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Aliento para el cansado y fuerzas para el que no tiene

En nuestro caminar en la fe vivimos una y otra vez tanto en nuestro interior


como exterior fases de debilidad, cansancio y desmotivación.
Mientras más comprometidamente queremos vivir nuestra fe, tanto más nos
molestan esas fases. Porque en lo profundo del corazón queremos estar
firmes, ser fieles y seguir creciendo, pero sin importar lo que hagamos,
parece que nos saliera todo lo contrario.
Lo que menos necesitamos en fases como esas son los llamados amigos de
Job. Personas, que en su cabeza parecen tener la teoría correcta y nos
enseñan con superenseñanzas, que es lo que podemos hacer mejor.
Pero se les pasa por alto en sus conceptos, que hay momentos, en que nos
faltan las fuerzas, falta la motivación, y falta la visión de seguir adelante.
Lo que necesitamos en esos momentos es una teología, ¡una comprensión
sobre lo que verdaderamente nos pasa y como Dios mismo nos ve en esos
momentos y la profunda esperanza en nuestro interior que Él a pesar de todo
nos ama!
Isaías 40:29-31 "El da esfuerzo al cansado, y multiplica las fuerzas al que no
tiene ningunas. Los muchachos se fatigan y se cansan, los jóvenes flaquean
y caen; pero los que esperan a Jehová tendrán nuevas fuerzas; levantarán
alas como las águilas; correrán, y no se cansarán; caminarán, y no se
fatigarán."
Éste versículo nos permite ver en el corazón de Dios y entender como Él nos
ve...
Nuestro Padre ve que nosotros
 Podemos cansarnos
 Podemos fatigarnos
 Podemos quedarnos sin fuerzas
 Podemos flaquear
Los muchachos se fatigan y se cansan, los jóvenes caen. . .. Él ve que esto no
depende de la edad (por eso dice los muchachos y los jóvenes tropiezan =
ejemplo de fortaleza), cuánto más pueden tropezar los mayores)
Nadie está excepto de cansarse y flaquear en su camino, sin importar edad y
estado espiritual. Según la personalidad podrán verse de diferentes maneras
los efectos exteriores, pero todos llegamos a esos lugares de falta de fuerzas
y a un desierto interno.
El cansancio y la flaqueza es frecuentemente algo no muy noble que sucede
porque estamos comprometidos con el Señor, sino que tiene que ver con
nuestra naturaleza caída.
Falta de sabiduría, testarudez y egoísmo nos llevan frecuentemente a esas
fases. . ..
No estamos acostumbrados a andar con el Señor y confiar plenamente en él,
¡y así nos quedamos con cosas para nosotros y hacemos cosas a nuestra
manera y caemos así en el poder de nuestras propias fuerzas y al final en
nuestras fuerzas tropezamos y caemos!
Cuando estamos en esa posición nos sentimos frecuentemente fracasados e
infieles, pero siempre tenemos que entender. . .
Nuestro Padre conoce la diferencia entre rebelión y debilidad.
Conoce nuestro corazón mejor que nosotros mismos, conoce los verdaderos
motivos que nos impulsan. . .
Jeremías 17:9-10 "Engañoso es el corazón más que todas las cosas, y
perverso; ¿quién lo conocerá? Yo Jehová, que escudriño la mente, que
pruebo el corazón, para dar a cada uno según su camino, según el fruto de
sus obras."
Como cristianos tenemos que entender esta verdad y decirnos: Padre Tú me
conoces en profundidad, y sabes que te anhelo a pesar de todas mis
debilidades y quiero seguir adelante, pero de momento no lo logro.
Necesitamos confiar en su amor y su conocimiento de quien realmente
somos y no podemos permitir que la voz de la condenación y la resignación
alcance nuestro oído interior y nos conduzca a despreciarnos a nosotros
mismos o buscar hacer las cosas aún más en nuestras propias fuerzas.
En momentos como éstos es importante enfocarnos no en nosotros mismos,
sino en el Padre y su amor. Él sabe cuán débil somos, y sabe dónde nos
podemos quebrar, sabe hasta dónde nos lleva nuestra entrega y hasta donde
ésta llega. Conoce los límites entre lo que desearíamos y la realidad.
Por eso es importante que aprendamos a cultivar nuestra identidad como
hijos amados y como novia. Mientras más clara sea esta identidad más
seguros estaremos en los procesos de debilidad que siempre vienen, de
condenación propia, de despreciarnos o el intento de ir adelante en nuestras
propias fuerzas.
La historia de Pedro es en esto ejemplar. . .
En su corazón estaba dispuesto a ir a la cárcel con Jesús incluso de ir a la
muerte (Lucas 22:33) ... en su interior estaba completamente convencido de
esto.
Pero lo que no sabía... era que en la prueba de lo que estaba convencido,
fracasaría, porque su fuerza y vigor no le alcanzarían.
Pero Jesús lo sabía y esto no lo detuvo de elegirlo, porque Jesús sabía lo que
había en el interior de Pedro. . . Pero Pedro no lo sabía y vive su fracaso, los
límites de su fuerza y cae.
Luego algunos días después de la resurrección leemos el siguiente suceso. . .
Juan 21:3-5 "Simón Pedro les dijo: Voy a pescar. Ellos le dijeron: Vamos
nosotros también contigo. Fueron, y entraron en una barca; y aquella
noche no pescaron nada. Cuando ya iba amaneciendo, se presentó Jesús en
la playa; más los discípulos no sabían que era Jesús. Y les dijo: Hijitos,
¿tenéis algo de comer? Le respondieron: No."
En su interior Pedro había abandonado su llamado espiritual, sabía que Jesús
había resucitado, él lo había visto. Pero en su interior pensó en su fracaso
personal, que su caída lo había descalificado.
Por eso volvió a lo que antes sabía hacer, y que le daba satisfacción. . .como
lo era el pescar...
Pero luego viene la gracia de Dios sobre él. . .primero que ¡no le permite
encontrar satisfacción en las cosas de antes! ¡No pescó nada!
Esto es lo que frecuentemente nos pasa cuando hemos tropezado y caído:
Buscamos consuelo y satisfacción en las cosas que antes nos salían bien o
que nos daban la sensación de satisfacción (trabajo, hobby, TV, deseos, etc.)
Pero sentís en tu interior que es como tomar agua salada, ¡no se te quita la
sed!
Luego viene Jesús (en el tiempo justo) . . . Juan 21:6-7 Él les dijo: Echad la
red a la derecha de la barca, y hallaréis. Entonces la echaron, y ya no la
podían sacar, por la gran cantidad de peces.
Entonces aquel discípulo a quien Jesús amaba dijo a Pedro: ¡Es el Señor!
Simón Pedro, cuando oyó que era el Señor, se ciñó la ropa (porque se había
despojado de ella), y se echó al mar.
Así comienza Él, de nuevo a tomar parte en tu vida, mostrándote que es solo
en Su fuerza que puedes ir adelante en tu crecimiento y no en las tuyas.
Pedro aprendió que no podía escapar de la gracia de Dios, ni tampoco de su
llamado. . . y luego viene la historia más hermosa de un llamamiento, que
tiene mucha sabiduría y consuelo para todos. . .
Jesús no humilla a Pedro, más bien le muestra que su poca fuerza y entrega a
Él, alcanza completamente para hacer la obra de Dios.
Y Pedro comienza a entender, lo cual se refleja en su respuesta (te amo con
el amor filio=amor de hermano cuando Jesús le pregunta si le ama con el
amor divino)
Jesús termina su 3ra pregunta con el llamado, que Pedro en su aparente
debilidad es digno de pastorear no los corderos sino ¡las ovejas!
Así que no se trata de tu poder y fuerza y entrega, se trata de Su amor
inconmovible hacia nosotros y Su fuerza que quiere habitar en nosotros.
Este desarrollo es un proceso. . .
Isaías 40:29-31 “El da esfuerzo al cansado, y multiplica las fuerzas al que no
tiene ningunas. Los muchachos se fatigan y se cansan, los jóvenes flaquean
y caen; pero los que esperan a Jehová tendrán nuevas fuerzas; levantarán
alas como las águilas; correrán, y no se cansarán; caminarán, y no se
fatigarán."
En nuestro versículo lema dice: que los que aguardan/esperan reciben
nuevas fuerzas y volarán como águilas!
Cuando comenzamos nuestra vida de creyentes, Dios viene hacia nosotros
dónde hemos caído, pero con el tiempo quiere que aprendamos ¡a esperar
en Él!
En el tiempo de espera tenemos que aprender de no caer en lamentarnos de
nosotros mismos o en escuchar las cantatas de condena y rechazo a nosotros
mismos, sino a esperar en plena confianza en Él. . .
Esto es un acto humillante, pero nos ayuda a reconocer, que toda fuerza
viene de Él y que no hay nada que ofrecer en nosotros para poder ser
mejores.
Salmo 130:6 “Mi alma espera a Jehová Más que los centinelas a la mañana,
Más que los vigilantes a la mañana."
El esperar tiene todavía una 2da dinámica. . . creemos que con una
experiencia de fracaso y de debilidad ya hemos aprendido todo. . . pero la
realidad es que es un proceso que dura toda la vida. . .
A través de constantes repeticiones, se forma el carácter y la seguridad que
solo basta su gracia, y que es solo su poder el que nos mantiene en el
ministerio y no nuestra fuerza, educación o los talentos naturales.
De nuevo, a pesar de lo lamentable del suceso, podemos estar agradecidos
por estos relatos, que nos muestran cómo funciona "crecimiento" a los ojos
de Dios.
Pedro padecía años más tarde todavía de temor a la gente y Dios lo deja caer
para ayudarlo a superarlo y convertirse en el hombre y apóstol que Jesús vio
proféticamente, que fortalecería a sus hermanos y que sería una roca.
Quiero que todos hoy nos animemos. . .
No te dejes desanimar por las fases de debilidad y flaqueza en tu vida...
Cuando el camino de la fe se vuelve escarpado, vivirás la realidad del fracaso,
sentirás el dolor y la decepción de no poder alcanzar tus metas de entrega
que te has propuesto, y tienes la impresión que Él no está más contigo y que
te ha abandonado. . .
En esos momentos no te mires a ti mismo ni a formas de salir adelante en tus
propias fuerzas, o personas que lo puedan hacer por ti, "aguarda/espera en
el Señor". Búscalo a Él con toda sinceridad, ponte delante de Él ¡con todas tus
debilidades!
Él te entiende, aun cuando nadie te entiende. . .
Él es el principio y el perfeccionador de tu fe y convertirá tus debilidades en
meses y años ¡en tus fuertes!

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