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Título

El régimen político colombiano a mediados del siglo XIX. ¿Una democracia liberal?

Javier Fernando Torres Preciado


Magíster en Ciencia Política Universidad de los Andes
Historiador Universidad Nacional de Colombia

Correos
Jf.torres28@uniandes.edu.co
javitorresp@hotmail.com

Primer Congreso Nacional de Ciencia Política

Bogotá, septiembre de 2008

Introducción

1
El presente escrito es fruto de la investigación adelantada durante la maestría en Ciencia
Política en la Universidad de los Andes1. El propósito principal de esta ponencia es dar
cuenta del carácter y de algunos de los elementos principales que constituyeron el régimen
político colombiano a mediados del siglo XIX, además de establecer si este régimen
político se conformó por instituciones que pueden ser consideradas como pertenecientes a
una democracia liberal.

Pero bien, de dónde surge la idea de observar la configuración del régimen político
colombiano a mediados del siglo XIX. Para lo anterior es menester también justificar la
importancia del período escogido, para luego establecer qué podemos entender por el
concepto de régimen político. Pasemos a explicar lo anterior.

La idea de estudiar la configuración del régimen político y ver si este se puede catalogar
como una democracia liberal surge de trabajos en los cuales se califica al país como una de
las democracias más estables y antiguas de América Latina, con un sólido andamiaje
institucional que comenzó a forjarse en el siglo XIX.

Es recurrente que en la literatura politológica e histórica los diferentes investigadores se


pregunten sobre el origen de las instituciones políticas colombianas, ya que a muchos de
ellos les llama la atención que las instituciones y el desarrollo histórico de las mismas sean
un caso paradigmático y se salgan del modelo con el que se puede mirar al resto de países
de América Latina; lo que lleva a muchos a preguntarse:

“¿Por qué Colombia es la más antigua y estable república constitucional en el


universo autoritario o militarista de los regímenes políticos latinoamericanos?
(…) Colombia es el único Estado hispanoamericano controlado por los mismos

1
La investigación lleva por título: Vicio y virtud: el sistema político colombiano en el período 1848-1885. En
ella se estableció cómo fue el proceso de configuración del sistema político colombiano, y cuáles fueron los
actores que jugaron un papel sobresaliente en éste. Junto a lo anterior, y como forma de enmarcar el proceso
de estructuración del sistema político, se dio cuenta también del tipo de régimen político que enmarcó este
proceso en Colombia.

2
partidos políticos desde 1849. En ninguna otra nación en la región ha habido
tantas codificaciones y enmiendas, ni un discurso republicano tan proliferante.
(…) Colombia ha tenido más funcionarios electos, gobiernos civiles y
estabilidad institucional que cualquier otro país dentro del subcontinente.”2

En la realidad política latinoamericana, Colombia se escapa de los modelos con que se


observa al resto de países. Ya diferentes expertos en el tema resaltan el ordenamiento
institucional colombiano, alineado con las pautas que señalan lo que debe ser una
democracia civil, anclada en una fuerte tradición histórica que le da sostén, solidez y
credibilidad. Por ejemplo para Daniel Pécaut “Colombia es uno de los pocos países de
América Latina en los que el régimen político ha conservado casi permanentemente el
carácter de democracia civil en el transcurso del siglo.”3

Con respecto al resto de América Latina en Colombia los períodos de autoritarismo o


militarismo no han marcado profundamente el desarrollo de la historia política del país, por
el contrario, las instituciones democráticas han estado presentes, esto en cuanto al orden
constitucional, la celebración de elecciones, la institucionalización de un sistema de
partidos, y el interés del pueblo por participar en política, entre otras.

“Los períodos de autoritarismo o de militarismo han sido muy escasos y de muy


corta duración en los ciento cuarenta años de existencia de Colombia como
estado independiente. El número de experimentos constitucionales ha sido muy
grande, y esta república ha sido escenario de más elecciones, bajo más sistemas,
central y federal, directo e indirecto, hegemónico y proporcional, y con mayores
consecuencias, que ninguno de los países americanos o europeos que
pretendiesen disputarle el título.”4

2
Valencia Villa Hernando, Cartas de batalla: una crítica del constitucionalismo colombiano, Bogotá,
CEREC, Universidad Nacional de Colombia, 1987, p. 13.
3
Pécaut Daniel, Orden y violencia: Colombia 1930-1954, Bogotá, Siglo XXI Editores, 1995, p. 15.
4
Deas Malcom, Del poder y la gramática, Bogotá, Tercer Mundo Editores, 1993, p. 207.

3
Continuemos con los que hablan de una presencia casi ininterrumpida de elementos
democráticos en la conformación del régimen político colombiano. En su reciente trabajo
titulado la Nación soñada, Eduardo Posada Carbó realiza un esfuerzo fundamentado en la
observación histórica, por rescatar y resaltar las que pare él son las virtudes del
ordenamiento político colombiano, demostrando la persistencia de unas tradiciones
liberales y democráticas casi bicentenarias.5 Y son precisamente esas tradiciones las que
hacen que se hable de que en Colombia exista un ordenamiento institucional particular con
respecto al resto de América Latina.

“(…) Un país que se sale de los esquemas con que se mira a Latinoamérica
desde el exterior. En efecto, brilla por la ausencia de dictadores; posee un
sistema bipartidista, una tradición electoral y unos partidos políticos que se
sitúan entre los más antiguos de occidente, con instituciones propias de la
democracia liberal.”6

Por qué para dar cuenta de algunas de las anteriores características del régimen político en
Colombia se propone en este escrito estudiar la coyuntura de mediados de siglo XIX. La
escogencia de este período de estudio obedece, en primera instancia a que fue en este
período de la historia de Colombia que se empezó a profundizar en los rasgos liberales del
régimen político, con constituciones que iba en vía de ampliación de los derechos
ciudadanos, de clara limitación y responsabilidad en las funciones de cada uno de los tres
poderes, de la institucionalización de un sistema de partidos y de la ampliación e interés del
pueblo por participar en los asuntos políticos.

Lo anterior se enmarcó en un proceso, pero en el cual no profundizaré, llamado las


reformas liberales de mitad de siglo, que buscaban en el campo económico, político y social
romper con el legado de la herencia colonial que la clase dirigente veía como el obstáculo
para modernizar el país.
5
Posada Carbó Eduardo, La nación soñada, Bogotá, Grupo Editorial Norma, 2006.
6
Tirado Mejía Álvaro, prólogo en: Bushnell David, Colombia, una Nación a pesar de sí misma, Bogotá,
Editorial Planeta, 1996, p. 11.

4
El concepto de régimen político

Sobre este concepto aún “no existe en el mundo académico claridad plena sobre su
significado y alcances”7, pero aquí se tratará de establecer que se puede entender por esta
categoría conceptual.

“Con la independencia de América uno de los primeros desafíos que


enfrentaron las jóvenes naciones –incluida la colombiana- fue el de diseñar un
marco institucional con normas claras que regularan el juego político. Esto se
hace por medio de la redacción de una carta constitucional, la cual contiene las
reglas formales del juego político, que regulan las relaciones políticas,
económicas y sociales. Son estas normas las que conforman un determinado
régimen político.”8

De esta manera, el concepto de régimen político esta asociado con la idea de legalidad ya
que su componente principal es normativo, en el cual se contienen las reglas formales que
regulan el juego político, las relaciones sociales y económicas, así como las pautas de
acceso al poder.

Para Maurice Duverger el régimen político esta compuesto por instituciones. Y es una
construcción formal en la cual el Estado se materializa; en esta medida, “el término
régimen político (…) designa un conjunto de instituciones más o menos coordinadas y
articuladas, que se refieren a la vez al fundamento del poder, a la elección de los
gobernantes, a su estructura y a su limitación.”9

7
Dávila Andrés, Democracia Pactada: El Frente Nacional y el Proceso Constituyente de 1991, Bogotá,
Alfaomega, CESO-Uniandes, 2002, p. XXXIII.
8
Torres Preciado Javier Fernando, Vicio y virtud: el sistema político colombiano en el período 1848-1885,
Tesis de grado maestría en Ciencia Política, Universidad de los Andes, 2008, p. 15.
9
Duverger Maurice, “Institutions politiques”, citado en: Alejo Vargas Velásquez, “Notas sobre los conceptos
de sistema y régimen político”, Medellín, revista: Estudios políticos, número 13, 1998.

5
Por su parte Gerardo Munck define el régimen político como la formalización de unas
reglas de juego que determinan cómo es y qué actores pueden acceder al poder.10 La
anterior definición va en la vía de lo propuesto por Andrés Dávila que lo asocia también
con las reglas formales que se imponen y determinan el acceso al juego político.11

Para resumir se puede decir que el régimen político por lo general se materializa en una
constitución política que a la vez contiene las reglas y normas formales que regulan las
acciones dentro del juego político, y en el que a su vez se trazan las directrices de las
relaciones económicas y sociales.

Sobre el modelo liberal

Hablar del peso de las ideas liberales en América Latina, y especialmente en Colombia,
sobretodo después de la Independencia, evoca la imagen de lo que para algunos fue el
fracaso histórico de este modelo en el continente, debido al predominio de los
personalismos políticos, de naturaleza esencialmente rural y militar.12 Por el contrario
trabajos recientes se han empeñado en mostrar “el peso de la legalidad liberal en el interior
de los nuevos espacios políticos.”13 Que rescatan el peso y la dimensión positiva que las
instituciones liberales han tenido en el desarrollo de los Estados hispanoamericanos, y que
contrariamente a lo que se ha creído no ha sido un fracaso.
Del proceso descrito Colombia no escapó, y de la reevaluación de la imagen negativa y de
completa anarquía que se tiene sobre la política en el siglo XIX, tampoco. A partir de la
segunda mitad del siglo XIX los intelectuales y la dirigencia política en el país le apostó a
la implantación de un modelo político inspirado en las ideas de la democracia liberal, de la
división de poderes, elecciones regulares, ampliación de los derechos ciudadanos y

10
Munck Gerardo, Disaggregating political regime: conceptual issues in the study of democratization, Kellog
Intitute, University of Notre Dame, agosto, 1996, pp. 3-4. La traducción es mía.
11
Dávila Andrés, op. cit., pp. 25-26.
12
Morelli Federica, “Entre el antiguo y el nuevo régimen, La historia política hispanoamericana del siglo
XIX”, en: Historia Crítica, número 33, Bogotá, 2007.
13
Ibíd., p. 123.

6
ejercicio por parte de los ciudadanos de los mismos; como pilares fundamentales que
caracterizan una democracia liberal.

La implantación del modelo liberal como principal directriz del régimen político, después
de mediados de siglo en Colombia, tuvo fuerte oposición de los sectores que no veían con
buenos ojos la “subversión del orden” heredado de España que se traducía en garantía de
orden y control social.

“Lo anterior tiene que ver mucho con la idea de que el liberalismo fue una
ideología “importada”, cuyos componentes relativos a la limitación de poderes
y a la defensa de los derechos individuales resultaban “exóticos” en un contexto
político, dominado por la herencia de un modelo político centralista y
autoritario.”14

Tal vez por el fuerte choque entre la tradición colonial y la implantación del modelo liberal
fue que en Colombia el régimen político tomó un contorno particular en el cual convivieron
elementos tradicionales anclados en el pasado colonial, con otros que se pueden considerar
como modernos propios de una democracia liberal desarrollada.

Pasemos ahora a estudiar las constituciones de 1843, 1853 y 1858, para luego observar la
materialización de este régimen en el plano real, es decir, ver si en la práctica las normas
establecidas permitieron la consolidación de instituciones liberales.

Las constituciones colombianas de 1843, 1853 y 1858

Estos son los años de la lenta pero continua consolidación de un régimen político liberal
clásico, impulsado por una nueva generación de políticos e intelectuales que querían
plasmar su pensamiento liberal en el régimen por medio de la dirección del Estado. Esta

14
Pizano Lariza, “Caudillismo y clientelismo: expresiones de una misma lógica. El fracaso del modelo liberal
de Latinoamérica”, en: Revista de Estudios Sociales, número 9, Bogotá, 2001, p. 76.

7
generación “reemplazó” a la generación de la Independencia, siendo una generación que se
educó bajo el influjo de las ideas de las revoluciones europeas de 1830 y 1848. “Esta
generación no vivió la época de la colonia, y por ende, sus estructuras mentales eran
diferentes a las de la generación independentista. Esta clase estuvo conformada por
abogados educados en la ciudad bajo el laicismo.”15 Pudieron plasmar su pensamiento en
las constituciones de 1853 y 1858, principalmente.

Como forma de recrear el contexto previo a las constituciones de 1853 y 1858, veamos de
manera general algo de lo que fue la constitución de 1832 y la reforma a la misma en 1843.

Una vez disuelta la Gran Colombia en 1830, fue necesario reacomodar el régimen a la
nueva realidad, por esta razón en 1832 se convocó a una convención constituyente.

Se podría decir que en 1832 se estableció una república centralizada con ciertos rasgos
federales alineados con las ideas liberales. Desde el mismo preámbulo es claro que el
régimen se inclinaba levemente hacía la democracia liberal.

“En ella se ha establecido la separación de los poderes que constituyen el


gobierno, la responsabilidad de los funcionarios públicos, la libertad legal de la
prensa y el riguroso deber que tiene la Nueva Granada de proteger la santa
Religión Católica, Apostólica y Romana.”16

Los constituyentes veían en el rígido centralismo heredado de la colonia el óbice para


alcanzar la felicidad y modernizar a la joven nación, le apostaban al liberalismo, sus
garantías y las ventajas que una organización bajo este sistema ofrece a los pueblos. De esta
manera, se le otorgó cierta autonomía a las provincias con el fin de que manejara sus
asuntos con independencia en la búsqueda de sus intereses.

15
Torres Preciado Javier Fernando, Vicio y virtud: el sistema político colombiano en el período 1848-1885,
op. cit., p. 66.
16
Pombo Manuel Antonio y Guerra José Joaquín, Constituciones de Colombia, (Tomos III y IV), Bogotá,
Biblioteca Popular de Cultura, 1951, p.254.

8
“En la constitución igualmente se ha procurado fijar la importancia de las
provincias de Estado, concediendo a cada una de ellas Cámara que cuide de sus
propios intereses (…) que difunda la ilustración. (…). En adelante el
centralismo ya no será obstáculo de la felicidad de los pueblos, y la prosperidad
de cada uno de ellos estará en manos de sus inmediatos mandatarios.”17

Ya se vislumbraban las bondades de la división de poderes, la mezcla de ellos era fatal ya


que abría la puerta de la dictadura y el autoritarismo.18 Era creciente la convicción de que el
régimen liberal sería lo mejor para el país, ya que se asociaba la ausencia de estos preceptos
con la inestabilidad política.

En 1843 se reforma la constitución de 1832. En el discurso del Congreso que la reformó se


pone se manifiesto que existen inconvenientes que deben ser corregidos. “Habiendo
manifestado la experiencia que varias de las disposiciones de la Constitución acordada por
la Convención Granadina en el año de 1832 presentan graves inconvenientes en la
práctica.”19
Lo que cabe destacar aquí hace parte de los derechos ciudadanos en los cuales se ve un
reformismo pendular, que a pesar de marchar hacia el liberalismo, aún mantiene elementos
de exclusión en la participación política. Por ejemplo, se aumentaron los requisitos
monetarios para poder participar en elecciones, ya que en 1832 se exigía tener la
subsistencia asegurada sin sujeción a otro en calidad de sirviente o jornalero, mientras que
con la reforma de 1843 se exigía ser dueño de bienes raíces situados en la Nueva Granada
por un valor de trescientos pesos o tener una renta anual de ciento cincuenta pesos y haber
pagado las contribuciones por concepto de ellos.

17
Ibíd., p. 254.
18
Ibíd., El poder supremo en 1832 se dividió en Ejecutivo, Legislativo y Judicial, y en la carta se consignó
expresamente que ninguno de ellos ejercerá las atribuciones que le corresponden a los otros, debiendo
mantenerse cada uno de ellos dentro de sus límites respectivos. Esta disposición hace parte del artículo 13 de
la Constitución. Para más información véase: Pombo Manuel Antonio y Guerra José Joaquín.
19
Ibíd., p. 329.

9
En cuanto a los requisitos que se pueden llamar de orden social, se puede mencionar que
estos disminuyeron, y a diferencia de los monetarios que cerraban las posibilidades de
participación en el juego político, con los sociales se amplio un poco la posibilidad de
participación en el juego político. En 1843 se estableció que aparte de los requisitos
monetarios se debe tener la edad de veintiún años, mientras que en 1832 no sólo se debían
tener los veintiún años sino además ser casado.20

Desde 1853 el péndulo constitucional se movió cada vez más decididamente hacía el
método liberal. En algunos de los artículos incluidos en la nueva carta de 1853 se revela un
deseo de fortalecer y profundizar las garantías de los derechos ciudadanos, como esenciales
dentro de una democracia liberal; esto se puede resumir con apartes de algunos artículos
sobre las garantías individuales como los siguientes:

“La libertad individual, que no reconoce otros límites, que la libertad de otro
individuo. (…) La inviolabilidad de la propiedad. (…) La profesión libre,
pública o privada de la religión que a bien tengan. (…) La expresión libre del
pensamiento; entendiéndose que por la imprenta es sin limitación alguna. (…)
La igualdad de todos los derechos individuales.”21

Es evidente que se iba en proceso de ampliación de los derechos políticos, en la medida en


que se garantizaban las libertades del individuo, pilar imprescindible dentro del ideario
liberal.

Las elecciones como uno de los ritos más importantes dentro de una democracia, a partir de
1853 sufrieron una transformación saludable para un régimen liberal deseoso de romper
con su pasado colonial. Las elecciones de 1853 fueron las primeras bajo un sistema de
sufragio universal masculino, es decir, que todos los hombres mayores de 21 años podían

20
Ibíd., Los datos expuestos sobre los requisitos para votar son extraídos del texto en mención.
21
Uribe Vargas Diego, Constituciones de Colombia, (Tomo II), Madrid, Ediciones Cultura Hispánica, 1977,
p. 868.

10
votar, eliminando así los requisitos sociales y económicos para hacerlo. Además se
comenzó a elegir por voto directo congresistas y gobernadores.22

En la medida en que un régimen alineado con las ideas liberales pretende fortalecerse
requiere ampliar y garantizar las libertades individuales, cosa que se hizo en 1853 cuando
se implantó la libertad administrativa y la libertad religiosa, separando además la Iglesia y
el Estado.23

Con la constitución de 1858 el país tomó el nombre de Confederación Granadina, y se


continúo así el camino hacia un régimen con más elementos liberales. La constitución
organizó a país bajo una estructura federalista en ocho estados.24

Los requisitos para votar se mantuvieron como en 1853, y se consideró que “son
ciudadanos hábiles para elegir o ser elegidos (…) los varones granadinos mayores de
veintiún años, o los que no teniendo esa edad, sean o hayan sido casados.”25 Con
disposiciones de este tipo la ciudadanía iba en proceso de ampliación en comparación con
lo planteado en la constitución de 1832 y la reforma de 1843.

De esta manera, se fue allanando el camino hacía el régimen liberal, pero a su vez se
demostraba la indiscutible inestabilidad del régimen latente en el constante reformismo
jurídico que pretendía modernizar a la sociedad colombiana liberándola de elementos
ligados a la tradición colonial y considerados como premodernos.

La materialización del régimen político liberal

22
Sowell David, Artesanos y política en Bogotá, Bogotá, Ediciones Pensamiento Crítico, 2006.
23
Pombo Manuel Antonio y Guerra José Joaquín, op. cit., Constituciones de Colombia.
24
Se organizaron los Estados de Panamá, Antioquia, Bolívar, Boyacá, Cauca, Cundinamarca, Magdalena y
Santander.
25
Uribe Vargas Diego, Constituciones de Colombia, op. cit., p. 892.

11
Que la constitución como norma de normas contemplen dentro de sus disposiciones
elementos que permitan catalogar un régimen político como liberal, no quiere decir que en
el plano real esto funciones tal cual esta contemplado dentro del régimen.

Establecer si en realidad el funcionamiento del régimen esta enmarcado dentro de lo que se


puede considerar como una democracia liberal, necesariamente nos lleva a observar lo que
estaba pasando dentro del juego político real, es decir, si el desarrollo de los
acontecimientos políticos y sociales eran impulsados o estimulados por las normas que
dictaba el régimen, en otras palabras, si la normatividad fundamentada en el ideario liberal
permitió en realidad la ampliación de la participación política del “pueblo”, por medio de
instituciones que regularan como los partidos políticos que se encargaran de realizar una
oferta política por medio de la cual organizaran la participación.

La participación del pueblo, (los artesanos), en política

En la década del cuarenta del siglo XIX se asistió a una estructuración u organización del
pueblo para debatir los asuntos políticos. Su interés pasó de simples charlas coloquiales a
organizaciones serias que tuvieron como fin orientar sus acciones políticas. Con esta nueva
visión los artesanos comenzaron a tener un papel predominante en la política a pesar de no
pertenecer a la elite, su rol en el escenario político llegó a ser sobresaliente durante el siglo
XIX. Es de resaltar su capacidad de participar e influir en política, particularmente entre
1848 y 1854.26

26
Cuando se habla de la importancia que en términos de influencia política alcanzó el pueblo, principalmente
los sectores de artesanos se hace referencia a su capacidad de influir en la elecciones debido a su crecimiento
numérico en todo el país, además de percibirse como la clase que podía democratizar la nación, debido a sus
valores de honestidad y laboriosidad. Para ampliar la información sobre la importancia cuantitativa y
cualitativa de los artesanos a mediados del siglo XIX, véase: Torres Preciado Javier Fernando, vicio y virtud,
op. cit., capítulo II.

12
Con la materialización de la participación popular en las Sociedades de Artesanos, luego
llamadas Sociedades Democráticas se asistió a la organización de los sectores plebeyos con
el fin de hacer parte del juego político.

Las primeras Sociedades de Artesanos se transformarían posteriormente en las llamadas


Sociedades Democráticas que, de acuerdo con Gerardo Molina, serían el nervio del
liberalismo popular y formas embrionarias del sindicalismo moderno que pretendían
conquistar reivindicaciones por medio de la lucha política.27 Existió, pues, la posibilidad de
adherirse y participar en organizaciones políticas de manera voluntaria desde mediados del
siglo XIX, es decir, que mientras el régimen se abría a los preceptos liberales, se coincidía
con la ampliación de la participación y organización se sectores de artesanos para participar
e influir en política.

La institucionalización de un sistema de partidos

Dentro de un régimen democrático es bastante importante organizar la oferta política, y más


aún que el régimen permita la formalización de un sistema de partidos que canalice las
demandas y la participación de los individuos.

A mediados del siglo XIX se asistió en la Nueva Granada a la institucionalización de un


sistema de partidos que permitió organizar el debate político por medio de una oferta
política clara, realizada por los nacientes partidos, Liberal y Conservador, que comenzaban
a disputarse el favor de los electores en época electoral.

Cada uno de los fundadores de los partidos políticos con el propósito de ganar adeptos y
buscar apoyo para su plataforma ideológica, hicieron públicos sus programas.

27
Molina Gerardo, Las ideas liberales en Colombia 1849-1914, Bogotá, Ediciones Tercer Mundo, 1970, p. 60

13
Ezequiel Rojas como el fundador del partido liberal “argumentó sobre la importancia que
tiene para la república el que cada corriente política dé a conocer claramente su
pensamiento sin tanta vaguedad para así diferenciarse una de la otra.”28 La propuesta
política del liberalismo se puede resumir así:

“República quiere el partido liberal, libertades públicas, derechos individuales,


voluntad de la ley y que esta sea la expresión de la voluntad del legislador,
quiere responsabilidad de los funcionarios públicos, quiere que haya recta y
rápida administración de justicia, quiere leyes claras, precisas y terminantes,
quiere un poder ejecutivo que no tenga facultades dictatoriales, quiere el partido
liberal que el servicio público sólo tenga en la mira el buen servicio de la
sociedad, quiere que se adopte una severa y rigurosa economía, quiere el
partido liberal que no se adopte la religión como medio para gobernar.”29

La respuesta conservadora a la iniciativa liberal no se hizo esperar, y en 1849 Mariano


Ospina Rodríguez y José Eusebio Caro fundaron el Partido Conservador. El artículo de
ellos, a diferencia del expuesto por Rojas, no era un programa, sino una fuerte crítica a los
principios expresados y defendidos por Ezequiel Rojas y los liberales. El llamado de los
conservadores era a mantener la tradición católica española, como una forma de resguardar
los valores de la ley y el orden.

De esta manera, se desarrolló el proceso de institucionalización de un sistema de partidos


moderno en la Nueva Granada por medio de la oferta pública de unos principios políticos
que identifican a cada uno de los dos partidos políticos. Y se comenzó una fuerte creación
de vínculos ideológicos por medio de la adhesión de individuos en torno a la propuesta
política roja y azul.30

28
Torres Preciado Javier Fernando, De la oposición al establecimiento: la trayectoria política de Ezequiel
Rojas 1828-1848, (Tesis de grado) Universidad Nacional de Colombia, 2004, p. 122.
29
Ibíd., p. 122. Vale aclarar que esta cita original se encuentra en el periódico El Aviso del 16 de julio de
1848, y que aquí sólo se reproduce un aparte.
30
Es de aclarar que aquí cuando se habla de la institucionalización de un sistema de partidos sólo se toca lo
referente a la oferta política, pero en el grueso de la investigación que da origen a esta ponencia se aborda

14
Conclusiones

Debo mencionar que lo aquí expuesto se suscribe en una visión positiva del legado de un
régimen liberal que comenzó a instaurarse a mediados del siglo XIX. Pero como se propuso
desde el comienzo la idea fundamental era ver cómo se configuró el régimen político en
Colombia a mediados del siglo XIX, y si este proceso nos permite calificarlo como una
democracia liberal, resaltando las virtudes de este proceso.

Partiendo de lo anterior, se puede diagnosticar que el régimen que se comenzó a construir


en la época de estudio se inclinaba con insistencia hacia la democracia, y que ha operado en
este ámbito tanto en el plano normativo, claro esta que con limitaciones, como en lo que
aquí llamo el plano “real”, es decir, en los sucesos y acontecimientos que se desarrollaban
en el período de estudio.

Es decir, que en el país la llamada democracia liberal, no sólo se expresó en las normas
contenidas dentro del régimen, sino que esto afloró en la política cotidiana, y las
expresiones políticas de la sociedad, tanto en la participación y organización popular, como
en la formación de un sistema de partidos claro y definido.

Pariendo de lo que se anotó en principio sobre el régimen colombiano calificado como


estable y anclado en valores democráticos construidos históricamente, se puede afirmar que
esa institucionalidad democrática, paradigmática frente al resto de Latinoamérica, se
comenzó a cimentar a mediados del siglo XIX.

En la medida en que el régimen amplió las posibilidades de participación ciudadana y le


confirió importancia a la vía electoral como el mejor camino para formar gobiernos,
estimuló, así, la creación, organización y participación de individuos en los temas políticos,

además la difusión nacional de esa oferta, el interés del pueblo por participar en ella, la aspiración de las
nacientes colectividades de extenderse nacionalmente, y como se convirtieron en articuladores y
canalizadores de demandas.

15
lo que llevó al país por el sendero de la institucionalización de rasgos, costumbres y
expresiones que hacen parte de una democracia liberal.

Bibliografía

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