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LA MALDAD DE LAS VACUNAS Y SUEROS

POR
HERBERT M. SHELTON
Vaccinia
(1940)
CAPITULO 1

Traducción: Gladys Molina EmpoweredByKnowledge©

La vaccinia es una enfermedad infecciosa aguda causada por la vacunación. La vacunación


es la inoculación de un niño o adulto, sano o enfermo, con materia séptica (pus) derivada
de llagas supurantes del abdomen de una vaca previamente infectada. Pienso que esta
definición es incompleta en un aspecto importante—debería haber dicho que es una
operación criminal.

La enfermedad data alrededor del año 1774 cuando un ignorante y supersticioso granjero
inglés; Benjamín Jesty, vacunó a su esposa y tres hijos con materia extraída de las llagas de
vacas padecientes de viruela, usando una aguja de zurcir con la que realizar las escisiones,
Jetsy creía en una superstición, prevalente por aquel entonces entre las lecheras, que uno
que había padecido la viruela era inmune a la viruela.”

Notas de este experimento audaz fueron efectuadas por un doctor Nash, que murió en
1785. A su muerte estas notas pasaron a manos del señor Thomas Nash, que estaba
familiarizado con Edward Jenner, un notorio charlatán, al que se le acredita de haber
"descubierto" la vacunación. En 1789 Jenner inoculó a su hijo de dieciocho meses con
materia de viruela porcina. Él siguió esto con otras vacunas a otros niños y la sucia
práctica de la vacunación fue definitivamente lanzada.

Un escritor Inglés; Arthur Wollaston Hutton, MA, dice del marco y cualificaciones de
Jenner: "Sus adquisiciones profesionales eran pero escasas; su título de médico fue el
resultado de ningún examen o trabajo científico realizado, sino simplemente de una tasa
de quince guineas pagada a la Universidad de St. Andrews, en tanto que su otra y más
importante distinción, su beca de la Royal Society, se obtuvo, lo que incluso el Dr. Norman
Moore, su último biógrafo y apologista, se ve obligado a admitir que era poco más que un
fraude."

Así pues, tenemos una práctica inmunda, que nace de la ignorancia y la superstición del
pasado y engendrado por un impostor y fraude ignorante, palmoteado en el mundo de
hoy como un procedimiento científico. Es realmente notable, el número de casos en la
historia de la medicina, de las prácticas y teorías en boga, que deben su origen a las
antiguas costumbres, tradiciones y supersticiones.

No se sabe cuán remota era la creencia entre los obreros de granja y lecheras de Inglaterra
en la potencia inmunizante de la viruela-vacuna; pero se cree que han salido de la práctica
de la inoculación que se introdujo en Inglaterra desde el Oriente, por Lady Mary Wortley
Montague, esposa del embajador británico en la corte otomana, en 1717. La práctica fue
abolida por ley del Parlamento en 1840, debido a sus males. En 1754 el Real Colegio de
Médicos emitió el siguiente manifiesto, cuyo texto es extrañamente parecido a las
declaraciones hechas por los médicos hoy en día acerca de la vacunación:

“El Colegio Médico, después de haber sido informado de que los informes falsos relativos
al éxito de la inoculación en Inglaterra han sido publicados en países extranjeros, piensa
adecuado el declarar sus sentimientos de la siguiente manera, a saber.: Que los
argumentos que al comienzo de esta práctica se instó en su contra han sido refutados por
la experiencia, que ahora se mantiene por los Ingleses en mayor estima, y se practica entre
ellos más ampliamente que nunca de lo que era antes, y que el colegio médico piensa que
sea muy saludable para la raza humana."

A pesar de esta evidente mentira por esta augusta, la práctica no tuvo éxito; no era
altamente saludable; y la experiencia no refutó los argumentos utilizados en su contra. Era
una práctica muy perjudicial que provocó un aumento de la viruela en Inglaterra y fue
finalmente abolida por ley. Edward Jenner, siguiendo a Benjamin Jesty, trampea la vieja
práctica de la inoculación en el credo de las lecheras y la vacunación (de Vacca—Vaca)
nació.

Mencioné que la práctica de la inoculación se introdujo desde el este. La fecha del origen
de esta práctica supersticiosa se oculta en la oscuridad de la prehistoria. Pueblos salvajes y
bárbaros, en diversas partes del mundo, practican la inoculación. Se cree de haber
comenzado en la India, donde muchas de nuestras supersticiones originaron, y se extendió
desde allí a África y Europa.

Desde tiempos inmemoriales, los negros y los árabes de Nubia practicaban la inoculación
contra la viruela. Los ashanties y moriscos y las tribus árabes del norte de África
practicaban la inoculación de brazo a brazo desde tiempos antiguos. Las tribus salvajes
del Alto Congo la practicaban para evitar la "sífilis." El Baris de Lado se inoculaba a sí
mismos sobre el pecho izquierdo. Los negros en Senegal inoculaban a sus hijos en los
brazos. Los Moros y Pouls de Senegambia practicaban la inoculación contra la
pleuroneumonía. Una práctica de este tipo estaba en boga en Berna, Suiza, en el siglo 18.

El primer registro de la viruela parece estar en la India, donde también se encuentra el


primer registro de inoculación, donde la práctica estaba de moda hace más de tres mil
años. Dhanwantari, el padre de la medicina védica, y el médico hindú más antiguo
conocido, que se supone que vivió de 1500 aC, se dice de haber sido el primero en
practicar la inoculación y también se afirma que los hindúes empleaban una vacuna.
Durante más de mil años la inoculación ha sido practicada en China.

La práctica está tan entremezclada con las supersticiones religiosas de los diversos pueblos
que su origen no puede ser difícil de adivinar para los estudiosos de la historia religiosa.
En la India, en Malaba y en otras secciones del mundo, la inoculación se mezcló con la
adoración de la diosa de la viruela. La inoculación parece haber sido nada más que un rito
supersticioso diseñado para aplacar y apaciguar la ira de un dios irascible. Gente que
imaginaban que todos sus sufrimientos les habían sido enviados porque habían ofendido a
algunos de sus dioses o diosas originó el inmundo rito para conseguir que la diosa se
pusiera de nuevo de buen humor.
Según un tal Sr. Porter, quien fue Embajador Inglés en Constantinopla en 1755 (revista de
caballeros); Gentleman's Magazine, octubre 1755: "Es la tradición y la opinión del país, que
cierto ángel preside sobre esta enfermedad. Que es la de apalabrar su favor y acreditar su
confianza en que los georgianos tomen una pequeña porción de materia variolosa, y, por
medio de la escarificación, introducirlo entre el pulgar y el dedo de una persona sana. Se
supone que la operación nunca más pierda su efecto. Para asegurar más allá de toda
incertidumbre, la buena voluntad del ángel, cuelgan ropa de color escarlata sobre la cama,
siendo este el color favorito del habitante celestial que desean propiciar.

No me puedo imaginar a San Pablo, quien se negó a comer carne que había sido ofrecida
a los ídolos, extendiendo su brazo desnudo para recibir el pus ofrecido a la diosa de la
viruela. No me puedo imaginar a Moisés, cuyas leyes kosher, en la mayoría de sus datos
esenciales, son excelentes, mandando a los judíos a tener este trefe inoculado en sus
cuerpos.

Síntomas: La Vaccinia empieza después de la inoculación con una ligera irritación en el


lugar de la vacunación. En el tercer o cuarto día aparece la erupción en la forma de una
pápula roja, rodeada por una aureola roja. En el quinto o sexto día la pápula se convierte
en vesícula, llenándose de una sustancia acuosa o transparente, con una depresión central
distinta (umbilicación). Al octavo día la vesícula se perfecciona y es entonces rodeada de
una amplia zona enrojecida del edema inflamatorio, que es el asiento de comezón intensa.
Por el décimo día el contenido es purulento (pus) y la vesícula se ha convertido en pústula.
La piel circundante está ahora mucho más inflamada y dolorosa. Por este tiempo la areola
enrojecida comienza a desaparecer y se establece la desecación con la formación gradual
de una corteza marrón gruesa o costra, que se desprende y cae sobre el día 21 al 25,
dejando una fea cicatriz. La cicatriz es al principio roja, pero gradualmente se vuelve más
pálida que la piel circundante con una apariencia de sacabocado y picado de viruela. La
evolución de esta patología se acompaña de fiebre y síntomas constitucionales, malestar
general, y el ensanche de los ganglios linfáticos o glándulas adyacentes.

Observe los síntomas descritos anteriormente (y esta descripción se obtiene de obras


médicas estándar) y enseguida se darán cuenta de que hemos estado describiendo una
enfermedad aguda—en realidad los síntomas agudos de una infección séptica. La Vaccinia
se encontrará clasificada en libros de medicina como una enfermedad infecciosa aguda. La
materia infecciosa es pus tomado de pústulas en una vaca que tiene y ha tenido
anteriormente pus de las pústulas de un paciente de viruela frotados en incisiones en su
piel. Es un producto mórbido, un virus, y no es y nunca fue "linfa de vacuno". La vacuna es
pus–es el producto fluido de supuración. El vacunar a una persona es producir la
enfermedad en esa persona. Es un esfuerzo de prevenir enfermedad mediante la
producción de enfermedad. No siempre se "ejecuta fiel a su estilo." La descripción
anterior de la enfermedad no se ajusta a todas las enfermedades.

Complicaciones y Secuelas: Pústulas irregulares y picaduras atípicas pueden formarse;


varias vesículas pueden fusionarse, una erupción pustulosa en general, que cubre todo el
brazo o grandes partes del cuerpo, y llamado vaccinia generalizada, se puede desarrollar,
alrededor del octavo al décimo día.
Absceso, desprendimiento, celulitis, erisipela, infección séptica en general, erupciones de
urticaria, sífilis, lepra, tuberculosis, actinomicosis (gran mandíbula), enfermedad mental,
tétanos (trismo), parálisis, meningitis, enfermedad del sueño, etc., a continuación. En raras
ocasiones puede reaparecer la pústula en el mismo lugar después de que aparentemente
se haya curado. En algunos casos el absceso que puede formarse se niega a sanar. Vi un
caso de este tipo, donde el absceso siguió supurando pus después de catorce años.
Hablando de la vaccinia generalizada, Sir Wm. Osler dice: "En los niños la enfermedad
puede ser fatal." Osler cita los ajustes de las fechas de Ackland en que las posibles
erupciones y las complicaciones pueden ser buscadas de la siguiente manera:

"1. Durante los tres primeros días: Eritema: urticaria; erupciones vesiculares y ampollas; en
erisipelas vacunadas.

"2. Después del tercer día, y hasta que la viruela alcanza su madurez: Urticaria, urticatus
linchen; eritema multiforme; erisipela accidental.

"3. Sobre el final de la primera semana: vaccinia generalizada; impétigo; ulceración vacunal;
abscesos glandulares; infecciones sépticas, gangrena.

"4. Después de la involución de las pústulas: En enfermedades vacunadas, por ejemplo la


sífilis"

Bajo el encabezado "La Transmisión de la Enfermedad Mediante la Vacunación," Osler


dice: "La sífilis, sin duda, ha sido transmitida por la vacunación." Bajo el encabezado, "La
Influencia de la Vacunación Sobre Otras Enfermedades," dice:.... "Una enfermedad
quiescente podría ser activada por la vacunación. Esto sucede con la sífilis congénita, en
ocasiones con la tuberculosis. . . . . A la altura de las convulsiones de vacunación pueden
ocurrir y ser seguidas por la hemiplejia." (Parálisis de un lado del cuerpo.)

Noruega suspendió la vacunación debido a la fiebre aftosa que se propagó por la práctica.
En este país nuestro Departamento de Agricultura remontó la epidemia de fiebre aftosa en
1902, 1908 y 1914 a la vacuna contra la viruela.

Es la coartada médica, cuando estos males siguen a la vacunación, y son mucho más
comunes de lo que los desinformados pueden imaginar, que se deben al "descuido" o
"infecciones secundarias." El Dr. Richard C. Cabot dice: "La otra cosa que molesta a la
gente es el hecho de que las llagas de vacunación se convierten en sépticas, a veces,
cuando la vacuna se hace con torpeza, y a veces cuando se hace correctamente. No
tenemos que culpar necesariamente al médico porque el paciente tenga un brazo malo. A
pesar de todas las precauciones, si el paciente se encuentra en mal estado, la ruptura en la
piel puede llegar a ser séptica."

Esta es sólo una verdad a medias. La llaga de la vacuna es séptica desde el principio. La
vacuna es materia séptica. La vacunación es la infección séptica deliberada y forzosa.
Culpamos al médico, porque él introdujo la materia séptica en el brazo.

Esta imagen de la vacunación es negra, pero de ninguna manera es el cuadro completo. Es


casi imposible exagerar los males de esta sucia, práctica supersticiosa y cualquier médico o
vacuna-propagandista quien afirma que la vacunación es inofensiva es o bien un ignorante
o un mentiroso. Haré esto muy claro antes de haber terminado con este tema.

"Ojala hubiese sabido antes la cosa horrible que es una vacuna," escribió la señora A. Kyles,
en una carta al director del St. Louis Times, de noviembre 1926, después de que su niño
hubiera muerto de tétanos tras la vacunación. Él fue vacunado el 15 de octubre y murió el
8 de noviembre 1926; el trismo se desarrolló sobre el 31 de octubre. Miles de otras
madres afectuosas han llorado. "Me hubiera gustado haber sabido antes lo terrible que es
una vacuna." ¿Por qué estar tan dispuestos a creer las charlas-de-venta de los que ganan
dinero de las vacunas?

El 7 de octubre de l926, el pequeño Elmer Perry, hijo de cuatro años de edad, del señor y la
señora John Perry, de 35 Schalk St., Newark. NJ fue vacunado por orden de las Autoridades
Sanitarias. Quince días más tarde, se enfermó, y el 27 de octubre lo llevaron al hospital
sufriendo de trismo. Unas horas más tarde murió. "Mataron a mi hijo, ellos lo mataron,"
gritó el padre embargado por el dolor. "Ellos han quitado el sol de mi vida," se lamentó la
madre frenética. Esto no era más que una más de miles de tales escenas trágicas. Los
médicos los matan para salvarlos.

Las autoridades en este caso apresuradamente negaron toda responsabilidad por la


muerte del niño. Culparon al muchacho. Es una muestra razonable de la forma cobarde en
que los médicos siempre niegan la responsabilidad de sus actos. Ellos son la única clase
de criminales de la que yo conozco que puede escapar a las sanciones por sus crímenes
mediante la colocación de la culpa a sus víctimas.

El 20 de junio 1926 la pequeña Geraldine Creamer, de 4 años de edad, 611 John St.,
Peekskill, Nueva York...murió de tétanos, después de la vacunación durante un cocinado y
elaborado caso de susto de viruela-un caso de envenenamiento por hiedra habiendo sido
diagnosticado como viruela. Los culpables en este caso explicaron que la niña, que había
sido vacunad en la pierna, recibió la infección de trismo de la tierra del jardín, mientras
jugaba en el jardín. En un artículo de página completa en el New York, Evening Graphic les
reté a darme trismo hiriéndome en una docena de lugares y frotando la tierra del jardín en
cada herida. El Comisionado de Salud dio una débil respuesta en el periódico local, pero
ignoró mi desafío. No quería que su coartada fuese descubierta por una prueba.

El trismo es una enfermedad relativamente rara, excepto donde se desencadenan


epidémicas de vacunación. En sus Principios y Práctica de la Medicina , Sir Wm. Osler dice
del tétanos; es una enfermedad transmitida por la vacunación: McFarland recogido 95
casos prácticamente todos americanos. Sesenta y tres se produjeron en 1901, en la que
R.W. Wilson demostró el bacilo tetánico. La mayoría de estos casos ocurrieron en torno a
Philadelphia."
El informe de Salud Pública de los Estados , del 20 de marzo 1925 dice que varios casos
mortales de tétanos en los individuos vacunados se han producido recientemente en los
Estados Unidos" El Informe para el 26 de junio de 1925, contiene cuentas, en sus seis
primeras páginas, de once casos de tétanos posterior a la vacunación. Los niños son más
susceptibles que las niñas al post-vacunal del tétanos.

En una carta de fecha 9 de agosto de 1929, y dirigida al senador Robt. F. Wagner, el Dr.
Hugh S. Cummings. Cirujano General del Servicio de Salud Pública de Estados Unidos, dice
que las cifras que muestra en su carta son incompletas, para muertes por tétanos post-
vacunal son los siguientes:

1925—29; 1926—15, 1927—17, 1929—1. Como la mayoría de estas muertes se producen


después del comienzo de la escuela en septiembre, momento en el cual comienza la gran
orgía de la vacunación, la aparente reducción en 1929 es probablemente muy engañosa.

En la primera parte de 1925, mientras que el conjunto de Este estaba en medio de una
agonía de epidemia de vacunación, el New York Evening Graphic (el gráfico de la tarde de
Nueva York) destapó al menos dos muertes por tétanos post-vacunal, y muchos otros
casos de lesión vacunal en Baltimore. Después de la publicación de los relatos de estos
casos, los hospitales de Baltimore establecieron una rígida censura y suprimieron la
horrible verdad sobre esta práctica criminal. Pero una tregua con el tétanos; los periódicos
llevan frecuentes informes de muertes de este tipo y sólo puedo tocar los puntos altos
aquí. Todo el mundo puede conocer de estos casos si se preocupa de investigar.

Dentro de los últimos años, otros problemas han sido sin duda atribuidos a la vacunación.
Ya he citado la declaración del Dr. Osler que "a la altura de la vacunación pueden ocurrir
convulsiones seguidas por hemiplejia." La parálisis es un resultado más frecuente de la
vacunación que hasta ahora se había sospechado. El Dr. Osler dice: "La meningitis
cerebro-espinal tiene predilección curiosa por los soldados." El Capitán Sheffield Neave, de
Inglaterra, dice: "La meningitis es una enfermedad de soldados y bebés." Durante la
Primera Guerra Mundial hubo una gran mortalidad y la invalidez entre los soldados debido
a la meningitis cerebro-espinal. Los anti-vaccunalistas declararon que es debido a la
vacunación. Esto provocó enérgicas protestas y denuncias fuertes de los devotos de pus y
la diosa de la viruela.

En el "Lancet", la principal revista médica británica, de 4 de septiembre 1926, se expone


relatos de siete casos de encéfalo-mielitis (inflamación del cerebro y la médula espinal y
sus membranas), tras la vacunación en dos hospitales de Londres en los últimos años. El
Prof.. H. M. Turnbull y Prof. Jas. Macintosh que investigaron dolorosa y cuidadosamente
estos casos establecidos en el British Journal of Experimental Pathology, desde el que cita
el "Lancet", que: "No puede haber ninguna duda de que la vacunación era un factor causal
definitivo."

El Lancet afirma que el informe en el Diario: "incluye resúmenes de las historias clínicas y
necropsias y descripciones de los cambios patológicos, grueso y minuto en el sistema
nervioso central, así como en las áreas vacunadas, glándulas linfáticas regionales y otros
tejidos. Hermosamente y claras ilustraciones de las lesiones histológicas que se encuentran
en la médula espinal en los niveles inferiores. Se muestra la evidencia de etiología (la
ciencia de la causa) derivado de las manifestaciones clínicas e histológicas muestran de ser
fuertes, y confirmados por los resultados de experimentos biológicos (experimentos con
animales de forma independiente por el Dr. Paul Fildes y el Prof. Macintosh). La
inoculación de material del cerebro y médula espinal de tres de estos casos mostró la
presencia del virus vaccinia, sin obtenerse ningún otro virus."

Las sospechas de estos facultativos se despertaron por primera vez en 1912, cuando una
autopsia en un niño recién vacunado de 15 años reveló encéfalo-mielitis. En diciembre de
1922, una niña de 9 años de edad, llegó a la necropsia con un diagnóstico de meningitis
tuberculosa. Sin embargo el microscopio no reveló lesiones excepto costras de
vacunación recientes, inflamación glandular, en la región de la vacunación y ligeros
cambios en el sistema nervioso central. Cerebro y cordón presentando los mismos
cambios peculiares como los encontrados previamente en el niño hace diez años.

"Otros casos," dice la revista Lancet, "eran ahora rápidamente reconocidos, uno en un
hombre de 21, y 'el resto en niñas de 7, 12, 15 y 22 respectivamente. Todos estos
pacientes, excepto una niña murieron en el curso de una ataque agudo de encéfalo-
mielitis complicada por bronconeumonía."

Como ejemplo de cómo estos siete casos procedieron el caso de la mujer de 22 años de
edad serán suficientes. Esta fue vacunada, siendo bebé y de nuevo el 29 de noviembre de
1922. Siete días a partir de entonces desarrolló un fuerte dolor de cabeza y otros
síntomas. En los días 10 y 12 estaba somnolienta y tenía fiebre alta, al día 13 se convirtió
en semi-comatosa y el 14 día falleció.

El Lancet del 09 de octubre 1926, establece que en Holanda, durante el período del 1 de
enero de 1924 al 1 de julio, 1925: "35 casos, de los cuales 15 fueron mortales, se produjo
encefalitis tras después vacunación después de un intervalo de 10 a 30 días," habían
transcurrido.

El Lancet declara además en el artículo anteriormente citado: "La investigación de la


posible trayectoria de la infección dio resultados negativos—Examen detallado de las áreas
vacunales y glándulas regionales cedieron pero muy poca información, ya que los cambios
histológicos parecían esencialmente similares a las de un caso de control, de un niño
vacunado recientemente fallecido en un accidente."

Esto significa que el curso ordinario y regular de la malicia perseguida por la vacunación
pueden fácilmente resultar en la producción de estas enfermedades. El Lancet dice
además: "Aunque el camino de la infección no puede ser trazado, los autores parecen
tener amplia justificación para concluir, a la vista de la estrecha semejanza entre las
historias clínicas, la uniformidad de los hallazgos patológicos, y la ausencia de casos
similares independiente de la vacunación, que la vacunación era un factor causal definido
y no es casualidad fortuita." (Cursiva del autor).
En el año 1927, cuando el Sr. Marky y el Senador Love debatieron sobre la vacunación,
hemos expuesto en la plataforma, una niña cuyo cuerpo estaba terriblemente retorcido, en
gran medida descarnado y paralizado como consecuencia de la vacunación. Con la suave
sagacidad del político fino y recurriendo a los antiguos subterfugios médicos de la
"infección secundaria" y "enfermedad intercurrente," el Dr. Love trató de hacer creer a la
audiencia que los problemas de la niña se debían a algo distinto de la vacunación. Sin
embargo, una "afección intercurrente" es mera tontería. Nunca existió fuera de la mente
médica. The Lancet se había mantenido anteriormente a la misma teoría con respecto a
estos casos como se cita anteriormente. Haciendo referencia en su edición del 1 de
agosto de 1925, a los numerosos casos en el continente, declara: "Experimento e
investigación patológica han demostrado que esta forma de la enfermedad no se debe al
virus de la vacuna de Jenner"... "Había infección latente" y "la vacunación meramente la
eclosionó hacia fuera."

"La infección latente" es otro subterfugio que ha servido durante mucho tiempo a la torpe
profesión médica cuando la tuberculosis, la sífilis y la lepra siguen a la vacunación. Pero al
final de este subterfugio se acerca. El Lancet se ha retractado lo que declaró en la cita
anterior. Declara: "Casos similares independientes de vacunación no se observaron al
mismo tiempo ni en cualquier otro momento. Los autores dan razones convincentes
contra la suposición de que los casos post-vacunales descritos por ellos y por trabajadores
en el extranjero no son más que ejemplos de poliomielitis, (inflamación de la materia gris
de la médula espinal) o encefalitis letárgica (enfermedad del sueño), en el que la
vacunación fue un accidente inmaterial." Declara que el encéfalo-mielitis tras vacunación
siempre exhibe lesiones más extensas que las de la enfermedad del sueño y que
"histológicamente, la inflamación en los casos ordinarios de la poliomielitis (parálisis
infantil) difiere notablemente de aquella después de la vacunación."

En 1923, 1924 y 1925 se hicieron grandes esfuerzos en Inglaterra para vacunar a todo el
mundo. Se efectuaron miles de vacunaciones. Ocurrió gran incremento en casos de
Encefalitis-Letárgica. En 1924, hubieron 6.296 de este y similares afecciones reportadas en
Inglaterra y Gales, con una población de de 38.746,00.- o 162 casos por millón de
población. En Liverpool, con una población de 836,000 fueron reportados 257 de tales
casos; o 306 casos por millón de población. Liverpool estaba un cincuenta por ciento
mejor vacunada que la media de Inglaterra y gales, y tenía casi 100% más Encefalitis.
Supongo que esto era debido a una “afección intercurrente.” o “infección latente,” o
a una “infección secundaria.”
En la publicación del Journal of Medicine, del estado de Nueva York, del 15 de mayo, 1926,
incluía dos artículos de publicaciones extranjeras comentando casos similares en el
continente Europeo. En uno de ellos Carl Leiner, (Viena) se dice haber comentado
encefalitis y meningitis desarrollándose de nueve a quince días tras la vacunación. Admite
que en una infección generalizada, como la vaccinia generalizada, podría haber
complicaciones intracraneales. El artículo también declara que el Dr. Lucksch vio tres casos
y conocía de cuatro mas, y de siete niños, fallecieron cinco. En dos autopsias, que obtuvo,
fue capaz de mostrar más allá de cualquier duda que “la muerte había sido a
consecuencia de la encefalitis.” Bastianse, de La Haya, recopiló notas de 34 casos
similares ocurridos en Holanda durante 18 meses entre 1924-25, con mortandad de un
cuarenta por ciento—“más mortales que cualquier otra epidemia ordinaria de encefalitis.
”Adicionalmente varios casos serios de meningitis fueron reportados.”
Tres casos reportados por el autor del artículo en Austria, mostraron que “no solo el
encéfalo, sino que el espinal y nervios periféricos pueden estar comprometidos, que la
afección podrá hablarse en términos generales como polineuritis meningoencefalitis.”
El otro artículo es un resumen de un artículo del Dr. W. F. Winkler, jefe de la Universidad de
Clime, Rostock. Dice: "Muy recientemente, casos aislados de síntomas cerebrales, que
sugieren la encefalitis, después de la vacunación han sido reportados en Holanda,
Checoslovaquia y Alemania y desde Suiza no se han reportado dos casos de meningitis
grave."

Los Países Bajos, y otros países, por ejemplo, Francia, también han reportado casos de este
tipo. En la revista de la American Medical Association del 3 de julio de 1926, p. 45, hay un
artículo de su corresponsal en Berlín que se discute "Trastornos nerviosos y la Vacuna de la
Viruela." En el mismo hay estas palabras: "En las regiones en las que no existe ninguna
vacuna organizada de la población, la parálisis general es poco frecuente. En pacientes
con parálisis general él (el Dr. Deresiewicz), nunca ha visto cicatrices de la viruela, pero
cicatrices de vacunación estaban siempre presentes. "Facultativos de Holanda declararon:
"Es imposible negar una conexión entre la vacunación y la encefalitis que le sigue." Se
hace notar que, mientras que, los niños son más susceptibles al tétanos post-vacunal, las
niñas son más susceptibles a la encefalitis post-vacunal.

Sería improductivo afirmar que todos los casos de parálisis local o general se deben a la
vacunación. Hay casos debidos a otras causas también. Pero de estos otros casos no se
deben hacer una base para negar la mala influencia de la vacunación, como algunos
apologistas de las vacunas intentan hacer.

¿Cómo de nuevo es el fenómeno? ¿Quién sabe? El Dr. Pierre Baron, antiguo interno del
Hospitaux de París, prologa su trabajo sobre la encefalitis post-vacunal (1929), en la que
sus conclusiones se basan en sus propias observaciones, con un caso que encontró
después de buscar en los anales médicos y desenterró un informe de un caso en los
"Archivos de Medicina Infantil," en 1907. El Dr. Combay de la Sociedad Médica de los
Hospitales de París, informó de un caso que se había producido en su práctica en 1905. El
Dr. Comby relata sobre una niña, en excelente estado de salud en el momento de la
vacunación a los cuatro meses de edad, quien desarrolló convulsiones en el octavo día,
seguido de estrabismo y otros problemas. No falleció pero quedó con una "secuela
importante." Dejó de reconocer su entorno; casi se le olvida de cómo amamantar; tenía
una mirada vaga; "verdadera obnubilación intelectual," desarrolló idiotez con esclerosis
cerebral progresiva (endurecimiento del cerebro), y próximo a su decimoctavo mes murió.
Su muerte fue a parar en las "estadísticas" médicas cómo debida a una neumonía—un
viejo truco de esconder sus crímenes.

El libro del Dr. Baron analiza 255 casos de encefalitis post-vacunal, confesamente
discutidas como tal en obras médicas. Su lista está lejos de ser completa, porque él
acredita a los Estados Unidos con sólo cuatro casos, todos ellos antes de 1927.
Gran Bretaña nombró dos comisiones para investigar este asunto—el Comité Andrews,
nombrado el mes de noviembre de 1923, que realizó su informe en mayo de 1925; y el
Comité Rolleston designado en febrero 1926, que realizó su informe en febrero de 1928.
Estos dos comités estaban compuestos de eminentes hombres facultativos todos los
cuales apoyaron la vacunación.
El Comité Andrews informó de 62 casos de encefalitis post-vacunal con 36 muertes—40
hembras y 22 varones; edad media 10 ½ años. Cuatro casos fueron menores de un año,
un caso cincuenta años, y cuarenta y ocho casos eran de seis a dieciséis años. Vacunas
Gubernamentales han sido utilizadas en 53 de estos casos, de los cuales 30 fueron
mortales. El Comité Rolleston reportó 30 casos con 16 víctimas mortales. La vacunación
gubernamental se utilizó en 18 de ellas con 8 muertes. Este comité también informó de la
historia posterior de 10 casos no fatales de menores de 15 años, demostrando que 4
fueron lesionados de forma permanente, de alguna manera—en la mente, la memoria, el
temperamento, el vigor, la recaída.

Desde que la vacunación se hizo obligatoria en Inglaterra y Gales un millón de bebés han
muerto (hasta 1930) de convulsiones, tétanos, meningitis, encefalitis, y otras dolencias
nerviosas. ¿Cuántos de éstos eran debido a la vacunación ya no hay manera alguna de
saber, pero a la luz de los hechos actuales, estamos a salvo en el supuesto de que una gran
proporción de ellos murieron por esta causa.

En 1924 se registraron en Inglaterra y Gales 5,039 casos de encefalitis letárgica, 397 de


fiebre del cerebro-espinal, 777 poliomielitis aguda, 83 de polio-encefalitis—un total de
6.296 casos, con 2.200 muertes, 2.520 heridos de forma permanente (demencia), y 1.575
recuperaciones completas. Los casos en 1924 fueron tres veces mayor que el promedio
anual durante los nueve años anteriores. En 1922-23-24 los facultativos de Inglaterra y
Gales cocinaron una serie de viruela-alarmas causando 288.000 revacunaciones. "La
vacunación adicional fue seguida por este cultivo adicional de morbilidad del sueño."

Un caso de encefalitis post-vacunal se reportó en Irlanda en 1930 en un bebé varón de


4.5kgs. Él fue vacunado el 3 de mayo y se enfermó el 10 de mayo, "estando muy
disgustado e inquieto con vómitos. Al día siguiente estaba tranquilo y apático y al ingreso
en el hospital su estado se parecía al del tétanos."

La Liga de las Naciones en su informe del 27 de agosto, 1928 menciona 139 casos y 41
muertes en Holanda. Esto resultó en Holanda el detener la vacunación obligatoria durante
1928-29. El número total de vacunaciones en Holanda en la primera mitad de 1928 fue
menos de un tercio de los de la primera mitad de 1927 y las muertes por encefalitis se
redujeron a menos de un tercio.

Alemania modificó su ley de vacunación obligatoria. Adoptando una cláusula opcional,


como la que tuvo Inglaterra. El International News Service (Servicio Internacional de
Noticias), del 27 de febrero, 1930 nos informa: "El cambio de actitud de algunos expertos
médicos hacia la vacunación a favor de una aplicación menos rígida de la ley, ha sido
provocada principalmente por el número considerable de enfermedades post-vacunales
observadas en Holanda e Inglaterra y en casos esporádicos en Alemania. "Las personas
vacunadas desarrollaron un tipo de inflamación cerebral (encefalitis post-vacunal) que dio
lugar a una serie de muertes y en varios casos de una forma leve de trastorno mental."

Aquí tenemos parte de un artículo que apareció en el Diario de la Asociación Médica de


Estados Unidos del 5 de abril de, 1930: "Reisch informa que tras la vacunación de 233
niños de edades comprendidas entre los 5 y 10 años, se observaron varios casos con
síntomas de encefalitis. Dos eran especialmente severos y terminaron en fatalidad. La
necropsia reveló los cambios característicos de la encefalomielitis. Otros seis niños
también desarrollaron síntomas de encefalitis de seis a doce días después de la
vacunación."

El Informe de la Comisión de Viruela y Vacunación de la Organización de Salud de la Liga


de las Naciones, Ginebra, agosto, 27, 1928, dice: "La encefalitis post-vacunal que nos ocupa
se ha convertido en un problema en sí mismo principalmente como consecuencia de los
acontecimientos de los últimos años en los países Bajos e Inglaterra y Gales. En cada uno
de estos países en los casos que se han producido han sido suficientemente numerosos y
similares a requerir que sean considerados en conjunto. Su aparición ha llevado a la
conclusión de que un nuevo, o al menos un insospechado o no reconocido riesgo, se une
a la práctica de la vacunación."

Ahora, ¿y en EE.UU.? ¿Se producen algunos de estos casos aquí? Ocurren. Pero rara vez
son reportados y, al parecer, nunca son investigados. En 1930 Julia Motley, de 12 años, de
Irisburg, Virginia, murió de parálisis infantil aguda, que se "apoderó" de ella 3 semanas
después de haber sido vacunada. Sus padres atribuyeron su muerte a la vacunación, con
lo cual las Autoridades Sanitarias del Estado acudieron al rescate de la vacunación. El
News Leader, Richmond 28 de marzo de 1930, dice: "Mientras que los padres dieron la
vacunación como causa de muerte, el Dr. J.V Shackleford, el facultativo, afirma que el
certificado de defunción (extendido por él, por supuesto), muestra que la pequeña murió
de parálisis infantil aguda, de la que fue presa tres semanas después de haber sido
vacunada."

¡Y ahí queda eso! El médico que vacunó a la niña extiende el certificado de defunción para
protegerse a sí mismo y a la vacuna y asunto resuelto. La niña está ahora inmune a la
viruela y la diosa de la viruela ha sido apaciguada. Esto me recuerda mucho a una
declaración contenida en el memorando, del Profesor Jorge, al Comité de la Oficina
Internacional de Sanidad Pública (publicada en el boletín mensual de esa organización, de
enero 1927) donde hace referencia a "los motivos sopesados por nosotros, no a ser hecho
pública la noticia en el exterior en los grandes medios de esta complicación de una
operación profiláctica hasta entonces considerada (sic) como inocua..." (La cursiva es mía.)

La prensa probablemente no habría publicado la noticia aunque se le hubiera facilitado, ya


que siempre protege a la profesión médica. La prensa es tan buena en la supresión de la
verdad como lo es el Profesor Jorge y sus compañeros de trabajo. Los medios de
inteligencia (¿?), nuestros periódicos, revistas, películas, iglesias y escuelas, juegan un gran
papel en hacerle la cama continuamente a nuestro público más o menos inteligente,
mientras que cada medio informativo científico subvencionado, profesor o predicador, es
totalmente un órgano político, a la entera disposición de los explotadores. Por supuesto,
cuando todo hay sido dicho y hecho, la clase de papirotes que tienen en cuenta cualquiera
de la materia repartida, realmente no cuentan, ya que son como defensores de cualquier
tipo de filosofía de “funciona-un-día-a-la-semana”: en que cuando suba la marea, se
verán sin bañador.

El cirujano Chas. Armstrong, en el Public Health Reports (Informes de Salud Pública) del 23
de agosto de 1929, dice en un artículo sobre la encefalitis post-vacunal: "En la medida en
que se refiere al factor de la edad, la costumbre en este país de llevar a cabo las
vacunaciones primarias en el sexto o séptimo año lo haría predisponer a nuestra población
a la complicación. Casos se han producido por otra parte, Wilson y Ford, y Fulgham y
Beykirk han reportado 3 casos en este país que fueron confirmados por estudios
patológicos. Otros posibles casos basados en motivos clínicos y epidemiológicos se han
reportado desde Connecticut, Rhode Island, Nueva York, Maryland, Illinois, California.
Washington y el Distrito de Columbia."

El Boletín Semanal del Departamento de Salud, de la ciudad de Nueva York, del 7 de


septiembre 1929 dedica varias páginas a la discusión de la encefalitis post-vacunal y dice:
"A pesar de que sólo unos pocos casos han sido reportados en los Estado Unidos, parece
recomendable llamar la atención de los facultativos a esta complicación de manera que
todos los casos en los que las personas vacunadas recientemente muestran síntomas que
apuntan hacia el sistema nervioso central puedan ser cuidadosamente investigados."

Puede ser suficientemente interesante para los médicos el estudiar los síntomas que
apuntan hacia el sistema nervioso central, pero no será interesante para usted o su hijo
afligido. Dado que la profesión médica está decidida a no abandonar esta práctica sucia y
mortal, no importa cuántos niños se enfermen, queden mutilados y fallezcan, de usted
depende la prevención de la encefalitis post-vacunal, y todos los otros problemas
discutidos en este capítulo, al no permitir que sus hijos sean infectados con este sucio pus
de vaca.

Es tu hijo. No pertenece al Estado. No fue nacido en este mundo para surtir de dinero a la
profesión médica. Tu eres responsable de su cuidado y entrenamiento. Si traicionas a tu
hijo entregándolo a este Moloc moderno, te mereces peor destino que cualquiera de los
que Dante haya imaginado. Los padres deben cierta responsabilidad a sus hijos. Una de
estas es indudablemente la de proteger a estos niños contra el ataque de todo enemigo,
incluyendo los enemigos de su salud. Es el deber de todo padre/madre el “rechazar y
resistir” la vacunación de sus hijos/hijas, dondequiera que tal padre/madre pudiera vivir y
cualquiera su circunstancia bajo la que se exige la vacunación. Luchar, ir a la cárcel, resistir
de toda manera posible a los matones de la viruela y sus puntos putrefactos. En Italia hace
unos cuantos años, cuando un grupo de facultativos invadieron los hogares de alpinistas
italianos para forzosamente vacunar a sus hijos. Los alpinistas simplemente desnudaron a
los pica-puses de sus ropas, les proporcionaron una liberal dosis de su propia
“medicina,” enviándolos escabullendo a casa. Recomiendo la adopción de esta medida
en este país. Que estos granujas sufran lo que hacen sufrir a los demás. Les enseñará una
lección muy necesaria.
En contestación a una petición, dirigida al Servicio Público de Salud de los Estados Unidos,
por parte del Senador Roberto F. Wagner, de Nueva York, el Cirujano General Hugh S.
Cummings dice: "Uno de los casos (de la encefalitis siguiendo a la vacunación) en los
Estados Unidos fue publicado en 1929 y dos en 1927. Estos tres casos parecen estar
definitivamente establecidos como secuelas de la vacunación. Varios otros casos menos
bien establecidos han llegado a nuestro conocimiento, pero no tienen por qué ser
considerados aquí."
Que estas y todas las cifras que figuran en esta respuesta no están completas es evidente
por el párrafo final de su carta. Él dice: "A pesar de una búsqueda realizada en la literatura
médica desde 1925, no podemos estar seguros de que esta sea una lista completa Si bien
los esfuerzos del Servicio de Salud Pública de aprender de y en muchos casos investigar
los casos adversos sospechosos de estar causados por productos biológicos, no existe un
mecanismo legal que requiera la notificación de estos casos al Servicio de Salud Pública."

El Informe del Cirujano General del Ejército de EE.UU. en 1918, muestra que durante 1917
fueron admitidos en los hospitales del ejército 19.608 hombres padeciendo de la
inoculación de vacunas contra la fiebre tifoidea y la viruela. El Informe de 1919 relativo al
año 1918 muestra los ingresos totales que sufren de vacunación contra la fiebre tifoidea a
ser 23.191 y 10.830 padeciendo de vaccinia. Suponiendo que las proporciones de los
padecientes de estas dos inoculaciones fueron aproximadamente la misma para los dos
años significa que aproximadamente 20.000 estaban en los hospitales del ejército
ciertamente padeciendo de la vacunación contra la viruela. Esto no tiene en cuenta
aquellos cuyos padecimientos fueron atribuidos a otra cosa, ni el de aquellos cuyos
padecimientos; aunque grande, no eran lo suficientemente grande como para hacer que se
enviarán a los hospitales.

El Chicago Tribune, del 6 de junio de 1926, informaba del caso de la muerte de Kasmir
Jesky, hijo de 10 años de edad de la señora Anna Jesky del número 1523, 17th Ave.,
Meirose Park. El Tribune declaró: "Envenenamiento de la sangre que se cree ser el
resultado de la vacunación de ayer se cobró la vida de Kasmir Jesky."

El informe del Registro General, Inglaterra, 1875-1923 registró 1.464 muertes oficialmente
admitidas de haber sido causadas por la vacunación. Estas cifras dan solo poco más que
una pequeña parte de la imagen ya que la mayoría de estas muertes son encubiertas. Por
ejemplo, en una serie de muertes causadas por la vacunación, Consulta Pública reveló que
la vacunación había sido mencionada como una de las causas en un solo caso. En otra
serie de diecisiete muertes tras vacunación, investigadas por un facultativo, que publicó los
detalles, sólo una muerte se había atribuido a la vacunación. Un facultativo británico dijo:
"En los certificados emitidos por nosotros de forma voluntaria y a los que el público tiene
acceso, es apenas de esperar que el facultativo dará opiniones que pueden contar en
contra o reflejar sobre sí mismo de cualquier manera, o que sea probable que causen
molestias o lesiones a los supervivientes. En tales casos, lo más probable es que cuente la
verdad, pero no toda la verdad, y asigne algún síntoma prominente como causa de
muerte. Como ejemplos de casos que pueden contar en contra del facultativo, voy a
mencionar la erisipela tras la vacunación y la fiebre puerperal. Una muerte de la primera
causa ocurrió hace no mucho tiempo en mi consulta, y aunque yo no había vacunado al
niño, sin embargo, en mi deseo de preservar la vacunación del reproche, omití toda
mención de la misma en el certificado de defunción."

La vacunación debe ser salvaguardada de reproche a toda costa. A quién le importa


cuántos niños mueren si la vacunación solo puede ser salvada de la deshonra. Es
responsabilidad de los padres el poner fin a esta paralización y mutilación de niños. Es el
deber sagrado de todo padre/madre el proteger a sus hijos de todo daño. Si la profesión
médica no es lo suficientemente honorable para abandonar esta mala y mortal mala-
práctica altamente lucrativa, corresponde a los padres cortar sus profesionales gargantas.

¿Será instada que, si bien la vacunación es a menudo productiva del daño y la muerte, se
produce menos de estos de los que impide? Si es así, voy a demostrar que esto no es
cierto. Pero, conceder por un momento la verdad de la afirmación, sigue siendo cierto que
el forzar un proceso tan peligroso a uno, es injustificable. Es un peligro y cada uno de
nosotros tiene derecho a elegir entre dos peligros. La vacunación obligatoria es un crimen.

El Herald Cristiano, Inglaterra 7 de julio de 1927, relata un caso de epidemia de viruela, de


un tipo muy grave, en 15 departamentos (condados) en Francia, con una tasa de
mortalidad de casi el 50 por ciento de las mujeres y alrededor del 33 por ciento en los
hombres. Todos estos casos fueron personas vacunadas—muchas de las víctimas habían
sido vacunadas hasta tres veces. Si la vacunación protege, ¿por qué falló en estos casos?

En nuestro ejército durante la Guerra Española y en las Filipinas los soldados habían sido
vacunados, no sólo anualmente, sino cada seis semanas. El Cirujano Jefe Lippincott, dijo:
"La vacunación se lleva a cabo con tanta regularidad como las maniobras de puesto." Sin
embargo, el informe oficial muestra de 276 casos de viruela en 1899 con 78 muertes; 246
casos en 1900, con 113 muertes; y 125 casos con 37 muertes en 1901; la letalidad de casi el
cincuenta por ciento, en 1900 siendo el más alto jamás registrado por esta enfermedad en
el ejército un ejército bien vacunado, si alguna vez hubo uno.

En 1872 Japón aprobó una ley de vacunación obligatoria que se aplicó rígidamente. Pero
la viruela continuó a "devastar" ese país. En 1885 se aprobó otra ley requiriendo la
revacunación cada siete años. De 1886 a 1892 hubo 25,474.370 vacunaciones,
revacunaciones y re-re-vacunaciones registradas en Japón. Durante estos mismos siete
años, desde 1886 hasta 1892, Japón tuvo 156,175 casos de viruela, con 38,979 muertes, o
un caso de mortalidad de casi el veinticinco por ciento, lo que supera la tasa de mortalidad
de la viruela del período antes de la vacunación cuando no se vacunó a nadie. En un solo
año (1893) Japón tuvo 41,898 casos de viruela con 11,852 muertes.

En 1896 el parlamento japonés aprobó una ley, que fue inmediatamente firmada por el
Mikado, que requería que cada residente de Japón, cualquiera que sea su posición en la
vida, a ser vacunados y revacunados cada cinco años. El acto se hizo cumplir rígidamente
bajo penas severas. El Barón Takalira se jactó en Londres en 1906, en la Cena de Jubileo de
la Compañía de Oficiales Médicos de Salud de Inglaterra que: "No hay anti-vacunalistas en
Japón. Cada niño es vacunado antes de los seis meses de edad, revacunado cuando entra
en la escuela a los seis años y de nuevo vuelto a vacunar a los catorce años de edad
cuando va a la escuela media, y los hombres son re-vacunados antes de entrar en el
ejército, mientras que una revacunación más se aplica siempre que se produzca un brote
de viruela."

A notar la última parte de esta declaración. Si la vacunación previene la viruela, ¿cómo


ocurren "brotes de viruela" en un país tan bien vacunado? No puede haber más que una
respuesta; es decir, La vacunación no protege.

Esta ley de vacunación obligatoria entró en vigor en Japón en 1896. En 1897 hubo 49,946
casos de viruela en Japón, con 2.276 muertes por esta causa. En 1908 hubo 10.067 casos
con 5.837 muertes registradas oficialmente. De 1889 a 1908 Japón tenía 171,611 casos de
viruela con 47,919 muertes. Si alguien cree que la vacunación, la revacunación, y re-re-
vacunación previene o mitigue la viruela, que mira estas cifras. Aquí tenemos un caso de
mortalidad de casi el 30 por ciento. Sería interesante saber en qué medida la enfermedad
fue mitigada por la vacunación en esos 47,919 casos mortales de la viruela post-vacunal.

El New York Medical Journal 22 de julio de 1899, contiene un artículo sobre "La vacunación
en Italia," por Chas. Rauta, M. D., Profesor de Higiene y Materia Médica en la Universidad
de Perguia, Italia. En este señala que "Italia es uno de los países mejor vacunados del
mundo, si no el mejor de todos, y podemos demostrarlo matemáticamente." Más adelante
dice: "Durante veinte años antes de 1885, nuestro país fue vacunado en la proporción de
98,5 por ciento. No obstante, las epidemias de viruela que hemos tenido han sido algo tan
espantoso que nada anterior a la invención de la vacunación podría igualarlo." "Durante
1887, tuvimos 16,249 muertes por viruela; en 1888, 18.110; y en 1889, 13.413."

En referencia al ejército italiano, en el que "la vacunación se había realizado dos veces al
año de la manera más satisfactoria desde hace muchos años," dice que, "ahora vemos que
los soldados no protegidos porque la vacunación no 'sujetaba' fueron menos atacados por
la viruela aquellos 'debidamente protegidos', por los buenos resultados de su re-
vacunación, “y que la tasa de mortalidad en los vacunados con buenos resultados fue
mayor que entre aquellos en los que la vacunación no sujetó."

Hemos forzado la vacunación obligatoria en Filipinas desde que tomamos las Islas. España
había hecho lo mismo con anterioridad. En 1905-1906; 1907-08 y en 1918-19 estas islas
experimentaron graves epidemias de viruela, la de 1918-1919 siendo la peor de todas.
Hubo 47,887 casos de viruela con 16,578 muertes registradas oficialmente en 1918. Sólo
en Manila, la parte mejor vacunada de las Islas, hubo 1.326 casos y 869 muertes, o un caso
de mortalidad de un 65,3 por ciento. La mortalidad más baja, el 11,4 por ciento estaba en
Mindanao, la parte menos vacunada de las islas.

El Servicio de Salud se puso a trabajar y vacunó a miles y miles de personas, realizando


alrededor de cuatro vacunaciones por cada habitante en Manila. Esto fue seguido en 1919
con 99.300 casos de viruela, con 47.395 muertes. En dos años en una población de menos
de 11.000.000 hubo 147,187 casos de viruela y 63,973 muertes.

El Informe del Servicio de Salud de Filipinas de 1920, (ver páginas 141 y 142), hace el
siguiente muy breve comentario: "Desde el momento en el que la viruela fue
prácticamente erradicada en la ciudad de Manila hasta el año 1918 (sobre 9 años) en la
que la epidemia apareció sin duda en una de sus formas más severas, cientos tras cientos
de miles de personas fueron vacunadas anualmente con el resultado más lamentable de la
epidemia de 1918 se ve a primera vista como un fracaso flagrante de la inmunización
clásica hacia futuras epidemias." (cursiva del autor)

Se ofrecieron coartadas por el fracaso, sin embargo, y el trabajo sucio continúa. No


importa cuán grande sea la maldad, los que se benefician de la misma no la corregirá—no
mientras se siga logrando beneficios de las mismas.

Hay un país sin vacunar en este mundo sin viruela. Australia es el gran país sin vacunar y a
pesar de predicciones de desastres de defensores de vacunas, Australia permanece libre de
viruela. Tres cuartas partes de su población siempre han estado en la clase no vacunada.
En virtud de la teoría moderna de que la inmunidad vacunal dura sólo cinco años (Italia
vacunó dos veces al año y falló) 21/2 de% de su población está "protegida."

En el conjunto de la historia de Australia menos de una persona por año ha muerto de


viruela. Muchos de estos fueron desde el exterior y simplemente fueron puestos en
cuarentena allí. En Queensland, donde las cifras oficiales de vacunación muestran 1 por
cada 1.500 nacimientos el estado ha tenido solo un "brote." En 1892 un funcionario de
cuarentena bien vacunado "contrajo" la enfermedad a bordo del barco. No hubo otros
casos. La "epidemia" no apareció entre un pueblo no vacunado. En Victoria en 21 años
hubo 5 muertes por viruela y 14 muertes por vacunación—estas son sólo aquellas muertes
que se atribuyen honestamente a esta causa. Esto coincide con los informes del Registro
General de Inglaterra que cubren un período de años en los que hubo, en Inglaterra, 42
muertes por la viruela menores de cinco años de edad y 157 muertes admitidas
oficialmente de haber sido debido a la vacunación. También existen las cifras oficiales que
muestran que "sólo 109 niños (menores de cinco años) en Inglaterra y Gales murieron de
viruela en los veintinueve años terminando en diciembre de 1933, pero 270 murieron a
causa de la vacunación" en el mismo periodo de estos dos países.

En Inglaterra y Escocia la disminución de la vacunación ha sido acompañada por la


prácticamente desaparición de la viruela. A continuación se muestran las cifras,
brevemente Inglaterra, 1871-1875 porcentaje de vacunación de 97,6%; muertes por viruela
por millón de personas, 228; 1910-1920 porcentaje de vacunación 43,9; muertes por
viruela por millón de personas.

Escocia, 1855-1874 uno de los países mejor vacunados del mundo, "ni un solo niño sin
vacunar en Escocia;" 9.087 niños menores de cinco años murieron de viruela; 1907-1919,
con alrededor de un tercio de los niños vacunados sólo 7 muertes de menores de cinco
años por viruela.

Yo no iría tan lejos como para decir que la vacunación no ha salvado de la viruela ni a una
sola persona. Es un asunto de registro que miles de las víctimas de este rito supersticioso
han sido salvadas por la potencia inmunizante de la muerte. Pero es un hecho que las
estadísticas oficiales de Inglaterra y Gales muestran inequívocamente que, si bien la
vacunación ha matado a diez veces más personas que la viruela, se ha producido una
disminución de la viruela concomitante con la disminución de la vacunación. La siguiente
tabla de estadísticas oficiales de Inglaterra y Gales que da el porcentaje promedio anual de
nacimientos vacunados y el número de muertes por viruela registradas resultará instructiva
para todos los lectores inteligentes:

Periodo Porcentaje de nacimientos Vacunados Muertes por viruela


1872-1881 85.5 3,708.2
1882-1891 82.1 923.0
1892-1901 67.9 436.5
1892-1911 67.6 395.3
1912-1921 43.3 12.2
1922-1931 43.1 25.0
1932-1941 34.9 1.4

Durante el período en que el 85,5 por ciento de todos los bebés nacidos fueron vacunados
y otro diez por ciento de ellos murieron antes de que fueran lo suficientemente mayores
para la vacunación, estos dos países tuvieron un promedio anual de 3.708 muertes por
viruela. Cuando la vacunación había declinado hasta que sólo alrededor de un tercio de
los niños nacidos fueron vacunados, el índice de mortalidad media anual de la viruela se
había reducido a menos de dos por año. Se puede preguntar adecuadamente, en palabras
del Vaccination Inquirer (Londres), febrero de 1947: "¿Cómo podría una operación que
estaba disminuyendo ser el responsable de la exterminación de la viruela?"

En 1942, un caso de viruela en Swindon (Reino Unido) dio lugar a la vacunación de un gran
número de personas. Sólo tres casos de viruela se produjeron y todos estos se
recuperaron, pero doce individuos vacunados murieron a causa de inflamación del
cerebro. En el mismo año, cerca de Edimburgo, Escocia ocho personas murieron de viruela
(seis de ellos habían sido vacunados), mientras que diez murieron a causa de los efectos de
la vacunación.

En Gran Bretaña durante los años 1939 a 1944 hubo 60 casos de encefalitis post-vacunal,
31 de los cuales murieron. Esta es una tasa de mortalidad de poco más del cincuenta por
ciento. Durante este mismo período, había 21 casos confirmados de viruela, pero con solo
tres muertes. Había, en otras palabras, en Gran Bretaña durante este período, tres veces
más casos de encefalitis post-vacunal como de viruela y diez veces el número de muertes
por encefalitis post-vacunal a partir de la viruela. Ya que estas cifras son oficiales y son
suministradas por la propia profesión médica británica, según hacen los diagnósticos e
informan sobre los casos y muertes, constituyen admisiones perjudiciales por la profesión
que, si bien la vacuna no previene la viruela, la vacuna es una enfermedad mucho más
peligrosa que la viruela.
Desde la publicación de la primera edición de este libro, Inglaterra, el primer país del
mundo en aprobar una ley de vacunación obligatoria, ha derogado la ley y nadie en el
Imperio Británico, ni siquiera en sus fuerzas armadas, se ve obligado a someterse a la
vacunación. Desde 1907 nadie entre sus ciudadanos o sus fuerzas armadas se vio
obligado a vacunarse si concienzudamente se opuso a ella. Sobre la misma base los
padres podrían evitar la vacunación de sus hijos. En esta tierra del cobarde y hogar del
esclavo, un país que presume con orgullo que obtuvo su libertad en 1776 de este mismo
imperio británico, la vacunación sigue siendo obligatoria en varios de nuestros estados y
en muchas ciudades fuera de estos estados, así como en las fuerzas armadas del país. Los
funcionarios públicos también están obligados a someterse a la vacunación o pierden sus
puestos de trabajo.

La viruela es siempre peor allí donde la vacunación abunda. El rasguño de la vacunación


es el "rasguño de la muerte." Sin embargo, nuestro control médico de Juntas de Salud
cocinan epidemias falsas, crean pánicos con fines de lucro, tales como los de Kansas City
en 1921, Pittsburgh, en 1924, Filadelfia, Baltimore, Washington en 1925. También se hizo
un esfuerzo para crear pánico en Nueva York en 1925, pero debido a la lucha abierta
contra ello por parte del New York Evening Graphic, el Comisionado de Salud lo
desconvocó.

El cirujano J.P Leake, dice en Public Health Reports, (Informes de Salud Publica) del 28 de
enero de 1927, el boletín semanal del Servicio de Salud Pública de Estados Unidos: "¿Podrá
una persona no-inmunizada contraer la viruela si se expone a la enfermedad? De ninguna
manera uniformemente. La exposición a la viruela, especialmente a las formas más leves,
sin contraer la enfermedad se produce con frecuencia y no hay evidencia definitiva de
inmunidad. El número de casos de viruela entre personas sin protección en contacto con
los pacientes que sufren de la enfermedad es mucho menos del 100 por ciento.

"A pesar de que la viruela es, sin duda, muchas veces más frecuente en los no vacunados
que en los que han tenido incluso una sola vacunación, se cree que ni el historial de
vacunación ni la presencia de cicatrices debería ser dada como peso de diagnóstico. La
falta de fiabilidad de tal criterio es especialmente evidente en los brotes virulentos de la
enfermedad.

"La forma purpurica, siempre mortal de la viruela, es la más difícil de prevenir mediante la
vacunación, y los casos de esta forma, sin una verdadera erupción de la viruela, puede
ocurrir en personas con un bastante buen historial de vacunación...

"La levedad de la forma más común de la viruela en la actualidad es una de las razones
para esforzarse por hacer que la vacunación preventiva sea tan inofensiva y tan suave
como sea posible

"Casos e incluso muertes, ocurren en todas las epidemias graves entre las personas que
fueron vacunadas con la debida antelación, pero con la vacuna encontrada, demasiado
tarde de ser de potencia insuficiente; estos casos y muertes también se producen entre las
personas que se cree estar protegidas por años de vacunación realizada con éxito
previamente."

Estás vacunado y tienes viruela. La vacuna fue de "potencia insuficiente," aunque esto fue
descubierto demasiado tarde—es decir, después de haber tenido la viruela. Estas
vacunado y no desarrollas viruela—se supone que la vacuna era potente. Es como el viejo
ensayo de setas—las comes y vives son setas; las comes y mueres, son setas venenosas.

En 1926, 130 miembros de la Dallas (Tex.) Cámara de Comercio cancelaron su viaje a


México, ya que se requiere la vacunación como precedente a la entrada. Casi un 100 de
médicos, en una conferencia en Dallas, fueron a México, después de obtener el permiso
para entrar sin ser vacunados. Pensar sobre esto antes de enviar a vuestro hijo a ser
sometido a este malvado rito supersticioso.

En este país los riesgos de la vacunación, según las cifras oficiales, que se inclinan a favor
de la vacunación, son diez veces mayor que el riesgo de la viruela. De acuerdo con las
cifras del Servicio de Salud Pública de los Estados Unidos fueron reportados oficialmente
un promedio de diez y seis muertes por millón de vacunaciones en este país en los años
1925 a 1928 inclusive. Estas muertes cubren sólo aquellas admitidas oficialmente de
haberse debido a la vacunación y no incluyen las muertes por encefalitis, meningitis, etc.,
que resultaron de la vacunación. Hasta ese momento veinte casos de encefalitis se habían
notificado oficialmente en los Estados Unidos como resultado de la vacunación. El Servicio
de Salud Pública inició una investigación para determinar el alcance de este tipo de casos
en este país, pero no he visto ningún informe de sus hallazgos.

Durante los años 1927 a 1929 inclusive fueron reportados oficialmente un promedio de
1,18 muertes por millón de habitantes por viruela en los Estados Unidos. En muchas de
estas muertes, la viruela no se da como la primera causa de muerte. Las muertes por la
viruela casi han alcanzado el punto de desaparición en este país, sólo trece estados de los
cuales requieren la vacunación previa a la asistencia escolar y ninguno de los cuales
requiere la vacunación de los lactantes, y adultos fuera de las fuerzas armadas.

Debido al hecho de que la vacunación es más peligrosa que la viruela, muchos destacados
médicos se abstienen de vacunar a sus propios hijos. Una editorial de American Medicine,
de marzo de 1914, dice:

"La creciente oposición a la vacunación es un motivo de grave preocupación. Este nuevo


movimiento no es la cruzada anti-vacunacionista ilógica y absurda, sino la convicción por
parte de hombres muy inteligentes, que es inútil para proteger contra una infección que
puede que nunca tropieces. Esta actitud no se limita a los legos, sino que es tomada por
los principales hombres en la profesión médica que posponen la vacunación de sus
propios parientes y amigos hasta el último momento. Dos hombres de renombre mundial
han confesado que tienen o han tenido sus niños vacunados sólo en obediencia a la
opinión pública dentro y fuera de la profesión. Por lo que oímos a hombres que dicen que
no hay una posibilidad entre un millón de que sus hijos sean infectados con la viruela, pero
que hay muchas más probabilidades de infección de pus o del tétanos a partir de la
vacuna.

Esta práctica criminal terminará tan pronto como los padres desarrollen el suficiente
interés en el bienestar de sus hijos. En la actualidad los padres ofrecen a sus hijos a los
altares de la diosa de la viruela, porque necrófagos comerciales lo exigen, y esperan que
sus hijos no sean heridos en gran medida. Si un niño es invalidado de por vida o muere,
los padres aceptan dócilmente las excusas mentirosas de los canallas que mutilan y
asesinan a niños por dinero, lloran un poco, y regresan a sus películas y paseos de la
alegría. Lector, ¿sabes cómo se sentía Judas después de haber vendido a su maestro por
algunas monedas de plata? Si has rendido a tu hijo/a para ser vacunado e inoculado,
después de haber aprendido la verdad, ya sabes cómo se sintió. Hay una gran diferencia
entre tú y él—Judas tenía la decencia suficiente como para salir y ahorcarse.

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