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Introducción a la Filosofía

La filosofía nace como un interrogante realizado por el ser humano frente a la realidad que vive,
como un intento de cuestionar la situación en la que se encuentra con la intención de transformarla
y de transformarse. La palabra filosofía es de origen griego, y se compone, a su vez, de dos
términos: philos, que en griego significa amor, y sophia que significa sabiduría. Por lo tanto, puede
decirse que la filosofía es el amor a la sabiduría. Filósofo es aquella persona que se halla en su
búsqueda, el amante del conocimiento, dado que éste reconoce -antes que nada- que no lo posee,
precisamente por eso lo ansía. Suele afirmarse que la filosofía es propiedad únicamente de los seres
humanos, pues son estos los únicos que pueden interrogarse por el sentido de aquello que les toca
vivir. Por ejemplo: ¿cómo sé si mis sentidos me mienten o me muestran la realidad tal como la
percibo? ¿quién soy? ¿cómo puedo alcanzar la felicidad? Todos estos son cuestionamientos de
carácter filosófico, dado que ponen bajo tela de juicio y problematizan aquellos aspectos de la
realidad, y de nosotros mismos, que a simple vista no admiten la menor duda.
No obstante, cabe destacar que ante semejante clase de preguntas, no habrá una única respuesta que
pueda responderlas de una vez y para siempre. Evidentemente tales interrogantes abren un abanico
potencialmente infinito de respuestas posibles y todas válidas. Es decir que nadie puede presumir de
ser poseedor de la respuesta correcta, por el simple hecho de que la “respuesta correcta” no existe.
Nadie es capaz de responder de manera acabada y concluyente, por ejemplo, a la pregunta de cómo
alcanzar la felicidad. De este modo, la filosofía propone y vive en el debate de ideas y discursos, es
decir: en el pensamiento humano. Esta es una de las características esenciales de la filosofía, la de
ser polémica. Esta palabra proviene del griego polemos, que significa disputa o guerra. Esto quiere
decir que el carácter propio de la filosofía es aquél que permite y alienta la confrontación discursiva
entre ideas diferentes y antagónicas, posibilitando el intercambio y la interacción entre posturas y
puntos de vista divergentes en torno a temas fundamentales como los mencionados más arriba.
Pero, si no existen respuestas correctas, entonces ¿a dónde deberemos ir y en dónde deberemos
buscar para poder ensayar o expresar una respuesta ante estas preguntas? Si en verdad queremos
responder, deberemos ir a buscar la respuesta dentro de nosotros mismos utilizando nuestra propia
creatividad e inventiva. En efecto, si sostenemos que ante los interrogantes de la filosofía no existen
respuestas únicas que valgan para todos, entonces debemos comprometernos con nosotros mismos
en pos de generar una respuesta propia, que exprese nuestro punto de vista. Este es el segundo
aspecto esencial de la filosofía, el carácter de autenticidad con el que hay que transitarla.
La filosofía, entonces, se relaciona íntimamente con la creatividad humana, y no solo con la
creatividad, sino también con la libertad, puesto que -como dijimos antes- la respuesta que alguien
pueda dar ante tales interrogantes será de su propia autoría, no pudiendo delegar la responsabilidad
de la respuesta en otra persona. Es que, como es evidente, los interrogantes de la filosofía interpelan
e involucran por completo a quien asume la responsabilidad de responderlos. Por ejemplo: si me
preguntara a mí mismo ¿qué es la felicidad?, esa pregunta solo podría ser respondida de manera
auténtica por mí mismo, puesto que la posibilidad de mi propia felicidad depende de cómo yo
conteste a ese interrogante, independientemente de cómo respondan las demás personas. El hecho
de no afrontar esa pregunta, dejando que alguien más responda por mí, supone un acto de
irresponsabilidad y de subordinación de mi parte, puesto que, en lugar de apropiarme de la pregunta
y ensayar una respuesta que me represente, estaría abandonándome a los dictámenes de otro,
sometiéndome a él.
De modo que la filosofía puede practicarse y llevarse a cabo bajo condiciones que favorezcan la
libertad de aquellos que emprenden su camino, pues es evidente que en aquellos lugares en donde la
libertad se halla restringida, la posibilidad de filosofar se encuentra, también ella, debilitada.
Piénsese, por ejemplo, en los gobiernos dictatoriales o en los regímenes totalitarios, en donde el
pensamiento libre se encuentra restringido precisamente por representar una amenaza contra
aquellos que detentan el poder. De este modo, puede rescatarse otro de los aspectos esenciales del
ejercicio de la filosofía: colocar bajo un análisis minucioso aquellas verdades que se imponen como
“evidentes” y que nadie discute. Así, puede apreciarse el valor de la filosofía para el desarrollo del
ser humano y la importancia que tiene en todo tiempo filosofar.
En definitiva, la filosofía aspira a liberar al ser humano de las cadenas de la ignorancia para que éste
logre aproximarse a la verdad. No obstante, cada uno de nosotros debe caminar su propio camino
hacia ella, asumiendo la responsabilidad y el riesgo que implica vivir auténticamente sin respuestas
preexistentes que nos excusen de responder por nosotros mismos.

Actividades
1) Escriba al menos tres preguntas que considere que son de carácter filosófico y que sean
relevantes para usted.
2) ¿Cuáles son los aspectos fundamentales de la filosofía mencionados en el texto?
3) Después de haber leído el texto, ¿por qué puede sostenerse que la filosofía y la libertad se
encuentran estrechamente unidas? Responda con sus palabras.
4) ¿Por qué se afirma en el texto que las respuestas a las preguntas filosóficas dependen de la
creatividad de quien intenta responderlas?
5) ¿Qué aportes cree usted que puede hacer la filosofía en la actualidad?

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