Todo ello, aunado al aspecto práctico, sirve para generar nuevas
tecnologías, contribuir al desarrollo científico. Y, en últimas, si
contribuye al desarrollo tecnológico, por consecuencia, sirve para generar mecanismos y artefactos que le ayuden a mejorar el ser humano la calidad de vida, su confort, su transporte, el tratamiento de sus enfermedades, etc. En otras palabras, la investigación ha sido la semilla, la fuente secreta que ha contribuido a que el hombre de las cavernas, vestido de pieles, con comunicación y transporte paupérrimos, haya dado el abisal paso tecnológico del hombre actual. Esto, como es lógico, supone profundos cambios inclusive en la misma idiosincrasia del ser humano, de su psicología, de la misma forma en que percibe esa realidad. He ahí el poder de la investigación. Imagen: netquest.com