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Ashlin Dayana Guatavita Madroñero

Marco Antonio Carreño Silva


Fecha: 08/05/2020
Curso: 902
La observación y la atención vs la autorreflexión

.- Análisis

La percepción podríamos definirla como la captación inmediata (en tiempo y


espacio: ahora y aquí) y de alguna manera estructurada, de la realidad. La
percepción se refiere a la entrada de datos de información, y se necesita la
Presencia actual de esos datos a través de los sentidos o canales de entrada,
fundamentalmente el oído y la vista. Se diferencia de la sensación en cuanto que
esta última no es más que la estimulación física de los sentidos. En cambio, la
percepción capta por globalidades, con cierto nivel de estructuración, orden y
sentido, esos estímulos. No se puede reducir la percepción a un cúmulo indefinido
de estimulaciones sensoriales formada con elementos inconexos y sin relación
dinámica de ningún tipo. La percepción es más bien un contexto formado por
conjuntos de estímulos interrelacionados que obedecen a algunas leyes
funcionales.

La evaluación de los errores es también uno de los ejercicios clásicos para medir
la atención-observación, el aprender a detectar en un conjunto familiarmente
significativo algún elemento extraño, que no encaja habitualmente con la
disposición de los demás.

Ejemplo: Me pareció interesante esta imagen ya que si la miras con atención y una
buena observación veras que hay algo diferente.
La importancia de la presentación estética

La imagen que los demás se formen de nosotros, a partir de una primera


impresión, es la que generalmente perdura y la que nos abre o nos cierra las
puertas hacia nuevas oportunidades.

Todos los seres humanos proyectamos una imagen frente a los demás, que
comienza a formarse a partir de nuestros aspectos físicos, se fortalece con todo
aquello que dejamos ver de nosotros y se consolida con lo que los demás
perciben e interpretan de cada una de nuestras actuaciones. La imagen que a
diario construimos, es un reflejo de cómo nos perciben los demás y puede o no
ajustarse a lo que realmente somos y a lo que hemos querido que los demás
crean y piensen de nosotros.

Una vez los demás se han formado esa imagen, difícilmente contamos con una
oportunidad para cambiarla, por lo que la primera impresión que logremos será por
lo general la que perdure y la que será fundamental en la decisión que se tome,
dentro de cualquier proceso de selección. Cuidar nuestra imagen a lo largo del
tiempo, para que siempre refleje lo que hemos querido mostrar, requiere de una
total coherencia en nuestras actuaciones y comportamientos frente a lo que los
demás piensan y esperan de nosotros. Cuando se pierde esa coherencia, así sea
por un solo y desafortunado hecho, la imagen se deteriora o puede llegar a
arruinarse totalmente, siendo casi imposible su recuperación.

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