
Acuerdo, a mi juicio. para habilitar la singular vía heroica y de excepción de la
acción de amparo se requerirá, en primer lugar, la ausencia de otros
procedimientos que permitan obtener la protección del derecho o garantía
constitucional puesta en juego (art. 3 Inc. letra “a” LPC) y, superada dicha
limitación, exigirá la presencia de un escenario de extrema gravedad y
palmaria ilegitimidad o arbitrariedad (arts. 1 y 2 LPC) enrostradas al
legitimado pasivo.
La pretensión actoral -en los casos traídos a este Acuerdo
Plenario-, según mi postura, no logran superar los presupuestos de
admisibilidad -art. 3 Inc. letra "a"- y, en su caso, de procedencia arts. 1 y 2-
estructurados por la Ley de Procedimientos Constitucionales; tal como propuse
sentenciar autos "SEIP, ELIZABETH LEONOR Y OTROS c/ MUNICIPALIDAD DE
PARANÁ s/ ACCION DE AMPARO" Expte. N° 24629, sentencia del 11/06/2020,
a cuyo contenido remito para evitar su reproducción.
II- En relación a la inadmisibilidad de la acción, resulta
necesario poner de resalto que las diversas posturas sustentadas por las

15
partes: (1) legitimidad del dictado del acto administrativo -Decreto N°
393/2020 DEM- que ahora la actora pretende anular; (2) si el modo que
escogió la administración para volver sobre sus propios actos por razones de
ilegitimidad fue conforme a derecho; (3) la denunciada nulidad por ilegitimidad
del acto que dispuso las designaciones en la planta permanente de personal,
en inobservancia del orden jurídico vigente; (4) la específica referencia a la
falta de previsión presupuestaria y cargo vacante, como causal de nulidad del
acto administrativo de designación; (5) el ingreso a la administración pública
cumpliendo condiciones y a través de mecanismos concursales regulados -o
no- por la ordenanza municipal N° 4220 y Decreto Reglamentario 517/09; (6)
el cumplimiento efectivo y consecutivo de servicios; (7) derecho a la
estabilidad en el empleo público transcurrido el plazo de 6 meses, ilustrado
por la Ordenanza Municipal N° 4220, art. 7; (8) validez de las notificaciones y
cómputo de los plazos; (9) momento en que comienza a regir un acto
administrativo, como así también sus implicancias, (10) el art. 2 del Decreto
N° 393/20 y la posibilidad de conservar el vínculo laboral con el Municipio con
la modalidad de contratación anterior a la designación, mediante la suscripción
de un contrato; (11) la declaración de emergencia administrativa, económica y
financiera en el ámbito de la Municipalidad de Paraná y la decisión de revisar
designaciones y nombramientos dispuesta mediante ordenanza n° 9891 del
3/1/2020. Todas ellas resultan fundamentales para concluir que tamaña
discusión -merecedora de una solución acorde- deberá plantearse por una vía
distinta, a través de otro tipo de procedimiento regulado por las leyes vigentes
que ofrezca un mayor o mas amplio margen para formalizar las
correspondientes alegaciones tanto fácticas como jurídicas.
Así voto.-
A LA MISMA CUESTIÓN LA SRA. VOCAL DRA. MIZAWAK
DIJO:
I.- Al expedirse este Tribunal en el “ACUERDO PLENARIO Nº
1 - ART. 35 LEY ORGÁNICA DEL PODER JUDICIAL - LEY 10.704" del
28/10/19, al momento de fijar los alcances del mentado artículo, sostuvo
-mayoritariamente- que el mecanismo de decisión allí dispuesto superaba el

16
test de constitucionalidad.
En tal oportunidad, expresé que todos los justiciables tenían
“derechos constitucionalmente consagrados” que debían ser protegidos, en
especial y en lo que ahí nos interesaba, los de igualdad y seguridad jurídica.
Derechos a los que el legislador, al optar por una atribución de
competencia con un tribunal sorteado para cada caso entre los integrantes del
Superior Tribunal -sistema plenamente vigente y que no fue desafiado en su
constitucionalidad-, previó que estaban en riesgo y trató de preservar a través
de esta herramienta -plenario-, a los efectos de solucionar la situación que se
podía plantear ante sentencias contradictorias o criterios divergentes; tal como
aconteció al fallarse en los expedientes N°s 24627 y 24642 que hicieron lugar
a la acción de amparo, y en el N° 24629 que la rechazó.
De no existir esta posibilidad, personas en análogas
condiciones fácticas y jurídicas (en este supuesto: todos agentes del Municipio
paranaense afectados por la misma norma) recibirían respuestas y trato
diferentes (como efectivamente sucedió en las causas referenciadas), sin que
hubiera método procedimental alguno para aunar criterio y evitar que esto
siga ocurriendo.
Destaqué en aquella ocasión, que no se trataba de si el sistema
delineado por el legislador era el “mejor” o el “único” posible, sino que ésa
había sido una decisión política institucional tomada por el Poder Ejecutivo al
elaborar y elevar el proyecto, y por ambas Cámaras legislativas, al aprobar
-vale recalcarlo- el mismo en forma unánime.
Afirmé también que no podía olvidarse que -como principio-
“ no com pete al Tribunal juzgar sobre el acierto o la conveniencia de los
enfoques de política legislativa” (Fallos: 238:60; 251:53), ya que lo que
estábamos habilitados a analizar era si la opción elegida resultaba razonable,
si superaba el test de constitucionalidad; y mi respuesta fue positiva.
Nuevamente una decisión como la que nos convoca tiene por
fin uniformar la solución frente una determinada norma o situación -en este
caso, respecto a lo dispuesto por el Decreto Nº393/2020 de la Municipalidad
de Paraná-. Por ello, este Superior Tribunal de Justicia en Pleno, como

17
intérprete final de la Carta Magna Provincial y con el objeto de lograr
seguridad jurídica en los temas sometidos a análisis, debe expedirse a través
de este plenario.
II.- Será también ésta una forma de lograr criterios que
puedan conocer y seguir los jueces en instancia de grado basados en razones
“morales”, “técnicas” o de mera eficacia procesal, que deban entender en esta
materia, dictando sentencia en tres días -hábiles o inhábiles-,
Recordemos en palabras de la CSJN -refiriéndose a los fallos
por ella dictado- que “ la autoridad institucional de dichos precedentes,
fundada en la condición de este Tribunal de intérprete suprem o de la
C onstitución N acional y de las leyes dictadas en su consecuencia, da lugar a
que en oportunidad de fallar casos sustancialm ente análogos sus conclusiones
sean debidam ente consideradas y consecuentem ente seguidas tanto por esta
m ism a C orte com o por los tribunales inferiores.” (considerando 6°, “A rte
R adiotelevisivo A rgentino S .A ”, Fallos:337:47). Y acto seguido advirtió acerca
de que “sería en extrem o inconveniente para la com unidad si los precedentes
no fueran debidam ente considerados y consecuentem ente seguidos (conf.
Thom as M . C ooley citando al C anciller K ent, C onstitutional Lim itations, t. 1,
pág. 116). Y aun cuando ello no signifique que la autoridad de los
antecedentes sea decisiva en todos los supuestos, ni que pueda en m ateria
constitucional aplicarse el principio de stare decisis sin las debidas reservas
-conf. W illoughby, O n the C onstitution, t. 1, pág. 74-, no es m enos cierto que
cuando de las m odalidades del supuesto a fallarse, no resulta de m anera clara
el error y la inconveniencia de las decisiones ya recaídas sobre la cuestión
legal objeto del pleito, la solución del m ism o debe buscarse en la doctrina de
los referidos precedentes” (conf. doctrina de Fallos: 183:409 citado)” [en
COLEGIO DE ESCRIBANOS DE LA PROVINCIA DE BS AS c/ PEN
s/SUMARISIMO, sent. del 04/09/2018. Fallos: 341:1017].
III.- En el primer Acuerdo Plenario, culminé citando al Dr.
Rosatti al abordar en su obra esta problemática: “ la decisión contraria de dos
jueces frente a un m ism o tem a ¿viola el principio de igualdad? D icho de otro
m odo: si frente a la m ism a situación fáctica, dos justiciables recurren a la

18
justicia, obteniendo dos respuestas distintas y no solam ente distintas sino
contrarias, ¿se quiebra aquello de que el Estado debe tratar igual a quienes
están en igualdad de condiciones? El tem a rem ite, por un lado, al respeto por
la ponderación que los jueces realizan de los hechos y de las norm as en el
m arco del Estado de D erecho y, por otro, a la seguridad jurídica que requiere
certidum bre y previsibilidad en m ateria de resolución de conflictos. El prim er
factor se vincula con el rol del juez en el m arco de la división de poderes en un
sistem a de raíz continental (que no se define por la reiteración de los
precedentes) y el segundo con la necesidad de los justiciables” (Tratado de
Derecho Constitucional, Tomo I, Rubinzal Culzoni, 2010, pág. 188).
En esa disyuntiva y en esta temática que nos convoca, una vez
más inclino la balanza a favor de la “ necesidad de los justiciables” que en un
importante número han ocurrido a la justicia, y esperan una respuesta
previsible que contribuya a obtener seguridad jurídica.
Adelanto que, consecuentemente con los conceptos que he
glosado precedentemente, la decisión final a la que aquí se arribe será la
que aplicaré en todos los casos análogos que a partir del presente
lleguen a mi conocimiento.
IV.- En relación al them a decidendi, subrayo que
invariablemente he sostenido que, para considerar la procedencia de una
acción de amparo, ésta debe traspasar liminarmente el triple valladar
formal que establece el régimen legal aplicable en el art. 3 de la Ley
Nº 8369.
Por ello, también en estos supuestos, corresponde principiar el
examen escrutando si la herramienta a la cual se ha acudido para la
protección de los derechos que se aducían vulnerados, es la vía legal más
idónea; es decir, excluyente de las otras que están normativamente
previstas.
Y la respuesta a esta indagación, tal como concluí en un caso
de similares presupuestos fácticos y jurídicos in re "SEIP, ELIZABETH
LEONOR Y OTROS c/ MUNICIPALIDAD DE PARANÁ s/ ACCIÓN DE
AMPARO" (Expte. N° 24629, del 11/06/2020), será negativa.

19
Esto porque para decidir, se deben confrontar la pretensión
actoral con la norma que instituyó el pase a planta permanente de los actores
-y de otro número importante de personas- con los extensos argumentos en
los que se basó el Decreto 393/2020 DEM que trata y resuelve la situación
laboral de más de doscientos agentes; y las actuaciones previas, que sirvieron
de base a la decisión aquí cuestionada.
Debe, asimismo, contraponerse con lo dispuesto por la
Ordenanza Nº 9891 (publicada: 03.01.2020), que -en su art. 1º- declaró el
estado de emergencia administrativa, económica y financiera de la
Municipalidad de Paraná, con el objeto de ordenar el funcionamiento operativo
de la administración, alcanzar el equilibrio fiscal, mejorar el nivel de empleo
público y de distribución de ingresos fijada por un primigenio período de 180
días desde su publicación -art. 3º-, que estableció en el artículo 17°:
“ Instrúyese a las S ecretarías y S ubsecretarías, a revisar en un plazo no m ayor
a seis (6) m eses com putados a partir de la presente, las designaciones y
nom bram ientos efectuados relativas al personal, funciones, jerarquizaciones y
recategorizaciones, realizadas con posterioridad al 31/12/2018, con el
propósito de analizar su legalidad y en particular el cum plim iento y pertinencia
de los requisitos previstos para el cargo seleccionado. A sim ism o la S ecretaría
de H acienda, Inversión, Em pleo, C iencia y Tecnología deberá evaluar si existió
disponibilidad presupuestaria para el dictado de los actos adm inistrativos
observados”; y en el siguiente estipula: “ En el m arco de la revisión
encom endada en los artículos 16° y 17° de la presente, en caso de detectarse
irregularidades, om isiones o vicios que im pliquen la nulidad de los procesos de
selección y/o de las designaciones efectuadas, se procederá de conform idad
con lo establecido por la O rdenanza N ° 4220, texto ordenado por D ecreto
N °843/87 y las m odificatorias introducidas por O rdenanzas N ° 7056, 7215,
7455, 7564, 8868, 9006, 9471 y 9812”.
También ponderar las actuaciones iniciadas, conjuntamente
con las denuncias penales efectuadas por los supuestos delitos de
defraudación a la administración pública, malversación de caudales públicos y
violación de los deberes de los funcionarios públicos en la Unidad Fiscal de

20
Paraná, y que tales presentaciones dieron lugar, según lo invocado por la
accionada, al Legajo N°118.304, en el cual se dispuso con fecha 29 de octubre
de 2019 la apertura de causa y el inicio de la correspondiente Investigación
Penal Preparatoria, por reunirse los presupuestos del art. 212 del Cód.
Procesal Penal de la Provincia. Sumado a todo esto, lo informado por el
Tribunal de Cuentas y la Dirección General de Presupuesto y Planeamiento
Económico, y los posteriores Decretos Nºs 428/20 y 580/20. A lo que se
aduna las particulares circunstancias extraordinarias que se suscitaron a partir
de la situación creada por el COVID-19 y su impacto en la notificación de las
medidas dispuestas.
Todo lo cual, dada su evidente complejidad, corresponde sea
analizado en un procedimiento ordinario. Desentrañar la legitimidad o no del
obrar de la Municipalidad accionada, exige meritar ese complejo entramado
de actuaciones administrativas, penales, normas -ordenanza y decretos- así
como, diversas y excepcionales contingencias fácticas.
V.- Lo precedentemente expresado me conduce a asegurar que
éstos procesos, en los que también se impetra que se deje sin efecto lo
dispuesto en el Decreto N° 393/20 y se retrotraiga la situación laboral de los
reclamantes al momento previo de su dictado, resultan formalmente inviables
en virtud de la causal prevista en el inc. a) del art. 3 de la LPC.
Entiendo que quienes así reclaman tienen a su alcance otros
carriles judiciales idóneos y eficaces, donde también -de comprobarse los
presupuestos habilitantes- se podría disponer de la forma interesada; que han
sido ideados para un marco diferente de apreciación, de prueba e incluso de
responsabilidad por las consecuencias, como son las medidas cautelares
dentro del proceso contencioso administrativo.
Máxime en un sistema como el imperante (Ley Nº 7061, Título
Tercero, Capítulo IV - Medidas precautorias o cautelares), que ha sido amplio
en su consagración, permitiendo incluso que “ el tribunal pueda decretar
fundadam ente cualquier otra clase de m edida precautoria idónea…” (art. 33).
Resulta indispensable para la admisión del remedio excepcional
y sumarísimo del amparo que quienes soliciten protección judicial, acrediten

21
en debida forma, la inoperancia de las vías procesales ordinarias a fin de
reparar los perjuicios invocados (Fallos 330:4647) ya que no está destinado a
reemplazar medios ordinarios instituidos para la solución de las controversias
(Fallos: 300:1033).
Así lo he resuelto en los precedentes de la Sala Nº 1 del STJER
cuando ejercía competencia apelatoria en materia de amparo, "RAGGIO" -N°
20722, del 19/9/13-, “VILLANUEVA” -Nº 23710, del 24/10/18- y “SETAU
(2)” -N° 23936, del 18/3/19-; y del Pleno in rebus “CORTESI” -Nº 24381,
del 22/11/19- y “PETRUCCI” -Nº 24509, del 11/03/19-. Reitero, resulta
indispensable para la admisión del remedio excepcional y sumarísimo del
amparo, que quienes soliciten la protección judicial acrediten en debida forma,
la inoperancia de las vías procesales ordinarias a fin de reparar los perjuicios
invocados (Fallos 330:4647).
Esto no acontecía en el caso citado, ni en estos de similares
presupuestos fácticos y jurídicos, donde no se constata ningún elemento de
convicción objetivo que así permita corroborarlo, siendo un deber a cargo de
los amparistas demostrarlo.
Mi respuesta a este interrogante resulta, entonces,
negativa.
Así voto.-
A LA MISMA CUESTION EL SEÑOR VOCAL DR. GIORGIO
DIJO:
Sobre la plataforma fáctica de que el decreto 393 haya
revocado otro decreto del mismo municipio -de mas de 6 meses de
antigüedad- por el cual se dispusiera el pase a planta permanente del agente,
que no hubiera otro trámite o recurso iniciado por el agente, y que haya sido
promovida la acción dentro de los 30 días contados a partir de la notificación
efectiva del decreto 393, se analiza la admisibilidad y procedencia de la
acción.
Hecha la aclaración, corresponde analizar primeramente si la
acción de amparo por la que se pretende desafiar la legitimidad del acto
administrativo pluriindividual del Departamento Ejecutivo Municipal de Paraná,

22
decreto N.º 393, logra superar el test de admisibilidad que impone el art. 3 de
la Ley de Procedimientos Constitucionales.
En esta tarea cabe señalar que la causal prevista por el art.
3ro. inc. “a” de la LPC, en torno a la existencia de una vía administrativa
como causal de inadmisibilidad, conforme lo he destacado en reiteradas
ocasiones, ha quedado virtualmente derogada con la actual redacción del art.
56 de la Constitución Provincial, a tono con la redacción del art. 43 de la
Constitución Nacional, compartiendo ambas normativas la previsión de una
acción de amparo “siempre que no exista otro medio judicial más idóneo”
omitiendo referirse a otras vías administrativas, debiendo compartir una vez
mas, la posición asumida de mi colega, el Dr. Carubia al sostener que: "...en
el actual contexto norm ativo vigente, en tanto se verifiquen los presupuestos
esenciales de procedencia (art. 1 y 2, Ley N º 8369), no constituye causa de
inadm isibilidad de la acción de am paro la eventual existencia de otros
procedim ientos n o ju d iciales susceptibles de brindar solución a la actora
(cfm e.: art. 3, inc. a, ley cit.), habida cuenta que las explícitas norm as de los
arts. 43 de la C onstitución N acional y 56 de la C onstitución de Entre R íos,
posteriores a la Ley N º 8369, excluyen la vía del reclam o ad m in istrativo
com o procedim iento alternativo idóneo y preferente al de la acción de am paro
(cfm e.: m is votos, in rebus: “N A V A R R O ”, 28/3/10; “M A R A N I”, 10/5/10;
“FER R A R I del S EL”, 31/8/10; “Z A PA TA ”, 23/4/12; “G A S TA LD I”, 11/5/12,
“D EM O N TE”, 9/11/15; entre m uchos otros), por lo cual entiendo que otorgar
preem inencia alternativa a procedim ientos adm inistrativos com unes por sobre
el específico constitucional de la acción de am paro, esgrim iendo una sim ple
regla ritual de la ley provincial (art. 3, inc. a, Ley N º 8369) por sobre las
explícitas disposiciones posteriores de la C onstitución N acional (art. 43) y de la
C onstitución de Entre R íos (art. 56) que las derogan, im porta subvertir el
orden jerárquico de las norm as que prevé el art. 31 de la C onstitución
N acional y afecta la garantía consagrada en el art. 5 de la C onstitución de
Entre R íos". (voto al que adherí en autos “FACENDINI MARIA ROSA C/
INSTITUTO DE OBRA SOCIAL DE LA PROVINCIA DE ENTRE RÍOS S/ ACCION
DE AMPARO" Sent. Del 2/06/2017).-

23
Es decir, la remisión a los procedimientos administrativos como
causal de inadmisibilidad ha quedado virtualmente derogada por las normas
de mayor rango que hoy rigen la materia (arts 43 C.N 56 C.P.), siendo
oportuno destacar que ante la eventual existencia de otra vía judicial idónea,
la urgencia y los derechos alimentarios en juego justifican holgadamente la
viabilidad de la presente vía escogida, no pudiendo soslayarse que resultaría
desacertado obligar al justiciable a transitar la vía de un procedimiento
ordinario para la protección de sus derechos y garantías constitucionales
violentados, con el mayor tiempo que ello insumiría -desatendiendo la
urgencia del caso-, ante una inexistente complejidad jurídica de acuerdo a lo
que más adelante referiré, conculcándose sus derechos a trabajar, a mantener
su cargo de planta permanente y las condiciones de su relación de empleo,
significando en algunos casos verse privado completamente del salario en un
contexto verdaderamente inquietante provocado por la emergencia sanitaria y
el aislamiento social preventivo y obligatorio dispuesto por decreto de
necesidad y urgencia de la nación (Decreto N° 297/20), implicando ello una
situación objetiva que impacta directamente sobre la actividad económica del
país y en el sistema de producción de bienes y servicios, que limita la
realización de nuevas actividades donde encontrar otra fuente de ingresos.
Finalmente, en lo que concierne a los incs. b) y c) del art. 3
LPC, en tanto no se advierta ni se invoque por la accionada que exista otra
acción o recurso sobre el mismo hecho (o se halle pendiente de resolución),
se encuentre cumplimentando el juramento declarado de no haber
interpuesto acción o recurso en igual sentido, y se corrobore que la demanda
haya sido interpuesta dentro del término legal de 30 días contados a partir de
que el decreto le fuera notificado/a fehacientemente por cédula conforme se
lo indica el propio ordenamiento legal que rige la actividad administrativa de la
demandada (arts. 57, 58, 61 de la ordenanza 8257), deberá tenerse por
superados éstos requisitos de admisibilidad formal.
Así voto.-
A LA MISMA CUESTION EL SR. VOCAL DR. SALDUNA
DIJO:

24
Al comandar la votación en autos "MUÑOZ..." - Expte. Nº
24627, expuse:
"Amén de mi criterio en autos 'BALDESARI...' (24242),
'BARBOSA...' (24442 y 24479), 'SIEBENHAR...' (24474), 'CORNEJO...'
(24497), 'PETRUCCI...' (24509) y 'CUELLO...' (24578), entre otros, en este
caso y atento las especiales circunstancias, la conducta de la
administración merece censura por parte de este Poder Judicial en el
marco de un proceso de amparo y en los términos de la LPC.
'Si bien es cierto que en abstracto una modificación de las
condiciones de trabajo podría resultar -en determinados casos- habilitante de
esta vía heroica y excepcional, para que ello suceda deben verificarse
situaciones de extrema gravedad y palmaria arbitrariedad que
importen un ejercicio ilegal de una facultad discrecional' (del voto de la
Dra. Valentina Ramirez Amable, con mi adhesión, en autos 'SIEBENHAR
DEBORA NOEMI C/ MUNICIPALIDAD DE VILLA URQUIZA S/ ACCIÓN DE
AMPARO', Expte. No 24474 el resaltado es propio).
En el presente, observo cumplimentado la 'extrema gravedad'
y la 'palmaria arbitrariedad' que hacen a la procedencia de la demanda por vía
de amparo. Aquí, se mutó la estabilidad en el cargo de la señora Muñoz, por
vía unilateral de la administración".
Conforme lo transcripto, se impone la respuesta positiva al
interrogante propuesto.
Así voto.-
A LA MISMA CUESTION EL SR. VOCAL DR. CARBONELL
DIJO:
En relación al primer interrogante, cabe premilinarmente
establecer que la pretensión de los amparistas no logra superar el requisito de
admisibilidad que dispone el artículo 3 inciso "a" de la Ley 8369 .
Así pues, la acción de amparo será inadmisible cuando existan
otros procedimientos judiciales o administrativos que permitan obtener la
protección del derecho o garantía de que se trate, salvo que las circunstancias
resulten manifiestamente ineficaces e insuficientes para la protección del

25
derecho conculcado.
Ciertamente, si la violación de los derechos constitucionales
que se aducen vulnerados, pueden ser reparados por las vías ordinarias, con
mayor posibilidad de conocimiento y ejercicio de los derechos de defensa,
prueba y alegación, en el caso un juicio contencioso administrativo -con
posibilidad de despacho de medidas cautelares-, no cabe admitir esta vía
excepcional.
Ha dicho la Corte Suprema de Justicia de la Nación que el
amparo es un proceso excepcional, utilizable en delicadas y extremas
situaciones en las que, por carencia de otras vías aptas, peligra la salvaguarda
de derechos fundamentales, y exige circunstancias muy particulares
caracterizadas por la presencia de arbitrariedad o ilegalidad manifiestas que,
ante la ineficacia de los procedimientos ordinarios, originan un daño concreto
y grave, sólo eventualmente reparable por esta vía urgente y expeditiva
(Fallos: 310:576 y 2740; 311:612, 1974 y 2319; 314:1686; 317:1128;
323:1825 y 2097 y 327:5246, entre muchos otros).
Por tales razones voy a propiciar la inadmisibilidad de la vía, y
en consecuencia, por la negativa al primer interrogante.
Así voto.-
A LA SEGUNDA CUESTION PLANTEADA EL SEÑOR VOCAL
DR. CASTRILLON DIJO:
En cuanto a la procedencia sustancial del planteo actoral, si
bien las razones arriba expuestas van delineando también la respuesta a este
último interrogante, es dable reiterar una vez más que, conforme el art. 53 de
la Ordenanza N° 8256, " [e]l acto adm inistrativo m unicipal afectado de nulidad
absoluta se considera irregular y debe ser revocado o sustituido por razones
de ilegitim idad, aún en sede adm inistrativa. N o ob stan te, si el acto
estu viere firm e y con sen tid o y h u b iere g en erad o d erech os su b jetivos
q u e se estén cu m p lien d o, sólo se p od rá im p ed ir su su b sisten cia y la
d e los efectos aú n p en d ien tes, m ed ian te d eclaración ju d icial d e
n u lid ad".
He dicho antes y reitero ahora, que la cuestión objeto de

26
convocatoria no podría ser resuelta válidamente sin anclar el razonamiento en
esa norma y la antigüedad obtenida por el agente en planta permanente
(generadora de los derechos subjetivos que se estaban cumpliendo) pues de
lo contrario no habría sentencia “fundada en ley” ni tampoco constituiría -el
pronunciamiento- derivación razonada del “derecho vigente” con aplicación a
las circunstancias concretas de la causa, al omitir el tratamiento de aspectos
esenciales de la controversia traída a decisión del tribunal.
Es por ello que, la verificación del requisito de antigüedad tras
la firmeza del acto y, de la mano de ello, el devengamiento y goce de
derechos subjetivos derivados de la cuestionada designación que se estaban
cumpliendo al momento del dictado del decreto atacado, imponían el
inexorable tránsito por la vía establecida en dicho precepto que en el caso
constituía el derecho vigente al que debía sujetarse el Municipio, como
cualquier sujeto en un estado de derecho.
Dicho de otro modo, reunidas las condiciones legales los actos
de designación en planta permanente generaron derechos subjetivos que sólo
podían ser dejados sin efecto a través del canal correspondiente, es decir,
mediante la acción judicial de lesividad a la que se refiere el artículo
transcripto.
No es ocioso señalar, a pesar de su obviedad, que tal contexto
fáctico y normativo no impedía a la autoridad municipal proceder en tutela de
los intereses que a su entender debía resguardar, sino que esa legítima
pretensión debía ser encauzada por vías igualmente legítimas, que para el
caso no es otra que la mentada acción judicial, en lugar de -como hizo-
proceder unilateralmente haciendo tabla rasa con los derechos que la
normativa vigente les concede a los agentes afectados.
De tal modo, advierto que la demandada persigue ahora un
nuevo giro irregular que se añade a la ilicitud inicial causante de este conflicto:
impedir que los derechos fundamentales conculcados con la medida
arbitrariamente adoptada puedan ser reparados por esta acción heroica,
oponiéndoles a tal efecto el argumento de la supuesta ilegitimidad de su
designación para lograr la desestimación de la vía, cuando lo cierto y evidente

27
es que esos reparos debían en todo caso ser materia de debate en la acción
judicial que deliberadamente se “ahorró” al omitir el procedimiento impuesto
por la norma, subvirtiendo de esa forma el orden jurídico.
Es decir, por un lado la Administración soslaya y violenta el
mandato legal de acudir a sede judicial para discutir ampliamente las
condiciones de designación en planta permanente y asegurar el derecho de
defensa de los agentes municipales involucrados, y por otro lado cuando éstos
intentan encontrar amparo urgente frente a la manifiesta vulneración de sus
derechos subjetivos que se estaban cumpliendo, la misma Administración -que
violó antes el deber legal del art. 53- pretende oponerles ahora que ese
debate no corresponde a esta vía sino a la que el propio Municipio ignoró
premeditadamente, para de esa forma cerrar el círculo de desprotección y
vulnerabilidad en que situó a los administrados intentando privarlos del
derecho a la tutela judicial permanente y efectiva; lo cual resulta a todas luces
inaceptable como solución que pretenda ser justa al conflicto suscitado por las
autoridades municipales.
Allí residen, fundamentalmente, las razones de procedencia de
la acción heroica instada por los amparistas, por las que resulta ajustado a
derecho acoger su pretensión impugnativa del Decreto N° 393/20, a fin de que
la demandada inste por los canales pertinentes las acciones que a su entender
correspondan por las objeciones que esgrime sobre las condiciones de
designación.
A ello se añaden otros fundamentos no menos importantes que
seguidamente expondré, y que han sustentado mi posición ya expuesta en
este conflicto.
En ese orden, el decreto n° 393/20 cuya legitimidad se discute
por esta vía pretende quitar derechos al agente basándose únicamente en
errores de la propia administración, los que -en su caso- debieron ser
corregidos por los procedimientos que permiten volver sobre sus pasos y
sanear lo viciado, pero nunca a costa del administrado obrero que solo debe
prestar su trabajo diligentemente con idoneidad y eficiencia.
Está claro que la modificación del carácter del vínculo entre los

28
trabajadores y la municipalidad mediante el decreto nº 393/20 importó la
transformación de un aspecto esencial de esa relación jurídica, sobre todo
considerando que el "pase a planta" fue instrumentado por un acto
administrativo del propio municipio (con diferente gestión) que, por gozar de
la presunción que le confiere su condición de tal, la demandada no podía dejar
sin efecto por su sola intervención sin garantizar previa y ampliamente el
derecho de defensa a los afectados mediante el conducto procesal previsto
para ello.
El Municipio tenía a su alcance un remedio que la ley pone en
sus manos: la acción de lesividad, siendo el mecanismo y la vía procesal
adecuada a la que refiere el art. 53 de la Ordenanza Nº 8256. Al encontrarse
con situaciones como las que aquí nos convocan, la administración podría
suspender la continuidad de la ejecución de los efectos pendientes o futuros
del acto que critica, pero observando siempre como presupuesto ineludible de
legitimidad la manda de dar comienzo a las acciones judiciales de pretensión
anulatoria.
Ahora bien, aquí me detengo y resalto que los fundamentos
incorporados en los considerandos del decreto N º393 son totalmente ajenos y
por ende inoponibles al agente municipal de un escalafón inferior, que recién
pasa a ser protagonista cuando conoce de la precarización de su situación
laboral por vicisitudes que reitero no le son imputables.
En efecto, las designaciones luego atacadas por el decreto N°
393, en cuanto actos administrativos emanados de la autoridad demandada y
bajo la responsabilidad funcional de ella (no de los agentes allí comprendidos)
debieron reunir una motivación propia, ya sea directa porque representó un
nuevo cargo, un nuevo escalafón, un nuevo agente; o indirecta porque
reconoció las características, la idoneidad, la preparación de un agente que
cursaba su desempeño de forma precaria, poniendo en resguardo las
cuestiones contables y presupuestarias del acto dentro de la vida funcional y
económica del Municipio; pero todo ello constituye el sendero de
obligaciones funcionales del gobernante, no del empleado.
Dicho ello, a partir del dictado del acto y para adquirir la

29
ansiada estabilidad en el empleo, el proceso a cursar es el siguiente: se abre
un período de prueba que nuestra constitución provincial lo regula en un (1)
año, y que a su vez la Ordenanza Nº 4220 (que como cualquier norma puede
establecer un plazo aún más favorable que el precepto constitucional) lo fija
en seis (6) meses en favor del empleado; términos estos donde la
administración puede en una valoración discrecional, fundada y con
participación del agente hacer cesar los efectos de aquel acto -nombramiento
de planta permanente- por falta de idoneidad, aptitud y desempeño para el
cargo y la función para el cual el trabajador fue designado.
Pero advirtamos que esta última situación apuntada no
aconteció en los casos presentados, donde en la totalidad de ellos se
cumplieron los plazos señalados, superando los seis meses e incluso algunos
el año, sin mediar razones de ningún tipo inherentes a los trabajadores, que
justificaran la decisión de expurgarlos de la planta permanente encontrándose
ya cumplido y agotado el período de prueba.
En tales casos, si la Municipalidad pretendía cuestionar actos,
hechos, errores de forma o de procedimiento de pura responsabilidad de la
administración, debió volver sobre sus pasos mediante la declaración de
lesividad de tal acto, mas no invocarlos como supuestos argumentos
validatorios de lo decidido en el Decreto Nº 393/2020.
Es que, si el ente que ahora persigue dejar sin efecto las
designaciones en planta permanente, es el mismo que antes las dispuso
mediante acto que devino firme y generador de derechos, sirviéndose además
de pretensas justificaciones que resultan ajenas a los trabajadores (su
desempeño o condiciones personales) y, por el contrario, sólo hacen foco en
circunstancias políticas u organizativas del propio Municipio; es claro entonces
que ese obrar errático y autocontradictorio de la misma Administración no
pudo ser encaminado sino por la única vía legalmente admisible a ese efecto,
que es la acción judicial de lesividad garantizando amplia intervención y
defensa de los trabajadores y trabajadoras afectados/as, ante lo que prim a
facie no es sino un comportamiento estatal de pura arbitrariedad.
De allí que, la pretendida fundamentación de la medida contra

30
los agentes públicos, no se basa en cuestiones atinentes a su desempeño y su
probidad, muy por el contrario busca condenar a la desvinculación o a la
precarización laboral fundándose en hechos, actos y supuestas omisiones de la
propia administración que antes los había promovido a la planta permanente,
resultando todo ello una causal ajena a la vinculación de trabajo, e interna del
estado municipal, con el agravante de que la señalada carencia de
fundamentos válidos lo es respecto a la persona más débil de la relación, o
como ha dicho reiteradamente la Corte Nacional, el sujeto de preferente
tutela constitucional.
En función de ello y como he expresado anteriormente,
considero aplicables al sub lite los principios pro homine y de progresividad
que rigen los derechos humanos y entre ellos el derecho al trabajo, teniendo
especialmente en cuenta el art. 17 de la CN que ampara la inviolabilidad del
salario como derecho de propiedad adquirido y la protección integral del
salario que proyecta el art. 14 bis de la CN, garantizando la protección del
trabajo en sus diversas formas, el derecho a la retribución justa que se
incorpora al patrimonio sin poder ser privado arbitrariamente de ella, e igual
remuneración por igual tarea en condiciones dignas y cuya salvaguarda no
admite dilación alguna.
En igual sentido, considero también que las alegaciones
vertidas por el Municipio en relación a la emergencia económica y sanitaria o
al aspecto concursal para el ingreso a la planta permanente -no vigente- son
cuestiones ajenas e inimputables a todos los actores que, en resguardo de sus
derechos, tuvieron que acudir a la vía del amparo a los fines de lograr la
inoponibilidad de los efectos del mencionado decreto y el reintegro a su puesto
y fuente de trabajo.
En especial la situación concursal, no acreditada en autos por
quien tenía la posibilidad de probar dichos extremos (la existencia de llamados
a concursos, sus reglamentos, aprobación, designaciones por dicha vía desde
el 2008 a la fecha, etc.), deviene inaudible como argumento valedero para
obstar la procedencia del amparo, habida cuenta que el Municipio
insólitamente lo esgrime endilgándole responsabilidad al agente sin asumir su

31
propia responsabilidad por la falta de esos procedimientos (toda vez que no ha
traído constancias de que en verdad se hayan celebrado). No está demás
aclarar que la manda constitucional que marca la necesidad de ingreso por
concurso al empleo público a los fines de la estabilidad no es directamente
operativa y necesita para ello ser reglamentada a traves del dictado de leyes,
decretos, reglamentos, etc, lo que como he dicho no ha sido probado por el
ente demandado.
A lo que se añade que, en última instancia y como dije antes,
no se trata de cuestiones (las inherentes a los concursos de acceso a planta)
que deban o pueda justificar los actores en el marco de esta acción, sino que
debió hacerlo el propio Municipio por hallarse en mejores condiciones, y dentro
del amplio proceso de lesividad que, a todas luces, deliberadamente soslayó
con el inocultable propósito de colocar a los trabajadores en situación
vulnerable únicamente reparable por este medio.
En consecuencia y por todo lo hasta aquí expuesto, al segundo
interrogante de la convocatoria respondo por la afirmativa declarando
procedente la pretensión amparista y acogiendo la acción deducida.
Así voto.-
A LA MISMA CUESTION EL SEÑOR VOCAL DR. CARUBIA
DIJO:
Tal como me he pronunciado en la totalidad de los casos que
me ha tocado integrar el tribunal para decidir los reclamos de agentes
municipales afectados por el Decreto N° 393/20 del Departamento Ejecutivo
Municipal de Paraná, los reclamos exhiben clara procedencia sustancial, toda
vez que nos encontramos ante un acto administrativo que pretende dejar sin
efecto, por sí y ante sí, otro acto administrativo que exhibe la totalidad de sus
requisitos constitutivos de la natural apariencia de validez, legitimidad y
ejecutoriedad, que generó derechos subjetivos para el reclamante, ha
cumplido sus efectos y el municipio los reconoció ciegamente durante casi un
año en la mayoría de los casos analizados, por lo cual, si alguna razón de
ilegitimidad pudiera fundamentar una invalidez del acto originario,
necesariamente la Administración debería acudir a la justicia para examinarla

32
y, en su caso, declarar la nulidad, con la debida intervención del tercero
afectado en pleno ejercicio de sus derechos de defensa en juicio, conforme
emerge, no solo del más básico sentido común en un verdadero Estado de
Derecho, sino además de principios y normas elementales del Derecho
Administrativo, con el agravante, en estos supuestos, que la Municipalidad de
Paraná cuenta con normas específicas -las cita puntualmente el preopinante-
que inequívocamente indican la imperiosa necesidad de proceder de este
modo y no, precisamente, como lo hizo el municipio en contra de su propia
normativa.-
Por lo demás, la mera invocación -en modo alguno acreditada
en estos casos- de probables violaciones a determinadas normas o
procedimientos que pudieran acarrear algún tipo de ilegitimidad a los actos
administrativos originarios, no es posible advertirlos palmariamente ni podrían
igualmente justificar el proceder adoptado, precisamente por haber generado
aquellos actos derechos subjetivos que el municipio religiosamente ha
observado y cumplimentado.-
Finalmente, la Municipalidad de Paraná en su Ordenanza N°
4220 (cftr.: art. 7, 1er. párr.) contempla un plazo de provisionalidad para las
designaciones de sus empleados que es sólo de SEIS meses y no he visto casi
ningún caso de éstos, en que no haya sido superado ese lapso por los agentes
designados. Por lo demás, el Decreto N° 393/20 no hace referencia ni se
fundamenta en eventual mal desempeño, inidoneidad, incapacidad física o
psíquica del agente para no confirmarlo en el cargo, lo cual debió concretar, de
todos modos, dentro de los seis meses de la designación, sino simplemente en
la mera declamación de supuestas razones de ilegitimidad que debió
demostrar, en todo caso, en la vía judicial previa fundada declaración de
lesividad de cada acto.-
Por consiguiente, coincidiendo con lo expresado por el Dr.
Castrillón en el voto que antecede, ratifico el criterio que he sustentado,
respondiendo afirmativamente también al planteo formulado en esta segunda
cuestión.-
Así voto.-

33
A LA MISMA CUESTIÓN EL SEÑOR VOCAL DR.
CARLOMAGNO DIJO:
A efectos de otorgar respuesta al cuestionamiento planteado,
debe partirse de la normativa constitucional, legal y reglamentaria aplicable al
caso.
El art. 16 de la Constitución Nacional prevé el requisito de
idoneidad para el empleo, y el art. 36 de la Constitución Provincial se refiere
específicamente a los requisitos de idoneidad y concurso requeridos para el
ingreso como empleados de la Administración municipal.
Conforme a la manda de la última parte del art. 36, de la
Constitución Provincial, y en sintonía con el principio constitucional de las
autonomías municipales consagrado en los arts. 5 y 123 CN, y en art. 231
C.Pcial., el derecho a la estabilidad ha sido receptado mediante la Ley 10.027
de Régimen Municipal (arts. 8 y 107), y reglamentado en el ámbito de la
Municipalidad de Paraná por la Ordenanza N° 4220 que regula el Estatuto del
Empleado Municipal de Paraná, que contiene los requisitos de ingreso del
personal comunal, así: el art. 7 de la Ordenanza N° 4220, dispone que " El
titular del cargo, ya lo sea por ascenso o ingreso, tendrá carácter provisional
durante los prim eros seis m eses y será confirm ado definitivam ente si a la
term inación del período establecido probara su eficiencia e idoneidad…". A los
fines de la estabilidad, el Estatuto del Empleado Municipal de Paraná
reglamenta otro plazo menor al año (a diferencia de la Ley 10.027 de Régimen
Municipal), aunque no mayor , precepto éste que favorece al trabajador.
En el Artículo 5º de la Ordenanza N° 4220 establece que " Para
el ingreso del personal adm inistrativo la justificación de la idoneidad se hará
m ediante exam en o concurso de com petencia…"; también refieren a tal
condición de ingreso los arts. 8 y art. 9 de la Ordenanza.
Asimismo, rige la Ordenanza N° 7215 de "Escalafón de
Aplicación al Personal de Planta Permanente" comprendido en los alcances del
Estatuto del Empleado Municipal de Paraná -Ordenanza N° 4220- (conf. su art.
1°), que indica cuales son las condiciones generales de ingreso en sus arts. 3
y 4, y la condición de cargo presupuestado vacante para las designaciones:

34
Artículo 11: " Producida una vacante en el tram o prom oción
autom ática de cualquiera de los agrupam ientos anunciados en el artículo 2º, el
cargo de presupuesto de la vacante sólo podrá atender una designación en la
categoría básica prevista para cada uno de ellos".
Artículo 12: " Producida una vacante en el agrupam iento
jerárquico, la dirección de Personal deberá com unicar tal novedad en form a
inm ediata al D epartam ento Ejecutivo u H onorable C oncejo D eliberante,
quienes dispondrán el llam ado a concurso para cubrir dicha vacancia dentro de
los treinta días de producida la m ism a".
Para que opere el derecho a la estabilidad no basta con
el mero transcurso del plazo, sino que las designaciones deben haber
sido legítimas. Tal es el criterio reiteradamente sostenido por este Superior
Tribunal de Justicia que "... la g aran tía con stitu cion al d e la estab ilid ad en
el em p leo p ú b lico (art. 21, C onst. de E. R íos) -actualmente, el art. 42
Constitución de Entre Ríos- , si bien tiende a asegurar los efectos de la
designación originaria del em pleado público tanto com o los derivados de sus
ascensos escalafonarios no con stitu ye -en rig or- una cláu su la
au tom áticam en te op erativa d e m od o con com itan te con la d esig n ación
del sujeto en el em pleo o en su nueva categoría del escalafón, sin o q u e
req u iere la satisfacción d e req u isitos in soslayab les que configuran el
presupuesto de su operatividad y consecuente adquisición del derecho por
parte del agente: leg ítim a d esig n ación y un año consecutivo de servicio,
perdurando su buena conducta, sus aptitudes físicas y m ental y la contracción
eficiente para la función encom endada (cfrt: art. 21, C onst. de E. R íos y art.
18, Ley N º3001).", el resaltado es propio ("SENESTRARI, FELIPE RAMON Y
OTROS C/JUNTA DE FOMENTO DE VILLA PARANACITO", sentencia en materia
contencioso administrativa del 7/12/94).
Por tanto, las designaciones efectuadas sin haber
satisfecho todos los requisitos que la normativa antes citada exigen
para constituir la "legítima designación", no resultan irrevocables ya
que no han generado derechos adquiridos en favor de los agentes. De allí que
no fue necesario que el municipio ocurriera a sede judicial a fin de requerir la

35
anulación de los Decretos de designación a planta permanente dictados por el
DEM en el año 2019, asistiéndole al órgano competente la facultad de
remover, consecuencia natural del derecho de nombrar (art. 107 inc.
h Ley N° 10.027).
Precisado lo anterior, no se avizora arbitrariedad en el
contenido del Decreto N° 393/20 que torne ilegítima la decisión allí
dispuesta (arts. 1° y 2° LPC). Más allá de que hace expresa mención de
que las designaciones que detalla no cumplen el estricto requisito temporal de
un año calendario exigido para adquirir la estabilidad propia en el cargo
-obviando el plazo dispuesto en la Ordenanza N° 4220-, lo cierto es que
refiere a la falta de otros recaudos (existencia de cargo vacante, partida
presupuestaria y falta de examen o concurso previo a las designaciones).
El Decreto Nº 393/2020 se encuentra debidamente fundado,
señalando los vicios que allí se advierten sobre las designaciones a planta
permanente efectuadas por los decretos del DEM durante el año 2019, y con
respaldo legal en las normas locales que rigen la materia y así lo autorizan
(arts. 9, 16 y 17 Ordenanza de Emergencia Económica y Administrativa N°
9891 promulgada por Decreto N° 83; art. 53, primera parte de la Ordenanza
N° 8256 de Trámite Administrativo).
En efecto, en los considerandos del Decreto N° 393/20 se
invocan, como motivo fundante de la revocación de los nombramientos, lo
dispuesto en el art. 50 Ordenanza N° 8256; la falta de cumplimiento de
concursos conforme a lo estatuido en Ordenanza N° 4220 , sus modificatorias
y en la Constitución provincial; que los cargos asignados fueron dispuestos sin
un basamento funcional o de servicio para el otorgamiento de las funciones en
planta permanente y con la ausencia del informe previo sobre el crédito
presupuestario vigente al momento de otorgar las designaciones.
El Decreto N° 393/20 se refiere a la situación en particular de
cada uno de los agentes municipales, estableciendo respectivamente, las
razones fundantes de la revocación de sus designaciones en la planta
permanente del personal municipal. Asimismo, resalta que los vicios señalados
respecto a cada uno de los agentes importan la nulidad por trasgredir el

36
ordenamiento jurídico (art.2 inc. c) Ordenanza N° 4220, arts. 36 y 65
Constitución provincial, arts. 16 y 28 Constitución Nacional), conforme lo
dispuesto en el art. 53 Ordenanza N° 8256 y en uso de las facultades
discrecionales otorgadas por Ley N° 10.027.
Por todo lo expuesto, la pretensión de los demandantes no
resulta procedente, atento a que no se constata arbitrariedad ni irregularidad
del Decreto Nº 393/2020 DEM, el cual ha sido dictado en observancia de la
normativa legal y constitucional aplicable; ya que, deja sin efecto
designaciones ilegítimas, no habiendo -en consecuencia- afectación de los
derechos que se denuncian como adquiridos.
Así voto.-
A LA MISMA CUESTIÓN LA SRA. VOCAL DRA. MEDINA
DIJO:
Siendo necesario expedirme sobre el segundo aspecto en
consideración, expreso que dentro del estrecho margen de apreciación que
admite este especial proceso constitucional, no es posible advertir en los casos
de marras, de forma manifiesta, las condiciones que permitan viabilizar las
acciones interpuestas en los términos previstos en los artículos 1 y 2 de la
LPC; siendo dable agregar en este sentido que, la delimitación entre el análisis
de admisibilidad y el de procedencia de la acción de amparo, no siempre
resulta una tarea sencilla y nítida en sus conclusiones, sino que suelen
rozarse y entrecruzarse ambas esferas de análisis. Ello, y atento que se han
promovido acciones imputando un obrar arbitrario e ilegítimo por parte de la
Municipalidad, entiendo que en el sub judice se da dicho supuesto, y considero
necesario a los fines de su dilucidación y resolución, examinar las
circunstancias que condujeron a la accionada al dictado del acto administrativo
cuestionado. Sin lugar a dudas, la cuestión amerita otro ámbito y tipo de
proceso que habilite el estudio, debate y producción de pruebas más amplio,
como los que brinda el derecho administrativo local, que cuenta con
alternativas adecuadas e incluso prevé herramientas procesales de índole
cautelar.
Así voto.-

37
A LA MISMA CUESTIÓN EL SR. VOCAL DR. SMALDONE
DIJO:
I.- En relación al segundo interrogante, reitero lo manifestado
en cuanto a que la pretensión actoral en los casos traídos a este Acuerdo
Plenario-, según mi postura, no logra superar los presupuestos de procedencia
Arts. 1 y 2- estructurados por la Ley de Procedimientos Constitucionales.
La ilegitimidad manifiesta y la irreparabilidad del perjuicio
constituyen requisitos esenciales para articular la acción de amparo cuando no
existen otros procedimientos judiciales o administrativos que permitan obtener
la protección del derecho denunciado como violado. Debe -en el reducido
contexto del amparo- surgir ostensible o palmaria la ilegitimidad del acto
atacado, alegado como lesivo de los derechos constitucionales invocados.
Patentizado tal presupuesto, se evidencia la necesaria apertura
de este remedio residual, heroico y excepcional y, en contrapartida, ante la
ausencia del mencionado requisito, la acción de amparo debe rechazarse.
La actora acude a este especial proceso constitucional, creado
para lograr la oportuna restauración de la lesión de un derecho de raigambre
constitucional, ilegítimamente producida por un acto, hecho u omisión de un
tercero, debiendo tal ilegitimidad revelarse de modo manifiesto, apareciendo
en grado de evidencia, dentro del limitado margen de apreciación que permite
la naturaleza sumaria de esta acción.
La Corte Suprema de Justicia de la Nación ha señalado que el
amparo es un proceso excepcional, utilizable en delicadas y extremas
situaciones en las que, por carencia de otras vías aptas, peligra la salvaguarda
de derechos fundamentales. Exige de circunstancias muy particulares
caracterizadas por la presencia de arbitrariedad o ilegalidad manifiestas que,
ante la ineficacia de los procedimientos ordinarios, originan un daño concreto
y grave, sólo eventualmente reparable por esta vía urgente y expeditiva
( Fallos: 310:576 y 2740; 311:612, 1974 y 2319; 314:1686; 317:1128;
323:1825 y 2097 y 327:5246, entre m uchos otros).
Bajo estas pautas, en los casos analizados, no se ha
constatado la presencia de arbitrariedad o ilegalidad manifiestas ni gravamen

38
irreparable alguno que imposibilite continuar el litigio por la vías legales
previstas, especialmente en aquellos supuestos en que, por instrucción del
Decreto Nº 393/2020 D.E.M., se habría garantizado -aunque con otra
calificación- la continuidad laboral, debido a que, si bien dejó sin efecto las
designaciones en la planta permanente, expresamente contempló la
posibilidad de conservar el vínculo mediante la modalidad de contratación
vigente anterior a la designación; de esta manera, la actora pudo haber
optado por la continuidad de su relación de trabajo con el municipio, prestar
servicios y percibir el salario conforme a las modalidades convenidas con la
demandada -cuestiones que también podrán ser rebatidas fuera del ámbito del
amparo-.
Las consideraciones realizadas no importan abrir juicio
definitivo sobre la legitimidad de la pretensión sustancial de la actora en orden
a los derechos que entiende le asisten, la que podrá ser debatida y dilucidada
por un proceso distinto, más idóneo que la vía excepcional deducida.
II- Finalmente, adelanto que aplicaré el criterio contrario al
expuesto, si es que resulta mayoritario, para que no cursen desenlaces
diferentes provenientes de un mismo tribunal; en la creencia de asegurar, por
tal conducto, los principios de seguridad jurídica e igualdad.
Así voto.-
A LA MISMA CUESTIÓN LA SRA. VOCAL DRA. MIZAWAK
DIJO:
I.- Los conceptos que vertí al tratar el primer interrogante
tienen directa incidencia para responder a esta segunda cuestión.
En efecto, “ la arb itraried ad o ileg alid ad m an ifiesta
req u iere q u e la lesión d e los d erech os o g aran tías recon ocid os resu lte
d el acto u om isión de la au torid ad p ú b lica en form a clara e
in eq u ívoca, sin n ecesid ad d e u n larg o y p rofu n d o estu d io d e los
h ech os, n i d e u n am p lio d eb ate y p ru eb a” (CSJN. Fallos: 325:2583)
Por ello, para que las acciones de amparo que nos convocan
resultasen procedentes debería surgir nítido y ostensible que lo decido en el
Decreto Nº 393/20 es palmariamente arbitrario e ilegítimo, lo cual no se ha

39
cumplido satisfactoriamente.
No emerge de las constancias de autos que se haya respetado
el método legal establecido para la incorporación a la administración pública
-concurso- (Ordenanza Municipal N°4220 y el decreto reglamentario
N°517/09).
Tampoco se acreditó (lo que resulta más grave aún) que se
diera previamente otra condición ineludible: cargos vacantes y las partidas
presupuestarias que permitiesen aquel pase a planta permanente.
Y por no revelarse de manera diáfana que los amparistas
hubieran ingresado a la administración como agentes de planta permanente,
respetándose los procedimientos y recaudos que establece el régimen
imperante - legítim a designación, previo proceso de selección, a través de un
acto adm inistrativo expreso y regular, en cargo vacante y presupuestado-, no
se constata que se hallen cumplidos los requisitos necesarios para adquirir la
garantía de estabilidad en el empleo público.
En pocas palabras: no se ha podido verificar que el decreto
atacado sea evidentemente contrario a derecho; y, por el contrario, sí podrían
serlo los que alegaban los articulantes como fundante de sus derechos. Es
decir, no se comprueba indubitablemente, dentro de los límites de este
acotado procedimiento, que estén satisfechas las exigencias para la
procedencia de este excepcional remedio (arts. 1 y 2 Ley Nº 8369).
En todo caso, tales cuestiones deben ser dirimidas a través de
un proceso ordinario, con posibilidad amplia de alegación y prueba.
II.- Considero que para la dilucidación de estos casos, se debe
tener en cuenta que el máximo tribunal federal ha resuelto: « Por lo tanto,
su p u esta la irreg u larid ad d el acto p or con llevar un vicio que
d eterm in a su n u lid ad ab solu ta, resu lta en p rin cip io leg ítim a la
activid ad revocatoria d e la p rop ia A d m in istración , salvo que concurra la
excepción señalada en el párrafo anterior. [que el acto se encontrara "firme y
consentido y hubiere generado derechos subjetivos que se estén cumpliendo].
E sa p otestad ad m in istrativa -com o se adelantó, d e ejercicio in ex cu sab le
cu an d o es p roced en te- en cu en tra su ficien te ju stificación en la

40
n ecesid ad d e restab lecer sin d ilacion es el im p erio d e la ju rid icid ad ,
com p rom etid a p or la ex isten cia d e u n acto afectad o d e n u lid ad
ab solu ta y q u e, p or esa razón , carece d e la estab ilid ad p rop ia d e los
actos reg u lares y n o p u ed e g en erar válid am en te d erech os su b jetivos
d e los p articu lares fren te al ord en p ú b lico in teresad o en la vig en cia d e
la leg alid ad (doctrina de Fallos: 250:491, considerando 6° y sus citas;
302:545; 304:898; 314:322).» [CSJN. Fallos: 341:1679].
Además, no podemos perder de vista que este Tribunal ha
manifestado: « la estabilidad (del acto) cede ante la presencia de vicios
form ales sustanciales trascendentes o cuando han sido em itidos sobre base de
presupuestos fácticos m anifiestam ente irregulares pues en tales hipótesis la
revisión d e oficio d el acto n u lo d e p len o d erech o, ya sea revocán d olo,
su stitu yén d olo, m od ificán d olo, tien e carácter ob lig atorio» [ in re
“AEROVIP S.A. c/Estado Provincial s/demanda contencioso
administrativa”, sentencia del 4/5/2000].
El STJER también ha sostenido que « … la Ley N acional de
Procedim iento A dm inistrativo en el art. 18º prevé que podrá ser revocado el
acto regular del que hubieran nacido derechos subjetivos a favor de los
adm inistrados si "el interesado hubiere conocido el vicio". R egulación, claro
está, que refiere a las facu ltad es revocatorias de la p rop ia
ad m in istración en su sed e. En este sentido, el artículo 17 inc. e) del
C ódigo Procesal A dm inistrativo provincial prevé la "an u lación d e los actos
irrevocab les ad m in istrativam en te". O b viam en te, cu alq u ier
razon am ien to d e su b su n ción ex ig e la p revia in terp retación d e los
térm in os "actos irrevocab les ad m in istrativam en te". En tal sentido, y
siguiendo la construcción teórica de la C orte S uprem a de Justicia y aún de la
doctrina nacional -com o una guía m ás sobre la correcta interpretación que
corresponde asignarle al referido artículo-, en "Furlotti S etien H nos. S .A . c/
Instituto N ac. de V itivinicultura" Fallos: 314:322, el m áxim o tribunal consideró
que la A d m in istración p od ía revocar en su sed e los actos irreg u lares
salvo cu an d o éstos "h u b iere(n ) g en erad o d erech os su b jetivos q u e se
estén cu m p lien d o» [ in re "ESTADO PROVINCIAL C/ ROMERO SERGIO

41
EDUARDO - ACCION DE LESIVIDAD S/ RECURSO DE
INAPLICABILIDAD DE LEY", sent. del 11/12/2015] (lo resaltado me
pertenece).
Se colige de todo lo expresado que es la vía ordinaria
establecida por Ley Nº7061, con pleno ejercicio del derecho de contradicción y
vasta producción de prueba, donde se podría analizar si ante las
irregularidades alegadas en el acto cuestionado, la accionada tenía o no la
facultad y/o incluso el deber (en ejercicio de su autotutela) de revocar las
disposiciones de designación en planta permanente en cargos que no estarían
presupuestados.
III.- En virtud de tales razones, y en consonancia con lo que
concluyen los Dres. Carlomagno, Smaldone y Medina, me expido
negativamente sobre esta cuestión.
Así voto.-
A LA MISMA CUESTIÓN EL SR. VOCAL DR. GIORGIO
DIJO:
Superados los obstáculos formales que impone el art. 3 de la
LPC, corresponde evaluar la procedencia de la acción, y analizar si el decreto
393 es ilegítimo en cuanto retrotrae la estable situación laboral que gozaba el
justiciable como consecuencia de otro decreto que le concediera el pase a
planta permanente del municipio.
Antes de evaluar las razones que llevaron al municipio al
dictado del Decreto 393, revocando el decreto que anteriormente dispusiera el
pase a planta permanente del justiciable, lo que verdaderamente compete a
éste proceso es puntualizar lo que pacíficamente comparte la doctrina ya
jurisprudencia, esto es, que la administración puede revocar por sí y ante sí
los actos administrativos, siempre y cuando dicho acto no haya generado
derechos subjetivos.
A nivel Nacional ésta regla se encuentra expresamente
prevista por el art. 17 de la Ley 19.549 al expresar “El acto adm inistrativo
afectado de nulidad absoluta se considera irregular y debe ser revocado o
sustituido por razones de ilegitim idad aun en sede adm inistrativa. N o

42
obstante, si el acto estu viere firm e y con sen tid o y h u b iere g en erad o
d erech os su b jetivos que se estén cum pliendo, sólo se podrá im pedir su
subsistencia y la de los efectos aún pendientes m ediante d eclaración
ju d icial d e n u lid ad .-”; a nivel Provincial se encuentra tácitamente prevista
en la Ley 7061 cuando delimita el contenido de la acción y la pretensión
procesal del fuero contencioso administrativo al referir en su art. 17 “El
dem andante podrá pretender: e) La anulación de los actos irrevocab les
ad m in istrativam en te, previam ente declarados lesivos a los intereses
públicos por razones de ilegitim idad.”, o por caso también en el art. 53 del
mismo código ritual cuando describe que en el procedimiento ordinario “La
dem anda se notificará: d) En la acción de lesivid ad , a el o los beneficiarios
del acto im pugnado.”;
Y a nivel Municipal -de Paraná-, tiene su recepción normativa
en la ordenanza de trámites administrativos N°8256, más precisamente en su
art. 53 cuando expresa: “ El acto adm inistrativo m unicipal afectado de nulidad
absoluta se considera irreg u lar y debe ser revocado o sustituido por razones
de ilegitim idad, aún en sede adm inistrativa. N o ob stan te, si el acto
estu viere firm e y con sen tid o y h u b iere g en erad o d erech os su b jetivos
q u e se estén cu m p lien d o, sólo se p od rá im p ed ir su su b sisten cia y la
d e los efectos aú n p en d ien tes, m ed ian te d eclaración ju d icial d e
n u lid ad ". Y en el art. 54 que reza: “El acto adm inistrativo m unicipal regular
de alcance particular, del que hubieren nacido derechos subjetivos a favor de
los adm inistrados, n o p u ed e ser revocad o, m od ificad o o su stitu id o en
sed e ad m in istrativa, u n a vez n otificad o.”. Es decir, el acto administrativo
que ha generado derechos subjetivos sobre un particular, aun cuando fuere
considerado “irregular” por estar afectado de nulidad absoluta, no puede ser
revocado en sede administrativa una vez notificado al destinatario.
Se trata de de una regla general, cuyo fin es resguardar el
principio de estabilidad y ejecutoriedad de todo acto administrativo, en
sintonía con la presunción de legitimidad de los actos administrativos y en
salvaguarda de la seguridad jurídica.
El Decreto que designara al amparista en planta permanente

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está dotado de presunción de legitimidad -como todo acto administrativo- en
los términos del art. 52 de la ordenanza 8256, lo que significa ni mas ni
menos que debe presumirse que ha sido dictado de conformidad con el
ordenamiento jurídico, debiendo destacarse que la ilegitimidad acusada por
el decreto 393 se sustenta en auditorias del Tribunal de Cuentas, informes de
la Dirección General de Presupuesto y Planeamiento Económico, denuncias
penales efectuadas por los supuestos delitos de defraudación a la
administración pública, malversación de caudales públicos y violación de los
deberes de los funcionarios públicos, etc. y otros extensos argumentos en los
que se basa el Decreto 393/2020 DEM; todo ello con el objeto de ordenar el
funcionamiento operativo de la administración, y alcanzar el equilibrio fiscal, y
mejorar el nivel de empleo público, a partir de la Ordenanza Nº 9891, que
declaró el estado de emergencia administrativa, económica y financiera de la
Municipalidad de Paraná y que dispuso la realización de un relevamiento
informatizado de recursos humanos, integral y operativo, de la administración
municipal con la finalidad de recopilar la información necesaria que permita
conocer el actual estado de la planta de personal del municipio en cuanto a su
cantidad y distribución según escalafones, agrupamientos funcionales,
categorías, localización administrativa, situación de revista y funciones (arts. 1
y 20).
Es decir, la ilegitimidad del acto revocado no surgiría de vicios
que se adviertan en el mismo instrumento sino de los vastos y complejos
fundamentos que se volcaron en el decreto 393, con lo cual se trataría
entonces de un acto regular, debiéndose entender por acto regular aquel que
cumple con los requisitos mínimos de validez, es decir que se muestren
válidos -al menos en apariencia- cuanto a la competencia y la forma (CSJN,
fallos 250:491; 255:231; 258:299 y 265:349), lo que hace difícil suponer que
“la parte interesada hubiera conocido el vicio” en los términos del art. 54 de la
Ord. 8256.
Pero lo relevante, es determinar si al momento del dictado del
dec. 393 tenía el amparista un derecho subjetivo, debiendo para ello
remitirnos al Estatuto de Estabilidad y Escalafón de Empleados y Obreros

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Municipales Ordenanza nº 4220, que en su artículo 7 describe la situación en
la que se encuentra el amparista. Allí expresa: “E l titu lar d el carg o, ya lo
sea p or ascen so o in g reso, ten d rá carácter p rovision al d u ran te los
p rim eros seis m eses y será con firm ad o d efin itivam en te si a la
term in ación d el p eríod o estab lecid o p rob ara su eficien cia e id on eid ad .
A los fines de la eficiencia e idoneidad, el jefe de la sección, dependencia o
repartición, deberá inform ar, transcurrido los seis m eses de prueba, al
Tribunal A dm inistrativo si corresponde o no su confirm ación. S i no se
cum pliera con este requisito o se com probara que las condiciones del agente
expresado en el inform e no fueren un fiel reflejo de la verdad, se considerará
falta grave en el cum plim iento de su deber.”
Las situaciones jurídicas subjetivas en que un particular puede
encontrarse frente a la administración, pueden ser desfavorables o favorables,
siendo estas estas últimas generalmente clasificadas en Derecho Subjetivo,
Interés Legítimo, Interés Difuso o de Incidencia Colectiva (según la creación
pretoriana de la Corte en “H alabi”) e interés simple.
En lo que aquí interesa, el derecho subjetivo -que importa el
máximo grado de tutela jurídica- exige la existencia de una norma que tutele
de manera directa e inmediata el interés de un particular, mientras que
el interés legítimo requiere -tan solo- la existencia de una norma jurídica que
tutele de modo indirecto y mediato un interés público, a lo que se suma
que, para lograr operativa la tutela jurídica, el administrado debe estar en una
posición diferente y/o particular respecto del resto del público en
general, de lo contrario no podrá exigir la tutela al reparo de dicha norma.
(Por ejemplo, si una norma establece que el cargo de Director de un Hospital
será concursado por quienes tengan titulo profesional de medico -norma de
interés público, pues interesa al público en general que dicho cargo sea
ocupado por un profesional de la medicina y no de otra ciencia-, para exigir
su cumplimiento el interesado deberá diferenciarse del resto de los
administrados acreditando haberse inscripto en el concurso, -pues su
observancia podría traducirse en una chance de posicionarse con mas ventaja
en el concurso-).

45
La norma que contempla la situación del amparista en el caso
concreto -y que transcribí mas arriba-, claramente tutela un interés particular
(el del “titular del cargo”) y lo hace de manera directa e inmediata
(disponiendo que “será confirm ado definitivam ente”), aunque en su redacción,
condicione la confirmación definitiva en el cargo, a la comprobación de su
eficiencia e idoneidad.
Es posible que la norma en cuestión no determine que la actora
se encuentre cubierta por la garantía constitucional de la estabilidad,
tratándose de una ordenanza local -que exige un plazo menor al de la carta
magna-, sin embargo, advierto que la norma local dispone sin dudas un
derecho subjetivo a “ser confirmado definitivamente” en caso de probar su
eficiencia e idoneidad culminado el plazo de prueba para la adquisición de la
estabilidad municipal de seis meses, mecanismo éste que se encuentra
obligado a activar su superior jerárquico, ya que la misma norma se encarga
de precisar: “ A los fines de la eficiencia e idoneidad, el jefe de la sección,
dependencia o repartición, d eb erá in form ar, tran scu rrid o los seis m eses
de p ru eb a, al T rib u n al A d m in istrativo si corresp on d e o no su
con firm ación . S i n o se cu m p liera con este requisito o se com probara que
las condiciones del agente expresado en el inform e no fueren un fiel reflejo de
la verdad, se con sid erará falta g rave en el cum plim iento de su deber.”.
Dicho de otro modo, el derecho que emana de la norma podría
no ser la garantía constitucional a la estabilidad, pero al menos a obtener la
estabilidad municipal dispuesta por ordenanza, probando su eficiencia e
idoneidad mediante los mecanismos que estime discrecional y/o
legalmente apropiados (si es que para ese entonces no lo probó). Pero a fin
de cuentas, prevé un derecho: “a ser confirm ado/a”, independientemente del
mecanismo que disponga la administración para poner a prueba su eficiencia e
idoneidad.
A la luz de ésta interpretación es que me aventuro a decir que
la norma está mas cerca de configurar un derecho subjetivo, que de un tibio
interés legítimo, pues reitero, tutela de manera directa su interés particular, lo
que no implica que necesariamente cuente con la garantía constitucional a la

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estabilidad, sino el derecho a “ser confirmado/a en el cargo previa acreditación
de su idoneidad”, o lo que es lo mismo, a “probar su idoneidad y eficiencia,
para luego ser confirmada”. Al menos en la órbita municipal. Y si existe un
derecho subjetivo, aunque haya sido consagrado por ordenanza, la
administración se encuentra impedida de revocar aquel acto que lo concedió
por su propia actividad administrativa mediante el dictado de un acto. Es
decir, por su propia voluntad.
Baste decir, a los fines de determinar si la administración podía
revocar por sí y ante sí el decreto en cuestión, que allí hay un derecho más
allá de la interpretación que se le dé. No es solo una mera expectativa, ni un
interés legítimo, restando agregar que tampoco se invoca en el decreto
razones vinculadas con la falta de eficiencia e idoneidad a las que está sujeta
la confirmación en el cargo, sino -como ya dije-, se invocan extensos
fundamentos, informes y denuncias penales.
No puedo dejar de señalar que, en la tarea de ordenar el
funcionamiento operativo de la administración, alcanzar el equilibrio fiscal, y
mejorar el nivel de empleo público que le encomendó la Ordenanza Municipal
9891 (que reguló a la Emergencia Administrativa, Económica y Financiera de
la Municipalidad) el Concejo Deliberante autorizó en el art. 15° de dicha
Ordenanza Municipal a realizar la reorganización de la administración
municipal, sin afectar el régimen de estabilidad del empleo público, lo
cual se encuentra -al menos en el ordenamiento local- contemplada en el
Estatuto de Estabilidad y Escalafón de Empleados y Obreros Municipales
Ordenanza nº 4220, ya analizado.
Y a todo evento, si alguna duda existe en torno al nivel de
tutela jurídica que la norma en cuestión proyecta sobre el particular, por
principio pro actione y/o pro hom ine, debió la administración tomar mayores
recaudos a los fines de obtener la nulidad del decreto que en el caso de autos
había designado la actora en planta permanente de la municipalidad, y
recurrir como le indica el art. 53 de la ordenanza 8256 “ m ed ian te
d eclaración ju d icial d e n u lid ad ”, en función del principio de legalidad
que dicta que la administración debe regirse según el procedimiento que le

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manda su propio ordenamiento legal, consagrado en el art. 65 de la
constitución provincial al establecer que “La Provincia asegura... la
inviolabilidad de la defensa de la persona y de los derechos, en todo
procedim iento adm inistrativo o proceso judicial. E l p rin cip io d e leg alid ad y
la in terd icción d e la arb itraried ad d eb en reg ir los actos d e los p od eres
p ú b licos.”
Especialmente, si el impacto de esa auto-revocación del acto,
repercutiría en el derecho al trabajo cual goza una amplia tutela
constitucional y convencional conforme surge de lo dispuesto en lo arts. 82
primera parte de la Const. Prov, 14 bis primer párrafo Const. Nac., XIV
Declaración Americana de los Derechos y los Deberes del Hombre, 23
Declaración Universal de los Derechos Humanos y 7 Pacto Internacional de
Derechos Económicos, Sociales y Culturales, siendo recogido por el máximo
tribunal de la Nación en su sentido mas ámplio, incluyendo al que se desarrolla
tanto en el ámbito privado como en el público ('Madorrán', Fallos: 330:1989)
comprendiendo el derecho a trabajar -en su acepción mas generosa-, a “no
verse privado arbitrariamente de su empleo” ('Vizzoti', Fallos: 327:3677), e
importando en definitiva una restricción a un derecho de eminente
carácter alimentario derivado de la modificación del carácter del vínculo
entre la actora y su contraria, transformando arbitrariamente un aspecto
esencial de esa relación jurídica reconocido por acto administrativo firme.
Como enseña Luqui, “U n a cosa es la facu ltad d e revocar
su s actos ileg ítim os en d efen sa d el in terés p ú b lico y otra m u y
d iferen te h acerse ju sticia p or m an o p rop ia” (Luqui, Roberto Enrique,
“Revisión de la Actividad Administrativa”, Tomo I, pág. 425, Ed. Astrea).
Advierto entonces que la administración no podía en este caso
particular y atento a las circunstancias ventiladas, declarar por sí y ante sí la
nulidad del acto administrativo que puso al amparista en una situación jurídica
favorable, -en el caso, mediante un pase a planta permanente-, superando
además el plazo previsto por la norma para adquirir la confirmación en el
cargo, habiendo tenido que recurrir a la nulidad en sede judicial, con un
proceso íntegro que garantice el derecho de defensa en juicio y el debido

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proceso.
En tal sentido, este Superior Tribunal ha sostenido que “D ebe
recordarse que solo cuando el acto es nulo absoluto la adm inistración está
obligada a revocarlo de oficio (rapetti de Pintos 20/3/99). S i el acto d e
d esig n ación g en eró d erech o su b jetivo y fu e d ictad o d e u n m od o p rim a
facie reg u lar, se torn a, en p rin cip io in m u tab le com o d erivación d e la
p resu n ción d e leg itim id ad y p or tan to in m od ificab le p or la p rop ia
ad m in istración .” (“Sanchez, Adriana Mariela C/ Municipalidad de Paraná S/
Demanda Contencioso Administrativa” - sentencia del 19.12.2000)
Lo hasta aquí señalado me exime de analizar otros aspectos
ventilados, en tanto nuestro más Alto Tribunal ha decidido que los jueces no
están obligados a analizar todas y cada una de las argumentaciones de las
partes, sino tan sólo aquéllas que sean conducentes y posean relevancia para
decidir el caso (CSJN, Fallos: 258:304; 262:222; 265:301; 272-225, etc.),
siendo suficiente la constatación de la existencia de un derecho subjetivo para
que la administración municipal se abstuviera de revocar por sí y ante sí el
acto administrativo regular en cuestión, estando obligada a respetar el
procedimiento destinado a tal fin, en honor al principio constitucional de
legalidad (art. 65 CP), garantizando el debido control de los particulares frente
a la Administración, como una de las expresiones máximas del principio de
legalidad, en el cual sin ese control, el Estado legal de Derecho sería tan solo
una expresión meramente dogmática, por lo que, en respuesta al interrogante
que se ha planteado en éste acuerdo es que encuentro que -efectivamente- la
acción resulta procedente correspondiendo hacer lugar al amparo,
disponiendo la restitución del agente municipal que haya sido privado de su
situación de revista en “Planta Permanente” concedida por acto administrativo
firme, correspondiendo retrotraer la misma a la situación previa al dictado del
Decreto No 393/20 DEM del 17/03/2020.
Así Voto.
A LA MISMA CUESTION EL SR. VOCAL DR. SALDUNA
DIJO:
En autos "MUÑOZ..." - Expte. Nº 24627, con voto del suscripto

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y en igual sentido sufragios de los Sres. Vocales Dres. Castrillon y Carubia; y,
en las actuaciones "GÓMEZ..." - Expte. Nº 24642, con votos de los Sres.
Vocales Dres. Carubia, Giorgio y mi adhesión a esos fundamentos, se hizo
lugar a la acción de amparo interpuesta por los actores contra la Municipalidad
de Paraná. En consecuencia, se dispuso la restitución de los agentes a la
situación de revista previa al dictado del Decreto Nº 393/20 DEM del
17/03/2020, que había dejado sin efecto su pase a plante permanente.
En la causa "SEIP…" - Expte. Nº 24629, por el contrario y con
votos de los Sres. Vocales Dres. Carlomagno, Smaldone y Mizawak, se rechaza
el amparo. En esa oportunidad, el Sr. Vocal Dr. Carubia firmó la sentencia
según su criterio, en disidencia.
En esta última causa no resultan del todo coincidentes los
argumentos; pues, alguno de los votos centran su postura en que la vía del
amparo no es idónea y sin entrar mayormente al fondo del asunto.
En las dos primeras, esto es: "MUÑOZ…" y "GÓMEZ…", pese a
los matices que exhiben las posturas de los Vocales que receptan la demanda,
creo advertir un hilo conductor coincidente en las mismas: a) en primer lugar
y según los derechos en juego, que el amparo es procedente.
b) En segundo término, se descalifica el Dec. Nº 393 DEM del
17/3/2020, en el entendimiento que el ente municipal no puede per se, en
sede administrativa y sin recurrir a la instancia judicial, declarar la lesividad de
un acto anterior.
c) Y, por último, si el acto administrativo anterior, pese a los
cuestionamientos que pudieren formularse al mismo, estuviere firme,
consentido y hubiere generado derechos subjetivos que se estén cumpliendo,
solamente puede procurarse su nulidad mediante declaración judicial.
En cuanto a mi opinión y respecto a los motivos por los cuales
considero válidos los reclamos de los amparistas, me remito a los argumentos
expuestos en las causas "MUÑOZ..." y "GÓMEZ…" que doy por reproducidos.
En lo demás, en relación a la constitucionalidad y al carácter
vinculante y obligatorio de este Acuerdo Plenario, debe estarse a lo resuelto en
el "ACUERDO PLENARIO Nº 1 - ART. 35 LEY ORGÁNICA DEL PODER JUDICIAL

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- LEY 10.704" del 28/10/2019.
Así voto.-
A LA MISMA CUESTION EL SR. VOCAL DR. CARBONELL
DIJO:
Habiéndose decidido por mayoría la admisibilidad de la vía,
cuadra analizar la procedencia del reclamo.
Ahora bien, no se constata que los amparistas hayan accedido
al cargo mediante concurso que haga a la idoneidad, conforme lo establece el
artículo 36º de la Constitución Provincial para el ingreso como empleados a la
administración tanto provincial como municipal y comunal.
Sumado a ello, la Ley 10.027 de Régimen Municipal (arts. 8 y
107), reglamentada en el ámbito de la ciudad de Paraná por la Ordenanza N°
4220, establece los requisitos de ingreso del personal municipal, y en el art. 7
dispone que "El titular del cargo, ya lo sea por ascenso o ingreso, tendrá
carácter provisional durante los prim eros seis m eses y será confirm ado
definitivam ente si a la term inación del período establecido probara su
eficien cia e id on eid ad … " (la negrita me pertenece), circunstancia que no se
encuentra patentizada en este entuerto.
Asimismo, tampoco surge que existieran cargos vacantes para
su cobertura, ni que se hayan efectuado las partidas presupuestarias que
hacen a la regularidad del acto de designación.
En efecto, dentro del reducido margen de conocimiento que
permite la naturaleza sumaria de esta acción, no se advierte que los
accionantes hayan ingresado a la administración como empleados de planta
permanente en forma regular, y que se hayan cumplimentado con los
requisitos necesarios para adquirir la garantía a la estabilidad.
Ciertamente, los accionantes no adquirieron el derecho
subjetivo a la estabilidad laboral, no existiendo por ende, la afectación de los
derechos constitucionales que se invocan.
Conforme a ello, las designaciones efectuadas no son
irrevocables en el marco administrativo, al no haberse generado derechos
adquiridos a favor de los agentes, y por ello se evidencia la innecesariedad de

51
la Administración Municipal para concurrir a la sede judicial a fin de peticionar
la anulación de los Decretos N° 469/19 y 917/19, asistiéndole de este modo,
razón al órgano competente para remover a sus empleados conforme al
artículo 107 inciso "h" de la Ley Municipal.
En virtud de tales razones, no se observa en forma palmaria y
manifiesta la ilegitimidad y arbitrariedad que se endilga al decreto que se
intenta impugnar, por lo que voy a propiciar la improcedencia de la acción
entablada.
Así voto.-
Con lo que no siendo para más, se dio por terminado el acto
quedando acordada -por m ayoría- la siguiente resolución:
1º) ESTABLECER que la vía del amparo es admisible para los
reclamos efectuados.
2º) DECLARAR que las acciones de amparo interpuestas son
improcedentes a los fines interesados.
Protocolícese, notifíquese y comuníquese.-
Dejo constancia que la resolución que antecede, ha sido
dictada el día 19 de junio de 2020, en el marco del Acuerdo Plenario Nº 3, por
el Superior Tribunal de Justicia, integrado al efecto por las señoras y los
señores vocales, quienes previo al dictado de la presente emitieron sus votos
y entregaron los mismos a la Secretaría de Amparos, a mi cargo, D res.
E m ilio A . E . C astrillon (E n d isid en cia sob re el fon d o y n o firm a la
p resen te), D an iel O . C aru b ia (E n d isid en cia sob re el fon d o), G erm án
R . F. C arlom ag n o, B ern ard o I. R . S ald u n a (E n d isid en cia sob re el
fon d o y n o firm a la p resen te), S u san a E . M ed in a, Ju an R . S m ald on e,
C lau d ia M . M izaw ak , M ig u el A . G iorg io (E n d isid en cia sob re el fon d o) y
M artín F. C arb on ell, quienes suscribieron la misma mediante firma
electrónica conforme Resolución Nº 28/20 del 12/04/20, Anexo IV-
prescindiéndose de su impresión en formato papel y se protocolizó.
E d u ard o A . R od ríg u ez V ag aría, S ecretario S .T .J.

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