Documenti di Didattica
Documenti di Professioni
Documenti di Cultura
Joe Dispenza
DESARROLLA TU CEREBRO
Traducción
Concepción Rodríguez González
TucerebroOK 6/2/08 18:36 Página 7
ÍNDICE
AGRADECIMIENTOS 11
CAPÍTULO 1. Comienzos 21
CAPÍTULO 2. A lomos de un gigante 59
CAPÍTULO 3. Las neuronas y el sistema nervioso central: un viaje
a través de la superautopista de la información original 113
CAPÍTULO 4. Nuestros tres cerebros y más 147
CAPÍTULO 5. Estructurados por la herencia, alterados
por el medio 197
CAPÍTULO 6. Neuroplasticidad: cómo el conocimiento
y la experiencia cambian y desarrollan el cerebro 239
CAPÍTULO 7. Cómo llevar el conocimiento
y la experiencia a la práctica 293
CAPÍTULO 8. La química de la supervivencia 327
CAPÍTULO 9. La química de la adicción emocional 383
TucerebroOK 6/2/08 18:36 Página 8
8 DESARROLLA TU CEREBRO
NOTAS 611
AGRADECIMIENTOS
12 DESARROLLA TU CEREBRO
JOE DISPENZA 13
PEDRO ESPADAS,
EDITOR DEPALMYRA
TucerebroOK 6/2/08 18:36 Página 17
PRÓLOGO
18 DESARROLLA TU CEREBRO
JOE DISPENZA 19
20 DESARROLLA TU CEREBRO
AMIT GOSWAMI,
DOCTOR EN FILOSOFÍA, PROFESOR DE FÍSICA EN LA UNIVERSIDAD DE OREGÓN
Y AUTOR DE LA VENTANA DEL VISIONARIO
TucerebroOK 6/2/08 18:36 Página 21
CAPÍTULO 1
COMIENZOS
OSCAR WILDE
22 DESARROLLA TU CEREBRO
flujo sanguíneo que llega a los capilares de tus manos y de tus pies.
Y todo debido a un único pensamiento. Así de poderoso eres.
Pero ¿cómo has llevado a cabo todas estas acciones? Podemos com-
prender de un modo racional que el cerebro se encargue de regular
muchas y diversas funciones en el resto del cuerpo, pero ¿en qué medi-
da somos responsables del trabajo que realiza nuestro cerebro como
director ejecutivo del cuerpo? Tanto si nos gusta como si no, una vez
que el cerebro idea un pensamiento, el resto es historia. Todas las reac-
ciones corporales que se producen a causa de nuestros pensamientos,
tanto conscientes como inconscientes, tienen lugar entre bastidores.
Cuando te pones a pensarlo, resulta sorprendente descubrir lo influ-
yentes y extensos que pueden llegar a ser un par de pensamientos
conscientes o inconscientes.
Por ejemplo, ¿es posible que los pensamientos en apariencia incons-
cientes que atraviesan nuestra mente a diario y de forma repetida
hayan creado una cascada de reacciones químicas que dé como resulta-
do no sólo lo que pensamos, sino también lo que sentimos? ¿Podemos
admitir que los efectos a largo plazo de nuestra línea de pensamiento
habitual pueda ser la causa del estado de desequilibrio corporal al que
llamamos enfermedad? ¿Es posible que, poco a poco, estemos entre-
nando a nuestro cuerpo para la enfermedad mediante reacciones y pen-
samientos reiterativos? ¿Qué ocurriría si el mero hecho de pensar alte-
rara la composición química de nuestro organismo tan a menudo que,
a la postre, el sistema de autorregulación de nuestro cuerpo considera-
ra el estado anormal como el normal y regular? Es un proceso de lo más
sutil, pero quizá jamás le hayamos prestado tanta atención como en
estos momentos. Mi deseo es que este libro te ofrezca algunas sugeren-
cias que te permitan controlar el universo de tu interior.
Ya que estamos con el tema de la atención, ahora quiero que prestes
atención, que tomes conciencia, y que escuches lo que te rodea. ¿Oyes el
zumbido de la nevera? ¿El ruido de un coche que pasa cerca de tu casa?
TucerebroOK 6/2/08 18:36 Página 23
JOE DISPENZA 23
24 DESARROLLA TU CEREBRO
JOE DISPENZA 25
26 DESARROLLA TU CEREBRO
JOE DISPENZA 27
28 DESARROLLA TU CEREBRO
JOE DISPENZA 29
30 DESARROLLA TU CEREBRO
JOE DISPENZA 31
32 DESARROLLA TU CEREBRO
tus posibilidades. Otra razón por la que puedes haber elegido este
libro es que, en mayor o menor grado, no estás contento con las cir-
cunstancias de tu vida y quieras cambiar. «Cambiar» es una palabra
poderosa y perfectamente viable, si eso es lo que eliges.
En lo que respecta a la evolución, el cambio es el único elemento
universal o constante en todas las especies de la tierra. En esencia,
evolucionar es cambiar para adaptarse al entorno. Como seres huma-
nos, nuestro entorno es todo aquello que conforma nuestras vidas. Es
el conjunto de circunstancias complejas que atañen a nuestros seres
queridos, a nuestro estatus social, al lugar donde vivimos, al trabajo,
a la relación con nuestros padres e hijos e incluso a la época en la
que vivimos. Pero, como pronto descubriremos, cambiar es superar al
entorno.
Cuando cambiamos algo en nuestra vida, tenemos que lograr que ésta
sea diferente de cómo lo habría sido de haber seguido con lo mismo.
Cambiar es convertirse en alguien diferente, y eso significa que dejamos
de ser la persona que solíamos ser. Hemos modificado nuestra forma de
pensar, lo que hacemos, lo que decimos, cómo actuamos y lo que somos.
Un cambio a nivel personal precisa de un acto voluntario y, por lo gene-
ral, eso significa que algo nos hacía sentirnos lo bastante incómodos como
para querer hacer las cosas de manera distinta. Evolucionar es superar las
condiciones de nuestra vida cambiando algo de nosotros mismos.
Podemos cambiar (y por tanto, evolucionar) nuestro cerebro a fin de
no volver caer en esas reacciones repetitivas, habituales y poco saluda-
bles que se producen como resultado de nuestra herencia genética y
nuestras experiencias pasadas. Es probable que hayas cogido este libro
porque te atrae la posibilidad de romper con la rutina. Tal vez quieras
aprender a utilizar la neuroplasticidad natural del cerebro (la habili-
dad de reestructurarse y crear nuevos circuitos neurales a cualquier
edad) para realizar cambios sustanciales en tu calidad de vida. Este
libro pretende ayudarte a desarrollar tu cerebro.
TucerebroOK 6/2/08 18:36 Página 33
JOE DISPENZA 33
Figura 1.1.
34 DESARROLLA TU CEREBRO
JOE DISPENZA 35
36 DESARROLLA TU CEREBRO
JOE DISPENZA 37
38 DESARROLLA TU CEREBRO
JOE DISPENZA 39
convertir una idea en algo más real para nosotros que cualquier otra
cosa del universo. Éste es el objetivo del libro, al fin y al cabo.
Quiero hablaros un poco sobre una experiencia que tuve hace vein-
te años y que me inspiró para investigar el poder del cerebro para cam-
biarnos la vida. En 1986, cuando tenía veintitrés años y no hacía aún ni
seis meses que había abierto mi propia consulta quiropráctica en el sur
de California, ya tenía un montón de pacientes cada semana. Mi con-
sulta estaba en La Jolla, un hervidero de luchadores aficionados y de
atletas de primera categoría que se entrenaban denodadamente y cui-
daban sus cuerpos con el mismo fervor. Me especialicé en su trata-
miento. Cuando todavía asistía a la facultad de quiropráctica, ya había
estudiado medicina deportiva de forma extensa en seminarios de edu-
cación continua. Una vez que me gradué, encontré un hueco y lo llené.
Tuve éxito porque tenía mucho en común con esos pacientes.
También yo tenía un objetivo, y estaba concentrado en él. Al igual que
ellos, sentía que podía enfrentarme a cualquier desafío y salir victorio-
so. Había conseguido graduarme con notas excelentes un año y medio
antes del calendario previsto. En esos momentos vivía bien, con una
oficina junto a la playa del boulevard de La Jolla y un BMW. Ya sabes,
la típica imagen californiana.
Mi vida consistía en trabajar, correr, nadar, salir con la bicicleta,
comer y dormir. Las actividades físicas formaban parte del entrena-
miento de triatlón; comer y dormir eran actividades necesarias, pero a
menudo desatendidas. Veía el futuro extendido ante mí como una
mesa de banquete en la que se servía un delicioso plato tras otro.
Durante los tres primeros meses de ese año estuve concentrado en
un solo objetivo: el triatlón de Palm Springs del 12 de abril.
TucerebroOK 6/2/08 18:36 Página 40
40 DESARROLLA TU CEREBRO
La carrera no empezó muy bien. Puesto que había más del doble de
participantes de los que se esperaban, los organizadores no pudieron
permitir que todos empezáramos al mismo tiempo y dividieron el
campo en dos grupos. Para el momento en que llegué a la zona de ins-
cripción, ya había un grupo que estaba en el lago con el agua hasta los
tobillos, poniéndose las gafas y los gorros para prepararse para la salida.
Cuando uno de los voluntarios utilizó un rotulador para dibujarme
un número en la pierna, le pregunté a uno de los árbitros de la carrera
cuándo estaba previsto que saliera mi grupo. «Tal vez dentro de veinte
minutos», me respondió. Antes de que tuviera oportunidad de darle las
gracias, el pistoletazo de salida resonó a lo largo y ancho del lago. Él me
miró y se encogió de hombros: «Supongo que empezaréis ahora».
Yo no podía creerlo, pero me recobré al instante, me coloqué el equipo
en la zona de transición y corrí descalzo unos ochocientos metros alrede-
dor del extremo del lago para dirigirme hacia la salida. Aunque iba unos
minutos por detrás del resto de mi grupo, pronto me encontré entre el
grupo principal y la confusa maraña de miembros que se agitaban.
Mientras avanzaba, tuve que recordarme que la carrera era contra el reloj
y que todavía teníamos un largo camino por delante. Alrededor de un
kilómetro y medio después, chapoteaba cerca de la orilla con todos los
músculos tensos y cargados a causa del ejercicio. Mentalmente me sentía
bien y la parte de la carrera que se realizaba en bici (en este caso, unos
cuarenta y dos kilómetros) siempre había sido mi especialidad.
Corrí hacia el área de transición y me puse a toda prisa los pantalones
de ciclista. Segundos después, corría con mi bicicleta hacia la carretera.
En pocos metros, me encontraba sorteando a una multitud de corredores.
Me acomodé sobre el sillín a fin de adoptar una posición lo más aerodi-
námica posible y seguí moviendo las piernas. Mi progreso durante los
primeros dieciséis kilómetros fue rápido y estimulante. Había visto el
mapa del curso de la carrera y sabía que una de las curvas que estaban
por llegar era bastante complicada, ya que tendríamos que mezclarnos
TucerebroOK 6/2/08 18:36 Página 41
JOE DISPENZA 41
42 DESARROLLA TU CEREBRO
sangre hacia los órganos internos y lejos de las extremidades. Con todo,
me daba cuenta de que tenía una importante hemorragia interna, ya que
podía sentir cómo se acumulaba la sangre a lo largo de mi columna. Tenía
muy poca sangre en las extremidades en ese momento, de modo que, en
esencia, me convertí en un alfiletero para los técnicos sanitarios.
En el hospital me hicieron análisis de sangre, de orina, radiografías,
tomografías y toda una variedad de pruebas cuyos resultados tardaron
casi doce horas en aparecer. Después de tres intentos infructuosos de
retirar la grava de mi cuerpo, el personal del hospital se dio por venci-
do. Frustrado, confuso y dolorido, pensé que todo aquello no era más
que una pesadilla.
Al final, el cirujano ortopédico, que era también el director médico
del hospital, me realizó un examen ortopédico y neurológico. No pudo
encontrar daños neurológicos. A continuación, colocó las radiografías
en el visor. Hubo una en particular que me llamó la atención: una vista
lateral torácica en la que se apreciaba una imagen de la columna verte-
bral. Vi las vértebras D8, D9, D10, D11, D12 y L1 comprimidas, fractu-
radas y deformadas. El médico me dio su diagnóstico: «Múltiples frac-
turas por compresión de la columna dorsal con un aplastamiento de la
vértebra D8 de más del 70 por ciento».
Podría haber sido peor, me dije para mis adentros. Podría haberme
seccionado la médula y estar muerto o paralizado. Acto seguido, el
cirujano sacó las láminas de las tomografías, que mostraban muchos
fragmentos óseos en la columna alrededor de la vértebra D8 fracturada.
Yo sabía lo que diría a continuación. De hecho, podríamos haberlo
dicho juntos: «El procedimiento normal en estos casos es una laminec-
tomía torácica completa mediante la cirugía con barras de Harrington».
Yo había visto muchos vídeos de laminectomías en los quirófanos.
Sabía que se trataba de una cirugía radical en la que se retiraba la
parte posterior de las vértebras de sus correspondientes segmentos
vertebrales. El cirujano emplea una gama de hojas de carpintero y
TucerebroOK 6/2/08 18:36 Página 43
JOE DISPENZA 43
44 DESARROLLA TU CEREBRO
JOE DISPENZA 45
46 DESARROLLA TU CEREBRO
JOE DISPENZA 47
48 DESARROLLA TU CEREBRO
JOE DISPENZA 49
50 DESARROLLA TU CEREBRO
JOE DISPENZA 51
52 DESARROLLA TU CEREBRO
no pude encontrar en ningún sitio algún texto que aplicara ese razona-
miento al tratamiento y manejo de las fracturas por aplastamiento.
No obstante, esa ausencia de investigaciones previas publicadas no
me detuvo.
Le pedí a un amigo que me construyera un tablero inclinado con
una base para apoyar los pies que me proporcionara cierto apoyo.
Cada día, rodaba lenta y cuidadosamente desde mi cama hasta el
tablero para que me llevaran al exterior. Me colocaban en un ángulo de
dos grados sobre la horizontal del suelo para comenzar a cargar un
peso mínimo sobre la columna. Cada día incrementábamos el ángulo.
A las seis semanas, ya podía estar a sesenta grados sin sufrir dolores.
Un hecho de lo más sorprendente, teniendo en cuenta que se suponía
que no saldría de la cama durante tres o seis meses.
Habían pasado seis semanas y me sentía fuerte, confiado y feliz.
Contratamos a un doctor para que se encargara de mi consulta y con-
seguí hacerlo por teléfono.
Después de un tiempo, llegué a la conclusión de que la moviliza-
ción, y no la inmovilidad que prescribe la profesión médica, sería un
elemento clave en mi recuperación. Pensé que el agua reduciría el peso
de la gravedad sobre mi columna y me permitiría moverme con liber-
tad. La casa donde vivía tenía una piscina cubierta en parte que resul-
taba ideal para ese propósito. Me colocaron un traje de baño muy ceñi-
do y me llevaron en una silla hacia la piscina de agua tibia. Mi corazón
latía a mil por hora, a la misma velocidad que giraban mis pensamien-
tos. Llevaba mucho tiempo sin colocarme en posición vertical. En un
primer momento, me limité a flotar en horizontal sobre la silla, pero fui
moviéndome hacia la vertical de manera gradual, agarrándome a un
asidero construido para darme apoyo. Floté rígido como un palo,
dejándome llevar por el movimiento de ascenso y descenso de las olas
que mis movimientos creaban. El hecho de flotar verticalmente en el
agua en lugar de ponerme de pie en el suelo hizo que el peso que debía
TucerebroOK 6/2/08 18:36 Página 53
JOE DISPENZA 53
54 DESARROLLA TU CEREBRO
JOE DISPENZA 55
56 DESARROLLA TU CEREBRO
JOE DISPENZA 57
RSE. Para mí, la escuela ofrece el conocimiento más completo del cuerpo
al que jamás he tenido acceso. Desarrolla tu cerebro es, así pues, un inten-
to por exponer un relato detallado de mis experiencias, algunas deriva-
das de las enseñanzas de Ramtha y otras de mi propia investigación.
En los últimos siete años, Ramtha me ha indicado con sutileza que
compartiera esta información, mis experiencias y mi investigación per-
sonal; en otras ocasiones, me persuadió, me convenció y me empujó a
tomar esta dirección. Este libro representa mi asimilación de todas las
influencias que he tenido en la vida, una mayor comprensión de los con-
ceptos científicos de hace siete años y mi compromiso de devolver en la
medida que me sea posible la bendición que recibí. A decir verdad, no
podría haber escrito Desarrolla tu cerebro hace siete años… sencillamente,
la investigación fundamental para la esfera de acción de este libro no
estaba acabada. No estaba preparado entonces, pero lo estoy ahora.
También sé que la decisión de renunciar a la cirugía hace tantos años
fue lo que me condujo hasta donde estoy ahora. Mi investigación, mis
intereses científicos y mi medio de vida están centrados en la curación en
todas sus formas. He pasado los últimos siete años reflexionando sobre
cómo el hecho de creer en un solo pensamiento, independientemente de
las circunstancias, apela a una mente más sabia y conduce a la gente hacia
un futuro inmenso y maravilloso. Cuando doy una conferencia sobre los
ingredientes necesarios para que una persona cambie sus condiciones de
vida, me siento realmente bendecido por poder contribuir a que las per-
sonas normales y corrientes lleguen a comprender mejor el cerebro y el
poder que tienen los pensamientos a la hora de dar forma a nuestra vida.
Aparte de las referencias a las dolencias físicas, este libro también
pretende hacer hincapié en otro tipo de aflicción: la adicción emocio-
nal. En los últimos años, he viajado mucho, he dado muchas conferen-
cias y he dirigido investigaciones independientes sobre los más recien-
tes descubrimientos en neuropsicología, y he llegado a comprender
que lo que una vez no fue más que una teoría tiene ahora aplicaciones
TucerebroOK 6/2/08 18:36 Página 58
58 DESARROLLA TU CEREBRO
prácticas que nos permiten curarnos las heridas emocionales que nos
hemos infligido nosotros mismos. Los métodos que sugiero no son cas-
tillos en el aire, cosa de magia o milagros de la autoayuda. Te aseguro
que este libro está basado en la más pura vanguardia científica.
Todos hemos experimentado algún tipo de adicción emocional en
algún momento de nuestra vida. Entre sus síntomas se cuentan la apa-
tía, la incapacidad para concentrarse, un intenso deseo de continuar
con la rutina de nuestra vida diaria, la imposibilidad de completar cier-
tas acciones, la falta de nuevas experiencias y respuestas emocionales
y una constante sensación de que un día es igual a otro.
¿Cómo se puede acabar con este ciclo de negatividad? La respuesta,
por supuesto, reside en tu interior. Y en este caso, en una parte muy
específica. A través de la comprensión de los temas que exploraremos en
este libro y la voluntad de aplicar algunos principios específicos, puedes
resolver tus problemas emocionales mediante la alteración de las redes
neurales de tu cerebro. Durante mucho tiempo, los científicos han creí-
do que el cerebro tiene una estructura inmutable, lo que significa que es
imposible cambiarlo y que el sistema de reacciones e inclinaciones que
has heredado de tu familia configuran ahora tu destino. Pero en realidad
el cerebro posee una elasticidad, una capacidad de desconectar anti-
guas rutas de pensamiento y de crear rutas nuevas, a cualquier edad y
en cualquier momento. Más aún, puede hacerlo con relativa rapidez, en
especial si se compara con los modelos evolutivos en los que el tiempo
se mide en generaciones y en eones, y no en semanas. Tal y como yo he
empezado a comprender y como la neurociencia comienza a reconocer: