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F U N D A C I Ó N M A R C E L I N O B O T Í N
La conciencia
lingüística
de la filosofía
Ensayo de una crítica de la razón lingüística
Diseño
Joaquín Gallego
ISBN: 84-8164-137-5
Depósito Legal: VA-1 0 4 /9 7
Impresión
Simancas Ediciones, S A
Pol Ind San Cristóbal
C / Estaño, parcela 152
4 7 0 1 2 Valladolid
C O N T EN ID O
Primera parte
A N T E C E D E N T E S DE L.A C O N C IE N C IA L IN G Ü ÍST IC A
Segunda parte
H IST O R IA DE LA C O N C IE N C IA L IN G Ü ÍST IC A
7
CONTENIDO
T e rcera parte
HACIA UNA C R ÍT IC A DE LA RA Z Ó N L IN G Ü ÍSTIC A
8
A m is padres, E stb er y F elip e
«El razonam iento y el discurso son, sin duda, la m isma cosa, pero
éno le hem os puesto a uno de ellos, que con siste en un d iálogo
interior y silencioso del alm a consigo mism a, el nom bre de razona
m iento?» (Platón, Sofista , 2 6 3 e).
«La razón por la cual el hom bre es, más que la abeja o cualquier
anim al gregario, un animal social es evidente: la naturaleza, com o
solem os decir, no hace nada en vano y el hom bre es el único an i
mal que tien en la palabra. [...] la palabra es para m anifestar lo c o n
veniente y lo dañoso, lo justo y lo injusto, y es exclu sivo del h o m
bre, frente a los dem ás anim ales, el tener, él solo , el sentido del
bien y del mal, de lo justo y de lo injusto, e tc., y la com unidad de
estas cosas es lo que constituye la casa y la ciudad» (A ristóteles,
Política, 1 2 5 3 a 9).
9
LA CONCIENCIA LINGÜISTICA DE LA FILOSOFIA
«La palabra hum ilde ascend ía, com o por levitación, del plano vul
gar de la locu ela, de la ch arla, y se engreía noblem ente en térm ino
técn ico , se enorgullecía com o un palafrén del peso de soberana
idea que oprim ía su espalda. (...) ¡Q ué placer debió ser para aqu e
llos hom bres de G recia asistir al m om ento en que sobre el vocablo
trivial descendía, com o una llama sublim e, el pentecostés de la idea
cien tífica!» (J. O rtega y G asset, éQué es filosofía ?, X).
«El lenguaje es la casa del ser. En su vivienda m ora el hom bre. Los
pensadores y los poetas son los vigilantes de esta vivienda» (M .
H eidegger, Carta sobre el humanismo).
«Inevitablem ente, el tipo de fórm ula que Kant hizo célebre para las
intuiciones y los con cep to s parece im ponerse: El lenguaje sin pen
sam iento es vacio; el pensam iento sin lenguaje es ciego » (J. Ferrater
M ora, Las palabras y los hom bres).
10
IN TRO D U C C IÓ N
11
LA CONCIENCIA LINGÜISTICA DE LA FILOSOFIA
12
INTRODUCCIÓN
I3
LA CONCIENCIA LINGÜISTICA DE LA FILOSOFÍA
14
INTRODUCCIÓN
para hacerse una idea del trabajo que ambos autores desplegaron
para encontrar un lenguaje propio que reflejase un estilo personal
de pensar. Por lo que a Ortega se refiere, no ha sido una de sus
menores contribuciones al patrimonio común del pensamiento his
pánico el haber elevado la lengua castellana a rango de lengua filo
sófica, con la incoación de significados específicos para términos y
expresiones propias del lenguaje natural.
Desde nuestro punto de vista, en esa tarea les ha seguido uno de
los grandes pensadores españoles de nuestro siglo com o lo ha sido
[osé Ferrater M ora, cuya obra ha servido a quien esto escribe de
magisterio en muchos campos de la filosofía. Allá por el año 1989,
en Girona, tuve el privilegio de que algunas de las ideas que aquí
expongo merecieran su atención y aprobación en una, todavía, for
mulación embrionaria. O tro filósofo español también desaparecido
com o él no hace mucho, y también residente en el exilio, Eduardo
Nicol, escribió una Crítica ele la razón sim bólica que testim onia un
interés por nuestro tema, pero que opera desde supuestos distintos
a los nuestros.
De los filósofos españoles actuales quizá haya sido Emilio Llcdó,
flamante miembro de la Real Academia Española de la Lengua, en
quien el fenómeno del lenguaje haya servido de mayor estímulo a su
sensibilidad filosófica, al punto de convertirlo en un argumento central
de reflexión permanente a lo largo de su obra, con propuestas esti
mulantes. Fernando M ontero M oliner, desaparecido este año, ha
hecho algo que forma parte del sustrato filosófico del que nace nuestro
propio trabajo, com o es dialogar, con el tema del lenguaje de por
medio, entre la fenomenología desde donde se sitúa y la filosofía
analítica con la que se enriquece. Y hablando de diálogos, Javier
Muguerza los ha prodigado y los sigue prodigando con tesón, te
niendo como interlocutor a todo el amplio espectro del pensamien
to actual, enseñándonos que, a pesar de su condición de distinguido
morador «disidente», se debe seguir habitando la casa común de la
razón dialógica. Victoria Camps fue en su momento pionera en nuestro
ámbito filosófico al ponernos frente a la importancia de la dimen
sión pragmática del lenguaje, im portancia que con el paso del tiem
po no ha hecho más que incrementarse. O tro tanto podría decirse
de José M aría Valverde, algunos de cuyos trabajos más recientes
— sin olvidar su poesía— me han servido para poner a prueba la
común conciencia lingüística de la filosofía. De todos ellos he aprendido
y a todos se lo quisiera agradecer, igual que a otros colegas de mi
generación o de generaciones más jóvenes, cuyos nombres aparecen
citados a lo largo del trabajo, aunque no esté de más añadir que ellos
nada tengan que ver con las limitaciones de esta obra, de las que
sólo su autor es responsable.
Arturo Leyte Coello ha tenido la paciencia de leer a fondo una
15
LA CONCIENCIA LINGÜÍSTICA DE LA FILOSOFÍA
16
ABREVIATURAS*
* Salvo inform ación en con tra, el m odo habitual de citar con estas abreviaturas co n
siste en poner a continuación de las mismas el núm ero rom ano del volum en de la obra — si
es el caso— , seguido del núm ero arábigo de la página de la edición que se cita , cuya referen
cia aparece en la Bibliografía. En las citas del T ractatu s lo g ico-p h ilosop h icu s y de las Investiga-
d o n e s filo s ó fic a s de W ittgenstein el núm ero arábigo, en cam bio, correspond e a la proposi
ción o aforism o citados.
17
LA CONCIENCIA LINGÜISTICA DE LA FILOSOFIA
IP F. Strawson, Individuos.
T L. W ittgenstein, Tractatus logico-pbilosophicus.
BN L. W ittgenstein, Cuaderno azul.
BrN L. W ittgenstein, Cuaderno marrón.
PU L. W ittgenstein, Investigaciones filosóficas.
B L. W ittgenstein, Observaciones varias.
18
Primera parte
A N T EC ED EN T E S DE LA C O N C IEN C IA
LINGÜÍSTICA
1
FILOSOFÍA Y LENGUAJE: HISTORIA DE UNA RELACIÓN
21
ANTECEDENTES DE IA CONCIENCIA LINGÜISTICA
I. Lledó, 1, 1 9 8 1 , p. 18.
22
FILOSOFÍA Y LENGUAJE. HISTORIA DE UNA RELACIÓN
2 . Para una consid eración global del tema del lenguaje en la historia de la filosofía, cf.
Lledó, 1 9 7 0 , pp. 1 3 -4 6 ; 7 3 -9 2 , especialm ente.
3 . C f. Lledó, I, 1 9 8 1 , pp. 7 - 2 9 , especialm ente.
4. Ib id ., p. 13.
23
ANTECEDENTES DE LA CONCIENCIA LINGÜISTICA
24
FILOSOFIA Y LENGUAJE HISTORIA DE UNA RELACIÓN
derechos dem ocráticos por parre ilel pueblo ateniense. Había que
empezar por la palabra, pues una vez que ésta pudo fluir librem en
te, en ella estaba escondida la vida de toda una com unidad6.
La segunda lectura sobre el tema que nos ocupa a que nos con
duce la filosofía de Platón se refiere, com o decíamos, si así pode
mos hablar, a su propia filosofía del lenguaje, la cual, aunque dis
persa también a lo largo de otros diálogos7, se concentra de manera
especial en el Cratilo , subtitulado «de la exactitud de las palabras»,
diálogo incluido dentro de primera etapa de la evolución de la obra
platónica, según el criterio de los especialistas. Com o sucede con
otras obras de Platón, la discusión no queda tam poco cerrada en
ésta, lo que da idea, por otro lado, de la dificultad del tema y de su
carácter problem ático, aun cuando pueda conjeturarse una respues
ta de su autor escéptica — o relativamente escéptica— sobre las pa
labras frente a la importancia de las ideas.
Cratilo y Llermógenes sostienen una discusión acerca del origen
semántico de las palabras. Cada uno defiende una posición extrem a
sobre el tema, siendo la posición de Sócrates conciliadora o inter
media, sin que se dibuje, no obstante, una caracterización muy pre
cisa de la misma, indefinición que parece abonar la tesis de la am
bigüedad de la posición de su propio discípulo Platón y autor del
diálogo.
Cratilo defiende la tesis del «naturalismo sem ántico», estable
ciendo un cierto isoinorfismo entre nombres y cosas, de tal modo
que el intento de imitar fonéticamente los rasgos y características
de éstas, a través de procedim ientos onom atopéyicos, habría sido a
la postre el origen de las palabras en cuanto a su significación. Her-
mógenes, por el contrario, se sitúa entre los partidarios del «con
vencionalismo lingüístico», introduciendo una tesis — anticipada ya
por los sofistas— que iría ganando adeptos a lo largo del tiempo,
tanto entre filósofos com o entre lingüistas. Convencionalismo que
no significa acuerdo, sino costum bre8. La tesis de Hermógenes so
bre el carácter convencional de los signos lingüísticos devuelve a
25
ANTECEDENTES DE LA CONCIENCIA LINGÜISTICA
9. «¿Pues qué? — dice Sócrates— . «Si alguien pudiera im itar esto mismo, la esencia de
cada co sa, con letras y sílabas, no m anifestaría acaso lo que es cada cosa? «O no es así?»
(Ib id ., 4 2 3 e, p. 4 3 4 ).
26
FILOSOFIA Y LENGUAJE HISTORIA DE UNA RELACIÓN
10. Desde lu ce relativam ente poco tiem po podem os contar ya con una versión ca ste
llana fiable del O rganon aristo télico. C f. A ristóteles, 1982.
11. A ristóteles, 1 9 83a, A cerca d e! a lm a , 4 2 0 b 5 -421 a6.
12. Aristóteles, 1 9 8 3 b , P olítica, 1253a9.
27
ANTECEDENTES DE LA CONCIENCIA LINGÜISTICA
son. Las primeras son las que hoy llamaríamos enunciados declara
tivos o proposiciones11.
Otorgando una im portancia fundamental a la estructura frásti-
ca predicativa, lo que, com o es sabido, tiene consecuencias decisi
vas para su propia metafísica — aunque otro tanto podría decirse de
una relación en sentido inverso— , y explorando la riqueza sem ánti
ca del verbo «ser», lleva a cabo Aristóteles en las Categorías un
detenido análisis de los modos de predicación, lo que unido al que
aparece en los Tópicos, y completado con su lógica form al, le per
mite no sólo construir su conocida teoría categorial, sino ponerla
en disposición de ser aceptada durante muchas siglos com o la for
ma «natural» y casi única de razonar de la cultura occidental, lo que
ha representado una de sus grandes contribuciones al tema del len
guaje. En este com etido ha jugado un papel decisivo la acuñación
por parte de Aristóteles de un vocabulario específico para el pensar
que, aunque nacido inicialmente de los oficios y prácticas cotidia
nas, se elevó, en primer lugar, a rango de lenguaje filosófico en el
sentido técnico de la expresión, para pasar después al patrimonio
común del resto de los demás saberes.
Las «categorías» representan al tipo o clase de predicado que
puede convenir a un sujeto o que puede atribuirse al mismo, par
tiendo, como hemos señalado, de frases con predicado nominal,
mientras que los «predicables» significan el m odo como dichos pre
dicados convienen al sujeto o la relación que se establece entre ambos
desde el punto de vista de sus diferentes formas de vinculación M.
Pero una consecuencia importante de todo este esquema cate
gorial aristotélico, convertido en manual de tantas escolásticas y
tantas veces interpretado y com entado, es que los «modos de decir»
tienen que ver con los «modos de ser». Aristóteles no estaba dis
puesto a aceptar la tesis de que aquello que el discurso proposicio
nal atributivo nos mostraba no «fuese» la realidad misma, otorgan
do nítido alcance ontológico, en el sentido de una semántica realista,
a su filosofía del lenguaje IS.
28
FILOSOFIA Y LENGUAJE: HISTORIA DE UNA RELACIÓN
29
ANTECEDENTES DE LA CONCIENCIA LINGÜISTICA
30
FILOSOFIA Y LENGUAJE HISTORIA DE UNA RELACION
.í i
ANTECEDENTES DE IA CONCIENCIA LINGÜISTICA
20. Chom sky, 1 9 9 1 , p. 15, nota 3. Del mism o autor puede verse tam bién la prim era
parte de la serie de con feren cias publicadas con el títu lo E l len gu aje v e l en ten d im ien to (1 9K6,
pp. 17-50).
32
FILOSOFIA Y LENGUAJE HISTORIA DE UNA RELACION
21. Bacon, 1 9 8 5 , p. 3 9 .
22. Ib id ., p. 4 0 .
23. Ib id ., p. 9 7 .
33
ANTECEDENTES DE LA CONCIENCIA LINGÜISTICA
crítica del lenguaje hecha desde el propio lenguaje, esto es, ante la
propuesta de lograr un lenguaje «mejor», no de destruir el lenguaje.
Dos pueden ser, pues, a juicio de nuestro autor, los tipos de
confusión a los que el lenguaje nos puede conducir mediante la se
ducción de las palabras. Respecto del primero dice Bacon que «con
sisten en nombres de cosas inexistentes [...] o bien son nombres de
cosas existentes, pero mal y confusamente definidos y temeraria y
desigualmente abstraídos de las cosas»24. Com o ejemplo de los pri
meros cita palabras tales como «Fortuna», «Primer M otor», «Esfera
de los Planetas» y otras. Su rechazo se puede hacer mediante el
repudio de las teorías que los sustentan. Dicho rechazo, por tanto,
cabría interpretarlo com o un intento de someter a crítica, bajo su
puestos empiristas, entidades abstractas de tipo metafísico en la lí
nea de lo que hoy podría cobijarse bajo una teoría neopositivista del
significado.
El segundo tipo de confusión tiene más que ver con deficiencias
en la propia captación de datos que inducen a error en la definición
que con el propio lenguaje com o tal. Y puesto que Bacon estaba
interesado en desarrollar nuevos métodos de conocim iento basados
en la observación y en la inducción, cabría considerarlos en esta
línea. Ejemplo de término mal definido según su punto de vista
— por su vaguedad y por la inclusión de datos de muy diversa índo
le sin la conveniente verificación— sería el de «húmedo».
Tanto una clase com o otra de errores provenientes de las pala
bras, situadas en el contexto general de su crítica a los cuatro tipos
de ídolos, tienen com o referencia de fondo el rechazo de un tipo de
filosofía especulativa de espaldas a un contacto cercano con los he
chos, preparando el terreno al empirismo. Desde este punto de vis
ta, su consideración crítica del lenguaje habría que verla no como
una crítica al papel e importancia del lenguaje para la filosofía, sino,
más bien, com o el rechazo de un tipo de lenguaje filosófico de ins
piración metafísica.
24. Ib id ., p. 109.
25. H obbes, 1 9 7 9 , pp. 1 3 8 -1 4 7 .
34
f i l o s o f í a y l e n g u a j i h i s t o r i a d e u n a r e l a c i ó n
35
ANTECEDENTES DE LA CONCIENCIA LINGÜISTICA
2 7 . Ib id ., pp. 6 0 5 -6 0 6 .
2 8 . «El hom bre, aunque tenga gran variedad de pensam ientos, y de tal clase que de
ellos o tro s hom bres, al igual que ¿I, puedan recibir provecho y satisfacción, sin em bargo,
tiene alojados en su pecho estos pensam ientos, escondidos e invisibles a la mirada de los
demás hom bres, de manera que no se pueden m anifestar por sí solos. Pero — prosigue nues
tro autor— com o el co n fort y progreso de la sociedad no se podían lograr sin la com un ica
ción de los pensam ientos, se hizo necesario que el hom bre encontrara unos signos externos
sensibles, por los que esas ideas invisibles, de las que están hechos sus pensam ientos, pudie
ran darse a co n o ce r a los demás hom bres» (Locke, 1 9 8 0 , II, p. 6 0 9 ).
36
FILOSOFÍA Y LENGUAJE HISTORIA DE UNA RELACIÓN
de que las palabras sean signos de las ideas no se debe a que «hubie
se relación entre determinadas ideas y los sonidos articulados, pues
en este caso existiría un único lenguaje entre todos los hombres,
sino por una imposición voluntaria, por la que una palabra se co n
vierte, de forma arbitraria, en el signo de una idea determinada. De
esta forma, el uso de las palabras consiste en que sean las señales
sensibles de las ideas, y las ideas que se significan por aquellas son
su significación propia e inmediata» 2<\ Considerando que la doctri
na epistemológica de Locke asigna al término genérico «idea» el
papel de referirse a todas nuestras representaciones mentales, o to r
gándole gran variedad de funciones que, en último térm ino, al re
chazar el innnatismo, encuentran su fundamento en la experiencia,
cabe suponer que el significado de los signos que son las palabras
equivale a dicha representación o contenido mental desde presu
puestos empiristas. Sin embargo, un poco más adelante, Locke pone
en el «uso» del lenguaje el mecanismo de la formación de la signifi
cación, por el que los signos han quedado finalmente fijados a sus
significados.
Dicho uso, en la medida en que es común entre hablante y oyente,
es el que hact;que la comunicación funcione, produciendo inteligi
bilidad entre los usuarios. Escribe Locke:
Los hom bres aprenden nom bres y los usan en la con versación con
o tros hom bres, tan sólo para que se les entiend a, lo cual, única
m ente, se logra cuando, por el uso o el con senso, el sonido que
mis órganos del habla producen provoca en la m ente de quien lo
escucha la idea a la que lo aplico en la mía cuando h a b lo 50.
29. Ib id ,, p. 6 1 0 .
30. Ib id ., p. 6 1 6 .
37
ANTECEDENTES DE LA CONCIENCIA LINGÜISTICA
31. Ib id ., p. 6 1 5 .
32. Ib id ., parte 4 .* , X X I , pp. J . 0 6 7 -1 .0 7 0 .
38
FILOSOFÍA Y LENGUAJE HISTORIA DE UNA RELACIÓN
V*. Sobre las decisivas aportaciones de Leibniz a la lógica m atem ática pueden co n su l
tarse: K nealc, 1 9 7 2 ; Prior, 19 7 6 , pp. 1 1 3 -1 2 1 .
3 4 . Leibniz, 1 9 9 2 , p. 3 2 3 .
39
ANTECEDENTES DE LA CONCIENCIA LINGÜÍSTICA
35. Ib id ., p. 39 6 .
36. Ib id ., p. 399.
40
FILOSOFIA Y LENGUAJE HISTORIA DE UNA RELACIÓN
3 7 . Ib id ., p. 6 3 6 .
3 8 . Lévi-Strauss, 1 9 7 2 , pp. 7 -2 0 .
3 9 . D icho ensayo se publicó en G inebra en 1 7 8 1 , form ando parte de los T raitis sur la
rnusique. Con anterioridad, el tema del lenguaje había encontrad o un tratam iento parcial en
relación a la evolución de la sociedad en el D iscurso sob re e l origen y lo s fu n d am en tos d e la
d esigu aldad entre lo s h om bres (1 9 7 6 , pp. 5 2 -5 9 ).
4 0 . Rousseau, 1 9 8 4 , p. 11.
41
ANTECEDENTES DE LA CONCIENCIA LINGÜISTICA
41. Ib id ., p. 8 3 .
42. Il/id., p. 19.
43. J . D errida, 1 9 7 2 , pp. 3 7 -4 0 .
42
FILOSOFIA Y LENGUAJE HISTORIA DE UNA RELACIÓN
43
ANTECEDENTES DE LA CONCIENCIA LINGÜISTICA
unificar todos los fines que nos proponen nuestras inclin acion es en uno solo, la fe lic id a d ; la
coordin ación de los m edios para conseguirla constituye roda la tarea de la razón. De ahí
que las únicas leyes que ésta pueda sum inistrarnos sean no leyes puras y enteram ente de
term inadas a priori, sino leyes pragm áticas de la conducta libre encam inadas a la consecución
que los sentidos nos recom iendan. Si fuesen, en cam b io, leyes prácticas puras, con fines
dados enteram ente a p riori por la razón, con fines no em píricam ente determ inados, sino
absolutam ente preceptivos, serían productos de la razón pura. Así son las leyes m orales.
Consiguientem ente, sólo éstas pertenecen al uso p ráctico de la razón pura y adm iten un
can o n - (KrV , A 800/B 8 2 8 , 6 2 7 (6 7 3 -6 7 4 ). Las citas de esta obra de Kant se hacen, según la
costum bre habitual, con las letras de las dos ed icion es, seguidas de la num eración del texto.
El primer número que figura a con tin uación correspond e a la página de la edición castella
na de P. Ribas, mientras que el segundo, entre co rch e tes, se refiere a la página de la edición
alem ana de W. W eischcdcl, cuya referencia com pleta aparece en la Bibliografía).
4 5 . Kant, 1 9 3 5 , p. 81.
4 6 . Ibid.
44
FILOSOFIA Y LENGUAJE HISTORIA DE UNA RELACIÓN
Buscar fuera del co n o cim ien to com ún los con cep to s, que no tienen
absolutam ente en el fondo experiencia alguna especial e, igualm en
te, aparecen en todos los con o cim ien to s de e xp erien cia, de los
cuales constituyen, al p arecer, la m era form a del en lace, no supo
nía una m ayor reflexión o un con o cim ien to m ayor que buscar,
fuera del lenguaje, las reglas del uso verdadero de las palabras en
general y reunir así elem entos para una G ram ática (de hecho son
ambas investigaciones muy próxim as parientes la una de la o t r a ) 50.
47. Ibid., p. 8 3 .
48. Carvajal C ordón , 1 9 9 2 , pp. 4 6 -7 7 .
49. M ontero M o lin er, 1 9 75, pp. 4 8 1 -5 1 0 .
50. Kant, 1 9 7 8 , p. 7 0 .
45
ANTECEDENTES DE LA CONCIENCIA LINGÜISTICA
De acuerdo con esta idea, una Gram ática universal no sería cosa
distinta de la articulación del sistema de las categorías del entendi
miento, expuesto por Kant en la primera Crítica a lo largo de la
parte titulada la «Analítica trascendental».
Dando por sentado que el lenguaje es algo em pírico, el hecho
de que se produzca un entendim iento lingüístico supone la existen
cia de ciertas reglas compartidas, inherentes al hecho, pero previas
a la comunicación lingüística propiamente dicha, por cuanto sin
ellas la misma no podría funcionar. A diferencia de otras posturas
que se han dado en nuestro siglo, de las que daremos cuenta en
la segunda parte de este trabajo, la tesis subyacente a la posición
kantiana es la de que dichas reglas quedarían fuera del ámbito lin
güístico propiamente dicho — aun cuando para su uso— , conside
rando el papel director que tiene el pensamiento. Ese carácter pre
vio, prelingüístico, convertido en condición de posibilidad, estaría
muy cerca de una consideración trascendental de dichas reglas.
El problema se plantea, com o decimos, al com probar que Kant está
usando aquí un vocabulario «lógico», en lugar de «lingüístico»,
con lo que esa supuesta Gramática universal quedaría subsumida en
la retícula de una «lógica trascendental». ¿O acaso podría ser al
revés?
La fina interpretación que M ontero M oliner lleva a cabo en un
texto del año 1973, y que pretendemos en lo fundamental hacer
nuestra, intenta resolver el problema dando un giro semántico a la
cuestión, o exhumando los «elementos semánticos» propios de la
epistemología kantiana. Para ello, resume algunos datos conocidos.
Así, aceptando con Kant que «Las categorías no tienen, pues, apli
cación (keineti anderen Gebraucb) en relación al conocim iento de
las cosas, sino en la medida en que éstas sean asumidas com o obje
tos de una posible experiencia» (KrV, B, 147/148,164 [1 4 6 ]), llega
a la conclusión de que es sólo a través de la intuición sensible como
se puede otorgar sentido y significación al lenguaje (a un lenguaje,
habría que añadir, con funciones representativas). De acuerdo con
ello, la objetividad del conocim iento se produce en la conjunción
del carácter empírico de los datos con la determ inación a priuri
en la universalidad y necesidad. A partir de dicha determinación la
objetividad queda redefinida com o intersubjetividad:
46
FILOSOFIA Y LENGUAJE HISTORIA DE UNA RELACIÓN
52. Ib id ., p. 4 9 3 .
53. Straw son, 1 9 7 5 , p. 14.
47
ANTECEDENTES DE LA CONCIENCIA LINGÜISTICA
48
FILOSOFIA Y LENGUAJE HISTORIA DE UNA RELACIÓN
del ñire que surca al volar librem ente, podría imaginarse que volaría m ucho m ejor aún en
un espacio vacío. De esta misma form a abandonó Platón el m undo de los sentid os, por
im poner lím ites tan estrechos al entendim iento. Platón se atrevió a ir más allá de ellos,
volando en el espacio vacío de la razón pura por m edio de las alas de las ideas. No se dio
cuenta de que, con todos sus esfuerzos, no avanzaba nada, ya que no tenía punto de apoyo,
por así d ecirlo, no tenía base donde sostenerse y donde aplicar sus fuerzas para hacer m o
ver al entendim iento- (K rV , B 9, 4 6 * 4 7 (5 11).
5 7 . H erder, 1 9 8 2 , pp. 3 6 9 -4 2 2 . El resto de las citas de H erder se harán por esta
edición.
5 8 . Las reacciones críticas a la ausencia de una filosofía del lenguaje en el pensam iento
de Kant y, muy particularm ente, en la C ritica d e la razón pura no se hicieron esperar en vida
del filósofo de Kónisberg. Ju n to al propio H erder, en el te x to citad o, su com patriota y
49
ANTECEDENTES DE LA CONCIENCIA LINGÜISTICA
nos reconocem os, abre una línea de investigación, por uno de cuyos
senderos se propone discurrir nuestra obra.
La posición herderiana respecto de Kant, en lo que se refiere a
la citada ausencia de una filosofía del lenguaje en la filosofía teórica
del pensador de Konisberg, es deudora del papel que Herder está
dispuesto a asignar al lenguaje en el conjunto de la vida humana.
Sus aportaciones más valiosas respecto de este tema se encuentran
recogidas en su escrito de 17 7 1 Ensayo sobre el origen del lenguaje,
título que refleja ya a las claras, com o hemos visto en el caso de
Rousseau, una típica preocupación dieciochesca por el problema de
los orígenes en general, com o paso previo para fundar las ciencias
de lo humano. Por cierto que la posición de Rousseau, con quien
polemiza en su texto, no le era desconocida a H erd er59. Su distan
cia respecto a las tesis de aquél se debe, sobre todo, a la excesiva
dependencia que el lenguaje tiene de la sociedad — de lo convencio
nal, diríamos— en la teoría del pensador de Ginebra, a juicio de
Herder. Pero vistas las cosas en su conjunto, las diferencias no son
tan grandes como el propio Herder supone, aunque en éste el tema
del lenguaje esté mucho más elaborado y depurado.
50
FILOSOFIA Y LENGUAJE; HISTORIA DE UNA RELACIÓN
51
ANTECEDENTES DE LA CONCIENCIA LINGÜISTICA
62. Ib id ., p. 165.
63. Ib id ., p. 2 1 5 .
52
FILOSOFÍA r LENGUAJE HISTORIA DE UNA RELACIÓN
12. Para continuar con este recorrido histórico que nos sitúe en
los albores de la filosofía contemporánea, daremos un somero apunte
sobre Hegel, quien, a diferencia de Kant, sí concede, dentro del
núcleo general de su sistema, alguna significación al fenóm eno lin
güístico'’4.
Visto de un modo general, el lenguaje viene al ser el «soporte»
de la Idea en la cultura, entendida dentro el espacio que Hegel otorga
a la obra del Espíritu, frente a la Naturaleza, o en la fase de retorno
o interiorización de la Idea que es el Espíritu. El lenguaje se escon
de/se muestra en el Espíritu. En la Fenomenología del Espíritu exis
te una breve pero significativa mención del tema del lenguaje bajo
este supuesto. «Pues el lenguaje — escribe Hegel— es el ser allí del
puro sí mismo, com o sí mismo; en el entra en la existencia la singu
laridad que es para sí de la autoconciencia com o tal, de tal modo
que es para otros » 65.
De manera que nos hallamos ante algo en lo que el sujeto se
reconoce com o tal a condición de exigir la presencia de los otros
(que, podríamos añadir, quedan también reconocidos). Por esta razón,
la existencia del lenguaje vendría a ser el arco que — por el habla,
por la expresión, por la com unicación, por la com prensión— une al
yo con los otros, une, al menos, dos conciencias, haciendo a la co n
ciencia salir de sí misma para que no deje de ser ella misma.
Por un lado, al salir de sí la conciencia en el lenguaje es «la
enajenación y la desaparición de este yo y, con ello, su permanecer
en su universalidad» st, pero, por otro, este desaparecer es un volver
a encontrarse, conquistando un tipo de entidad más sólida, más
«objetiva» y sustancial, universal, en definitiva. La palabra nos sitúa
en un suelo de sentido y en una red de comunicación a la que perte
necemos o que nos «posee». El lenguaje es una mediación fruto del
trabajo del Espíritu entre los dos extremos o «lados» de la com uni
cación. Escribe Hegel:
6 4 . N o ha sido usual incluir a H cgcl dentro de los filósofos preocupados por el tenia
dcl lcngua|c. Pero se han dado algunos intentos al respecto en tiem pos más recientes. Un
ejem plo en dicha dirección de interpretar el co n ju n to de la filosofía hegeliana, si no com o
una filosofía del lenguaje, al m enos com o una filosofía vista desde el lenguaje, lo constituye
la obra de Jo s e f Sim ón E l p ro b lem a d el len gu a/e en H egel (1 9 8 2 ). Según Sim ón , Hegel en tien
de el lenguaje com o la existencia del espíritu que se sabe libre con «capacidad para co n fig u
rar en forma más determ inada la realidad- (p. 14). No hace m ucho V ictoria Cam ps ha
sugerido entre nosotros la posibilidad de reco no cer a Hegel com o «pionero dcl m oderno
giro lingüístico» (cf. 1 9 88, p. 10). Ignacio Izuzquiza (1 9 9 0 ), en su interesante libro sobre
H cg cl, resalta la pertinencia del papel dcl lenguaje dentro de la co n cep ción hegeliana dcl
Espíritu, lo que analiza centrándose en el capítulo VI de la F en om en olog ía (cf. pp. 1 1 4 -1 2 1 ).
C om o muestra de una aproxim ación al pensam iento de H egel, destacando la im portancia
lingüística, puede verse el trabajo de C. Aranda T o rres, 1992.
6 5 . H egel, 1 9 6 6 , p. *0 0 .
6 6 . Ibid.
53
ANTECEDENTES DE LA CONCIENCIA LINGÜISTICA
6 7 . Ib id.
6 8 . «La conflu encia de palabra y cosa — escribe Aranda T o rres— en una unidad cate*
g o ru l o unidad de m ediaciones se explica por un venir recíproco de una al lugar de la otra.
Lo categorial, a este nivel, tiene que ver con la unidad mediada de pensam iento y ser, de yo
y cosa, con la copertenencia de palabras y co sas- ( 1 9 9 2 , p. 34).
54
FILOSOFIA Y LENGUAJE HISTORIA DE UNA RELACIÓN
55
ANTECEDENTES DE LA CONCIENCIA LINGÜÍSTICA
7 3 . Para una con sid eración general del papel y de la im portancia que el lenguaie jue
gan en la obra de N ietzsche puede consultarse el reciente estudio debido a E. Lynch, 1993.
Además de o frecer un análisis y una reflexió n sistem ática sobre el tem a, el autor aporta
sugerentes vías de in terpretación para acercar el pensam iento crítico de N ietzsche a los
aledaños de nuestra propia sensibilidad.
7 4 . V alverde, 1 9 9 3 .
56
FILOSOFIA Y LENGUAJE: HISTORIA DE UNA RELACIÓN
7 5 . H aberm as, 1 9 77. (Aunque se cita por esta edición, existe una reedición de este
trabajo , junto con otros tex to s dcl au tor, bajo el título S obre N ietzsch e y otros en say o s, 1 9 8 2 ,
pp. 3 1-61.)
7 6 . N ietzsche, 1 9 9 0 , p. 18 (111, 3 1 0 ). (Las cifras entre paréntesis que vienen a co n ti
nuación de la página de la ed ición castellana que se cita corresponden al volum en, seguido
dcl núm ero de página, de la edición alem ana de Karl Schlechta, cuya referencia com pleta
aparece en la Bibliografía).
57
ANTECEDENTES DE LA CONCIENCIA LINGÜISTICA
58
FILOSOFIA Y LENGUAJE HISTORIA DE UNA RELACIÓN
59
ANTECEDENTES DE LA CONCIENCIA LINGÜISTICA
60
FILOSOFIA Y LENGUAJE HISTORIA OE UNA RELACIÓN
co m o, por ejem plo, la diferencia entre el -p ro ceso p rim ario- y el -secu n d a rio -: en los o rí
genes de nuestra personalidad hallaríam os las fuerzas de la pulsión, de naturaleza incons
cien te, transform adas posteriorm ente en con ten idos socialm ente -acep tab les- por la fuerza
de ciertos mecanismos de defensa, com o la -su b lim ació n -. No en vano a los tres pensadores
se los ha incluido dentro de la -filo so fía de la sosp ech a-, aunque en el caso de N ietzsche
habría que extender su sospecha hasta el terren o que representa la problem ática con la que
se enfrenta en I a g en ealog ía d e la m ora!. Sobre este tema general, lugar com ún en los últim os
años sesenta, pueden verse los dos trabajos de Paul R ico eu r, 1 9 7 0 , pp. 3 2 -3 5 y 1 9 7 5 , pp.
5 9 -6 1 . Sobre la relación específica entre N ietzsche y Freud, el trabajo del profesor belga
Paul-Laurent Assoun — que se ha distinguido por investigar la relación del fundador del
psicoanálisis con la filosofía y la epistem ología— F reu d et N ietzsch e (PUF París, 1 9 8 0 ) estu
dia exhaustivam ente el tem a.
85. Escribe con relación a este punto: -E ste m edio o propiedad del lenguaje es, por lo
tanto, la posibilidad de sustituir polaridades binarias: antes por después, tem prano por
tarde, exterio r por in terior, causa por efecto , sin atender a la verdad de estas estructuras.
Pero así es com o N ietzsche define también la figura retó rica, el paradigma de todo lengua
je - (M an , 1 9 9 0 , p. 131).
8 6 . N ietzsche, 19 8 0 , p. 2 4 (III, 3 1 3 ). La posición denunciada por N ietzsche puede
calificarse de «antropom orfism o-. Pero en esta im pugnación podem os en con trar un ilustre
precedente en la crítica que, en la misma d irección , se encuentra en el célebre Apéndice a la
parte primera de la Ética de Spinoza. Ahora bien, m ientras que el filósofo holandés incluye
dicha actitud com o fruto de un prejuicio que conlleva una posición filo s ó fic a m e n te fa lsa por
61
ANTECEDENTES DE LA CONCIENCIA LINGÜISTICA
Siem pre exp resam os nu estro p ensam iento con las palabras que
tenem os a m ano. O para exp resar toda mi sospecha: en cada m o
m ento tenem os tan sólo el pensam iento para el que disponem os
de palabras capaces de e x p re sa rlo 17.
estar basada en la ignorancia, la cual debe ser sustituida por el punto de vista de la sustancia
única, en N ietzsche, por el co n trario , se trata de un estado in ev itab le — al m enos m ientras
estem os instalados en el lenguaje— , por lo que el punto de vista de la razón que querría
representar la propia filosofía spinoziana — al carecer de co n cien cia lingüística— vendría a
ser «víctima» de su propio lenguaje, del que resultaría una determ inada imagen del mundo
bajo la pretensión de ser la única.
8 7 . N ietzsche, 1 9 9 4 , p. 4 3 .
8 8 . Ib id ., p. 8 3 .
8 9 . N ietzsche, 1 9 9 3 , pp. 4 8 -4 9 .
62
f i l o s o f í a y l e n g u a j e h i s t o r i a d e u n a r e l a c i ó n
90. R eboul, 1 9 9 3 , p. 2 4 .
63
ANTECEDENTES DE LA CONCIENCIA LINGÜISTICA
9 1 . N ietzsche, 1 9 9 3 , p. 4 9 .
9 2 . N ietzsche, 1 9 8 7 , pp. 5 1 -5 2 .
9 3 . Pocos años después de la m uerte de N ietzsche, el filósofo alem án del «ficcionalis-
rno», Hans V aihinger, incluyó com o parte del Apéndice a su D ie P h ilosop h te d es Ais O b un
trab ajo sobre el con cepto de ficción en la obra de N ietzsche. (Existe una versión castellana
form ando parte del volumen en el que figura el te x to de N ietzsche al que nos estamos
refiriend o, con el título -La voluntad de ilusión en N ietzsch e-: 1 9 9 0 , pp. 3 9 -9 0 .)
9 4 . Ju lio Q uesada, en las páginas que dedica al problem a que nos ocupa en su obra Un
p en sa m ien to in tem pestivo. O n tología, estétic a y p o lític a en F. N ietzsche ( 1 9 8 8 ), entiende la
crítica nietzscheana al lenguaje com o «una critica d e la razón p rag m ática en donde el “ im pul
so m etafórico ” encuentra su d esiderátu m en nuestra incipiente libertad de “creador-d estruc
to r " , y el terror en la c o s tu m b r e« (p. 169). C oincidim os con él en esta apreciación siempre
que por «crítica» no se entienda d escalificació n, sin o, en el sentido m etzscheano, g en ealog ía ,
64
FILOSOFIA Y LENGUAJE HISTORIA DE UNA RELACIÓN
o en el d ern dian o, d econ stru cción . C reem os que una de las co n tribu ciones más significativas
de la reflexión de N ietzsche en este punto ha sido la de destacar los m otivos pragm áticos
dcl lenguaje, del co n ocim iento y, a la postre, de la razón humana, por lo que no estaría de
más reconocer que el pragm atism o filosó fico no fue un invento exclusivam ente n orteam eri
cano. (Sobre este punto cf. el capítulo 6 de esta obra.)
9 5 . Sobre este extrem o N ietzsche se pronunciará am pliam ente en la sección prim era,
titulada *D e los prejuicios de los filósofos», de su obra Más a llá d e l bien y d e l n ial ( 1 9 7 2 , pp.
21 -46). Veamos esta breve muestra: -las intenciones m orales (o inm orales) han constituido en
toda filosofía el auténtico germ en vital dcl que ha brotad o siem pre la planta entera»* (p. 2 6 ).
9 6 . H aberm as, 1 9 7 7 , p. 4 1 .
9 7 . Reboul, 1 9 9 3 , pp. 4 1 -4 2 .
9 8 . Valverde, 1 9 9 3 , pp. 2 9 -4 0 .
65
ANTECEDENTES DE LA CONCIENCIA LINGÜISTICA
99. Por esa razón, la crítica que, desde el lenguaje, N ietzsche lleva a cabo de la m eta
física no puede parangonarse con la que años más tarde em prendan algunos neopositivis-
tas. Nietzsche no estipula un -criterio em pirista de significado» con cuyo rasero m edir las
tesis m etafísicas, descalificándolas con exp resion es, no ya falsas, sino carentes de sentido.
Su punto de vista es an terior y, por supuesto, más au tocrítico que el de los propios neopo-
sitivistas, pues, de acuerdo con lo que hem os venido diciendo, todo el lengua|e, incluido el
que los propios neopositivistas consideran significativo, y, por lo tanto, inmune a toda c r í
tica según ellos, quedaría afectado por su con sid eración pragm ática. La propensión «tróp i
ca» del lenguaie tendría un carácter general y, por eso m ism o, tam bién inevitable. ¿P od ría
mos estar aquí ante un fenóm eno parecido — salvando las distancias— al de la relativización
que el -h áb ito - o la -co stu m bre- suponen com o principio del co n ocim ien to, propuesto en
su día por Hume, pero p rin cip io, a la postre, caren te de toda la con cien cia irónica metzs-
cheana?
66
2
LINGÜÍSTICA Y FILO SO FÍA : N O TICIA DF. UN EN C U EN TRO
67
ANTECEDENTES DE LA CONCIENCIA LINGÜISTICA
este sentido quizá, desde la altura en la que nos encontram os, que
pa hablar con más justicia de «ciencias del letiguaje»2, más que de
«lingüística» a secas — salvo si hablamos de «lingüística general»,
que suele englobar ramas o partes de esta ciencia que por su gran
desarrollo han ido formando dominios relativamente autónomos.
Presididos por el criterio de especialización, presente también
en el desarrollo histórico de otras ciencias, los diferentes estudios
lingüísticos se han ido agrupando en disciplinas distintas, tales como
la fonología, la sem iótica, con sus diferentes partes — sintaxis, se
mántica y pragmática— , a las que han venido a sumarse recientes
desarrollos sobre antiguas materias com o la poética, la retórica, la
narrativa, vinculadas también a la Teoría del discurso y del texto.
Dentro de estos esfuerzos, los lingüistas han alzado su voz en
defensa de un Territorio propio, ajeno a injerencias de otras ciencias
y reacios a interferencias de orden filosófico. Com o muestra de tal
actitud, podemos ejem plificarla en la protesta que ya en 1943 vino
a hacer el célebre lingüista danés Louis Hjelmslev en el momento en
que intentaba establecer las bases teóricas de su ciencia, y que ha
cía suya la crítica contra una ciencia supeditada a supuestos aje
nos. Escribe en los Prolegómenos a una teoría del lenguaje :
2. T al es el criterio que emplean los autores de una útil obra de consulta sobre estas
cuestiones: cf. D ucrot y T o d o ro v , 1 9 8 3 .
3. H jelm slev, 1 9 8 4 , p. 16.
4. Algunos títulos pueden servir de ejem plo. Un coniunto de tex tos clásicos de dife
rentes autores y sobre distintos aspectos de la lingüística en los que pueden verse intereses
filosóficos se encuentran en A lon so-C ortés, 1 9 8 9 . La obra de E. Bcnvcniste P roblem as J e
lingüistica gen eral (1 9 8 7 ) reúne un co n ju n to de tex tos de procedencia diversa sobre un ele n
c o de variadas cuestiones relacionadas con la com un icación , la teoría y la relación entre
lenguaie, pensam iento y sociedad. Del lingüista uruguayo E. Coseriu puede consultarse el
te x to -Logicism o y antilogicism o en la gram ática», en ‘ 1 9 8 2 , pp. 2 3 5 - 2 6 0 . Con sólo m en
cionar el nom bre de N. Chom sky y su preocupación por la relación entre «m cntalism o»,
«nativismo» y uso del lenguaie será suficiente. De su extensa bibliografía, m enciono una obra
de co n ju n to , com o la an teriorm en te citad a, E l len g u aje y e l e n te n Jim ie n to . En tre los sem ióti-
68
LINGÜISTICA Y FILOSOFIA NOTICIA DE UN ENCUENTRO
eos, siem pre interesados en cuestiones filosóficas, destaco la obra de U. E co, por su fam ilia
ridad con la historia de la filoso fía. Una obra de carácter in troductorio, o m odo de -m o sa i
c o - general de esta disciplina, es Signo (1 9 7 6 ). El lingüista R. Jak ob so n , perteneciente al
llam ado «Círculo de Praga-, no ha desdeñado estab lecer lazos de co n ta cto con otras cie n
cias humanas y sociales. Pueden verse sus E n sayos d e lingü istica g en eral, 1 9 8 4 , pp. 13-9 3 .
Finalm ente, un lingüista de filiación estructuralista com o G . M ounin ha reunido un co n ju n
to de ensayos en el que aborda cuestiones «fronterizas» entre lingüística y filosofía con el
significativo título de L ingüistica y filo s o fía ( 1 9 7 9 ) , apostando por una co labo ració n entre
ambas disciplinas. Del mismo autor existe una reciente puesta al día de m aterias a n terio r
m ente tratadas en S em iótica y filo s o fía d e l len gu aje (1 9 9 0 ).
5. Aunque en España contásem os ya, desde hace cuarenta años, con una pionera obra
sobre el tem a: cf. Valverde, 1 9 5 5 . Del m ismo autor existe una reciente introducción a una
nueva versión de textos de H um boldt, que consisten en las cuatro conferencias que p ron u n
ció en la Academia de las C iencias de Berlín en 1 8 2 0 , junto con o tro te x to de 1 8 2 1 . Cf.
H um boldt, 19 9 1 , prólogo de V alverde, pp. 4 -2 4 .
69
ANTECEDENTES DE LA CONCIENCIA LINGÜÍSTICA
6. Sobre este punto, cf. Liebrucks, 1 9 7 5 , pp. 1 0 1 -1 2 0 , «El carácter lingüístico (Spra-
ch lich k eit) del hom bre según W ilhelm von H um boldt-.
7 . H um boldt, 1 9 9 0 , p, 6 0 .
70
LINGÜISTICA Y FILOSOFIA NOTICIA DE UN ENCUENTRO
8. Escribe nuestro au tor: «Cada lenguaie, se lo mire desde el lado que se lo m ire,
es siem pre la em anación espiritual de una vida nacionalm en te individual» (H um boldt,
1990, p. 68).
9. Ib id ., p. 65.
71
ANTECEDENTES DE LA CONCIENCIA LINGÜISTICA
10. Pero que, por o tro lado, parece incluir corno parte indispensable dcl lcngua|e.
Escribe: «Las dos perspectivas m ostradas aquí com o opuestas, la de que el lenguaje es ex tra
ño al alma y no obstante perteneciente a ella, a un tiem po independiente y dependiente de
ella, vienen a unirse realm ente en él, y son lo que constituye la peculiaridad de su esen cia-
(H um boldt, 1 9 9 0 , pp. 8 6 -8 7 ).
11. Ib id ., pp. 6 8 -6 9 .
12. V alverde, 1 9 5 5 , p. 5 1 .
13. H um boldt, 1 9 9 0 , p. 74.
14. Chom sky, 1 9 9 1 , pp. 17-74.
72
LINGÜISTICA Y FILOSOFIA NOTICIA DE UN ENCUENTRO
73
ANTECEDENTES DE LA CONCIENCIA LINGÜISTICA
19. V alverde, 1 9 5 5 , p. 5 8 .
20. C í. capítulo 6.
21. M orris, 1 9 8 5 , p. 2 7 .
22. Para una con sid eración de y una relación entre diferentes term inologías, cf. Eco,
1976, pp. 21-32.
74
LINGÜÍSTICA Y FILOSOFIA NOTICIA DE UN ENCUENTRO
2 3 . M o rris, 1 9 8 5 , p. 71
2 4 . Una exp osició n de este punto del pensam iento de M orris, así com o una crítica a
las insuficiencias dcl «conductism o sem ántico», pueden verse en Kutschera, 1 9 7 9 , pp. 8 1 -
9 2 . Por otra parte, el «conductism o lingüístico» con un carácter más general fue introduci
do de modo exp reso por el lingüista norteam ericano más influyente hasta los años cin cu en
ta, Leonard Bloom ficld , cuyas aportaciones se encuentran en una obra de 1 9 3 3 , m ulada
precisam ente L angudge. Una reciente y sencilla puesta al día de tópicos de la pragm ática
desde el punto de vista lingüístico se puede en con trar en Reyes, 1990.
2 5 . El an tropólogo de origen polaco afincado en Inglaterra Bronislaw M alm ow ski,
tras su estudio de la lengua de los habitantes de las islas T robrian d, en Nueva G uinea, llegó
a la conclusión de que el significado del lenguaje sólo puede entenderse co n ocien d o el «con
te x to lingüístico» y el «con texto de situación» en el que se encuentran el m ensaje y los
hablantes. C f. «El problem a dcl significado en las lenguas prim itivas». Apéndice a Ogden y
Richards, 1 9 8 4 , pp. 3 1 0 -3 2 2 .
75
ANTECEDENTES DE LA CONCIENCIA LINGÜISTICA
76
LINGÜISTICA Y FILOSOFIA NOTICIA DE UN ENCUENTRO
77
ANTECEDENTES DE LA CONCIENCIA LINGÜISTICA
29. Ib id ., p. 58.
30. Cf Barth es, 1 9 7 1 , p. 14.
78
LINGÜISTICA Y FILOSOFIA NOTICIA DE UN ENCUENTRO
3 1 . Sobre la problem ática filosófica general de Chom sky, así com o sobre su relación
con los filósofos racionalistas, puede consultarse una interesante presentación y discusión
de la mism a, debida a H ierro S. Pescador, 1 9 76. Sobre la obra de Chom sky se han llevado
a cabo encuentros y reuniones diversas de cien tífico s y filósofos y se han publicado algunas
o bras colectivas. Ejem plo de una de éstas es la de H arm an, 19K1. Un estudio general en
nuestra lengua sobre las aportaciones del lingüista norteam erican o, con especial referencia
a la novedad de sus planteam ientos, puede en con trarse en O tero , 1 9 8 4 . M ás reciente es la
discusión sobre la relevancia que las dos escuelas lingüísticas más im portantes de este siglo
conceden a la dim ensión social del lenguaje, presente, en este caso, en la obra de Beltrán,
1 991. Después de exam inar ambas aportacion es, la conclusión del autor es negativa resp ec
to del propósito de su obra. «D ebo insistir — escribe— en que el muy ex p lícito psicologism o
que profesan tan to Saussure com o Chom sky está seguram ente en la base de su negativa a
considerar el lenguaje com o una realidad social» (p. 150).
3 2 . Los últim os trabajos de Chom sky accesibles en castellano que se enfrentan con
estas cuestiones son los siguientes: «Cam bios de perspectiva sobre el co n ocim ien to y uso
del lenguaje»: T eo rem a XV/1-2 ( 1 9 8 5 ), pp. 1 1 -7 1 , trad. de J. Sarabia; E l c o n o c im ie n to d el
len gu a/e, 1 9 8 9 ; E l len gu a/e y lo s p ro b lem a s d e l c o n o c im ie n to , 1990. Por tratarse de la obra de
co n ju n to más recien te, fruto de unas co n feren cias pronunciadas en M anagua, me referiré
principalm ente a esta obra.
3 3 . C f. Searle, 1 9 8 1 , pp. 16-47.
79
ANTECEDENTES DE LA CONCIENCIA LINGÜISTICA
34. La existen cia de -universales lingüísticos» ha sido ob|cto de polém ica, pero tam
bién ha sido defendida por o tro s lingüistas, partiendo tam bién de posiciones filosóficas. T al
es el caso de R. Jak o b so n , quien aceptaría su existen cia, siguiendo la pauta husserliana de
una «gramática pura» (rem e G ram attk). C f. S ea rle, 1 9 8 1 , pp. 4 7 -6 5 .
35. El gusto por las distinciones binarias parece ser patrim onio de los lingüistas, com o
venimos viendo hasta ahora. Sobre la relación entre algunos y su anticipación en otros
autores del pasado ya hemos tenid o ocasión de apuntarlo en el transcurso de la exposición
en este y en el capítulo anterior. Parece o p ortu n o hacer una recopilación . La insistencia en
ese doble plano — con independencia del énfasis que se ponga en cada uno de los elem ento
del par, lo que distinguiría una tendencia lingüística de o tra — , a juzgar por su inevitabili-
dad, apunta a la posibilidad de co n tar, sim ultáneam ente, tan to con lo «instituido» del len-
80
LINGÜISTICA Y FILOSOFIA NOTICIA DE UN ENCUENTRO
En el caso del lenguaje, hay una facultad especial que es una ele
mento central de la mente humana. O pera con rapidez, de manera
determinista, inconscientem ente y fuera de los límites de la c on s
ciencia, de una forma que es com ún a la especie, produciendo un
sistema de con ocim iento rico y com plejo , una lengua concreta
Así, el interés que la filo sofía puede tener en la lingüística
— apunta nuestro autor al final de su conocida obra El lenguaje y el
entendimiento — consiste en que, siendo uno de los objetivos de
aquélla el estudio de la mente humana, el lenguaje nos p ro p o rcio
na el mejor acceso a dicho t e m a 17.
guaje com o con lo -in stitu y em e-, elem entos que cualquier cien tífico de la cien cia y de cu ltu
ra parece que no puede soslayar. -Efj¡»ow»/«lengua»/«competencia» pueden ponerse en la
misma línea, m ientras que en la otra podrían co locarse «*n¿rger<i»/«palabra»/«actuación».
Para que todo no sea binarism o — y con independencia de o tro s co n cep tos, com o el de
-trián gulo sem ió tica- o -fu n cio n es del len g uaje- vaya tam bién una m uestra distin ta. K.
Kiihler, por ejem plo, establece cu atro cam pos lingüísticos: -a cció n verbal-/«acto v erbal-;
-produ cto lin gü ístico -M o rm a lingüística» (cf. 1 9 7 9 , pp. 6 8 -6 9 ). E. C oseriu , por el c o n tra
rio , establece tres: «sistema»/-norma»/«habla- (cf. J 1 9 8 2 , p. 9 5 ).
3 6 . Chom sky, 1 9 89, p. 127.
3 7 . Chom sky, 1 9 86, p. 3 1 3 .
81
3
N A CIM IEN TO Y O CA SO DE LA RAZÓN M O D ERN A :
PRKPARACIÓN DE LA RAZÓN LINGÜÍSTICA
83
ANTECEDENTES DE LA CONCIENCIA LINGÜISTICA
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NACIMIENTO Y OCASO DE LA RAZÓN MODERNA
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NACIMIENTO r OCASO DE LA RAZON MODERNA
ron voces críticas contra el modo unilateral con que los ilustrados
habían embutido la enorm e riqueza del espíritu hum ano. La unila-
teralidad no era otra que el intento de som eter al conjunro de la
vida a una racionalidad em pobrecida, al doblegarse a dictados m e
ramente intelectualistas. De esta manera, el mundo de la pasión y
del sentim iento, cam ino por el que llegar más directam ente a la
verdad, representado por el arte y, en el orden de la creencias, por
la religión, quedaban excluidos de un discurso, incapaz de salirse
de las estrechas categorías del entendim iento. Algo, y algo suma
mente im portante, quedaba fuera y había que recuperarlo.
Así, el intento por resolver el con flicto entre creer y saber, de
jado de lado por la Ilustración a juicio de los idealistas y de los
primeros rom ánticos — o resuelto por «disolución» de las creencias
en algo simplemente irracional— , se convertirá en uno de los m oti
vos más fuertes que propulsen el pensamiento de Hegel en su gigan
tesca tarea de reconducción de la razón moderna. No podem os en
trar en los análisis, ni siquiera en los momentos evolutivos que plantea
la resolución de este problem a al conjunto de la filosofía de Hegel.
Sólo nos interesa apuntarlo para destacar — de acuerdo con nuestro
plan— lo que»juzgamos com o las aportaciones más relevantes del
filósofo de Stuttgart al proceso de culm inación en la construcción
de la razón moderna. Resumiremos estas aportaciones en dos, co n
sideradas ambas dentro del m arco de la razón dialéctica.
En primer lugar, haremos referencia la transform ación de la ra
zón en razón dialéctica vista desde la lógica, a diferencia de una
razón meramente analítica, considerada por Hegel no todavía ra
zón, sino simple entendim iento (Verstand ). Si bien, todo hay que
d ecirlo, presentar la razón de forma dialéctica no era una novedad
para quien conociera el desarrollo histórico de la filosofía, pues
había sido un tema reiterado en algunos autores antiguos y m oder
nos, hundiendo incluso sus raíces en los fragm entos de H eráclito, sí
lo era la manera que los idealistas en general, y muy en particular
H egel, tuvieron de presentarla. En segundo lugar, harem os m en
ción a la universalización o la generalización de la razón com o sus
tancia de lo real, llevando hasta el límite más alto de toda época
anterior y posterior — nuestro tiem po, por supuesto, incluido— el
proceso de absolutización de la razón com o sistema del mundo, que
sobre todo se despliega tem poralm ente com o dialéctica de la his
toria.
La instauración de la razón dialéctica en el pensam iento de H e
gel parte, en primer lugar, de un diálogo con la filosofía de Kant y
prosigue con los prim eros desarrollos del idealismo en Fichte. De
aquí se obtiene com o resultado una aportación y una crítica. La
aportación consiste en subrayar la im portancia que en estos filóso
fos se otorga a la conciencia o al sujeto com o foco dinám ico en la
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del poder y del hacer, inundando con ello todas las esferas de la
vida. Es por ello también su culm inación, pues'no cabe en esta vía ir
más allá, ya que nada queda fuera al adoptarse la perspectiva de la
totalidad, dialécticam ente realizada por una razón que se sabe cons
ciente de sí misma. A partir de Hegel da com ienzo propiam ente
otra historia, que es la historia de la crisis de la razón moderna.
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Segunda p a rte
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4
W IT T G E N S T E IN Y EL LEN G UAJE
1. t i l o , adem ás, seria to talm en te in n ecesario en el caso de la filoso fía an a lítica , pues
cu enta y a con excelen tes estudios tan to en obras de carácter general sobre el pensam iento
del siglo X X , co m o en m on ografías a ella dedicadas. Para hacer referen cia só lo a algunos
estudios clásicos, al m argen de las h istorias gen erales de la filo so fía , cab e cita r los siguien
tes, divididos en dos grupos:
a ) D e ca r á c te r g en era l: Ayer, 1 9 8 3 ; Passm ore, 1 9 8 1 ; Radnitzky, 1 9 7 3 ; Stcg m ü ller, 1 9 6 7 .
b ) M o n o g rafías: C am ps, 1 9 7 6 ; F errater M o ra, 1 9 7 4 ; H ospers, 1 9 7 2 ; M uguerza, 1 9 8 1 ;
R o rty , 1 9 6 7 ; Urm son, 1 9 7 8 .
119
HISTORIA DE LA CONCIENCIA LINGÜISTICA
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WITTGENSTEIN Y EL LENGUAJE
2. Ludwig W ittg en stein publicó en vida únicam ente cu atro te x to s, a saber, el T ractatu s
lo g ic o -p h tlo so p h ic u s , publicado in icialm en te en alem án por W . O stw ald en 1921 en su rev is
ta A nnalen d e r N a tu r p b tlo s o p h ie , con P rólogo de Bertran d Russell. P o steriorm en te fue p u b li
cada por la ed itorial R outledgc y Kecgan Paul, Lon dres, 1 9 2 2 , en ed ición bilingüe y con
traducción de C . K. O g d en ; el W n rterbuch fü r V olkssch u len , 1 9 2 6 , fru to de su preocupación
por el aprendizaje del lenguaje en su ép oca de m aestro rural en A ustria; un artícu lo en
inglés titulado «Som e Rem arks on Logical F o r m -, 1 9 2 9 , así co m o una recen sió n sobre un
libro de lógica, publicada en 1 9 1 2 -1 9 1 3 . Preparará para la ed ició n , antes de su m uerte,
aunque sólo la prim era p arte, las P b ilo so p h is c h e U n tersuchungen. El N a ch lass de W ittgen stein
qu edó al cuidado de sus albaceas los p rofeso res G . E. M . A nscom be, R. Rhees y G . H. von
W rig h t, quienes se encargaron de dar a la luz, a partir de su m uerte en 1 9 5 1 , su legado
póstuino. El co n ju n to de sus escrito s está siendo publicado en F ran cfo rt por la ed itorial
Suhrkainp a partir de 1 9 6 0 , en varios volúm enes, con el titu lo g en érico de S chriften.
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HISTORIA DE IA CONCIENCIA LINGÜÍSTICA
3. Por referirm e sólo a algunos libros dispon ibles en castellan o a los que el lecto r
puede acceder para hacerse una idea de co n ju n to de la obra de W ittg en stein , cabe cita r los
siguientes: Ayer, 1 9 8 6 ; Rauin, 1 9 8 8 ; Fan n, 1 9 7 5 ; G arcía Suárez, 1 9 7 6 ; Ja m k y T o u lm in ,
1 9 7 4 ; H artn ack , 1 9 7 7 ; K enny, 1 9 7 4 ; Pcccllin y R egu era, 1 9 9 1 ; Pears, 1 9 7 3 ; Regu era,
1 9 8 0 ; Sádaba, 1 9 8 0 ; San félix V id arte, 1 9 9 3 ; T o m asin i, 1 9 8 8 . Un estudio esp ecífico de la
filoso fía del lenguaje de n uestro au to r, en el con|unto de una £>bra dedicada a esra tem ática,
lo podem os en co n trar en K u tsch era, 1 9 7 9 , pp. 5 5 - 5 9 ; 1 3 9 -2 1 3 . D os sem blanzas b io g rá fi
cas, debidas a dos personas que lograron en trar en el estrech o círcu lo de am istades de W itt
gen stein , las podem os e n co n trar en M alcolm , 1 9 9 0 .
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WITTGENSTEIN Y EL LENGUAJE
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HISTORIA DE LA CONCIENCIA LINGÜÍSTICA
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WITTGENSTEIN Y EL LENGUAJE
afirm acio n es parecidas F errater sufriera las críticas de Lukács en su peculiar m od o de «de
fender» la razón, titulado E l a s a lto a la razón (G rijalb o , B arcelo n a, 1 9 6 8 , trad. de W . R o ces),
en cuyo E pílogo, dedicado al «irracion alism o de la posguerra», incluye a W ittg en stein y a
F errater co m o «ardiente adm irador» (p. 6 3 3 ). Y to d o porque W ittgen stein p refirió g uar
dar silen cio sobre «lo que no se puede hablar» y porque F errater lo tom a co m o un sig n ifi
cativ o «síntom a» de la época que nos ha to cad o vivir. No parece que Lukács en ten d iera bien
am bas cosas.
6 . Baum , 1 9 8 8 , p. 17 9 . D os inten tos recientes por situar las op in io n es éticas de W itt
genstein en el co n ju n to de su obra pueden verse en C ruz, 1 9 8 9 , pp. 9 -2 8 , y en M uguerza,
1 9 9 2 , pp. 1 2 5 -1 6 4 .
7. Feyerabend, 1 9 7 0 , p. 148.
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HISTORIA DE LA CONCIENCIA LINGÜISTICA
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WITTGENSTEIN Y EL LENGUAJE
13. En efe cto , escribe lo siguiente: «Para W ittg en stein , sin em bargo» esto no era un
pscudoproblem a. Porque W ittg en stein , con razón o sin ella, se s in tió d o s. Y n o sólo es eso:
es que, adem ás, el sen tim iento que W ittgenstein exp erim en taba hacia su prim era filosofía
era un sen tim iento de culpa. El T ractatu s no era sim plem ente una grave eq u iv ocación : era
sobre todo un pecado. Las In vestigacion es filo só fic a s constituirían la puntual peniten cia- (D eaño,
1 9 8 3 , p. 2 7 4 . E xiste una versión inglesa de este te x to co m o co n trib u ció n al hom en aje a
Ferrater M o ra: cf. P. C ohn (ed .J, T ran sparen cias. P h ilo s o p h ica l E ssays in H o n o r o f J, F crratcr
M ora, H um anitics Press, New Y o rk , 1 9 8 1 , pp. 2 9 - 4 2 ). En el m ism o volum en de D eaño se
recoge o tro te xto an terio r, publicado origin alm en te en inglés en 1 9 7 0 , en el que se argu
m enta a favor de la pertin en cia de m antener la d iferencia en tre los dos W ittg en stein , to
m ando co m o referen cia esto s tres problem as: la co n cep ción del len guaje, la actividad filo
sófica y la lógica dcl lenguaje: cf. D eaño, 1 9 8 3 , pp. 2 1 5 - 2 3 4 .
14. D eaño, 1 9 8 3 , p. 2 8 2 . Y ya que estam os hablando de períod os en la obra de W itt
g enstein, Cí. P itch cr, el ed itor de la obra a la que antes nos hem os referid o , p ro p o n e, en el
Prefacio de la misma (pp. vii-viii), dividirla en cu atro , a saber: I) perío d o del T ractatu s, de
1 9 1 3 a 1 9 2 9 ; 2 ) período de transición — los C u ad ern os — , de 192 9 a 1 9 3 5 ; 3 ) p erío d o de
las In v estig a cion es, desde 1 9 3 6 hasta su m uerte; 4 ) perío d o de la últim a filoso fía de las
m atem áticas, de 1 9 3 6 a 1 9 44. A ex cep ció n de este últim o perío d o , que es m ás tem ático que
cro n o ló g ico , existe un cie rto con sen so en tre los investigadores en p ro p o n er una etapa in
term edia en tre la filosofía dcl T ractatu s y la de las In v estig acion es filo s ó fic a s .
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HISTORIA DE LA CONCIENCIA LINGÜISTICA
15. La o n to log ía del atom ism o lóg ico había sido discutida con jun tam en te por Russell
y W ittg en stein desde los días en que éste se co n virtiera en am igo de Russell, después de
haber sido su alum no en C am bridge. D iscusiones, cartas y en cu en tros en tre am bos filó so
fos, así co m o el h echo de que W ittgen stein com pusiera su T ractatu s varios años antes de su
p u b licación en 1 9 2 1 , así co m o la propia co n fesión de Russell al com ienzo de la p ublicación ,
avalan esta tesis. N o o bstan te, y aun cuando existan d iferencias entre am bas versiones del
atom ism o lóg ico , la prim era exp osició n pública — y su posterior defensa— de esta teoría la
llevó a cabo Russell en una serie de o ch o co n feren cias pronunciadas en Londres en 19 18
co n el títu lo «La filosofía del atom ism o ló g ico - y publicadas en 1 9 1 9 en la revista T h e M o
nista p o sterio rm en te incluidas en su obra de 1 9 5 6 L óg ic a y c o n o c im ie n to , T auru s, M adrid,
1 9 6 8 , trad. de J . M uguerza. Se en cuen tran tam bién incluidas en la misma trad ucción den tro
la an tología ed itada por J . M uguerza, 1 9 8 1 , I, pp. 139-21 1.
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WITTGENSTEIN Y EL LENGUAJE
a) Lenguaje y mundo
Una de las frases que mejor reflejan la idea que tenía Wittgenstein
del lenguaje — y, como consecuencia de ello, las tareas reservadas a
la filosofía—; es la proposición 5.6. del Tractatus: «Los límites de
mi lenguaje significan los límites de mi mundo». Mientras que la
idea de límite nunca sería abandonada en el discurrir de su pensa
miento, el curso del mismo registra básicamente dos modos de en
tenderla. Y precisamente ahí radica una de las diferencias capitales
entre el primer y el segundo Wittgenstein.
Si bien en el Tractatus el límite queda muy abajo, de manera
que lo que se puede decir con sentido está regulado por las leyes y
reglas de la lógica proposicional bivalente, y ello en virtud del iso-
morfismo entre lógica y mundo, como ya se ha indicado más arriba,
el contexto de las Investigaciones filosóficas es mucho más abierto
y el límite sube más arriba, lo que permite el juego de diferentes
tipos de lenguaje, cada uno de ellos perfectamente legítimo en vir
tud de sus rasgos estructurales específicos. A pesar de ello la idea
de límite subsiste y, en ambos casos, con el mismo sentido: fuera
del límite está lo que no se puede decir, el «sinsentido» lingüístico,
aunque no el sinsentido existencial.
Sin embargo, no nos resistimos a quedar cercenados dentro del
límite. Según la explicación wittgensteiniana, la filosofía ha surgi
do cuando, acuciados por la respuesta a ciertas cuestiones que nos
preocupaban, hemos saltado, por así decirlo, la barrera, hemos to
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HISTORIA DE LA CONCIENCIA LINGÜISTICA
16. -Ba|o el ep ígrafe de “ form a lóg ica” del lenguaje — y a la vez del m undo— reap are
ce en W ittgen stein el problem a kantiano de una “lógica trascendental** del mundo de la
e x p erien cia. Só lo que no se trata ahora p rim ariam ente de las co n d icio n es lógico-psicológi-
cas de posibilidad de la rep resen tació n de o b jeto s o aco n tecim ien to s en el espacio y en el
tiem p o, sino de las co n d icio n es lóg ico -lin gü ísticas de la represen tación unívoca de hechos
p o s ib le s - (T F , I, p. 3 2 5 , n. 8 ; cf. tam bién T F , I, pp. 2 2 6 - 2 2 7 y II, pp. 2 9 7 - 3 4 0 . C f. tam bién
del m ism o autor «Lenguaje», en H. Krings, H . M . Buam gartner y Ch. W ind |dirs.|. C o n c e p
tos fu n d a m e n ta le s d e filo s o fía II, H erd er, B arcelo n a, 1 9 7 8 , pp. 4 3 2 - 4 5 4 , trad. de K. G abás).
130
WITTGENSTEIN Y EL LENGUAJE
Así, pues, el objetivo que se prop one es la tarea kantiana pasada por el tamiz
del giro lingüístico. M ientras que Kant rechazaba la m etafísica trascen den te
por transgredir los límites de una facultad psicológica, W ittgenstein repudia
la filosofía tradicional por violar las cond icion es de posibilidad del lenguaje
sign ificativo|7.
131
HISTORIA DE LA CONCIENCIA LINGÜISTICA
garras de un lenguaje p rop o sicion ai la riqueza que suponen las inquietudes m etafísicas, lo
que, según la co n ocid a carta al ed itor L. von F ick er (cf- Ja m k y T o u lm in , 1 9 7 4 , p. 2 4 3 ) ,
re flejaría el verdadero sentid o de la o b ra, que es «ético». Pero, siguiendo con la propia
c o n fesió n de W ittg en stein a su am ig o, esto es lo que co n tien e «la segunda p arte- del T r a c ta
tus, que es la no escrita. Aquí rad icaría la d iferencia esencial con K ant, pues m ientras éste
llevó adelante to d o un program a de filosofía m oral, W ittgen stein perm aneció en silen cio
por co n sid erar que estábam os ante algo de naturaleza «inexpresable» o inefable.
2 0 . «1.a lógica no es una reoría sin o una figura especu lar del m undo. La lógica es tras
cen d en tal» ( 6 .1 3 ).
I ?2
WITTGENSTEIN Y EL LENGUAJE
dentro del decir, podrían ser verdaderas si hay hechos con los que
corresponderse, y sólo aquel fragmento lingüístico, como la propo
sición, que representa un estado de cosas posible tiene sentido. La
propia lógica, al estar compuesta de tautologías que no dicen na
tía, carece de sentido (,sitados ), aunque no sea absurda (unsinnig)
(T, 4 . 4 6 1). ¿Qué decir, pueSj de las proposiciones filosóficas en las
que se habla de todo esto? Esta es la conocida respuesta de W itt
genstein en su penúltima proposición 6 .5 4 :
Mis prop osicion es esclarecen porque quien las entiende las reco n o ce al final
com o absurdas (w elch er m ich verstebt, am E n d e ais unsinnig erk en n t), cuando
al final de ellas — sobre ellas— ha salido fuera de ellas. (T iene, por asf decirlo,
que arrojar la escalera después de haber subido por ella.)
133
HISTORIA DE LA CONCIENCIA LINGÜISTICA
134
WITTGENSTEIN V EL LENGUAJE
< Más que en ninguna otra obra importante, es en los casi sete
cientos aforismos que constituyen la fundamental y primera parte
de las Investigaciones en donde nuestro autor se extiende en una
reflexión sobre el lenguaje, entreverada con otro tipo de considera
ciones en torno a la filosofía y a la psicología. Del lenguaje, vendría
a decir, no podemos salir, aunque tengamos que repetirnos o bo r
dear el límite. Para decir algo sobre el mundo o sobre nosotros — o
para negarlo— , para decir algo sobre el lenguaje o incluso para ne
gar que decir algo sobre el lenguaje tenga algún interés, lo mismo
que para refutar la idea de que el lenguaje sea una condición, mal lo
podríamos hacer sin la primera condición de que es lenguaje: negar
que el lenguaje sea una condición o un supuesto es afirmar tal co n
dición o supuesto para que nuestra negación tenga sentido. Y si no
lo tiene, lo tiene el hecho de que el lenguaje es una condición del
pensamiento. El lenguaje con su lógica se oculta, pero funciona en
el hecho de pensar significativamente:
[...] las reglas estrictas y claras de la estru ctu ra lógica de prop osición nos
aparecen co m o algo en el trasfon d o — ocu lto en el m edio del entend im ien
to — . Ya las veo ah o ra (aunque a través de un m edio), pues ciertam en te en
tiendo el signo, significo algo con él (PU, 1 0 2 ; l’ U, 1 0 4 ). 'i
21. Una obra dedicada al estudio del T ractatu s w ittg ensten iano tom and o al lengua-
~ je com o hilo co n d u cto r es la de I. Reguera an teriorm en te citad a. Dcl m ism o au tor y de
J. M uñoz, cf. su «In tro d u cció n - a la nueva versión castellana dcl T ractatu s, pp. i-x x x ii.
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HISTORIA DE LA CONCIENCIA LINGÜISTICA
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WITTGENSTEIN Y EL LENGUAJE
22. (iu ig n o n , 1 9 9 0 , p. 6 6 5 .
23. Cam ps, 1 9 7 6 , p. 102.
137
HISTORIA DE LA CONCIENCIA LINGÜISTICA
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WITTGENSTEIN Y EL LENGUAJE
(...) no puede haber una sola vez en que un hom bre siga una regla. N o puede
haber sólo una única vez en que se haga un in form e, se dé una orden o se la
entienda, e tc. — Seguir una regla, hacer un inform e, dar una ord en , jugar una
partida de ajedrez son co stu m b res (usos, instituciones).
En ten der una oración significa en ten d er un lenguaje. En ten der un len
guaje significa d om inar una técn ica (PU , 1 9 9 ) 17.
2 6 . C f. Agustín, C o n fe s io n e s , 1, 8.
2 7 . Bajo esta afirm ació n subyaccn los esfuerzos que W ittgen stein hace a lo largo de
esta obra por refutar la posibilidad de un -lenguaie privado». Sobre este punto cf. G arcía
Suárez, 19 7 6 .
139
HISTORIA DE LA CONCIENCIA LINGÜISTICA
28. Sin em bargo, hoy sabem os que esta in terp reta ció n está bastante descam inada. Para
em p ezar, si bien es m ucho lo que la «filoso fía lin güística» debe al segundo W ittg en stein , no
es m enos cie rto que fue el grupo de O x fo rd — co n A ustin, Ryle y Straw son a la cabeza—
quien in ició la vía con ocid a co m o O rdtnary L an gu age P h ilosop h y . En segundo lugar, y aun
cu and o los m iem bros del C írcu lo de V ien a, tras m uchos inten tos frustrados, lograran en
trar en co n tacto con W ittg en stein , registran do algunas de sus con versacion es (cf. al resp ec
to la clásica obra de W aism an n, 1 9 7 3 ), W ittg en stein tenía la im presión — y n o so tro s, a
|uzgar por los resultados, tam bién — de que sus m iem bros no habían en ten d id o toda la
carga filo só fica que tenía el T ractatu s y, desde luego, no estaba dispuesto a p roh ijar el giro
neopositiv ista de la filoso fía. En un artícu lo re cie n te, V. San félix llega m ucho más allá al
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WITTGENSTEIN Y EL LENGUAJE
afirm ar que «el o bjetivo co n stante de W ittgen stein fue ap o rtar nuevas estrategias para c r iti
car una m anera de pensar, o una ideología, podríam os d ecir tam bién , que se halla p ro fu n
dam ente enraizada en nuestra cu ltura: el cie n tifism o - (S an félix V id arte, 1 9 9 3 , p. 10).
2 9 . T am bién en el C u ad ern o az u l nos en con tram o s con afirm acio n es parecidas, com o
m uestran estos dos ejem p lo s: «Para n osotros el significad o de una exp resió n está c a ra c te ri
zado por el uso que hacem os de ella. El significad o n o es un aco m p añ am ien to m ental a la
ex p resió n -. M ás adelante puntualiza tam bién que «el uso de la palabra en la p r á c tic a es su
sig nificad o- (BN , 9 9 y 1 0 3 , respectivam ente).
30. D eaño, «La evolución de la filosofía de W ittg en ste in -, en D eañ o, 1 9 8 3 , p. 2 2 1 .
(Este artícu lo fue publicado im cialm en te en Man a n d W orld 3/2 (1970| , pp. 8 3 - 1 0 1 ) .
I I . I ln j., p . 2 2 4
3 2 . Esta es p recisam en te la opinión que d efiende J. M arrad es en un recien te a rtícu lo ,
cuando señala, a m odo de co n clu sión , que la «con cord an cia de los seres hum anos en esa
base conductual (...) es co n d ició n de posibilidad de la co m p resión de las exp resio n es que en
las diferentes lenguas, por muy alejadas que cu lturalm en te estén en tre sí, con stituyen una
prolongación de esa conducta que form a parte de Unuestra historia n a tu ral"» (M arrad es,
1993, p. 111).
141
HISTORIA DE LA CONCIENCIA LINGÜISTICA
V 3 3 . W. Baum da cu enta de esta circu n stan cia, señ alan do la im portan cia que tuvieron a
partir de una ép oca las obras de Jam es L as v a ried ad es d e la ex p erien cia relig iosa y los P rincipios
d e p s ic o lo g ía , obra esta últim a que utilizaba regularm ente en sus clases. T am b ién cita dos
te x to s de Ramsey de 1 9 2 7 y 1 9 2 9 , respectivam en te, donde éste critica la filosofía del len
guaje del T ractatu s por la ausencia de elem en to s pragm áticos en su teoría del significad o y
su m anera tan ap rio rística de tratarlo (cf. Baum , 1 9 8 8 , pp. 1 4 3 -1 6 6 ). M. C a talán , en un
reciente artícu lo titulado -U na versión del C u ad ern o a z u l- ( 1 9 8 9 , pp. 9 - 2 9 ) , rem ite tam bién
al pragm atism o de ja m e s para ex p licar este cam bio en la teoría del significad o. Por su parte,
el prop io W ittgenstein da cu enta en el Prólogo » las In v estig acion es filo s ó fic a s de la deuda
que tiene co n traíd a en su cam b io de o rien tació n filosó fica con el citad o F. Ram sey y con su
am igo el econ om ista italian o P. Sraffa, aunque no sum inistra ningún detalle ex p lica tiv o (cf.
PU, 13). Richard R orty ha ido m ucho más allá al señalar la co in cid encia y el soporte m utuo
de algunas de las ideas-clave de Peirce y el segundo W ittgenstein. Afirm a: -L a sem ejanza
en tre las in tuicion es sobre el lenguaje de am bos refleja el hecho de que las tesis (slo g a n s)
“N o busques el sig nificad o, sin o el uso" y "E l significad o de un co n cep to es la totalidad de
los posibles efe cto s que p rod u ce” se apoyan la una en la otra» (R o rty , 1 9 6 1 , p. 198 ).
142
WITTGENSTEIN Y EL LENGUAJE
3 4 . Y añade - [ ...] sí; sig nificar es co m o dirigirse hacia alguien» (PU, 4 5 7 ) .5 . Por otra
p arte, una co n cep ción «in strum cntalista» dcl co n o cim ie n to está en la base dcl pragm atism o
filo só fico de Jo h n Devvey (cf. T h ay er, 1 9 8 1 , pp. 1 6 5 -2 0 4 ).
3 5 . Por o tra p arte, una co n cep ció n «instru m entalista» del co n o cim ie n to está en la
base dcl pragm atism o filo só fico de Jh o n Dewey (cf. T h ay er, 1 9 8 1 , pp. 1 6 5 -2 0 4 ).
3 6 . Me hago ec o aqu í de los co m en tario s crítico s de F. von K utsch era, quien propone
in terp retar la teoría dcl significad o co m o uso, desde la perspectiva de los «actos de habla»
(cf. Kutschhera, 1 9 7 9 , pp. 1 7 4 -1 9 3 ).
143
HISTORIA DE LA CONCIENCIA LINGÜISTICA
El fam oso giro lingüístico es, así, una nueva rodada en el círcu lo de en cierro
de la razón hum ana, una nueva m odalidad de re-flekión, co m o decíam os, del
«cam ino haca sí m ismo» del pensar, según lo entendía ya A ristóteles. Pero
también una nueva tom a de concien cia original y radical de ello. Desde W itt
genstein está cla ro que |amás e n co n trarem o s o tro s criterios de verdad y de
racionalidad que aquellos que perten ecen a nuestro lenguaje. N os guste o no
esta consciencia desen can tada, despiadada quizá, pero realista y liberadora,
fue ella la que puso de relieve de una vez por todas tanto el análisis (idealism o
lógico) trascendental del T ra cta tu s, co m o el em pírico (un análisis de la con s
titución lingüística de la L e b e n s w e lt, diríam os) en el que aquél derivó en las
Investigaciones filosóficas r .
144
5
LA FILOSOFÍA DEL LENGUAJE O R D IN A R IO
145
HISTORIA DE LA CONCIENCIA LINGÜISTICA
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LA FILOSOFIA DEL LENGUAJE ORDINARIO
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HISTORIA DE LA CONCIENCIA LINGÜISTICA
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LA FILOSOFIA DEL LENGUAJE ORDINARIO
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HISTORIA DE LA CONCIENCIA LINGÜISTICA
D ebido a que el p en sam ien to, el sentim iento y los setos de una persona no
pueden describirse únicam ente co n el lenguaje de la física, de la quím ica y de
la fisiología, se supone que deben ser descritos en térm inos análogos. C om o el
cu erp o hum ano es una unidad com pleja organ izada, la mente humana tam
bién debe ser una unidad com pleja organ izada, aunque constituida por ele
m entos y estru ctu ras diferentes. C o m o el cu erp o hum ano, al igual que cual
quier o tro trozo de m ateria, está sujeto a causas y efectos, tam bién la mente
debe estar sujeta a causas y efectos, pero (D ios sea loado) de tipo no-m ecám -
co (C M , 2 1 ).
4. Esta crítica — aunque desde supuestos bien distintos— se com padecería bastante
bien co n la que unos años an tes hiciera en tre n oso tro s O rtega y G asset en su obra H istoria
c o m o s is tem a , o p on ien d o a la razón «física» o -n a tu ralista - — la cual «cosifica» la vida hum a
na y que según O rtega hundía sus raíces en el pensam iento eleá tico , pero que alcanzaba su
m áxim a exp resió n en la m odernidad cartesian a— la razón «h istórica», único paradigm a
m ediante el que poder catcg o rizar y ex p licar el fenóm eno de la -v id a- hum ana: cf. O rtega
y G asset, 1 9 8 9 , pp. 11 -5 0 .
150
LA FILOSOFIA DEL LENGUAJE ORDINARIO
5. Una ap roxim ació n al pensam iento de P. F. Straw son puede verse en V era, 1 9 7 1 ,
pp. 4 5 - 5 0 . T am bién en Passm ore, 1 9 8 1, pp. 5 1 1 - 5 1 6 . Una discusión de algunas de sus ideas
la podem os en con trar en Ayer, 1 9 6 6 , pp. 1 0 9 -1 6 2 .
6. C on an teriorid ad a la versión castellana de esta o b ra, disponíam os desde 1 9 7 4 de
un te x to titulado «Análisis y m etafísica descriptiva», ensayo que es una co n ju n ció n de su
trab ajo «Analyse, Science et M etaphysique» (en L. Bcck (ed.|. L a p b ilo s o p h ie a n a ly tiq u e , C a-
hiers de R oyau m on t, Paris, 1 9 7 2 ) y de una selecció n de la In trod u cció n y de los capítulos I
y 3 de la I Parte de In dividu áis (cf. M uguerza, 1 9 7 4 , II, pp. 5 9 7 - 6 4 4 ) . Un brev e, pero cla ri
ficador te x to de Straw son con el título de -M e tafísica» se en cuen tra en la en ciclop ed ia c o
lectiv a, editada ba)o el cuidado de J . O . Urm son (Straw son, 1 9 8 3 a , pp. 2 6 4 - 2 7 0 ) . Puede
verse tam bién sobre las cu estiones que afectan a nuestra exp osició n sus E n say os lógicu -lin -
g ü fstic o s (Straw son , 19 8 3 b ).
7 . C f. Q u ine, 1 9 6 2 , pp. 2 5 -4 7 .
151
HISTORIA DE LA CONCIENCIA LINGÜISTICA
8. Straw son, 1 9 7 4 , p. 6 0 9 .
9. Straw son , 1 9 8 3 a , p. 2 6 9 .
152
LA FILOSOFIA DEL LENGUAJE ORDINARIO
153
HISTORIA DE LA CONCIENCIA LINGÜISTICA
10. Hasta aqu í, y só lo en lo que a Straw son se re fiere, me he perm itido seguir por
razones de com od id ad , y con algunos cam bios de e stilo , la exp osició n que se encuen tra en
mi obra l.a filo s o fía en la en cru cija d a. P erfiles d e l p e n s a m ie n to d e J o s é F errater M ora (N ieto
B lan co , 1 9 8 5 , pp. 2 1 9 - 2 2 2 ).
154
LA FILOSOFIA DEL LENGUAJE ORDINARIO
[...] es verdad ero que los universales pueden innto ser sim plem ente p red ica
dos com o tener cosas predicadas de ellos (es d ecir, ser sujetos), m ientras que
los particulares nunca pueden ser sim plem ente pred icad os, aunque pueden
tener cosas predicadas de ellos (esto es, ser sujetos) y pueden ser partes de lo
que se predica (I, 1 73).
155
HISTORIA DE LA CONCIENCIA LINGÜISTICA
156
LA FILOSOFIA DEL LENGUAJE ORDINARIO
14. Él mismo reco n o ce, no o bstan te, que esta exp resió n es -un ta n to rim b o m b a n te-.
C f. «Un alegato en pro de las excusas», en Austin, 1 9 7 5 , p. 175.
15. -C iertam en te , pues, el lenguaje o rd in ario n o es la últim a palabra: en p rin cip io en
todo lugar puede ser com plem en tado y me|orado y suplan tad o. Pero re co rd em o s, es la
p rim era palabra» (Austin, 1 9 7 5 , p. 177).
157
HISTORIA DE LA CONCIENCIA LINGÜISTICA
16. Es evidente, por o tra parte, que los filóso fos han dedicado tam bién su in terés a
otro s aspectos de lengua|e distintos de los estrictam en te veredictivos. Sin co n tar algunas
incursiones en el lenguaje de la estética, la ética ha sido la disciplina filosó fica que ha c o n c i
tado m ayor interés en el estudio de esas o tras dim ensiones del lenguaje. C f., a títu lo de
ejem p lo , el clásico estudio de Stevenson ( 1 9 8 4 ) É tica y len g u aje.
158
LA FILOSOFIA DEL LENGUAJE ORDINARIO
159
HISTORIA DE LA CONCIENCIA LINGÜISTICA
17. A p artir del trab ajo de Austin, W . P. Alston ha ido más allá al p rop o n er listas de
verbos exp resam en te ilo cu cio n ario s (o «in locu n vos») y p erlocu cio n arios (o -p erlocu tiv os»):
cf. A lston, 1 9 7 4 , pp. 5 5 -7 8 .
1 8 . En 1 9 6 5 Searle había publicado ya un re x io que constituye un a n ticip o de los
d esarro llos que en con trarem o s en S p eech Act$y titu lad o «<Qu¿ es un a cto de habla?». Una
versión castellana del m ism o se en cu en tra en Searle, 1 9 7 7 , pp. 5 -9 . En este te x to en c o n tra
mos ya una d efin ición de la n oción de «acto de habla- co m o un tip o de con d ucta gobernada
por reglas, así co m o un tratam ien to del rema del significad o. C on posteriorid ad a S p eech
160
LA FILOSOFIA DEL LENGUAJE ORDINARIO
A cts, o tro s dos te x to s de Searle sobre estas cu estiones fueron publicados tam bién en c a s te
llan o: -U n a taxo no m ía de los acto s ilocu cio n arios»: T eo rem a VI/1 ( 1 9 7 6 ) , pp. 4 3 - 7 7 , y «Ac
tos de habla indirectos»: ib id . V I1/1 (1 9 7 7 ), pp. 2 3 -5 3 .
19. C on los qu e, a pesar de to d o , no com parte todas sus tesis. Una afinidad m ayor la
podem os en con trar co n Austin, cuya teoría de los acto s lingü ísticos sirve a Searle de punto
de partida de la suya. No acepta de aquél la distin ción en tre -a cto lo cu cio n ario» e «ilocucio-
nario» (cf. SA, 3 2 , n ota 1). Una crítica a las tesis de Straw son que acabam os de ver sobre las
relacion es en tre el criterio gram atical y categ oría!, en cu an to a la referen cia del «universal»,
la podem os en co n trar en SA, 1 2 0 -1 2 8 .
2 0 . «La co n cep ción que subyace a la teoría sem án tica chom squiana — escrib e S ea rle—
y a su teoría global del lenguaje, es que las o racio n es son o b jeto s abstracto s que pueden
produ cirse y entenderse con independencia de su papel en la co m u n icació n . (...] Y o so ste n
go que to d o intento de exp licar el significad o de las o racio nes den tro de tales supuestos es
o bien circu lar o bien inadecuado» (Searle, 1 9 8 1 , p. 4 4 ).
161
HISTORIA DE LA CONCIENCIA LINGÜISTICA
21. t i juego del ajedrez ha prestado siem pre un gran servicio co m o paradigm a a ló g i
co s y filóso fos dcl lenguaje. El W ittgen stein de las In v estig a cion es filo s ó fic a s es un cercan o
ejem p lo , com o ya vim os, de lo que estam os dicien do. O tras n ocion es suyas sobre el lenguaic
resisten bien a la d octrina de Searle. N o sucede lo m ism o con la n oción dcl significado
co m o -u s o -, a la que Searle atribuye el origen de co n fu sion es y falacias (cf. SA, 1 5 1 -1 5 3 ).
162
LA FILOSOFÍA DEL LENGUAJE ORDINARIO
163
HISTORIA DE LA CONCIENCIA LINGÜISTICA
Pues de la misma m anera que form a parte de nuestra noción del significado
de una oración el que una em isión literal de esa oración con esc significado en
un co n te x to constituya la realización de un acto de habla particular, así también
form a parte de nuestra noción de a cto de habla el que exista una oración (u
oraciones) posibles, la emisión de las cuales, en cierto co n texto , constituirla en
virtud de su (o sus) significado(s) una realización de ese acto de habla (SA, 2 7 ).
2 2 . Para una d elim itación de la posición de Searle en este punto y su crítica al realis
mo del universal, in terp retán d o lo desde el punro de vista del significado en el c o n te x to de
los acto s de habla, cf. SA , 110* 113.
2 3 . En la in tro d u cción de ésta y o tras n ocion es, así com o en su tratam ien to , resuenan
los eco s de los traba|os de F rege, aunque tam bién sus diferencias. Al resp ecto, cf. SA, to d o el
cap ítu lo V , pero de m anera especial pp. 1 0 4 -1 0 9 . C f. tam bién el co n ju n to de artícu los de
F reg e, 1 9 7 3 , pp. 4 9 - 9 8 .
164
LA FILOSOFIA DEL LENGUAJE ORDINARIO
El significado de una oración está determ in ado por las reglas, y esas reglas
especifican tanto las condiciones de emisión de la oración com o también aquello
que la em isión cuen ta (SA, 5 6 ).
2 4 . El cap ítu lo III está dedicado íntegram ente al estudio de los a cto s ilocu cio n arios.
Un cu ad ro de los m ism os puede verse en SA, 7 4 -7 5 .
2 5 . Las ed icion es y estudios sobre la filoso fía an alítica en general y sobre la filoso fía
lingüística en p articular han venido abundando en España a p artir de los años seten ta. De
algunos de ellos ya hem os dado cuenta. R ecien tem en te se han sum ado algunos títu lo s a la
lista. M e interesa m en cion ar los tres siguientes. Una am plia y representativa m uestra de
te x to s de los autores estudiados, jun to co n ap o rtacio n es m is recien tes en to rn o al problem a
general del sig nificad o, puede en con trarse en el R eadm g a cargo de V aldés, 1 9 9 1 . Incluye
una buena muestra de te x to s , desde Frege a D avison, A cero , 1 9 8 5 ; H ierro , 1 9 9 0 . M ien tras
que la segunda obra hace un reco rrid o h istó rico sob re el tem a, la te rce ra , p roced ente de
artícu los an teriores, se cen tra en los diferentes aspectos a los que da n om bre el subtítu lo de
la o bra. En un te x to titu lad o «Unidad y diversidad del análisis filo s ó fic o -, a la hora de hacer
balan ce, destaca H ierro que la filosofía an alítica ha co n tribu id o a «trasladar el nivel tra sc e n
dental dcl co n o cim ien to al lenguaje» (p. 4 4 ), añadiend o com o su program a futuro el « in ten
tar todavía una p rag m á tica trascen d en ta l d e l len gu aje» (p. 4 6 ) , algo muy p ró x im o , co m o se
verá, al program a apelian o y h aberm asiano. Lo que es dudoso que a la resultante de esta
propuesta pueda seguírsele llam ando -filo so fía a n a lític a -.
165
6
F.L P R A G M A T IS M O A M ERICAN O
I N o estará de más añ adir, por si hiciera falta, que en I») que a este tra b a jo respecta no
se va a hacer m ención, bajo ningún supuesto, a lo que en el m undo de la cu ltu ra, de la
política o de los n egocios se consid era com o m entalidad -p rag m ática», divisa o estigm a,
según se m ire, del a m er ita n W ay o f L ife o cosas por el estilo , aun si cu piera establecerse
alguna relación en tre el llam ado carácter -am erican o» — o n ortea m erica n o — y el pragm atis
mo filosó fico. Sólo daré un n ota histórica al resp ecto. Si bien en algún m om en to de su vida
M arx tuvo que recordar que él no era «m arxista», ante el curso que tal n om bre iba to m an
do, C h arles Sandcrs Peirce, el fundador del pragm atism o, se vio tam bién en la obligación
167
HISTORIA DE LA CONCIENCIA LINGÜISTICA
de d csm arcarse del pragm atism o, bautizando a su filoso fía con el «feo» n om bre, co m o ¿I
re co n o cía, de -p rag m aticism o *. C f. «W hat Pragm atism ls»: T h e M onist X V ( 1 9 0 5 ) , pp. 161-
181 (C P , V ), en Kurtz, 1 9 7 2 , pp. 8 9 -9 7 .
168
EL PRAGMATISMO AMERICANO
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HISTORIA DE LA CONCIENCIA LINGÜISTICA
170
EL PRAGMATISMO AMERICANO
4. La recep ción que el legado pragm atista tuvo en España fue de escasa en tid ad , si e x
ceptuam os áreas diferentes de la filosofía, com o la psicología, a través de Jam es, y la pedagogía,
a través de Dewey,'’aunque el autor que m enos fortuna tuviera fuera precisam ente el fundador,
C harles Sanders Peirce, prácticam ente ign orad o hasta hace bien p o co . Sin pretend er que la
lista sea co m p leta, daré algunas referen cias por o rd en c ro n o ló g ico de estu dios sobre el prag
m atism o aparecidos en España: J . M añ ach , J . , D ew ey y e l p e n s a m ie n to a m e r ic a n o , T au ru s,
M adrid, 1 9 5 9 ; A. M ataix, L a n orm a m o ra l en D ew ey , Revista de O c cid e n te, M ad rid, 1 9 6 2 ;
A. T o rd era, H acia una s em ió tic a p rag m á tica. E l sig n o en Ch. S. P eirce, F . T o r r e s , V a len cia ,
1 9 7 8 , p rólog o de S. S erran o ; W . C astañ ares, «C harles Sanders Peirce. H istoria de una mar-
g in ación »: R e n s ta de O c c id en te 71 ( 1 9 8 7 ) , pp. 1 2 5 -1 4 2 ; Id ., -F ilo so fía pragm ática y lógica
de la rep resen tació n -m ed iación »: R evista d e O c c id e n te 7 9 ( 1 9 8 7 ) , pp. 1 3 8 - 1 4 4 ; J . Pérez de'
T íld ela, E l p rag m a tism o a m er ic a n o : a c c ió n r a c io n a l y reco n stru cció n d e l s e n tid o . C in ce l, M a
drid, 1 9 8 8 ; G . Bello, -El pragm atism o am ericano», en Cam ps, 1 9 8 9 , III, pp. 3 8 - 8 6 ; J . M ontoya,
«Pragm atism o y filosofía co n tem p o rán ea»: D iálo g o F ilo s ó fic o 2 3 ( 1 9 9 2 ) , pp. 1 9 1 -1 9 8 .
5 . Los te x to s de Peirce fueron publicados en su m ayoría co n ca rá cter p óstum o, tarea
que todavía no ha finalizado, por lo qu e, en la actu alidad, no es posible disponer de una
ed ición -co m p leta» que según los ed itores de la W ntings o f C h arles S. P eirc e: a C h r o n o lo g ic a l
E dition (M . Fisch (cd.|, Indiana U. O ress, B lo om in g ton , I, 1 9 8 2 ), que hasta la fecha lleva
p ublicado un volum en, podría co n star de más de un cen ten ar. Desde hace tiem p o ex iste una
ed ición casi com pleta que es la que suele citarse con preferen cia por los investigadores,
proveniente de los m anuscritos que la viuda de Peirce p ro p o rcio n ó a la Universidad de
H arvard, ed ición que lleva el nom bre de C o lle c te d P apers o f C harles S an ders P eirce, vols. I-V I,
editados por C . H artshorne y P. W eiss (1 9 3 1 - 1 9 3 5 ) , y los vols. V II-V III, ed itados por A. W .
Burles en 1 9 5 8 , H arvard U. Press, C am bridge (M ass.). El m odo de cita r por dicha ed ición se
hace an tep on ien do el núm ero de volum en al del p árrafo del te x to . Los volúm enes II (-E le -
m ents of Logic») y V (-Pragm atism and Praginaticism ») son los que m ayor in terés tienen
para nuestros propósitos. R ecien tem en te se han publicado en castellan o algunas an tolo g ías
con los te x to s de Peirce de diversa p roced encia. Por orden cro n o ló g ico , son las siguien tes:
L a cien cia d e la s e m ió tic a , Nueva V isión , Buenos A ires, 1 9 7 4 , ed. de A. S e rco v ich ; L ec c io n es
s o b re e l p ra g m a tism o , Aguilar, Buenos A ires, 1 9 7 8 , ed. de D. N eg ro ; O b ra ló g ic o - s e m ió t ic a ,
T auru s, M adrid, 1 9 8 7 , ed. de A. S e rco v ic h ; E l h o m b re, un sig n o, C rítica , B a rcelo n a , 1 9 8 8 ,
ed. de J. V cricat; E scritos ló g ic o s , A lianza, M ad rid , 1 9 8 8 , ed. de P. C astrillo . Sob re este
últim o asp ecto de la filosofía de P eirce, cf. P. T h ib au d , L a ló g ica d e C h arles S an ders Peirce.
D el á lg eb ra a lo s g r á fic o s. Paran info, M ad rid , 1 9 8 2 , trad. de ). M . C am bra.
171
HISTORIA DE LA CONCIENCIA LINGÜISTICA
172
EL PRAGMATISMO AMERICANO
6. T h ay er, 1 9 8 1 , p. 8 7 .
7. Ibid., p. 88.
8. Ib'J., pp. 99-100.
173
HISTORIA DE LA CONCIENCIA LINGÜISTICA
Es que la palabra o signo que utiliza el hom bre es el hom bre m ism o. Pues lo
que prueba que el hom bre es un signo es el hecho de que todo pensam iento es
un signo, en conjunción con el hecho de que la vida es un flujo de pensam ien
to ; de m anera que el que todo pensam iento es un signo exte rn o prueba que el
hom bre es un signo e x te rn o . Lo que es tan to co m o decir que el hom bre y el
signo e x te rn o son idénticos, en el m ism o sentido en que son idénticas las
palabras h o m o y m a n. Así nu lenguaje es la suma total de mí m ism o, pues el
hom bre es el pensam iento.
9. Aquí y en otras partes de su obra podría verse la deuda que Peirce tien e con traíd a
con K ant, autor por el que sin tió una especial p red ilecció n y al que dedicó ex ten so s te x to s.
Ello guarda tam bién relación con su tabla de tres categ o ría s fundam entales de orden lógico
o «fan eroscó p icas- y, sobre to d o , con la categ oría de «terccrid ad », co m o ley que relaciona
los h echos m ediante la in terp retació n . A este resp ecto, cf. S, 1 2 3 *1 7 4 .
174
EL PRAGMATISMO AMERICANO
1) el pensamiento es lenguaje,
2) el lenguaje es signo,
3) luego el pensamiento es signo.
4) Ahora bien, com o el hombre es pensamiento,
5) y se da (3),
6) luego el hombre es signo.
10. T al lectura es la que ha h echo , siguiendo criterio s lacan ian os, F. Peraldi. C f. Pró
logo a L, 2 7 -3 6 .
11. Una co m paración en tre las d iferen tes term in ologías em pleadas en la n oción de
-trián g u lo sem ió tico - puede verse en E co , 1 9 7 6 , p. 2 6 .
12. A este resp ecto, el propio C h . M o rris, seguidor de Peirce en algunos aspectos,
introduce tam bién en la d efin ición del signo el cu arto elem en to con las siguiente te rm in o lo
gía: «el v eh ícu lo síg n ico , el design atu m y el in te rp r e ta n te ; el in térp rete podría co n sid erarse un
cu arto factor» (M o rris, 1 9 8 5 , p. 2 7 ).
175
HISTORIA DE LA CONCIENCIA LINGÜISTICA
176
EL PRAGMATISMO AMERICANO
13. El caso más notable de este nuevo interés por M ead es el de H aberm as. C f., a
m odo de ejem p lo , AC, II, p assn n , y PM , 1 8 8 -2 3 9 .
14. Las obras más im portan tes de M ead fueron publicadas con ca rá cter póstum o. Las
tres más conocidas son las siguientes: T he Philosophy o f the Presenta Introducción de A. E.M urphy,
O pen C ourt Publishing C o ., La Salle, III., 1 9 3 2 ; M oni, S e lf a n d S o c iety , In tro d u cció n de Ch.
M orris, Um versity of C h icago Press, C h icag o, 1936 (trad. ca st., M ead, 1 9 8 2 ); T he P h iloso
phy o f A ct, Introd ucción de Ch. M o rris, Umversity o f C h icago Press, C h ica g o , 193 8 .
177
HISTORIA DE LA CONCIENCIA LINGÜISTICA
otros y los valores de los otros pasan a ser los suyos propios, ha
ciendo entrar al lenguaje en ese territorio de 'todos propio de la
«universalidad e impersonalidad del pensamiento y de la razón»,
por la que «un individuo dado [hace que] adopte las actitudes de los
otros hacia él y que, finalmente, cristalice todas estas actitudes en
una sola actitud o punto de vista, que puede ser llamado el del
“otro generalizado”» (M , 127). Lenguaje, socialización y exigencia
del entendimiento son secuencias del mismo proceso de donde no
están ausentes fértiles consecuencias de carácter ético, como sabrá
apreciar, aunque con diferencias significativas, una ética discursiva
en la línea de Apel y Habermas, y que veremos en su momento.
< Un supuesto de carácter ontológico exige este proceso. Dado
que el lenguaje comunica algo sobre el mundo — y no sólo sobreel que
habla, aunque éste también pertenezca al mundo— , el mundo en
cuestión o los objetos que lo forman tendrán que tener alguna pro
piedad que los haga «decibles» o «significables», lo que quiere decir
«que los objetos están constituidos en términos de significación,
dentro del proceso social de la experiencia y la conducta, gracias a
la adaptación mutua de las reacciones o acciones de los distintos
organismos involucrados en este proceso» (M, 115). Pero el lengua
je no parte sólo de lo dado, reflejándolo, o posibilitando su repre
sentación a través del proceso de comunicación. Como esfuerzo de
simbolización que es, crea también nuevas dimensiones de la reali
dad, dando viabilidad o curso a nuevas significaciones. Escribe Mead:
El lenguaje no simboliza sim plem ente una situación u ob|eto que existe ya por
anticip ad o; posibilita la existen cia o la aparición de dicha situación u objeto,
porque es una parte del m ecanism o por m edio del cual esa situación u objeto
es cre a d o (M , 1 1 6 ). (
3. N eopragm atism o
178
EL PRAGMATISMO AMERICANO
15. E jem plo elo cu en te de ello es la distinta recep ción que ha tenid o la obra de C h. S.
P eirce, pues m ientras los neopragm atistas co m o R orty podrían in terp retarla destacando
la relativización del sen tid o y de la verdad por las con secu en cias derivables de cie rto s su
puestos, los discursivistas co m o Apel o H aberm as vendrían a en fatizar las ex ig en cias que
nos im pone — en el co n o ce r y en el o b ra r— un lenguaje que es en ten d id o b a jo supuestos
universalistas.
16. La obra de Q u ine es -te rm in a l- resp ecto de la filosofía an alítica, y estand o in te re
sado sobre to d o en cu estiones de lógica y o n to lo g ía , no creem os n ecesario abundar más en
el legado an alítico ni alargar más esta parte final del cap ítu lo para d ejárselo a quienes re p re
sentan posicion es con m ayor relieve o rango de novedad. N o podríam os d ecir lo m ism o de
D onald D avison, discípulo de Q u ine, por cie rto , quien ha proseguido su teoría de la - tr a
du cción radical», por ¿I llam ada ahora -in terp re ta ció n rad ical-. Se trata de un filó so fo que
ha despertado tam bién gran in terés y sobre el que podem os recom en dar un par de estudios
aparecidos en España recien tem en te: cf. M . H ernández Iglesias, L a sem á n tic a d e D avison .
179
HISTORIA DE LA CONCIENCIA LINGÜISTICA
Una in trod u cción c r itic a , V iso r, M ad rid, 1 9 9 0 ; C. M oy a, -In tro d u cció n a la filoso fía de Da-
v ison: m ente, m undo y acció n », en D. D avison, M en te, m u n d o y a c c ió n , Paidós/ICE-UAB,
B arcelo n a, 1 9 9 2 , pp. 9 - 4 8 , trad. de C . M oya. Ahora bien , puesto que algunas con secu en cias
filosó ficas que R orty d efiende co n fiesa haberlas ex tra íd o de su co m p a trio ta , creem os a te n
der m ejo r a su reson an cia uniénd olas a la am p lificació n que supone ser utilizadas por el
p ropio R o rty , razón por la cual en esta o casión no direm os nada de D avison. T am p oco
direm os nada sobre o tras acep cio n es que tien e la n oción de -pragm ático» aplicada a la
filoso fía, la cual discurre por o tro s derrotero s, aunque tenga una le|ana inspiración en Dewey.
T al es el caso de la obra dcl filó so fo alem án H ans Lcnk L a filo s o fía p ra g m á tic a, A lfa, B arce
lon a, 1 9 8 2 , trad. de E. G arzón Valdés. Por «filoso fía pragm ática» este autor entiende el
nuevo im pulso que la filo so fía debe tom ar para participar en los debates que interesan a la
hum anidad, aportan d o solu cion es a sus problem as. D ice lo siguiente: «La filo so fía tiene que
volver a ser entendida p ragm áticam en te, co n proxim idad a la praxis (en ten d id o esto ta m
bién en el sentid o sem án tico de la palabra “ p ragm ático ”, en el sentid o de la pragm ática, que
tom a en cu enta al que habla y al recep to r y sus co n o cim ie n to s co m o así tam bién los c o n te x
tos del hablar en los análisis de la produ cción del lenguaje (...) percibien do los problem as de
los d estin atarios y los de los filosofantes» (p. 186).
17. La figura de R orty está despertan do actu alm en te un gran ec o , tan to en N o rtea m é
rica com o en Eu ropa, ex istien d o sobre ella d iferen tes reaccio n es. Aunque él se co n sid ere un
hered ero dcl pragm atism o am erican o y quepa, por esta razón, co m o aquí h acem os, ad scri
b irlo d e n tro del •neopragm atism o», podem os en ten d er tam bién dicha trad ición com o fo r
m ando parte de esa variedad de tend en cias que represen ta el discurso h erm en éu tico de
finales del siglo X X . En él podem os ir desde el «fundam entalism o» ap clian o hasta el «des-
fundam enralism o» ro rty an o , pongam os por caso , pasando por una gama de posicion es in
term edias. T o d o ello nos plantea un problem a h isto rio g rá fico n acido de la «actualidad» de
estas tend encias. Sob re R orty podem os cita r la ex p o sició n de con|unto debida a G . Bello
-R ich ard R orty en la cncruci|ada de la filo so fía p o stanalítica: en tre el pragm atism o y la
h erm en éu tica». In trod u cció n a R o rty , 1 9 9 0 , pp. 9 - 4 4 ; o tra exp osició n cen trada en asp ec
tos gen erales del p ensam iento del filó so fo n o rteam erican o puede verse en T h ieb au t, 1 9 9 2 ,
pp. 1 3 3 - 1 5 4 ; una discusión en tre R orty y H aberm as aparece en el volum en co lectiv o Ha-
b erm a s y la m o d er n id a d : V V .A A ., 1 9 8 8 , pp. 2 5 3 - 2 7 6 y 3 0 5 - 3 4 3 ; o tra exp osició n crítica
figura en M cC arth y , 1 9 9 2 , pp. 2 1 - 5 0 ; su co m p atrio ta R. B ern stein , dcl que m ás adelante
h arem os alguna in d icació n , le dedica tam bién dos de los diez capítulos de que consta su
últim o libro T he Neu/ C on stellation (1 9 9 2 , pp. 2 3 0 -2 9 2 ). La revista española lseg oria (8 11 9 9 3 1)
ha sacado a la luz recien tem en te un n úm ero con el títu lo «El nuevo pragm atism o». Incluye
un artícu lo dcl propio R orty titu lad o «N orteam erican ism o y pragm atism o», pp. 5 -2 5 , así
com o un estu dio de R. del Águila sobre su pensam iento p o lítico con el títu lo «El cab allero
pragm ático: R ichard R orty o el liberalism o con ro stro hum ano», pp. 2 6 -4 8 .
180
EL PRAGMATISMO AMERICANO
18. La obra de J.-F . Lyorard que se ha h echo más popular, co m o es sabid o, co n v ir
tiénd ose en su día en bandera de la posm odernidad, L a c o n d itio n p o s t m o d e m e , data de 1 9 7 9 .
Sin em bargo, en 1983 publica L e D ifféren d , traducid a, no sin cierto s riesgos de con fu sión ,
co m o l.a d ifer e n cia (G edisa, B arcelo n a, 1 9 8 8 , trad. de A. L. B ix io ), pues, co m o el propio
l.yotard exp lica al com ien zo de la misma a m odo de ju stificación del títu lo elegido, «una
d iferencia es un caso de c o n flic to en tre (por lo m enos) dos partes, co n flic to que n o puede
zanjarse equitativam ente por faltar una regla de ju icio aplicable a las dos argum entaciones.
Q ue una de las argu m entaciones sea legítim a no im plica que la o tra no lo sea». Y añade: -El
titu lo del libro sugiere (en virtud del valor g en érico del artícu lo) que en general falta una
181
HISTORIA DE LA CONCIENCIA LINGÜISTICA
regla universal de ju icio en tre g én eros h ete ro g én eo s- (p. 9 ). Por o tra p a rte, el c o n te x to
desde el que se em p rend e dicha re flex ió n es el del «giro del lenguaje en la filo so fía o ccid e n
tal» (p. 11). Una am plia p resen tación de la ev o lu ció n del pensam iento de Lyotard puede
verse en J . M u ñ oz, «In tro d u cció n : la altern ativ a del disenso», en J .- F . L y o tard , ¿Por q u é
filo s o fa r ? , Paidós/ICE-UAB, B arcelo n a, 1 9 8 9 , pp. 9 - 7 8 , trad. de G . G onzález.
182
EL PRAGMATISMO AMERICANO
19. N o tenem os n o ticia de que R o rty haya p u blicado su an un ciad o lib ro sob re H e i
degger. En su lugar disponem os de unos te x to s sobre el filó so fo alem án in clu id os en el
segundo volum en de sus P h ilo s o p h ica l P apers del añ o 1 9 9 1 , su b titu lad o "Essays on H eideg-
ger and o thers». De las 2 0 0 páginas de que co n sta, m ás de la te rce ra parte están dedicadas
a H eid eg g er (cf. In tro d u cció n , pp. 1-8, y prim era p arte, pp. 9 - 8 4 ) . S o b re ellas v olverem os
en el sig uien te cap ítu lo , que dedicam os a H eidegger.
2 0 . R. R o rty , T h e L in gu istic Turn. R ecen t E ssays m P h ilo s o p h ic a l M e th o d , C h ica g o Um-
versity Press, C h icag o , 1 9 6 7 . lin a versión castellana de la in tro d u cció n que R o rty puso a
este R ead in g , titulada «D ificultad es m etafilo só ficas de la filo so fía lin gü ística», |unto con dos
te x to s m ás, escrito s, respectivam en te, diez y veinte añ os después, pueden verse en E l g iro
lin g ü ístico (R o rty , 1 9 9 0 ). N o o b stan te haber sido R orty qu ien más profu sam ente ha usado
la ex p resió n -g iro lin gü ístico », al punto de que es habitual ad ju d icarle su p atern id ad , él
m ism o se en carg ó en la in tro d u cció n que co m en tam o s de señalar la fuen te de donde p r o c e
día y de la que se sirvió para dar el títu lo a su a n to lo g ía, señ alan do haberla en co n tra d o en el
libro de Gustav Berm ann L og ic a n d R eality (T h e University o f W isco nssin Press, M ad ison ,
1 9 6 4 ), y cita para ello la p. 17 7 .
183
HISTORIA DE LA CONCIENCIA LINGÜÍSTICA
El ataque W ittgen stein -S ellars-Q u in c-D avison a las distinciones entre clases
de enu nciad os es la con trib u ció n especial de la filosofía analítica a la insisten
cia an ti-p lató n ica en la om nipresen cia del lenguaje. Dicha insistencia c a ra c te
riza con ju n tam en te al pragm atism o y al recien te m od o «continen tal» de filo
sofar (C P , x ix ).
184
EL PRAGMATISMO AMERICANO
185
HISTORIA DE LA CONCIENCIA LINGÜISTICA
21. El tex tu alism o de R o rty ha suscitad o d istin tas reaccio n es. M e re feriré a dos de
ellas proced en tes de n uestro ám bito filo só fico . Un c ie rto te x tu a lism o , si por tal hem os de
co n sid erar la im p ortan cia del te x to o de la escritu ra , ha sido defendid o recie n tem en te por
E m ilio I.led ó en su obra E l s ile n c io d e Ia escritu ra, 1 9 9 1 , co rrig ien d o en parte la posición de
Korty desde un p lan team ien to h erm en éu tico . En e fe c to , puesto que la escritu ra , frente a la
oralidad del lengua|e, es sile n cio , para que rom pa a hablar se necesita su rem isión a un autor
lejan o desde la co m p ren sió n de un lecto r p resen te. El silen cio de la escritu ra exp resa la
objetivid ad y la soledad del te x to en su propia m aterialid ad . El te x to guarda silen cio en
tan to que no ex iste un le c to r privilegiad o ni una ü m e a lectu ra , y el autor se hace tam bién
por m edio de la escritu ra, ya qu e, aunque «sea éste qu ien ponga en m archa, co n su presencia
ante el te x to , la p res e n ta c ió n de los sig nificad os que el te x to en cierra , la escritura en su
silen cio y en su independencia alud e siem pre a ese co n te x to h istó rico del que viene y del
qu e, re m o tam e n te, se hace resp on sable un h om b re que filtró , a través de su “ puesta en
escritura**, unos d eterm in ad os frag m entos de la h is to ria - (p. 1 0 1 ). F errater M o ra , en sus
F u n d a m en to s d e filo s o f ía , en d iálo go co n R o rty , se ha en carg ad o de co rreg ir los ex ceso s de
un tex tu alism o duro o rad ical al in ten tar p recisar la naturaleza del discu rso o n to ló g ico qu e,
por ex te n sió n , n oso tro s p o d ríam os a p jica rlo al d iscu rso filo só fico en gen eral. A ceptando la
o p o sició n en tre rep resen tacio n ism o y textu alism o co m o p o sicion es ex trem a s, F errater no
está dispu esto a aceptar la una exclü y en d o la o tra , sin o a m overse den tro de una posición
que integre elem en to s de las dos altern ativ as co n trap u esta s, crea n d o una gradu ación d e
pend ien do de los tipos de saberes de que se trate. Así el discu rso o n to ló g ico , den tro del
orden de los discu rsos, tend ría la m áxim a tex tu alid ad y la m ínim a rep resen ta ció n , pero
tend ría algo de es to , porque un te x tu alism o ex tre m o es de to d o punto im posible. D ice así:
«Pero tan p ron to se co n ced e esto [que la o n to lo g ía es te x tu a l), es m enester re tro ce d er a una
po sición más defen dible. N o se tra ta , en e fe c to , de un “ m ero v o c a b u la rio ". Si es, o es tam
bién , un “vocabulario**, es uno co n el cual se espera po d er co n fro n ta r lo que he llam ado “ el
mundo** o “lo que hay**. Pero ninguna c o n fro n ta c ió n es posible si em pezam os por e n c e rra r
nos d e n tro de un supu esto “texto** co m p letam en te autón om o» (p. 9 8 ) . Por o tra p arte, aun
que éste no sea el lugar para tra ta rlo , co n vien e llam ar la aten ció n sobre el recien te fen ó m e
no de ex ten d er el textu alism o tam bién al discu rso de la cie n cia , e n fo ca n d o los análisis de
leyes, te o rías y ap o rtacio n es cie n tífica s b ajo los supuestos de la argu m en tación re tó rica . A
m odo de ejem p lo , véase G ro ss, A. G ., 1 9 9 0 , T h e R h etoric o f S cien ce, H arvard Um versity
Press, C am bridge (M ass.), L o n d res, pp. 3 -5 3 y 1 9 3 - 2 0 8 , esp ecialm en te.
186
EL PRAGMATISMO AMERICANO
187
HISTORIA DE LA CONCIENCIA LINGÜÍSTICA
tar h acer frente a distintas parcelas del u n iverso; la ética es o tro m odo de
en fren tarse a otra s parcelas. La m atem ática ayuda a la física a realizar su ta
rca , m ientras que la literatura y las artes ayudan a la ética. C ada una de dichas
investigaciones ab o rd a la cuestión a base de prop osicion es, siendo algunas
narrativas y otra s descriptivas. El p rob lem a sobre qué p rop osicion es hacer
valer, que d escrip cion es ob servar, qué n arracion es escu ch ar, c o m en tar y to
mar en con sid eració n se resum e en saber lo que nos ayudará a con segu ir lo
que deseam os (o lo que ten d ríam os que desear) (C P , xliii).
represen tan el p u nto m ás alejado al que p odem os ¡r con el lenguaje: más allá
de ellas está sólo la estéril pasividad o el exped ien te de la fuerza. Una pequeña
p o rció n de un léxico últim o está com p u esta p o r térm in os sutiles co m o “v er
d a d e ro ”, "b u e n o ", " c o r r e c to " y “ bello” . La porció n más am plia com p ren d e
térm in os más am plios, m ás rígidos y más lim itados; por ejem plo: “ C ris to ”,
“ Inglaterra”, “ pautas p rofesion ales”, “d ecen cia”, “co rtesía”, “la R evolu ción ",
“la Iglesia”, "p ro g re siv o ”, “rig u ro so ”, “c re a tiv o ”. Los térm inos m ás lim itados
hacen la m ayor p arte del trabajo (C1S, 9 1 ).
22. «Son ésas — dice R o rty — las palabras co n las cu ales form ulam os la alabanza de
nuestros am igos y el desdén por n u estros en em igo s, n uestros p roy ectos a largo plazo, nues
tras dudas más profundas ace rca de n oso tro s m ism os, y n uestras esperanzas más elevadas.
Son las palabras con las cu ales n arram os, a veces p rosp ectiv am en te y a veces re tro sp ectiv a
m en te, la h istoria de nuestra vida» (C IS , 9 1 ).
188
EL PRAGMATISMO AMERICANO
.2 3 . Q ueda fuera de n u estros p rop ó sitos an alizar y discu tir el p ensam iento p o lítico
ro rty an o . Sin em b arg o, un a cercam ien to d irecto al m ism o puede en co n tra rse en la m ayoría
de las páginas de la o bra que estam os co m en tan d o (cf. C IS , 6 3 - 1 1 4 ; 1 5 9 - 2 1 8 , fu n d am en tal
m ente). E jem p lo tam bién de sus p referen cias por los resultados m ás que por la teoría puede
en co n tra rse en su te x to «La priorid ad de la d em o cracia sobre la filo so fía » , en V a ttim o ,
1 9 9 2 , pp. 3 1 - 6 2 . Un re flex ió n crítica sob re este asp ecto del p ensam iento de R orty la e n
co n tram o s en el trab ajo de su co m p atrio ta T h . M cC arth y del año 1 9 9 0 , reco g id o en el
volum en citad o Id e a le s e ilu s io n e s . La p o sición de M cC arth y sim patiza co n la te o ría c r ític a ,
por lo que no puede co in cid ir co n la de su co m p atrio ta. Puede resum irse así: «El énfasis de
R orty en lo p articu lar, lo variable y lo co n tin g en te es una reacció n co m p ren sib le a la p re
o cu p ació n trad icion al por lo universal, lo perenne y lo n ecesario . Pero no por eso es m enos
un ilateral, ni m enos cu estio n ab le en sus im p licacio n es p rácticas. Prescind ir de lo ideal en
nom bre de lo real es tirar el niño con el agua de la bañ era. Las n o cio n es idealizadas de
respon sabilid ad, de objetivid ad y de verdad son p resu p o sicion es pragm áticas de la in te ra c
ció n com un icativa en la vida co tid ian a y en los c o n te x to s cie n tífico s. Estas n o cio n es form an
la base de nuestro m undo co m p artid o y son la fuerza m otriz que subyace a la am p liació n de
sus h orizon tes por m edio del ap ren d izaje, la crítica y la au tocrítica» (p. 4 3 ) .
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HISTORIA DE LA CONCIENCIA LINGÜISTICA
190
EL PRAGMATISMO AMERICANO
191
HISTORIA DE LA CONCIENCIA LINGÜISTICA
2 6 . R ichard J . Bern stein es un filó so fo n o rteam e rica n o que guarda co n R orty grandes
afin id ad es, adem ás de p erten ecer a su mism a g en e ració n . La que aquí más nos in teresa es la
de co m p artir con él una m ism a proced en cia filo só fica co m o es el pragm atism o, ya qu e los
prim ero s in tereses de este au tor se ce n tra ro n en el estu dio de la figura de D cw ey, alguien a
qu ien R o rty , siem pre que la o casió n se p resenta — y, a v eces, si no se p resen ta, tam b ién — ,
procu ra rendir trib u to . De B ern stein co n táb am o s ya co n un ex c ele n te tra b a jo del año 1971
sobre h istoria dcl p ensam iento s o c io -p o lítico d ed icad o a algunos aurores co n tem p o rá n e o s
co m o M a r x , K icrkeg aard , S artre, P eirce, D ew ey, así co m o a algunos filó so fo s an a lítico s,
titu lad o Praxis y a c c ió n . E n fo q u e s c o n te m p o r á n e o s d e la a c tiv id a d h u m a n a , A lian za, M ad rid ,
1 9 7 9 , trad. de G . Bello.
2 7 . B ern stein , 1 9 8 3 , p. X .
2 8 . Ib id ., p. 2 3 1 .
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EL PRAGMATISMO AMERICANO
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HISTORIA DE LA CONCIENCIA LINGÜISTICA
194
7
HEIDEGGER Y EL LENGUAJE
195
HISTORIA DE LA CONCIENCIA LINGÜISTICA
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HEIDEGGER Y EL LENGUAJE
197
I
HISTORIA DE LA CONCIENCIA LINGÜISTICA
1. En lo sucesiv o, y para este parágrafo del te x io de H eid egger, el núm ero que figura
en tre co rch e te s rem ite a la página de la ed ición alem ana de Sein und Z e it , cuya referen cia
co m p leta figura en la B ib lio g rafía.
198
HEIDEGGER Y EL LENGUAJE
2. En un breve p ero en ju n d ioso te x to titu lad o precisam en te «El papel dcl lenguaje en
Ser y T ie m p o » (Iseg o ria 7 ( 1 9 9 3 ) , pp. 1 8 3 -1 9 6 ), C . L afo n t destaca d iferen tes d ico to m ías
p resen tes en los p la n te a m ie n to s h eid cg g erian o s. Se trata de las sig u ien te s: s ig n ific a
ción/ palabra; habla/lenguaje; D asein /resto de to s e n te s ; ontológico/ óntico. La razón de ío n d o
que am para a todas estas d ico to m ías se en cu en tra en la fundam ental d istin ció n en tre ser y
en te, q u e, según nuestra aurora, funciona co m o ele m en to sustitu tivo de la clásica d istin
ció n en tre el plano trascen d en tal y el plano e m p írico . La «diferencia o nto ló g ica » (o n t o lo g is ■
ch e D ifferen z) se erig e, pues, co m o llave de rodo el ed ificio . De pasada añ ad irem os qu e, si
bien H eid egger en Ser y tie m p o no hace m en ción de dicha ex p resió n , sí usa la distin ción
entre ser y en te , en tre el plano o n to ló g ico y el p lan o ó n tic o , ya en la In trod u cció n a la o bra.
La prim era vez que ap arece la exp resió n «diferencia o n to lóg ica» en los te x to s de H eideg-
ger tiene lugar en el te x to de 1 9 2 9 D e la e se n c ia d e l fu n d a m e n to (trad. cast. co n el títu lo
éQ u é es m e ta fís ic a t y o tr o s e n s a y o s , Siglo X X , Bu enos A ires, 1 9 7 4 , p. 7 0 , trad. de E. G arcía
Belsuncc).
199
HISTORIA OE LA CONCIENCIA LINGÜISTICA
Q uien calla en el hablar uno c o n o tro puede «dar a en ten d er», es d ecir, for|ar
la co m p ren sió n , m ucho m ejor que aquél a quien no le faltan palabras (das
heifit das V erstándnis a u sb ild e n , ais er, d e m das W orl nich t a u sg eh t). El
d ecir m uchas cosas sobre algo no garantiza lo más m ínim o que se haga avan
zar la com p ren sión (S Z , 1 8 3 |2I8|).
Del ser del «ahí», es d e cir, el e n co n tra rse y el co m p ren d er, es con stitu tiva el
habla; p o r su p arte, «ser ahí» quiere decir «ser en el m und o»; lu ego, en sum a:
en cu an to «ser en» hab lan do, ya se ha exp re sad o el «ser ahí». E ste tiene len
guaje (S Z , 1 8 4 [2 1 9 ] ) .
200
HEIDEGGER Y EL LENGUAJE
3 . «A los cf ectos de una d efin ición p lenam ente su ficien te del lenguaje — escribe H ei
degger co n tra an teriores in ten to s por “ap resa r" la esen cia del len g uaje— no se ganaría nada
con am on to n ar sin créticam ente estos diversos fragm entos de d efin ición . L o decisivo resulta
el estudiar antes el to d o ex iste n cia rio -o n to ló g ico de la estructura del habla en el te rre n o de
la an alítica del “ser ah í"» (SZ , 18 2 , (2 1 6 )).
4. Sin que sea nuestra in ten ció n m ediar en cu estiones de in flu en cia, nos in teresa p o
ner al lado de esta co n cep ció n ex isten cia! del lenguaje lo que un pensad or co m o F. R o sen -
zw eig — que co m o W ittgen stein escribe parte de su o bra en el fren te de la Prim era G u erra
M u n d ial— , y que recien tem en te com ienza a ser v alorad o, escribiera en 1925 sobre el len
g uaje a p ro p ó sito de la d iferencia en tre lo que el m ism o llam a -p e n sa m ie n to viejo» y «pen
sam ien to nuevo», fundándola en la d istin ció n en tre «pensar» y «hablar». D ice así: «En el
lugar del m étod o de pensar d esarro llad o por toda la vieja filo so fía se pone el m étod o de
hablar (...) Pensador h ablan te, sí; p o rqu e, n atu ralm en te, el p ensam iento n u evo , el h ablan te,
tam bién es pensam iento, del m ism o m odo que el p ensam iento vie|o, el p ensan te, no o cu rría
sin un hablar in terior. La d iferencia en tre pensam iento v iejo y nuevo, ló g ico y g ram atical,
no está en el to n o alto o b a jo , sino en n ecesitar al o tro y, lo que es lo m ism o, en to m ar en
serio el tiem p o: pensar significa aquí pensar para nadie y hablar a nadie (si a alguno le suena
m ejo r, en lugar de ese nadie puede tam bién poner to d o s, la lam osa “g en e ra lid a d "), pero
hablar significa hablar a alguien y pensar para alg u ien ; y esc alguien es siem pre un alguien
c o n c re to y d eterm in ad o, y no unas sim ples o rejas, co m o la gen eralidad, sin o tam bién una
boca» (R osenzw eig, 1 9 8 9 , pp. 6 2 - 6 3 ) . De aquí podría derivarse tan to una d irecció n h erm e
néu tica co m o com un icativ a del lenguaje.
201
HISTORIA DE LA CONCIENCIA LINGÜÍSTICA
2. Ser y lenguaje
202
HEIDEGGER Y EL LENGUAJE
20.3
HISTORIA DE LA CONCIENCIA LINGÜÍSTICA
El lenguaje es la casa del ser En su vivienda m ora el hom bre. Los pen sadores y
los poetas son los vigilantes de esta vivienda. Su vigilar es el producir la patencia
del ser porque éstos la con d u cen por su d ecir al lenguaje y en el lenguaje la
guardan (B H , 7 ).
5. «Sartre da la vuelta a esta frase — se refiere a la frase clásica **la esen cia preced e a la
e x is te n c ia "— . Pero el revés de una frase m etafísica sigue sien do una frase m etafísica. T a n to
él co m o esta frase se m antienen co n la m etafísica en el o lv id o de la verdad del se r- (B H , 2 4 ).
f>. V eam os tam bién esta ju stifica c ió n : -E l h om bre es en su esencia se r-h istó ric o , el
ente cuyo ser co m o e c -siste n c ia co n siste en que m ora en la cercan ía del ser. El h om bre es el
v ecin o del s e r - (B ! I, 4 0 ). Por esta razón el hum anism o que H eid egger está d isp u esto a sus
crib ir es -el hum anism o que piensa la hum anidad del h om b re desde la vecindad co n el ser.
Pero es al m ism o tiem p o el hum anism o en el que no está en luego el h om b re, sin o la esencia
histórica del hom bre en su p rov en iencia desde la vecindad der ser- (B H , 4 0 ) . E sto , podríam os
añadir n o so tro s, es lo que m uchos hum anistas no estarían dispuestos a suscribir co m o tal.
Sin em b arg o, la cu estió n puede dar lugar a lectu ras d ife re n tes, propiciad as por la falta de
co n ten id o o torg ad o a su propu esta, sobre la que p rop io H eid egger no ha sido muy e x p lícito .
Si por «vecindad del ser- H eidegger quiere ubicar al ser hum ano en el con jun to de la N aturaleza,
d escartan d o co n ello su exclu siv id ad , de m anera que en su o b ra r prevalezca un tip o de
conducta no guiada sólo por el d o m in io , sino por ejem plo, por el respeto, co m o sus reflexiones
sobre la técn ica a veces q u ieren dar a en te n d e r, su p o sición podría e n co n tra r sim parías
en tre sensibilidad es, pongam os por ca so , de co rte «ecolo gista». Pero si ba|o esa -vecind ad
del ser» se esconde la espera y advocación de algo que pueda venir, por ejem p lo , a «salvarnos»,
la p reocupación hum anista quedaría b astan te desfondad a y hasta desnaturalizada.
204
HEIDEGGER Y EL LENGUAJE
7. H eid eg g er, 1 9 8 3 , p. 5 9 .
8. Ib td ., p. 6 3 .
205
HISTORIA DE LA CONCIENCIA LINGÜISTICA
9. IhiJ., p. 61.
10. -E l ser está siem pre en cam in o h acia el len g u aje. Este advinienre trae al lenguaje
en su d ecir .il pensar e c -siste n te de su ser. El lcngua|c m ism o es elevado a la ilu m in ació n del
se r- (B H , 6 3 ).
206
HEIDEGGER Y EL LENGUAJE
1 I. « [...J pues el “s e r " se dice habitu alm en te de aqu ello que es. A este tal lo llam am os
el en te. Pero el ser no “ es” precisam en te “el e n te ”. Si se d ice, sin p o sterio r a cla ra ció n , el
“ es” del ser, en to n ces se represen tará con dem asiada facilidad al ser co m o a un “ en te ” según
el m od o de ente co n o cid o , que obra co m o causa y que es efectu ad o co m o efecto » (B H , 3 1).
C urándose en salud de lo que podría p ensarse sob re el lenguaje levantado para co m en zar su
andadura filo só fica, ya en la propia in tro d u cció n a Ser y tie m p o avisaba H eidegger de las
dificu ltades para h allar un lenguaje ap rop iad o . D ice así: «Con resp ecto a lo rudo y “ fe o ” de
la exp resión d en tro de los siguien tes an álisis, puede ser op ortu n a esta o b serv ación : una
cosa es co n tar cu en to s de los en tes y o tra es apresar el ser de los en tes. Para esta últim a tarea
faltan no só lo en los más de los caso s las palabras, sin o ante to d o la g r a m á tic a * (S Z , 4 9 ) .
207
HISTORIA DE LA CONCIENCIA LINGÜÍSTICA
La m etafísica rep resen ta, c ie rta m e n te , al ente en su ser y piensa así el ser del
ente. Pero no piensa la diferencia en tre los dos. [...] La m etafísica no pregunta
p o r la verdad m isma dcl ser. D e ahí el que tam p o co pregu nta de qué m odo
perten ece la esencia dcl hom bre a la verdad del ser. Esta pregu nta no sólo no
la ha hecho hasta ahora la metafísica. Esta pregunta es inaccesible a la metafísica
en cu an to m etafísica (B H , 1 8 ).
208
HEIDEGGER Y EL LENGUAJE
209
HISTORIA DE LA CONCIENCIA LINGÜISTICA
■concienzudo estudio h ern ien éu tico de los princip ales te x to s de H eidegger hasta 1 9 5 7 , Juan
A n ton io Ñ uñ o (1 9 5 9 - 1 9 6 0 ) califica el tra b a jo de n u estro autor co m o una «e x p lic a c ió n tras-
c e n d e n ta lista e id e a lis ta d e la h is to r ia d e la fi lo s o f ía » (p. 2 8 0 ). '
14. -E l final de la filo so fía y la tarea del p e n sa r-, en H eid egger, 1 9 8 0 , pp. 9 9 * 1 0 0 .
15. lb id .9 p . 101.
210
HEIDEGGER Y EL LENGUAJE
211
HISTORIA DE LA CONCIENCIA LINGÜISTICA
18. En lo sucesivo, el n úm ero que figura en tre co rch e te s rem ite a la página de la ed i
ció n alem ana de U nterw egs zu r S p ra c h e, cuya referen cia co m p leta figura en la B ib lio g rafía.
En la versión castellana que seguim os se traduce S p ra ch e por « h a b la -, sien d o así qu e, com o
es sabid o , se trata de un térm in o que suele v erterse al caste lla n o co m o -le n g u a je -, m ientras
que R ede se hace por «h abla-. Sob re tal d istin ció n tuvim os o casión de llam ar la a te n c ió n en
n uestro estudio del $ 34 de S em u n d 7.e it. C o n sid eran d o la perspectiva que sobre el lenguaje
adopta H eid egger, y co n o cie n d o algunas co n stru ccio n e s sin tácticas tan peculiares suyas, en
las que la gram ática se fuerza al punto de d ecir que «el habla habla», asi co m o el ca rá cter
fundante del lenguaje que posee lo que H eidegger llam a «el h abla», co m o se vio en su m o
m en to , podría ju stificarse para algunos casos dicha v ersió n , p ero quizá no para tod os los
que integran el co n ju n to de esto s te x to s , sob re la qu e, en to d o ca so , el trad u ctor se lim ita en
n ota a dejar co n stan cia de ello sin ap o rtar ninguna ju stifica c ió n , d icien d o que «habla» «sig
n ifica aquí lenguaje en su sen tid o más am plio» (n ota 1, p. 11), para lo cual hubiera bastad o
co n m antener en castellan o la voz «lenguaje». N o o b sta n te, y puesto que se trata de la única
versión castellana d isp o n ib le, será ella la que sigam os.
19. C on an teriorid ad H eidegger había afirm ad o resp ecto de la im p ortan cia del len
guaje para co n o ce r al ser h um ano lo siguien te: «Solam en te el habla cap acita al h om b re ser
aquel ser viviente qu e, en tan to que h om b re, es. El h om bre es hom bre en tan to que h ablan te
{Ais d e r S p rech en d e ist d e r M en sch : M en sch )» (U S, 1 1 ,( 1 1 ] ) .
< 2 0 . D icha crítica viene recogid a en un lo cu s classicu s del em p irism o ló g ico , co m o es su
articu lo del añ o 1 9 3 2 titu lad o «La superación de la m etafísica m ed iante el análisis ló g ico
del lenguaje», en A. J . Ayer (co m p .), E l p o s itiv is m o ló g ic o , pp. 6 6 - 8 7 . C o m o es sabid o , C a r
nap tom a co m o uno de los ejem p lo s de su crítica la ex p resió n heid eggerian a, proced en te
del te x to de 1 9 2 9 Was ist M e ta p h y s ik «*, «la nada n adea», que por m uchas razones puede
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HEIDEGGER Y EL LENGUAJE
co n sid erarse equivalen te a nuestra ex p resió n «el habla habla», de la que C arn ap hubiera
podido d ecir lo m ism o. C o m o lo m ism o hubiera podido decirse tam bién de ex p resio n es
parecidas, recogid as todas ellas en los te x to s que co m en tam o s, co m o las sig u ien tes: «co-
s ea r- (d m g en d e), co m o algo prop io de las co sas, o «m undear» (iv e lte n d e ), co m o algo prop io
del m undo (U S, 2 3 |26J). T am b ién las m ás co n o cid a s: «el tiem p o tem p oraliza, el esp acio
espacializa» (D ie Z eit zeitigt. D er Raunt rdu m t) (U S, 19] |213|). T od as estas «perlas» lin gü ís
ticas, co n in dependencia de su co n sid eració n co m o an om alías g ram aticales, m uestran hasta
qué punto la re flex ió n h eid eggeriana es singular en el cam po que nos o cupa.
213
HISTORIA DE LA CONCIENCIA LINGÜISTICA
21. «A la C uatern id ad unida de cie lo y tie rra , de m ortales c in m ortales, que m ora en el
“c o ra z ó n ” de las co sas, lo llam am os m undo. Al ser n om bradas las cosas son in v ocad as a su
ser co sa. Sien d o co sa des-pliegan m undo; m undo en el que m oran las cosas y que asi son
cada vez las m oradas» (US, 2 0 , 12 2 ]).
214
HEIDEGGER Y EL LENGUAJE
Puesto que nosotros, los hombres, para ser lo que som os, seguimos perteneciendo
al despliegue del habla y que, por ello, jamás podrem os salim os de él para
abarcarlo desde algún o tro lugar, tenem os el despliegue del habla en vista sólo
en la m edida en que el habla misma nos tiene en vista, en la m edida en que se
nos ha aprop iado. El hecho de que no podam os saber el despliegue del habla
— saber de acuerdo con el con cep to tradicional del saber, determ in ado a partir
del co n o cim ien to entend ido co m o rep resen tación — no es, por c ie rto , una
ca re n cia , sino, al c o n tra rio , el privilegio p o r el cual estam os favorecid os con
un ám bito insigne; aquel en el cual nosotros, los puestos en uso y los necesitados
para el hablar del habla (die zum Sp rechen d e r Sprache G e b ra u ch ten ), m oram os
en tan to que m ortales (US, 2 4 1 | 266]).
Con ello retoma la idea del lenguaje como Haus des Seines, que
ya hemos visto en la Carta sobre el hum anism o. Ella es el lenguaje
«porque, en tanto que Decir, el habla es el modo del advenimiento
apropiador (Haus des Seines ist die Sprache, w eil sie ais die Sage
22. -E l D ccir, su p eculiarid ad , no se deja cap tu rar en ningún en u n ciad o (/)ie S ag t láflt
sich in k e in e Aussage em fattgen ). Exige de n oso tro s que alcan cem os por el silen cio la puesta-
en -cam in o apropiadora en el despliegue del habla, sin hablar del silen cio - (U S, 2 4 1 , (2 6 6 )).
215
HISTORIA DE LA CONCIENCIA LINGÜISTICA
216
HEIDEGGER Y EL LENGUAJE
La cosa es. ¿Será el «es» m ism o tam bién una co sa , sobrepu esta a o tra , puesta
sobre ella co m o un g o rro ? N o en co n tram o s en parte alguna el «es» co m o cosa
cuan do lo buscam os en una co sa . Al «es» le sucede lo m ism o que a la palabra.
Ni ella ni el «es» p erten ecen a las cosas que son (W ir findeti das «ist» nirgends
ais ein D in g att e in e m D in g . D e m «ist- g eh t es w ie d e m W ort. So, w en ig w ie
das W ort g e h ó rt das «ist» u n te r die seien d e n D in g e n ) (US, 1 72 1193J).
217
HISTORIA OE LA CONCIENCIA LINGÜISTICA
24. Ésta es, no o bstan te, una dificu ltad in trín seca que lleva d e n tro , sin poderse d esp ren
der de ella, toda reflex ió n filosó fica sobre el lenguaje y que acaba d esem bo can d o en una o p e
ración de a u to rrefle x ió n . Así se pron u n cia tam bién G arcía C alv o en unas breves n otas que
preceden a los estudios incluid os en su obra H a b la n d o d e lo q u e h a b la . E stu d ios s o b r e e l len g u a
je , 1 9 9 0 . D icen así: «El len g u aje no puede tra ta r cie n tífica m e n te de sí m ism o sin pasar a
ser lo que no era: lenguaie es la C ie n c ia , y la R ealidad está tam bién co n stitu id a por el len gua
je» (p. 2 5 ). En o tro m om en to: «Se ve que la acció n lingü ística es un caso singular de acción
(por ta n to , incapaz de d efin irse co m o una en tre las accio n es) y que el lenguaje está fuera y
ap arte, co m o en la fórm ula h era clitia n a , de to d as las co sas de las qu e él habla» (p. 3 2 ).
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HEIDEGGER Y EL LENGUAJE
219
HISTORIA DE LA CONCIENCIA LINGÜISTICA
resumen, tanto el que algo pueda ser pensado, com o el que ese algo
quede estructurado bajo la relación que le es propia, son tareas en
comendadas al lenguaje. El lenguaje lo hace posible por su vincula
ción con el ser.
Deberíamos concluir intentando arrojar un poco de luz sobre
las aportaciones de conjunto que nos proporciona la reflexión hei-
deggeriana. Y vamos a hacerlo atacando la idea del supuesto carác
ter trascendental del lenguaje sobre la que hace un momento pro
metíamos volver, tomando en consideración las dos etapas de la
evolución del pensamiento de Heidegger. Por mucho que reinter-
pretemos la noción de trascendental, traspasando — como hará Apel,
y en esto me parece que acierta— el sujeto trascendental kantiano
al lenguaje, creemos que en Heidegger existe una dificultad de fon
do que elimina la dimensión trascendental en virtud de la circulari-
dad en la que se ve envuelto el lenguaje, circularidad que no inclu
ye, co m o en la perspectiva apeliana, elementos de autorreflexión.
Así, en Sein und Zeit la eliminación del sujeto trascendental se hace
«por abajo», ya que la circularidad se representa mediante la serie
Dasein-\engua\e-Dasein, mientras que en los escritos posteriores se
ejecuta «por arriba», con la saga Se/w-lenguaje-Se/n.
En efecto, en la primera época el lenguaje com o existenciario
pertenece al Dasein, cuya comprensibilidad articula, puesto que está
instalado ya en un mundo de significaciones. El sujeto trascenden
tal, en esta primera operación de sustitución, modulada existencial-
mente, es rebajado a una instancia del Dasein, definida en su condi
ción hermenéutico-existencial.
En la segunda época la operación de sustitución se modula onto-
lógicamente — bien que con un ser que se configura epocalm ente— .
Ahora bien, en ese caso el lenguaje vendría en ayuda del ser, depen
diente del lenguaje, que sería por ello un lenguaje del ser. Pero entonces
el lenguaje, por esa elevación que le produce el ser, caminaría sobre
sí mismo, haciéndose ingobernable y escapándose al control de sus
usuarios. Estaríamos ante el ensim ism am iento del lenguaje, que,
co m o voz del ser, sólo permite estar o quedar a la escucha.
Para finalizar mencionaré, entre los muchos estudios dedicados
al pensamiento de Heidegger — aunque no tantos al tema del len
guaje— , tres trabajos, dos de ellos muy recientes, que orientan la
lectura de nuestro autor desde perspectivas distintas y con conclu
siones, por supuesto, diferentes, aunque en los dos primeros sobre
salga la perspectiva crítica.
En su libro F ilosofía y lenguaje incluye Emilio Lledó un trabajo
titulado «“Lógico” y “term inológico” en filosofía (Una nota intro
ductoria al lenguaje en Heidegger)». Se trata de una aproximación
que toma en cuenta el propio lenguaje filosófico de Heidegger, so
bre todo en su última etapa.
220
HEIDEGGER Y EL LENGUAJE
(...] aquella filosofía que sustenta o preten de susten tar su p en sam ien to no en
«el lenguaje natural h ered ad o», sino en su estru ctu ra ex p resiv a, con m ínim o
apoyo en el lenguaje usual, y, por consiguiente, sustentada originariam ente en
el "pensam iento» m ism o Ji.
25. L lcd ó, 1 9 7 0 , p. 1 2 1 .
26. fin / ., pp. 1 2 8 -1 2 9 .
27. B en ed ito , 1 9 9 2 , p. 2 1 1 .
221
HISTORIA DE LA CONCIENCIA LINGÜISTICA
El m ito del «Habla del ser» cre a d o por H eidegger es la exp resión m ás radical
de una postura intelectual surgida en nu estro siglo; consiste en ser conscien te
de la lim itación lingüística del pensam iento pero no qu erer ren u n ciar a la
ca te g o ría social de pensador, p reten d ien d o hablar al m ismo tiem p o «de» y
«desde» la autonom ía del lenguaje respecto al hom bre, es decir, -d e» y «desde»
una supuesta dim ensión inconsciente del lenguaje, más puram ente lingüística
que el lenguaje co m ú n ; tal dim ensión perm ite al pensador evitar su c o m p ro
miso personal con una filosofía te ó rica , p ero, a la vez, preservar su autonom ía
lingüística frente al discurso científico.
H eidegger con v irtió el lenguaje ap o fán tico o enu nciativo, aquel en que lo
d ich o puede ser verdadero o falso, en el derivado de un habla (R ede) no apo-
fán tica, sino verdadera por sí m ism a, qu e, en realid ad, era el m ism o lenguaje
an alítico en que Heidegger decía todo e s t o ” .
2 8 . «Para H eidegger las palabras, por muy in sign ifican tes que nos p arezcan , dicen
más por sí m ism as, tal com o las encontram os en un d icc io n a rio , que ligadas a un c o n te x to
g ram atical» (i b i d p. 49).
2 9. I b id ., p. 33.
222
HEIDEGGER Y EL LENGUAJE
223
HISTORIA DE LA CONCIENCIA LINGÜISTICA
Una de las características más intrigantes del pensam iento tardío de Heidegger
está en su afirm ació n de que si se p arte de los m otivos y supuestos de Platón
se acaba en alguna form a de pragm atism o. C reo que esta tesis, si se la interpreta
ad ecu ad am en te, es c o r re c ta . P ero , al c o n tra rio que H eidegger, yo c re o que el
p ragm atism o es un b u e n lugar para co n clu ir (PhP, 4 9 ).
30. «Las respuestas heid eggerian a y pragm atista co n stitu y en re a ccio n es a esta c o n o c i
da respuesta “c ie n tífic a " . H eid egger vira dcl c ie n tífic o al p oeta. El pensad or filo s ó fico es la
única figura que está al m ism o nivel que el p o eta. Los log ros de los grandes pensadores
tien en tan p o co que ver co n la física m atem ática o co n el a rte de g o b ern a r co m o los de los
grandes poetas» (Ph P , 2 5 ).
3 1 . A bundando en esta co n o cid a idea de R o rty , puede verse el a rtícu lo , in clu id o ta m
bién en el volum en cita d o , «H eid eg g er, K un d era, D ickens» (PhP , 1 0 1 * 1 1 4 ) , en el que el
224
HEIDEGGER Y EL LENGUAJE
225
I
HISTORIA DE LA CONCIENCIA LINGÜÍSTICA
3 2 . Una de las prim eras e x c ep c io n es que in ician este cam in o se la d ebem os a Apel,
quien ya en 1 9 6 7 com p u so un largo te x to en el que de form a muy elaborada estab lece
sem ejanzas entre am bos p roy ectos filo só fico s, co n sid eran d o, en am bos caso s, los dos períodos
por los que atraviesa la o bra de esto s filó so fo s. C f. - W ittg en stein y H eid egger: la pregunta
por el sen tid o del ser y la sospech a de la ca ren cia de sen tid o dirigida co n tra toda la m eta fí
sica» (T F , I, pp. 2 1 7 - 2 6 4 ) .
3 3 . -A sí, pues, y de acu erd o co n mi lectu ra, esto s dos grandes filó so fo s se cruzaron
m utuam ente h acia la mitad de su carrera p ro fesio n a l, avanzando en d ireccio n es opuestas.
C o n el T ra c ta tu s%W ittg en stein p a rtió de un punto q u e, para un pragm atista co m o y o, resu l
ta m ucho m enos esclarecid o que el de S er y tie m p o . Pero tan p ron to W ittg en stein avanzó en
la d irecció n del pragm atism o se e n c o n tró co n H eid egger avanzando en la d irecció n opuesta
— retirán d o se del p ragm atism o h acia el m ism o estad o de án im o escapista en que se había
e scrito el T ra c ta tu s, in ten tan d o recu p erar en el “p en sar" el tip o de sublim idad que el joven
W ittg en stein había e n co n trad o en la lógica» (P h P , 8 1 - 8 2 ) . <
226
HEIDEGGER Y EL LENGUAJE
227
8
LA H ER M EN ÉUTIC A
I . G eneralidades
229
HISTORIA DE LA CONCIENCIA LINGÜISTICA
do en este estu d io , no la in clu im o s co m o tal en la n óm in a de trad icion es filo só fica s del sig lo
XX que estam os estu diando. Sin em b arg o, algun os de los tó p ico s fen o m cn o ló g ico s han r o
zado el tem a del lenguaje o bien se han in teresad o d irecta m en te en d ich o fen ó m en o . T a l
su ced e, por ejem p lo , co n el tem a axial de la fen o m en o lo g ía , cual es el de la in te n c io n a lid a d
de la co n cien cia o el de la actividad psíquica en g en eral. C o m o d ich o tem a esta b lece el
h ech o de un co n cien cia im plantada en el m undo, el cual m undo, co m o tal m u n d o , lo es en
virtud de serlo para la co n cie n cia , resulta de ah í que I) la d eterm in ación de lo que sea el
m undo para la co n cien cia adquiere su im p ron ta a través del p ensam iento, m ediado lin gü ís
ticam en te, donde puede tener cabida una g r a m á tic a p u ra , al tiem p o que 2 ) lo esen cial que
dicha co n cien cia aísla del m undo p roced e de la sig n ifica ció n que la ex p erie n cia ad q u iere
para la co n cie n cia , sig n ificación qu e, en el o rd en del p en sam ien to, apunta tam bién a la
índole v e rb a l o lingü ística de los o b je to s , en ta n to qu e lo son para un su jeto asi co n stitu id o .
Sob re esto s ex trem o s cf. E. H u sscrl, In v estig a cion es ló g ic a s , investigacion es I y IV , A lianza,
M ad rid , 1 9 8 5 , 1, pp. 2 3 3 - 2 9 4 ; II, pp. 4 3 3 - 4 7 2 , trad. M . G . M o re n te y J . G aos. Un fen o m e-
n ólo g o de la talla de M . M crleau -P o n ry ha p restad o tam bién aten ció n al tem a , por lo que
puede verse su obra de 1 9 6 0 S ign os ( 1 9 6 4 , pp. 4 7 -1 16). Del m ayor interés para una reac-
tu alización de la fen o m en o lo g ía en d iálogo co n o tras trad icion es filosó fica s del sig lo , p res
tan do p articu lar aten ció n a la p rob lem ática del len g u aje, es la o bra de M o n te ro M o lin cr,
1 9 8 7 , pp. 1 1 3 -1 4 3 , esp ecialm en te.
3. Sobre la trad ición h erm en éu tica existe n ya algunas m on og rafías de ca rá cte r general
que vienen a p resen tar el co n ju n to de su p ro b le m ática . C f., al re sp ecto , B lcic h e r, 1 9 8 0 ;
V V .A A ., 1 9 8 5 ; V V .A A ., 1 9 8 6 ; M acetras y T r c b o lle , 1 9 9 0 . En un c o n te x to o rie n ta d o hacia
el estu d io de algunos autores del p en sam ien to español desde una perspectiva h erm en éu tica
se en cu en tra tam bién la o bra de A. O ru z -O sé s, d iscíp u lo de G ad am cr, L a n u ev a filo s o fía
h erm en éu tica. H acia una razón ax io ló g ic a p o s tm o d e m a %Anthropos. Barcelona, 1 986. Para nuestro
p ro p ó sito tienen in terés los cu atro p rim ero s ca p ítu lo s, en donde se abord a la h erm en éu tica
de H eid egger y G adam er. El resto se dedica al estu d io de la relig ió n , así co m o a una lectu ra
h erm en éu tica del pensam iento de A m or R u ibal y de Z u b iri. M ayor in terés tien e o tra obra
de R. R odríguez (1 9 9 3 ) , en la que se lleva a cab o una re flex ió n sobre el sig n ifica d o de la
h erm en éu tica para el p ensam iento actu al, a p artir de la o bra de H egel. Por o tra p a rte, han
surgido estu dios crítico s (de los que tam bién puede ser un m uestra el cita d o de B lcich er)
230
LA HERMENÉUTICA
231
HISTORIA DE LA CONCIENCIA LINGÜISTICA
7. B le ich er, 1 9 8 0 . La o bra dedica cap ítu lo s esp e cífico s a B e tti, H eid eg g er, Bultm nnn,
G ad am er, Apel, H aberm as y R ico e u r, en tre o tro s de m en or alcan ce. In co rp o ra tam bién
cu atro «lecturas» co n p artes de o bras de B e tti, G ad am er, H aberm as y R ico eu r.
8. B le ich er, 1 9 8 0 , pp. 1 -5 .
9. C f. cap ítu lo I 1, para un tra ta m ien to m ás esp e cífico de la ética discursiva de Apel y
H aberm as.
232
LA HERMENÉUTICA
Al círcu lo h e rm cn cu tico se pueden rem itir en esta esq u em ática form ulación
los tres elem entos con stitu tivo s de la llam ad a, con un térm in o de origen gad-
am cria n o , on tología herm enéutica: el re ch a z o de la «objetividad» c o m o ideal
del c o n o cim ie n to histórico (es d ecir, el rech azo del m od elo m etód ico de las
cien cias p o sitivas); la gen eralización del m odelo h erm en éu tico a to d o el c o
n o cim ien to , h istó rico o no; la lingüisticidad del ser
2. G adam er
10. V attim o , 1 9 8 6 , p. 2 5 .
11. A plicando este proced im ien to a la in terp retació n de la tra d ició n filo só fica , lo que
supone acep tar a la vez el carácte r h istó rico de la co m p re n sió n , ju n to co n la v o ca ció n m etó
dica del co n o cim ie n to de los te x to s , la h istoria se co n cib e co m o historia de m ensajes sobre
los que hay respuestas en la m edida en qu e, co m o o b jeto s de c o n o cim ie n to , plantean ciertas
preguntas. A cerca de ello s no existe relación en tre signo y sig n ifica d o , sin o , en exp resió n
clásica de G ad am er, -fu sió n de horizon tes» en tre el su jeto y el o b je to de la in terp re ta ció n ,
esto es, en tre el m arco desde el que el te x to fue esc rito y el m arco desde el que ahora
es leído. La in te rp re ta ció n , en to n ces, se co n v ie rte en un p ro ce so in d e fin id o , una in fin i
tud de in terp re tacio n e s que co n trasta con la finitud del su je to h um ano (V a ttim o , 1 9 8 6 ,
pp. 1 5 -4 2 ).
233
HISTORIA DE LA CONCIENCIA LINGÜISTICA
234
LA HERMENÉUTICA
una doctrina del método, sino que es una tentativa de renovar des
pués de Hegel, es decir, después del ambivalente final de la metafí
sica, la pretensión de verdad de la filosofía» l4.
Verdad y m étodo dedica un gran parte de su extenso contenido
a hacerse cargo de la rica tradición hermenéutica que tiene lugar en
el pasado siglo, en la que no falta una importante referencia al mundo
del arte. La obra de Gadamer, pues, conecta con el denso mosaico
filosófico y cultural de la cultura alemana decimonónica y com ien
za a reconocerse co m o tal estableciendo una reflexión crítica sobre
el papel que se asigna al campo de las G eistesw issenschaften , frente
a las ciencias naturales. Desde Kant a Hegel, desde Schleiermacher
a Dilthey, desde Husserl a Heidegger, lo más significativo de la
tradición filosófica alemana de los dos últimos siglos se convierte
en objeto de diálogo y reflexión en la obra de Gadamer, cuya c o n
ciencia histórica le permite desarrollar aquellas líneas de pensamiento
implícitas en el seno de dicha cultura. Pero no es del conjunto de la
obra de Gadamer de lo que nos proponemos hablar, sino, exclusi
vamente, de aquellos planteamientos que giran en torno al proble
ma lingüística Sin embargo, sirva co m o cabecera la siguiente refe
rencia histórica.
La hermenéutica es el método de las ciencias del espíritu, cien
cias que, al tener com o matriz a las ciencias históricas, dan origen a
un explosión de posiciones historicistas. Su objetivo es la com p ren
sión (Verstehung) de dichos fenómenos, frente a las ciencias de la
naturaleza, cuya misión es la explicación (Erklárung) de su propio
campo fenoménico. En el primer caso estamos ante lo individual, el
hecho histórico, mientras que en el segundo nos situamos frente a
la explicación general, la ley científica. Esta es, básicamente, la po
sición de Dilthey ,5.
En las tesis que dicho autor sostiene dentro del campo de la
metodología científica y en su esfuerzo por establecer una diferen
cia metódica nítida entre las ciencias de la naturaleza y las ciencias
del espíritu, con el fin de rescatar a estas últimas del foso de acien-
tificidad en el que habían quedado enterradas, observa Gadamer la
presencia de un mimetismo del paradigma de las ciencias naturales,
al pretender establecer para el dominio de las ciencias del espíritu la
«objetividad» en el restablecimiento de los hechos y su significación
a que apelan y se someten aquéllas. El paso que Gadamer da a c o n
14. I b id ., p. 3 4 9 .
15. l.a posición de D ilth ey, que ha jugado un papel tan decisiv o en la in co rp o ra ció n
de la h erm en éu tica a la m etod o lolo gía de las «cien cias del esp íritu », fre n te a las «cien cias de
la n atu raleza-, puede estu diarse a lo largo de su abu n dan te o bra. Sin em b arg o, podem os
p erm itirn o s destacar dos te x to s al resp ecto : «O ríg en es de la herm en éu tica» y « C o m p ren
sión y h erm en éu tica», en D ilth ey , 1 9 7 8 , pp. 3 2 1 - 3 3 6 y 3 3 7 - 3 4 4 , respectivam en te.
235
HISTORIA DE LA CONCIENCIA LINGÜÍSTICA
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LA HERMENÉUTICA
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H M f N f l ’ T I C A
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LA HERMENÉUTICA
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HISTORIA DE LA CONCIENCIA LINGÜISTICA
2 2 . G ad am er, 1 9 8 1 , p. 8 1 .
2 3 . ¡b id .t p. 8 0 .
2 4 . Ib id ., p. 7 9 .
2 5 . -T o d o el pensam iento se d esarro lla en el su rco trazado por la lengua, ta n to en el
sen tid o de lim itació n co m o p o sib ilid ad - (G ad am er, 1 9 8 2 , p. 110).
2 6 . Ib id ., p. 111.
2 7 . Ib,d.
242
LA HERMENEUTICA
3. Apel
Nunca hubo una conciencia tan clara com o en el siglo XX de que la palabra «len
guaje» indica un problem a fundamental de la ciencia y de la filosofía, y no m era
mente un objeto em pírico de las ciencias, junto a otros objetos (ultram undanos).
243
HISTORIA DE LA CONCIENCIA LINGÜISTICA
28. D ich o sea, aunque só lo sea de pasada, lo siguien te. Apelar a esta «ética m ín im a- o
-d iscu rsiv a- borra ya las fro n teras de una d iferen cia rad ical en tre razón teó rica y p rá ctica ,
de m odo que las exig en cias p rácticas del d iscu rso no son m ás que o tra form a de referirse a
244
LA HERMENÉUTICA
A mi juicio, en una reco n stru cció n con secu en te de la filosofía trascen d en tal,
realizada a la luz del co n ce p to h e rm e n é u tico -tra s ce n d en ta l del lenguaje, el
elem en to decisivo consiste en sustituir el «punto suprem o» de la teo ría k an
tiana del co n o cim ie n to , la «síntesis trascen den tal de la ap ercep ción » co m o
unidad de con cien cia del ob jeto , por la síntesis tra scen d en ta l d e la in te rp re
tación m ediada lin g ü ís tic a m e n te , co m o unidad del a c u e rd o s o b re algo en
una com unidad de com u n icació n (síntesis que fundam enta la valide/, pública
del co n o cim ie n to ). Por tan to , la «concien cia en general» supuesta m etafísica-
m ente por Kant, y que garantiza ya siem pre la validez intersubjetiva del c o n o
cim ien to , es reem plazada p o r el p rin cip io regulativo de la form ación crítica
del co n sen so en una com unidad ideal de co m u n icació n que, ante to d o , deb e
mos co n stru ir en la com unidad real de co m u n icació n (T F II, 3 3 7 - 3 3 8 ) .
Esta larga cita creo que refleja con exactitud el ambicioso pro
grama que Apel reserva a la filosofía hoy, tanto desde el plano del
pensar com o del obrar. A diferencia de Heidegger, Apel no preten
de romper con la razón ilustrada, sino que su constante recurso a la
misma lo hace con la intención de transformarla en razón dialógica
que promueva un tipo de acción solidaria. Para este viaje, los co m
pañeros que Apel ha escogido son, fundamentalmente, Kant y Peir-
ce, un Peirce visto con ojos kantianos, desde luego. En este co n te x
to, el lenguaje es, esencialmente, voluntad de acuerdo, mediante el
diálogo, voz igual para todos, exigida por la racionalidad que des
pliega y exige el uso del mismo. Para ello deberán darse determina
das condiciones socio-políticas que Apel no especifica, pero parece
245
HISTORIA DE LA CONCIENCIA LINGÜISTICA
4. Otros desarrollos
29. Aunque se trate de una m etáfo ra, la ex p resió n «pensam iento débil» parece in ducir
más hacia la co n fu sió n que h acia la clarid ad . In clu so podría escon d er un luego peligroso,
pues, en la acep ció n más co m ú n — au n qu e, a d ecir verdad, no sea el caso de sus m en tores—
al o p o n erse débil a fu erte, co n n o ta n d o este térm in o elem en to s positiv os, p arecería que un
pensam iento débil sería un p ensam iento de rango in ferio r com p arad o con el pensam iento
fu erte, algo así co m o un p ensam iento que no ha alcan zad o entidad o ca teg oría su ficien te. Si
se han de poner califica tiv o s al p en sam ien to, la d ialéctica fuerte/débil nos p arece un erro r
m ás que un a cie rto . Só lo se salvarían de él sus p ro m o to res si aceptaran la carga irón ica que
parece sugerir. Para ca ra cte riz a r un p ensam iento p od em os em p lear o tro s ró tu lo s. Un p e n
sam ien to puede ser ad ecu ad o, aju stad o, esc la rec ed o r, sugestivo, in teresan te, nuevo, p ro m e
te d o r, puede ser tam bién c la r o , co n c is o , ilu m in ad o r, co n fo rm e a los h echos, y, desde luego,
sus co n tra rio s. Pero d ecir que es fuerte/débil, aun con las cau telas m eta fó rica s, induce a
d e fecto categ o rial.
246
LA HERMENÉUTICA
[La exp resión «pensam iento débil») sólo tiene valor, si está p erm itid o hablar
asi, cu an d o se la entiend e “d ébilm ente»: c o m o slogan polivalente, qu e, con
plena c o n cie n cia y deliberación , no preten de definir sus con fin es, sino tan
sólo o fre ce r un co n ju n to de indicaciones útiles: en tre o tra s, y sobre to d o , la
que afirm a que la racionalidad debe debilitarse en su m ism o n ú cleo, debe
ceder te rre n o , sin te m o r a re tro ce d e r hacia la supuesta zon a de som bras, sin
quedarse paralizada p o r haber perdido el p u nto de referen cia lu m inoso, úni
c o y estable, que un día le co n firiera D escartes.
Por tan to la exp resión «pensam iento débil” constituye, sin ninguna duda,
una m etáfo ra y una cie rta paradoja. P ero en n in g ú n caso p o d rá tra n sfo rm a r
se e n la sigla e m b le m á tic a d e lin a nu ev a filosofía. Se trata de una m an era de
hablar provisional, e incluso, tal vez, c o n tra d icto ria , p ero que señala un cam i
no, una d irección posible [...] p ero sa b ie n d o a l m ism o tiem p o q u e u n ad iós a
esa razón es a b s o lu ta m e n te im p o sib le |los subrayados son nuestrosj " ,
3 0 . V attim o, 1 9 8 6 , pp. 1 0 -1 1 .
3 1 . V attim o y R o v atti, 1 9 8 8 , p. 16.
3 2 . En la parte final de la in tro d u cció n a sus P h ilu so p h ic a l P ap ers, 2 , que hem os cita d o
en el cap ítu lo an te rio r, R orty co n fiesa lo siguiente sobre sus in ten cio n es filo só fica s: «M is
247
HISTORIA DE LA CONCIENCIA LINGÜISTICA
ensayos deben en ten d erse corno m uestras de lo que un grupo de filó so fo s italian os han
denom inado “pensam iento d é b il”, re flex ió n filo só fica que n o inten ta una c rític a radical de
la cultura co n tem p o rán ea ni inten ta refun darla o ren io tiv a rla , sin o que sim p lem en te re c o
pila re co rd ato rio s y sugiere algunas posibilidades in teresa n te s- (PhP, 2 2 ).
33. De D errid a, en tre o tras, co n v ien e citar su o bra L a escritu ra y la d ifer e n cia del año
1967 (trad. cast. de P. Peñ alvcr, A n th rop o s, B arcelo n a, 19X9). S ob re D errida pueden verse
las obras de C . de Peretti a n terio rm en te citad as, así co m o la de o tro buen co n o ce d o r del
tem a co m o P. Peñalvcr D econ stru cción , escritu ra y fi lo s o f ía . M o n tesin o s, B a rcelo n a , 1990.
248
LA HERMENÉUTICA
3 4 . A ello co n tribu y ó tam bién el in terés que en la década de los sesen ta se despertó
por el p sico an álisis, bien co m o co n secu en cia de la form u lació n de p o sicio n es em an cip ato-
rias que en con trab an en la obra de Freud los fun d am en tos de una sociedad n o represiva (cf.
la obra de M arcu se), o bien a partir de la in terp re tació n lacaniana del freud ism o. Un c o n
ju n to de estudios co n cien zu d os sobre la relación en tre Freud y la filo so fía y so b re sus fun
dam en tos ep istem oló g icos lo podem os en c o n tra r en la obra de P. L. A ssoun, de la que
destacam os F reu d. L a filo s o fía y lo s fi ló s o f o s ( ( 1 9 7 6 ) , Paidós, B a rcelo n a , 1 9 8 2 , trad . de A. L.
B ix io ), así co m o su más recien te In tn td u ction á r é p is t e m o lo g ie fr eu d ien n e (P ay o t, Paris, 1 9 8 1 ).
Al ya cita d o en o tro lugar estu dio sobre la relación de Freud co n N ietzsch e habría que hacer
m en ció n , ya que estam os en e llo , a su F reu d et W ittgen stein , PU F, Paris, 1 9 8 8 . *
3 5 . R ico eu r, 1 9 7 0 , p. 8. En fechas p o sterio re s, R ico eu r ha seguido in terasán d ose por
el tem a en el prim er volu m en, titu lad o «H erm en éu tica y p sico an álisis», de su o bra El c o n
flic t o d e las in terp reta c io n es (R ico eu r, 1 9 7 5 ).
249
HISTORIA DE LA CONCIENCIA LINGÜISTICA
Do tal m odo se precisa, en la vasta estera del lenguaje, el lugar dcl psicoanáli
sis: es a la vez el lugar de los sím bolos o del doble sentido y aquel dond e se
enfrentan las diversas m aneras de in terp retar. A esta circu n scrip ción más vas
ta que el psicoanálisis, p e ro más estrech a que la teo ría del lenguaje total que
le sirve de h o riz o n te , la llam arem os en lo sucesivo «cam p o herm enéutico»
3 6 . K ico ctir, 1 9 7 0 , p. I I .
3 7 . P. R ico cu r, T em p s et r éctt%S c u il, París, 1 9 8 5 , 3 v ols., trad . ca st., C ristian d ad , M a
drid, 1 9 8 7 ss.
3 8 . A pesar de que la h erm en éu tica se haya difu nd ido tam bién por España, y al m enos
una actitu d filo só fica de este signo se en cu en tre presen te en el qu eh acer de algun os p ro fe s o
res esp añ o les, no ha p rod u cid o n u estro país un gran te x to h erm en éu tico . H em os citad o
an terio rm en te la o bra dcl p ro feso r O rtiz-O sés \.a n u ev a filo s o fía h erm en éu tic a . Por encim a
de rodos, habría que d estacar los trabaios de E m ilio L led ó, tam bién d iscípulo de G adam er,
y que ha p restad o un gran in terés a la cu estio n es h erm en éu ticas. A títu lo de e jem p lo , véase,
adem ás dcl ya citad o F ilo s o fía y le n g u a /e , l en g u a/e e h is to r ia , A riel, B a rcelo n a , 1 9 7 8 . Un
d esarro llo personal de estas cu estio n e s, desde supuestos h crm cn éu tico s, la avanza el p rop io
E m ilio L lcd ó en su o b ra E l s ile n c io J e la escritu ra. Una recrea ció n dcl m ito p la tó n ico de la
escritu ra y la m em oria (h'edro 2 7 4 c - 2 7 7 a ) es la o casión que da lugar a la re flex ió n que o fr e
cen las bellas páginas de uno de sus últim o s te x to s : E l su rco e l tie m p o , C rític a , B arcelo n a,
1 9 9 2 . Sob re L lcd ó y el tem a dcl lenguaic puede verse el tr a b a p de Ja c o b o M u ñoz «M u n do,
lenguaie, m em oria. N ota sob re la sem án tica filo só fica de Em ilio L lc d ó -, en V V .A A ., H isto
ria, len g u a/e, s o c ie d a d . H orn ería/e a E m ilio L lc d ó , C rític a , B a rcelo n a , 1 9 8 9 , pp. 3 3 0 - 3 3 7 .
250
9
HABERMAS Y LA ACCIÓN COMUNICATIVA
1. La E scu d a de F ran cfo rt, com o m ov im iento filo só fico , tiene ya sus p rop io s h is to ria
dores. Por orden cron o ló g ico citarem os la o bra de Kuscom T eoría critica J e la s o c ie d a d ( 1 9 6 9 );
se trata de una obra que co n tex tu aliza el m ov im ien to fra n cfo rtia n o en el m arco de la ev o lu
ció n del m arxism o en los años veinte en A lem ania. De ex cep cio n al im p ortan cia es la obra
de Jay L a im ag in ació n d ia lé c tic a (1 9 8 9 ) ; en ella se puede en co n tra r tam bién una detallada
b ib liog rafía sobre el tem a. M en os p retensio n es tiene la de Z im a, L a e sc u e la d e F ran kfu rt
( 1 9 7 6 ), en la que el autor se en fren ta al tem a m ediante un estu dio p articu larizad o de los
d iferen tes pensad ores. De los autores españoles que se han o cupad o de la teoría crítica en
sus d esarro llos actu ales destacaría la obra de Rodríguez Ibáñez T e o r ía c r ític a y s o c io lo g ía
( 1 9 7 8 ). Del m ism o au to r, cf. E l su eñ o d é l a razón ( 1 9 8 2 , pp. 8 7 * 1 2 8 ). Por tratarse de uní» de
sus m iem bros vivos, m erece citarse la clásica obra de W ellm er T eoría c r ític a d e la s o c ie d a d y
p o s itiv is m o ( 1 9 7 9 ) . Una reciente ap roxim ació n a la Escuela de F ran k fo rt hecha desde nues
tro m ed io, pero o rien tad a a destacar los aspectos ético -p o lític o s de esta tra d ició n filo só fica ,
se la debem os a C . T h ie b au t, «l.a Escuela de F ra n k fu rt-, en C am ps, 1 9 8 9 , III.
2. Y, podríam os añadir en n uestro d escargo, que la ex isten cia del e x c e le n te estu dio de
T h o m a s M cC arth y sobre el pensam iento de H aberm as n os lo a h o rra , aunque su o bra se
en cu en tre todavía sin co n clu ir (cf. M cC arth y , 1 9 8 7 ). El au to r de este estu d io es, adem ás, el
251
HISTORIA DE LA CONCIENCIA LINGÜISTICA
trad u ctor al ingles de la obra de H aberm as. D esde hace ya algunos añ os ten em os un buen
estu d io , d ebid o al p ro feso r españ ol Raúl G abás, titu lad o J . H a b e r m a s : d o m in io té c n ic o y
c o m u n id a d lin g ü istica ( 1 9 8 0 ). Una ap ro x im ació n a la o bra haberm asian a, así co m o una d is
cu sión de algunas de sus tesis, en la que participan tam b ién , ju n to con o tro s, algunos de los
a u tores ya m en cio n ad o s, la p od em os en co n trar en V V .A A ., 1 9 8 8 . Estudios re cie n tes sobre
el co n ju n to de la obra de H aberm as, pero acen tu an d o la dim ensión p ráctica de la mism a
(ético -p o lític a ) se los debem os a J . M u guerza, -H ab e rm as en el “ rein o de los fin es” (v aria
cio n es sob re un tem a k an tian o )», en E. G uisan (co o r d .), E s p le n d o r y m iseria d e la é t ic a k a n
t ia n a , A n th ro p o s, B a rcelo n a , 1 9 8 8 , pp. 9 7 - 1 3 9 ; «Ética y co m u n ica ció n . (Una discu sión
del p en sam ien to é tic o -p o lític o de Jü rg e n H a b e rm a s)-, en J . M . G on zález y F. Q u csada
(co o rd s .). T e o r ía s d e la d e m o c r a c ia , A n th rop o s, B a rcelo n a , 1 9 8 8 , pp. 1 0 8 -1 7 4 . F in alm en te
in dicaré que casi la to talid ad de las o b ras de H aberm as se hallan dispon ibles en castella n o .
De alguna de ellas irem os dando cu en ta a lo largo del capítulo./'
252
HABERMAS Y LA ACCIÓN COMUNICATIVA
253
HISTORIA DE LA CONCIENCIA LINGÜISTICA
7 . C f. C !, 3 1 8 - 3 2 4 , en tre o tras. C f. tam bién la detallada exp osició n y discu sión del
tem a en M cC arth y , 1 9 8 7 , pp. 7 5 - 1 5 3 .
8. Sob re este pun to, c f. J . H aberm as, «1.a filo so fía co m o guarda e in té rp re te *: T eo rem a
XI/4 ( 1 9 8 1 ) , pp. 2 4 7 - 2 7 8 , trad. de M . Jim én ez R ed on d o. (F.l m ism o te x to se en cu en tra
in clu id o en H aberm as, 1 9 8 5 , pp. 9 - 3 0 .)
9. C on po sterio rid ad a la p u b licació n de esta o b ra , H aberm as ha dado tam bién a la luz
en 1 9 8 4 un no m enos ex ten so volum en co n carácter «com plem en tario» del a n terio r: Ha-
b erm as, 1 9 8 9 . C f. esp ecialm en te, para el p ensam iento lin gü ístico de H aberm as, pp. 2 6 1-
3 6 8 . La m ayor parte de los trab ajo s p resen tes son an terio res, aunque c o n e x o s con los p ro
blem as que se debaten en la T eoría d e la a cció n com u n icativ a. S ólo los dos últim os (pp. 5 9 9 -5 0 7 )
incluyen respuestas a críticas y p recision es co n cep tu ales. De pasada habría que añ adir que la
m ayor parte de las obras de H aberm as carecen de la unidad co n stru ctiva que h abitu alm ente
estam os aco stu m brad o s a dar a un libro. En su lugar se trata , en m uchos caso s, de la c o n ju n
ció n de largos ensayos sobre p roblem as más o m enos afines.
254
HABERMAS Y LA ACCIÓN COMUNICATIVA
10. Ja v ier M uguerza es el filó so fo español que m ás se ha d istin g u id o por a cerca rse al
p ensam iento de H aberm as, al tiem p o de en tab lar co n él un d iálogo a fon d o y, de este m od o,
co n stru ir sus propias p ropu estas, con p articu lar re feren cia a los tem as de la «razón p rá cti
ca». De él ya hem os citad o algunos te x to s. C o n v ien e ahora m en cion ar la parte cen tral de su
exten sa o b ra — en la que recogen trabajo s a n terio res— D esde la p e r p le jid a d . E n say os s o b r e la
étic a , la razón y e l d iá lo g o ( 1 9 9 0 , pp. 8 9 -4 7 6 ) . M uguerza titula estas páginas «Para un crítica
255
HISTORIA DE LA CONCIENCIA LINGÜISTICA
Son los propios acto re s los que buscan un consenso y lo som eten a criterios de
verd ad , de rectitu d y de veracid ad , es d e cir, a criterio s de ajuste o desajuste
en tre los a c to s de habla, por un lad o, y los tres m undos con que el a cto r
c o n tra e relacion es con su m anifestación , p o r el otro»* (AC I, 1 4 4 ).
256
HABERMAS Y LA ACCIÓN COMUNICATIVA
12. Una discusión de ca rá cte r gen eral sobre este tem a puede en co n tra rse en W ellm e r,
1 9 8 9 , pp. 9 -3 8 . El autor se m uestra com pren siv am ente cr ític o con la postura de H aberm as.
P artien d o de una ap ro xim ació n al sentido de una exp resió n co m o la co n ju n ció n del c o n te
nido p rop o sicion al y la in ten ció n del h ablan te, p ropon e distinguir en tre co n d icio n e s g en e
rales de validez para el lenguaje y co n d icio n e s esp eciales según el tip o de en u n ciad o de que
se trate.
13. «¿Q ué sig nifica pragm ática u n iv ersal?-, en H aberm as, 1 9 8 9 , p. 2 9 9 . Aunque la
prim era red acción del te x to de H aberm as esté fechada en 1 9 7 6 , la versión incluida en esta
o b ra , según nos inform a su a u to r, es una versión correg id a.
257
HISTORIA DE LA CONCIENCIA LINGÜISTICA
Sin duda alguna, uno de los textos que mayor impacto causa
ron entre los miembros de la segunda generación de la Escuela de
Francfort — y, todo hay que decirlo, que creó también dificultades a
sus propios autores en los años posteriores a su primera publicación
en 1 9 4 7 — fue la obra de Horkheimer y Adorno D ialéctica de la
Ilustración, subtitulada con el nombre de Fragm entos filosóficos l6.
14. T re s pueden ser el tip o de razon es en que se apoya H aberm as para ev itar situarse
d e n tro de una filo so fía de in sp iració n trascen d en tal. En prim er lugar, el ca rá cte r in tem p o
ral que tiene la teoría. En segundo lugar, el h ech o de que la filo so fía trascen d en tal se o rie n
te h acia la co n stitu ció n de la exp erie n cia y no h acia la co m u n ica ció n . En te rce r lugar, la
taiante división en tre co n o cim ie n to a p n o n — trascen d en ta l— y a p o s te r io r i (en la versión de
H aberm as, «cien cias reco n stru ctiv as» y «em p írico -an alíticas» ) (cf. tb id .%pp. M 0 - M 4 ) .
15 . Ib id ., p. 3 0 0 .
16. H ork h eim er y A d orno , 1 9 9 4 . H asta la fech a, la única versión castellana existen te
de esta o b ra , debida a H. A. M u ren a, llevaba el títu lo de D ia léc tic a d e l llio n n u s m o (Sur,
Bu enos A ires, 1 9 7 0 ), trad u cción p o co afortu n ad a para los usos de nuestra lengua de la voz
alem an a A u fklaru n g . La versión actual d ebe, pues, ser saludada, ya que, al in co rp o ra r v arian
tes en tre la ed ición casi «clandestina» de 1 9 4 7 y la de 1 9 6 9 , que sus autores p rolog aron de
nuevo, se co n v ie rte casi en una ed ició n crítica de este im p o rta n te m aterial tra n cfo rtia n o . La
258
HABERMAS Y LA ACCIÓN COMUNICATIVA
N o es una obra fácil, y sobre ella se han cernido lecturas con distin
tos matices. El problema que trata, resumido en torno a la evolución
y el significado de la modernidad, afecta de lleno al modo de situar
se por parte de Habermas en torno al intento de reconstrucción de
la razón moderna.
La tesis central, incluida en el primer capítulo de un texto frag
mentario en su conjunto, se puede resumir de este modo. La Ilustra
ción, com o símbolo más acabado de la modernidad, que nació con
la intención de emancipar a la humanidad, acabó convirtiéndose en
un instrumento de alienación. Para ello se tiene en cuenta la entra
ña dialéctica del complejo fenómeno de constitución y evolución de
la modernidad que llevaría ya inscrita en su seno, bajo fórmulas
liberadoras, procesos de dominación. Para ello los autores aplican
el concepto de mito a la propia Ilustración, en dos fases. Por una
lado, siguiendo la línea de Weber, en frase de Schiller, la razón
moderna opera desde el objetivo de lograr el «desencantamiento del
mundo», de manera que com o razón, al formalizar, abstraer y cal
cular, se convierte en un férreo sistema de dominación sobre la na
turaleza y la sociedad, puesto al servicio del control en aras de la
resolución de ciertas necesidades humanas. Ello era algo que, según
sus autores, ya estaba en los orígenes del mito. Pero la Naturaleza
dominada se vuelve contra sus dominadores, ya que la razón m o
derna se transforma en una creencia o, nuevamente, deviene en el
mito contra el que inicialmente intentaba luchar, pues la Ilustra
ción — como sus críticos ya le reprocharon a finales del XVIII — quiere
erradicar el mito co m o lo opuesto a la razón. ,
A mayor racionalización mayor fanatismo, mayor oscurecim ien
to de las fuentes de la racionalidad, ahora anegada en superstición
cientista a cuyos pies sólo quedan los campos devastados de la indus
trialización capitalista y su consiguiente destrucción ecológica, del
fascismo que acaba en exterminio y del totalitarismo al que ha c o n
ducido la utopía comunista. La revolución de signo marxista ha fra
casado, imponiéndose la oclusión de las esperanzas emancipatorias.
En la medida en que no se provea de medios para buscar una
salida que supere esta contradicción, la dialéctica de la Ilustración
queda cosida a una aporía que paraliza una salida racional. Y en la
259
HISTORIA DE LA CONCIENCIA LINGÜÍSTICA
260
HABERMAS Y LA ACCIÓN COMUNICATIVA
261
HISTORIA DE LA CONCIENCIA LINGÜISTICA
262
HABERMAS Y LA ACCIÓN COMUNICATIVA
Pues aquí las p reten siones de verdad prop osicion al, de rectitu d norm ativa y
de veracidad subjetiva se entrelazan den tro de un horizonte m undano c o n c re
to y lingüísticam ente alu m b rad o; pero en ta n to que preten siones de validez
susceptibles de c rític a , trascienden a la vez los c o n te x to s en que en cada caso
han sido form uladas y se lian hecho valer» (P M , 6 1 ).
19. De tod os m od os, al balan ce que H aberm as hace sobre el im p acto del -g iro lingü ís
tic o - en la filoso fía co n tem p o rán e a es cr ític o para aqu ellas o rien ta cio n es qu e, co m o la del
segundo H eid egger, escon d en posturas op acas para la racion alid ad . Este p árrafo puede r e
sum ir su punto de vista al re sp ecto : -E l g iro lin gü ístico ha asen tad o a la filo so fía sobre un
fundam ento más sólid o y la ha sacad o de las ap o rías de la filo so fía de la co n cien cia . Pero
tam bién ha dado lugar a una co m p ren sió n o n to ló g ica del lenguaje que au ton om iza fren te a
p rocesos de aprendizaje ultram undanos la fun ción abrid ora del m undo que el lenguaje p o
see, y transfigura las m udanzas de im ágenes lin gü ísticas del m undo en un p o ié tico a co n tece r
esen cial p rotagon izado por no se sabe bien que pod er o rig in ario» (P M , 18. S o b re este pun
to , cf. tam bién 5 1 -5 4 ).
263
T ercera parte
HACIA UNA CRÍTICA DE LA RAZÓN
LINGÜÍSTICA
10
DEL LENGUAJE DE LA RAZÓN
1. La razón lingüística
I. Algunas de estas ideas tuve o casión de form uladas de una m anera muy sum aria en
form a de p onen cia en un C o n g reso de F ilo so fía , sien d o p o sterio rm e n te publicada (N ieto
B lan co , 1 9 9 1 , pp. 1 2 0 -1 3 0 ).
267
HACIA UNA CRITICA DE LA RAZÓN LINGÜISTICA
268
DEL LENGUAJE DE LA RAZÓN
269
HACIA UNA CRITICA DE LA RAZÓN LINGÜISTICA
3. Ya desde hace bastan tes añ os, y a p artir, sobre to d o , de la «sociología com pren siva»
inspirada en M ax W eb er, se han produ cido in ten to s para d esarro llar un tip o de ex p lica ció n
so cio ló g ica com o d esarro llo de algunos p rin cip ios de la fen o m en o lo g ía de H usserl, en d o n
de el problem a de la in terp re tació n , el sen tid o , el sím b olo y, en sum a, las realidades lingü ís
ticas jugasen un papel relevante. El principal in spirador de estos tem as fue el filó so fo au s
tría co A. Sch u tz, ex iliad o en los Estados U nidos en 1 9 3 9 , del que es im p ortan te reco rd ar su
obra E l p r o b le m a d e la r ea lid a d s o c ia l (A m o rrortu , Bu en os A ires, 1 9 7 4 , pp. 1 9 7 - 3 1 6 , e sp e
cia lm e n te; ed. de M . N atan son , trad. de N. M íg u ez), que es una re co p ila ció n póstum a de
artícu los publicados en las décadas de los añ os cu aren ta y cin cu en ta. Prosiguien do una línea
inspirada en él, cabe destacar la o rien tació n de la sociolog ía del co n o cim ie n to propugnada
por P. B crg cr y T h . Luckm ann en su cd nocid a obra I m con stru c c ió n s o c ia l d e la r ea lid a d ,
A m o rrortu -M u rg u ía, M ad rid , 1 9 8 6 , trad . de S. Z u lcta. En o tro orden de co sa s, y para una
co n sid eració n del papel que el lenguaje escrito ha jugado en los procesos de estru ctu ración
so cia l, in stitu cio n al y p o lítica, puede verse el análisis h istó rico que o frece la o bra de J . G oo -
dy de 1 9 8 6 L a ló g ica d e la escritu ra y la o rg a n iz a c ió n d e la s o c ie d a d , A lianza, M ad rid , 1 9 9 0 ,
trad. de 1. Álvarez. En los estu dios a n tro p o ló g ico s destaca la llam ada « a n tro p o lo g ía sim b ó
lica», de la que puede ser represen tativ a la obra de C . Cicertz de 1 9 7 3 — que reco p ila a rtíc u
los publicados an terio rm en te— L a in te rp r e ta c ió n d e la s cu ltu ra s , G ed isa, B a rcelo n a , 1 9 9 5 ,
trad. de A. L. B ixio . De ella es in teresan te llam ar la aten ció n sobre esta co n fesió n prelim inar
de su au tor: «El co n cep to de cu ltu ra que propu gno y cuya utilidad procu ran d em ostrar los
ensayos qu e siguen es esen cialm en te un co n cep to sem ió tico . C rey en d o co n M ax W eb er que
el hom bre es un anim al inserto en tram as de sig n ificació n que él m ism o ha te jid o , co n sid ero
que la cu ltura es esa urdim bre y que el análisis de la cu ltura ha de ser, por lo ta n to , no una
cie n cia ex p erim en tal en busca de leyes, sin o una cie n cia in terp retativ a en busca de sig n ifica
cio n es» (ib id ., p. 2 0 ). Los h istoriad ores tam p o co han qu edad o al m argen de este re c o c i
m ien to de la tram a lingüística del m aterial o b jeto de estu d io . C f. una recien te p resen tación
de este fen ó m en o en V allcsp ín , 1 9 9 5 , pp. 2 8 7 - 3 0 1 .
270
DEL LENGUAJE DE LA RAZÓN
Los signos distintivos tó p icos dcl giro p ra g m á tico son la sup eración dcl “so-
lipsismo m etód ico», la consid eración de la sup eración cartesian a sujeto-obje
to en favor de una relación sujeto-su jeto-ob jeto, un d istan ciam ien to c o n se
cuen te del objetivism o teo ré tico -cie n tífico de la cien cia un ificada y el h acer
4. R o rty , 1 9 9 0 , p. 164.
271
HACIA UNA CRITICA DE LA RAZÓN LINGÜISTICA
valer la com prensión y la experien cia co m o sucesos tan to com unicativos com o
d ialógicos o polilógicos. A esto hay que añad ir en ám bitos parciales una etica
del discu rso co n fo rm ad a según las norm as del d isc u rs o 5.
5 . I*. B ach m aier, «Entre relativ ism o y fu n d am en tació n últim a. C o n v erg en cia s y diver
gencias en la o rien ta ció n h erm en éu tico-pragm ática en filoso fía»: D iá lo g o F ilo s ó fic o 2 3 ( 1 9 9 2 ) ,
p. 14 8 . El a u to r tien e en cu en ta la o bra de D. B ó h ler, T . N ordenstam y G . S k irb erk (ed s.),
D ie p r a g m a tis c h e W en de. S p ra c h sp te lp r a g m a tik o d e r T r a n s z e n d e n t a lp r jg m a t ik ?, Su h rkam p ,
F ran k fu rt a. M ., 1 9 8 6 .
272
DEL LENGUAJE DE LA RAZÓN
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HACIA UNA CRITICA DE LA RAZÓN LINGÜISTICA
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DEL LENGUAJE DE LA RAZÓN
2. La crítica de la razón
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HACIA UNA CRITICA DE LA RAZÓN LINGÜISTICA
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DEL LENGUAJE DE LA RAZÓN
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HACIA UNA CRITICA DE LA RAZÓN LINGÜISTICA
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DEL LENGUAJE DE LA RAZON
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HACIA UNA CRITICA DE LA RAZÓN LINGÜISTICA
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HACIA UNA CRITICA DE LA RAZÓN LINGÜISTICA
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DCL LENGUAJE DE LA RAZÓN
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HACIA UNA CRITICA 06 LA RAZÓN LINGÜISTICA
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DEL LENGUAJE DE LA RAZÓN
6. Un estu d io sobre la in flu en cia del m undo del arte — fon d o e s té tico qu e ya vim os
tam bién reiv ind icad o en la o bra de R o rty — , así co m o acerca de la p rio rid ad de la estética
m oderna sobre el pensam iento p o sm o d ern o, puede verse en W elsch, 1 9 9 3 , pp. 4 - 2 8 .
285
HACIA UNA CRITICA DE l A RAZON LINGÜISTICA
3. De la filosofía
7. G u ig n o n , 1 9 9 0 , p. 6 6 6 .
286
DEL LENGUAJE DE LA RAZÓN
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HACIA UNA CRITICA DE LA RAZÓN LINGÜISTICA
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DEL LENGUAJE DE LA RAZÓN
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HACIA UNA CRITICA DE LA RAZON LINGÜISTICA
290
LENGUAJE Y VALORES: LA ÉTICA DISCURSIVA*
I. Una versión esq uem ática de las ideas co n ten id as en este cap ítu lo ha a p a recid o pu
blicada co m o C o m u n icació n a un C o ng reso de F ilo so fía : N ieto B lan co , 1 9 9 5 , pp. 2 7 9 - 2 9 1 .
291
HACIA UNA CRITICA DE LA RAZÓN LINGÜISTICA
2 . O tras o rien ta cio n es de la etica fam iliarizadas co n la relación en tre lengua|e y v alo
res — Je ta n d o de lado el análisis del lenguaje m oral llev ado a ca b o por las éticas p e rte n e
cien tes a la trad ición a n alítica— son las qu e, co m o en el caso de G ad am er, se sitúan en la
trad ición h erm en éu tica, o , en el caso del filó s o fo can ad ien se C h . T a y lo r, hacen suyos algu
n os plan team ien tos «com un itaristas». Del p rim ero puede verse la ya citad a re co p ila ció n de
ensayos titulada en castellan o V erdad y m é to d o II, pp. 2 9 3 - 3 1 8 . Del segundo deben citarse
sus P h ilo s o p h ic a l P a p ers, C U P, C am brid g e, 1 9 8 5 , 2 v o ls., así co m o la citada lui é tic a d e la
a u te n tic id a d . Sob re este au tor puede verse tam bién T h ie b a u t, 1 9 9 1 , pp, 1 2 2 -1 5 2 .
3. La ética discursiva cu en ta ya co n una ex ten sa b ib liog rafía que gira fundam entalm ente
en to rn o a las discu siones suscitadas por fas co n trib u cio n e s al tem a p rovenientes de la obra de
Apel y H aberm as. R efirién d o n o s exclu siv am en te a ap o rta cio n es hechas en España podem os
destacar las siguien tes: A. C o rtin a , -L a ética d iscu rsiv a-, en C am ps, 1 9 8 9 , pp. 5 3 3 - 5 7 6 ; A.
C o rtin a , «É tica co m u n icativ a», en C am ps, G u arig lia y S a lm eró n , I9 9 2 ,p p . 1 7 7 - 2 0 0 . S o b re
H aberm as ya hem os citad o algun os estu d io s en el ca p ítu lo 9. Sob re Apel en p articu lar,
adem ás de los trab ajo s g en erales citad o s, m erecen la pena destacarse las ap o rta cio n es de A.
C o rtin a , 1 9 8 5 , así co m o su In tro d u cció n a la ed ició n de artícu lo s recientes de Apel b a jo el
títu lo T e o r ía d e ¡a v erd a d y é tic a d e l d iscu rso ( 1 9 9 1 , pp. 9 - 3 6 ) , titu lad a « K a rl-O tto Apel.
Verdad y resp on sabilid ad -. C f., asim ism o, D. B lan co F ern án d ez, J . A. Pérez T a p ia s y L. Sáez
Rueda (cd s.). D iscu rso y rea lid a d . E n d e b a te c o n K .-O . A pel, T r o tta , M ad rid, 1 9 9 4 .
4. Esto es particu larm en te p e rtin en te para el ca so de H aberm as, por cu an to ha q u e ri
do e n co n trar sim ilitudes — a m od o de ejem p lificacio n es p rácticas de la te o ría — en tre sus
propias tesis y las d escrip cio n es de las d istin tas etapas m orales según K o hlb erg, las cu ales ha
ido rein terp retan d o desde los supu estos de su te o ría de la acció n co m u n icativ a. En c o n c re
to , H aberm as podría aceptar de buen grado la co in cid e n c ia en tre la ética discursiva y el
292
LENGUAJE Y VALORES LA ÉTICA DISCURSIVA
»
Esto es lo que cabría entender por una ética de principios. Aún
habría que considerar también com o una ética de carácter «cogniti-
vista» — diferente de un uso cognitivo del lenguaje, com o veremos—
a la pretensión de determinar y fundamentar racionalmente lo c o
rrecto, así com o una ética procedimental dentro del campo de las
éticas normativas.
Por lo que atañe a Habermas, aunque su posición ha evolucio
nado y se encuentra expuesta a la crítica de ciertas tensiones inter-
estadio se x to dcl nivel p o scon v en cion al de K o h lb erg, regido por p rin cip ios ético s u n iv ersa
les (cf. H aberm as, 1 9 8 5 , pp. 4 6 - 5 6 y 1 3 5 - 2 1 9 , te x to este últim o que da títu lo al co n ju n to
de ensayos que co m p on en la o b ra). Sin em b arg o, aunque ex iste un fon d o k an tiano que
subyace a la obra de K o hlb erg, éste se in tro d u ce en el pensad or can adien se por la vía de
Raw ls, y se n u tre tam bién del p ragm atism o de G . H. M ead , lo que n o hace del to d o co in ci-
dentes am bas teo rías, sin en trar en el fo n d o del a su n to , que sería el cu ltiv o por parte de
am bos de un cam po disciplin ar d ife re n te, y sin to ca r tam p o co las crítica s y revisiones a las
que el p ro p io K olhberg ha ten id o que en fren tarse. E llo ha perm itid o a algunos c rítico s ,
co m o J . R ubio C arrace d o , d iscrepar de la a u to in terp re tació n h aberm asiana co n las siguien-
tes palabras: -P ro b ab le m e n te resulta legítim a esta rein terp re tació n de la te o ría k oh lberg ia-
na del d esarro llo m oral en el m arco de la teoría de la acció n co m u n icativ a, pero resulta muy
dudoso que esta in terp re tació n perm ita estab lecer “una fun d am en tación ló g ico -ev o lu tiv a
de las etapas morales** que supere el estatu to de una “co n firm ació n p lau sib le” en el cam po
te ó ric o ; n o se trata ya de una “c o n firm a ció n in d ire cta ”, co m o p retend e H aberm as, ya que
su re in terp re tació n cam bia por co m p leto el estatu to ep istem o ló g ico de la teoría k oh lber-
giana (p sico log ía em p írica ), lo que im p osib ilita toda capacidad de co m p ro b a ció n in d irecta
por las cien cias so ciales, co m p ro b ació n que m arcaba, a su en ten d er, la superioridad de las
cien cias reco n stru ctiv as sobre las co m p ren siv as- («La psicología m oral», en C am ps, 1 9 8 9 ,
III, p. 5 2 6 ) .
293
HACIA UNA CRITICA DE LA RAZON LINGÜISTICA
294
LENGUAJE Y VALORES LA ÉTICA DISCURSIVA
(...) una n orm a únicam ente puede aspirar a tener validez cu an d o todas las
personas a las que afecta consiguen ponerse de acu erd o en cu an to p a rtic ip a n
tes d e u n d iscurso p rá ctico (o pueden ponerse de acu erd o) en que dicha n o r
ma es válida \
6. H aberm as, 1 9 8 5 , p. 8 6 .
7. lbid.y p. 110.
295
HACIA UNA CRITICA DE LA RAZÓN LINGÜISTICA
T o d o participante en una p ráctica argum entativa tiene que suponer pragm áti
cam en te que en p rin cipio to d os cu an tos pu dieran verse afectad os podrían
p articip ar co m o iguales y libres en una búsqueda co o p erativ a de la verdad en
la que la única co e rció n que puede ejercerse es la co erció n sin co ercio n es que
ejercen los buenos argum entos*.
296
LENGUAJE Y VALORES LA ÉTICA DISCURSIVA
9. Ibid., p. 164.
10. Ibid.y pp. 1 6 8 -6 9 .
I I. Desde o tro s asp ecto s de la teo ría haberm asiana d iferen tes de la ética discu rsiva,
pero acercan d o su re flex ió n al p lan o so cia l, un in térp rete tan cu a lifica d o de H aberm as co m o
T h . M cC arth y ha sabido ver una estrech a co rresp o n d en cia en tre la teorfa de la acció n c o
m unicativa y la ctn o m cto d o lo g ía de H arold G arfin kel (c f. M c C a rth y , 1 9 9 3 , pp. 6 5 - 8 4 ) .
297
HACIA UNA CRÍTICA DE LA RAZON LINGÜÍSTICA
298
LENGUA|E Y VALORES LA ÉTICA DISCURSIVA
Podría argum entarse que roda «fund am en tación » presup one la validez de la
ló g ica; pero si ésta, por su p a rte , presup one la validez de la é tica , p arece
im posible fundam entar la ética y la lógica, porq u e to d o in ten to en este senti
do con d u ciría a un círcu lo o a un r e g r e s s u s a d i n f i n i t u m ( T F I I , 3 8 5 ).
12. «Se trata aquí, por una parte, de la d iferen cia en tre ra c io n a lid a d ló g ic o - fo r m a l y
m a tem á tic a y, por o tra , de la r a c io n a lid a d filo s ó fic o - {tr a s c e n d e n ta l): La p rim era se m ide (e n
tre o tras cosas) por la n o c o n tr a d ic c ió n s em á n tic o -s in tá c tic a — que debe ser d eterm in ad a m e-
ta te ó ricam en te— en un sistem a form alizablc y axiom atizab le de en u n ciad o s p ro p o sicio n a -
les; la últim a, en cam b io, por la n o c o n tr a d ic c ió n p ra g m á tic a de a c t o s lin g ü ís tic o s, es d e cir, de
299
HACIA UNA CRITICA DE LA RAZÓN LINGÜISTICA
Apel dirige entonces sus pasos hacia una concepción del lengua
je «pragmático-trascendental», en la que, por un lado, quede conve
nientemente legitimada la presencia del propio sujeto del lenguaje
en su actividad reflexiva, y, por el otro, el lenguaje opere co m o un
límite a modo de a f>riori no rebasable que ocluya la salida indefini
da de fundamentaciones, lo que acabaría por arruinarlas. Y en tal
caso, encontrarnos dentro de este círculo aporético no sería tanto
la manifestación frustrada de la fundamentación, com o la señal de
que ésta hemos de buscarla por otras vías, precisamente aquellas
que manifiestan la inevitabilidad de salir del m i s m o " :
e n u n c ia d o s p e r fo r m a tiv o -p r o p o s ic io n a le s — que debe ser determ in ada a través del au toen lace
re flexiv o — que ex p licita n la estru ctu ra d o ble de los a cto s lin gü ístico s- (A pel, «El p ro b le
ma de una teoría filo só fica de los tip o s de racion alid ad », en Apel, 1 9 8 6 , p. 19).
13. «La im posibilidad de una fun d am en tación lógica no circu lar (a partir de algo d ife
ren te) n o in d ica, pues, en esto s en u n ciados una ap o ría en el problem a de la fun dam en tación
sin o una co n secu en cia n ecesaria de la circu n stan cia de que esros en u n ciad o s, en ta n to p re
su p osicion es com p ren sib lem en te n ecesaria s, de toda fu n d am en tación lóg ica, son c ie r to s a
p n o r i. En esta m edida, esto s en u n ciad o s están últim am en te fundam entados no ( fo r m a l^ ló g i
c a m e n te , sin o tras ce n d e n ta l-p r a g m á tic a m e n te» (ib id ., p. 2 1 ).
14. En una co n fere n cia p ron u n ciad a en la Universidad de V alencia en 1 9 8 8 , Apel se
ex p resa con claridad sob re este tem a del siguiente m od o: «Pueden co n sid erarse fundados
(en el sen tid o de una fun d am en tación últim a) a qu ellos prin cip ios que no pueden cu estio
narse sin in cu rrir en a u to co n tra d ic ció n realizativa y qu e por tan to tam p o co pueden funda
m entarse lóg icam en te sin in cu rrir en un círcu lo (p e t itio p r in c ip a )■ (A pel, 1 9 9 4 , p. 6 ).
300
LENGUAJE Y VALORES LA ÉTICA DISCURSIVA
15. A este resp ecto, un estu d io so de la ética discursiva co m o W . K uhlm ann escribe lo
sig u ien te: «I»..] quien se en cu en tra en un discu rso p rá ctico ya está siem pre con un pie en un
d iscu rso te ó ric o (de nivel su p erio r), y quien opera en un discurso te ó ric o está ya siem pre a
la vez in volucrado en un discu rso p ráctico » («A cerca de la fu n d am en tació n de la ética del
d iscu rso», en Apel, C o rtin a , De Zan y M ic h e lin i, 1 9 9 1 , pp. 120-1 .3 0 ).
301
HACIA UNA CRITICA DE LA RAZÓN LINGÜISTICA
16. Aunque n o es nuestra in ten ció n abundar en este tem a, sí nos p erm itim os rem itir a
o tro te x to p o sterio r de Apel en el que se extie n d e en una re flex ió n crítica sobre las c o n e x io
nes en tre ética com un icativa y u top ía, m atizan do m ucho m ás esta cu estió n . T ra s co n ced er
que la com unidad ideal de co m u n icació n puede fun cion ar tam bién — aunque no ex clu siv a
m en te— a la m anera de una idea regulativa al estilo k a n tia n o , exp lica lo que hay de -su p e
ración » del co n cep to de u topía en la acep tació n de la com unidad ideal de co m u n ica ció n :
«Esta “ su p eració n ”, en tan to co n se rv ació n y n eg ació n de la in ten ción u tóp ica , es, al m ism o
tiem p o, alg o m ás y alg o m en os que una u to p ia fi c c i o n a l: m ás, en la m edida en que supone no
sólo un orden social em p írico altern ativ o sin o , de acu erd o con la estru ctu ra form al, re a l
m ente el “ id eal" de una com un idad de co m u n icació n de personas co n igualdad de d e re
ch o s; m en o s, en la m edida en que n o esboza las co n d icio n es pragm áticas — por ejem p lo , de
los acu erd os sobre ord en am ien tos so ciales, lim itacio n es de tiem p o y de tem as, re p re sen ta
ció n de los in teresad os a través de qu ien es poseen d eterm inadas co m p eten cia s, e tc .— b a jo
302
LENGUAJE Y VALORES LA ÉTICA DISCURSIVA
las cu ales se podría im aginar la realización em p írica del id eal- (-¿ E s la ética de la com un idad
ideal de co m u n icació n una u top ía?», en Apel, 1 9 8 6 , p. 2 1 1 ).
17. -N ecesid ad , dificu ltad y posibilidad de una fun dam en tación filo só fica de la ética
en la era de la cien cia» , en Apel, 1 9 8 6 , p. 161.
18. -La ética del d iscu rso co m o ética de la respon sabilid ad. Una tra n sfo rm a ció n pos-
m etafísica de la etica de K an t», en Apel, 1 9 9 1 , p. 148.
.303
H A C IA UNA CRITICA DE LA R A Z Ó N LINGÜISTICA
19. Ib id ., p. í s 1.
20. E llo se da, según n u estro au to r, en ex p resio n es co m o las siguientes: 1) -A severo
que no rengo ninguna p retcn sió n de sen tid o »; 2) -A severo que n o teng o ninguna p rete n
sión de v erd a d -, por lo que d ice: -S o n éstas justam en te aquellas frases sobre p resu p o sic io n es
n ec e s a r ia s J e l a rg u m en ta r q u e u n o n o p u ed e n egar en ta n to arg u m en ta n te sin c a e r en au to c o n tr a -
d ic c ió n p r a g m á tic a y q u e p r ec isa m e n te p o r e llo u n o n o p u e d e fu n d a m en ta r (fo rm a l-)ló g ic a m en te
sin c ir c u lo v ic io s o (p e titio p rin cip ii)» (A pel, 1986, p, 21).
21. A pel, 1991, p. 158.
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22. IbiJ.
23. Ibid., p. 181.
2 4. Apel, 1 99 2 , p. 12.
2 5 . D esde p o sicion es d istin tas a la ética discu rsiva, co m o -la nueva retó rica» de la
escuela belg a, se ha lleg ad o tam bién a estab lecer algunas ex ig en cias — que podem os juzgar
de n aturaleza m oral— para el uso argu m en tativ o del len g u aje, co m o por ejem p lo la e x ig e n
cia de rech azo de la v iolencia (c í. I’erclm an y O lb rcc h ts-T y te c a , 1 9 8 8 , pp. 105-1 1 1 y pus-
sin t). In te rcalo esta cita de in terés: -P ara que haya arg u m en tació n , es n ecesa rio q u e, en un
m om en to dad o, se produzca una com unidad efectiv a de p erson as. Es p reciso que se esté de
acu erd o, an te to d o y en p rin cip io , en la form ació n de esa com un idad in telectu al y, después,
en el h ech o de d eb atir ju n to s una cu estión d eterm inada» (ib id ., p. 4 8 ).
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trasccn d cn t.il) n orm ativ o (ap o rtació n fallid a, por lo dem ás, en el caso de K ant) no co n siste
en to n ce s en la in feren cia de esas norm as — in feren cia in síp id a, según se acaba de v er— , sino
en el d escu b rim ien to de las mism as co m o n orm as ya siem pre n ecesariam en te reco n o cid a s,
aun cu and o sin un saber claro al respecto» (K uh lm an n , art. c it., en Apel, C o rtin a , De Zan y
M ic h clin i, 1 9 9 1 , p. 1 1 9 ).
27. So b re el carácte r tra scen d en ta l de la re flex ió n filo só fica , h crm cn éu tica m en te o rie n
tad a, n o están de acu erd o los dos aurores más rep resen tativ o s de la ética d iscu rsiv a, co m o
son Apel y H aberm as. Así, m ientras Apel d efiende una p o sición trascen den tal fu e rte , com o
la que h em os d estacad o , em p arentad a m ás d irectam en te co n la filo so fía de Kant — m ás
« filo só fica», podríam os d ecir— , H aberm as ha p referid o distan ciarse hacia p o sicio n es re la
cio n ad as con las cien cias del lenguaje — m ás -lin gü ística» y más en la línea de una «teoría de
la acció n co m u n icativ a»— , re co n o cie n d o , eso sí, el ca rá cte r lin gü ísticam en te m ediado de la
razón hum ana b ajo la d en om in ació n de «pragm ática universal». Una discu sión de los pun
to s de vista de Apel, ju n to con su propia p o sició n , puede verse en H aberm as: «¿Q u é s ig n ifi
ca pragm ática universal?», en H aberm as, 1 9 8 9 , pp. 2 9 9 -3 6 8 .
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2 9 . «1.a alternativa del disenso. En to rn o a la fun dam en tación ética de los derech os
h u m a n o s-, en M uguerza, 1 9 8 9 , p. 4 3 .
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30. En un te x to recien te sob re el tem a escrib e a m od o de co n clu sión : «Pero dado que
los co n flic to s reales rara vez se resuelven por m ed io de co n sen sos ideales y n o siem pre
podem os resolv erlos m ed iante los que no lo so n , lo que aqu ellas situ acio n es co n flictiv as
co n tribu y en a poner de relieve es la nada desdeñable im p ortan cia del d isen so de los in div i
duos para la vida d em ocrática y — aunque co m ú n m en te no sea re co n o cid a así— tam bién
para la ética com unicativa que pretende fundam entarla filosó ficam en te- («¿Una nueva aventura
del barón de M ü n ch h auscn ? V isita a la “com un idad de co m u n ica ció n " de K a rl-O tto A p el-,
en Apel, C o rtin a , De M an y M ic h e lin i, 1 9 9 1 , p. 1 6 2). De pasada añadirem os que n os gusta
ría en co n trarn o s en tre qu ienes apuestan por ese re co cim ien to po co -co m ú n -.
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ción del conflicto y del pacto, del disenso y del consenso, rezuman
do tal dinamismo en la pluralidad de discursos ideológicos, ex p re
sión más formalizada de intereses, valores y concepciones del mun
do. El lenguaje no va solo, pues aunque se sitúe en el nivel de lo
simbólico, está en.relación con el trabajo, con las diferentes prácti
cas humanas y su diferente evolución histórica.
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Por lo que se refiere a las lenguas que nos son más familiares y
en las que se ha forjado el pensamiento occidental, cuyo lejano tronco
común, co m o es sabido, es el indoeuropeo, podemos ver ya un cier
to tipo de análisis atendiendo a las propias categorías gramaticales
en que poder descomponer el discurso. Así, por ejemplo, los nom
bres revelarían la presencia de entidades de distinto tipo como o b je
tos o personas , por ejemplo, convertidos en sujetos de predicación.
Tales nombres hacen referencia tanto a entidades concretas com o
abstractas, pudiendo incluso singularizarse mediante la utilización
de nombres propios. Los calificativos muestran la presencia de cu a
lidades, propiedades, características, mientras que los verbos reve
lan la presencia de procesos, eventos, acciones. Las conjunciones,
las preposiciones y los adverbios nos hablan de las relaciones que
pueden establecerse entre las categorías anteriores. Categorías del
tipo de los deícticos muestran la presencia de sujetos que hacen una
emisión o son destinatarios de ella. Al tratarse de lenguas flexivas,
tal posibilidad nos permite dividir el tiem po o recoger la variedad y
m ultiplicidad de las cosas. ¿Y qué decir del léxico? Cubre el territo
rio de lo actualm ente expresable en una lengua.
Salvo que hagamos afirmaciones existenciales del tipo «x exis
te» o factuales com o «ahora hace calor», descripciones como «y es
un planta», juicios como «la astrología es pura superchería» o valo
raciones co m o «el fanatismo es deplorable», no hemos com prom e
tido epistémicamente nuestro uso del lenguaje. Ello lo ponemos en
práctica al hacer ciencia o filosofía, pero cuando, com o en el caso
del párrafo anterior, aceptamos lo que el lenguaje nos revela, única
mente hemos aceptado la categorización de la realidad que el mis
mo lenguaje, como paso previo, nos impone, lo cual supone un co m
promiso anterior al compromiso ontológico, com o es el compromiso
lingüístico. Ello no es irrelevante, pues introduce una cierta legali
dad en el manejo de nuestras posibilidades lingüísticas.
Esa legalidad se verá reforzada si pasamos al aspecto estricta
mente reglado del lenguaje co m o es la sintaxis. El puesto o el orden
de las distintas categorías lingüísticas y su combinación en el dis
curso no es de libre elección del usuario del lenguaje, aunque lo sea
el tipo de frase que pretenda construir. Cada lengua impone su pro
pio orden. Y el orden sintáctico está directamente entroncado con
las posibilidades del pensamiento.
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8 . Dialect¡ciclad d el lenguaje
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kParadojas s*
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9 .1 2 . El lenguaje es reticular.
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BIBLIOGRAFÍA *
* La fecha que figura detrás del n om bre del au tor co rresp o n d e a la de la ed ición qu e se
cita ; la fecha reseñada entre co rch etes detrás del títu lo rem ite a la fecha original de la ed ición .
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