MACROECONOMIA
Resulta muy interesante observar que en muchas ocasiones ciertos términos económicos
qu parecen de difícil concepción, puedan ser analizados de la forma más sencilla como
lo muestra este capítulo que en si trata de demostrar que hay de erróneo en la idea de
que el capitalismo obedece a un orden natural o que cualquier reducción de impuestos
es buena, y explica a la izquierda por qué debemos resistir la tentación de jugar con los
precios o por qué la búsqueda de beneficios no es tan mala. Tras desmontar las seis
falacias económicas de la derecha contra las seis falacias de la izquierda, teniendo de
esta manera un enfoque amplio sobre los dos temas. Pero nosotros hablaremos sobre la
EVIDENTE FALACIA DEL MUNDO SIN FRICCIONES demostrándose así que
existen algunos perjuicios y argumentos erróneos que distorsionan algunos conceptos
básicos dentro de la economía y asi se podrá llegar a una formación de nuestras propias
ideas.
1
Principio económico asociado a escuela de pensamiento clásico, según el cual el Estado debe
"dejar hacer" e intervenir lo menos posible en la economía.
1
Esto significa que en una economía con cierto fracaso en el mercado, no puede ser en
realidad una disminución en la eficiencia 2 debido a un movimiento de mercado hacia
una mayor perfección en otro sector. Por lo tanto, puede ser óptimo para que el gobierno
intervenga de cierta manera Esto sugiere la necesidad de estudiar los detalles de la
situación antes de saltar a la teoría basada conclusión de que una mejora en la
perfección del mercado en un ámbito global implica una mejora en la eficiencia.
Este óptimo de la competencia perfecta no implica una óptima distribución de las rentas
pues estas se consideran dadas en la asignación inicial.
Por si esto fuera no fuera lo suficientemente malo, los autores demostraron que en
ciertos tipos de caso donde se viola una de las condiciones requeridas para la
eficiencia perfecta, la única manera de lograr lo más cercano a la perfecta eficiencia
seria violar algunas reglas más, necesarias para un mercado completamente competitivo.
se dice también que cuando los economistas hablan de eficiencia utilizan palabras un
tanto en sentido peculiar, se los suele hablar solo con respecto a los medios que emplea
la gente para la producción. Mientras que por otro lado se hablan de resultados más o
menos eficientes. Según este sentido se habla del Pareto Óptimo el mismo que
demostró que dada una determinada distribución de la renta y la riqueza, el propio
funcionamiento del mercado competitivo conduce a una situación
de máximo bienestar (óptimo de Pareto), en la que no es posible reorganizar
la producción y el consumo de los distintos bienes y servicios para incrementar
el bienestar de una o más personas, si no es a costa de reducir el bienestar de las
restantes, al menos de una.
Se trata de una forma sui generis de definir el óptimo económico, en la cual el respeto a
las minorías es total. Cualquier cambio en las condiciones de producción y
distribución de partida se hace muy difícil, al exigir el acuerdo unánime de todos los
participantes. En su afán de eludir comparaciones interpersonales de utilidad, abandona
Pareto la idea de un óptimo social único y absoluto y establece un número ilimitado de
óptimos igualmente preferibles, debido a la imposibilidad de compararlos.
De esta manera se dice que existe una conexión muy cercana entre la noción de
eficiencia y la posibilidad de intercambio. La inferencia 3 que se puede que se puede dar
en la aplicación de la eficiencia dentro de la economía puede resultar muy peligrosa, ya
que de manera general existe una concluyente e inalterable regla en economía, que
señala que no se puede extrapolar lo que ocurre en la economía en su conjunto. Este tipo
de generalizaciones precipitadas es una de las fuentes más comunes de razonamiento
falaz.
2
Según Samuelson y Nordhaus, la eficiencia "significa utilización de los recursos de la sociedad de
la manera más eficaz posible para satisfacer las necesidades y los deseos de los individuos".
3
Cualquier proceso mediante el cual se obtienen conclusiones en base a la información conocida.
2
argumentos que dependen precisamente, de este tipo de falacias. Concedamos por
ejemplo que en un mercado perfectamente competitivo sería el mejor de todo el mundo.
No hay problema dicen los partidarios del capitalismo, todo lo tenemos que hacer es
asegurarnos de que nuestros mercados sean tan competitivos de la mejor manera
posible, y podremos estar seguros de que el resultado que conseguiremos se acercara al
máximo posible al ideal. Mientras que Lipsey y Lancaster señalaban que eso estaba
incorrecto.
Este es el mundo del capitalismo perfecto, como se puede observar no guarda mucho
parecido con el mundo real. No hay problema dicen los defensores del Laissez-faire, no
hay nada malo en utilizar idealizaciones para el desarrollo de teorías científicas.
Construimos un conjunto de leyes basadas en cómo funcionan las cosas bajo
condiciones ideales. Cuando se aplican estas al mundo real, simplemente hay que tener
presente que las cosas se comportaran de forma algo diferente a como se predijeron,
dependiendo del grado de satisfacción alcanzado respecto a esas condiciones ideales.
Entonces tenemos que un modelo es ideal cuando más se asemeja el mundo real al
mundo ideal, así se aproximaran mas nuestras observaciones a las predicciones del
modelo ideal. Así se puede llegar a la conclusión que lo fundamental para el desarrollo
de modelos (representaciones simplificadas de algún aspecto del mundo real) es
desagregar cosas, de este modo se dé dejaría de hablar de todas las cosa en su conjunto
en todo el tiempo, y solo se podría discutir solo de algunas fuerzas que están
contribuyendo a un fenómeno observado en particular. Por lo tanto no hay nada
equivocado en utilizar las idealizaciones como el plano sin razonamiento en la ciencia y
que muchos economistas la han defendido su enfoque en esos términos. Milton
Friedman apelaba a la analogía con la geometría al defender la suposición de que todo
el mundo se enfrenta a un conjunto fijo de precios bajo una perfecta competencia.
Desde luego, la competencia es un ideal, como la recta o el punto euclidianos. Nadie ha
visto nunca una recta euclidiana que tiene una anchura y una profundidad nulas, pero a
todos nos parece útil considerar un volumen euclidiano. La cuestión clave para la
teoría y la práctica es si el efecto analizado es importante o puede desapreciarse 4.
Lo que el teorema del segundo óptimo en si nos muestra es que desde el punto de vista
de la política pública nada de esto importa. Haci si el mundo real se desvía del ideal
de competencia perfecta, aunque sea en un pequeño detalle, entonces no sólo no se
puede conseguir el primer óptimo, sino que se puede garantizar que la mejor
aproximación a la competencia perfecta que se pueda conseguir generará un resultado
peor que otra alternativa de segundo óptimo. El argumento del plano sin rozamiento
es en realidad una falacia.
Es claramente observable que el teorema del segundo óptimo es un golpe que hace
tambalearse a la derecha. Siempre habrá sectores que no son competitivos o en los
que las empresas pueden generar externalidades negativas importantes (como la
4
Heath, Joseph; El lucro sucio: Economía para los que odian el capitalismo.
3
polución, el ruido u olores raros). Esto conducirá a precios en esos sectores que
sobrepasan los que se deberían tener. No hay problema, dicen los defensores del
laissez-faire. Aunque no seamos capaces de conseguir la serie de precios adecuada en
un área, podemos asegurarnos de que las condiciones competitivas prevalezcan en
otros sectores, de modo que los precios en esas áreas estén en el nivel conveniente. Lo
que el teorema del segundo óptimo muestra es que no es probable que esta
recomendación política promueva en general una mayor eficiencia. Si una serie de
precios es inapropiada, no sirve de ayuda conseguir que los otros precios sí sean los
adecuados. O dando la vuelta a la misma cuestión: en una economía con múltiples
distorsiones de precios, fijar sólo uno de ellos puede empeorar las cosas, no
mejorarlas.
La consecuencia primordial del teorema del segundo óptimo era el de imponer algo de
humildad a los economistas o al menos a aquellos que estudiaban el tema. No se
demostraba que fuera falsa ninguna afirmación sobre ninguna política en particular. Esto
sólo significa que no se puede dejar de lado las declaraciones sobre la eficiencia de los
mercados basándose en un solo y muy idealizado modelo.
Se puede resumir esta teoría en algunos aspectos importantes tales como que se vuelva
a retomar el ámbito del equilibrio parcial y el análisis del coste-beneficio. Lo que se nos
pone de manifiesto es que los modelos no son fieles reproducciones de la realidad.