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La tradición historiográfica en Inglaterra. El marxismo y el Workshop.

En el presente trabajo se realizará un análisis de la tradición de investigación histórica marxista y la historia


popular en Inglaterra. En primer lugar, se analizará el aporte de Karl Marx a la historiografía, en segundo
lugar, se analizará su impacto en la historiografía británica, sus principales representantes del campo
académico y por último se examinará el aporte de la History Workshop y sus vinculaciones con el marxismo
inglés.

Como punto de partida del análisis hay que señalar la propuesta teórica propuesta por Karl Marx, muchas de
las cuales provienen de Hegel, pero el propio Marx las transforma para explicar las transformaciones
ocurridas en Europa luego de la revolución de 1848.

En términos de Marx, Sonia Corcuera, sostiene que Marx describió la revolución de 1848 en término de
múltiples elementos humanos que la hicieron posible, es decir, analizó los distintos grupos que participaron
en la revolución (burgueses y proletarios) y que fueron un factor un decisivo en el golpe de Estado de Luis
Bonaparte. ¿Dónde entran los burgueses y proletarios dentro de este proceso histórico? Marx sostiene que
la burguesía, durante este proceso comienza a tomar una conciencia más clara de sus intereses, intereses
que se contraponen a los intereses del proletariado:

“El análisis del proceso de constitución de las clases permite a Marx observar que el
desarrollo de las fuerzas políticas y la práctica política de un grupo social dado están
determinados por la interacción de múltiples factores de tipo muy diverso: económicos,
políticos, ideológicos, etc.” (Corcuera, S. 1995:58)

Es por ello Marx comienza a teorizar y, en un primer momento, analizar las transformaciones de la historia a
partir de la lucha de clases.

Muchas ideas que tiene Marx, provienen del idealismo de Hegel, pero las transforma apoyándose en el
materialismo histórico, las relaciones de producción y la lucha de clases y sus contradicciones, formulando el
cuerpo conceptual de la teoría marxista.

Cuando se habla de materialismo histórico, se hace referencia a que la explicación de la historia debe tener
como punto de partida dos conceptos importantes: la base material de la sociedad y el conjunto de las
relaciones sociales.

Para Marx, son las relaciones sociales de producción las que determinan el devenir histórico, lo que permite
observar las transformaciones sociales y comprender la matriz teórica de Marx:

“Ahora las relaciones de producción son las que determinan la marcha de la historia. Esta
marcha parte de una forma comunitaria primitiva y surge la profecía de una sociedad futura
que Marx llama comunismo. Vista así, la historia pasa por varias etapas: a) al principio, el
hombre vive en comunidad […] b) la historia crea conocimientos y éstos se materializan en
medios de producción que crean riqueza, pero dividen a la comunidad en clases y propician
la fragmentación del individuo; c) llega el momento en que el comunismo restaura la unidad
original; d) la lucha de clases y el antagonismo entre el hombre y la naturaleza llegan a su
fin.” (Corcuera, S. 1995:62)

La interpretación de Marx permite analizar la evolución histórica de las sociedades, cuyo fundamento de
evolución se encuentra en las condiciones económicas en las que estas desarrollan su existencia.

Para Marx las sociedades cambian cuando varia la producción de bienes económicos, que producen
transformaciones en las relaciones entre las personas. Con las transformaciones económicas también
cambian los aspectos ideológicos, religiosos, culturales. Es por ello que el modelo de Marx presupone que
los cambios de la en la estructura económica de una sociedad, es decir, los cambios en vinculados a las
relaciones de producción y a las fuerzas productivas, producen cambios a nivel superestructural, es decir, en
el arte, la ciencia, las leyes. Interpretación que ha provocado algunas confusiones en los lectores de Marx,
porque han interpretado al marxismo como un determinismo económico, citando a Ciro Cardoso, tanto el
propio Marx como Engels han respondido a estas cuestiones, aunque como veremos más adelante, muchas
de las críticas del marxismo británico a los marxistas vulgares apuntan a la mala interpretación de los textos
de Marx:

El conjunto de estas relaciones de producción forma la estructura económica de la sociedad, la base


real sobre la que se levanta la superestructura jurídica y política y a la que corresponden
determinadas formas de conciencia social. El modo de producción de la vida material condiciona el
proceso de la vida social, política y espiritual en general. No es la conciencia del hombre la que
determina su ser, sino, por el contrario, el ser social es lo que determina su conciencia.

... Según la concepción materialista de la historia, el factor que en última instancia determina la
historia es la producción y la reproducción de la vida real. Ni Marx ni yo hemos afirmado nunca más
que esto. Si alguien lo tergiversa diciendo que el factor económico es el único determinante,
convertirá aquella tesis en una frase vacua, abstracta, absurda. (Cardoso, C. 1986:377)

La aclaración que aportan Marx y Engels despeja de toda duda y derriban los planteamientos economicistas
del marxismo al afirmar que las condiciones materiales determinan en última instancia las condiciones
superestructurales, proponiendo una relación dialéctica entre la estructura y la superestructura.

La creciente separación de las personas de los medios de producción ha credo dos grupos antagónicos como
se ha mencionado con anterioridad. Para el marxismo la historia puede explicarse a partir de las
contradicciones imperantes dentro de un modo de producción, en que coexisten dos clases antagónicas, por
lo cual, la historia de todas las sociedades puede ser representada por medio de la lucha de antagónicos,
opresores y oprimido, que siempre mantuvieron una lucha constante.

La progresiva separación del hombre de la naturaleza ha ido generando las condiciones para el advenimiento
del capitalismo. El capitalismo desde la óptica marxista representa la separación total del individuo respecto
a los medios de producción, creando así dos grupos antagónicos, los burgueses y los proletarios.

En cuanto a la sociedad capitalista, la creación de una nueva clase social oprimida, la del proletario, creaba
en principio las condiciones para su propia destrucción. La toma de conciencia de la explotación por parte
del proletariado industrial, conduciría inevitablemente a la revolución del proletariado, que se iniciaría en
primera lugar con la socialización de los bienes de producción durante la primera etapa (socialista) y una
segunda etapa, se suprimiría el Estado, el capital y todas las enajenaciones que han esclavizado al hombre
(etapa comunista)

El aporte de Marx a la historia ha ido variando tras la muerte de éste en 1883, por lo que se han producido
interpretaciones, reformulaciones y críticas entre los propios marxistas. Ciro Cardoso resume el aporte
marxista a la historiografía de la siguiente manera:

1. el estímulo por los estudios de procesos económicos y sociales a largo plazo

2. un interés renovado de la investigación de las clases sociales

3. una preocupación creciente por los problemas de interpretación, y en especial por el estudio de las
leyes o mecanismos de evolución de las sociedades y por su comparación.

El marxismo como tendencia de investigación en historia no ha tenido gran desarrollo hasta las primeras
décadas del siglo XX. Es sobre todo en la Unión Soviética donde el pensamiento marxista impregna con mayor
fuerza, hasta el punto que la historia pasa a ser asunto de Estado.
Ciro Cardoso sostiene que desde antes de la Revolución existían algunos historiadores marxistas, como el
caso de V.P. Volgin y M.N Pokrovski, pero eran pocos. Otro es el caso de E. V. Tarle que adhieren a la nueva
orientación.

En el campo de los estudios históricos, sostiene Cardoso, se pueden observar ciertos progresos: el tránsito
de un enfoque predominantemente político – institucional de la historia rusa a otro socio – económico, un
creciente interés por la historia de las clases populares y de los movimientos sociales, del Partido Comunista
y de la Revolución de 1917, por el esclavismo antiguo y la servidumbre medieval, por el capitalismo y sus
crisis. Pero, el autor, también rescata los aspectos negativos del marxismo soviético:

[…una tendencia a interpretaciones economicistas lineales; un arsenal técnico primario, limitado a


las reglas del método crítico positivista; polémicas y tomas de posición (sobre la periodización
histórica y la naturaleza y sucesión de los modos de producción, por ejemplo) que reflejaban más
consideraciones ideológicas que argumentos basados en la investigación científica […] Pero lo más
grave fue sin duda la tendencia al dogmatismo, y cuyo apogeo se alcanzó en los años 1930 y 1940,
cuando las investigaciones pioneras de la década de 1920 “fueron interrumpidas por las represiones
políticas y por la limitación de la libertad de investigación científica...”. En el conjunto, es necesario
decir que, salvo en ciertos campos como la arqueología y la prehistoria, se avanzó poco respecto del
aporte de Marx, Engels y Lenin. (Cardoso, C. 1986: 60)

El dogmatismo marxista stalisnista se consagra en el texto de J. Stalin de 1938, Sobre el materialismo histórico
y materialismo dialéctico, que establecía cinco estadios del desarrollo histórico: comunidad primitiva,
esclavismo, feudalismo, capitalismo y socialismo, transformando al materialismo histórico en una vulgar
filosofía de la historia y la investigación histórica se transformaba en una serie de verdades consagradas.

Las críticas a este marxismo vaciado de contenido dialéctico van a ser tomadas por los miembros del partido
comunista británico, al que por ejemplo, Eric Hobsbawm lo denomina marxismo vulgar, y luego E.P.
Thompson acusará al Louis Althusser de seguir dicho marxismo dogmático.

Fontana sostiene que la publicación de nuevos textos de Marx, por ejemplo, Líneas fundamentales de la
crítica de la economía capitalista o Grundrisse, marcó un antes y después, y sirvió para combatir ese
marxismo vulgar. En introducción de la edición de 1964 escrita por Hobwsbawm, sostiene Fontana
(1982:238), «la teoría del materialismo histórico requiere únicamente la existencia de una sucesión de modos
de producción, pero no que hayan de ser uno u otro en particular, ni quizá tampoco predeterminados en el
orden de sucesión»— lo que condujo a iniciar una serie de fecundas discusiones, que fueron mucho más allá
de librar al marxismo del corsé de hierro de los cinco modos de producción. Esto permitiría, en palabras de
Fontana “recuperar una categoría teórica que liberase al materialismo histórico de su dependencia de esos
modelos abstractos que representan los modos de producción.”

El Grupo de historiadores del Partido Comunista británico en 1952 funda la revista Past and Present. Este
grupo estaba conformado por historiadores de renombre: Maurice Dobb, Christopher Hill, Rodney Hilton,
Eric Hobsbawm, George Rudé, Raphael Samuel, Dorothy Thompson, E. P. Thompson, Dona Torr, entre otros.

Veremos que estos historiadores abarcarán diversos temas que van desde la transición del feudalismo al
capitalismo, hasta la formación de la clase obrera y la conciencia de clase en el proletariado inglés, la lucha
de clases, las relaciones entre la base y la supestructura, etc.

Aquí examinaremos algunos aportes de Eric Hobsbawm y E.P. Thompson

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